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ORACIONES

para encender la corona


de adviento
PRESENTACIÓN
Hemos llegado a esa fecha en la que los
corazones se llenan de júbilo porque ya se
acerca el día en el que conmemoramos la
venida de Nuestro Salvador. Entre las luces, las
fiestas de fin de año y las celebraciones, a
veces nos mareamos y olvidamos la causa que
originó toda esta ebullición. Afortunadamente
siempre hay una guía, medios concretos para
no olvidar a quién estamos celebrando. Uno de
estos medios es la corona de Adviento. ¿Ya
tienes la tuya?

La corona de Adviento es uno de los símbolos


característicos de esta época litúrgica, pero no
es solamente un objeto de adorno sino que hay
toda una liturgia que te ayudará cada uno de
estos cuatro domingos a recordar hacia dónde
te diriges.

La corona de Adviento consta de una base


circular hecha de hojas de ciprés, eucalipto o
algo similar (cabe resaltar que también hay
bases sintéticas, pero es más bonito que sean
naturales). La forma circular representa el
amor de Dios que es eterno, sin principio ni fin,
y así como ese amor, la manera en que noso-
tros debemos amar a los demás, renovando-
nos en ese amor siempre. Son ramas verdes
porque el color verde representa la esperanza
y la vida. Estas ramas también nos representan
a nosotros que somos parte de un árbol más
grande: Dios. Las cuatro velas representan a
las tinieblas derrotadas poco a poco a medida
que se acerca la luz que trae el nacimiento del
Señor.

En muchos lugares, como iglesias y colegios,


es ya costumbre la bendición de las coronas de
Adviento. Pregunta en tu parroquia y asiste a la
ceremonia. Si no has podido hacerlo, aquí te
dejamos una pequeña oración de bendición
que podrás realizar en familia. Por lo general
son papá o mamá quienes la dirigen:
«Señor Dios, bendice con tu poder nues-
tra corona de Adviento para que, al
encenderla, despierte en nosotros el
deseo de esperar la venida de Cristo prac-
ticando las buenas obras, y para que así,
cuando Él llegue, seamos admitidos al
Reino de los Cielos. Te lo pedimos por
Cristo nuestro Señor. Amén».

Que durante este #TiempodeEscucha,


sepamos descubrir la grandeza en la peque-
ñez, lo inmenso en el fragmento, la divinad en
nuestra humanidad.
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03 DE DICIEMBRE

MORADO
Encendemos, Señor, esta luz, como aquel
que enciende su lámpara para salir, en la
noche, al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primer semana de Adviento quere-
mos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría. Muchas sombras
nos envuelven. Muchos halagos nos adorme-
cen. Queremos estar despiertos y vigilantes,
porque tú traes la luz más clara, la paz más
profunda y la alegría más verdadera.

¡Ven, Señor Jesús!


¡Ven, Señor Jesús!
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10 DE DICIEMBRE

MORADO
Los profetas mantenían encendida la
esperanza de Israel. Nosotros, como un
símbolo, encendemos estas dos velas. El
viejo tronco está rebrotando se estremece
porque Dios se ha sembrado en nuestra
carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te
abra su vida para que brotes, para que florez-
cas, para que nazcas y mantengas en nuestro
corazón encendida la esperanza.

¡Ven pronto, Señor!


¡Ven, Salvador!
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17 DE DICIEMBRE

ROSA
En las tinieblas se encendió una luz, en el
desierto clamó una voz. Se anuncia la buena
noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus
caminos, porque ya se acerca! Adornen su
alma como una novia se engalana el día de su
boda. ¡Ya llega el mensajero! Juan Bautista no
es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas cada
uno de nosotros quiere ser antorcha tuya
para que brilles, llama para que calientes.

¡Ven, Señor, a salvarnos,


envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!
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domingo
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24 DE DICIEMBRE

MORADO
La Virgen y San José, con su fe, esperanza y
caridad salen victoriosos en la prueba. No
hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomo-
didad que les pueda separar del amor de
Cristo que nace. Ellos son los benditos de
Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar
mejor que aquel pesebre, porque allí estaba
el amor inmaculado que lo recibe. Nos
unimos a La Virgen y San José con un sincero
deseo de renunciar a todo lo que impide que
Jesús nazca en nuestro corazón.

¡Ven, Señor, a salvarnos,


envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!
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chebuena

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BLANCO
Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros,
que, por el anuncio del ángel, hemos conoci-
do la encarnación de tu Hijo, para que llegue-
mos por su pasión y su cruz a la gloria de la
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Él ha sido pequeño, Él ha sido niño,


para que tú puedas ser varón perfecto;
Él ha sido ligado con pañales, para que tú puedas
ser desligado de los lazos de la muerte;
Él ha sido puesto en un pesebre, para que tú
puedas ser colocado sobre los altares;
Él ha sido puesto en la tierra, para que tú puedas
estar entre las estrellas;
Él no tuvo lugar en el mesón, para que tú tengas
muchas mansiones en los cielos.

(San Ambrosio de Milán


«Expositio Evangelli secundum Lucam»)
Ven,
Jesús,
Señor
despiértanos de la

indiferencia
y la mediocridad.
Mensaje del papa Francisco para el adviento 2021.

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