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Combustión

La combustión es la fuente de energía más importante provista por la naturaleza. Sus aplicaciones en motores
de combustión interna, refinación de metales o cocción de alimentos, entre otros, hacen de ella un elemento
esencial en la eficiencia de algunos procesos.

¿Qué es la Combustión?

La combustión es la reacción química rápida del oxígeno del *aire u oxígeno directo, que se define como
comburente, con los distintos elementos que constituyen el combustible (principalmente carbono (C) e
hidrógeno (H). Estas reacciones químicas liberan energía produciendo aumentos locales de temperatura, lo que
origina un flujo de calor hacia el exterior.
* El aire está compuesto principalmente de oxígeno (O) y nitrógeno (N).

Tipos de Combustión

1. Completa: Se produce cuando el total del combustible reacciona con el oxígeno. En el caso de una combustión
completa, los productos de esta combustión son solamente CO2, H2O, O2 y N2. Es decir, no quedan residuos de
combustible sin quemar.

2. Incompleta: Se produce cuando parte del combustible no reacciona completamente. En este caso los
productos de la combustión incluyen también hidrocarburos no quemados, como C, H y CO.

Las razones principales que influyen en este hecho son: dificultad para producir premezcla homogénea,
insuficiente tiempo de residencia en la zona de combustión, enfriamiento de los productos o volumen de aire
insuficiente, o una combinación de las causas anteriores.

Aire Estequeométrico o Teórico

Es la cantidad de aire necesaria y suficiente para asegurar la combustión completa de una unidad de
combustible. Cuando una unidad de combustible está mezclada con un volumen de aire igual al teórico, se
define como mezcla estequeométrica.
Exceso de aire

En la práctica es casi imposible obtener una mezcla homogénea y total del combustible con el comburente (aire
u oxígeno directo). Esto obliga a emplear una cantidad real de aire mayor a la estequeométrica, con el propósito
de producir una combustión lo más completa posible.

Se denomina exceso de aire a la relación:

Mientras mayor es el exceso de aire, menor es la probabilidad de una combustión incompleta, pero también
disminuye la temperatura de la reacción y la eficiencia térmica del proceso. Por lo tanto, se debe tratar de
emplear el exceso de aire mínimo para que se queme la totalidad del combustible.

Condiciones para la combustión

Para que ocurra la combustión, el combustible debe alcanzar la denominada temperatura de ignición. Cuando
ello ocurre, el combustible comienza a arder y se forma la llama, una zona donde ocurre una rápida oxidación
del combustible, liberando gran cantidad de energía, y que se produce a altas temperaturas.

Una mezcla aire/combustible es inflamable cuando la llama iniciada en uno de sus puntos puede propagarse.
Para cada combustible existen dos límites de inflamabilidad, fuera de los cuales la mezcla no es
combustionable. Por debajo del límite inferior de inflamabilidad, la mezcla no es suficientemente rica en
combustible, sobre el límite superior de inflamabilidad la mezcla es pobre en comburente (aire). Algunos límites
de inflamabilidad en el aire (expresados como porcentaje de combustible en la mezcla) se presentan en la tabla
siguiente:

Combustible Fórmula Química Límite Inferior % Límite Superior %

Metano CH4 5 14

Propano C3H8 1,86 8,41

Butano C4H10 2,37 9,5

Gas Natural 5 15
Tipos de Llama

1. Llama de Premezcla: Una llama se considera premezclada cuando la mezcla de combustible y comburente se
realiza antes de la boquilla del quemador. La cantidad de aire usualmente es menor que la estequeométrica y el
aire faltante proviene del ambiente que rodea la llama, denominado aire secundario.

2. Llama de Difusión: Una llama es de difusión cuando la mezcla del combustible y el comburente se realiza en el
exterior del quemador. El gas sale por la boquilla del quemador y el oxígeno para la combustión proviene del
aire circundante. Esta llama es más luminosa que la de premezcla y su luminosidad proviene de las partículas
de hollín incandescentes.

Temperatura Teórica de Combustión

Es aquella que alcanzarían los productos de la combustión si todo el calor de la reacción fuese empleado en su
calentamiento. Dado que siempre existen pérdidas de calor, en la práctica esta temperatura no se alcanza.

Eficiencia de la Combustión

Se define como eficiencia de la combustión al cuociente entre el Calor Útil Entregado y el Calor Total Entregado
por el combustible, es decir:

Las pérdidas corresponden, casi completamente, al calor perdido en los gases de escape, el cual es
proporcional a la temperatura y al volumen de dichos gases. A su vez este último depende del exceso de aire.
Es decir, la eficiencia decrece al aumentar la temperatura de los gases de escape y al aumentar el exceso de
aire como se muestra a continuación en el gráfico.
A modo de ejemplo, si consideramos un 200% de exceso de aire y 400 °C de temperatura de combustión se
tiene una eficiencia de 50% (punto B), para la misma temperatura y considerando un exceso de aire del 40 % la
eficiencia aumenta al 70% (punto A).

El exceso de aire usualmente se calcula a partir del porcentaje de oxígeno existente en los gases de
combustión. En el siguiente gráfico se muestra la relación entre el exceso de aire y los porcentajes de O2 y
CO2 en los gases de combustión. Por ejemplo, el punto D del gráfico significa que para un 6% de O2 el exceso
de aire correspondiente es 38%.
¿Cómo Optimizar el Exceso de Aire?

El objetivo de esta tabla es entregar una herramienta para optimizar el exceso de aire con el fin de obtener el
máximo ahorro de combustible. Sin embargo, deben considerarse otros factores tales como: los instrumentos
disponibles, la disminución de la resonancia, la compatibilidad con el proceso y los materiales usados en la
construcción de los equipos.

Tipo de Aplicación % Exceso de Aire(a) % CO (b) Observaciones

Calderas de Vapor: Igneotubulares, La resonancia puede ser un


10-30%
Acuatubulares y de Agua Caliente problema.

Hornos muflas 5-25%

Hornos para fundición de cobre, Generalmente necesitan atmósfera


<1%
hierro y sus aleaciones reductora.

Hornos para fundición de Aluminio <20 Generalmente atmósfera oxidante.


Generalmente necesitan atmósfera
Horno de crisol para metales 0-1%
reductora.

Hornos de crisol para materiales


10-25%
cerámicos

La combustión rica produce un gas


Generadores Exotérmicos (c) 0,5%-3%
reductor que inhibe la oxidación.

Hornos a fuego directo, sin


20-100% Depende del tipo de proceso.
recirculación

Hornos a fuego directo, con Si hay solventes en el horno, pueden


> 250%
recirculación requerirse valores aún más altos.

Hornos a fuego indirecto y


10-30%
Calentadores

El objetivo es obtener una


Tubos de inmersión y radiación 15-50% distribución del calor uniforme a lo
largo del tubo.

a- Los niveles de exceso de aire corresponden a quemadores de premezcla y de mezcla en boquilla.


b- Se debe considerar mecanismos para quemar el CO en la chimenea. Cabe señalar que próximamente se
establecerán normas de emisión de este contaminante.
c- Muestreado en horno.

NOTAS:

Frecuentemente es difícil controlar el exceso de aire en quemadores de tiro natural, sin embargo debe tratar de
minimizarse.
La medición del exceso de aire puede ser errónea si existe un ventilador de tiro inducido no balanceado. Al
haber presión negativa en la chimenea entrará aire que distorsionará la medición.

¿Cómo Reducir la Producción de Monóxido de Carbono en la Combustión?

Una combustión incompleta da origen a la formación de monóxido de carbono. Para obtener una combustión
completa se deben controlar los siguientes factores:

 Nivel de aire adecuado. El exceso de aire es esencial para una combustión completa. Una relación aire-
combustible estequeométrica, aunque asegura la máxima eficiencia y temperatura de la llama, en la práctica
llevará a una combustión incompleta, ya que difícilmente se lograrán las condiciones de mezcla para lograr una
combustión completa. En general, se debe evitar las mezclas aire-combustible cercanas a la estequeométrica,
dado que pequeños cambios en los parámetros de operación como pequeñas variaciones en el suministro de
aire pueden desbalancear la relación aire-combustible, produciéndose un aumento del CO.

 Evitar el enfriamiento de la llama causado por un elevado exceso de aire. Al aumentar el exceso de aire, la
llama se enfría, lo que puede llevar a una combustión incompleta del combustible, produciéndose CO. Este
problema se puede producir en los quemadores que permiten variar el consumo de combustible manteniendo
fijo el suministro de aire. Al operar cerca del máximo, funciona eficientemente, pero al disminuir la entrada de
combustible aumenta el exceso de aire.

Por ejemplo, para un 100% de exceso de aire se tiene una temperatura máxima de 1.200°C (punto A del
gráfico).

 Evitar el enfriamiento de la llama por contacto con superficies frías. Cuando no existe espacio suficiente
para la llama y ésta toca alguna superficie fría, (pared del hogar), se produce un enfriamiento localizado que
detendría parcialmente el proceso de combustión en esa zona, lo que da origen a la formación de CO, e incluso
hollín (C). Si los productos de la combustión parcial no vuelven a entrar a alguna zona de alta temperatura,
éstos saldrán por los humos.

Niveles de Rendimiento

En los gráficos siguientes, se presentan los niveles de rendimiento por tipo de


combustible, para diferentes niveles de exceso de aire:
El hidrógeno en las calderas a gas, el futuro de la calefacción

Hoy en día, en pleno proceso de descarbonización promovido por la Unión Europea somos conscientes de que
no todo se puede electrificar. Y es que hay procesos que necesariamente precisan de la potencia instantánea
que sólo es capaz de aportar la combustión de un combustible, algo que una fuente renovable no puede hacer a
no ser que acumule energía. En este contexto, el hidrógeno verde como combustible para las calderas es la
alternativa de futuro.

Nos damos cuenta de que electrificar no nos lleva a una descarbonización como a la que nos hemos
comprometido. Por ello, se vuelve fundamental pensar en nuevos vectores energéticos y nuevas fuentes de
energía que sean siempre renovables. En este sentido, todas las miradas se dirigen al Hidrógeno Verde. Un gas
renovable que al combustionar produce vapor de agua, no produce gases de efecto invernadero y nos permite
reutilizar nuestras redes de distribución de energía en el país. Además, en su variante de gas como sustituto del
actual gas natural complementa el transporte de energía eléctrica existente, ya que una sola red de transporte
de energía (eléctrica o gasística) no podría soportar los consumos energéticos del futuro que nos llega.

Con todo ello, tras la publicación de la Hoja de Ruta del Hidrógeno se hace necesario valorar si también para el
sector residencial sería apta la explotación y aplicación del hidrógeno como combustible renovable y si los
fabricantes de equipos generadores de calor para calefaccionar la vivienda o producir a.c.s. también están
preparados con equipos de alto rendimiento y sin emisiones de CO2.

En este sentido, Bosch Termotecnia, división perteneciente al Grupo Bosch, lleva años investigando el papel
del hidrógeno en el proceso de descarbonización del mercado de calefacción, así como el funcionamiento de la
caldera de hidrógeno para edificios residenciales y la aplicación del hidrógeno en el área comercial e industrial.
El sector del gas como vector energético

No sólo el almacenamiento de energía en forma de gas natural es importante a nivel mundial, configurándole
como vector energético considerable, también la obtención de energía de la combustión del gas natural sigue
siendo muy importante a nivel mundial.

A la hora de utilizar el gas natural, cada vez se plantea más su combinación con fuentes de energía renovables
para crear sistemas híbridos donde la base energética se obtenga de la energía proveniente del sol o el viento.
Este primer planteamiento está muy claro a nivel técnico y gubernativo; el problema se suscita cuando el sol o
el viento no es capaz de suministrar la energía que se demanda en un momento determinado. Este es el
desafío al que nos enfrentamos si queremos basar nuestra producción de energía en fuentes renovables.
Tenemos la necesidad imperiosa de almacenar energía para poder ser utilizada cuando la demanda supere a la
oferta energética, a lo largo del día o a lo largo de un periodo de tiempo relativamente largo.

Existen varias características de nuestra dependencia nacional en España del gas natural que tendremos en
cuenta:

• La red de gas transporta un 40-52% más de energía final que la red eléctrica actual.
• El gas demuestra mejores opciones de almacenamiento y una fácil y rápida inyección de energía en las redes
de transporte.

• El mix eléctrico en nuestro país depende del gas por el peso de nuestras centrales eléctricas de ciclo
combinado que queman gas para la producción de energía eléctrica. Ya en el 2019, la energía proveniente de
este tipo de centrales superó a la producción de energía nuclear.

• Dependencia de suministro de gas natural de terceros, que nos hace pensar en alternativas de producción de
un gas sintético o de hidrógeno (base del gas natural sintético) independiente de yacimientos naturales que no
tenemos.

En cuanto a las características del consumo de gas natural en nuestro país:

• El consumo de gas natural en 2019 por sector de actividad fue de 398 TWh, el más alto desde 2010.

• Para la generación eléctrica creció un 80% sustituyendo al carbón y reduciendo un 25% las emisiones de CO2.

• El sector industrial sube su consumo de gas un 2% hasta los 214TWh

• En el sector industrial y servicios, debido a la necesidad de altas temperaturas de proceso y costes de


almacenaje no puede apoyarse al 100% en renovables o tecnologías basadas en bombas de calor.

• En el sector residencial, las energías renovables tan impulsadas recientemente requieren almacenar energía
(agua caliente) en la vivienda constituyéndose la hibridación gas-solar como la mejor inyección de potencia
instantánea (menos acumulación de energía) que la combinación de bomba de calor-fotovoltaica.
El PENIEyC y la Hoja de Ruta del Hidrógeno

En el Plan Estratégico Nacional Integrado de Energía y Clima (PENIEyC) nos comprometemos, en un horizonte
situado en el 2030, a unas reducciones de emisiones de gases que provocan efecto invernadero del 23%.
También se fija en un 74% la generación de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables y en un 100%
para el 2050, y por último, un compromiso de mejora de rendimientos energéticos de hasta un 39,5%.

El objetivo del PENIEyC es descarbonizar, pero ya contempla que no sólo electrificando es posible cumplir con
los compromisos anteriores. Tanto el PENIEyC como la Hoja de Ruta del Hidrógeno plantean descarbonizar
también el vector del gas, aprovechar las infraestructuras gasistas, descentralizar la producción de gases
renovables y terminar con la dependencia energética del exterior.
De esta forma, el PNIEyC contempla estos tipos de gases renovables para la producción de electricidad y
sistemas de calefacción. Así establece que:

• Los gases renovables biogás, hidrógeno y gas natural sintético GNS, son la mejor integración sectorial entre el
sistema eléctrico y la red de gas existentes.

• Los gases renovables son relativamente fáciles de almacenar y son más flexibles que la energía eólica o solar,
ya que pueden producirse en diferentes cantidades y en diferentes períodos de tiempo para una aplicación y
utilización inmediata cuando se vierten a la red de gas o se queman en una central de ciclo combinado para
producir energía eléctrica.

• La producción de gas renovable implica el uso de la infraestructura de gas natural existente y al mismo tiempo
es más ecológica que la del gas convencional.

• Además, tanto el H2 como el CH4 son combustibles alternativos también para la movilidad o como materia
prima en la industria química, plantas de acero y las refinerías de combustible.
El hidrógeno: el gas renovable del futuro

Quizá sea la molécula del hidrógeno la más simple que nos encontramos en la naturaleza, y la más pequeña,
pero con un potencial de producción de energía enorme. Su combustión produce únicamente vapor de agua (0
emisiones de CO2) y comparado con el Gas Natural al que aspira a sustituir tiene muchas ventajas:

• Es mucho más ligero que el gas natural, ya que posee una menor densidad en estado gaseoso por el tamaño
de su molécula.

• Podríamos pensar en licuar el hidrógeno para su transporte, pero, si se licúa, el H 2 incrementa un 12% de
energía a sumar a la consumida, que no sería viable. Tenemos la necesidad de elevar sus presiones de
suministro.

Asimismo, es interesante considerar que, para obtener la misma energía en el punto de consumo, debemos
transportar y almacenar tres veces más de gas, por lo tanto, necesitamos mayores consumos y paso de gas por
la actual infraestructura gasística. El hidrógeno es un gas que no se encuentra en la naturaleza, debe
producirse, consumiendo energía y en algunos casos emisiones de CO 2. Su coste de obtención está, hoy por
hoy, muy por encima el coste de obtención del gas natural, por esta razón no se ha implantado como alternativa
al gas natural.

A nivel industrial o de producción del gas hidrógeno nos encontraremos básicamente tres tipos de hidrógeno
como combustible:

• Hidrógeno gris: a partir de combustibles fósiles obtenido a partir de metano y vapor de agua, pero con
producción de CO2 en su elaboración. Es el 96% de la producción mundial de H2.

• Hidrógeno azul: es el mismo proceso de obtención anterior pero cuando se captura las emisiones producidas
de CO2.
• Hidrógeno verde: procedente de la electrolisis del H2O, con consumos eléctricos elevados (2,83 kWh para 1
m3 de H2 que puede liberar 2,99 kWh de energía). Éste es el punto débil del hidrógeno actualmente, y por lo que
se están estudiando nuevos métodos en la reducción del consumo eléctrico en la producción de H 2 para poder
hacerle competitivo en costes y verdaderamente sea el sustituto del actual gas natural.

Sin embargo, las aplicaciones del Hidrógeno Verde las tenemos ya latentes y en muchos casos son funcionales:

• El hidrógeno se configura como único combustible utilizado en el vehículo eléctrico con pila de combustible
como camiones y buques, donde el motor eléctrico no llega.

• Base también de pilas de combustible dedicadas al sector residencial para la producción de electricidad y
aprovechar el calor residual para calefacción y preparación de a.c.s., constituyendo un equipo de cogeneración
renovable.

• El H2 es la base del gas natural sintético y de algunos biocombustibles.

• Sustituto de combustibles que se consumen en la industria sin necesidad de almacenamiento (gas natural
conducido por la red de gaseoductos).

• Aprovechamiento de infraestructuras existentes de gas natural: se trabaja a más presión con H 2 y es necesario
más volumen de acumulación de gas. La red de gas en España puede admitir ya desde un 6 a 8% de gas
natural enriquecido con H2.

El hidrógeno en nuestras viviendas

Actualmente, todos conocemos las limitaciones que nos ofrece aplicar energías renovables para la calefacción y
producción de a.c.s. en el sector residencial, ya que siempre necesitaremos acumular energía por medio de
agua caliente (tanques de inercia, acumuladores de primario) y es innegable la lentitud para poder aplicar
potencia de forma instantánea para conseguir agua caliente sanitaria o calentar la vivienda.

Dejando a un lado la inversión inicial y la necesidad de más espacio para acumuladores o unidades exteriores
para la captación de energía renovable (solar o aerotermia), nos encontramos con limitaciones físicas a la hora
renovar nuestras calderas murales a gas. Si no queremos renunciar al confort y disponibilidad de potencia que
nos ofrece una caldera en un formato compacto de generador de calor, nos planteamos seriamente ofrecer al
mercado calderas a gas que utilicen gases renovables como puede ser el hidrógeno mezclado en distintas
proporciones con gas natural o biometano o incluso con gas natural sintético, o en el caso más extremo
funcionando con hidrógeno al 100%.

Así, desde Bosch Termotecnia tenemos disponibles varias versiones de calderas que pueden funcionar en
distintos escenarios de implementación del hidrógeno en nuestras redes de suministro. Estos escenarios están
determinados por las distintas estrategias de las empresas distribuidoras del gas y de la administración, así nos
podremos encontrar:

• Escenario A: donde en la misma red gasista del país o región se introduce una fracción de hidrógeno que no
supere el 10%. De esta forma, todo el parque de equipos instalados puede funcionar sin problemas sin
necesidad de hacer ninguna adaptación o ajuste en calderas o calentadores instalados. Gradualmente se irá
sustituyendo el gas natural por distintas proporciones de biometano o gas natural sintético para sustituir
totalmente el gas natural procedente de yacimientos naturales.

• Escenario B: llamado de islas, en las que se adaptan las redes de suministro y los equipos terminales para
trabajar con hidrógeno al 100%. Para ello, necesitamos calderas preparadas para poder trabajar al 100% con
hidrógeno, pero sin transición, es decir no necesitan ajustes para trabajar a proporciones de hidrógeno
diferentes al 100%.

• Escenario C: en las que el parque de calderas actual se va sustituyendo gradualmente por calderas que
pueden trabajar con el gas natural actual y con distintas proporciones de hidrógeno para que en el futuro
puedan admitir hidrógeno al 100% haciendo un ajuste mínimo en dichas calderas.

Para todos estos escenarios estamos preparados, y, por ello, en Bosch contamos con equipos que ya han sido
probados desde 2017 en nuestra planta de Worcester e instalaciones piloto del Reino Unido.

• Calderas de 30 kW de calefacción y producción instantánea de a.c.s. a base de combustible H2 como solución


de 0 emisiones y funcionamiento similar a una caldera mural de condensación.

• Conversión de gas natural a 100% de hidrógeno. Puede funcionar en gas natural y hasta una mezcla de H2 del
20%. En el momento que se cuente con suministro de hidrógeno en la red de gas, se puede convertir de gas y
ajustarse sin necesidad de cambio de caldera.

• La mejor solución para reposición de calderas sin reforma de instalación y sin renunciar al confort y ahorro de
la producción de a.c.s. instantánea.
El hidrógeno en aplicaciones industriales

Para este tipo de aplicaciones, la Hoja de Ruta del Hidrógeno sí marca una serie de objetivos cuantificados
como también lo hace para la producción, almacenamiento y movilidad. En concreto para el sector industrial se
fijan un objetivo de utilización hidrógeno verde o renovable del 25% sobre el total de H 2 consumido en toda la
industrial para el año 2030, al que nos hemos sumado desde la división de Bosch Termotecnia en nuestro área
comercial e industrial.

Existen muchos procesos industriales en los que por temperaturas necesarias en dichos procesos y
nuevamente, por la necesidad de inyección de potencias de forma instantánea, no es posible la sustitución de
calderas de combustión por energía renovable, más lenta y con necesidad de acumulación de agua a
temperaturas más bajas que las de proceso.

En calderas industriales se puede prever la configuración del grupo térmico a utilizar con un sobredimensionado
de un 10% de hogar de caldera para que en el futuro pueda ser cambiado su quemador de combustible fósil por
un quemador de hidrógeno, que trabajará con materiales más estancos y permeables al hidrógeno y con
velocidades de propagación de llama más altas propias del hidrógeno, con producción de energía en un tiempo
reducido (altas potencias) y sin emisión de CO2 con altos rendimientos, tan altos como los puede tener una
caldera de condensación.

Con todo ello, Bosch trabaja continuamente por cumplir con el objetivo de carbono ‘Net Zero’ del Gobierno para
2050 cuidando siempre del medio ambiente sin dejar de ofrecer el mayor confort a sus clientes.
Sistemas híbridos de calefacción y producción de ACS

Una instalación de calefacción híbrida combina diferentes fuentes de energía en un único sistema. Un sistema
puede estar formado por dos o más generadores de calor distintos. Sin embargo, sólo unas pocas
combinaciones suelen tener sentido desde el punto de vista económico y de eficiencia energética. Una
instalación híbrida se caracteriza por su flexibilidad y la posibilidad de ampliar el sistema en cualquier momento
posterior.

Sistemas bivalentes

Estos sistemas que cuentan con al menos dos generadores de calor se llaman también sistemas bivalentes y
aprovechan las ventajas de cada fuente: la fiabilidad, seguridad y rapidez de una caldera frente a la reducción
de costes y emisiones de las energías renovables. Para ahorrar costes de calefacción a largo plazo y contribuir
al máximo a la protección del medioambiente, tiene especial sentido la integración en el sistema de, al menos,
una fuente de calor procedente de energías renovables.
Imagen 1: Sistema híbrido de calefacción.

Hibridación con energía solar térmica

Gracias a las condiciones climáticas de nuestro país, una instalación solar adecuadamente dimensionada en
combinación con una bomba de calor permite un aporte renovable muy elevado, que puede llegar a ser cercano
al 100% en los meses estivales cuando la radiación solar es más alta. Esta opción es la más extendida
actualmente, sobre todo en obra nueva, pero no es la única posibilidad.

La combinación más común es la de caldera de gasóleo o gas con una instalación de energía solar térmica.
Estos sistemas se implantaron poco a poco, después de la crisis del petróleo en la década de los 70. Desde
entonces, el uso de la solar térmica combinada con una caldera se ha establecido como un estándar y a partir
de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación (CTE) en el año 2006 se convirtió en un sistema
obligatorio en obra nueva en España. Esta obligatoriedad y el boom de la edificación en esta época llevaron a
esta tecnología a un crecimiento inesperado de unos 465.000 m² de colectores en 2008.

Con la aprobación del RD 732/2019 se realizaron importantes modificaciones en el Código Técnico de


Edificación, especialmente en su sección HE4 sobre contribución mínima de energía renovable para cubrir la
demanda de ACS. Se deja de mencionar específicamente la energía solar térmica facilitando la aplicación de
otras fuentes de energías renovables. Esto da lugar a una amplia variedad de aplicaciones de los sistemas
híbridos en la construcción de viviendas. Además de la bomba de calor, también es posible el uso de biomasa o
cogeneración renovable.
Hibridación con energía solar fotovoltaica

La solar fotovoltaica es un actor más que ha llegado recientemente a los sistemas híbridos para apoyar, por
ejemplo, a la bomba de calor e incrementar su aporte renovable. Esto también requiere más capacidad en
temas de regulación y control. Es buena idea aumentar la temperatura de consigna del acumulador de ACS o
del depósito de inercia para aprovechar el exceso de producción de la energía fotovoltaica en las horas
centrales del día y acumularla en forma de energía térmica. Esta elevación de la temperatura del depósito
puede hacerse mediante bomba de calor o incluso encendiendo una resistencia eléctrica, pero únicamente
utilizando energía solar excedentaria. Para esto también la regulación tiene que ser capaz de recibir
instrucciones del inversor de la instalación fotovoltaica. Sin embargo, un cliente que haya instalado un
acumulador demasiado pequeño por ahorrar costes de inversión no podrá sacar tanto provecho de estas
funciones inteligentes.

Hibridación con biomasa

Las calderas de biomasa pueden ser otro elemento viable para completar un sistema. Igual que pasa con las
bombas de calor, hay que contar en la instalación con un depósito de inercia de gran volumen. Una vez que se
ha encendido la caldera, no se puede apagar y tiene que ceder todo el calor al tanque de acumulación de calor.
Las temperaturas de funcionamiento suelen ser más altas que en calderas de condensación y se puede
aprovechar para calentar ACS o en circuitos de calefacción para radiadores. El combustible en forma de
troncos, pellets o astillas está disponible en toda la geografía española y suele ser el más económico. No
obstante, el mantenimiento es más exigente por la recogida de cenizas.

Acumulación y regulación, dos componentes imprescindibles en un sistema híbrido

Acumulación

La parte central, el corazón de una instalación híbrida, es la acumulación, donde se almacena la energía en
forma de agua caliente en un depósito bien aislado. Aquí se juntan todas las entradas de los diferentes
generadores y las salidas a los consumidores como la producción de ACS o los radiadores de calefacción.

Desde la invención de la estufa de baño a finales del siglo XIX, la higiene y la eficiencia energética en los
sistemas de calentamiento de ACS han seguido aumentando. Con la llegada de las instalaciones de calefacción
central, los sistemas de producción de ACS se siguieron desarrollando. Al principio, se instalaba un depósito de
agua caliente directamente en la caldera, que se calentaba mediante una envolvente exterior con el agua de
calefacción. Con la introducción de la tecnología de calefacción a baja temperatura, este concepto fue sustituido
mediante calentadores de agua de consumo independientes. Debido al aumento del uso de las energías
renovables, los requisitos de los sistemas de calefacción y de calentamiento del agua sanitaria son cada vez
mayores.
Hoy en día se ofrecen todo tipos de acumuladores avanzados para prácticamente todas las aplicaciones y
capacidades. En general, se distingue entre tanques de almacenamiento para:

 Calentamiento de ACS.
 Depósitos de inercia para calefacción.
 Acumulador combinado de calefacción y de ACS.

El sistema híbrido más utilizado, sin duda alguna, es el calentamiento de agua sanitaria mediante colectores
solares que transfieren el calor a un interacumulador que abastece la vivienda con ACS. El momento de
consumo del agua caliente no suele coincidir con el momento en que la instalación solar la produce, por este
motivo la acumulación es indispensable. Y en esto se basa la gran ventaja de los acumuladores modernos: que
son capaces de mantener el calor recogido por un sistema durante el día y suministrarlo a la hora deseada por
la tarde, llegando a evitar incluso el arranque del generador de calor auxiliar durante el verano.

El error más frecuente que se comete en las instalaciones, desde el punto de vista energético, es seleccionar un
depósito de inercia o acumulador demasiado pequeño o incluso prescindir de él. Debido al escaso espacio que
se deja en obra nueva para una sala técnica o por cuestiones de presupuesto, se reduce su tamaño para
ahorrar costes de inversión. Pero este ahorro es mínimo comparado con lo que se puede alcanzar a lo largo del
ciclo de vida de la instalación.

El cerebro de la instalación siempre es la regulación, pero más aún, si se trata de un sistema híbrido. El control
tiene como primera tarea la toma de datos de los diferentes elementos que componen la instalación, y además
debe conocer la temperatura exterior y la temperatura ambiente de los diferentes espacios a calentar o enfriar.
En función de los datos obtenidos y, de la demanda, debe activar los generadores, las bombas de circulación,
válvulas desviadoras y de mezcla. En un sistema híbrido el control tiene que tomar en cuenta muchos más
factores que en una instalación convencional sencilla, porque no se trata sólo de que el sistema funcione, sino
que debe hacerlo de manera óptima.

Las primeras instalaciones eran bastante más simples que en la actualidad. Con unos cuantos termostatos y
relés era suficiente para controlar el funcionamiento de la caldera y las bombas. Hoy en día los sistemas son
más versátiles, beneficiándose de la evolución de las regulaciones con microprocesadores, que ofrecen un
sinfín de funciones avanzadas.
Imagen 2: Una bomba de calor híbrida combina varias fuentes de energía utilizando una unidad de control
inteligente.

Imagen 3: El sistema híbrido de bomba de calor selecciona automáticamente el modo de operación más
eficiente.
Regulación

El sistema de control debe dar preferencia a las energías renovables siempre que estén disponibles. Las
modernas regulaciones, incluso, pueden integrar el pronóstico del tiempo y reducir con antelación el aporte de
calor por parte de la caldera, en previsión de poder aprovechar aún más el componente renovable. La
combinación de dos o más generadores de calor no solamente se realiza a través de su unión hidráulica y el
depósito de inercia, sino también mediante la comunicación electrónica. Esto convierte finalmente el conjunto en
un único sistema, gobernado por la misma unidad de mando.

Las unidades de mando de bombas de calor suelen ser más complejas que las regulaciones para calderas. La
regulación de una bomba de calor controla la demanda en todo momento. Por ejemplo, cuando la temperatura
es extremadamente baja resulta más difícil obtener calor del ambiente y es más económico arrancar la caldera.
La bomba de calor manda una señal al segundo generador de calor, o simplemente cierra un contacto para que
se ponga en marcha y aporte el calor necesario en este momento.

También es importante regular de manera eficiente el control de varias bombas de calor en secuencia. Existen
regulaciones que son capaces de hacer trabajar varias bombas de calor siempre en su punto óptimo de
eficiencia con el COP en su máximo valor posible.

Otro aspecto no menos importante es el control y regulación modulante de la temperatura de las diferentes
zonas de una vivienda, para mejorar el bienestar y la eficiencia de la instalación. Como los diferentes
generadores inyectan el agua caliente a diferentes temperaturas al depósito de inercia, su consumo también
debe ser controlado y llevado, a un nivel adecuado hacía radiadores o suelo radiante. Esto requiere válvulas de
mezcla en la parte del circuito secundario para llegar a la temperatura adecuada de cada circuito y no dañar el
suelo radiante por una temperatura de impulsión excesiva.

Aislamiento

Las casas tienen que estar cada vez más aisladas para poder cumplir con las exigencias del CTE H0 que limita
el consumo de energía. Se aumentan los aislamientos y se reducen las filtraciones de aire. Pero esta medida
pasiva requiere una renovación del aire interior y un posible control de CO 2 o humedad en la vivienda. La
ventilación con recuperación de calor representa un componente más en un sistema híbrido de calefacción o
climatización, aunque no es exactamente una fuente de energía. Al contrario, evita el consumo de energía,
porque se tiene que aportar menos calor o frío a la vivienda. No se tiene que abrir la ventana para la renovación
del aire. El control de la calidad del aire es el eslabón restante para conseguir un confort completo. Un sistema
integral que transfiere calor y frío al ambiente de la vivienda también debe ser capaz de controla la humedad
con el caudal de ventilación y con la elevación de la temperatura por parte de un generador de calor.
Ciclo de absorción

Entre las combinaciones de equipos que pueden trabajar hibridados para climatizar edificios y producir a.c.s.
están tomando mayor protagonismo los ciclos de absorción que aprovechan el calor residual de un sistema de
cogeneración, una pila de combustible, un sistema solar térmico o incluso una caldera compatible en el futuro
para trabajar con gases para la combustión renovables.

No es una tecnología nueva, pues se iniciaron los trabajos en los primeros equipos funcionales nada menos que
en 1860 por parte de Ferdinand Carré. Durante la segunda mitad del siglo XX los ciclos de refrigeración por
compresión mecánica tomaron la iniciativa a la hora de aplicarlos a climatización. Utilizaban refrigerantes
fluorados que, al constatarse el efecto dañino que provocaron por la eliminación de la capa de ozono, dieron
paso a otros refrigerantes ya a finales de siglo, que no atacaban a la capa de ozono, pero sí producían efecto
invernadero. Hoy en día se habla de refrigerantes que tienen equivalencias en emisiones de CO 2 más bajas que
los del siglo pasado, pero hasta el actual R32 tiene todavía potenciales GWP de 750 veces superior al CO 2 en
20 años.

Esto hace pensar en un cambio de rumbo y volver a mirar al ciclo de absorción que utiliza como absorbente, por
ejemplo, el Bromuro de Litio para aplicaciones de climatización, o amoniaco para refrigeración a temperaturas
por debajo de 0°C.

En un ciclo de absorción el refrigerante es agua, con un GWP equivalente de 0. El absorbedor el Bromuro de


Litio de muy bajo GWP y a presiones de trabajo en el interior de la máquina mucho más bajas que las presiones
de trabajo de los refrigerantes en una máquina de compresión, por lo que el riesgo o potencial de fuga es muy
inferior.

Estos ciclos de absorción necesitan de un aporte de calor en el generador para que se desprenda todo el
refrigerante y recuperar las sales de bromuro que se llevan nuevamente al absorbedor.

La fuente de calor puede tomarla de un sistema solar térmico por ejemplo ya instalado para producción de
a.c.s., con esto, hibridando estos equipos obtenemos servicio de frío y a.c.s. en verano. Hibridando con un
sistema de cogeneración o pila de combustible que genera calor residual también en verano, que producen
a.c.s. y a su vez aportan el calor necesario para el generador del ciclo de absorción, podremos contar con
producción de frío en el edificio, con menos potencial de calentamiento por no utilizar refrigerantes.

Conclusiones

Los sistemas híbridos pueden ser una llave para llegar a la descarbonización de nuestros sistemas de
calefacción existentes. Tenemos mucho parque de calderas que se puede completar con un sistema solar o una
bomba de calor. De esta manera se puede evitar el arranque de estos generadores durante más de 6 meses.
Esto no ahorra solamente combustible, también evita emisiones de CO 2 y reduce el impacto por los gases de
efecto invernadero considerablemente. Igual que en un coche, las emisiones de una caldera durante la fase de
arranque pueden ser más elevadas. Una caldera que se enciende en verano únicamente para calentar agua
estará funcionando en ciclos cortos, pero sus emisiones se repiten en cada arranque.
Si un usuario ha decidido realizar un cambio, no tiene que cambiar todo el sistema de emisores, como hace
unos años, para aprovecharse de la eficiencia de una bomba de calor. Hoy en día ya existen muchos modelos
en el mercado que pueden sustituir una caldera con impulsión superior a 60°C en calefacción. Y el usuario que,
a pesar de todo, quiere mantener la fiabilidad, puede mantener su sistema actual y añadir la bomba de calor
creando un sistema híbrido.

Los sistemas híbridos de calefacción modernos no solamente son capaces de utilizar varias fuentes de energía
para calefacción y producción de agua caliente, además, abren la posibilidad de aprovechar el calor para otros
usos, por ejemplo, el calentamiento de una piscina. También pueden prestar diferentes servicios como
refrigeración o ventilación. La inversión para una instalación híbrida es notablemente más alta que comprar un
solo generador. Pero la combinación y planificación correcta para cada aplicación limita el número de
componentes y un sistema híbrido es flexible y se puede ampliar en cualquier momento. Una caldera de
condensación se puede completar fácilmente con un sistema solar térmico unos años más tarde, siempre y
cuando se haya previsto instalar un depósito de inercia o un depósito combinado desde el principio. Lo mismo
se puede hacer en caso de una bomba de calor; con el tiempo se puede añadir un sistema solar térmico o solar
fotovoltaico. El ahorro de energía y el coste de funcionamiento durante la vida útil del sistema justifican este tipo
de inversiones.

Hay que destacar que ya existen en el mercado productos creados como híbridos, orientados a la reposición
total o parcial de un generador o sistema de calefacción/agua caliente sanitaria existente por un sistema
preconcebido y fabricado como híbrido, por ejemplo, una caldera de condensación en combinación con una
bomba de calor (aerotermia), al igual que existen equipos que pueden hibridarse con el generador existente
funcionando como complemento en la producción de calefacción o a.c.s.

Evidentemente, toda inversión se tiene que rentabilizar. Tanto fabricantes como instaladores realizan estudios
de viabilidad y simulaciones de funcionamiento y consumos de los nuevos sistemas calculando los ahorros
previstos respecto a la instalación existente. Con toda esta información se puede calcular la amortización del
sistema y trasladar esta información al cliente final.

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