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Luis Gómez Machado

MANUAL

DE

INICIACIÓN CRISTIANA
MANUAL DE INICIACIÓN CRISTIANA
Luis Gómez Machado.

CONTENIDO

• CREEER EN DIOS Pág. 3

• EL DIOS REVELADO POR JESÚS Pág. 6

• CREER EN JESUCRISTO, CREER A JESUCRISTO Pág. 9

• I - LA MUERTE DE JESÚS – Los hechos Pág. 15

• II – LA MUERTE DE JESÚS- El sentido Pág. 19

• LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Pág. 22

• INVITACIÓN AL SEGUIMIENTO Pág. 27

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CREER EN DIOS
Diversas posturas ante Dios

A pesar del ataque que, constantemente, ha sufrido y sufre la religión, podemos decir que lo religioso
está hoy de moda. No hay más que ver la cantidad de sectas religiosas que hacen propaganda, a toda
hora, en los medios masivos de comunicación.-
Es inevitable que nos hagamos la pregunta ¿quién tiene razón? Para responder a ella debidamente,
hay que conocer con cierta profundidad cuáles son las ideas de Dios más comunes hoy día, porque no
todos pensamos lo mismo cuando a Él nos referimos.-
Veamos cuatro de las posturas más comunes que suelen adoptar las personas frente a Dios:

1 – EL ATEÍSMO.
Hay quienes están convencidos de que Dios no existe; piensan que es una idea creada por el hombre,
y dan algunas razones:
• Para unos Dios representa el conjunto de los deseos humanos. Dicen que el hombre, en la
antigüedad, analizó todos sus deseos insatisfechos e imaginó un ser adornado con todas las
características que deseaba para sí porque carecía de ellas.-
• Otros afirman que la idea de Dios y la religión sólo ha servido en la historia para que los
hombres soportaran ser infelices y explotados. Con la esperanza del cielo aguantaban todos
los males en la tierra.-
• Hay quienes piensan que Dios representa la imagen idealizada de nuestro padre. Dicen que,
cuando éramos niños, convertimos a nuestro padre en un dios, y de mayores, hemos hecho de
Dios nuestro padre.-
En el fondo todos ellos coinciden en afirmar que Dios es una ilusión, un ser imaginado por los hombres.
Según ellos no es Dios quien creó al hombre, sino el hombre creó a Dios.-
Nosotros no estamos de acuerdo con estos planteamientos: si, como ellos dicen, Dios no existe de
nada sirve afirmar su existencia, y nosotros estamos equivocados. Si por el contrario, como afirmamos
nosotros, Dios existe, no va a dejar de existir porque algunos hombres lo nieguen.-
En una cosa sí tienen razón: Dios es un misterio y sólo se le puede conocer si Él se nos revela.-
Entonces, es cierto que los hombres, a lo largo de la historia, hemos tenido diferentes ideas de Dios,
pero no es cierto que hayamos creado a Dios.-

2 – EL AGNOSTICISMO.
Hay otro grupo de personas que, ante Dios, adoptan la postura de ignorarlo, “no sé”, “no lo conozco”.
Son los agnósticos, los que no niegan la existencia de Dios, pero niegan que se pueda llegar a saber
nada de Dios.-
• Los agnósticos afirman que, si Dios existe, vive en su mundo y no tiene nada que ver con el
nuestro.-
• Piensan que lo divino y lo humano son dos realidades contrapuestas sin que haya posibilidad
de conectarlas entre sí. Por lo tanto, niegan la unión hipostática.-
• Estas personas tratan de vivir lo mejor que pueden y se conforman con la razón para descubrir
el sentido de su existencia.-

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El agnosticismo es una postura más light que el ateísmo, pero a la hora de la verdad se parecen
bastante. Nosotros pensamos que es una postura cómoda, porque es decir, como no sé si Dios
existe, no se me pueden pedir responsabilidades.-
En una cosa estamos de acuerdo con ellos: al Dios vivo y verdadero nadie lo puede conocer, si Él
no se da a conocer.-

3 - LA INDIFERENCIA.
Esta postura es parecida a la anterior; es la de aquellos que ni siquiera se plantean el problema.
Prescinden en su vida completamente de Dios y de lo religioso, como prescinden de otras cosas como
ser deportes, o política, por ejemplo.-
• Se trata de personas que han organizado su vida sin tener en cuenta a Dios, y no lo extrañan.-
• Son como los agnósticos, pero, a diferencia de ellos, ni siquiera se plantean el problema.-

4 – LA FE EN DIOS
Finalmente, y por suerte, llegamos a los creemos en Dios, si bien lo entendemos de diferentes
maneras.-
Éste grupo se divide en tres tipos de personas:
1. los que entienden a Dios como algo, como una fuerza, como energía
2. los que creen en que existen muchos dioses, unos buenos y otros malos,
3. y los que creemos que sólo existe un Dios.-

Ahora analizaremos, en particular, estas últimas tres ideas sobre Dios:


1. Dios como energía del universo: existe hoy una corriente del pensamiento que imagina a Dios
no como un ser personal (alguien), sino como energía (algo). Piensan que en el universo todo
es energía, una energía que está en todo y lo mueve todo. Esa energía es entendida como
algo divino, es poderosa, buena, sabia, y nosotros con la mente podemos entrar en ella.
Según ésta mentalidad, todo es Dios y Dios es todo. Dios es, según ellos la energía que
dinamiza todo el universo. También hablan de varios cristos porque, para ellos, Cristo no es
una persona única, sino una manifestación concreta de Dios en la historia, un avatar como lo
serían Buda, Mahoma, etc. Lo mismo ocurre con el Espíritu, que no sería una persona, sino la
energía divina en el cosmos o la conciencia universal.- Nosotros no negamos la energía del
universo ni la existencia de la vida. Pero entendemos las cosas de otra manera: la
energía no es Dios, sino algo creado por Dios. Dios no es algo, sino alguien. Cristo es
un ser histórico, el hijo único de Dios, su manifestación plena y única. Nuestro origen y
nuestro destino es Dios, pero siempre seremos nosotros mismos.-
2. La fe en muchos dioses (politeísmo) es lo que los hombres creyeron en la antigüedad acerca
de la existencia de muchos dioses, aunque hoy en día hay en Oriente religiones que creen
en varios dioses, como ser el hinduismo. Una forma de politeísmo es la magia, que hoy está
tan extendida en nuestra sociedad ya que muchas personas recurren a ella para solucionar
sus problemas. Se trata de un conjunto de rituales (gestos, objetos, fórmulas) por medio de
los cuales se pretende dominar a los espíritus, o fuerzas sobrenaturales de una persona.
Nosotros creemos que sólo existe un Dios y nos basta con saber que es bueno y
misericordioso y no necesitamos recurrir a la magia para conseguir sus bendiciones.
Basta confiar en Él y pedirle de corazón. Sabemos que además de Dios, existen otros
seres sobrenaturales que no son dioses ni están por encima de Él. A ellos le llamamos
ángeles (espíritus protectores) y demonios (espíritus perversos).
3. La fe en un solo Dios (monoteísmo) es en lo que creemos gran parte de la humanidad. Las
tres grandes religiones monoteístas de este momento son el judaísmo, el islamismo, y el
cristianismo, las cuales coinciden en creer que sólo existe un Dios aunque cada una de ellas
lo entienden de manera diferente. El judaísmo, al principio, admitía la existencia de otros

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dioses, pero su Dios era Yahvé, el que les había liberado de la esclavitud de Egipto por medio
de Moisés. Más adelante, cuando llegaron al mayor esplendor, comenzaron a pensar que
Yahvé, su Dios, era el más poderoso de todos, comprendiendo que sólo Él era Dios, el
creador del cosmos y del hombre y el Señor de la historia. Seis siglos después del nacimiento
de Jesús, Mahoma, tomando elementos del judaísmo, del cristianismo, y de la tradición
religiosa que él conocía, creó el Islam, que es la religión de la mayor parte de los países
árabes. Sus enseñanzas fueron recogidas en el Corán, cuya enseñanza clave es que Dios es
uno, le llama el Clemente y el Misericordioso, y lo considera el creador y un omnipotente. Es
una religión muy expresiva en sus testimonios de fe. Nosotros los cristianos, el nuevo
Pueblo de Dios, somos herederos de la fe de Israel, pero añadimos que ese Dios envió
a su Hijo, a Jesús de Nazaret, al mundo como Mesías y salvador. Por esa razón las
Sagradas Escrituras de Israel, son también sagradas para nosotros, pero añadimos los
escritos de los primeros cristianos que hablan de Jesús de Nazaret. Él nos ha revelado
quien es Dios verdaderamente: más que un juez justo, es un padre misericordioso que
perdona a sus hijos cuando vuelven a Él arrepentidos.-

En síntesis, los cristianos respetamos la fe de judíos y de musulmanes y coincidimos con ellos en


bastantes cosas, dado que pertenecemos a la misma tradición monoteísta, pero nos diferenciamos en
muchos de sus dogmas y principios morales.-
Aceptamos todas las opiniones y, por tanto, reconocemos el derecho de los no creyentes a no creer,
pero reivindicamos nuestro derecho a creer en Dios.-
Dios es un misterio y creer en Él plantea interrogantes, pero ¿acaso no plantea también interrogantes
no creer en Él?
Creer es una opción, como lo es el no creer. Todas las opciones implican exigencias y riesgos,
limitaciones y posibilidades…

Oración:

Dios y Padre nuestro


creador del mundo y amigo de la vida
dirige sobre nosotros tu mirada de misericordia
en esta hora e ilumínanos
para que comprendamos lo que nos pasa
y encontremos el camino de la fe verdadera
que quieres para nosotros.
A ti la gloria en el cielo y en la tierra
ahora y por siempre.

Amén

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EL DIOS REVELADO POR JESÚS


¿Qué idea tenemos nosotros de Dios? Partimos de un hecho y de un dato de fe:
• El hecho es que a Dios nadie lo ha visto jamás. Por lo tanto, si queremos conocer al Dios vivo y
verdadero, necesitamos que Él nos hable, que se de a conocer, que se nos revele. De lo
contrario, la idea que tengamos de Él sólo será producto de nuestra imaginación.-
• El dato de fe es que Jesús, el Hijo Único, que estaba al lado del Padre, nos lo ha explicado.
Los cristianos creemos que Jesús vino al mundo, haciéndose hombre, para mostrarnos quién
es verdaderamente Dios, para que no anduviéramos equivocados.-
Creemos que sólo podemos estar seguros de la idea de Dios si conocemos lo que Jesús nos tiene que
decir sobre Él:
• Nos muestra a Dios utilizando dos lenguajes: el de la palabra y el de los signos, es decir el de
la enseñanza y el de la vida.-
• Para conocer al Dios vivo y verdadero, al que existe verdaderamente, necesitamos oír a Jesús
y ver lo que hace.-
Cuando contemplamos los rasgos de Dios tal como nos lo revela Jesús, vemos que es un Dios creíble,
por lo que es razonable creer en Dios si el Dios en quien creemos es el revelado por Jesús.-

A – El Dios que se revela en el Antiguo Testamento.


Jesús nació hace más de dos mil años en un pueblo de Judea llamado Belén. La idea que sus
coterráneos, los judíos, tenían de Dios se había ido formando a lo largo de los siglos por la historia que
vivieron, y por el mensaje de los profetas, hombres de gran fe a los que Dios reveló poco a poco, y de
modo parcial, la verdad (Heb 1,1-2).-
Esa idea fue superada por la revelación de Jesús, pero mucho de los rasgos de Dios revelados antes
de Él siguen siendo válidos.-
Debemos conocer los rasgos de Dios que Jesús asumió antes de conocer los rasgos que Él reveló:

1 – Dios es el Eterno (Is 48, 12-13).


Lo primero que se nos dice de Dios es que “Él es el primero”, el que existía antes que nada existiera.
Esto significa que:
• Existe desde siempre y no tiene origen: es eterno.
• Es el origen de todo: es creador.
• Es distinto de todo: es trascendente.
El ser humano, a diferencia de Dios, no es eterno, pero sí posee un espíritu inmortal. Esto quiere decir
que tenemos un principio, pero no un final porque Dios al darnos un espíritu inmortal nos hace
partícipes de su eternidad.-

2 – Dios es el Señor (Ex 20, 3).


Porque es creador, todo le pertenece; es el soberano del cielo y la tierra. Pero no es un señor
caprichoso que se sirve de los hombres como un rey de sus vasallos. Él no necesita de nosotros, por
eso es justo.-

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Su justicia se manifiesta sobre todo en la defensa de los más débiles. Al mismo tiempo no comparte
este título con dioses falsos ni acepta la idolatría que consiste en rendir culto y adorar algo que no es
Él.-
A la luz de esto, nosotros, los seres humanos sólo encontramos nuestro lugar en el mundo si somos
conscientes de cuál es nuestro origen y hacia dónde vamos.-
Esto significa:
• Que vivimos en el mundo, pero los límites del mundo no son los nuestros. Para nosotros los
creyentes, la muerte no es el final de todo.-
• Que vivimos en el mundo, pero no somos dueños de él.
• Que necesitamos cosas para vivir, pero no todas las cosas son absolutamente necesarias para
vivir.-

3 – Dios es el Santo (Os 11,9).


La santidad de Dios no se refiere a lo que entendemos por santidad de un hombre, sino a algo más
profundo.-
• La santidad de Dios recoge todo lo que Él posee de poder, bondad, y vida.-
• Expresa la diferencia esencial entre Dios y el hombre.-
La santidad de Dios se manifiesta en que hace el bien: hizo el mundo, creó al hombre, salvó a su
pueblo de la esclavitud. Nosotros estamos llamados a participar en la santidad de Dios, es decir, a
reflejar en nuestra persona y en nuestra vida el bien que Él es y hace. Si Dios es santo y nosotros
hemos sido hechos a su imagen, debemos ser también santos (Lev 19,2).-

B - El Dios revelado por Jesús.


Los rasgos de Dios que se muestran en Jesucristo y por medio de Él son los siguientes:

1 – Dios es amor (1Jn 4,8).


El amor constituye la identidad misma de Dios; los cristianos creemos que Dios es amor. Por eso “…el
amor viene de Dios… todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no a
conocido a Dios…” (1Jn 4, 8). Entonces:
• Todo tiene su origen en el amor, es decir todo ha sido hecho con amor: el mundo entero y
nosotros mismos.
• Todo es una manifestación del amor de Dios y debe ser visto con amor. Sólo
comprenderemos la naturaleza y la importancia de las cosas, de las personas y de uno
mismo si las miramos con amor.
El amor es también nuestra identidad más profunda ya que estamos hechos a imagen de Dios. Esto
quiere decir que el primer paso para amarnos rectamente a nosotros mismos, para amar a las
personas y a la naturaleza, es sentirse amado por Dios.-
Sólo quien se siente amado por Dios, a pesar de los errores que ha cometido, de sus
defectos, pecados y limitaciones, conoce a Dios.-
En el amor encontramos también nuestra razón de ser y nuestra meta. Sólo el amor puede dar
sentido a la vida porque:
• El amor llega en nosotros a su perfección si somos en el mundo lo que Jesús fue. (1Jn 4, 17).
• Quien cree firmemente en Dios-Amor no teme al castigo, sino que vive en la confianza (1Jn 4,
18).
• El amor con que nosotros amamos es el reflejo del amor con que Dios nos ama (1Jn 4, 19).

2 – Dios es Padre (Rom 8, 15- 16).


La imagen humana que más se acerca a la idea de Dios-Amor es la paternidad porque:
• Padre es el que engendra y da la vida.

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• Sin embargo, cuando Jesús habla de Dios-Padre el rasgo que lo define mejor es el perdón.
• Dios es Padre porque perdona a sus hijos y tiene misericordia de ellos en vez de aplicarles el
castigo que merecen por alejarse de Él.
La parábola que explica mejor todo esto es la del “hijo pródigo” (Lc 15, 11-32):
• Jesús manifestaba este rasgo de Dios en la acogida y el trato con los pecadores, que le
hacían objeto de críticas por parte de sus enemigos (Lc 15, 1-2).
• La fe en Dios como padre que perdona implica la disposición de perdonar a quienes nos
ofenden.
• Jesús explica esto con la parábola del siervo no compasivo (Mt 18, 23-25).
• No obstante la plenitud del perdón es el amor a los enemigos (Lc 6, 27-32).
La idea de un Dios vengativo, castigador, estuvo presente en tiempos de Israel, pero fue superada por
el mensaje de Jesús.-

3 – Dios es providente (Mt 6, 19-34).


Que Dios es amor y que actúa como un padre misericordioso implica, además, que cuida de aquellos
a los que ama.-
Llamamos divina providencia al cuidado que tiene Dios de nosotros, al modo como nos conduce en la
vida. Jesús dice que no hay que preocuparse ni siquiera de la comida porque nuestra vida está en las
manos de Dios. Lo único que necesitamos es confiar en Él.-
Cuando los hombres nos apartamos de Dios:
• nos sentimos inseguros y nos volvemos posesivos
• nos hacemos acaparadores, avariciosos
• nos volvemos manipuladores
La fe en Dios providente nos hace desprendidos, solidarios y respetuosos, es decir, no posesivos.-
Confiando en Dios amor, padre y providente, incluso la vida cambia de sentido:
• Descubrimos que las coincidencias no son meras casualidades, sino manifestaciones de esa
providencia.-
• Vemos nuestra vida como el desarrollo de un plan trazado con amor.-
• Incluso los infortunios se ven con otro sentido y se viven sin amargura ni desesperación.-
Necesitamos conocerlo, aunque confiamos plenamente en Dios y, no necesitamos cambiarlo,
porque creemos que es el único, el mejor…

Oración

Señor,
Tu eres el camino, la verdad y la vida.
llena con tu gracia nuestros corazones
para que tu presencia nos de seguridad.

Y conduce nuestra voluntad


para que todas nuestras decisiones
sean reflejo de la tuya.
Amén.

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CREER EN JESUCRISTO,
CREER A JESUCRISTO
El Dios del que hablamos, aquel en quien creemos, es el Dios revelado por Jesucristo. Podemos decir
que creemos lo que Él nos dice, que le creemos a Él, pero no es suficiente porque lo que los católicos
nos proponemos es ir más allá que aceptar su enseñanza, su doctrina. Lo que nos proponemos es
aceptar a Jesucristo, ya que no se trata de creerle a Él, sino de creer en Él.-
En este capítulo no queremos presentar su doctrina, sino presentarles a Él, a su persona.-

1 – El mesías esperado.

Jesús nació en Belén, Judea (actual Israel); era por lo tanto judío, y su personalidad sólo puede ser
entendida teniendo en cuenta lo siguiente:
• Israel era un pueblo muy antiguo. Su antepasado más remoto era Abraham, un hombre
religioso que, en su ancianidad, siguiendo la voz de Dios, abandonó su tierra y su familia y se
puso en sus manos. Vivió aproximadamente diecisiete siglos antes de nacer Jesús.-
• Sus descendientes, debido a problemas económicos, se establecieron en Egipto, en el delta
del Nilo. Allí vivieron unos cuatrocientos años, hasta que subió un rey que los sometió a la
servidumbre obligándolos a vivir en condiciones infrahumanas.-
• Entonces Dios suscitó a un hombre llamado Moisés, que logró sacarlos de Egipto y, a través
del desierto, los puso a las puertas de Canaán, el país de sus antepasados.-
• Durante el tiempo que estuvieron en el desierto, Dios se les manifestó: hizo con ellos un pacto
por el cual les protegería si ellos le eran fieles. Les dio una constitución, la ley, y los organizó
como pueblo.-
• Con el tiempo llegaron a ser una nación importante en esa zona, y se convirtieron en un
imperio.-
• Cuando llegaron a ser grandes, muchos se olvidaron de Dios y entregaron su corazón a otros
dioses, a los ídolos.- La autoridad religiosa y, también , la política se corrompieron.-
• Así las cosas, Dios suscitó a hombres profunda y sinceramente religiosos, los profetas, que
recordaban al pueblo la verdadera fe y le enrostraban sus pecados. Pero no los escucharon…
• Con el tiempo se volvieron débiles y fueron destruidos como nación por otros pueblos que los
deportaron en masa a lugares lejanos.-
• Entonces empezaron a creer que Dios volvería de nuevo a reunirlos desde todos los puntos del
orbe y eso, gracias a un personaje que Él enviaría con su poder y su autoridad: el Mesías.-
• Unos creían que vendría con poder para restaurar la nación y la religión judía. Otros pensaban
que serían dos personas distintas: un rey descendiente de David para restaurar el imperio de
Israel, y un sacerdote, descendiente de Aarón, para restaurar la religión.-

En tiempos de Jesús existían las dos formas de pensar, pero la gran mayoría esperaba y deseaba al
Mesías Rey.-

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Incluso llegaron a identificarlo con algunos de los líderes revolucionarios de esa época, los llamados
celotes. Hay que advertir que la idea de la gente, que compartían los discípulos, no incluía que el
mesías fuese un ser divino. Era visto como alguien enviado por Dios y sobre el cual haría descender su
espíritu, pero no era visto como Dios y, ni aceptaban, ni podían entender que pudiese tener naturaleza
humana y divina a la vez.-
Jesús aceptó, por distintas razones, que le consideraran el Mesías, pero siempre rechazó el título de
Rey y/o de Mesías Rey.-
Los discípulos de Jesús, al principio, creyeron que Él era ese mesías rey que tenía que venir. En varias
ocasiones intentaron inducirlo a que Él era ese mesías y discutían entre sí quien iba a tener más o
menos autoridad cuando llegase el momento de restaurar el reino de Israel.-
Incluso la gente, tras la multiplicación de los panes (Jn 6, 14-15), intentó proclamarlo rey, pero Él huyó
al monte para esconderse.-
Con el tiempo comprendieron que Él era el Mesías, pero que habían estado equivocados en cuanto a la
idea del mismo.-

2 – El nacimiento de Jesús, hijo de David e Hijo de Dios.

Como vimos en el numeral anterior, Jesús nació en Belén en el seno de una familia muy pobre: su
madre era una jovencita del pueblo llamada María y, su padre un artesano, un carpintero de nombre
José. Ambos venían de familias muy religiosas.-
Las profecías decían que el mesías nacería precisamente en Belén. “…Pero tú Belén de Éfrata,
pequeña entre las aldeas de Judá, de ti sacaré el que ha de ser jefe de Israel…” (Miq 5, 1).-
Los Evangelios nos cuentan su nacimiento y nos dicen que su madre estaba embarazada antes de
convivir con José, y antes de tener relaciones. Lo normal en aquella época era que la mujer se
“comprometiese” en matrimonio por el cual, ya desde ese momento, adquiría el estatus de mujer
“casada” y los derechos inherentes a la vida conyugal, aunque seguía viviendo por un lapso más o
menos prolongado en casa de su padre, y bajo su autoridad.-
El misterio de lo que ocurriría se les reveló, y así supieron que el niño era un niño especial y su
nacimiento era obra de Dios, de su Espíritu.
El misterio del nacimiento de Jesús nos recuerda el misterio de la creación del mundo; como la Palabra
de Dios crea el mundo, así su Espíritu Santo engendra al Mesías que salvará al mundo. Esto también
estaba en las Escrituras: “…La virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y le pondrá por
nombre Emmanuel, es decir Dios con nosotros…” (Is 7, 14).-
Entonces, nosotros profesamos lo que nos dicen los Evangelios y lo que habían anunciado los
profetas: que el Mesías nació por obra y gracia del Espíritu Santo sin que interviniese ningún varón. No
significa esto que la sexualidad sea mala, sino que ningún hombre puede engendrar a un ser divino, al
Hijo de Dios.-

3 – Infancia,

Poco tiempo después de nacer el niño, María y José emigraron a Egipto donde vivieron unos siete
años. Los Evangelios nos dicen que huyeron por miedo a la persecución de Herodes que, temeroso de
perder el trono, quiso acabar con las esperanzas de la gente, eliminando a los niños nacidos en Belén y
su entorno.-
El hecho real y concreto es que Jesús vivió los primeros años de su infancia en Egipto, país donde
estuvieron los descendientes de Abraham, sus antepasados. Para cumplir con la ley religiosa de los
judíos, cuando llegó el día lo llevaron al Templo de Jerusalén para cumplir con la ley, con el rito de la
presentación para la purificación (Lc 2, 22-38). Cuando las cosas se calmaron, sus padres se volvieron
y se establecieron en Nazaret, una ciudad del norte de Judea, donde vivió hasta sus treinta años
aproximadamente.-

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De toda esta etapa lo único que sabemos es que, a los doce años, cuando subió a Jerusalén para la
fiesta de la pascua, como era tradición en las familias judías, estuvo tres días perdido. Lo encontraron
en el Templo hablando y discutiendo con los doctores de la ley (Lc 2, 22-38).-
Algunos opinan que durante esos años, de los que no tenemos noticias, estuvo en Oriente, donde
aprendió la doctrina que luego predicó; otros opinan que estuvo con la secta judía de los esenios que
habitaban en el desierto y eran muy religiosos, pero la realidad es que todo esto son meras
suposiciones porque no hay documentos fidedignos que lo avalen. Pero hay datos bíblicos que dicen lo
contrario ya que la gente, cuando comenzó su predicación, lo conocía de sobra, como se conoce a un
vecino, y se sorprendía de sus enseñanzas y de su milagros (Mc 6, 1-6; Lc 4, 22-32).-
Para nosotros lo rescatable, lo importante de éste período de su vida es que vivió como un hombre
cualquiera, como uno más. Aunque era Dios, se despojó de su condición, y la gran lectura que
podemos hacer de ésta etapa de su vida se refiere al valor de la renuncia y de la humildad.-

4 – Ministerio en Galilea.

• Los comienzos.-

Cuando Jesús llegó a los treinta años, aproximadamente, apareció un hombre al que todos
consideraban un profeta; se llamaba Juan, era hijo de un sacerdote, se retiró al desierto donde vivió
austeramente, y se dedicó a predicar la inminente llegada del mesías. Invitaba a todos a arrepentirse
de sus pecados y a bautizarse para ser purificados; no tenía pelos en la lengua y se enfrentó al rey
llamándolo adúltero, dicho por el cual lo decapitaron (Mt 14, 1-12).-
Juan el Bautista también había sido anunciado por las profecías que hablaban de un mensajero
enviado por Dios para prepararle el camino (Mal 3, 1) y de alguien que clama en el desierto: “…
preparad el camino al Señor…” (Is 40, 3).-
Un día Jesús se acercó a Juan para ser bautizado. Él no quería, pero Jesús insistió que tenía que ser
así.-
• Dicen las Sagradas Escrituras que, al salir del agua, una paloma se posó sobre Él y “… se
oyó una voz del cielo que decía: <Tú eres mi Hijo, el Amado, mi Elegido>…” (Mt 3, 17).-
• En esa paloma nosotros vemos un símbolo del Espíritu de Dios (el Espíritu Santo).-
Después de esto se retiró durante cuarenta días al desierto donde estuvo ayunando y orando. Al final
de esos días sufrió una triple tentación (Mt 4, 1-10), e hizo tres descubrimientos:
1. Al sentir hambre deseó satisfacer sus deseos y comprendió que el único deseo que
hay que satisfacer es la voluntad de Dios expresada en su Palabra.
2. Al sentir la debilidad, deseó poseer todo el poder del mundo y comprendió que el
poder es de Dios y nadie lo puede pretender.
3. Al sentir la soledad, deseó poner a Dios a prueba para ver si realmente estaba con Él
y comprendió que nadie pone a Dios a prueba, sino que hay que aceptar su voluntad
y sus designios.

• La predicación.

A partir de ese momento se dedicó a predicar y a hacer milagros. Su predicación consistió


esencialmente en anunciar, unas veces que el Reino de Dios se acercaba, y otras que ya había
llegado, esto para mantenernos en permanente tensión, atentos, vigilantes… De todos modos el
encuentro de Dios con los hombres era ya una realidad.-
La respuesta del hombre a esta gran noticia es arrepentirse de los pecados y creer (Mc 1, 15).-
La predicación era acompañada por milagros que eran el signo de que el poder de Dios residía en Él.
La Iglesia Católica define los milagros como signos sensibles y eficaces de la gracia de Dios, tema al
que le dedicaremos especial atención en otro momento.-

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Los principales milagros que realizaba eran la curación de enfermos y la expulsión de demonios. Esos
milagros querían significar que el poder del mal sobre el hombre estaba destinado a desaparecer,
vencido por el poder salvador de Dios que se manifestaba en Jesucristo.-
Al oír sus enseñanzas y ver sus milagros, mucha gente lo siguió y, entre ellos, eligió a un grupo de
doce hombres a los que preparó de un modo especial y transmitió su poder de hacer milagros. No los
eligió por sus dotes personales, intelectuales, o sociales, sino que escogió a los que Él quiso como
diciendo: “todo es obra de mi Padre”.-
Esos doce hombres eran: “…Simón, llamado Pedro y su hermano Andrés; Santiago hijo de
Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo…; Santiago, el hijo de Alfeo, y
Tadeo; Simón el cananeo, y Judas Iscariote el que lo traicionaría…” (Mt 10, 1-4).-
Su fama se extendió por todas partes y, donde quiera que fuera la gente acudía para oírle y para ser
curados de sus enfermedades

• Su identidad.

Sus contemporáneos se preguntaban quién era realmente Jesús, y a esto respondía con los hechos:
• Tenía poder sobre el diablo, pues expulsaba a los demonios (Mc 1, 21-27).-
• Perdonaba los pecados, cosa que sólo Dios puede hacer (Mc 2, 1-12).-
• Tenía poder sobre las fuerzas de la naturaleza (Mc 4, 35-41).-
Esto hizo que unos le creyeran un profeta y un enviado de Dios (Mc 8, 28); para otros era un enemigo
de la religión (Mc 3, 22); para sus discípulos era el Mesías (Mc 8, 29).-

5 – Viaje a Jerusalén.

Llegado el momento oportuno, emprendió viaje a la capital, a Jerusalén dónde estaba el templo de
Dios.-
Su fama crecía día a día, y la gente comenzó a aplicarle distintos títulos, según viesen sus
pretensiones. Estos “títulos” son:
• Jesús el Mesías: al comienzo de ese viaje, sus discípulos lo reconocieron como el Mesías,
pero tenían un concepto equivocado del mismo. Por eso, después de oírles, les anunció que
su destino como Mesías era una muerte infame y violenta y su resurrección (Mc 8, 31).
Cuando hizo este anuncio, sus discípulos se opusieron (Mc 8, 32-33), pero Él insistió en que
todo aquel que quisiera seguirlo tenía que estar dispuesto a todo (Mc 8, 34-38).-
Para ayudarlos a entender lo que iba a ocurrir, en el camino, subió a un monte con tres de sus
discípulos: Pedro, Santiago y Juan y se transfiguró delante de ellos (Mc 9, 2-9). Allí le vieron como un
ser de luz que conversaba con dos personajes de la antigüedad que eran Moisés y Elías, y
escucharon una voz celestial que decía:”…Éste es mi hijo el Amado, escúchenle…” (Mc 9, 7).-

• Jesús el Hijo de David: la gente que le acompañaba, al llegar a Jerusalén, comenzó a


aclamarlo como “Hijo de David” (Mc 11, 1-11), llamando así al Mesías Rey que esperaban y
deseaban. Jesús, en vez de montar en un brioso corcel como le correspondería a la jerarquía
de rey, se sube a un asno; tengamos en cuenta que el caballo era símbolo del poder y la
fuerza y se le relacionaba con la guerra, mientras que el asno era un animal de trabajo
relacionado con el tiempo de la paz.-
Existe una profecía que dice: “…Alégrate, ciudad de Sión, aclama, Jerusalén; Pues tu rey viene
hacia ti; él es santo y victorioso, humilde, y va montado sobre un burro… Destruirá los carros
de Efraín y los caballos de Jerusalén. Entonces se podrá romper el arco con flechas, pues él
dictará la paz a las naciones…” (Zac 9, 9-10).-

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• Jesús es el Hijo de Dios: cuando entró en Jerusalén, se acercó al templo y vio que estaba
convertido en un mercado, pero no hizo nada porque ya era tarde. Al día siguiente volvió, tiró
toda la mercadería que allí había y echó a los mercaderes de allí (Mc 11, 15-19). La razón que
Jesús da para hacer esto son unas palabras de la Biblia que dicen:”…Mi casa será llamada
Casa de oración… (Is 56, 7);… ¿Será un refugio de ladrones ésta casa mía?...” (Jer 7,
11).-
Para completar esto les expone una parábola en la que cuenta que un hombre plantó una viña y la
arrendó. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió un criado para cobrar el alquiler, pero los
arrendatarios le dieron una paliza; lo mismo hicieron con un segundo y tercer criado. Finalmente,
decidió enviar a su propio hijo pensando que lo respetarían, pero a éste lo mataron (Mc 12, 1-12).-
El dueño es Dios, la viña es el Pueblo de Dios, los arrendatarios son las autoridades, los criados son
los profetas y el hijo es Jesús.-

6 – Conclusión.-

Esta ha sido a grandes rasgos, la vida de Jesús, a quien nosotros consideramos Mesías e Hijo de
Dios. Es el salvador que Israel esperaba y a la vez Hijo Único de Dios, en el que se cumplieron las
profecías recogidas en las Sagradas Escrituras de Israel.-
Con su doctrina y su vida mostró la verdadera imagen de Dios, imagen que coincidía en parte con
lo que, antes de Él, los hombres pensaban sobre Dios.
Pero su aporte definitivo y último es que Dios es Padre misericordioso y providente. Los
cristianos creemos su Palabra y creemos en su persona: aceptamos lo que Él nos ha dicho y le
aceptamos a Él como Dios hecho hombre.-
Entendemos la fe como un encuentro personal que se produce por el acercamiento de Dios al hombre,
no por el acercamiento del hombre a Dios. No somos nosotros los que hemos descubierto a Dios, sino
que Él se nos reveló a nosotros los hombres.-
Por lo tanto:
• Creer en Jesús es creer que ha resucitado y vive para siempre; que es el Hijo de Dios y el
salvador del mundo.-
• Creer a Jesús es creer que es cierto lo que nos dijo: Que nuestros pecados han sido
perdonados, que Dios es un Padre misericordioso y que estamos llamados a vivir siempre con
Él.-
Pero lo más importante es lo que aconteció en Jerusalén: su muerte y su resurrección.-
De eso nos ocuparemos en los capítulos siguientes.-

Oración:

Oh Dios
que has constituido a la Virgen María,
modelada por el Espíritu Santo,
en primicia de la nueva Creación,
concédenos abandonar nuestra antigua vida
y abrazar la vida nueva del Evangelio
cumpliendo tu mandamiento de amor.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor,

Amén.-

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I – LA MUERTE DE JESUS – Los hechos.


INTRODUCCIÓN.
La muerte es un misterio al que los hombres hemos intentado darle muchas explicaciones a lo largo del
tiempo. Sabemos lo que ocurre a todo ser vivo cuando muere: se corrompe y desaparece. El hecho de
convertirse en polvo hizo que en la antigüedad se creyera que el hombre había sido hecho con polvo
de la tierra porque así se explica en la Biblia y en otros documentos. Por otra parte nos resistimos a
creer que todo acabe así, porque, en nosotros, existe una conciencia de que somos más que una
planta o un animal.-
Estos dos datos, la corrupción de la carne y el deseo de sobrevivir a la muerte, han dado lugar a varias
posturas:
• En unos prevalece la idea de la corrupción y creen que con la muerte acaba todo.-
• En otros prevalece la idea de la inmortalidad y creen que la muerte es sólo el paso, la pascua,
a la vida definitiva. A su vez, dentro de éstos:
• unos acomodan un período de tiempo intermedio entre la vida terrenal y la vida eterna y
• hay quienes piensan que no todos lograrán la vida eterna y creen que después de la muerte
física habrá una muerte eterna (segunda muerte) para los pecadores. Sólo los justos vivirían
para siempre.-
Estas opiniones sobre la muerte han dado lugar a dos posturas contrarias ante la vida: unos piensan
que lo único importante es la vida en la tierra, ya que es la única que conocemos y, otros consideran
que lo que importa es la vida tras la muerte porque esa es la definitiva…
¿A quienes les asiste la razón? Veamos, vayamos paso a paso…

El sentido de la muerte en el Antiguo Testamento.


El hecho de que la muerte suscite posturas tan opuestas nos impide considerarla un fenómeno natural
sin un sentido más profundo. Dado que la vivimos como el implacable destino de ser despojados de la
vida, la vemos como un castigo y, por tanto como una consecuencia del pecado. Esta idea de la
muerte aparece en diferentes culturas y religiones de la antigüedad y es también la idea que aparece
en la Biblia en:
• el relato del pecado, cuando Adán y Eva desobedecen a Dios, éste les expulsa del paraíso
para que no puedan comer del árbol de la vida (Gen 3) y
• en uno de los libros más recientes del Antiguo Testamento, el de la Sabiduría, cuando se
dice que Dios creó al hombre incorruptible, pero la muerte entró en el mundo por envidia del
diablo (Sab 2, 23 y ss.).-
De aquí podemos sacar dos consecuencias:
1. Según la mentalidad antigua, la muerte es manifestación del pecado y remedio al
mismo. Gracias a la muerte, el mal tiene un límite: el hombre muere para que su
maldad no sea ilimitada.-
2. El pecado no es un mal sólo porque es contrario a nuestra naturaleza y va contra la
voluntad de Dios, sino además porque es, para nosotros los católicos, un camino de
muerte.-

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La idea de que la muerte es castigo y límite del pecado, no cuaja con el hecho de la muerte del justo
y del inocente. Con ésta dificultad se encontraron los creyentes del Antiguo Testamento que no
sabían como compaginar la justicia de Dios con la muerte de los justos y, esa aclaración sólo les
llegó cuando conocieron el destino de los muertos, es decir la vida después de la muerte, la vida del
más allá…
Lo primero que entendieron es que la muerte física no es el final de todo. Dios tiene poder sobre la
muerte y, si bien ha querido que todos los hombres suframos la muerte física, eso no significa que
seamos víctimas de una injusticia para siempre.-
Así aparece la idea de que, tras la muerte física, los hombres tendremos un destino diferente según
haya sido nuestra vida: de felicidad para los justos y de desdicha para los pecadores.-
Pero surge una nueva pregunta ¿qué pasa cuando el hombre peca? Dado que la ofensa a Dios no se
puede remediar, ¿el pecador está irremediablemente condenado?
Ahí aparece la idea de que sólo el sacrificio voluntario de un hombre justo podía salvar a los
pecadores. Ahí nace la idea de la vicariedad (en lugar de…, por…) de Jesucristo, quien, por su
muerte voluntaria, se entrega como expiación por todos nosotros los hombres, y por nuestros
pecados.-
Fijémonos que ¿qué hombre puede lavar la ofensa frente a Dios? ¿Quién es igual a Dios, o sea
quien es partícipe de la misma naturaleza divina? Sólo su Único Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre.-
Entonces Él voluntariamente sufre el castigo merecido por el pecador para que éste sea perdonado.-

Pasión y muerte de Jesús.


Jesús había tenido varios enfrentamientos con las autoridades religiosas de Israel, siendo el principal
la expulsión de los mercaderes del Templo (Mc 11, 15-19), ocasión en que Jesús los tildó de
convertir la casa de Dios, la casa de oración, en una cueva de bandidos.-
Las autoridades políticas veían en Él un peligro por la popularidad que había alcanzado y por los
comentarios que la gente hacía en el sentido de si Él era o no el Mesías que esperaban (Lc 13, 31).-
Por estas dos razones puede decirse que Jesús era un peligro para la vida religiosa y política de su
tiempo. Debido a esto y después de muchos cabildeos y maniobras, porque sabían que condenaban
a un inocente, las autoridades decidieron apresarlo y darle muerte, pero no se animaban a hacerlo
durante las fiestas de Pascua por miedo a que la gente que le apoyaba se sublevara (Mc 14, 1-2).-
Días antes estaba comiendo en casa de un amigo suyo, cuando llegó una mujer con un frasco de
ungüento de nardo y se lo derramó por sus cabellos (Mc 14, 3-9). Era un ungüento muy caro y
algunos criticaron lo que consideraron un derroche.-
Jesús dijo que aquella mujer sólo le estaba ungiendo para su sepultura; sabía por tanto lo que le
esperaba y no tenía intenciones de huir, por lo que aceptaba su destino.-
Él no pernoctaba en Jerusalén, sino que se retiraba a una aldea de los alrededores al anochecer. Las
autoridades desconocían ese lugar y, por ello, era difícil detenerle sin testigos como eran sus
intenciones.-
Pero uno de sus discípulos llamados Judas, que era el encargado de guardar el dinero del grupo, fue
a hablar con las autoridades para decirles cuándo y donde podían detenerlo, sin peligro, a cambio de
una determinada cantidad de dinero (Mc 14, 1-11).-
Era costumbre entre los judíos celebrar, en las fiestas de Pascuas, una cena en la que se comía un
cordero que recordaba al que sacrificaron los hebreos cuando salieron de Egipto la noche en que
murieron los primogénitos de los egipcios. Gracias a ese cordero sacrificado, con cuya sangre
marcaron sus puertas, ellos se libraron de la muerte. Por supuesto Jesús respetaba esta costumbre
(Mc 14, 12-16).-
Mientras cenaba a solas con sus discípulos, les dijo que uno de ellos lo iba a traicionar pero omitió
decir quien sería (Mc14, 17-21). Posiblemente recordaba unas palabras de las Escrituras: “…Hasta

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mi amigo seguro en el que yo confiaba, que mi pan compartía, se ha vuelto en contra mía…”
(Sal 41, 10).-
Después de esto explicó el sentido que tenía para Él el destino que le aguardaba. Tomó pan, lo partió
y se lo dio a sus discípulos diciendo: “…Tomen, esto es mi cuerpo…”; luego tomó una copa de
vino y se las pasó diciendo: “…Esto es mi sangre… que será derramada por muchos…” (Mc 14,
22-24).-
Con ello quería decir que su muerte (el pan partido) iba a servir para que muchos tuvieran la vida
eterna (la copa que beben).-
Quiso hacer esto durante la comida de Pascua por el paralelismo con el cordero sacrificado para
salvar la vida de los hijos de los hebreos como vimos anteriormente. Él era el cordero que iba a ser
sacrificado para la salvación de los hombres.-
Terminada la cena salieron de la ciudad y se fueron a un monte cercano, el monte de los Olivos,
donde pensaban pasar la noche a la intemperie porque era primavera y el clima lo permitía, además
de que Jesús solía pasar con frecuencia orando en el campo durante la noche (Mc 14, 26-31).-
Mientras caminaban hacia allí, les dijo que muy pronto todos iban a abandonarlo asustados, pero
Pedro que era muy espontáneo e impulsivo le contestó que todos menos él. Jesús le advirtió que
hablaba de todos, incluido él; más aún: él más que ninguno porque iba a negarle no sólo una vez,
sino tres veces.-
Una vez que llegaron a un lugar llamado Getsemaní, le dijo a sus discípulos que se quedasen allí y
Él, acompañado de Pedro, Santiago y Juan entraron y, pidiéndoles que se quedasen despiertos, se
puso a orar, pero ello tres se durmieron…
Su oración aquella noche decía así: “…Abbá, o sea Padre, si para ti todo es posible, aparta de mi
esta copa. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú…” (Mc 14, 32-42).-
Estando en aquel sitio, apareció Judas con un grupo de gente armada con espadas y palos con
orden, por parte de las autoridades, de detenerlo. Uno de los discípulos intentó defenderlo, pero no
pudo evitar que le detuviesen y todos, como Él había dicho, huyeron (Mc 14, 43-52).-
Lo llevaron a una sala donde se reunía el tribunal representativo de las autoridades religiosas de
Israel: el Sanedrín. Buscaron testigos falsos que lo acusaran de algún delito digno de ser castigado
con la muerte, pero no lo lograron. Entonces el presidente del tribunal le preguntó: “¿Eres tú el
Mesías, el Hijo de Dios bendito?...” (Mc 14, 51).-
Jesús le contestó que así era y agregó que algún día lo verían venir sobre las nubes con el poder de
Dios. Ellos consideraron estos dichos como una blasfemia y le condenaron a muerte, mientras se
burlaban de Él, le insultaban y le pegaban (Mc 14, 53-65).-
Jesús soportó las burlas y las torturas en silencio, estoicamente, posiblemente recordando lo que
decían las profecías: “… He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes
me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupitajos…” (Is 50, 6).-
Mientras esto ocurría, Pedro estaba afuera, en un patio junto a una candela; algunos le reconocieron
como amigo de Jesús, pero él, por miedo, lo negó tres veces y juró que no lo conocía. Enseguida
sintió vergüenza y dolor y lloró amargamente por lo que había hecho (Mc 14, 66-72). Los integrantes
del tribunal necesitaron de esta falsa acusación y de esta falsa maniobra porque ellos, por sí mismos,
no tenían autoridad para dictar condena de muerte.-
Una vez condenado por el Sanedrín, llevaron a Jesús atado como si fuese un peligroso delincuente
ante las autoridades romanas. Delante de Poncio Pilato le acusaron con una mentira, de pretender
ser el rey de los judíos, es decir, como un sedicioso que no reconocía la autoridad del Imperio
Romano.-
Existía la costumbre de soltar a un preso con motivo de la Pascua y el procurador romano,
posiblemente viendo la falta de fundamento para la acusación, intentó liberarlo por esta vía. Pidió a la
gente que eligiera entre un bandido, llamado Barrabás y Jesús. Los complotados para matar a Jesús
incitaron a la gente y lograron que soltara al bandido y condenara a Jesús. Aunque les pedía una y

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otra vez que le dijesen que mal había hecho Jesús, ellos se limitaban a pedirle que fuese crucificado
(Mc 15, 1-15).-
Tras condenarlo a muerte, sin fundamentos, el procurador puso a Jesús en manos de los soldados
para que los ejecutaran. Para burlarse de Él, le pusieron una capa roja, una corona de espinas y,
como cetro, una caña; mientras se divertían le golpeaban y le escupían (Mc 15, 16-20).-
Luego lo llevaron, cargando una pesada cruz de madera, a un lugar algo elevado llamado Gólgota o
Calvario. Durante el trayecto, le pidieron a un tal Simón de Cirene que ayudase a llevar la cruz,
quizás porque le veían falto de fuerzas y temían que se muriese en el camino (Mc 15, 21-22).-
En el monte lo desnudaron y lo clavaron a la cruz. Desde entonces ese símbolo, la cruz, es sagrado
para nosotros los cristianos. Sus ropas se las repartieron los soldados, sorteando la túnica entre ellos
(Mc 15, 24); sin darse cuenta estaban haciendo lo que decían las Sagradas Escrituras:”…Reparten
entre sí mis vestiduras y mi túnica la tiran a la suerte…” (Sal 22,19).-
Sobre la cruz pusieron un cartel en el que decía que era el “rey de los judíos”; ese día aprovecharon
para crucificar a dos criminales con Él (Mc 15, 25-27).-
A medio día el cielo se cubrió hasta el punto de que parecía que fuese de noche, y así estuvo hasta
la media tarde. A esa hora Jesús recitó el salmo que dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
abandonaste?...” (Sal 22, 1).-
Alguien que estaba allí mojó una esponja en vinagre y se la quiso dar para que no sufriera tanto.
Luego dio un fuerte grito y expiró. Era la hora en que se ofrecía el sacrificio en el Templo (Mc 15, 33-
38).-
Al anochecer, un hombre llamado José de Arimatea, miembro del Sanedrín, buena persona, y
respetado por todos, pidió permiso a Poncio Pilato para retirar el cuerpo de Jesús y darle sepultura.
Compró una sábana, envolvió en ella el cuerpo y lo colocó en un sepulcro, una cueva excavada en la
roca, cercano a aquel lugar, poniendo una gran piedra sobre la entrada a modo de puerta (Mc 15, 42-
47).-
Fue un entierro precipitado porque era viernes por la tardecita y, al ponerse el sol, comenzaba la
Pascua, que era un día sagrado. Por tanto, no tuvieron tiempo de lavar el cadáver ni de amortajarlo
como era debido.-
Así ocurrió a grandes rasgos su Pasión y su muerte contada siguiendo el relato de uno de los
primeros testigos: el evangelista San Marcos.-
Éstos son los hechos, pero falta algo muy importante: el sentido de los mismos…
Ese es el motivo del próximo capítulo.-

Oración:

Señor,
tú que sabes bien de dolores y sufrimientos,
tienes mucho que decirnos
sobre el modo de superar los problemas
que se nos presentan a diario.

Ven en nuestra ayuda para conservar


nuestro corazón en paz
a pesar de la adversidad, y
guíanos a la verdad completa

Amén.

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II – LA MUERTE DE JESÚS – El sentido

INTRODUCCIÓN
Ya conocemos el relato de la Pasión y Muerte de Jesús, pero no es suficiente ya que, como dijimos
anteriormente, lo verdaderamente importante es conocer el significado, el sentido de los hechos.-
Hay muchas maneras de bucear, de ver, de encontrar, el sentido de estos dolorosos hechos, pero
nosotros vamos a intentar iluminarlos a través de dos de ellos: por medio de las profecías, y por la
interpretación de sus discípulos que encontramos en la Carta de San Pablo a los Filipenses.-

LAS PROFECÍAS
En las Escrituras aparecen una serie de profecías que hablan de un hombre bueno, en la máxima
acepción de la palabra, que sufre injustamente, y cuyo sufrimiento sirve para la salvación del pueblo.-
Hay, sobre todo, dos textos que para nosotros son profundamente significativos y nos acercarán al
núcleo del tema.-

1 – Salmo 22: la muerte no es un fracaso.


El primero es precisamente el Salmo que Jesús recitó cuando estaba en la cruz, lo que nos indica el
sentido que Él estaba dando a su muerte.-
(Por favor, leemos con atención el Salmo 22.-)
Se trata de la oración de un hombre injustamente perseguido y torturado por sus enemigos, según la
mentalidad de aquella época, un hombre así era un pecador al que Dios estaba castigando.-
En la primera parte, que es sombría y tenebrosa, el autor cuenta su gran sufrimiento que le hace tener
la sensación que Dios le ha abandonado, pero, sin embargo, él no se separa de Dios y sigue
confiando en Él.-
Para sacudir el corazón de Dios y hacerle intervenir en su favor, describe la situación de un modo
dramático:
• son como fieras salvajes que le destrozan,
• se siente como agua derramada, amenazado de muerte,
• son como perros que muerden sus manos y pies para que no pueda defenderse ni escapar,
• se reparten sus bienes mofándose de él,
• todo esto lo hacen sin temer a Dios.-
En la segunda parte aparece el sentido que él da a todo lo que le está pasando:
• Sabe que Dios va a salvarlo y podrá contarle a sus hermanos lo que Dios va a hacer con él.
Dios no permanece indiferente ante el sufrimiento de los justos.
• Confiesa su esperanza en Él y, ya desde ahora, le alaba.
• Reconoce que siempre tendrá memoria de todo lo que le ha ocurrido.
• La expresión más significativa es: “…Para Dios será sólo mi existencia…”.-
Cuando Dios intervenga va a mostrar a todos que no es un fracasado, ni un pecador castigado.-
En este salmo los primeros cristianos vieron una profecía perfecta de lo que le ocurrió a Jesús en el
momento de su muerte en la cruz, fíjense que:

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• Las autoridades lo acorralaron hasta lograr acabar con Él.


• Le taladraron las manos y los pies.
• Se burlaron continuamente de Él.
• Se repartieron sus pertenencias y sortearon su túnica.
• Lo consideraron un fracasado y un farsante.
Pero Jesús sabía que su muerte no era un fracaso, porque viviría para siempre, y su Padre no lo
había abandonado.-
En Él se cumplían las dos partes de la profecía: la que hablaba del sufrimiento, y la que hablaba de la
vida y de la salvación.-
Por lo tanto, para Jesús y sus discípulos, su muerte no fue el fracaso de la misión que había
realizado, sino la culminación de la misma.-
La muerte en la cruz era considerada, en aquel tiempo, una maldición de Dios (Dt 21, 23), por lo que a
los ojos de aquellos hombres, morir de esa manera significaba que no era el mesías.-
Para Jesús y sus discípulos, la clave para entender aquella muerte era la segunda parte del salmo,
cosa que quedó clara sobre todo después de la resurrección.-

2 – Isaías (52, 13-53, 12): el Siervo de Dios (la muerte en expiación).


Existe una profecía que aparece en el Libro de Isaías que habla de un siervo de Dios que sufre por el
pueblo. Este es el segundo texto que analizaremos para interpretar la muerte de Jesucristo.-
(Leemos el texto con especial énfasis en las siguientes expresiones:)
• 52, 14: Muchos se espantaron de él porque, desfigurado, no parecía hombre ni tenía aspecto
humano.-
• 53, 2-3: No tenía belleza que atrajera nuestras miradas. Despreciado y evitado por la gente.-
• 53, 4: Soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores.-
• 53, 5 Fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Sobre él
descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos curado.-
• 53, 7: Maltratado, aguantaba sin abrir la boca.-
• 53, 8: Por los pecados del pueblo lo hirieron.-
• 53, 10: Si entrega su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años y, por
su mediación, triunfará el plan de Dios.-
• 53, 11: El siervo inocente rehabilitará a todos porque cargó con todos los crímenes.-
• 53, 12: Cargó con el pecado de todos e intercedió por todos los pecadores.-
Éste texto es para nosotros la clave que nos permite ver y entender el sentido de la Pasión y Muerte
de Jesús porque:
• Es un inocente que sufre la persecución, la humillación y la muerte para que los verdaderos
culpables sean perdonados.
• Su muerte fue dar la vida por todos nosotros.-
• Ya antes Él había comparado su muerte con el grano de trigo que se pierde para dar paso a
la espiga (Jn 12, 24).-
En síntesis, a la luz de las profecías, la muerte de Jesús en la cruz tiene dos sentidos:
1. No era la prueba de que Dios lo había abandonado, de que fuese un impostor o un
fracasado, sino todo lo contrario.-
2. Su muerte fue un acto de generosidad porque sufrió por otros, por nosotros los
pecadores, para nuestra salvación.-

CONCLUSIÓN
3 – La interpretación de los discípulos (Flp 2, 5-8).
Además del sentido que las profecías daban a la muerte de Jesucristo, los primeros cristianos supieron
ver en ella un sentido muy profundo.-

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Varios de los textos que nos han legado lo reflejan; por ejemplo, San Pablo nos lo ha transmitido en un
himno de la iglesia primitiva que recoge uno de los significados que esos primeros cristianos dieron a la
muerte de Jesús.-
(Leemos Flp 2, 5-8)
El himno dice que la vida de Jesús fue un gesto de humildad ya que, siendo Dios, se hizo hombre con
todas las consecuencias:
• Renunció a la condición divina y asumió la condición de esclavo llegando incluso a morir.-
• Su nacimiento era ya un acto de humildad que venía a borrar la soberbia que se esconde tras
el pecado. El hecho de nacer, vivir, y morir como un hombre cualquiera era un acto de
humildad ya que era el Unigénito de Dios.-
Pero, al mismo tiempo, fue un acto de obediencia que borra la desobediencia que oculta el pecado
porque:
• La obediencia se nota en que Jesús no muere de muerte natural, sino que muere en una cruz,
es decir, de una muerte dolorosa, humillante.-
• Su muerte en la cruz era el último acto de una vida que empezó en el momento de la
encarnación.-
• Jesús no buscó esa muerte, sino que quiso cumplir hasta el final su misión que era predicar el
Reino de Dios.-
• Se arriesgó, porque algunos seguidores le aconsejaban escapar, pero eso suponía no cumplir
la misión, es decir, no cumplir el encargo de su Padre.-
• La muerte de Jesús es un acto de obediencia porque es consecuencia de haber cumplido el
encargo hasta el final, sin huir de las consecuencias.-
De esta manera, con su vida y con su muerte, Jesús borra la soberbia y la desobediencia del pecado y
reconcilia a la humanidad con Dios.-
Jesús es el hombre nuevo, humilde y obediente, que borra el pecado de Adán, el hombre viejo,
soberbio y desobediente.-
Podemos decir que por el hombre que se hace Dios, Adán, entra el pecado en el mundo, y por el
Dios que se hace hombre, Jesús, el nuevo Adán, se nos perdonan todos nuestros pecados y
entra la reconciliación.-
No obstante todo lo que dijimos, el verdadero sentido de la muerte de Jesús, solo se alcanza cuando se
conoce lo que ocurrió tres días después: su resurrección.-
Su muerte se esclarece en su resurrección, y, a su vez, su resurrección se nos aclara en su muerte.
Son vinculantes…
Ese es tema del próximo capítulo.-

Oración:

Señor, ayúdanos a interpretar tu muerte


para que, como tú, hagamos del dolor
un camino de redención.

Bendito seas,
en el cielo y en la tierra,
ahora y por los siglos de los siglos.

Amén.

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LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
EL RELATO DE LOS HECHOS.-
Como sabemos, la Pasión y Muerte de Jesús, desde el punto de vista de los hechos, no es otra cosa
que la injusta muerte de un inocente. No ha sido el único que ha muerto injustamente ni el único
reformador religioso que ha habido en la historia.-
Pero hay algo que cambia radicalmente el sentido de los hechos y hace que su muerte sea algo
especial.-
La interpretación de su muerte dada por las profecías, por el mismo Jesús y por los primeros cristianos
es algo que escapa a lo normal por lo que sucedió después tras su muerte. Vayamos por partes,
comenzando por:

1 – El descubrimiento del sepulcro vacío.-


(Leemos con atención Mc 16, 1-8).
Para comprender el sentido de lo que acabamos de leer hay que tener en cuenta varios detalles:
• Jesús murió un viernes por la tarde y tuvieron que enterrarlo deprisa porque, según la tradición
judía, al ponerse el sol comenzaba el sábado, que era un día sagrado y no estaba permitido
realizar entierros ese día.-
• Pasado el sábado, en lo que sería nuestro domingo, por la mañana tres mujeres, María
Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé, compraron perfumes y ungüentos con la
intención de ir al sepulcro, lavar el cadáver y ungirlo.-
• En el camino se preguntan quién las ayudará a retirar la pesada roca que cerraba el sepulcro.
Esto nos hace pensar que van sin que lo sepan los demás discípulos.-
• Al llegar encuentran que la piedra está retirada. Entran y no ven el cadáver.-
• Lo que ven es un joven, vestido de blanco, sentado a la derecha. Se asustan.-
El hecho concreto es que al tercer día, no pasados tres días, unas mujeres van al sepulcro y lo
encuentran vacío. Si el hecho hubiese quedado allí, el problema que hoy nos planteamos quedaría
reducido a saber que pasó con el cadáver de Jesús después de su entierro.-
Pero la cosa no quedó allí porque el joven que está dentro se describe como un ángel.-
Según la mentalidad de la época, el mensajero de Dios, el ángel, es un varón joven, con túnica blanca,
que está a la derecha de Dios dispuesto a cumplir sus órdenes. El autor no nos dice que sea un ángel,
pero lo insinúa.-
El mensaje de ese “ángel joven” es evidente: primero las tranquiliza y luego les pregunta si han venido
a buscar a Jesús el Nazareno, al crucificado, y de inmediato les contesta que Él no está ahí porque ha
resucitado, cosa que ellas mismas pueden comprobar.-
Finalmente les hace un encargo: deben comunicárselo a los discípulos, en especial a Pedro el primero
entre ellos, y decirles que volverán a verlo donde esta historia comenzó, en Galilea.-
Dicen las Sagradas Escrituras que las mujeres huyeron del sepulcro con un ataque de nervios y no se
animaron a decírselo a nadie.-

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Algunos exegetas no católicos sostiene que todo esto es mentira: los discípulos robaron el cadáver y lo
enterraron en otro lugar; luego inventaron esta historia de las mujeres para engañar a todos los
demás.-
Resulta difícil creer que unos hombres atemorizados, decepcionados, y desbandados inventaran todo
esto.-
• Si hubieran inventado la historia, ¿con qué objeto lo hicieron?
• Ellos creían que Jesús era el Mesías rey que el pueblo esperaba; entonces, ¿para que le
servía un cadáver?
• Por otra parte resulta difícil creer que unos hombres atemorizados, que no supieron defender a
su líder, ahora se pongan a abrir sepulcros y a inventar historias.-
• Además, nadie indujo a las mujeres a ir al sepulcro, por lo que los que hubieran descubierto el
sepulcro vacío debieron haber sido, precisamente, hombres.-
Uno puede creer o no lo que dice la Biblia, eso es una decisión personal, pero no es aceptable inventar
una explicación para justificar esa postura.-
Además, es lógico pensar que, después del primer momento, se decidieran a contar lo que les había
pasado. Entonces ocurrió lo siguiente.-

2 – Pedro y Juan van al sepulcro.-


(Despacio, leemos Jn 20, 3-10).
Pedro, el primero entre los Apóstoles, y Juan, el discípulo más joven y el más amado por Jesús que
estuvo junto a su cruz, van a comprobar lo que les dijeron las mujeres, y constatan que:
• encontraron las cosas como ellas les habían dicho,
• pero no vieron al ángel.-
Juan creyó el mensaje de que Jesús, al no estar allí, había resucitado. En cambio, Pedro se queda
desconcertado.-
Volvieron corriendo a la casa donde estaban reunidos a informar a sus compañeros, y es entonces
cuando tiene lugar la manifestación de Jesús Resucitado.-

3 – La aparición a los discípulos.-


(Por favor, leemos Lc 24, 36-49).-
Jesús se aparece cuando el grupo de sus discípulos estaba reunido en una habitación con las puertas
y ventanas firmemente cerradas, y la primera reacción es de miedo. Les desea la paz y los tranquiliza;
luego les hace ver que es Él mismo y no otro mostrándoles las heridas de la crucifixión y, para que se
convenzan de que está vivo y no es un fantasma, les pide que le den de comer.-
Luego les explica que todos los acontecimientos que están ocurriendo, no es sino el cumplimiento de
las Sagradas Escrituras porque estaba escrito que:
• el Mesías tenía que padecer y resucitar de la muerte, y
• que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de los pecados a todos los hombres.-

Entonces, Jesús les advierte que ellos son testigos de que las cosas han sucedido así y que su misión
será anunciar la Buena Nueva a todos los hombres, cosa que harán cuando reciban la fuerza de lo
alto.-

4 – Una opción de fe.-


(Leemos detenidamente He 2, 22-24. 32-33)
Este es el anuncio que hoy les hacemos también a Uds., la Buena Noticia que queremos darles:
• Jesús de Nazaret fue un hombre a quien Dios avaló demostrando con milagros, prodigios y
signos que estaba con Él.-
• Según estaba escrito en las profecías, fue entregado en manos de pecadores y crucificado
hasta morir.-

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Luis Gómez Machado.

• Enterrado como un hombre cualquiera, resucitó del sepulcro porque la muerte no tenía poder
sobre Él.-
• Unas mujeres y sus discípulos vieron la tumba vacía y estuvieron hablando y comiendo con Él
después de la resurrección.-
• Luego, en presencia de mucha gente, subió al cielo y allí nos espera.-
• Él es el Mesías y el Señor. El único que nos salva del pecado y de la muerte eterna.-
Esta noticia podemos acogerla y hacerla parte de nuestras vidas, o podemos ignorarla. Tenemos que
elegir sabiendo que ignorarla es rechazarla.-
Podemos creer el testimonio de aquellos hombres y pensar que, efectivamente, es cierto que Jesús
resucitó, o podemos no creerlo y pensar que todo es un invento.-
Elijas lo que elijas, tu vida ciertamente cambiará. Jesús exige tu definición…

EL SIGNIFICADO DE LA RESURRECCIÓN.-
Antes de tomar una decisión nos gustaría explicar el significado que, nosotros, les damos a la
resurrección de Jesús:
• No pretendemos explicar en que consiste la resurrección, ni que es un resucitado.-
• Desde ya decimos que no lo sabemos. Los discípulos nos dicen que no era un fantasma
porque lo tocaron y lo vieron comer, pero a la vez no era un cuerpo como el nuestro porque se
hacía presente y desaparecía.-
• Tampoco podemos explicar como se produce la resurrección: nadie vio a Jesús resucitar. Es
una deducción lógica de los hechos, pero no es algo que vieran con sus ojos.-

1 – Jesús ha vencido a la muerte, al pecado y al mal.-


Lo primero que salta a la vista es que, si Jesús ha resucitado, eso significa que la muerte ha sido
vencida. “…Sabemos que Cristo una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte
no tiene poder sobre Él…” (Rom 6, 9).-
• No creemos en la doctrina de alguien que vivió hace más de dos mil años, sino en alguien que
ha resucitado de la muerte y vive para siempre porque la muerte no tiene poder sobre él.-
• La muerte no es, por tanto, algo que temer: Sigue siendo un misterio, pero ya no es un destino
terrible.-
• Creer que Jesús ha resucitado nos lleva a perder el miedo a la muerte porque sabemos que
nos espera una vida mejor y definitiva.-
Pero, como la muerte es consecuencia del pecado, la resurrección de Jesús significa que el pecado
ha sido destruido: “…Como Uds. saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con
Cristo. Las fuerzas vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvan más al pecado…” (Rom 6,
6).- Entonces:
• No hay un abismo insalvable entre Dios y nosotros.-
• No existe un destino irremediable para nosotros por el hecho de ser pecadores.-
• La resurrección de Jesús significa que los pecados nos son perdonados.-
• El perdón es, desde entonces, una de las claves para entender la vida.-
• Nadie es un ser despreciable por ser un pecador, porque a todos se nos ofrece el perdón.-
Pero aún hay más: si el pecado es signo del dominio del mal sobre nosotros, la resurrección de Jesús
significa que el poder del mal ha sido destruido. Nuestra vida no se desenvuelve desde el temor sino
desde la confianza: “…Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?... en todo esto
saldremos triunfadores…porque…ninguna otra criatura podrá apartarnos del amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor…” (Rom 8, 31. 37. 39).-
• Eso era lo que Él decía cuando predicaba que el Reino de Dios había llegado. Esa era la
buena noticia que anunció a la gente.-

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• Su resurrección viene a confirmar que el Reino de Dios, ese reino del bien, de la justicia, de la
solidaridad, de la verdad, del amor, de la paz, ha irrumpido ya en el mundo.-
• Por mucha maldad que exista en el mundo, la última palabra la tendrá el bien. No será el mal,
sino el bien, lo definitivo.-

2 – Jesús es el salvador y el Señor.-


Jesús fue rechazado por las autoridades y mucha gente de su tiempo y, crucificándolo, pretendieron
desacreditarlo y eliminarlo. Pero Dios estaba con Él.-
• Lo atestiguan las Escrituras: “…No hay salvación en ningún otro lado, pues bajo el cielo no se
ha dado a los hombres ningún otro Nombre por el que debamos ser salvados…” (He 4, 12).-
• Son muchos los que se presentan como salvadores hoy día, pero nosotros estamos
convencidos de que Él es el único salvador.-
Jesús posee el mayor título que puede poseerse: el de Señor: porque se humilló hasta la muerte, y
una muerte de cruz, “… Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre para que al
nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua
proclame que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre…” (Flp 2, 9-11).-

3 - Jesús es el testigo fiel.-


Gracias a la resurrección, su vida, su doctrina, su persona, y su enseñanza, quedan confirmadas como
verdad.-
• Cristo es: “… el testigo fiel, el primer nacido de entre los muertos, el rey de los reyes de la
tierra…” (Ap 1, 5).-
• Es testigo fiel porque la buena noticia del Reino de Dios queda confirmada por la resurrección.
Su persona y su mensaje es objeto de nuestra fe.-
• Es el primogénito de los muertos porque, lo mismo que Él, también nosotros resucitaremos a la
vida eterna. Su resurrección es la garantía de nuestra esperanza.-
• Es el señor de los reyes de la tierra porque tiene el mayor poder en el cielo. Su voluntad, el
mandamiento del amor, es la norma que guía nuestra vida.-

4 – Invitación a la conversión.-
• “… si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen siendo pecadores…Si nuestra
esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los
hombres…” (1Cor 15, 17.19).-
• Nosotros creemos que ha resucitado y lo anunciamos a todo el mundo para que, creyendo,
compartan nuestra alegría.-
• Desechemos, como decía el Apóstol Pablo, los miedos y las dudas que nos quitan la paz y la
alegría.-
• La muerte ha sido vencida.-
• Nuestros pecados han sido borrados.-
• La amenaza del mal ha sido aniquilada.-
Solo es necesario creer en Jesús y creer a Jesús…

Oración:

Señor y salvador nuestro,


te pedimos que, según su promesa,
te hagas presente entre nosotros y
nos concedas el don del Espíritu
para que nos ilumine y

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nos lleve a la verdad completa.

Escucha esta súplica que te hacemos


por el amor de tu madre
y madre nuestra,
la Bienaventurada Virgen María.

Amén.-

INVITACIÓN AL SEGUIMIENTO
Hasta ahora sólo nos hemos limitado a hablar de Jesús en general, pero Él tiene un mensaje mucho
más completo que nos gustaría darles a conocer.-
Para que comprendan lo que hemos hecho hasta ahora vamos a leer un pasaje del Evangelio según
San Juan que se relaciona con esto.-
Se trata del encuentro de Jesús con los primeros discípulos. Juan el Bautista predicaba en el desierto
que había que preparase para la llegada del mesías, y a él se le habían unido algunos discípulos que,
al conocer a Jesús, se fueron tras Él.-

(Leemos con atención Jn 1, 29-39).

Jn 1, 29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo. 30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto
delante de mí, porque existía antes que yo. 31 Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua
para que él sea manifestado a Israel.» 32 Y dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba
como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. 33 Y yo no le conocía pero el que me envió a
bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el
que bautiza con Espíritu Santo." 34 Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de
Dios.»
Jn 1, 35 Al día siguiente, se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. 36 Fijándose en
Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» 37 Los dos discípulos le oyeron hablar así y
siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: « ¿Qué buscáis?» Ellos le
respondieron: «Rabbí - que quiere decir, "Maestro" - ¿dónde vives?» 39 Les respondió: «Venid y lo
veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora
décima.-

Nosotros hemos hechos con ustedes lo que Juan el Bautista con sus discípulos: les hemos presentado
a Jesús y, ustedes, han venido a nosotros como los discípulos de Juan se acercaron a él: atraídos por
el mensaje.-
Nosotros, como Juan, humildemente nos hemos limitado a “mostrarles” a Jesús.-
De ustedes depende ahora seguirle y escuchar sus preguntas: “… ¿qué buscan?...”, “… ¿qué
quieren de mí?…”.-
De ustedes depende ahora responderle: “… ¿Maestro, dónde vives?..., queremos conocerte
mejor…”
¡¡¡Se trata ahora de iniciar un camino con Jesús para conocerlo más y mejor!!!

1 – La llamada a seguirle.-
El momento que están viviendo es el mismo que vivieron los discípulos de Jesús cuando recibieron la
llamada. Así nos lo cuenta el Evangelio según San Mateo.-

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(Leemos despacio Mt 4, 18-22).

Mt 4, 18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su
hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, 19 y les dice: «Venid conmigo, y os
haré pescadores de hombres.» 20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. 21 Caminando
adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la
barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. 22 Y ellos al instante, dejando la barca
y a su padre, le siguieron…

Jesús va caminando cuando ve a Simón y a Andrés trabajando, lo que significa que:


• Jesús está recorriendo un camino, no está quieto, y en ese peregrinar se encuentra con ellos
dedicados a su labor: Jesús también se ha encontrado contigo cuándo tu estabas
dedicado a tus ocupaciones: tu trabajo, tus estudios, en fin, en tus labores.-
• Jesús se dirige a ellos, tiene la iniciativa, porque no son ellos los que le han elegido a Él, sino
Él quien los eligió a ellos: Jesús ha salido a tu encuentro, en tu vida, se ha dirigido a ti, se
ha fijado en ti, te ha elegido a ti…
• Jesús les llama para que dejen lo que están haciendo, se vayan con Él y se dediquen a otra
cosa: Jesús te llama a ti, para que estés con Él y te ocupes de cosas de las que antes no
te has ocupado.-
Simón y, su hermano Andrés, dejan las redes, su trabajo y lo siguen, lo que nos quiere decir que:
• Dejan lo que ocupa su tiempo, lo que absorbe su atención y centra su interés. Se van a
dedicar a otra cosa: Jesús te llama a ti, para que estés con Él y te ocupes de las cosas
que antes no te ocupabas.-
• Ellos lo dejan todo inmediatamente, no se detienen a pensar ni miden las consecuencias ni
sus posibilidades. Arriesgan: a ti se te pide que te decidas ya, que no lo pienses tanto,
que arriesgues.-
• Los dos hermanos se van con Él, le siguen. No se trata de dejar todo, sino de dejar algo para
dedicarnos a otra cosa mejor: no se te pide que renuncies sin más, sino que des un giro a
tu vida, que cambies de rumbo. Para eso tienes que acompañar a Jesús, para
conocerlo más y mejor.-

Por otros textos evangélicos sabemos que esos, y otros hombres, no dejaron su profesión por
completo. En varias ocasiones Jesús les acompaña en sus tareas de pesca.-
Lo importante es que empiezan a tener otras ocupaciones y preocupaciones: no te estamos
pidiendo que dejes tu vida familiar, afectiva, laboral o de relaciones, sino que cambies el centro
de tu atención y lo pongas en Jesús.-
Sin ninguna duda, esto supone renunciar a algo. Sabemos que una invitación así nos suele asustar y
preocupar porque nos da miedo el compromiso.-
Hay que dejar las redes, es decir, lo que nos envuelve, lo que nos enreda, lo que consume nuestro
tiempo de un modo improductivo. De esa manera tendremos tiempo para lo que realmente vale la
pena: estar con Jesús y conocerlo.-

2 – Las dificultades del seguimiento.-


Ahora queremos presentarles el caso de un joven que recibió la llamada, pero no quiso renunciar a
nada.-

(Leemos detenidamente Mc 10, 17-31).

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Aquella persona acudió a Jesús con una buena intención, con el sano deseo de saber cómo lograr la
vida eterna. Era una buena persona, un hombre cumplidor, pero quería algo más.-
Cada uno de ustedes está leyendo esto, no porque sean malas personas, sino porque quieren algo
más. De lo contrario estarían ocupando su tiempo en otras cosas.-

Pero, al oír la respuesta de ese hombre, Jesús lo miró con cariño y le hizo una invitación aún más
comprometida: le pidió que renunciase a todo, y que le siguiera.-
El otro puso mala cara y se marchó cabizbajo porque era muy rico; su corazón estaba atrapado por la
riqueza y no dejaba las redes.-
Cuando Jesús nos llama a seguirle y no estamos dispuestos a la renuncia, nuestro corazón no
es feliz porque siente apego a las cosas y, según vimos, el apego y el orgullo son las dos
principales causas del sufrimiento.-
Al ver aquella reacción, Jesús aprovechó para exponer su doctrina sobre el desprendimiento:
• Quien tiene el corazón apegado a las cosas no es suficientemente libre como para aceptar el
Reino de Dios. Este es uno de los problemas del seguimiento de Jesús.-
• Sólo los espíritus libres pueden caminar a su lado. El que va cargado con demasiadas cosas
no puede avanzar.-
Los discípulos, como a veces nosotros, reaccionaron de un modo pesimista: “si las cosas son así no
habrá quien lo consiga”.-
• Jesús, entonces, dijo la clave de todo este tema: “…no es cuestión de fuerza, sino de gracia
de Dios”. La renuncia no es algo que el hombre consigue, sino algo que recibe.-
• Si nos cuesta dar el paso, entonces tenemos que pedir a Dios la gracia del desprendimiento.-
Tras aquella escena, Jesús explicó cómo hay que entender el desprendimiento:
• El que renuncia recibe, ya en este mundo, grandes beneficios; pero eso no lo libra de la
persecución, es decir, de las dificultades.-
No somos diferentes de los discípulos de Jesús y de los primeros cristianos, cuando sentimos miedo
ante el sacrificio o las renuncias. No debe sorprendernos el descubrir que somos débiles.-
Jesús no llama a superhombres, sino a hombres y mujeres normales como ustedes, como
nosotros…
Pero lo mismo que ellos pudieron responder, así también nosotros debemos hacerlo.-

Oración:

Señor:
A tus manos encomiendo mi espíritu,
mi alma está sedienta de ti
como tierra reseca.

Rompe mis cadenas,


lléname de alegría,
renuévame por dentro.

Amén.

Montevideo, Febrero - Marzo del año 2003.-

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