Está en la página 1de 12

Las representaciones de la vida de los santos como instrumento de

adoctrinamiento cristiano en España. (XIV-XV)

Benjamín Antonio Zavala Magariño

Introducción

Naturalmente el ser humano aprende a partir de la imitación; la imitatio, como argumenta


Aristóteles, se expresa en los individuos como un modo de vida prematuro necesario para la
educación y difusión de todo tipo de conocimientos, coloquialmente, aprendemos con el
ejemplo. De esta manera, sin efectuar la exclusividad en el cristianismo, la persistencia de
historias donde un individuo, realiza acciones fantásticas, positivas y admirables para
enseñarnos lo que debe ser correcto, se ha convertido en un modo didáctico, sencillo y
directo de adoctrinamiento. A través de estas historias se difunde en la población la ética, la
ideología, el miedo y demás conocimientos académicos, míticos o técnicos. En la Europa
medieval se denotan están tendencias a ejemplificar la vida de sacrificio como un arquetipo
consumado y alcanzable, el gran ejemplo es la vida misma de Jesús que precisamente es la
máxima expresión pura del buen vivir, del cómo vivir.

Este trabajo se va a enfocar en dilucidar la influencia de la vida cotidiana de los santos en la


población y qué tanto ha sido propicio su uso para difundir el cristianismo en España, esto
en el contexto de las cruzadas en Europa y la hegemonía del feudalismo. Es importante
analizar el peso ideológico que tuvieron estas historias de los santos para promover el
cristianismo y la sumisión que era consecuencia de ello en un sistema señorial vigente. En
España, durante la edad media, el cristianismo había enraizado sus instituciones para
mantener un control religioso acompasado con un matiz político. Así, textos como la
Leyenda aurea o en latín, legenda aurea, fueron esenciales para alcanzar estos objetivos
impuestos por la Iglesia católica de consolidar un arquetipo de cristiano: dócil, sacrificado,
empático, conformista, sumiso, temeroso.

El objetivo de este trabajo será dilucidar los modos, el impacto y la eficacia de la difusión
de la vida cotidiana de los santos empleada para adoctrinar a la población. En primera
instancia, veremos el tema del miedo al castigo divino, al infierno, la muerte, como un
horizonte catastrófico y que va a mitigar actitudes paganas de la población española. En
segunda instancia, el ejemplo de la redención, la superación y el reconocimiento colectivo
que implica el desarrollar una vida cristiana acorde a las leyes de la Iglesia, la valoración
positiva de la otredad; es decir, la comunidad, que funciona como un ente de valoración
donde radica la realización humana. Finalmente, el impacto social de estas ideas
implantadas en la población española, como direcciona en las ideas populares un estilo de
vida que se va a imprimir en la cotidianidad basándose en la vida de los santos como un
ejemplo del buen vivir.

Palabras clave: adoctrinamiento cristiano, vida cotidiana, España, Iglesia católica, muerte
Miedo a la muerte, el infierno y el castigo divino

En la Europa medieval, la muerte estaba asociada al castigo divino que difundía el


catolicismo en las personas. La vida era un campo de desarrollo donde las personas eran
puestas a prueba por Dios, durante ese contexto estaban propensas a escarmientos por no
cumplir los mandamientos, esto se denota en la salud o en la suerte. La mayor parte de
eventos negativos en la vida de las personas se interpretaba como una consecuencia del
pecado, donde el auge de todo lo maligno se resalta en la muerte; es así que como expresa
Mitre, “las grandes catástrofes naturales, la violencia, la pobreza, las carestías de todo
tipo, las hambrunas, las enfermedades y el lógico colofón de muchas de esas desgracias: la
muerte” (2003, p. 13) forman parte del producto del pecado.

La sociedad cristiana occidental del siglo XIV veía en la muerte a una persona invisible que
iba por el mundo arrebatando la vida de la gente por predisposición divina, esto era una
forma de pensar la igualdad entre los hombres a pesar de las abismales diferencias sociales
que existen en la sociedad pues nadie escapa de la muerte.

La imagen de la muerte ejercía otras funciones dentro de la sociedad


medieval: podía ser una forma de sátira social o servir de motivación, advertencia e
inspiración a la fe, como parte del sistema de incentivo utilizado por la religión para
mantener a los fieles en el buen camino, hecho que resultaría en una ‘buena muerte’.
(Días, 2018, p. 243)

Definitivamente, el temor es un modo de condicionamiento psicológico utilizado durante


mucho tiempo en las sociedades humanas; principalmente cuando se tiene que mantener un
orden establecido como una tiranía, dictadura o dogma. Sobre el último punto, el
cristianismo sustenta sus principios, entre otras concepciones, en el miedo al juicio final de
Dios, donde está en juego la eternidad del individuo. La idea del infierno cristiano ha
mutado en la mentalidad colectiva europea desde sus orígenes judeocristianos hasta antes
de la migración hacia América. Así lo expresa Rubial:

Pero al final del siglo XIII y durante la crisis que vivió Europa en el XIV y
parte del XV, comenzaron a aparecer descripciones pormenorizadas de las torturas
infernales. Las descripciones estaban hechas con tan minuciosa y morbosa exactitud
que no dejaban nada a la imaginación. La paleta del pintor tomaba el modelo del
mundo; del horror de la peste y de la guerra, de los herejes y brujas quemados en la
hoguera inquisitorial y de las narraciones de los martirios de los santos, salían las
formas plásticas que describían el inframundo. (1999, p. 40)

Los castigos descritos por los emisarios de la iglesia, representantes de Dios en la tierra, en
los tantos documentos que pululan la literatura religiosa, también lo están en el ámbito
pagano; un claro ejemplo de ello es La divina comedia de Dante, donde narra las torturas
que viven los hombres distribuidos en 9 círculos de castigos eternos. En consecuencia, el
pensamiento colectivo estaba condicionado al tema de la salvación propia del alma, y esto
ocasionaba que las personas cambien su manera de vivir al cristianismo y evitaba el
desenfreno de las pasiones. El adoctrinamiento se expresa de esta manera, al cohibir
actitudes humanas cuestionables para introducir el discurso cristiano en la población,
logrando mantener durante un largo periodo de tiempo el monopolio de los principios
morales.

De manera complementaria, no solamente se utilizaba el argumento psicológico del miedo


al sufrimiento eterno o a las enfermedades cotidianas para promover el cristianismo, la
Iglesia católica ya operaba de modo imperativo a través de la Inquisición que condenó a
miles de europeos a toda clase de vejaciones. En España, en Zaragoza, se perseguía la
herejía de pensar libremente en la naturaleza del cosmos, el caso peculiar del botiguero
Simón de Santa Clara que fue condenado Post mortem por predicar el agnosticismo, para
él, detrás del velo de la muerte solo existía un silencio infinito y una oscuridad abrumadora;
es decir, no había cielo ni infierno.

En Aragón, como en parte de Europa, también había calado la idea de un purgatorio donde
la gente encontraba esperanzas pues funcionaba como un punto medio entre el cielo y el
infierno.

En el cuatrocientos aragonés se encuentra totalmente asentada la creencia en


el purgatorio, un “lugar” intermedio, funcional y transitorio, que purifica las almas
de quienes han muerto siendo pecadores, pero no tanto como para ingresar
automáticamente en el infierno. El purgatorio se configura como un “espacio” de
esperanza para los muertos y de consuelo para los vivos y cubre necesidades
humanas muy hondas, tales como la de proporcionar cierta seguridad ante la propia
muerte y ofrecer una vía a los vivos para ayudar a los seres amados que han
fallecido. La Iglesia intentó en todo momento controlar este “lugar” y ser la
mediadora exclusiva y la garante única de la eficacia de los recursos utilizados para
auxiliar a las almas de los fieles difuntos. (García, 2006, p. 166)

Esto motivaba la fe en pensarse medianamente merecedores de una consideración piadosa,


evitar el infierno era con creces el objetivo máximo de vivir en la cristiandad.

La vida cristiana como ejemplo positivo del buen vivir

El tema de la muerte como un horizonte apocalíptico se fortalecía con su idea antagonista,


es decir, con la vida, durante el periodo que estamos existiendo, uno se debe “ganar el
cielo”, merecer el privilegio de morar junto a Dios y los santos por la eternidad a buen
recaudo. Para esto la Iglesia promueve reglas generales que nos muestran cómo vivir, lo
que se puede hacer o no. El primer conjunto de estas leyes divinas, al menos para el mundo
occidental cristiano, fueron los 10 mandamientos; ignorar estas reglas significa pecar. El
pecado es una figura de ofensa hacia Dios, donde el pecador tiene que ser disciplinado de
alguna forma; bajo estas ideas es que la Iglesia asumía las sanciones terrenales a los
pecadores en forma de castigos; sin embargo, Dios también podía enviar cataclismos a los
hombres que ejercen estas prácticas prohibidas.

Como es evidente, es improbable que un grupo de hombres se ciña apasionadamente a un


conjunto de normas atemporales a su contexto histórico. Si bien es cierto, el cristianismo
medieval es resultado de innumerables transformaciones pues alberga un proceso
sociopolítico como trasfondo, siempre había disidentes, personas que contrariaban estos
preceptos a pesar de haber vivido bajo su herencia cultural. Es por ello que la figura de la
confesión se impone en las comunidades católicas europeas y posteriormente a los
territorios colonizados por estas; en la España medieval caracterizada por ser
profundamente católica, las confesiones eran un modo de control social. Soto (2006) dice
sobre ello:
En el siglo XV asistimos a un gran florecimiento de esta clase de obras en la
Península Ibérica. La expresión manuales de confesión que figura en el título la
utilizo aquí en sentido amplio, incluyendo también en ella, además de los tratados o
modos de confesión propiamente dichos, algunos manuales de curados, que se
proponen atender a los clérigos con cura de almas en todos los aspectos de la
práctica pastoral, sea en la administración de los sacramentos, sea en la celebración
del culto, sea en la instrucción de la doctrina cristiana. (p. 412)

Como vemos, las confesiones eran populares en España y Europa. Su fortaleza era aun mas
solida debido al ejemplo que difundían las sagradas escrituras. La biblia está plagada de
personajes que a través de sus vivencias ejemplifican la vida cristiana y definen como debe
pensar, hablar y desarrollarse el individuo. El gran ejemplo de realización humana es
encarnado por Jesús quien es portador de una serie de cualidades e ideales acordes a los
principios cristianos. Se inculcaba en los hombres la imitación de estas actitudes para poder
alcanzar la salvación. Asimismo, vemos también los modos de vida que no deben ser
imitados, como lo es el caso de la traición representado en Judas Iscariote.

Acerca del modo de vivir positivo representado en la Biblia, se adhiere el testimonio de los
santos que son personas comunes como el resto de hombres que alcanzan el reconocimiento
divino gracias a practicar la cristiandad casi a la perfección. Esto provoca la satisfacción
personal de las personas ejecutoras del “buen vivir”, pues son reconocidos y valorados por
su comunidad.

La vida de los santos como influencia

Antes de analizar el impacto de la influencia de algunos santos en la sociedad española de


los siglos XIV y XV, es importante notar la jerarquía religiosa que había en aquel tiempo y
lugar, ese contexto sitúa a los santos como portadores de la gracia divina que promueve
Dios en el mundo, son como corresponsales o enviados especiales con el objetivo de
promover la buenaventura. García (2001) menciona:

El santo, el fiel servidor de Dios públicamente reconocido, disfruta de


veneración y honra en función de su santidad. Se trata de un individuo que puede
ser definido como el cristiano perfecto, el héroe en el orden moral y religioso, el
amigo de Dios, el justo o el hombre de Dios. Estos términos, todos ellos sinónimos,
vienen a expresar aquella existencia humana que busca agradar a Dios siguiendo la
invitación directa que Cristo hace en su Evangelio. (p. 126)

Entro los estilos de vida difundidos en la población española sobresale la humildad, la


templanza, la bondad y el conjunto de sacramentos que componen los principios del
cristianismo. La leyenda aurea nos muestra una variedad de experiencias individuales de
los santos que fueron canonizados por la Iglesia católica antes del siglo XIII, sus páginas
albergan 258 historias relacionadas con los santos, su vida y sus milagros.

Las temáticas implican mártires, vírgenes, algunos monasterios también. Por ejemplo,
mencionan sobre San Nicolas, San Andrés Apóstol, Santa Paula, San Blas o San Jorge.
Acerca de este ultimo fue un soldado natural de Diospolis que vivió en Capadocia alrededor
del 270 de nuestra era. El fue de los primeros difusores y protectores del cristianismo en el
Imperio Romano, debido a ello fue decapitado después de un martirio de 7 años y rehusarse
hasta el final de renunciar a su fe. Esto esta relacionado con España, debido a la influencia
sobre su población, incluso siendo patrono de una ciudad importante de la península
ibérica, “Aragón recuerda todos los años el día 23 de abril la tradición veneranda del
señor San Jorge. De ahí el interés permanente de la estupenda leyenda georgiana y del
culto al ilustre mártir, patrono de Aragón”. (Lopez, 1966, p. 7)

Aquella imagen promueve la resistencia de la fe ante los embates de las opiniones opuestas,
es una nación donde el cristianismo está arraigado hasta las entrañas es resaltante ver como
este testimonio funciona de adoctrinamiento de la población española.

Finalmente, un ejemplo asociado a la mujer, la virgen santa Lucia que fue una joven
denunciada por supuestamente ejercer la brujería. Ella fue quemada después de varias
sesiones de tortura. Su imagen esta relacionada a la fidelidad y la firmeza religiosa. Sáenz
(2015) dice:

Si nos centramos en la vida de Santa Lucía, el deseo de santidad de la joven


se manifiesta en su precoz tendencia a la vida santa: desprecia el mundo en su
juventud y no se da nunca a ningún deleite corporal. Además, es el nombre elegido
por sus padres el que marca a la protagonista, simbolizando su futura condición de
santidad, manifestada por la Santa tras la visión de Santa Águeda y la curación
milagrosa de su madre Eutiquia. (p. 34)

Una vez más la tendencia al sacrificio personal para defender la fe es una de los argumentos
constantes en el desarrollo de las historias de los santos, vidas que son imitadas por la
población para promover un modo de vida acorde a la cristiandad.
Conclusiones

Podemos apreciar como la vida de los santos ha influenciado en gran medida el proceso de
afirmación del cristianismo en Europa, principalmente en España. Vimos como el miedo
inculcado en la población desde la niñez funcionaria de manera eficiente para neutralizar en
gran medida el crecimiento de la degeneración colectiva; como también, en consecuencia,
del ejercicio del libre albedrio para definir una cosmovisión propia.

El ideal de la muerte relacionado a la negatividad que abunda en la existencia, todo lo


opuesto a lo bello, lo decente o lo perfecto, es asociado a la muerte, que es producto del
pecado, un castigo divino como lo son también las enfermedades o los malos augurios.

Además, la idea del infierno perseguía a los hombres y les infundía sometimiento y temor
para poder garantizar un vinculo entre sociedad y religión difícil de quebrar.

Notamos también ejemplos como Aragón o Zaragoza que cuentan con todos los requisitos
cristianos que cumplen para la época con el resultado de una sociedad católica
conservadora basada en la biblio, la difusión del miedo como arma de dominación y
adoctrinamiento, la ejemplificación del buen vivir a través de la vida de los santos y
principalmente la de Jesús.

Esto fue complementado con las confesiones de pecados, pues de esa forma es posible que
pueda aconsejarse al individuo en esa consigna; además, dicha práctica garantiza un control
directo de la vida privada de las personas, un poder incalculable.

Finalmente, vimos el impacto de estas historias de los santos donde se nota en su


cotidianidad elementos que tienden a ser imitados por los fieles al catolicismo. El sacrificio
es una imagen redundante en aquellas historias, el martirio, la tortura y el alcance de la
canonización por sus obras.
Bibliografía

Fuente Primaria:

Leyenda aurea. Santiago de la Vorágine S. XIII

Una recopilación biográfica de aproximadamente 180 santos y mártires cristianos.

Fuentes Secundarias:

Contextual

Baños, F. (2011). El ermitaño en la literatura medieval española: arquetipo y variedades.


El monacato espontaneo.

Campagne, F. A. (2000). El otro-entre-nosotros. Funcionalidad de la noción de superstición


en el modelo hegemónico cristiano (España, siglos XVI y XVII). Bulletin
hispanique, 102(1), 37-63.

Edwards, J. (1990). Raza» y religión en la España de los siglos XV y XVI: una revisión de
los estatutos de «limpieza de sangre. Anales de la Universidad de Alicante.
Historia Medieval, N. 7 (1988-1989); pp. 243-261.

Dias Ángelo de Souza, C. (2018). Muerte y representación en la Edad Media:


consideraciones sobre la imagen, la iconografía de la muerte y la influencia de la
Peste Negra en el surgimiento de los temas macabros.

García, A. R. (1999). Entre el cielo y el infierno. Cuerpo, religión y herejía en la Edad


Media tardía. Acta poética, 20(1-2).

García-de-la-Borbolla, Á. (2001). La santidad en el mundo medieval: un concepto unívoco


y una diversidad de modelos.

Herrero, G., del Carmen, M., & Falcón Pérez, M. I. (2006). En torno a la muerte a finales
de la Edad Media aragonesa. la España medieval, 29, 153-186.
Mitre Fernández, E. (2003). Muerte y modelos de muerte en la Edad Media clásica. Edad
Media: revista de historia, (6), 11-31.

Puche, C. (2018). La leyenda de Judas Iscariote en la tradición catalana de la Legenda


Aurea y su modelo latino. Cultura Neolatina ISSN 0391-5654, Anno 78, Fasc 3-4,
págs. 211-238.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6764984

Puche, C. (2019). La leyenda de Pilatos en la «Legenda aurea» de Iacobus de Voragine:


estructura narrativa y exemplum a contrario. Revista: Hagiographica ISSN 1124

Soto Rábanos, J. M. (2006). Visión y tratamiento del pecado en los manuales de confesión
de la baja edad media hispana. Hispania Sacra, 58(118), 411–447.

Tena, M. (2005). Algunos modelos de mujer en la leyenda aúrea de Jacobo de la Vorágine.


El conocimiento del pasado: Una herramienta para la igualdad. ISBN 84-89109-
48-6, págs. 441-456.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2932038

Autor – Obra

Aragues, J. (2016). La Leyenda de los santos: orígenes medievales e itinerario


renacentista. Memorabilia: boletín de literatura sapiencial, ISSN-e 1579-7341, Nº.
18, págs. 133-188.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6310106

López, A. C. (1966). Leyenda, culto y patronazgo en Aragón del señor San Jorge, mártir y
caballero. [Institución" Fernando el Católico"(CSIC] de la Diputación Provincial.

Hernández, B. "Fray Antonio de Montesino y su tiempo. Un sermón dominico en La


Española de 1511 y sus contextos medievales y atlánticos / - ( Parecos y australes ;
18) - Madrid : Iberoamericana, 2017- Casalini id: 4371386" - P. 71-97.
http://digital.casalini.it/4371397
Kahn, D. (2011). La Inquisición y la cuestión morisca en la España de Carlos V. Ajustes
procesales y doctrinales inéditos (1516-1524). Áreas. Revista Internacional de
Ciencias Sociales, (30), 41–50. Recuperado a partir de:
https://revistas.um.es/areas/article/view/142941

Muñoz, E. C. (1988). Cautivos cristianos en el reino de Granada durante la segunda mitad


del siglo XV. In Relaciones exteriores del Reino de Granada: IV del Coloquio de
Historia Medieval Andaluza (pp. 227-235). Instituto de Estudios Almerienses.

Pérez García, R. M. (2017). Dominicos, conversos y limpieza de sangre en España. Siglos


XV-XVI. eHumanista Conversos, 5, 167-191.

Soberón, E. R. (2006). LA CRISIS DE LA IGLESIA EN LOS SIGLOS XV Y XVI.: LAS


DISCUSIONES EN TORNO AL LIBRE ALBEDRÍO Y LA JUSTIFICACIÓN:
LA DIGNIDAD DEL HOMBRE Y LA CONCIENCIA INDIVIDUAL. In Así en la
tierra como en el cielo: manifestaciones cotidianas de la culpa y el perdón en la
Nueva España de los siglos XVI y XVII (1st ed., pp. 25–56). El Colegio de
Mexico. https://doi.org/10.2307/j.ctv47w9fb.5

Vidal, T. V. (2003). La vida cotidiana en la Edad Media. Aula-Historia Social, 11, 16–38.
http://www.jstor.org/stable/40343133

Metodológico

Astarita, C. A. T. (1992). Cuestiones teóricas en la historia medieval española. Boletín de


Historia Social Europea.

Mendizabal, M. (2014) Construyendo la “otredad”: imágenes y proyecciones teóricas


cristianas sobre los musulmanes en la España Medieval (ss. XIII-XV). Universidad
de Buenos Aires. Revista Chilena de Estudios Medievales, ISSN 0719-2215,
ISSN-e 0719-689X, Nº. 5, págs. 53-72.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5295096

También podría gustarte