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Tsunami

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Este aviso fue puesto el 9 de enero de 2019.

Para otros usos de este término, véase Tsunami (desambiguación).

Esquema de un tsunami.

Animación de una ola en aguas


someras.Simulación de un tsunami.
Arriba: pueblo en la costa de Sumatra en ruinas debido al tsunami de 2004 Abajo: vista
de Sendai (Japón) inundada tras el tsunami de 2011.

Un tsunami,1 sunami 2 (del japonés 津 [tsu], 'puerto' o 'bahía', y 波 [nami], 'ola')3


o maremoto (del latín mare, 'mar', y motus, 'movimiento')43 es un evento complejo
que involucra un grupo de olas en un cuerpo de agua de gran energía y de tamaño
variable que se produce cuando se desplaza verticalmente una gran masa
de agua por algún fenómeno extraordinario, por ejemplo, terremotos, erupciones
volcánicas, detonaciones nucleares submarinas, deslizamientos de
terreno, impacto de meteoritos, etc.5 A diferencia de las olas oceánicas normales
producidas por el viento, o las mareas, que son generadas por la atracción
gravitatoria del Sol y la Luna, un tsunami es generado por el desplazamiento de
agua. Los tsunamis con olas desproporcionalmente altas se
denominan megatsunamis.

Este tipo de olas desplazan una cantidad de agua muy superior a las olas
superficiales producidas por el viento. Se calcula que el 75% de estos fenómenos
son provocados por terremotos, en cuyo caso reciben el nombre más correcto y
preciso de «tsunamis tectónicos».6 La energía de un maremoto depende de
su altura, de su longitud de onda y de la longitud de su frente. La energía total
descargada sobre una zona costera también dependerá de la cantidad de picos
que lleve el tren de ondas.7 Es frecuente que un tsunami que viaja grandes
distancias disminuya la altura de sus olas, pero siempre mantendrá una velocidad
determinada por la profundidad sobre la cual el tsunami se desplaza.
Normalmente, en el caso de los tsunamis tectónicos, la altura de la onda de
tsunami en aguas profundas es del orden de un metro, pero la longitud
de onda puede alcanzar algunos cientos de kilómetros. Esto es lo que permite que
aun cuando la altura en océano abierto sea muy baja, esta altura crezca de forma
abrupta al disminuir la profundidad, con lo cual, al disminuir la velocidad de la
parte delantera del tsunami, necesariamente crece la altura por transformación
de energía cinética en energía potencial. De esta forma una masa de agua de
algunos metros de altura puede arrasar a su paso hacia el interior.

Causas y fenomenología[editar]
Antiguamente, el término tsunami se utilizaba para referirse a las olas producidas
por huracanes y temporales que podían entrar tierra adentro, pero estas no
dejaban de ser olas superficiales producidas por el viento. Tampoco se debe
confundir con la ola producida por la marea conocida como macareo. Este es un
fenómeno regular y mucho más lento, aunque en algunos lugares estrechos y de
fuerte desnivel pueden generarse fuertes corrientes.

La mayoría de los tsunamis son originados por terremotos de gran magnitud bajo
la superficie acuática. Para que se origine un tsunami, el fondo marino debe ser
movido de manera abrupta en sentido vertical, de modo que una gran masa de
agua del océano sea impulsada fuera de su equilibrio normal. Cuando esta masa
de agua trata de recuperar su equilibrio genera olas. El tamaño del tsunami estará
determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo marino entre
otros parámetros como la profundidad del lecho marino. No todos los terremotos
bajo la superficie acuática generan tsunamis, sino solo aquellos de gran magnitud,
con hipocentro en el punto de profundidad adecuado.

Un tsunami tectónico producido en un fondo oceánico de 5 km de profundidad


desplazará toda la columna de agua desde el fondo hasta la superficie. El
desplazamiento vertical puede ser tan solo de centímetros; pero, si se produce a la
suficiente profundidad, la velocidad será muy alta y la energía transmitida a la
onda será enorme. Aun así, en alta mar la ola pasa casi desapercibida, ya que
queda camuflada entre las olas superficiales. Sin embargo, destacan en la quietud
del fondo marino, el cual se agita en toda su profundidad.

Debido al cinturón de fuego, la zona de sismos más activa del planeta, el océano
Pacífico es el lugar más afectado por este tipo de fenómenos. En particular, Japón
es el país más golpeado por los tsunamis, a causa de su ubicación geográfica.8
Por ello, está área del Pacífico es la única con un sistema de alertas
verdaderamente eficaz.[¿según quién?]

Física de los tsunamis tectónicos[editar]


No existe un límite claro respecto de la magnitud necesaria de un sismo como
para generar un tsunami. Los elementos determinantes para que ocurra un
tsunami son la magnitud del sismo originador, la profundidad del hipocentro y la
morfología de las placas tectónicas involucradas. Esto hace que para algunos
lugares del planeta se requieran grandes sismos para generar un tsunami, en
tanto que para otros baste con sismos de menor magnitud. En otros términos, la
geología local, la magnitud y la profundidad focal son parte de los elementos que
definen la ocurrencia o no de un tsunami de origen tectónico.7

La velocidad de las olas puede determinarse a través de la ecuación:

donde D es la profundidad del agua que está directamente sobre el sismo y g, la


gravedad terrestre (9,8 m/s²).9

A las profundidades típicas de 4-5 km las olas viajarán a velocidades en torno a


los 600 kilómetros por hora o más. Su amplitud superficial o altura de la
cresta H puede ser pequeña, pero la masa de agua que agitan es enorme, y por
ello su velocidad es tan grande; y no solo eso, pues la distancia entre picos
(longitud de onda) también lo es. Es habitual que la longitud de onda de la cadena
de olas de un tsunami sea de 100 km, 200 km o más.

Cuando la ola entra en aguas poco profundas, se


ralentiza y aumenta su amplitud (altura).
El intervalo de tiempo entre cresta y cresta (período de la onda) puede durar
desde menos de diez minutos hasta media hora o más. Cuando la ola entra en
la plataforma continental, la disminución drástica de profundidad hace que la
velocidad de la ola disminuya y empiece a aumentar su altura. Al llegar a la costa,
la velocidad habrá decrecido hasta unos 50 kilómetros por hora, mientras que la
altura ya será de unos 3 a 30 m, dependiendo del tipo de relieve que se encuentre.
La distancia entre crestas (longitud de onda L) también se estrechará cerca de la
costa.

Debido a que la onda se propaga en toda la columna de agua, desde la superficie


hasta el fondo, se puede hacer la aproximación a la teoría lineal de
la hidrodinámica. Así, el flujo de energía E se calcula como:

siendo 'd' la densidad del fluido.

La teoría lineal predice que las olas conservarán su energía mientras no rompan
en la costa. La disipación de la energía cerca de la costa dependerá de las
características del relieve marino. La manera como se disipa dicha energía antes
de romper depende de la relación H/h. Una vez que llega a tierra, la forma en que
la ola rompe depende de la relación H/L. Como L siempre es mucho mayor que H,
las olas romperán como lo hacen las olas bajas y planas. Esta forma de disipar la
energía es poco eficiente, y lleva a la ola adentrarse en tierra como una
gran marea.7

A la llegada a la costa la altura aumentará, pero seguirá teniendo forma de onda


plana. Se puede decir que hay un trasvase de energía de velocidad a amplitud. La
ola se frena pero gana altura. Pero la amplitud no es suficiente para explicar el
poder destructor de la ola. Incluso en un tsunami de menos de 5 m los efectos
pueden ser devastadores. La ola arrastra una masa de agua mucho mayor que
cualquier ola convencional, por lo que el primer impacto del frente de la onda viene
seguido del empuje del resto de la masa de agua perturbada que presiona,
haciendo que el mar se adentre mucho en tierra. Por ello, la mayoría de los
tsunamis tectónicos se asemejan a una poderosa riada, en la cual es el mar el que
inunda a la tierra, y lo hace a gran velocidad.

Antes de su llegada, el mar acostumbra a retirarse de la costa, que en caso de


fondos relativamente planos, puede llegar a varios centenares de metros, como
una rápida marea baja. Desde entonces hasta que llega la ola principal pueden
pasar de 5 a 10 minutos, como también existen casos en los que han transcurrido
horas para que la marejada llegue a tierra. A veces, antes de llegar la cadena
principal de olas del tsunami, que realmente arrasará la zona, pueden aparecer
«micro tsunamis» de aviso. Así ocurrió el 26 de diciembre de 2004 en las costas
de Sri Lanka donde, minutos antes de la llegada de la ola fuerte, pequeños
tsunamis entraron unos cincuenta metros playa adentro, provocando el
desconcierto entre los bañistas antes de que se les echara encima la ola mayor.
Según testimonios, «se vieron rápidas y sucesivas mareas bajas y altas, luego el
mar se retiró por completo y solo se sintió el estruendo atronador de la gran ola
que venía».

En la animación del tsunami del Índico de


2004 se puede observar cómo la onda se curva por los extremos y
cómo Bangladés apenas sufre sus efectos, mientras que Sri Lanka, en la dirección
de la zona central de la ola, la recibe de lleno.
Debido a que la energía de los tsunamis tectónicos es casi constante, pueden
llegar a cruzar océanos y afectar a costas muy alejadas del lugar del suceso. La
trayectoria de las ondas puede modificarse por las variaciones del relieve abisal,
fenómeno que no ocurre con las olas superficiales. En los tsunamis tectónicos,
dado que se producen debido al desplazamiento vertical de una falla, la onda que
generan suele ser un tanto especial. Su frente de onda es recto en casi toda su
extensión. Solo en los extremos se va diluyendo la energía al curvarse. La energía
se concentra, pues, en un frente de onda recto, lo que hace que las zonas
situadas justo en la dirección de la falla se vean relativamente poco afectadas, en
contraste con las zonas que quedan barridas de lleno por la ola, aunque estas se
sitúen mucho más lejos. El peculiar frente de onda es lo que hace que la ola no
pierda energía por simple dispersión geométrica, sobre todo en su zona más
central. El fenómeno es parecido a una onda encajonada en un canal o río. La
onda, al no poder dispersarse, mantiene constante su energía. En un tsunami
existe cierta dispersión pero, sobre todo, en las zonas más alejadas del centro del
frente de onda recto.

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