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ÍNDICE GENERAL

Prólogo............................................................................................................................. XXiX

—I—
NOCIONES PRELIMINARES
Righi, Esteban
Derecho penal: parte general
la ed. - Buenos Aires : Lexis Nexis Argentina, 2008. 1. El derecho penal.......—..,........„....................„................-....................................—..... 1

608 p.; 23x16 cm.


I. Comportamientos criminales........................................................—....................... 1

ISBN 978.987-592-244-0 II. Remisiones a la ética sociai................................................................................ 1

III. La protección de bienes jurídicos................„...................................—........,.....,. 2

1. Derecho Penal. I. Titulo


IV. Los límites del derecho penal.............................................................................. 3
CDD 345
2. Evolución del pensamiento penal -..............„........................„..........-.......-..„.....—..... 3

I. Aristóteles........................................................................................................... 3

II. La teleologíaempirista .........,....—....-...........„.,......—.................,....................„.... 4

III. La Ilustración..............................—,.........„.......„.................................................. 5

ISBN: 978-987-592-244-0 IV. La visión kantiana.............................................................................................. 7

V.Hegel................................................................................................................... 9

© LEXISNEX!S ARGENTINA S.A.


VI. El pensamiento penal contemporáneo................................................................ II

Administración y redacción 3. Lacriminologfa........................„......—.—.............„...............................................,....., 12

Carlos Pellegrini 887, 3° piso L Teorías de la criminalidad.........->.......-................................................—...........„.... 13

TeL: (54-U) 5236-8800 - Fax.: (54-1 1) 5239-1881 íí. Teorías de la criminalización................................................................................ 14

III. Relaciones entre derecho penal y criminología................................................... 15

4. Principios fundamentales de política criminal.........—.......................„........................ 15


Ventas
Talcahuanc 494 - TeL: (54-11) 5235-0030 I. Seguridad jurídica y principio de legalidad.......................................................... 15

Lavalle 1280 - Tei.: (54-11) 5235-5430 II. Humanidad............................................................................................................. 16

Talcahuano 650 - Td.: (54-11) 5236-1044 III. Racionalidad................................................................................................... 17

Fax.: (54-11) 5239-1879


IV. Culpabilidad....................................................................................................... 18

info@lexisnexis .com-ar
Buenos Aires - Argentina 5. La codificación pena! argentina..........................................................................„..:... 20

I. El Código de Tejedor.............................................................................................. 20

II. El Proyecto de Villegas, Ugarrizay García...............................-....—................... 21

ffl. El Código Penal de 1886...................................................................................... 21

W- El Proyecto de 1891 ........................................................................................ 21


Hecho el depósito que establece la ley 11.723. Derechos reservados.
V. El Proyecto de 1906 ............................................................................................ 21
Impreso en la Argentina. Printed in Argentina.
VI, El Código Penal de 1921 ................................................................................ 21

VII. Evolución ulterior.....„„„.......................................„.,.........„............................. 22


270 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL ANTIJURIDICIDAD 271

una intervención que favorece a un tercero, no puede considerarse suficiente el 1) agresión ilegítima; 2) necesidad racional del medio empleado para impedirla
consentimiento prestado por los padres. o repelerla; y 3) en caso de que haya precedido provocación suficiente por parte
La legislación española exige que la extracción sea compatible con la vida del agredido, que no haya participado en ella el tercero defensor (art. 34, inc. 7°,
del donante y no disminuya gravemente su capacidad funcional, lo que supone CPen.).
mayor precisión que la fórmula utilizada en derecho argentino, que se limita a La expresión aquí utilizada es equivalente a legítima defensa que es la de-
requerir una estimación de que el trasplante razonablemente no causará un gra- nominación habitual con la que se alude a esta causa de justificación, siendo
ve perjuicio a la salud del dador. preferible para poner de manifiesto su carácter subsidiario, desde que sólo la
Debe exigirse que donante y receptor hayan sido previamente informados defensa es legítima si es necesaria 114.
de los riesgos tanto de la ablación como del implante, de las secuelas, la evo-
lución previsible y limitaciones resultantes. Ambos deben prestar su consenti-
II. Fundamento
miento, con la aclaración de que el del dador no puede ser sustituido ni comple-
mentado. Finalmente, se exige que existan perspectivas para conservar la vida La defensa necesaria reconoce un fundamento bidimensional, pues ni la
o mejorar la salud del receptor. Por su naturaleza, la indicación médica es un persona agredida (aspecto individual), ni el orden jurídico (aspecto social), de-
pronóstico que debe formularse ex ante y en función de una situación concreta. ben ceder frente a lo ilícito. En consecuencia, quien obra amparado por esta
Dado que los presupuestos de la justificación de una operación deben con- causa de justificación no sólo protege sus propios bienes jurídicos, sino que
currir en el momento en que el médico debe actuar, no pudiendo permanecer en además cumple una función de reafirmación del derecho 115.
suspenso hasta que transcurra el tiempo y se conozcan sucesos posteriores, la La idea de que la legítima defensa constituye la afirmación del derecho
indicación médica no puede depender de los resultados de la operación. Por tiene origen en Hegel, para quien siendo el delito la negación del derecho, la le-
ello, cualquier valoración ex post no debe considerarse decisiva 112. gítima defensa constituye la negación del delito 116. Como la negación de una
negación equivale a una afirmación, la legítima defensa es la afirmación del de-
recho (fundamento social), que se obtiene mediante la defensa de los bienes ju-
53. DEFENSA NECESARIA
rfdicos particulares (fundamento individual), razón por la cual —en princi-
I» Concepto pió— el agredido no está obligado a evitar la agresión por medios diversos a la
defensa, como, por ejemplo, huyendo 117.
Las reglas de derecho argentino que prevén esta causa de justificación
permiten apreciarla como la reacción necesaria y racional contra una agresión
inminente y no suficientemente provocada 113, noción que comprende: III. Principios fundamentales
A) La norma que prevé la impunidad del que obrare en defensa, propia o
A) Bienes defendibles
de sus derechos, siempre que concurran las siguientes circunstancias: 1) agre-
sión ilegítima; 2) necesidad racional del medio empleado para impedirla o re- Desde que la ley alude al que obrare en deí"ensa propia o de sus derechos
pelerla; y 3) falta de provocación suficiente por parte del que se defiende (art. (art. 34, inc. 6°, CPen.), como también en defensa de la persona o los derechos
34, inc. 6°, párr. 1°, CPen.); de otro (art. 34, inc. 7°, CPen.), no estableciendo ninguna limitación, todo bien
B) La presunción según la cual se entenderá que concurren estas circuns- jurídico es susceptible de ser defendido, siempre que se respeten las exigencias
tandas respecto de aquel que durante la noche rechazare el escalamiento o frac- de necesidad y proporcionalidad.
tura de los cercados, paredes o entradas de su casa, o departamento habitado o
• de sus dependencias, cualquiera que sea el daño ocasionado al agresor. Igual-
114

^
Cfr. BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit., p.359.
115
mente respecto de aquel que encontrare a un extraño dentro de su hogar, siem- Cfr. ROXIN, Política criminaly sistema..., cit., p. 57; Derecho penal..., cit, p. 608; JESCHECK,
Tratado..., cit., p. 302; MAURACH - ZIPF, Derecho penal..., cit, t. I, p. 438; BACIGALUPO, E., Dere-
pre que haya resistencia (art. 34, inc. 6°, párr. 2°, CPen.); y
cho penal..., cit, p. 359; RIGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit, p. 200; críücamente ZAFFARONI -
C) La regla que prevé la impunidad del que obrare en defensa de la per- ALAGIA - SLOKAR, Derecho penal..., cit., ps. 580 y ss.
sona o derechos de otro, siempre que concurran las siguientes circunstancias: Cfr. HEGEL, Principios..., cit., p. 180, § 93, donde dice que "la exposición real de que la vio-
lencia se destruye en su propio concepto, es que la violencia se elimina con la violencia. Por lo tanto,
en cuanto segunda violencia, que es eliminación de la primera, es legítima, no sólo en ciertas condi-
112 ciones sino necesariamente (la bastardilla es del original).
Cfr. LÜTTGER, Medicina..., cit, p. 119.
117
113 Cfr. RlGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit., ps. 199 y ss. Expresamente, BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit, p.359.
272 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL ANTUURIDICIDAD 273

Es que el requisito de necesidad racional del medio empleado para impe- po i21. Por ejemplo decae la justificación de la muerte del agresor cuando fue
dir o repeler la agresión (art. 34, inc. 6°, ap. b], CPen.), es una condición referida causada para defender la posesión de un bien de escasa importancia, debiendo
a la entidad de la agresión y no al bien jurídico que se preserva, pues alude a una aplicarse la regla correspondiente al exceso (art. 35, CPen.).
exigencia de proporcionalidad entre ataque y reacción, sin que importe restric-
don al catálogo de bienes.
C) Requisitos
Lo que no se admite es la defensa necesaria del Estado, salvo que se trate
de bienes jurídicos estatales que tengan carácter individual. Así, siendo factible La defensa necesaria es una causa de justificación prevista en el art 34,
la legítima defensa de la propiedad pública, no es admisible la defensa de bie- inc» 6°, CPen. (legítima defensa propia) e inc» 7°, CPen.'(legítima defensa de
nes jurídicos de la comunidad, pues ellos deben ser protegidos por los medios torceros), estando su ejercicio condicionado a que concurran los siguientes re-
institucionales previstos en la Constitución, como, por ejemplo, sucede en los quisitos: 1) agresión actual e ilegítima; 2) necesidad racional defmedio em-
casos de atentados a la seguridad de la Nación 118. pleado para impedirla o repelerla; y 3) falta de provocación suficiente por parte
Cuando no existe ningún particular que necesite protección, la defensa del que se defiende.
violenta por cualquier ciudadano de bienes de la comunidad causa más perjui-
ció que beneficio a la tutela de un orden social pacífico. Así, por ejemplo, sólo D) La agresión
se puede actuar en legítima defensa ante infracciones al deber de cuidado en el
te I La situación de legítima defensa se origina por una agresión, entendida

r
g», i tráfico de automotores, si con ello se ha puesto en peligro a otra persona ii9.
como la amenaza de lesión de un bien jurídicamente protegido, por una con-
También opera como defensa propia, cuando quien acompaña al que conduce
!lí:@l- ducta humana 122.
peligrosamente violando normas de tránsito, luego de advertir infructuosa-
mente al conductor, lo amenaza con un arma de niego para que detenga el vehículo

r
1) Amenaza de un ser humano
y le permita apearse 12°.
Como la situación de peligro se origina por la agresión de un ser humano,
no se puede invocar defensa necesaria ante ataques de animales, sino única°
Bll B) Distinción con el estado de necesidad
mente en la medida del estado de necesidad, aplicando las mismas reglas que
La defensa necesaria (art. 34, incs. 6° y 7°, CPen.) tiene en común con el es° corresponden a situaciones de peligro que son consecuencia de fuerzas natura-
•E':
tado de necesidad justificante (art. 34, inc. 3°, CPen.) que en ambos casos el autor les, como es el caso de un terremoto o un incendio (art. 34, incs. 2° y 3°, CPen.).

obra en situación de necesidad, pues los bienes jurídicos corren serio peligro de ser La situación es distinta cuando un hombre se sirve de un animal para una agre-
destruidos o al menos disminuidos. Sin embargo, mientras quien obra en estado de sion, como quien azuza a un perro contra una persona, pues el animal es instru-

necesidad justificante debe lesionar un bien jurídico de menor valor que el que pro- mentó del hombre agresor, por lo que matarlo es un daño (art. 183, CPen.) jusn
tificado por defensa necesaria (art. 34, mes. 6° y 7°, CPen.), igual que sucede
tege (art. 34, inc. 3°, CPen.), en la defensa necesaria no rige este principio, como
con la destrucción de cualquier medio agresivo 123.
consecuencia de que se justifica una lesión a un bien jurídico cuyo titular es au°
tor de una agresión antijundica (art. 34, incs. 6° y 7°, CPen.).
De todos modos, la distancia existente entre el bien lesionado y el prote- 2) Modalidades
gido por el acto defensivo no puede ser tan exagerada como para que resulte so-
Normalmente la agresión es un comportamiento comisivo doloso, pero
cialmente intolerante. Así, por ejemplo, aunque no debe negarse la defensa del
nada impide que asuma la modalidad de una omisión, ni que una persona sea
derecho de propiedad a costa de la vida del agresor, especialmente porque suele
estar implicada la persona e integridad física del agredido, corresponde negar
121 Cfr. BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit, p. 368; ZAFFARONI - ÁLAGIA - SLOKAR, Dere-
la justificación en casos que chocan con la conciencia jurídica de nuestro tiem- sil cho penal..., cit, p. 590.

Cfr. HIRSCH, "La antijuridicidad de la agresión como presupuesto de la legítima defensa", Nue-
vo Pensamiento Penal, año 6, nro. 13-14, trad. de Gladys Romero, Buenos Aires, 1977, ps. 15 y ss.;
118 Cfr. JESCHECK, Tratado..., cit., p. 305; WESSELS, Derecho penal..., cit, p. 95; STRATEN- WELZEL, Derecho penal alemán..., cit., p. 122; WESSELS, Derecho penal..., cit, p. 94; JESCHECK
WERTH, Derecho penal..., cit., p. 229; ROXIN, Derecho penal..., cit., p. 626; BACIGALUPO, E., De~ Tratado^, cit, p. 303; STRATENWERTH, Derecho penal..., cit, p. 229; ROXIN, Derecho penal..., cit,
r 'echo penal..., cit, p. 361. P. 611; BACIGALUPO, E, Derecho penal..., cit, p. 360; ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKÁR, Derecho
119 Cfr. ROXIN, Derecho penal..., cit-, p. 626. penal ., cit, p. 590; RlGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit, p. 203.
120 Expresamente, ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho penal..., cit, p. 591. 123 Cfr. ROXIN, Derecho penaL., cit., p. 611.
274 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL ANTUURIDICIDAD 275

agredida por un obrar culposo. Al menos en nuestro derecho no se puede negar (v) Consiguientemente, el reconocimiento del derecho de defensa ante la
•I
la defensa necesaria ante agresiones que no son cometidas con violencia, como agresión de un inimputable o un niño sería una solución a la que se podría llegar
Bií quien en defensa de su honor intercepta un líbelo calumnioso. exclusivamente desde un punto de vista unilateral, es decir, desde la preserva-
ción de los bienes del agredido. Pero lo adecuado, aun desde esta última pers-
pectiva, no es reconocer un derecho de defensa necesaria a quien es agredido
3) Inimputables y menores de edad
por un^niño o un inimputable, pues como la legítima defensa (art. 34, incs. 6°
(i) Como el autor de la agresión puede ser cualquier ser humano, lo que in- y 7°, CPen) no se rige por pautas de proporcionalidad resulta más drástica que
cluina a los inimputables y menores de edad ^\ se ha sostenido que en estos ca- el estado de necesidad (art. 34, incs. 2° m/mé? y 3°, CPen.).
sos la agresión no debe ser repelida, debiendo ser conjurada por otros medios. (vi) El reconocimiento del derecho de defensa necesaria debe ser consecuen-
Se argumenta que el acto de defensa no es necesario pues no se requiere la ra- cia de una agresión, expresión que debe ser entendida como algo más que un mo-
tificación del orden jurídico i25, como también que en esos casos el agredido vimiento corporal de la mera incumbencia de otra persona. Como pierde el dere-
debe eludir la agresión 126. cho a poner en juego sus intereses más allá de la medida de solidaridad mínima
(ü) Contra^este punto de vista se ha sostenido que es equivocada la idea de vigente en cualquier caso, el agresor no puede ser un niño o un inimputable. Con-
que eÍ prevalecimieiÍto del derecho no es necesario frente a conductas no cul- secuentemente, sólo ante acciones de adultos imputables es correcto aplicar el
pables m predicando que objetivamente el orden jurídico se debilita con el co- principio básico de que el derecho no tiene por qué ceder ante el injusto m.
mienzo de ejecución de cualquier acción que afecte bienes jurídicos cualquiera (vii) La existencia de una agresión confiere derecho de reaccionar al agredi-
sea la capacidad psíquica def agresor, con lo que concurriría el fundamento so- do. Para subsumirse en la regla que prevé la defensa necesana, el acto reactivo debe
cial de la legítima defensa. Esta solución es compartida por quienes, aunque dirigirse contra la misma persona que agrede (art 34, mes. 6° y 7°, CPen.)» Si la ac"
descartan ese fundamento objetivo, sostienen que no cabe rechazar la legítima don defensiva se dirige contra una persona distinta del agresor no procede invocar
defensa contra inimputables y niños 128. defensa necesaria, debiendo aplicarse las reglas del estado de necesidad (art 34,
(iii) Cuando el agresor es un niño o un inimputable, el reconocimiento del incs. 2° in fine y 3°, CPen.)132, la misma solución corresponde a los casos en que
derecho de defensa necesaria carece de fundamento social, pues aunque se pre- la amenaza de lesión al bien jurídico es consecuencia del comportamiento de una
dique su correspondencia con los principios de distribución normal de las car-
gas de un conflicto social, tanto el niño como el enajenado tendrían que aceptar a persona que por ser niño o inimputable no puede ser agresor.

una defensa por principio insolidana y desconsiderada como su triste e mme-

r
recido destino. Él reconocimiento de un derecho de defensa necesaria que no
4) Ilegitimidad
está regido por pautas de proporcionalidad (art. 34, incs. 6° y 7°, CPen.) repre- La regla que condiciona el ejercicio del derecho de legítima defensa a la
sentaría para esas personas un costo desproporcionado por tener la posibilidad
m de contacto social. Así, el derecho a la legítima defensa del agredido repre-
concurrencia de una agresión ilegítima (art. 34, inc. 6°, ap. a], CPen.) debe ser
entendida como equivalente a antijurídica.
i sentaría una mala fortuna para el agresor n9. Tradicionalmente se ha entendido que antijurídica es toda amenaza de le-

• (iv) Lo anterior no significa negar que existen situaciones en las que la reac- sión que el agredido no tiene el deber de tolerar i33, pero la doctrina contempoc

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ción es el único medio de que dispone el agredido para impedir o repeler el ataque.
Precisamente por ello, se-sostiene que no debe descartarse la defensa necesaria
para preservar el bien jurídico frente a la agresión de un mimputable o un niño, lo
ránea suele definir como ilegítima toda agresión no justificada n4. Estos crÍte-
nos no parecen ser divergentes, pues sólo deben ser toleradas las agresiones
que no suponen el ejercicio de causas de justificación i35.
BSI
Í8 que pondría de manifiesto el fundamento individual de la eximente 13°.
v&
131

»
Cfr. JAKOBS, Derecho penal..., cit., donde si bien exige, que el agresor sea culpable (p. 466),
124 Cfr. HIRSCH, "La antijuridicidad...", cit., p. 22.
a 125 Así, JESCHECK, Tratado..., cit., p.310.
aclara que una cuestión distinta es determinar quién soporta el riesgo del error sobre la naturaleza cul-
pable del ataque (p. 467).
•II 126 Cfr. STRATENWERTH, Derecho penal..., cit, p.230. 132
133
Cfr. RlGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit., p. 204.
127 Cfr. ROXIN, Derecho penal..., cit., p. 613. Cfr. ya en MEZGER, Edmund, Derecho penal..., cií., p. 169; STRATENWERTH, D^echo pe-
128 ASÍ, ZAFFARONI - ÁLAGIA - SLOKAR, Derecho penal..., cit, p.591. nal...,cit.,p. 142. ^

129 Expresamente JAKOBS, Derecho penal..., cit, p. 466. H 134 Cfr. WELZEL, Derecho penal alemán..., cit., p. 124; MAURACH, Tratado..., át, 1.1, p. 379.
130 Cfr. HIRSCH, "La antijuridicidad...", cit, p. 22; WESSELS, Derecho penal..., cit, p. 94; ZAFFA- Cfr. JAKOBS, Derecho penáis, cit, p. 463; ROXIN, Derecho penal..., cit., p. 615; BACIGALU-
RONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho penal..., cit, ps. 580 y ss. PO, E., Derecho penal..., cit., p. 364.
276 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL ANTUURIDICIDAD 277

De todos modos, es claro que no es necesario que se trate de un delito, ni caso el hurto no está consumado, pues para ello se requiere apoderamiento, que
siquiera que sea un acto típico, como tampoco que la conducta del agresor sea recién ocurre cuando la cosa ha salido de la esfera de custodia de la víctima (art
dolosa, por lo que debe admitirse legítima defensa contra comportamientos 162, CPen.).
realizados culposamente 136. Como todo acto posterior a la consumación no es ejercicio del derecho de
Se sostiene inclusive que la legítima defensa propia o de torceros (art. 34. defensa necesaria sino venganza, sólo cabe admitir la defensa posterior a la
incs. 6° y 7°, CPen.) puede ser ejercida contra amenazas de lesión mediante ac- consumación si se mantiene la lesión del bien jurídico, como sucede en los de-
clones no necesariamente contrarias al deber de cuidado, como cuando un con- litos permanentes. Así quedan justificadas por la legítima defensa (art. 34, inc.
ductor, al dar marcha atrás, está a punto de atropellar a un niño que juega y al 6°, CPen.) las lesiones y daños causados al secuestrador por la víctima, que los
que no puede ver137, solución que es objetada porque da lugar a soluciones in- causó en su lucha por recuperar la libertad (art. 170, CPen.).
congruentes al privilegiar al sujeto culpable frente al que obra con diligencia.
En consecuencia, la acción de quien sin poder evitarlo y pese a observar la di-
E) La defensa
ligencia debida crea una situación de peligro, no parece que deba ser neutrali"
zada mediante legítima defensa, siendo preferible aplicar las reglas del estado 1) Necesidad
de necesidad i38 (art. 34, incs. 2° in fine y 3°, CPen.).
Debe entenderse que necesaria es toda defensa idónea, que resulte la me-
nos lesiva de varias clases de defensa a disposición del agredido, y que no esté
5) Actualidad unida al riesgo inmediato de sufrir un daño 142, lo que significa:
(i) Que en primer lugar, la defensa debe ser idónea, es decir adecuada para
(i) Para el ejercicio de la defensa necesaria no se requiere que la agresión
' impedir o repeler la agresión.
haya comenzado a ejecutarse, pero es preciso que sea actual, sea porque es in-
(ii) En segundo lugar, el agredido debe usar el medio menos lesivo posi-
mediatamente inminente, está teniendo lugar o todavía prosigue 139.
ble, es decir, conforme a las circunstancias del caso concreto, del catálogo de
La regla admite que la defensa puede realizarse con la finalidad de impea
posibilidades que tiene para repeler el ataque el agredido debe escoger el que
dir el inicio de una agresión, o repeler una ya iniciada, por lo que la exigencia de
menos daño produce. Así, por ejemplo, quien mata a un anciano que intenta sal-
•II actualidad se verifica sin dificultades cuando se trata de un ataque ya iniciado, pero
no ocurre lo mismo cuando de lo que se trata es de impedir una agresión, pues
tar el portan de entrada de su casa, no puede invocar legítima defensa, porque
pudo excluirlo de su propiedad utilizando un medio menos lesivo.
mientras algunos sitúan el momento en la frontera de la tentativa, otros predican
Consiguientemente, como el derecho autoriza a realizar una acción lesi-
que es inminente un ataque cuando posteriormente no podría ser repelido.
va, en la medida en que haya sido la menos perjudicial para preservar bienes
No debe exigirse una total inmediatez temporal, como tampoco que la vo-
propios o ajenos 143, no se justifica repeler la agresión con un arma de fuego, si
Imitad del agresor resulte inequívoca, resultando preferible la fórmula que con-
el agredido pudo usar sus puños i44.
sidera que la agresión es inminente cuando el comienzo de ejecución depende
(iii) El principio según el cual se debe utilizar la alternativa menos lesiva, se
exclusivamente de la voluntad del agresor potencial. En otras palabras: se cumn
relativiza en función del hecho de que el agredido no tiene por qué correr ningún
pie la exigencia cuando el atacante puede decidir por sí mismo, y cuenta con los
riesgo. Así, no es exigible que se arriesgue a luchar con los puños, si no está seguro
medios necesarios para ejecutar el acto agresivo 14°.
de salir sin heridas; como tampoco a efectuar un disparo de advertencia, cuando
(ii) Decae el derecho de defensa necesaria cuando la agresión está ya con-
sea posible que no tenga éxito y ello motive que sea víctima de la agresión 145.
sumada. Aquellos que oponen el ejemplo de quien ejerce actos defensivos con-
(iv) Pero el requisito de que la defensa sea necesaria, no debe ser confunn
tra el ladrón que huye con la presa hurtada 141, no tienen en cuenta que en ese
dido con la exigencia de que resulte racional el medio empleado (art. 34, inc.

136 Cfr. WELZEL, Derecho penal alemán..., cit, p. 128; BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit,
142 Cfr. ROXIN, Derecho penal..., cit., p.628.
p. 361; JESCHECK, Tratado..., cit., p.306.
137 143 Cfr. WELZEL, Derecho penal alemán..., cit., p. 125; MAURACH, Tratar..., cit, t. I, p. 384;
Así, JESCHECK, Tratado..., cit., p. 306.
WESSELS, Derecho penal..., cit, p. 95; ROXIN, Derecho penal..., cit., p. 628^TRATENWERTH, De-
138
Cfr. ROXIN, Derecho penal..., cit, p. 616. recho penal..., cit, p. 233; BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit, p. 369rRÍGHI - FERNÁNDEZ, De-
139 ROXIN, Derecho penal..., cit., p. 618. recho penal, cit, p. 200.
140 Cfr. RIGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit., p. 205. 144 Cfr. ROXIN, Derecho penal..., cit., p. 629.
141 Así, MEZGER, Edmund, Tratado..., cit, 1.1, p. 457. 145 ROXIN, Derecho penal..., cit

?
278 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL ANTUURIDICIDAD 279
6°, ap. b], CPen.) por el agredido. Para la determinación de la necesidad de la innecesarios que lleva a cabo con medios proporcionales, (i) en el primer caso,
acción ejecutada resulta de utilidad el método hipotético°comparativo, que como la defensa era necesaria pero el autor no utilizó medios proporcionados,
consiste en analizar cuáles eran, según las particularidades del caso, las alter- se considera que el acto fue inicialmente justificado pero finalizó excedido, lo
nativas (incluyendo los medios) de que podía valerse el autor para repeler la que haría aplicable la regla del exceso que remite a la pena fijada para el delito
agresión 146. por culpa o impmdencia (art. 35, CPen.); (ii) según la opinión dominante, como
en el segundo supuesto la defensa no era necesaria, con lo que desde el princi-
2) Defensa necesaria y putatíva pió falta uno de los presupuestos de esta causa de justificación, se considera que
ni siquiera puede entenderse que hubo exceso, no resultando aplicable dicha regla.
Es evidente que un comportamiento apreciado como necesario en el mo-
mentó del hecho (ex ante), puede dejar de serlo en un análisis posterior (ex
post). Así, por ejemplo, decae la justificación si "A" ante la agresión de ÍÍB" le 4) Falta de provocación suficiente
dispara causándole la muerte, y luego se descubre que ÍÍB" portaba un arma des- En la defensa propia decae la justificación si medió provocación suficienc
cargada, pues no existía agresión que fuera necesario repeler. te por parte del que se defiende (art. 34, inc. 6°, ap. c], CPen.), situación que re-
Sin embargo, dado que esta circunstancia no era conocida por "A" en el mo- mite a todo acto del agredido que haya sido causa eficiente de la agresión. Se
mentó del hecho, corresponde aplicar las reglas relativas al error sobre la concu- elimina en este supuesto la autorización para la defensa ulterior, pues el orden
rrencia de una causa de justificación, que supone considerar la concurrencia de una jurídico no puede amparar a quien ha dado lugar a la situación que luego pre-
eximente putativa (art. 34, inc. 1°, CPen.) en el ámbito de la culpabilidad. tende invocar para justificar su conducta.
El fundamento de esta devaluación del derecho de defensa reside en que
3) Necesidad racional del medio empleado el provocador introdujo imputablemente a su bien jurídico en una situación de
conflicto, en la que, para solucionarlo, debe soportar, o en todo caso compartir,
La racionalidad de la defensa se vincula con la exigencia de proporciona- los perjuicios creados por el peligro que desencadenó su anterior injerencia 148.
lidad entre la conducta del agredido con relación a la del agresor. En este sen- (i) Como se entiende por provocación el acto que ha sido causa eficiente
tido debe considerarse que el medio empleado por el agredido ha sido racional, de la agresión, se debe exigir que el "provocado-agresor" haya tenido conocí"
siempre que haya sido proporcional a la potencialidad defensiva desplegada miento de su existencia, pues si actuó ignorando la provocación no puede afir-
por el agresor 147. marse que esa circunstancia dio lugar a la agresión.
BIBI Así, cuando el autor de la agresión ha usado medios de escasa entidad (ii) No es necesario que la provocación haya sido intencional, pudiendo
ofensiva, se exige que el agredido utilice procedimientos similares en su defen- deberse a negligencia del agredido, pero para excluir la legítima defensa debe
sa. Consiguientemente, un medio puede ser eficaz pero notoriamente despro- haber sido causa exclusiva de la agresión.
porcionado, por lo que cumple la exigencia de racionalidad cuando es adecúan (iii) Para que produzca el efecto de negar el derecho de defensa, la provoca-
do para impedir o repeler la agresión. don debe además haber sido suficiente, por lo que si ftie insignificante no decae el
No debe confundirse la relación que debe existir entre la entidad del acto derecho de legítima defensa. Debe entenderse suficiente la pro vocación que, conu
agresivo y el de defensa, con la proporcionalidad del daño causado por este úl- forme a las circunstancias particulares de ó^da caso, era previsible que generara
timo y el que habría generado la agresión. Tampoco debe confundirse la racio- ese efecto en el destinatario, sin que deban toínarse en cuenta las condiciones per-
nalidad del medio empleado con la necesidad de la defensa, exigencia común sánales del provocado, como, por ejemplo, uh^i exagerada sensibilidad.
a todas las causas de justificación, que alude a la opción menos lesiva entre las
alternativas de que dispone el agredido.
Hay situaciones en las cuales el acto de defensa por ser el menos lesivo ha F) Presunciones de legítima defensa
sido necesario, pero en su ejecución el autor utilizó medios desproporcionados; 1) Normas que prevén presunciones
pero también es posible la hipótesis inversa, cuando el agredido realiza actos
Existen en el derecho argentino dos supuestos que si bien prevén hipótesis
diferentes, se les adjudica idéntica solución:
146 Cfr. RIGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit., p. 202.
147 Cfr. BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit., p. 361; RIGHI - FERNÁNDEZ, Derecho penal, cit-,
p.206. 148 Cfr. JAKOBS, Derecho penal..., cit., p. 485.
280 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL ANTUURIDICIDAD 281

(i) En virtud de la primera regla, se presume el cumplimiento de los requi" no permite fundamentar, sin embargo, la virtual eliminación de responsabili-
sitos de la legítima defensa respecto de "aquel que durante la noche rechazare dad que en casos de errores evitables consagran estas normas (art. 34, inc. 6°,
el escalamiento o fractura de los cercados, paredes o entradas de su casa, o de- c], párr» 2°, CPen.), pues establecen una distribución de los riesgos del error se-
partamento habitado o de sus dependencias, cualquiera que sea el daño ocasio- namente cuestionable 153.
nado al agresor" (art. 34, inc. 6°, c], párr. 2°, CPen.), supuesto en el cual nece-
sanamente el daño debe haberse causado en el preciso momento en que esas
G) Defensa necesaria de torceros
circunstancias concurren.
(ii) La segunda norma encuentra fundamento en diferentes presupuestos La defensa necesaria de terceres está consagrada en la regla que prevé la
de hecho, pero consagra igualmente la presunción "respecto de aquel que en- impunidad del que obrare en defensa de la persona o derechos de otro, siempre
centrare aun extraño dentro de su hogar, siempre que haya resistencia" (art. 34, que mediare agresión ilegítima y necesidad racional del medio empleado para
inc» 6°, c], párr. 3°, CPen.), es decir que requiere acreditar que hubo resistencia impedirla o repelerla. En caso de que haya existido provocación suficiente por
del agresor. parte del agredido, se exige que el tercero defensor no haya particii
(art. 34, me. 7°, CPen.).
En consecuencia, la defensa de terceros es sustancialmente idéntica a la
2) Opinión dominante
propia, con la única diferencia de que se autoriza la ejecución del acto defen-
!ii
Como se ha considerado que esta regla no está referida a la legítima defensa, sivo, aunque haya mediado provocación suficiente por parte del agredido,
se interpreta que presume que ha existido un error inevitable sobre la concurrencia siempre que en ella no haya intervenido el tercero-defensor. Según la~opinión
de una causa de justificación 149, pero según la opinión dominante se trata de nor- dominante se justifica al tercero defensor aunque haya conocido que medió
mas que crean presunciones iurís tantum de que concurren los requisitos que con» agresión del agredido, siempre que haya sido ajeno a ésta i54.
dicionan esta causa de justificación. De acuerdo con este punto de vista, cuando se MÍ
haya verificado que el daño al agresor ñie causado en las circunstancias mencio-
54. ESTADO DE NECESIDAD
nadas, corresponde a la acusación (fiscal y/o querellante en su caso) acreditar que
el acusado no obró bajo el amparo de esta causa de justificación, con lo que el efec- I. Concepto
to de estas normas es invertir la carga de la pmeba 15°.
Como consecuencia de esa interpretación de la norma por la doctrina do" La consagración del estado de necesidad como causa de justificación en
minante (i) se debe apreciar que el derecho vigente consagra un derecho ilimi- los casos de colisión de bienes o intereses es consecuencia de la regla que
tado a la defensa de la morada, contra cualquier entrada indebida en ella o sus excluye la punibilidad del que "causare un mal por evitar otro mayor inmi-
dependencias; (ii) debido a que la presunción de agresión permite la defensa nente a que ha sido extraño" (art. 34, inc. 3°, CPen.), norma que prevé la si-
frente a personas que no pensaban atentar contra ningún bien jurídico (así quien tuación en que se encuentra una persona que para preservar un bien jurídico en
por equivocación ingresa en vivienda ajena), se consagra la justificación de su- peligro de ser destruido o disminuido/realiza un comportamiento típico que
puestos de error del que se defiende; y (iü) en los casos de error sobre los pre- lesiona o afecta otro bien jurídico, considerado menos valioso por el orden
supuestos de la justificación, se elimina la exigencia de evitabilidad del error jurídico.
para excluir la culpabilidad del autor 151. Corresponde aplicar la misma nolrma cuando se presenta un estado de ne-
Debe rechazarse la existencia de un deber de comprobar cuidadosamente cesidad no solamente por colisión de bienes, sino también de deberes, supuesto
las circunstancias justificantes 152, con lo que no es exigible una prolija verifi- en el que se imponen a una misma persona comportamientos contradictorios y
cación de la existencia de la agresión para reconocer el derecho de defensa. Ello excluyentes, de forma tal que el cumplimiento de un deber determina la infrac-
ción de otro 155. '

149 Así, BACIGALUPO, E., Lineamientos..., cit, p. 111.


150 Cfr. SOLER, Derecho penal argentino, cit, 11, p. 372; NÚÑEZ, Tratado..., cit, 1.1, ps.371 y
ss.; FONTÁN BALESTRA, Tratado..., cit, t. II, p. 157; JIMÉNEZDE ASÚA, Tratado..., cit., t IV, ps.256 153 Cfr. BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit, p. 365.
y ss.; La ley y el delito, cit., p. 299; ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho penaL-, cit, p. 601. Cfr SOLER, Derecho penal argentino, cit., t. I, p. 359; NÚÑEZ, Tratado..., cit., 1.1, p. 389; ZAF-
151 Cfr. BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit, p. 364. FARONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho penal..., cit., p. 599.
152 Cfr. JAKOBS, Derecho penal..., cit., p.435. 155 Cfr. BACIGALUPO, E., Derecho penal..., cit., p. 380.

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