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Índice

INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1: Discapacidad: análisis conceptual, abordajes y atravesamientos
1.1 Discapacidad desde las Ciencias Sociales: conceptualizaciones y
perspectivas. Aportes desde el Trabajo Social
1.2 Sujetos protagonistas desde un análisis interseccional
1.3 Discapacidad y cuidados. Familiarización del cuidado
1.4 Discapacidad y salud. Abordajes y campo de salud en Argentina.
Intervenciones del Trabajo Social.
CAPÍTULO II: Discapacidad, marco normativo y políticas públicas
2.1 Derechos y rol del Estado. Marco normativo en discapacidad
2.2 Derecho a la salud
2.3 Derecho al cuidado
2.4 Políticas públicas dirigidas a discapacidad en Córdoba
2.4.1 Espacios dirigidos a personas con discapacidad en Villa Dolores:
distinción ámbito público y ámbito privado

CAPÍTULO III: Caracterización de escenario


3.1 Centro de Rehabilitación del Hospital de Villa Dolores: identidad
institucional, abordajes y articulaciones
3.2 Implicancias del rol del Trabajo Social en el abordaje
3.3 Representaciones sobre discapacidad en el escenario
3.4 Coyuntura. Reclamo salarial del sector salud y escenario post-
pandemia
3.5 Expresiones colectivas de personas con discapacidad y sus familiares
en el territorio
CAPÍTULO IV: Nuestra intervención pre- profesional
4.1 Dimensiones ético-políticas, técnico-operativas y teórico-
metodológicas del Trabajo Social. Nuestro posicionamiento
4.2 Proceso de inserción de la práctica pre profesional
4.3 Objeto de intervención y diseño de estrategia
4.4 Implementación de la estrategia
4.5 Cierre de práctica: reflexiones y devoluciones.
CONSIDERACIONES FINALES
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
ANEXOS

INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo se desarrolla en el marco de nuestra práctica de intervención pre-


profesional de la Carrera de Trabajo Social, correspondiente a la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, sede Centro Regional de Educación
Superior (CRES) Villa Dolores. En el mismo damos cuenta del proceso de práctica
académica del quinto nivel de formación, llevado a cabo durante septiembre del año 2022 y
junio del año 2023.

Nuestro centro de práctica fue el Área de Rehabilitación de Discapacidad del Hospital


Regional de Villa Dolores, perteneciente a la red provincial de Córdoba de centros de
rehabilitación, bajo dependencia de la Subsecretaría de discapacidad, rehabilitación e
inclusión del Ministerio de Salud provincial.

Optamos por realizar nuestro proceso de práctica en esta institución, motivadas por los
aportes que el rol del Trabajo Social (TS) puede brindar al campo de la salud. Los mismos se
inscriben dentro de debates en pugna respecto de “las conceptualizaciones sobre la salud, sus
dimensiones y perspectivas de intervención y otras definiciones acerca del lugar de las
profesiones – particularmente TS - en el sostenimiento de la salud pública” (Nucci, 2018,
p.11). En nuestra elección consideramos la importancia que adquiere incorporar el enfoque de
derechos en los procesos de salud-enfermedad en general, y en el derecho al acceso a la salud
de las personas con discapacidad (PCD) en particular. En este sentido, destacamos el rol
central del Estado en la creación de políticas sanitarias, en tanto garante y responsable
(Abramovich, 2002).

Ordenamos en cuatro capítulos el proceso de intervención. En el capítulo uno desarrollamos


la temática central de nuestra intervención pre profesional, la discapacidad, en sus
dimensiones conceptuales. Comenzamos precisando los aportes realizados desde las ciencias
sociales para su abordaje. Luego, abarcamos las perspectivas históricas que han desarrollado
marcos de interpretación respecto a la discapacidad, sus necesidades y los modos de
respuesta, contemplando cómo ha de conjugarse el rol de la producción social de la
discapacidad y de la ideología de la normalidad.

Con posterioridad, nos centraremos en los sujetos, las PCD. Reconociendo su autonomía y
protagonismo, y el conjunto de vulneraciones que los intersectan. Seguidamente,
introducimos la noción de cuidados, y la familiarización de los mismos. Por último,
desarrollamos los atravesamientos referidos a la salud en cuanto a las intervenciones del TS,
desmembrando también la composición del campo de la salud.

El segundo capítulo alude al marco normativo, y a la acción estatal traducida en políticas


públicas en el ámbito de la discapacidad. En tanto el enfoque de derechos es un eje nodal en
nuestra profesión, señalamos las normativas más relevantes vinculadas a discapacidad.

Dimos comienzo situando el rol del Estado como garante de derechos, para luego desarrollar
las leyes principales que regulan el marco jurídico desde el derecho internacional y el
nacional. Nos detenemos en el derecho de la salud primero, y en el derecho al cuidado
después, distinguiendo las particularidades de cada uno, y los debates vigentes en la
actualidad al respecto.

Continuamos situando en territorio las acciones estatales llevadas a cabo, las políticas
públicas presentes en Villa Dolores, para finalizar desarrollando el Programa en el cual se
inscribe nuestro centro de práctica, la Red Provincial de Rehabilitación en discapacidad de la
Provincia de Córdoba.

En el tercer capítulo desarrollamos la caracterización del Centro de Rehabilitación del


Hospital de Villa Dolores donde hemos realizado la práctica, dando cuenta de su identidad,
abordajes y articulaciones. Luego, nos detenemos en el rol que adquiere el TS en este
escenario. Seguidamente, mencionamos la manera en que se configuran las representaciones
sobre discapacidad en este marco.

En consiguiente, abordamos las particularidades de la coyuntura, signadas por el reclamo


salarial llevado a cabo en el transcurso del 2022 y 2023 a nivel nacional, y sus impactos en la
institución y los profesionales del equipo. También destacamos como dimensión importante
la contextualidad post pandémica.
Por último, recuperamos las expresiones colectivas de PCD y sus familiares en el territorio,
en tanto precedentes y apuestas organizativas.

En el cuarto capítulo, damos cuenta de la reconstrucción del proceso de intervención pre


profesional realizado. En un primer momento, elaboramos nuestros posicionamientos
enunciando las dimensiones ético-políticas, teóricas-metodológicas y técnico-operativas que
han atravesado nuestra práctica académica.

Luego, describimos el primer momento de la práctica, el proceso de inserción. Con


posterioridad, desarrollamos como segundo momento, el diseño de estrategia, reparando en
el objeto de intervención y, mencionando los objetivos, las líneas de acción y las actividades.
Hacemos presente nuestra premisa respecto a llevar adelante intervenciones situadas, en
interacción con otros, atravesadas por diferentes posiciones interseccionales.

Seguidamente, exponemos la implementación de dicha estrategia, con el devenir de las


diversas aristas que han surgido en el acto. Concluimos el capítulo desarrollando el cierre de
práctica, con las reflexiones y devoluciones derivadas, principalmente acerca de los
aprendizajes vivenciados.

Por último, en el capítulo de cierre, se reflejan reflexiones que se desprenden de nuestro


proceso de intervención caracterizado por rupturas y continuidades. Asimismo, recuperamos
la relevancia de la profesión de Trabajo Social y la disputa por la legitimidad profesional en
espacios de salud.

Antes de finalizar este apartado, hemos de delinear consideraciones respecto al lenguaje


utilizado en este trabajo. Hemos optado por utilizar al genérico masculino, en consonancia
con la búsqueda de generar las mayores condiciones de legibilidad posibles y al alcance.
Consideramos de suma importancia la propuesta del lenguaje neutro, en tanto problematiza
las diferencias de género y el sexismo en los escritos académicos, búsquedas con las que nos
encontramos afines. Mas el uso de la letra “x” y de la “e” plantea una dificultad para el caso
de personas con discapacidad visual que utilizan lectores de pantalla para convertir el texto en
voz, para generar íconos sonoros o para producir textos en lenguaje braille.

CAPÍTULO 1: Discapacidad: análisis conceptual, abordajes y atravesamientos


1.1 Discapacidad desde las Ciencias Sociales: conceptualizaciones y perspectivas.
Aportes desde el Trabajo Social

“¿Cuántos conceptos tendremos que romper para poder pensar?”


(Hermida y Campana Alabarce, 2021, p. 97)

Las diferentes perspectivas y marcos de interpretación existentes sobre discapacidad forjan


implicancias prácticas. De las definiciones acerca de discapacidad, derivan definiciones de
demandas, necesidades y respuestas. Tal como señala Mareño Sempertegui y Masuero
(2010):

Estos modelos de conceptualización e interpretación generan representaciones sociales y


visiones que confieren fundamento a la legislación vigente, a las políticas e
intervenciones sociales del Estado y de sus instituciones, a las iniciativas promovidas por
organizaciones no gubernamentales y empresas privadas, a las prácticas y prestaciones
profesionales, a los estudios e investigaciones académicas y a las actitudes de la sociedad
en general. (p. 95)

Repercuten, asimismo, en las dimensiones identitarias, es decir, en las construcciones de


identidad de las personas con discapacidad y su entorno (Rodríguez, 2011).

La discapacidad desde la perspectiva de las ciencias sociales representa un tema emergente.


Los aportes desarrollados desde este enfoque son significativos en tanto se aborda la
discapacidad como construcción cultural históricamente situada (Arellano, 2019) y como
producción social. Desataca relaciones de asimetría y desigualdad, en las que la noción de
normalidad es un patrón que opera como criterio de demarcación, selección, separación y de
reconocimiento de la discapacidad (Almeida y Angelino, 2012). De esta manera, segregando
lo que no es considerado normal, se generan mecanismos de exclusión.

Su origen es de anclaje social y la responsabilidad es colectiva. Significa, pensar la


discapacidad en el contexto de las relaciones sociales y en la producción material y simbólica
de significados de nuestra sociedad (Rosato et al, 2009).
Difiere de las interpretaciones derivadas de las ciencias naturales y médicas, que entienden a
la discapacidad ligada a factores biológicos, al déficit, y a la enfermedad (Almeida y
Angelino, 2012). De responsabilidad individual. Tal es el caso de las definiciones
provenientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que si bien a lo largo de los
años ha incorporado determinantes sociales, continúan dirigidas a fines de establecer
diagnósticos.

Un abordaje integral que incorpore las perspectivas desde las ciencias sociales, contempla los
roles que ejercen las barreras sociales, los determinantes sociales, y los entornos
discapacitantes, producto de los mecanismos de exclusión generadores de desigualdad.

Dimensión socio histórica de la discapacidad. Modelos de interpretación

Discapacidad en tanto categoría social, es “resultado de un proceso histórico de definición, de


constante construcción y que adquiere sentido en cada sociedad particular” (Arellano, 2019,
p. 51). Atender a las dimensiones socio-históricas que conforman la discapacidad permite
destacar sus expresiones particulares: “en cada espacio geográfico y relacional se manifiesta
de modo puntual, como concepto, fenómeno, representación, mentalidad y objeto (…)”
(Arellano, 2019, p. 11).

Estas definiciones, permean y se modifican con el transcurrir de las transformaciones de la


sociedad. Pueden identificarse cuatro grandes perspectivas, que pese a que serán presentadas
en orden cronológico, articulan entre sí en clave de ruptura y continuidades.

- De la prescindencia
Data del período de la Antigüedad y Edad Media. Es llamado el modelo de la
prescindencia dado que desde esta perspectiva se considera a las personas con
discapacidad como prescindibles. Se las entiende como una carga para la sociedad. A
las causas de la discapacidad son asignados motivos religiosos, como consecuencia
del enojo de los dioses. Deriva en dos submodelos, el eugenésico y el de
marginalización (Cenacchi, 2018).

- Médico-rehabilitador
Surge después de la II Guerra Mundial. Atribuye el origen de la discapacidad a causas
médicas y biológicas, por lo que el énfasis está puesto en los síntomas, las
deficiencias, y en el tratamiento de rehabilitación posible. Contiene un horizonte de
normalización, de acercarse a través del tratamiento médico a un patrón de
normalidad. Por esto, el foco está en la condición individual de las personas con
discapacidad. (Cenacchi, 2018)
“Como tragedia personal, se funda en la existencia de un déficit que «enluta»
la vida del sujeto y su familia. El discapacitado está determinado a desempeñar el rol
de enfermo –aunque como enfermo atípico, ya que se parte de suponer la cronicidad
de la deficiencia y éste, por definición, no es un estado deseable– por lo que se espera
que busque ayuda profesional para recuperar su condición anterior (o adquirir un
estado de salud que nunca tuvo, en el caso de quien nació discapacitado)” (Rosato et
al, 2009, p.)

- Modelo social
Se desarrolla en la década del ’70. Representa un giro en la interpretación de las
causalidades, alegando que las causas que originan la discapacidad no son biológicas
sino sociales (Mareño Sempertegui y Masuero, 2010). Por lo tanto, tiene una
interpretación relacional, atendiendo a la interacción entre sujeto y entorno. De esta
manera, “el centro del problema son las limitaciones de la sociedad para prestar
servicios apropiados y para asegurar que las necesidades de las personas con
discapacidad sean tenidas en cuenta dentro de la organización social” (Rodríguez,
2011). Este planteo conduce a buscar soluciones colectivas.
“Los problemas que acarrea la discapacidad son producciones sociales
originadas en las relaciones de desigualdad social, y en este sentido, la noción de
adaptación como transformación hace referencia a la sociedad y no a los individuos.
La apropiación desigual de los bienes materiales y simbólicos, característica de la
organización social capitalista, genera manifestaciones distintas de la discapacidad
ante la presencia de deficiencias similares” (Rosato et al, 2009, p. 92)

- Diversidad funcional
En los últimos años se ha ido potenciando el discurso de la diversidad. Plantea que la
diversidad, la diferencia, es un atributo del ser humano, y como tal, se consolida en el
encuentro de dos realidades diferentes. Se hace uso de la categoría “diversidad funcional” en
vez de discapacidad. Proclaman como tópicos centrales la autodeterminación, el respeto y la
dignidad, nutriéndose de postulados multiculturalistas y del movimiento político y social
mundial de pcd llamado Movimiento de Vida Independiente (MVI) (Rosato et at, 2009)

En la misma línea, se encuentra la corriente de los Disability Studies (DS) (en castellano,
estudio sobre discapacidad). Esta perspectiva teórica enuncia desde las voces de las personas
con discapacidad, introduce a pensar la discapacidad en tanto generada por un modo de
producción, por un modo de traducción. (Rosato et al, 2009).
También cabe mencionar a los aportes de los estudios críticos de la discapacidad. Estos
estudios se enfocan en desarrollos teóricos que privilegian las comprensiones culturales,
discursivas y relacionales de la discapacidad, articulando y estableciendo interlocución con
las teorías feministas, queer y decoloniales (Hernandez y Revuelta, 2021). Adhieren también
a premisas sobre la dignidad y la autodeterminación, y establecen un importante
reconocimiento de las condiciones singulares, cuestionando las visiones estandarizadas.

Ideología de la normalidad

Para comprender el cuerpo discapacitado es necesario retomar el concepto


de la normalidad, del cuerpo normal(...) La forma en que se construye la normalidad,
crea así el "problema" de la persona con·discapacidad
(Davis, 2006)

La ideología de la normalidad explica que mediante la instauración de un patrón acerca de lo


que es “normal” se generan demarcaciones dicotómicas entre lo incluido-excluido. Jerarquiza
a la normalidad como lo deseable, como un ideal a alcanzar que regula pertenencias y
valoraciones. Consignando a la anormalidad lo indeseable.

Normalidad se constituye como un concepto potente en el establecimiento de


demarcaciones entre lo Mismo y lo Otro y que incluye bajo la denominación de
anormales a grupos cada vez más numerosos de los que pueden ser agrupados como
‘el resto’, de lo que no somos nosotros (Vallejos, 2009, p.95).

Tiene una dimensión histórica, en tanto la idea de la existencia de la normalidad resulta un


rasgo de cierto tipo de sociedad:
Lo que aquí he querido mostrar es que el término mismo de la "normalidad", término que
permea nuestra vida actual, es una configuración que surge en un momento histórico en
particular. Es parte de la idea del progreso, la industrialización y la consolidación ideológica
del poder de la burguesía. Las implicaciones de la hegemonía de la normalidad son profundas
y se extienden hasta el corazón mismo de la producción cultural. (Davis, 2006, p. 210).

La ideología de la normalidad opera en el sentido común, en los discursos científicos, en las


prácticas profesionales e institucionales, y en la mirada estatal que produce políticas públicas.
Estas últimas dotan de capacidad de producir y reproducir la violencia simbólica y las
categorías de “unos-otros”/”ellos-nosotros”.

(...)estableciendo la demarcación social y la consecuente legitimación de la exclusión


a partir de dispositivos específicos Es decir que, tanto en la legislación como en el
diseño de planes y programas sociales, en las medidas de política, se elude pensar en
los procesos de producción de la discapacidad fuertemente anclados en la
desigualdad, ya que se relaciona esta desventaja a la naturalización del déficit como
problema individual de los sujetos «afectados». (Rosato et al., 2009, p. 16).

Identificar los mecanismos mediante los que opera lo normal como canon, es fundamental
para analizar el contenido de las políticas públicas, las intervenciones profesionales, y poder
re-pensar y deconstruir las posiciones asumimos en tanto ciudadanía y en tanto cientistas
sociales en formación, en pos de de promover inclusividad.

Aportes desde el Trabajo Social: el enfoque de derechos

El TS, como disciplina de las Ciencias Sociales, se involucra en los procesos de


construcción/ampliación de ciudadanía, en términos de promover y contribuir a garantizar el
acceso a derechos. De esta manera, las diversas situaciones de vulneración de derechos, de
exclusión y de desigualdad social a las que las personas con discapacidad se encuentran
expuestas, resultan un ámbito de implicancia de la profesión. Las personas con discapacidad
vivencian una forma de ciudadanía devaluada, siendo considerados como sujetos de tutela
permanente (Rosato et al., 2009).
Los aportes que la disciplina realiza se vinculan directamente a la relación entre el sistema de
políticas sociales (su diseño y ejecución) y el sistema de derechos humanos, dado que “las
políticas públicas, los servicios, prestaciones y recursos implementados configuran una red de
protección social que intentan dar respuesta a un grupo de población diverso y con
necesidades, inquietudes y demandas distintas” (Rodríguez, 2011).
El desafío y el horizonte, consta en construir intervenciones que contengan aportes del propio
colectivo de personas con discapacidad, reconociendo las singularidades, saliendo de recetas
heterogéneas y estandarizadas. Que ejercite la capacidad de alojar preguntas que interpelen y
guíen las prácticas, con respuestas que no son inmediatas:

¿Cómo analizar desde el Trabajo Social el fenómeno de la discapacidad? (...) ¿Se


ajustan los servicios sociales a la realidad del colectivo de personas con discapacidad?
¿El papel del Trabajo Social debe limitarse a la asignación de recursos mínimos o, por
el contrario, debe ejercer una función crítica, comprometida y activa hacia los
derechos de ciudadanía? (Rodríguez, 2011, p. 11)

Orientarse hacia el ejercicio de reflexividad activa, crítica y constante, en pos de configurar


un TS “que, ante la presencia de cuerpos alterantes, pueda asumir una intervención desde el
desconcierto, desde la afección, desde interrupciones de la norma, que desafían y ponen en
duda la mismidad” (Gandolfo et al, p. 285).

1.2 Sujetos protagonistas desde un análisis interseccional

Sujetos protagonistas
“Nada sobre nosotros sin nosotros” es un lema político que representa a las demandas de
participación y protagonismo de las PCD frente a la definición de políticas y modelos de
respuesta. Es menester hacer énfasis en las luchas llevadas a cabo en pos del reconocimiento
de las voces de las pcd, lo que genera movimientos disruptivos frente a una sociedad que
discrimina y que históricamente les ha situado en tanto “sujetos de tutela” y no “sujetos de
derechos”.

En los años 70 se conforma el llamado “Movimiento de Vida Independiente”, movimiento


social de las pcd. Su objetivo inicial y central es la participación en la sociedad, mediante un
discurso propio. Tomar las riendas de decisión y control sobre sus propias vidas. Instalaron
en ese momento otra manera de ver y entender la discapacidad, basado en el Modelo Social
de la Discapacidad (Díaz Velázquez, 2009).

Reconocer como aspecto central la autonomía de las PCD significa pugnar por la igualdad de
oportunidades para elegir, así también como, por la importancia del protagonismo de sus
voces para postular sus demandas “en sus propios términos”.

Aportes del análisis interseccional


Asimismo, para caracterizar a los sujetos, tomamos herramientas de la perspectiva
interseccional. La misma pone en relación las tramas conformadas por distintos tipos de
desigualdades, como lo son por ejemplo, clase, género y discapacidad. Permite una
comprensión ampliada y situada de las “múltiples imbricaciones de las relaciones de poder”
(Povedano, 2022, p. 40) presentes en las situaciones de vida de los sujetos.

Las necesidades particulares que requieren las pcd para mejorar su calidad de vida, precisan
de políticas públicas situadas y contextualizadas, que no omitan la existencia de estas
variables interseccionales que generan opresión y exclusión.

La interseccionalidad permite pensar “contextos de dominación construidos


históricamente”, (...) es una herramienta analítica que permite visibilizar la
diferenciación de lugares sociales que se crean a partir de las relaciones de poder que
cruzan las estructuras sociales (Grandón Valenzuela, 2017, p.15 – p.17)

1.3 Discapacidad y cuidados. Familiarización del cuidado

La familia como espacio social fundante en la vida de las personas, generalmente lleva a cabo
tareas de cuidado, crianza y educación de sus miembros. En ella construimos nuestras
primeras relaciones, experiencias y modos de aprender a ser, pensar, actuar y sentir
(González et al, 1999).

En ocasiones, en las familias y en la sociedad en la que son parte, no se ha desnaturalizado la


idea de dependencia que existe en torno a la discapacidad. Esto se encuentra reflejado en las
políticas públicas existentes, como da cuenta la autora Cárdenas Paredes (2020): “La
discapacidad, tomada como una situación de vulnerabilidad, ha generado que socialmente se
asume esta condición como demandante permanente de recursos de tipo económico, afectivo,
relacional y de cuidados” (p. 76).

La distribución social de los cuidados se encuentra históricamente estructurada de manera


desigual entre los distintos actores sociales, es decir, Estado, mercado y familias. Cuando la
responsabilidad recae mayormente en el ámbito doméstico, se produce lo que es nombrado
como familiarización del cuidado. Esto genera dependencia de las pcd en cuanto a su familia
para alcanzar su bienestar.

El concepto de familiarización de cuidado permite destacar la tensión entre ámbito público y


ámbito privado, es decir, entre Estado y familias. Esta tensión recrudece cuando “la política
pública presupone –en realidad exige- que las unidades familiares carguen con la
responsabilidad principal del bienestar de sus miembros” (Nucci et. al, 2018, p. 20). Cuando
no son reconocidas como cuestión pública, cuestión de Estado.

En tanto haya ausencia del Estado en la regulación, las tareas de cuidado se configuran de
manera diferente según la clase social y el acceso a recursos económicos. Sólo será posible
derivar las labores de cuidado a terceras personas, al ámbito privado, para quienes puedan
pagarlo. Lo mismo genera desigualdad social.

Asimismo, el trabajo de cuidado se encuentra feminizado, ya que el sesgo patriarcal se ha


impreso en esta problemática, adjudicando a las identidades feminizadas esta tarea en tanto
una asignación natural del rol. En esta línea, Orozco-Rocha y González-González (2021),
señalan que predomina el supuesto de que las mujeres dentro del ámbito familiar son las más
adecuadas para proveer cuidados, “se visualiza una forma desigual en que son distribuidas las
demandas de cuidado de la población entre instituciones y en función del género” (p. 124).
Del mismo modo, menciona la autora Batthyany (2001) “el cuidado puede definirse como la
provisión diaria de atención social, física, psíquica y emocional a las personas. (…) lo
podemos concebir como una actividad femenina generalmente no remunerada, sin
reconocimiento ni valoración social”. (p. 2)

Postulamos, por lo tanto, la importancia de “politizar la idea de los cuidados y descentralizar


la obligación exclusiva de las familias –fundamentalmente las mujeres y corporalidades
feminizadas- y así demandar una política pública integral de cuidados” (Herranz et al., 202, p.
140).
A raíz de lo mencionado, consideramos crucial recuperar algunos relatos de mujeres
familiares de pcd usuarios del centro de rehabilitación. Al referirse a su experiencia en el
proceso de cuidados que realizan a diario, manifiestan lo siguiente:

“las tareas de cuidado las realizó mayormente yo. A veces son compartidas. Mi marido
trabaja todo el día. En general recaen sobre la madre, las responsabilidades y las culpas
recaen sobre las madres” (E1, U1)

“Las tareas de cuidado de mi hijo mayor las hacemos yo y su hermana” (E2, U2)

“mi hija tiene movilidad propia y las tareas de cuidado las realizo yo porque el padre trabaja”
(E 6, U6)

“todo está a mi cargo, los trámites, las terapias a las que asiste, las tareas domésticas igual”
(E7, U7)

“hago sola la mayoría de cosas y a veces me ayuda mi madre de 77 años, ella se encarga de
todos los trámites” (E14, U14)

De esta manera, la calidad del cuidado y de la asistencia requerida para el efectivo acceso a la
salud de las PCD "se sostiene en la voluntad de los sujetos intervinientes" (Batthyany, 2020).
En donde además repercute en el desarrollo vital, las trayectorias formativas y laborales de
estas personas.

1.4 Discapacidad y salud. Campo de salud en Argentina. Abordajes e Intervenciones


del Trabajo Social

Caracterización del campo de salud en Argentina

Utilizamos la noción de campo de la salud ya que da lugar a una caracterización abarcativa


que contempla múltiples componentes, dentro de los cuales el sistema de salud es uno de
ellos. La entendemos como una red de relaciones en la que convergen actores, recursos y puja
de intereses (Spinelli, 2010). Dentro del mismo interaccionan el rol del Estado, la
organización del sistema de salud según sus sectores y niveles, entre otros.
Rol del Estado en salud

Toda política social contiene en sí una determinada definición de necesidades sociales y de la


relación entre la condición pública o privada (Danani, 2017). En el caso del campo de la
salud, la formulación de políticas públicas sanitarias contiene en sí una definición del proceso
de salud-enfermedad y del rol del Estado e implica debates y discusiones respecto al rol del
mercado. Es mediante las políticas públicas sanitarias que la salud alcanza el status de
cuestión pública.

El Ministerio de Salud de la Nación es la máxima autoridad en materia de salud, encargada


de promover programas sociales. Asimismo, dada la estructura federal del país, los gobiernos
provinciales cuentan con autonomía respecto a las políticas de salud pública y la provisión de
servicios. Por lo tanto, los lineamientos del nivel nacional resultan indicativos, quedando a
disposición de cada provincia la adhesión. A su vez, los municipios tienen a cargo la
ejecución de programas y la administración de los servicios de su órbita (Centragolo y
Devoto, 2002)

Asimismo, todo el sistema de salud argentino, y las políticas públicas dirigidas a su


regulación, se encuentra atravesado por las disputas de sentido que se presentan entre los
distintos modelos de atención.

Sistema de salud: sectores y niveles de atención

El sistema de salud en Argentina se encuentra compuesto por tres sectores, organizados cada
uno en tres niveles de complejidad.

Los tres sectores son: el público, el privado y el seguro social obligatorio (las obras sociales).
Se encuentran poco integrados entre sí y fragmentados en su interior (Cetrángolo y Devoto,
2002).

El sector público está integrado por ministerios nacionales y provinciales, y la red de


hospitales y centros de salud. Otorga prestaciones de atención gratuita a toda persona que la
demande, dirigidas a toda la ciudadanía sin distinción. Los principales usuarios son quienes
no poseen seguridad social o contratación de medicina paga. Es financiado con recursos
fiscales, recibiendo pagos ocasionales de parte del sistema de seguridad social cuando atiende
a sus afiliados (Cetrángolo y Devoto, 2002).
El sector del seguro social obligatorio está organizado en torno a las Obras Sociales (OS), que
aseguran y prestan servicios a los trabajadores y sus familias. La mayoría de las OS operan a
través de contratos con prestadores privados y se financian con contribuciones de los
trabajadores y patronales (Cetrángolo y Devoto, 2002).

El sector privado está conformado por profesionales de la salud y establecimientos que


atienden a demandantes individuales, a los beneficiarios de las OS y de los seguros privados.
Este sector también incluye entidades de seguro voluntario llamadas Empresas de Medicina
Prepaga que se financian sobre todo con primas que pagan las familias y/o las empresas
(Cetrángolo y Devoto, 2002).

En tanto a los niveles de complejidad, se distinguen tres niveles: primario, secundario y


terciario.

El nivel primario se concentra en centros de atención primaria de la salud (A.P.S.). Es el de


menor complejidad y el de mayor cobertura, dirigido principalmente a acciones de
promoción, prevención, control, detección temprana y seguimiento (Van der Stuyft y De
Vos, 2008).

El nivel secundario consiste en centros de especialidades, es decir, los Servicios Clínicos de


los Hospitales. Destinado a diagnósticos y tratamientos especializados, que no pueden ser
resueltos en el nivel primario (Van der Stuyft y De Vos, 2008)

El nivel terciario está representado por hospitales de alta tecnología y complejidad (Van der
Stuyft y De Vos, 2008).

Abordajes sobre discapacidad en salud

Como hemos descrito con anterioridad, las conceptualizaciones sobre discapacidad son
múltiples y fueron evolucionando de acuerdo los cambios de la sociedad y al estudio de
modelos y teorías. Incorporan, según el paradigma, aportes religiosos, científicos, médicos y
sociales. Cada enfoque resulta matriz de explicación y, también, de actuación.

De modo similar, los modelos explicativos de los procesos de salud-enfermedad han ido
modificándose en el transcurso de la historia. Se destacan dos principales, el modelo médico
hegemónico (o biomédico) y el modelo bio-psico-social (o comunitario) (Belmartino, 1988).
El modelo médico hegemónico se caracteriza por una comprensión biologicista del sujeto y la
enfermedad, por lo que no contempla factores de incidencia por fuera del organismo físico
del individuo. De carácter monocausal y reduccionista, adjudica su interpretación de la salud
a la ausencia de enfermedad (Belmartino, 1988).

Por otro lado, el modelo bio-psico-social o paradigma de la salud comunitaria, contempla al


ser humano de manera integral, reconociendo la influencia del entorno en los procesos de
salud-enfermedad. Entiende a la salud como fenómeno complejo, multicausal, en el que
interaccionan aspectos físicos, psicológicos, determinantes sociales y ambientales
(Belmartino, 1988). Atiende a dimensiones históricas mediante las cuales se construyen las
causas de los padecimientos y las formas de atención, así como las significaciones que se les
atribuyen (Menéndez, 1994)

Es posible establecer paralelismos, por un lado, entre el modelo rehabilitador de la


discapacidad con el modelo médico hegemónico de la salud o, y por otro, entre el modelo
social de la discapacidad con el modelo bio-psico-social de salud comunitaria. Es decir, los
modelos de interpretación sobre discapacidad se entrelazan con los modelos médicos, en
tanto los sentidos que producen y las perspectivas que comparten.

Asimismo, las implicancias prácticas de estos modelos se encuentran plasmadas en las


diferentes definiciones elaboradas por la OMS sobre discapacidad, y los instrumentos
desarrollados a fines de facilitar un lenguaje estandarizado y unificado que permita la
valoración, diagnóstico y planificación de estrategias de abordaje.

En 1980 es presentada la Clasificación Internacional de las Deficiencias, Discapacidades y


Minusvalías (CIDDM), afín a los enfoques individuales y biologicistas interpretando a la
discapacidad como “restricción o ausencia -debida a una deficiencia- de la capacidad de
realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser
humano” (OMS).

Mientras que, en el año 2001 se elabora un nuevo documento, la Clasificación Internacional


del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF). Asume el modelo biopsicosocial
como marco, incorporando diferentes dimensiones: las funcionales y corporales, y también el
acceso a actividades y a la participación. Interpreta a la discapacidad como fenómeno
dinámico, fruto de la interacción entre los estados de salud y los factores contextuales
(Ayuso-Mateosa, 2006).
Abordaje interdisciplinario de la discapacidad. Intervenciones del Trabajo Social

El abordaje interdisciplinario en salud consiste en la articulación de diversas disciplinas


profesionales para la actuación. Integra conocimientos de las distintas ramas a fines de
elaborar respuestas integrales provenientes de la intersección de enfoques. Surge del
reconocimiento de la complejidad de los distintos factores de los procesos de salud-
enfermedad-atención. En palabras de Muñiz (2014):

“El nivel de riqueza interdisciplinaria estaría dado por el número de disciplinas involucradas
en el análisis, la ‘distancia’ teórica entre ellas, la creatividad involucrada en la combinación
de los elementos y finalmente el grado de integración alcanzado”

En el caso del abordaje en discapacidad, la interdisciplina permite atender a los factores bio-
psico-sociales que la atraviesan, distanciándose de visiones del tipo fragmentarias y
unilaterales en las estrategias de rehabilitación. La integración de disciplinas específicas
como psicología, trabajo social, psicomotricidad, fisiatría, posibilitan abordajes con
capacidad de respuestas más amplias que contemplen las múltiples aristas de un proceso de
salud-enfermedad.

En este marco de las intervenciones interdisciplinarias, se inscribe el rol del TS en el campo


de la salud. Su inclusión significa atender a las implicancias de las dimensiones socio-
económicas y culturales en la salud de los sujetos, perspectiva afín a los postulados del
modelo médico bio-psico-social. Sin embargo, los sesgos de una perspectiva fragmentaria,
proveniente del modelo médico hegemónico, puede prevalecer:

El lugar que ocupa TS en el campo de la salud pública, como complemento de la


atención medicalizada de la enfermedad, es compatible con esa mirada fragmentada
de los sujetos y de la reproducción social. Su inclusión (a posteriori) en el campo de la
salud es producto de la emergencia de situaciones y problemas que desde esa
concepción biologista son ignoradas pero que, sin embargo, irrumpen -generalmente
como problemas sociales ligados a la situación de salud- en la vinculación con los
sujetos (Nucci, 2018, p.12)
El desafío consiste, por lo tanto, en establecer estrategias de intervención en pos de favorecer
el ejercicio de derechos ciudadanos, atendiendo a los determinantes sociales de la salud, sin
abandonar la perspectiva de integralidad de los sujetos.

Es importante señalar que los modelos de interpretación sobre discapacidad mencionados


anteriormente están impregnados en los diferentes abordajes. Así también en las instituciones
de la sociedad, y, destacamos, dentro del contenido de los marcos normativos y las políticas
públicas.

CAPÍTULO II: Discapacidad, marco normativo y políticas públicas

2.1 Derechos y rol del Estado. Marco normativo en discapacidad

(…)¿qué relaciones de estatalidad podemos y debemos propiciar? (…) desde la idea


de instituir lo común. Relaciones de estatalidad serían relaciones colectivas mediadas
por la definición común de qué es un derecho y qué es, por el contrario, un privilegio
(Hermida y Campana, 2021, p.102)

La paulatina conquista de derechos de las PCD ha sido resultado de luchas históricas, que aún
hoy se siguen brindando. Interrelacionada a las disputas de sentidos sobre las concepciones
de discapacidad, sus sujetos y sus necesidades, ha pasado desde nociones de ciudadanía
restringida a una de sujetos de derechos.
Este recorrido se encuentra plasmado en el marco normativo vigente. A través de la
regulación de diferentes instrumentos jurídicos se establecen obligaciones positivas al Estado,
demandando un rol activo en tanto garante de derechos (Abramovich y Courtis, 2002).

Marco normativo en discapacidad

A continuación, desarrollamos los principales instrumentos jurídicos del derecho


internacional y nacional, en tanto entes de regulación de los derechos de las personas con
discapacidad.

Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad


La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, fue
realizada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2006, y tiene jerarquía
constitucional por la ley nacional 27.044 (Ministerio de justicia y de derechos humanos). La
misma establece el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad, velando
por su dignidad. Entre otros, el derecho:

- A la vida.
- A la educación en igualdad.
- Al empleo libre.
- A la vida independiente.
- A la capacidad jurídica.
- A la no discriminación.
- A la salud.
- Al acceso a la justicia

Ley Nacional 22.431 - Sistema de protección integral de los discapacitados.


La Ley 22.431 fue sancionada y promulgada el 16 de marzo de 1981. En su artículo 2 define
a personas con discapacidad en relación al padecimiento de una alteración funcional que
implique desventajas para su integración y reconoce el acceso a los siguientes beneficios:

- Rehabilitación integral,
- Formación laboral o profesional,
- Préstamos o subsidios,
- Regímenes diferenciales en seguridad social,
- Escolarización,
- Orientación o promoción individual, familiar y social.

Proyecto de modificación de ley

En el transcurso del año 2022, fue impulsado un proyecto de ley desde la Agencia Nacional
de Discapacidad (ANDIS), con el apoyo del poder ejecutivo. Para llevarlo adelante, la
ANDIS, impulsó una consulta federal hacia la nueva ley que incluyó audiencias públicas en
todas las regiones del país. A los fines de construir un proyecto de ley de modalidad
participativa, plural, inclusivo, colaborativo, federal intercultural e interseccional, teniendo
como lema del proyecto “Nada de Nosotros, sin Nosotros”

2.2 Derecho a la salud

El derecho a la salud y las obligaciones del Estado

El derecho a la salud no debe entenderse como el derecho a estar sano, sino que refiere a las
obligaciones de los Estados de crear condiciones que permitan que todas las personas puedan
vivir lo más saludablemente posible. Este enfoque adhiere a la perspectiva de la salud en
tanto proceso colectivo y social, manteniendo un diálogo directo con concepciones integrales
de salud.

Se encuentra enmarcado dentro de los llamados derechos de segunda generación, que


abordan dimensiones económicas, sociales y culturales. Los principales instrumentos
jurídicos internacionales que los regulan son:

- Declaración americana de los derechos y deberes del hombre

Art. XI. Derecho a la preservación de la salud y al bienestar. “Toda persona tiene derecho a
que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentación, el
vestido, la vivienda y la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los
recursos públicos y los de la comunidad”.

- Declaración Universal de Derechos Humanos

Art. 25. “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a
su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en
caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.

Mientras que la regulación a nivel nacional es referenciada en la Constitución Nacional


Argentina (artículos 42 y 75).

Estos marcos normativos se dirimen en el sistema público de salud, y en los diferentes


modelos médicos que coexisten en los mismos.
El derecho a la salud de las personas con discapacidad

La Ley nacional 24.901 (1997) de prestaciones básicas y rehabilitación integral” establece un


sistema de prestaciones básicas de atención integral a favor de las personas con discapacidad,
contemplando acciones de prevención, asistencia, promoción y protección, a fines de
garantizar cobertura integral a sus necesidades y requerimientos. Es considerada el principal
instrumento jurídico regulador de este derecho.

2.3 Derecho al cuidado

El derecho al cuidado, concebido en tanto el derecho a recibir cuidados, a cuidar y al


autocuidado, es reconocido como parte de los derechos humanos en los pactos y tratados
internacionales. Dirigido a toda la ciudadanía, independientemente de las situaciones de
vulnerabilidad o dependencia en la que cada persona se encuentre (Guemes Gracia y Vaenza,
2022).

El derecho al cuidado significa reconocer el valor del trabajo, y el derecho de las personas
que proveen cuidados. En contraposición de nociones estereotipadas en el que la tarea de
cuidado es asignada exclusivamente a las mujeres, alude a la corresponsabilidad social entre
quienes lo proveen: Estado, mercado, sector privado y las familias (Guemes Gracia y Vaenza,
2022).

En Argentina el derecho al cuidado, no cuenta al día de hoy con una ley nacional que ejerza
regulación. En el transcurso del año 2022 fue presentado el proyecto de ley “Cuidar en
Igualdad”, que pugna por el reconocimiento de los cuidados como una necesidad, un trabajo
y un derecho para un desarrollo con igualdad (Ministerio de las Mujeres, Géneros y
Diversidad). Propone la creación y consolidación de un Sistema Nacional Integral y Federal
de Cuidados (SNIFC), como entidad responsable de acciones y medidas orientadas al diseño
e implementación de políticas públicas. Las mismas, destinadas a la promoción del desarrollo
de la autonomía de las personas en situación de dependencia, su atención y asistencia en
condiciones de calidad e igualdad (Proyecto de ley).
Para la confección de este proyecto de ley, fueron consultadas por la Comisión Redactora,
organizaciones interesadas y organismos de competencia, entre los cuales formaron parte
colectivos de pcd.

A un año de su presentación, continúa sin ser tratado en comisiones, pese a que desde el
Ministerio de Mujeres junto con Unicef, OIT y ONU fue promovida una campaña para pedir
su tratamiento.

2.4 Políticas públicas dirigidas a discapacidad en Córdoba

❖ Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión:

- Red Provincial de Rehabilitación, cuenta con 10 centros ubicados en capital e


interior, 23 juntas certificadoras de discapacidad que documentan y otorgan el
Certificado Único de Discapacidad -CUD-.
-
- R.A.I.Z. (Red de Acompañamiento Integral Zonal) para acompañar, capacitar,
identificar situaciones, trabajar y promover la prevención y derivaciones.

- Rehabilitación basada en la comunidad (R.B.C): estrategia de desarrollo


comunitario para la rehabilitación, la igualdad de oportunidades y la
integración social de todas las personas con discapacidad.

- PROSAD (Programa de Servicios para Personas con Discapacidad) ayuda a


personas con discapacidad sin obra social, Electrodependientes, Jardín de los
sentidos, Proyecto Vida independiente, Accesibilidad, Sos-Discapacidad,
Auditación y categorización de centros de discapacidad, Gestión de calidad,
Capacitación y docencia, entre otros.

- PRO.DIS Programa de Protección a las Personas con Discapacidad: Su


objetivo es promover, proteger, asegurar el goce pleno y en condiciones de
igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas
las personas con discapacidad.

❖ Secretaría de Políticas Sociales, Inclusión y Convivencia:


- Dirección de Protección de Derechos, Participación e Inclusión de las
Personas con Discapacidad, desarrolla e impulsa políticas públicas
relacionadas con la accesibilidad universal.
❖ Agencia Córdoba Deportes:
- Córdoba Te Incluye: acceso al deporte en igualdad de condiciones, pretende
incorporar a la familia del deportista en el desarrollo y promoción de las
actividades sociales y comunitarias.

2.4.1 Espacios dirigidos a personas con discapacidad en Villa Dolores: distinción


ámbito público y ámbito privado

Respecto a los espacios dirigidos a pcd en Villa Dolores, podemos notar una desigual
distribución entre ámbito público y ámbito privado, predominando este último. Al haber más
ofertas privadas de espacios de atención y participación, la desigualdad a las que las pcd se
encuentran expuestas recrudece. Circunscribe las posibilidades de integración a la clase social
a la que se pertenezca. Según la posición social en la que se encuentren, las opciones
disponibles. En este sentido, podemos notar la presencia de un entorno discapacitante.
Las propuestas provenientes del ámbito público por parte de la Municipalidad de Villa
Dolores son: la coordinación del Taller Protegido Amanecer, el acompañamiento a gestiones
por parte del área de acción social, la articulación con el Programa Promover Empleo por
parte de la Oficina Municipal del Empleo y orientación relacionada a A.P.S. y derivaciones
en el Centro de Salud Municipal.

Otra institución de atención a la salud de relevancia es el Centro de Rehabilitación en


discapacidad del Hospital donde se efectúan tratamientos y la realización del Certificado
Único de Discapacidad (CUD). En tanto al ámbito educativo, se encuentra la escuela especial
Telma Reca de Acosta.

CAPÍTULO IV: Nuestra intervención pre- profesional


4.1 Nuestro posicionamiento: dimensiones ético-políticas, técnico-operativas y teórico-
metodológicas del Trabajo Social

Para designar los posicionamientos que han signado nuestra intervención pre profesional, es
preciso delinear algunas características del Trabajo Social en tanto disciplina. La génesis de
nuestra profesión se asienta en el marco de constitución de la llamada cuestión social, a la
que comprendemos como la expresión de la relación contradictoria entre capital-trabajo
(Rozas Pagaza, 2001), producto del establecimiento y desarrollo del sistema capitalista. Tal
como afirma Iamamoto (1998, p.41) “(...) el Servicio Social tiene en la cuestión social la base
de su fundación como especialización del trabajo”, requiriendo intervenciones del Estado,
que en sus inicios fueron absorbidas por instituciones prestadoras de servicios sociales y
asistenciales. Por lo tanto, intervención profesional, cuestión social y las formas que asume la
institucionalidad social del Estado Capitalista Argentino, son procesos intrínsecamente
imbricados. A través de determinadas políticas sociales y los derechos que el Estado reconoce en
un momento histórico particular, es el medio en el que la profesión se inserta.

La intervención profesional es un proceso que se construye a partir de las


manifestaciones de la cuestión social y dichas manifestaciones son las coordenadas
que estructuran el campo problemático [...] Es decir que, atendiendo al origen de la
cuestión social en tanto relación contradictoria entre capital/trabajo, consideramos que
la particularidad que adquiere dicha relación en sus manifestaciones específicas en
cada momento histórico, constituye un punto de partida que permite desentrañar las
condiciones en las cuales se explicita la cuestión social y, por lo tanto, su relación con
el campo problemático. (Rozas, 2001, p.219).

Dentro de este marco, el proyecto profesional del TS integra tres dimensiones inherentes e
indisolubles entre sí: la dimensión teórica metodológica, la operativa instrumental y la ética
política (Iamamoto, 1998). Las contemplamos articuladas completamente entre sí en una
constante retroalimentación mutua.

La dimensión teórico-metodológica alude a la relación entre teoría y práctica, en tanto


práctica que es fundada por el soporte que otorga el conocimiento teórico. El vínculo entre el
saber y el hacer aloja dos momentos de un mismo proceso, en tanto la investigación y la
intervención son dos áreas constitutivas de la profesión (Scarpino y Bertona, 2021). En
palabras de (Cavalleri, Lopez, 2009, p.25), refiere a la “concepción del mundo, de hombre y
de sociedad, a partir de la cual se analiza la realidad social y se fundamenta una cierta
práctica profesional”.

En tanto al vínculo con las formas de conocer, es decir, la perspectiva epistemológica, nos
orientamos hacia las posibilidades que otorga el conocimiento situado, en tanto reconoce las
voces de los protagonistas. En este sentido, los postulados de las Epistemologías
Decoloniales y las Epistemologías del Sur, destacan la importancia de reconocer saberes que
han quedado por fuera de la hegemonía, recuperando la vida cotidiana como espacio de
producción de conocimiento (De Sousa Santos, B., 2009). En palabras de Skliar (2009):

Un saber que puede plantear una oposición crucial entre lenguajes de la ciencia y lenguajes
de la experiencia, en tanto pone en el centro de la mirada no ya lo otro desconocido, no ya lo
otro inexplorado, no ya lo otro por descubrir, sino, justamente, su propia mirada. Se trata-ría,
claro está, de un saber incómodo, inestable, fragmentario, contingente, provisorio, pues tiene
que ver, ante todo, con un cierto no-saber inicial, una cierta condición de perplejidad, una
cierta ignorancia que no es, desde ya, nihilista, ni cobarde, ni ingenua, ni escéptica. Un saber
cuya distancia está marcada no por la menor o mayor objetividad del ojo que intenta ver, sino
por la existencia misma de aquello que es mirado (...) (p.17)

En tanto a la matriz teórica, tomamos los aportes que han realizado el modelo social de la
discapacidad, y los estudios críticos, que reparan en la producción social de la discapacidad,
atendiendo a las barreras y determinantes sociales que construyen entornos discapacitantes,
desarrollando el rol que la normalidad adquiere (Gandolfo et al., 2020). Consideramos que
contribuyen herramientas para acercarnos e inmiscuirnos en una realidad compleja,
otorgando perspectivas que reflexionan en clave colectiva. También, recuperamos los aportes
del análisis interseccional, a fines de dar cuenta del entramado de vulnerabilidades
específicas que atraviesan los sujetos en el acceso a la salud (Povedano, 2022), tales como lo
son el género, la clase, y la discapacidad. Asimismo, la teoría feminista será matriz para
considerar la feminización de la tarea de cuidado.

La dimensión operativa instrumental refiere al conjunto de procedimientos mediante los


cuales se vehiculiza una intervención profesional. Su elección significa siempre una decisión
teórica, ético, política e ideológica (Bruno et al, 2022). En nuestro caso, por un lado hemos
hecho uso de la observación participante, es decir, en contacto y participando del contexto,
así como del registro de campo. Por otro, utilizamos la encuesta y la entrevista semi
estructurada, en la misma línea de recuperar la perspectiva de los sujetos protagonistas.

La dimensión ética política refiere a los sentidos conferidos en términos de valores e


ideología a la intervención. La ética profesional del Trabajo Social se encuentra regida por el
Código de Ética profesional, que promueve, entre otras cosas, principios de equidad y justica, de
respeto y consentimiento (Colegio de Profesionales en Servicio Social de la Provincia de
Córdoba [CPSSPC], 2008). El contenido político alude a la potencia transformativa que
adquiere la profesión, operando en situaciones de desigualdad social y vulneración de derechos.

Tomamos a las intervenciones situadas como un posicionamiento ético-político hacia el cual


orientamos nuestras acciones, en tanto apelan a “respetar al sujeto con el que intervenimos en
sus opiniones, deseos y perspectivas, desestimando posicionamientos verticalistas que ponen
al profesional en el lugar del saber y del poder” (Hermida, 2017, p.138). Asimismo,
destacamos la relevancia de las perspectivas de derechos y feminista como prisma desde el
cual interpretar el acceso a la salud, la tarea de cuidados y la feminización de esta última.
También, reflexionamos en torno a la concepción de los sujetos como “usuarios”, en tanto los
ubicamos desde este nombramiento hacia una intervención con “sujetos de derechos” y
“sujetos ciudadanos” (Crosetto, 2012).

4.2 Proceso de inserción de la práctica pre profesional

Referenciando a la autora Margarita Rozas Pagaza (1998), tomamos a la intervención en


trabajo social como un proceso metodológico que consta de tres momentos: inserción,
diagnóstico y planificación, siendo estos líneas de trabajo que se articulan para trabajar con la
realidad que se nos presenta como compleja y multidimensional. Este tiene el carácter de
proceso ya que escapa de ser etapista y lineal.

En cuanto al proceso de inserción, refiere a un “primer acercamiento a la trama social que los
sujetos establecen en su vida cotidiana con relación a la satisfacción de necesidades” (Rozas
Pagaza, 1998, p.77). Asimismo, siguiendo a la autora, la inserción es el primer momento
metodológico en el que se inicia el conocimiento del contexto particular, a fin de establecer
una ubicación profesional y una mirada estratégica de dicha ubicación.
El primer acercamiento a nuestro centro de práctica, es decir, el Área de Rehabilitación en
Discapacidad del Hospital Regional de Villa Dolores, se llevó a cabo en septiembre, en el
cual nos reunimos con la trabajadora social, quien fue nuestra referente, y allí nos comentó
acerca del funcionamiento de la institución y su rol como profesional en la misma.

Este proceso de inserción de la práctica preprofesional duró hasta diciembre del año 2022,
cuando comenzó el receso de nuestra participación, con motivo de las vacaciones.

Todo momento fue crucial, ya que la instancia inicial significó comenzar con la construcción
de nuestro objeto de intervención, diversas actividades que nos permitieron darle
direccionalidad a la intervención, poder elegir y planificar en conjunto con la referente.

Esta inserción implicó un análisis, la construcción de un marco teórico de referencia que


fuimos elaborando a lo largo de este recorrido. Esto significó la toma de decisiones para la
especificidad de los objetivos y actividades a realizar.

Primeramente, pactamos con la referente un periodo de observación, en el que estuvimos


presentes en la oficina de la trabajadora social, implementando la escucha activa y
registrando en el cuaderno de campo, lo cual permitió registrar la palabra del otro, las
acciones, los sentidos y todo lo que ocurría en cada consulta.

En relación a las tareas desarrolladas por la profesional en su oficina, pudimos observar que
recibe en ella a las PCD y sus familiares, donde se llevan a cabo gestiones para el acceso al
CUD. También, se reciben consultas de otro orden, relacionadas con el acceso a turnos con
diferentes especialistas/estudios, gestiones para acceder a distintos elementos ortopédicos
tales como, silla de ruedas, grúas, etc., acondicionamiento de vivienda para PCD, cuidadora
domiciliaria, transporte; así como también se realiza la articulación con otras instituciones
para efectuar el acceso a derechos.

En cuanto al CUD, este es un documento público y gratuito, que tiene por objetivo promover
la protección integral de las PCD, permite ejercer los derechos e incorporarlas al sistema de
prestaciones, el mismo es emitido por una junta certificadora interdisciplinaria. Posibilita la
cobertura del 100% de las prestaciones básicas, acceso a asignaciones familiares para PCD,
acceso a transporte público de corta, mediana y larga distancia (pase libre), eximición de
tasas municipales, entre otros. (Dirección Nacional de Abordaje Integral de Salud Mental y
Consumos Problemáticos, 2021)
La oportunidad de presenciar las consultas en la oficina de la trabajadora social nos hizo
adentrarnos en la búsqueda de información respecto a leyes que regulan los derechos de las
PCD. Entre ellas, la LEY N° 22.431 “Sistema de protección integral de los discapacitados”
(Buenos Aires, 16 de marzo de 1981), la ley 24.901 “Sistema de prestaciones básicas en
habilitación y rehabilitación integral a favor de las personas con discapacidad” y la ley
26.378 que refiere a la “Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad”,
promulgada en junio de 2008.

Con respecto a la diversidad de actividades en las que participamos, en un principio, cuando


el objeto de intervención aún no se encontraba delimitado, asistimos a todas las propuestas
realizadas por la referente. Entre ellas, mencionamos la jornada de salud integral, que se llevó
a cabo en el Paraje San Isidro, en el marco del programa Familia Rural Sana, donde se
desarrollan acciones de Atención Primaria de la Salud, lo cual garantizan el acceso de la
población rural a la atención de salud. Este programa suele articular, en ocasiones necesarias,
con el Centro de Rehabilitación.

Asimismo, participamos del curso de “Promotores de salud desde la mirada feminista


campesina y popular” siendo el tema principal los primeros auxilios y prevención de lesiones.
En un tercer encuentro del curso de promotores de salud, trabajamos sobre Rehabilitación
Basada en la Comunidad y detección temprana de problemas de salud invalidantes para el
abordaje temprano.

Del mismo modo, presenciamos las reuniones del equipo interdisciplinario del centro de
rehabilitación, desarrolladas cada día jueves al comienzo de la jornada laboral. En la misma
comentan, entre los distintos profesionales, situaciones de usuarios que todos atienden en
común, se realiza a fines de que todos estén al tanto del estado de cada uno de ellos y, si es
necesario, proponer y efectuar distintas acciones.

Además, realizamos visitas a familia en proceso de revinculación con el tratamiento y


asistencia al centro de rehabilitación. Con el fin de poder generar estrategias de intervención,
acudimos al hogar del grupo familiar, escuela y dispensario. También concurrimos a un taller
organizado por la psicóloga y la trabajadora social referido al cáncer de mama, donde
participaron usuarias y profesionales del centro, en el cual, pudimos organizar una actividad
de presentación.
4. 3 Diagnóstico. Objeto de intervención y diseño de estrategia

Siguiendo la línea que postula Rozas Pagaza, el proceso iniciado en el momento de la


inserción, sigue su curso articulando con el segundo momento que es el diagnóstico.

En este momento, los conocimientos adquiridos durante la inserción, se analizan a fin de


visualizar mejor el campo problemático donde se precisarán los objetivos de intervención.
Este momento a su vez, permite la planificación de acciones viables y pertinentes, al que
llamaremos diseño de estrategia.

En el transcurso de la inserción hemos ido cuestionando diversas situaciones como posibles


campos problemáticos a abordar. Todas ellas atravesadas por manifestaciones que
obstaculizan la reproducción social de la vida cotidiana de los sujetos, expresadas y
traducidas en necesidades.

Toda intervención, en tanto fundada, requiere de un objeto de intervención que la sustente. La


autora Margarita Rozas (1998), afirma que:

El objeto de intervención se construye desde la reproducción cotidiana de la vida


social de los sujetos, explicitada a partir de múltiples necesidades que se expresan
como demandas y carencias y que de esta forma llegan a las instituciones para ser
canalizadas o no. (p.60).

Constituimos como nuestro objeto de intervención la “familiarización de los cuidados de las


personas con discapacidad”, destacando el lugar que adquieren las familias en el acceso a la
salud de las pcd. Esta realidad pudimos conocerla durante nuestro proceso de inserción.
Asimismo, hemos observado como recurrente la feminización dentro de las tareas de
cuidados..

Hemos seleccionado el objeto de intervención mencionado, ya que consideramos de


importancia visibilizar las maneras en que según se configuren los roles familiares, se
generan accesos diferenciales a la salud. Atendiendo, también, al debate social
contemporáneo en pugna respecto a las tareas de cuidados y la necesidad de considerarlas en
tanto cuestión pública y de Estado, tensionando las visiones que las reducen al ámbito
privado y público.
Consideramos las palabras de nuestra referente en relación a la feminización de los cuidados,
a las cuales que identifica en su actividad diaria, mencionando en muchas oportunidades que
son las madres y las abuelas la mayoría de las veces quienes adoptan roles de cuidadoras,
siendo menos las ocasiones en las que la figura paterna oficia de lo mismo (CC 1):

“Yo en mi experiencia lo que más veo son madres que acompañan, tías, hermanas, mujeres
por lo general y menos varones”. (E2, P2)

Dimos cuenta de esta problemática, recuperando la voz de los protagonistas y advirtiendo la


falta de políticas sociales dirigidas al cuidado. Esta ausencia de regulación estatal, significa
supeditar al ámbito de la esfera privada-familiar el cuidado.

A su vez, resaltamos que los cuidados prestados por uno o más familiares de las PCD se
llevan a cabo sin ningún tipo de remuneración y sin ser profesionales en la materia. Del
mismo modo, la vida cotidiana del familiar que se encuentra al cuidado se ve afectada en
ámbitos diferentes entre los que mencionamos la calidad de vida, su desarrollo personal y su
posición de supeditado a la necesidad que manifieste la PCD.

En este sentido, citamos lo manifestado por uno de los profesionales del centro:
Las familias tienen un rol obviamente fundamental, acá el paciente viene, como
mucho dos sesiones por semana a kinesiología, son 80min a la semana, la familia está
24\7. Entonces lo que nosotros podemos hacer acá 20 o 30 min, si después las
familias no lo apoyan o acompañan no tiene ningún sentido. Lo que yo siempre le
digo a las familias que nosotros guiamos y acompañamos el rol que ellos tienen. Que
lo traigan acá una vez por semana a psicología, kine o fono no le va a cambiar nada si
ellos no tienen un cambio de conducta terapéutico lo que sea desde el domicilio. Si o
si hay que trabajar con las familias. (E 2, profesional 2).

Planificación: diseño de estrategia de intervención

Desde la perspectiva de la autora Rozas Pagaza, el momento de la toma de decisiones recibe


el nombre de planificación estratégica, donde se explicitan objetivos y actividades que
viabilizan la intervención profesional.

A raíz del objeto de intervención mencionado anteriormente, es que nos planteamos la


estrategia de intervención a desarrollar. Entendemos a la misma, en términos de la autora
Nucci (2010), como “conjuntos de prácticas a través de las cuales se espera lograr la
resolución de necesidades reproductivas de los sujetos que demandan la intervención
profesional". (p. 4)

Como parte del plan de práctica, hemos planificado acciones que fundamentan el
relevamiento que nos permitió dar cuenta de la existencia de la familiarización de los
cuidados. La llevada a cabo de estas acciones fueron posibles ya que en nuestro escenario de
intervención son usuarias las PCD y sus familiares y las mismas asisten al centro, más allá
del motivo de realizar rehabilitación, a realizar alguna gestión necesaria para el posible
acceso a derechos y también se brinda información y acompañamiento frente a diversas
dificultades que se les presentan.

Durante el trabajo realizado, perseguimos una perspectiva que nos permita realizar una
práctica en conjunto con los sujetos de nuestra intervención, poniendo el foco en sus
necesidades, sus condiciones de vida y sus posibilidades, llevando adelante así, una
intervención con la participación del “otro”.

Con esta finalidad, hemos planificado una actividad de indagación acerca del rol de las
familias en el acceso a la salud de las PCD, y sus diferentes conjugaciones. Mediante la
realización de encuestas en la sala de espera, nos hemos acercado a la voz de los usuarios y
sus familiares.

Teniendo en cuenta este escenario, fue que definimos nuestra estrategia de intervención a
partir de dos objetivos particulares, desglosando en cada uno de ellos líneas de acción con sus
respectivas actividades.
- Objetivo particular:

Indagar acerca del rol de las familias en el acceso a la salud de las PCD.

Para este objetivo particular de indagación, la línea de acción correspondiente fue la de


“Relevamiento”.

Para llevarla a cabo las actividades delineadas fueron:

● Planificación de actividad de encuesta a PCD y sus familiares,


● Confección de instrumento operativo para realizar las encuestas. Hemos programado
llevarlas a cabo en el lapso temporal de un mes, 4 lunes consecutivos, entre abril y
mayo. La duración de la actividad fue pensada en una hora, de 7am a 8am, mientras
los usuarios aguardaban su llamado al turno para gestión de CUD.

- Objetivo particular:

Contribuir al acceso a la información de los usuarios del centro y sus familiares respecto a
acceso a derechos.

En el caso de este objetivo particular, la línea de acción correspondiente fue la “Difusión


social de derechos”. Las actividades que planificamos fueron:

● La búsqueda de información acerca de diferentes espacios dirigidos a PCD en Villa


Dolores (tales como centros de día, centros de apoyo a la inclusión, actividades
recreativas, talleres protegidos y propuestas municipales).

● Sistematización de la información, proyección y diseño de cartografía social en


diferentes formatos, materialización de los insumos informativos.

● Indagación acerca de los derechos que otorgan y las gestiones que requieren el CUD
(pase libre y asignación por discapacidad), la pensión no contributiva (prestación
económica y afiliación a incluir salud), el retiro por invalidez (beneficios de seguridad
social).

● Confección de powerpoint a partir de la información recabada en las actividades


anteriores

● Realización de dos talleres dirigidos a los equipos de profesionales del área del centro
y del área de salud mental

● Presentación de los insumos informativos y socialización de la difusión social de


derechos.

4. 4 Implementación de estrategia

Durante los meses de febrero a mayo llevamos a cabo la implementación de la estrategia.


Para el primer objetivo, referido a indagar acerca del rol de las familias en el acceso a la salud
de las PCD, nuestra línea de acción principal fue el relevamiento. Comenzamos
confeccionando el instrumento de encuesta, dirigida a los usuarios del Centro. Elegimos esta
técnica, ya que posibilita recuperar información por parte de los sujetos protagonistas.

Pensamos las preguntas del cuestionario alrededor de 5 ejes, que consideramos permitían dar
cuenta de un estado de situación:

- Relación de los usuarios con el Centro de Rehabilitación

- Cuidado

- Acceso a información sobre cuidados

- Dificultades y/o dudas en trámites y tratamiento

- Redes de apoyo

Alrededor de estos ejes establecimos 7 preguntas que permitieran acercarnos a plasmar las
voces de los protagonistas en torno a su experiencia y sentires en relación al acceso a la salud
y la implicancia de la familiarización de los cuidados en la misma.

Realizamos la encuesta en la sala de espera los días lunes, durante el transcurso de dos meses.
Decidimos hacerlas los lunes ya que es el día en la semana en que se realizan los trámites
para gestionar y renovar CUD. Por lo tanto, la actividad fue realizada en ese rango horario, de
7am a 8am. En la sala de espera reconocimos predominancia de familiares de PCD, y entre
ellos, predominancia de identidades feminizadas. Realizamos la encuesta a 15 personas en
ese espacio. Las características de las interacciones, dadas las condiciones del contexto,
resultaron de respuestas cortas y rápidas, aunque en ocasiones la conversación se extendía si
eran expresadas dudas específicas sobre acceso a derechos.

A continuación, compartimos fragmentos de testimonios resultantes de las encuestas,


provenientes de feminidades:

“Me ayuda mi mamá”. (E4, U4)

"No recibí información, nos arreglamos como pudimos”. (E11, U11)

“Aprendí sobre los cuidados acá en el centro y especialmente con Gabi”. (E9, U9)
En simultáneo, establecimos contacto personalizado con 5 usuarios, con quienes nos
encontramos en sus domicilios particulares. Estos encuentros, al realizarse con más tiempo
disponible, nos permitieron mayor profundización en el intercambio.

“Partimos del diagnóstico y no hay una guía. No tenes ni idea de lo que implica. La
neuróloga me dio un libro para que lea. Yo no entendía nada, no hay un acompañamiento”.
(E1, U1)

“Mi mamá no recibió información, aprendió por experiencia” “le dijeron que busque
información pero no le explicaron cómo”. (E12, U12)

“El acceso a la información fue propio”. (E15, U15)

Para sistematizar la información recabada, confeccionamos una matriz de análisis, lo que nos
permitió ordenar y clasificar los datos según los ejes que estructuraron la encuesta.

Desde la instancia de planificación a la de implementación del relevamiento, surgieron


modificaciones en el devenir del tiempo y espacio. Por ejemplo, la extensión del tiempo
estipulado para llevarla a cabo, dado que se realizó durante dos meses cuando estaba
programado por cuatro semanas. Asimismo, se modificó el lugar y horario proyectado.
Inicialmente habíamos planeado realizar las encuestas únicamente en la sala de espera, y en
el transcurso de la actividad surgió la posibilidad de realizar algunas en domicilios
particulares, lo cual nos abrió posibilidades diferentes de comunicación. Esto conllevo a
amoldarnos a las circunstancias derivadas del contexto situado donde nos encontrábamos.

Por otro lado, implementamos la estrategia correspondiente al objetivo de contribuir al acceso


a la información de los usuarios del centro y sus familiares respecto al acceso a derechos. La
línea de acción central en este caso fue la difusión social de derechos.

Durante todo el transcurso de nuestra asistencia al centro, notamos que parte del rol
adjudicado al TS consistía en proveer de la información necesaria para la gestión de los
diferentes trámites que posibilitan el acceso a derechos. Asimismo, nuestra interacción con
las familias nos permitió atender a las dudas y dificultades relacionadas a dichas gestiones.
También notamos, que esta situación sucedía dentro del mismo hospital en el área de salud
mental, con la cual se articula mucho.
Para la materialización de insumos informativos en pos de la difusión social de derechos,
comenzamos en principio instruyéndonos sobre las prestaciones básicas y las leyes que las
regulan. Esto significó para nosotras un proceso de estudio, que fue acompañado por la
referente y el equipo docente de la materia Intervención Pre Profesional (IPP) y de
Orientación temática. Luego, contactamos a la directora de la delegación de Villa Dolores del
ANSES, para averiguar sobre especificidades del funcionamiento de dicho organismo en el
territorio. También, indagamos acerca de los espacios dirigidos a PCD en Villa Dolores,
realizando especial distinción entre espacios públicos y espacios privados. Para esto último,
buscamos información en internet, en entrevistas realizadas al equipo de profesionales, y nos
contactamos telefónicamente con algunos espacios. En ocasiones pudimos pactar encuentros
presenciales, como fue el caso de la Escuela Especial Dra. Telma Reca de Acosta, el Taller
Protegido Amanecer, y el Centro de Salud Municipal, de Villa Dolores. Además, pudimos
conversar de manera presencial con referentes de espacios de municipalidades aledañas, tales
como el Área de discapacidad de la Municipalidad de San Pedro, la Oficina Municipal de
Atención para la Accesibilidad y Discapacidad de Mina Clavero, y el Dispensario de salud de
la comuna de Los Hornillos. Lo mismo nos dio perspectiva de territorio respecto a las
políticas públicas locales en materia de discapacidad, amén de que en los dos últimos
espacios mencionados pudimos conversar con las Trabajadoras Sociales, lo cual nos permitió
indagar sobre el rol del TS en estas áreas.

Luego realizamos el diseño de los diversos insumos: por un lado, una cartografía social de los
espacios dirigidos a pcd, mediante un mapeo; por otro, una cartilla informativa que detalla los
derechos que otorgan y las gestiones que requieren el CUD, la pensión no contributiva y el
retiro por invalidez. Esta misma información la replicamos en formato tríptico, y en power
point. Realizamos la impresión de la cartografía social y lo pegamos en la sala de espera.

Para llevar a cabo los dos talleres realizados a los equipos de profesionales, utilizamos los
insumos informativos en formato cartilla, tríptico y power point. En ambos la exposición de
información fue mediante la presentación oral. Cada taller tuvo una duración de dos horas
aproximadamente.

En el primer taller, hicimos énfasis en los aportes de las ciencias sociales y del trabajo social
a los abordajes de la discapacidad en salud. Dado que la mayor parte de los profesionales del
equipo proviene de formación en ciencias médicas, las reflexiones colectivas que se
desplegaron en tanto las diferentes perspectivas, fueron muy enriquecedoras. Como
estudiantes este acercamiento a una visión que nos resultaba ajena, nos ha aportado
profundizar en el conocimiento.

El taller realizado con los profesionales del área de salud mental estuvo enfocado, a demanda
del equipo, en los beneficios y requisitos del CUD, la pensión no contributiva y el retiro por
invalidez. Ellos habían manifestado algunas dudas y confusiones al respecto, y el taller fue un
espacio para disipar estas ambivalencias.

4.5 Cierre de práctica: reflexiones y devoluciones

Descripción de actividad

El cierre de práctica se llevó a cabo el 1 de junio de 2023, un día jueves a las 7:30hs, lugar
donde comúnmente se realizan las reuniones de equipo en el centro de rehabilitación. Fue una
instancia que reunió a los docentes de la materia intervención pre profesional, y a los
profesionales. Allí realizamos una presentación oral socializando la temática elegida para la
tesina: “Rol de las familias en el acceso a la salud de las pcd: familiarización de los
cuidados”. Para lo mismo, proyectamos un power point que incluía insumos teóricos sobre la
difusión social de derechos, muestra de actividades implementadas y compartimos los
insumos informativos realizados por nosotras, trípticos y cartilla informativa.

Efectuamos una devolución al centro de práctica acerca de la experiencia compartida y de los


aprendizajes adquiridos por nosotras durante el proceso de práctica, y ellos también nos
compartieron sus sentires respecto a nuestra participación, expresando agradecimiento mutuo.

Reflexiones

En principio, destacar lo que ha significado para cada una de nosotras adentrarnos a la


temática de discapacidad. Nos hemos repensado en tanto sujetas con los privilegios que la
norma capacitista, que rige en este momento en el cuerpo social, confiere; por lo que
destacamos como base la importancia de incorporar miradas no capacitistas a nuestras
perspectivas. Darle lugar a que se desaten en nosotras cuestionamientos e interrogantes en
relación a los conceptos de normatividad, normalidad y cómo estos se entrelazan con criterios
de exclusión, y el acceso a los derechos.
Nosotras elegimos el centro de práctica por inquietudes referidas a la profesión del TS y el
campo de la salud. En esa búsqueda, nos encontramos con la temática de la discapacidad casi
de manera fortuita. Esta situación nos ha puesto en contacto con una temática con la cual no
habíamos abordado antes, de la que teníamos nula formación académica, y poniendo en
relieve la necesidad de su inclusión dentro del diseño curricular académico.

Por otro lado, este proceso que hemos atravesado como grupo nos ha llevado a la conclusión
de que pese a las particularidades y complejidades que cada problemática y escenario de
actuación contiene, hay un eje central transversal nodal que compete a nuestra profesión que
es siempre en relación al acceso a los derechos, y las estrategias brindadas desde el TS en pos
de este fin.

Mediante el proceso de intervención consolidado, hemos de tomarlo como un aprendizaje en


lo que respecta a la construcción paulatina de dinámicas de inserción, de planificación y
finalmente de actuación.

Así también, nos ha representado desafíos tanto grupales como personales atravesar los
diferentes obstáculos que se han ido presentando. Lo mismo, ha desencadenado múltiples
interrogantes acerca de nuestro capital adquirido en tanto estudiantes y de qué manera
retribuir un aporte a la institución que nos brindó su espacio.

Por otra parte, identificamos que la interrupción de algunas familias para con el tratamiento
de rehabilitación resultó un impedimento para darle continuidad a actividades acordadas con
la referente, tales como entrevistas, visitas domiciliarias y acompañamiento y seguimiento de
las familias.

Si de oportunidades hablamos, nos remitimos a la importancia que conlleva la temática que


escogimos para desarrollar en nuestra práctica. Siendo que ésta es acotada en cuanto a
producciones académicas locales, por lo tanto abordarlo se convierte para nosotras en un
desafío.

Para finalizar, lo mencionado anteriormente se manifestó en el cierre de práctica en el marco


de la intervención pre profesional llevada a cabo en el Centro de Rehabilitación del Hospital
de Villa Dolores.
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1. a.) Otras fuentes consultadas

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1. b.) Fuentes primarias

Entrevistas

*E1, U1: entrevista 1, usuario 1

*E2, U2: entrevista 2, usuario 2

*E4, U4: entrevista 4, usuario 4

*E6, U6: entrevista 6, usuario 6

*E7, U7: entrevista 7, usuario 7

*E9, U9: entrevista 9, usuario 9

*E11, U11: entrevista 11, usuario 11


*E12, U12: entrevista 12, usuario 12

*E14, U14: entrevista 14, usuario 14

*E15 U15: entrevista 15, usuario 15

*E1, P1: entrevista 1, profesional 1

*E2, P2: entrevista 2, profesional 2

*E3, P3: entrevista 3, profesional 3

*E4, P4: entrevista 4, profesional 4

Registros de campo
*CC 1. Cuaderno de campo 1, septiembre 2022.

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