Año XVII No.

82 s Bogotá, Colombia s Abril - Junio 2022

Amaury Díaz Romero

(1953 - 2021)
Editorial

A
maury Díaz Romero estaba con- covid en Barranquilla. Esto es como
sagrado a escribir. Pocas veces caminar sobre el filo de la navaja. Esto Magazín del Caribe
habíamos visto una vocación es duro, amigo, duro.Lo que voy a pe- Periódico cultural No. 82
tan acendrada, sobre todo tratándose dir a los médicos es que no me sepa- Abril - Junio 2022
de un personaje parrandero y consu- ren de mi computador.”
midor de gran parte de su tiempo en
actividades tan desgastantres como El 16 de febrero es su hijo Ivanov Director: Álvaro Morales Aguilar
la política.Aun así sus columnas pe- quien nos escribe. tigremorales@gmail.com
riodísticas fueron permanentes como Editor: Roberto Montes Mathieu
tambiés sus libros, sorprendiéndonos “Mi papá se complicó el sábado en la romonthieu@hotmail.com
con premios internacionales que gana- noche y tuvimos que ingresarlo a UCI.
ba con frecuencia.Sus memorias inédi- Está intubado y en estado delicado.
Estamos preocupados aunque sabe- Dirección: Cra. 85 No. 88 - 05
tas,Sincelejo sonoro, permiten apreciar
mejor su indeclinable vocación por las mos que ahora mismo está en manos Bloque 3. Apto. 301
letras.¿Cómo lo hacía después de in- de Dios y de los médicos. Pedimos Tel: (601) 388 2555
terminables noches de juerga? Ahí está que hagan mucha oración por él para Cels: 314 228 0644 - 316 753 4875
la vocación, inexplicable, como incoer- que pueda luchar y salir de esta situa- Bogotá, Colombia, S.A.
cibles impulsos, como respirar, que no ción.”
pueden postergarse. Así, y con todas
Todo fue en vano, el día 20 murió. El Las opiniones y juicicios
las dificultades que existen en el me-
MC le rinde homenaje con este núme- expresados son responsabiblidad de
dio para publicar (trabas de todo tipo)
ro a quien fuera nuestro amigo y tam- sus autores
logró sacar ocho novelas, cuatro libros
bién colaborador.
de cuentos y dos de prosa de no ficción
y un sin número de columnas y otros ••• El material de este periódico
trabajos en el diario barranquillero La puede ser reproducido citando
Libertad. Y los inéditos, que el hijo está Hilario José Ariza, escritor nacido en la fuente y el autor.
organizando. En varios encuentros Riohacha, La Guajira, el 19 de agosto
de escritores tuvimos oportunidad de de 1952, gozó de su cuarto de hora,
compartir espacio, la última vez cuando como señalaba Andy Warhol, cuando
Colaboración Solicitada
presentó el libro Good Bye David (que sus libros se leían y era entrevistado y
también es parte de sus memorias) en figuraba en los medios.Publicó las no- ASECARIBE
el marco del Encuentro Internacional velas Ciudadano del tiempo (1986), El NIT. 830130014-1
de Cartagena en el 2011. Otras veces rostro del tatuaje (1989), En un pueblo
nos cruzamos entre Bogotá y ciudades sin nombre (1990), Tatuajes del poder
de la Costa caribe. Luego la inespera- (1995) y El hijo de la dama de San Lo- Nos Apoyan
da aparición del covid 19, pandemia renzo (1977) y gozó del aprecio de sus
que trastornó el mundo, todo lo alteró, amigos. Murió en Bogotá, donde vivía, Martiniano Acosta Acosta
empezando por nuestras rutinas y for- el pasado 7 de marzo.
ma de disfrutar y compartir la vida. El Oswaldo Karo Amaya
MC dejó de circular durante año y me- ••• Eunaldo Amaya Loiza
dio y la maldita enfermedad arrebató la Francisco Atencia Gómez
vida de valiosos y apreciados amigos, Documento histórico como importante
entre ellos la de Amaury Díaz Romero. para conocer la situación de las letras Miriam Castillo Mendoza
colombianas entrado el sigloXX, de la Ariel Castillo Mier
El 29 de enero de 2021 nos dijo en un autoría de uno de nuestros primeros Álvaro Del Valle Oviedo
whatsApp. escritores, Manuel García Herreros,
a quien el MC le ha dedicado algunos
José Luis Díaz-Granados
“Quiero informarte que me encuentro números. Por su extensión hemos de- Rafael Hernández Urueta
en manos de la ciencia y la espiritua- cidido publicarlo en dos entregas. Santiago Jiménez Trespalacios
lidad luchando ferozmente contra el
Manuel Guillermo Ortega
Clímaco Pérez Camargo
Contenido Ignacio Verbel Vergara
El escriviviente Amaury Díaz Romero................................................... 3
Historia del Indio sinuano...................................................................... 6
Escrivivencias.Bruja hombreriega......................................................... 7
Carlos Alemán, por siempre.................................................................. 9
El templo del saber para Manuel......................................................... 11
Recuerdo de Hilario José Ariza........................................................... 12 Diseño e Impresión:
Una pasión impresentable, Lola Salcedo............................................ 13 Kualis Servicios Gráficos
Las letras en Colombia........................................................................ 15 www.kualis.com.co
Poesías de Dagoberto Rodríguez Alemán.......................................... 20 Bogotá, D.C.

2
 Homenaje

El Escriviviente
Amaury Díaz Romero
Roberto Montes Mathieu

PARA SINCELEJO rán, y sobre todo Enrique Díaz, con

Roberto Montes Mathieu
A Sincelejo llegó el 5 de febrero de
1973, según leo en su diario nove-
lado inédito Sincelejo sonoro, que
tuve la suerte de recibir hace dos
o tres años para que lo revisara, el
que citaré con frecuencia. La matrí-
cula, ante sus graves antecedentes,
no podía ser de otra manera que
condicional. “El rector del Liceo, un
flaco desgarbado de apellido Ri-
vadeneira, me prohibió hablar de
política y de leer libros raros”. Sin
embargo fue buen estudiante y has-
ta se destacó en algunas materias;
pero su actividad de agitador polí-
tico siguió desarrollándola en otro
quien mantuvo una gran amistad y
le grabó la que parece fue la única
canción que compuso: La resabia-
da.
Si no te casaste por amor/ sé que
no te deslumbró la plata/ fueron re-
sabios tuyos, negra/ Tú te casaste
fue sin ganas/ fueron resabios tu-
yos, Mirna/ fue el error de tu vida
(bis)// Sé que los celos te mataron/
te saliste con quien no debiste ha-
cerlo/ hoy te lamentas, Mirna/ un
matrimonio por despecho (bis)// De
Montería partiste una mañana/ de-
jando triste a Fillo y al vecino/ y no
regresaste más, negra/ adolorida

E
l escritor monteriano Amaury
Díaz Romero fue otra vícti-
ma del covid 19, murió el 20
de febrero del 2021 en plena eclo-
sión creativa. Había nacido el 28 de
mayo de 1953. Como periodista —
actividad que inició desde su épo-
ca de estudiante de bachillerato en
medios locales y políticos— mantu-
vo su columna Escrivivencias desde
1980 en el diario La Libertad de Ba-
rranquilla, que luego pasó a medios
digitales hasta pocos días antes de
morir. Levantisco y rebelde desde
siempre, fue expulsado de varios
colegios de Montería, incluidos el
Nacional José María Córdoba, la
Normal de Varones y el seminario
Juan XXIII, a donde llegó con el
ánimo de convertirse en sacerdote,
preocupando a los padres que casi
habían perdido la esperanza de te-
ner un hijo bachiller —entonces un
lujo—, y lo más grave: el baldón de
estar criando un inútil. Decidieron
entonces, como medida extrema,
“exiliarlo” de su ciudad y enviarlo a
Sincelejo, al Liceo Bolívar que ha-
bía decidido aceptarlo.
colegio reconocido como revolto- quedó tu familia (bis)// Fueron resa-
so, el departamental Antonio Lenis, bios tuyos, negra/ ya se nos fue la
donde hizo parte de comités y par- vida.
ticipó en paros, huelgas, revueltas,
quema de llantas y de carros (uno Una gitana en la Plaza de Maja-
de la policía), empleo de bombas gual le pronosticó que jamás sería
molotov, invasión de tierras (entre escritor, lo que lo afectó durante un
las que están las que dieron origen tiempo. Eso le impuso demostrar lo
al barrio Camilo Torres) y divulgan- contrario. Fue un estímulo el paseo
do el periódico de los camilistas que de Calixto Ochoa, La gitana, que
editaba en Bogotá su amigo Ger- popularizó Enrique Díaz.
mán Bula Encobar, quien después
sería embajador y ministro de edu-
cación del gobierno del presidente
Pastrana y Consejero de Estado.
Con sus compañeros del Liceo
mantuvo una vida de bohemia, con
borracheras bíblicas, llegando al
extremo de vender su sangre para
poder seguir bebiendo. Hay una lis-
ta de bares —cercanos al cronista
que incluye en su novela Para qué
recordar— como El Salibón, El Ca-
fetal… y música, mucha música de
acordeón que se molían en esos
bares, especialmente de Aniceto
Molina —de quien recibió lecciones
para aprender a tocar—, Alfredo
Gutiérrez, Lisandro Meza, Alejo Du-

3
Homenaje
cuento El cuarto bate que había
aparecido en el Magazín de El Es-
pectador en mayo de 1977 y ga-
nado un premio nacional. “Un día
adquirí su libro (El cuarto bate), lo
presté y corró la suerte que corren
los libros prestados”. Y agrega que
contribuyó a su formación.

Al final los agradecimientos a per-

sonas y lugares de la ciudad. Se
cerraba la segunda parte de su vida
en estas memorias, reconociendo
cómo encontró y reorganizó su vo-
cación y desarrolló una gran activi-
dad literaria, política, musical y de
enriquecedoras vivencias.

EL ESCRITOR
El que tiene vocación de escritor
escribe y él tomó ese oficio con de-
voción y aunque dedicó gran parte
de su tiempo a las inevitables pa-
rrandas, la música, la política y el
estudio, se encerraba en las ma-
drugadas a escribir. Así pudo iniciar
Marzo negro, novela que reescribió
muchas veces. En su formación li-
teraria encontró un maestro que lo
orientó, el profesor de español del
colegio. Dice en su diario:
“El 13 de febrero de 1973, le en-
tregué en sus manos al profesor
de español, unos cuentos míos.
El profesor se llamaba Jaime Artu-
ro Martínez (hoy poeta reconocido
que reside en Cartagena). Esa fue
la primera vez que tuve la decisión
de entregárselos con la esperan-
za de recibir sus sabios consejos,
como así ocurrió”. Y lo describe con
afecto “vestido de blanco como un
ángel y su maletín marrón”.
Leía a Rulfo (primera influencia),
Kafka y Poe. “Con esa entremez-
cla de aprendiz de escritor, político
y compositor, transcurre gran parte
de mi vida en Sincelejo”. Y agrego
yo: con mucho desgaste de energía
en actividades inútiles y complica-
ciones de variada índole.
En esas memorias, el cronista que
no lo conocía es elogiado por su
BARRANQUILLA
Quien parecía estar destinado a no
graduarse de bachiller continuó es-
tudios universitarios en la Universi-
dad del Atlántico, donde se recibe
de Licenciado en Ciencias Socia-
les, hace un posgrado en Gobierno
y asuntos públicos, dos semestres
de literatura hispanoamericana, dos
semestres de maestría en creación
literaria en la Universidad Central
de Bogotá y se desempeña como
gestor cultural, gerente del Fondo
Mixto del Atlántico, corrector de
estilo y editorialista del diario La
Libertad, así como fundador de la
revista de erotismo literario Plexus.
Y lo más o igual de importante, es-
cribe y publica siete novelas, cuatro
libros de cuentos, dos de ensayos
y la columna Escrivivencias que
mantuvo hasta el día de su muerte.
Deja, además, varios libros inédi-
tos, entre ellos, que me conste, el
diario aquí mencionado y uno de
entrevistas hechas a escritores.
SUS LIBROS
Su primer libro publicado es La ma-
drugada del asalto (1980), cinco
cuentos que tienen como espacio
un pueblo de Córdoba, sobre temas
regionales y marcadamente polí-
ticos, son La noche tiene piernas
de mujer, La noche del asalto, Sub-
mundo de una mujer real, Bola de
humo y La tarde del mítin. Algunos
de ellos retomados más tarde, am-
pliados e incluidos en otros libros.
La cachucha bacana (1986), diez
cuentos que entremezclan lo rural
y lo urbano, el que identifica el li-
bro destaca la vida y obra del gran
músico de la cultura popular Alejo
Durán.
Venus (1989), novela sobre una
lesbiana de estrato alto que públi-
camente presume de virtuosa, con
una doble vida, “se desestima la
virginidad y se sublima la mastur-
bación”.

4
 Homenaje
La puta decente (2008), novela
alrededor del poder, la droga y el
sexo definido en su título, o en otro
orden: sexo, droga y poder. Dice en
una de sus partes: “Yo también es-
toy hambrienta y usted para mí, se-
ñor alcalde, es un exquisito bistec”.
Y menciona contratos que deben
hacerse antes de entrar a la cama.

Grotescas criaturas dentro de ti

(2015), una novela extraña consi-
derada entre sicológica y fantásti-
ca que raya con lo inverosímil, de
varias mujeres que viven dentro de
una de manera independientes, en
permanente lucha entre todas, bus-
cando matarse en una guerra de
“yoes”. Un doppelgänger

El misterio de la cónsul (2018) men-

El otro amanecer (1989), ensayo
político sobre el movimiento guerri-
llero M-19.
Las lubricidades de Colón y la rei-
na (1993) cuentos eróticos con un
lenguaje atrevido, donde se innova
con palabras como clitorear.
La noche tiene piernas de mujer
(1997), catorce cuentos entre fan-
tásticos y realistas, con brujas que
guardan sus piernas debajo de la
cama para irse a volar mientras el
marido duerme profundamente, o
se vuelven culebras y las hay con
cuatro personalidades y cuatro se-
xos, igual que hombres que comen
culebras.
Marzo negro (1980), novela consi-
derada entre dogmática e ideológi-
ca registra un levantamiento de pro-
testa de estudiantes violentamente
aplastada por el ejército con un alto
saldo de muertos y desaparecidos,
afectando toda la población.
La caja negra (2005), titulo de un
conocido paseo vallenato, recrea
la vida y obra musical del conocido
juglar Enrique Díaz, utilizando las
letras de sus canciones como parte
integral de la narración. En la cará-
tula del libro aparece la foto del es-
critor con el acordeonero, que era
su gran amigo.
ción de honor en el Concurso de
Novela Biblioteca Popular, Argen-
tina, 2018. Un thriler con toda su
complejidad dramatica
Las vísceras del mal (2019). La
clase política, el sectarismo, la co-
rrupción electoral, son el eje de esta
novela calificada como de “realismo
político”.
De qué se ríe, señor alcalde (2016),
esencialmente política.
Good-bye, David! (2012), otro de
sus libros de memorias, de sus
primeros años en Montería don-
de nació, sus primeros amigos,
las expulsiones de los colegios y
del seminario, primeras lecturas,
el descubrimiento y emoción que
le produjo Ibis de Vargas Vila, que
lo motivó a copiarla en un cuader-
no, actividades políticas, la fuerte
amistad con David Sánchez Juliao,
de quien se convierte en cercano
amigo y la relación con Fals Borda,
revelando la amenaza que hizo la
guerrilla de querer asesinar al so-
ciólogo acusándolo de infiltrado de
la CIA, el uso de la grabadora por
parte de David en sus investigacii-
nes literarias y sociológicas (El Pa-
changa y El Flecha), la composición
de El indio sinuano, autoría de Da-
vid y éxito enorme del que se dan
detalles en el libro, y el triste debili-
tamiento de esa amistad.
Este era nuestro amigo Amaury
Díaz Romero, un escritor verda-
deramente consagrado a escribir
como pocos, quien junto a Germán
Espinosa y Roberto Burgos, tam-
bién escribió sus memorias (poco
común en nuestro medio) y de quien
lamentamos su prematura muerte
que nos impidió realizar proyectos
comunes pendientes. Descanse en
paz.

5
Homenaje
Historia del Indio Sinuano
D
avid Sánches Juliao compuso
una de las piezas más bellas
del folclor cordobés: “El indio
Sinuano”. Claro, otras, como “La
protesta”, “El taburete de oro”, “Los
Hamaqueros” no trascendieron. O
fueron un fracaso. De todos modos,
con estas y otras grabaciones que
vinieron después, David se habría
de convertir en el padre de la litera-
tura-casete.
Un día, en una reunión en Lorica,
donde estábamos Misael Díaz,
Benjamín Puche —que ya andaba
con su cuento de las matemáticas
en el sombrero vueltiao—, Sebas-
tián (cuyo apellido no recuerdo pero
que trabajó en el hotel Mocarí) y yo,
conocimos la composición que gen-
tilmente nos mostró David y hasta la
tarareó con entusiasmo. Fue tal vez
la primera vez que lo hizo. Pasaron
los meses, después, en Montería,
volvió a sonar en su boca cuando
andábamos en una rueda de ami-
gos. Claro, no tenía ritmo definido,
era confuso. Hubo sugerencias,
observaciones, “quítale ésa pala-
bra”, “ponle tal cosa” “déjale esa
frase”. Luego de ajustes oí otra vez
la canción en la heladería Tosca y
me produjo —no sólo en mí, sino en
todas las personas del grupo— un
efecto de gran deleite. “¡Carajo, qué
vaina tan buena!”, expresó Marco
Otero. ¿Pero quién la grabará? Ahí
torció la puerca el rabo. Y se abrió
una búsqueda del conjunto y de la
persona que podría interpretarla. Yo
pensé en José Díaz, que tenía un
conjunto vallenato y que vivía del
rebusque tocando en los bares. Me
dijo que vivía en el barrio Santan-
der y que era hermano de Enrique
Díaz y una mañana cuando lo fui a
buscar descubrí que era un farsan-
te. Me engañó, se hizo pasar por
hermano de Enrique cuando no lo
era. Lo deseché. Entonces David
pensó en Máximo Jiménez que an-
Amaury Díaz Romero
daba con un éxito grabado, el Burro glado. La cosa se facilitó porque el
leñero, en un acetato donde apare- gerente de dicha casa disquera re-
cía también la Mula revolucionaria. sultó siendo un cordobés. Yo no es-
Por esa época, Máximo Jiménez tuve ahí, todo me lo contó el señor
era el adalid del vallenato protesta Ernesto Cabrales.
y Enrique Hoyos le hizo una nota en
la revista Alternativa. Y Máximo co- Después, el disco fue un fenómeno
menzó a ensayar la canción. Des- musical.
pués de varias semanas atareado
David comenzó, tempranamente,
en el ensayo, salió a estrenarla en
a coger vuelo. Ese día lo recuerdo
los bares para tomarle el pulso. Ini-
muy bien, me pegué una borrache-
cialmente, fue en las cantinas del
ra de mil demonios con Misael Díaz
centro, en el barrio La Granja, en La
y el gordo Lacharme. Corría el año
Gallera, en La Coquera, incluso en
de 1975. Con el concurso de va-
el puteadero más sonado de la épo-
rias muchachas organizamos unos
ca, El Palmar. Y la canción “pegó”
equipos y realizamos una gran cam-
en todas partes. Enseguida la “Fun-
paña de difusión por todo el depar-
dación del Sinú”, que coordinaba
tamento y vendimos el disco como
Víctor Negrete, puso como el 60%
pan caliente. Eran emocionantes
de la plata de la grabación y la otra
las escenas de hombres, mujeres,
parte del dinero la recogimos entre
ancianos, muchachos, tarareando
nosotros, haciendo rifas. Una vez ri-
“El Indio Sinuano”. En muchos co-
famos un puerco. No porque David
lectivos políticos de izquierda y en
no tuviera dinero, lo que pasaba era
varios resguardos indígenas, entre
que su familia, es decir, sus padres,
ellos el de San Andrés de Sotaven-
querían que su hijo fuera abogado o
to, lo cantaban como un himno de la
ganadero. A propósito de ganadero,
comunidad.
una vez David me contó esto: Casi
todos los días él pasaba en una ha-
maca leyendo y sacando apuntes,
con la grabadora en el piso y una
totuma de agua de limón. Siempre
que estaba leyendo se le acercaba
la mujer (su primera esposa) y le
reclamaba diciéndole que en vez
de pasar flojeando en la hamaca se
fuera a ver el lote de ganado que es-
taba en el corral. Todos los días la
misma cantaleta, hasta que una ma-
ñana explotó David y le dijo “oiga,
coja sus trapitos y váyase para él
corral que aquí la vaca eres tú”.
Bueno, retomando el hilo de esta
historia, cuando David dio a conocer
la letra definitiva del Indio Sinuano,
unas personas de la Universidad de
Córdoba fueron al sello Sonolux en
Medellín y adelantaron diligencias
sobre la grabación, así que cuan-
do David llegó ya todo estaba arre-
6
 Homenaje

Escrivivencias
Bruja Hombreriega
Amaury Diaz Romero
jamás le e´ tenío miedo a los muec-
tos, ni a la Llorona, ni a los empau-
tos chuecos de Juan Lara y meno a
una bruja volantona, que ante que
bruja es mujé y la mujé como dice
mi tío no se hizo pá volá sino pá otra
cosa. Por eso, estoy aquí sentao al
pie de esta bonga, a orillas del río,
esperando que salga esa puchete-
ra. Sí, porque la bulla que a sem-
brao es grande. Verdá o embuste,
ese llevaquetrae del uno y del otro
es como una mazocca de maí des-
graná. Desde Lorica hasta Tierracta
no se habla si no de esa brujamona
Amaury Diaz Romero hombreriega. Sí, porque así como
hay hombres mujeriegos hay brujas
oíganlo: “Sí, yo iba caminando por
la Avenida Primera, rumbo al mer-
cado, eran como las cuatro de la
mañana, cuando de pronto se me
apareció un mujerón volando con
las tetas afuera que le guindaban
como dos guanábanas, ¡Huepa, ca-
rajo y esta vaina que es!, el corazón
se me quiso salir, salteaba como
pájaro enjaulao, Ella era como un
espanto hermoso, me daba vuelta y
vuelta sobre mi cabeza y en menos
de lo que canta un gallo me cogió y
me zumbó por los aires y no supe
más de mí hasta ahora que ustedes
me encuentran”.

C
réanme, yo no soy de andá
con el miedo en loc bolsillo,
montao sobre el lomo de la
cobardía o estrujándole los huesos
a la mentira. Yo soy Manuel Rojita
y aquí adonde ustede me ven no
crean que soy caído de saczo o que
me parieron por debajo del sobaco,
no, señores, no. Yo soy jodío,
hombreriegas. En el mercao, desde La verdá-verdá es que desde el
allá abajo en La Granja hasta acá lunes Pello Peralta andaba perdío
arriba en el barrio de los ricos, por y la mujé no le paró bola pocque
toas parte se oye es el chismerío de creía que andaba donde la otra,
la brujamona que salen a hombreriá pero cuando la otra vino de allá de
y se lleva a los hombres. Cereté diciendo que no lo había vis-
to, dijimos maluco el bejuco y se lo
Dicen que aparece a la mediano- dijimos a la policía. Lo buscamos
che volando en picá y haciendo
piruetas en el aire. Que es bonita,
que es una penca de mujé. Y que
al primer hombre que ve se lo lle-
va pocque se lo lleva, hace el amor
con él y despué lo deja rechupao,
tirao como trapo viejo en cualquiera
cuneta o lote enmontao. Al principio
yo no quería creé, yo era retreche-
ro, pero fíjense, con eso que le pasó
a Pello Peralta hay que amarrarse
los pantalones.

¿Y qué le pasó a
Pello Peralta?
Ay, si te contara, resulta que salió
bien de madrugao pa el mercao y
duró tré día perdío. Nadie sabía
donde estaba, toel mundo buscán-
dolo. Lo encontraron arboliao entre
un bejucal al otro lao del río. Y no es
paja, él mismo nos echó el cuento,

7
Homenaje
por la seca y la meca y al final lo en-
contramos en un zanjón del otro lao
del río, cansao, sin sombrero, sin
zapatos, descamisao, con los ojos
hondos y con el cuello lleno de pin-
talabios. La maldita bruja hizo hasta
pá vende con él.
La noticia rompió la cerca como
caballo encabritao y al día siguien-
te la casa de Pello Peralta se llenó
de un gentío. Por eso, estoy aquí al
y yuca, también es tierra de brujas.
pie de la bonga, esperando a esa
Aunque usté no lo crea, aquí por
brujamona que salga pocque eso
toas parte
es mucho alboroto que a formao.
Quiero que se me aparezca pá vé
cual es cuento conmigo. Claro esto existe un brujerío
de cazá bruja no lo hace toel mun- comedoras de hombres.
do. Tiene su ciencia y sapiencia
como zapateá iguana, cazá culebra Claro, algunas son buenas, el otro
o cazá viudas alegres. Hay que co- día estaba yo recogiendo algodón
nocer el secreto. Cuando una bruja cuando se me apareció un elefante
chifla “fly, fly, fly, fly” y se oye lejos con alas y rostro de mujé, y en un
es pocque está cecquita y cuando dos por tré me solucionó la jornada
se oye cecquita es pocque está le- de trabajo. Hasta me dio ganas de
jos. En cualquier caso, aunque usté apercollarla y besarla. Pero este es
le tenga rabia, hay que ser amis- un caso diferente al de Pello Peral-
toso con ella. Si usté algún día se ta. De todas maneras, por eso estoy
encuentra una bruja en el camino aquí al pie de esta bonga, esperan-
debe decirle: “Acompáñame brujita do que esa brujamona me salga, pá
de azar, sin ti, yo no puedo andar” y ver si ella me lleva o me la llevo yo
someterse a sus caprichos aunque pa que se acabe la vaina. Domingo
después la olvides. Pero repito, hay 20 de septiembre 2020
que conocer el oficio. No la vayas
a amenazá, cógela con cariño, si
no lo haces, ella termina cazándo-
lo a usté. Y lo caza para convertirlo
en sapo o en burro. Esto explica la
cantidad de hombres que no apa-
recen y la abundancia de burros y
sapos en esta región.
Aquí cualquiera puede resultá sien-
do bruja. Fíjense, ¿quién iba a pen-
sá que la esposa del alcalde era
bruja? ¿Quién iba a pensá que mi
vecina era bruja? No, nadie. Esta
tierra no solo es de fandango, suero
8
 Homenaje

Carlos Alemán,
Por Siempre
Roberto Montes Mathieu
reunirse alrededor del diario El Uni-
versal, fundado en esos meses por
el patricio liberal Domingo López
Escauriaza (hermano del poeta).
Los amigos, que se convertirían en
referente del auge y modernización
de nuestras letras, eran Clemente
Manuel Zabala (jefe de redacción),
los noveles reporteros Héctor Rojas
Herazo y GGM, que se iniciaba en
el oficio, el poeta e intelectual espe-
cialista en el Siglo de Oro y cultura
griega, Gustavo Ibarra Merlano y
los abogadoa Ramiro y Óscar de la
Espriella, con ellos Carlos Alemán
Zabaleta1. Se reunían los medio-
días en el hotel Virrey, hablaban de
todo, algo de literatura, gramática,
filosofía y mucho de política por
ls situación de violencia que des-
angraba al país. A las tertulias se
Carlos Alemán y Ramiro de la acercaban ocasionalmente otras
Espriella personalidades, como Jorge Artel,
que un poder legislativo (sic) tan
inútil como el nuestro no merecía
el sacrificio de uns vida, y prefirió
gastarse sus dietas por adelantado
en la buena compañía de sus ami-
gos”.”El diputado Alemán lo asumió
al pie de la letra y se constituyó en
nuestro anfitrión de tiempo comple-
to.”
MEMORIA
Gracias a su lucidez y memoria pro-
digiosa que lo acompañaron siem-
pre hasta el último momento, se
convirtió en “consultor” de los he-
chos nacionales que parecía haber-
los vivido todos (leía tres periódicos
diarios, dos revistas semanales y
muchos libros), como un maestro
que respondía generosamente las
inquietudes de quienes lo visitaban.
Fuimos testigos excepcionales de

E
l 3 de diciembre -plena pan-
demia- murió en Bogotá, don-
de vivía,a la edad bíblica de
102 años ocho meses Carlos Ale-
mán Zabaleta, lúcido y memorioso,
como el Funes borgiano.Había na-
cido en Mompox el 18 de abril de
1919.Abogado, periodista, polìtico
cofundador del Movimiento Revo-
lucionario Liberal, MRL,y el ùltimo
de los amigos contemporáneoas de
Gabriel García Márquez.
En 1948, en pleno hervor del fatí-
dico 9 de abril, recorrió la carrera
Séptima y la Avenida Jiménez en
medio del vandalismo y el saqueo
y grabó en su memoria el desbara-
juste y caos de la ciudad. Narraba
aquellos momentos con detalles y
la fluidez de sus palabras.
Viajó a Cartagena huyendo del “bo-
gotazo”,donde fue acogido por el
grupo de amigos que empezaban a
Manuel Zapata Olivella y el enton- muchas de esas reuniones y entre-
ces diputado y futuro historiador vistas y estuvimos junto a sus fa-
Anibal Noguera Mendoza2. En Vivir miliares y viejos amigos el día que
para contarla (2002) GMM recuer- arribó al centenario, en el que como
da “cuando nuestro amigo Carlos casi todos los asistentes, también le
Alemán fue elegido diputado a la regalamos una piyama.
Asamblea Departamental por la
muy duistinguida circunscripción de
Mompox. Era un abogado recién
salido del horno y de genio alegre,
pero el diablo le jugó la mala bro-
ma de que en la sesión inaugural
se trenzaron a tiros los dos parti-
dos contrarios y un plomo perdido
le chamuscó la hombrera. Además
debió pensar con buenas razones
1. Montes Mathieu, Roberto. Carlos Alemán y el
periodo cartagenero de Gabo. Magazín del Ca-
ribe No. 55 marzo-abril 2016 última página.
2. En el apéndice de El general en su laberinto,
GGM agradece a Anibal Noguera el haberle su-
ministrado toda la información para la novela.
Noguera nació en Zambrano, Bolívar, y murió
en Bogotá el 1 de septiembre de 1990, era co-
lumnista de El Tiempo, miembro de la Acade-
mia de Historia y publicó varios libros.

9
Homenaje
OSCAR DELGADO
Muchas cosas, agradables todas,
podemos rememorar del doctor Ale-
mán, pero la que más nos llena de
satisfacción fue su gran amistad y
devoción por el poeta Óscar Delga-
do (1910-1937), amigo de infancia y
cercano a la familia. A él se le debe
la paciente recuperación (a costa
de su vida, dijo) de la obra poéti-
ca dispersa en periódicos, revistas
y archivos particulares y haber lo-
grado gestionar su publicación, evi-
tando que se perdiera. Aun así no
pudo recuperarse toda.En reportaje
publicado en el Magazín del Caribe³
habla de lo fue la vida del poeta, in-
formación que solo él tenía sobre
sus años en Santana al lado de sus
padres, inquietudes tempranas por
las letras, inicios como periodista
en El Tiempo, las amistades con
Eduardo Santos. Fary Lejón, Alber-
to Lleras, Calibán, Jaime Barrera
Parra, Hernando Téllez, Eduardo
Carranza y Aurelio Arturo, con el
que había identidad, y el execrea-
ble crimen en la plaza del pueblo, a
la vista de todos, en el que su padre
3. Magazín del Caribe No.15 septiembre 2009.
Todo el MC está dedicado al poeta.
4. Campanas encendidas, Cuadernos de poesía
de Colcultura vol 11, Bogotá 1982.
era alcalde, y
la infame ab-
solución de
los criminales.
Sus ojos se
llenaban de
lágrimas al re-
cordar aquel
momento que
revivía todos
los años por
la fecha de los
acontecimien-
tos. Ese repor-
taje, invaluable
testimonio, y la publicación del libro
meses de vida de este querido ami-
de poesías⁴ sirvieron para que se
go que sigue presente entre noso-
siguieran haciendo homenajes, se
tros con sus geniales ocurrencias,
reeditara el libro y se difundiera la
como la vez que nos conocimos en
vida y obra del poeta rescatado que
la oficina donde él trabajaba en los
fuerzas oscuras quisieron desapa-
años setenta, la superintendencia
recer del todo.
de notariado y registro, con Jaime
Angulo Bossa, Jorge Navarro Pa-
EN CADA CASA UN PIANO trón y Roberto Burgos Cantor, que
Su libro de memorias En cada casa recomendaba comprar todo lo que
un piano (2012), conversaciones le vendieran fiado, porque “fiado
con Álvaro Pablo Ortiz y Guillermo hasta un purgante”. Y cuando vio
Martínez González, publica una car- por primera vez a GGM, en una gira
ta que le mandó GGM en los años piolìtica con Ramiro de la Espriella
cincuenta escrita sin signos de pun- por el río Magdalena. En el muelle
tuación, a la manera del monólogo de Sucre, Sucre, un jóven de pan-
de la señora Bloom en la novela talón negro, camisa amarilla y abar-
Ulises (1922) y cuenta cosas per- cas “tres puntá” saludó a Ramiro.
sonales que muestran una imagen ¿Quién es ese papagallo? pregun-
novedosa del novelista, destacando tó Alemán. Ese es Gabito, respon-
la estrecha amistad entre ellos. Dijo dió Ramiro. A partir de ese momen-
en entrevista con Gustavo Tatis: to se hicieron buenos amigos y el
“De las cosas que me arrepiento en futuro premio nobel los acompañó
la vida, fue haber tenido que ven- en la gira.
der la famosa carta que me escri-
bió Gabito y que hoy destacan sus
biógrafos. Es una carta irreverente,
procaz, escrita con el tono de Joy-
ce.⁵” La venta del valioso documen-
to se debió a una dolorosa situación
familiar⁶.
102 AÑOS OCHO MESES
Son muchas las cosas que se pue-
den recordar de los 102 años ocho
5. El Universal, Cartagena, mayo 20 del 2018 p.9
6. La carta la reprodujo el Magazín del Caribe
No.48 enero-febrero 2015 p.10
Fotos tomadas del Univesal de Cartagena
10

Un Templo del Saber para Manuel
Álvaro Morales Aguilar
C
on un justo y merecidísimo reco-
nocimiento, este año de 2020 fue
elegido por el Ministerio de Cultu-
ra como fecha dedicada a uno de nues-
tros notables escritores a nivel nacional
latinoamericano y universal, Manuel Za-
pata Olivella. Y no solo, pienso yo, por-
que a estas alturas del calendario de la
vida ya se hayan cumplido cien años de
su nacimiento (1920, Lorica, Córdoba-
2004, Bogotá), como por la significación
de su extraordinaria valía humana y su
polifacética obra intelectual y artística.
Por lo dicho, no es posible que en estos
infelices momentos de la humanidad,
nos conduzcamos sobrecogidos por
una especie de silencio e insensibilidad
letales que, excretados de la maligni-
dad del virus que nos acosa y asedia
en todas las esquinas e intersticios del
aire y de la vida, lleguen a obnubilarnos,
esto es a producirnos una ofuscación
de la conciencia y del entendimiento,
como para posar de indiferentes ante
el propósito del Ministerio de Cultura, al
respecto del homenaje al escritor Ma-
nuel Zapata Olivella.
Y fiel a este trazo discursivo, quisiera
referirme no a su obra, que ha sido re-
ferenciada por muchos analistas de la
misma con mucha sabiduría y acierto,
sino al plausible gesto del gobierno dis-
trital de reconocer los valores espiritua-
les e intelectuales de nuestro escritor
Álvaro Morales Aguilar
colombocaribe, al dedicarle una her-
mosa biblioteca, la tercera más grande
de la capital del país, rubricada con su
nombre, ejemplares bofetada y lección
a los gobiernos de nuestra esquina Ca-
ribe, muy ajenos y displicentes, en su
mayoría, a la valoración de nuestros
destacados exponentes del arte y de la
cultura en general.
Así las cosas, hablemos entonces un
poco de la biblioteca Manuel Zapata
Olivella, en especial para los desapren-
sivos lectores del Caribe colombiano. El
hermoso edificio diseñado y construido
por el joven arquitecto Daniel Bermúdez
Samper, de la Universidad de Los An-
des, a quien también le adeudamos el
del Teatro Julio Mario Santodomingo y
otros de gran valor estético, ocupa un
área de 6.550 metros cuadrados, surto
al noroccidente de Bogotá, en la Aveni-
da Cali (calle 86) con carrera 6aC-09,
en el barrio El Tintal, en un sector, que
deprimido socialmente (estrato pobla-
cional 1 y 2), antes del 2001, cuando
empezó a funcionar esta institución
cultural, en lo corrido del tiempo ates-
tigua hoy la transformación de su ante-
rior fisonomía, ya sembrado de tantos
edificios de apartamentos para estratos
poblacionales diferentes y de la sede
principal de la nueva Universidad Agus-
tiniana.
El hermoso edificio de la biblioteca,
construido para “la transformación, la
apropiación e interacción entre usua-
rios”, según lo proclama la página de
internet, si bien es un poco reacio a
las ventanas, le ofrece a sus visitantes,
merced a su inusual y fantástico dise-
ño un novedoso y muy efectivo confort
luminoso y acústico valido de sus clara-
boyas y de un ingenioso y “espacioso
piso techo” que lo ornamenta, y alberga
hasta ahora 90.319 volúmenes, 28 sus-
cripciones a publicaciones seriadas, 5
suscripciones a periódicos locales, 237
materiales en Braille y macrotipo, tiene
acceso a 773 libros digitales y a 15 ba-
ses de datos suscritas por Biblio Red.
Cuenta, además, con 12.000 présta-
mos mensuales y desarrolla alrededor
de 120 actividades mensuales en línea
de lectura, escritura y oralidad, espa-
cios creativos de ciencia, arte y cultura.
Fiel a la filosofía estética y socio-cultu-
ral del gobierno distrital de Bogotá, que
11
Centenario
inspiró la construcción y al espíritu de
la biblioteca (gestores culturales y ar-
quitectos), así como a la escogencia
del nombre del polifacético escritor Ma-
nuel Zapata Olivella, ejemplar humano
siempre aliado de las carencias, nece-
sidades y aspiraciones culturales de los
sectores populares, para distinguir ese
llamativo edificio de trazos futuristas,
ella aloja entre su seno un valioso ha-
ber cultural y artístico que debía expla-
yarse a la comunidad aledaña y a los
usuarios que la frecuentaran, y que en
tiempos normales sumaron diariamente
3600, brindándoles un espacio atractivo
para gratificar la adquisición del saber,
la diversión y la estimulación de la crea-
tividad tanto en los niños como en los
jóvenes y en los adultos.
Es así como la política de apertura socio
cultural de la biblioteca Manuel Zapata
Olivella, hacia la comunidad lindante
(localidades de Kennedy, Patio Bonito y
El Tintal), se cumple mediante progra-
mas de extensión, destinados a niños
y adultos mayores, como el de lecturas
vitales, la hora del cuento, leer en fa-
milia, el rincón de los abuelos, talleres
de escritura, club de lectura infantil, leo
con mi bebé y con programas dirigidos
a la población de 17 años con discapa-
cidad visual: oigo, siento y me comuni-
co, a fuer de otras actividades y reali-
zaciones tendientes a la “integración de
la sociedad mediante la utilización del
quehacer cultural y artístico para el re-
conocimiento de las diferencias y ayu-
dar a buscar caminos para transitar, de
a pocos, hacia un futuro distinto”, prin-
cipio y tarea en la que ha estado empe-
ñada, desde hace más de dos años, la
actual coordinadora de esta Biblioteca
Mayor de Bogotá, doña Soledad Prieto
de Franco.
Homenaje

Recuerdo de Hilario José

*Escritor del Caribe colombiano.

Ariza Gómez
José Luis Díaz-Granados
Rama había escrito que muchas
veces la primera novela se conver-
tía en la obra más representativa de
un escritor, porque allí no solamen-
te ese autor apasionado, arbitrario
y febril, habría exorcizado todos
los demonios interiores, y así había
otorgado a los lectores lo mejor de
sí mismo, sin inhibiciones de índole
alguna. Y, por lo general, eso ocu-
rría cuando ese joven y desconoci-
do escritor “no era nadie, pero que-
ría serlo todo”.
Hilario José me agradecía el con-
José Luis Díaz-Granados cepto con una sonrisa escéptica,
Hilario José Ariza Gómez
pues estaba convencido que sus

E
n marzo de 2022 partió a la
Eternidad mi querido parien-
te, el admirado escritor gua-
jiro Hilario José Ariza Gómez, de
quien tuve el privilegio de disfrutar
su noble amistad durante muchos
años en Bogotá, donde ambos re-
sidíamos.
Además de los fuertes y profundos
lazos familiares, compartíamos el
amor por el oficio literario, en el
cual se destacó con sus excelentes
novelas Ciudadano del tiempo, El
rostro del tatuaje, En un pueblo sin
nombre (Premio “Yotojoro de Oro”),
Tatuajes del poder y El hijo de la
dama de San Lorenzo.
Fueron todas sus obras ---con ex-
cepción de la novela inicial---, re-
flejo, recreación y revelación de su
amada patria guajira y la más fiel
resonancia del hermoso ancestro
wayuú. No obstante, siempre que
nos encontrábamos, le insistía que
Ciudadano del tiempo era quizás su
mejor logro narrativo, no sólo por su
espontánea reinvención de tantos
sueños y vivencias cosmopolitas
sino por la frescura de cada expre-
sión literaria allí consignada.
Le recordé que en alguna ocasión
el célebre crítico uruguayo Ángel
novelas posteriores afirmaban la
rotunda sabiduría guajira y al mis-
mo tiempo enaltecían cada milíme-
tro de la prodigiosa geografía de la
Península, a la que amó de manera
incondicional y definitiva.
Hilario José Ariza Gómez había na-
cido en Riohacha en 1952. A los 13
años se trasladó a la capital de la
república donde realizó estudios se-
cundarios en el Colegio Mayor del
Rosario. En 1969 recibió el grado
de Bachiller de Filosofía y Letras,
en momentos en que ya había deci-
dido que su destino era la literatura.
Cursó estudios de medicina hasta
el cuarto semestre y poco después
se matriculó en la Facultad de Ju-
risprudencia en el mismo claustro
rosarista, donde terminó su carrera
en 1976. Allí se graduó con la tesis
titulada Aportes al sistema judicial
colombiano, publicada en 1978.
Hijo de Hilario Ariza (“Hilariza”,
como firmaba sus corresponsalías
del diario El Tiempo desde la ca-
pital de La Guajira), y de Betulia
Gómez, nuestro recordado escritor
fue el segundo de tres hermanos,
siendo el mayor Amílkar (uno de los
más respetados profesionales de la
odontología, pionero de la implan-
(1952 - 2022)
tología, y notable pintor y escultor)
y Edgardo Mario, abogado, también
como Hilario José.
Contrajo matrimonio con Inés Mar-
garita Soto, mujer culta, excepcio-
nal, con quien tuvo cuatro hijos y
con quien fundó la Editorial Macuira
(la cual publicó todos sus libros).
Inés Margarita fue su amorosa
compañera incondicional cuya ad-
hesión sentimental la convirtió en la
esencia de su vida creadora.
Hilario José Ariza desempeñó im-
portantes cargos en el sector públi-
co tanto en el INSFOPAL como en
la Caja de Crédito Agrario y el Mi-
nisterio de Educación Nacional. En
varias ocasiones le fueron ofrecidos
los cargos de Alcalde de Riohacha
y de Gobernador de La Guajira, los
cuales el escritor siempre declinó.
Acompaño con el corazón en la
mano a todos los suyos en esta
hora de dolor, sentimiento que hago
extensivo a la bella familia Puglie-
se Sánchez y a todos sus amigos
y colegas tanto de Bogotá (donde
vivió más de 60 años) como de La
Guajira, su amado terruño del que
jamás se desvinculó.

12

Una Pasión Impresentable
de Lola Salcedo Castañeda*
Lola Salcedo Castañeda
Considerada una periodista dura, frentera,
rebelde, contestataria, Lola Salcedo Casta-
ñeda (nieta del poeta Gregorio Castañeda
Aragón) se quitó la vida el 3 de enero del
2021 en la Casa Nabila Hostal Yoga, con-
junto de Pradomar, jurisdicción de Puerto
Colombia. Perteneciente a una reconocida
familia de periodistas trabajó en el desapa-
recido Diario del Caribe y en El Heraldo,
donde se le recuerda como columnista
insobornable, seria y bien informada. Tam-
bién participó en programas radiales y de
Tele Caribe y lideró el grupo que armó el do-
sier con el cual se obtuvo el reconocimien-
to del carnaval como Patrimonio Histórico
e Inmaterial de la Humanidad. Es una de
las seis novelistas que ha dado Barranqui-
lla junto a Amira de la Rosa, Olga Salcedo
de Medina, Fanny Buitrago, Marvel More-
no, Lya Sierra y últimamente Karina Medina
Pinto. En su lucha por posicionar a la mujer
contra el machismo local buscó denoda-
damente que le permitieran cubrir las acti-
vidades deportivas en el estadio de futbol
tradicionalmente prohibidas para la mujer.
* Escritora nacida en Burdeos, Francia, de as-
cendecia cartagenera.
El presente trabajo fue tomado de Huellas 42,
Uninorte, Barranquilla, pág. 49 - 54. Diciembre,
1994.
** Tomado de Huellas, Revista de la Universidad
del Norte No.42 p.49-54
Christiane Lafitte Cales**
Fue así como le dijo al entrenador del Ju-
nior -cuenta su amigo Rafael Sarmiento Co-
ley- que él no había visto jamás en su vida
a más hombres encueros que ella, después
de eso el irresperado respeto por parte del
portero Juan Carlos Delménico que, al salir
por el túnel que comunica con la cancha del
estadio, le agarró las nalgas, recibiendo el
atarbán dos sonoras cachetadas que que-
daron en la memoria del equipo. Esa era
Olga Salcedo Castañeda, íntegra y decidi-
da.Su novela Una pasión impresentable se
publicó en 1994.
L
ola Salcedo Castañeda re-
presenta la generación de los
años cincuenta. En su novela
“Una pasión impresentable” logra
pintarnos un cuadro de la burguesía
barranquillera. Con un estilo crudo,
vivo y salpicado de humor, relata
el modo de vivir de un ser amado,
que no sabe librarse todavía de la
impronta de los usos y costumbres
de una éducation sentimentale an-
ticuada. Es esta la primera vez que
un escritor costeño se compromete
así: la novela de Julio Olaciregui¹
con un lenguaje suave, poético y
gráfico refleja cierto ambiente en la
ciudad de Barranquilla. Lola consi-
gue aportar una visión más comple-
ja de la Barranquilla del siglo veinte.
El tema verdadero de Una pasión
impresentable es el amor en todos
sus sentidos, el amor que permite
a la mujer realizarse. A lo largo de
la búsqueda de esta realización que
ella nunca logrará sino en la muer-
te, la heroína, Teresa Fernández de
Lafaurie, mujer atractiva, inteligen-
te, nos enfrenta al dilema: ¿será o
no ella un prototipo de la sociedad
1
Los Domingos de Charito, Planeta, Bogotá
1986.
13
Homenaje
femenina de la Barranquilla de los
años setenta?
No vacila la autora: a través de su
personaje alcanza a revelarnos has-
ta el más profundo de sus pensa-
mientos. Por eso el gran interés de
los temas evocados: la educación,
el ambiente familiar, el ambiente
social, la idiosincrasia, la búsqueda
de la perfección y la realización de
una mujer en el matrimonio por el
fallo de una meta inalcanzable: el
goce. Esto le parecerá extraño al
sexo masculino, pero aquí tenemos
el eje y la originalidad de la obra,
que denuncia el machismo, el alco-
holismo en “La Bella” Barranquilla,
y la desdicha y la tristeza de la mu-
jer frente al comportamiento de un
esposo prepotente: “Pero, cuando
comenzó a levantar la camisa, fue
como si sus dedos descargaran
un corrientazo: de un manotazo la
apartó, se recompuso el pijama y
dijo silabeando áspero: —Me casé
para tener una esposa, ¡no una
puta!”².
Aunque hoy en día le parezca di-
fícil a una europea entender esa
reacción, el tono del libro, el cono-
cimiento del costeño y los detalles
evocados con maestría estilística
dan más fuerza aún al tema tratado.
Ese mundo de mujeres en el que
nos sumerge la obra recuerda a los
héroes cornelianos siempre en bus-
ca de su meta inconseguible .
Se destaca esta obra por el choque
literario que nos brinda. Las des-
cripciones de sitios claves nos de-
muestra el cariño de la autora por
esta ciudad. Pero la novedad de
2
Cf. pp48-49.
Homenaje
un estilo claro, conciso, sin ningún
realismo acusa un lenguaje hiper-
bólico, característico de la Costa
Atlántica de Colombia. Lola escribe
como habla. De paso, se permite
denunciar la trilogía iglesia, socie-
dad y política: “Vaya plasta que se
hicieron los curas. ¡No juegue! Con
el billete que metieron ahí, nos ha-
brían sacado de pobre a todos, ¡y
pensar que fui tan pendejo que di
limosna pa’ semejante feúra!”³
Son varios los ejemplos de este es-
tilo con respecto a los principales
temas denunciados. Una retórica
perfecta se esconde detrás de un
lenguaje muy actual, vivo y lleno
del sentido de humor de una mujer
que estudia con rigor y frialdad la
realidad de un mundo social en una
ciudad portuaria que es parte íntima
de ella.
En esto Lola abre un camino nuevo
a la historia literaria de la Costa. Su
libertad de expresión mezclada a
una actitud comprometida, propor-
ciona al lector una visión extraña y
reveladora del universo femenino de
la Barranquilla de la segunda mitad
del siglo XX. La autora nos da a co-
nocer este mundo de soledad de la
mujer latinoamericana de sociedad,
que en la Costa, muchas veces, se
enfrenta con el machismo en todos
sus aspectos. Aquí, la heroína sufre
las órdenes de su padre y sopor-
ta los perjuicios de una educación
de la cual queda presa frente a un
hombre que sólo piensa en satisfa-
cer sus deseos sin preocuparse por
ella: “Gervasio era una especie de
3
Cf. p. 146
homosexual vergon-
zante, disfrazado de
siete machos.”⁴ Esta
novela es realmente
asombrosa y revela
un estudio minucioso
de todos los temas
abordados. En varias
ocasiones, pensamos
que Lola no se atreve-
ría a profundizar cier-
to análisis, como, por
ejemplo, la agonía de
la prima Celi, o el mo-
mento de la muerte de
Gervasio. Pero nadie
ni nada la detiene. El
estudio es completo,
cartesiano. La heroína, lejos de ser
una víctima, está dotada de tal inte-
ligencia y sensibilidad que el lector
le toma cariño.
La lucidez del monólogo final es se justifica, sino dejar descubrir al
deslumbradora, y al volver a cerrar- lector los meandros del alma y del
se el círculo, cuando ya podemos pensamiento de una mujer inteli-
entender por fin cómo y por qué Te- gente y moderna confrontada a tal
resa aguantó la compañía de un ser situación. La visión real, fría, trági-
vil durante tantos años, nos queda ca, privada de pasión, porque la he-
la impresión de que la autora reali- roína la alcanza a dominar, acaba
za aquí una obra maestra. con una venganza severa y tardía.
El atrayente retrato de mujer nos re-
El fracaso de la heroína en su matri- cuerda a las heroínas clásicas que
monio, y con sus hijos, además del prefirieron seguir la vía de la con-
choque sicológico final,⁵ le quitan ciencia, privilegiando así el deber y
entonces la más mínima gana de convencida de que no existía otra
vivir. Cuando toma conciencia de salida.
esto, de súbito, envejece físicamen-
te. Y ese decaimiento físico, por re- Tal enfoque en el tema de la mujer
flejo, se vincula al alma.⁶ Lola se hace de Lola una novelista huma-
pega aquí a un tema fundamental, y nista y moderna. La novela es es-
denuncia la naturaleza del hombre tructurada, bien escrita, y con diá-
y el dualismo que lo habita: el bien, logos y monólogos llenos de vida.
el mal, la ética, la sexualidad, la au- A este propósito, cabe preguntarse:
tonomía, el conocimiento de sí… ¿Qué le interesa a Teresa, la heroí-
na, sino el deseo completamente
Hay un vaivén continuo entre lo per- utópico de vivir feliz con su marido?
mitido y lo prohibido, consecuencia Lo que suponía la igualdad en casa
de una educación rígida. Pero hay como fuera de ella... La obra de
principalmente una voluntad, la de Lola nos recuerda también ciertos
la heroína, de ir hasta el final del aspectos de la narrativa de Balzac.
objetivo perseguido, aunque tuviera Para alcanzar la fortuna y el poder,
que arruinar su vida por ello. el héroe no vacila en matar. Aquí la
heroína mata al villano, que no ha
Ahí reside el éxito de la obra. El intentado hacerla feliz, cuando ella
asunto no es saber si esta actitud se da cuenta de su vileza.
4
Cf. p. 280 En fin, Una pasión impresentable
5
Circunstancia de la muerte de su marido y sen- es la brillante crónica de una pasión
timiento de culpabilidad y alivio que sufrio Tere- oculta, desenfrenada, a la espera
sa
de un desenlace imposible.
6
Antiguo procedimiento de transfiguración de los
seres en la literatura maravillosa.
14
 Investigación

Las Letras en Colombia*

Los Nuevos, 1925
Manuel García Herreros
Para todos, escribir es decir. Al de-
seoso de medrar, nada tan pronto,
tan holgado. Tomar la pluma, con-
vertirse en escritor.

Se explica uno la profusión de ar-

tículos anodinos, de editoriales ati-
borrados de lugares comunes, em-
butidos de metáforas deslucidas,
haraposas. La nave del Estado, el
edificio de la República, las sendas
del progreso…

Se explica uno que nuestras Revis-

tas literarias se colmen de versos a
la amada insensible. La mediocri-
dad de sus ilustraciones, la propa-
ganda vulgar con que intentan de-
terminar al público.
Charles Baudelaire
Manuel García Herreros** En la evolución de los pueblos, cada
(1894 - 1954) generación se propone adelantar nes accesorias” que hagan “revivir
más que la precedente. Como Co- la creación estética expirante”.
C‘est a la raison, a l’intelligence qu’il lón a sus naves, orienta el espíritu
importe de revenir lorsque le senti- hacia lejanas y difíciles realizacio- I
ment et l’imagination ont désorgani- nes. Toda generación, —que se
sé les âmes. mueve con iniciativas propias, que PAISAJES DEL ESPIRITU
persigue con empeño la realización – A – Protesta violenta del roman-
CHARLES MAURRAS de sus necesidades y tendencias— ticismo. Reacción contra las re-

D
e los americanos de habla
española, Colombia es el
país que más escribe. Pero
no interesa y admira la abundancia,
sino la calidad de producción.
Las actividades humanas, la com-
plicada, inteligente, la fácil, mecáni-
ca, exigen estudios previos. Sólo el
ejercicio del arte de escribir se cum-
ple en Colombia sin preparación.
* Este trabajo, sobre la situación de las letras
colombianas en las primeras décadas del siglo
XX, fue publicado originalmente en el No.25 de
la revista bogotana Los Nuevos No.4 de julio 27
de 1925, órgano del grupo literario homónimo
que orientaban Alberto Lleras, Jorge Zalamea,
Luis Vidales, García Herreros y otros. Por su
extensión lo hemos dividido en dos partes.
** Más información sobre el autor ver MC 77 mar-
zo - abril 2021.
trata de imprimir su paso en la his-
toria. Inútilmente la anterior le trazó
caminos a su actividad intelectual.
La nueva aprovecha la herencia,
pero se revela. Refuta, rompe, des-
truye y, crea.
Así, las sociedades se han hu-
manizado, han hecho intrépidos
adelantos las investigaciones cien-
tíficas. Cada pueblo pone en mo-
vimiento sus fuerzas para adquirir
la perfección, para dejar al futuro
sólidas obras. Grecia la filosofía,
el arte. Roma el derecho. Así han
tenido origen las escuelas literarias.
Y porque es necesario renovar las
condiciones de impresión de lo be-
llo —que con la repetición pierden
las posibilidades de efecto— con
estímulos nuevos, con “excitacio-
glas clásicas, rígidas, estrechas y
la servil imitación de los antiguos.
Rousseau, alma varonil, acerada,
había defendido la sensibilidad y la
naturaleza en un medio espinoso
de hostilidades, entregado a la filo-
sofía, a los placeres de la ciudad.
En su fuerte espíritu encuentra el
romanticismo un precursor. El yo
se emancipa, la personalidad pre-
gona sus derechos, expansión del
individuo. La imaginación posee
ancho espacio para sus alas abier-
tas. Predominan sobre la razón las
impresiones, el sentimiento, arde
el culto de la naturaleza, triunfan el
color, las formas. El placer —dice
Spender— acompaña siempre a los
estados medios. Es propio de las
sensaciones de energía moderada
—afirma Wundt. El romanticismo se

15
Investigación
Andre Guide
aleja de los medios para precipitar-
se en los extremos, el dolor. El Wer-
ther de Goethe —que se popularizó
con la versión de Mme. de Staël—
se rodea de numerosos hermanos.
El René de Chateaubriand, el Adol-
phe de Constant, el Charles Muns-
ter, de Nodier, El Obermann, de Se-
nancourt. La producción se colma
de honda melancolía.
Con el desarrollo de las ciencias y
las especulaciones filosóficas, al-
canza un alto grado de conciencia
la humanidad. La inquietud intelec-
tual principia a intensificarse, ante
los horizontes abundantes de pro-
mesas. El movimiento se rapidiza.
Si desde Ronsard y Du Bellay no
se habían realizado rectificaciones
de valores tan ardorosa como la
iniciada por la Pléyade, ahora van
a sucederse las escuelas literarias.
El espíritu busca posiciones ignora-
das. A las necesidades de la nue-
va época debe procurárseles nue-
va satisfacción. La sensibilidad es
cada día más difícilmente impresio-
nable. Lo grita en frase llameante
ese alucinado, convulso, exaspera-
do hermano de Baudelaire, Felicien
Rops. “Para pintar las pasiones de
nuestro tiempo, es preciso encon-
trar nuevos verbos. Para emocionar
a los hombres de hoy se necesitan
palabras no usadas, en reempla-
zo de las palabras cuya frescura y
cuya virtud se quedaron en los la-
bios de los antiguos”.
GIRA EL KALEIDOSKOPIO
– B – Algunas épocas descubren
en la inmediatamente anterior un
espíritu que se adelantó con gentil
audacia. Así Stendhal, Baudelaire,
Banville, árcade visible de la direc-
ción romántica, debía ser un punto
de partida para el parnaso. Tam-
bién, lo es hoy para los poetas fan-
tasistas, Toulet, Carco, Pellerin…
que, refutando a Boileau, demues-
tran la importancia de la fantasía en
la creación poética.
La improvisación se desvaloriza.
Para cortar la exuberancia románti-
ca, se crea una disciplina. Se le da
al verso conciencia y precisión. El
estilo se depura, se agiliza. Reviven
algunas de las afirmaciones del arte
poética de Boileau.
Avant donc que d’écrire apprenez a
penser
II faut que chaque chose y soit mis
en son lieux.
Almez donc la raison;
que toujours vos écrits
Empruntent di elle seule et leur lus-
tre et leur prix.
Influencia decidida de la filosofía
positivista. Se dan la mano el arte
y la ciencia. La vida que se vive, la
vida del momento principia a aso-
marse al verso.
Se presiente al nuevo día, como al
puerto del cuento persa, abundoso
en frutos de oro. De 1840 a 1855,
nacen los “faros” que han de pro-
yectar muy lejos sus luces. Mallar-
mé, Verlaine, Rimbaud… nutridos
en Baudelaire.
– C – Nace el simbolismo. El verso
libre realiza su perfección. Terminan
las extensas descripciones, ama-
das de las escuelas precedentes.
Placer profundo de sugerir. Contra
los cánones, la libertad. La origina-
lidad es merecidamente apreciada.
Rebusca afanosa de lo nuevo. Las
intimidades difíciles del ser son mo-
tivos preferidos. Goce de vencer di-
ficultades.
Téngasele por escuela o sólo por
una época —como algunos críticos
opinan— el simbolismo fue un mo-
vimiento de mayor importancia, de
más largas proyecciones que la re-
ñida batalla de “Hernani”.
Herencia del simbolismo es el amor
16
al estudio. La afirmación del ruso
Valerio Brussov prima como verdad
irrefutable. El poeta no tiene el de-
recho de permanecer ignorante.
El bardo de bohemias y cafés prin-
cipia a eclipsarse. Cada poeta es
un enterado. Se les ve, como antes
a Baudelaire, a Jules Laforgue, ha-
cer sesuda crítica de arte.
La inquietud es intensísima. Se
buscan nuevas formas e ideas.
Algunos autores, como Paul Clau-
del, se hacen fuertes en la soledad,
construyendo una obra sólida.
– D – Fernand Gregh, encontrando
excesivamente fríos y artistas a los
parnasianos, abstrusos a los sim-
bolistas, lanza el humanismo en el
que insiste, con algunas modifica-
ciones. Adolphe Lacuzon, en 1904,
pregona el integralismo. Se forma
el grupo de L’Abbaye. Charles Vil-
drac, Georges Duhamel, Chenne-
viere, Arcos, con Jules Romains
como jefe, intentan vida artística en
común. Con La Vie Unanime del úl-
timo, nace el unanimismo, del que
han de separarse luego Vildrac,
Duhamel, conservando influencias
del autor de Odes. El unanimismo
no es sólo una escuela literaria.
También una filosofía. Romains le
es fiel, sus más recientes obras lo
demuestran.
Se multiplican las conferencias en
el Salón de Otoño. Las revistas
revelan a los nuevos autores. Les
Cahiers de la Quinzaine, de Peguy,
lanza a André Spire, whitmaniano,
nutrido en la biblia, cantor de las de-
cepciones y exilios de la raza judía.
Sus versos duros, musculados, sin
rima, de musicalidad interior, col-
man el oído de extrañas resonan-
cias.
A la sombra de los principales
maestros, prolongaciones del sim-
bolismo, —Barrés, Gide, Maurras,
Claudel— esta fecunda inquietud
se enraiza en todos los artistas. A
cada escuela literaria corresponde
una pictórica.
Los poetas quieren afirmar su per-
sonalidad, crean escuelas. Nicolás
Beaudiun lanza su teoría de los
tres planos. André Lamandé —su

Ruben Darío
libro La sourire dlAthennes es de
una serena belleza verdaderamen-
te griega —habla de las influencias
del nombre en el hombre. Guillau-
me Apollinaire y su grupo, llevan
al extremo la moda de las nuevas
tendencias. Como enantes de Rim-
baud, de Apollinaire desprenden
sus discípulos otras. Cada uno
quiere sobrepasar al maestro, mo-
dificando o refutando sus teorías,
como en épocas pasadas sucedie-
ra con los filósofos alemanes. Unos
se aferran a la tradición. Enemigos
intransigentes, otros, a la evolución.
Ninguno hace de las dos una selec-
ción armoniosa
Contra cada escuela se enfrenta
otra— su ángulo opuesto. Contra
el Impresionismo— preferencia de
la sensación pura, del sentimiento
fresco, aislándolos de la influencia
del pensamiento, impidiendo se
conviertan en imaginación. Primi-
tivismo, rechazo de toda colabo-
ración de la memoria— se levanta
el expresionismo, que construye
su tribuna más erguida en Aktion.
Como la anterior, esta escuela
adultera la naturaleza. Revalúa una
antigua palabra. El arte no debe
proponerse embellecer la vida, sino
crear una existencia mejor. El artis-
ta debe preferir a la realidad hecha,
la realidad que él quisiera crear.
– E – Imaginismo, creacionismo,
superrealismo…
Algunos críticos se alzan de hom-
bros ante esta diversidad de ismos.
Tiempo, energías inútilmente gas-
tados en el acrimonioso ataque, en
la defensa fervorosa. Una escuela
Homenaje
es una apreciación —diferente de
las otras— de lo bello. Pretenden
todas, como las religiones de la ver-
dad, ser las poseedoras de la belle-
za. Todas se equivocan.-Pero cierto
es que cada una posee una parte
de ella. Lo probable es que en una
noble, serena armonía de todas las
escuelas, se encuentre la belleza
completa.
Es cierto que revelan profunda in-
quietud espiritual, ansia de perfec-
ción. En definitiva, algo bueno de-
jarán. Pueden ser el material hoy
confuso del que mañana saldrá,
modelada, la nueva verdad. Críti-
cos e historiadores imparciales han
descubierto en ellas algunos ele- Paul Claudel
mentos que enriquecen el arte.
etc. A ello contribuyeron decidida-
II mente las obras que como “Los Ra-
TENDENCIAS COMUNES ros” de Darío, algunas de Gómez
Carrillo, despertaron interés, estí-
Anotemos las tendencias comunes mulo, en los círculos intelectuales
que tienen.
hispano-americanos y la influencia
de unos pocos autores avanzados,
Preferencia de las sensaciones pu-
ras, directas, antes de ser trabaja- como Huidobro.
das por la razón. Estudio del sub-
consciente. La vida moderna como Estos países, si no han creado es-
cuelas, han seguido casi paralela-
plano extenso de acción. Darle a
la época un arte que rime con sus mente los movimientos artísticos de
Europa, han procurado tener al día
inquietudes y tendencias. En vez
de las imágenes del pasado, de los su cultura.
materiales del recuerdo, deslucidos
por el uso, el presente. Los novelis- No simple traslación, artificio, pas-
tas de estas pléyades introducen en tiche. La poesía maquinista o me-
sus obras los problemas del día, las canista, p. e., tuvo devotos nume-
preocupaciones obreras, las nue- rosos en la Argentina. No por necia
vas visiones de las cosas, sus co- imitación, sino por emociones di-
rrespondencias nuevas. Relegando rectamente recibidas. Es que allí no
la de acción regional, aseguran el hay aeroplanos, radios, motores?
imperio de la novela cosmopolita,
Revistas antiguas, serias, como
europea, al menos.
“Nosotros”, no sólo publican jugo-
Se observa, igualmente, una ayu- sas informaciones sobre la tem-
da recíproca entre la literatura, la peratura intelectual moderna y las
pintura, la música. Se aprecian los innovaciones artísticas. Ofrecen
materiales que la ciencia ofrece a fraternalmente sus páginas a los
las letras. Utilización extendida de poetas nuevos. Sin censuras ni res-
lo cómico, la caricatura, antes espe- tricciones, lanzan ediciones espe-
cialización de algunos autores. cialmente consagradas a ellos. Y no
hablamos de “Proa” “Martín Fierro”,
El proceso intelectual que época revistas de vanguardia que pueden
tras de época hemos esbozado, rivalizar con las extranjeras.
ha tenido claras resonancias en los
– ¿Y en Colombia?
países que se alimentan de la cultu-
ra extranjera. Con algunos años de
atraso, se encuentran los ecos de
aquellas voces en Argentina, Chile,
17
Homenaje
las cosas, de que se descubren “co-
rrespondencias”, de que los artistas
encuentran nuevas posiciones.

En otros asuntos, modas, legisla-

ciones obreras, interpretaciones del
derecho, adquisiciones civiles,…
aprovechamos los adelantos he-
chos del otro lado del mar. En lo
espiritual, no hemos dado un paso.
En verdad, es algo extraordinario,
que continuemos emocionándonos,
como ingenuas e ignorantes modis-
tillas, con las estrofas de viejo sa-
bor.

Extraño fenómeno de sensibilidad,

José Asunción Silva
III
EL PAISAJE EN COLOMBIA
Seamos francos.
Estamos detenidos aún en el ro-
manticismo antiguo, el de los me-
diocres imitadores de Rousseau.
Lo bello nace de las creaciones del
hombre y de la naturaleza. En Co-
lombia permanecemos en la segun-
da, apreciada con los ojos de Jorge
Isaacs versificador, de nuestros pri-
meros poetas. Estamos aún en la
sensibilite romanesque, la que se-
gún un autorizado crítico contempo-
ráneo, n’est qu’un “ridicule”, quand
ell n’est pase un masque. Tan evi-
dente es que de la nuestra no pode-
mos decir lo que de la suya dice el
mismo autor… motre géneration ne
se tue plus comme Werther, ne reve
plus conune Rene, et ne prend pas
la vie en dégout comme Obermann.
Los motivos se repiten con estúpida
frecuencia, sin un rasgo novedoso.
No hay una poesía tan atrasada,
tan abiertamente reñida con la épo-
ca, como la poesía de Colombia.
No quieren convencerse nuestros
escritores de que la vida se amplía
e intensifica, para beneficio del arte
que de ella se alimenta, de que el
presente tiene nuevas visiones de
que contradice no pocos postula-
dos científicos. —“La repetición de
la excitación conduce a la supre-
sión de las sensaciones”. “Lo que
aporta un cambio, lo nuevo, llega
siempre, con particular intensidad,
a la conciencia.” (Georges Bohn,
Etude objetive des phénomnénes
cérébraux). De Jeam Epstein tra-
ducimos, “La reacción estética que
se producía en 1840 con la mise en
scene romántica, no se obtiene ya
hoy por haberla repetido demasia-
do.
Los poemas descriptivos —des-
cripción de sensibilité romanos-
que —se cuentan por millones en
Colombia. Y qué obra maestra ha
producido aquí esta fácil poesía?…
Prescindiendo de 4 o 5 sonetos del
libro de Rivera —ciertamente be-
llos— no hallamos sino repeticio-
nes, interpretación unilateral de la
naturaleza, sensaciones que había-
mos gustado muchas veces. Cada
poeta nuestro no dispone sino de
una sola vida. C’est peu vivre de ne
faire qu’un seul personnage, dice
Barrés.
Estamos prontos a escribir sensa-
ciones, motivos que la frecuencia
ha hecho fáciles. Más tropicales
que todos los hijos del trópico, pre-
domina en nosotros, de manera
fuertemente determinante, la imagi-
nación física, el sentimiento de las
formas y los colores, sin que el en-
tendimiento ejerza ningún control.
Si de ideas se trata, qué embaraza-
dos son nuestros movimientos, qué
Jose Eustasio Rivera
pobre se manifiesta el magín. Un
autor llamó a su poesía, en prólo-
go cargado de tontas pretensiones,
poesía sicológica. Bien. Nuestra
poesía sicológica —si en verdad
hay una que siquiera a medias me-
rezca esta designación, a falta de
una justa— es lo más insípido que
existe. Siempre estados de alma
elementales. Siempre la tristeza
crepuscular, el amor incorrespon-
dido, la amada ingrata. Oh!… Hay
para estrellar contra el muro estas
sandeces diarias, que engañan
nuestra espera, desilusionan nues-
tra fe, roban nuestro tiempo!
Que el amor, el amante, son eter-
nos?… Si alguna literatura hay que
recoja las costumbres de una épo-
ca, su tour d’esprit, es la teatral. En
este sentido, ninguno tan realis-
ta como el teatro clásico español.
Comparemos los personajes del
teatro de amor de Lope, de Cal-
derón —aun prescindiendo de su
abundancia retórica— con el tea-
tro de amor de Porto Riche. El Don
Juan de Zorrilla, con L’homme a la
rose, de Bataille, con el Auber de
Jean Cassou. Y hasta con el Don
Juan de Rostand, si se quiere.
¿Werther besaría hoy con tal pa-
sión y aparato las cintas de Car-
lota?… El sentimiento del ridículo,
ahora tan vivo, tan alerta, que ha
enseñado a los poetas la exquisitez
de la discreción, impide al amante

18
 Homenaje
Si el poeta permanece en el primer
estado, su poesía no alcanzará sino
la impresión, dará sensaciones que
como las recibidas por él, no llega-
rán al término de su evolución, con-
vertirse en ideas. La sensibilidad, el
entendimiento, unidos, deben sos-
tener al poeta. De lo contrario, sólo
halagará al público grueso, que su-
pone al arte un productor de sen-
saciones. Todos son capaces de
sentir. En ello el escritor y un lector
cualquiera están en el mismo plano.
No todos son capaces de pensar.

Por esta causa, en la gran mayoría

Jorge Isaac
ciertas actitudes.
Para sostenerse, para defender su
incapacidad, alegan los poetas sen-
timentales que las ideas cambian,
los sentimientos quedan. Y no ad-
vierten que algunos de estos des-
aparecen con la civilización, como
“el sentimiento del desprecio innato
al esclavo”, citado por Henri Joly,
miembro del Instituto, en su obra
Pour les jeunes, Que otros se mo-
difican o disminuyen en intensidad.
“Con la higiene y los sports —dice
Joly— se disipará el sentimiento
de la melancolía y los rêves serán
arrojados lejos”.
Teniendo un concepto equivocado
o incompleto de la belleza, es na-
tural que nuestros poetas no consi-
gan aprisionarla, aunque se some-
tan al duro trabajo de las vigilias y
persigan con tesonero empeño la
perfección de las formas.
De dos elementos nace la belleza,
el sensible y el ideológico. La visión
de las cosas nos da diversas sen-
saciones, confusos gérmenes de
ideas a los cuales nos abandona-
mos, en vaga, perezosa complacen-
cia. En seguida, debemos intentar
ver claro, descomponer las sensa-
ciones, aislarlas, someterlas al aná-
lisis. Impresión y meditación, de las
que saldrá, radiante, como Venus de
las olas, lo bello completo.
de nuestros poetas, el arte —que es
creación, y ¿cómo crear si se aísla
a la inteligencia?— se queda sim-
plemente en representación. Con-
secuencia inmediata, natural, de
prescindir del entendimiento, que
en su actividad propia establece las
relaciones de los objetos, las leyes
de los hechos, que combina, orde-
na, selecciona los elementos que la
naturaleza ofrece a los sentidos.
Cuántos de los nuestros se creen
genios, porque poseen el talento de
la rima, facilidad de versificar. Impo-
sible convencerlos de que se puede
ser un brillante versificador, y a la
vez un detestable poeta. Aprecián-
dolos, recuerda uno al ladino don
Eugenio Gerardo Lobo, llamado
burlonamente por Felipe V, “El capi-
tán coplero” que hinchado de orgu-
llo, esperanzado en la realidad de
su próxima gloria, escribía,
No busco las consonantes;
Ellas son las que me eligen.
Y para llegar al colmo, agrega,
Muy pocas veces traslado,
Pues si mi pluma corrige
Adonde estaba una Venus
Suelo poner una esfinge
El arte es sensibilidad e inteligen-
cia. No amamos la poesía helada,
netamente cerebral. Tampoco la
que brota del corazón y prescinde
del cerebro.
Walt Whitman
A lo largo de la historia literaria se
encuentra que nunca ha decaído el
ardor de la polémica entre los par-
tidarios exclusivos del exterior y los
del interior. Vana querella sostener
que el arte tiene por objeto lo bello
de la forma o lo bello de la idea, y
no aceptar, no comprender que la
belleza nace de las dos, para diri-
girse a la sensibilidad y al entendi-
miento.
Los naturalistas sólo amaron al ob-
jeto, llegando a valorizar los deta-
lles insignificantes, dejando al alma
en premeditado olvido. Causa que
explica la muerte del naturalismo.
En no pocos autores sicológicos
—citemos a uno de los más altos—
sucede lo contrario. En Dostoievsky
nunca vemos un paisaje. Su aten-
ción no se detiene en la naturaleza.
Si acaso, una frase rápida, una sim-
ple alusión.
Hoy se ha iniciado, triunfante, la
era de los artistas que reúnen a los
Gautier y los Guerin, en armoniosa
comunión. Tipos de artistas comple-
tos, auténticamente humanos, que
asocian a las incitaciones del objeto
los movimientos del espíritu. Que
saben materializar lo ideal, idealizar
lo material. Que halagan nuestra
sensibilidad y fertilizan nuestra in-
teligencia.

19
Poesía
Dagoberto Rodríguez Alemán*
Pantograma de ilusio-
nes
En el crepúsculo el cielo de
Mompox
se llena de golondrinas
y las cuerdas eléctricas del
alumbrado público
se convierten en un largo
pentagrama de ilusiones.
La ciudad abre sus entrañas
en medio de su fantasía
y como las come-
tas de agosto
que presas en los cables
eléctricos el tiempo libera
así mi amada villa
se duerme
y luego eleva su
señorío
en medio de una acuare-
la de horizontes.
La luna y la poesía se funden
en una intensa armonía
que alegra la nostalgia de
las horas tristes
y solo una magia
furtiva
hace flotar a
Mompox
como una alegre procesión
en medio de la fiesta
donde no ha envejecido
la vida todavía.
POEMA que arrastra el Palabras que nombran
viento un domingo a un imaginario
Un Me refugio en las voces
súbito golpe de viento aledañas de los sueños.
arranca
de las manos el poema Pongo en mis manos el en-
que escribo al aire libre en la cantamiento para buscar tu
terraza de un café nombre
como el soñador de las entre palabras
palabras de la tierra. como palomas
que
De versos que hablan de la emprenden su vuelo.
existencia del poema Necesito los términos que
y de su breve huella revelen saberes infinitos
en el tiempo los días de la
de la corriente de aire ausencia
que lo arrastra el regre-
por las desoladas calles y so de las lluvias
animados torbellinos. y al final de
otras líneas
El poema viaja al vaiven del invento una tela-
viento raña de vocablos
y de la estrecha imaginación para nombrar el
lleva en sus entrañas lugar imaginario
la voz de los que me descubra lo
oráculos que estoy sintiendo
la fuente del en la plenitud
candor de su vacío.
y la fantasía de las
buganvilias
y un lúgubre aliento de
oscuro destino.
En su solitario peregrinar por
la ciudad alucinada
tropiezo con el despreve-
nido transeúnte
y acechado por som-
bras anónimas
termino flotando sin rum-
bo y sin destino
como este poema que
arrastra el viento
un domingo inne-
cesario.
20