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La existencia de sesgos cognitivos surge como necesidad evolutiva para la emisión inmediata de
juicios que utiliza nuestro cerebro para asumir una posición rápida ante ciertos estímulos,
problemas o situaciones, que debido a la incapacidad de procesar toda la información disponible
se filtra de forma selectiva o subjetiva. Si bien nos pueden conducir a errores que pueden ser
graves, en determinados contextos conducen a acciones más eficaces o permiten adoptar
decisiones más rápidas cuando la inmediatez es el mayor valor (heurística).
Esto es debido a que al no disponer de información contrastada sino solo disponer de los sesgos y
probabilidades (procedentes de los valores adquiridos) o tópicos inciertos (procedentes de vagas
referencias de otros) reduce las posibilidades de usar la lógica para tomar decisiones correctas o
para alcanzar la verdad. El cerebro y en general la evolución premia la supervivencia a corto plazo
que nos permita la reproducción. El humano ha evolucionado en otro tipo de ambiente donde la
mejor estrategia es asegurarse a sobrevivir a corto plazo en lugar de una estrategia a largo plazo
de búsqueda de la verdad.
El conocimiento y manera de pensar tendenciosos deben separarse de los actos prejuiciosos que
son los que producen una ética reprobable. Así, por ejemplo, la ciencia nos dice que existe el
planeta Urano, pero ya desde la infancia y sin comprobarlo porque se ha recibido sin razonarlo a
una edad temprana, se cree de manera preferente en su existencia. El no comprobarlo
científicamente representa, para el individuo, un acto que evita el gasto energético y de tiempo
que significaría el afán de comprobarlo, y que además proporciona estabilidad social.
Hoy en día se vive del prejuicio informativo de muchas fuentes porque el trabajo necesario de
comprobarlo nos impediría vivir en sociedad. Por tanto, se ha hecho inevitable basarse en
suposiciones, prejuicios o probabilidades, que la conciencia decide sesgar de una manera u otra en
función de resultados anteriores, sin embargo, si nadie comprobara de manera regular la
veracidad de la información, cuando la propia vida o una decisión depende de dicha veracidad,
estaríamos hablando de negligencia. Así el acto de evitar la experimentación o no verificar la
información desde una perspectiva informada y protegida, es un acto que en tal caso, sería
reprobable.