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El policial negro
Orígenes
Este género se desarrolló originalmente en Estados Unidos, a partir de la década de 1930. El libro
que se suele considerar precursor de este género es Cosecha roja, de Dashiell Hamett publicada en 1929. A
partir de ella, hubo una especie de boom de los relatos policiales duros, los cuales incluían la mayor parte de
las características de Cosecha roja, y agregaban algunos elementos nuevos. El propio Hammet y Raymond
Chandler son considerados los padres fundadores del género, que luego se difundió en todo el mundo.
La primera característica distintiva del policial negro es que su protagonista es un detective
privado. Este se involucra en los casos, al menos al principio, porque lo contratan para hacerlo. El modelo
típico del detective en este género es el de un hombre solitario, con problemas económicos, con más fuerza
y tenacidad que inteligencia. En general consumen mucho alcohol, son pesimistas y están desilusionados
del mundo. En cuanto a su conducta personal, suelen ser personas honestas, leales a sus clientes y a sus
pocas amistades.
Los crímenes que aparecen en el policial negro son diferentes a los del género clásico. En este
existen los asesinatos, pero en general están relacionados con cuestiones de dinero, con el mundo del delito
y la corrupción. Los criminales forman parte de las mafias u otras organizaciones de delincuentes, y muchas
veces pueden ser policías, jueces o gobernantes que, entregados a la corrupción, forman parte del mundo del
crimen. Por estos motivos, los crímenes no están tan relacionados con lo privado de los personajes, sino con
su vida pública, y muchas veces ocurren en las calles o en lugares donde hay mucha gente.
El mundo del policial negro es un mundo violento, lleno de crímenes y corrupción. En medio
de ese ambiente se mueve un detective privado que, a pesar de usar métodos violentos muchas veces, se
destaca por sus valores (principalmente la honestidad). Esto lo va a llevar a correr muchos riesgos: su vida
se verá amenazada en más de una oportunidad, recibirá golpes y tendrá que defenderse usando sus propios
puños o su arma, que siempre lleva cargada. En esta tarea de sobrevivir y llevar adelante el caso, el
detective contará (más que con la inteligencia de los detectives clásicos) con su intuición, su
experiencia y su tenacidad.
Policial negro y crítica social
El policial negro tuvo como contexto de aparición una situación social muy crítica que atravesó
Estados Unidos después de la caída de la bolsa de Nueva York en 1929 y, sobre todo, con la
implementación de la llamada “Ley seca”. Esta ley, que fue implementada en 1920, prohibía la fabricación,
distribución y venta de bebidas alcohólicas en todo el país. El resultado fue casi opuesto a lo que la ley
buscaba, ya que en seguida aparecieron fábricas clandestinas, redes de distribución ilegal, contrabandistas
de alcohol y bares encubiertos. Este enorme negocio, cuyos réditos se hicieron mucho más grandes por el
hecho de ser ilegal, estaba manejado por bandas de criminales y sólo era posible con el aval de
funcionarios, jueces y policías corruptos que eran comprados con el propio dinero de la venta ilegal de
alcohol. Al mismo tiempo, las guerras entre las diferentes bandas generaban mucha violencia en las calles.
Los resultados de la Ley seca fueron tan catastróficos que en 1933 fue derogada, pero para entonces las
organizaciones criminales estaban tan asentadas que, en lugar de desaparecer, se volcaron a otros
“negocios” ilícitos como la distribución de drogas, los robos a gran escala y los casinos clandestinos.
Este contexto está fuertemente representado en el policial negro. El pesimismo característico de sus
protagonistas tiene que ver con una sensación social de que “ya no se podía confiar en nadie”. La
corrupción es un tema frecuente en estas historias y si la policía no es capaz de resolver los casos que
se presentan no por incapacidad (como sucedía en el policial clásico) sino por interés en que no se
resuelvan. Por otra parte, muchas de historias nos muestran cómo, a pesar de todos los esfuerzos del
detective, los criminales quedan impunes. Esto representa una crítica a la justicia y a sus funcionarios, que
tampoco suelen cumplir su tarea como deberían.
En el policial negro el detective ha dejado de encarnar la razón pura. Así, mientras en el policial
clásico todo se resuelve a partir de secuencias lógicas de hipótesis, deducciones con el detective inmóvil, en
el policial negro, el detective se lanza al encuentro de los hechos, se deja llevar en una investigación
que puede llevar fatalmente a nuevos crímenes. El detective, que es un profesional y actúa motivado por
el dinero, hace bien su trabajo y recibe su sueldo (a diferencia de la novela clásica en la cual el detective es
un aficionado).
Como vemos, el dinero cumple un papel central en el género. Suele ser el único interés por el que se
mueven la mayoría de los personajes y son capaces de hacer cualquier cosa por conseguirlo. El policial
negro apunta su crítica a esta situación: advierte a la sociedad sobre la pérdida de valores y un interés
desmedido por las cosas materiales. Es así que el detective, con su particular sentido del honor, la
fidelidad a sus clientes y el amor sincero que suele sentir por alguna de las mujeres de la historia, es
presentado como un héroe moderno. Aunque, paradójicamente, un héroe con esas características solo puede
ser considerado un “perdedor” en una sociedad como la suya.
Tipo de relato Policial clásico (de enigma) Policial de la serie negra