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P (Yoonmin)
♥Mardy♥
Published: 2023
Source: https://www.wattpad.com
Prefacio
Era una fría tarde de noviembre cuando el hombre de cabello cano salía de
aquel lúgubre lugar, sus hombros se encorvaban bajo un peso invisible que se
mantenía tensionado sobre sus hombros, sus ojos casi ciegos que se
escondían debajo de esas gafas estaban perdiendo la luz que una vez los
adornaron, la máscara de arrugas era lo único que le acompañaba en ese día.
Ya no había nada más, dejó atrás el bullicio, la pelea que irradiaba irrespeto e
ira, los gritos de las personas que alguna vez amo y acuno, ya no quedaba
nada de ellos, tan sólo eran seres sin vida que sonreían ante una misma
cosa...el poder.
Se preguntaba cuáles habían sido sus errores y las consecuencias de sus
malas decisiones. Se lamentó ser viejo, inservible y sobretodo vivir sólo
como moneda de cambio.
Alejándose de todo, caminó por aquel barrio viejo, uno que le traía buenos
recuerdos, ya no lo conocía, todo lo que estaba a su alrededor resultaba muy
ajeno, menos una cosa, la necesidad.
—Señor ¿Podría comprarme un chocolate?
El pequeño niño sucio, descuidado y delgado mostró en sus manos una
caja de chocolates de monedas, asintió antes de sacar un billete de la bolsa y
dárselo.
—Toma, está bien, quédate con todo—dijo con una sonrisa melancólica.
El niño tomó el dinero, impresionado por la cantidad que era, mucho más
de lo que ganaba en dos días de arduo trabajo en los malecones. Su sonrisa se
engrandecio, se acercó a ese hombre que había seguido caminando y le jalo
ligeramente el saco negro.
—Señor.
—¿Qué pasa?—suspiro con cansancio, miró hacía abajo, la sonrisa del
niño, tan genuina, muy diferente a la que veía en los niños que conocía, le
dejo sin palabras—.¿Que paso hijo?—dijo con mayor tranquilidad.
—Señor es mucho dinero, ¿Seguro que no quiere un chocolate?
El hombre suspiró, enterneceido por las palabras de aquel pequeño de no
más de siete años, tomó un chocolate y lo guardó en su bolsillo.
—Este esta bien, ahora pequeño ve a casa.
—Esta es mi casa—señalo un callejón—.Ahi vivimos tres, yo, Bahjí y
Soora.
Los ojos se achicaron al reconocer el ambiente deplorable en el que vivía
en niño, su mente le gritaba que eso no debía de importarle, pero su corazón,
le hizo la misma pregunta ¿Qué habría hecho ella?
—¿Tienes hambre?
—Si—asintio con un pucherito.
—¿Como te llamas?
El pequeño sacó un collar tejido que llevaba oculto en la sudadera, se lo
mostró al hombre, en este estaba su nombre, como si se tratara de un animal.
—Jimin, ese es mi nombre.
—Jimin, yo soy HongJe, es un gusto.
Le alargó la mano, Jimin a pesar de ser un niño que vivía en las calles
sabía que no debía de irse con extraños, era una de las reglas, pero no hizo
caso y tomó la mano del señor que había sido bueno con él. Esperaba no
equivocarse...
Las reglas de la calle
1.- Nada es tuyo, todo se comparte
2.-Si tienes dos guantes en buen estado, uno es para un allegado.
3.-Racionar la comida y las mantas.
4.-No dejar atrás a los demás
5.-No irse con extraños. Es peligroso.
6.-Avisar si esta cerca servicios sociales
7.-Somos hermanos, no nos lastimamos.
8.-Nos cuidamos entre todos
9.-El cariño no existe pero hay hermandad
10.-Protegemos a los nuestros.
Holaaaaa.
Siento que va a estar algo confuso al principio, por lo que les quiero
preguntar
¿Quieren un cap sólo con los personajes?
¿O se arriesgan a saberlo mediante la redacción y el avance?
02
Jimin jamás imaginó que se iría de su hogar, mucho menos que lo haría en un
jet privado, en sólo unas horas todo lo que conocía había cambiad, su padre y
el secretario de este le habían explicado más de tres veces la situación, con
paciencia, porque sabía que aquello era nuevo para él, su padre se había
disculpado por haberle ocultado una parte importante de su vida, Jimin no
sabía qué pensar, pero entendía que su padre tenía sus razones.
—Cuando Sunmi falleció—dijo con voz ronca centrando la mirada en el
rostro apacible de su hijo—. Estaba en ese funeral, mirando la urna de mi
amada esposa, mis hijos, comenzaron a hablar de los negocios que ella había
creado, hablaban como si estuviesen decidiendo la cena, sin expresión de
dolor, sin respeto alguno, estaba cansado de decirles algo, al final del día yo
tuve la culpa de que se volvieran unos seres sin corazón, pero dolió, porque
ella era la mujer perfecta, la madre abnegada y una esposa comprensiva, salí
de ahí y no los he visto en dieciséis años.
Jimin entristeció su gesto, se acercó a su padre, sentándose en el asiento al
lado de este y le tomó las manos. —Lo siento mucho papá—dijo con total
sinceridad.
—No estaremos mucho ahí—suspiró con cansancio—. No me gusta la
cuidad, hay cosas que no tienes que saber, pero sí quiero que mantengas
enfocada tu mente, hijo, lamentablemente, mis hijos y mis nietos no son
como las personas a las que estamos acostumbrados, no tomes personal lo
que digan y trata de mantener la distancia. ¿Podrás hacer eso por mí?
—Lo haré—dijo al tiempo que asentía.
—Lamento interrumpir—Leeteuk se acercó a ellos llevando consigo unas
carpetas, le tendió una a cada uno—. Es preciso que conozcan a las personas
a las que se enfrentarán esta noche.
HongJae negó con una mueca, dejó de lado aquella carpeta, sin importarle
realmente su contenido, porque él conocía bien a su familia, sin embargo,
Jimin la abrió curioso, había mucha información sobre la familia Min.
La familia Min era por mucho, una de las familias más influyentes e
importantes de Corea, su nivel adquisitivo ascendía a millones de dólares, no
sólo tenían poder económico sino también eran considerados socialmente
como una de las mejores familias. Min ShinDong había fundado la empresa
automotriz, realizando prototipos de autos, teniendo así total acceso al
mercado nacional, invirtiendo acciones logró que su hijo creciera
monetariamente, HongJe, compró acciones en una de la empresa
automotrices más famosas y reconocidas de Corea, con eso, creó, además,
empresas de piezas de autos y computadoras, pero lo mejor que hizo fue
invertir en la industria petrolera, esas acciones eran las que lo habían llevado
a la cima.
Se casó joven con una hermosa mujer, llamada Sunmi, ella era reconocida
como una maravillosa maquillista, con ayuda de su esposo fundó una
empresa de maquillaje de talla internacional. Ambos tuvieron cinco hijos, tres
varones y dos mujeres, el primogénito fue SeungHyun, desde pequeño,
demostró gran interés en los negocios familiares, toda su vida supo que
terminaría haciéndose cargo de la mayor parte de los bienes de la familia, ya
que era el único que podía mantener el apellido familia, porque sus hermanos
menores eran donceles, si estos se casaban, adquirirían el apellido de sus
parejas, eso le dejaba la línea libre. Contrajo matrimonio con JiYong, un
chico proveniente de una familia muy bien acomodada y socios de la firma de
su padre, tuvieron dos hijos, Min Yoongi de veintinueve años y Min
Jungkook de veintitrés.
Su segundo hijo era un chico que se presentó como doncel cuando tenía
doce años, Kim KyungSoo, un hombre duro, que a pesar de ser doncel tenía
una ideología extremista sobre el poder y el dinero, estaba casado con Kim
JongIn, ambos habían engendrado dos hijos, Kim Dahyun de veinte años y
Kim Namjoon, un chico de veintisiete años, inteligente y astuto, el dolor de
cabeza de los mayores, quien siempre sabía qué decir.
El tercer hijo, Lee DongHae, se había presentado como doncel a los
quince, su personalidad era muy diferente a la de sus hermanos mayores, era
dulce y emocional, estaba casado con Lee Hyukjae, ambos tenían dos hijos,
los mellizos de veintidós años, Lee JongSuk y Lee TaeMin.
La cuarta hija se llamaba Jung Somi, una mujer vivaz, que actualmente
manejaba la mayor parte de la marca cosmética de su madre, poderosa y letal
para los negocios, casada con el magnate, Jung JinYoung, ambos tenían un
hijo de veintiséis años llamado Jung Hoseok.
La hija menor, Park Boyoung, la menor de la familia, casada con Park
ChanYeol, uno de los socios mayoritarios de la empresa petrolera, ambos
tienen tres hijos, Park Bom de diecinueve años, Park ChaeYoung de
diecisiete y Park Jae de quince.
Todos parecían ser la familia perfecta a los ojos ajenos, pero pocos podían
conocer el historial de engaños, fraude y peleas. Porque la familia podía
guardar bien los secretos y las apariencias.
—Jimin es momento de bajar—el secretario le movió el hombro.
Jimin frunció el ceño, llevó las manos a sus ojos y tallo con fuerza al
tiempo que bostezaba, miró alrededor, su padre ya se encontraba en la silla de
ruedas, listo para bajar, se levantó y le sonrió.
—¿Dormiste bien? —preguntó este con una sonrisa tierna, mirar a Jimin
siempre hacía que sus tensiones se fueran.
—Sí—dijo tomando la silla y empujando con delicadeza—. Pero prefiero
dormir en una cama.
Bajaron el Jet, Jimin dejó que algunas personas que no conocía le ayudaran
con la silla de su padre, se abrochó con fuerza el abrigo, ya que el ambiente
estaba frio, la pista se encontraba mojada, parecía que había llovido, cuando
bajo las pequeñas escaleras y sus pies tocaron la tierra se dio cuenta que no
había vuelta atrás, estaba en Seoul. Una camioneta negra les esperaba, subió
después de que acomodaron a su padre y le tomó la mano, por la ventanilla
miraba la cuidad, las luces de los edificios y los autos, entonces llegó a su
memoria sus días en la calle, sus ojos se cerraron porque creía que iba a
llorar, tal vez en su mente pensó que nunca volvería a ese lugar, pero la vida
daba infinidad de vueltas.
Llegaron a un complejo de casas residenciales, no recordaba haber ido
alguna vez por ese lugar, eran enormes, mansiones de marfil, sus ojos se
agrandaban al ver los árboles bien podados o los jardines de flores, pararon
en una de esas casas y esperaron a que las rejas de metal se abrieran, la
camioneta avanzó por un caminó hasta la residencia, Jimin bajo con la boca
abierta, sus ojos estaban a punto de salir de su órbita debido a la
magnificencia de aquel lugar, escuchó la silla y a su padre.
—Entra Jimin—dijo con una sonrisa, conociendo a la perfección la
curiosidad de su hijo.
Jimin no espero y corrió escaleras arriba, abrió la puerta principal y se
detuvo, todo a su alrededor parecía ser de cristal, de lo reluciente que estaba,
caminó con cuidado, quitándose los zapatos, no le importaba estar descalzo,
los muebles eran antiguos pero muy lujosos, había estatuas blancas y algunos
cuadros de pinturas.
—Maravilloso—susurro al pararse frente a la pared de ventanales de cristal
que llevaba al patio trasero, era un hermoso jardín.
—Procuré que todo quedara como Sunmi había dejado—suspiro su padre
con aire melancólico mirando alrededor—. Yo tomaré una de las habitaciones
de abajo, pero puedes tomar una de las de arriba, ve a explorar.
Jimin negó. —¿No quieres que te preparé el baño?
—No hijo, uno de los sirvientes lo hará, tal vez es tarde para que los
conozcas, pero mañana por la mañana podrás hacerlo, ve a ver.
No estaba seguro si debía decir que sí, la mirada de su padre le mostraba
que estaba bien si quería ver alrededor, subió las escaleras tomando el
barandal de color oro, combinaba perfecto con el color marfil de la escalera,
la parte de arriba era hermosa, pero no se comparaba a lo que había visto, en
medio estaba otra sala más pequeña con un televisor y un piano negro de cola
en la esquina, alrededor había ventanas y puertas, abrió una de ellas
encontrando una biblioteca gigante, casi se le cae la boca de la impresión, las
otras seis eran habitaciones vacías, eligió la que tenía mejor vista al jardín,
era hermosa, sobria, con colores minimalistas, abundaba el blanco, lo que la
hacía ver pulcra, la cama era enorme, con una colcha color miel, suave al
tacto, dentro había dos puertas, una que llevaba a un baño con tina que era
mucho más grande que su recamará en su casa, un closet del tamaño de una
cocina ¿Quién tendría tantas cosas para poner ahí? Se sentó en la cama y miró
al techo.
—¿Por qué papá abandonó todo esto?
Jimin se miró al espejo sin reconocerse, estaba lindo, en un traje negro con
una camisa blanca y un moño del mismo color que el traje, sus zapatos de
charol brillaban, su cabello castaño estaba peinado hacía atrás y su rostro
limpio y lindo con aquellos productos que la señorita Shin había puesto en él,
relamió sus labios y sonrió.
Cuando bajo las escaleras se dio cuenta que su padre y el secretario Lee, lo
esperaban, sus ojos no se despegaron de su padre, quien estaba en un traje
gris, bien presentable, se acercó a él con una sonrisa.
—Te ves muy bien papá—halagó.
—Tú te ves maravilloso hijo, ahora vamos, que entre más pronto
lleguemos nos podemos ir más rápido—bufó
Jimin empujó la silla con una pequeña risotada. —Vamos papá, puede ser
agradable ver a tu familia después de años.
—Eso lo dices porque no los conoces, son arpías Jimin, mi querida Sunmi
debe estar observando con tristeza a los cuervos que criamos.
Jimin negó con una sonrisa, conocía bien a su padre, este hacía bromas
cuando estaba demasiado tenso y nervioso, seguramente aquella situación no
era nada cómoda para él, ver a la familia que había dejado atrás durante años,
posiblemente le estaba costando demasiado, porque el ser humano era muy
completo y nadie quería revivir sus faltas.
Se acomodaron en el auto y avanzaron, el camino estaba siendo un
verdadero deleite visual para Jimin quien no podía creer la magnitud de los
edificios y casas de aquel barrio, sabía bien que no todos los lugares eran así,
esperaba poder conocerlos un poco. La cuidad fue dejada poco a poco atrás,
una buena extensión boscosa cambio el panorama por completo, era hermoso,
no tanto como la vista del campo que tenía todas las mañanas, pero sí tenía la
suficiente belleza como para hacerlo abrir los ojos y boca.
Pararon en frente de una reja de metal de enorme tamaño, esta dividía un
lugar cercado con grandes bloques de concreto, las puertas se abrieron en
automático y entraron, anduvieron cuesta arriba por unos minutos hasta que
aparcaron frente a una casa que parecía ser un palacio, era enorme, de un
pulcro blanco, con peldaños de granito y balcones con enormes ventanales.
—Esto no es una casa—dijo Jimin asombrado.
—Egos grandes, casas grandes—respondió Leeteuk, quien ayudaba a su
padre a bajar.
—Es sólo una construcción Jimin—dijo su padre con reproche—. Nada de
esto es importante.
El castaño asintió, recordando que a su padre no le gustaban las cosas
demasiado ostentosas, o al menos ahora así era, porque no dudaba que en su
juventud estuviese de igual manera obsesionado con los lujos.
—Sólo me parece bonita—se defendió con una sonrisa.
HongJae entendía que aquello era tan nuevo para Jimin que estaría
deslumbrado, sin embargo, no quería exponerlo a esa vida llena de excesos y
lujos, no quería que se volviera superficial y frio como sus hijos y nietos.
Quería algo diferente para él.
—Entremos.
Leeteuk y Jimin ayudaron a subir la silla por las escaleras, lo cual no fue
difícil, sólo había tres escalones enanos pero amplios. Tocaron el timbre
anunciando su llegada, la puerta fue abierta casi de inmediato, como si
hubieran estado al pendiente desde mucho antes, un hombre de mediana edad
en traje negro y serio hizo una reverencia antes de abrir por completo la
puerta.
—Bienvenido sea usted, señor Min.
—Gracias—dijo antes de hacerle una seña a Leeteuk quien empujo la silla,
a su lado Jimin se movió intimidado.
Por dentro Jimin pudo confirmar que ese lugar se trataba de un verdadero
palacio, pulcro, con pisos brillantes, se quitaron los zapatos calzando unos
más cómodos para estar en la casa, en cada pared había una obra de arte, en
las esquinas jarrones con flores coloridas y muy vivas, se preguntaba si eran
reales. Pasaron por un pasillo, hasta que llegaron al recibidor, este estaba
lleno de personas, Jimin se hizo hacia atrás intimidado por aquellos hombres
y mujeres que vestían elegantes, cuya aura llena de suficiencia, hacía la gran
diferencia entre ellos.
—¡Padre! —exclamó una castaña de pelo corto yendo hacía su padre, a
quien abrazó con cariño, Hongjae le dio pequeñas palmadas en la espalda.
—Es bueno verte BoYoung —la separó para sonreírle a su hija menor.
—ChanYeol y yo estábamos esperando verte—señaló a su esposo quien se
inclinó con respeto—. Vengan a saludar a su abuelo.
Dos chicas y un chico jóvenes se acercaron a la mujer y se pararon
derecho. —Hola abuelo, soy Bom—dijo una castaña con bonitos ojos.
—Yo soy Chaeyoung y él es mi hermano Jae, nos da gusto verte.
HongJae no conocía a los muchachos, pero estos eran una copia de su hija,
les sonrió antes de asentir. —Es bueno verlos muchachos, están muy grandes.
—Papá—se acercó otra mujer con el cabello largo y castaño, esta llevaba
un vestido azul en tubo hasta las rodillas—. Es bueno verte bien—sostuvo la
mano de su padre.
—Somi ¿Dónde está tu esposo?
—JinYoung ha tenido que trabajar esta noche en la fábrica, Hoseok está
aquí.
Un chico pelinegro se acercó con una enorme sonrisa. —Abuelo—dijo con
amabilidad y ternura—. Te hemos echado de menos, te presento a Seungwan
mi novia.
La nombrada sonrió antes de inclinar la cabeza, era preciosa, con una piel
y cuerpo perfectos. —Vaya, ustedes hacen una adorable pareja.
Repasó la mirada por los restantes y suspiro. —Donghae ¿Por qué lloras?
Ven—dijo todo esto usando sus manos.
El nombrado avanzo, se hincó cerca de su padre sin decir nada, Jimin le
observó con curiosidad hasta que miró como su padre hablaba con las manos,
el hombre le respondía de la misma manera, terminó acariciando su cabello y
mejilla.
—Él ha estado muy emocional desde que supo que vendría suegro—un
pelinegro ayudo a levantar a quien parecía ser su esposo—. JongSuk y
Taemin, los mellizos, están en un viaje escolar de fin de semana, lamentan no
estar presentes.
—Está bien, no tienen de qué preocuparse, tampoco avise que vendría.
—Eso mismo—dijo una voz ajena, los presentes se volvieron a un hombre,
de menor estatura, con mirada fría—. Vamos padre, desapareciste de nuestras
vidas por dieciséis años, al menos debiste avisar para preparar algo mejor
¿No lo crees?
—KyungSoo—dijo quien estaba a su lado, un hombre de piel acanelada
alto.
—No JongIn, tengo que decirlo en voz alta—reprochó.
—Padre—suspiro un muchacho alto poniendo una mano en su hombro—.
No es el momento para hablar de ello.
—Vaya Namjoon, siempre en el momento indicado primo—dijo a quien
Jimin reconocía como Yoongi, este estaba vistiendo un traje negro con una
camisa negra, Jimin le miró más de la cuenta porque lucía muy apuesto.
—Es un don primo, la prudencia ¿La conoces? —suspiró Namjoon
caminando hacía su abuelo, no sin antes tomar de la mano a un chico castaño
con facciones de dios, Jimin nunca había visto tanta belleza en un ser humano
—. Abuelo, te damos la bienvenida, no sé si me recuerdes, soy Namjoon y
este es mi prometido SeokJin.
—Es un gusto conocerlo señor Min—inclinó la cabeza.
—Claro que te recuerdo—respondió con una sonrisa cansada por el casi
altercado con uno de sus hijos, quien era más rencoroso—. Y reciban mis
felicitaciones.
La pareja asintió y dio unos pasos hacia atrás, HongJae miró a las dos
personas restantes, con seriedad, casi molestia, todos sintieron aquel
momento aún más tenso que cuando KyungSoo quiso hablar.
—Seunghyun y Jiyong—saludó con frialdad.
—Bienvenido padre—dijo el primero de sus hijos.
JiYong vistiendo un extravagante traje rojo sonrió a su suegro. —
Deberíamos pasar a la mesa antes de que se enfríe, el secretario Lee y su
acompañante pueden esperar en la cocina.
HongJae tomó la mano de Jimin bajo la mirada de todos. —Familia él es
Jimin y nos va a acompañar en la mesa.
—Pero...—susurro Somi pero paró—. Le diré a uno de los mayordomos
que ponga un sitio extra.
Jimin miró a Yoongi con temor, recordando que su padre le había pedido
discreción hasta la junta, enmudeció porque los ojos de aquel hombre le
analizaban de pies a cabeza con total repugnancia, como si tuviese una
enfermedad contagiosa, el desprecio en sus ojos le recordaron a las palabras
dichas por sus padre, la fachada de familia perfecta se destruyó, entonces
comprendió las sonrisas arcaicas y las miradas "amables" completamente
falsas, intentó soltarse pero el agarre que el pelinegro ejercía en su brazos era
tan fuerte que se lo impidió, estaba a punto de gritar.
—¡Responde! —gruño entre dientes.
—¡Aquí están chicos! —dijo una tercera voz abriendo la puerta y mirando
la escena con una ceja alzada, Jungkook no eliminó la sonrisa de su rostro—.
Yoongi, suelta a Jimin, nuestro padre ha peleado con el abuelo e insiste en
irse.
Aunque estuviese sonriendo, los ojos de Jungkook se volvieron fríos al
mirar a Yoongi quien comprendió lo que estaba haciendo, soltó a Jimin quien
de inmediato se tocó el brazo adolorido.
—Lo siento —dijo con un suspiro cambiando por completo su mirada—.
Ha sido la sorpresa del momento Jimin, ruego que me disculpes—dijo con
una inclinación de cabeza.
Jimin asintió, sintiéndose tan incómodo de estar en medio de los dos
hermanos. —Está bien—dijo bajando la mirada—. Debo irme.
—Te acompaño Jimin—dijo Jungkook esperando por él en la puerta.
Miró por última vez a Yoongi quien le dio una sonrisa tensa, cuando este
salió del baño, Yoongi apretó los puños y la mandíbula, se miró al espejo
dándose cuenta del semblante duro que se marcaba en sus frente y nariz,
cerró los ojos y tomo una bocanada de aire, la cual fue soltando poco a poco,
su respiración comenzó a regularizarse al igual que los latidos del corazón a
medida que continuaba con las respiraciones, al abrir los ojos se miró
nuevamente al espejo, esta vez no vio furia sino desesperación, Jimin podría
ser quien arruinara todo por lo que su familia había luchado durante años y él
no podía permitirlo.
Jungkook caminaba por el pasillo al lado de Jimin que iba en completo
silencio con la mirada gacha, se dio cuenta de que este se sostenía el brazo
que Yoongi estuvo apretando.
—Jimin, lamento el comportamiento de mi hermano, es inaceptable que se
porte de esa manera.
—Está bien—suspiro con un solo asentimiento de cabeza.
—Verás, no creo que sea prudente de mi parte decirte esto, pero Yoongi es
algo intenso con sus emociones, no las piensa, sólo reacciona, está tomando
tratamiento para eso, por favor perdónalo. No estaba en sus cinco sentidos, es
algo que no puede controlar, debe ser cuidado para que no haga locuras.
Aquello llamó la atención de Jimin, miró a Jungkook quien le sonreía
apenado, analizó las palabras del pelinegro, si lo que decía este era cierto,
Yoongi no podía controlar sus emociones, por eso había actuado de esa
manera, saber eso aligero un poco la opresión de su pecho, no era su culpa no
saber controlarse ¿No?
—Bueno, si es algo que él no puede controlar, si no lo hizo con esa
intensión entonces creo que está bien—asintió respondiendo a la sonrisa de
forma sincera.
—Muchas gracias Jimin—le dijo tocando ligeramente su hombro, se
separó para seguir caminando hasta que llegaron a la sala, todo estaba sumido
en un profundo silencio, los adultos les miraron al entrar.
—Jimin, nos vamos—dijo HongJae a su hijo alargando la mano.
Jimin asintió e hizo unas reverencias a los presentes. —Buenas noches.
Ellos sólo correspondieron con un asentimiento, la seriedad estaba tatuada
en sus rostros, Jimin salió detrás de su padre quien era llevado por Leeteuk, la
salida fue buena, el aire fresco lleno sus pulmones y sólo así pudo eliminar la
tensión que tenía en esos momentos sin siquiera saberlo, esperaron a que
llegara su transporte, ayudó a subir a su padre y se sentó a su lado mientras
Leeteuk le ayudaba a guardar al chofer la silla de ruedas en la amplia cajuela.
—¿Paso algo papá? —preguntó mientras el auto avanzaba.
—Hoy en la mañana, cuando te vi feliz desayunar esos platillos, me dije
que tal vez hacerte crecer alejado de los lujos había sido cruel de mi parte—
suspiro negando—. Pero hoy me di cuenta que es lo mejor que pude haber
hecho, porque no quisiera que tu corazón noble se pudriera con esta vida,
comprobé que mi familia sólo piensa en el dinero, no en algo más que no
sean ellos mismos.
Jimin no supo que decir ante eso, porque no conocía a las personas que
estaban en esa cena y no conocía el problema que habían tenido.
—¿Quieres hablar de eso?
HongJae negó con una mueca. —Lo que quiero es llegar a casa y
descansar, después de la reunión nos iremos Jiminie.
—Está bien—aceptó con una sonrisa, preocupado de la salud de su padre,
no quería que aquella visita a la cuidad se volviera demasiado dura para él.
Estaba por llegar tarde, como lo hacía últimamente, sus ojos estaban
hinchados, aún sentía en su garganta las ganas de llorar, era un sentimiento
que se acuñaba en su pecho y no le dejaba respirar con tranquilidad, sus
noches se habían reducido a eso y lo odiaba, estaba harto de sentirse así de
miserable, quería eliminar todo sentimiento de su cuerpo, erradicarlo por
completo y que no quedaran los vestigios del dolor.
Un sonido que se escuchó en todo el auto le sacó de sus pensamientos,
contesto apretando un botón en el volante.
—Yoongi—dijo sin animo alguno.
—¿Dónde estás? —escuchó la voz fría de su padre.
—Cerca—mintió—. Inicien sin mí.
—No vengas—respondió de inmediato—. Tu abuelo está aquí, solo.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —preguntó con una ceja alzada, a
pesar de que su padre no podía verlo.
—El muchacho debe estar solo.
Tras escuchar aquello comprendió lo que trataba de decirle su padre,
suspiro dando la vuelta en el semáforo en verde. —Mantenlo ocupado unas
dos horas—dijo antes de colgar.
Ladeo la cabeza cansado, no estaba de humor, no quería tener que pasar
parte de la tarde con aquel pueblerino idiota, pero no tenía opción, si no
quería perder la oportunidad de tener su empresa tal y como quería, debía
sacarle la información necesaria a Jimin sobre los planes de su abuelo y la
jugosa herencia que este estaba por repartir, porque estaban al tanto de los
movimientos que su abuelo hacía a "escondidas" y eso incluía un ajuste en el
testamento. Toda la familia estaba al tanto, cada uno de ellos quería un buen
pedazo del pastel que sería repartido y la llegada de ese muchacho les había
tomado por sorpresa.
No estaba lejos de la residencia de su abuelo, al reconocerlo le dejaron
pasar sin problemas, menos mal su abuelo no les había restringido la entrada
aún. Estacionó su Aston Martín db11 frente a la casa y bajó acomodando su
saco del traje negro a la medida, ladeo la cabeza y se preparó tomando aire,
caminó subiendo los escalones con una mueca, al llegar a la puerta tensó el
cuerpo y tocó el timbre, espero mentalizándose en actuar como un caballero,
cosa que no era, no por aquel niño.
La puerta no tardó en ser abierta, una mujer, le miró con ojos grandes antes
de inclinarse. —Seño Min—dijo con temor.
—¿Está Jimin? —dijo con suficiencia.
—Sí mi señor, pase—se hizo a un lado dejándole el acceso libre.
Entró con seriedad, caminando hasta el recibidor, la mujer desapareció
escaleras arriba, posiblemente para anunciarle a Jimin que estaba ahí
buscándolo, mientras tanto, Yoongi se limitó a observar la antigua casa de
sus abuelos, todo estaba tal y como lo recordaba, una ola de nostalgia le
golpeo ligeramente, una que pudo eliminar tras negar severamente. Escuchó
las escaleras y se dio la vuelta, lo primero que vio fue a un castaño bajar
inseguro, llevaba unos pantalones negros de mezclilla ceñidos a sus piernas,
un suéter blanco de cuello V ancho que le llegaba a los muslos, apretó las
manos sonriendo con falsedad.
—Buenas tardes Jimin—dijo con una pequeña inclinación de cabeza.
Jimin se quedó en el último peldaño mirándolo con desconfianza. —Hola,
buenas tardes Yoongi hyung—dijo de forma casi robótica, como si estuviera
pensando con seriedad cada una de sus palabras.
—Lamento haber venido sin avisarte—asintió actuando con amabilidad
cosa que le asqueaba—. Es sólo que, al no recibir una respuesta, imaginé que
no querías salir conmigo, pero, aun así, tuve que venir porque quiero
disculparme con sinceridad, realmente no quiero que te vayas teniendo una
mala impresión mía, lo siento Jimin.
El castaño bajo por completo y se acercó a él a pasos pequeños. —Quise
agradecerle por las flores, pero no tengo móvil.
Yoongi parpadeo perplejo, su boca se curvó en una sonrisa incrédula. —
¿No tienes móvil? ¿Eso es siquiera posible?
—Ammm sí ¿Por qué no sería posible? —preguntó con una ceja alzada.
—Es muy raro ver a alguien alejado de la tecnología —se explicó dejando
de reír.
—Donde vivo no hay buena recepción, no sirve de nada tener un móvil,
además es un pueblo pequeño y yo no tengo familia fuera—se encogió de
hombros.
—Bueno, eso explica muchas cosas, Jimin, de haber tenido móvil ¿Cuál
habría sido tu respuesta a mi propuesta?
Jimin enrojeció y desvió la mirada, mordió su labio inferior nervioso. —
No me parece mala idea—susurro sin mirarlo.
Yoongi rio ladino aprovechando que Jimin no le veía. —¿Y por qué no
vamos ahora? ¿Ya comiste algo?
—¿Qué? —preguntó mirándolo al tiempo que negaba—. Papá no lo sabe y
yo no puedo salir sin su permiso.
—Pero mi abuelo va a tardar mucho, puedes platicarle sobre el día cuando
volvamos, no hay problema, somos familia ¿No? Eres como mi tío.
Jimin rio y negó. —Eso es muy raro.
—Lo sé, porque no entonces sólo somos amigos, hay un lugar muy lindo
cerca de aquí ¿No quieres salir un poco? Apuesto a que no has podido
conocer algo y hoy en la tarde te irás, al menos una buena comida ¿Te
parece?
—Amm—dudo por unos momentos, hasta que finalmente asintió—. Creo
que un rato, no me vendría mal.
—Entonces vamos—se dirigió a la puerta.
—¿No debería cambiarme? Tú vas...muy ¿Formal? —levantó una ceja
contrariado.
—No es necesario—negó porque no quería esperarlo—. Yo voy así porque
es un traje de trabajo, está bien que vayas cómodo, vamos Jimin, estoy
hambriento.
Jimin le siguió de cerca saliendo tras de él de la casa, Yoongi estaba
ansioso, entre más rápido llegaran a ese lugar, más rápido podrían irse,
desactivo los seguros del auto cuando estuvieron cerca, se acercó a la puerta
del copiloto para abrirla, miró a Jimin quien observaba el auto con total
asombro.
—¿Te gusta? —preguntó con suficiencia.
—Es un auto muy bonito, pero demasiado ostentoso ¿No te da cosa que la
gente te miré tanto? —frunció la nariz.
—De eso se trata—bufó—. Ven a verlo por dentro y descúbrelo tú mismo.
Este no es sólo un auto, es el auto.
Jimin se encogió de hombros y subió, Yoongi entrecerró los ojos, nadie
juzgaba a su hermoso auto, del cual estaba enamorado, subió poco después al
asiento del conductor y miró a Jimin quien se ponía el cinturón.
—¿Y bien? —preguntó esperando.
—¿Qué? —preguntó confuso.
—¿No es lo mejor que has visto?
El castaño miró con detenimiento el interior de aquel auto y asintió. —Es
muy hermoso, pero, ¿Has visto un Ford Mustang clásico?
—Por dios ese auto es un vejestorio—negó rodando los ojos.
—Pero es bonito—rio animado.
—No tienes buen gusto Jimin—se puso el cinturón y prendió el auto,
aceleró sólo para impresionar y le piso duro, Jimin exclamó con sorpresa,
salió de aquella residencia yendo rápido mientras llegaban a la cuidad.
Yoongi estaba concentrado en el camino, sabía a qué lugar debían ir, un
lindo y lujoso restaurante en el centro, miró de soslayo a Jimin quien estaba
mirando por la ventana con una sonrisa iluminada en el rostro, parecía ser un
niño que mira el mundo por primera vez.
El camino no era largo, como lo había prometido llegaron en quince
minutos, entro en el estacionamiento dejando el auto cerca de la puerta de
acceso del estacionamiento, apagó el auto y se quitó el cinturón, Jimin ya
estaba abriendo la puerta y saliendo, evitando que él fuera un caballero, lo
cual le gustó, era mucho trabajo ir a abrirle la puerta cuando él podía hacerlo
por sí mismo.
—Es por aquí—indicó, Jimin caminó a su lado, esta vez Yoongi sí le abrió
la puerta.
Ingresaron, pasando por un pasillo lleno de plantas y decoraciones de
época, entrando así al elegante restaurante, Jimin de inmediato miró alrededor
y dio un paso hacia atrás, esto fue notado por Yoongi quien puso su mano en
la espalda del chico y le guío dentro, eligieron una mesa un tanto alejada del
bullicio de comensales, sacó la silla para que pudiera sentarse, y
posteriormente él se sentó en frente.
—Es un hermoso lugar ¿No lo crees?
Jimin asintió. —Todo parece brillar, es tan lindo, como esas películas
clásicas.
—¿Te gustan las películas clásicas? —preguntó con una ceja alzada.
—Papá y yo las vemos los sábados por la noche después de cenar—sonrió
cálidamente—. Es nuestra tradición.
—Entiendo—asintió mirando de lejos como una de las meseras se
acercaba.
—Buenas tardes, bienvenidos—dijo dejando dos cartas—. Cuando estén
listos para ordenar, por favor hagánmelo saber.
Con una inclinación se retiró dejando a ambos mirar el menú, Jimin miraba
con una mueca pensativo, Yoongi le observo con una media sonrisa, pensaba
que posiblemente los nombres le eran desconocidos, eso, o que no sabía leer.
—¿Quieres que te dé una recomendación? —preguntó al cabo de unos
segundos.
Jimin le miró con alivio y asintió. —Por favor.
—El solomillo al horno en salsa de vino tinto y patatas a la mantequilla es
delicioso.
—No se escucha mal, pediré eso.
Yoongi asintió llamando con la mano a la mesera quien acudió de
inmediato. —¿Listos para tomar la orden señores?
—Sí, tráeme un Solomillo al horno en salsa de vino tinto y lomo en salsa
de frutos rojos, una copa de Barsac dos mil catorce y ¿Jimin, quieres vino? —
le preguntó mirándolo.
Jimin que estaba atento a lo que el mayor decía negó. —No me gusta el
alcohol, una limonada está bien.
—Entonces sería todo—dijo Yoongi entregando las cartas a la señorita
quien asintió y se retiró con la orden—. El vino no puede ponerte ebrio, es
sólo una copa.
—Papá dice que beber no es bueno, me contó que él lo hacía en su
juventud y gracias a eso tuvo muchos problemas.
Yoongi chaqueo la lengua. —No debes tenerle miedo al alcohol, no es
malo si lo tomas con moderación, aunque escuchando esto, me pregunto
¿Qué otras cosas te ha restringido mi abuelo? Pareciera que vives en una
cueva.
—No me tiene en una cueva—rio por lo bajo, encontrando gracia en las
palabras de Yoongi.
—Tal vez no en una cueva, pero sí en un lugar en medio de la nada sin
señal ¿Y si algo pasa? ¿Cómo llamarías por ayuda?
—Tenemos teléfono fijo, no celular, además no pasan cosa...bueno...no
siempre —su semblante demostró incomodidad llamando así la atención de
Yoongi.
—¿Pasa algo? —preguntó con una ceja alzada.
—Cuando papá tuvo esa caída, la que hizo que su cadera se fracturara, yo
tenía quince años y en ese momento no supe que hacer, debí llamar a alguien
pronto—negó tratando de eliminar ese pensamiento.
—Eras joven, posiblemente estabas impresionado—le observo fijamente,
Jimin era como un niño asustadizo e ignorante—. ¿Siempre han estado solos?
¿Y tú madre?
La pregunta incomodó a Jimin quien mordió su labio inferior y desvió la
mirada. —Siempre hemos sido nosotros dos, nadie más, ammm mi
madre...no la veo desde que tengo cinco años—se encogió de hombros.
—Lamento eso—dijo confuso, debatiéndose entre dos posibilidades—.
Jimin ¿Mi abuelo es tu verdadero padre?
Jimin le miró con tristeza, él no supo identificar aquel gesto, espero
impaciente, necesitaba escucharlo de su boca para comprobar su teoría.
—No, él...me adoptó cuando era un niño, me ayudó desde entonces—dijo
mirando hacia otro lado.
Yoongi levantó una ceja. —Vaya eso...
Fue interrumpido por la mesera quien llevaba sus órdenes, eso le dio
tiempo para pensar, Jimin era un niño huérfano que su abuelo acogió,
imposible que este figurara en el testamento, no había ningún movimiento
que les dijera que le había reconocido dándole el apellido Min. Lo cual era
bueno, Jimin no figuraba como un problema o al menos eso era lo que quería
pensar.
Ambos comenzaron a comer en silencio, perdidos en sus pensamientos,
Yoongi estaba queriendo salir de ahí para contarle a su padre que no había
nada de qué preocuparse, levantó la mirada del plato observando cómo Jimin
sonreía al comer.
—¿Está bueno? —preguntó con una sonrisa ladina.
—Muy delicioso—asintió feliz.
Yoongi sonrió con fastidio, no le agradaba Jimin, una persona no podía ser
tan amable. No era normal.
Jimin estaba emocionado, nunca había ido a una fiesta y faltaba poco para
vivir la experiencia, SeokJin le había ido a visitar nuevamente, con el fin de
pedirle permiso a su padre para llevarlo de compras, HongJae no estaba tan
de acuerdo, pero al ver la sonrisa de Jimin acompañada de sus ojitos
suplicantes no pudo negarse.
-Toma-le entrego una cartera negra-. Aquí hay efectivo, pero cuando vayas
a pagar el traje o lo que sea que vayas a comprar, tienes que pagar con la
tarjeta negra, pones tu firma en donde te digan y ya está.
-Buscaré algo que no sea caro-le sonrió feliz.
-No es necesario-le dijo tomando su mano-. Busca algo que te guste y que
te haga ver lindo, y de lo demás no te preocupes.
-Está bien papá-terminaron de desayunar, Jimin subió a bañarse y
cambiarse con algo lindo y cómodo, espero hasta que dieron las tres, la puerta
fue tocada y bajo casi corriendo.
SeokJin se veía igual de elegante y hermoso como siempre, Jimin no
comprendía como alguien podría verse tan bien, lo saludó con el mismo
entusiasmo de siempre, cosa que hizo sonreír genuinamente a SeokJin, le
agradaba Jimin, le recordaba a un niño inocente, un pequeño cordero en una
cueva llena de lobo, le daban ganas de protegerlo.
-Hola Jimin ¿Estás listo?
-Sí-respondió con una sonrisa-. Vamos, papá no está, fue a la empresa
después del desayuno, pero dijo que no llegáramos tarde.
-No tardaremos-aseguró-. Deje a Namjoon con el bebé y eso créeme que
me preocupa.
-¿Por qué? -preguntó mientras caminaban a la salida.
-Él es muy torpe, a veces no tiene la paciencia, pero lo intenta lo cual es
bueno-se acercaron a una camioneta negra-. Subamos atrás, Namjoon no le
gusta que maneje.
-¿Por qué no? -preguntó curioso.
-Desde que tuvimos al bebé es muy precavido, está bien, así me relajo-
sonrió ladino-. Me alegra que te hayan dejado salir, no lo haces mucho
¿Verdad?
-En realidad no-negó con un ligero puchero-. Papá es muy sobreprotector,
más si estamos en la cuidad, pero he conocido algunos lugares, de hecho,
Yoongi hyung me llevó a comer el otro día.
SeokJin le miró con asombro. -¿Yoongi? ¿Min Yoongi? ¿Saliste con él?
-Sí, lo hizo para disculparse, en la cena se portó un poco grosero-se
encogió de hombros-. La verdad es que es una buena persona, muy atenta.
-Jimin, bueno...ten cuidado, Yoongi es una persona algo voluble, puede
estar normal un momento y al otro comportarse grosero, si te incomoda de
alguna manera, dímelo o a tu padre ¿Está bien?
-Claro-asintió con una sonrisa, para Jimin, Yoongi no significaba algún
problema, porque, aunque tuviesen un frío comienzo, el mayor le trataba bien
y le hablaba de una manera cálida.
-Invité a alguien-dijo con una sonrisa cuando el auto aparcó en la parte
subterránea del centro comercial-. Es una buena persona, sé que te encantará.
Jimin estaba curioso, le gustaba conocer gente nueva, aunque a veces
llegaba a incomodarle, era una persona amigable, le gustaba cuidar de los
demás, era algo que su padre siempre le habían inculcado, una regla de vida
que seguía sin protesta alguna.
Subieron al ascensor, Jin no dejaba de hablar de su hijo y de lo mucho que
estaba creciendo, también de aquella dieta que había realizado para bajar los
kilos de más que dejó su embarazo, Jimin por más que lo veía, no podía
identificar ningún desperfecto, todo en SeokJin era perfecto, cuando llegaron
a la planta alta del centro comercial, los ojos de Jimin se abrieron, miró
alrededor encantado, todo era inmenso, las tiendas, con colores vivos,
brillante y bien iluminadas, todo de cristal, con una vista increíble, los pisos
relucientes, parecía algo que sólo podría ser visto en películas extranjeras.
-Vamos Jimin-dijo SeokJin tomándolo del brazo y guiándolo por las
tiendas-. ¿Nunca habías venido?
-No-negó con una sonrisa-. Es increíble, la cuidad es de lo mejor-suspiró-.
Desearía no tener que irme.
-Puedes venir, de hecho, no quiero que nos abandones ¿Entendido? -Jimin
le miró boquiabierto porque no sabía qué decir ante eso-. Es aquí.
Entraron a una enorme tienda, en ella había algunos artículos, entre ellos y
los que más destacaban eran aquellos trajes que se veían de la mejor calidad,
Jimin los observó con una ceja alzada, en esos maniquíes se veían
espectaculares. Lo condujo por la tienda, algunas mujeres que intuyó
trabajaban ahí les dieron una reverencia como bienvenida.
-Hasta que llegas ¿Crees que tengo todo tu tiempo?
Jimin observó al chico que se puso de pie, si antes había pensado que no
existía hombre más hermoso que SeokJin en el mundo quedó como un idiota,
era alto, su piel acanelada, ojos grandes y profundos, labios delgados y
pómulos altos, era delgado, llevaba un traje gris con una camisa blanca sin
los primeros botones, su cabello castaño claro estaba acomodado detrás de
sus orejas, era ligeramente largo y brillante.
-No exageres-dijo Jin con un bufido-. Mira, él es Jimin de quien te hablé-se
volvió hacía Jimin con una sonrisa-. Él es mi primo Kim Taehyung.
Jimin hizo una reverencia al chico que estaba frente a él. -Es un gusto.
-El gusto es mío Jimin, he escuchado muchas cosas de ti-dijo llamando su
atención-. No te preocupes, son buenas.
-Eso espero-dijo con total sinceridad.
-Estamos aquí porque debemos elegir el atuendo para la cena de bodas-dijo
Jin completamente emocionado-. Así que comencemos, Jimin ¿Hay un color
en específico que te guste?
-Búscale algo oscuro, un azul oscuro pero que no llegue a marino, tal vez
un azul rey, que no sea gris-dijo Taehyung observando fijamente a Jimin.
-Él es modelo y tiene un enorme sentido de la moda-explicó SeokJin.
-Wooow eso es asombroso-Jimin le sonrió-. Gracias por la ayuda.
Taehyung miró fijamente a Jimin, era diferente, sus ojos eran inocentes,
mordió su labio inferior y asintió. -Te haré ver encantador, lo prometo.
Elegir los trajes, accesorios y zapatos fue una misión muy dura, Jimin
estaba mirando alrededor con preocupación, el único que sabía lo que quería
era Jin quien traía a las dependientas de un lado para el otro. Taehyung estaba
sentado a su lado con su ropa elegida desde hace minutos.
-Siempre se vuelve loco, quiere que todo sea perfecto, pero quien podría
culparlo, ha soñado con esto desde siempre-rio por lo bajo contagiando a
Jimin-. No pareces muy familiarizado con esto para ser un miembro de la
familia Min.
-En realidad soy adoptado-dijo con una sonrisa triste-. Papá y yo vivimos a
las afueras de Busan, en realidad nunca hemos estado en la cuidad.
-Entiendo-asintió-. Has causado un gran revuelo en la familia, todos
estaban realmente sorprendidos de verte.
-¿Cómo lo sabes? -preguntó avergonzado.
-Soy cercano a algunos miembros, entre ellos Jungkook-dijo con una
sonrisa-. Me ha dicho que te has hecho cercano a Yoongi hyung.
Enrojeció antes de negar. -No, no es eso, él ha sido amable conmigo, sólo
lo he visto dos veces.
-Impresionan ¿No es así? Hablo de los hermanos Min, ellos son algo
especiales ¿No te parece?
-Puede ser-asintió jugando con sus manos-. No he estado tan cerca de
ellos, papá...bueno él...tiene una idea muy diferente de ellos.
-Porque no los conoce, pasaron dieciséis años, no es bueno armarse una
idea de una persona sin conocerla.
-Eso es cierto, por lo poco que los conozco, no se ven malas personas, son
amables y eso es bueno.
Taehyung le miró fijamente. -Eres muy lindo Jimin, ahora es tu turno-le
pasó los trajes-. Ve a vestirte y sales para ver ¿Ok?
-Está bien-tomó la ropa y camino a uno de los vestidores.
Taehyung sacó su teléfono y marcó, espero paciente la llamada, hasta que
contestaron. -Estamos por terminar...bien-colgó casi de inmediato, justo a
tiempo antes de que SeokJin apareciera-. Es demasiado inocente.
-¿Qué esperabas? -preguntó con una mueca-. Se crío fuera de la cuidad, sin
tener contacto con esta familia, no lo culpo, está bien que se vaya antes de
que se contamine como los demás.
-Estás hablando de la familia de tu esposo-bufo.
-Sabes de lo que hablo, incluso de ti ¿Ya arreglaste ese problema? -
cuestionó.
Taehyung se puso a la defensiva. -No empieces.
Jimin salió del probador inseguro, ambos chicos le miraron y como por
arte de magia su semblante cambio por completo a uno más amable y dulce.
-Te ves increíble Jimin-dijo SeokJin con sinceridad-. Ese color te va.
-¿De verdad lo creen? -preguntó mordiendo su labio inferior.
-Te vez muy bien Jimin-asintió Taehyung.
Jimin se miró nuevamente en el espejo, sonrió ladino, se sentía bien, en ese
traje no se reconocía, pero le gustaba.
Salieron de aquella tienda, SeokJin no le dejo pagar por el traje o los
accesorios, estaba incómodo, pero este le dijo que era un regalo de
bienvenida a la familia, le pareció increíble la personalidad dadivosa y
bondadosa de SeokJin, quedaron en ir a un restaurante cercano a comer algo,
bajaron las escaleras eléctricas para ir a la primera planta, caminaron por un
pasillo, hasta que llegaron a una tienda de mascotas, se quedó observando a
los pajaritos de diferente colores, mientras Jin y Taehyung debatían a dónde
ir a comer.
-¿Te gustan los pájaros? -preguntaron a su lado.
Al darse la vuelta miró a Yoongi quien se encontraba a su lado, con un
traje negro y una sonrisa jovial. -Oh...hola.
-Hola ¿Estás solo? -preguntó con una ceja alzada-. No creo que debas estar
solo aquí, no conoces la cuidad.
Jimin negó mirando alrededor. -Vengo con SeokJin y Taehyung.
-¿De verdad? -lucia sorprendido.
-¿Yoongi? ¿Qué haces aquí? -preguntó SeokJin acercándose a Jimin quien
sonreía a Yoongi de una forma cálida.
-Tuve una reunión en uno de los restaurantes ¿Qué hacen ustedes?
-Una salida de compras-respondió Taehyung-. Ahora íbamos a comer algo,
Jimin tiene hambre.
Yoongi asintió regresando su mirada a Jimin. -Iba a ir a la casa del abuelo
porque necesitaba hablar contigo-dijo aquello ignorando a los dos chicos que
le miraban con asombro-. Pero ahora que estás aquí ¿Quisieras acompañarme
a comer algo? -fue entonces que miró a los chicos-. Lo lamento, pero necesito
hablar con Jimin ¿Les molesta?
-Yoongi, el abuelo fue muy claro cuando dijo que cuidara a Jimin-dijo Jin
con una mueca.
-Yo puedo llevarlo y explicarle al abuelo, no te preocupes, no pasará nada
¿Jimin quieres?
Jimin miró a SeokJin y a Taehyung este último le dio una sonrisa. -Ve
Jimin, nosotros nos veremos en la fiesta del viernes.
-Sí Jimin-dijo SeokJin con incomodidad-. Llamaré a la casa del abuelo por
la noche. Cuídalo Yoongi.
El mayor asintió. -¿Nos vamos Jimin?
Jimin asintió antes de mirar a SeokJin y a Taehyung. -Nos vemos el
viernes, muchas gracias por el día de hoy-se despidió con una sonrisa y se
acercó a Yoongi quien le quito las bolsas de compras de las manos.
-¿Quieres comer algo en especial? -preguntó con una media sonrisa.
-¿Carl's Jr? -sonrió ladino.
Yoongi entrecerró los ojos. -¿Comida rápida?
-Vi un comercial ayer y de verdad estoy antojado, papá no puede comer
hamburguesas así que no insistí.
-Bien, podemos hacer eso y comer fuera ¿Te gustaría?
-Me encantaría-asintió.
El sonido del licor entrando en contacto con el frío vidrio del vaso, fue lo
único que se escuchó por unos momentos, antes de que uno de los presentes
alejará el cigarrillo de sus labios para hablar.
—Entonces, ¿Saldrás con él? —preguntó con una ceja alzada—. Cuando
mi padre me habló de lo que tramaban, me sorprendió saber que eras tú quien
lo haría, pensé que sería Jungkook.
Yoongi fijó la mirada en Hoseok, su primo, con quien disfrutaba pasar el
rato, a pesar de que ambos fueran muy diferentes, a veces terminaban ebrios
riendo, otras, dándose golpes en la cara por no estar de acuerdo, para el
pálido, su primo, era un idiota, pero, su personalidad amena, le daba
tranquilidad.
—¿Por qué no podría ser yo? —preguntó tajante—. Parece que todos han
olvidado quien soy y las cosas que puedo hacer ¿Jungkook sería mejor para el
trabajo? Ambos sabemos la respuesta, tú más que nadie.
Hoseok sonrió ladino, sonrisa que se convirtió en una mueca divertida. —
¿Jennie lo sabe?
Tras escuchar ese nombre, Yoongi empuñó más manos, su vista se desvió
hacia la ventana de la oficina, todo recuerdo que la evocaba, le resultaba
doloroso.
—A ella no le intereso, lo sabes.
—Es lo mejor Yoongi, nunca debes intentar enjaular a un pájaro que esta
acostumbrado a la libertad—se encogió de hombros—. Te ha utilizado hasta
el cansancio.
—No hables así de ella—soltó de forma agresiva—. Ella no tiene la culpa
que yo me haya enamorado, siempre dejó claro que lo nuestro era diversión.
—No vamos a llegar a ningún lado, así que dejemos ese tema, igual tengo
curiosidad ¿Por qué aceptaste estar cerca de ese chiquillo?
Yoongi se encogió de hombros. —Deber y curiosidad, es un completo
ignorante, confía en todos como un cachorro, sus ojos son como los de un
borrego en medio de una camada de lobos—rio por lo bajo—. Lo van a
destruir, no entiendo por qué el abuelo lo cuida tanto, al principio creí que era
su amante, pero lo trata como un bebé.
—Debe tener algo especial ¿No lo crees? Hay personas que tienen algo
que llama la atención, algo que es tan exquisito que quieres tomar o proteger.
Imagínate, inocente, manipulable y virgen. Un manjar.
Por alguna razón, Yoongi se sintió asqueado por lo que Hoseok decía, hizo
una mueca y negó. —No cambias, gran decepción de daría SeungWan al
saber la clase de hombre que eres.
—Hay hombres y mujeres que sirven sólo de diversión Yoongi, hay otros,
como mi dulce dama que quieres tener como esposa, porque vale la pena,
tienen clase y valores, no como quien te abre las piernas a la primera
provocación.
—Si Jungkook te escucha, te dará un golpe y yo no estaré dispuesto a
defenderte.
Hoseok soltó una carcajada. —Jungkook es como Jimin, una cría, sólo que
él está aprendiendo a ser un lobo, pero es joven, no sabe de la vida, créeme
que le estoy haciendo un favor, su estúpido enamoramiento infantil no le deja
ver la clase de persona que es él.
—Te quedarás solo a este paso—suspiró.
—Oh vamos Yoongi, no me digas que no has visto el cuerpo de aquel
chiquillo, imagínate ser el primero ¿No te agrada la idea?
Yoongi lo había pensado antes, Jimin era hermoso, tenía esa belleza
inocente que le gustaba, era delgado y tierno, tenía buen cuerpo, en especial
en aquellas partes que a su parecer eran voluptuosas, se encontró imaginando
tocarlo y eso le gustó, pero para eso tenía que involucrarse demasiado y no
quería romper por completo a un muchacho que no tenía la culpa, sin
embargo, la idea permanecía en su cabeza.
—No todos pensamos sólo con el pene—negó con una mueca—. Hay que
ser prácticos, Jimin sólo es una forma de llegar al abuelo, nada más que eso.
—Sólo no te enamores—sonrío ladino.
—¿De él? No, claro que no.
♡
Yoongi no estaba listo, se ahogaba de sólo pensar en permanecer tiempo
con aquel chiquillo en una fiesta a la cual no deseaba asistir, no es que no
quisiera darle sus felicitaciones a Namjoon y a Seokjin, sólo no quería
enfrentarse a su familia, la cual estaba insoportable desde la llegada de su
abuelo, todos parecían como aves carroñeras alrededor de un pedazo de
carne, esperando a atacar, incluso él. La insistencia del negocio familiar
estaba demandando más de lo que alguna vez llegó a imaginar, no tenía
tiempo para nada, más que para mantenerse al borde de papeles y recibos.
Su padre desde muy joven, le había enseñado el significado de trabajo
duro, todo era más importante que el trabajo, ni siquiera la familia tenía un
peso mayor que mantener en le cima la empresa que les daba una vida
cómoda y llena de lujos... lujos que pocas veces podía disfrutar.
Vistió aquel traje hecho a la medida, uno que se ajustaba a su cuerpo de
manera perfecta, el color resaltaba su piel y su cabello azabache, siempre le
gustó vestir de negro, se acomodó un poco el cabello y salió de su habitación
mientras se ponía el Rolex en la muñeca izquierda, bajaba las escaleras, su
casa era amplia y grande, pero también muy solitaria.
Se dirigió a su cochera, en donde eligió un BMW negro último modelo,
subió y apretó el botón de la cochera para abrirla, encendió en auto y arrancó.
En el camino marcó por décima vez en ese día, a aquel número que había
dejado de ser contestado, nuevamente el sonido de la mensajería de voz, fue
su único acompañante.
—Hola—dijo con un nudo en la garganta—. Creo que...lamento
molestarte, pero me preocupa que no contestes, espero que estés bien,
yo...por favor contesta los mensajes...mira...—el sonido del corte del mensaje
sonó dejándole un vacío en el pecho. Tomó con fuerza el volante y aspiró con
profundidad, intentando evitar el llanto que se clavaba en su garganta.
El viaje a la casa de su abuelo era corto, así que se quedó en el auto
tomando un respiro, cuando se miró en el espejo retrovisor, vio que se
encontraba listo, salió del auto y se encaminó a la puerta, tocó el timbre
esperando.
No pasó mucho tiempo para que las puertas se abrieran, la dama de llaves
al verlo hizo una reverencia y le abrió por completo la puerta, para dejarlo
pasar.
—Señor Min.
Yoongi no le dio respuesta alguna, caminó directo a la sala, donde
esperaría a Jimin, el asunto era claro, él pasaría una noche cerca de Jimin,
ganándose su confianza, para así ganarse la de su abuelo.
—Yoongi—dijo alguien que entraba a la sala.
Con una sonrisa falsa, hizo una venia con la cabeza a su abuelo, quien
venía con el secretario Lee.
—Abuelo—dijo amablemente, dándose cuenta que su abuelo lucía un
elegante traje negro, se veía bien, imponente a pesar de permanecer en una
silla de ruedas—. Gracias por permitirme llevar a Jimin a la cena.
Su abuelo le miró con desconfianza, podía sentirlo a pesar de no estar
cerca.
—Jimin está emocionado, él sabe muy poco de las cosas de la cuidad, de
las reuniones como esta, por favor, cuida debidamente de él.
—Lo haré—asintió con una sonrisa—. Jimin es un buen chico, creo que
podemos ser buenos amigos.
—No sé si lo sepas, pero nos iremos un día después de la boda de
Namjoon, en dos días, así que quisiera que Jimin pasara una buena velada,
quiero dejarlo muy claro.
—¿Crees que tengo algo planeado en su contra? Abuelo, somos adultos y
este no es un drama de horario estelar, no tengo malas intenciones con Jimin
abuelo, por favor, no pienses eso de mí.
El semblante usado hacía su abuelo, hizo que este le mirara con
apacibilidad, eso era una de las armas que su padre les había enseñado desde
que eran niños, la manipulación, porque, si las cosas no salían como ellos
deseaban, había formas infalibles para que al final, la suerte se tornara a su
favor.
—Hola—dijo Jimin bajando las escaleras.
Yoongi se volvió a verlo, quedando impresionado a primera vista por lo
bien que se veía, no negaba la belleza de Jimin, nadie podría, iba en un traje
azul rey, una camisa blanca y corbata gris, su cabello castaño claro con
destellos dorados estaba acomodado hacía atrás, llevaba un poco de
maquillaje, lo que resaltaba sus ojos y labios, una sonrisa surcó su rostro.
—Te ves muy bien Jimin—dijo siendo completamente honesto.
Jimin le contestó con una sonrisa nerviosa, HongJae miró la escena con
una ceja alzada. —Hijo, te ves muy bien, nos veremos en la cena.
—Claro papá—asintió acercándose a Yoongi.
—Nos vemos en la cena abuelo, vamos Jimin—dijo con voz tranquila.
Ambos se encaminaron a la puerta, en todo momento Yoongi trato de
pensar en lo que significaría estar con Jimin la velada entera, no le gustaba
estar cerca de él, demasiads inocencia e ingenuidad junta, le parecía patético.
Le abrió la puerta del auto y espero a que subiera para él hacer lo mismo.
—Es un lindo auto—dijo como cumplido, pareciera que todo lo que salía
de la boca de Jimin fuese un cumplido.
—Gracias—respondió con suficiencia, una de las cosas que que
orgullecian más era su colección de autos—. Es un buen auto para estar en la
cuidad.
—Debes tener una buena variedad ¿No es así?
—Son mi afición—asintió poniéndose en marcha—. ¿Tú tienes alguna
afición?
Jimin rio por lo bajo desviando la mirada a sus manos. —Pues...monedas,
monedas antiguas, no tengo la gran colección al menos unas quince.
Yoongi levantó una ceja y sonrió. —¿Monedas? Vaya eso suena extraño
pero interesante.
—Al menos es un poco más rentable que los autos—dijo con burla.
Yoongi levantó una ceja y bufó, de pronto Jimin le parecía muy divertido.
—Cuando tienes el dinero, créeme que es muy rentable—se encogió de
hombros.
—Tener dinero no quiere decir que debas gastar en cosas súper
exuberantes. Yo sólo digo.
Soltó una carcajada, negó mientras avanzaba en el auto, porque Jimin le
parecía una de esas chicas que veía en los dramas.
—Para dar una impresión inocente, tienes ideas muy duras sobre la vida
¿No lo crees?
—Papá dice que el dinero cambia a la gente, que los hace crueles y
despiadados, como tiburones que van detrás de la sangre o lobos.
Aquella descripción era tan acertada, que por un instante sintió vergüenza
de sí mismo, dejó solo en sus labios una media sonrisa, ese sarcástico gesto
que usaba cuando algo le incomodaba.
—El dinero no es malo, no hace cambiar a nadie, es un simple papel,
Jimin, el abuelo tiene ideas algo drásticas sobre la vida, no debes temerle al
dinero o al alcohol, si tú no lo permites, eso no puede tener poder sobre ti, en
cambio, si le temes entonces le adjudicas un miedo mayor de lo que es.
—¿Tú puedes controlar esa sensación de poder? —preguntó curioso,
juntando sus cejas en un ceño.
—Más que Hoseok y Jungkook sí, un poco menos que Namjoon. Soy
neutral, sé cuales son mis límites Jiminie. Si tu tuvieras dinero ¿Qué sería lo
primero que comprarías?
Jimin hizo un puchero pensando en su respuesta, Yoongi le observaba de
soslayo, por lo que no se perdió de sus reacciones, las cuales encontraba
auténticas.
—Compraría un tractor.
—¿Por qué quieres un tractor?
—Porque así trabajaría más rápido la tierra, es cansado hacerlo sin eso—
bufó.
—Pensé que te dedicabas a la escuela ¿No deberías estar culminando la
universidad?
—No fui a la universidad—rio por lo bajo—. Hay cosas más importantes
por el momento, como la salud de papá.
Yoongi chasqueo la lengua antes de negar. —El abuelo tiene el dinero
suficiente como para contratar una enfermera y mandarte a una de las mejores
universidades de Seoul—sin quererlo su voz sonó fría y demandante, cosa
que impresionó a Jimin.
—Si lo he cuidado es porque he querido, no porque él me lo haya pedido,
son cosas diferentes—suspiró con una media sonrisa—. Estoy seguro que, si
yo le hubiese dicho que quería ir a la universidad, él me habría dado la
oportunidad de hacerlo, pero no, estoy bien así.
—¿Por qué Jimin? —preguntó aparcando el auto en el estacionamiento del
restaurante donde sería la cena—. Es tú futuro, sin carrera no eres nada.
Le miró y cuando se dio cuenta de sus palabras ya era tarde, los ojos de
Jimin se apagaron ligeramente, sintió una ligera punzada de arrepentimiento,
aclaró su garganta y relamió sus labios. —No quise...
—Tener una carrera no te garantiza la grandeza ni tener el mejor de los
futuros—respondió Jimin mirándolo a los ojos—. Hay algo que se llama
agradecimiento, tu abuelo me ha dado mucho más de lo que puedes imaginar,
a estas alturas de la vida, creo que seguiría en la calle, todo acto de bondad
tiene que ser retribuido.
—A veces hablo sin pensar, lo siento—alargó la mano para tomar la de
Jimin, esta era pequeña, pero encajaba con la suya a la perfección—. Vamos
a divertirnos ¿Te parece?
—Vale, muéstrame cómo son las fiestas fifi en la cuidad—se encogió de
hombros.
—Será mejor que una de campesinos—respondió mordaz bajando del auto,
iba a abrirle la puerta a Jimin, pero este bajo casi de inmediato.
—Woow que lindo lugar—dijo sin despegar la vista del edificio frente a
ellos, uno que estaba repleto de enredaderas con florecillas de colores y luces
blancas, parecía un lugar sumamente lujoso, Yoongi lo tomó del codo y lo
hizo avanzar—. No me digas que rentaron todo el lugar.
—Jin tiene un gusto esquicito por lo caro—rio por lo bajo—. Ha sido así
desde que somos niños.
—Es lindo casarte con tu amor de la infancia, debe ser mágico.
Yoongi tragó en seco. —No siempre el amor de la infancia es el mejor
Jimin ¿Tú tuviste uno?
—Algo así—susurró desviando la mirada.
Yoongi no estaba jugando cuando dijo que a SeokJin le encantaban las
cosas ostentosas y costosas, el lugar entero, desde la entrada, estaba adornado
con rosas blancas y pequeños brillantes en forma de gotas que colgaban de
los jarrones, algunos meseros llevaban en sus manos charolas con copas de
vino blanco y champagne, Jimin estaba boquiabierto, de repente la idea de
estar ahí le pareció terrible, miraba a los presentes, personas dentro de trajes y
vestidos elegantes, peinados perfectos y pieles intactas, se sentía
completamente fuera de lugar, hubiera salido huyendo de no ser que Yoongi
lo tomaba del brazo.
—¿Estás bien Jimin? —preguntó cerca de su oreja.
—Hay mucha gente—susurró.
—Bienvenido al mundo de las apariencias—suspiró antes de avanzar—.
Vamos a decirles a ese par de tontos que estamos aquí.
Caminaron alrededor de las personas, no conocía a nadie, pero al parecer
Yoongi sí, porque la gente se detenía a mirarlo y sonreírle o hacer una
reverencia, por lo poco que sabía de él, dentro de la empresa al ser el nieto
del primer hijo varón, tenía mucho peso en el consejo, era uno de los
herederos principales y mucha gente le respetaba, Jimin creía que, para ser
una persona joven, era increíble.
A lo lejos pudo ver a SeokJin y a Namjoon, ambos llevaban un impecable
traje, el primero color beige con una camisa rosa pálido, el segundo un traje
sobrio negro que le lucía muy bien.
—¡Jimin! —dijo SoekJin dejando la copa de vino en una de las mesas y
yendo hacía ellos, siendo seguido de cerca por Namjoon quien les observaba
con curiosidad—. Te ves maravilloso. Hola Yoongi.
—También te ves increíble SeokJin hyung, deslumbras—respondió Jimin
nervioso.
—Vaya primo, no creí verte aquí—dijo Namjoon con una ceja alzada hacía
Yoongi, quien se encogió de hombros.
—Era eso o dejar que Jimin viniera con el abuelo y se aburriera—
respondió con una media sonrisa, internamente estaba riéndose con burla al
ver el semblante serio de Namjoon, quien no estaba de acuerdo con que se
acerará a Jimin—. Felicidades por esta maravillosa cena.
SeokJin tomó el brazo de Namjoon con el fin de hacer que se relajara un
poco, porque su tensión podía ser notada a kilómetros de distancia. —Gracias
Yoongi, nos alegra que estén aquí, por favor disfruten la noche.
—Muchísimas gracias—Jimin inclinó la cabeza, cosa que ellos no se
esperaban.
—Vamos a beber algo Jimin—le llamó Yoongi tomándolo del brazo
nuevamente.
Tanto Namjoon como SeokJin miraron la escena con una mueca en
conjunto, se miraron comprendiendo lo que el otro estaba sintiendo en ese
momento. —Es un chiquillo—dijo Namjoon con pena—. Yoongi lo va a
destrozar.
—¿Quieres que intervenga de alguna manera? —preguntó con una ceja
alzada SeokJin, tenía esa mirada perspicaz que se podía interpretar de muchas
maneras.
—No, no lo hagas, al menos no ahora—suspiró acercándose para besar su
mejilla—. Dejemos ver hasta qué punto llega.
—Lo bueno es que Jimin y el abuelo se van después de la boda, así ellos
no pueden hacer nada.
Jimin y Yoongi llegaron a una de las mesas que estaba alejada de los
demás, ambos con una copa de vino blanco en la mano, Jimin miraba discreto
alrededor, reconociendo a algunas personas, hijos de su padre y nietos, que
habían estado en la cena, ellos parecían ajenos, aunque Jimin no sabía que lo
estaban mirando de forma discreta.
—No te preocupes mucho por ellos—dijo Yoongi llamando su atención—.
Posiblemente me estén mirando a mí y no a ti, no soy muy bueno a los ojos
de la familia.
—¿Eres la oveja negra? —intentó hacer un chiste para aligerar su tensión.
Yoongi rio antes de negar. —Soy la oveja dorada Jiminie, algunos de mis
tíos y primos están siempre al pendiente de mí, de las cosas que hago y dejo
de hacer, porque al ser el primer nieto, tengo una imagen que cuidar, ellos
quieren que haga las cosas como la familia dicta, pero obviamente no será
así.
—¿Un rebelde sin causa? Bueno, creo que eres el estereotipo de heredero
—le miró con burla.
—Y tú eres el estereotipo del chico huérfano que accede a la riqueza
¿Ceniciento? Así te llamaré.
—Aunch—dijo con incredulidad y una sonrisa sorpresiva—. Sí que tienes
una lengua filosa.
—No es lo único que tengo filoso—dijo con sorna.
Jimin levantó una ceja confundido, estaba nervioso por las palabras de
Yoongi y porque para él, el pálido era muy apuesto, le atraía, pero intentó que
eso no le afectara. —¿Estás coqueteando conmigo?
—¿Quieres que coquetee contigo? —le preguntó con una sonrisa burlesca
—. No quiero que después te enamores Jimin, viviremos una historia de amor
dramática, el plebeyo y el heredero—dijo antes de soltar una carcajada
contagiando a Jimin quien negó.
—Eres una horrible persona—dijo entre risas.
Yoongi se encogió de hombros, indudablemente Jimin le estaba
sorprendiendo, porque no imaginó que este le seguiría el juego de esa
manera, estaba relajado y entretenido con sus bromas, además de aquellas
miradas picaras que le lanzaba, Yoongi se soltó un poco, encantado, Jimin le
estaba pareciendo mucho más interesante de lo que quería admitir.
—Hola chicos—saludó Jungkook acercándose con Taehyung.
Jimin guardó nuevamente la compostura llamando la atención de Yoongi
quien entrecerró los ojos hacía su hermano, Taehyung le sonrió a ambos con
complicidad.
—Jimin te ves increíble—dijo el castaño halagando su vestimenta.
—Tú te ves increíble también—respondió boquiabierto, y no era para
menos, Taehyung estaba impecable en ese traje rojo, a su lado Jungkook
quien vestía un traje azul marino asintió.
—Taehyung siempre se ve increíble—dijo sin restricciones.
Yoongi se burló ligeramente de su hermano. —Demasiado exuberante, me
gustan las cosas más naturales—dijo observando de reojo a Jimin.
Este se sonrojo hasta las orejas, la personalidad suspicaz se había
esfumado con la llegada de Jungkook y Taehyung.
—Bueno, eso es entendible—dijo Taehyung con una sonrisa—. Igual no
tienes lo necesario para estar con alguien como yo o como Jiminie, así que
vete olvidando de eso Yoongi hyung.
Jungkook soltó una carcajada al ver la mueca de su hermano mayor. —
Sólo venimos a saludar, vamos Tae, antes de que despiertes a la bestia.
—Disfruten la velada—dijo Taehyung guiñándole un ojo a Jimin.
—Ellos son insoportables por separado y una pesadilla juntos—bufó
Yoongi—. Necesito fumar, vamos arriba.
Jimin asintió, con la copa en la mano le siguió a las escaleras de madera
que llevaban a la parte de arriba, mientras subía, su mente retomaba la
curiosa conversación de momentos atrás, estaba seguro de que Yoongi le
miraba cuando dijo aquello, pero ¿Qué significaba realmente?
Llegaron a la parte de arriba, la decoración era la misma, extenuando que
ahora estaban en una azotea al aire libre, el cielo estaba cubierto por un
manto de nubes oscuras humeantes y estrellas, Yoongi lo condujo hasta el
balcón, donde podían ver la cuidad, Jimin quedo boquiabierto, la vista era
increíble.
—Es una linda vista—dijo con una sonrisa, viendo de reojo como Yoongi
prendía un cigarrillo.
—Lo es, pero hay lugares donde la vista puede ser mucho mejor, mi
departamento tiene una vista impresionante, deberíamos de ir alguna vez.
Jimin tragó en seco, tomando un sorbo del vino. —Bueno, me iré en unos
días.
—Eso—asintió con una mueca—. No estamos de acuerdo con que le
abuelo se vaya, aquí podría conseguir toda la atención medica que requiere,
pero es terco.
—Lo es—asintió—. Pero lo entiendo, una vez que vives en el campo,
bueno, te acostumbras a la inmensidad de las estrellas y al silencio, la cuidad
es hermosa, pero lo es más estar al aire libre.
—Puede que tengas razón, pero yo soy un chico de la cuidad—rio con un
nudo en la garganta—. Mañana es la boda de Namjoon, parece que será
interesante.
—¿También eres de ese estereotipo que no quiere familia o hijos? —
preguntó con una ceja alzada.
—No, a diferencia de lo que piensas, me gustaría tener hijos, soy
demasiado tradicionalista en ese aspecto—suspiró con la mandíbula apretada
—. Pero no ha llegado la persona indicada, aquella que me haga querer poner
un anillo en su dedo.
—Espero que llegue pronto—le miró con una sonrisa amable.
Yoongi sintió en su interior una punzada de dolor, pero se contuvo de
mostrar algún indicio de debilidad, se perdió en la mirada de Jimin, una que
emanaba un calor abrazador, uno que no sentía al observar a los demás, cuyas
miradas arcaicas, hacían quedado suspendidas en el tiempo, siendo falsas,
máscaras que no lograban demostrar sus verdaderos yo.
—Concuerdo con los demás—se acercó lentamente—. Te ves muy bien,
pero, siento que no son honestos, porque eres más que hermoso—puso una
mano en su mejilla.
Jimin le observó con los ojos bien abiertos, tragó en seco cuando vio que
Yoongi se acercaba a él, instintivamente cerró los ojos, al tiempo que el
mayor juntaba ambas bocas, los labios delgados tocaron los carnosos y una
sensación extraña recorrió sus cuerpos, poco a poco movieron los labios, con
tranquilidad, sin prisa alguna, Yoongi pudo comprobar que Jimin era
inexperto y eso le gusto.
Cuando se separaron Jimin con las mejillas sonrojadas, bajo la mirada. —
Lo siento—se disculpó Yoongi.
—No me molesta—respondió Jimin con una sonrisita.
—Vamos a comer algo ceniciento—dijo tomando ahora su mano
entrelazando los dedos.
Jimin temblo ante las manos de aquel pálido pelinegro que le acariciaba sin
prudencia, en esa noche, donde el cansancio le estaba matando, se distraía
siendo amado por aquel hombre del que había caído completamente
enamorado.
Perdido entre sus besos escucho a la lejanía el teléfono, el cual Yoongi
intentaba ignorarlo hasta que se hizo insoportable, a regañadientes se separó
de Jimin para alargar la mano sin salir de él.
-¿Que mierda quieres? ....-pero su expresión fastidiada cambio de un
momento a otro, Yoongi trago en seco y miro a Jimin-. Iremos para allá.
Colgó sin dejar de mirar a Jimin. -¿Paso algo?
-El abuelo...él...tuvo otro paro cardíaco...lo siento Jimin. Murió.
Salió de su edificio con una mueca en el rostro, miró alrededor hasta que vio
en la otra acera la camioneta negra que conocía muy bien, era de madrugada,
apenas había alcanzado a ponerse un abrigo, cruzo la calle con cuidado y
abrió la puerta trasera de la camioneta, subió y se acomodó con un suspiro.
—Lamento si te desperté, pero necesitaba verte—dijeron a su lado.
Taehyung miró con seriedad a Hoseok, quien le sonrió como si nada, no
habían hablado desde aquella noche antes de la hospitalización del señor
Min, cuando despreció su compañía y dejó que su novia intentara humillarlo
en el hospital, diciendo que no debía estar ahí por no ser parte de la familia,
cuando era él quien conocía a los Min desde niños.
—Pensé en eso cuando fuiste tan insistente—bufó con los brazos cruzados.
—¿Sigues molesto conmigo? —preguntó con una ceja alzada—. Sé que tal
vez pude hacerse sentir mal, pero yo no controlo lo que Wendy dice, sabes
bien que ella no te soporta, sabe que entre nosotros hubo algo en el pasado.
—¿En el pasado? No creerás que ella es lo suficientemente idiota como
para no saber que coges conmigo cada que te da la gana ¿Verdad? —atacó
con ferocidad, podía amarlo, pero sabía que era despreciable y se odiaba a sí
mismo por caer por aquella sonrisa.
—Si lo sabe o no eso no es algo que importe en este momento—alargó la
mano hasta tocar su pierna, le miró de la misma manera que hacía siempre
que quería algo, Taehyung era débil, sin embargo, se mantuvo en la misma
posición—. Necesito de ti.
—No quiero estar contigo ahora—negó con una mueca.
—No hablo de eso cariño, hay algo que me tiene preocupado y sé que eres
el único que puede resolver mis dudas—se acercó un poco a él, lo suficiente
para que Taehyung pudiese oler el aroma a su colonia, las ganas de tocarlo
crecieron en él, era imposible resistirse—. Alguien me dijo que Yoongi sacó
de la cuidad a Jimin, tú debes saber a dónde fueron.
—¿Qué te hace creer que yo sé dónde están? —preguntó con una ceja
alzada.
—Eres buen amigo de Jimin y mejor amigo de Jungkook, estoy seguro de
que él te dijo algo, es importante saberlo.
—¿Qué te hace pensar que voy a traicionar la confianza de Jungkook? —
susurró contrariado, sin despegar la mirada de sus ojos.
—A mí no me interesa nada de esto, pero la familia sabe que mi tío y
Yoongi planean algo con ese mocoso, la lectura del testamento es en cuatro
días, les parece extraño que Yoongi se lo haya llevado a quien sabe dónde, no
es algo en lo que me quiera meter, tú sabes que no me importa nada que tenga
que ver con mi familia.
—Si no te importa como dices ¿Por qué quieres saber? No tiene sentido
alguno—entrecerró los ojos fulminándolo con la mirada.
—Tengo muchos asuntos pendientes como para que mi familia me rompa
las pelotas con esto—bufó—. Quiero arreglar unas cosas para antes de este
fin de semana, después de la lectura del testamento, tenía planes especiales.
Taehyung bajo la vista, aquello era como darle un golpe de realidad, una
en donde Hoseok tenía viajes especiales con su novia y a él lo veía en la
madrugada dentro de una camioneta polarizada.
—No tienes que restregármelo en la cara—susurró.
—Hey—dijo acercándose, con la mano que había estado en su pierna
levantó su barbilla haciendo que le mirara fijamente—. Creo que no me estoy
dando a entender, quiero que nosotros nos vayamos un fin de semana, a Paris,
sé que te he descuidado mucho, hagamos este viaje, como en los viejos
tiempo, solos tú y yo. ¿No te parece bien?
Sus mejillas se sonrojaron, su corazón explotaba con todas aquellas
emociones que tenía que ocultar bajo una máscara de indiferencia, tragó en
seco a medida que los dedos expertos de Hoseok acariciaban su mentón
recorriendo sus labios, su mirada no abandonó en ningún momento sus ojos,
siguió observándolo, esperando aquella respuesta que sabía vendría en
cualquier momento, y sucedió, Taehyung acortó la distancia entre ambos con
un beso, al principio cálido, pero al paso de los segundos se tornó profundo,
esa era la manera en la que Hoseok le besaba con fuerza y pasión, dejándolo
sin aliento.
—¿Te gustaría escapar un fin de semana conmigo?
—Sabes que sí—susurró sin aliento.
—Para eso tienes que ayudarme Tae, sólo necesito saber dónde está
Yoongi y ya, nadie sabrá que me dijiste—besó su mandíbula bajando
lentamente hasta su cuello, Taehyung suspiró de forma profunda ante la
caricia—. Así yo puedo estar relajado y terminar todo para este fin de
semana.
—Bueno—susurró mientras seguía sintiendo los besos húmedos de
Hoseok en su cuello y oreja—. Jimin quería irse de regreso a su pueblo, eso
fue lo que me dijo Jungkook, Yoongi lo convenció de quedarse hasta la
lectura del testamento, pero al parecer Jimon no está en su mejor momento,
por es, se lo llevo a la casa de campo, en las afueras, lo traería de vuelta para
la lectura del testamento, así ganaban tiempo. Me pidió que le consiguiera
ropa para tres días.
—Ganar tiempo ¿Para qué? —preguntó mirándolo curioso.
—Yoongi y Seunghyun piensan que el señor Min ha puesto el nombre de
Jimin en el testamento, temen que haya sido mucho más de lo que pueden
aceptar, sólo lo están distrayendo, eso es lo único que sé.
Hoseok sonrió ladino. —Esta situación es preocupante, ahora todos estarán
detrás del huerfanito, por eso quiero pedirte que me mantengas al tanto, de
todo lo que te diga Jungkook ¿Puedes hacer eso por mí?
Taehyung dudo por unos, hasta que los besos y las caricias de Hoseok
fueron lo suficientemente distractoras como para terminar asintiendo. —Sí,
puedo hacer eso.
Jimin miraba por la ventanilla del auto el paisaje verde, apenas estaba
amaneciendo, hacía un poco de frío por lo que Yoongi tuvo la amabilidad de
poner la calefacción, ambos estaban en silencio, escuchando la música del
mayor. Después del entierro de su padre lo único que quería hacer era
quedarse en cama o bien, volver a su hogar, necesitaba ese calor de casa que
tanto disfrutaba, aunque sabía que estaría completamente solo, quería llegar
al lugar que guardaba sus mejores memorias.
—Podemos parar a desayunar en un lugar cercano—dijo Yoongi llamando
su atención—. O seguir hasta llegar a la casa de campo, pero tendrías que
esperar un poco hasta que prepare algo.
—¿Tú cocinarás? —preguntó con una ceja alzada.
—Claro que lo hare—le sonrió sin mirarlo—. ¿Olvidas que eres mi
invitado a este viaje?
—Podemos parar así descansas—dijo con una media sonrisa.
Podría haberse vuelto loco de no ser por Yoongi, quien en esos días se
había vuelto una mano amiga a la cual podía acudir por cobijo, era quien
estaba al pendiente de él, cuidando que se alimentara correctamente, que
despertara o incluso que hablara, se había estado quedando en su
departamento, era quien le abrazaba por las noches cuando no podía dejar de
llorar. Cuando le habló de sus planes para regresar a su hogar, este le pidió
que no lo hiciera, le dijo lo preocupado que estaría si se iba de repente, por lo
que le propuso un viaje a las afueras de la cuidad con él, donde podía
descansar antes de volver a la normalidad, a su vida de antes. Pensaba que era
una buena forma de despedirse, aunque cada que lo pensaba, su corazón
dolía.
—Es aquí—dijo aparcando en lo que parecía ser una cabaña grande, afuera
de esta había largas enredaderas verdes que cubrían gran parte de las paredes
exteriores, la hacía lucir hermosa.
Bajaron del auto, Jimin pudo oler el aroma a flores y naturaleza, era todo
lo que le gustaba, sus ojos casi se llenan de lágrimas, Yoongi puso en sus
hombros un abrigo negro que iba a juego con el suyo, lo miró de reojo y le
sonrió con agradecimiento, ambos entraron, dentro era mucho más hermoso,
con mesas y asientos de madera, lleno de flores y luces, pensaba que por la
noche su vista sería mucho más increíble.
—Vamos por aquí—dijo conduciéndolo a una mesa, la cual estaba cercas
de la ventana.
Se sentaron en silencio, una chica con una enorme sonrisa se acercó a
ellos. —Buenos días, sean bienvenidos—dijo antes de entregarles el menú,
ambos contestaron los buenos días con amabilidad—. Cuando estén listos
para ordenar, por favor háganmelo saber.
Asintieron antes de verla alejarse. —¿Has venido aquí antes? —preguntó
curioso.
—Sí, antes veníamos mucho, mis padres, Jungkook y Taehyung, a medida
que crecimos nos fuimos olvidando.
—Es un paisaje hermoso, pero el de mi casa es mejor—rio por lo bajo—.
Tengo muchas flores y árboles frutales.
—Sería interesante ir—asintió con una ligera sonrisa—. Jimin ¿Cuál es tu
plan? Sé que no quieres hablar de eso y no quiero ponerte mal, pero
¿Realmente quieres regresar a esa vida?
—¿Qué otra cosa puedo hacer? —preguntó con una ceja alzada—. Lo he
pensado, aunque no lo creas lo he hecho, sin mi padre, ahora, literalmente
quedé en la nada, intento pensar de qué manera viviré mi vida ahora, pero
nada se me ocurre, lo único que puedo hacer es regresar a lo que conozco.
—Sé que este no es el plan inicial que tenía el abuelo, pero ahora eres
libre, sé que él no te dejó desprotegido, eso ambos lo sabemos ¿Por qué
volver a esa vida cuando puedes hacer una nueva?
—¿Una nueva vida? —preguntó confundido—. Yo no te entiendo.
—Principalmente ¿No quisieras aprender? ¿Estudiar una carrera? Poder
trabajar en algo que te guste, hacer tu propio patrimonio, no sé—se encogió
de hombros—. Casarte y tener hijos, conocer el mundo, las fiestas, las
tiendas, hay mucho de lo que te has perdido, entiendo que lo hacías por amor,
pero prácticamente fuiste su enfermero.
Jimin boqueo incapaz de decir algo, porque simplemente no lo había
pensado de esa manera. —Yo no sé en lo que sería bueno, no sé qué podría
aplicarse a mí, realmente no lo sé.
—Puedes comenzar a pensar lo que te gustaría hacer, algo que realmente te
llame la atención, ambos sabemos que mi abuelo no te dejaría desprotegido,
te aseguro que él pensó en ti en todo momento y previó que algo así podría
ocurrir, te está dando una nueva oportunidad de vivir como realmente quieras
¿No es mejor tomarla?
—¿Por qué eres tan bueno conmigo? —le miró con ojos cristalinos, una
mirada que Yoongi observó con un nudo.
—¿Debe haber una razón? —preguntó con una ceja alzada—. Jimin creo
que los dos sabemos que nos hemos acercado.
—Lo sé, realmente me daba miedo de preguntar qué es esta cercanía—dijo
bajando la mirada—. Porque nosotros...bueno...hay cosas que hacemos que
no sé qué significan, pero entiendo, tú eres...ambos somos muy diferentes, no
sé qué significa esto.
—Jimin—suspiró tenso —. No voy a mentirte, no sé lo que siento por ti,
me gustas, eso lo sabes bien, creo que ambos nos hemos dado cuenta, pero
realmente, no sé qué es esto, me atraes, eres un chico hermoso, con un cuerpo
precios, me gusta cuando estas en mis brazos, disfruto hablar contigo y pasar
tiempo a tu lado, pero no puedo prometerte que en algún momento
comenzaré a sentir algo por ti, porque simplemente no lo sé.
Jimin asintió. —Yo lo entiendo, quiero que sepas que lo comprendo, tú
eres un gran hombre y yo...realmente no soy nada, también me gustas, pero
no te pediré nada ¿Cómo podría pedirte algo? Apenas nos conocemos, es
imposible que sientas algo por mí.
Yoongi entrecerró los ojos, estaba preparado para que Jimin hablara de
ellos como si fueran algo más, pero le sorprendió saber que este, comprendía
que ellos sólo se conocían en la intimidad y que no había nada realmente que
los uniera, sus hombros se aligeraron por esa carga menos.
—Yo lo único que puedo ofrecerte es mi amistad, es apoyarte y ayudarte
cuando lo necesites, porque sé que eres alguien que necesita apoyo sobre todo
ahora, podemos pasar un buen tiempo juntos sin necesidad de ponerle un
nombre ¿No lo crees?
Jimin le miró con una sonrisa melancólica. —Está bien, tú has sido tan
amable y bueno conmigo que realmente no podría pedirte más que eso, yo sé
que nuestros caminos se van a separar, esto será como una despedida ¿No?
Ambos tenemos una vida aparte, yo no podría pedir otra cosa.
Jimin le observó con tristeza, porque la idea de una despedida de la única
persona que realmente se había preocupado por él, le dolía.
—¿Están listos para ordenar? —dijo la mesera con amabilidad.
Yoongi despegó la vista de Jimin y asintió, pidió por ambos, alegando que
era lo mejor que ese lugar ofrecía, después de que la mesera se fuera ambos
quedaron en completo silencio, hasta que Yoongi lo rompió al preguntarle a
Jimin sobre sus plantas.
Desayunaron en silencio, ambos perdidos en sus pensamientos, cada uno
consiente de sus propios miedos y preocupaciones, Jimin de la soledad y
Yoongi del deber. Fue así hasta que terminaron su taza de café y se
levantaron. Jimin salió del establecimiento mientras Yoongi pagaba, en su
camino al auto se encontró con un gran gato amarillo echado en la grava al
lado de una jardinera repleta de margaritas, se acercó a él con cautela
evitando asustarlo, se hinco a su lado comenzando a acariciar su pelaje suave,
el felino reaccionó a sus caricias con pequeños ronroneos, cosa que hizo a
Jimin sonreír hasta que sus ojos desaparecieron, por lo abultado de sus
mejillas.
—¿Jimin? —llamó Yoongi haciendo que despegara la vista del gato—.
¿Nos vamos?
Asintió antes de levantarse. —Adiós amiguito—suspiró, se acercó a
Yoongi con una sonrisa, este no dejó de verlo con seriedad.
Ambos se encaminaron al auto, Yoongi lo detuvo tomándolo del brazo, lo
volvió hasta que estuvo frente a él, a escasos centímetros, Jimin le observó
con profundidad, hasta que se acercó, besando sus labios, beso que respondió
posando sus brazos en su cuello, Yoongi lo tomo de la cintura y lo pegó a su
cuerpo, haciendo una danza en sus bocas, el beso que dio inició a unos días
alejados del mundo, donde sólo existían ellos dos.
Espero que les haya gustado, perdón la tardanza tengo problemas con
mi compu.
Los amooooo muchooo, no se olviden votar y comentar.
Gracuas patitos
13
La tarde era agradable, aunque dudaba que en esa casa algo pudiera
desagradarle, habían llegado aquella mañana, al principio Yoongi le mostró
lo que estaba alrededor, era una casa de campo de tres pisos, enorme, esa es
la palabra que la definiría a la perfección, era amplia, con muebles
relucientes, blancos y pulcros, el piso de madera clara, algunos cuadros de
marco dorado y figuras de cerámica en las repisas de la chimenea, jarrones
pintados a mano, mesas de cristal y una cocina completamente equipada,
además de un comedor para quince personas, le explicó que esa casa la había
construido su padre, para pasar las vacaciones de verano alejados del bullicio
de la cuidad.
En la segunda planta estaban las habitaciones, eran ocho, cada una con su
popio baño, a la que llevaron sus maletas, pertenecía a Yoongi, la decoración
era sobría, había dos puertas de cristal que daban a un balcón, con una cama
enorme de sábanas grises y almohadas rojas, había algunos discos bajo una
televisación plasma. Las demás habitaciones estaban bajo llave. El tercer piso
había un espacio de juegos.
La primera planta también tenía cosas interesantes como un estudio donde
Yoongi se había encerrado al recibir una llamada y una biblioteca, donde
Jimin estaba mirando, le gustaba leer, su padre compraba libros para él y le
escuchaba leer en voz alta después del té, antes de dormir, era algo que
ambos compartían, eso y escuchar los viejos discos de su padre en los días de
lluvia.
Salió llevando en sus manos un libro, Sueño de una noche de verano, de
William Shakespeare. Una comedia romántica, donde dos parejas terminan
enamorados de las personas equivocadas por culpa de las hadas, ese tipo de
relatos era los que disfrutaba, donde no había malos finales, donde todo se
solucionaba como por arte de magia, quería pensar que la vida podía ser de
esa manera. Él también soñaba con enamorarse y vivir en un cuento de hadas,
pero a diferencia de lo que soñaba, su corazón se encontraba dubitativo, entre
la realidad y lo que sentía, no podía ignorar los sentimientos que florecían en
su interior por Yoongi, quien dejó claro que no sabía realmente qué era lo que
sentía por él.
Podía aceptarlo, pero debía mantener su distancia, porque su corazón no
era de piedra. Vagaba por la casa mirando lo que había alrededor, así hasta
llegar al patio trasero, ahí había una piscina, se preguntaba lo interesante que
sería nadar en una, si tan solo él pudiese nadar, había un granero, una
caballeriza, Yoongi le había dicho que le gustaba montar a caballo, un jardín
de flores de colores, todas diferentes, compartiendo la única característica de
ser plantas de sol, pero lo que llamó realmente su atención fue una jaula de
gran tamaño que estaba cerca de la puerta trasera, ahí dentro habían pajaritos
de colores, azules, amarillos, verdes, blancos, de colores brillantes y
hermosos. En otra había pájaros más pequeños, amarillos que cataban
precioso.
—Buenas tardes señor—dijo una mujer que estaba por entrar a la casa.
Yoongi lo había presentado a ellos, eran la familia que cuidaba de la casa,
personas de confianza del padre de Yoongi, la mujer de unos treinta tantos
años se llamaba Mia, su esposo Dan y sus dos hijos mayores, June y Kangin,
tenían una niña también llamada Gina, no parecían ser coreanos, pero eso no
lo aseguraba, y no iba a preguntar.
—Buenas tardes—hizo una reverencia con la cabeza—. Lamento si la he
interrumpido.
—Oh no joven—dijo ella sorprendida con la amabilidad del chico—.
¿Gusta que le sirvamos el té?
Jimin la miró confundido, pero asintió. —Oh, está bien.
—¿Dónde le gustaría tomarlo?
—¿Se puede aquí? —dijo señalando la mesa de jardín, que estaba a unos
pasos bajo la sombra de aquella gran sombrilla amarilla.
—Claro que sí, si gusta yo se lo llevaré.
—Muchas gracias—dijo con una pequeña venia, antes de encaminarse a la
mesa blanca, se sentó en la silla mirando alrededor, hace mucho que
necesitaba algo de aire fresco, todo ahí era agradable, le recordaba a su hogar,
sólo que este era menos lujoso, tan sólo una pequeña y acogedora casa, una a
la que regresaría muy pronto.
Abrió el libro y comenzó a leer, con una ligera sonrisa, perdido en la calma
del momento, tanto así, que no se dio cuenta de que alguien se acercaba, con
las manos guardadas en sus pantaloncillos negros, con una mirada curiosa,
Yoongi se acercó después de una plática no muy grata con un cliente, miró a
Jimin, su cabello castaño claro brillaba por la luz del exterior, le pareció lindo
como sus labios se movían de forma casi imperceptible mientras leía.
—Flor de color púrpura, herida por la flecha de Cupido, penetra en el
globo de sus ojos. Cuando llegue su enamorada hazla resplandecer con el
esplendor de una luz viva y pura, como irradia la Venus del firmamento. Si
tú, al despertar, joven enamorado, te ves alumbrado con su hermosura,
pídele la recompensa.
La voz dulce de Yoongi hizo que Jimin levantara la mirada, le observó por
unos segundos con la boca abierta. —¿Lo has leído? —preguntó finalmente,
aún impresionado con su discurso.
—Lo he hecho, cuando estábamos aquí pasando las vacaciones, mi padre
no nos permitía hacer otra cosa que no fuese disfrutar del campo o leer, nada
de televisión durante el día, claro que eso cambio cuando la rebeldía de la
adolescencia nos atrapo.
—Tienes una excelente memoria, ya quisiera yo tener una así—dijo con
una cálida sonrisa.
Yoongi tomó asiento frente a él. —Mi memoria es buena, sobre todo, con
las cosas que me importan o gustan, ese libro era mío, una colección de
clásicos que mi abuela me heredó.
—Oh, lo lamento—dijo cerrando el libro—. No pensé eso al tomarlo.
—No te preocupes—rio negando—. Seguro que tú le darás un uso mejor,
puedes quedártelo.
—No podría—negó mortificado con la idea de tomar algo con gran
significado emocional.
—No es nada Jimin, es sólo un libro—se encogió de hombros—. Los
recuerdos en torno a ese libro están aquí—dijo señalando su sien—. Nunca he
sido aprensivo con las cosas o las personas, sólo de momentos. Guardo en mi
memoria momentos memorables, como este, estando aquí, con este clima y
contigo, hoy pareces brillar. ¿Te sientes mejor?
Jimin aún se encontraba pasmado por sus palabras, era como si Yoongi
siempre supiera qué decir y en qué momento hacerlo, asintió delicadamente.
—Hoy es un buen día, me gusta aquí.
—Ciertamente, me trae buenos recuerdos—suspiró—. De hecho, por allá
—señaló unos plantíos—. Hay un viñedo, a mi familia le gusta cosechar su
propio vino, aunque ese es el negocio de Jungkook, igual no creo que le
moleste que robemos una botella para la cena de esta noche.
—Oh, espero que no le moleste—mordió la punta de su pulgar pensativo.
—No lo hará—rio por lo bajo—. Yo mismo prepararé la cena.
—¿Sabes cocinar? —preguntó con una ceja alzada.
—Sí, lo sé, algún día te contaré la razón.
Cuando Yoongi hablaba del futuro, había algo en el pecho de Jimin que se
inflamaba, una posibilidad, a medida que pasaba el tiempo con él, no sentía la
soledad a la que estaría inmerso a partir de ese momento, le daba miedo la
ilusión de un mañana, uno que no pasaría fácilmente. Mia interrumpió el
momento llevando el té de Jimin, cuando lo puso sobre la mesa, lo hizo con
un cuidado preciso, miró entonces a Yoongi.
—Señor Min ¿Desea algo de café?
—Claro Mia—dijo con un frío asentimiento, ese era el comportamiento
que le había visto tener con las demás personas, se preguntaba por qué con él
no era de la misma manera, aunque ciertamente no lo prefería de esa manera.
—Veo que hay muchas cosas aquí, ¿Ellos se encargan de todo? —preguntó
cuando la mujer se alejó.
—Sí, mis padres les tienen confianza, son emigrantes, han estado al lado
de mi familia por décadas, ella los deja vivir aquí mientras ellos mantienen en
orden la casa y los caballos, los trabajadores de Jungkook son quienes se
encargan de los viñedos, él viene más seguido y se encarga de decir que es lo
que se necesita—se encogió de hombros—. Quiero pensar que es una buena
vida la que están viviendo.
—Es muy amable lo que tu familia hace—dijo con una ligera sonrisa.
—Claro Jimin, pero nada es gratis en la vida, se les paga por su trabajo, en
realidad no es caridad, sólo un proceso normal de bienes y servicios.
Jimin asintió confuso. —A veces hablas muy formal, soy ignorante, me es
difícil llevarte el ritmo.
—No es que seas ignorante a propósito, sólo te falta vivir y aprender, pero
está bien, aprender todos los días es lo ideal ¿Has pensado en eso de
encontrar una universidad?
—Realmente no sé en qué sería bueno—sonrió ladino—. Supongo que me
falta buscar, no sé conocer de qué tratan las diferentes carreras en la cuidad,
pero posiblemente regrese a mi casa una temporada.
—Bueno, esa es tu decisión—asintió con seriedad—. Lo que decidas hacer
con tu vida está bien, pero la juventud acaba y el tiempo avanza, podrías
tener un excelente futuro si así lo deseas, no seas conformista, una vida de
campesino no va a ayudarte, siempre busca mejorar.
Jimin le miró fijamente. —No lo había pensado de esa manera, supongo
que soy menos ambicioso de lo que pensaba, pero lo pensaré muy fuerte.
—¿Alguna vez dejas de brillar? Pareces demasiado inocente ¿Eres real? —
preguntó con los ojos entrecerrados—. Cada que habló contigo me parecer
irreal, ¿Cómo eres realmente?
—No sé realmente a qué te refieres ¿Cómo tengo que ser? —preguntó con
el ceño fruncido debido a su confusión.
—Nada—susurró, Mia le trajo el café, ambos se quedaron en silencio,
pensando en las palabras del otro.
La tarde transcurrió con esa misma tranquilidad, Yoongi le había mostrado
las cabellerizas, en donde había cuatro caballos y un potrillo, eran hermosos,
este le prometió que al día siguiente podían montar, no estaba seguro de
poder hacerlo, pero la sonrisa de Yoongi le dio calma. Cuando la tarde cayó,
anunciando el inicio de la noche, ambos entraron a la casa, Mia se despidió
dejando todo listo en la cocina, ellos no molestarían, eso es lo que había
dicho Yoongi, aunque no supo cómo interpretar sus palabras.
—¿Necesitas que te ayude? Aunque debo advertirte que no soy bueno
cocinando—dijo en tono de disculpa.
—Puedes hacerme compañía mientras picas esas verduras, no es necesario
que lo hagas perfectamente, como sean servirán—le indico con una mano el
banco que estaba en la encimera, él se acercó a los cortes de salmón,
comenzando a marinarlos—. ¿Hay un estilo musical que prefieras?
—Disfruto cualquier—se encogió de hombros—. Pero este día quisiera
escuchar Jazz.
Yoongi le miró con una media sonrisa. —Mi abuelo adoraba el Jazz y el
rock clásico. Bueno, será como nuestro querido Jimin quiera.
Se separó para ir a su celular, buscó hasta que puso una canción, no supo
cómo, pero Lionel Hampton se escuchó en toda la cocina, Jimin sonrió al
reconocer I dont mean a thing.
—Es una buena canción para cocinar—reconoció con una sonrisa
iluminada.
—Supongo que sabes cómo bailarla—dijo Yoongi con una ceja alzada, vio
como Jimin asintió apenado—. Algún día te llevaré a un club de jazz que está
en Nueva York.
—¿Nueva York? Eso es....claro que no pasará.
Yoongi le miró con una ceja alzada. —No me retes Jimin. Me gusta esta
música, pero es tan anticuada que nadie reamente la aprecia, ni ha querido
acompañarme y bailar mientras bebo. ¿No crees que sería una buena
aventura?
Ahí estaba otra promesa, una que no sabía si sería cumplida, pero Jimin
asintió. —Sería encantador. Me gustaría.
—Tu eres encantador—negó al momento de sonreír—. Como un pequeño
colibrí que explora el mundo por primera vez. Demasiado inocente.
Las mejillas de Jimin se colorearon de rosa, bajó la mirada comenzando a
cortar las verduras, ambos se envolvieron en el sentimiento alegre de aquellas
canciones, cocinando en un cómodo silencio. Jimin después de una hora supo
que Yoongi era un maestro en la cocina, se movía alrededor con encanto,
sabiendo con exactitud qué era lo que tenía que hacer, tomaba los
ingredientes con seguridad, no mirando una receta, todo salía de su mente,
eso le impresionó, el aroma era exquisito.
—Muy bien Jiminie, ayúdame a llevar las verduras, mientras sirvo los
platos, la mesa tiene que estar lista.
Obedientemente, Jimin tomó el recipiente y se encaminó al comedor,
cuando cruzó las puertas de vidrio miró al comedor, la mesa para dos estaba
puesta, en medio de los platos de cerámica blanda, las copas de cristal, de
encontraban tres velas sobre una base plateada, un vino descansaba en la
mesa, coloco el recipiente que llevaba en las manos con sumo cuidado de no
dañar nada de la decoración.
Estaba por volver con Yoongi, cuando lo vio entrando con dos platos en la
mano. —Normalmente esto lo hace Mia, pero por hoy quise que tuviéramos
un poco de privacidad, ya sabes, algo no tan formal. Por favor toma asiento
¿Es demasiado?
—Oh no, es hermoso—dijo con una enorme sonrisa—. Y eso huele
delicioso.
—Es delicioso, un excelente cocinero—dijo poniendo el plato frente a él
—. Bon appétit.
—Gracias—susurró encantado, el salmón salteado, con puré y pasta se
veía y olía delicioso, se le hizo agua la boca.
Yoongi descorchó el vino tinto, sirviendo las copas. —Se supone que debe
ser vino blanco, pero aquí entre nos, disfruto más el tinto, además es una
buena forma de probar el nuevo vino que Jungkook piensa sacar al mercado.
—No sé nada de vinos—sonrió con disculpa—. Pero creeré si me dices
que es delicioso.
—Entonces escucharas mi opinión honesta—asintió—. Por favor come,
quiero que me digas que te parece.
Jimin corto un poco del salmón, lo llevo a su boca bajo la intensa mirada
de Yoongi, quien esperaba expectante, cuando su boca probó aquellos
sabores, soló un gemido de tota satisfacción, era delicioso.
—Esto es increíble—asintió con los ojos iluminados. Yoongi sonrió con
suficiencia.
—Bien, creo que has inflado mi ego Jimin—rio por lo bajo—. Disfrutemos
de la cena mientras escuchamos a Ella Fitzgerald.
Cenaron en completa tranquilidad, una parte de aquel momento se parecía
a un momento donde dos conocidos compartían, Jimin sentía que se conocían
de años, y no dejo de pensar en que realmente algo en la sonrisa de Yoongi le
quitaba el aliento, estaba perdido, sus ojos eran amables, la forma en la que
tomaba la copa y la llevaba a sus labios era perfecta. Todo en aquella noche
parecía ser perfecto, completamente formidable y sintió miedo, porque no
quería perderse de eso.
Yoongi despertó en medio de la noche, debido a la lluvia que golpeaba la
ventana, sus ojos intentaron acostumbrarse a la oscuridad de la habitación,
cuando lo hizo gruñó, no le gustaba despertar en medio de la noche, se volvió
incómodo, intentando volver a conciliar el sueño, pero al hacerlo un dato
importante llamó su atención. Se sentó en la cama mirando alrededor, pero
comprobó que estaba solo, Jimin no se encontraba ahí, se levantó vistiéndose
de nuevo, la cena había culminado en una serie de besos y caricias que los
llevaron a la intimidad, esa vez asegurándose de usar los condones que había
llevado.
Salió de la habitación, caminando por el pasillo sin iluminación, aquella
escena podría ser perfecta para una película de terror, pero él conocía tan bien
aquella casa que no le importunó. Bajando las escaleras el sonido de la
música le hizo fruncir el ceño. Fue entonces que apresuró el paso, no sabía la
hora, pero estaba casi seguro que no debía pasar de las tres de la mañana.
Llegó a la primera planta, caminó por el pasillo, observando la luz que
emanaba la chimenea, cuando estuvo cerca, se dio cuenta de que Jimin estaba
sentado en la alfombra frente a esta, sus piernas estaban en su pecho y por el
sonido, se dio cuenta que este estaba llorando, escuchando otro tipo de
canciones, las reconoció, la escena que se presentó en su mente, fue la de su
abuelo bailando con su abuela mientras le susurraba en el oído, había visto
aquello cuando era niño, en la fiestas de navidad. Era el cantante favorito de
su abuelo, entonces comprendió que Jimin no estaba tan bien como lo había
dicho, se acercó sin hacer mucho ruido.
No llamó su atención, este tenía la cabeza enterrada en sus rodillas, él se
sentó a su lado, siendo acogido por la calidez de la chimenea. No quiso
interrumpirlo, pero acercó su mano, acariciando su cabello, tragando aquel
nudo en su garganta, normalmente no sabía cómo reaccionar cuando alguien
estaba llorando, le ponía ansioso.
—When you'pre smiling, when you're smiling, the whole world, smiles with
you...When you'pre laughing, when you're laughing, the sun, comes shining
trough, but when you're crying, you bring on the rain, so stop your sighing,
and be happy again, keep on smiling, and the whole world smiles with you...
Jimin levantó la mirada, le observó con los ojos llenos de lágrimas, los
labios temblorosos y la nariz roja, a pesar de su lamentable estado, para
Yooogi lució tierno, tomó sus mejillas e intento quitar aquellas lágrimas con
sus pulgares, acariciando de manera tan delicada que Jimin comenzó a
sollozar con el ceño fruncido.
—Oh no, no llores más—dijo con voz aterciopelada, ni siquiera él estaba
seguro de dónde había salido todo eso—. Si lo haces seguirá lloviendo.
—No hagas esto—suplicó negando—. Por favor, sea lo que sea que estás
haciendo termínalo de una vez.
Yoongi se detuvo por unos momentos. —Jimin...
—No hay nadie en este mundo que me ha amado, sólo mi padre, él me
enseño todo lo que sé—sus labios temblaron—. Tal vez para ti sea una vida
mediocre, pero es lo que soy, no sé nada, soy un ignorante y ahora me
encuentro tan perdido. Así que por favor para.
—¿Qué es lo que quieres que pare? —miró sus ojos de una forma confusa,
pero cálida, Jimin estaba despertando en él sensaciones que no había
experimentado en mucho tiempo.
—No finjas que te gusto, no hagas cosas lindas por mí, no me hagas la
cena o me hagas el amor, no cuando puedo...
—¿Puedes qué? —cuestionó cuando se quedó callado.
Jimin le miró desesperado, relamió sus labios, sus ojos buscaban en el otro,
como un grito de auxilio. —Harás que llegue a amarte, pero tú no podrás
amarme a mí.
Yoongi se quedó quieto, sintiendo como Jimin temblaba bajo sus manos.
Vio en sus ojos la desesperanza, pero al mismo tiempo un brillo, uno que le
hizo sonreír ladino, porque lo tenía ahí, completamente a sus pies, dispuesto,
alguien que lo idealizaba, que lo amaba, que estaba tan enamorado como para
desmoronarse en sus manos ¿Así era cómo se sentía ser amado? Yoongi
sintió que podía tener todo el poder sobre él, que podía poseer aquel puro
corazón, Jimin era todo lo que no coincidía en su mundo de falsedad y
frialdad, él era lluvia en medio de la sequía, sol entre la oscuridad y belleza
entre la monstruosidad,
¿Podía hacerlo? Eliminar por completo aquella inocencia, ser para él lo que
nadie había sido en su vida, tomarlo, como a él lo habían tomado, llevarlo al
cielo, como a él lo habían llevado, porque ciertamente Yoongi estaba
enamorado, pero no de él, no sentía más que ternura por aquel brillante ser y
pasión, quería tomarlo en ese momento saboreando sus lágrimas. Siento él lo
único en su vida, necesitaba eso, un refugio y Jimin podría serlo, porque era
todo lo que él no conocía y no tenía.
—¿Quién dice que no puedo enamorarme de ti? —preguntó con el
entrecejo fruncido—. ¿Quiénes somos nosotros para decidir sobre el sentir
del otro? Si eres hermoso ¿Por qué no podría atraerme tu belleza? Y qué me
dices de tu corazón ¿No podría buscar un lugar para descansar?
—Harás que te amé y me vas a romper el corazón—susurró con dolo—.
No quiero sufrir, tengo tanto miedo de hacerlo. Tanto miedo de estar solo.
—No te dejaré solo—susurró entre sus labios—. Dime que confías en mí y
yo te tomaré como mío.
—¿Y si no logras amarme? —negó—. ¿Qué haré yo con este amor?
—Jimin, no pienses, sólo entrégate—dijo con una media sonrisa—. Yo
cuidaré de tu corazón, sólo sígueme.
—Yoongi, por favor, no me lastimes, te lo suplico—sollozo.
—No lo haré—susurró antes de besar sus labios, saboreando lo salado de
sus lágrimas. Tomando todo de él. Yoongi jugaba, mientras que Jimin se
enamoraba.
Nos leemos
15
—¿Por qué tengo que hacerlo? —cuestionó con una ceja alzada.
—Porque eres mi esposo lindo y perfecto y me ayudarás—le dijo con una
sonrisa acercándose a él para besar su frente.
SeokJin bufó. —Sabía que cuando nos casáramos comenzarías a exigir
cosas—negó con una mueca—. ¿Qué planean con ese niño?
—Ya no es un niño—rio por lo bajo—. Y es mejor que no lo sepas, sólo
haz esto, tenemos que hacer que Jimin no regrese a Busan, la única manera es
que elija una universidad en Seoul.
—Hablaré con mi abuelo—se encogió de hombros—. Pobre—suspiró con
una mueca—. ¿Están seguros que no hay otra manera de obtener ese dinero?
—No la hay—mordió su labio inferior—. Al menos no una que garantice
que las cosas saldrán en beneficio a nuestra familia.
—No me digas nada, entre menos sepa es mejor para mi consciencia—
chasqueo la lengua al momento que veía a su hijo dormir plácidamente en el
portabebés—. Iremos al infierno sólo para que ellos no tengan que hacerlo.
Trágico.
—Yoongi me pidió otro favor—dijo Namjoon con una mueca—. Quiere
que lleves a Jimin a un ginecólogo y que le dé un método.
—¿No es más sencillo que lo embarace y se casen? —rio irónico.
—No, la cláusula dice que Jimin tiene que terminar una carrera o estar a la
mitad—relajó el gesto—. Los bebés no son la respuesta, si un niño nace será
peor para ambos, es mejor que Jimin nunca tenga un hijo de Yoongi.
—En eso tienes razón—asintió—. Él no ha dejado de amar a Jennie, sigue
con aquella ilusión estúpida, porque todos sabemos que ella nunca lo amará.
—No podemos elegir de quien enamorarnos—beso su mejilla—. En eso
tenemos suerte ¿No?
—Clara cariño—tomó sus mejillas y beso sus labios de forma tierna y
cálida—. Iré a verlo hoy ¿Dónde se está quedando?
—Con Yoongi—dijo encogiéndose de hombros.
Jimin estaba mirando por los grandes ventanales la cuidad, era muy
temprano, en sus manos llevaba un café recién hecho, Yoongi había
preparado para ambos, aunque tuvo que ponerle leche por lo amargo que
estaba, mordió su labio inferior, ese no era su hogar, pero no le molestaba
estar ahí, siempre y cuando Yoongi estuviese cerca.
—Jimin—llamaron a sus espaldas, se volvió mirando a Yoongi con un
traje impecable—. Me tengo que ir a la empresa, SeokJin dijo que pasaba en
una hora por ti, no creo que quieras que ten encuentre así—dijo con una
media sonrisa al ver sus piernas descubiertas, pues sólo llevaba una camisa
blanca larga que le pertenecía, enrojeció y bajo la mirada—. Nos vemos en la
cena—se acercó con tranquilidad—. Toma—le extendió una cartera roja—.
Desde ahora tienes que llevar esto a todas partes, está tu identificación, dinero
en efectivo y una tarjeta sólo tienes que firmar con tu nombre ¿Bien?
—¿Por qué me das esto? —preguntó pasmado mirándolo a los ojos.
Yoongi sonrió con suficiencia. —Es para que compres algo si quieres—
suspiró—. Lo recorridos en las universidades son pesados—se acercó para
besar su mejilla—. Nos vemos en la cena.
—Adiós, que te vaya bien—caminó detrás de él para acompañarlo a la
puerta y poder despedirse con una sonrisa, Yoongi rio antes de dejarlo solo.
Se había quedado solo en aquel departamento que parecía ser
excesivamente grande para una persona, caminó alrededor, siempre había una
persona que hacía el aseo por el medio día, pero ese día no se encontraba, no
sabía las razones. Miró la hora, aún quedaba tiempo, por lo que se encaminó
a la cocina equipada y lavó las dos tazas de café y se sirvió un tazón de cereal
de azúcar con leche, caminó a la sala donde se sentó tranquilo.
Yoongi le había dicho que antes de tomar la decisión de regresar a su
hogar, podía ver algunas universidades, no sabía realmente qué hacer, pero lo
tomó como una buena oportunidad, una de las últimas voluntades de su padre
era que estudiara una carrera, así que lo intentaría.
Terminó el cereal y regresó a la cocina, después de lavarlo subió corriendo
las escaleras hacía las habitaciones, se supone que él debería quedarse en la
de huéspedes, en donde estaban sus cosas, pero por alguna razón Yoongi
siempre lo quería en su cama, ambos dormían después de hacer el amor, esa
era la otra razón por la cual no quería irse aún.
Se metió a la ducha y tomó un relajante baño con agua caliente,
recordando que, si quería tomar esa clase de baños en su casa en el campo,
tenían que calentar previamente el agua, no había muy bien sistema de
calefacción. Al salir se preparó con unos pantalones de mezclilla y una
playera de manga larga a rayas, no se veía mal, así que decidió por eso, tomó
una mochila donde dejo su cartera, algo para tomar apuntes y una chaqueta.
Bajó para esperar a SeokJin acostado en el sillón, estaba cansado, por lo
que quiso tomar una siesta, pero estaba cerrando los ojos cuando escuchó el
timbre, se levantó y fue a abrir. Cuando lo hizo miró a SeokJin, desde la boda
no lo había visto, lucía increíblemente apuesto, con el cabello ligeramente
más claro.
—Hola Jimin—saludó con una enorme sonrisa.
—Hola Jin hyung—hizo una pequeña reverencia con la cabeza—. ¿Quiere
pasar?
—No es mejor que nos pongamos en marcha y no me hables de usted—
dijo con calma.
Jimin se puso los zapatos rápidamente, y salió del departamento
ingresando la clave virtual, ambos listos, caminaron por el pasillo, era un
edificio lujoso, SeokJin parecía andar sin preocupación o sorpresa, lo que
confundía a Jimin ¿En qué momento se habían acostumbrado tanto a eso?
—Lamento lo de tu padre Jimin—dijo cuándo subieron al elevador.
Jimin bajo la mirada por unos momentos, la herida seguía abierta, no había
día en que no pensara en él, habían pasado dos semanas y no era el tiempo
suficiente para poder asimilar lo sucedido, asintió ligeramente antes de
mirarlo.
—Gracias.
—Para todos fue un golpe fuerte, pensamos que ahora que la relación se
había restablecido podríamos ser una familia, pero las cosas suceden por una
razón, de igual manera me alegro que hubiese podido pasar un tiempo al lado
de las personas que lo amaban, ahora estaremos para ti Jiminie—puso una
mano en su hombro y apretó con cariño.
—Muchas gracias, todos han sido muy amables conmigo.
—En especial Yoongi ¿No? —dijo al momento que las puertas del
elevador se abrían al estacionamiento subterráneo—. Fue amable de su parte
pedirte que te quedarás con él mientras todo se aclara, así se hacen compañía
mutuamente, él es muy solitario, me recuerda al abuelo.
Jimin ladeo la cabeza. —Bueno, sí, él ha sido de gran ayuda, me llevo a
una salida al campo por unos días para distraerme, le he dicho que puedo
quedarme solo, pero dice que quiere estar ahí para mí.
—Oh, que amable—rio internamente pensando en las verdaderas razones
que tenía Yoongi para llevarlo consigo, el control de la situación y su
satisfacción personal.
—Dijo que me llevarías a una universidad—dijo subiendo de copiloto al
auto blanco.
—Sí, es una prestigiosa universidad privada—asintió poniendo en marcha
el auto—. Es de mi abuelo, así que podrás entrar sin problema si te gusta
alguna.
—¿Eso...no sería hacer trampa? —susurró con una ceja alzada.
SeokJin le miró con una ceja alzada. —¿Qué? No Jimin, no es trampa, es
usar tus recursos, créeme que cualquiera que tuviera una oportunidad como la
tuya la tomaría sin pensarlo, porque en esta vida es importante tomar las
oportunidades que se presentan sin pensarlo mucho, es por tu bien y el de tu
futuro.
—Oh, entiendo—asintió no muy convencido—. ¿Cómo estuvo la luna de
miel? ¿Fue divertido?
—Sí—asintió con una sonrisa iluminada—. Viajar es una de las cosas que
más disfrutamos, nos encanta, antes cuando éramos sólo dos lo disfrutábamos
mucho, ahora es un poco más complicado, gracias al cielo existen las niñeras
—bufó—. Quieres un consejo, no tengas hijos tan pronto, disfruta primero lo
que sea que tengas con Yoongi.
—Nosotros no...
La risa de SeokJin le interrumpió. —Jimin no quieres que piense que
Yoongi y tú son sólo amigos ¿No? —suspiró—. En tus ojos veo que sientes
algo por él.
—No sé qué se supone que debo de responder, porque no sé realmente que
hay entre nosotros—hizo una mueca inconforme.
—Lo que sea que haya, eso es lo de menos, a veces las acciones dicen más
que las palabras y está bien, pero lo que te dije es importante ¿Usan algún
método anticonceptivo?
—A veces condón—se hizo pequeño en su asiento.
—¿A veces? No Jimin eso está mal, ¿O quieres un bebé?
—No—dijo con los ojos muy abiertos mirándolo.
—Entonces sino lo quieres tienes que cuidarte, es responsabilidad de
ambos, pero nunca debes de dejarle el trabajo a ellos, es mejor que el control
lo lleves tú, tengo un excelente doctor, si quieres en la semana podemos
verlo, pero estos días hazlo con condón, por favor.
—S..í—asintió nervioso y temeroso de lo que escuchaba, porque no había
pensado en eso—. Espera, Jin ¿Cómo sabes que soy Doncel?
—Yo lo sé todo Jiminie—dijo guiñiendo un ojo—. Hemos llegado.
Puso la vista al frente, donde dos puertas grandes y blancas de portón se
abrían, había campos verdes y muchos estudiantes alrededor de los edificios
de piedra, que parecían castillos, era hermoso, podía ver a los chicos en los
jardines o caminando alrededor.
—Hablaré con mi abuelo, después nos veremos con una guía y nos
enseñara las carreras que tienen, si te interesan algunas, podemos hacer el
recorrido. Vamos.
Jin se bajó del auto que estaba estacionado en una de las zonas exclusivas
para profesores, Jimin se dio cuenta que esta tenía su nombre. —¿Eres
profesor?
—Coordinador de servicios—le sonrió—. Ayudo a mi abuelo mientras
encuentra a alguien más.
—Vaya hyung eres genial—dijo con una enorme sonrisa.
—Gracias Jimin, mira ¿Por qué mejor no esperas un poco acá abajo? —le
sugirió con una sonrisa—. Entraré a las oficinas, tardaré un poco—señaló un
edificio de enormes ventanas—. Esa es la cafetería, pide lo que quieras, para
que no te aburras.
—Bueno...—asintió con timidez—. Está bien.
—Toma—dijo haciendo ademán de sacar su cartera.
—No es necesario—negó con ambas manos—. Yo tengo dinero.
—Muy bien, espera ahí, sino igual te llamo—le sonrió antes de darse la
vuelta.
Jimin se arrepintió de inmediato de haber aceptado quedarse solo, pero se
dijo a sí mismo que no era más un niño y que tenía que comenzar a cuidarse
solo, su padre ya no estaba para protegerlo de todo lo que había en el mundo,
caminó indeciso aquel camino de piedra hasta la cafetería, parecía haber
varios estudiantes alrededor, mucho más jóvenes que él. Al entrar al lugar se
dio cuenta que eso parecía ser un restaurante de lujo, camino indeciso, nadie
le prestaba atención, pero la ansiedad seguía ahí, se acercó a donde se hacían
los pedidos.
—Buenas tardes—dijo con voz baja.
—Buenas tardes ¿Qué pedirá?
—Una malteada de vainilla—dijo mirando lo primero que estaba en el
menú al lado de la mesa.
—Perfecto ¿Fría o al tiempo?
—Fría—dijo asintiendo.
—Son cinco mil quinientos setentaitrés wones, por favor.
Jimin sacó de su mochila la cartera y contó el efectivo, pagando con este.
—Aquí tiene.
—Gracias.
Espero unos momentos hasta que la chica le entregó la malteada, se volvió
y miró las mesas, había unas cuantas vacías, eligió una que estaba cerca de
una de las ventanas, pensaba que era buen momento para jugar algo en su
celular, así calmaría sus nervios, se preguntaba qué estaba haciendo Yoongi
en esos momentos, cabizbajo miró la ventana, sintiéndose perdido.
—¿Jimin? —preguntaron al frente, haciendo que retirara la vista de la
ventana para ver a la persona desconocida que le había llamado.
Frente a él estaba un chico alto, delgado, de cabello negro y facciones
finas, le sonrió aún sin saber realmente quien era, estaba seguro de que su
rostro lo había visto antes, pero no recordaba de dónde.
—Soy Lee Taemin, uno de los nietos de HongJae—dijo al comprender que
este no lo reconocía.
—Oh, lo lamento no te he reconocido—sonrió ladino—. ¿Cómo estás?
¿Estudias aquí?
—La mayoría de los Min estudiamos aquí—asintió—. ¿Qué haces aquí?
—SeokJin hyung me trajo, estoy buscando alguna universidad, creo que
tengo que estudiar—respondió asintiendo—. ¿Quieres sentarte?
—Claro—asintió tomando asiento frente a él—. Hace mucho que no te
veía, desde el funeral, debí acercarme, pero, realmente no sabía cómo, esas
cosas son complejas.
—Lo son—asintió jugado con sus manos.
—Y dime Jimin ¿Qué carrera planeas tomar? —preguntó con una ceja
alzada.
—No lo sé—suspiró terminando por hacer un pequeño puchero—. ¿Qué
estudias tú?
—Lo que la mayoría de la familia estudia, administración empresarial, mi
hermano mellizo JongSuk estudia finanzas, cosas aburridas—se encogió de
hombros.
—Suena algo complicado—frunció el ceño—. Pero genial.
—Realmente no sé en qué sería bueno—chasqueo la lengua.
—¿Qué es lo que hacías en Busan? —preguntó con una ceja alzada.
—Ayudaba a sembrar o recolectar la cosecha, cuidaba de animales de
granja y a veces inyectaba a las personas—ladeo la cabeza recordando.
—Bien, Licenciatura en agronomía, veterinario zootecnista o enfermero.
—Realmente no disfrutaba sembrar, me dan miedo los animales grandes y
le tengo pavor a la sangre.
Taemin rio por lo bajo. —¿Educación infantil?
—Me desesperan los niños—hizo un puchero.
—¿Algo más que hicieras? —preguntó con una sonrisa encantadora.
Jimin le miró perplejo, no había mucho que pudiera hacer en su hogar,
pero, al cabo de unos momentos repasando dolorosamente lo que hacía con
su padre, recordó que le ayudaba a algo más.
—Papá por mucho tiempo se hizo pasar como contador, yo pensé que lo
era, uno retirado hasta que me explicó la verdad—suspiró mirando el vaso
medio lleno de su malteada—. Me había dicho que le ayudaba a los granjeros
a llevar las cuentas y las declaraciones, cosas por el estilo, tenía libros...—
paró un poco ladeando la cabeza, entrecerró los ojos confundido dándose
cuenta de que tal vez, esos no eran libros de los granjeros, sino de la misma
empresa—. Ahora tiene sentido—susurró—. Me enseñó todo eso, llevar un
control, contabilizar y organizar las finanzas.
Taemin le observó con una ceja alzada, quiso hacer preguntas sobre ese
tema, indagar, pero se abstuvo, no pensó como pensaría alguno de los
miembros de su familia, quienes desconfiaban por completo de Jimin, no
creía que este fuera un oportunista, podía corroborarlo mirando sus ojos, tenía
una mirada que le ponía nervioso, porque era muy diferente a lo que estaba
acostumbrado.
—Ves, sabes hacer más de lo que piensas—sonrió ladino—. Puedes tomar
contabilidad financiera, eso te ayudaría mucho Jimin, mis padres me dijeron
que parte de la empresa es tuya, si no es que la mayor parte, tienes un equipo
que estuvo al lado de mi abuelo, es excelente, pero si quieres un consejo
tienes que saber en dónde estás, no quieres que los demás piensen que eres
demasiado inocente para manejarte a su antojo.
—Lo había pensado, quiero renunciar—dijo con una mueca torcida—. No
quiero esto, ni siquiera sé qué hacer, a quien dirigirme, es frustrante.
—Puedes venderle las acciones a mi familia, pero para eso tienes que
acceder a ellas, haciendo lo que el abuelo pidió, una carrera, mira, hazlo, tal
vez en el camino descubras que te gusta y ayudes al crecimiento de la
empresa.
—Tú familia me odia—rio con ironía—. No creo que ellos acepten
opiniones de alguien como yo.
—No es sencillo, pero, si ellos ven que realmente te interesa el imperio
familiar y no quieres gastar dejarlos de lado, las cosas serán diferentes, pero
Jimin, no sólo la familia Min son los terribles lobos del bosque, hay muchas
personas que querrán entrar a tu nuevo mundo, destruirlo o beneficiarse,
tienes que tener mucho cuidado, no confíes en cualquiera.
Se observaron por unos momentos, la atmosfera había cambiado a una
mucho más seria, Jimin se sintió nervioso, no creía ser capaz de poder
realizar lo que los demás esperaban, pero Taemin tenía razón, ni siquiera
podía renunciar sin tener que cumplir con los decretos de su padre, si no lo
hacía y sólo lo ignoraba, entonces estaría suspendido en el tiempo sin
encontrar una salida.
—Gracias por decirme esto—dijo con tranquilidad—. Eres uno de los
únicos que no me habla como si fuera un chico indefenso.
—Jimin me agradas, confieso que al principio no estaba muy de acuerdo
en esto, porque no te conocía, pero veo que eres buena persona, quisiera
seguir conociéndote, si aceptas esta universidad o cualquiera de estas
carreras, entonces, ten por seguro que te ayudaré en todo lo que pueda,
incluso fuera de lo académico, cuentas conmigo.
—Eres igual de amable que Yoongi y Jungkook, gracias.
Taemin le miró pasmado. —¿Yoongi y Jungkook? —rio por lo bajo—.
Jimin, cualquier lobo puede vestirse de cordero y parecer tierno, sólo ten
cuidado.
—¿Por qué? —preguntó ladino.
—Porque Yoongi es el heredero de todo, es el primer nieto—susurró—. Su
padre es, bueno, lo irás conociendo, sólo ten cuidado, las personas no son lo
que parece, ¿Quieres un consejo de un amigo? No le digas a Yoongi que estás
dispuesto a dejarles toda tu herencia.
Jimin boqueo, estaba por decir algo cuando a lo lejos vio que se acercaba
SeokJin y por una razón desconocida no dijo nada, dejó que este se acercara y
observó cómo su sonrisa decayó cuando se dio cuenta con quien estaba.
—Taemin—dijo volviendo a sonreír—. Es bueno verte.
—SeokJin—dijo él con respeto y una inclinación de cabeza—. Lo mismo
digo, bueno yo me retiro, tengo clases—volvió su vista hacía él—. Jimin,
espero verte pronto, cuídate.
Aquella última palabra dicha antes de que se marchara, le dejó con un
escalofrío recorriendo su cuerpo, SeokJin le miró amable, antes de sentarse
frente a él.
—¿De qué hablaban? —preguntó de manera casual.
—De la universidad—respondió asintiendo—. Es linda, me gusta.
—Bueno, eso es excelente, cualquier programa que elijas está disponible,
en un mes comienzan las clases, podemos ir por el montón de folletos, ¿Te
parece? Puedes checarlo con Yoongi, él es muy sabio, seguro te ayuda.
—Claro—sonrió incómodo, gesto que no pasó desapercibido por SeokJin.
Paso mucho tiempo desde la última vez que actualice xD gracias por
esperar, los amoooo
17
Pero no estás, Jin me djo que estabas en un viaje, no es difícil adivinar con
quien, Tae, sé que estás molesto, lo entiendo muy bien, créeme que lo sé,
pero, por favor, sólo dime que estás bien, dime que estamos bien.
No me contestas, yo estoy listo para dormir, ¿Estabas vestido así como la
foto que subiste a instagram? ¿Hay algo con lo que no luzcas bien?
No te voy a prometer un viaje, pero, podemos ir a cenar, a ese restaurante
que te gusta mucho, el de cortes de carne, sólo responde.
Tae...por favor, lo siento.
Bloqueó el teléfono dejándolo en visto, hizo una mueca, la foto que le mandó
era algo que hizo latir su corazón con fuerza, ¿Por qué? Cómo era que
después de todo no podía sacarlo de su mente, ¿Por qué no podía enamorarse
de alguien más? Intentó no pensar en nada para dormir, pero a duras penas lo
logro, los mensajes de Hoseok estaban rondando en su mente y la noche con
Jungkook también, estaba confundido.
No canten victoria o elijan aún, este trío tiene muchas cosas preparadas
xD
Nos leemos el jueves
18
Hola
Ya lo sé, lo supe el día que me metí con alguien que tenía una relación
Sé que no te puedo exigir más, pero Hoseok
Si al menos no me trataras como basura
No te trato como basura, las cosas que hago son por protegerte
Lo del hospital te lo expliqué mil veces, si ella te veía ahí sería un escándalo
No es estúpida, ya lo sospecha
Eres un imbecil
¿Ahora que dije?
¡Ese es el problema!
Nunca dices nada
No lo hago y lo sabes
Yoongi nunca había elegido un regalo que no fuera para sí mismo, a sus
padres y conquistas les regalaba lo que el asesor de la joyería o de la tienda
departamental le sugería, pero esa vez, la culpa le estaba haciendo tomar otro
rumbo. Había tomado y lastimado a Jimin en un arrebato, este no le había
dicho o reclamado nada, se dio cuenta que Jimin era peligrosamente inocente,
aunque eso para él era una ventaja significativa. Podía hacer con él lo que
quisiera y con algunas palabras Jimin pensaría que estaba bien, era como
tener un cachorro listo para adiestrar. Si las cosas seguían de esa manera,
entonces, obtener su firma en la renuncia de la herencia serían un juego de
niños. Algo tan sencillo.
Pero, tenía que hacerlo caer, si lo enamoraba al punto de volverlo
dependiente, entonces, las cosas serían más sencillas. Por eso, había ido a la
joyería esa mañana, al siguiente día sería su cumpleaño, al menos tenía que
darle un lindo regalo. Pero, nada parecía ser suficiente, hasta que vio un
collar con un diamante que formaba una flor, con una piedra amarilla en
medio y pequeños diamantes blancos simulando las hojas. Era infantil, pero
lo único de ahí que se veía con más alegría.
—Quiero ese—dijo a la dependienta quien asintió con una sonrisa—. Y
ese—señaló un anillo, de compromiso, una piedra cuadrada grande, en el aro
había dos hileras de diamantes, era lindo.
—Muy bien señor Min.
No estaba satisfecho con lo que hacía, era complicarse la vida, sin
embargo, sabía que su familia dependía de él y no podía fallarles. Suspiró
saliendo de la tienda, con el regalo de Jimin y el de Jennie. Entre ellos dos
había mucha diferencia, era una forma graciosa Jimin estaba enamorado de
él y él de Jennie quien a su vez no amaba a nadie. Dos corazones estaban
sufriendo en esa ecuación, y no se podía hacer nada para detenerlo. Estaba
jodido.
Jimin estaba inmerso en una depresión que le carcomía desde dentro, era el
primer cumpleaños que no pasaba al lado de su padre y eso le dolía en el
alma, lo necesitaba, hace mucho que no había intentado recordar cómo era la
vida cuando era niño y vagaba por las calles, no recordaba mucho, sin
embargo, estaba seguro de que el vacío que sentía en esos momentos era
peor, su padre le dio el cariño, la comprensió y la protección que necesitaba,
siempre estuvo a su lado, enseñándole, tal vez lo sobreprotegio de muchas
cosas, pero sabía que lo había hecho porque lo amaba, ahora estaba solo por
su cuenta en un lugar que no conocía, con personas que realmente nunca
antes había tratado.
—Jimin, te estoy hablando—dijo Yoongi pasando la mano frente a sus
ojos—. ¿Me escuchas? ¿Te sientes mal?
—Oh, lo siento, estaba soñando despierto—le sonrió apenado.
—Te preguntaba si querías algo de cenar—dijo levantándose.
—No tengo hambre—dijo con un puchero.
—Al menos come de ese cereal de colores que te gusta, no es bueno que
duermas sin nada en el estómago.
—Bien—asintió.
—Te lo serviré—caminó a la cocina.
Jimin se quedó en la mesa esperando, las cosas entre él y Yoongi parecían
estar normales, eso le hizo pensar que todo lo que englobaba su relación con
Yoongi era normal, no sabía nada sobre el amor, sobre las cosas que estaban
bien o mal dentro de el, por lo que intentó decirse a sí mismo que todo estaba
bien y que Yoongi lo quería y no podría hacerle daño.
—Toma—dijo poniendo el plato frente a él.
Jimin le sonrió. —Gracias—dijo con un suspiro antes de comenzar a
comer.
Yoongi le miraba de reojo mientras tomaba una copa de vino, Jimin
parecía un niño pequeño en ese pijama, no podía entender cómo es que
existía una persona tan inocente y sin malicia. Era extraño viniendo de un
lugar lleno de egoísmo.
—Estás muy serio ¿Pasa algo?
Jimin negó. —No es nada.
—Jimin, sobre el otro día, yo, lo lamento, estaba muy ebrio, no quise
hacerte daño.
—No lo hiciste, está bien.
Afirmó con una ceja alzada. —No quiero que esto cambie algo entre
nosotros, recuerda que soy tu amigo, quien se preocupa por ti y le interesa tu
bienestar, no dejes de confiar en mí, por ahora soy lo que tiene y cuidaré de
ti.
Los ojos de Jimin eran cálidos, Yoongi podía reflejarse en estos y le
incomodaba, suspiró para acercarse y acariciar su mejilla. Si quería que todo
marchara bien, tenía que convencer a Jimin de que era la única persona en la
que podía confiar.
Recargó la cabeza en la palma de su mano y cerró los ojo, suspiró de forma
pesada.
—Extraño a mi parte. Demasiado—una pequeña lágrima cayó por su
mejilla.
Yoongi tragó en seco, él no era bueno consolando a nadie, ni siquiera
consigo mismo. Simplemente le abrazó, dejó que Jimin llorara en su pecho
pensando que era patético, las emociones no llevaban a nada bueno, la
debilidad radicaba en las lágrimas de dolor e inocencia, creía que en un
mundo lleno de lobos, Jimin era el pequeño cordero que se perdía, que
confiaba hasta ser devorado, pero no era su culpa, sino de su abuelo, este sólo
le mostro que había bondad, pero nunca supo de la maldad.
—Debe ser difícil, lo lamento.
—Me siento tan solo.
—No estás solo, ahora somos tu familia. Debes confiar en nosotros, no
haremos nada para lastimarte Jimin.
Hubo silencio por unos momentos, uno que le preocupó, pero Jimin
terminó suspirando. —Lo sé, gracias Yoongi, todos se han portado muy
amables conmigo.
—Sé que es imprudente decirlo, pero me preguntaba si mañana querías
salir conmigo, es tu cumpleaños y quiero festejarlo, pero si dices que no, está
bien, lo entiendo.
Jimin se separó de su pecho y le miró con ojos brillantes por las lágrimas,
sonrió de forma aniñada y dulce, una sonrisa tierna y asintió. Yoongi se alejó
para tomar nuevamente su copa, a veces, estar cerca de Jimin era complicado.
—Sí, me gustaría.
—Entonges vendré por ti en la tarde, iremos a un lindo lugar.
Jimin asintió, Yoongi sacó un cigarrillo y comenzó a fumar bajo la intensa
mirada del menor.
—Eso puede hacerte daño.
—Hay pocos placeres que puedo disfrutar en la vida, el fumar es uno de
ellos, así que, aunque haga daño, lo voy a disfrutar.
—Jungkook dijo algo parecido en el funeral de mi padre—suspiró—. Pero,
disfrutan la vida con algo que puede arrebatar la vida, es irónico.
—Soy el rey de las ironías—le guiño un ojo—. Jamás había conocido a
alguien como tú, demasiado inocente y puro.
—No soy de esa manera—bufó.
—Eres un bebé, eso es lo que eres—dijo con burla—. Pero, ahora tengo
curiosidad, Jimin ¿Cuales son tus placeres peligrosos?
Jimin le miró ladeando la cabeza, pensativo, relamió sus labios y suspiró.
—No lo sé, jamás me he puesto a pensar en eso.
Yoongi asintió tomando lo que quedaba de su copa, sin saber que en la
mente de Jimin sólo una frase estaba vigente. Eres tú, mi placer peligroso.
Jimin dejó las flores blancas sobre la tumba de su padre, miró la lápida con
los ojos inyectados de dolor, no dejaba de llorar, esa mañana se había
despertado con ganas de visitarlo, así que llamó al secretario Lee y le pidió
que lo llevara. No le dijo nada a Yoongi, quería hacerlo solo, lo necesitaba.
—No sabes cuánto te extraño, desearía que estuvieras aquí, cantando feliz
cumpleaños al despertar como todos los años. Jamás me había puesto a
pensar en la falta que me haces, ahora estoy solo, hay personas, pero no las
conozco, te necesito—sollozo—. No estoy listo para vivir sin ti, papá, donde
quiera que estés quiero decirte que te amo.
Se quedó unos minutos donde su llanto era lo único que se escuchaba, no
mentía, la ausencia de su padre le había demostrado que lo necesitaba más de
lo que imaginó, la soledad estaba acechando su mente, porque aunque tuviese
a Yoongi, quien se había portado amable y comprensivo con él, no era lo
mismo, su padre fue su todo y ahora tendría que aprender a vivir sin él.
—Voy a ser lo que siempre quisiste que fuera, nada va a cambiarme padre,
te lo prometo.
Limpió sus lágrimas, a su lado Leeteuk le tendió un pañuelo que tomó sin
mirarlo, limpió su rostro y suspiró, ese era un frío y gris cumpleaños, uno que
quería que pasara desapercibido. Se levantó y miró con una sonrisa tenue al
secretario.
—Gracias.
—No tiene nada qué aparecer joven Jimin. Hay una cafetería por aquí
¿Quiere tomar algo caliente?
Jimin asintió, estar solo en el departamento sería peor, caminaron
tranquilos hasta el auto, el chófer ya los esperaba, subieron en silencio y el
rápido viaje fue de esa manera, bajo un silencio incomodo, Jimin estaba
seguro de que al secretario Lee también le dolía la muerte de su padre, ellos
lo habían conocido lo suficiente para llegar a amarlo.
Llegaron a la pequeña cafetería, por fuera se veía acogedora y entraron,
eligiendo una mesa cercana a la ventana, el día era frío, por lo que el calor del
interior les vino bien.
—Esté será un frío invierno.
—Lo será—asintió Jimin—. Me pregunto cómo será en la cuidad, siempre
lo pasábamos en el campo, ahora el panorama ha cambiado.
—Joven Jimin ¿Piensa quedarse aquí por un tiempo largo?
—No lo sé—se encogió de hombros—. Probaré la universidad un tiempo,
si eso no es para mí, regresaré a mi casa y trabajaré, como siempre lo he sido.
—Tiene el dinero suficiente para no volver a preocuparse por trabajar.
Jimin suspiró. Ni siquiera podía comprender lo que se decía de la herencia
y con sinceridad pensaba que eso realmente no le importaba mucho.
—Si no termino la carrera no puedo acceder a ella. Tampoco es como si la
quisiera.
—No debería decirle esto, pero sé que está información la llevará con
prudencia. Hay una cláusula, donde dice que el dinero puede estar a su
disposición si enferma o si tiene un hijo. Pero ambos escenarios son
demasiado prontos, yo creo que si se esfuerza, le irá bien en la universidad.
—Eso espero. Es difícil adaptarse a una vida de cuidad.
—Puede que lo sea, pero no tiene que pasar por esto solo, si necesita ayuda
no dude en acudir a mí, le prometí a su padre que cuidaría de usted y lo
cumpliré.
—Gracias, es bueno conocer a alguien en quien mi padre confiaba.
Leeteuk le miró con una ceja alzada. —¿Ha sucedido algo que le haya
hecho pensar en la confianza de su padre?
—No, no me mal entienda, todos se han portado muy bien conmigo, sobre
todo Yoongi y su familia, pero, aún los desconozco, y no puedo dejar de
pensar en las palabras de mi padre.
—Le daré un consejo, uno que le ayudará mucho si planea quedarse en
Seoul. A veces, los lobos se ponen piel de oveja, aquí, sobre todo en está
clase social, las verdaderas intenciones se pueden ver con el tiempo, nadie da
algo sin querer recibir algo a cambio. Tenga cuidado, es inocente, alguien
puede llegar a aprovecharse de su amabilidad.
Jimin asintió pensativo, recordaba que su padre había dicho lo mismo
cuando llegaron a Seoul, sin embargo, seguía sin entenderlo, porque para él,
las personas que estaban alrededor le habían llenado de atenciones y cariño.
—Esto tiene que ver con la familia Min ¿Verdad? ¿Usted piensa que debo
cuidarme de ellos?
—HongJae siempre dijo que su familia estaba enferma de poder, los
conozco bien, son egocéntricos, sólo piensan en sí mismos, no he visto más,
tampoco he sabido sobre algo que hayan hecho en contra de alguna persona,
pero, el poder enferma, por eso tiene que tener cuidado, joven Jimin, no
confié demasiado, al final del día usted tiene algo que ellos habían estado
esperando por años.
—¿Qué es eso? —preguntó cauteloso.
—La herencia del imperio Min—suspiró—. Tenga cuidado, no hable de
más y manténgase cauteloso. Yo le ayudaré en todo lo que usted requiera,
HongJae, nunca lo dejaría desprotegido, antes de morir, quiso comprar un
regalo para usted. Lo tengo aquí.
Tomó su maletín y de este sacó una caja colorida con un moño rojo, se la
tendió con una sonrisa, Jimin no pudo evitar que sus ojos se llenaran de
lágrimas, tomó la caja, acarició con sus dedos sintiendo una opresión atroz en
su pecho, las lágrimas recorrían sus mejillas, en su mente sólo había espacio
para el rostro de su padre, ese sería el último regalo que recibiría de él. Abrió
la caja, dentro, había otra caja rectangular de madera blanca, con detalles de
flores en colores pasteles azul, púrpura y amarillo, con cuidado la extrajo,
mirándola de cerca, era una caja de música.
Cuando era niño, le había contado a su padre que lo único que recordaba
de su verdadera madre era una melodía dulce que venía desde una caja,
entendía el significado de ese regalo, por lo que su llanto se intensificó, la
abrió, reproduciendo una melodía dulce y encantadora, tenía un espejo
decorado con flores en los bordes, en medio había una pequeña figurilla de
bailarina que daba vueltas, era hermosa. La dejó sonando en la mesa, con una
sonrisa melancólica. Ese era el mejor regalo que había recibido en toda su
vida y venía de la persona más importante. Su padre.
No había sensación más maravillosa que estar entre su cuerpo, que absorber
su calor y hacerlo propio, le gustaba forma en la que su piel acariciaba la
suya, lo hacía sentir vivo. Siempre le gustó, a medida que iban creciendo, su
interés se hizo más fuerte, era un chico lindo, amable y seguro de sí mismo,
le gustaba tanto que en ocasiones hablaba con él, de una manera no amigable,
sino coqueteando, fue meses después que se metió con él, su cuerpo era un
escape perfecto, ambos no se sintieron listos para ponerle nombre a su
relación, pero era intensa, tanto que los dejaba sin aliento, sin embargo, su
familia le presentó a Wendy y en vez de que eso hiciera que terminara su
relación, por el deber que tenía con su familia, aceptaron tener una relación
secreta, porque Hoseok sabía que Taehyung estaba perdidamente enamorado
de él y aceptaría todo lo que tuviera para darle.
Pero, el peligro de perderlo estaba ahí, los celos enfermos que sentía cada
vez que Jungkook se acercaba a él, le estaban haciendo perder la cordura, ya
no quería seguir la línea que su familia había dictado, quería a Wendy, pero
estaba harto de estar a su lado.
—¿Tienes que irte pronto? Puedo preparar la cena—dijo Taehyung
mirandolo con una sonrisa.
—Me quedaré—suspiró antes de tomar sus mejillas y besar tenuemente sus
labios—. Me iré por la mañana, tengo trabajo qué hacer.
Los ojos de Taehyung se iluminaron, había pasado un par de días desde su
regreso de Francia, Hoseok no se había separado de él y no quería dejarlo ir,
esos días a su lado habían sido maravillosos, sin embargo, en su mente aún
estaba tatuada la noche que pasó con Jungkook, quien no había dejado de
llamar, estaba nervioso y tenía miedo de enfrentarse a él y a una situación en
la que jamás tuvo que meterse.
—No me has contado sobre tu viaje con Jungkook ¿Qué tal estuvo?
Taehyung se concentró en hacer la cena, sin despegar los ojos de lo que
hacía, porque no podía mirar a Hoseok, este sabría que le estaba ocultando
algo, tampoco era como si quisiera hablar de lo sucedido.
—Bien—respondió secamente.
—¿Nada importante que tengas que decir? —cuestionó con una ceja
elevada.
—No, no hay nada, fue un viaje sin importancia.
—¿Crees que no me di cuenta de las marcas en tu cuerpo? Yo nunca te
dejo marcas—suspiró muy cerca. Taehyung dejó lo que estaba haciendo y
cerró los ojos con fuerza—. No tienes que decir nada, sé lo que pasó, pero, no
quiero saber los detalles, sólo quiero que me digas algo.
—¿Qué? —susurró por lo bajo.
—¿Lo quieres? ¿Estás enamorado de él? Porque si es así, lo mejor es que
me aleje de ti.
Taehyung le miró con los ojos muy abiertos y el terrible miedo en su
pecho, no quería imaginar perderlo. —No, no lo quiero, somos amigos, lo
que pasó fue un error. Jamás volverá a pasar, yo te amo a ti, lo sabes bien.
Hoseok se acercó y tomó sus mejillas. —No quiero que él te toque.
—Tampoco quiero que la toques a ella.
—Sabes bien que tiene el sueño de llegar al matrimonio virgen, no la he
tocado, y no lo haré.
—¿Cuándo la vas a dejar? Estoy cansado de esperar, odio verte con ella,
me enferma.
—Es complicado, tengo que encontrar la manera de que la empresa salga
de ese declive, espera, por favor.
—Lo haré—asintió abrazándolo con fuerza.
Taehyung sabía bien que había una enorme posibilidad de que Hoseok
estuviese mintiendo, que no cumpliera ninguna de sus promesas, que siguiera
usándolo a su antojo, pero cuando estaba entre sus brazos no podía pensar de
manera coherente, le creía, cualquier cosa que dijera para él resultaba siendo
la verdad absoluta, lo amaba tanto que estaba dispuesto a tomar cualquier
cosa que este quisiera darle, aún si su corazón sufría.
Jungkook estaba perdido en la miseria, habían sido días sin recibir llamada
o mensaje de Taehyung, no dejaba de pensar en él y en aquella noche que
habían compartido juntos, no podía sacarlo de su mente, recordaba
vívidamente su piel, sus besos, los sonidos de placer que salían de su boca, lo
bien que se había sentido al entrar en calor entre sus brazos, no pensaba en
nada más que en la felicidad que le dio estar a su lado, pero ahora, al regresar
a su miserable vida, comprendía que nada era lo que parecía, que todo había
sido un vil juego, una ilusión que él mismos se creó.
Estaba en la oficina, era tarde, pasaban de las doce, bebía lo último de la
segunda botella de vino, sus sentidos estaban ligeros, podía oír todo sin
escuchar realmente, sonreía a pesar de haber estado llorando como un idiota,
su corazón dolía, ese dolor en el pecho se encontraba aplastando su corazón,
le impedía respirar, estaba cansado y harto de amar.
Quería sacarlo de su mente, tenía que hacerlo, por eso, siempre creyó que
el amor no era más que una estupidez, porque nadie amaba de verdad, eran
personas con miedo a la soledad, o peor aún, queriendo obtener algo a
cambio del otro, pensó en su hermano, Yoongi estaba jodiendole la vida a un
chico inocente, sintió lastima por él.
Cuando se acabó la botella marcaba la una de la mañana, tomó sus cosas y
su abrigó, relamió sus labios y salió de ahí. Estaba por tomar el ascensor,
pero algo que llamó su atención le detuvo, el escritorio que estaba afuera de
su oficina seguía prendido, en este, recargado en la madera durmiendo estaba
su asistente, maldijo en su mente, había olvidado por completo decirle que
podía irse, se acercó y movió ligeramente su hombro.
—Yeongsan—susurró—. Despierta.
Pero, no funcionaba, estaba profundamente dormido, a la luz de aquella
lámpara le miró fijamente, lucía dulce durmiendo, sin preocupación alguna,
se preguntó, cómo alguien podía dormir así de plácidamente en un incómodo
escritorio, sonrió de lado, aunque estaba ebrio, podía fácilmente darse cuenta
de lo lindo que este era, tenía un rostro delicado, unos labios pequeños y
rosáceos, que estaban ligeramente abiertos, su cabello rubio cubría parte de
sus ojos, siguió moviéndolo, ahora con más insistencia.
—Vamos muchacho, tienes que despertar.
Lo vio removerse poco a poco, sus ojos se abrieron parpadeando con
rapidez, suspiró y se levantó de golpe, mirandolo ahora con los ojos bien
abiertos, luego miró alrededor.
—¿Señor Jeon?
—Sí, lo siento, debí decirte que te fueras a casa hace horas, vamos, y no te
preocupes esto se te pagará.
Yeongsan tomó sus cosas y asintió. —Muchas gracias.
—Vamos.
Caminó primero, subiendo al ascensor, dejando que Yeongsan subiese
detrás de él, ambos bajaron en silencio, aunque pasaban mucho tiempo en la
empresa, realmente eran pocas las ocasiones en donde se quedaban
completamente solos, y no había una montaña de papeleo entre ellos. Para
Jungkook, su asistente era uno de los mejores, siempre estaba al pendiente,
era amable y sobre todo eficiente.
—¿Tienes auto? —preguntó cuándo llegaron a la planta baja.
—Ammm no—respondió con una mueca—. Tomaré un taxi.
—Te llevo.
—¿No ha bebido? Puede ser peligroso para usted—dijo con una tenue
sonrisa—. No quiero desviarlo de su camino, su departamento está más cerca,
yo estaré bien.
—Es lo menos que puedo hacer, no te preocupes estoy bien.
—Es mi trabajo señor, estoy bien...
Jungkook le miró con una mueca. —No quiero que te niegues, ven.
Se encaminaron al estacionamiento, el mercedes negro era el único auto
que se encontraba ahí, abrió la puerta del copiloto y espero a que Yeongsan
entrara, se encogió en este poniéndose antes el cinturón de seguridad,
Jungkook subió después con una mueca, no estaba tan ebrio, podía manejar,
aunque en otras circunstancias se hubiera negado a hacerlo, pero no podía
dejar que el chico se fuera solo, podía ser peligroso.
—Dime dónde vives—dijo encendiendo el auto.
—Más allá del centro—respondió mirándolo con preocupación.
—Bien, es lejos ¿No tienes problemas para venir por la mañana?
—No, el esposo de mi hermano me trae, le queda de pasada—asintió.
—¿Vives con ellos?
—Algo así—suspiró—. Hace dos años que lo hago. Creo que debería
encontrar un espacio.
—Entiendo, algo más cerca de la empresa sería lo ideal, eres joven para
pasar tantos peligros.
—Estoy bien, sé cuidarme señor.
Jungkook le sonrió mirándolo. —Lamento haberte hecho quedar hasta
tarde.
—No es la primera vez que pasa señor, está bien.
—Lo sé, pero es la primera vez que te quedas no por algo laboral sino por
tu estúpido jefe, lo siento igual.
—No es estúpido, yo ammm...me preguntaba ¿Se encuentra bien? —
preguntó nervioso de estar cruzando una línea delgada, no quería que su jefe
pensara que era entrometido.
—He estado mejor y he estado peor, así que no es nada con lo que no
pueda, todo bien.
Yeongsan se quedó en silencio. Jungkook manejaba bien, había ligera
música que animaba un poco el ambiente, miraron las calles, la cuidad estaba
más despierta de lo que cualquiera pensaría, llegaron en tiempo record,
Jungkook estaba cansado y quería dormir, no era el mejor de los barrios,
había una gran zona departamental, él no estaba acostumbrado a ellos, eran
pequeños y sucios.
—Gracias por traerme señor Jeon, por favor vaya con cuidado, nos vemos
mañana.
—Hasta mañana Yeongsan, que descanses.
Lo vio bajar y despedirse con una inclinación de cabeza, espero a que
subiera las escaleras, suponía que vivía en uno de los departamentos de la
segunda planta, espero hasta que lo vio parar en una de las puertas y entrar,
suspiró, su noche apenas comenzaba, porque no podría dormir, era un
desastre, miró a su lado y se dio cuenta de una libreta azul cielo, la tomó con
cuidado, en letras doradas estaba el nombre de Yeongsan, se encogió de
hombros, se la entregaría mañana. Arrancó y se fue a su casa, solo y
desdichado.
Jimin miraba con una sonrisa a Yoongi quien estaba jugando con los
cubiertos, le estaba platicando cómo había cerrado un buen negocio, ambos
se encontraban en un restaurante, Jimin estaba a un par de días de entrar a la
universidad y necesitaba cosas, así que Yoongi decidió acompañarlo.
—Y así es como se gana en una junta de negocios—dijo con una sonrisa
ladina, completamente orgulloso de él mismo—. En la vida es necesario
aprender a manejar a las personas.
—¿Manipularlas? —preguntó con una ceja alzada.
—La manipulación no es mala si la usas para los fines correctos, este
negocio le dará muchos empleaos a personas que lo necesitan, así que es un
buen fin ¿No lo crees?
—Creo que sí—asintió—. Si esto ayuda a las personas es bueno.
—Buen chico, siento que poco a poco estás aprendiendo de la vida Jimin,
¿Estás listo para la universidad?
—No realmente—suspiró—. Estoy nervioso.
—Está bien estarlo, pero mis mejores años fueron en la universidad, tienes
mucho por aprender y vivir, así que no te preocupes, todo estará bien.
Jimin le sonrió con cariño, para él tener el apoyo de Yoongi lo era todo, se
sentía tan temeroso y perdido, pero el mayor parecía que siempre tenía las
palabras perfectas para hacerlo sentir bien, protegido, se sentía seguro a su
lado.
—Gracias.
—No hay que agradecer—le sonrió—. Vamos, hay cosas qué hacer y en la
noche quiero ir a un lugar, eso te va a relajar antes de todo el nerviosismo que
se viene.
Se levantaron, Yoongi pagó la cuenta mientras él tomaba sus cosas,
estaban en uno de los centros comerciales más grandes, caminaron hacía
algunas de las tiendas entrando a una, se veía demasiado lujosa, una señorita
se acercó a ellos.
—Buenas tardes, bienvenidos, ¿Puedo ayudarles en algo?
Yoongi asintió. —Ropa para él, con asesor, ropa casual, todo lo que
necesite, ropa de gala y formal.
—Enseguida señor...
—Min—respondió con frialdad.
Ella asintió de inmediato. —Acompáñeme joven.
Jimin la siguió, mirando cómo Yoongi tomaba asiento en un cómodo
sillón. A él lo llevan con otro hombre quien le reverenció, algo que le puso
realmente nervioso, la mujer le dio las especificaciones, ellos asintieron, lo
guiaron por otro pasillo donde estaban algunas prendas. Tomaron muchas de
ellas, después de saber su talla.
—Está es una colección nueva, está hecha con las mejores telas, puede ver
la calidad. ¿Quiere probársela? Los zapatos están por aquí.
Jimin se sentía mareado con tantas cosas que le decían, ni siquiera habían
dejado que él tomara algo que le gustara, miró el precio de una de las prendas
y sus ojos se agrandaron, eso era mucho más de lo que tenía planeado gastar,
era excesivo, quería negarse y salir de ahí, pero el hombre ya lo había llevado
a los probadores, metió algunas prendas y cerraron la puerta, para ser un
probador era muy grade, tres de las paredes estaban cubiertas por espejo, se
miró con una mueca, tomó una camisa y unos pantalones, la tela se sentía
bien, pero no creía que era para tanto.
Se cambió, se probó la mayoría de las cosas, no salió a mostrarlo, era ropa
linda, se amoldaba bien a su cuerpo, sin embargo, se sentía extraño, un
payaso, se quedó en boxers y se sentó en el pequeño sillón que estaba en la
esquina, hizo un puchero, no le gustaba nada de lo que sucedía, era tan
diferente que le abrumaba, abrazó sus piernas y lloro en silencio.
No supo por cuánto tiempo lo hizo hasta que escuchó la puerta ser tocada.
—¿Jimin?
La voz de Yoongi le sacó de su ensoñación, estaba por contestar, cuando la
puerta se abrió lentamente, Yoongi le miró entonces con la confusión en su
rostro, se adentró.
—¿Por qué lloras? ¿No te gustan? Podemos ir a otro lugar.
—No es eso—susurró limpiando sus lágrimas—. Esto es demasiado caro.
—¿Qué? —soltó una ligera carcajada—. ¿Por eso lloras? Jimin tienes el
dinero para comprar esto y más, ahora no tienes qué preocuparte por eso,
todo está resuelto—se sentó a su lado—. El abuelo fue egoísta, te privo de
una buena vida, pero ahora la tienes, no te preocupes, es ropa linda y de
diseñador, es ideal, te verás lindo en todo esto, espera—dijo tomando unos
pantaloncillos negros y una camisa azul con una chaqueta negra—. Ponte
esto. Vamos.
Lo tomó de la mano para levantarlo, Jimin se puso un poco nervioso, pero
tomó la ropa que Yoongi le habñia dado, se cambió bajo la intensa mirada del
mayor quien sonreía de lado al verlo, cuando terminó de colocarse la
chaqueta Yoongi se levantó, lo tomó de la cintura desde atrás y lo acercó al
espejo.
—Ves, te ves muy bien, esa ropa te sienta.
—No lo sé.
—Jimin ahora tienes una vida diferente—habló muy cerca de su oído—. Y
eso requiere un cambio, qué mejor que nueva y linda ropa, deja atrás tu yo
desdichado, ahora ya no tienes que ser así, puedes tener el mundo a tus pies.
—¿Te gusta cómo me veo en está ropa?
Una parte de él esperaba que Yoongi le dijera que le gustaba cómo se veía
siempre, una parte de su corazón quería gustarle al mayor con lo que era
antes, pero cuando Yoongi sonrió y asintió comprendió que no sería así.
—Me gusta como se ve en ti, te ves mucho mejor usando esto, créeme, te
queda bien y debes llevar todo, es momento de que comiences a prestar
atención a tu aspecto, eso habla bien de ti y te le da una buena impresión a los
demás.
—Bueno, supongo que tienes razón—susurró con un puchero.
—Siempre la tengo Jimin, jamás haría algo que te lastimara, todo lo que
hago es por tu bien—besó su mejilla—. Les diré que queremos todo,
cámbiate.
Se miró al espejo, no comprendía por qué usar esa ropa le parecía tan
incómodo, parecía que los días donde estaba corriendo por el campo
quedaron muy atrás. Realmente no comprendía por qué tenía que cambiar,
pero lo hizo, no dijo nada.
Cuando salieron de la tienda, Yoongi le sonrió, era una sonrisa bonita,
como un premió, por lo que había hecho, subieron las cosas al auto, era de
noche, el momento para ir hacía el lugar que Yoongi dijo que le llevaría. El
camino estuvo lleno de risas, se divertía mucho estando a su lado.
—Las noches son bonitas ¿No lo crees? —preguntó el mayor con una
sonrisa a medias—. Cuando era niño pasaba horas mirando las estrellas,
ahora no puedo hacerlo, pero no deja de traerme buenos recuerdos ¿Tú lo
hacías?
—Las estrellas que ves desde la cuidad, no son las mismas que ves en el
campo, ahí todo parece más brillante y hermoso, también las veía, mucho,
cuando era niño, papá ponía mantas y nos recostábamos para verlas, él dijo
que a su esposa también le gustaban.
—Lo hacía—suspiró—. ¿Sabes? Siempre me he preguntado sobre los
abuelos, ellos tenían una buena relación, hay fotografías donde se ven felices,
no he encontrado a otra pareja como ellos.
—¿Tus padres? —preguntó con una ceja alzada.
—Ellos se demuestran amor cuando están cerca de otras personas, pero
cuando se encuentran solos son como dos desconocidos, la mayoría de los
matrimonios en la familia son por conveniencia, creo que el único diferente
es el de Jin y Namjoon, ellos sí se aman.
—Papá decía que el peor infierno en el que podía vivir una persona era
estar al lado de alguien que no lo amaba, que la costumbre y la monotonía
eran armas que mataban lentamente el espíritu, porque sin amor era fácil caer
en la repulsión. Yo no quiero algo así, quiero estar con una persona que me
ame.
Yoongi le miró de reojo. —Tu corazón es demasiado puro Jimin, recuerda
no salir herido, vamos hemos llegado.
Jimin asintió, estaba enamorado de Yoong, él era con la persona que quería
pasar el resto de sus días, porque pensaba que era una persona amable, dulce
y encantadora, que siempre sabía qué decir para hacerlo sentir bien, que le
cuidaba y que no tenía sentimientos de maldad hacía él, estaba enamorado, y
creía que el amor podía florecer entre ambos, pero sentía también que no era
suficiente, a pesar de haberle entregado su corazón y su cuerpo, él nunca
hablaba de amor, jamás lo hacía y Jimin estaba triste por esperar algo que no
llegaría.
Llegaron a un lugar extraño, parecía ser un club de deportes, caminaron
hacía un lugar techado.
—Venia aquí a menudo antes, hoy hice que lo prepararan, conozco al
dueño—le sonrió de lado.
Al abrir la puerta se dio cuenta que había una enorme alberca, el lugar era
amplio, había tenue luz azulada, del agua salía vapor, posiblemente porque
esta estaba caliente.
—¿Cómo?...
—Nunca subestimes mi capacidad para hacerte feliz Jimin—le sonrió—.
Sé que no sabes nadar, pero no te preocupes, yo sé cómo hacerlo y conmigo
nada malo pasará.
Jimin estaba nervioso, pero asintió, vio que Yoongi se despojaba de su
ropa, este le miró con una ceja alzada, dándole a entender que podía hacer lo
mismo, llevó sus manos a su ropa, sin despegar la mirada del suelo, pero, por
curiosidad elevó la mirada, observando a Yoongi quedar desnudo, se quedó
sin habla, lo único que le quedaba sacarse era su ropa interior.
—Vamos, no hay nada que no haya visto antes—soltó una ligera carcajada.
Enrojeció hasta las orejas, pero llevó sus manos a su bóxer y lo sacó,
dejando que se deslizara por sus largas piernas hasta el piso, Yoongi alargó
su mano y él la tomó, fue así que comenzó a adentrarse al agua, estaba
caliente, deliciosa al tacto, de pie, e agua llegaba hasta sus hombros, Yoongi
se zambulló, mojando su cabeza, saliendo después para peinarse hacia atrás.
Le sonrió antes de acercarse a él y tomarlo de la cintura.
—Nademos.
—No sé hacerlo—susurró temeroso.
—No necesitas saber, yo no dejaré que nada malo te suceda—bajó sus
manos a sus muslos y lo levantó, Jimin enredó sus piernas alrededor de su
cadera y abrazó por los hombros, Yoongi cerca de su cuello rio.
Se movió hasta la parte honda, Jimin no dejó de ver sus ojos en ningún
momento, Yoongi estaba nadando con él sobre su cuerpo, no parecía
molestarle, dio ligeras vueltas haciéndolo reír, él también reía, el momento en
la mente de Jimin se volvió una fotografía mágica.
—Ves, si yo estoy a tu lado nada malo te va a suceder—besó la punta de su
nariz—. No olvides eso Jimin, cuando todo...no olvides este momento.
—No creo ser capaz de olvidarlo jamás—sonrió en grande, desapareciendo
sus ojos, tomó de las mejillas a Yoongi y lo besó, era un beso tierno y dulce.
Yoongi se detuvo por unos instantes, llevó una de sus manos a la nuca de
Jimin y profundizó el beso, movió su boca con pasión, era eso lo que Jimin
despertaba en él, además de ternura, se había encontrado a sí mismo
sorprendido, aquel chico que suspiraba por sus besos, era la persona más
extraña y ajena a su mundo, quien disfrutaba de trivialidades comunes que él
no podía hacer con nadie más, desde paseos en carretera, caricaturas con
cereal en las noches, desayunar o comer en restaurantes pequeños dentro del
centro comercial, cosas que para otros eran comunes, pero que para las
personas en su mundo eran actividades innecesarias y decadentes, con Jimin
sentía que podía ser alguien diferente, más relajado y normal.
No dejó de besarlo, lo acorraló en el borde de la piscina y lo llenó de
caricias, hacerlo en lugares poco convencionales era una de sus fantasías y se
llenó de éxtasis cuando se adentró en el cuerpo de Jimin de forma lenta,
recibiendo el calor ajeno, Jimin se separó para mirarlo sorprendido.
—Si es incómodo dímelo—susurró sobre su hombro.
Jimin asintió, entonces comenzó a moverse, dando estocadas delicadas,
besando el rostro de Jimin, era diferente de las otras veces que lo hacían, no
por el lugar, sino por lo que el momento significaba, Jimin jadeo antes de
negar.
—Se siente raro.
—Vamos a salir—salió de su cuerpo y lo llevó a la orilla, ambos salieron,
pero Yoongi no dejó que se escapara, lo acorraló en la pared, tomando una de
sus piernas y llevándola a su cadera, volviendo a entrar en su cuerpo,
continuando con las estocadas lentas, Jimin tomó con fuerzas sus hombros,
apretando, saciándose con el placer que desbordaba ese momento.
Yoongi lo miró a los ojos antes de relamer sus labios y volver a besarlo, no
conteniendo las ganas que tenía de tocarlo, las emociones que le transmitían
ese momento le dejaban en el suelo, era demasiado, y aunque tenía claro que
no podía bajar la guardia con él, dejó esos pensamientos de lado para
disfrutarlo.
Los sonidos que Jimin soltaba eran maravillosos, jadeaba, invitándolo a
tomarlo con mayor fuerza, sus caderas se movían rápidamente, Jimin
encajaba sus uñas en sus hombros, sus piernas temblaban y sentía que en
cualquier momento iba a caer, pero las manos de Yoongi lo sostenían
manteniéndolo en su lugar.
No pudo aguantar cuando este toco con su miembro el punto máximo de
placer, gritó haciendo eco alrededor, llenando sus cuerpos, Yoongi no dejó de
dar estocadas hasta que llegó llenando su interior, teniendo la certeza de que
nada malo sucedería porque Jimin estaba usando inyecciones.
Yoongi rio y acarició las mejillas de Jimin. —Eres lindo. Me gustas.
Para él, esas palabras no significaban más, pero para Jimin fueron
suficientes para caer por completo, le sonrió en grande.
—Te quiero Yoongi.
Entonces, el miedo de esas palabras vino con fuerza, Yoongi tragó en seco,
salió de su interior y le dio la espalda. —Tenemos que irnos.
Y esa fue una de las primeras grietas en el corazón de Jimin.
Nada se comparaba a lo que estaba sintiendo en ese momento, por más que
trataba de localizarlo, Taehyung lo ignoraba monumentalmente, estaba
casado de seguir pensando en él, de revivir en su mente esa noche, quería
olvidar. Se había ahogado en el trabajo, si no tuviera a Yeosang,
posiblemente habría colapsado, era un buen asistente, lo mantenía ocupado,
ambos hacían un buen equipo. Esas últimas semanas se había quedado hasta
tarde en la empresa planeando su nuevo lanzamiento. Deseaba mantenerse
ocupado, bebiendo y trabajando, no podía estar solo pensando.
Fue un día largo, el reloj marcaban las diez, no era tan tarde, pero, estaba
hambriento, no había comido nada en todo el día, se levantó tomando sus
cosas, moría por una buena pasta italiana, salió de la oficina mirando a
Yeosang sentado en su escritorio tecleando con rapidez. Sabía que él
tampoco había comido, porque lo había mantenido haciendo un informe del
nuevo lanzamiento.
—Es momento de irnos—dijo acercándose—. Anda, mañana terminaremos
eso.
Yeosang le miró con una ceja alzada, se quitó los lentes claros y sonrió.
—No es mucho lo que falta, puedo quedarme a terminarlo sin problemas.
—No, es tarde, vamos, mañana lo haces—insistió.
—Está bien señor—asintió Yeosang tomando sus cosas y guardando el
archivo, para después apagar la computadora.
En todo momento Jungkook se quedó observando sus acciones, era torpe y
trataba de ser rápido, porque sabía que lo estaba mirando, sonrió de lado,
hace dos años que era su empleado, al principio pensó que no duraría ni un
día por lo exigente que llegaba a ser, pero le sorprendió por completo, porque
era inteligente, práctico y muy eficiente, tenía la solución para todo y era
gratificante trabajar a su lado, era leal, cosa que llegaba a ser difícil en su
mundo. Su silencio le había ayudado en mucho, sabía que podía confiar en él.
Ambos caminaron al ascensor, en donde entraron, estaban en un cómodo
silencio.
—¿Ya comiste?
—No, lo haré llegando a casa señor Jeon, usted debe hacer lo mismo, hoy
no quiso pedir nada.
Jungkook sonrió, le gustaba la amabilidad de Yeosang. —¿Quieres ir a
cenar algo? —dijo al tiempo que las puertas del elevador se abrieron en el
subterráneo—. Te llevo a tu casa después.
Yeosang le miró consternado. —No quiero incomodar.
—Claro que no—se encogió de hombros—. Ambos tenemos hambre,
podemos hacernos compañía. Vamos.
No le dejó oportunidad para negarse, caminó a su auto, Yeosang le seguía
de cerca, subió en el asiento del conductor y este hizo lo mismo en el asiento
del copiloto.
—¿Te gusta la comida italiana?
—Sí—asintió abrochando su cinturón de seguridad.
—Perfecto.
No siguió esa conversación, en otras ocasiones tendría una sonrisa y haría
bromas, pero su estado de ánimo había decaído casi por completo debido a
Taehyung, se sentía perdido y adolorido, con un corazón roto.
—Señor Min...
—Ya te dije que no me llames así, dime Jungkook, me haces sentir viejo.
—Bien, Jungkook, quería preguntar si se encuentra bien.
—¿Bien?
—Lo siento, no quiero que sienta que me estoy entrometiendo, pero, estoy
preocupado, desde su viaje a Paris ha estado más serio y triste.
Jungkook rio por lo bajo, por la ironía de la situación. —Eres el único que
lo ha notado. No ha sido un viaje bueno, pero estaré bien, volveré a hacerte
bromas por las mañanas.
Yeosang rodó los ojos. —Si austarme le trae felicidad, puede hacerlo.
Jungkook soltó una carcajada, habían llegado a su restaurante favorito, uno
que estaba cerca de su edificio, estacionó y bajaron, Yeosang miró todo con
ojos abiertos, él jamás podría costearse algo de ese lado de la ciudad,
Jungkook estaba relajado, caminando al interior, intercambio palabras con la
señorita de la entrada quien les guió a una mesa para dos en el fondo,
demasiada discreta, se sentaron en silencio.
—Enseguida viene el mesero a tomar su orden—les tendió los menus—.
Con permiso.
Jungkook asintió con la cabeza, ni siquiera abrió el menú, porque sabía lo
que quería, se concentró en ver a Yeosang, este fruncia ligeramente el gesto,
le pareció gracioso, era muy expresivo con su rostro.
—Pide lo que quieras, no te preocupes por nada.
Le vio mirarlo antes de asentir, nunca había cenado con él, pero, le parecía
buena idea, porque lo menos que quería hacer en ese momento era estar solo,
la buena compañía de su asistente le ayudaba a no pensar en lo desdichada
que era su vida, porque a pesar de tenerlo todo, la vida parecía decirle que
había cosas que el éxito y el dinero no podían comprar y eso era el amor.
El mesero llegó a la mesa para pedir su orden. Jungkook le miró con
seriedad.
—Un bucatini y ossobuco, trae una botella de batasiolo barolo—dijo
rápidamente—. ¿Yeosang?
El chico mordió ligeramente su labio inferior, gesto que no pasó
desapercibido por Jungkook.
—Una lasaña y una limonada mineral—sonrió tímidamente.
El mesero asintió. —En un momento traemos su orden señor Min.
—Parece que lo conocen bien—dijo cuando el mesero tomó su camino.
—Es mi restaurante favorito, vengo aquí a menudo—de encogió de
hombros—. Es bueno que abran hasta media noche, es un lugar elegante y la
comida es deliciosa ¿Estás seguro que sólo quieres eso?
—Sí, no como mucho.
—Si quieres más no dudes en pedir, aunque hacen buenos postres.
—No soy fanático de los postres—rio por lo bajo.
—¿A no? Bien, entonces no recibirás postres—bufó—. El vino también es
bueno, no tanto como el mío, pero, ya sabes.
—Su vino es delicioso, es bueno en eso. ¿Cómo supo que quería decidirse
a ello?
—En mi familia siempre estuvo presente, cuando cumplí trece años mi
padre me dejó probar un poco en una cena, era delicioso, una cosecha
especial, supe que quería dedicarme a hacer el vino más delicioso, mi padre
me ayudó, entonces lo hice, y no creía que sería tan bueno.
—En los negocios es excelente.
—Ya lo creo, no es por alardear, pero me gusta hacer un buen trabajo,
sobre todo en una rama donde mi familia no tiene tanto peso, todo lo que he
hecho ha sido mediante mi esfuerzo, sigo aprendiendo y creciendo,
cometiendo errores y reindivicandome para llegar a los mejores mercados.
—Es admirable—susurró—. Con la apertura del viñedo en Francia, las
cosas serán mucho mejores.
—Estoy apostando mucho a este proyecto, algunos concejales pensaban
que era una locura, pero si nunca piensas en grande, te vas a quedar unido en
la conformidad y eso no es lo que quiero, lo peor para mí es ser conformista.
Yeosang asintió. —Las personas como usted están destinadas al éxito,
tiene una gran visión.
—¿Lo dices por qué soy tu jefe?
—No, lo digo porque es la realidad, he visto lo mucho que se esfuerza y las
visiones que tiene sobre su marca, es alguien de admirar.
—Dime Yeosang ¿No has tenido un sueño de grandeza como el mío? Algo
que quieras hacer.
—No realmente—bajó su mirada a sus manos—. En este momento lo
único que estoy haciendo es disfrutar mi libertad.
—Hablas como si hubieses estado dentro de una cárcel—elevó una ceja.
—No estuve dentro de una prisión, bueno, no literalmente, pero durante
dos años no fui libre de tomar mis propias decisiones, ahora trato de disfrutar
mi vida.
—Eso es profundo—asintió—. En mi familia todos estamos atrapados en
una jaula de oro, el poder no da la libertad.
Yeosang tomó más vino, su copa estaba medio vacía, por lo que Jungkook
volvió a llenarsela.
—¿No es feliz con su vida?
—Eso es lo malo del ser humano, nunca está conforme, a pesar de tenerlo
todo hay puntos vacíos. Cosas que el dinero no compra.
—¿Cómo qué?
—El amor—sonrió amargamente—. Puedo tener a la persona que quiera,
pero no a la que amo.
—¿Está enamorado?
—Lo estoy—asintió.
—El amor no siempre es la respuesta—rodó los ojos—. No para mí.
—¿Por qué? —preguntó curioso—. Eres lindo, apuesto a que muchos
quisieran estar contigo.
—Mi última relación fue un infierno—rio secamente—. Es peligroso,
amar, se vuelve un arma de doble filo, uno quiere ser amado, y lo da todo,
hasta quedarse sin nada, es fácil llegar a confundirse y comenzar a aceptar
cosas que no están bien por el hecho de venir de la persona que amamos.
—Tienes mi edad y eres más sabio que yo.
—No soy sabio, soy un idiota, pero estoy aprendiendo a no serlo.
El mesero llegó con la comida interrumpiendo, ellos se concentraron en
comer, dando uno que otro dato sin llegar a conversar profundo, Yeosang
estaba enamorado de aquella comida, era deliciosa y más el vino, no se daba
cuenta cuando Jungkook llenaba su copa, este parecía tranquilo.
—Se acabo, pediré otra—dijo sirviendo lo último de la botella.
A esas alturas sus mejillas ya estaban rojas y su mente un poco dispersa. —
No controlo bien el alcohol.
—Entonces no lo hagas, disfruta un poco—se encogió de hombros.
—Pero...
—No estamos en horario laboral, además, me gusta tú compañía, sigue
hablando ¿Qué te gusta hacer cuando no soportas al idiota de tu jefe?
—No mucho realmente, soy una persona demasiado aburrida. Sólo veo
series.
—Hace mucho que no me siento a ver alguna buena serie o a jugar
videojuegos, es cansado ser un adulto.
—Y estresante—rio por lo bajo, se tomó de una lo que quedaba en su copa
y Jungkook volvió a servirle—. ¿Me quiere emborrachar?
—Tal vez—bufó—. No es divertido ser el único borracho.
—La verdadera pregunta es ¿Cuándo está sobrio?
—Nunca—le guiño el ojo.
—A estas alturas subiré las escaleras arrastrándome.
—No seas dramático, vamos a brindar.
—¿Por qué?
—Porque el próximo lanzamiento sea un éxito.
Yeosang asintió y levantó la copa, Jungkook chocó ligeramente y ambos
bebieron hasta el fondo. Siguieron de esa manera, poco a poco, lo que era una
cena normal se volvió en un momento lleno de risas y de vino, llevaban tres
botellas cuando les avisaron que iban a cerrar. Yeosang estaba mareado
debido al alcohol y Jungkook, quien tenía más resistencia, se burlaba de él.
Pagó la cuenta y salieron.
—Ese vino era delicioso—suspiró caminando al auto.
—¿Te quedaste con ganas? —preguntó con una ceja alzada, sonriendo más
de lo normal.
—Sí—rio de manera divertida.
—En mi departamento tengo mucho, ¿Quieres venir?
Yeosang le miró con una ceja alzada. —¿Me darás prórroga de media hora
mañana?
—Hecho.
Su departamento no estaba lejos, entró al estacionamiento y ambos
bajaron, tomando el ascensor que lo llevaría al penthouse, Yeosang lo
conocía, había estado ahí un par de veces recogiendo algunas cosas de
Jungkook, pero el asombro por lo lindo que era siempre resultaba siendo el
mismo.
Dejaron las cosas en la entrada, Jungkook se deshizo de su saco y
desbotonó tres se los botones de su camisa, dejando al descubierto parte de su
pecho, Yeosang sólo se quitó la chaqueta, quedando en aquel suéter oscuro.
—Tengo vino, pero también vodka, whisky, ron y otras cosas.
—No sé mucho de alcohol.
—Creo que esto te gustará, un buen whisky en las rocas—sacó dos kanars,
buscó hielo en el refrigerador de su bar y sirvió un whisky importado que
sabía excelente.
Caminó a la sala, prendió las bocinas y puso algo de música, le dio el vaso
a Yeosang que le sonrió. Jungkook se daba cuenta que con algo de alcohol
en las venas este dejaba de ser tímido. Le gustaba esa personalidad vivaz.
—¿Algo que quieras escuchar?
—Rock—dijo bebiendo, sabía muy bien, con un sabor moderado que le
hizo volver a probarlo.
Jungkook prendió un cigarrillo antes de poner una playlist especial de
rock, se sentó a su lado y dio una calada.
—¿Fumas?
—Me gusta más beber que fumar, no lo hago.
—Bien—rio bebiendo casi de un trago su bebida, se sirvió más, ambos
escuchaban música y trataban de cantar, riéndose del otro en el camino—.
¿Quién es tu ex?
Yeosang hizo una mueca. —Lo conocí en en instituto, éramos tan
diferentes, pero eso no nos impidió estar juntos, aunque era una persona
demasiado posesiva, y agresiva, me pidió que viviera con él y durante dos
años no pude salir sin su permiso, no podía ver a mi familia y lo peor de todo
es que pensaba que lo hacía porque me amaba, salí de ahí una noche porque
descubrí que me engañaba.
Jungkook gruñó. —A esos hijos de puta deberían meterles un palo por el
culo para que dejen de joder, apesta, mereces estar con alguien mejor.
—¿Y tú? —se acomodó para verlo de frente—. ¿Quién es tu amor
imposible?
—Mi mejor amigo, que es el amante de mi primo, nos acostamos en Paris
y ahora no responde mis mensajes ni llamadas, es una forma de rechazo
¿Verdad?
—Lo siento.
—No lo sientas, es mi culpa, sabía que no debía mostrar mis verdaderos
sentimientos, pero lo hice, pensé que tenía un oportunidad.
—Es un idiota, eres una gran persona, busca a alguien que lo valore.
—¿Habrá alguien?
—Claro—negó—. Ven, bailemos, pon música cool para bailar.
Jungkook soltó una carcajada, pero se levantó para comenzar a brincar
como idiota siguiendo a Yeosang que estaba más ebrio en cada momento. Se
estaba divirtiendo, lo miraba con ojos diferentes, no era su asistente
asustadizo y tímido, era un chico risueño, que bailaba muy bien, tan
malditamente bien que comenzó a sentir un tirón en su entrepierna, se acercó
a él, bailando y cantando este dio un paso atrás y casi cae, por lo que lo tomó
de la cintura y lo acercó a su cuerpo.
—Que lindos ojos tienes—susurró sin aliento.
Yeosang sonrió antes de lanzarse a sus brazos, lo tomó de los muslos y lo
besó, Jungkook cayó de espaldas en el sillón, con el chico a horcajadas sobre
su regazo, sus labios eran suaves, demasiado dulces, sabían a whisky caro y a
menta, le gustaba, suspiró tomando con fuerza su cadera, haciendo que se
moviera sobre su regazo, en el fondo I was made for loving you empezó y fue
lo que les dio la atmósfera para besarse con mayor pasión.
Jungkook tomó su feo suéter y lo sacó por su cabeza, dejándolo con el
pecho al descubierto, era delgado, no desaprovechó la oportunidad para besar
cada extensión de piel, mientras que este acariciaba su cabello.
Se levantó como pudo, para llevarlo a la habitación, al llegar a tientas
prendió la luz y lo dejó caer en la cama, rio lascivo al verlo, alargó la mano a
la mesa de noche de donde sacó un condón, sin saber que eso no sería
suficiente, porque esa noche lo harían por lo menos tres veces antes de caer
rendidos.
Su cuerpo era exquisito, que se erizaba con cada uno de sus toques y besos,
estaba demasiado excitado para parar, tampoco Yeosang quería parar, porque
Jungkook sobre él, restregandose y compartiendo el calor de su cuerpo
desnudo era demasiado, entonces sólo se dejó llevar, dejó que lo elevara al
cielo a pesar de saber que la caída sería dolorosa.
Su cabeza dolía, un dolor que era bien conocido, apretó los ojos no
queriendo abrirlos, gruñó, tentando la cama, encontrandola completamente
vacía, abrió los ojos de golpe, era de día, el reloj al lado de su cama marcaba
las diez de la mañana, estaba atrasado, pero eso no fue lo que le preocupó,
miró alrededor y se encontró solo.
—Te fuiste—bufó.
Sabía bien lo que había pasado la noche anterior, Jungkook no perdía por
completo la consciencia, creyó que al despertar se encontraría abrazado a
Yeosang, justo como habían terminado durmiendo, pero la realidad fue
diferente y eso le molestaba. Estana enojado porque no podía creer que ellos
pensaran que podían tener sexo con él y dejarlo a la deriva como si no tuviera
sentimientos.
Se dio una ducha rápida, se cambió y bajó, necesitaba agua para hidratarse.
El aroma peculiar le hizo detenerse, olía bien, a café recién hecho, se acercó a
la cafetera, además del café había una nota que tomó con una ceja alzada.
Señor Min, me ha llamado uno de los planeadores, pidiendo el protocolo
que estaba a punto de terminar. He ido a la empresa a acabarlo y entregarlo,
recuerde que tiene una cita a las doce, espero que le guste el café.
Yeosang.
Rio por lo bajo, guardó la nota en la alacena y sacó una taza donde sirvió el
café para calentarlo, lo bebió sin azúcar para que le ayudara a despertar.
Estaba demasiado ansioso, no era la primera vez que tenía sexo casual, pero
sí, la primera vez que lo hacia con alguien de su empresa, un trabajador y
peor aún su asistente. Había caído en el prototipo de jefe que se lleva a la
cama a sus asistentes, sólo esperaba que las cosas no se confundieran.
Salió de su departamento, y manejó hasta la oficina, pensando en la hora
en la que había salido Yeosang, el café no estaba caliente, por lo que habían
pasado horas. Al llegar a la oficina subió al elevador y sus entrañas se
contrajeron, un poco nervioso por su actuar, ¿Qué debería hacer? ¿Qué
debería decir?
Las puertas se abrieron, pudo ver entonces a Yeosang escribiendo en el
computador, con los lentes puestos, su cabello lucía más desastroso de lo
normal, pero le daba un aire angelical, lo que llamó su atención fue verlo con
un suéter blanco que le quedaba grande, lo reconocería en cualquier parte,
porque era suyo.
Se adentró con seriedad, Yeosang se levantó llevando la agenda, no lo
miró, simplemente hizo una reverencia.
—Buenos días señor Min.
Contuvo el aliento. —¿Qué tenemos para hoy? —dijo caminando a su
oficina.
Como todas las mañanas Yeosang le siguió de cerca, pero aquel día todo
era diferente, al entrar cerró la puerta, Jungkook se volvió, lo tomó
desprevenido, abrazando su cadera y juntandolo a su cuerpo, la libreta cayó al
suelo, Yeosang le miró con los ojos muy abiertos, Jungkook rio antes de
besarlo, por alguna extraña razón quería probar nuevamente sus labios sin el
alcohol de por medio y estos sabían incluso mejor.
—No debiste irte—dijo al separarse.
—Tra...trabajo—susurró con las mejillas encendidas.
—Hagamos el trabajo entonces—relamió sus labios antes de volver a
besarlo.
¿Qué estaba haciendo? Ni él mismo lo sabía, pero no se daba cuenta que
no había pensando en Taehyung esa noche, ni esa mañana.
—¿Vas a salir?
Jennie le miró con una sonrisa. —Sí, tengo asuntos que atender con mi
padre, ammm, creo que llegaré tarde o tal vez salga con las chicas, nos
vemos.
—Te preparé el desayuno.
—Lo siento cariño—dijo con una mueca—. Pero, voy tarde, come tú. Ten
lindo día.
La vio irse, como todos los días, se sentía patético, había llegado apenas
hace dos semanas y ni siquiera podía verla, tenía un horario restringido,
muchas obligaciones en la empresa de su padre y le gustaba salir de noche.
Era diferente a lo que había pensado, Jennie se quedaba en la habitación de
huéspedes, la que había sido de Jimin, ellos no tenían contacto más que
palabras amigables, ella no estaba interesada en él y se preguntaba con dolor
la razón. Sus esfuerzos estaban siendo en vano, tomó el desayuno y lo tiró a
la basura, no tenía sentido si ella no estaba, agarró sus cosas y salió de aquel
departamento que parecía tan silencioso que le asustaba. Algo faltaba.
No había visto a Jimin desde que se mudó, continuaba diciéndole que tenía
trabajo, pero la realidad es que sólo quería deshacerse de él, sin embargo, este
no dejaba de mandarle mensajes platicando sobre su vida en la universidad,
respondía algunos, pero aunque ignorara sus mensajes, estos siempre
aparecían a la mañana siguiente, con un buen día, y terminaban con un
buenas noches, descansa. Era una constante a la que se estaba
acostumbrando, Jimin siempre estaba ahí.
Jimin había tenido que pasar por dos semanas llenas de información que en
muchas ocasiones no podía comprender. La universidad era enorme, así que
se perdía, sólo hablaba cuando era necesario, sus profesores parecían
demasiado exigentes y duros, les tenía miedo, sin embargo, Taemin cumplió
su promesa, estaba ahí para él, le ayudaba en todo lo que podía, con los
recorridos de la escuela, a la entrega de algunos trabajos y a usar la
plataforma de tareas, lo cual estaba siendo muy difícil, era demasiado para su
mente. Se preguntaba si realmente podría lograrlo.
—Vamos quita esa cara—le dio un codazo.
Estaban en la sala de su departamento, enseñándole cómo mandar los
trabajos, para Taemin era sencillo, pero para él significaba una serie de pasos
imposibles, se sentía un inútil.
—Voy a reprobar sin antes comenzar—bufó con un puchero.
La tarde estaba entrando, siempre se quedaban juntos después de clases,
Jimin había descubierto que era un gran chico, muy amable, divertido y que
siempre estaba dispuesto a ayudarle. Le había presentado también a sus
amigos, tres chicos y una chica, Minho, JongHyun, Kibum y JiEun, personas
amables, pero muy diferentes a él, sentía que no encajaba.
Taemin sacó su teléfono y leyó algo con una mueca. —¿Pasa algo? —
preguntó Jimin.
—Es mi hermano, Jongsuk—relamió sus labios—. Quiere que vayamos a
cenar algo.
—Casi nunca hablas de él ¿Por qué?
Taemin se encogió de hombros. —Él es muy diferente a mí, no hablo
porque casi nunca estamos en buenos termino, es muy apegado a mis tíos, por
lo que piensa de manera distinta.
—¿A qué te refieres? —preguntó confuso.
—Demasiado superficial, se cree la gran cosa, y hace lo que quiere sin
importarle que eso nos dañe de alguna manera, manipula muy bien a mis
padres—bufó—. Como ya sabrás, papá Donghae es sordo, no es hereditario,
sufrió un accidente cuando era niño, entonces sus padres lo sobreprotegieron
demasiado, papá también lo hace, yo no, siempre soy su cómplice, pero si
JongSuk se entera le dice a papá o a mis tíos y estos le llaman la atención a
DongHae, no me gusta, deberíamos estar de su lado, no del lado de la familia.
—Los Min parecen cada vez más aterradores.
—Sólo toma tu distancia y no te pierdas en lo que ellos consideran
correcto.
—Deberías comer con él—le sonrió—. Al menos hablar.
—Sí, tengo que ir, él va a otra carrera, lo hemos visto en la escuela, pero
siempre se mantiene con sus amigos. Algo debe necesitar, y soy curioso,
como tú—dijo aplastando ligeramente su mejilla con el dedo índice.
Jimin soltó una ligera risa, estaba por añadir algo, pero el timbre indicó que
alguien estaba ahí, se levantó confundido.
—¿Esperas a alguien? —preguntó Taemin con una ceja alzada.
—No realmente—negó antes de ir a abrir.
Aparte de Taemin, sólo Taehyung le había visitado un par de veces, no era
común que recibiera visitas menos a esa hora, por eso al abrir la puerta lo
hizo con curiosidad, una que se volvió sorpresa al ver de quien se trataba. Al
verlo, sus ojos se agradaron y su corazón comenzó a latir con una fuerza
descomunal, estaba ahí, lo había extrañado mucho más de lo que pensó,
frente a él se encontraba guapo e imponente, quien le hacía sentir su cuerpo
como gelatina.
—Hola—dijo sonriendo.
—Hola Jimin—respondió Yoongi con una sonrisa—. ¿Puedo pasar?
Asintió frenéticamente, se hizo a un lado para permitirle entrar, Yoongi lo
hizo con total naturalidad, hasta que vio a Taemin parado en el pasillo. Al
encontrarse, su rostro volvió a la seriedad.
—Lo siento, no sabía que estabas ocupado—dijo con reproche—. Es mejor
que me vaya.
Jimin negó ligeramente, antes de que Yoongi se volviera tomó su mano
para detenerlo, Taemin vio aquello con una mueca.
—No te vayas—susurró.
—Sí Yoongi, no tienes porqué irte, de hecho soy yo quien tiene que irse—
suspiró tomando su mochila—. Jimin, nos vemos mañana, con permiso.
—Nos vemos.
Taemin pasó muy cerca de Yoongi quien le miró con reproche, su primo
era menor, casi no pasaban tiempo juntos, pero no le gustaba que otro
miembro de la familia estuvieran tan cerca de Jimin, no sin saber sus
intenciones, porque podría arruinarlo todo.
Después de que Taemin se fue, la tensión se quedó en el ambiente, Jimin
observaba a Yoongi, este permanecía con una mueca inconforme.
—¿Por qué estaba aquí?
—Oh, porque vive en el departamento de arriba, me estaba ayudando con
unas cosas de la universidad.
Asintió. —Bueno, si estás ocupado me voy.
—¡No! —afianzó el agarre en su brazo—. Yo...hace mucho que no te veía.
—Paso tiempo, lo siento, he estado muy ocupado con el trabajo.
—Está bien, lo entiendo—sonrió con melancolía.
Algo dentro se Yoongi se movió, no recordaba lo lindo que era Jimin y las
expresiones que hacía, tan genuinas y simples, más que nada reales. Se
acercó a él, relajando su gesto, llevó ambas manos a sus mejillas, las cuales
apretó, Jimin hizo un puchero con sus labios abultados, no dejó de mover sus
mejillas en círculos, riendo de lo tierno que se veía.
—Quita esa cara—rio—. Ya estoy aquí—sin contenerse, agachó la cabeza
para dar un ligero beso en sus labios abultados, sintiendo de nuevo la
suavidad de estos. Era electrizante.
Al soltarlo, Jimin se lanzó a sus brazos, dando un abrazo fuerte, suspiró
cerrando los ojos, recargado en su pecho, oliendo aquel aroma varonil que
tanto le gustaba. Estaba feliz de verlo y de ninguna manera lo iba a ocultar.
Yoongi suspiró, la confusión nublada su mente, lo separó de su cuerpo y
miró alrededor. Era un departamento lindo, le había pedido a Taehyung que
eligiera uno cómodo y elegante, aunque parecía más vacío que su propio
departamento, desprendía un aura vivaz.
—Es lindo, has cambiado algunas cosas ¿No?
—Movi unas cosas—sonrió—. Y otras creo que quiero reemplazarlas,
poner más color. Taehyung me dijo que me ayudaría a elegir algunas cosas.
—Eso es bueno ¿Qué tal la universidad?
Suspiró profundamente. —Soy un asco, apenas empezó, pero, siento que
fracasare, mucha información, demasiada tecnología y soy un ignorante. Me
siento fatal.
—Nadie nace sabiendo las cosas—elevó una ceja—. Es algo nuevo para ti,
es normal que te cueste al principio, pero no te desanimes, yo sé que podrás
lograrlo—despeinó sus cabellos—. No seas fatalista, anda, ¿Ya comiste algo?
—Ammm, estaba por preparar algo de ramen—sonrió.
—¿Ramen? Eso no es comida, no me digas que no has cocinado de forma
decente.
Jimin enrojeció y se encogió de hombros. —Lo intenté, pero no soy bueno
en la cocina, se preparar cosas básicas, cereal, ramen y sopas. Como en la
escuela y a veces en el restaurante cercano, hacen buena comida y es
económico.
Yoongi rodó los ojos. —Vamos a preparar algo, pero primero veré qué es
lo que tienes, debes de tener más cuidado con lo que comes, enfermaras del
estómago.
Se encaminaron a la cocina, Yoongi miró todo tan ordenado, abrió las
alacenas encontrando decenas de ramen y comida instantánea, el refrigerador
tenía lo ideal para cocinar y había algo de carne en el congelador. Tomó lo
necesario para hacer una comida decente, se quitó el saco y lo dejó por ahí,
entonces, se arremango las mangas y miró a Jimin quien le observaba atento.
—¿Tienes mandiles?
Jimin se acercó a una de las cómodas y sacó un mandil negro, se lo tendió
a Yoongi quien lo acomodó sobre su ropa.
—¿En qué ayudo?
—Lava y corta esos vegetales, y hazlo con cuidado no quiero que te
lastimes.
—A la orden.
Yoongi comenzó a preparar un marinado para la carne, de reojo miraba a
Jimin quien estaba concentrado en cortar cuidadosamente los vegetales,
sonrió a medias y se ocupó en lo que estaba haciendo, trataba de no pensar ni
darle vueltas a lo que estaba haciendo en esos momentos, dejaba que las
cosas fluyeran, aunque la pregunta estaba en el aire. ¿Por qué estaba ahí?
Estaba cocinando, podía sentir la presencia de Jimin cerca, este se acercó,
puso las manos en su hombro y la barbilla sobre éstas, le miró y observó su
sonrisa traviesa, parecía un niño pequeño curioso.
—¿Por qué me ves así?
—Te extrañé ¿Tú me extrañaste? Aunque sea un poco.
—Lo hice—asintió desviando la mirada a la comida—. Y ahora no sólo te
voy a extrañar, sino también me voy a preocupar de que estés comiendo
basura.
—No es basura, lo siento no soy bueno cocinando, sé hacer pocas cosas—
rio por lo bajo sin dejar de mirarlo.
Yoongi negó, elevó la cuchara a sus labios. —Prueba.
Jimin abrió la boca y lo probó, cerrando los ojos por el esquicito sabor,
suspiró satisfecho. —Es demasiado bueno—le sonrió—. Eres un experto en
la cocina ¿Por qué?
—Te lo contaré después, arregla la mesa, ya está listo.
Lo vio de reojo asentir frenético antes de separarse para acomodar la mesa,
Yoongi apretó la mandíbula, tratando de dejar de lado el hecho de que su
pecho experimentó un calor tenue al ser mirado de esa manera. Estaba
actuando como un demente, ni siquiera sentía que era lo correcto estar ahí.
Sirvió los dos platos y los llevó a la mesa, Jimin había acomodado todo de
forma sencilla, diferente a como lo hacían en su casa, los dejó sobre la mesa y
se sentó, Jimin sirvió dos vasos de jugo, le observó con una ceja alzada.
—Bien, provecho—dijo con un suspiro.
—Provecho—rio animado.
Un tipo de risa singular, Jimin era extraño, para él era un experimento que
salía de su mundo, raro en su forma de expresarse, tan genuina, sin tener que
cuidarse de nada, como si no temiera lo que los demás pensaran de él.
—Esto es delicioso.
—Necesitamos hacer algo con tu forma de comer, puedes enfermar, tal vez
contratar a alguien.
—No me sentiría cómodo con eso.
Yoongi suspiró. —Trata de comer algo sano, hay restaurantes que pueden
traerte las tres comidas. ¿Por qué te ríes?
—Porque te preocupas por mí—dijo con orgullo.
—Como sea, come—bufó llevando la vista al plato.
No quería que las cosas se malinterpretaran, su boca estaba más suelta que
otros días, no pensaba con claridad, lo que le estaba ocasionando muchos
problemas, aunque una parte de él, la que quería mantener en margen sus
sentimientos, le decía que todo lo que estaba haciendo ayudaba a su plan, que
Jimin estuviera enamorado, no hacía más que facilitar las cosas.
Terminaron de comer, con una plática trivial sobre el clima y el trabajo,
recogieron la mesa, Jimin le miró con una sonrisa.
—¿Te quedarás?
—¿Quieres que me quede? ¿No estabas haciendo la tarea? —elevó una
ceja.
—Puedo terminarla rápido—tomó su brazo con la frente fruncida, como si
se negara a soltarlo.
—Bien—suspiró—. Puedo revisar unos correos en el celular mientras
tanto, anda.
Se encaminaron a la sala, la mesa de centro estaba llena de libros y de un
portátil, Jimin se sentó en el piso frente a este, Yoongi lo hizo en el sillón. Se
acomodó sacando su celular y revisando sus pendientes, últimamente y
después de la muerte de su abuelo había mucho qué hacer. De reojo miraba a
Jimin, este mordía ligeramente su labio inferior, concentrado en lo que sea
que estuviera leyendo, el gesto era tierno, negó ligeramente sacándolo de su
mente, para concentrarse en lo que estaba leyendo, pero no podía evitar verlo,
parecía confundido.
—¿Qué sucede? —preguntó con un suspiro.
—No sé nada de finanzas—dijo al tiempo que le observaba con un
puchero.
Yoongi chasqueo la lengua. —Ven—señaló en medio de sus piernas.
Jimin acercó sus cosas, posicionándose en medio de las piernas de Yoongi,
esté se encorvó para ver sobre su hombro, estaban realmente cercas, Jimin
estaba sonrojado, le dio un beso en la mejilla, cosa que sorprendió a Yoongi
por unos momentos. Sonrió a medias, para besar la punta de su nariz, y
regresar la mirada al portátil.
—Concéntrate—dijo explicando.
Era una tarde diferente, repleta de cosas que no estaba acostumbrado a
hacer, después de ayudar a Jimin ambos se quedaron en el sofá, mirando una
película, que a sus ojos no tenían ningún sentido, pero que Jimin parecía
disfrutarla demasiado, porque reía en las partes graciosas y arrugaba la frente
cuando el protagonista hacia algo cuestionable.
No le importaba el tiempo, ni que la noche estuviera cubriendo el cielo,
tampoco le importaba no mantener aquel semblante formal, era como si al
lado de Jimin pudiera ser una persona completamente diferente.
Lo llevó a la habitación, sin despegar sus labios, era gratificante besarlo
después de mucho tiempo, su cuerpo seguía siendo cálido y real, disfruto de
los sonidos de placer que lanzaba cuando atacaba con su boca su pecho, o la
forma en la que sus dedos se enredaban en su cabello y apretaban sus
hombros.
—Te extrañé—susurró contra su cuello, quería llenarlo de él, saciarse con
su ser.
Porque, para Yoongi, Jimin era el único que demostraba emociones y
sentimientos reales, era el único que lo amaba. Aunque él no pudiera amarlo.
Jimin despertó sintiendo todos los músculos de su cuerpo doler, no de una
forma insoportable, si no, de una placentera, recordando lo que había
sucedido la noche anterior, su corazón comenzó a latir con fuerza, se sentó en
la cama, dándose cuenta que estaba solo e hizo un puchero, se preguntaba si
Yoongi se había ido mientras dormía y la respuesta le decepcionaba.
Se levantó poniéndose una sudadera y salió a la cocina a comer algo antes
de tomar un baño, estaba aún adormilado, pero algunos sonidos le
despertaron, se acercó lentamente, quedándose en la entrada, mirando a
Yoongi concinar, este no llevaba camisa, sólo los pantalones de dormir, que
estaba seguro que había tomado de su closet, su espalda pálida tenía algunas
marcas rojas de araños, se avergonzó al pensar que él pudo hacer algo así.
Sigilosamente se acercó, abrazando su cintura desnuda y acomodando la
mejilla en su espalda, Yoongi suspiró antes de reír.
—Al fin despiertas, ve a bañarte, el desayuno casi está.
—¿Qué haremos hoy?
—Tú irás a la universidad y yo a la oficina. Anda que se hace tarde.
Jimin hizo un puchero, pero asintió, besó el hombro de Yoongi antes de
salir corriendo, dejándolo con un nudo en la garganta, Yoongi se volvió hacía
donde Jimin se había ido y mordió su labio inferior.
—¿Qué mierda estás haciendo Yoongi? —se dijo a sí mismo.
La burbuja se estaba reventando lentamente.
—¿Te veré pronto? —preguntó Jimin cuando aparcaron en la entrada de la
universidad.
—Haré lo posible—respondió Yoongi con una media sonrisa—. Cuídate
mientras tanto.
Jimin se acercó a él y le dio un beso ligero en los labios, Yoongi acarició
su mejilla sin dejar de mirarlo.
—Nos vemos entonces, cuídate—dijo Jimin con una enorme sonrisa antes
de salir del auto y despedirse con la mano.
Yoongi lo observó irse y cerró los ojos unos momentos, se repetía a sí
mismo que nada de lo que hacía estaba mal, porque seguía siendo parte del
plan, y que lo que sentía no era nada.
Holi
25
Era una sensación atroz, el dolor más horrible que había experimentado en
toda su vida, no podía dejar de llorar, no podía dejar de gritar debido a la
injusticia, a sentirse traicionado y olvidado, su corazón dolía, estaba roto, en
miles de pedazos que jamás podrían juntarse de nuevo, su cuerpo estaba
enfermo, le dolían todos los músculos y había vomitado debido a la ansiedad.
Estaba solo porque no quería ver a nadie.
SeokJin no había dejado de llamar, pero no atendía sus llamadas, Jungkook
le mandaba mensajes para saber cómo estaba, pero lo único que podía hacer
era verlos, y Hoseok, el causante de su dolor, le mandaba notas de voz
suplicando que lo perdone, que podía explicarle, pero para Taehyung ya no
había nada más que explicar, le había arrebatado todo. Ahora estaba sin nada
más que dolor y sufrimiento.
Era su cumpleaños, estaba a unas horas de que iniciara el año nuevo, todo
acabaría entonces, no quería seguir viviendo, no quería estar en un mundo
donde la persona que amaba se casara con alguien más, era tan doloroso que
no podía ni respirar.
El timbre no dejó de sonar, pensaba que era Jin, preocupado, sus padres
estaban en Daegu, no se encontraban enterados de lo que pasaba, le habían
llamado, pero él les dijo que no podía verlos porque estaba ahogado en
trabajo, una mentira más a la cuenta.
Se levantó, porque no tenía opción, abrió la puerta para encontrar a
Jungkook quien le sonrió cálidamente, siempre le había gustado su sonrisa, le
reconfortaba.
—No atiendes, sé que no has comido, así que traje algo, debes comer.
—De verdad que no puedo—suspiró haciéndose a un lado para dejarlo
pasar—. Pero, gracias.
—Tae...
—No quiero hablar de eso, de verdad que no quiero hacerlo—tragó en seco
—. Si quieres quedarte aquí, entonces, no hablemos de esas cosas.
Jungkook suspiró, se sentía impotente de verlo sufrir de esa manera. —
Está bien, no hablemos de eso. Veamos una película mientras comemos algo
¿Te parece?
—No suena mal—se encogió de hombros, realmente ya nada le importaba.
Jungkook sirvió la comida, era la favorita de Taehyung, lo conocía tan
bien, que sonrió cuando sus ojos se iluminaron, posiblemente llevaba desde
aquella noche sin comer, ambos se sentaron en la sala, esperando a que
iniciara la película, una de acción, donde no había más drama de por medio,
ninguno de los dos necesitaba eso.
Fue más cómodo de lo que pensó, llevaban semanas sin hablarse, pero
parecía que el tiempo no había pasado, Taehyung se recostó en su hombro.
—¿Cómo es que siempre sabes qué hacer para hacerme sentir bien? Eres
un angel Kookie.
—Te conozco desde que somos niños Tae, es obvio que sé qué hacer para
hacerte sonreír, no me gusta verte mal.
—Tal vez pienses que soy un idiota y créeme que sé que lo soy, pero,
realmente pensé que él me elegiría, ¿Por qué no lo hizo? Siempre hablaba de
lo mal que la pasaba estando con ella, no lo entiendo.
—Él es el idiota, no pudo ir en contra de lo que mis tíos querían para su
vida. Se vendió.
—¿Tú habrías ido en contra?
—Si es alguien a quien amo, lo haría, no desperdiciaria mi vida viviendo
con quien no quiero, esa es otra clase de tortura.
Taehyung suspiró con una mueca melancólica. —¿Quién es el chico con el
que ibas a la fiesta? Es muy lindo.
—Es Yeosang, mi asistente, lo conoces.
Taehyung se separó para mirarlo con una ceja alzada. —¿Estás saliendo
con él? Se supone que tienes una política de no salir con tus trabajadores
¿No?
Jungkook mordió su labio inferior. —No, no estamos saliendo, lo invité
porque somos buenos amigos.
Se sentía un estúpido, ni siquiera sabía por qué estaba mintiendo, Yeosang
le gustaba mucho, le hacia vivir sensaciones que nunca antes experimentó,
pero, no era Taehyung, había estado enamorado de Tae por años, eso no
podía cambiar por un corto tiempo de jugueteo, ambos eran diferentes,
Taehyung era un Dios, tan seguro de sí mismo, talentoso e inteligente, que
sabía lo que quería y que le gustaban las cosas extravagantes, mientras que
Yeosang, era dulce, amable, humilde, no le importaba el dinero ni lo caro que
era el restaurante, vestía mal, pero llegaba a ser sensual cuando se lo
proponía, en el sexo era increíble. Le gustaba, ambos le gustaban de diferente
manera. Y estaba confundido.
—Me gusta que estés aquí, gracias por regresar, sé que me porté como un
idiota contigo.
—Está bien, para eso estamos los amigos ¿No? Te lo dije, siempre serás mi
prioridad.
—Debía enamorarme de ti, debí hacerlo.
—¿Por qué no lo haces ahora? No te quiero presionar, no lo haré, pero
quiero que sepas que estoy aquí y que si me eliges no te vas a arrepentir,
daría mi vida por ti Tae.
Taehyung le sonrió acariciando su mejilla. —Sé que lo harías, créeme que
todo sería más sencillo si lo hiciera, pero, no estoy listo aún ¿Puedes darme
tiempo para pensarlo?
Aquello hizo que su corazón latiera con fuerza, porque no se estaba
negando por completo, al contrario, le estaba dando una chispa de esperanza,
una que le decía que posiblemente podrían estar juntos, lo que él no sabía era
que Taehyung simplemente no quería quedarse nuevamente solo.
Ambos se abrazaron mirando la película, riendo y compartiendo un
momento amigable juntos, como muchas veces antes lo habían hecho, cuando
llegó la madrugada, Taehyung suspiró adormilado.
—Feliz año nuevo Kookie.
—Feliz año nuevo cariño.
No se quedó a dormir, le ayudó a arroparse en la cama y lo dejó, se fue a
su casa con una enorme sonrisa, una que se desvaneció cuando vio un
paquete en su puerta, se acercó tomándolo.
No estabas, pasé a verte, era una sorpresa.
Feliz año nuevo Kookie.
♡Yeosang♡
Entró a su departamento, abrió la caja y sacó una chaqueta de cuero con
parches de bandas de rock, se sorprendió al ver que muchas de ellas eran sus
favoritas, sonrió antes de cerrar los ojos y recargar la cabeza en el respaldo
del sofá, estaba siendo un imbecil, abrazó la chaqueta ¿Por qué sus
sentimientos no podían ser menos confusos?
La cena estaba marchando tal y como lo había planeado, quedaban un par
de horas para la media noche, un nuevo año comenzaba. Muchas cosas
habían pasado después de la fiesta de navidad, Yoongi se sentía en las nubes,
Jennie y él se habían acercado demasiado, hacían más cosas juntas
incluyendo hacer el amor a todas horas, estaba enamorado, no le importaba
nada más, ni siquiera el deber que tenía que cumplir con su familia, no
importaba Jimin, a quien no había visto desde la fiesta, nada importaba ya.
La amaba, nunca en su vida había sido más feliz, la quería a pesar de todo,
aún si eso significaría el final para su familia.
—Este lugar es lindo—dijo ella antes de tomar de su mojito—. Siempre
has tenido buenos gustos.
—Claro que los tengo, estás hablando con Min Yoongi.
—Aunque la modestia no figura entre tus atractivos—rio por lo bajo—.
Mis padres me han llamado, quieren que regrese a Los Ángeles, supongo que
es una buena despedida, no sé hasta cuándo volveré a verte.
—El mes ha pasado demasiado rápido ¿Estás segura que quieres irte?
—Tú sabes que siempre he sido un alma libre, no me apego a ningún lugar,
me gusta conocer y explorar. Tengo muchos viajes planeados antes de sentar
cabeza y quedarme en un sólo lugar.
—Desde que te conozco has sido de está manera, ¿Por qué?
—No lo sé, realmente es algo que amo hacer ¿Y tú?
—¿Yo qué?
—¿Hasta cuándo comenzarás a vivir tu vida?
—¿Quién dice que no lo hago ahora?
—Pasas tu vida a expensas de lo que diga tu familia, no eres realmente
libre para tomar tus propias decisiones, me gustaría que hicieras algo porque
realmente quieres hacerlo.
—Hay algo que haré, porque realmente quiero hacerlo, y créeme cuando te
digo que es algo que mi familia repudia.
Jennie elevó una ceja. —Bueno, eso es interesante. Sabes que te quiero, y
me gustaría verte ser feliz.
Yoongi estaba nervioso, su corazón latía con fuerza, tenía en mente lo que
estaba por hacer y se sentía listo y seguro, no había nada que quería más que
estar a su lado.
La cena estaba terminando, ambos hablaban del viaje que hicieron a Milan,
donde Yoongi se enamoró de ella, Jennie era ajena a sus sentimientos, ambos
habían estado juntos, dejando en claro que eran amigos y que nada estaba
sucediendo entre los dos, sin embargo, Yoongi no podía parar lo que sentía
por ella, era su primer amor.
La presión estaba sobre sus hombros, tomó una enorme bocanada de aire,
se levantó arreglando su traje y se paró frente a ella, Jennie le miró
confundida.
—¿Pasa algo? —sus ojos eran curiosos, pero pronto su expresión cambió a
una de horror cuando lo vio hincarse frente a ella y que los comensales les
observaron curiosos—. Yoongi...
Yoongi sacó de su traje una cajita negra, la abrió dejando ver el gran
anillo, con el hermoso diamante redondo, alrededor del aro habia diamantes
más pequeños, era una joya invaluable.
—Kim Jennie, nos conocemos desde que teníamos quince años, y desde
ese entonces mi corazón ya te pertenecía, sé que siempre has dejado claro que
no quieres ataduras, pero yo nunca frenaría tu libertad, al contrario, quiero
que brilles y que seas feliz, me encantas, eres hermosa, perfecta e inteligente,
la mujer más fuerte que he conocido, yo, quisiera que me dieras la
oportunidad de estar a tu lado, Jennie ¿Te casarías conmigo?
Todos los miraban esperando, con sonrisas en los rostros, pensando que
aquella era una preciosa escena de una pareja que se amaba, pero no era así,
Jennie sentía cariño por Yoongi, le gustaba estar con él y ser ella misma, pero
no lo amaba, jamás lo había hecho, sus ojos vieron en el rostro del otro que
sus intenciones eran reales, que estaba perdidamente enamorado de ella, que
la amaba, y entró en pánico.
—Yoongi...
—Por favor, di algo.
—No—susurró con ganas de llorar por rechazarlo de esa manera, porque
sabía que después de ese día nada volvería a ser lo mismo, hizo una mueca
melancólica—. Lo siento, pero no quiero casarme contigo.
El dolor era más grande que la humillación que experimentaba en ese
momento, sobre todo, cuando ella se levantó.
—Jennie...
—Creo que has confundido todo Yoongi, nosotros éramos amigos, nada
más, yo...creo que iré por mis cosas a tu casa, de igual manera parto mañana
a Los Ángeles, de verdad lo siento.
Ella tomó su bolso y se fue, dejándolo ahí, siendo observado por todos con
pena. Yoongi apretó la mandíbula para no ponerse a llorar ¿Era eso por lo
que quería ponerse en contra de todos? Por una ilusión estupida. Se levantó,
guardando el anillo en su bolsillo, sacó dinero, suficiente y lo dejó en la
mesa, para después salir despavorido sin mirar a nadie.
Corrió a su auto, en el camino no pudo verla, estaba seguro que si lo hacía
terminaría rogándole de rodillas, subió al auto y dejó salir todo, sollozo como
nunca lo había hecho, su corazón estaba hecho añicos, a ella no le había
importado destrozarlo, su amor era unilateral. Se sentía un asco, un ser
despreciable que no podía amar jamás.
¿Por qué tenía que sentirse de esa manera? ¿Por qué la persona que amaba
no podía amarlo? Lloró como un niño, no había nadie a quien pudiera
contarle, estaba solo, y eso le destruía.
Encendió el auto, yendo al único lugar donde podía dejar de pensar, ya
nada importaba, ni lo que sus padres querían ni lo que él mismo quería para
su vida, todo era un asco, vivía sin siquiera saber cómo era vivir, estaba en el
borde de un acantilado.
Aparcó, bajando, no sin antes limpiar sus lágrimas y acomodar su cabello,
subió es ascensor y se encaminó a la puerta de aquel departamento, tocó con
insistencia, ¿Qué más daba si lo hacía ahora o más adelante? No había nada
que lo detuviera de seguir su deber, ya no había nadie a quien quisiera como
para ir en contra de lo que estaba escrito para él.
La puerta se abrió, Jimin le miró confundido, estaba en pijama, parecía que
iba a dormir apenas.
—Hola—dijo con una sonrisa dulce, una que le jodio.
No me sonrías, no antes de joderte la vida como me la han jodido a mí.
No dijo nada, se hincó en el piso y sacó el anillo el cual abrió.
—Jimin, ya no puedo esperar más, cásate conmigo—no hubo palabras
dulces ni sentimientos de por medio, Jimin abrió mucho los ojos, sabía que lo
había tomado por sorpresa, boqueo, por un momento Yoongi pensó que se
negaría.
—¿De verdad quieres casarte conmigo? ¿No es muy pronto?
—Te quiero y deseo casarme contigo, Jimin ¿Quieres hacerlo?
—S..sí—sonrió de forma hermosa, sacó el anillo y se lo puso en el dedo
corazón.
Estaba hecho, ahora sí su vida estaba jodida, pero ya nada le importaba, se
puso de pie y lo abrazó antes de besarlo con insistencia, llevándolo dentro.
Jimin era bueno, haciéndolo olvidar.
28
—Lloraste.
Yeosang quien estaba por irse de la oficina se quedó petrificado, tomó un
poco de aire y negó.
—No señor Min yo...
—Me gustó mucho la chamarra—se acercó—. Gracias.
—No es nada.
Sintió los brazos de Jungkook rodear su cuerpo, acomodó el mentón en su
hombro, su corazón latió con fuerza descomunal, sintió los besos húmedos en
su cuello y cedió por completo.
—Ve a mi casa está noche, quiero tenerte y que duermas ahí, mi ropa no te
queda mal.
Jungkook sabía que pedirle eso era cruel, que juzgaba a su hermano pero
era la misma mierda de persona. Sin embargo, no podía evitarlo, Yeosang le
gustaba, muchísimo y disfrutaba estando a su lado, en su presencia se
olvidaba de todo.
—Está bien.
29
Abrió sólo uno de sus ojos, mirando borroso aquella espalda nivea y suave,
con algunos lunares repartidos de forma estratégica en toda su extensión, una
cintura pequeña y marcada, con una curva discreta, pero perfecta, suspiró
sonriendo adormilado, sin duda esa era una buena manera de despertar,
alargó el brazo para agarrarlo de la cintura y acercarlo a su cuerpo,
acostandolo de nuevo en la cama, comenzó a besar su cuello cálido, él se
removió entre sus brazos.
—Tengo que irme—susurró lleno de placer, porque su mano había bajado
por su vientre hasta su entrepierna.
—No, no tienes que hacerlo.
—Debo poner en orden los papeles de la junta de hoy—jadeo.
—Hazlo más tarde—rio entre su mentón y su cuello.
—A mi jefe no le va a gustar eso—casi ronroneaba.
—Bueno, que se joda tu jefe—se posicionó arriba de él.
Jungkook tomó con insistencia sus labios, sacándole un suspiro profundo,
el día anterior, saliendo del trabajo, Yeosang estaba seguro de que lo dejaría
en su casa, pero cambió el rumbo y terminaron en su departamento, gozando
de sus cuerpos toda la noche, Jungkook parecía no estar satisfecho, y le
gustaba, la forma en la que lo tomaba entre sus brazos, besaba su cuerpo y le
sonreía, le tenían sobre una nube espesa de ilusiones y lujuria.
Era peligroso estar enamorado de esa manera, desear sus besos a todas
horas o pensar en sus ojos antes de dormir, estaba seguro de que saldría muy
herido, porque no eran nada, seguía siendo su asistente, a quien podía tener
cuando le diera gana, no se cegaba, Jungkook no estaba enamorado de él sino
de otra persona.
—¿Quieres salir conmigo mañana por la noche? Sé que es tu día libre, pero
estaba pensando en que podiamos cenar ¿Te parece?
—¿Cómo una cita? —sonrió apenado.
—Sí, como una cita ¿Es un sí?
—Me encantaría salir contigo en una cita—dijo mirándolo fijamente,
tomando sus mejillas con cariño.
Jungkook suspiró sintiendo la calidez, le gustaba enredarse en su cuerpo,
sentirse completo, recibiendo el cariño que tanto había esperado, pensaba que
Yeosang le daba aquello que necesitaba, pero, no lo amaba. Aún así, dejó que
se perdiera en sus ojos y lo besó con fervor, regresando al calor de su interior.
La sensación de su piel bajo las yemas de sus dedos era maravillosa, aspiró el
aroma de su cabello, tan dulce, y al mismo tiempo fresco. Besó tenuemente la
piel expuesta de su cuello, y hombro, estaba exhausto, ¿Cómo era que no se
cansaba de su cuerpo? Era como una nueva adicción, porque el cuerpo de
Jimin era perfecto. Estaba tan cómodo, que olvidó que tenía asuntos
pendientes esa mañana, dejaría que su asistente los cancelara, porque no
había forma que se fuera sin volver a probar sus labios, o sin tocar su cuerpo
entero.
Jimin hizo un sonido gracioso, como el de un bebé renegando por ser
despertado, rio en su nuca y trasladó los besos a su mejilla.
—¿Piensas quedarte en la cama todo el día?
—Hoy no tengo clases—susurró contra la almohada.
Yoongi subió sobre su espalda y se posicionó entre sus piernas, quería
cojerlo duro, y Jimin no puso resistencia, sólo gimió cuando entro de nuevo a
su cuerpo, tan cálido y apretado, preparado, debido a todo el sexo que habían
tenido la noche anterior, descubrió que la intimidad con él servía más contra
el estrés que una botella de alcohol.
Había aceptado el hecho de que sería su esposo, no podía dar marcha atrás,
por lo que empezar a acostumbrarse era lo mejor, y Jimin le gustaba, su
cuerpo de era muy hermoso, disfrutaba el sexo con él, al menos no la pasaría
mal. Estar con él, en aquel departamento, exento de la vida que conocía, de
su familia y de aquellos que pensaban que tenía que comportarse de cierta
manera, era un tanto liberador. Bajo las sábanas entre esas cuatro paredes
podía relajarse.
—Eres tan dulce—susurró mientras besaba su cuello.
—Está es una buena forma de despertar.
Yoongi mordió el lóbulo de su oreja, mientras entraba en su cuerpo con
estocadas lentas y profundas, quería disfrutarlo, Jimin jadeó aún con el rostro
contra la almohada. Yoongi aumentó el ritmo, disfrutando del calor de su
piel, hasta que lo sintió tensarse debido al orgasmo, apretó su cuerpo y le
ayudó a llegar al climax, besó su espalda hasta que se acomodó en la cama,
tomó un cigarrillo y lo prendió, Jimin le miró con una mueca.
—¿No es muy temprano para eso?
—Si, pero fumar después del sexo es lo mejor, te relaja ¿Te molesta?
Negó. —Está bien si tú lo quieres hacer.
Yoongi elevó una ceja, porque Jimin, parecía que le estaba dando un pase
libre para hacer muchas cosas que quisiera en su departamento, por una parte
le gustaba, nunca había desprendido en alguien ese nivel de admiración y
apreciación, su ego de elevaba, pero por otro lado, sentía que no era lo
correcto, que la dependencia que Jimin pudiera sentir hacia él no les haría
ningún buen.
—Es tu casa, puedes decirme si algo de lo que hago te molesta, ¿Bien? Tus
reglas se cumplen.
Asintió. —¿Irás a trabajar?
—Uy ¿Quieres que me vaya?
—No—rio posicionando su cabeza sobre su hombro—. Tengo una
exposición mañana en la mañana, tendré que estudiar, por eso te pregunto.
—¿Por qué no estudias ahora?
—Si estás aquí no puedo concentrarme.
Yoongi sonrió. —Tomo una ducha y me voy, tal vez venga por la noche,
oh, hay una cena de negocios ¿Me acompañas?
Jimin mordió su labio inferior, tenía mucho que estudiar, aquella
presentación sería parte primordial de la calificación, no podía perderselo y
aún no se sentía listo para presentarla.
—¿Quieres que vaya?
—Sí, ahora que estamos comprometidos, es primordial que asistas a estás
fiestas conmigo, tengo que presentarte a la sociedad.
—Oh—asintió.
—Vendré por ti a las nueve, sabes que no me gusta esperar así que tienes
que estar listo por completo a esa hora.
—Entiendo.
Se puso de pie, dando de n ligero beso en su frente, y se dirigió al baño.
Jimin abrazó sus piernas, recargando el mentón en sus rodillas, sonreía,
estaba extasiado, viviendo el mejor momento de su vida, se sentía tan feliz y
tranquilo, Yoongi era el amor de su vida, todo lo que sentía por él estaba más
allá de su entendimiento. Y tenía miedo, pero no era un miedo que le
imposibilitara, sino que le motivaba. Deseaba formar una nueva vida a su
lado, una dónde sabía que sería feliz.
Su padre siempre le habló del amor, como el elemento más importante de
la vida de un ser humano, lo llamaba el motor que movía al mundo, decía,
con seguridad, que amor se trata de dar, de mostrarse ante el otro sin barreras,
dar todo el amor que se tenga sin esperar nada a cambio, él le habla a mucho
de su matrimonio y de lo feliz que fue con su esposa, una mujer excepcional,
como la describió, alguien que veía por los demás antes que por ella misma,
la reencarnacion de la bondad, él la amaba con todo su ser, y sólo estaba
esperando volver a verla. Su padre quería que Jimin fuese como su antigua
esposa, que tuviera esa personalidad amable y dulce, decía que el mundo ya
estaba lleno de tiranía, y que él tenía que ser más que eso.
Jimin aprendió a ver por los demás, a dejar de lado sus intereses para
centrarse en los ajenos, ser buena persona, amable, caritativo y nada
rencoroso, a ver siempre lo mejor de los demás. No desconfiaba de nadie.
Haber sido criado con esas enseñanzas, alejado de los peligros, sólo
conociendo a personas que eran amables y serviciales, le crearon una idea
errónea sobre los demás, en su inocencia e ignorancia, no podía ver qué las
intenciones de las personas no siempre eran positivas. Le era fácil caer en sus
mentiras.
La tarde la pasó estudiando, pero, se sentía perdido, había pasado mucho
tiempo desde que estudió de esa manera, sabía que se encontraba en una gran
desventaja con sus compañeros, aún así se esforzaba. Dieron las ocho y ya
era tarde estaba arreglando, no sentía que era oportuno asistir a la fiesta,
sabiendo que tenía responsabilidades, pero, no podía decirle que no a Yoongi.
—Te ves muy bien—dijo este cuando lo vio salir de la habitación.
—Gracias, también te ves muy bien.
—Tenemos que irnos—se acercó para besar su mejilla—. Ahí no debemos
de dar tantas muestras de afecto, así que deberíamos tener cuidado, son
personas muy tradicionales.
—Está bien—asintió con una sonrisa.
Yoongi sonrió tenso, ambos salieron del departamento. Había algo que el
mayor no quería decirle, y eso era que estaba temeroso por mostrarse con
alguien como Jimin, quien a pesar de ser el gran heredero de Min HongJae,
seguía siendo un niño ignorante y de campo, sus modales no eran como el de
los demás y aunque su familia y él estaban al tanto y llegaban a entenderlo,
los demás no lo harían. No sólo podían burlarse de él, sino que su reputación
quedaría deshecha.
No tuvieron conversaciones profundas en el camino, Jimin trataba de
repasar en su mente el tema de su exposición.
—¿Todo bien? Te ves preocupado.
—Estaba pensando en mañana, estoy nervioso.
—Estoy seguro de que lo harás bien, por está noche trata de relajarte.
Jimin suspiró y asintió. —Tienes razón, debería relajarme un poco ¿No?
—Debes y lo harás—asintió—. Siempre debes de vivir el momento, sin
lamentaciones.
—Siempre sabes qué decir—rio por lo bajo—. Eres muy inteligente.
—Lo soy—dijo con suficiencia—. Sólo se usar las palabras.
—Deberías enseñarme.
—No, tú debes ser como eres ahora, no cambies nada de eso.
—¿Realmente te gusta como soy? ¿No estás mintiendo?
Yoongi suspiró y se encogió de hombros. —Ya hay muchas personas
como yo en el mundo, pocas como tú. Eres especial.
Jimin quedó satisfecho con esa respuesta, alargó la mano tomando la de
Yoongi que se encontraba sobre la palanca, Yoongi no lo miró, pero envolvió
su mano con la suya y así se quedó hasta que llegaron. La atracción que
sentían podía verse a la distancia. Yoongi le miró cuando aparco en la salida
del hotel lujoso dónde se llevaría a cabo la cena.
—Vamos, después podremos beber vino y dormir un poco.
Jimin sonrió. —Haces demasiado, está bien, vamos.
Bajaron, Yoongi puso un semblante más serio y entraron, fueron guiados al
salón del hotel, Jimin miraba todo con asombro, era un lindo lugar. El salón
estaba lleno de personas, trajeadas y elegantes, mujeres cuyo aspecto era
salido de una pasarela. Jimin nuevamente se sintió fuera de lugar, sin
embargo, mantuvo la frente en alto. Estaba al lado de Yoongi quien saludaba
con respeto, con esa seriedad que le caracterizaba.
—Min Yoongi—dijo un hombre alto de mediana edad—. Es bueno verte
aquí, manda mis saludos a tu padre.
—Lo haré director Han—asintió con una ligera reverencia de cabeza.
—A diferencia de otras veces vienes acompañado, es un gusto—dijo
refiriéndose a Jimin.
—El gusto es mío—hizo una reverencia—. Soy Park Jimin.
—Mi prometido—soltó Yoongi con una ligera mueca, una de las razones
por las cuales estaba ahí, era para pasar la voz sobre su compromiso, todo
había sido idea de sus padres. Odiaba la idea.
—Escuché que te comprometiste, estoy muy feliz por ustedes.
—Gracias director.
El hombre les regaló una sonrisa, antes de disculparse y marcharse, si
Jimin pensó que las veladas en casa de los Min estaban llenas de protocolos,
ahora estaba seguro de que jamás iba a encajar en ese mundo. Saludaron a
todos, se pasearon por ahí sonriendo y hablando fugazmente, Yoongi era tan
recto y serio como siempre, hablaba de forma formal y tranquila, presentaba a
Jimin, quien a demás de sentirse en desventaja, también creía que estaba
siendo juzgado con las miradas que le lanzaban. Algunos amables, otros con
una burla escondida tras una sonrisa educada.
—Ellos fueron unos de los grandes amigos de mi abuelo—susurró muy
cerca—. Se llevaban bien, fueron al funeral a mostrar sus respetos.
—Oh, no lo sabía. Mi padre no hablaba mucho de su vida aquí. Salvó de su
esposa.
Yoongi asintió. —La abuela era alguien especial, había muchas personas
que la amaban, la familia no fue la misma luego de su pérdida, dicen que es
una de las razones por las cuales mi abuelo se fue.
—Él jamás se repuso, pero siempre hablaba de ella con un enorme cariño.
—Jimin, has sido criado de una forma diferente a la de todos nosotros, y
tengo curiosidad ¿Cuál es tu historia? Hablo de antes de que mi abuelo te
adoptara.
El semblante de Jimin cambió a uno más serio, sus ojos se volvieron
tristes, Yoongi quiso arrepentirse de sus palabras, porque se notaba que eran
recuerdos que le hacían mal.
—No recuerdo.
—¿De verdad?
—Si, lo siento, quisiera contarte más, pero es imposible.
—No tienes por qué disculparte—bufó mirando alrededor—. Esto se está
poniendo un poco aburrido ¿No? Deberíamos subir y distraernos un poco.
—Mañana tengo clases y...
—Estaremos ahí a tiempo, no te preocupes, anda, vamos.
Mordió su labio inferior con fuerza, incapaz de negarse, asintió, dejando
que Yoongi lo llevará a través del salón, hasta el lobby del hotel, lo dejó un
momento, mientras conseguía la llave de una habitación, todo estaba siendo
tan abrumador, tenía encima la preocupación de la clase y el no saber cómo
decir que no.
Subieron al ascensor, Yoongi lo tomaba de la cintura mientras besaba su
cuello. Cerró los ojos disfrutando del momento. Llegaron a una de las
habitaciones y el mayor no perdió el tiempo cuando empezó a desvestirlo. No
se sentía seguro de continuar, su mente no estaba en el lugar adecuado, pero
no dijo nada, dejando que Yoongi lo besara y acariciara. Correspondiendo
aunque no se sentía bien para hacerlo. Eso no le gustaba ¿Por qué se sentía
así?
—¿Cree usted que esto es una broma señor Park? Le acabo de hacer una
pregunta ¿Va a responder?
Jimin se quedó en blanco, sabía que no tenía muy buena retención de
memoria, que no había estudiado lo suficiente y que aún existían cosas que
no comprendía, que estaba muy atrasado a diferencia de sus compañeros. No
pudo seguir con la exposición, se notaba que estaba nervioso y que dudaba,
más cuando el profesor le hizo una pregunta sencilla, pero su mente estaba en
blanco.
—¿Va a responder? —repitió, haciendo que bajara la cabeza—. Está
reprobado en mi clase. Siéntese.
Humillado regresó a su lugar, con ganas de llegar, estaba apretando sus
manos y mandíbula para no hacerlo, pero le era imposible, sus compañeros le
miraban, posiblemente pensaban que era un fracasado. Ya no quería regresar,
quería rendirse.
Era en esos momentos dónde pensaba que su padre estaba en lo correcto,
que la vida en la cuidad no era para él, por algo no había insistido en seguir
con su educación, nunca fue bueno en la escuela y ahora lo comprobaba.
Estaba tan molesto consigo mismo. Al término de la clase salió de la
universidad y se fue a su departamento, dónde lloro hasta que se quedó
dormido. Ya nada más importaba. Se sentía mal.
No supo cuánto tiempo se quedó dormido, hasta que sintió una mano
acariciando su cabello.
—¿Has dormido toda la tarde? ¿Comiste algo?
—¿Qué hora es?
—Mas de las ocho, ¿Quieres salir a cenar?
—¿Podemos beber?
—¿Quieres beber? —lo miró con una ceja alzada.
—Sí.
—¿Por qué quieres beber tan de repente?
—Dicen que es bueno cuando no te sientes muy bien—se encogió de
hombros.
—¿No te sientes bien? —al verlo negar, suspiró—. Bueno, vamos,
conozco un lugar de buen pollo frito y alcohol. Ponte una chaqueta.
Se levantó caminando al closet dónde se puso una chaqueta, bajo la intensa
mirada de Yoongi quien estaba confundido con su repentina petición.
Salieron del edificio, Yoongi manejó tranquilo a un pequeño restaurante,
nada elegante, acostumbraba a ir cuando quería alejarse de la etiqueta de su
apellido. Era al aire libre, Jimin se sentó mientras esperaban pedir.
—Trae pollo picante y dos botellas de soju.
—Enseguida.
Jimin suspiró pensativo. —Este lugar es muy diferente a lo que
normalmente estás acostumbrado ¿No?
—Lo es.
—Me agrada.
Yoongi asintió. —¿Por qué querías beber? Dime qué sucedió.
—Dejaré la universidad.
—¿Por qué? —preguntó con seriedad.
—¿Sabes? Hay cosas que están hechas para cada uno de nosotros, papá
siempre decía eso, Jiminie estás hecho para tener una vida tranquila y feliz,
sin preocupaciones, yo siempre pensé que me haría cargo de la granja, que
estaría ahí hasta el final de mis días, ahora el panorama ha cambiado, pero no
el destino, soy un fracaso para estás cosas, socializar y estudiar, no estoy al
nivel, es una pérdida de tiempo que siga pretendiendo ser alguien que no soy.
—¿Y qué es lo que no eres?
—No soy bueno con las palabras, soy malo memorizando y
comprendiendo cosas, no hago un buen trabajo en la cuidad, no soy fino, no
tengo modales, no tengo una buena educación, ni siquiera sé mi origen o mi
fecha exacta de nacimiento, no soy nadie.
Yoongi bufó, sirviendo el alcohol. —Bebé, mira, no hay un patrón exacto
que te diga cómo debes ser, todos somos diferentes, puede que haya cosas
que se están haciendo difíciles, pero no significa que tengas que renunciar.
—¿Para qué seguir? Además acabo de reprobar una materia. Eso no es
bueno.
—¿Por qué?
Jimin le contó lo que había sucedido en la clase, la forma en la que se
había quedado en blanco, Yoongi escuchó atento, había notas de frustración y
dolor en la voz de Jimin, aunque la situación era conveniente para él y su
familia, era lo que su padre le había pedido hacer, convencer a Jimin de dejar
la universidad, mantenerlo ignorante, estaba bien, todo se acomodaba, pero,
una parte de él no se sentía bien.
—¿Confías en mí?
—Sí—asintió limpiando sus lágrimas—. Sabes que si.
—Esto es lo que haremos, terminaremos la comida, dejaremos de beber,
porque si, beber cuando estás mal sienta bien, pero, eso puede llevar a más
problemas que beneficios. Iremos a casa y descansaremos, mañana será otro
día, y el lunes volverás a la escuela, como si nada hubiera pasado, te vas a
esforzar y lo vas a hacer mejor.
Jimin bajó la mirada. —¿Por qué no puedo simplemente renunciar?
—Porque serás mi esposo, y mi esposo no va a ser un bebé asustado que
renuncia a cualquier mínima provocación.
—¿No deberías casarte con alguien que esté a tu nivel?
—Estas a mi nivel, ahora come, deja de llorar, nada vas a ganar
haciéndolo, si quieres algo tienes que luchar para obtenerlo.
Jimin mordió su labio inferior y asintió. —Tienes demasiada fe en mí.
—Lo que pasa es que no te has dado cuenta aún Jimin, quien eres a partir
de ahora.
—¿Qué?
—Tranquilo, verás que el lunes todo estará resuelto.
No supo el significado de sus palabras hasta que llegó el lunes, había
estado buscando toda la mañana a su profesor, para pedirle otra oportunidad,
pero no lo encontró.
—¿Has visto al profesor Kang?
La chica a la que le preguntó negó. —Fue despedido, ahora habrá un nuevo
profesor cubriendo su puesto.
—¿Despedido? ¿Por qué?
Ella le miró con una sonrisa. —No digas que yo te dije, bueno, hay un
rumor que dice que se metió con uno de los estudiantes intocables. Un
miembro de la mesa directiva lo quiso fuera y los demás apoyaron.
—¿Qué miembro de la mesa directiva? —trataba de no pensar de más,
posiblemente todo era una coincidencia.
—Kim SeokJin, cuídate del prometido de Min Yoongi, escuché que está
estudiando aquí, esa familia es muy poderosa, pero bueno, eso es todo.
Cuídate.
Jimin se quedó en medio del pasillo perplejo ¿El profesor había sido
despedido por su culpa? No era justo, entonces las palabras de Yoongi
cobraron sentido...Jimin, ya eres parte de los Min, y nosotros no caemos por
los demás, ellos lo hacen por nosotros.
Pero, Jimin no era así, a él no lo habían criado de esa forma y era injusto,
por primera vez, sintió que Yoongi no estaba haciendo las cosas correctas y
se molestó por ello.
Uy hola
33
Taehyung ni siquiera sabía por qué estaba ahí, por qué había aceptado,
espero que la puerta de abriera, para verlo. Hoseok lucía cansado,
reprochando su vida, ver a Taehyung le hizo sonreír, se acercó para abrazarlo,
estrechando su cuerpo entre sus brazos, aspirando su aroma que era ya tan
familiar y dulce.
Entraron al departamento, Taehyung se separó con un nudo en la garganta.
—Debes parar, deja de llamarme por favor.
—No puedo, me cuesta el alma hacerlo.
—Es injusto, para mí. Además, estoy con JungKook ahora.
—Lo sé, lo odio, pero no tengo derecho a evitarlo.
Su respuesta le dolió, le hizo sentir tan miserable y enojado.
—Podrías.
—Tae...
—¿Por qué no puedes elegirnos? Si sabes que nos amamos, que con ella
nunca vas a ser feliz ¿Por qué no puedes elegirme a mí?
—Mi familia depende de esto.
—¡¿Hasta cuándo vas a dejar que te usen?! No les debes nada y lo sabes.
Es tu vida Hoseok, no la de ellos.
Hoseok se acercó a abrazarlo, lo necesitaba tanto. Que dolía un infierno.
—No quiero hacerte pasar por eso, si te elijo, no vamos a ser felices, ellos
no lo dejarán.
—Por favor, te lo suplico, lucha por nosotros, te lo imploro, duele
demasiado.
—Debes ser feliz, conmigo no lo serás, te prometo que yo jamás lo seré,
porque mi corazón y mi alma son tuyos, siempre.
—¿Vas a estar bien si acepto casarme con JungKook? Y si tenemos hijos
¿Lo vas a aceptar?
—Odio esto—sollozo, dejando que las gruesas lágrimas recorrieran sus
mejillas—. No puedo aceptarlo, no quiero aceptarlo, quiero estar contigo,
casarme contigo, tener una familia sólo contigo.
—Entonces hazlo, lucha, por favor.
—Duerme conmigo, sin hacer el amor, sólo duerme a mi lado, un última
vez.
—Después de esta noche ya no quedará nada.
—Será el mejor recuerdo de mi vida. Porque te amo, te amo demasiado.
—Me haces sufrir tanto—sollozo agarrando con fuerza su playera—.
Mucho, me duele mucho.
—Ya lo sé, también me duele. Ven, vamos a dormir.
Lo separó para mirarlo con una sonrisa triste. Acercó su boca y lo besó con
labios temblorosos, no podía alejarse, pero tampoco podía ir en contra de su
familia, en menos de dos meses estaría casado y todo sería diferente.
No quería estar ahí, menos después de aquella mañana, sus labios aún
sentían los de Taemin, su corazón aún estaba roto, pero, había tenido que
asistir, por cortesía.
Estaba en un restaurante al lado de Jin quien no estaba nada feliz de estar
en ese lugar, se encontraban celebrando la fiesta de despedida de soltera de
Wendy, quien se casaría en una semana.
—Tae ¿Por qué no vino?
—Tae se lleva muy mal con Wendy—algo en su respuesta le dejo con
dudas, se estaba dando cuenta que todos tenían más secretos de los que
podían sostener.
—Entiendo, hace semanas que no lo veo ¿Cómo está?
—Se ha mantenido ocupado todo este tiempo, tuvo una pasarela y ya sabes
que sale con JungKook, así que ambos están pasando el rato.
—Oh, entiendo, espero que le vaya bien, me alegra que sea feliz con
JungKook.
Jin hizo una ligera mueca. —Algunas personas, son expertas en
complicarse la vida.
—¿Por qué lo dices?
—Dejan de lado lo que sienten, por lo que deben hacer, es una encrucijada,
nadie puede ser realmente feliz, y se condenan por sus propias decisiones.
Jimin bajó la mirada a sus alimentos, no tenía hambre, escuchaba las
pláticas de todos, sus risas, sin siquiera ponerles atención, dejando de lado el
hecho de que estaba ahí para celebrar. No estaba de humor.
—Jimin es quien sigue de casarse—dijo Bom, la prima de Yoongi con una
sonrisa—. ¿Estás listo Jimin?
—S..sí.
Ni siquiera sabía cómo responder aquello. Wendy le miró con suficiencia.
—¿De verdad? Vaya, pero ¿Su relación no fue muy rápida? Yo llevo años
con Hoseok y apenas y siento que lo conozco, debe ser difícil para ti quien
apenas lo conoces de un año ¿No?
Jin a su lado se tenso. —Eso no tiene nada que ver, conocer a alguien de
hace mucho no significa que tendrán un matrimonio duradero, ten cuidado
con eso.
—Bueno Jin, para ti es sencillo decirlo, Namjoon está loco por ti—dijo
Irene, una de las mejores amigas de Wendy—. Ganaste la lotería, él es tan
atento contigo, aunque bueno, su matrimonio de veía venir ¿No? Digo, por el
bebé. Ya debe estar muy grande ¿Cuánto tiene?
—Eso es información personal, nosostros íbamos a casarnos, este o no
Soobin.
Irene sonrió bebiendo un poco de vino, Wendy no despegaba la vista de
Jimin, quien se estaba poniendo cada vez más incómodo.
—Dime Jimin ¿Cómo es que tú y Yoongi se enamoraron?
—También tengo dudas—dijo Lisa con una sonrisa—. ¿No sé supone que
estaba enamorado de Jennie?
Jimin palideció, Wendy soltó una ligera carcajada. —Chicas, no digan eso,
es obvio que paso de ella, bueno, aunque es una empresaria, rica desde la
cuna, con una belleza exhuberante, Jiminnie también tiene lo suyo ¿No Jin?
Puede que venga del campo, que no haya tenido la educación que cualquiera
de nosotros tuvo, pero es lindo y honesto, obviamente a Yoongi le gustó eso.
—Claro, porque Yoongi se fija en los sentimientos—soltó Mina con una
risa contenida.
Jimin permaneció escueto, Jin se puso de pie, sonrió a Wendy y levantó la
copa.
—Voy a dar un brindis—los invitados tomaron sus copas confundidos—.
Voy a brindar por Son Seungwan, a quien todos conocemos como Wendy,
este es un momento para celebrar ¿No? Aún recuerdo cuando estábamos en la
universidad, siempre detrás de Hoseok, como un pequeño cachorro,
realmente no creímos que él se fijaría en ti, pero bueno, ayudó mucho que tu
padre y el suyo se hicieran socios ¿No es así? Has mantenido una relación
sana ante los ojos de la sociedad, espero que tu matrimonio este lleno de
bendiciones, y que el amor que Hoseok te da no se extinga, aunque todos
aquí sabemos quién es el dueño de ese corazón ¿Verdad linda? ¿Puedes
competir con eso?. Salud.
Wendy se quedó helada, todos miraron a SeokJin en silencio con cara de
horror, cada uno de los presentes sabía que Hoseok engañaba a Wendy, pero,
nadie se había atrevido a sacarlo a colación. SeokJin tomó del brazo a Jimin y
lo levantó, ambos avanzaron a la salida, tomando sus abrigos. Salieron al
ligero frío de finales de marzo y esperaron al chófer.
—No hagas caso de lo que ellas dijeron.
—¿Por qué es tan cruel?
—Está molesta, todos saben que su matrimonio es arreglado, que la farsa
de la pareja perfecta que le ha querido vender al mundo no existe. De cierta
manera te tiene envidia.
—¿A mí? ¿Por qué?
—Bueno, tú llegaste de la nada, siendo ajeno a la vida que llevamos, y
Yoongi se enamoró de ti, aunque ella piense que eres menos, lo cual es
mentira.
Jimin miró a Jin con un nudo en la garganta. —¿Es cierto lo que dijeron de
Jennie? ¿Yoongi estaba enamorado de ella?
—Lo estaba—dijo mirándolo con una mueca—. Pero, eso fue antes de
conocerte, ella lo lastimó mucho, siempre estuvieron en una relación que no
era una relación, ella lo usaba para divertirse, él se deprimía cada que ella
desaparecía o la veía saliendo con alguien más, bebía mucho y también era
miserable—suspiró—. No pensé que pudiera salir de eso, todos estábamos
muy preocupados, hasta wue llegaste tu.
—¿Qué?
—Él ha cambiado sabes, se nota en sus ojos lo mucho que te quiere, está
más animado y hasta hace bromas, Yoongi no era así, sólo se preocupaba por
sí mismo, pero, ha cambiado por ti, y te ama demasiado como para pedirte
matrimonio, Yoongi no creía en eso, pero ahora ha decidido formar una vida
contigo y es lindo.
Jimin mordió su labio inferior con fuerza, lo que Jin decía no estaba para
nada acordé a lo que Taemin le confesó, tragó en seco, pero el nudo no se
disolvió.
—¿Yoongi realmente me quiere?
—¿Por qué preguntas eso? ¿Estás dudando? —observo con una ceja
alzada.
Llegó el coche y ambos subieron a la parte trasera, Jin lo iba a llevar a su
departamento.
—¿Jimin?
—No sé, a veces lo siento ¿Sabes? No le encuentro ningún sentido que yo
haya llegado a su corazón, pienso, que tal vez es algo más...
—¿Cómo que?
—Nada—negó cabizbajo—. Sólo creo que Yoongi no me ama.
—Deberías preguntarle todo esto, para que él te responda desde el fondo
de su corazón, pero, lo que yo puedo decirte, quien ha crecido con él, es que
te ama, y que quiere ser feliz contigo, está emocionado por la boda.
—¿De verdad? —le miró confundido.
—Sí, me ha pedido que busque un lindo lugar al cual llevarte en su luna de
miel. Anda, quita esa cara, no dejes que esa arpía o que alguien más ponga
cosas estúpidas en tu cabeza, ustedes se aman y serán muy felices, los demás
están celosos.
—Gracias por esto Jin, y por lo que hiciste ahí.
—Hey—dijo tomando su mano y sonriéndole—. Somos amigos y pronto
seremos familia, claro que te cubriré la espalda, no dudes eso.
Llegaron a su departamento, bajo después de despedirse, más confundido
que antes ¿Quien decía la verdad?
SeokJin miró como entraba al complejo y suspiró sacando su celular,
marcando el número de Yoongi, quien no tardó en contestar.
—¿Qué pasa?
—Jimin está dudando.
—¿Ha que te refieres?
—Él piensa que no lo quieres y que te casas con él por otras razones, no
ayudó que la perra de Wendy le hablara de Jennie.
—Mierda, todo esto es culpa de Taemin.
—Creo que lo tranquilice, pero habla con él.
—Bien. Gracias Jin.
—De nada.
Colgó, bajando la mano miró por la ventana. —Lo siento Jimin, pero es el
bienestar de mi familia contra el tuyo. Perdón.
Ay cómo van a odiar a Jin jajajaja espero que les guste
35
Yoongi tomó un momento para bajar de su auto, era muy temprano, apenas
estaba amaneciendo. Había estado trabajando hasta tarde, teniendo en cuenta
que estaba a punto de cerrar un trato para la empresa, no tenía tiempo para
pensar en Jimin, o siquiera en comer algo, pero, lo que había dicho Jin hace
unas horas le había confundido y puesto a la defensiva. Taemin era una
persona que quería lejos de Jimin, sabía poco, pero era inteligente y no era
nada estúpido a la hora de especular, era obvio que lo llegaría a intuir en
algún momento, no quería que le llenará la cabeza a Jimin de cosas. Era
peligroso.
Bajó y entró al edificio, Jimin estaría durmiendo, podría hablar un poco
con él y descansar, antes de tener que volver a sus labores. Estaba harto, sus
padres y tíos no dejaban de hablar de la boda, del momento clave, no lo
dejaban decidir y dudaba que le preguntarán a Jimin que quería, ni siquiera
podían tener libertad de decidir qué querían usar. Era estresante estar cerca de
ellos.
Llegó al departamento de Jimin, tenía la clave por lo que entró sin
problema, se quitó los zapatos, el saco y dejo sus cosas al lado de la puerta,
bostezo al tiempo que se acercaba a la habitación, el departamento de Jimin
siempre era cálido, no como el suyo, helado y sin vida.
Entró a la habitación, Jimin no estaba durmiendo, se encontraba en el
escritorio, escribiendo algo, posiblemente haciendo tareas.
—¿No vas a dormir?
—No—dijo sin mirarlo.
—¿Así es como me recibes?
—Si.
—¿Estás molesto? —preguntó elevando una ceja—. Salgamos.
—Estoy ocupado, quiero terminar esto, no desearía que alguien más
perdiera su trabajo.
—Oh, ¿Estás molesto por lo del profesor? Pensé que te estaba haciendo un
favor.
—¿Un favor? —dijo mirándolo con molestia—. Le quitaste el trabajo a
alguien.
—Yo no, le dije a Jin la situación, él dijo que lo iba a arreglar, no pensé
que su forma de hacerlo era despidiendo al hombre, ¿No hablaste con Jin
sobre eso?
—No—mordió su labio inferior.
Jimin estaba en pijama, lucía tierno, se acercó al closet y saco un abrigo.
Volvió hacia él y lo levantó del brazo, afortunadamente no puso resistencia.
—Vamos, salgamos. Debemos hablar.
—Está bien, hay algo importante de lo que quiero hablar contigo.
—Eso asusta, pero bien, vamos—le ayudó a ponerse el abrigo y salieron de
la habitación.
Lo llevó a través del departamento de la mano, tomando sus cosas, al
parecer no dormiría esa noche, salieron y Jimin le soltó la mano, ambos
bajaron en el ascensor, había algo extraño en Jimin, algo que no podía
descifrar. Entendió entonces porque la preocupación de Jin, trató de mantener
la calma, pero la ansiedad de no saber lo que pasaba era mucha, salieron del
edificio y subieron al auto, tuvo que pensar rápidamente a dónde llevarlo.
Había un parque con un lago hermoso, podían ver la cuidad desde ahí, apenas
estaba amaneciendo, manejó en silencio, sintiendo la tensión en el ambiente.
Jimin estaba callado mirando por la ventana, tomó aire.
No saber qué estaba pasando por la mente de Jimin le traía problemas,
porque no estaba preparado para nada, mordisqueaba sus labios en busca de
una respuesta, debido al ambiente que habían creado el viaje en auto fue más
largo, una tortura total para ambos.
Cuando por fin llegaron, bajaron en silencio, con las manos en los bolsillos
del abrigo, caminaron por el parque, en otras circunstancias Jimin estaría feliz
hablando de lo lindo que era todo, pero ahora no era así, se mantenía escueto,
observando al frente. Yoongi paró en la barandilla del lago, Jimin se puso a
su lado.
—¿De qué querías hablar? —preguntó con cautela.
—Yo...hay mucho que quiero decir, realmente no sé cómo comenzar.
—Sería bueno si lo hicieras desde el inicio.
—Bien—tomó aire y lo soltó lentamente, se notaba que lo que estaba por
decir le causaba dificultad, eso lo puso aún más alerta—. Yo...hace mucho
que he tenido ciertos pensamientos, a veces son más fuertes. Y, me
confunden.
—¿No has escuchado que es malo escuchar nuestros pensamientos a
veces? Nos juegan mal.
—No los míos, creo que me hacen más daño los pensamientos llenos de
ilusión, porque no me dejan ver la realidad.
—¿Y cuál es esa realidad?
Miró a Jimin en todo momento, evaluando sus reacciones, estaba nervioso.
—Ya no quiero casarme contigo Yoongi—dijo mirándolo con dolor en los
ojos, alargó la mano y le entregó el anillo, Yoongi lo tomó y entrecerró los
ojos.
—¿Qué? ¿Por qué? No lo entiendo.
—Ya lo sé todo, sé que tú sólo estás conmigo por la herencia, que en
realidad no me amas.
Yoongi sintió que la sangre huía de su cuerpo. —¿Por qué dices esas
cosas?
—No hay otra respuesta, yo, no quiero seguir con esto, porque te amo, y
me duele, si me caso teniendo dudas de tu amor, será peor.
—¿Dudas de mi amor? ¿Alguna vez te he hecho algo para que dudes que
te quiero?
—Taemin me dijo todo y...
Yoongi gruñó. —¿Taemin? ¿No hablamos de él? Por dios Jimin, él miente.
—Hay cosas que no me gustan de esto, yo, me he enterado de cosas, que
jamás me dijiste, tú dijiste que Jennie era tu mejor amiga, pero la realidad es
que estuviste enamorado de ella, ¿Cómo se que no sigues enamorado?
¿Cómo se que realmente me quieres a mi? Tiene más lógica que sólo estés
conmigo por la herencia que por otra cosa.
—Que poco te quieres Jimin.
Las lágrimas rodaron por las mejillas de Jimin. —Dices que no me has
tratado mal, pero, hay veces que...
—Sigue...
—Me gusta estar contigo, me gusta amarte, pero, hay veces que siento que
lo haces sólo para satisfacerte, no te importa lo que yo sienta, no me gusta
que me dejes marcas, no me gusta que no te intereses por las cosas que hago
o que no pienses que son más importantes que una cena de negocios. Yo
quiero que me ames por como soy, no que me quieras cambiar—sus labios
temblaban—. Ni siquiera sé si estás con alguien más cuando no me visitas ni
me llamas. ¿Realmente me quieres, o es por la herencia? Yo puedo dárselas,
no me importa tenerla, pero no me mientas. Puedo ceder a ella de forma
voluntaria, hacerlos representantes, no sé. Lo que sea, pero, no tienes que
mentir.
Yoongi se quedó petrificado, viendo a Jimin, con una opresión extraña en
el pecho, estaba la respuesta ante sus ojos, él estaba cediendo a todo, no
necesitaba seguir con la farsa, estaba seguro de que si le explicaba a Jimin el
miedo de su familia y la razón por la cual habían hecho eso, él lo entendería,
Jimin hablaría con la familia, les diría que renuncia a la herencia, se iría, a su
hogar, viviría tranquilo, porque Jimin no necesitaba lujos o poder para ser
feliz, tal vez conocería a alguien, se enamoraría y tendría una familia. Podía
deshacerse de él para siempre. Renunciar a todo, él podría casarse con quién
quisiera, ser libre.
Entonces, si tenía la respuesta ¿Por qué le dolía? ¿Por qué sentía que no
podía dejarlo ir? La respuesta llegó con una mueca y un labio tembloroso,
estaba enamorado de Jimin. No lo amaba, no aún, pero sí lo quería, le
gustaba, estaba enamorado, por eso pensaba en él cuando no lo tenía cerca,
por eso usaba cualquier oportunidad para quedarse en su casa, deseaba sus
besos, escuchar su risa, ver su cuerpo dormir sobre su pecho, le gustaba
comer a su lado, mirar la televisión y descansar, con Jimin no fingía, le podía
comprar flores en vez de joyas y él las pondría en ese jarrón bonito en la
mesa de centro de la sala, como siempre lo hacía.
Desvió la mirada ¿Qué se supone que tenía que hacer? Debía dejarlo libre,
tenía que dejarlo, pero, no quería, por primera vez no quería renunciar a algo
que deseaba. Ni siquiera por su familia. Si su padre se enterará que estaba
haciendo, al desaprovechar esa oportunidad, lo repudiaria para siempre.
—Les daré la herencia Yoongi, y me iré, saldré de sus vidas para siempre,
no te odio, no los odio, no entiendo sus razones, pero no me importa, yo no
quiero sufrir. Soy estúpido e ignorante, soy alguien sin educación ni modales,
pero soy un ser humano que siente y que tiene miedo de ser lastimado, papá
jamás me trató mal, no quiero una relación dónde mi esposo sea miserable.
De verdad que lo haré. Te lo prometo.
—No te quiero por la herencia—dijo sin pensarlo, pero con la
desesperación en su voz, porque Jimin se iba a ir y no quería perderlo—. Me
enamoré de ti—susurró, aquellas palabras salían de forma honesta, pero
estaba tan sorprendido que le miraba perdido—. Me gustas, hay cosas de ti
que me gustan mucho, como la forma en la que ríes, tus labios, como lloras
por películas infantiles, cuando comes y manchas tu camisa, como un niño, la
forma en la que tus ojos se iluminan al conocer algo nuevo. Me gusta eso de
ti, porque eres diferente y estoy siendo lo más honesto posible, te metiste en
mi mente y corazón, he descuidado el trabajo, por estar contigo, por eso estos
días no he podido comer o dormir, pero, te necesito ¿Sabes? Si duermo solo,
duermo muy mal, mi maldito penthouse es enorme y frío, tú me haces falta.
Jimin escuchaba cada una de las palabras que se clavaban en su corazón,
veía sus ojos, mortificados, no sentía que estaba mintiendo, sino en una lucha
consigo mismo.
—Estaba muy enamorado de ella, Jennie era mi perdición—recordó lo que
había sufrido por su amor imposible y bufó—. Le llamaba llorando y
borracho, porque ella no me quería, sigue sin quererme, ella me usaba, al
principio, cuando comencé a salir contigo, aún pensaba en ella, pero, ya no lo
hago, ni siquiera me preocupa si está o no bien, yo me preocupo por ti, yo
siento que contigo mi corazón estará a salvó, y me aterra.
—Yoongi...
—Sí me dejas, sería lo mejor ¿Sabes? Soy un asco de persona, ahora me
doy cuenta que te he lastimado con mis acciones y he hecho que dudes de mí,
pero, estoy enamorado y quiero casarme, porque quiero verte todos los días,
todas las noches, quiero hijos con tu sonrisa, quiero amarte, deseo hacerlo
todos los días, no me dejes—hubo un temblor en su voz, sus ojos se llenaron
de lágrimas y por primera vez no estaba fingiendo, estaba tan aterrado que
quería salir corriendo—. Por favor no me dejes, sigue queriéndome, porque si
una persona tan bonita como tú, tan pura y tan buena me ama, quiere decir
que no soy un asco, que aún hay partes buenas que amar.
Las primeras lágrimas salieron y Jimin soltó el aliento, se acercó más,
alargando para tomar la mejilla de Yoongi y acariciarla.
—¿De verdad me amas? Mírame a los ojos y dime qué me amas y no por
interés.
Lo tomó de los hombros y miró sus ojos. —No sé que me hiciste, estoy
aterrado, porque me siento miserable de sólo pensar en perderte, estoy
enamorado de ti y te quiero, no me dejes Jimin, porque si te pierdo no sé que
va a ser de mí.
Jimin le abrazó con fuerza, Yoongi pegó su rostro a su cabello, aspirando
al tiempo que lloraba ¿Qué estaba pasando con él?
—Tenia miedo de pensar que todo era verdad y que tú no sentías nada por
mi.
Lo separó de su cuerpo. —Casate conmigo.
—Lo haré, dame el anillo.
Yoongi miró el anillo, aquel que había comprado para Jennie y apretó la
mandíbula, lanzandolo al río. Jimin gritó de la sorpresa.
—No, ese anillo no es para ti.
—¿Qué?
—Vamos a la joyería, después al centro comercial.
Tomó su mano y lo arrastro camino de vuelta. Jimin estaba confundido,
pero lo siguió, con el corazón latiendo con fuerza, Yoongi había mostrado sus
sentimientos hacia él, de una forma sincera y le creía, estaba más enamorado
que antes.
Subieron al auto. Yoongi le miró con una sonrisa. —¿Qué tanto quieres
una boda con invitados y mucho lujo?
—Realmente no quiero eso.
—Casemonos hoy, sin nadie, tu y yo, en el juzgado, después vamos a
viajar a dónde queramos, esto es romper las reglas en mi familia, pero no me
interesa. Quiero decidir esto.
—¿Hoy? Pero...¿Cómo?
—Primero un anillo, uno bonito, que te guste, no, tú vas a esperar afuera,
yo elegiré.
—¿Por qué ese no?
—Porque lo compré pensando en los gustos de las personas como yo, no es
un anillo digno de ti.
Puso el auto en marcha, tomó la mano de Jimin para ponerla en la palanca,
iba sonriendo y eso lo hizo sonreír. Estaban haciendo una locura, los dos lo
sabían, pero, no parecía tan malo, llegaron a un centro comercial, bajaron y
entraron, Yoongi le dijo que esperara, era temprano y apenas estaban
abriendo los establecimientos, se sentó en una banca, con una sonrisa y el
nerviosismo en su estómago, sus mejillas dolían, no sabía qué hacer. Yoongi
tardó mucho, miraba alrededor aburrido, cuando lo vio salir, este se detuvo a
mirar que había pocas personas y después se hincó en una rodilla ante él.
—Jimin, prometo no volver a hacerte sentir mal o hacerte dudar de lo que
siento, prometo ser una mejor persona para ti, escucharte y ser un apoyo,
prometo quererte y cuidarte. Prometo seguir la regla, del cuidado, la
proyección y el cariño. ¿Te casarías conmigo?
Abrió la caja, el anillo era muy diferente al otro, sus ojos brillaron, era un
delgado aro de oro blanco, con un diamante mediano redondo, era pequeño,
discreto y elegante.
—Sí—sonrió.
Yoongi le puso el anillo en el dedo, se paró y se acercó para besarlo en los
labios. Un beso tierno. Rápido, porque había personas mirando.
—Ahora a comprar ropa para esta ocasión. Iremos al juzgado y nos
casaremos, iremos a tu departamento, tomaremos cosas y nos iremos al
aeropuerto. ¿Te gusta mi loco plan?
—Suena bien.
—Aquí hay bueno trajes. Toma el que quieras.
Jimin asintió, tomó un traje blanco, las solapas del saco eran negras, se lo
midió rápidamente, supo que le quedaba bien, eligió una camisa blanca y una
corbata negra, salió vestido, se veía bien, Yoongi salió después con un traje
negro, con una corbata gris, le miró con una sonrisa.
—Pagaremos y nos vamos, ya llame a JungKook servirá de testigo, le dije
que trajera a alguien más. Vamos.
Jimin estaba emocionado, él no quería una boda gigante como los Min
deseaban, quería algo discreto, y estaba feliz, ese día estaba siendo
maravilloso.
Salieron de la tienda, y buscaron la salida del centro comercial, porque
irían al juzgado, sin importar nada.
Cuando JungKook aparcó y Yeosang bajo, miraron el juzgado con una ceja
alzada.
—¿Esto no es repentino?
—Lo es, pero era de suponerse, Yoongi nunca hace lo que le dicen.
Vamos.
—¿No sé molestarán si estoy aquí?
—No.
—Bien.
Entraron y buscaron la sala, cuando entraron Yoongi y Jimin estaban
firmando unos papeles, Yoongi fue el primero en verlo, le sonrió.
—Espero que no hayas dicho nada.
—No, y preferiría que dijeras que yo no participe en esto.
Jimin le sonrió a Yeosang en grande. —¡Hola! Es bueno verte—se levantó
a abrazarlo.
—Te ves muy lindo.
—Muchas gracias. Todo fue repentino, pero bueno. Está bien.
—Lo importante es que sean felices.
El juez entró. —Buenos días, son el primer matrimonio de la mañana, bien
empecemos.
JungKook se acercó a la oreja de Yeosang. —¿Te quieres casar algún día?
—Creo que sí.
—¿Qué te parece París?
Le miró con una interrogación en el rostro. —¿Qué?
—Nada.
—Estamos reunidos para unir en matrimonios a estas dos personas que se
aman ¿Vienen contra su voluntad?
—No—respondieron tomándose de la mano.
—Perfecto.
La pequeña ceremonia comenzó, Jimin estaba feliz y Yoongi estaba aún
sorprendido de lo que estaba haciendo. El juez pidió firmar a los testigos y
después les hizo decir unas palabras el uno al otro, Yoongi compro anillos de
matrimonio de oro blanco con relieves, se los pusieron y sonrieron. Estaban
felices. Por último, firmaron y ya estaba.
—Ahora son esposos.
Yoongi abrazo a Jimin, susurrando en su oreja.
—No te vas a arrepentir de esto, te lo prometo.
—Lo sé.
Yeosang estaba por bajar del auto de JungKook cuando esté le tomó la
mano.
—Lo que dije en la oficina fue en serio.
—Jungkook, pon en orden tus sentimientos, decide, mientras tanto, déjame
tranquilo.
Bajó rápidamente, entrando corriendo al complejo, su corazón latía con
fuerza, se encerró en su habitación cuando entro al departamento y se lanzó a
la cama.
—¿Por qué siento que me estás mintiendo?
Suspiró, antes de dormir un poco, reviso su buzón, y ahí estaba el mensaje,
tomó aire y lo abrió, entrecerró los ojos leyendo, y el celular cayó de sus
manos a la cama, miró al techo, pequeñas lágrimas se formaban en el borde
de sus ojos, temblando bajo sus manos a su estómago.
—Por dios.
JungKook no podía dormir, bebía una copa de vino mientras comía algo,
jamás comía en la madrugada, pero, tenía mucha hambre. Estaba nervioso,
tenía el plan de verse muy temprano por la mañana con Taehyung para hablar
con él, quería terminar su relación y está vez estaba decidido, porque aunque
lo quería, no lo amaba, no como amaba a Yeosang.
Esos días habían sido una tortura, quería regresar el tiempo y jamás haber
aceptado, necesitaba y quería cerca a Yeosang, una persona que se había
metido muy adentro en su corazón, no podía seguir pretendiendo algo que no
sentía. Lo amaba.
Estaba por tomar una ducha, cuando su celular sonó, no era normal que
Taehyung le llamara a las cinco de la mañana, sin embargo, pensó que estaría
mal, porque era el día de la boda de Hoseok.
—Tae ¿Sucede algo?
—Jungkook—no sonaba a qué estuviera en su casa—. Lo lamento, en
verdad lo siento, jamás debí haberte usado, porque no estaba en mis planes
lastimarte, te aprecio tanto, eres mi mejor amigo.
—¿De qué hablas? —preguntó confundido.
—Estoy a punto de abordar el avión, con Hoseok. Me iré con él, lo siento,
no puedo negarme, nos amamos. No me odies por favor.
Pensó que escuchar eso sería doloroso, pero un alivio llenó todo su
interior.
—Estoy enamorado de Yeosang, lo amo, quería verte para terminar todo,
está bien Taehyung, sé feliz por favor.
—Sé feliz JungKook, espero que cuando regrese aún podamos ser amigos.
Te quiero.
—Buen viaje—dijo antes de colgar.
JungKook sonrió, estaba tranquilo, se preocupaba por Taehyung, está
travesía, les iba a costar mucho, sin embargo, lo entendía, él también quería
tener su momento de felicidad, pero aún tenía que ver el desastre que su
primo dejo atrás con la familia.
Yeosang salió de aquel lugar con una sonrisa, guardaba los papeles que le
habían dado y las recetas médicas. Caminaba por la calle tranquilo, estaba
mucho mejor, su humor había mejorado de forma considerable en esa
semana, comía más, dormía más también, estaba con el ánimo para salir a
caminar por las tardes con su hermana, todo parecía estar volviendo a la
normalidad, aunque, ahora pensaba mucho más en JungKook, habían pasado
días desde que lo vio en la boda improvisada de su hermano, sus palabras aún
resonaban en su mente, una parte de él quería creerlo, pero la más sensata
decía que estaba siendo estúpido.
Llegó a casa, su hermana ya se encontraba ahí preparando la cena, dejó sus
cosas en la mesa y se acercó para ayudarle.
—¿Te ayudo? ¿Por qué tantos vegetales?
—Debemos de ser sanos.
Yeosang rodó los ojos. —Si tú lo dices.
—Oh, oye, te tengo un chisme.
—¿Sobre?
—Hubo drama entre las familias de ricos—dijo con burla—. Hoy se iba a
casar un tal Jung Hoseok con la hija del dueño de las empresas Soo.
—Es primo de JungKook, estuve cuando se comprometieron.
—¿De verdad? Sabía que los conocerias, bueno, el punto es que no hubo
boda, todo indica que el novio salió huyendo del país con su amante.
Los ojos se Yeosang se agrandaron, su respiración se detuvo por unos
momentos. Estaba tratando de no pensar en lo peor.
—¿Sabes con quién fue?
—Claro, todo el mundo lo sabe, por eso es tendencia, se fue con un modelo
famoso, Kim Taehyung.
Su boca se seco, negó aún con la impresión en sus ojos. —Oh no, no puede
ser.
—¿Qué pasa?
—Él es el novio de JungKook.
Eunbi abrió los ojos en demasia, antes de chasquear la lengua. —Así que el
karma comienza a actuar. Que bueno, por estúpido.
—No seas así, JungKook lo quería mucho, debe estar destrozado.
—¿Estás mostrando compasión por él? ¿Después de lo que hizo?
—Fue mi culpa.
Ella le miró con una ceja alzada. —¿Disculpa? ¿Desde cuándo sólo se
necesita una persona para hacer esto? Fui a la escuela, para formar un bebé se
necesitan dos.
Yeosang hizo una mueca. —No me refiero a mi hijo, me refiero a que yo
sabía que él estaba enamorado de Taehyung y aún así acepte tener algo,
sabiendo que no se iba a enamorar de mi.
—Hermanito eres un tonto.
—Ya se—bajo la mirada—. ¿Crees que este muy mal?
—Espero que si.
—Yo no, no quiero que sufra, a pesar de todo te juro que no es una mala
persona. Siempre fue atento y amable, me trató muy bien el tiempo donde
trabajé en su empresa, así que no lo merece.
—Yo creo que sí.
—Debería llamarlo.
—Ay Yeosang, no entiendo porqué te gusta tanto la mala vida. ¿No ves
que te dejo? Lo prefirió y ahora lo han dejado porque prefirieron a alguien
más, no creo que sea buena idea que lo veas.
—No es lo que piensas, sólo quiero saber que está bien, al final del día es
el papá de mi hijo. No quiero que se mate o algo.
El simple hecho de pensarlo le causó molestia, estaba muy molesto con ese
Kim Taehyung y con el primo de Hoseok, no estaba bien lo que hicieron, ni a
la prometida de este, ni a JungKook.
—¿Le dirás?
—Eso es algo diferente.
—Hablando de eso ¿Cómo te fue? —le preguntó con una sonrisa enorme.
Ella había sido la más emocionada de saber la noticia.
Le ayudó mucho, después de salir del shock y de llorar por todas las
emociones encontradas, ella estuvo ahí para sostener su mano y decirle que
todo estaba bien. Aún no podía decidir si era buena idea decirle a JungKook,
pero no creía que este tuviera cabeza para eso después de lo sucedido con
Taehyung.
—Todo está muy bien, tiene catorce semanas, pude verlo y vi si corazón
latir, no se pudo escuchar, dice que posiblemente es por su posición, pero que
en la semana dieciséis es seguro que podré escucharlo. Está bien, sano a pesar
de que no tuve muchos cuidados iniciales. Me dieron medicamentos.
—¿Catorce semanas? Espera, estamos en abril, eso fue...
—Diciembre, antes de navidad, fue cuando deje de cuidarme.
—Quien iba a pensarlo, tú qué decías que no podías tener bebés, pero,
Yeosang pronto se va a notar más y si él te ve, bueno, sabemos cómo son los
ricos, ¿Y si te lo quiere quitar?
—No, eso no pasará. No creo que él quiera...está responsabilidad, debe
tener el corazón roto, esperaré un poco, pensaré si es bueno decirle o no.
—¿Lo vas a llamar?
—Para preguntar si está bien. Ya vuelvo.
Ella le vio alejarse y suspiró con una mueca. —A veces quiero ahorcarlo,
para que entienda. Pero bueno.
—¡Te escuché!
—¡Ese era el plan! ¡Rogon!
Yeosang entró a su habitación, se sentó en la cama e hizo una mueca,
pesando si era buena idea o no hacerlo, suspiró, y marcó, pareció que
JungKook estaba usando el celular, porque contesto al primer timbre.
—¿Yeosang?
—Hola, lamento la molestia, quería saber cómo estas. Supe lo de tu primo
y Taehyung.
—Oh, te enteraste, pues...no estoy bien sabes, me siento muy mal ¿Podría
verte? Por favor. Necesito hablar contigo es algo urgente.
—¿Dónde nos vemos?
—Sal de tu casa estoy afuera, estaba a punto de llamarte.
—Ya voy.
Colgó confundió ¿Qué hacía fuera de su casa? Eso no tenía mucho sentido,
se puso una sudadera ancha, esperaba que no se diera cuánta que algo
sucedía, tomó su cartera y salió. Su hermana le miró con una ceja alzada.
—Lo bueno es que no lo vas a ver.
—Estaba aquí.
Ella elevó una ceja. —¿Y qué planeaba? Tocar y que le recibiríamos con la
puerta abierta.
—Ya deja eso, vuelvo pronto.
—A veces el corazón es terco, pero, recuerda que ahora no eres sólo tú, por
favor ten cuidado.
Yeosang asintió con una media sonrisa. —Sé que siempre te he dado una
visión muy débil de mí mismo, pero, no soy tan débil, lo amo, pero no cederé
tan fácil. Nos vemos.
Salió con el corazón latiendo con fuerza, sí, él había dicho la verdad,
amaba a JungKook, estaba tan enamorado, pero, también sabía que no podía
pretender que eso no estaba sucediendo, y caer, porque debería de estar bien
para que su bebé estuviera creciendo sano y fuerte. Caminó intranquilo, tal
vez estaba en un error, tal vez no debería verlo, pero ya estaba a escasos
pasos de distancia. Subió al auto, JungKook al verlo le sonrió.
No se veía mal, llevaba ropa casual, lucía descansado y bien, eso le
confundió demasiado, boqueo, porque se había quedado sin habla.
—¿Tienes frío? Parece gruesa.
—Sí, hace frío. Soy friolento.
—Te ves bien, yo...¿Quieres ir a un bar a beber?
—Estoy tomando medicamentos, antibiótico, me enferme de la gripe, no
puedo beber.
—Oh, está bien, entonces vamos a cenar ¿Ya cenaste? ¿Se te antoja algo?
Yeosang estaba todo menos hambriento, su estómago estaba revuelto,
relamió sus labios.
—Pues...cualquier cosa está bien.
—¿Pollo frito? Tengo un antojo terrible de pollo.
—Sí, está bien para mí.
—Conozco un lugar.
Puso en marcha el auto, prendiendo el reproductor, cuando sonó I Was
Made For Loving You, pensó que era una casualidad, pero no evito pensar en
aquella primera noche y su corazón latio con fuerza, JungKook alargó la
mano y tomó la suya en un alto, su manga se bajó, mostrando que llevaba el
pulsera, se le había olvidado quitársela. No soltó su mano, la puso en la
palanca y rio.
—Estás muy tenso.
—Y tú muy raro ¿No dijiste por teléfono que te sentías mal?
—Sí, pero no te dije por qué.
Se soltó de su agarre y apretó sus manos a sus jeans, JungKook suspiró,
pararon en un restaurante al aire libre. Bajaron en silencio, se sentaron y
esperaron, había oscurecido, ese lugar se veía bien.
—Pollo frito para dos, una cerveza ¿Tú?
—Jugo de naranja.
—Enseguida lo traigo.
Se quedaron en silencio, mirando la mesa. JungKook rompió el silencio y
le miró.
—¿No vas a preguntar por qué estaba mal?
—¿Por qué estabas mal? —dijo mirándolo nervioso.
—Porque te extrañaba.
—Te llamé para saber cómo estabas con lo de Taehyung. No para esto.
—¿Recuerdas lo que dijiste esa vez? Dijiste que pusiera en orden mis
sentimientos, lo hice, pensé mucho en todo, y me di cuenta de muchas cosas,
recordé muchas otras también. Llegué a una conclusión.
—¿A cuál?
—Me enamoré de Taehyung cuando estaba en la universidad, siempre
estaba con él, fue mi primer amor, pensé que lo amaba, y creo que lo hice,
hasta que llegaste tu, pusiste mi vida de cabeza, toda tu escencia se quedó
impregnada en mi mente y corazón, me gustaron muchas cosas de ti, tu voz,
tu belleza y tú forma de ser, tanto así que cuando no estaban conmigo no
dejaba de pensar en ti, acepte el trato de Taehyung, él sólo quería ver si podía
olvidar a Hoseok conmigo, debí negarme. Pero, pensé que era lo que quería,
me sentí mal desde el inicio, no me sentía como cuando estaba contigo,
entonces, empecé a pensar más y más en ti. Después de vernos, supe que no
estaba enamorado de ti, sino que te amaba.
—Jungkook...
—Espera, quería esperar a que Taehyung regresará de su viaje para
terminar todo, podía hacerlo por mensaje, pero eso no estaba bien, esa noche
que llegó, le pedí que nos viéramos, pero él me dijo que estaba cansado que
pasaría a verme en la mañana—rio negando—. Pero Hoseok fue a verlo en la
madrugada y le dijo que se fueran juntos, me llamó, se disculpo, y lo único
que puede decirle es que estaba enamorado de ti, me deseo lo mejor y yo hice
lo mismo con él.
Yeosang no podía creer lo que escuchaba, se quedó en silencio, bajo la
mirada y tuvo ganas de llorar.
—No juegues conmigo.
—No estoy jugando, estaba confundido y sé que te lastimé, no me voy a
disculpar, todo lo que pueda decir será estúpido, Kang Yeosang te amo,
mucho, quiero abrazarte, besarte y casarme contigo, te quiero hacer mío para
siempre.
—Pero...
La mesera llegó con la comida y la dejo en la mesa junto a las bebidas, olía
bien. JungKook tomó una pieza y comenzó a comer.
—Maldición esto es delicioso, come, está rico.
—¿Tenías muchas ganas de comer esto? —preguntó curioso tomando una
pieza.
—Mucho, así que sabe muy bien.
Lo probó y en efecto, sabía muy bien. —Está rico.
—Con cerveza sabe mejor. ¿Seguro no quieres?
—De querer, quiero, de poder, bueno, eso es otra cosa, está bien, bebe.
—¿Cómo has estado?
—Bien, mejor, he comido más y dormido también.
—¿Te va bien en tu nuevo empleo?
—Me estoy tomando un descanso.
JungKook asintió. —Te ofrecería tu empleo, pero no te quiero como
empleado.
—¿Por qué no? —preguntó con una ceja alzada.
—Quiero que seas mi novio—dijo sin más—. Lo que hice estuvo mal y la
forma en la que comenzamos no fue la ideal, por eso quiero hacerlo bien, no
estoy dispuesto a dejarte ir.
—¿Y si ya no quiero estar contigo? —dijo sin aliento.
—Me esforzaré, mucho, para enamorarte de nuevo, y que estemos juntos.
Te amo, y estoy enojado conmigo mismo, porque no supe valorarte, y me
odio, porque contigo tenía muchas cosas, que siempre quise y soñé, fui
egoísta, pero quiero remediarlo.
Yeosang bebió un gran trago de jugo, le miró con confusión, su
nerviosismo aumentaba, estaba demasiado acalorado, nervioso, su corazón
estaba como loco, no podía creer lo que escuchaba y la forma en la que le
hacía sentir.
—¿Cómo sé que no volverás a lastimarme?
—Mi palabra ya no vale, los hechos lo harán. Viajaré a París, tengo que
ver qué todo esté bien con el lanzamiento del vino, pero, volveré en dos
semanas, quiero pedirte que vengas conmigo ¿Lo harías?
Yeosang negó. —No, perdón.
—Sabía que dirías eso, así que quiero pedirte permiso para cortejarte.
—¿Eso no es muy antiguo?
—Seamos así ¿Puedo llamarte cuando esté allá? No quiero ir, pero, es algo
que no puedo deslindar. ¿Me lo permites?
¿Qué podía decir cuando lo miraba con esos ojos? Suspiró pesadamente.
—Está bien.
—No merezco una oportunidad, pero gracias.
—Come. Anda.
Empezó a comer, ambos más tranquilos, Yeosang tenía muchas dudas,
pero, quería creer que JungKook estaba hablando con la verdad. Porque
realmente lo amaba.
JungKook estaba feliz, de verlo, de escucharlo, de saber qué estaba mejor,
lo amaba, y ya no tenía ninguna duda de ello. Y quería estar a su lado cueste
lo que cueste.
—Fui hecho para amarte—dijo JungKook mirándolo con una sonrisa.
Sus mejillas enrojecieron. —Esto no salió como esperaba.
—¿Creías que estaría llorando por Taehyung? No, ahora voy a llorar por ti.
—No quiero que llores por mi.
—Haré todo por ti, mañana viajo temprano, ¿De verdad que no quieres
venir conmigo? Necesito un buen asistente, Beomgyu no tiene pasaporte.
Yeosang no pudo evitar soltar una carcajada. —Es un requisito tener visa y
pasaporte vigente para entrar a tu empresa.
—Mala jugada.
Terminaron de comer, hablaron un poco de lo bueno que estuvo el pollo, y
subieron al auto para irse, JungKook trató de no tomarlo de la mano, Yeosang
quería que lo hiciera, pero, no iba a dejarle las cosas sencillas. Ya no.
Llegaron a su departamento y bajaron, JungKook se acercó a él con una
sonrisa.
—Me voy, te mandaré un mensaje cuando salga y llegué a París.
—Eso estaría bien.
—¿Te puedo dar un abrazo?
Dudo unos momentos, suspiró cediendo, sólo porque era algo que
necesitaba, se acercó para abrazarlo, sus brazos se sentían muy bien sobre su
cuerpo, cerró los ojos y sonrió. Estaba siendo un idiota ¿Pero como podía
controlar su corazón?
—Ten buen viaje—dijo separándose.
—Espera por mi, por favor, te lo voy a demostrar. Descansa.
Lo vio subir al auto, e irse, Yeosang se quedó en silencio, llevando la mano
a su vientre.
—¿Le estás haciendo pasar un mal momento a papá? Yo creo que sí.
Fue un fin de semana de mucho contenido, espero que les haya
gustado. Los amo, y muchas gracias patos
40
La comida era deliciosa, sabía que Yoongi era muy bueno eligiendo
lugares para comer, disfrutaban de la cena con una copa de vino, Yoongi le
había hablado un poco de su día y él también le platicó sobre su día en la
universidad, las cosas estaban mejorando, aún se sentía inseguro de sus
habilidades, pero trataba de esforzarse.
—Mis padres han planificado una cena en honor a nuestro matrimonio, es
mañana.
—Está bien, es muy amable de su parte ¿Están molestos?
—No están brincando sobre un pie, pero, han respetado nuestra decisión,
no te preocupes por eso.
Jimin asintió, aún estaba muy inseguro sobre la familia Min y los padres de
Yoongi, no sabía si estos realmente le aceptaban como esposo de su hijo o
no.
—Yo...¿Estás seguro que ellos se encuentran de acuerdo con que te hayas
casado conmigo?
—Ellos respetan mis decisiones, soy un hombre adulto Jimin, tranquilo.
—Supongo que tienes razón—sonrió apenado.
—Mi padre va a mandar la noticia de nuestro matrimonio.
—¿A dónde?
—A los medios. Aunque no lo creas estás noticias son de interés público.
—Eso quiere decir que las personas lo sabrán ¿Verdad?
—¿Sucede algo? Parece que la idea de que sepan que eres mi esposo no te
gusta.
—No es eso—se apresuró a decir—. Es sólo que, no me gustaría que en la
universidad piensen que tengo algún tipo de privilegio, ya hay rumores con lo
sucedido con el profesor.
—Jimin hay algo que tienes que entender, tu eres privilegiado y no está
mal hacer uso de esos privilegios, no es tu culpa que los demás no lo sean,
ahora eres un Min, y eres mi esposo, con esto vienen muchas cosas
implícitas.
Se quedó en silencio unos momentos, no quería que las personas pensaran
que él tenía más capacidades o beneficios que los demás, le incomodaba.
Pero, lo que Yoongi decía también tenía una parte de razón, ya no podía
negar lo imposible. Pertenencia a una familia poderosa.
—Nada de lo que tienes es gratis, te lo has ganado.
—¿Cómo?
—Siendo un buen hijo para mi abuelo y siendo un excelente novio, disfruta
de lo que nuestro apellido te da, si alguien tiene algún problema es su
estupidez, no la tuya.
—Aun así es incómodo. Yo no estoy acostumbrado a esto.
—Lo harás, tener privilegio y beneficios no es malo. Además, en algún
momento tendrán que enterarse que somos pareja y estamos casado, no es
algo que puedas ocultar.
—Tienes razón—sonrió a medias.
—Eso me molesta, parecería que no estás feliz con nuestro matrimonio.
—No, claro que no es eso, sabes que soy muy feliz, sólo me da miedo lo
que los demás piensen.
Yoongi le sonrió, alargando la mano para tomar la suya.
—Tranquilo, nada malo va a suceder, nadie puede juzgarte o lastimarte,
quien lo haga se las vera conmigo, no dejaré que nadie te lastime.
—Te amo.
—Yo también, lo sabes bien—se alejó para tomar más de su copa de vino
—. Estaba pensando en dónde viviremos. Nos hemos estado quedando en tu
departamento, pero creo que el mío tiene mayor espacio y es más céntrico, es
la misma distancia que tiene de la oficina a tú universidad.
Jimin asintió, no quería dejar su departamento, pero tampoco quería traerle
problemas a Yoongi, sabía que su departamento quedaba lejos de la empresa.
Además, quería volver, siempre le pareció bonito.
—Está bien.
—Deberiamos mudar parte de tus cosas, las demás podemos comprarlas,
ese departamento se quedará por si llegamos a necesitarlo. ¿Te parece bien?
—Muy bien.
—¿Sabes? Agradezco que seas tan comprensivo, eso ayuda mucho, no eres
demandante, me gusta eso.
—Es que no me importa dónde esté, mientras esté contigo.
—Siempre estarás conmigo, de eso no tienes que preocuparte—Jimin bajó
la mirada, mordiendo su labio inferior—. ¿Sucede algo?
—Me da temor.
—¿Qué te da temor?
—Llegar a depender mucho de ti, de tu amor, dependía de mi padre y
cuando se fue...todo se volvió demasiado difícil para mí, no quiero ahogarte.
—Yo siempre estaré contigo, pero, también quiero que seas capaz de tomar
tus propias decisiones y de ser libre, tranquilo, con el tiempo haremos que
esto funcione para ambos.
—Me siento un tonto por haber dudado de ti. Lo lamento.
—No tienes de qué disculparte, es normal que suceda, pero, ahora sabes
que yo soy la única persona en la que debes confiar, yo no te voy a mentir, y
siempre veré por ti y tú bienestar.
Jimin estaba satisfecho con lo que escuchaba y confiaba plenamente en
Yoongi, pensaba que con él jamás volvería a estar solo y que todo lo que su
padre deseaba para su vida, lo hallaría con Yoongi de su lado. No sospechaba
nada extraño.
Decir que ver a su familia fue incómodo era quedarse corto, todos estaban
a la defensiva, por su matrimonio y por la vergüenza que significó la huida de
Hoseok, sus tíos no estaban ahí, pero evitaban a toda costa hablar de ello.
Era una cena familiar, sintió a Jimin tenso en todo momento, sabía la
razón, Taemin les observaba en silencio, pero con ojos duros. No le gustaba
la competencia, y dado que Taemin se había acercado tanto a Jimin, para
decirle la verdad y hacerlo dudar, no podía tomarlo con calma, mucho menos
dejarlo que se acercará demasiado. Era peligroso.
—¿Cómo se sienten de haber dado el gran paso? —dijo KyungSoo con una
sonrisa.
—Se siente bien ¿Verdad Jimin?
—Sí—dijo con una ligera sonrisa.
—Estamos felices por ustedes.
—Mi hermana tiene razón—continuo KyungSoo—. Ahora que están
casados ¿Han pensando en un hijo? No deben tardar tanto, es mejor cuando
se es padre en la plenitud de la juventud.
—No tenemos planeado eso aún.
—Yoongi tiene razón, un hijo es más problemático—bufó ChanYeol.
Seunghyun rio por lo bajo. —Eso es decisión de ellos. Dejen que cenen
tranquilos.
Yoongi miró la expresión que su padre hizo y su cuerpo se erizó, conocía
muy bien su mirada, aquella tan controladora, que le decía que casarse con
Jimin no era el final de los planes que su familia tenían para él, porque el
siguiente paso era un hijo, de esa forma tendrían mayor control, lo supo y le
aterró. Podía aceptar un matrimonio, pero no tener hijos.
Después de la cena, de hablar de cosas triviales, regresaron al
departamento, más cansados de lo normal, porque estar cerca de la familia
mermaba sus energías.
—Jimin—llamó a este quien estaba bebiendo agua en la cocina.
Jimin se volvió y le sonrió. —¿Si?
—No hagas caso de lo que ellos dijeron, no porque estemos casados
significa que debemos tener un hijo.
—Lo sé, no quiero un hijo aún—asintió—. Pero, es lo que ellos esperan
¿No?
Yoongi se acercó, posicionándose frente a él y poniendo las manos en su
cintura para mirarlo fijamente.
—Lo que ellos esperan no importa, sólo importa lo que nosotros queremos
y un hijo no figura en nuestros planes, ¿Está bien?
—Sí, está bien.
—¿Sigues yendo al médico por los anticonceptivos?
—Claro, cada mes voy a recibir la inyección, tranquilo, eso está
controlado.
—Bien—suspiró tranquilo abrazándolo a su pecho.
No dejaría que su familia mandara en aquello, no en un hijo, pero, Yoongi,
no tenía idea de que había formas crueles y traicioneras de actuar. Porque de
ninguna manera su familia los dejarían tranquilo.
—¿Estás jugando?
Su hermana le miró confundida y molesta, señalando la maleta que estaba
cerca de la puerta, JungKook lo había despertado esa mañana, diciendo que
todo estaba preparado y que alguien pasaría por él para llevarlo al aeropuerto.
—Dijiste que tenía que decirle sobre el bebé.
—Sí, pero no que viajarás a otro país para hacerlo ¿Qué sucederá si las
cosas salen mal?
—Regresaré. Te amo, eres mi hermana y se que estás pensando que hago
una estupidez y probablemente lo este haciendo, pero, necesito viajar, estoy
tan estresado y deprimido, quiero verlo—bajo la mirada tras confesar la
verdad—. Necesito verlo, saber si lo que está haciendo es una farsa y decirle
sobre el bebé, para ver si estaré solo en esto o no. Necesito hacerlo. Por favor,
no te pido que me entiendas, te pido que me apoyes.
Ella le observó con un nudo en la garganta. —Bien, pero, tienes que estar
en constante comunicación conmigo, no estoy tan de acuerdo que viajes en tu
condición, por lo que tienes que cuidarte mucho ¿Entendiste? Si algo sale mal
tienes que decirme.
—Lo haré, me tengo que ir, han llegado por mí.
—Cuidate mucho—dijo abrazándolo, estrechandolo entre sus brazos—.
Pase lo que pase, recuerda que no estás solo.
—Gracias, te llamaré cuando aterrice.
Tomó la maleta con su mochila y salió del departamento, trataba de no
pensar mucho lo que estaba haciendo para no arrepentirse. Abajo, se
encontraba el chófer de JungKook, lo conocía, le saludó amable, este le dio el
boleto de avión y arrancó al aeropuerto, en todo el camino se hallo nervioso.
Los boletos eran de primera clase, jamás había viajado tan cómodo, pensó
que estaría despierto, lamentando su situación, pero se quedó dormido,
despertó cuando estaban aterrizando, por lo que JungKook le había dicho,
alguien estaría esperándolo para llevarlo a los viñedos, estaba un poco
alejado de París, pero, estaba bien, el aire se sentía diferente.
Recogió su maleta y miró alrededor, avisando a JungKook que estaba ahí,
un hombre alto y rubio se le acercó.
—Monsieur Kang.
—Yes, I'm.
—Venga conmigo, por favor—se sintió un tonto al darse cuenta que aquel
hombre hablaba su idioma.
—Bien.
—Deme su maleta.
Se la entregó, caminando cerca de él, al salir sonrió en grande, tomando
una fotografía, el aeropuerto lucía espectacular.
—¿Es su primera vez en Francia?
—Sí, lo es.
—Entonces disfrutará mucho del paisaje.
—De eso estoy seguro.
Caminaron hasta un auto negro, subió atrás, como el hombre le indicó,
tomó un respiro, estaba cansado, pero, ver el paisaje era más interesante que
dormir, estaba fascinado.
—El señor Min me dijo que le ofreciera parar para que pueda comer algo.
—Oh no, sigamos, puedo aguantar.
—Es viaje de una hora y media.
—Está bien. Aguantaré.
El hombre asintió, regresando la atención completa al camino. Yeosang
suspiró, estaba ahí, en otro país, siguiendo su corazón, siguiendo una ilusión,
una que deseaba que se hiciera realidad. Acarició su vientre ligeramente,
esperando que JungKook lo aceptará, que ambos pudieran ser una familia,
pero al mismo tiempo gritándose que estaba siendo iluso.
Estaba bien cubierto, con una sudadera que le quedaba grande, hacía un
poco de calor y estaba sofocado, así como nervioso, no se sentía de la mejor
manera, así que trató dormir.
No supo cuánto tiempo se quedó dormido, pero sintió cuando el auto se
detuvo, abrió los ojos, estaba en una hacienda vinícola, se estacionaron frente
a una casona de enorme tamaño, con una fachada rústica, digna de la
infraestructura francesa. Bajó con temor, el aroma era delicioso, a naturaleza,
el viento soplaba fuerte, pero no era frío. Se quedó ahí parado sin saber qué
hacer. Hasta que la puerta principal se abrió.
JungKook apareció como una luz en medio de un oscuro camino, así era la
descripción que le daba su corazón, este bajó corriendo, acercándose a él, ni
siquiera pudo reaccionar cuando ya estaba entre sus brazos, oliendo su aroma,
que era delicioso, sintiendo el calor de su cuerpo, sus ojos se llenaron de
lágrimas, ¿Por qué alguien que había causado tanto daño le hacía vivir esas
sensaciones? Lo abrazó tambien, enterrando la cabeza en su hombro.
—Estás aquí—dijo su voz, que sonó como coro de angeles.
Lo separó de su cuerpo y le miró fijamente.
—Hola—fue lo único que pudo decir.
—De verdad estás aquí—se miraron unos segundos, hasta que JungKook
tomó sus mejillas y las acarició—. Lo siento, no puedo controlarme.
No supo a qué se refería hasta que sintió sus labios sobre los suyos, era un
toque tan necesitado, Yeosang cerró los ojos y siguió el movimiento de su
boca, quedando sin aliento. Se sentía tan bien, tan correcto.
—Te extrañe mucho. Demasiado, estoy seguro que si no hubieses venido
yo habría vuelto lo antes posible.
—¿Y el trabajo? No puedes dejar todo así.
—Por ti puedo hacer todo lo que quiera. Ven, entremos, dejaremos tu
equipaje y comeremos algo, ya me dijeron que no quisiste parar.
Yeosang se sentía mareado, estaba sucediendo todo tan rápido que sintió
náuseas. Entraron a la casa, por dentro era igual de hermosa, no pudo ver
mucho, porque JungKook lo guiaba escaleras arriba, lo condujo a una
habitación, la principal, dejó la maleta a un lado de la puerta y lo abrazó
nuevamente.
—De verdad estás aquí.
—Estoy aquí, deja de decir eso—rio divertido.
JungKook lo miró tan dulce, que su estómago se estrujó.
—Yo...
El sonido de un celular los interrumpió. JungKook lo sacó de su bolsillo.
—Atiende.
—Será sólo unos momentos. Espera aquí.
—Jungkook no desapareceré.
—Ya vuelvo—dijo con una sonrisa.
Cuando lo vio salir, sufrió un colapso, se acercó a las puertas del balcón y
las abrió, saliendo a tomar aire, se recargó en la barandilla de concreto, el
paisaje era precioso, pero, se sentía tan mareado, que no podía apreciarlo.
Era una combinación de todo, estrés, no comer bien, cansancio y las
emociones que JungKook despertaban en él. Quería vomitar, estaba mirando
desenfocadamente. Tocó su estómago antes de caer inconsciente.
Despertó con un dolor en la cabeza terrible, abrió los ojos cegado por la
luminosidad de la habitación. Se quedó unos momentos pensando en lo que
había sucedido, pero estaba muy confundido, se sentó de golpe, un mareo le
atacó, tragó en seco, al darse cuenta que estaba en la habitación de un
hospital.
—No, no, no.
La puerta se abrió, y su piel se erizó, JungKook venía acompañado de un
doctor, le miró fugazmente. El doctor se acercó y le sonrió.
—¿Cómo te sientes?
—Yo...¿Por qué estoy aquí?
—Sufriste un desmayo, no despertabas así que te trajeron, has estado
inconsciente un par de horas.
—Yo...—su voz se quebró—. Yo estoy...
—El bebé está bien.
Miró rápidamente a JungKook quien lucía preocupado, este se acercó.
—¿De verdad está bien?
—Sí, lo está, pero, para que se sientan más tranquilos podemos hacer una
ecografía rápida.
—Sí—respondió Yeosang atento al silencio de JungKook, tenía tanto
miedo, no era así como tenía que enterarse.
El doctor llamó a una enfermera, la habitación se quedó en silencio,
mientras que ella traía el equipo para realizar una ecografía. Yeosang dejo
que el doctor actuará, sin mirar a JungKook, estaba aterrorizado.
La imagen comenzó mostrando a su bebé, estaba más grande que la última
vez que lo vio.
—Aquí está, todo se ve normal, no hay desprendimiento ni algo que nos
indique un posible riesgo, lo que pudo pasar es que el viaje te descompensó
por completo, ¿Comiste algo?
—No.
—Debes comer bien, ahora tienes aproximadamente dieciséis semanas,
¿Ya has escuchado su corazón?
—Aún no.
—Entonces escucharemos muy rápido. Bien. Aquí está.
El sonido que inundó la habitación les dejo pasmados, no se atrevía a mirar
a JungKook pero si sentía la mirada de este sobre su cuerpo.
—Eso es todo, mandaré que traigan tus papeles con el alta, si te sientes
mal, puedes venir. Te daré unas vitaminas.
Le tendió unos pañuelos, pero, no pudo tomarlos, estos estaban en la mano
de JungKook, quien le ayudó a limpiarse, fue cuando lo miró. No se dieron
cuenta en qué momento se quedaron solos.
—Jungkook...
JungKook le miró con una expresión que no pudo identificar, y tuvo
mucho miedo de ella.
Jin miró al doctor con una sonrisa. —Es simple, inyecta vitaminas o que sé
yo, también funcionaria de esas hormonas para que sea más fértil, sabes bien
de lo que hablo.
—No...yo no puedo hacer eso.
—Puedes y lo harás, porque los Min pueden destruir tu carrera en cuestión
de minutos, decide, todos tienen un precio—dijo al momento de poner un
cheque en blanco sobre el escritorio—. Escribe el tuyo.
El doctor le miró fijamente, Jin mordía el interior de su mejilla, pensando
en otras formas para convencerlo, tenía que conseguirlo, porque quería
sacarse de encima a JiYong y a KyungSoo, no le gustaba estar tan
involucrado en sus problemas, pero se repetía constantemente que era debido
a Namjoon y a Soobin.
El hombre suspiró, tomó el cheque y escribió un número, SeokJin sonrió
en grande.
—Has tomado una buena decisión.
—Si esto sale mal, no quiero mi nombre involucrado.
—No te preocupes, nada saldrá mal. ¿Cuándo es que le toca venir?
—Hoy, su cita es a las dos.
—Perfecto, prepara todo—dijo poniéndose de pie—. La familia Min
agradece mucho tú cooperación.
Jimin estiró los brazos, haciendo que sus músculos se relajarán, le costó
más que otros días despertar, era sábado por la mañana, el día anterior había
dormido hasta tarde estudiando y cuando Yoongi llegó al departamento,
ambos tuvieron una noche muy intensa, estaba cansado y adolorido.
Se sentó en la cama bostezando, no había rastro de Yoongi por ninguna
parte, miró alrededor, vio la camisa blanca tirada de Yoongi a los pies de la
cama y se la puso cubriendo su desnudez, salió de la habitación y bajo las
escaleras, ese departamento era inmenso, y a veces se sentía muy solo cuando
llegaba de la universidad.
Anduvo por el lugar, confundido, Yoongi siempre le avisaba cuando se
iba, su mente comenzó a armar mil teorías, Yoongi pocas veces hablaba de su
familia o de la empresa, de hecho, era cuidado al decir cualquier cosa, por
eso, sabía muy poco sobre los problemas de los Min, por lo poco que sabía,
estaban atravesando una crisis por culpa de Hoseok, porque haberse ido
dejando tirando ciertos contratos, fue desventajoso para la empresa.
—Ya despertaste—dijo Yoongi con un café en la mano, este estaba
saliendo de la oficina. Tan fresco como cada mañana—¿Vas a desayunar?
—Ammm, no tengo mucha hambre iré al doctor.
—¿A la inyección?
—Sí.
—Yo tengo que ir a la empresa, medio día, en la noche hay una cena de
beneficencia, y tenemos que ir—se acercó mirándolo fijamente—. Puedo
llevarte al doctor, me voy a la empresa y vas ahí cuando termines ¿Te parece
bien?
—Suena bien—sonrió.
—Tengo una reunión y después estoy libre, vamos a comer algo.
—¿Nos dará tiempo para estar listos?
—Sí, nosotros nunca llegamos tarde, los demás tienen que esperar.
Jimin rio por lo bajo, lo abrazó, besando su mejilla, Yoongi lo tomó de la
cintura y acarició sobre la ropa.
—Ve a tomar un baño.
—Está bien—se separó para sonreír de manera seductora—. No tardo.
Subió las escaleras, yendo a la habitación, se adentró al cuarto de baño y se
quitó la camisa, adentrándose en la regadera, estaba cerrada por canceles de
cristal, abrió el agua caliente y se metió mojando su cuerpo entumecido, el
baño le sentaría muy bien, estaba enjabonando su cuerpo, tallando y
disfrutando, cuando la puerta del cancel se abrió, Yoongi entró desnudo, para
tomarlo con fuerza y besarlo con intensidad, lo acorraló en la pared,
acariciando su piel, llevando pequeñas descargas a todo su cuerpo. Se sentía
glorioso.
Hizo que su pierna subiera a su cadera y se adentró en su cuerpo
haciéndolo jadear, debido a toda la actividad que habían tenido por la noche,
no necesito preparación, estaba tan deseoso como él. Las estocadas
comenzaron siendo profundas, Yoongi comía su cuello, besándolo con
fervor, Jimin no dejaba de jadear y gemir con fuerza, aferrándose a su cuello.
—Maldición como te deseo—gruñó contra su cuello.
Jimin llegó al orgasmo, Yoongi lo volvió, elevando su trasero para volver a
embestirlo, está vez con más fuerza, apretando su cadera, llegando hasta lo
último, así, hasta que llegó al climax, lo abrazó por la espalda, besando su
hombro y su oreja.
—Me encanta esta imagen que tengo de ti. Tan preciosa, tan perfecta.
—Esto me encanta, buena forma de iniciar el día.
Yoongi salió de él y le ayudó a acomodarse, tomó la esponja y volvió a
bañarlo, ambos se miraron con complicidad, realmente tenían algo, que
estaba creciendo y ya no podían dar marcha atrás.
—Buenas tardes joven Min—dijo el doctor cuando entró—. Es bueno
verlo de nuevo.
—Gracias, digo lo mismo, la enfermera dijo que usted me pondría la
inyección ¿Por qué?
—Porque necesitaba hablar con usted, son asuntos importantes.
—¿Sucede algo malo?
El doctor sacó un frasco con pastillas. —A partir de mañana por la mañana
tiene que tomar esto, es ácido fólico, es muy importante, porque la inyección
puede causar alguna deficiencia de vitamina, ¿Recuerda que me dijo que
tenía mareos? Esto ayudará y también estás vitaminas, ambas cosas son
importantes.
Jimin parpadeo perplejo. —¿Esas no son vitaminas para personas que están
embarazadas? ¿Por qué debo tomarlo yo?
—Por precaución, no son sólo para personas en estado, las vitaminas
ayudan a todos, le recomiendo que las tomé para evitar una anemia grave.
Jimin asintió. —Si dice que me ayudarán, está bien.
—Te pondré la inyección ahora. Puede recostarse.
—Bien, no son fanáticos de las inyecciones.
—Hay otro tipo de inyección, se usa en el estómago, la aguja es mucho
más pequeña y delgada, no causa ninguna molestia. ¿Le gustaría intentar eso?
Es como una plumilla.
—¿Y es la misma sustancia? ¿Tiene alguna variación?
—Ninguna, es eficaz, de hecho es el método que Kim SeokJin usa, puede
preguntarle.
Jimin mordió su labio inferior, sabía muy poco de eso, así que suspiró.
—¿Puedo llamarle para preguntar?
—Claro, siéntase libre de hacerlo.
Sacó el teléfono y marcó el número de Jin, tal vez estaba mal desconfiar,
pero en eso no quería que nada fallara, no se sentía listo para tener un bebé y
Yoongi tampoco.
—Jiminie, hola ¿Necesitas algo? Estoy de compras.
—Jin hyung, lamento la molestia, sólo quería saber algo acerca de la
inyección, estoy con el doctor y me ha recomendado una nueva que se pone
en el estómago, me dijo que usted la usaba ¿Es verdad?
—Oh, si, claro que sí Jiminie, él es un profesional, confía en todo lo que te
recomiende.
—Muy bien, gracias hyung.
—No pienses mucho Jiminie, esas cosas no fallan.
—Está bien. Adiós.
—Nos vemos esta noche, adiós.
Jimin colgó, miró al doctor con una disculpa y sonrió.
—Lamento el inconveniente.
—No pasa nada.
—La nueva inyección está bien.
—Venga aquí.
Sacó una inyección, que parecía una pluma gruesa, se acercó a él, con
permiso le levantó el suéter, limpio para terminar pinchandolo bajo el
ombligo, no sintió más que un pellizco, era menos doloroso, terminó en
menos de lo que pensaban.
—Listo, algunos síntomas son normales, no deje de tomar las vitaminas.
Nos veremos el próximo mes ¿Le parece bien?
—Perfecto, nos vemos, y gracias—tomó los frascos y salió, había algo que
no estaba bien.
No se sentía bien con la situación, había algo que no le sabía bien, algo que
le parecía extraño, pero confiaba en Jin, era una buena persona y fue quien lo
llevo ahí en primer lugar, quien le dijo que no debía apresurarse, desecho sus
dudas y salió de la clínica, ahí estaba el chófer de Yoongi que le esperaba, no
usaba mucho ese servicio, pero, era eficaz.
Llegaron a la empresa, entró en esta, conocía bien el camino, no le gustaba
estar ahí, porque recordaba a su padre, era un recuerdo amargo, subió el
ascensor y llegó al último piso, bajó y sonrió al asistente.
—Buenas tardes, Yoongi espera por mí.
—Sigue en la sala de juntas, pero...
—¿Jimin?
Se volvió para ver a JiYong, lo reconocía como el padre de Yoongi, no
tenían muchas interacciones en solitario, ambos mantenían la distancia, pero
esa ocasión se encontraban solos.
—Señor Min—dijo con una reverencia.
—Yoongi está aún en la junta, ¿Quieres tomar algo?
—Sí, claro.
—Ven, acompañame a mi oficina.
Jimin asintió, siguiéndolo por uno de los pasillos, había pocas personas en
ese piso, algunos se abrían paso para dejarlos pasar. Llegaron a una oficina
moderna, había muchas cosas alrededor, tan pulcro e iluminado.
—Sientate—dijo señalando los sillones blancos.
—Gracias.
—¿Quieres beber algo?
—Ammn no sé—susurró nervioso, el aura que desprendía era aterradora.
—Me acaban de traer un té muy especial desde China ¿Quieres un poco?
—Claro, está bien.
JiYong apretó un botón en el teléfono que tenía al lado, y hablo
claramente.
—Sirve el té—dijo antes de soltar el botón.
Se quedaron en silencio unos momentos antes de que la puerta se abriera y
entrará un mujer cargando una bandeja con el té, puso ambas tazas y lo
sirvió. JiYong le indicó con la cabeza que se fuera, sin dirigirle una palabra.
—Pruebalo, es delicioso.
—Bien—susurró tomando el té para dar un ligero sorbo—. Es delicioso.
—Lo es—asintió—. Me sorprende que siendo el esposo de mi hijo mayor
nunca hayamos tenido la oportunidad de hablar a solas.
—Lo lamento, eso ha sido descortés de mi parte.
—Puedo entenderlo, no tienes las mismas costumbres que nosotros y eso
está bien.
Jimin bajó la mirada. —Me ha costado adaptarme a esta vida.
—Es difícil, sobre todo porque no has tenido ninguna guía, hay cosas que
en ti me parecen dulces, pero otras que no. ¿Quieres saber cuáles son esas
otras cosas?
—Sí.
—La boda estaba planificada para ser grande, elegante, tendría a las
personas más importantes de este país, pero, decidieron ir en contra del
protocolo para tener una boda secreta, eso no está bien, sin embargo, los
entiendo, sobre todo porque sé cómo es mi hijo.
—No queríamos ofenderlos.
—Está familia es poderosa, de hecho, proviene de la realeza, este apellido
es influyente y hay responsabilidades y obligaciones que vienen implícitas.
Socialmente tienen un deber, no pueden hacer las cosas como las personas
cualquiera.
Jimin se quedó en silencio, asintió, puede que Yoongi le haya dicho que
todo el tema de la boda estaba arreglado, pero hablando con JiYong se daba
cuenta que no era así.
—Lo lamento.
—Antes de decidir que quería un cambio, tu padre era muy cuidados con
todo lo referente a las reglas y a los protocolos, los seguía al pie de la letra,
eso es lo que nos enseñaron, y, ustedes tienen que seguir con las tradiciones,
Yoongi no lo hará, pero tú Jimin, tienes que impulsarlo, ese es el deber de un
esposo ejemplar.
—Aun hay muchas cosas que no comprendo acerca de esta vida. Me
esfuerzo, pero, no sé qué se supone que deba hacer.
JiYong le sonrió. —Para eso estoy yo, puedo ayudarte, pero también tienes
que poner de tu parte y obedecer.
—No quiero hacer pasar vergüenza a Yoongi, quiero ser un buen esposo
para él y agradecería su ayuda.
—Me alegra escucharte, eres un buen chico, pero aún te falta mucho por
conocer y por aprender. No te preocupes, déjamelo a mí.
—Gracias.
—La tarea de un padre es esta, tratar de llevarlos siempre por el buen
camino, pero es difícil cuando son rebeldes.
—¿Considera que Yoongi y JungKook lo son?
—Mucho—dijo con un suspiro—. Siempre se les dió todo, son
caprichosos, no les gusta que alguien lideré su vida, pero, también son
obedientes.
—Son buenas personas.
—Lo son—rio por lo bajo—. JungKook es más problemático que Yoongi,
es quien menos obedece, hace lo que quiere, sólo estoy esperando a limpiar
sus errores, espero que no cometa alguna imprudencia.
Jimin tragó en seco, seguramente si JiYong se enterará que JungKook
estaba por casarse con Yeosang estaría molesto, muy molesto.
—Entiendo.
—Cuando tengas hijos lo vas a entender, hablando de eso ¿Planean tener
bebés pronto?
—No, no está en los planes aún—susurró apenado.
—¿Es por tu decisión o por la de Yoongi?
—Mía.
—¿De verdad? Yoongi no es una persona hogareña, jamás quiso tener
hijos, me sorprende que se haya casado, pero no esperes que acepte ser padre
alguna vez, en cambio ¿Tú quieres serlo?
—Sí, creo que más adelante estaría bien, la universidad es pesada.
—Entiendo, piensa en lo que te digo, si hay algo que desees, no puedes
esperar a que Yoongi lo acepte, tienes que ser más inteligente que eso.
Jimin asintió, no se sentía cómodo con aquella conversación. La puerta se
abrió, ambos se volvieron a ver a Yoongi, quien les observaba con el
semblante serio, se adentró con gracia.
—Lamento interrumpir, pero Jimin, tenemos que irnos, despídete.
Jimin se puso de pie, hizo una reverencia a JiYong quien sonreía mirando a
su hijo.
—Claro, nos vemos en la gala de esta noche. Jimin, piensa en lo que te
dije.
—Lo haré, con permiso.
Salieron de la oficina, Yoongi iba a su lado, distante, cruzaron el pasillo
hasta que llegaron a su oficina, abrió y entraron, Yoongi suspiró
pesadamente, tomó a Jimin del brazo y lo acercó a su cuerpo, beso su sien, su
frente y después su mejilla.
—Lo que sea que mi padre te haya dicho ignóralo.
—No me dijo nada malo, simplemente estaba preocupado, pero fue
amable.
—Sus preocupaciones no son las nuestras—bufó.
—¿Por qué dices eso? ¿Hay algún problema con tus padres?
—No—negó, caminó a su asiento frente al escritorio y alargó la mano,
Jimin le siguió terminando por sentarse en su regazo—. Mi familia tiende a
ser muy controladora, no quiero que te metan preocupaciones en la cabeza
que no interesan.
—¿Crees que no puedo con ellas?
—No, claro que puedes—suspiró besando su cuello—. Pero, no quiero que
hagas nada de lo que ellos dicen.
—¿Por qué? Tiene que haber una razón. ¿No quieres que sea un buen
esposo?
—Tú eres un buen esposo—suspiró—. Yo no quiero que seas como ellos
Jimin, no quiero que encajes en mi mundo, no, deseo que te quedes de la
misma forma. Siento tan dulce y puro, así me gustas, no hay nada que
cambiar.
—Entiendo—dijo jugando con su cabello—. ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Hazla.
—¿Quieres tener hijos?
—Nunca fue mi sueño tener hijos, pero tampoco lo era casarme, la vida da
muchas vueltas, cuando llegue el momento, creo que un bebé estaría bien.
—Muy bien.
—¿Mi padre te habló de eso? No hagas caso, nosotros decidiremos cuando
será el momento, nadie tiene que influir en nuestras vidas, menos en un tema
tan importante, sólo seamos nosotros por el momento ¿Está bien?
—Sí, aún no quiero tener hijos.
—En eso estamos en sinfonía. Te quiero Jiminie.
—También te quiero. ¿Estarán muchas personas en esa gala?
—En estos eventos salen las ratas elegantes—rio por lo bajo—. No tengas
miedo yo estaré ahí.
—Si estás a mi lado no tengo nada que temer. Eso lo sé.
—Jamás dejaré que nadie te haga daño, lo prometo.
Pero, lo que Yoongi no podía prometer era no ser él quien le hiciera daño.
—¿Estás nervioso?
Jimin lo miró con una ligera sonrisa en el rostro. —Algo.
—No tienes que estarlo, te ves muy bien.
—¿De verdad lo piensas? —sus mejillas enrojecieron.
Estaban en la parte trasera de aquel auto oscuro y lujoso, Yoongi llevaba
un traje de etiqueta negro y él uno gris claro, estaba muy arreglado,
normalmente no vestiría así en lo absoluto, pero, las palabras de JiYong
rondan en su mente, si no quería hacer quedar en vergüenza a Yoongi debía
de esforzarse mucho más. Eso significaba cambiar un poco el estilo que tenía,
ya no estaba en el campo, sino en la cuidad, siendo parte de una familia
poderosa.
—Siempre te ves bien, pero esta noche hay algo en ese traje que te hace
ver muy especial. No sé, creo que es por la forma en la que tus ojos brillan.
Antes de que Jimin pudiera responder la puerta se abrió, Yoongi bajó
cambiando su semblante a uno más serio, le dio la mano a Jimin quien bajó
también, la gala se llevaría a cabo en un museo, las personas que llegaban en
autos importados iban vestidos tan elegantes que él se sintió pequeño,
mujeres con vestidos largos y joyas caras, trajes a la medida y encantadoras
sonrisas. Yoongi lo tomó del brazo, era la primera vez que ellos se
presentaban en sociedad juntos después de su matrimonio, se sintió cohibido,
no pudo caminar debido al nerviosismo.
—¿Pasa algo? —preguntó Yoongi muy cerca de su oído.
—No, es sólo que...hay muchas personas y algunos nos miran.
—Estás conmigo Jimin, sólo debes pensar en eso, que los demás se vayan
al carajo.
—Bueno—susurró inseguro.
—Sonríe como siempre lo haces y mantén la vista levantada—suspiró—.
Lo demás déjamelo a mí.
—Jamás encajaré aquí.
—No tienes que hacerlo, te lo dije. Jimin, yo no quiero que encajes en mi
mundo.
Asintió, nunca había comprendido aquella petición de Yoongi, menos la
forma en la que decía que no quería que cambiara, era como si entre sus
palabras hubiese un conflicto interno que no podía controlar, ni mucho menos
hablar en voz alta, lo llegaba a confundir. Subieron los escalones de mármol
y entraron, los condujeron a un salón enorme, elegante, con personas mirando
las obras de arte que serían subastadas esa noche, según lo que Jimin sabía
todo era para la beneficencia, aunque desconocía su propósito.
—Señor Min, bienvenido—dijo un hombre en la entrada—. Por favor,
disfruten la noche—les entregó unos folletos, que hablaban sobre las obras,
Jimin no era fanático del arte, su padre sí, pero jamás le impuso el aprender.
—¿Para qué asociación es esto? —preguntó Jimin mirando alrededor.
—Una asociación que se encarga de ayudar a niños de la calle—se encogió
de hombros—. De aquellos que se han quedado sin hogar o familia y tienen
que trabajar siendo pequeños. Hacen esto todos los años, según papá, mi
abuela fue una impulsora.
Jimin se quedó quieto, había un momento en su vida que no quería
recordar, que dejó enterrado en su interior, con miedo a que volviera a surgir,
y eso era su infancia, había heridas que su padre ayudó a sanar, pero que la
cicatriz se quedaba como un recuerdo de por vida, asintió bajando la mirada.
—Quiero comprar algo.
—Oh, está bien—Yoongi le miró curioso—. ¿Sucede algo?
—No, nada.
—¿Seguro?
—Recordé.
—¿Qué fue lo que recordaste?
—Ammm, nada importante—sonrió a medias—. Son buenas obras, estoy
seguro de que a papá le hubiesen encantado.
—Sí, él era bueno en el arte—asintió, pensando que Jimin había recordado
a su abuelo—. ¿Quieres champagne?
—Sí—dijo distraído en una pintura, se trataba de una hermosa ave de
plumaje en diferentes tonalidades de azul, en una jaula dorada, en el fondo
había un paisaje precioso, la puerta estaba abierta, pero ella se quedaba sobre
sus patas dándole la espalda.
—¿Interesante no lo cree? —preguntaron a su lado.
Jimin se volvió a ver a un hombre que desconocía. —Sí, es encantadora—
asintió.
—Nunca antes lo había visto en estos eventos, me presento, soy Kim
Yesung—alargó la mano.
—Park Jimin—la sostuvo con timidez, soltándola casi al instante.
—Lo siento, no lo reconozco ¿Viene acompañado?
—Ah, con mi esposo, Min Yoongi.
Yesung elevó una ceja. —Entiendo, con su permiso.
Jimin miró confuso como se alejaba, preguntándose si había dicho algo
malo, se volvió sin encontrar a Yoongi muy cerca, suspiró temeroso, algunas
personas le miraban discretos. Estaba por alejarse cuando Yoongi apareció a
lo lejos, quienes estaban cerca se hicieron a un lado para dejarlo pasar,
mirándolo con temor, eso le pareció curioso a Jimin.
—Aquí tienes—dijo tendiéndole la copa—. ¿Por qué me miras así?
—Las personas te ven como si tuvieran miedo de ti—susurró.
—Digamos que soy un desgraciado, sobre todo para los negocios—se
encogió de hombros—. Realmente no me interesa caerles bien.
—¿No eres amable con ellos?
—No me importa serlo.
—Siempre es bueno ser amable con las personas. Papá decía que era lo
más importante, ser bondadoso.
Yoongi bufó antes de sonreír. —La mitad de las personas que están aquí
sólo les importa sí mismas, no todos merecen amabilidad.
—No eres amable por los demás, sino por ti mismo.
—Supongo que puedes tener algo de razón, sólo un poco.
Namjoon y Jin se acercaron, Jimin les sonrió al instante y Yoongi hizo una
mueca, siempre que veía a algún miembro de su familia se molestaba, nunca
estaba seguro con qué intenciones se acercaban.
—Hola, es bueno verlos, Jimin te ves increíble.
—Gracias Jin, tú también te ves muy bien.
—Lo sé—rio por lo bajo.
—Pensé que no vendrías—Namjoon miró específicamente a Yoongi—. No
te gustan estás cosas.
—¿Tengo opción?
—No, realmente no, la familia tiene obligaciones.
—¿Te pidieron tener otro hijo? —rio bebiendo su copa.
—No, ahora esperan el tuyo—elevó una ceja—. Hay una pequeña apuesta
familia, todos esperan un bebé del heredero antes del año de casado.
Yoongi apretó la mandíbula. —Deja esa estupidez.
—Ambos sabemos que no es estupidez, ¿Cuánto tiempo pasará hasta que
sientas la presión? Nunca has sido bueno negándole algo a tus padres.
—Es mejor que te calles. A mí no me importa hacer un escándalo, a tí no
sólo te mandan tus queridos padres sino también tu excéntrico esposo.
—Yoongi.
—¿Qué quieres?
—Sonríes al ver a Jimin—susurró.
Yoongi miró a Jimin quien hablaba con Jin manteniendo la sonrisa en su
rostro, Namjoon no estaba mintiendo, sonreía más estando al lado de Jimin,
se sentía más tranquilo y lo demás dejaba de tener sentido, tragó en seco y
desvió la mirada, entonces la vio, ahí, en aquel vestido negro brillante, su
cabello negro elevado en una coleta, sus ojos brillantes y sus labios tintados
de rojo.
—¿Pasa algo? —Jimin estaba a su lado.
—No, nada, vamos, ¿Encontraste algo que te gustó?
—El cuadro del pájaro. Es lindo.
—Oh, conozco al organizador de la galería—asintió distraído.
Jimin miró alrededor entonces también pudo verla, su estómago se estrujo,
Yoongi parecía tan nervioso que eso le dijo que la presencia de ella aún
causaba algo en él. No ayudó mucho que la chica les mirara fijamente y
comenzará a acercarse del brazo de un hombre extranjero.
—Yoongi que alegría verte—dijo acercándose y sonriendo.
—Jennie, que sorpresa, pensé que estabas en el extranjero—relamió sus
labios mirando al hombre que sonreía amable.
—Regrese hace dos días, tenía que terminar unos pendientes, oh, él es
Jason Walker, mi prometido.
La sangre huyó de su cuerpo, hace unos meses ella lo había rechazado,
rompiendo su corazón y ahora se aparecía de nuevo con su prometido, aclaró
su garganta y dió un asentimiento de cabeza.
—Un gusto, Min Yoongi, él es mi esposo Min Jimin.
Jimin quien había estado con la cabeza ligeramente abajo sonrió y asintió.
—Un gusto.
—Supe de tu matrimonio, mis felicitaciones.
—Recibe también mis felicitaciones por tu compromiso, espero que sean
muy felices.
—Gracias—dijo con una ligera mueca—. Con permiso.
Jennie se alejó, sin dejar de mirar a Jimin, había incomodidad en sus ojos,
mordió su labio inferior, al reconocer su nombre.
—¿Estás bien? —preguntó Jimin cerca de Yoongi.
—No sé de qué hablas. Vamos, nos presentamos y podemos irnos.
Su humor se había ido, sus pensamientos estaban divididos, no esperaba
volverla a ver aunque sabía bien que eso era estúpido, porque su familia
siempre estaba en los eventos especiales, no quería pensar en ella, en lo que
hubiese sido de haber aceptado su propuesta, ahora era diferente.
La velada pasó rápido, saludaron a algunas personas importantes, bebieron
algunas copas de vino y se retiraron, el viaje en auto fue silencioso, Jimin
estaba sumido en sus pensamientos, unos que no lo estaban llevando por un
buen lugar, en cambio, le hacían sentir muy inseguro.
Al entrar al departamento la distancia se hizo más notoria, Yoongi se quitó
la corbata y el saco, sirvió un whisky y lo bebió tranquilo mientras prendía un
cigarrillo, Jimin suspiró, se sentó en el sillón y mordió su labio inferior.
—¿Aún sientes algo por ella?
—No.
—Entonces ¿Por qué estás así?
—Estoy cansado, estás cosas siempre me cansan, no me gusta estar cerca
de personas, no es nada.
—¿De verdad?
Yoongi le miró elevando la ceja. —¿Me estás diciendo mentiroso?
—No, es sólo que me parece que te ha afectado la noticia de su
compromiso.
—Me sorprendió, ella siempre fue clara en que no le gustaban los
compromisos a largo plazo.
—¿Alguna vez intentaste proponerle un compromiso serio? No sé,
¿Matrimonio?
Yoongi bufó. —No, Jimin, a la única persona que le he propuesto
matrimonio fue a ti, ella y yo compartimos algo, sí, pero nunca fue serio,
ahora deja de pensar de más.
—Si me dices que estás incómodo no me voy a molestar.
—No estoy incómodo.
—Yoongi...
—¡Jimin basta! —gruñó—. ¿No entiende que no? Estoy bien, que ella se
case no me interesa, yo estoy casado contigo. ¡Puedes dejar el tema! Me estás
cansando.
Los ojos de Jimin se cristalizaron, Yoongi le había hablado de forma muy
dura, no pudo evitar llorar, porque sentía que algo estaba mal y no sabía
cómo resolverlo, se sentía tan indefenso y insignificante, no pensaba que
podía competir contra ella, que era perfecta y aún causaba algo en Yoongi.
No sabía nada de su historia, de sus deseos o de su pasado, era muy reservado
y estar en la oscuridad le estaba costando mucho.
—Lo siento—Yoongi suspiró dejando la bebida de lado y se acercó a
Jimin sentandose en la mesa de centro frente a él.
—Yo lo siento.
—No debí reaccionar de esa forma, la verdad es que si me sorprendió,
Jennie fue la primera persona que me gustó y también la primera que me
rompió el corazón, pero, eso quedó en el pasado, ahora mi presente y futuro
eres tú. No debes sentirte amenazado, por favor.
Jimin asintió, permitió que Yoongi limpiará sus lágrimas y besara sus
labios, suspiró sobre su dulce toque, sentía que tal vez estaba exagerando
todo, que ellos estaban bien y que lo demás tenía que dejarlo en el pasado. El
beso aumentó de intensidad, Yoongi comenzó a desabotonar su camisa y dejo
su pecho al descubierto, Jimin jadeó sobre su toque, subió a horcajadas sobre
su cuerpo y comenzó a restregarse, Yoongi se olvidó por ese momento de
todo, se perdió en los besos de Jimin, se fundió en su cuerpo, que era donde
quería estar.
Miró la fachada con una angustia terrible, con un nudo en la garganta y una
opresión en su pecho. La casa donde creció, dónde vivió lo mejor de su vida
y la que nunca debió dejar. Sacó sus llaves y entró, el aroma conocido hizo
que comenzará a llorar, se sentía deshecho, con un dolor que nunca antes
había experimentado. Se sentía usado, era esa la palabra exacta.
No tenía nada, pero subió escaleras arriba a su habitación, llegó a su
pequeño closet, ahí estaba su ropa, la que conocía, se desvistió y se puso unos
jeans gastados y una playera, se tiró en la cama y comenzó a llorar, lloraba
fuertemente, no había podido dejar de llorar desde el momento en que supo la
verdad. Se preguntaba ¿Por qué? ¿Qué les había hecho para ser tratado de esa
forma? No era justo. Pero, la vida no lo era.
Se quedó dormido, despertó cuando era de madrugada, se cobijo y volvió a
dormir, el dolor no se iba y dudaba que se fuera en algún momento. Lo
habían jodido para siempre.
Jimin despertó aquella tarde, sabía que era tarde por la luz que se filtraba
de la ventana, estaba anocheciendo, quiso volver a dormir, pero no podía
más, se levantó para tomar un baño, el agua estaba caliente, no tenía
entendido cómo es que la casa y las tierras de su padre se habían mantenido
bien, suponía que Leeteuk se hacía cargo de eso, quería agradecerle, pero,
realmente ya no quería tener ningún contacto con nadie, se baño y lloro, salió
de la ducha, se vistió y bajo a comer algo, no había nada en la despensa, ni en
el refrigerador, suspiró pesadamente, tenía que salir de compras, pero no
quería, lo único que deseaba era hundirse en su cama, subió nuevamente y se
metió bajo las cobijas, sollozo al recordar el viaje a Italia, ¿Cómo alguien
podía fingir todo eso? Sin duda Yoongi merecía un premio.
Segunda parte.
Cuatro meses después.
—¿Qué estás haciendo aquí? —se levantó de la silla en cuanto lo vio entrar,
caminó hacia él, llevó sus manos hacia sus mejillas y besó sus labios—. ¿Te
sientes mal?
Yeosang rio y negó. —Estoy bien, tranquilo. Vine porque tú asistente me
llamó, me preguntó sobre unos documentos.
—Le dije que no hiciera eso, está bien que estos últimos meses nos has
ayudado, pero, ya no puedes venir aquí, es peligroso.
—El chófer me trajo, no es como si hiciera algo realmente y me aburro
mucho en el departamento.
JungKook suspiró pesadamente, en los meses que había estado al lado de
Yeosang, aprendió el verdadero significado del amor y la preocupación, el
bebé estaba a nada de llegar, podía suceder en cualquier momento y eso lo
tenía sumamente ansioso, quería conocer a su bebé, sabían que sería un
varón, tenían un nombre, su habitación lista y muchos regalos más que tenía
que estrenar. Fue un embarazo tranquilo, Yeosang no tuvo muchos síntomas,
sólo antojos, que JungKook trataba de cumplir al pie de la letra, le gustaba
hablarle y cantarle a su bebé antes de dormir, era bueno moviéndose. En su
trabajo, Yeosang les ayudó a poner todo en orden, su nuevo asistente era
bueno, sin embargo, aún le faltaba mucho para ser excelente como Yeosang
había sido.
Su familia los dejaron tranquilos, no hablaba mucho con ellos, ni siquiera
iba a las reuniones o fiestas, y no era como si les importará, estos estaban más
concentrados en la huida de Jimin, de la que nadie sabía, ni siquiera Yeosang,
este pensaba que Jimin se había ido de viaje, no quería que se enterará de la
verdad, porque era atroz y nadie estaría bien sabiendo lo que sucedió con
Jimin.
JungKook trataba de no involucrarse en los problemas familiares,
intentando seguir con su vida y formar su propia familia, diferente a la que
había pertenecido y dónde había crecido, quería comenzar de nuevo. Hoseok
y Taehyung no habían vuelto, pero algo le decía que lo harían pronto, la
familia de Wendy no estaba feliz, era cuestión de tiempo para que Hoseok
regresará a explicar lo que hizo. No era un ambiente bueno para un bebé, por
lo que alejaba a Yeosang de aquel estrés innecesario.
Lo único que le importaba era que su esposo estuvieran bien y que su bebé
llegará al mundo con tranquilidad y salud. No había nada que le interesará
más, amaba a Yeosang, como nunca pensó amar y no dejaría que nadie se
interpusiera en su amor. Lo protegería contra cualquiera.
—Falta poco cariño, pronto lo tendremos aquí—dijo acariciando su vientre
—. No puedo esperar para conocerlo. Estoy muy emocionado.
Yeosang sonrió. —Yo también, hace que mi espalda duela mucho, así que
realmente espero que llegue pronto.
—Dijo el doctor que faltaba una semana más, pero que podía llegar en
cualquier momento, por eso tienes que decirme si sientes algo, lo que sea
¿Está bien?
—Lo haré—rio acariciando la mejilla de JungKook—. No pierdas la
cabeza, dime ¿Qué tal el trabajo?
—Tranquilo, este día no tengo pendientes importantes, ¿Quieres ir a comer
algo?
—Sí, muero por algo de pasta—sonrió.
JungKook tomó su abrigo y sus cosas, regresó tomando la mano de
Yeosang y salió de la oficina, vio a su asistente quien se levantó al verlos
salir.
—Iré a comer, por favor, que nadie me moleste, a menos que sea muy
importante sino lo es sólo toma el recado.
—Claro señor Min.
Yeosang le sonrió. —Nos vemos.
—Hasta pronto señor Min.
Fueron directo al ascensor, para llegar al subterráneo, dónde el auto de
JungKook esperaba, este aviso al chófer que había llevado a Yeosang que
regresará al departamento, a él le gustaba manejar, pero, tuvo que usar los
servicios de su chofer para que Yeosang se moviera con más seguridad, a
veces sentía que quería tenerlo en una caja fuerte, a salvo, sin que nadie lo
dañará, estaba seguro que era por el amor que le tenía, no quería perderlo,
estaba viviendo la mejor etapa de su vida a su lado, y si perdía eso,
posiblemente se perdería por completo a sí mismo.
Llegaron al restaurante italiano que tanto le encantaba a Yeosang, pidieron
una mesa privada y ordenaron lo que más les gustaba comer cuando iban ahí,
veía a Yeosang hablando y sonriendo, él mismo se hallaba encantado
escuchándolo.
—Mi hermana quiere que vayamos a buscar las cosas que faltan para el
bebé, aunque creo que es suficiente ¿No?
—No lo sé amor, pero, puedes comprar lo que sea que pienses que
necesites.
—Ammm, no sé, no quiero emocionarme demasiado—suspiró.
—¿Por qué no? ¿Pasa algo? —alargó la mano para sostener la suya sobre
la mesa.
—No es nada importante, sólo que a medida que se acerca el momento
comienzo a tener miedo. Supongo que es normal.
—Todo va a salir bien, el doctor dice que el bebé y tú están muy bien, en
perfecta salud, no tiene por qué salir algo mal, no pienses mucho en eso
cariño.
Yeosang le sonrió y asintió. —Yo, sé que tienes cosas que hacer aún, pero
¿Puedes tomarte el día para quedarte conmigo? Hoy estoy algo ansioso.
—Claro, también me siento ansioso, me es cada vez más difícil salir del
departamento y alejarme de ustedes—rio por lo bajo—. Supongo que ese es
el más grande indicio del inicio de la vida como padre.
—¿Te sientes bien con todo esto?
—Sí, ¿Por qué lo preguntas? ¿Tú no te sientes bien?
—Me siento muy bien, jamás estuve más feliz en mi vida—suspiró con
una sonrisa—. Cuando estaba con mi ex, me convencí de que algo estaba mal
conmigo, con mi cuerpo, por eso no podría tener un bebé propio, pensaba que
estaba bien, pero, sin pensarlo me dolía, comencé a estar contigo y una parte
de mí deseaba tener un hijo tuyo, incluso si tú no me correspondias, y ahora
que lo tengo, me siento muy feliz y especial.
JungKook apretó el agarre de sus manos y sonrió de forma dulce, cada día
se sorprendía con el corazón honesto y dulce de Yeosang, jamás pensó
encontrar a alguien como él, mucho menos viviendo en su mundo, dónde lo
único que importaba era el poder, el dinero y las relaciones por conveniencia.
—Te amo Yeosang, no sabes cuánto te amo.
—Yo te amo aún más.
El mesero interrumpió su momento con la comida, ambos separaron sus
manos para comenzar a alimentarse, reían y se miraban con complicidad. La
vida de casado no era sencilla, pero, JungKook quería ser el mejor padre y
esposo para su familia. Cuando terminaron, y Yeosang tuvo helado de postre,
salieron del restaurante, él llamó a su asistente, pidiendo que nadie lo
molestara ese día, fueron al departamento y se acostaron a tomar una siesta,
podía sentir los movimientos de su hijo mientras acariciaba su vientre,
vigilando su sueño, todo era perfecto que él también se fue quedando
dormido.
—Kook—dijo Yeosang moviendolo, unas tres horas después.
Abrió los ojos adormilado. —¿Qué pasó cariño?
—Me siento raro.
Eso fue suficiente para que abriera los ojos de golpe. —¿Raro? ¿Qué
sucede?
—Mi panza se pone muy dura y tengo ligero dolor en la cadera, ¿Cree que
sea algo normal?
—Dijeron que habría contracciones falsas, pero, vamos al hospital, para
checar que todo esté en orden, llevaré las maletas por si acaso.
Vio la preocupación en los ojos de Yeosang, suspiró tomando sus mejillas
y acariciando tenuemente, besando su nariz.
—Hey, todo va a estar bien, yo estoy contigo.
—Bien, vamos.
JungKook se levantó de la cama y le ayudó a ponerse de pie, no sin antes
besar su barriga, estaba nervioso y tenía miedo, pero, debía ser fuerte por su
esposo, él lo necesitaba en ese momento.
Había dormido terriblemente mal, gruñó cuando el frío calo en sus huesos,
estaban en el inicio de invierno y el ambiente se volvía más crudo y seco, se
sentó en aquel incómodo sillón y miró alrededor, la sala aún estaba a oscuras,
según su reloj, apenas eran las cinco de la mañana, estaba acostumbrado a
levantarse a esa hora, fue al baño de visitas, se lavó el rostro y se miró al
espejo, lucía lamentable, tenía marcadas las ojeras y los ojos hinchados
debido al llanto. Se había quedado dormido llorando, ahora no por extrañar a
Jimin, sino por verlo tan destruido, no podía con el peso de la culpa, era algo
que lo mataba lentamente.
Salió y se puso su abrigo, no sabía con exactitud a qué hora despertaba
Jimin, esperaba que fuera tarde, sin embargo, comenzó a preparar café,
necesitaba un buen café para comenzar el día, puso la cafetera y esperó, el
lugar era cálido y hogareño, pero, no dejaba de ser muy solitario, le
preocupaba que Jimin estuviera en ese lugar.
Miró la despensa, aliviado de que al parecer Jimin estuviera alimentándose
bien, no sabía mucho sobre bebés, menos sobre embarazos, pero, estaba
seguro que alimentarse era lo básico, le dolía saber que hizo sufrir a Jimin
estando embarazado, pero él no lo sabía, se preguntaba cuándo lo había
descubierto y si se lo ocultó.
Hizo el desayuno, tardo un poco, porque estaba distraído, cuando dieron
las seis y media de la mañana, escuchó las escaleras, estaba colocando los
platos en la mesa, la boca de su estómago se contrajo nervioso cuando vio a
Jimin, lucía mal, sus ojos apagados e hinchados, sus labios mordidos, estaba
vestido con un suéter grande que ocultaba bien su cuerpo, este le miró
deteniendose en la puerta.
—Yo...hice el desayuno.
Jimin no le respondió, se dirigió al refrigerador y saco de este una jarra de
jugo de naranja, se sirvió un vaso que fue bebiendo poco a poco, con una
mueca, parecía que no le gustaba, después tomó una galleta de arroz inflado y
comenzó a comerla, en completo silencio.
—Jimin...
—¿Cuándo te vas a ir? Espero que sea pronto, no toques mis cosas.
Tomó lo que quedaba del jugo y se encaminó a la puerta trasera, se puso
una cazadora blanca, Yoongi se quedó ahí, apretando la mandíbula para
evitar decir algo, bajo la mirada y se acercó a la ventana para ver qué Jimin se
dirigía a un granero. Mordió su labio inferior, no lo lograría, Jimin jamás lo
perdonaría.
Por su parte Jimin, al entrar al granero, cerró la puerta y se recargó en ella,
sentía sus ojos arder debido a las lágrimas y sus manos temblar, odiaba
sentirse de esa forma, todos los días desde que se enteró que estaba esperando
a su bebé, sufría por las náuseas, podía manejarlas, pero ese día en específico
no, estaba muy asustado, de que Yoongi estuviera ahí, odiaba su presencia,
por el simple motivo de que no podía controlarse estando cerca de él, porque
aún lo amaba, porque sus sentimientos lo sumergían. No quería caer, no
quería perdonar, no quería que él pensará que podía seguir jugando con sus
sentimientos, mucho menos ahora que tenía a su bebé.
Se sentó en el suelo del granero, sin importarle llenarse de heno y aserrín,
abrazó su propio cuerpo y comenzó a llorar ¿Cuándo lo dejarían tranquilo?
No estaba siendo justo. Lo único que quería era avanzar, vivir y hacer feliz a
su bebé, sólo a su pequeño, porque estaba seguro de que él jamás podría
volver a ser feliz, no como lo era, antes de que le robaran su inocencia y su
corazón.
Su padre siempre le dijo que debía de ser una buena persona, que tenía que
ser generoso y comprensivo, era una regla que no tenía que romper, en su
interior no debían haber emociones negativas, como el odio, el rencor y la
venganza, él no podía hacerle daño a nadie, pero, entonces, ¿Por qué se lo
hacían a él? ¿Por qué los demás tenían que herirlo? No era justo vivir de esa
forma, pero la realidad es que Jimin no sabía cómo odiar, no sabía cómo
hacer sufrir a los demás.
Se sentía patético, un ser despreciable y estúpido, porque en su mente
nunca tuvo sentido que Yoongi lo amará, pero, se aferró a una ilusión que era
ilógica, ahora estaba sufriendo las consecuencias, ni siquiera sabía cómo
sacar a Yoongi de su casa, era débil.
Comenzó a hacer sus labores, tenía caballo, gallinas y un par de vacas, su
padre siempre amo los animales, le gustaba tenerlos y cuidarlos, al igual que
los plantíos de arroz, su padre prestaba sus tierras para que se plantara todo el
arroz que quisieran, él recibía un poco de dinero de cada cosecha, antes no
estaba realmente interesado en ese tipo de negocios, sólo trabajaba en los
plantíos para ganar algo de dinero propio, sin embargo, ahora, tenía que
hacerse cargo de muchas cosas, era tedioso, pero, mucho mejor que hacerse
cargo de una empresa llena de buitres que querían su cabeza.
Siempre estuvo más cómodo en ese lugar, su hogar, que en la cuidad,
dónde todo era más grande y dónde no conocía bien a nadie, ahora estaba
cerca de las personas que lo querían y que deseaban su felicidad, con quiénes
había crecido, estaba seguro que su padre hubiese deseado que él se quedará
en la granja, que en la cuidad, siempre se preguntó por qué su padre se había
alejado de todo, y por qué lo había alejado a él de la vida cómoda que podía
tener sin problema y ahora que sabía la razón, estaba de acuerdo con su
padre, nunca debieron regresar a la cuidad, jamás debieron quedarse ahí. Ese
lugar era cruel.
Se quedó ahí, llorando, descargando todo lo que llevaba dentro, no
deseando salir, para no enfrentarse a su realidad, estaba tan triste, las palabras
de Yoongi dichas la noche anterior, dónde le decía toda la verdad, sobre el
juego de enamoramiento y como todos estaban enterados de ello. Le vieron la
cara.
Salió un par de horas después, cabizbajo, vio a Yoongi recargado en su
auto, fumando un cigarrillo, no vio su rostro, así que mordió su labio inferior
y desvió la mirada, en el camino pudo identificar la camioneta de Daniel,
sonrió a medias y se acercó, llegando justo cuando se estacionó frente a su
casa, Jimin paso al lado de Yoongi aún sin prestarle atención.
—¡Daniel! —se acercó para abrazarlo, necesitaba sentir el abrazo de
alguien querido.
Daniel lo estrecho en sus brazos y le sonrió. —Jiminie. ¿Cómo estás?
¿Cómo te has sentido? ¿Siguen las náuseas?
Al separarse Jimin suspiró. —Son peores en la mañana, pero el jugo cítrico
y las galletas ayudan, no puedo comer nada hasta después de las doce. ¿Qué
haces aquí?
—Mi madre te manda esto—sacó una bolsa que contenía varios Toppers
—. Es comida rica en nutrientes, dice que te van ayudar mucho.
—No debió molestarse—dijo sonrojado.
—No es molestia—miro sobre el hombro de Jimin al hombre que le
miraba con odio—. ¿Quien es él? ¿Estás ocupado? Lo siento.
Jimin miró de reojo a Yoongi quien estaba atento a ellos. —No es nadie
importante.
—Ah...bueno. Vine de paso, pero recuerda la fiesta del pueblo, será en una
semana.
—No sé si iré, pero lo pensaré.
—Vamos Jiminie, siempre te gustó—dijo pellizcando su mejilla—. Me
tengo que ir, vendré a verte el vienes, llámame si necesitas algo.
—Claro, por favor dale las gracias a tu mamá. Nos vemos.
Se volvieron a abrazar, Jimin le sonrió hasta que subió a su camioneta y se
fue, sentía la mirada de Yoongi sobre su espalda, lo ignoro y entró a la casa,
sabiendo que este le seguía.
—¿Nadie importante? Soy el padre de tu hijo.
—No, Yoongi, tú no eres el padre de mi bebé, no eres nadie para mí.
Ni siquiera lo miró, se limitó a guardar la comida en el refrigerador.
—Jimin...
—No, no quiero hablar contigo ¿Por qué no te vas?
—¿Pensaste en lo que te dije?
Jimin lo encaró. —¿Qué es lo que pretendes?
—No pretendo nada, sólo quiero estar cerca, por lo menos un mes, después
me iré.
—¿Me vas a dejar en paz?
—Lo haré.
Jimin estaba por decir algo, cuando el celular de Yoongi sonó, este
contesto con una mueca.
—¿Bueno?...¿Ya?...vaya, felicidades, espero que estés bien...claro, adiós.
La mirada curiosa de Jimin le hizo sonreír ligeramente. —El bebé de
JungKook acaba de nacer, es un niño.
—Ah.
Se quedaron en silencio, Jimin mordió con fuerza su labio inferior. —
¿Yeosang lo sabía?
—No, él no sabe nada, JungKook lo sabe, pero, él no intervino en nada...
sólo...
—Dejo que pasará—rio de forma amarga—. Le mandaré una felicitación a
Yeosang, pobre, no sabe en dónde se metió.
—Jimin... sé que no tengo derecho de pedirte nada, pero, me gustaría
quedarme un mes, sólo para asegurarme que el bebé está bien.
—Mi bebé no necesita de ti ¿No entiendes?
—Te lo suplico, por favor.
Jimin cerró los ojos con fuerza, no sabía qué hacer, no sabía qué era
correcto.
—Si te dejo quedarte este mes, ¿Me das tu palabra de que me vas a dejar
en paz?
—Lo haré, jamás vas a volver a saber de mí o de la familia, te daré el
divorcio y estarás bien.
—No confío en ti—saco su teléfono y puso la grabación de voz—. ¿Si te
dejo sólo quedarte cerca un mes prometes renunciar a todo intento de estar a
mi lado o en la vida de mi hijo?
—Lo prometo, jamás volverás a saber de mí.
Jimin no sabía si realmente podía hacer eso, era algo que debía hablar con
Leeteuk, pero por el momento, fue algo que le lleno de alivio.
—Bien, te vas a quedar en la sala, procura que todo esté limpio, yo no voy
a limpiar por ti, puedes usar la cocina, pero no me vas a cocinar a mí, tú y yo
no somos nada, no quiero que te acerques, no quiero que me toques ni que me
hables de perdón ¿Entendiste?
Yoongi tragó en seco. —Lo entiendo, gracias por esto Jimin.
Jimin lo ignoró, salió de la cocina subiendo escaleras arriba, estaba
molesto y muy cansado, sólo esperaba que ese mes pasara rápido.
Habían pasado tres días desde que Jimin le permitió quedarse, pero, era como
si no existiera para él, no lo miraba, no le hablaba y trataba de no cruzarse en
su camino, Yoongi estaba desesperado, no sabía qué hacer, trataba de
distraerse con un poco de trabajo a larga distancia, pero, no era suficiente,
empezó a salir a correr por las mañanas, para despejar su mente, porque era
una maraña de ideas y malos pensamientos.
Necesitaba a Jimin, se sorprendía con lo poco que se conformaba, porque
él estaba bien simplemente teniéndolo bajo el mismo techo, topándose con su
rostro, lo amaba y quería hacer algo para ganar su perdón, pero, no sabía
cómo, jamás había tenido que luchar por algo en su vida, todo siempre fue
tan simple para él, sólo bastaba con alargar la mano para que las cosas
cayeran sobre ella y jamás tuvo que luchar por una persona que amaba,
dentro de su mundo eso era considerado una estupidez, ¿Por qué perder el
tiempo con una sola persona cuando podía tener a otras a sus pies? Creció así,
de esa manera, sin importarle nada más que él mismo, hasta que Jimin llegó a
su vida y se enamoró de él, ahora que sabía que estaba por tener un hijo, no
se iba a dar por vencido, sin embargo, no sabía cómo actuar. Estaba perdido.
Nada funcionaba, ni los buenos días que le daba, ni las pocas preguntas
que le hacía, nada, Jimin no lo quería cerca y eso le dolía, jamás se sintió más
herido, veía las fotografías que su hermano menor le había mandado, junto a
su esposo y a su bebé, estaba tan feliz, él también quería esa felicidad, pero lo
arruinó todo, no había forma de que Jimin volviera a confiar en él.
Llegó de correr esa mañana, sudando y con frío, dormía muy mal, su
espalda dolía demasiado, pero, quería aguantar hasta el final, poco importaba
si tenía que dormir en el piso, tomó de la botella de agua que tenía, dejándola
en la mesa de centro, camino a la cocina y ahí estaba Jimin, aun en pijama,
con un suéter de cierre enorme, sonrió a medias, sin entender de donde
sacaba ropa tan holgada. Estaba tomando un vaso de jugo, no lo miró,
simplemente observaba a la nada.
—Buenos días—dijo con tranquilidad.
Sin respuesta, mordió su labio inferior desviando la mirada, su orgullo
estaba herido, nadie lo había tratado con tal indiferencia, quiso decir algo más
cuando escuchó a Jimin salir corriendo, confundido y preocupado lo siguió al
baño, donde el menor se hincaba frente al retrete a vomitar de forma violenta
cualquier cosa que tuviese en el estómago, se acercó a él, hizo una mueca al
escuchar, con temor acaricio su espalda, Jimin con la mano manoteo para
quitarlo debido a la vergüenza que sentía, Jimin dejó de vomitar unos
momentos bajando la cadena, pensando que sería suficiente, pero las náuseas
volvieron a atacarlo, Yoongi miraba con preocupación la forma en la que
devolvía todo, sus lágrimas recorrían sus mejillas y no dejaba de sollozar,
desesperado, quería que todo acabara. Yoongi se levantó, había una toalla de
manos, la cual mojó, regresó con Jimin, este trataba de respirar profundo,
volviendo a bajar la cadena, Yoongi tomó un poco de papel higiénico y
limpió con cuidado la comisura de sus labios, Jimin mantenía los ojos
cerrados, muy pálido, con una de sus manos tomaba su vientre.
—¿Ya pasó? —preguntó con una arruga en la frente debido a la
preocupación de verlo tan enfermo.
Jimin no contestó, simplemente sollozo, odiaba vomitar, lo aborrecía,
Yoongi llevó la toalla mojada a su frente y palpó ligeramente, limpiando el
sudor en su frente y cuello, Jimin hizo ademán de volver a vomitar, pero sólo
fueron un par de arcadas y bufó. Quiso acostarse en el piso hasta que pasara
el malestar, como acostumbraba a hacer, pero Yoongi se lo impidió.
—El piso está frío, vamos a tu habitación, tienes que recostarte.
—Mmmm—no pudo responder bien, estaba demasiado mareado para
hacerlo.
Yoongi pasó uno de sus brazos por su cintura y el otro por debajo de sus
piernas para levantarlo, a pesar de su embarazo estaba muy ligero, subió con
mucho cuidado las escaleras, sin moverlo demasiado para no incomodarlo, lo
puso en su cama, Jimin estaba con los ojos cerrados, pero jadeando, se sentía
realmente mal.
—Calor—susurró.
—Es por el mareo—le quitó los calcetines, él se estaba bajando el cierre
del suéter, el cual apenas y pudo quitárselo, debajo de este, llevaba debajo
una playera de manga larga que se pegaba ligeramente a su cuerpo, pudo ver
su vientre, estaba abultado, no era muy grande, pero tampoco pequeño,
contuvo la respiración, Jimin dio una arcada y él le acercó el cesto de basura,
no vomitó mucho, lo ayudó a acostarse de nuevo de lado—. Espera ya
vuelvo.
Bajó rápidamente las escaleras sirviendo un vaso con agua fría y colocando
algunos hielos, regresó y se sentó a su lado.
—Bebe esto, ayuda, bueno en la resaca ayuda mucho, tal vez te refresque,
vamos.
Jimin negó con un puchero de asco. —No.
—Sí, tienes que mantenerte hidratado—suspiró—. Anda, al menos un
sorbo.
Le sostuvo la cabeza, Jimin dio un par de sorbos, pero el sabor en su boca
era asqueroso, negó recostándose de nuevo, Yoongi miró alrededor, encontró
al lado de la mesa de noche un botiquín, lo abrió encontrando una botella de
alcohol.
—Una vez vi que Namjoon hizo esto para Jin, también sufría muchos
vómitos—dijo abriendo la botella y vertiendo un poco en sus manos—. Te
voy a poner un poco—con las manos mojadas acarició la frente de Jimin, su
nuca, sus muñecas y los pies, mordió su labio inferior al ver los ojitos
llorosos que le observaban—. ¿Puedo ponerlo en tu estomago?
Jimin estaba tan desesperado por sentirse un poco mejor que levantó su
playera hasta el pecho, no mostrando de más, Yoongi miró su estómago, la
piel estirada formando una bolita, su ombligo pequeño y su piel delicada,
tomó más alcohol y lo puso de forma delicada en su vientre, cerca de su
ombligo, la sensación le dejó petrificado, había tocado la piel de Jimin antes,
muchas veces, pero, ese día era diferente, no sólo lo estaba tocando a él, sino
también a su bebé a través de su cuerpo, se preguntaba si se movía, Jimin
bajó la playera haciendo que alejara sus manos y se acostó de lado cerrando
los ojos.
—Trata de dormir—dijo cobijándolo con una manta que estaba a los pies
de la cama.
Jimin no contestó, no porque no quisiera, sino porque no quería ni siquiera
mover su boca, por el miedo de vomitar de nuevo. Yoongi apagó la luz y
cerró las cortinas, para que la oscuridad le ayudara a descansar, bajó a la
cocina y se propuso a preparar algo que Jimin pudiera comer cuando
despertara.
Se detuvo unos momentos para cubrir su rostro con las manos, ver a Jimin
de esa manera le dolió, se preguntaba con mortificación, cuánto había
soportado estando solo, cada día que pasaba se odiaba aún más, se aborrecía
por completo, porque le estaba haciendo daño y eso nunca podría repararlo.
Pasó la mayor parte de la tarde cocinando a fuego lento una sopa de
verduras, cuando dieron las cinco de la tarde, sirvió en un cuenco un poco de
sopa, y otro vaso de jugo, pero ahora de manzana, no estaba seguro si Jimin
quería naranja después de haber sido lo último que vómito, también puso algo
de pan con mantequilla de maní, había visto que comía eso por las tardes,
creía que podría ser un antojo.
Subió las escaleras y dejó la bandeja en la cómoda, se sentó al lado de
Jimin, estaba durmiendo profundamente, se cuestionó si estaba bien
despertarlo, pero, tampoco quería dejarlo sin comer, lo movió ligeramente,
como lo hacía cuando vivía juntos.
—Mmmm—suspiró—. Yoonie—Yoongi tragó en seco, seguro que estaba
diciendo eso porque se hallaba adormilado.
Poco a poco Jimin fue abriendo los ojos, cuando lo enfocó, se alejó de su
agarré.
—Te traje algo de comer, es sopa de verduras, debes de comer algo.
—No tengo ganas—su voz era un susurró.
—Vomitaste mucho y debes tener el estómago vacío, no creo que sea
bueno para el bebé.
Jimin hizo una mueca, quería rechazarlo, no estaba de humor para que
alguien le llevara la contraria ni mucho menos para que le dijera que es lo que
tenía qué hacer, aún si era con buenas intenciones, pero, Yoongi tenía razón,
no podía quedarse sin comer, lo había hecho antes y las náuseas resultaban
ser peores al día siguiente.
Se sentó en la cama, Yoongi puso la bandeja en sus piernas y le sonrió. —
Espero que te caiga bien en el estómago.
—Gracias—dijo a regañadientes.
—Yo, estaré abajo, por favor, llámame si necesitas algo.
No contestó, y esperó a que se fuera para comenzar a comer,
lamentablemente la comida estaba mucho mejor de lo que pensaba, comió la
sopa completa y sonrió cuando vio su panecillo con maní, mordió su labio
inferior negando, o podía ver eso como un lindo gesto, no viniendo de
Yoongi, terminó de comer y se recostó a dormir un poco más.
Horas después, al despertar, se dio cuenta que eran las diez de la noche, se
levantó, se metió a bañar, lavo sus dientes y se puso algo abrigador, listo para
regresar a dormir, sin embargo, el sonido de las teclas del piano, hicieron que
detuviera todo lo que estaba haciendo, salió de su habitación, inundado por la
melodía, una que conocía muy bien, porque su padre la tocaba a veces por la
noche, cuando el cielo brillaba con mayor intensidad, bajo las escaleras
escuchando con un nudo en la garganta, extrañaba mucho aquella melodía.
Yoongi estaba frente al piano de cola negro que había en la sala, cerca de
la ventana, tocaba como un experto, cerró los ojos dejando que una lágrima
ligera recorriera su mejilla, recordaba su infancia, a su padre tocando el piano
mientras que él lo observaba sentado cerca de la chimenea con galletas y
leche, tuvo una de las infancias más hermosas, sin preocupaciones, seguro de
que su padre siempre estaría ahí para él, lo extrañaba demasiado.
Abrió los ojos cuando el piano dejó de tocar, su mirada se encontró con la
de Yoongi, este parecía cansado, relamió sus labios, dando un paso hacia
atrás, pero la voz de Yoongi lo detuvo.
—¿Te desperté? Lo lamento, de verdad que no era mi intención.
—Oh, no, me levante a tomar un baño, lamento interrumpirte.
—No interrumpes nada—dijo con una media sonrisa—. Siempre toco
cuando estoy...pensativo.
Jimin asintió, se abrazó a su cuerpo, no sabía si debía irse o si estaba bien
quedarse. —Gracias por lo que hiciste hoy por mí—dijo con una mueca, él
tenía la educación para agradecer cuando alguien hacía algo por él, pese a lo
sucedido.
—No tienes que dar las gracias, lo hice de corazón.
—Bien—mordió su labio inferior—. La canción que tocabas, ¿Cómo la
conoces?
—Mi padre me la enseñó, decía que era la favorita de la abuela.
—Papá también la tocaba, cuando estaba triste—asintió—. Buenas
noches...
—Jimin—interrumpió antes de que se fuera—. ¿Quieres que la toque para
ti?
Lo pensó unos momentos, tenía que negarse, era su deber hacerlo, sin
embargo, ese día había sido tan difícil y cansado, además de confuso, que
realmente necesitaba sentirse cerca de su padre, asintió. Yoongi se hizo a un
lado en el banquillo y palmeo a su lado, Jimin dudo hasta que suspiró y se
acercó sentándose guardando la distancia, no lo miró, estaba atento a sus
dedos, que comenzaron a moverse sobre las teclas como seda, era bueno
tocando, demasiado.
Dejó que la melodía lo envolviera, suspiró, para no llorar, esos últimos días
había llorado demasiado, estaba completamente seguro que eso no era nada
justo para su pequeño bebé, sonrió cuando sintió un ligero movimiento en su
vientre, desde hace unas semanas comenzaba a sentirlo con más intensidad,
estaba por cumplir los seis meses y no podía esperar para sentirlo con más
fuerza.
Yoongi miró como Jimin ladeaba la cabeza y sonreía con los ojos cerrados,
y con su diestra acariciaba su estómago, recordó entonces la sensación de
tocarlo y un nudo se formó en su garganta.
—¿Se mueve? —preguntó rompiendo con el silencio.
—Sí.
—Jimin ¿Puedo sentirlo?
Jimin se tensó, se puso de pie y se dio la vuelta. —Buenas noches.
—Des...descansa—no pudo evitar que su voz se cristalizara al final.
Jimin estaba por salir de la sala cuando se dio la vuelta para mirarlo,
Yoongi estaba encorvado sobre el piano, con la cabeza baja, mordió su labio
inferior, era débil, mucho, regresó lentamente, sobre las teclas había gotas de
lágrimas, eso hizo que el nudo en su garganta se hiciera más grande, nunca
fue bueno para ignorar el dolor de otros, podía incluso ponerlo sobre su
propio dolor. Tomó su mano sin pensarlo, y la llevó al costado izquierdo de
su barriga.
Yoongi se volvió sorprendido, le miró con los ojos cristalinos, sintió las
caricias de sus dedos sobre su cuerpo y apretó la mandíbula. Jimin suspiró.
—Aquí están sus piernas—dijo explicando, esperando que su bebé se
moviera rápido para alejarlo de él—. De este lado—dijo moviendo su mano
—. Está su cabeza, o al menos así estaba posicionado la última vez que lo vi.
—¿Sabes qué será?
Jimin asintió. —Lo sé.
—¿Podría saberlo? —susurró conteniendo la respiración.
—Prefiero que no—relamió sus labios—. Aquí ¿Sientes eso?
—Dios—dijo abriendo mucho los ojos, era muy tenue, pero
definitivamente había sentido algo—. Esto es impresionante—se acercó
demasiado, Jimin no pudo detenerlo, cuando beso donde le había indicado
que estaba su cabeza, sintió los besos nuevamente, a pesar de que la tela del
pijama cubría su piel—. Crece bien, no hagas sufrir tanto a papi.
Abrumado con todo lo que estaba sucediendo, Jimin se alejó, tragó en seco
regresando a la salida.
—La habitación de huéspedes, está arriba, es la última puerta del pasillo,
no entres a la mía ni a la de papá. Descansa.
Yoongi le vio irse con una sonrisa melancólica, sabía que lo merecía, pero
eso no dejaba de lado que dolía como el demonio.
Nos leemos pronto, muchas gracias por el apoyo, no olviden comentar
y votar bebés
55
JungKook podría haber pensado que era feliz, que estaba orgulloso con la
vida que llevaba o que estaba enamorado de su empresa y lo que había
logrado con esfuerzo y dedicación, así es como pensaba, pero, en ese
instante, mientras veía a Yeosang sonreír en grande con sus bebé en brazos,
sabía que todo lo que vivió, y todo por lo cual se sentía bien en la vida,
dejaba de tener sentido. Ahora lo entendía, era ese instante el que quería
guardar en su mente para siempre. Estaba enamorado y feliz.
Se acercó a ellos y se sentó en un lado de la camilla, su bebé había nacido
sano y fuerte en la madrugada, Yeosang a pesar de haber estado horas
nervioso y haber pasado por una cirugía mayor, se veía hermoso, besó la
frente se su pequeño hijo.
—Es perfecto. Muy hermosos los dos.
Yeosang suspiró. —Es tan pequeño, siento que puede lastimarse con
cualquier cosa.
—No, él es fuerte, ¿Cómo te sientes?
—Me siento bien—sonrió—. A pesar de todo el miedo y el dolor estoy
muy feliz.
—Min Jaemin, has venido a darnos mucha felicidad.
—Lo sé, Jimin me mandó un mensaje, me felicitó por el bebé y me dijo
que esperaba que fuera muy feliz.
JungKook le miró fijamente, con la sorpresa en sus ojos. —¿Jimin? ¿El
esposo de mi hermano?
—Sí ¿Qué otro Jimin conoces? Es muy dulce, espero verlo pronto.
—Aún está en el extranjero estudiando, Yoongi viajó para verlo, también
nos manda sus felicitaciones.
—¿Le dijiste a tú familia?
—No, pero conociendolos, ya deben de saberlo.
—Lo siento, no puedo dejar de pensar que fue por mi culpa que te alejaste
de ellos.
—No fue tu culpa, mientras ellos estén más alejados de nosotros es mejor,
no los quiero cerca.
—Jungkook, son tú familia.
—No, mi familia eres tú y Jaemin.
Yeosang le miró con una mueca, no sabía a ciencia cierta el porqué
JungKook se había alejado de repente de su familia, pero no era tonto, sabía
que eso tenía que ver con él y con el hecho de que su familia no estaba feliz
por su matrimonio con una persona inferior a su clase social, quien antes era
su asistente y quién se había embarazado, tal vez los Min pensaban que su
embarazo fue a propósito, es lo que cualquiera pensaría.
—Dámelo, tienes que dormir un poco.
JungKook tomó al bebé de sus brazos y le sonrió. Yeosang se relajó en la
camilla esperando dormir un poco. El alumbramiento de su bebé fue una
descarga de emociones y miedos que jamás había sentido antes, ahora quería
tranquilidad, y disfrutar de su pequeña y amada familia.
JungKook dejó a su bebé en la cuna del hospital, se irían a casa esa tarde,
lo cual agradecía, no podía dormir más tiempo en la incomodidad del sofá,
Yeosang también parecía desesperado por estar ahí. Había en la habitación
muchos regalos y flores, que mandaron conocidos de ambos, más de
JungKook, entre ellos un arreglo de su padre JiYong, este quería hacer las
pases, pero JungKook no estaba en condiciones de pensar en ellos, lo único
que quería hacer era estar con su familia. Besó la frente de su esposo quien
dormía cómodamente y saco su teléfono que no dejaba de vibrar.
—¿Bueno?
—Jungkook, soy Taehyung, volví a Corea, ¿Podemos vernos?
Se miró al espejo con una mueca, se había puesto unos jeans claros, unos
tenis negros y una playera blanca, con un suéter de botones azul cielo, guardo
sus trajes y el reloj caro que llevaba en la muñeca, lucía como una persona
común y normal, no había lujos, no tenía que comportarse como una persona
con clase y con un porte perfecto, estaba relajado, pero avergonzado, ni
siquiera sabía lo que estaba haciendo.
Bajó a la cocina, era hora de la cena, pensaba en lo que prepararía, pero
Jimin ya estaba ahí, haciendo algo mientras escuchaba música y cantaba
quedito, se quedó observandolo, con el corazón latiendo a mil por hora.
—Deja de verme y ven a ayudar.
Camino hacia él, Jimin le miró y elevó una ceja al verlo.
—¿Tan mal me veo?
—No, no te ves mal.
—¿Qué necesitas que haga?
—Parte esas verduras, haré una ensalada.
—Bien. Yo iba a preparar algo.
—Tuve ganas de cocinar—se encogió de hombros—. Prueba esto.
Tomó con una cuchara pequeña una porción de lo que estaba preparando,
la acercó a su boca, Yoongi estaba sorprendido, sin embargo la probó.
—Mmm, sabe muy bien.
—No eres el único que tiene sus trucos bajo la manga—rio por lo bajo.
—Hay mucho que debería conocer de ti ¿Verdad?
Jimin bajo la mirada y se concentró en lo que hacía, ambos en silencio,
pero queriendo decir más.
—¿Cómo se llamaría el restaurante? —preguntó con un nudo en la
garganta, quería saber más de esa historia ficticia dónde ellos eran felices.
—Eunoia—susurró—. Significa pensamiento bello. Siempre me ha
gustado esa palabra.
—Es bonita—asintió.
—¿Y si fingimos que soy esa persona?
Jimin paró antes de mirarlo fijamente. —¿Qué?
—¿Y si por un momento vivimos esa realidad? ¿Sería malo?
—Sería peligroso.
—Pero, menos doloroso.
Jimin mordió su labio inferior. —Saldremos muy heridos.
—¿No lo estamos ya?
Jimin le observó con una mueca de dolor. ¿Por qué de repente quería
aceptar?
JungKook sonrió al bebé que tenía en sus brazos, por fin estaban en su
departamento, él trataba de cuidar a Yeosang lo más que podía, no dejaba que
este se levantará para nada, aunque su esposo le decía que estaba bien, quería
asegurarse de que no sufriera algún tipo de dolor. Ser padre era muy diferente
a lo que había imaginado, incluso cuando supo que tendrían un hijo, trato de
imaginarlo, de imaginarse a sí mismo teniendo un pequeño en su vida, pero
nada ni nadie lo había preparado para lo que estaba viviendo en esos
momentos. Era una mezcla de emociones, entre en terror, el miedo de no
saber realmente lo que estaba haciendo y el amor, estaba feliz, no
acostumbraba a sentirse de esa manera, no había precedentes, sin embargo,
era algo que no podía ocultar, ni quería hacerlo, estaba empeñado en seguir
disfrutando de su vida.
—¿Ya despertó? —preguntó Yeosang saliendo de la habitación.
—Sí, lo ha hecho—le sonrió—. Pero, esta a punto de volverse a domir
¿Descansaste?
—Lo hice—asintió—. Muchas gracias por cuidarlo un rato.
—¿Por qué agradeces? Es mi hijo, yo tengo que cuidarlo.
Yeosang le miró con ternura. —Bueno, creo que lo estás haciendo muy
bien, para ser primerisos no hemos perdido la cabeza.
Jungkook rio por lo bajo. —Lo siento amor, habla por ti, yo sé hacer todo
de forma perfecta.
—Oh, vamos, no seas egocéntrico—negó rodando los ojos—. Mi hermana
vendrá esta tarde.
—Eso está bien, aprovecharé para ir a la empresa a dejar unas firmas—le
sonrió besando su mejilla—. Sabes que no me gusta dejarte solo.
—Estaremos bien ¿Vas a tardar?
—No lo sé—hizo una mueca—. Posiblemente unas tres horas, traeré la
cena ¿Hay algo especial que quieras comer?
—Creo que algo con mucha carne serviría—rio por lo bajo.
—Tendrás todo lo que quieras, tienes que comer bien—suspiró dejando al
bebé dormido en su cuna portátil de recién nacido que estaba en la sala,
después se acercó a Yeosang quien había ido a la cocina para prepararse un
té, lo abrazó por la espalda y hundio la cabeza en su cuello, le gustaba que
comenzaba a oler a él, a su detergente a su perfume—. Ya quiero que termine
el tiempo de recuperación, te extraño mucho—susurró mientras besaba la piel
expuesta de su cuello y hombro.
—Tienes que aprender a ser paciente—suspiró ladeando la cabeza para
mejorar el acceso—. Pero, te entiendo, también te extraño de esa manera.
—Desde que tuviste a mi hijo te volviste aún más irresistible—rio contra el
calor de su piel.
—Oh, eso es interesante—se volvió para tomar sus mejillas y dar un beso
dulce a sus labios—. ¿Todo está bien? A veces te noto preocupado.
—No, no es nada—besó la punta de su nariz—. Mis padres quieren ver al
bebé, les dije que lo iba a pensar.
Yeosang mordio su labio inferior preocupado. —¿No crees que tomarán
muy mal si los haces esperar? Sé que me has dicho que no los quieres cerca
del bebé, pero es tú familia, indudablemente tendrán que conocerlo, son tus
padres, y no está mal si lo quieren ver, sólo tenemos que estar presentes, es
nuestro hijo, ellos no pueden influir de ninguna manera en él.
—Últimamente mi familia está pasando por una racha muy grande de
desprecio y negatividad, esperaré un par de semanas, si veo que sus
intenciones son buenas, entonces, los dejaré que lo conozcan, pero si noto
algo extraño, no los quiero cerca.
—Van varias veces que dices eso de tu familia ¿Sucede algo?
Jungkook rio elevando una ceja. —¿Alguien tiene curiosidad? Pues,
problemas con el manejo de la empresa del abuelo, ya sabes, no pueden
tomar decisiones si Jimin o Yoongi no están aquí y ellos ahora se encuentran
viajando, no se sabe cuándo volverán y eso mantiene la tensión en mis
padres.
—Oh—asintió, creyendo cada palabra que decía, a veces, JungKook se
sentía mal por la farsa que llevaba, por ocultar las atrocidades de su familia,
sin embargo, era algo complicado y que le avergonzaba y no quería a su
esposo e hijo involucrados—. Suena a que tu familia es algo...especial, no es
que no lo supiera antes, cuando trabajaba para ti descubrí algunas cosas, pero,
jamás me entrometí.
—Son complejos de millonarios amor, que piensan que tienen el mundo a
sus pies y que todos alrededor tienen que complacerlos—se encogió de
hombros—. Es un drama, no me incumbe, por algo mis negocios están
separados de la familia, no quise que ellos me ayudaran, ni que invirtieran
por la misma razón, no quiero a nadie que me diga qué hacer, Yoongi debería
hacer lo mismo.
—Supongo que es más presión para él ¿No? Una vez dijiste que Yoongi
era el heredero predilecto.
—Eso era antes, ahora las cosas son diferentes—chasqueo la lengua—.
Espero que mi hermano tome la decisión correcta llegado el momento.
Yeosang le miró sin comprender sus palabras, así que, para distraerlo de
más preguntas, comenzó a besar sus labios, al principio de forma dulce, pero,
escaló en profundidad, podía sentir su cuerpo contra el suyo, le gustaba la
sensación que le causaba, estaban acariciándose sobe la ropa tratando de
mantener el calor controlado, cuando escucharon el llanto de su hijo. Se
separaron y se miraron con una sonrisa de complicidad, antes de que Yeosang
fuera a atender al bebé. Jungkook suspiró pesadamente, preguntándose qué es
lo que había pasado con Yoongi, le estresaba no tener una respuesta concreta
de él, pero quería creer que las cosas iban bien, sino ¿Por qué tardaría tanto
en regresar?
—Por aquí señor—dijo el mesero, guiándolo entre las mesas de aquel
elegante restaurante.
Quería mantener su tranquilidad y su fachada, pero, no estaba realmente
seguro de lo que sucedería una vez que llegara a la mesa y viera a las
personas que menos quería encontrar en esos momentos. Porque, aunque su
vida era mejor ahora, teniendo un esposo increíble y un bebé maravilloso, no
dejaba de lado los golpes de su pasado, quería estar alejado de su familia,
pero, había caído, porque a pesar de todo Taehyung siempre fue su mejor
amigo, lo quería, se preocupaba por él, a pesar de todo lo sucedido.
Llegaron a un espacio privado, en la mesa ya se encontraba la pareja
fugitiva, quienes habían causado muchos problemas a la familia, no supo
cómo es que tenía que saludarlos.
—Jungkook—susurró Taehyung poniéndose de pie, fue a su lado y lo
abrazo, Jungkook pudo ver el gesto de incomodidad en el rostro de Hoseok
así que se alejó del contacto—. Gracias por venir.
—Dijiste que era importante, Hoseok—dijo con seriedad.
—Jungkook, por favor siéntate. Hemos pedido vino.
—Bien—se sentó frente a ellos.
No pudo ver mucho tiempo el rostro de Taehyung, porque si bien, ya no
sentía nada por él, la incomodidad por la forma en la que terminaron las
cosas, era algo que aún rondaba por su mente.
—Felicidades por el bebé—dijo Taehyung con voz dulce, pero lo conocía
lo bastante bien como para encontrar en ella un trasfondo de melancolía—.
Nos enteramos cuando llegamos, en verdad estamos felices por ti.
Jungkook asintió. —Gracias, es un bebé sano y hermoso.
—Mi madre habló de tu repentino matrimonio y de cómo fuiste en contra
de tus padres, es admirable.
—Bueno, cuando amas a alguien y sabes que es la persona indicada, nada
más importa ¿No?
Hoseok y Taehyung se miraron y se sonrieron, Jungkook desvió la mirada,
porque sintió ese gesto demasiado íntimo.
—Sé que te preguntas la razón por la que pedimos verte—dijo Hoseok con
una mueca—. No quiero hacerte perder el tiempo, cuando deberías pasarlo
con tu familia, pero, necesito tu ayuda.
Jungkook miró con seriedad a su primo, ellos dos nunca habían sido los
más cercanos, al contrario, tenía una aversión a estar cerca de él, aunque no
sabía si era si la razón era Taehyung o algo más.
—Te escucho.
—Como sabes los Choi y mis padres tenían un trato—relamió sus labios
—. Si yo me casaba con Wendy, ellos iban a mantener su inversión en la
empresa de mis padres, pero, cuando hui, no sólo retiraron el apoyo, sino que
también dejaron a la empresa en una situación lamentable, está al borde de la
quiebra, mis padres venderán sus acciones, ellos son los dueños mayoritarios,
es la única manera de salvarla, pero, no puedo permitir eso, sin embargo, no
podemos mantenerla a flote, mi madre no quiere que nadie de la familia lo
sepa, pero aunque sea así, ellos no moverán un dedo para ayudar.
—¿Y dónde entro yo?
—Por favor Jungkook, compra las acciones de mis padres—suplicó con la
mirada—. Sé que es arriesgado, pero te juro que la empresa puede levantarse,
yo me he quedado sin nada, porque tuve que pagar a los Choi por la falta que
hice, así que, no tengo forma de costarlo, pero te prometo que te compraré las
acciones cuando las cosas mejoren, sólo queremos que seas el accionista
mayoritario por un tiempo.
Jungkook elevó una ceja. —¿Me estás pidiendo que compre una empresa
que está al borde de la bancarrota? Suena estúpido ¿Qué ganaría yo? Es un
riesgo que no puedo correr, mucho menos ahora que mi empresa está en su
mejor momento y tengo una familia.
—Lo sé, pero si las cosas van bien, puedes quedarte con algunas acciones,
sólo necesito unos seis meses para levantar todo y arreglarlo, después de eso,
las cosas serán mejores. No te lo pediría si supiera que es un mal negocio.
—Lo siento Hoseok, pero no es como si alguna vez te hayas interesado en
alguien que no seas tú mismo.
—Eso era antes, ahora he cambiado, te lo pido, sólo deja que nuestros
abogados se reúnan, que te planteen la propuesta, te prometo que no fallará.
Jungkook miró a Taehyung quien se mantenía en silencio, sus ojos se
encontraron viendo la melancolía en ellos, por sus aspectos se veía que no la
habían pasado bien.
—Has una cita para el lunes, lo pensaré, no te diré que aceptaré, si no es
conveniente no lo voy a hacer, sólo lo pensaré.
—Gracias Jungkook—dijo Hoseok con una sonrisa que carecía de
arrogancia, eso era nuevo en él, pero no podía decir con exactitud si era real o
fingida.
—Me tengo que ir, lo pensaré, pero, Hoseok—dijo antes de levantarse—.
Si estas en esto debes de reflexionar si realmente estás listo para luchar contra
tiburones, el egoísmo jamás te llevará a nada bueno—suspiró mirando a
Taehyung quien le sonrió ligeramente—. Estamos en contacto.
Salió del reservado con una mueca, era estúpida esa propuesta, era un
riesgo mayor, no podía tomarlo, era ilógico, pero, entonces ¿Por qué lo estaba
considerando?
Esa noche, la cama estaba siendo más incómoda que otras, no podía dormir,
se movía sin parar, estaba haciendo frío, tanto que tuvo que levantarse para
tomar otra manta más abrigadora, sin embargo, cuando estaba por volver a la
cama, se quedó parado en medio de su habitación, miró de reojo la puerta y
apretó la manta entre sus manos. Sabía bien de dónde provenía esa extraña
incomodidad, era algo que no podía controlar y se odiaba a sí mismo por no
ser capaz de mantenerse firme en su decisión.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba mal, lo que sentía no era bueno, se
sentó en el borde de la cama, dejando que las lágrimas nuevamente se
derramarán por sus mejillas, ¿Por qué no podía sacarlo de su vida? Recordaba
todo lo que le hizo, el engaño, el dolor, la traición y el ser usado como si no
fuera un ser humano, todo eso lo sabía, estaba presente en todo momento, y le
causaba malestar, dolor emocional y físico, los primeros días que llegó a su
casa, se envolvió en la depresión, estaba dispuesto a acabar con su propia
vida, entonces, ¿Por qué no lo echaba de su vida por completo? ¿Por qué
siquiera permitía que estuviera cerca de él?
Se estaba aferrando a una vida que no existía, a una posibilidad que jamás
sería real, al Yoongi que quería para él, no quien era en realidad, era un juego
peligroso, pero, lastimosamente Jimin sentía que lo necesitaba, deseaba
aferrarse a una mentira, antes de afrontar su dolorosa realidad, tal vez, sólo
necesitaba migajas de amor, tal vez quería sentir que en un mundo paralelo él
tenía todo lo que siempre quiso, su padre siempre lo dijo, el odio y el rencor
sólo podrían el corazón, Jimin, no podía odiar, no de esa forma, sólo podía
sentirse herido, y no sabía la forma de salir del dolor, siempre estuvo solo,
siempre rogó cariño, y ahora lo estaba haciendo de nuevo.
Limpió sus lágrimas y salió de su habitación, era de madrugada, habían
llegado hace unas cuantas horas de la fiesta del pueblo, ninguno dijo nada
después de ese beso y la plática que tuvieron, eso sólo los había alejado más,
era momento de tomar distancia, pero, Jimin se halló a sí mismo caminando a
la habitación de huéspedes. Tocó levemente la puerta, si Yoongi estaba
durmiendo no lo escucharía, pero, para su sorpresa o mala suerte, la voz
grave en el interior le dió permiso de entrar.
Tomó aire antes de girar la perilla, abrió la puerta, mirando el interior,
Yoongi no estaba en la cama, se encontraba frente al pequeño escritorio de
madera, con la laptop prendida, había algunos papeles a su lado, este le
observaba con una sonrisa cansada.
—Hola, ¿Sucede algo?
—Hace frío, bajo la temperatura, te traje una manta extra.
Yoongi asintió. —Pensé que era mi imaginación—rio por lo bajo—.
Muchas gracias Jimin.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con cautela, mirando la pantalla sin
poder leer algo realmente, estaba muy lejos.
—Oh, trabajo, tengo que mandar unos documentos a la...—Yoongi calló al
ver la mueca de Jimin—. Son del restaurante, no es nada importante o grave,
no te preocupes.
Jimin cambió su expresión, sonrió ligeramente y asintió, entró para dejar la
manta sobre la cama.
—Descansa.
—Jimin...—dijo Yoongi poniéndose de pie, se acercó a él—. ¿Puedo
desearle buenas noches a mi bebé?
Jimin se quedó petrificado, relamió sus labios nervioso, no sabía lo que era
correcto responder, le miró a los ojos, Yoongi le esperaba con mirada
suplicante, suspiró asintiendo. Yoongi se agachó a la altura de su estómago
redondeado, levantó la camisa de mangas largas que llevaba y susurro sobre
su piel cálida y suave.
—Buenas noches cariño—acaricio con ternura, su voz estaba contenida, no
quería mostrar emoción de más—. No patees a papi mientas duerme, necesita
descansar. Te amo bebé, sé que no puedes creerlo, pero te amo con todo mi
ser.
Jimin apretó la mandíbula y desvió la mirada, algunas lágrimas se
acumulaban en sus ojos, llevó la mano temblorosa al cabello de Yoongi y eso
fue suficiente para quebrarlo. Este comenzó a sollozar sobre la piel de su
estómago, podía sentir sus lágrimas quemar su piel.
—Perdón Jimin, soy un maldito egoísta, pero no quiero dejarlos, no puedo.
Pídeme lo que quieras y lo haré, renunciaré a todo por ustedes.
—Ambos sabemos que no harás eso.
—¿Es lo que quieres? Lo haré.
—No...yo no sé que es lo que quiero. Ya no sé ni quién soy, quiero
alejarte, odiarte, pero, no puedo. ¿Por qué no puedo hacerlo?
—¿Hay algo de amor para mí dentro de ti? Si lo hay, aún podemos luchar.
—No, no sé, yo...
Se alejó, pero Yoongi lo tomó de la cintura, poniéndose de nuevo a su
altura, mirándolo a los ojos.
—Por favor.
—Tengo que salir de aquí.
Pero, no se movió, en vez de eso, dejo que Yoongi lo envolviera entre sus
brazos. Escondió la cabeza en su cuello.
—Quiero que sufras por mí Yoongi, quiero que sientas lo que yo sentí.
¿Cómo hago eso?
—Créeme que lo estoy haciendo, me caigo a pedazos.
—No es suficiente.
—Jamás podré borrar lo que hice, pero quiero ser mejor, por ti y por él.
Jimin se separó, le miró con rencor, salió de sus brazos y le golpeó en la
mejilla con la palma abierta, su mano ardió debido al golpe. Yoongi bajo la
mirada, sin demostrar dolor, eso hizo que Jimin siguiera golpeando su pecho
y brazos, con los puños cerrados, gruñendo hasta que su garganta dolió.
—¡Mira en lo que me convertiste!
Yoongi aceptó cada golpe sin decir nada, cuando Jimin paró, lo tomó en
sus brazos y besó sus labios, un beso realmente doloroso para ambos. Jimin
movía su boca con agresividad, Yoongi correspondió, ambos luchando con
sus manos, llegando a sus ropas, las cuales fueron jalando hasta que
estuvieron en el suelo, Yoongi lo llevo a la cama y entró en él, sacándole un
grito de placer, las estocadas eran fuertes y posesiva. Jimin arañó su espalda,
mordiendo su labio inferior, gimiendo por la explosión de emociones que
estaba viviendo, excitado por el dolor que sentía proveniente de Yoongi, era
más de lo que ambos podían soportar, llegó al clímax gritando, dejando un
eco en la habitación, Yoongi lo hizo después al sentir la tensión de su cuerpo,
ambos juntos, sudando, mirándose como si no se reconocieran.
Jimin desvió la mirada, Yoongi beso su mejilla, bajando a su cuello,
separándose sólo para acomodarlo debajo de las cobijas, después lo abrazó
por la espalda, acariciando su vientre, dejando besos temblorosos en su cuello
y hombro.
—¿Te lastimé? —preguntó preocupado.
—No, físicamente no. ¿Te lastimé yo a ti?
—No, está bien.
—No está bien, no debí hacer eso, lo lamento.
—No importa, duerme, te mantendré caliente.
Jimin se volvió ligeramente para verlo. —Odio tanto amarte.
—Yo agradezco que lo hagas, no se cómo, pero, te voy a demostrar que te
amo.
—Yo no necesito tu amor Yoongi, yo lo que necesito es sinceridad y eso
no puedes darme.
No dijo nada, simplemente beso su frente y se recostó mirándolo, Jimin
cerró los ojos, dejando que el cansancio lo envolviera. Estaba mal, el coraje
que sentía por caer en los brazos de Yoongi lo estaba matando, pero, era una
adicción, un sentimiento que no podía simplemente olvidar, no lo odiaba
como decía, sólo estaba molesto y decepcionado. Sin embargo, perdonarlo no
era una opción, nunca lo sería.
Se levantó y fue a su habitación, estaba harto, tenía que terminar con todo.
63
Bajó las escaleras, sintiendo el frío, no sabía la hora que era, pero, no se
preocupaba por ello, había dormido mejor que en mucho tiempo, estaba
seguro de que al bajar se encontraría con Yoongi, había mucho que quería
preguntar, mucho que necesitaba saber, pero, por lo pronto, quería aclarar su
mente, estaba confundido, porque aunque una parte de él quería que Yoongi
estuviera ahí, otra le costaba entender la razón, él había dicho que se iría, que
lo dejaría en paz para siempre, sin embargo, su confesión la noche anterior le
dejo con un nudo en la garganta.
—Buenos días—dijo Yoongi al verlo, este estaba en la sala bebiendo algo
de café.
—Es tarde ¿Verdad? No encuentro mi teléfono.
—Son las doce del mediodía, ¿Dormiste bien?
—Sí, dormí bien.
—Eso es lo más importante, te prepararé el almuerzo, ¿Algo en especial
que quieras comer?
—No es necesario—dijo con una mueca—. Puedo hacerlo yo.
—No, lo haré yo, tú siéntate.
Jimin asintió, no sabía por qué sentía tan extraña el aura que envolvía a
Yoongi, este parecía melancólico, y evitaba mirarlo a los ojos, Jimin lo siguió
a la cocina, sentandose en un taburete de la barra, observando lo que hacía.
—No hay mucha comida, ¿No has comido bien?
—No me da hambre, y a veces estoy muy cansado para hacer algo.
Yoongi asintió. —Iré al pueblo a comprar unas cosas, dicen que nevara y
cerrarán algunos caminos, hay que prevenir.
—Eso explica el frío, pero, no tienes que hacerlo.
—Lo haré.
Jimin se puso nervioso, la voz fría de Yoongi le decía que algo no estaba
bien, mordió su labio inferior, el control que pensó que tenía estaba
disminuyendo, ahora lo que quería era saber por qué Yoongi estaba de esa
manera, aunque no quisiera, le importaba.
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien.
—Me estás mintiendo de nuevo. Sé que no estás bien.
Yoongi dejó de cocinar para mirarlo, sonrió de forma tenue.
—Es una estupidez, no es algo en lo que debas pensar.
—Esa no es la respuesta que esperaba.
—Es la que te puedo dar por el momento.
—¿Por qué viniste si ibas a estar con esta actitud? Yo no te pedí que
regresaras, parece que haberlo hecho es un castigo.
Yoongi negó acercándose, los separaba la barra de alimentos y eso era
grato, teniendo en cuenta que Jimin perdía la compostura cada que lo tocaba.
—No, no es eso, si vine aquí es porque quería hacerlo, porque necesitaba
verte, lo que dije anoche fue real, me di cuenta que mi vida allá no tiene nada
de sentido, no es un castigo, es estúpido Jimin, sentirme así es tonto.
—No es estúpido si te tiene de esa forma. ¿Qué sucedió ahí?
Yoongi suspiró pesadamente, cerró los ojos unos momentos antes de
mirarlo, parecía mortificado.
—Creo que cometí un error y me siento temeroso de lo que puede suceder.
—¿De qué hablas? —dijo sintiendo el miedo de repente.
—Cuando llegué allá, todos querían saber sobre ti, dónde estabas y si ibas
a volver, tranquilo, no les dije nada, ni siquiera saben sobre el bebé, les dije
que estabas muy molesto y que podías hacer un escándalo, mi familia está en
boca de todos después de lo que Hoseok hizo, así que eso los tranquilizó,
pero Jimin, lo ví en sus ojos, sé bien lo que harán, no dejarán este tema en
paz, por primera vez en mucho tiempo ví la realidad de mi familia, hablé con
JungKook y él me dijo que los dejara y buscará ser feliz, así que renuncie a la
empresa y vine aquí, a estas alturas la familia debe estar muy molesta, no sé
lo que harán y tengo miedo, me di cuenta en el camino de regreso aquí, que
no soy nada sin ellos, si quieren hacerte daño no podré defenderte, me
arrepiento de haber renunciado, porque así, podría enterarme de lo que harán,
pero ahora no puedo. Lo siento mucho, siempre que quiero hacer algo bien,
terminó arruinando todo.
Jimin se quedó en silencio asimilando sus palabras, dentro, sabía que tenía
que tener miedo, que debía estar preocupado por lo que los Min harían si
ellos sabían que él era la razón por la cual Yoongi los había traicionado, pero,
en lo que su mente podía pensar en esos momentos era en que Yoongi estaba
ahí, diciendo que había abandonado a su familia, su puesto en la empresa y
todo por él. No sabía si creerle, no quería hacerlo y volver a ser lastimado, sin
embargo, quería hacerlo.
—¿Y por qué lo hiciste? No tiene mucho sentido.
Yoongi le miró fijamente. —No puedo pertenecer a dos mundos, si estoy
con ellos tú jamás vas a confiar en mí, lo hice porque te amo, porque no
quiero tener que ver a mi bebé de vez en cuando, sé que no me vas a
perdonar, no aún, pero, quiero hacer lo correcto, y no puedo estar con ellos,
menos sabiendo que intentan hacerte daño.
—Yoongi...—chasqueo la lengua—. ¿Eso se quema?
Yoongi maldijo volviéndose para apagar la estufa, lo que estaba cocinando
se encontraba negro y desprendía un olor a quemado, bufó quedándose
mirando el desastre que estaba haciendo, su mente no estaba en el lugar
correcto, a pesar que era donde quería estar.
—Haré más.
—Quiero cereal—Jimin abrió la alacena sacando su cereal favorito del
momento, después fue al refrigerador y tomó la leche que estaba a nada de
caducar, lo vertió todo en un tazón y comenzó a comer.
Yoongi aún estaba con la cabeza baja, sus manos se hacían puños fuertes,
Jimin podía sentir su frustración, era nuevo, normalmente el Yoongi que
había conocido siempre fue muy cuidadoso en demostrar sus pensamientos y
emociones, manipulaba todo a su antojo, así que ahora parecía perdido, y
Jimin se sentía curioso de su nueva faceta.
Suspirando, se acercó a él, tomó la cuchara y la llevo a sus labios, Yoongi
le miró perplejo.
—Odio los sabores frutales en el cereal, pero, a este bebé le encantan, ya
que no lo saco de mí, creo que a ti te gustan eso sabores, está bueno. Prueba.
Yoongi sonrió a medias antes de probar el cereal, asintió después de tragar.
—Sabe muy bien, el bebé tiene buenos gustos.
Jimin rio alejándose, aún había mucho que pensar, necesitaba pruebas de
que Yoongi se había alejado de su familia, sin embargo, ¿Por qué creía que
eso cambiaba algo? No borraría el pasado, ni limpiaría las manos de Yoongi,
no, pero al menos su bebé podría crecer con una vida diferente. Pero, para eso
tenía que conocerlo, ¿Quien era realmente Yoongi? ¿Había algo bueno dentro
de él que fuera rescatable en medio de ese nido de cuervos?
Comió su cereal tratando de estar en calma, el haber dormido bien le estaba
ocasionando una tranquilidad magestuosa, se sentía más ligero y listo.
Acariciaba su estómago mirando la ventana, su bebé estaba moviéndose
mucho, eso hacia cada que escuchaba la voz de Yoongi, parecía que su hijo
sabía quién era su padre.
Desvió la mirada y encontró a Yoongi observandolo, recargado en la
pared, con tranquilidad en su rostro, pero mortificación en sus ojos, no
entendió su reacción, le ponía nervioso, suspiró y se levantó, dejo el plato en
la cocina ya limpia.
—Iré al pueblo, ¿Necesitas algo?
—Aire, creo que iré contigo.
—Claro, vamos.
Salieron de la casa, cerrando la puerta, Jimin vio el auto sencillo blanco
estacionado en la entrada, recordó vagamente las palabras de Yoongi, de
como lo había intercambiado en una gasolinería, subió y le miró con burla.
—¿Qué se siente manejar un auto gama baja?
Yoongi bufó. —Horrible, pero para fines prácticos está bien.
—Si sabes que el problema no son los autos ¿Verdad?
—¿En serio? Recuerdo que la última vez estabas muy molesto por mi
llamativo auto de ricos.
Jimin rio y se encogió de hombros. —Sinceramente estoy molesto contigo,
habría encontrado cualquier cosa para hacerte sentir una mierda.
—¿Y ahora?
—No lo sé, siento que si te digo algo vas a romper a llorar y yo no soy así,
no soy una persona cruel, no quiero que eso cambie.
—Me alegra que no quieras cambiar quien eres, porque tú estás bien.
—¿Te duele tanto haberte alejado de tu familia?
—No, no me duele haberme alejado de ello, es sólo...siempre fui Min
Yoongi, el gran heredero de los Min, el orgullo en los negocios, sin eso, me
preguntó lo que seré.
—¿Así que renunciaste a tu riqueza?
—No, sigo siendo rico, igual que tú, tengo mi propio patrimonio, sólo ya
no quiero estar con ellos, quiero ser como JungKook, que ha formado su
nombre con su propio ingenio.
—Yo no soy rico.
—Lo eres, no quieres serlo, pero lo eres Jimin, ¿Has decidido qué hacer?
—Dejaré todo, no es algo que me importe, no me interesa vivir en el
campo sin nada.
—No creo que deberías hacerlo.
—¿Ah no? ¿Por qué no?
—Porque por algo el abuelo te lo dejo todo a ti. Él vio algo en ti, podrías
ser muy bueno si quisieras, mi familia ha perdido el rumbo de la empresa,
ahora lo que quieren es la expansión para tener mucho más, pero, después de
pensarlo bien, no creo que sea lo correcto, por algo el abuelo no lo quería.
—¿Qué es lo que quería mi padre?
—No lo sé—hizo una mueca—. Jamás hablé con él de eso, nadie más que
mi padre y tíos hablaron con él sobre el futuro de las empresas.
Jimin hizo una mueca. —Jamás debimos volver, nunca, tal vez él estaría
aún aquí.
—No estaba bien de salud, no defiendo a nadie de la familia, pero, esto
pudo suceder en cualquier lugar.
—Pero, al menos habría sucedido en un lugar donde él se sintiera bien y
feliz, no con las personas de las que quería huir.
—Tienes razón.
—Tengo razón, pero tú lo ves de otra forma ¿No? Dime lo que piensas en
verdad.
—No quiero discutir por esto.
—Estamos hablando, dime.
—El abuelo se equivocó, entiendo que no quería estar cerca de nosotros,
pero jamás apareció, no se hizo cargo de nada ¿Cómo esperaba ejercer una
decisión si nunca se involucró en nada referente a la empresa? Además si su
idea desde el inicio fue dejarte a ti como el heredero universal, lo mínimo que
tenía que mostrarte es cosas sobre negocios, como se mueve el mundo, carajo
Jimin fue tan sencillo...
Paró en seco, Jimin le miró con una interrogante en el rostro, por sus
gestos, podía entender que Yoongi estaba evitando decir algo que pudiera
molestarlo o herirlo.
—¿Fue tan sencillo qué? Dilo, puedo con ello.
—Fue tan sencillo llegar a ti, tan fácil manipularte, no estoy orgulloso de
lo que sucedió, no, pero, carajo, si él te hubiese enseñado lo que era la vida
real, tú no habrías caído y...no te habría lastimado.
—¿Es mi culpa por no poder cuidarme de personas como tú?
—No, no es lo que trato de decir, estamos hablando del abuelo.
—Entonces, es su culpa por haberme criado con amor y no como tus
padres te criaron a tí.
—Sí.
—Eso no es verdad, lo que él hizo fue darme el amor que nunca tuve, me
dió un hogar, felicidad y protección, nadie tiene el derecho de hacerme sentir
mal, tú y tu familia son los malos aquí, no él.
—Fue egoísta Jimin, sé que él no quería que fueras como nosotros, lo
entiendo, pero si planeaba que en algún momento te enfrentarás a los Min,
por lo menos debió de prepararte, decirte que el mundo no es bueno y dulce,
las personas somos crueles, nadie debe de ser malo, lo sé, pero eso pasa y tú
no lo sabías, dime ¿Alguna vez pensaste que las personas pueden ser
malvadas?
—No—dijo desviando la mirada a la ventana—. Bueno, no creí que fueran
así, jamás me tope con nadie como ustedes. Sigo siendo estúpido, mírate
estás aquí.
Yoongi asintió. —Tú debes odiarme y no dejar que este en tu vida.
—Sí, debería hacer eso ¿No?
—Sí, pero no quiero que lo hagas.
—¿No es eso ser egoísta también?
—Lo soy, sinceramente no creo que sea una buena persona, tal vez ya
estoy podrido por dentro ¿No? Está en mis genes en mi crianza, como tú lo
dijiste, mis padres criaron un buen empleado, un hijo de puta que no se deja
de nadie, jamás hubo un te amo, o un estoy orgulloso, creo que por eso me
enamoré de ti.
—¿Por qué? —dijo mirándolo curioso.
—Fuiste la primera persona que mostró interés en mi, yo pensé que
conocía el amor, creí que me había enamorado y amaba a Jennie, pero ella
jamás me dió nada, pero tú, me diste lo que nunca imaginé y sigues dándome
más de lo que merezco, por ejemplo, la oportunidad de estar aquí, sé que no
me quieres cerca, que no confías en mí, pero, aún así, me dejas estar a tu
lado.
—Lo hago por el bebé.
—Ambos sabemos que no es así, pero, está bien, quiero ganarme tu
confianza, tal vez algún día hacer que me ames de nuevo.
—No te entiendo, yo conocí a un Min Yoongi diferente, alguien tan seguro
de sí mismo, que no le importaba nadie más y ahora, te presentas así,
vulnerable, ¿Quien eres en verdad? ¿Estás jugando de nuevo?
—Jungkook es feliz, lo ví en sus ojos y yo quiero ser feliz, te amo, me di
cuenta tarde de eso, pero te amo, y amo a mi bebé, quiero ser un buen padre y
no lo seré si estoy al lado de ellos Jimin, jamás seré feliz porque lo que yo
quiero no se adapta a lo que ellos esperan de mí. Incluso si no estás conmigo,
no importa, quiero ser buen papá.
—¿De verdad quieres ser papá? Decías que no estaba en tus planes. Me
confunde.
Yoongi se encogió de hombros. —No, no lo estaba, quiero que entiendas
una cosa, yo no tuve una familia, de hecho todos crecimos sin atención más
que de sirvientes y niñeras, no tuve esa cercanía, no sabía que estás esperando
un bebé, quería que pasara el tiempo, arreglar...las cosas, pero cuando lo
supe, fue lindo, mi hijo está en ti.
Jimin acarició su estómago, Yoongi alargó la mano y acarició también,
después la quito para volver a manejar.
—¿Qué vida le vamos a dar? ¿Crees que estará bien? ¿Ellos pueden
hacerle daño?
—No, no creo que se metan con el bebé, pero si querrán usarlo, por eso
puse el límite, si seguía con ellos se enterarían del bebé, entonces querrían
que usará eso para convencerte.
—¿Están molestos?
—No lo sé, apague mi teléfono, supongo que tengo que encenderlo en
algún momento, pero, quiero tranquilidad por unos días.
Jimin asintió. —Bien.
Llegaron al pueblo, había pocas personas en la calle debido a la próxima
nevada, se estacionaron en el pequeño supermercado y bajaron, Yoongi tomó
un carrito y ambos fueron recorriendo los pasillos tomando todo lo necesario,
Jimin no se dió cuenta que faltaban tantas cosas hasta que vio como se
llenaba el carrito, busco fruta y dulces, que eran sus principales antojos,
Yoongi elegía carne y verduras, de vez en cuando le preguntaba sobre si
quería comer algún platillo especial, Jimin respondía y él buscaba lo
necesario, la escena era tan hogareña, realmente parecían una pareja casada
esperando a su primer bebé. Jimin miró los artículo de bebé, aún no había
nada para su pequeño, pensaba que pronto tendría que comenzar a comprar.
—Esto para mí—dijo mostrando una botella de vino—. Y este jugo para ti.
—No creo que te guste es vino barato.
—Lo que sea está bien, llevo cerveza también, hace años que no bebo
cerveza—rio—. Si te pones a pensar mi vida es críticamente ridícula. ¿No?
—Sí, lo es.
Yoongi rio negando, miró alrededor. —¿Quieres que llevemos algo para el
bebé?
—Ammm, no lo sé...¿No es muy pronto?
—Casi cumples los siete meses, creo que es momento, veamos, mira—
tomó un enterizo abrigador pequeño—. Esto le puede servir, nacerá en
tiempo de frío.
—Es lindo—asintió Jimin tomándolo en sus manos.
—¿Necesitas algo más?
—No, es suficiente.
Llegaron a la caja, Jimin quiso pagar, pero Yoongi no le dejo, salieron con
las bolsas pesada, Jimin llevaba las más livianas, subieron al auto y se
miraron.
—¿Quieres ir a algún lugar por aquí?
—No, está bien.
—Vi una cafetería ¿No quieres pastel?
—Bien, ganas.
—Perfecto, necesito algo dulce.
—¿Se nos antoja cosas dulces? Eso quiere decir que el bebé será muy
dulce ¿No?
—Supongo que sí, no sé cómo funciona.
No tardaron mucho en llegar a la cafetería, pidieron pastel y café con
leche, estaban sentados comiendo tranquilos.
—Las nubes están cambiando, deberíamos irnos rápido.
—Sí—comió más pastel de crema de fresa.
Yoongi le observó con una sonrisa, Jimin entrecerro los ojos.
—Deja de verme.
El mayor alargó la mano y limpio la comisura de sus labios con su dedo,
Jimin enrojeció, Yoongi probó lo que había en su dedo y siguió comiendo.
—¿Quieres que te ame de nuevo? Por eso haces esto.
—¿Funciona?
—No—bufó bajando la mirada pero sonriendo.
65
Miraba el manto blanco que recubría el suelo fuera de la casa, suspiró con
profundidad, en sus manos había una taza de chocolate caliente con pequeños
bombones, Yoongi había tomado nota sobre sus antojos dulces, apreciaba el
gesto, la noche anterior se habían ido a dormir juntos después de lo sucedido
en la sala, aún lo recordaba y su cuerpo se erizaba, fue un golpe duro de
emociones y sentimientos que lo dejaban fuera del ring de pelea, no podía
luchar contra lo que sentía y la parte que quería creerle a Yoongi estaba
ganando.
—Se ve hermoso—dijo Yoongi llegando a su lado, bebiendo café.
—Sí, se ve increíble—asintió—. Cómo los paisajes de las películas
navideñas.
—Faltan tres meses para navidad, pero, sí, da el ambiente. ¿Cómo te
sientes?
—¿Sobre?
—Sobre todo, ayer hablamos muchos.
—No hablamos casi nada—rio por lo bajo—. Me siento bien, estoy más
relajado, no entiendo la razón.
—¿Sigue molestándote mi presencia?
—No, no como antes, eso ha cambiado.
—¿De buena manera o de mala?
Jimin le miró de reojo, Yoongi parecía tener cuidado con sus palabras.
—Supongo que es bueno, no lo sé realmente. ¿Tú cómo te sientes? ¿Sigues
teniendo miedo de lo que pueda pasar con tu familia?
—Lo tengo, pero, llegué a la conclusión de que era necesario, no me
arrepiento, ya no.
—Ya veo.
Yoongi alargó la mano para acariciar la mejilla de Jimin, este sonrió ante el
gesto, era increíble como una persona era capaz de hacerlo sentir el cielo y al
mismo tiempo llevarlo al infierno.
—Te ves lindo hoy.
—¿De verdad? Siento que estoy más hinchado. El bebé ya es muy grande
para mi cuerpo. No creo poder aguantar hasta el final.
—Bueno, tienes que hacerlo, es pronto para que llegue, te ves hermoso de
igual forma, me gusta verte.
Jimin mordió su labio inferior. —Ya basta de eso, tengo cosas que hacer.
Camino al perchero, de dónde tomó sus guantes, un gorro y su chamarra
gruesa, después de calzar sus botas salió dirigiéndose a la caballeriza, en la
granja tenía algunos animales, un viejo caballo que su padre había rescatado
del sacrificio, gallinas y una vaca. No sabía por qué su padre había rescatado
esos animales, antes supuso que tenía un gran corazón como para verlos
sufrir, pero, desde hace días comenzó a sentir algo extraño en su pecho.
—Te ayudo—dijo Yoongi tomando la alfalfa.
—Puedo solo.
—Puedes, pero quiero ayudarte.
Jimin asintió, abrió la puertecilla del caballo y dejo que Yoongi entrara a
dejar el alimento.
—¿Por qué si tenían un caballo me dijiste que no sabías montar?
—Oh, no se puede montar, Hann tiene artritis, fue montado desde muy
pequeño, papá lo salvó del sacrificio.
—Debe pasarla mal.
—Toma sus medicamentos, tiene una buena vida aunque, siento que no le
queda mucho, lo he visto muy recaído, creo que extraña a mi padre.
—Los animales son...sensibles—susurró acariciando el lomo del caballo.
—Lo son, han sufrido mucho, pero papá trató de que llevarán una buena
vida.
—¿De verdad? ¿Cómo?
—A Hann lo iban a sacrificar, lo vimos en el pueblo, papá conocía al
dueño, Daysi la vaca estaba desnutrida en el campo, así que la ayudó, las
cinco gallinas y el gallo estaban en venta, porque su dueño no los quería más.
—Fue una buena obra.
—Sí, lo fue.
—¿Sucede algo? —dijo mirándolo de reojo curioso.
—No es nada.
—Dime.
—Me hace pensar, en mi padre y sus motivaciones—se encogió de
hombros—. ¿Y si yo soy como esos animales? Ya sabes, un proyecto de
caridad. No somos muy diferentes.
—No Jimin.
—Ustedes también lo pensaron ¿No?
Yoongi se acercó a él y lo tomó de los hombros.
—No, no es así, el abuelo te quería, creo que fuiste la persona a la que más
quiso, sólo quería que tuvieras una vida mejor, no eres la caridad de nadie.
Jimin hizo una mueca desviando la mirada. —Últimamente desconfío de
todo.
—No, no lo hagas, no por lo que nosotros hicimos, eres especial Jimin,
cualquiera puede verlo, eres increíble, el abuelo vio eso en ti, que vales todo,
te amo y mereciste ese amor.
Jimin no contesto, últimamente dudaba de todo y de todos, se encaminó a
la salida, estaba en eso cundo sintió un golpe en la nuca, no fue fuerte, pero la
nieve salto alrededor. Se volvió sorprendido, vio a Yoongi sonreírle con
complicidad, frunció el ceño y se agachó para tomar nieve, hizo una bola y la
lanzó a Yoongi, pegándole apenas en el hombro, se miraron unos instantes
antes de comenzar la lucha, Jimin se cubría mientras reía, hace mucho que no
reía de esa forma, lo mismo pasaba con Yoongi, se estaban divirtiendo como
niños, Jimin levantó las manos en son de paz.
Estaba cansado, no podía moverse como antes, como pudo se recostó en la
frialdad, Yoongi corrió hacia él.
—¿Estás bien?
—S...í—dijo sin aliento.
—Ven, tienes que levantarte de ahí, puedes enfermar.
—Yoongi ven.
Tomó su brazo y lo empujó hacia abajo, Yoongi bufó, pero se recostó a su
lado, miraron el cielo más despejado, tomó su manos enguantada y la apretó.
—¿No hiciste esto cuando eras niño?
—Jamás—susurró Yoongi—. Últimamente he hecho muchas cosas por
primera vez, contigo.
—¿Debo sentirme halagado?
—Deberías, hace un tiempo, ni siquiera hubiera pensado en este momento,
pero me gusta.
—Hace frío.
—Te lo dije—negó levantándose, tomó a Jimin de la mano y le ayudó a
ponerse de pie, sacudió el resto de nieve de su ropa, Jimin le miraba con un
mohin tierno.
Volvieron a la casa, Jimin subió las escaleras para tomar un baño caliente,
su corazón latía con fuerza, tener a Yoongi cerca era peligroso para su
bienestar, entró a la ducha caliente suspirando, su cuerpo se sentía
entumecido por el frío, estaba concentrado en sus pensamientos confusos,
cuando sintió el cuerpo cálido que se pegó en su espalda, se tenso por unos
segundos antes de que los besos ligeros en su hombro desnudo le hicieran
relajarse, ladeo la cabeza, dejando que fuera más allá, con aquellas dulces
caricias en su cuerpo, volvió la cabeza y atrapó los labios de Yoongi,
fundiéndose en un beso profundo y lleno de anhelo. Porque si era un sueño
no quería despertar.