Registro: 217037828 Materia: Abordaje Clínico II ENTREVISTA DESCRIPCIÓN: Esta fue la segunda entrevista que realicé en el día, se me asignó una mujer de 34 años de edad, estudiante de la carrera de psicología y que denotaba un semblante algo alicaído que no concordaba mucho con su imagen (no estaba “producida/arreglada”, pero sin embargo tampoco parecía descuidada o que haya perdido su interés por estar presentable) La paciente se desenvolvió con facilidad durante toda la entrevista contestando todas las preguntas con seguridad y en un tono de voz normal, este sin embargo decayó cuando se le preguntó por el motivo de consulta al cual se refirió como “crisis emocionales fuertes”, y posteriormente al cuestionársele a que se refería con esto, mencionó que “son arrebatos emocionales que no la dejan desenvolverse con normalidad en sus actividades familiares y académicas” haciendo énfasis en que es “algo que le gana” y “de lo que no tiene control”. Asimismo, al preguntarle sobre la temporalidad de estas crisis, en un inicio se limitó a decir que estas eran recientes (desde enero), pero al indagar más al respecto, extendió su respuesta y mencionó que son algo recurrente que la ha acompañado por varios periodos de tiempo “desde pequeña”. Una vez recabados estos datos, se finalizó la entrevista y se la invitó a esperar al psicólogo para que la atienda y pueda desarrollar más al respecto. ANÁLISIS DE ENTREVISTA: Con respecto al contenido de análisis de la entrevista, pude observar a un sujeto dividido, dividido por la duda de qué es lo que le ocurre y por qué se ha sentido así por tanto tiempo, era bastante notable que “las crisis emocionales fuertes” como síntoma le están generando angustia, sobre todo por el lado familiar, puesto que mencionó en repetidas ocasiones que no se encontraba bien con su esposo en ese momento. Para Sinatra (2004) esta situación representa uno de los mejores escenarios para la entrada en análisis, ya que se ha dejado al descubierto (aunque sea por un momento) la localización subjetiva del sujeto frente a su problemática lo que da paso hacia una de las bien custodiadas puertas hacia el inconsciente. En la entrevista, esta postura o localización subjetiva de autora de su malestar, se hace aún más evidente cuando escuchamos el “esto me ha perseguido por mucho tiempo y he batallado contra ello por mi cuenta” ya que hay una omisión por completo de un Otro como precursor o sostén de su síntoma y, por el contrario, ella es la que personalmente ha tenido que hacer el trabajo de sacarlo adelante a pesar del conflicto interno que le trae, en Introducción al método psicoanalítico (2006) Miller nos plantea esto con las siguientes palabras “no hay una sola cadena significante sin que se plantee la cuestión del sujeto, de quién habla, y desde qué posición habla” Sin embargo, queda pendiente el conocer que es lo que se está poniendo en juego con su goce, puesto que la entrevistada pasó de percibir su síntoma como algo manejable o con lo que podía lidiar a buscar de forma angustiosa y apremiante la ayuda para entender por qué ella es así REFLEXIÓN DEL ENTREVISTADOR: En cuanto a mi labor como entrevistador, en esta ocasión considero que desempeñé un mejor trabajo, con más confianza que en la primera entrevista, me animé a realizar preguntas que desarrollaran la información con respecto al motivo de consulta, logrando ayudar a hacer surgir ciertas implicaciones que la paciente percibe de si misma y cuáles son los alcances de las mismas. Por otro lado, considero que tuve una falencia al no seguir dando paso a estas formulaciones por temor a que la paciente se pusiera a llorar o creyera que yo era el psicólogo que la iba a atender, por lo cual el corte que se generó para dar finalizada la entrevista fue percibido por mi persona como anticlimático y que podría haber cohibido a la paciente cuando pasara con el psicólogo.