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3. 1. Arquitectura
En este periodo se imponen las plantas centralizadas. Destacan una serie de autores bien
diferenciados entre sí.
-Miguel Ángel Bounarroti: fue quien finalmente realizó la obra de la Basílica de San
Pedro, siguiendo el plan de Bramante elevó una gran cúpula pesada y maciza, obligando
a que engrosase los pilares, los cuales chaflana para acentuar el espacio central. Del Papa
Paulo III recibió el arreglo del Capitolio, ordenó el espacio con tres edificios: los palacios
del Senado, del Capitolio y de los Conservadores. Otorgó a la plaza del Capitolio una
unicidad armónica entre la dialéctica de las partes. Se ha señalado la impronta escultórica
de Miguel Ángel en sus obras pictóricas y arquitectónicas. Especial mención a la Escalera
de la Biblioteca Laurenciana, de entrada monumental y peldaños abiertos en abanico,
que genera el efecto de dilatación e ilusión propio de un Miguel Ángel manierista.
A partir del siglo XVI adquiere relevancia la ciudad de Véneto, lugar donde se produce
una revitalización del espacio interior, una mirada hacia el campo. La villa fue tenida
como una imagen de poder. A mediados del siglo se depuran la formas, comienza una
nueva forma de hacer arquitectura influida por el Concilio de Trento. Se busca ahora la
depuración de las formas, naciendo lo que se conoce como arte contrarreformista.
-Vignola: realizó numerosos encargos para los jesuitas, el más considerable la Iglesia del
Gesú, arquetipo de basílica de nave única, con capillas situadas entre los contrafuertes y
una cúpula sobre el crucero.
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Tema 3. Arte renacentista del Cinquecento. Arte II: Moderno y Contemporáneo.
Miguel Gámez Ruiz. Grado en Historia. Curso 21-22.
Hace un uso relevante de la columna exenta en sus obras, así como del orden gigante
como en el Palacio Valmarana y la loggia del Capitanio. De todas las villas que
construyó la más célebre es Villa Capra, de planta cuadrangular. Se ajustó al principio de
simetría en el exterior y al de proporcionalidad interna en el espacio interior. Tuvo gran
influencia en la arquitectura inglesa del siglo XVII y posteriormente en la neoclásica.
3. 2. Escultura
- Características generales
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Tema 3. Arte renacentista del Cinquecento. Arte II: Moderno y Contemporáneo.
Miguel Gámez Ruiz. Grado en Historia. Curso 21-22.
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Tema 3. Arte renacentista del Cinquecento. Arte II: Moderno y Contemporáneo.
Miguel Gámez Ruiz. Grado en Historia. Curso 21-22.
- Bienvenuto Cellini
- Giovanni da Bologna
3. 3. Pintura
- Características generales
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Tema 3. Arte renacentista del Cinquecento. Arte II: Moderno y Contemporáneo.
Miguel Gámez Ruiz. Grado en Historia. Curso 21-22.
Leonardo de Vinci: ha sido considerado como uno de los más altos espíritus que ha
proporcionado la humanidad. Inventor del sfumato por el cuál se prescinde de los
contornos netos y precisos del Quattrocento, envolviéndolo todo en una especie de niebla
imprecisa que difumina los perfiles y produce una impresión de inmersión total en la
atmósfera. Sus formas son más pictóricas y más sueltas, su pintura es la gradación de
luces y sombras a las que se subordina el color. Entre sus obras destacan: la Sagrada
Cena, de enorme interés en el estudio psicológico de los apóstoles ante las palabras de
Cristo. La Giocconda, retrato enigmático y de misteriosa impasibilidad. La Vírgen de las
Rocas y La Vírgen con Santa Ana y el niño.
Rafael Sanzio: es el artista que mejor representa la perfección del clasicismo. Su estilo
evoluciona en contacto con sus contemporáneos. De Perugino toma los modelos de
delicadeza extrema y ordenación compositiva simétrica y en planos paralelos
(Desposorios de la Virgen). De Leonardo da Vinci adquiere su composición triangular y
equilibrada, el uso del esfumato. Por último de Miguel Ángel, su grandiosidad
monumental como se aprecia en los Frescos del palacio del Vaticano. Entre ellos hay que
destacar El Incendio del Borgo y La Escuela de Atenas.
Obras menores son El Tondo Doni, la Batalla de Cascina y los frescos de la Capilla
Paolina del Papa Paulo III. En su periodo de madurez, recibió el encargo de completar la
Capilla Sixtina con el enorme Juicio Final del testero, obra de derbordado dramatismo y
una violencia pesimista que puede considerarse ya manierista. Las figuras se enroscan
sobre sí mismas, los músculos se hinchan y hay un sentimiento general de retorcimiento
en un espacio que voluntariamente no queda definido. La figura de Cristo aparece como
un Dios vengador, y la Virgen queda representada acobardada por su brazo vengador.