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FORMACIÓN ÉTICA Y CIUDADANA

2do año - 2023

Profesores:

Cannistraro, Laureano
Fortunio, María Andrea
Mustafá Magalí
Real, María
PROGRAMA FEC II – CICLO LECTIVO 2023

Unidad I: “Estado y gobierno.”


El Estado y sus características. Construcción socio – histórica de los conceptos
de Estado y Nación. Tipos de Estados capitalistas: liberal, de bienestar y
neoliberal. Estados socialistas. Diferencias entre Estado y gobierno. Formas de
gobierno.

Unidad II: “La Democracia.”


La democracia como forma de gobierno: historia y características. Tipos de
representación democrática. Las reglas de la democracia. Estado de derecho y
Estados autoritarios. Los desafíos de la democracia.

Unidad III: “Constitución Nacional Argentina.”


Antecedentes históricos. Ley fundamental y Supremacía constitucional.
Reforma constitucional. Estructura de la Constitución Nacional. La forma de
gobierno de Argentina: representativa, republicana y federal. Declaraciones,
derechos y garantías. Los poderes del Estado.

Importante:

Este material de lectura y ejercitación reúne el contenido de la Segunda Unidad del


Programa de Estudio de la materia “Formación Ética y Ciudadana” de 2° año. Por ello, en
todas las clases deberá estar presente, ya que es el material básico obligatorio. Aquí, las y
los estudiantes harán marcas, comentarios y subrayados que enriquecerán el trabajo
realizado en clase y en la carpeta.

Además, la docente podrá solicitar y/o sugerir otros materiales y formas de práctica

(noticias, imágenes, videos, canciones, etc.) para complementar el abordaje de los

contenidos aquí indicados.


UNIDAD I

NACIÓN Y ESTADO
En la vida cotidiana es frecuente el uso indistinto de las palabras “Nación” y
“Estado” como si fueran sinónimos; pero ¿son lo mismo? La respuesta es que no. Y como
ambos conceptos son complejos de definir, a veces suelen confundirse sus significados.

Para llegar a una definición correcta de ambos términos nos conviene enumerar
los elementosque constituyen un estado y los que conforman una nación.

Todo estado tiene los siguientes elementos, que son necesarios para su
conformación:

1º La población que conforma el elemento humano del Estado;


2º El territorio, que es el espacio físico sobre el que se asienta la población y que está
compuesto por el espacio terrestre, por las aguas (mares, ríos, etc.) y por el espacio aéreo
del país;
3º El poder político organizado, es decir, el gobierno, que es el conjunto de personas,
instituciones y leyes que dirigen al país con poder soberano para lograr su fin primordial,
que es el desarrollo humano de la población.
4° El uso exclusivo de la fuerza legítima con el objeto de imponer y mantener un orden,
hacer cumplir las normas, prevenir delitos y castigar a quienes infringen la ley.
5° La soberanía, que es la facultad para mantener, por medios pacíficos o por la fuerza si
fuese necesario, el reconocimiento de un dominio indiscutido sobre un área delimitada
del mundo por parte de los restantes Estados de la comunidad internacional.

Entonces, luego de conocer cuáles son sus elementos, podemos decir que el
Estado es la institución que organiza y regula las relaciones entre los habitantes de un
territorio para asegurar la convivencia pacífica y que promueva el desarrollo del proyecto
de vida de cada individuo; también se encarga de establecer vínculos con otros Estados
y de solucionar conflictos en caso de que sea necesario.

Aquí tenemos que dejar una idea en claro: para que haya Estado no debe faltar
ninguno de los elementos que enumeramos. Y ello nos va a servir para trabajar el
concepto de Nación. Este término se refiere exclusivamente a la población (es decir, a la
gente, a las personas), que se encuentra unida por lazos de pertenencia, conformando
una identidad común. Esa identidad se construye porque la población comparte una
historia, una cultura y una lengua común que los hermana. Muchas veces hasta
comparte la misma religión, las mismas creencias y las mismas tradiciones.

Un elemento importante para que pueda constituirse una nación es que sus
miembros hayan tenido una historia y convivan el presente compartiendo una cultura
cuyas ideas, creencias y valores que desean ver perdurar en el futuro. En cambio, en la
Nación sí puede faltar el elemento territorio. Parece raro pensar en la existencia de una
Nación sin un territorio en donde las personas vivan, pero las hay. El ejemplo más
conocido es el de la Nación Judía, que durante casi 2000 años conservó sus rasgos
culturales y religiosos en todos los países donde se hallaran sus integrantes. El Pueblo
Judío tuvo siempre la característica de ser nómade y estar dispersado por muchas
regiones sin tener un territorio propio. Recién en 1948, una vez finalizada la Segunda
Guerra Mundial y por intervención de la ONU, Palestina -que se ubica en el continente
asiático- se partió en dos territorios que permitieron la conformación de dos Estados:
uno árabe -Palestina- y otro, judío -el Estado de Israel-

En general, la Nación y el Estado coinciden, es decir, los miembros de una


comunidad comparten la misma cultura, se asientan sobre el mismo territorio y cumplen
las mismas leyes bajo el mismo gobierno. Nuestro país es un claro ejemplo de esa
coincidencia, aunque el proceso por el que se llegó a la conjunción entre Nación y Estado
no fue lineal ni fácil, ya que estuvo marcado por enfrentamientos, procesos inmigratorios
y decisiones políticas internas e influencias externas que marcaron el camino de esa
identificación.

Los conceptos de nación y estado son construcciones socio-históricas, es decir,


que fueron creadas por los estudiosos de la Sociedad, de la Historia, de la Política y de la
Economía, entre otras ciencias sociales. No son conceptos vacíos, tienen una historia
y toda una teoría dentro suyo. Por ello, hay opiniones diversas acerca de si la Nación
surge antes o después de la conformación del Estado.

Algunos historiadores y sociólogos sostienen que la Nación es previa al Estado y


ello puede verse, en nuestra historia argentina, en los años cercanos a la Revolución de
Mayo, allá por 1810, cuando los criollos comenzaron a luchar para establecer un
gobierno propio y ello marcó el camino de nuestra independencia. Esos criollos que
tenían una unidad cultural, conformada por un largo proceso de convivencia,
comenzaron a desarrollar ideas vinculadas a la construcción de un Estado. Otra línea de
pensadores, en cambio, sostiene que es el surgimiento del Estado Argentino, en 1853,
con la sanción de la Constitución Nacional, cuando comienza a tomar forma la Nación, a
través del proyectopolítico, económico y jurídico que establece la Carta Magna.
¿Qué significa para cada uno de nosotros vivir dentro del Estado Argentino?
Vivir dentro del Estado significa que debemos respetar las leyes -dictadas por el
Gobierno- y que tienen el objetivo de regular nuestra vida en sociedad. Es el Gobierno, a
través de sus distintos órganos, el que se encarga de ordenar y dirigir las cuestiones
públicas. Y lo hace tomando las decisiones necesarias para mantener la unión y la
convivencia pacífica de todos los miembros de la sociedad y para lograr su desarrollo en
distintas etapas y ámbitos de la vida de las personas.

¡ACTIVIDADES!
1- Completemos el siguiente cuadro:

Diferencias
entre Estado y
Nación
Estado Nación

Elementos
imprescindibles
Elementos que pueden
faltar

2- Realicemos dos grupos de conceptos según se refieran al Estado Argentino o a la


NaciónArgentina:

TERRITORIO - CONSTITUCIÓN NACIONAL - CREENCIAS - HISTORIA - GOBIERNO -


INDEPENDENCIA - LEYES - TRADICIONES - POBLACIÓN - ORGANIZACIÓN - REVOLUCIÓN
DE MAYO - TRADICIONES - CULTURA - SOBERANÍA - FUERZA PÚBLICA
TIPOS DE ESTADOS
Los estudiosos sostienen que el Estado es un ordenador de la sociedad y un
medio paralograr un determinado fin, por ejemplo: promover el desarrollo humano de
la población.

Podemos hablar de dos grandes modelos o sistemas políticos, económicos,


sociales y culturales que determinan el nacimiento de un tipo u otro de Estado. Así,
reconocemos el Sistema Capitalista y el Sistema Socialista, cuyas diferencias se basan en
los aspectos económicos y políticos, principalmente.

El Capitalismo es un sistema que se basa en la propiedad privada de los medios


de producción y la acumulación del capital como una vía hacia la riqueza de las naciones.
Es decir, quienes hacen funcionar la Economía son los empresarios y los dueños de la
tierra puesto que sonlos que tienen la materia prima y los recursos para producir. Este
modelo propone que el Estado no intervenga en el mercado y que la oferta y la demanda
regulen la Economía. Este modelo promueve la competencia y la desigualdad entre los
distintos grupos o clases sociales: quienes más tienen -por tener los recursos
productivos- y los que menos tienen -los que deben trabajar para los empresarios y
terratenientes.

Por su parte, el Socialismo es un sistema que promueve la propiedad social y


comunitaria de los medios de producción. Es decir, sostiene que el Estado debe ser
dueño de los recursos y medios de producción. Y los trabajadores -la clase obrera- deben
administrarlos con el fin de construir una sociedad en la que impere la igualdad en la
repartición de recursos y oportunidades.

La gran distinción entre estos dos sistemas apunta, antes que nada, al modelo de
funcionamiento económico y al rol del Estado en el mismo. Mientras que los capitalistas
defienden la libertad económica plena, dejando que sea el mercado quien determine las
necesidades de producción y consumo, y por lo tanto hacia dónde fluyen las riquezas, los
socialistas prefieren una economía intervenida y controlada por el Estado, que actuaría
como entidad guardiana para evitar la desigualdad social.

El Estado-Nación, del que venimos hablando desde párrafos anteriores, surge -a


partir de los Siglos XVII y XVIII- en el marco del Sistema Capitalista. Siempre dentro de
ese modelo, adopta distintas formas que se relacionan con diversos contextos
históricos, políticos, económicos y culturales.
Desde su origen, cuando el poder se concentró en manos del Rey, el Estado se
fue modificando de acuerdo con los cambios sociales, políticos y económicos que se
sucedieron. Así, a lo largo del tiempo, fue adoptando distintas funciones y formas de
organizarse.

Dentro de lo que se conoce como Estados Capitalistas, se pueden distinguir


tres grandes tipos: el LIBERAL, el de BIENESTAR (también llamado Estado Benefactor) y
el NEOLIBERAL. Para hacer esta clasificación, se tiene en cuenta el vínculo entre el ámbito
público (lo que es de todos y es afectado por las políticas estatales) y el ámbito privado
o de la sociedad civil (es decir, el ámbito de las relaciones privadas, donde se persiguen
intereses particulares; por ejemplo, la familia, empresas privadas).

Según sean las relaciones entre estos ámbitos, se define el tipo de Estado.
Entonces, encontramos:

ESTADO LIBERAL. Este tipo de Estado se remonta a Inglaterra entre los siglos XVII
y XVIII (es decir, entre los años 1600 y 1700 d.C.), en clara oposición a los regímenes
absolutistas. Es decir, nació para combatir el poder absoluto y sin límites de los
gobernantes. Los pilares básicos de este tipo de Estado fueron la libertad individual,
política y económica.

El Estado Liberal se identifica con el régimen capitalista y pretende restringir al


máximo los poderes del Estado sobre la sociedad civil y defiende, siempre, los derechos
civiles, políticos y económicos de los ciudadanos frente al accionar o abusos del Estado.

En el aspecto económico, el Estado Liberal busca generar las condiciones


necesarias para que los individuos persigan sus intereses de acuerdo a las reglas del
mercado, es decir, de la competencia económica y del libre mercado. En este sentido, la
función del Estado no es intervenir enlas relaciones de los particulares sino proteger la
libertad.

A diferencia del Absolutismo -donde el poder de los gobernantes se da sin límites


ni justificación-, el Estado Liberal se enmarca en la ley escrita -la Constitución- que
establece claramente qué funciones debe cumplir el Estado y cuáles son los límites a su
poder. De este modo, las acciones del Estado están controladas por la Ley. Un Estado
Liberal se ocupa de las áreas de interés común, como la salud, la defensa y la educación
y remueve obstáculos para el libre funcionamiento de la economía y el mercado. A fines
del Siglo XIX (1800 d.C.) y principios del Siglo XX (1900 d.C.) comenzó una etapa
democrática que instauró la división de poderes, la periodicidad de los mandatos de los
gobernantes y la soberanía del pueblo para elegirlos y dictar las leyes.

Poco a poco y gracias a las luchas entabladas por diversos movimientos sociales
en reclamo de sus derechos, se fue logrando instalar la democracia como forma de
gobierno. En combinación con los valores de la tradición democrática, los Estados
comenzaron a contemplar la implementación del sufragio universal y del sistema
representativo, como los mecanismos de participación popular más convenientes para
controlar al poder político. Es sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial (1939
– 1945), cuando se pone en marcha en los países occidentales un sistema de solidaridad
social que apunta a corregir las injusticias del “capitalismo espontáneo” (que
promulgaba el liberalismo), y en el cual el Estado será paulatinamente considerado como
responsable del progreso social de la población: es la idea del “Estado de bienestar” o
“Estado benefactor”, que veremos a continuación.

ESTADO DE BIENESTAR. Como grandes acontecimientos que marcan la aparición


de este tipo de Estado no podemos dejar de recordar la Crisis de 1930 y la ya mencionada
Segunda Guerra Mundial, que afectan por ejemplo las exportaciones. De este modo, al
tener que reemplazar los productos importados, se incrementó la industrialización y, en
consecuencia, aumentó el número de trabajadores industriales. Este sector, que creció
de manera sostenida, planteó nuevas demandas en términos de derechos y de consumo.
El Estado desplegó, entonces, dos nuevas funciones: regular el mercado de trabajo y
mediar en las relaciones entre trabajadores y empleadores, con el objetivo de asegurar
el disfrute de los derechos sociales y proveer servicios públicos y producción de materias
estratégicas, como combustible y acero.

Este tipo de Estado busca garantizar estándares mínimos de ingresos,


alimentación, salud, habitación, educación a todo ciudadano como derecho político y no
como beneficencia. Lo que caracteriza a este tipo de Estado es justamente el hecho de
que su intervención directa sea vista como un derecho de los ciudadanos para mejorar
su nivel de vida. El modelo que implementa el Estado de Bienestar se basa en una
economía mixta, esto quiere decir que existe un libre mercado pero regulado por el
Estado, una política liberal (respecto de las libertades y derechos individuales) y un sector
de bienestar social que apunta, sobre todo, a garantizar desde el Estado el cumplimiento
de derechos económicos-sociales, conocidos como de segunda generación (trabajo,
educación, etc.)
ESTADO NEOLIBERAL. Tanto en Argentina como en el resto del mundo occidental,
hacia mediados de la década de 1970, el Estado Intervencionista entró en un período de
agotamiento, es decir, en crisis. Los gastos del Estado para afrontar las políticas sociales
eran mayores que sus ingresos, y los sectores más ricos criticaban el excesivo pago de
impuestos requeridos para el sostenimiento del Estado. Así, los países endeudados e
imposibilitados de financiar los costos, iniciaron un proceso de reformas neoliberales,
que propiciaron la vuelta a los principios del Liberalismo postulando que el Estado debía
restringir sus funciones al máximo, abandonar los ámbitos de planificación económica,
privatizar las empresas estatales y reducir el gasto público.

En nuestro país, el Estado no logró controlar su funcionamiento y abandonó su


rol de árbitro ymediador en los conflictos laborales, por eso las condiciones de trabajo y
de contratación se volvieronmás precarias. En Argentina, el primer intento de reforma
neoliberal fue llevado a cabo por la Dictadura, que tomó el gobierno en 1976: impulsó la
privatización y la desregulación de las actividades económicas argumentando que toda
intervención estatal producía distorsiones y efectos negativos. Durante la presidencia de
Carlos Saúl Menem (1989 - 1999) se completó la reforma hacia un Estado Neoliberal. Se
privatizaron empresas estatales y se favoreció la apertura económica hacia los mercados
externos con gran perjuicio para la soberanía estatal, la situación de la industrianacional
y de los trabajadores. Esta década de reformas drásticas dejó graves consecuencias que
culminaron en una serie de estallidos sociales en diciembre de 2001, durante la
Presidencia de Fernando de la Rúa (1999 – 2001).

¡ACTIVIDAD!

A- Indiquemos si las proposiciones son Verdaderas o Falsas:

1) En el Liberalismo, la función del Estado es intervenir en las relaciones de los


particulares .……

2) En el Estado de Bienestar, la función más importante es la de respetar las


libertades y los derechos individuales. …….
3) El Neoliberalismo es recordado por la privatización (venta) de las empresas
estatales de luz, agua, gas y telefonía …….
4) La principal característica del Liberalismo es la presencia de la Ley escrita, que
establece los derechos y obligaciones de los ciudadanos y de los gobernantes.
……..
B- Completemos el cuadro:

TIPO DE ESTADO ROL EN RELACIÓN A LA ECONOMÍA

Liberal

Benefactor

Neoliberal

DIFERENCIA ENTRE GOBIERNO Y ESTADO

Desde el principio del apunte venimos hablando del Estado; como verán es una
noción muy importante. Para la mayoría de las personas, hablar de Estado y de Gobierno
es lo mismo. Aunque similares, tienen significados diferentes. Vamos a analizar ambos
términos.

Ya dijimos que el Estado es la institución que organiza y regula las relaciones entre
los habitantes de un territorio para asegurar la convivencia pacífica y que promueve el
desarrollo del proyecto de vida de cada individuo; encargándose, también, de establecer
vínculos con otros Estadosy de solucionar conflictos en caso de que sea necesario.

De esta manera, el Estado se refiere a una forma de organización social,


económica, política y cultural de un determinado pueblo asentado en un territorio
específico. Por ello, decimos que es un concepto inmutable o fijo, es decir, que no cambia
ni se renueva.

Desde el punto de vista político y jurídico, esta noción afirma -también- una
forma de soberanía y de coerción sobre el territorio y sobre la población,
respectivamente. Porque el Estado noreconoce ninguna fuerza superior a él sobre su
espacio territorial -sea aéreo, terrestre o marítimo- y se reserva para sí mismo el uso de
la fuerza. Es decir, es quien puede juzgar y sancionar a aquellos individuos que no
cumplen las leyes.

El Gobierno, en cambio, es un concepto de carácter temporal, no es fijo ni


inmutable. Se lo define como el conjunto de autoridades o gobernantes que
gestiona las instituciones del Estado en camino al interés o bienestar general.
La palabra “gobierno” proviene del griego y significa “pilotear un barco”. Ya
Platón -uno de los filósofos más importantes de la Historia- decía que el Gobierno es el
piloto de la nave y debe llevarla a buen puerto. El gobierno, entonces, es el conjunto de
autoridades que conducen al Estado -la nave-y lo dirigen de acuerdo a su programa de
gobierno. En general, el Gobierno está conformado por órganos integrados -a su vez- por
funcionarios elegidos por el Pueblo/Nación y por haber transitado la carrera de la
Administración Pública.

En nuestro país, los órganos de gobierno son tres: el Poder Ejecutivo, el Poder
Legislativo y elPoder Judicial, que conforman la República -una de nuestras formas de
gobierno-.

Ahora veamos cuales son algunas de las formas de gobierno más importantes,
según el filósofo Aristóteles, que -en el Siglo IV a.C.- distinguía las puras de las impuras.

Las formas puras son:

● la Monarquía (gobierno de uno solo): en la que el cargo supremo es


unipersonal, vitalicio y hereditario. El gobernante es el monarca o rey.
● La Aristocracia (gobierno de los mejores): en la que el poder está en manos de
un grupo de personas que por su prestigio, posición económica o nivel de
conocimiento creen ser los más calificados para gobernar, es decir, los mejores
● La Democracia (gobierno del pueblo): en la que el poder reside en los
ciudadanos que gobiernan a través de sus representantes, elegidos a través del
voto.

Las formas impuras son:

● La Demagogia (gobierno de la muchedumbre): es la deformación de la


Democracia y se da cuando el poder lo tiene la masa, dejándose llevar por los
sentimientos y no por la razón.
● La Oligarquía (gobierno de pocos): es la deformación de la Aristocracia, ya
que quienes gobiernan han llegado al poder por ser dueños de propiedades o
por el dinero que tienen.
● La Tiranía (gobierno por la fuerza): es la deformación de la Monarquía y se
da cuando el gobernante -uno solo, no un grupo- toma decisiones
basándose en el uso del poder de manera ilimitada y absoluta.
¡A TRABAJAR!

1- En el juego del ajedrez, las fichas representan a los integrantes de una corte real,
desde los peones o sirvientes hasta llegar a las figuras dominantes del rey y la reina,
quienes deben ser protegidos, porque su muerte significa el fin de la partida. También
en los mazos de cartas francesas, encontramos representadas las imágenes reales de
reinas y reyes, mientras que en las barajas españolas, no hay reinas pero sí la figura del
rey, que es la más importante.

¿Qué frase se dice para anunciar que se está a punto de derrotar al rey en el ajedrez?
¿Qué significa? ¿A qué forma de gobierno hacen referencia los juegos de cartas?

2- Vamos a aplicar lo que aprendimos sobre formas de gobierno… En el cuadro,


completamos las ideas que faltan:

FORMAS DE GOBIERNO SEGÚN ARISTÓTELES

Formas puras Formas impuras

Finalidad del Gobierno Bien común/interés general Bien propio/interés personal

Cantidad de personas en el Gobierno

Una persona

Un sector o grupo

El pueblo
UNIDAD II

¿QUÉ ES LA DEMOCRACIA?

Democracia es una palabra de origen griego, que significa “gobierno del pueblo”. A
lo largo de la historia, y según haya sido el momento y las circunstancias, el término varió
en su contenido. Hoy, hay un acuerdo en que esta forma de gobierno se apoya en cuatro
pilares fundamentales: la igualdad ante la ley, la libertad, la participación en la toma de
decisiones y el respeto por los otros.

Existen distintas definiciones de democracia. Veamos algunas de ellas:

- El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.


- Una forma de gobierno basada en la libre elección de los gobernantes por los
ciudadanos.
- Un sistema que garantiza los derechos y las garantías que establecen las normas
jurídicas.
- Una práctica basada en la tolerancia, el respeto de las diferencias, la convivencia, el
diálogo y los acuerdos.
- Un sistema que trata de realizar los intereses de las mayorías, pero que respeta los
de las minorías.
- Un régimen que compromete al conjunto de la sociedad a la hora de tomar
decisiones que la afectan.

Las distintas definiciones de democracia se refieren tanto a las formas de gobierno


como a las maneras de convivencia social. Éstas últimas son las que convierten la
democracia en un “estilo vida" y en una “cultura”.

La cultura democrática promueve el respeto por otras opiniones y, a la vez, una


lucha franca contra todo lo que limita a la democracia. Además, reconoce que la igualdad
social no es ajena a la democracia.

Analistas políticos de todo el mundo coinciden en señalar que, en muchos países, la


democracia ha triunfado como sistema político preferido por la mayoría. La democracia es
considerada valiosa, y los sistemas de gobierno no democráticos suelen ser cuestionados.
Sin embargo, esta valoración positiva de la democracia va de la mano de un creciente grado
de desinterés por los asuntos políticos. Los ciudadanos se sienten alejados de los procesos
políticos y de la clase política. Es decir, mucha gente no siente que los que gobiernan,
quienes toman decisiones sobre el rumbo de las cuestiones públicas, realmente los
representen; no creen en ellos ni en las ideas y acciones que llevan adelante. De este modo,
la democracia se vuelve débil por falta de una verdadera cultura democrática, porque no
hay forma de que exista un gobierno fuerte si el pueblo no cree en él y lo sostiene, lo
defiende, en su vida cotidiana.

¿CUÁLES SON LOS ORÍGENES DE LA DEMOCRACIA?

La democracia tiene su origen en la antigua Grecia aproximadamente en el siglo VI


a.C., en las polis, que eran estados políticamente independientes. Ello significa que los
ciudadanos de esos Estados tomaban decisiones para procurarse el bienestar general. La
particularidad de estas polis era que en ellas no todos eran considerados ciudadanos; por
lo tanto, no todos eran considerados aptos para tomar decisiones que hacían a la
organización política y jurídica del Estado. En ese sentido, los menores de edad, las mujeres,
los extranjeros y los esclavos no eran considerados ciudadanos. Por ello, el concepto de
democracia, si bien implicaba un poder de decisión por parte del pueblo, no era ejercido
efectivamente por la mayoría de las personas.

La democracia griega, sobre todo la de Atenas, fue un sistema de avanzada para la


época. Si bien admitía pocos ciudadanos, era muy valorada porque era una forma de
gobierno que permitía la toma de decisiones de manera directa por los ciudadanos. Es decir,
cada uno de ellos exponía por igual y directamente sus ideas e iniciativas. Paradójicamente,
a medida que se fue extendiendo la categoría de ciudadanía a hombres, mujeres, ricos y
pobres, la democracia se convirtió en un sistema en el que el pueblo estaba cada vez más
lejos de los lugares de decisión, porque dejó de ser directa -por la cantidad de ciudadanos-
para ser indirecta (a través del sistema de la representación)

Aquí es fundamental hacer una referencia al concepto de ciudadanía, ya que es una


categoría muy importante a la hora de pensar la democracia. En la antigua Grecia, esta
categoría era muy restrictiva: no cualquier persona era ciudadano y, por ende, no todos
podían participar en la toma de decisiones sobre los asuntos políticos.

En la Edad Media, en Europa, como el poder estaba en manos de los señores


feudales, la mayoría de las personas no tenían derechos políticos. No eran ciudadanos, eran
súbditos, que debían obedecer al soberano.

Con la Modernidad, sobre todo en la época de las grandes revoluciones burguesas


de los siglos XVII y XVIII -que limitaron el poder de los nobles y lo señores feudales e instalar
la idea de igualdad civil y la libertad política-, los ciudadanos comenzaron a ser pensados
como miembros de una sociedad y como sujetos iguales en derechos y deberes. La
ampliación de la categoría de ciudadanía consolidó la noción de que por cada ciudadano
hay un voto, y ese voto se transforma en una toma de decisiones respecto de quienes
gobiernan.

El concepto de ciudadanía siguió evolucionando mientras se consolidaron los


estados modernos. Desde hace décadas, cuando se hace referencia a los ciudadanos,
generalmente se alude a las personas mayores de 18 años que pueden ejercer sus derechos
políticos. Pero, luego de las profundas crisis del 2001 y agravadas por la pandemia de Covid-
19, el concepto de ciudadanía ha adquirido una dimensión más grande: no solo incluye el
concepto político sino que debe abarcar el social. Entonces, la ciudadanía incluye a todos
los miembros del Estado que tienen derechos civiles (igualdad ante la ley, libertad
individual, libertad de pensamiento, etc.), derechos políticos (posibilidad real de elegir a los
gobernantes y de manifestar sus ideas, expectativas e intereses) y derechos económicos,
sociales y culturales (ligados a la posibilidad de desarrollar una vida digna, asegurando el
acceso a una vivienda digna, a servicios de salud, a educación y a la protección de la infancia
y la vejez, entre otros.)

TIPOS DE DEMOCRACIA

Como ya leímos en los primeros párrafos, la democracia es una forma de gobierno


y un estilo de vida que se asocia a la participación de los ciudadanos en las cuestiones
públicas. También vimos que, a lo largo de la Historia, quienes podían tomar decisiones
tenían diversos grados de participación y derechos. Ello originó varios tipos de democracia:

- Democracia directa: este tipo de democracia se basa en un mecanismo por el cual


cada una de las personas que forma parte de una comunidad puede exponer por
igual y directamente sus propuestas, iniciativas y puntos de vista. En este sistema,
todos los ciudadanos participan directamente en la toma de decisiones políticas y
cada uno de ellos se representa a sí mismo en igualdad de derechos con respecto a
los otros ciudadanos.

Este sistema democrático se basa en la existencia de reuniones asamblearias, es


decir, reuniones participativas o asambleas generales en las que todos los
involucrados por un determinado asunto o miembros de una determinada
organización deliberan y deciden sobre sobre todos aspectos que conciernen a la
organización.
En esas asambleas se llega a una decisión por consenso y si no hay acuerdo se
procede a la votación de las propuestas. En algunos casos, la votación se decide por
mayoría simple (por pluralidad de votos de los presentes); en otros, se exige mayoría
absoluta (la mayoría del total de los miembros) . Ello tiene que ver con la cantidad
de votos necesarios para adoptar una decisión.

La elección directa supone que las decisiones tomadas en asamblea son soberanas
pues reflejan la voluntad de los miembros. Y, por lógica, quienes están en
desacuerdo deben adoptar la decisión de la mayoría.

- Democracia indirecta o representativa: esta forma de democracia se basa en la


delegación de poder que hace el pueblo respecto de su soberanía para decidir. Es
decir, el pueblo le otorga -a través del voto, en elecciones libres- a los gobernantes
la potestad de tomar decisiones en su nombre y representación.

- Democracia semidirecta o participativa: es un tipo de democracia en la que los


ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones políticas sin
llegar a tener los mecanismos de la democracia directa.

Consiste en dar a los ciudadanos instituciones que tomen en cuenta su capacidad de


asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las
decisiones públicas. En la actualidad, se manifiesta usualmente por medio de
referendos o plebiscitos que los representantes o gobernantes elaboran para
consultar a la ciudadanía cuestiones vinculadas al interés general. También, los
ciudadanos tienen la posibilidad de presentar proyectos de ley a los poderes
legislativos para que sean considerados. Estos mecanismos o instituciones de
participación ciudadana tienen en cuenta la opinión y posibilidad de expresión de
las minorías.

Veamos con más detalle algunas de estas formas de democracia semidirecta:

- Iniciativa popular: es el instrumento por el cual un determinado porcentaje de


ciudadanos puede exigir que una propuesta legislativa sea tratada en forma
obligatoria y dentro de un plazo determinado por el órgano legislativo
correspondiente.
- Referéndum: es el derecho de la ciudadanía a decidir sobre una ley sancionada por
el poder legislativo, la cual se somete a votación popular para su aprobación final o
rechazo.

- Consulta popular o plebiscito: son consultas convocadas por los gobernantes para
que el pueblo se exprese sobre la gestión de gobierno, asuntos de política pública o
algún aspecto del régimen político (ejemplo, la necesidad de reformas en la
Constitución Nacional).

- Revocatoria de mandato: es un procedimiento mediante el cual los votantes pueden


destituir al ocupante de un cargo público antes de que venza el periodo para el que
fue elegido. El proceso contempla dos etapas: a) la presentación de firmas de una
cierta cantidad de electores para que se trate la revocatoria; b) la posterior consulta
a todos los electores para decidir si el funcionario continúa o no en el cargo.

PROFUNDIZAMOS…
Actividad:
1) ¿Qué diferencias encuentras entre el referéndum y la consulta popular?
2) Investiga: a) ¿qué formas de democracia semidirecta contempla nuestra
Constitución Nacional?
b) ¿cuáles formas de democracia semidirecta han tenido lugar en la
historia de nuestro país?

LA DEMOCRACIA EN ARGENTINA

Según la Constitución Nacional, la democracia en nuestro país es representativa e


indirecta. Esta forma se ve en el artículo 22, que establece que el pueblo no delibera
directamente, sino que lo hace a través de sus gobernantes, elegidos por medio del voto
popular en elecciones libres.

A pesar de reconocer la democracia indirecta, nuestra Constitución -en la reforma


que sufrió en el año 1994- introdujo nuevos derechos y garantías que establecen
instituciones de la democracia semidirecta, como son la consulta popular y la iniciativa
popular.
Así, el artículo 39 establece que todos los ciudadanos tienen el derecho de iniciativa
para presentar proyectos de ley en la Cámara de Diputados y que el Congreso debe tratarlos
dentro del término de doce meses. Específicamente, como condición de validez, esos
proyectos deben contar con el aval del 1,5% del padrón electoral utilizado para la última
elección de diputados nacionales. Los proyectos presentados por iniciativa popular pueden
tratar sobre cualquier tema excepto los que se refieren a la reforma de la Constitución, de
Tratados Internacionales de Derechos Humanos, de tributos, de presupuesto y del Derecho
Penal.

El artículo 40 de la Carta Magna, especifica que el Congreso puede someter a


consulta popular un proyecto de ley y que, si el pueblo aprueba ese proyecto, se convierte
automáticamente en ley. También se puede convocar a una consulta popular no vinculante,
que pide la opinión del pueblo pero no obliga a sus representantes a tratar el proyecto. En
ese caso, el voto no es obligatorio.

DEMOCRACIA FORMAL Y DEMOCRACIA MATERIAL

Más allá de entender a la democracia como una forma de gobierno en la que el


pueblo es el protagonista y en relación a él se construye una cultura basada en la tolerancia,
el respeto de los derechos y las diferencias, la convivencia, el diálogo y los acuerdos, es
fundamental reconocer que -como todo sistema- puede tener distintos niveles o planos de
ejecución:

El plano formal o procedimental pone énfasis en los aspectos de procedimiento de


la democracia, como por ejemplo: el sistema de elección de los representantes, la rotación
periódica de los gobernantes, el respeto por los mecanismos institucionales que establecen
los deberes y límites en las potestades de quienes gobiernan.

Este aspecto se interesa por la participación formal de los ciudadanos, que se limita
casi exclusivamente a la elección de las autoridades. Para que esa participación formal sea
democrática, debe cumplir algunas condiciones:
- las elecciones deben desarrollarse con regularidad, y las autoridades no son
elegidas para siempre; los ciudadanos tienen derecho a renovarlas a través del
voto cada cierto periodo de tiempo; por ejemplo: cada cuatro año, diputados; y
cada seis, senadores.
- tienen que cumplimentarse garantías de libertad política. Es decir, los partidos
políticos deben dar a conocer sus propuestas, y los ciudadanos tienen que estar
suficientemente informados para poder elegir.

Si bien es muy importante garantizar los procedimientos democráticos, esto por sí


solo no garantiza el bienestar, los derechos y la participación activa de la sociedad. La
democracia, en este plano, se limita a los aspectos procedimentales; y ello define una
“democracia mínima” o democracia de baja intensidad”

El plano sustantivo o material va más allá de los procedimientos, pues pretende


desarrollar la esencia misma de la democracia, que consiste en la participación activa y
directa de los ciudadanos. Además,se preocupa por garantizar un nivel de vida digna -para
todos los ciudadanos- que haga posible el ejercicio real de la ciudadanía. De este modo,
atiende aspectos relacionados con lo social, lo económico y lo cultural. Sin desatender su
dimensión procedimental, la democracia sustantiva no limita el ejercicio ciudadano a la
emisión periódica del voto. Es una democracia en sentido fuerte porque entiende que
garantizar la autonomía de los ciudadanos no es sólo ofrecerles la posibilidad de votar o de
presentar proyectos de ley en el Congreso, sino también asegurarles la satisfacción de sus
necesidades básicas (salud, educación, seguridad y alimentación y vivienda) para promover
condiciones de vida digna.

La democracia material conecta la política con la vida cotidiana, con las necesidades
de la población y con la posibilidad del ejercicio de los derechos, y sirve para contrarrestar
las visiones más individualistas de la política, dando lugar a una “democracia de alta
intensidad”.

LAS REGLAS DE LA DEMOCRACIA

Para que un gobierno pueda llamarse democrático y que, por extensión, aporte al
estilo de vida democrático, debe cumplir con la mayor parte de las siguientes “normas
universales de procedimientos”:

1. Debe existir respeto por las libertades individuales, sobre todo por las de expresión, de
locomoción, de disposición de la propiedad y de asociación.

2. Regla de la soberanía popular: Hemos dicho si bien el poder reside originariamente en el


pueblo, este no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes, elegidos por el
voto. Por ello, todos los ciudadanos que hayan alcanzado la mayoría de edad deben poder
elegir -sin distinción de raza, de religión, de ingresos ni de sexo- a sus gobernantes a través
del sufragio, que, en todos los casos, valdrá uno.

3. Regla de la competencia: En las elecciones, debe haber posibilidad de elegir como mínimo
entre dos listas; es decir, debe haber alternativas reales de elección.

4. Regla de la mayoría: Se debe tener en cuenta el principio de mayoría numérica para la


toma de decisiones sobre asuntos públicos; y esto requiere de debates para poder llegar a
acuerdos.

5. Regla de la minoría: Ninguna decisión tomada por la mayoría debe limitar los derechos
de la minoría, sino que debe garantizarse que estas puedan expresarse, organizarse
políticamente y que sean respetadas.

6. Periodicidad de los mandatos: los cargos públicos deben estar limitados en el tiempo para
evitar la perpetuación en el poder de algún individuo o grupo.

7. Regla de la legalidad: Implica que las personas que ocupan cargos públicos ajusten su
conductas y sus decisiones a las leyes.

8. Regla de control: La democracia implica la superación del poder arbitrario, por eso existe
la división de poderes entre el órgano legislativo, ejecutivo y judicial que tienen funciones
específicas y a su vez se controlan mutuamente.

Las reglas que hemos mencionado permiten instalar una democracia formal. Sin
embargo, para que exista una democracia material, además de cumplirse esas normas, el
Estado debe favorecer igualdad de oportunidades para el desarrollo del proyecto de vida
de cada ciudadano, con la posibilidad de ejercer los derechos humanos que le permitan
satisfacer sus necesidades básicas.

Esa igualdad no debe ser solamente jurídica sino también debe observarse en la
realidad: una democracia que no permita acceder a la igualdad en los ámbitos de los
derechos económicos, sociales, culturales y medioambientales se queda a mitad de
camino. Lo ideal es, entonces, un gobierno “del pueblo” y “para el pueblo”, que combine la
democracia formal con la sustancial.
EL ESTADO DE DERECHO

En la Unidad I estudiamos al Estado en sus distintos aspectos y formas de desarrollo.


Debe quedar claro que el Estado es una condición básica para la democracia ya que es la
instancia más importante donde pueden exigirse y hacerse respetar los derechos humanos
civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y de los pueblos.

Justamente, es el Estado el que está obligado a respetar, cumplir y garantizar el


ejercicio real de los derechos de la población. Es que las violaciones a los derechos humanos
se producen por acciones del Estado; estas pueden ser en forma directa (a través de
diversas instituciones públicas o funcionarios estatales) o en forma indirecta (por medio de
personas que cuentan con la protección del Estado). Pero el Estado puede violar los
derechos humanos de un modo más sutil, por ejemplo, al omitir las prestaciones de las que
debe hacerse cargo, o también al excluir a determinados grupos o sectores de la sociedad
y marginarlos en sus derechos.

Es responsabilidad del Estado garantizar el ejercicio de las libertades individuales,


pero, además, debe asegurar las prestaciones indispensables para satisfacer las
necesidades básicas de la población: trabajo, alimentación, vestimenta, vivienda,
educación, salud, cultura, ocio y esparcimiento; en fin, todo lo que hace a la seguridad
social. El Estado también es responsable de la preservación del medio ambiente y de
defender el patrimonio histórico y cultural de los pueblos, sobre todo, el de los originarios.

Cuando los poderes públicos se comprometen a respetar y a hacer respetar las


normas jurídicas vigentes, asegurando el ejercicio de los derechos individuales; cuando
favorecen políticas públicas que dignifiquen la condición de vida de la sociedad y cuando
son los mismos funcionarios -quienes acatando el ordenamiento jurídico- limitan su poder
y potestades, se dice que vivimos en un Estado de Derecho. Aquí, la democracia
participativa y sustantiva adquiere especial se manifiesta en toda su dimensión.

LOS ESTADOS ANTIDEMOCRÁTICOS

Ya en la Unidad I trabajamos sobre la clasificación de las formas de gobierno de


Aristoteles, quien estableció las formas puras e impuras; las primeras son las formas ideales,
las virtuosas y las segundas, su deformación, las que tienen que presentan excesos o
falencias en el ejercicio del poder.
Para la forma democrática de gobierno -entendida como el gobierno del pueblo-, el
filósofo estableció a la demagogia y a la autocracia como formas corruptas.

La demagogia es definida como el conjunto de acciones políticas que tienen


intenciones de manipular al pueblo, incluyendo ideologías, concesiones, halagos y
promesas que muy probablemente no se van a realizar, incluso con omisiones y con
información incompleta, pretendiendo sólo la conquista del poder político a través de
conseguir el apoyo y el favor de la ciudadanía. Esta deformación de la democracia no
importa formas violentas en la conquista o en el ejercicio del poder, al menos en apariencia,
involucra, más bien, una cuestión moral y ética.

La autocracia, como forma de gobierno que no se basa en principios democráticos,


tiende a sostener principios autoritarios y a negar la participación del pueblo en las
decisiones que involucran a la cosa pública.

Dentro del modelo autocrático o autoritario, la dictadura es la forma de gobierno


deformada de la democracia. La dictadura es, entonces, un gobierno que prescinde del
ordenamiento jurídico y de la legislación vigente para ejercer, sin ningún tipo de oposición,
la autoridad de un país. Al acceder al poder, ya sea por vía democrática o mediante un golpe
de Estado, el dictador suele formar un gobierno de facto donde no existe la división de
poderes y se impide que la oposición llegue al gobierno por medios institucionales (se
suspenden las elecciones y se prohíben los partidos políticos, por ejemplo).

Uno de los recursos utilizados por la dictadura para imponerse es la violencia y los
abusos de autoridad. Los ciudadanos terminan obedeciendo al gobernante por temor a ser
humillados, torturados, despojados de sus bienes o, incluso, asesinados; de este modo, se
mantiene la hegemonía de las ideas dictatoriales, a través del miedo y la extorsión.

Otro modelo autocrático o autoritario, diferente a la dictadura y más extremo, es el


régimen totalitario, que se caracteriza por el gobierno de un partido único que se apodera
de todas las instituciones del Estado, liderado por un líder carismático y perverso, a quien
se le rinde culto por su personalidad, y cuyo discurso siempre promete la creación de “un
hombre nuevo” capaz de crear una “sociedad perfecta”. Por supuesto, para lograr
semejante utopía se debe contar con la obediencia total de todos los miembros de la
sociedad y para eso se utiliza la propaganda, la privación de toda libertad y la represión
violenta como política de Estado.

La dictadura se diferencia del totalitarismo, más allá de compartir los métodos


violentos de acceso y conservación en el poder, porque la primera tiende a agotarse cuando
el dictador es depuesto o fallece; en cambio, el totalitarismo suele extenderse en el tiempo
y trasciende la figura del líder dado que es el partido único quien ejerce el poder.
A lo largo de nuestra historia, sobre todo en Europa, se sucedieron sistemas
totalitarios. El fascismo, el nazismo, el estalinismo y los fundamentalismos religiosos son
claros ejemplos de totalitarismos.

El fascismo es un forma de gobierno totalitaria que surgió en Europa en el periodo


de entreguerras (1918-1939) y cuyo ideólogo fue Benito Mussolini, un dictador italiano que
ocupó el cargo de primer ministro entre 1922 y 1943. Su gobierno se caracterizó por el
nacionalismo, la censura y la propaganda estatal, el militarismo y el anticomunismo.

El fascismo como sistema político buscó instaurar el corporativismo, es decir, que el


poder no pertenecía al pueblo sino que estaba en manos de corporaciones. El fascismo es
totalitario, esto es, el Estado encarnado en un líder carismático, ejerce el poder sin
restricciones y tiene una fuerte influencia sobre los sectores económicos. En este régimen,
las ideas del gobierno se difunden mediante un eficaz sistema de propaganda, un
nacionalismo que fomenta la violencia contra aquellos que se oponen al sistema.

El nazismo, al igual que el fascismo, es una forma de gobierno totalitaria del periodo
de entreguerras. Su líder, Adolf Hitler, fue un político y militar austriaco que gobernó de
manera dictatorial en Alemania entre 1933 y 1945. Durante su gobierno, llamado el Tercer
Reich (imperio), Alemania invadió Polonia y otros países europeos, lo que provocó el inicio
de la Segunda Guerra Mundial y la polarización de los apoyos y enfrentamientos a esas
invasiones. Durante esta guerra, su gobierno perpetró el Holocausto, nombre que recibe el
mayor genocidio cometido contra millones de judíos, negros, gitanos y esclavos. Este
genocidio estuvo basado en la teoría de la superioridad de la raza aria, una división y
valoración mítica de los grupos humanos que dio lugar al antisemitismo, que duró décadas
en revertirse.

El estalinismo es una forma totalitaria de gobierno en la que Josef Stalin fue el líder;
su objetivo era convertir a la Unión Soviética en una potencia mundial. Para ello, entendió
que debía concentrar todos los ámbitos de ejercicio del poder, desde lo político a lo
económico, pasando por lo social. En ese sentido, Stalin concentró el poder ejecutivo,
legislativo y judicial bajo su control, en contra de las normas establecidas y puso en
funcionamiento el comunismo, que es una idea económica basada en la propiedad
comunitaria de los medios y recursos de producción.

Desde lo político, anuló las diferencias y el debate, instauró un sistema de


pensamiento único, estableció la obediencia debida y acrítica de los militares y estableció
un centralismo burocrático, es decir, redujo todo funcionario político a empleado estatal,
totalmente obediente al régimen.
Los fundamentalismos religiosos son corrientes que promueven la interpretación
literal de un texto “fundamental” -por ejemplo, el Corán, la Biblia o la Torah- como
autoridad máxima, ante la que ninguna otra autoridad puede invocarse, y que debería
imponerse sobre las leyes de la sociedades democráticas. Muchas veces se asocia el
fundamentalismo religioso al islamico, pero se pueden hallar ideas fundamentalistas en la
mayoría de los grupos religiosos o en las corrientes tradicionalistas que rechazan las ideas
de la Modernidad, algunas de ellas asociadas a la democracia.

LOS DESAFÍOS Y DEUDAS PENDIENTES DE LA DEMOCRACIA ARGENTINA


por Ariana Reano, investigadora del CONICET y docente de la UNGS.

Desde 1983, la cuestión de la democracia viene siendo un tema recurrente en el


debate político de nuestra Argentina contemporánea. Primero, el desafío pasó por
conquistarla a través de elecciones libres que permitieran construir un régimen político
capaz de garantizar un piso mínimo de derechos y libertades civiles y políticas. Sin embargo,
ya desde aquellos años (re)fundacionales, el desafío pasaba también por construir una
democracia capaz de cambiar las condiciones de miseria, de desigualdad de derechos y
oportunidades que azotaban al país. No era otro el sentido de la célebre frase de Raúl
Alfonsín cuando anunciaba que “con la democracia se come, se cura y se educa”.

Pocos años después, el reto pasó a ser la consolidación de la democracia. Frente a


la aún vigente amenaza de retorno a un pasado autoritario-dictatorial, garantizar el pasaje
de mando de un presidente elegido por el voto popular a otro en las mismas condiciones,
no parecía una conquista menor. En este sentido, el tránsito de la década del ’80 a la del ‘90
había marcado la refundación de la democracia política.

Pero no menos cierto es que estos mismos años estuvieron marcados por el
agotamiento de los modelos tradicionales de articulación entre la economía y el Estado. La
crisis económica -signada por la hiperinflación y el crecimiento de la deuda externa- se
solapó con la crisis política que generó las condiciones para la rápida diseminación de un
discurso asociado al ajuste, a las privatizaciones y a la reforma del Estado como las
soluciones frente a aquella “crisis galopante” y que, años más tarde y luego del fracaso de
las recetas neoliberales, mostró su cara más cruel.

La “crisis de 2001” no sólo mostró que la democracia no había logrado mejorar las
condiciones de desigualdad, exclusión y marginalidad, sino que tampoco se trataba de un
régimen político consolidado: la renuncia de De la Rúa, la sucesión de cinco presidentes no
elegidos por mandato popular y la proliferación de la consigna “que se vayan todos, que no
quede ni uno solo” son muestras contundentes de esa fragilidad.

Nuevos tiempos para la política se iniciaron en nuestro país des-de 2003 a partir de
los gobiernos de Néstor Kirchner, primero, y de Cristina Fernández de Kirchner, después.
Hubo muy pocos politólogos contemporáneos que se animaron a pensar al kirchnerismo
como un proceso de democratización sostenido en la conquista y ampliación de derechos
(civiles, sociales, educativos, previsionales, etc.). Pero lo cierto es que la democracia no fue
un tema de debate público durante el kirchnerismo. No se discutieron sus desafíos y sus
cuentas pendientes; no se dio esa “batalla cultural”. Su consolidación, en términos
institucionales, aparecía como un dato incuestionable y quizá por eso buena parte de los
análisis políticos se dedicaron más bien a analizar el anti-republicanismo de la gestión K,
asociándolo al carácter peyorativamente populista de los liderazgos y modos de conducción
política.

La presidencia de Mauricio Macri constituyó una novedad para las democracias del
cono sur que, después de haber vivido un ciclo de gobiernos progresistas, sufrieron, casi en
simultáneo, una embestida por parte de la derecha que, en más de un caso, logró terminar
con gobiernos elegidos por el voto soberano e instalarse en el poder. En Argentina, en
cambio, la Alianza Cambiemos asumió la conducción política luego de ganar legítimamente
las elecciones (las presidenciales primero, las legislativas después). La democracia como
régimen político parecía estar garantizada, la democracia como proceso tendiente a
mejorar las condiciones socio-económicas de vida del pueblo, seguía en la lista de los
pendientes.

Los cuatro años de experiencia macrista volvieron a poner en debate el sentido de


la democracia: ¿puede la derecha ser democrática en nuestro país? ¿Es suficiente decir que
el de Macri fue un gobierno democrático tan solo porque ganó las elecciones? Allí se abre
un desafío por disputar una mirada hegemónica que piensa a la democracia como sinónimo
de un procedimiento de selección de una élite gobernante. ¿Implica esto subestimar a las
elecciones? No, significa no convertirlas en la esencia de la democracia o el parámetro
mínimo desde el cual evaluar cuán democrático es un gobierno.

Quizá entonces este es el momento de retomar una pregunta que continúa abierta
desde los años de la transición y es ¿qué democracia queremos construir en Argentina? Y
aunque resulte paradójico en tiempos electorales, tal vez sea el momento de cuestionar y
poner en duda el sentido de la democracia, de politizar el debate y, de asumir que la
democracia es “índice de un problema”. Para el gobierno de Alberto Fernández, el mayor
problema, y a la vez el desafío, es lograr que una Argentina más justa e igualitaria deje de
ser una deuda pendiente de nuestra democracia.

Más allá del análisis expuesto, está claro que la democracia argentina está débil,
frágil. La «crisis de la democracia» parece formar parte del sentido común de nuestra época:
desacople entre representantes y representados, erosión de los partidos políticos, fake
news, emergencia de nuevos autoritarios con apoyo popular, pobreza, desigualdad en la
distribución de recursos, violencia, corrupción, etc. Pero, al mismo tiempo, también hay
intentos de fortalecer la participación ciudadana, luchas por una mayor igualdad de género
y diversas propuestas para (re)pensar la representación, y esos temas son un buen
comienzo para empezar a fortalecer la democracia.
UNIDAD III

CONSTITUCIÓN NACIONAL

CONCEPTO
Es la ley fundamental que rige nuestro país, garantiza los derechos y libertades de
las personas, regula la organización y el ejercicio de los poderes del Estado y se la considera
la ley suprema porque las demás leyes deben respetar sus lineamientos.

FUNCIONES
Nuestra Ley Fundamental organiza políticamente al Estado, es decir, determina la
forma de gobierno; fija los límites del poder de los gobernantes (determinando sus
atribuciones, lo que evita el abuso de la autoridad en perjuicio de las instituciones
republicanas y de los ciudadanos); y reconoce los derechos y garantías de los gobernados.

HISTORIA
La Constitución Nacional fue aprobada por una asamblea constituyente integrada
por representantes de trece provincias, hecha en la ciudad de Santa Fe, en el año 1853. El
propósito de la Constitución de 1853 fue poner fin al ciclo de las guerras civiles y sentar las
bases de la «unión nacional» mediante un régimen republicano y federal. Antes de esta
Constitución hubo dos intentos constituyentes: en 1819 y 1826, que no prosperaron por
carecer de consenso entre las provincias. Con posterioridad y finalmente, en 1860, otras
diez provincias y Buenos Aires –luego de un arduo proceso de integración- consolidaron la
unión nacional a través del texto definitivo.

El texto ha sido reformado varias veces, estando vigente la redacción resultante de


la reforma de 1994. En varias oportunidades el orden constitucional fue dejado sin efecto
por golpes de Estado, el último de los cuales impuso una dictadura que se mantuvo en el
poder hasta el 10 de diciembre de 1983 y que resultó en el quiebre del orden constitucional
más grave de nuestra historia.
ESTRUCTURA
Nuestra Constitución se estructura en un Preámbulo y dos partes. La primera parte
está dedicada a expresar las declaraciones políticas que hacen a la organización del Estado
y a enunciar los derechos y garantías de la población. La segunda parte se refiere a las
autoridades (nacionales y provinciales) que ejercen el poder.

Primera Parte Segunda Parte


Artículos 1 al 43 Artículos 44 al 129
P
R
Declaraciones, Derechos y Autoridades de la Nación
E
Garantías
A
M
B Capítulo I: “Declaraciones, Gobierno Federal: Gobiernos Provinciales:
U Derechos y Garantías”
 Poder Ejecutivo  Poderes Ejecutivos
L
Capítulo II: “Nuevos Derechos Nacional; Provinciales;
O
y Garantías”  Poder Legislativo  Poderes Legislativos
Nacional; y Provinciales; y
 Poder Judicial  Poder Judicial de cada
Nacional Provincia.

Preámbulo: es la introducción al texto de nuestra Ley Fundamental; es una especie


de plan o programa que revela el propósito ideológico y los objetivos de la Constitución
Nacional. A pesar de su gran valor interpretativo, ya que es la herramienta que permite
esclarecer el sentido de las normas constitucionales en caso de duda o ambigüedad, no es
una norma propiamente dicha.

Primera Parte: está compuesta por dos capítulos.


 El Primer Capítulo enuncia “Declaraciones, Derechos y Garantías”
 El Segundo Capítulo trata los “Nuevos Derechos y Garantías”
Cuando la Constitución Nacional, dentro del Primer Capítulo, se refiere a las
“Declaraciones” hace referencia a la forma que gobierno que adopta. Es decir, la Carta
Magna, en el artículo 1, declara que nuestra forma de gobierno es:
 Representativa;
 Republicana; y
 Federal.

La forma de gobierno democrática representativa indica que el gobierno reside en


el pueblo, son los ciudadanos los que eligen a sus representantes mediante el sufragio.
Ninguno de los habitantes puede, por sí mismo, presentar proyectos de ley en el Congreso,
sino que lo hace por medio de los Diputados o Senadores, que son quienes están facultados
para proponer las leyes. Este sistema está contemplado en el artículo 22 de la Constitución,
que establece “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes”

La forma de gobierno republicana es aquella que reúne las siguientes características:


 Igualdad de los habitantes ante la ley;
 Elección popular de los gobernantes;
 Periodicidad de los gobernantes;
 División de poderes; y
 Responsabilidad de los funcionarios públicos.

El principio más importante de la República es la igualdad de los habitantes ante la


ley, es decir, el respeto a la persona humana que niega cualquier tipo de discriminación, por
sexo, color de piel, religión u otros motivos. Se trata, junto a la libertad, de uno de los pilares
del sistema democrático.

El concepto de elección popular de los gobernantes se refiere al ejercicio del derecho


del voto inherente a los ciudadanos, como responsables de la formación del gobierno.
Señalar la periodicidad de los gobernantes equivale a decir que los representantes elegidos
por el pueblo no conservan el poder en forma vitalicia, es decir, de por vida, sino que
permanecen en sus cargos por periodos determinados en la Constitución.

La división de poderes, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, obedece a la concepción


de que, si todo el poder político estuviese concentrado en una sola persona, esta podría
cometer abusos de autoridad que perjudicarían a los habitantes.
En el sistema republicano, los funcionarios no son omnipotentes, esto significa que
ninguno de ellos tiene poder ilimitado durante su mandato; todos tienen el deber de rendir
cuentas de sus actos de gobierno ante otros funcionarios y ante la población.

Es la forma republicana de gobierno la que se opone a la forma monárquica de


gobierno. El siguiente cuadro muestra sus diferencias:

Características: Forma Republicana Forma Monárquica


¿Quién le da el poder a El pueblo, que elige a sus Dios. El rey justifica su poder a
los gobernantes? gobernantes en través del poder divino.
elecciones.
¿Cómo llegan los A través de elecciones en A través de la descendencia. Será
gobernantes a ocupar las que son votados por la nuevo rey el primer hijo varón del
sus cargos? población. rey que se encuentra gobernando.
¿Cuánto duran en sus Los funcionarios duran El rey dura toda la vida en su
funciones? períodos determinados en cargo.
sus cargos.
¿Cómo se organiza el El poder se encuentra El poder se concentra todo en
poder? repartido, es decir, existe manos del rey, no se lo distribuye.
división de poderes.
¿Los actos de gobiernos Sí, los ciudadanos deben No, el rey tiene plena disposición
deben publicarse? saber en qué se gasta su del dinero de sus súbditos.
dinero.

La forma de gobierno federal es aquella en la que el poder se ejerce en todo el


territorio de la Nación en dos niveles: un gobierno central para todo el país y diversos
gobiernos locales, que corresponden a cada provincia. El sistema federal establece que cada
provincia es autónoma, es decir, se gobierna a sí misma y tiene facultad para dictarse sus
propias normas, siempre que no contradigan a la Constitución Nacional.

La reforma constitucional de 1994 introdujo, al texto de la Carta Magna, una figura


novedosa para nuestro sistema: el Ministerio Público, que es un órgano independiente del
Gobierno Federal y que tiene por función promover la actuación de la Justicia en defensa de
la legalidad y de los intereses generales de la sociedad, en coordinación con las demás
autoridades de la República. De la definición dada se entiende que el Ministerio Público no
pertenece puntualmente a ninguno de los poderes de gobierno, sino que su ámbito de
incumbencia está circunscripto a la defensa de los intereses comunes. Está integrado por el
Procurador General de la Nación y por el Defensor General de la Nación.

También, dentro del Primer Capítulo, encontramos los “Deberes y Derechos” de la


población. Nuestra Constitución reconoce una amplia variedad y cantidad de derechos a
toda la población; y si la población goza de derechos, es lógico que también tenga deberes
que cumplir. Entre las obligaciones que deben cumplir todos los habitantes encontramos
los siguientes:
 Respetar los símbolos patrios;
 Respetar las autoridades;
 Cumplir las leyes;
 Pagar los impuestos; y
 Votar en las elecciones.
Sin lugar a dudas, lo fundamental de la Primera Parte de la Constitución es la
enunciación de los derechos y garantías con que cuenta la población. Un derecho es la
posibilidad que tiene una persona de hacer algo o de dejar de hacerlo, siempre que su
conducta no viole las leyes ni la Constitución. Nuestra Carta Magna consagra tres grandes
grupos de derechos:

Derechos Estos derechos los tienen los ciudadanos, sin


Derechos de Civiles: distinción de razas, edad, religión, sexo,
Primera nacionalidad o ideas políticas. Imponen al Estado la
Generación: obligación de respetar ciertas libertades
fundamentales a cada uno de los ciudadanos.
Son los que
Entre otros, podemos citar: el derecho al trabajo y
corresponden a
al ejercicio de toda industria lícita; el derecho a
todos los
navegar; el derecho a comerciar, el derecho a
habitantes del
enseñar y aprender; el derecho de asociarse con
país –de
otras personas; el derecho a publicar las ideas por
manera
la prensa; el derecho a elegir una religión; etc.
individual-.

Surgieron con Derechos Son los que les corresponden a los ciudadanos
los procesos Políticos: nacidos en el territorio de la Nación solamente y
revolucionarios están vinculados a la participación de la ciudadanía
de Estados en las decisiones de gobierno. Por ejemplo, el
Unidos y de derecho a votar para elegir gobernantes y el
Francia (entre derecho a postularse como candidato para ocupar
1776 y 1789). cargos políticos.

Derechos de Derechos Estos derechos están fundamentados en las ideas


Segunda Económicos, de igualdad y acceso garantizado a bienes, servicios
Generación: Sociales y y oportunidades económicas y sociales
Culturales: fundamentales para procurar la mejor condición de
Surgieron luego vida de las personas. Estos derechos implican al
de la Segunda Estado como medio para satisfacer algunas
Guerra necesidades materiales de los ciudadanos. Entre
Mundial. estos derechos están el derecho a una adecuada
calidad de vida, el derecho al trabajo, el derecho de
pertenecer a un sindicato, el derecho a la salud, el
derecho a la seguridad social y a la educación.
Derechos de Derechos de Se refieren a los derechos colectivos de las personas
Tercera los Pueblos o o de la sociedad y comprenden los derechos: de
Generación: de la paz, de desarrollo y de protección al medio
Solidaridad: ambiente, tales como el derecho al desarrollo
Surgieron a sostenible, el derecho a la resolución de los
partir de la conflictos de manera no violenta, el derecho al
segunda mitad medio ambiente sano, los derechos de los
del Siglo XX. consumidores y la protección frente a la
manipulación genética, entre otros.
La aparición de estos derechos se debe a la
necesidad de cooperación entre grupos nacionales
y de los distintos Estados para afrontar problemas
globales

Finalmente, dentro de la Primera Parte, en el Capítulo II de la Constitución Nacional,


encontramos los “Nuevos Derechos y Garantías”, que fueron incorporados al texto
constitucional a través de la Reforma del año 1994. Entre estos nuevos derechos pueden
citarse, por ejemplo: el derecho de defender la Democracia, el derecho de la población de
intervenir directamente en la elaboración de las leyes mediante la iniciativa y la consulta
popular, el derecho de la población a gozar de un ambiente sano, equilibrado y apto para
el desarrollo humano y el derecho de los consumidores y usuarios de bienes y servicios a la
protección de su salud, seguridad e intereses.

La iniciativa popular consiste en la posibilidad de que los ciudadanos, a través de los


partidos políticos, presenten proyectos de ley en el Congreso; y la consulta popular es la
posibilidad de que los gobernantes sometan una determinada cuestión a consideración de
la ciudadanía para que decida, mediante un voto, si es factible que sea convertida en ley del
Congreso. Esos son los dos derechos más importantes que se han incorporado a la
Constitución Nacional en lo referido a participación democrática.

Junto a estos nuevos derechos, la Reforma de la Década del 90’ ha introducido los
“Derechos Humanos”, que, si bien existían desde décadas anteriores, adquirieron
reconocimiento constitucional. Los Derechos Humanos reconocidos en nuestra Carta
Magna y aquellos que en el futuro se reconozcan son los que orientan la convivencia
humana y tienen, como punto de partida, los principios de libertad e igualdad de que gozan
todos los hombres.
Los Derechos Humanos que se incorporaron a la Constitución Nacional en 1994, a
través de un complejo mecanismo jurídico que articula el Derecho Interno con el
Internacional, complementan el conjunto de derechos civiles, sociales y políticos ya
establecidos y se le reconocen al hombre por el sólo hecho de ser personas y son
indispensables para llevar una vida digna. No importa la edad, el sexo, la raza, la
nacionalidad, la religión y las ideas políticas: todos los seres humanos nacen libres y con la
misma dignidad y derechos.

Los Derechos Humanos son:


- universales, es decir, los tienen todos los hombres por el sólo hecho de haber nacido;
- irreversibles; porque se adquieren al nacer y sólo se pierden con la muerte;
- indivisibles; porque deben ser reconocidos todos los Derechos Humanos, no algunos sí y
otros no;
- inviolables, porque nadie puede lesionar o destruir los Derechos Humanos; esto quiere
decir que deben ser respetados por los gobernantes y por todos los ciudadanos. Las leyes
que se dicten no pueden contrariarlos y las decisiones de gobierno deben tenerlos en
cuenta.
- obligatorios, porque el Estado debe velar por su cumplimiento.
- internacionales, porque su respeto y ejercicio traspasa las fronteras de nuestro país y llega
a toda la comunidad internacional.

LOS TRES PODERES DE GOBIERNO

EL PODER EJECUTIVO
Según nuestra C.N., el Presidente es el “Jefe Supremo de la Nación”, “Jefe de
Gobierno” y el “Responsable de la administración general del país”. Este poder es la
autoridad que tiene a su cargo la administración general del país, es decir, la conducción de
los destinos de la República.

Nuestro país adoptó el “sistema presidencialista”, es decir, el P.E. está


desempeñado por un solo ciudadano, que es el Presidente de la República. Asume la total
responsabilidad de los actos de su gobierno y se mantiene en el cargo durante el período
que señala la C.N., que son 4 años. Cumplido el tiempo, puede ser reelecto por un período
sucesivo más. Los requisitos para ser electo Presidente o Vice son los mismos que para ser
electo Senador, además de ser argentino o extranjero hijo de argentinos.
Las facultades específicas del Presidente son administrativas, es decir, no puede
sancionar leyes, salvo que las circunstancias que atraviesa el país hagan imposible que se
pueda llevar a cabo el trámite usual para la sanción de las leyes. Entonces, podrá dictar
“decretos de necesidad y urgencia”, que serán válidos como ley siempre que persista la
situación que dio origen a su emisión y que sean ratificados, luego, por el Congreso.

Colaboran con el Presidente en la conducción del país, el Jefe de Gabinete y varios


ministros, que son libremente nombrados y removidos por aquél, y, además, un
vicepresidente, que lo reemplaza cuando viaja, se enferma o muere. El vicepresidente
preside la Cámara de Senadores y es el que desempata cuando en el debate de un proyecto
de ley se iguala en votos.

EL PODER LEGISLATIVO
El P.L. es un órgano colegiado bicameral: está compuesto por la Cámara de
Diputados y la Cámara de Senadores, que constituyen el Congreso de la Nación. Su función
específica es la de sancionar las leyes que han de regular la conducta de los habitantes de
la Nación, en tanto calidad de ciudadanos o gobernantes.

Composición del Congreso:


Cámara de Diputados: Representan al pueblo, a los ciudadanos. Está conformada
por un número variable de representantes que depende de la cantidad de habitantes que
tenga cada provincia o territorio. Para ser diputado se requiere haber cumplido 25 años y
haber nacido en la provincia en que se postule, o haber vivido 2 años en ella previamente.
Los diputados duran en sus cargos 4 años, aunque la Cámara se renovará por mitades cada
2 años. Son elegidos directamente por los ciudadanos mediante el voto en elecciones
llamada periódicamente y son reelegibles indefinidamente.

Cámara de Senadores: Representan a los intereses de las provincias. Está integrada


por un número fijo de representantes, tres por cada provincia y tres por la Capital Federal.
Los requisitos para ser elegido senador son: haber cumplido 30 años y haber nacido en la
provincia en que se postule, o haber vivido 2 años en ella previamente. Los senadores duran
en sus cargos 6 años, aunque la Cámara renovará por tercios cada 2 años. Son elegidos
directamente por los ciudadanos mediante el voto en elecciones llamada periódicamente y
son reelegibles indefinidamente.
Las Cámaras se reúnen en sesiones ordinarias todos los años desde el 1° de marzo
hasta el 30 de noviembre, luego entran en receso –período de descanso. Sin embargo, si el
Presidente lo considera necesario puede prorrogar las sesiones o convocar a sesiones
extraordinarias durante el período de receso.

La Auditoría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo son organismos


autónomos que dependen del Congreso de la Nación; ambos tienen funciones de
contralor. La primera, respecto de los aspectos patrimoniales, económicos, financieros y
operativos del Estado. La segunda, tiene por objetivo la defensa y protección de los
derechos humanos de rango constitucional ante hechos, actos u omisiones de la
Administración Pública.

EL PODER JUDICIAL
Es el Poder del Estado que se encarga de velar por el cumplimiento de las leyes. Para
ello, imparte justicia, es decir, juzga y sanciona a aquellos ciudadanos o autoridades públicas
que incumplan o violen la C.N. y las demás leyes.

¿Qué significa impartir justicia? Significa “darle a cada uno lo suyo, lo que le
corresponde”, y ello teniendo en cuenta la conducta del ciudadano en particular o de la
autoridad pública en cuestión.

Así como el Poder Legislativo se expresa a través de la sanción de leyes y el Poder


Ejecutivo lo hace a través de actos administrativos y de decretos, el Poder Judicial se
manifiesta mediante sentencias, que son los documentos mediante los cuales impone
penas a los que incumplen la C.N. o las leyes.

El P.J. es el único de los tres poderes que no es “político”, es decir, que sus
integrantes no son electos en comicios electorales, sino que se los elige por su desempeño,
por su idoneidad, por su capacidad.

El P.J. es independiente y debe estar siempre ajeno a los vaivenes de la política y a


las presiones de los otros poderes. En la independencia del P.J. descansa el funcionamiento
de la República, ya que es el encargado de custodiar los derechos de todos los habitantes
frente a las intromisiones de otros ciudadanos o de las autoridades públicas.
Como lo es el Poder Legislativo, el Judicial es un órgano colegiado, también. Lo
integra un cuerpo de Jueces que se desempeñan a través de una pirámide de jerarquía en
cuanto a sus decisorios y ámbito de actuación, según su competencia.

La C.N. establece que para ser juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se
deben cumplir los siguientes requisitos: ser abogado, haber cumplido 30 años y ser
argentino nativo. Y para ser juez inferior se requiere: ser abogado, haber cumplido 25 años
y ser argentino nativo.

Respecto de los Jueces rige el “Principio de Inamovilidad”, es decir, que conservarán


sus empleos mientras dure su buena conducta. Tienen, por lo tanto, cargos vitalicios, hasta
su renuncia, jubilación o fallecimiento o en el caso de que sean enjuiciados por faltas graves
en su desempeño.

ORGANIZACIÓN DE LA JUSTICIA NACIONAL

El sistema de justicia de la República Argentina está compuesto por el Poder Judicial


de la Nación y el Poder Judicial de cada una de las Provincias. Integran también el sistema
de justicia argentino el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público de la Defensa y el
Consejo de la Magistratura, que son, básicamente, órganos de contralor de la actuación de
este Poder.

La organización judicial responde al carácter federal del Estado Argentino. De este


modo, existe por un lado una Justicia Federal con competencia en todo el país que atiende
en materia de estupefacientes, contrabando, evasión fiscal, lavado de dinero y otros delitos
que afectan a la renta y a la seguridad de la Nación. Por otro lado, cada una de las Provincias
cuenta con una Justicia Provincial que entiende en el tratamiento de los delitos comunes
(también denominada justicia ordinaria), con sus propios órganos judiciales y legislación
procesal.

El Poder Judicial de la Nación (con competencia federal) se encuentra conformado


por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (que cuenta con 5 miembros), las Cámaras
Nacionales de Apelaciones y los Juzgados Nacionales de Primera Instancia, en orden
decreciente de jerarquía. Además, el Consejo de la Magistratura de la Nación tiene a su
cargo la selección de los Jueces –junto al Poder Ejecutivo y el Congreso- y la administración
del Poder Judicial. Más allá de las instancias, este Poder se estructura en distintos fueros,
los cuales funcionan separadamente unos de otros. Estos fueros están dados, en general,
en razón de la materia. Así tenemos Fuero Civil, Fuero Comercial, Fuero Penal, Fuero
Laboral, Fuero Contencioso-administrativo Federal, etc. Dentro de cada fuero actúan –
como ya hemos mencionado- los Juzgados Nacionales de Primera Instancia y las Cámaras
Nacionales de Apelaciones. Estas Cámaras son Tribunales que revisan lo actuado en Primera
Instancia, se dividen en "Salas" (de tres jueces cada una) y son tribunales pluripersonales.

La Corte Suprema y las Cámaras tienen mayor jerarquía que los Jueces Inferiores. Y
a ellas se llega por apelaciones sucesivas y extraordinarias cuando las decisiones adoptadas
por los Jueces de 1º Instancia (o las Cámaras) no son aceptadas por los ciudadanos o el
mismo Estado cuando litiga.
La regla general de los procedimientos judiciales establece que la intervención de la Justicia
comienza –siempre- en la 1º Instancia. Luego, a través de diversos recursos de apelación se
accede a la 2º Instancia, que revisa el decisorio de los Jueces Inferiores. Entonces, las
Cámaras de Apelaciones son tribunales de alzada de los jueces de 1º Instancia que
dependen de ellas. Finalmente, por vía excepcional, se llega a la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, que es el órgano que entiende –exclusivamente- en las cuestiones
constitucionales.

Cada una de las Provincias, en base a la autonomía otorgada por la Constitución


Nacional en su artículo 5, establece la administración y organización de la justicia ordinaria
dentro de su territorio. Es por ello que en Argentina hay una organización judicial distinta
en cada una de las Provincias de acuerdo a sus Constituciones Provinciales. No obstante
ello, en la mayoría de los Estados Locales, la organización de la Justicia es similar –y en casos,
idéntica- a la del Poder Judicial de la Nación.

EL MINISTERIO PÚBLICO

La reforma constitucional de 1994 introdujo, al texto de la Carta Magna, una figura


novedosa para nuestro sistema: el Ministerio Público, que es un órgano independiente del
Gobierno Federal y que tiene por función promover la actuación de la Justicia en defensa
de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad, en coordinación con las demás
autoridades de la República. De la definición dada se entiende que el Ministerio Público no
pertenece puntualmente a ninguno de los poderes de gobierno, sino que su ámbito de
incumbencia está circunscripto a la defensa de los intereses comunes. Está integrado por el
Procurador General de la Nación y por el Defensor General de la Nación.

LAS DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Las diecisiete Disposiciones Transitorias de la Constitución Nacional fueron incluidas


en la reforma de 1994. Tendrían que haber estado destinadas sólo a regular aspectos
temporales, pero, en rigor de verdad, también incluyen algunas cláusulas que tienen
vocación de permanencia. Un ejemplo claro de Disposición realmente Transitoria es la
Cuarta, que se encarga de regular la integración del Senado entre 1994 y 2001, a fin de
adecuar gradualmente la conformación de esa Cámara a lo establecido en el artículo 54 de
la Constitución. Frente a ese ejemplo, se debe analizar la Disposición Transitoria Primera,
que, contrariamente, tiene una manifiesta vocación de permanencia, ya que es la que
ratifica la legítima e imprescriptible soberanía de nuestro país sobre las Islas Malvinas.
Indica esa Disposición que “la recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la
soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del
derecho internacional, constituyen un objeto permanente e irrenunciable del pueblo
argentino”.

LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL

La supremacía constitucional es un principio jurídico básico que reconoce a la


Constitución con carácter de norma superior de todo el ordenamiento jurídico del Estado.
Es una consecuencia lógica de la estructura jerárquica del sistema jurídico, en el cual
conviven normas ubicadas en diferentes niveles y de diverso origen (Constitución nacional,
constituciones provinciales, tratados internacionales, leyes nacionales y provinciales,
decretos nacionales y provinciales, normas municipales, resoluciones ministeriales, etc).
Todas estas normas suelen convivir de manera armónica entre sí, pero para el caso en que
existan contradicciones, con el fin evitar confusiones y que las personas sepan qué norma
es la que prevalece por sobre las demás, se establece una jerarquía entre ellas.

En este marco, el principio de supremacía constitucional viene a determinar que


toda la normativa inferior debe ajustarse a las normas de la Constitución nacional. Por ello,
cuando una norma resulta contraria a la Constitución nacional, carece de validez y
corresponde que sea declarada inconstitucional.
En la nuestra, el principio de supremacía constitucional está consagrado en el
artículo 31, según el cual: Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia
se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de
la Nación […]. De esta norma surge claramente que la Constitución nacional, las leyes
nacionales y los tratados internacionales prevalecen por sobre el resto de las normas del
sistema jurídico. A su vez, entre estas normas existe un orden jerárquico entre sí y la
solución la brinda también la propia Constitución.

El artículo 27 de la Constitución nacional dispone que: El Gobierno federal está


obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias extranjeras por medio
de tratados que estén en conformidad con los principios de derecho público establecidos en
esta Constitución. De esta norma se desprende un principio general que nos indica que los
tratados internacionales se encuentran jerárquicamente por debajo de la Constitución, ya
que su contenido debe estar en conformidad con ella. Por su parte, el artículo 75 inc. 22
dispone que los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.

Si repasamos lo dicho hasta el momento, podemos ver que la Constitución se


encontraría en el primer escalón jerárquico, luego vendrían los tratados internacionales, y
finalmente las leyes nacionales. Ahora bien, a partir de la reforma de 1994 se introdujo el
artículo 75 inc. 22 una importante modificación en torno a los tratados internacionales en
materia de derechos humanos. Dicha norma establece que los tratados internacionales de
derechos humanos que allí se mencionan, y aquellos que en el futuro se incorporen
mediante un procedimiento especial, tienen jerarquía constitucional. Ello ha determinado
que la estructura jerárquica que venimos analizando quede conformada del siguiente:

- En la cima de nuestro sistema jurídico se encuentran la Constitución junto a los tratados


internacionales de derechos humanos que gozan de jerarquía constitucional. En la
actualidad son trece instrumentos jurídicos que se analizarán con detalle más adelante.
Suele decirse que la Constitución junto a los tratados internacionales de derechos humanos
con jerarquía constitucional conforman el denominado bloque de constitucionalidad al cual
deben subordinarse el resto de las normas jurídicas de nuestro ordenamiento.
- En un segundo nivel nos encontramos con el resto de los tratados internacionales.
- En un tercer escalón están ubicadas las leyes nacionales, que deben ajustarse tanto a la
Constitución como a los tratados internacionales.

Finalmente, en virtud de la organización federal del Estado argentino, conviven en


el sistema jurídico normas federales y provinciales. De acuerdo a la distribución que hace la
Constitución nacional, las provincias se han reservado para sí facultades y competencias, es
decir, que existen atribuciones que no fueron delegadas al Estado federal y se reservan
competencias y facultades como la administración de justicia, su organización municipal y
la organización de la educación primaria. La Constitución también se ocupa de resolver la
cuestión acerca de qué normas prevalecen en caso de conflicto, estableciendo que existe
una supremacía del derecho federal (Constitución nacional, leyes de la Nación y tratados
internacionales) sobre el derecho creado por las provincias (artículos 5, 31 y 128 de la
Constitución nacional).

LA REFORMA CONSTITUCIONAL
Como todo orden jurídico, una Constitución debe adecuarse a las realidades de cada
tiempo, y no es lo mismo dictar una Constitución Nacional en 1853, que hacerlo en la
actualidad, cuando las comunicaciones, la cultura, la ciencia, la técnica y las nuevas formas
de vida a que han dado lugar, hacen que éstas deban ceder paso a nuevos conceptos.

La Constitución Nacional se puede reformar pero la misma nunca podría abolir los
derechos y garantías ya consagrados en la Carta Magna anterior y tampoco sería posible
cambiar la forma de gobierno (representativo, republicano y federal), aunque en cuanto a
este último se admite que sería posible, por voluntad de las provincias cuyos representantes
integrarían la convención reformadora: fusionar algunas provincias en una sola o bien
dividir, alguna muy grande en dos o más provincias nuevas.

La reforma constitucional puede ser total o parcial (con las limitaciones


mencionadas anteriormente) mediante un procedimiento establecido con precisión en su
Artículo 30.
Art. 30: La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus partes.
La necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras
partes, al menos, de sus miembros; pero no se efectuará sino por una Convención convocada
al efecto.

El proceso de reforma requiere tres pasos:

1) Que el Congreso de la Nación, mediante una ley, exprese la necesidad de reformar


la Constitución, y especifique los artículos precisos a modificar. Esto último, implica una
necesaria e importante limitación, para la posterior Convención Reformadora. La reforma
debe resultar de un amplio consenso social y político, por eso la Constitución exige una
mayoría especial de dos tercios de los votos del total de los integrantes de cada una de las
cámaras del Congreso (Diputados y Senadores).

2) Que se convoque y reúna la Convención Reformadora, integrada por


representantes del pueblo argentino, que se eligen de la misma forma que los Diputados
Nacionales. Para ello, cada partido político debió haber presentado las listas con sus
candidatos y la propuesta de reforma referida a los artículos en situación de modificación.

3) Que la Convención se pronuncie concretamente sobre la reforma de los artículos


propuestos por el Congreso Nacional, y que de su seno se expida una Resolución
disponiendo la reforma. Esta se deberá comunicar al Presidente, quien las publicará en el
Boletín Oficial para que entre en vigor.

La Constitución Nacional fue reformada en 1860, 1866, 1898, 1949, 1957 y 1994.

ACTIVIDAD

a) En grupos investiguen en qué consistió cada reforma y en qué contexto histórico tuvo
lugar. Luego expondrán oralmente.

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