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Asociacion de Historia Contemporanea

Marcial Pons Ediciones de Historia

La Monarquía parlamentaria
Author(s): Miguel Artola
Source: Ayer, No. 1, LAS CORTES DE CADIZ (1991), pp. 105-123
Published by: Asociacion de Historia Contemporanea and Marcial Pons Ediciones de Historia
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/41408211 .
Accessed: 20/06/2014 21:46

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La
Monarquía parlamentaria

Miguel Artola

1. Por sistemapolíticoentendemosel conjuntode actores, per-


sonas físicaso colectivosorganizadosque, de acuerdo con determi-
nadas reglas, explícitaso tácitas,toman decisionesque ordenanlas
relacionesentrelos individuosde una poblacióny los une en sus re-
laciones con otras poblaciones.La efectividadde las decisionesde-
pende de la opiniónque el pueblo tiene de sus gobernantes,de los
procedimientos que conducena tomardecisionesy del contenidode
éstas. Cuando la opiniónes positiva,el gobiernoy sus decisionesson
consideradoslegítimosy aumentala posibilidadde que se cumplan.
Las disposicionesde un usurpadorson rechazadas por procederde
quien no tiene autoridad,los procedimientosirregulareshacen que
las decisionessean consideradascomo ilegalesy se incumplencuan-
para aquellos a quienes se destinan.La
do son lesivase injustificadas
legitimidad es una imagen la concienciade los individuosde una
en
sociedad,transforma el poder en autoridad o poder legítimo,y crea
la adhesiónde los gobernadoshacia el sistema.Todo sistemapolítico
se pretendelegítimoy busca siempreaumentarsu legitimidad,bien
sea por el respetode las reglas políticasy por la adecuación de sus
decisionesa los interesesde los gobernados,o, en otro caso, por la
vía de la adhesión emocionalde la población: propaganda,etc. Un
gobierno,cuya legitimidadaumenta,reduce el nivel de compulsión
que ha de emplearcontralos discrepantesy mejorasus posibilidades
de continuaren el poder.
2. El sistemapolíticodel AntiguoRégimenera la MonarquíaAb-
soluta. La soberanía es la formasuperiorde la autoridad.En la Mo-
narquía absoluta, la soberanía residía en la Corona y en cada mo-
AYER 1*1991

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mentoen la personade un rey.El reytomabalas decisiones,después


de consultara personase instituciones determinadas.La atribución
de un origendivinoal poder había llevado a considerarcomo auto-
ridadeslegítimasa los descendientes, de acuerdocon un ordende su-
cesiónestablecido,de un monarcasupuestamenteinvestidopor Dios.
La unidad del poderdaba al reyun poderabsolutodado que su fun-
ción, «hacer justicia»,consistíano sólo en administrarjusticia,sino
tambiénrequeríahacer leyesjustas y cuidar de su aplicacióny cum-
plimiento.La revoluciónes un cambio rápido y radical del sistema
políticoy de la organizaciónsocial. Rápido no se refierea la dura-
ción total del proceso,que puede conoceralternativas,sino a la ve-
locidad con la que se pasa de una situacióna otra.Radical quierede-
cirque los nuevossistemaspolíticoy social arrancande supuestosdis-
tintosa los que inspirana los existentes.La violenciaacompaña a la
revolución.La cantidadde violencianecesariapara asegurarsu triun-
fo es difícilde apreciartanto en el momento,cuando se teme que
toda sea poca, como después,cuando cualquier fuerzase considera
excesiva,cuando no innecesaria.El debate,renovadoen los años pa-
sados, sobre el Terroren Francia no ha podido determinarcuál era
la violencianecesariay suficiente para hacerla revolución,únicome-
dio de estimarsus excesos. Negar el recursoa la violenciaequival-
dría a condenarla revolución.No todos los acontecimientos conoci-
dos como revolucionestienen,sin embargo,las mismascaracterísti-
cas. Hay ocasionesen las que los revolucionariossólo pretendencam-
biar el sistemapolíticoporque son ya la capa superiorde la socie-
dad. Con la excepciónde la revoluciónde 1688 en Inglaterra,es una
situaciónque sólo se ha dado en las colonias.Británicosde Norteamé-
rica y españolesamericanosen el centroy sur de Américapromovie-
ron revolucionesde este tipo con treintaaños de intervalo.La vio-
lencia revolucionariaes, en estoscasos, menory se limitóa la expa-
triaciónde los vencidos.Cuando, por el contrario,los revolucionarios
pretendenacceder a los nivelesmás altos de la sociedad,como suce-
dió en Francia o en España, la resistenciade los gruposestablecidos
conducea un conflictosocialy la violenciaaumenta.Compararla vio-
lencia de las revolucionesanglosajonascon la de los países latinosre-
laciona cosas heterogéneasy desde la escuela sabemosque no se pue-
den sumarmanzanas con naranjas.
3. Las revolucionesse desarrollande acuerdocon una determi-
nada pauta formal,que puede descubrirseen todoslos casos conoci-
dos. Se distinguendos movimientos complementarios, el dirigidoa la
conquista del poder y el que persigueel cambio del modelosocial.
Dado que este problemase trataen otrocapítulode la obra, nos li-
mitaremosaquí a desarrollarel primero.La conquistadel poder dio

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lugar a la sustituciónde la monarquíaabsoluta por otra,que deno-


minamosparlamentaria.Hemos recordadoantes los elementosesen-
ciales de la primeray trataremosahora de caracterizara esta última.
Una vieja tradiciónhistoriográfica, especialmentesensiblea los su-
cesos violentosque acompañan el fin de un régimen,confundeel
triunfode los revolucionariossobre la autoridaden ejerciciocon la
conquista del poder. La constituciónde un poder alternativono se
consolidasin privaral anteriorde su legitimidady sin crearun nue-
vo sistemapolítico,salvo que los protagonistasno sean revoluciona-
rios, sino ambiciososque se conformancon sustituira las personas
sin cambiarel sistema.El acceso al poder no coincidehabitualmente
con los acontecimientos que impresionaron la concienciade los con-
temporáneosy de los historiadoresposteriores.La toma de la Basti-
lla o el asalto al palacio de las Tulleríasson sucesos de primerapla-
na, pero fueronlos decretosde la AsambleaConstituyente, aplicados
a pesar de no tenerla sanción del rey,los que crearonun poder re-
volucionario.La conquistadel poderes un procesomás largoy com-
plicado de lo que sugierenlas imágenesrevolucionarias.Se distin-
guen en ella tresmomentosdistintos:la caída del poder establecido
es siempreun acontecimientoestrepitoso,que puede producirseen
unas horas,como sucedió en Inglaterraal fugarseel reyen 1688 o,
por el contrario,prolongarsedurantemeses,como ocurrióen Fran-
cia en 1789. Puede inclusotenerla aparienciade un conflictocon al-
ternativasque se extiendenduranteaños, antes de alcanzar la victo-
ria, como fue el caso en la mayorparte de los países del continente.
4. El derrocamiento de un reyno conducenecesariamente al fin
de la dinastíay menosaún de la Monarquía.Durantesiglos,aconte-
cimientosde este tipo concluyeroncon la entronizaciónde un miem-
bro de la familiao con la apariciónde una nueva dinastía,sin cam-
bio en la naturalezadel régimen.La revoluciónes un fenómenomás
radical y, como mínimo,ha de producirel cambio de sistemapolíti-
co. Y no se consigueacabar con un sistemapolíticosin destruirla le-
gitimidadque lo justifica.Y a su vez la única formade ponerfina
una legitimidades crear otra nueva. En el caso de la revoluciónli-
beral,los protagonistasofrecieron una legitimacióndistintaen la for-
ma y en el fondo.En lugar de un poder justificadopor su origen,se
confióen ganar la opiniónpor el lado de los finesque ofrecía.En vez
del poder de origendivinose buscó la legitimaciónpor el reconoci-
mientode los Derechos del Hombrey por aceptar la limitaciónque
su reconocimiento representapara el ejerciciodel poder. Los dere-
chos del hombre,que la Revoluciónpropuso; se ofrecíancomo dere-
chos naturales,inherentesa la condiciónhumana, anterioresa todo
pacto e independientesde toda institución.Anteellos no cabía más

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posiciónpor partedel poderque la del respetoy nada ni nadie podía


pretenderignorarloso negarlos.Los Derechosdel Hombredieronsu
legitimidadal poder revolucionarioy de entoncesacá han sido dis-
cutidose inclusocomplementadoscon otrosprincipios,pero no sus-
tituidos.El origendoctrinalde los derechosdel hombrese encuentra
en la concepciónantropológicade la Ilustraciónque sustituyóla vi-
sión cristianade la vida terrenalcomo una preparaciónpara la eter-
nidad, para proponeren su lugarla búsqueda de la felicidad. Se en-
tendióésta comola satisfacciónde las necesidadesmateriales.La ma-
nifestaciónde la felicidades el bienestardel individuoy su familia,
y el mediode realizarla,la propiedad de bienesproductivos.La bús-
queda de la felicidadfue calificadacomo un derechoinalienabledel
hombreen la Declaración de Independenciade los Estados Unidos
(1776) y la Constituciónde 1812 establecióque «el objeto del go-
biernoes la felicidadde la nación,puestoque el finde toda sociedad
políticano es otroque el bienestarde los individuosque la compo-
nen» (art. 13). Dado que los bienes son escasos, la competenciapor
la propiedad-felicidad no permitiráa todos satisfacersus necesida-
des. Sin embargo,para que el resultadodesigualfuesejusto,se quiso
dar a todos las mismas posibilidades:libertadde movimientos,de
pensamiento,de produccióny comercializaciónde bienes,trabajo y
servicios,y se pensó que la igualdad ante la ley equivalía a la igual-
dad de oportunidades.De estemodo quedarondefinidoslos derechos
fundamentalesdel hombre.
5. La justificaciónde la revoluciónmedianteel reconocimiento
público de los derechosdel hombredio lugar a un tipo especial de
documentosconocidoscomo declaracionesde derechos. La más an-
tiguadeclaración,si prescindimosde textosparecidospero de distin-
to alcance, se dio en Virginiaen junio de 1776 y fue aprobada por
la asamblea del Estado. En su primerartículose dice explícitamente
que los derechosnaturalesson «base y fundamentodel gobierno»y
se enumerancomo fundamentales el «derechoa la vida y la libertad,
con los medios de adquiriry conservarla propiedady de buscar y
alcanzar la felicidady la seguridadȒ. A partirde la primeradecla-
ración,los derechosdel hombrehan servidopara legitimara los go-
biernosque los respetany han condenadoa los que los ignoran.Son
el patrónque permitea cualquiera calificara la autoridad.El ejem-
plo de Virginiafueseguidopor las asambleas de otrosEstados y más
adelantepor todos los revolucionarios, sin excluira los que veían en
ellos fórmulasvacías de contenido.La Declaraciónfrancesade 1789,
que no cabe seguirconsiderandocomo una versiónde la de Virginia,
1 POORE,
ed.TheFederal
andStateConstitutions.
II, 1908.

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amplió y universalizolos contenidosde las anteriores,y ha sido, sin


duda, el textomás influyente de todos los de este tipo. La declara-
ción francesano se limitaa enunciarderechos,sino que ofrece,como
garantía,la promesade un nuevosistemapolíticoy de una nueva ad-
ministración.En España, por razones de oportunismopolítico,las
Cortesde Cádiz no dedicaronningúncapítuloal tema,pero recogie-
ron los derechosfundamentalesy lo hicieronen más de una ocasión
a lo largo del textoconstitucional.En Portugal,en otrascircunstan-
cias, la Constitucióndedicó el primerode sus títulosa definirlos de-
rechosy deberesde los portugueses.
6. Los derechosdel hombreno se iban a convertiren realidad
por el simplehecho de incluirlosen una declaración.Para asegurar
su ejercicioera necesarioque el poderasumierael compromisode res-
petarlosy no era previsibleque la monarquíaabsoluta lo hiciese,de
modo que no quedaba más soluciónque crearun nuevo sistemapo-
lítico,construidoa partirde principiosdistintosde los que servían
para aquélla. Y para lograrloera necesarioafirmarseen el poder. El
descubrimiento de la soberanía nacional tuvo un doble efecto.Por
una parte permitiódesplazar la imagen tradicionalde la soberanía
del rey,cuyo papel políticoaún quedaba por determinar.La autori-
dad que perdía la Corona pasó a manos de una entidad,la nación o
el pueblo, que no podía ejercerlade modo directo,lo que obligaríaa
buscar un actor capaz de hacer lo que el pueblo no podía llevar a
cabo. La Declaración de Virginiamantieneque «todo poder reside
en el pueblo y por consiguientederivadel pueblo», en tantola Cons-
tituciónde los Estados Unidos (1787), destinadaa superarla frag-
mentaciónpolítica consiguienteal carácterconfederaldel régimen,
no pudo reivindicar.El prometedorcomienzo de la Constitución
- «Nosotrosel pueblo de los Estados Unidos»- no conduce a nin-
guna declaraciónde soberanía,un conceptoal que no se hace ningu-
na referenciaen todo el texto.La ausencia, impuestapor la suspica-
cia de los Estados, quedó salvada por la suppremacyclause, que re-
conocióla preeminenciade la legislaciónfederal2. En Europa no se
planteóel problemay la Declaraciónde 1789 decía: «El fundamento
de la soberaníaresideesencialmenteen la Nación», fórmulaque fue
utilizada por españoles y portugueses,en tanto la Constituciónde
1791 hacía desaparecercualquierreserva,al declararlacónicamente
que «la soberaníapertenecea la Nación». La Nación de que se habla
2 «EstaConstitucióny lasleyesde losEstadosUnidos quese haganenconse-
ytodoslostratados,
cuencia hechoso quesehaganennombre delosEstados Unidos,
la leysuprema
constituirán delpaísyseránvinculantes paratodoslosjuecesencada
Estado,noobstante y lasleyesdecada
lo quela Constitución Estado puedan dispo-
ner»(art.VI).

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en estos textosnada tieneque ver con el uso actual del término,en


el que se supone la existenciade una comunidad,con personalidad
independiente,sujeto independientey superiora los individuosque
la integran.La Nación liberalno es más que el conjuntode las per-
sonas que vivenen un territorio bajo una misma autoridad.A dife-
renciade lo que sucede hoy,sólo los individuosson sujetosde dere-
chos, del mismomodo que los finesdel Estado se identificancon los
interesesde sus ciudadanosy no con los del pueblo,que no eran ca-
paces de imaginarcomo distintodel conjuntode los hombres.La De-
claraciónfrancesadecía que «el objetode toda asociaciónpolíticaes
la conservaciónde los derechosnaturalese imprescriptibles del hom-
bre»,pero la Constituciónno recogióla idea. La Constituciónde Cá-
diz se inicia con una definiciónsubstantiva,ajena por enteroal na-
cionalismo- «La Nación española es la reuniónde todos los espa-
ñolesde ambos hemisferios» - , idea que completaal identificarel in-
terés nacional con el individual.«El objeto del Gobiernoes la felici-
dad de la Nación, puesto que el finde toda sociedad políticano es
otro que el bienestarde los individuosque la componen»(art. 13).
En Portugalsólo se recogióla primerade estas proposiciones.El li-
beralismoes anteriora la eclosióndel pensamientorománticoy no
podía estarinfluidopor él. Las palabras,desde nuestrosdías, podían
dar origena confusióny por esto hemos consideradonecesariode-
clararsu sentido.
7. No ocurrelo mismoen cuantoal pensamientode Rousseau y
las fórmulasdecmocráticasque fueronigualmenteeliminadas.Hay
en la obra de Rousseau dos principiosque los liberalesno aceptaron,
a pesar de la ocasional presenciade conceptosy palabras proceden-
tes de la obra del ginebrino.La voluntadgeneral aparece en la De-
claraciónde Derechosdel 89 - «la Ley es la expresiónde la volun-
tad general»- y conducea la formulación indirectadel sufragiouni-
versal3. Por razones de principio,los liberalesno podían admitirla
superioridadde la voluntadgeneralsobrelos derechosindividuales4.

El Poderlegislativo
nopodráhacerleyesque atenten o ponganobstáculos al
de los Derechosnaturales
ejercicio y civilesrecogidosen estetítuloy garan-
tizadosporla Constitución.Dado que la libertadno permite hacermásque
aquelloque no perjudicaa los derechosde los demás,ni a la seguridadpú-
3 «La
Leyes la expresión de la voluntad Todoslosciudadanos
general. tienen
derecho a participarpersonalmenteo pormediode susrepresentantes
a su forma-
ción...»(art.6.°).
4 «La Nación estáobligadaa conservar porleyessabiasy justasla
y proteger
libertadcivil,la propiedadylosdemásderechos detodos
legítimos losindividuosque
la componen» (art.6.°dela Constitución
deCádiz).

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penascontralos actosque,poratentarcontra
blica,la leypuedeestablecer
la seguridad de losdemás,seríanperjudiciales
públicao contralos derechos
parala sociedad(tit.1)

y por razones de oportunidady por interésde grupo rechazaronel


sufragiouniversal,que podía dar el poder a los enemigosde la revo-
lución.Eliminada la tentacióndemocrática,no se volvióa mencionar
el derechoa la participaciónni la voluntadgeneraly la revolución
buscó una fórmulapara utilizarla soberaníanacionalde acuerdocon
los supuestosliberales.En estepuntofuedecisivala aportaciónfran-
cesa a travésde una serie de proposicionesencadenadas contenidas
en la Constituciónde 1791.
- La soberaníapertenecea la nación.
- La nación no puede ejercer los poderes más que por de-
legación.
- Los representantes ejercenla soberanía.
Asumidala necesidaddel sistemarepresentativo había que deci-
dir qué personaso instituciones representaríana la nación. La Cons-
tituciónde 1791 se decidió por reconocercomo tales al Cuerpo Le-
gislativoy al rey,en tantoen España triunfóla representación única
de las Cortes,al eludircualquierdeterminación del carácterde la Co-
rona. En Portugallas posicionesfueronmás radicalesal no incluira
la Corona como representante de la nación. Vale la pena recordarel
artículo26 de la Constitución,que dice:

en la Nación.No puede,sinembargo,
La soberaníaresideesencialmente ser
más sus
ejercida que por representantes legalmente.
elegidos Ningún indivi-
duo ni corporaciónejerceautoridadpúblicaque no procedade la Nación.
Más adelante,en otro artículose dice que la nación está repre-
sentada por las Cortes,lo que hace de éstas el titularde la soberanía
nacional.
8. Para coronarsu construcciónpolítica era necesarioofrecer
garantíasal ejerciciode los derechosdel hombre.La soluciónque en-
contrarones un artificioque no puede evitarque, en últimotérmino,
exista siempreuna autoridadsingularque impida el bloqueo e im-
ponga su decisión.La divisiónde poderes reparteel- ejerciciodel po-
der de acuerdo con la naturalezade las funciones legislativa,eje-
cutivay judicial- y atribuyecada una de ellas a un sujeto distinto,
para que la contraposiciónde los actoresdé lugar a un equilibriode
fuerzas,necesariopara el desarrollode los derechos.En la práctica,
sin exceptuara la GranBretaña,los trespoderesquedaronreducidos
a dos desde el momentoen que no se creó una instituciónque pu-

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diese reivindicarel poder judicial. Los tribunalesde justiciaafirma-


ron su independencia,pero no alcanzaron nunca una participación
en la política.La única intervención que se permitióa los tribunales
fue la custodia de las garantías constitucionales , la posibilidad de
procesary condenar a los agentesdel poder ejecutivocuando éstos
no respetasenlos derechosindividuales.El abuso de poder y la de-
tenciónarbitrariase convirtieron en figurasde delitoque, denuncia-
das por los ciudadanos,podían conduciral castigode los agentesque
se excedieronen sus funciones.Ni la interpretación de la ley en los
juicios, ni su anulación en aquellos Estados que cuentancon tribu-
nales constitucionales, configuran un verdaderopoderjudicial,lo que
explicala ausencia de doctrinarespectoal contenidodel tercerpoder.
9. La actividadpolíticaquedó en manos de dos únicos actores
- la Corona y las Cortes- y la
regulaciónde sus relacionesy con-
flictosdeterminadaen la Constitución . Desde 1787 el númerode
Constituciones ha crecidohasta el puntoen que no se encuentraa na-
die dispuestoa llevarla cuenta y menosaún para hacer y mantener
al día una relacióncompletade ellas. Las Constituciones, en cambio,
pueden ser ordenadasen un cortonúmerode modelos,que se distin-
guen por el carácterdel sistemapolíticoque cada una de ellas defi-
ne. El más antiguoy tambiénel más recientede todosellos es el que
conocemoscomo monarquíaparlamentaria.

I. La Monarquía parlamentaria

1. La Monarquía parlamentariatriunfóen Inglaterraen 1688


y sólo trespaíses - Francia,España y Portugal- adaptaronestesis-
tema antes del sigloXX.La Constitucióndel Reino de las Dos Sicilias
(XII-1820) y la del Reino de Cerdeña de 1821 no son sino versiones
literalesde la Constituciónde Cádiz. En los Estados Unidos,en Fran-
cia y en Iberoaméricase introdujeron sistemasparlamentariosaun-
que no monárquicos.Sólo los países anglosajoneslograronconsoli-
darlos,sin que de ello pueda derivarseningunaconclusiónrespecto
a supuestasidiosincraciasnacionales.La MP es el primerproyectopo-
líticode la opiniónliberal.Se construyea partirde los postuladosli-
berales- derechosdel hombre,soberaníanacional,divisiónde po-
deres- y reservaun espacio para la Corona,aunque cuida de limi-
tar sus competenciaspara que no se produzca el retornoal absolu-
tismo.Las Constitucionesmonárquico-parlamentarias aparecen en
la historiacon ocasión de movimientos revolucionarios que enfrentan
a los liberalescon monarcasabsolutos.En la Inglaterrade 1688 no
se llegóa promulgarun textoconstitucional, perolos especialistasdel

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siglopasado no tuvieronningunadificultadpara incorporara sus co-


leccionesconstitucionales el textode la «Constitución británica»,me-
diantela selecciónde determinadaspartesde su legislación.Las re-
volucioneslatinas de 1789, 1808 y 1820 fueronmuydistintasen su
desarrollopero no en sus objetivos.En Francia, los Estados Genera-
les consiguierondar una Constitución,gracias a una seriede inicia-
tivas que la Corona no supo o no pudo impedir.En España el se-
cuestrodel reypor Napoleón creó un vacío de poder,que fueocupa-
do por instituciones revolucionarias,que convocaronCortesy éstas,
trasproclamarsesoberanas,dieronal país la Constituciónde Cádiz.
En Portugalla oportunidadsurgióal seguirla guarniciónde Oporto
el ejemplode Riego.
2. La Constituciónprecisa,más de lo que lo hemoshechohasta
ahora, la identidady competenciade los actorespolíticos:Corona,
ministros, Cortes,etc. Aunque la Corona era una instituciónsecular
que no se pretendíasustituir, parecióconvenientedeterminar su iden-
tidad y competencias,aun a costa de repetirel contenidode disposi-
cionesvigentes,para poner de manifiestoel comienzode una nueva
época. En España y Portugalllegaronal punto de nombraral mo-
narca Aun cuando se tratade la mismapersonano es el mismosu-
jeto políticoel que actúa trasla promulgaciónde la Constitución.En
las monedas y medallas, que se acuñan desde entonces,su nombre
irá seguidodel títulode «reypor la gracia de Dios y la Constitución».
Su personaes sagrada e inviolabley no está sujetoa responsabilidad,
pero sus movimientosy recursosestán controlados.No puede aban-
donar el país, ni contraermatrimoniosin la autorizaciónde las Cor-
tes. Se determinala composiciónde la familiareal y se crean nuevos
títuloso recuperanlos antiguos6. Luis XVI vio convertidosu patri-
monio personal en nacional, a cambio de una consignaciónpresu-
puestaria(lista civil).Las Cortesde Cádiz, más generosas,conserva-
ron a Femado VII los palacios «que han disfrutadosus predeceso-
res» e introdujeron, sin este nombre,la lista civil. Los portugueses,
en una posición intermediase reservaronel derechode decidirqué
palacios se destinaríanal serviciode la familiareal. Aunque la ley de
5 «Art. 1779.El reydelasEspañas eselseñor donFernando VTIdeBorbón que
actualmente reina.»En Portugal se nombra a JuanVI al tratar de la sucesión
(art.141).
El Delfínrecibió dePrince
el título royalylosmiembros dela familiaconde-
recho eldePrince
a la sucesión EnEspañaseconservaron
français. dePrín-
lostítulos
cipedeAsturias y el deinfante/a
parael primogenito, paralosotros hijosdelreyy
paralosdelPríncipe de Asturias.En Portugalse dieron lostítulos
dePríncipe Real
parael mayor deloshijosdelrey, Príncipe delanterior
da tìeiraal primogénito yel
deinfantes a losotroshijosdelreyydelPríncipe Real.

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114 MiguelArtola

sucesiónal tronose había establecidosiglosatrás,las Constituciones


incluyensus normasen el textofundamental.En Francia dedicaron
un artículopara renovarla primogenitura y la ley sálica, en tantoen
España las Cortes se reservaron la facultadpara excluirde la suce-
sión a los incapaces o a los que «hayanhechocosa porque merezcan
perderla corona» (art. 181) y la de elegirnuevoreysi llegasena ex-
tinguirselos descendientesprevistos(art. 182). En Portugalescribie-
ron este artículocon mayorrigorque en España (art. 142) y se pro-
hibió la eventualacumulaciónde coronas (art. 144). La sustitución
del reymenorpor una regencia,hasta entoncescarentede rigor,fue
definiday no precisamentede la mismaformaen cada país. En Fran-
cia se atribuyóal primeroque, en la línea de sucesión,tuviesevein-
ticincoaños, en tantoen la Penínsulala regenciaserá designadapor
las Cortesy tendrácaráctercolegiado (arts. 192 y 148).
3. La determinación de las competenciasde la coronaconvierte
al rey en un monarca constitucional , aunque la denominaciónmo-
narquía constitucional se emplea para designarotrosistemapolítico,
como recordaremosal finalde este trabajo.Un monarcaconstitucio-
nal está exentode responsabilidadpor sus actos; sus competencias
son definidasen la Constitución, aunque no de formatan precisaque
no se aprecieel diferente talantede las personas,que ocuparonel tro-
no con una misma Constitución.En tantoen Francia y Portugalse
destacaba el carácterdelegadodel poderreal 7,la Constitución de Cá-
diz no considerónecesarioinsistiren este punto8. Las funcionesde
un monarcaconstitucionalen un sistemaparlamentariofuerondefi-
nidas, sin variantesde interés:sancionarla leyes,nombrara los mi-
nistrosque, en su nombre,cuidan del ordenpúblico,dirigenla ad-
ministración, las fuerzasarmadas y las relacionesexteriores.Los de-
talles del ejerciciode estas competenciasse enumerancon detalleen
los textosconstitucionales, pero no tienemayorinterésel enunciarsu
contenido.En ningúncaso los ministrosse integranen un órganoco-
lectivoy no hay ningunaposibilidadpara la apariciónde un presi-
dentedistintodel rey.Para asistiral reyen sus funcionesy sin tener
en cuenta el alcance del cambio político,se renovóen España y se
reprodujoen Portugalel Consejode Estado del AntiguoRégimen,una
instituciónque los secretariosde Estado habían relegadoa segundo
plano en el sigloXVIIIy que FernandoVII había reactualizadocon el
nombrede Consejo Real. Sus miembros,propuestosen ternapor las
7 «Art.4.°El Gobierno
es monárquico:
elPoderEjecutivosedelegaenel rey...»
(tít.III),«La autoridad
delReyproviene
dela Nación»(art.121).
«Art.
170.La potestad
dehacerejecutar
lasleyesresideexclusivamente
enel
rey...»

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La Monarquíaparlamentaria 115

Corteseran vitaliciosen España, en tanto en Portugalintroducían


mayoresprecaucionesal reducira cuatroaños la duracióndel cargo
(art. 165) y al declararlosresponsablespor sus consejos (art. 169).
La aparicióndel Consejo de Ministroscon una direccióny una polí-
tica única no dejaba lugar para el Consejo de Estado, que se trans-
formóal cabo de unos años en un órgano de apoyo a la gestióndel
gobierno.
4. En tantoel problemade la coronano planteaba más proble-
mas que el de la limitaciónde sus competencias,la definiciónde la
institución llamada a ejercerel poder legislativoresultabamás com-
plicada por la faltade antecedentes,a pesar del interésque hubo en-
trelos liberalesespañolespor vincularlas Cortesde Cádiz con la ins-
tituciónmedievaldel mismonombre.En tantola Asamblea Nacio-
nal Legislativafrancesase definecomo una representación popular,
las Cortesespañolasy portuguesasrepresentan a la Nación. «Las Cor-
tes son la reuniónde todoslos diputadosque representanla Nación»
dice el artículo27 de la Constituciónde Cádiz. Mientrasen Francia
la Nación delega la soberanía en los trespoderes y reconoceal rey
como representante de la Nación, en España y Portugalla soberanía
de la Nación se traslada a las Cortesy se niega explícitamente repre-
sentatividadal reyo no se le reconoceautoridadpropia.El factorde-
cisivopara la valoraciónde una instituciónrepresentativa es la va-
loración de su representatividad. La representaciónconsisteen la
traslacióndel poder de un colectivoa una persona o a un grupo de
menoresdimensionesque el primero.La correspondenciaentreuno
y otro colectivoplantea un problema teórico de especial interés:
¿cómo lograrla mejorrepresentaciónposible?, y toda una serie de
cuestionespolíticas,que ocupan a los politólogos:¿cómo mejorarla
posicióndel propiopartido,la estabilidadde los gobiernos,o qué ha-
cer para potenciarla participacióno, por el contrario,para excluira
los gruposminoritarios, etc.? No es este lugar para desarrollarestas
cuestiones,razón por la que nos limitaremosa indicarque el número
de representantes influyesobre la posibilidad de que los diferentes
gruposde opiniónestén representados.Un presidentedemocrática-
menteelegido sólo representaa la mayoríaque lo votó, aunque en
su gestiónpolíticapueda tratarde satisfacerlos interesesdel mayor
número.Un númerode representantes especialmentecorto,por ejem-
plo, un diputadopara el grupomenosvotado conduciría,en la ma-
yoríade los casos, a la multiplicacióndel númerode representantes
hasta extremosinconciliablescon la eficaciade la cámara. Una asam-
blea representativa debe, por consiguiente,ser relativamentenume-
rosa para ofrecerposibilidadesde estar en ella a los diferentes gru-
pos de opinióny no debe ser tan grandeque dificultela comunica-
ción entrelos diputados.

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116 MiguelArtola

5. Los electoresseleccionanentrelos elegiblesa los diputados.


Para recorrereste camino hay que determinarquiénes son los elec-
tores,quiénes los elegiblesy cuáles los pasos a seguiren la elección.
La Declaraciónde 1789 reconocióel derechoa participaren la elec-
ciónde representantes, lo que conduceal sufragiouniversal.Los cons-
tituyentes franceses,luego de considerarlos riesgosde la democra-
cia, distinguieronen la masa igual de los ciudadanos,el grupode los
ciudadanos activos - mayoresde veinticincoaños que pagan una
contribucióndirectasuperioral valor de tresjornadas de trabajo- ,
que a su vez eligena los electores , propietarioso usufructuarios de
un patrimoniosuperior,crecienteen funciónde la poblacióndel dis-
trito.Los ciudadanos activospodían ser diputados. La doble selec-
ción reducía la participaciónelectorala un colectivopróximoa los
50.000 electores.En España y Portugalel sufragiofueuniversalcon
diferenciaspoco relevantes.En Portugalel sufragioera directoy se
realizaba en asambleas primariascon un mínimode 2.000 habitan-
tes. Cada electorentregabauna papeleta con dos nombresy el escru-
tiniose realizaba en la cabecera de cada distrito,que era por tanto
un solo colegio electoral.En Francia y en España se prefirióel su-
fragioindirecto- dos votacionesen Francia,cuatroen España- . La
reducciónprogresivadel númerode electoresaumentabalas posibi-
lidades de influirsobreellos,pero el efectomás perturbadorderiva-
ba de una concepciónde la elecciónno como el apoyo a un líderpo-
lítico,sino como la delegaciónde la representación en uno u otrode
los propioselectores.Inclusoen Portugallos diputadosdebían serna-
turaleso residentesduranteun plazo de cinco años en la provincia
para serelegidos.En los otrospaíses las condicionesreforzaron el pro-
vincialismode los diputados.En Francia las condicionescensitarias
podían acreditarseen cualquier parte del reino,pero el derechode
voto exigía la vecindady lo mismose requeríade los electoresy di-
putados.En España los electoresen todossus grados- de parroquia,
de partidoy de provincia - teníanque ser vecinosresidentesen la
correspondiente circunscripción y los diputadosdebían ser naturales
de la provinciao contarcon un mínimode siete años de vecindad.
El sistemaelectoralarruinóla representación estamental,algo que
había desaparecidohacía siglos,pero mantuvoen pie la representa-
ción territorial.
La Constituciónde 1791 introdujouna cláusula de
salvaguardiapara diferenciar la representación de la Nación de la de-
legación,propia del AntiguoRégimen,que convertíaa los represen-
tantesen simplesagentesde los interesesprovinciales.«Los repre-
sentantesnombradosen los departamentosno representana deter-
minadodepartamentosino a la totalidadde la Nación...» Sólo en es-
tas condicionestienesentidola soberaníanacional.

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La Monarquíaparlamentaria 117

6. La divisiónde poderesatribuye,sin excepción,el poder le-


gislativoa la representaciónelectivade la Nación. La Constitución
ofreceuna primeraversiónde la actividad de la Asamblea,que, al
igual que los demás puntos,necesitaráde leyesorgánicasy reglamen-
tos que la desarrollen.Las asambleas revolucionariasreservana las
asambleas representativas el poder legislativo- iniciativa,debate y
aprobación de -
decretos , el controlde las finanzasmediantela in-
troducciónde una novedad,el presupuesto,un compromisode gas-
tos y una estimaciónde ingresosanuales, que el parlamentoha de
aprobar,una novedad llamada a tenerun éxitofulminante, y la au-
torizaciónde nuevosempréstitos, así como de las emisionesde Deu-
da pública. La guerray la paz necesitandel refrendode la represen-
tación nacional. En otro orden de ideas, aunque apuntenal mismo
objetivo,la posibilidadde responsabilizara los ministrospor sus ac-
tos políticoscompletala caracterizaciónde los mediosde acción de
los sistemasparlamentarios:la facultadde legislary la capacidad de
procesara los ministros, que asumenla responsabilidad,que no cabe
exigir al rey. En teoría la divisiónde poderestendríaque ser total,
aunque la totalindependenciade cada uno de ellos,en lugarde pro-
ducir el espacio de libertadpara que los individuosejerzan sus de-
rechos,conduciríaen el límitea la desapariciónde toda autoridad,
si el ejecutivose desentendiesede aplicar las leyesy el legislativono
tuvieseun medio de penalizareste comportamiento.
7. Después de presentara los actoresy de recordarsus funcio-
nes y competenciasmás significativas contamoscon la información
necesariapara examinarel proceso constituyente desde una perspec-
tiva más amplia. Las asambleas revolucionariaslograronerigirseen
lo que luego se ha conocido como convenciones,asambleas únicas
que asumen todos los poderes.En Francia la situaciónfue muyde-
licada en los primerosmeses hasta que la Constituciónse decidió a
promulgarsus derechossin la sanción real, en tanto en España las
Regenciasno tuvieronesta facultad,y en Portugalel artículo112 ne-
gaba al reyla facultadde sancionarla obra de las Constituyentes t}.
El objetivoque las Asambleasrevolucionariaspersiguenes crearun
sistemapolíticomonárquico,aunque el rey,hasta entoncesabsoluto,
deberá aceptarlas limitacionesseñaladas al monarcaconstitucional,
en tantola AsambleaLegislativao las Cortesse atribuyenla decisión

9 «Nonecesitan dela sanciónreal:


I. La presente y las reformas
Constitución que se haganen ellaen el futuro
(art.28).
П. Todaslas leyesy disposiciones de las actualesCortesextraordinarias
y
constituyentes. 103.»
a
relativas
III. Las decisiones los de
objetos que el
trata artículo

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118 MiguelArtola

últimacuando las relacionesentreambos dé lugar a conflictos.Las


Constitucionesmonárquico-parlamentarias contienentodas las pre-
visionesnecesariaspara que la Corona no pueda escapar a sus limi-
tacionessin violarla Constitución.La presenciaconstantede un ór-
gano representativo era una necesidad,dada la previsibleconflictivi-
dad en las relacionescon la Corona. Por esta razón las asambleas de
representantes serán únicas, para poder actuar con la necesariara-
pidez, y no podrán ser suspendidaso disueltaspor el rey10. Todos
los textosseñalan un día para su reunión,en tantoexistengrandes
discrepanciasen cuanto a la duraciónde las sesiones.En buena ló-
gica los francesesdeclararonpermanentela Asamblealegislativa,en
tanto en España se conformaron con tresmeses de reunión,lo que
dejaba las manos libres a la Corona en la mayorparte del año. En
Portugalduplicaronla duraciónprevistapara las Cortesespañolas,
la fijaciónde plazos para las reunionesde las Cortes,una perviven-
cia de las prácticastradicionales,fuecompensadapor la creaciónde
una Diputaciónpermanentede Cortes, inspiradaen la institución que
en el AntiguoRégimense ocupaba de la recaudaciónde los servicios.
La nueva Diputaciónse concibiócomo un órganode vigilancia,para
que el gobiernoo la Corona no se saliesende sus límitesconstitucio-
nales, en cuyo caso podían llamar a los diputadosde las anteriores
Cortesen sesión extraordinaria.De este modo cabía esperarque la
Corona ajustaría su actuación a los términosfijados en la Cons-
titución.
8. La colaboraciónde los podereslegislativoy ejecutivoera ne-
cesaria para tomardecisiones,aunque no en la mismamedida en los
distintospaíses. En España no se previoningunaexcepcióna la san-
ción real, en tantoen Francia se prescindióde ella en los asuntosre-
lativosa la policía de la cámara, validez de las elecciones,reponsa-
bilidad de los ministrosy en la creaciónde contribuciones. En Por-
tugal hay más de una docena de disposicionesque no requierenla
sanción: las relativasa la Corona, tales como reconoceral heredero
del tronoo elegirla regencia,al régimeninteriorde las Cortes,la ra-
tificaciónde los tratadosinternacionales, la composiciónde las fuer-
zas armadas, las contribuciones, empréstitos, gestióny enajenación
de los bienes nacionales,creacióny supresiónde oficiospúblicos y
sus ordenanzasy, por supuesto,la exigenciade responsabilidadde
los ministros(art. 103). En el proceso legislativoordinariose distin-
10 «No
puedeelreyimpedir,bajoningún la celebración
pretexto, delasCortes...
nisuspenderlasnidisolverlas,
nienmanera algunaembarazarsussesiones
ydelibe-
raciones.
Losquele aconsejaren
o auxiliaren
encualquiertentativa
paraestosactos
sondeclarados traidores
y seránperseguidos
comotales.»(Constitución
de Cádiz,
art.172.15.a)

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La Monarquíaparlamentaria 119

guen tresmomentos:la iniciativao presentaciónde un proyectode


ley,el debate del proyectoque concluyecon la votación,que trans-
formael proyectoen decretoy la sanción, que da al rey,con lo que
el decretose convierteen ley. Los constituyentes franceses,que ha-
bían reconocidoal reycarácterrepresentativo, limitaronsu iniciativa
a «proponeraquellos asuntosque estimedeban ser consideradosen
la presentelegislatura».En Cádiz, a pesar de no reconoceral reyca-
rácterrepresentativo, se admitiópudiese «hacera las Corteslas pro-
puestasde leyeso de reformasque crea conducentesal bien de la na-
ción, para que deliberenen la formaprescrita»(art. 171, 14). La
Constituciónde 1822 es la que se ajusta más a lo que sería la prác-
tica políticaposterior,dado que atribuyela iniciativaa diputadosy
secretariosde Estado y distingue,sin usar el nombre,entreproyecto
y proposiciónde ley,sólo que denominaproposicionesa las iniciati-
que habránde seraprobadas poruna comisiónpara
vas ministeriales,
convertirseen proyectos.El trabajo parlamentario,a diferenciade
las prácticasposteriores,se hace siempreen el pleno, comenzando
con la lecturadel proyectoen tressesiones.De no ser rechazado an-
tes,trasla terceralecturase abre un debate en el que las enmiendas,
no contempladasen la Constitución,son el medio de llegar a un
acuerdo mayoritario.La ausencia sólo se explica porque la práctica
de las cámaras constituyentes no conocióla presentaciónde proyec-
tos procedentesdel ejecutivo,que es lo que hizo surgirel término.La
sancióndel reyno tieneen ningúncaso más que un caráctersuspen-
sivo,única formade evitarque la negativaregiainutilizaseel trabajo
de la representaciónnacional. La suspensiónpodía repetirsedurante
dos legislaturasen Francia y en España, equivalentea cuatroy dos
años respectivamente, en tantoen Portugalel reysólo podía negarla
sanciónuna sola vez.
9. La independenciade los podereslegislativoy ejecutivono de-
jaba prácticamentehueco para la intervenciónconstitucionalde la
Corona. Dado que no cabía pensar que los reyesaceptasensin resis-
tenciala reducciónde sus competenciaspolíticas,la MonarquíaPar-
lamentariadebía ofrecergarantíasde otro tipo. El juego a dos, tal
como lo hemosdescrito,da la victoriaa las Cortessiempreque el rey
no abandone las reglas constitucionalesdel juego. Existen,sin em-
bargo,posibilidadesque no se podían retirara la Corona sin arrui-
nar la imagende la divisiónde poderes.Aunque la legislaciónestaba
en últimainstanciaen manos de las Cortes,el gobiernoera una ema-
naciónde la Corona y sólo podía servira su política,dada la libertad
que tenía el rey para nombrary sustituira sus ministros.Estos no
podíanbrillarcon luz propiaen tantoel poderejecutivoestuvoen ma-
nos de órganoscolegiados,consejos de regencia,que acababan por

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120 MiguelArtola

repartirselas áreas de gobiernohasta el puntode convertirse en do-


bles de los ministros.Con un reyal frentedel ejecutivo,los ministros
estaban condenadosa alcanzar una personalidadpolíticaaun antes
de que se integrasenen un consejo con un programay una respon-
sabilidad solidaria.La única acción anticonstitucional que podía de-
volveral reyel poderabsolutoera el golpe de Estado medianteel em-
pleo de la fuerzaarmada. A pesar de ello, por razonesde congruen-
cia teóricalos liberalesno se atrevierona retirarleel mando del ejér-
cito. «El reyes el jefe supremodel ejécitode tierray de la armada»,
reza la Constitución francesa,que le dio además la capacidad de otor-
gar el mando de los ejércitosy las flotas(tit.Ill, cap. IV, art. 2.°), sin
otra garantíaque la amenaza de deposiciónpara el caso de ponerse
al frentede un ejércitocontrala nación. La Constituciónde Cádiz
dio al rey los mismospoderes y prefirióignorarla eventualidadde
un golpe, que se haría realidad al cabo de dos años. En Portugalel
reyno es jefede las fuerzasarmadas y aunque nombraa los coman-
dantes no puede mandar fuerzaarmada, ni se admitela existencia
de un comandanteen jefe en tiempode paz (arts. 123 y 124). Para
disuadir al rey de lanzarse en una aventuraanticonstitucional, la
principal arma que la Constitución proporciona a las Cortes es la res-
ponsabilidad de los ministros y el refrendo ministerial de los decretos
y órdenesde la Corona. En todos los casos encontramoslos mismos
artículo,de los que citamosla versiónespañola: «Todas las órdenes
del rey deberánir firmadaspor el secretariodel despacho del ramo
a que el asuntocorresponda.Ningúntribunalni personapública dará
cumplimiento a la ordenque carezca de esterequisito»y «Los secre-
tariosdel despachoseránresponsablesa las Cortesde las órdenesque
autoricencontrala Constitucióno las leyes...» (arts.225 y 226). El
procesamientode los ministroscorrespondea las Cortesy el juicio al
Tribunal Supremo,sin que ningunaley hubieseespecificadolos de-
litosni señalado las penas. En la prácticalas Cortesno se decidieron
a ejercersu derechocontralos posiblesinfractores. En últimainstan-
cia, las Constitucionesintrodujeron una últimagarantía,de eficacia
relativa: la creaciónde la Guardia o Milicia Nacional. Se trata de
una fuerzaarmada,compuestapor ciudadanosque combinansus ac-
tividadescon la preparaciónmilitar.Prestanservicioen caso de ne-
cesidad y dentrode la provinciaen que residen,a las órdenesde ofi-
ciales elegidospor ellos para la defensade la Constitucióny, en caso
de alborotoo revuelta,la del ordenpúblico. La responsabilidadmi-
nisterialy la milicia nacional son los medios de compulsiónque la
Constitución contempla.Contramediosde fuerzasuperioressólo cabe
la resistenciapopular,que la experienciade 1808 permitíaconside-
rar como ultimaratiopopulorum.

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La Monarquíaparlamentaria 121

10. La Constitución, en la coyunturarevolucionariaen que sur-


gen las primeras,no se limitóa establecerun nuevosistemapolítico,
sino que, de acuerdo con los principiosrevolucionarios, debía crear
una nueva formade Estado. El primerproblema que los liberales
afrontanen este terrenoes el de acabar con la confusiónque existe
entreIglesia y Estado sin llegarpor ello a la separacióntotalde uno
y otra. La defensade la fe,la aplicación del Derecho canónico y la
atracciónde las causas en que intervienen eclesiásticosante los tri-
bunales eclesiásticoshabían producidouna entidad para la que no
existenombreespecíficoy para el que no hemos encontradodeno-
minaciónadecuada. El liberalismosustituyóesta realidad por el Es-
tado confesional , con una religiónoficialy una Iglesia sostenidapor
los fielesa travésdel Estado. La Constitucióncivildel cleroantecede
en Francia a la Constituciónpolíticay al margende fórmulasque no
habían de prosperar,como la elecciónde sacerdotesy obispospor los
electoresde departamentoy distritoo la consagraciónpor los obis-
pos en lugar de por el papa, el Estado asumió la financiaciónde los
gastos causados por la asistenciapastoralque la Iglesia católica im-
partíaa los fieles.En España y Portugallos problemaseran los mis-
mos,pero la prudenciay la necesidadeconómicacondujo a moderar
las declaracionesconstitucionales aunque se formulóla idea de la re-
ligiónoficialy la de la protecciónestatal,que daría lugar,una vez
extinguidoel diezmo,a la apariciónde la contribuciónde cultoy cle-
ro. La aboliciónde la Inquisicióny la reformade la justiciay la ad-
ministración encerraban,por otra parte,una amenaza para la posi-
ción de la Iglesia, a la que ésta fue sensibledesde el primermomen-
to. La revisiónde las relacionesEstado-Iglesiahasta llevarlasa los
términospropiosde un Estado confesionalconocieronlos mismosal-
tibajos,que siguióla evoluciónpolítica.

II. Conclusiones

La apariciónde la MonarquíaParlamentariaes un acontecimien-


to de capital importanciaen la historiaconstitucionaly política,al
que se ha prestadouna consideraciónmuyrelativa.La causa de este
desinterésse encuentratantoen el fracasode los primerosregímenes
de uno u
destruidospor la acción de los extremistas
constitucionales,
otrolado, fracasoatribuido,sin mayorjustificación,a una supuesta
inadecuaciónde la Constituciónpara alcanzar sus fines,como en el
limitadointeréspor la historiaconstitucional,circunstanciaque ha
permitidotengacursohasta nuestrosdías la idea que hace de la Cons-
tituciónde Cádiz una versiónal castellanode la francesade 1791 y

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122 MiguelArtola
ve en la de 1822 en Portugaluna copia de la de Cádiz. El estudio
comparativode las Constituciones no puede reducirsea constatarla
presenciade esteo aquel artículotomadode un textoanteriorhemos
de suponerque todos los artículosde una Constituciónparecíanne-
cesariosa sus autores,aunque no todosson igualmentesignificativos
y muchosotrosno son necesariospara caracterizarel modelo cons-
titucionala que respondeun texto.La presentaciónque hemoshe-
cho de las Constitucionesde la primerarevoluciónliberalse ha limi-
tado a aquellos artículosque tienenun especial alcance político,los
que definenel sistemapolítico,y en cada uno de ellos hemos seña-
lado semejanzas y disparidades.El resultadofinalpermiteafirmar
que, dentrode un sistemacomún,el de la MonarquíaParlamentaria,
las tresConstitucionescontienendemasiadoselementosdiferenciales
para poder seguirconsiderándolasidénticaso simplementeiguales.
La MonarquíaParlamentaria,que los europeosde todas las ten-
dencias habían descubiertoy admirado en Inglaterra,no resultó
tan atractivacuando se trasplantóal continente.La resistenciade
Luis XVI a jugar su papel de monarcaconstitucionaldesacreditóa
la Corona ante la opiniónliberal de Francia, en tantoel uso de las
tribunasy de los guardias nacionalespara intimidara la Asamblea
Legislativaarruinóla primeraexperienciaconstitucional en estepaís.
Los acontecimientos que siguieron,desde la Convencióna la Restau-
ración,relegaronal olvido la fórmulade la Monarquía Parlamenta-
ria. La opinionconservadorarechazóen bloque la experienciarevo-
lucionariaen tantola republicanano podía encontrarnada valioso
en una Constituciónmonárquica.La Constituciónde 1793 se con-
virtióen su bandera simplementeporque era republicana,
aunque
nunca pensaronen su restauración.La Constituciónportuguesano
duró más de un año y la Carta Constitucionalde 1826 arruinósus
posibilidades,al ofrecer,por primeravez en Europa, un sistemapo-
lítico intermedio,la Monarquía Constitucional.La Constituciónde
Cádiz fueen tresocasionesla ley fundamentalde España, hasta
que
en 1837 los propiosprogresistasintrodujeron la Monarquía Consti-
tucional.La MonarquíaParlamentaria,olvidada duranteun
siglo,en
el que los únicosregímenesparlamentarios eran los republicanos,re-
cuperósu virtualidaden el sigloXX,en aquellos casos en los que los
conflictosno condujerona la desapariciónde las monarquías.
En Francia,la experienciamonárquico-parlamentaria
quedó de-
finitivamente arruinadatras los sucesos de agosto del 92. La poste-
riorejecucióndel reyno dejó más salida que la Repúblicay las Cons-
titucionesdel 93 y del 95 trataron,sin éxito,de organizarun
régi-
men de este tipo. Napoleon,tras el golpe de Brumário,dio a luz un
textoconstitucional, que es la primeraversiónde un nuevo modelo

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La Monarquíaparlamentaria 123

político,el que se conoce como de régimende Carta. No puede se-


guir definiéndosepor razón de su origen,la concesióngraciosa del
rey,sin teneren cuenta las característicasdel sistemapolíticoque
ofrece.El elementomás significativo para caracterizarun textocons-
titucionalcomo Carta es la ausencia de toda iniciativalegal fuerade
la que se atribuyea la Corona y a sus agenteslos ministros.Las dos
formasposiblesen que una asamblea participaen la labor legislativa
son la iniciativa, que se materializaen un proyectode ley, y la fa-
cultadde realizarenmiendas, que pueden ir desde el rechazodel pro-
yectoa la rectificación de su contenido.En el régimende Carta, la
iniciativaestá en el reyy no puedendefendersesinoaquellas enmien-
das que el gobiernoacepte. La Constituciónnapoleónicade 1799, a
pesar del nombre,es la más antiguade las Cartas otorgadasy, como
todoslos textosde este tipo,no era más que un intentode mixtificar
a la opiniónpública al ofreceruna apariencia de régimenconstitu-
cional, con su ley fundamental,declaraciónde derechos,dos cáma-
ras, etc., que encubrela carencia de una verdaderadivisiónde po-
deres. Los monarcas más avisados aprovecharonel descubrimiento
napoleónicopara concedera sus pueblos una aparienciade constitu-
cionalidad.El rechazo de la Carta condujo a los liberalesa la elabo-
ración de una fórmulapolítica intermedia,la Monarquía Constitu-
cional,llamada a conocerun éxitoextraordinario duranteel restodel
siglo XIX, en que los revolucionarioseuropeos se conformaron con un
sistemapolíticointermedio. El primertextoconstitucional de estetipo
es la Carta Constitucionalportuguesade 1826. Apareceen ella una
efectivadivisiónde poderesentrela Corona y las Cortes,que se di-
videnahora en cámaras,para que la de los Pares, compuestopor per-
sonas de más edad y mayorfortuna,pudiese contenerel radicalismo
de la de los Diputados, que es más representativa. La iniciativalegal
compartiday la atribución a cada actor de medios suficientespara
influirsobreel otrose pensó sería suficientepara equilibrarsus fuer-
zas e imponerlesuna eficaz colaboración.Se pensaba que el control
parlamentariosobre el gobierno,que tieneen el voto de censurasu
últimaarma,sería suficientepara controlarla gestiónde un gabinete
nombradoel rey.Este añadía al poderejecutivo,que ejercía a través
del nombramiento de los ministros,una nueva facultad,el poder mo-
derador, que le convierteen árbitrode las diferenciasentreel gobier-
no y el parlamento.En este caso el reyopta entreconservarsu go-
biernoy disolverlas Cortes.La Monarquía Constitucionalpermitió
la existenciade sistemaspolíticosmuy diferentes, desde los que se
acercaronsin violenciaen parlamentariosa los que no llegarona rea-
lizar las expectativasque los liberaleshabían puesto en él y fueron
destruidospara levantarsobre sus ruinas sistemasparlamentarios.

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