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¿Cuáles son a su entender algunos temas relacionados con la Política Fiscal en el Perú

que están vigentes?


En primer lugar, la política fiscal se configura como un fenómeno objetivo. Se
materializa a través de dos componentes fundamentales:
a) Las determinaciones que adopta el Estado en relación con las finanzas públicas,
abarcando tanto los ingresos como los gastos.
b) Las determinaciones del Estado que inciden en la esfera económica,
particularmente en el sector privado.
En segundo lugar, la política fiscal se presenta como una disciplina o estudio orientado
a comprender las decisiones del Estado en el ámbito de las finanzas públicas y la
economía. Es dentro de este contexto que realizaremos algunas reflexiones.
Centraremos nuestra atención en distintos aspectos de la política fiscal en el Perú
anteriores a la pandemia. Es relevante destacar que la mayoría de los datos que
expondremos han sido extraídos del Marco Macroeconómico Multianual 2021-2024.
Ingresos públicos
A finales de la década de 1980, durante el primer gobierno de Alan García en el Perú,
se experimentó una seria recesión económica debido a la hiperinflación y el
terrorismo, llevando al Estado a suspender los pagos de la deuda externa. En 1990,
bajo el gobierno de Alberto Fujimori, se logró controlar la situación, permitiendo el
desarrollo de una política fiscal proactiva. Se redujo la deuda externa y se reformó el
sistema tributario, simplificándolo y estableciendo impuestos clásicos.
En la década del 2000, durante el gobierno de Alejandro Toledo, se introdujeron
impuestos heterodoxos y se modernizó la Administración Tributaria (SUNAT). La SUNAT
se creó formalmente durante el segundo gobierno de Alan García, pero experimentó
una significativa modernización en el primer período de Alberto Fujimori,
implementando verificaciones masivas y fiscalizaciones en torno al IGV y al Impuesto a
la Renta.
En los últimos años, la SUNAT ha experimentado una intensa digitalización de sus
servicios, avanzando en paralelo con la digitalización de los deberes administrativos.
Además, ha colaborado internacionalmente para combatir la evasión y elusión
tributaria.
En cuanto a la presión tributaria, Perú ha mantenido niveles relativamente bajos en
comparación con otros países de la región, situándose en un 14.4% en 2019, frente al
23.1% en América Latina y el Caribe en 2018, y al 34.3% en la OCDE en el mismo año.
Variables macroeconómicas
La política fiscal en Perú ha experimentado avances notables y algunas limitaciones. Se
destaca la disciplina fiscal que ha llevado a cifras macroeconómicas positivas, siendo
reconocida a nivel internacional en comparación con otras políticas fiscales en América
Latina.
El manejo del déficit fiscal ha sido adecuado, generalmente manteniéndose por debajo
del 3% anual del PBI, una media aceptada internacionalmente. Por ejemplo, en 2020,
antes de la pandemia, se contemplaba un déficit fiscal del 2% del PBI. La deuda pública
ha sido razonable y manejable, y las reservas internacionales netas en 2019
representaron el 29.6% del PBI, evidenciando fortaleza frente a la media
latinoamericana y de los países emergentes.
En cuanto a la inflación anual, Perú ha mantenido niveles bajos y estables, por debajo
de la media internacional del 3%. Entre 2010 y 2019, la inflación promedio fue del
2.9%, en contraste con el promedio de América Latina (5.5%) y de los países
emergentes (5.2%).
La política cambiaria ha contribuido a la relativa estabilidad del precio del dólar, y una
política crediticia adecuada ha mantenido la estabilidad del sistema financiero. La
creación de un favorable "clima de negocios" desde la década de 1990 ha estimulado la
inversión nacional y extranjera, modernizando la economía y diversificando el sector
productivo.
Se destaca la reducción de la pobreza monetaria en Perú. En 1991, la pobreza
alcanzaba al 57.4% de la población, mientras que en 2019 afectaba al 20.2%. En
comparación, para 2019, en América Latina, la tasa de pobreza fue del 30.2%, con una
tasa de pobreza extrema del 11.0%.
Centralismo
El tema del centralismo fiscal es una cuestión crucial que hasta ahora no ha sido
abordada. Históricamente, el Gobierno Nacional, particularmente el Ministerio de
Economía y Finanzas, ha sido el principal responsable de tomar decisiones
fundamentales relacionadas con los ingresos y gastos asignados a los Gobiernos
Regionales y Locales. Esto ha resultado en una limitada capacidad de decisión para los
gobiernos subnacionales en estas áreas.
Informalidad, Evasión y Elusión Tributaria
En cuanto a los ingresos públicos, se destacan los desafíos asociados a la informalidad,
evasión y elusión tributaria. Resulta crucial abordar de manera significativa las brechas
existentes en estos aspectos. Más del 70% de la economía ha operado de manera
informal, eludiendo el pago de tributos al Estado. En el Impuesto General a las Ventas,
la evasión u ocultamiento de operaciones gravadas alcanzó un 32.9% en 2018, mientras
que en el Impuesto a la Renta aplicado a las empresas, el margen de evasión u
ocultamiento de ingresos afectos fue del 48.5%.
En el año 2019, la elusión tributaria, caracterizada por el uso inusual de contratos y la
constitución de empresas, generó una pérdida de recaudación estimada en S/. 15,909
millones.
Lamentablemente, no aprovechamos plenamente la primera década del siglo XXI para
abordar estos problemas. A pesar de los considerables crecimientos económicos
anuales, principalmente impulsados por el auge minero, no se logró reducir
significativamente la informalidad ni abordar eficazmente la evasión y elusión
tributaria.
En la última década, enfrentar estos desafíos se ha vuelto más complicado, ya que el
crecimiento económico anual ha disminuido notablemente. Por ejemplo, en 2018, el
crecimiento fue del 4.0%, y en 2019, solo alcanzó el 2.2%.
Gasto Público
En lo que respecta al gasto público, se evidencia una paradoja: el Estado peruano ha
dispuesto de recursos cada vez más abundantes para la ejecución de obras y servicios
públicos; no obstante, se ha vuelto recurrente la demora o incluso la falta de ejecución
de dichas obras y servicios por parte de los Gobiernos Regionales y Locales.
Asimismo, el gasto público ha sido muchas veces ineficiente, manifestándose en la baja
calidad de servicios en sectores como salud, educación y seguridad. Sin embargo, se
observa un esfuerzo significativo hacia la búsqueda de eficiencia en el gasto. En este
contexto, resulta alentadora la introducción progresiva del presupuesto por resultados
y la auditoría operativa, esta última enfocada en evaluar el impacto real que las obras o
servicios han tenido en la población, en lugar de simplemente verificar el cumplimiento
de objetivos formales.
Se hace necesario desarrollar legislación que imponga mayores responsabilidades a los
funcionarios que no logren que la entidad a su cargo alcance niveles adecuados de
eficiencia en relación con el gasto asignado.
En una evaluación general, la política fiscal peruana de las últimas décadas presenta
aspectos positivos y desafíos. Destaca la fortaleza fiscal alcanzada, especialmente en la
gestión de las variables macroeconómicas, así como las iniciativas exitosas para
fomentar la inversión privada y el crecimiento económico.
Sin embargo, se han evidenciado limitaciones significativas en la capacidad de la
política fiscal para abordar ciertos problemas relacionados con ingresos y gastos
públicos. Estas limitaciones se atribuyen a factores externos o ajenos a la política fiscal
en sí, como la debilidad institucional del Estado, la corrupción y un proceso de
regionalización diseñado de manera poco propicia.
¿Estas Políticas vienen funcionando adecuadamente de acuerdo al motivo para el
cual fueron creadas?
Las políticas han evolucionado de simples manifestaciones de poder a decisiones más
técnicas y científicas, basadas en supuestos que buscan lograr un cambio positivo en la
sociedad. A nivel global, se observan avances significativos, especialmente en áreas
donde la experiencia garantiza un mayor nivel de certeza en los resultados.
En muchos lugares del mundo, los profesionales de la administración adoptan una
visión multidisciplinaria que considera los efectos de las acciones en el
comportamiento y la calidad de vida de las personas. La rendición de cuentas es
crucial, requiriendo que los funcionarios expliquen sus acciones y resultados a la
población.
La evaluación de políticas ha crecido paralelamente a la necesidad de los estados de
comprender si sus acciones surten los efectos deseados. La evaluación permite
descubrir factores que pueden afectar los resultados planificados, reconociendo la
importancia de la adaptación local.
La teoría sugiere que las políticas implementadas por autoridades cercanas a la
población son más efectivas, ya que conocen mejor las características de los
ciudadanos. Si una política no funciona, se ajusta para superar resistencias culturales y
se aprende para el diseño de futuras políticas.
Las evaluaciones desempeñan un papel esencial en la mejora continua de la actividad
estatal, asegurando una utilización más eficiente de los recursos. No son auditorías
punitivas, sino herramientas para aprender y ganar experiencia con el objetivo de
mejorar constantemente.

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