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La Monarquíaparlamentaria 109

amplió y universalizolos contenidosde las anteriores,y ha sido, sin


duda, el textomás influyente de todos los de este tipo. La declara-
ción francesano se limitaa enunciarderechos,sino que ofrece,como
garantía,la promesade un nuevosistemapolíticoy de una nueva ad-
ministración.En España, por razones de oportunismopolítico,las
Cortesde Cádiz no dedicaronningúncapítuloal tema,pero recogie-
ron los derechosfundamentalesy lo hicieronen más de una ocasión
a lo largo del textoconstitucional.En Portugal,en otrascircunstan-
cias, la Constitucióndedicó el primerode sus títulosa definirlos de-
rechosy deberesde los portugueses.
6. Los derechosdel hombreno se iban a convertiren realidad
por el simplehecho de incluirlosen una declaración.Para asegurar
su ejercicioera necesarioque el poderasumierael compromisode res-
petarlosy no era previsibleque la monarquíaabsoluta lo hiciese,de
modo que no quedaba más soluciónque crearun nuevo sistemapo-
lítico,construidoa partirde principiosdistintosde los que servían
para aquélla. Y para lograrloera necesarioafirmarseen el poder. El
descubrimiento de la soberanía nacional tuvo un doble efecto.Por
una parte permitiódesplazar la imagen tradicionalde la soberanía
del rey,cuyo papel políticoaún quedaba por determinar.La autori-
dad que perdía la Corona pasó a manos de una entidad,la nación o
el pueblo, que no podía ejercerlade modo directo,lo que obligaríaa
buscar un actor capaz de hacer lo que el pueblo no podía llevar a
cabo. La Declaración de Virginiamantieneque «todo poder reside
en el pueblo y por consiguientederivadel pueblo», en tantola Cons-
tituciónde los Estados Unidos (1787), destinadaa superarla frag-
mentaciónpolítica consiguienteal carácterconfederaldel régimen,
no pudo reivindicar.El prometedorcomienzo de la Constitución
- «Nosotrosel pueblo de los Estados Unidos»- no conduce a nin-
guna declaraciónde soberanía,un conceptoal que no se hace ningu-
na referenciaen todo el texto.La ausencia, impuestapor la suspica-
cia de los Estados, quedó salvada por la suppremacyclause, que re-
conocióla preeminenciade la legislaciónfederal2. En Europa no se
planteóel problemay la Declaraciónde 1789 decía: «El fundamento
de la soberaníaresideesencialmenteen la Nación», fórmulaque fue
utilizada por españoles y portugueses,en tanto la Constituciónde
1791 hacía desaparecercualquierreserva,al declararlacónicamente
que «la soberaníapertenecea la Nación». La Nación de que se habla
2 «EstaConstitucióny lasleyesde losEstadosUnidos quese haganenconse-
ytodoslostratados,
cuencia hechoso quesehaganennombre delosEstados Unidos,
la leysuprema
constituirán delpaísyseránvinculantes paratodoslosjuecesencada
Estado,noobstante y lasleyesdecada
lo quela Constitución Estado puedan dispo-
ner»(art.VI).

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110 MiguelArtola

en estos textosnada tieneque ver con el uso actual del término,en


el que se supone la existenciade una comunidad,con personalidad
independiente,sujeto independientey superiora los individuosque
la integran.La Nación liberalno es más que el conjuntode las per-
sonas que vivenen un territorio bajo una misma autoridad.A dife-
renciade lo que sucede hoy,sólo los individuosson sujetosde dere-
chos, del mismomodo que los finesdel Estado se identificancon los
interesesde sus ciudadanosy no con los del pueblo,que no eran ca-
paces de imaginarcomo distintodel conjuntode los hombres.La De-
claraciónfrancesadecía que «el objetode toda asociaciónpolíticaes
la conservaciónde los derechosnaturalese imprescriptibles del hom-
bre»,pero la Constituciónno recogióla idea. La Constituciónde Cá-
diz se inicia con una definiciónsubstantiva,ajena por enteroal na-
cionalismo- «La Nación española es la reuniónde todos los espa-
ñolesde ambos hemisferios» - , idea que completaal identificarel in-
terés nacional con el individual.«El objeto del Gobiernoes la felici-
dad de la Nación, puesto que el finde toda sociedad políticano es
otro que el bienestarde los individuosque la componen»(art. 13).
En Portugalsólo se recogióla primerade estas proposiciones.El li-
beralismoes anteriora la eclosióndel pensamientorománticoy no
podía estarinfluidopor él. Las palabras,desde nuestrosdías, podían
dar origena confusióny por esto hemos consideradonecesariode-
clararsu sentido.
7. No ocurrelo mismoen cuantoal pensamientode Rousseau y
las fórmulasdecmocráticasque fueronigualmenteeliminadas.Hay
en la obra de Rousseau dos principiosque los liberalesno aceptaron,
a pesar de la ocasional presenciade conceptosy palabras proceden-
tes de la obra del ginebrino.La voluntadgeneral aparece en la De-
claraciónde Derechosdel 89 - «la Ley es la expresiónde la volun-
tad general»- y conducea la formulación indirectadel sufragiouni-
versal3. Por razones de principio,los liberalesno podían admitirla
superioridadde la voluntadgeneralsobrelos derechosindividuales4.

El Poderlegislativo
nopodráhacerleyesque atenten o ponganobstáculos al
de los Derechosnaturales
ejercicio y civilesrecogidosen estetítuloy garan-
tizadosporla Constitución.Dado que la libertadno permite hacermásque
aquelloque no perjudicaa los derechosde los demás,ni a la seguridadpú-
3 «La
Leyes la expresión de la voluntad Todoslosciudadanos
general. tienen
derecho a participarpersonalmenteo pormediode susrepresentantes
a su forma-
ción...»(art.6.°).
4 «La Nación estáobligadaa conservar porleyessabiasy justasla
y proteger
libertadcivil,la propiedadylosdemásderechos detodos
legítimos losindividuosque
la componen» (art.6.°dela Constitución
deCádiz).

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La Monarquíaparlamentaria 111

penascontralos actosque,poratentarcontra
blica,la leypuedeestablecer
la seguridad de losdemás,seríanperjudiciales
públicao contralos derechos
parala sociedad(tit.1)

y por razones de oportunidady por interésde grupo rechazaronel


sufragiouniversal,que podía dar el poder a los enemigosde la revo-
lución.Eliminada la tentacióndemocrática,no se volvióa mencionar
el derechoa la participaciónni la voluntadgeneraly la revolución
buscó una fórmulapara utilizarla soberaníanacionalde acuerdocon
los supuestosliberales.En estepuntofuedecisivala aportaciónfran-
cesa a travésde una serie de proposicionesencadenadas contenidas
en la Constituciónde 1791.
- La soberaníapertenecea la nación.
- La nación no puede ejercer los poderes más que por de-
legación.
- Los representantes ejercenla soberanía.
Asumidala necesidaddel sistemarepresentativo había que deci-
dir qué personaso instituciones representaríana la nación. La Cons-
tituciónde 1791 se decidió por reconocercomo tales al Cuerpo Le-
gislativoy al rey,en tantoen España triunfóla representación única
de las Cortes,al eludircualquierdeterminación del carácterde la Co-
rona. En Portugallas posicionesfueronmás radicalesal no incluira
la Corona como representante de la nación. Vale la pena recordarel
artículo26 de la Constitución,que dice:

en la Nación.No puede,sinembargo,
La soberaníaresideesencialmente ser
más sus
ejercida que por representantes legalmente.
elegidos Ningún indivi-
duo ni corporaciónejerceautoridadpúblicaque no procedade la Nación.
Más adelante,en otro artículose dice que la nación está repre-
sentada por las Cortes,lo que hace de éstas el titularde la soberanía
nacional.
8. Para coronarsu construcciónpolítica era necesarioofrecer
garantíasal ejerciciode los derechosdel hombre.La soluciónque en-
contrarones un artificioque no puede evitarque, en últimotérmino,
exista siempreuna autoridadsingularque impida el bloqueo e im-
ponga su decisión.La divisiónde poderes reparteel- ejerciciodel po-
der de acuerdo con la naturalezade las funciones legislativa,eje-
cutivay judicial- y atribuyecada una de ellas a un sujeto distinto,
para que la contraposiciónde los actoresdé lugar a un equilibriode
fuerzas,necesariopara el desarrollode los derechos.En la práctica,
sin exceptuara la GranBretaña,los trespoderesquedaronreducidos
a dos desde el momentoen que no se creó una instituciónque pu-

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112 MiguelArtola

diese reivindicarel poder judicial. Los tribunalesde justiciaafirma-


ron su independencia,pero no alcanzaron nunca una participación
en la política.La única intervención que se permitióa los tribunales
fue la custodia de las garantías constitucionales , la posibilidad de
procesary condenar a los agentesdel poder ejecutivocuando éstos
no respetasenlos derechosindividuales.El abuso de poder y la de-
tenciónarbitrariase convirtieron en figurasde delitoque, denuncia-
das por los ciudadanos,podían conduciral castigode los agentesque
se excedieronen sus funciones.Ni la interpretación de la ley en los
juicios, ni su anulación en aquellos Estados que cuentancon tribu-
nales constitucionales, configuran un verdaderopoderjudicial,lo que
explicala ausencia de doctrinarespectoal contenidodel tercerpoder.
9. La actividadpolíticaquedó en manos de dos únicos actores
- la Corona y las Cortes- y la
regulaciónde sus relacionesy con-
flictosdeterminadaen la Constitución . Desde 1787 el númerode
Constituciones ha crecidohasta el puntoen que no se encuentraa na-
die dispuestoa llevarla cuenta y menosaún para hacer y mantener
al día una relacióncompletade ellas. Las Constituciones, en cambio,
pueden ser ordenadasen un cortonúmerode modelos,que se distin-
guen por el carácterdel sistemapolíticoque cada una de ellas defi-
ne. El más antiguoy tambiénel más recientede todosellos es el que
conocemoscomo monarquíaparlamentaria.

I. La Monarquía parlamentaria

1. La Monarquía parlamentariatriunfóen Inglaterraen 1688


y sólo trespaíses - Francia,España y Portugal- adaptaronestesis-
tema antes del sigloXX.La Constitucióndel Reino de las Dos Sicilias
(XII-1820) y la del Reino de Cerdeña de 1821 no son sino versiones
literalesde la Constituciónde Cádiz. En los Estados Unidos,en Fran-
cia y en Iberoaméricase introdujeron sistemasparlamentariosaun-
que no monárquicos.Sólo los países anglosajoneslograronconsoli-
darlos,sin que de ello pueda derivarseningunaconclusiónrespecto
a supuestasidiosincraciasnacionales.La MP es el primerproyectopo-
líticode la opiniónliberal.Se construyea partirde los postuladosli-
berales- derechosdel hombre,soberaníanacional,divisiónde po-
deres- y reservaun espacio para la Corona,aunque cuida de limi-
tar sus competenciaspara que no se produzca el retornoal absolu-
tismo.Las Constitucionesmonárquico-parlamentarias aparecen en
la historiacon ocasión de movimientos revolucionarios que enfrentan
a los liberalescon monarcasabsolutos.En la Inglaterrade 1688 no
se llegóa promulgarun textoconstitucional, perolos especialistasdel

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siglopasado no tuvieronningunadificultadpara incorporara sus co-


leccionesconstitucionales el textode la «Constitución británica»,me-
diantela selecciónde determinadaspartesde su legislación.Las re-
volucioneslatinas de 1789, 1808 y 1820 fueronmuydistintasen su
desarrollopero no en sus objetivos.En Francia, los Estados Genera-
les consiguierondar una Constitución,gracias a una seriede inicia-
tivas que la Corona no supo o no pudo impedir.En España el se-
cuestrodel reypor Napoleón creó un vacío de poder,que fueocupa-
do por instituciones revolucionarias,que convocaronCortesy éstas,
trasproclamarsesoberanas,dieronal país la Constituciónde Cádiz.
En Portugalla oportunidadsurgióal seguirla guarniciónde Oporto
el ejemplode Riego.
2. La Constituciónprecisa,más de lo que lo hemoshechohasta
ahora, la identidady competenciade los actorespolíticos:Corona,
ministros, Cortes,etc. Aunque la Corona era una instituciónsecular
que no se pretendíasustituir, parecióconvenientedeterminar su iden-
tidad y competencias,aun a costa de repetirel contenidode disposi-
cionesvigentes,para poner de manifiestoel comienzode una nueva
época. En España y Portugalllegaronal punto de nombraral mo-
narca Aun cuando se tratade la mismapersonano es el mismosu-
jeto políticoel que actúa trasla promulgaciónde la Constitución.En
las monedas y medallas, que se acuñan desde entonces,su nombre
irá seguidodel títulode «reypor la gracia de Dios y la Constitución».
Su personaes sagrada e inviolabley no está sujetoa responsabilidad,
pero sus movimientosy recursosestán controlados.No puede aban-
donar el país, ni contraermatrimoniosin la autorizaciónde las Cor-
tes. Se determinala composiciónde la familiareal y se crean nuevos
títuloso recuperanlos antiguos6. Luis XVI vio convertidosu patri-
monio personal en nacional, a cambio de una consignaciónpresu-
puestaria(lista civil).Las Cortesde Cádiz, más generosas,conserva-
ron a Femado VII los palacios «que han disfrutadosus predeceso-
res» e introdujeron, sin este nombre,la lista civil. Los portugueses,
en una posición intermediase reservaronel derechode decidirqué
palacios se destinaríanal serviciode la familiareal. Aunque la ley de
5 «Art. 1779.El reydelasEspañas eselseñor donFernando VTIdeBorbón que
actualmente reina.»En Portugal se nombra a JuanVI al tratar de la sucesión
(art.141).
El Delfínrecibió dePrince
el título royalylosmiembros dela familiaconde-
recho eldePrince
a la sucesión EnEspañaseconservaron
français. dePrín-
lostítulos
cipedeAsturias y el deinfante/a
parael primogenito, paralosotros hijosdelreyy
paralosdelPríncipe de Asturias.En Portugalse dieron lostítulos
dePríncipe Real
parael mayor deloshijosdelrey, Príncipe delanterior
da tìeiraal primogénito yel
deinfantes a losotroshijosdelreyydelPríncipe Real.

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