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INFORME DE EXPOSICION

TEMA DE
EXPOSICION: La Revolución Francesa
MATERIA: Cívica
ESTUDIANTES: Sebastian Arancibia
Escalante
CURSO: 6to B de Secundaria
PROFESORA: Sulma Valdez
COLEGIO: Cardenal Cushing
FECHA DE PRESENTACION: 10 10 2022
SANTA CRUZ-BOLIVIA
1.Introduccion

La Revolución francesa (en francés, Révolution française) fue un conflicto social y


político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por
extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a
partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició
con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y
finalizó con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Los ideales revolucionarios fueron "libertad, igualdad y fraternidad". Estos


implantaron las bases de la soberanía popular de las naciones y del Derecho
contemporáneo. Así, se descompuso la estructura del Antiguo Régimen, que fue
sustituido por la emergente sociedad burguesa.

La organización social del Antiguo Régimen contaba con dos estamentos que
tenían privilegios especiales: el clero y la nobleza. El tercer estamento, compuesto
por campesinos, siervos y la burguesía, no gozaba de privilegios y debía pagar
impuestos.

Ese orden social fue alterado. Luego de consolidada la revolución, cada ciudadano
pasó a tener igualdad ante la ley.
2.OBJETIVOS
Objetivo general: Exponer sobre la revolución francesa sus causas, desarrollo y
consecuencias
Objetivo específico:
Explicar los antecedentes que ocurrieron en la revolución Francesa
Mostrar las diferentes asambleas que dieron a lo largo de la revolución Francesa
3.Desarrollo
3.1 Antecedentes
El antiguo régimen

Se denomina antiguo régimen al estado político, social y económico por el que


atravesó Francia antes de la revolución. Dicho estado se caracterizó por el
predominio del absolutismo real, así como de las injusticias, las desigualdades y
los privilegios, que constituyeron, como ya dijimos, las causas verdaderas de la
revolución francesa.

En lo político

Francia se hallaba regida por una monarquía absoluta que gobernó con un poder
ilimitado. El rey, que se creía designado por Dios para gobernar, procedía en
forma arbitraria, pues no daba cuenta de sus actos a nadie; gastaba como y
cuando quería las rentas del Estado; nombraba los funcionarios; declaraba la
guerra y firmaba la paz; dictaba leyes; creaba impuestos y hasta podía disponer
de los bienes de sus súbditos cuando así lo estimaba convenientemente. No había
libertad individual, pues el soberano podía ordenar la detención de cualquier
ciudadano sin causa justificada; tampoco existía libertad de conciencia y ningún
libro ni periódico podía publicarse sino bajo el control de censura. Por otra parte,
las leyes, que eran diversas, no se aplicaban por igual ni con el mismo rigor: así
tenemos que por un mismo delito la pena no era la misma, tratándose de un noble
y de un labriego.

En lo social

La organización social de Francia estaba basada en la desigualdad y los


privilegios. Se distinguían tres clases sociales, a saber: Clero, Nobleza y Estado
Llano, siendo las dos primeras privilegiadas.

El clero

Era la primera clase social debido a su gran prestigio e influencia como a sus
cuantiosas riquezas. Sus extensas propiedades abarcaban precisamente la cuarta
parte de la superficie total de Francia, y, por otra parte, dicho patrimonio
económico fue creciendo considerablemente gracias a los diezmos que aportaban
los fieles como a la exoneración del pago de impuestos fijos de que disfrutaban.
Se dividía en Alto y Bajo Clero. La mayor parte de las riquezas beneficiaban solo
al Alto Clero formado por obispos y abades, quienes eran mayormente de origen
noble y vivían en Versalles en la corte del Rey. El bajo Clero, formado por curas y
vicarios, ejercía su misión en provincias, eran de modesta condición económica y
procedían del Estado Llano, debido a ello, simpatizaron con la Revolución.

La nobleza

Los nobles formaban la segunda clase privilegiada de Francia; poseían grandes


extensiones de tierra, y, asimismo, percibían de los campesinos que laboraban en
ellas, los llamados derechos feudales; pagaban impuestos únicamente en
determinados casos. Ocupaban los principales cargos en el gobierno y en la
iglesia, así como en las fuerzas armadas. La nobleza se dividía en Gran Nobleza,
que llevaba una vida de lujo, pompa y riquezas en el palacio de Versalles junto al
rey, y la pequeña nobleza o nobleza de provincias. Esta última era de medianos
recursos y residía en sus posesiones en contacto con el pueblo cuyas
necesidades conocía y con cuyos ideales igualmente simpatizaba.

El Estado Llano

Estaba constituido por la población más numerosa de Francia, pero, a su vez, por
la que menos privilegios y riquezas poseía. A la cabeza de esta clase social se
hallaba la burguesía, formada por industriales, comerciantes y profesionales;
quienes con el correr de los años, habían logrado conquistar una sólida situación
económica y una vasta preparación cultural, que hizo de ellos, precisamente, los
promotores de la revolución.

En grado inferior se hallaban los artesanos y los labriegos o campesinos, que


llevaban una vida verdaderamente miserable, pues tenían que soportar pesadas
cargas económicas impuestas por el gobierno, la iglesia y los nobles, tales como
el pago de los diezmos al clero, el del censo y de otros tributos a los señores y al
estado, quedándose con solo un 20 por ciento de la totalidad de sus ingresos. La
burguesía fue la clase social que hizo la revolución. Se calcula que de la población
de Francia (1789), estimaba en 23 millones de habitantes, solo 300 mil
pertenecían a las clases privilegiadas (Clero y Nobleza).

En lo económico

Desde el punto de vista económico, la situación de Francia presentaba las


características siguientes:

Monopolio de las riquezas, sobre todo de la tierra, en beneficio solamente del


Clero y la Nobleza.

Pago de impuestos, como de otros gravámenes fiscales, exclusivamente por el


tercer estado o estado llano.

Decadencia del comercio e industria, debido a la falta de medios de producción


como a la existencia de trabas aduaneras internas que dificultaban el intercambio
comercial. Se unían a tales causas: los reducidos salarios, como la falta de
libertad para la agricultura, la industria y el comercio.

Excesivo derroche del dinero fiscal en el sostenimiento, principalmente, de la corte


de Versalles.

3.2 Causas
Pocos factores provocaron el inicio y el desarrollo de la Revolución Francesa.
Generalmente se distinguen causas estructurales profundas, combinadas con
hechos y desequilibrios más circunstanciales debidos a la coyuntura de la época.

Podrían enumerarse cuatro grupos de circunstancias principales y sustanciales


que explicarían el surgimiento y desarrollo de una revolución sociopolítica, de
manera precisa en Francia y precisamente en 1789.

Situación política: El pueblo francés ya estaba cansado y no confiaba en la


sociedad de órdenes, tal como existía hacia finales del Siglo XVIII y tal como más
o menos venía repitiéndose desde hacía cientos de años, puesto que en los
hechos había derivado en una clase privilegiada (la nobleza) demasiado rica, con
muchos poderes, y poco numerosa, que confrontaba con una mayoría de la
población (el llamado estado llano), que era extremadamente pobre, y que tenía
muy pocos derechos.

Situación económica: Reino de Francia había sufrido, durante los años que
precedieron a 1789, numerosas sequías y heladas, lo que había arruinado varias
cosechas. No obstante, esa penosa situación, los agricultores debían cumplir con
sus obligaciones fiscales, independientemente de los rendimientos agrícolas
obtenidos. Y poco a poco, y año a año, la situación se transformó en insoportable,
pues en los campos y en ciertos sectores de las ciudades, la desnutrición y aún la
muerte por inanición, pasó a ser algo relativamente corriente.

Mundo de las ideas: Acciones de filósofos y enciclopedistas, así como


acontecimientos internacionales (como por ejemplo la independencia
estadounidense), también aportaron lo suyo, dando base teórica a la necesidad y
posibilidad de instrumentar cambios; burgueses y aún nobles liberales, instruidos y
de buen nivel cultural, hicieron sus contribuciones en cuanto a difusión de ideas
nuevas y en cuanto a convincentes y encendidos discursos.

Situación social: Como resultado del devenir económico y de la rigidez de la


estructura política que acaba de ser presentada, el pueblo aspiraba a mejorar su
propia y penosa situación, ya que no podía tolerar ni soportar más una sociedad
tan injusta y rígida, que los conducía a la extrema pobreza y al hambre.

El rigor del absolutismo. El absolutismo daba a los reyes todo el poder político,
legal y económico, sin que se les pudiera contradecir en ningún sentido, lo cual les
hizo también responsables de los desastres económicos que ocurrieran, fuera o
no realmente su responsabilidad.

Las desigualdades del régimen feudal. Se estima que, de los 23 millones de


habitantes de la Francia de la época, apenas 300 mil pertenecían a las clases
privilegiadas de la aristocracia o del clero. La gran masa restante era pueblo llano
con menores derechos y posibilidades.
La miseria y marginación del pueblo llano. Las condiciones de vida del pueblo
llano eran paupérrimas: hambre, marginación, enfermedad, trabajo esclavizante y
ninguna perspectiva de ascenso social o de mejoría.

Las ideas de la Ilustración. Las ideas respecto a la igualdad entre los hombres y la
fe en la razón de filósofos y escritores como Voltaire, Rousseau, Diderot o
Montesquieu influyeron enormemente sobre la mentalidad de la época, forjando
las aspiraciones a un sistema social más moderno y menos influenciado por la
Iglesia y la religión.

3.3 Desarrollo de la revolución francesa


A continuación, mostramos a modo de resumen, las etapas más importantes de la
Revolución francesa:

Final de la monarquía absoluta (1789).

Inicio de la monarquía constitucional (1789-1792).

Etapa republicana (1792-1799).

Fin de la monarquía absoluta (1789)

Desde el tercer estamento se reclamaba pasar de una división por estamentos a


una Asamblea Nacional en la que el voto fuese individual. La Asamblea Nacional
se topó con el rechazo de la monarquía. Pero a pesar de ello, los diputados de la
Asamblea acordaron dar una constitución a Francia.

Sin embargo, el estallido social de la población culminaría con la toma de la


Bastilla un 14 de julio de 1789. Este hecho tuvo un gran significado, pues aquella
prisión era un símbolo de la opresión monárquica.

Inicio de la monarquía constitucional (1789-1792)

Dotada de poder constituyente, la Asamblea puso fin al feudalismo, al tiempo que


aprobaba una Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. A
continuación, se legisló para llevar a cabo la separación entre la Iglesia y el
Estado.

a en 1791, Francia contaba con una Constitución que establecía una división de
poderes y que limitaba el poder del Rey, que sería controlado por la Asamblea. En
otras palabras, Francia dejaba de ser una monarquía absoluta, transformándose
en una monarquía constitucional.

En cuanto al modelo de Estado, en el plano administrativo, Francia se organizaba


en departamentos. Mientras que, en lo económico, quedaban prohibidos los
monopolios y los gremios.

La etapa republicana (1792-1799)

Dentro de la Asamblea cabe distinguir entre dos grupos:


Los girondinos: Eran de carácter moderado. Querían una revolución pacífica,
limitando el derecho a voto y defendiendo una monarquía parlamentaria.
Los jacobinos: Eran revolucionarios radicales. Defensores del sufragio universal
masculino, encabezados por Robespierre, que sostenían que Francia debía ser
una república.
La Convención (1792-1794)
Así pues, los jacobinos consiguieron prevalecer y la Asamblea pasó a ser la
Convención. Así, la Convención se convirtió en el órgano que detentaba el
gobierno y la capacidad para legislar.
Esta época estuvo marcada por lo que se conoció como el “reinado de terror”.
Durante el cual, el Comité de Salvación Pública persiguió a todos aquellos
contrarios a la Revolución francesa, ejecutando por ello a miles de franceses.
Entre los miembros del Comité de Salvación Pública cabe destacar a Robespierre.
Bajo el auspicio de la Convención se decidió ejecutar al rey Luis XVI, mientras que
se aprobaba el sufragio universal masculino y entre otras particularidades, se
implantaba el sistema métrico decimal.
Si antes de la Revolución francesa, la Iglesia y el clero habían acaparado las
riquezas, con la Convención, sus bienes terminaron siendo confiscados. También
quedó abolida la esclavitud y se introdujeron reformas en el campo para que la
revolución trascendiese al campesinado.
Sin embargo, la Revolución francesa se tomó con la oposición de las potencias
europeas. Y es que, las ideas de la revolución eran contrarias a lo que
representaban las monarquías europeas. A pesar de entrar en guerra con diversas
potencias europeas, la República de Francia logró sobrevivir al acoso
internacional.
Hacia 1794 Robespierre y el Comité de Salvación Pública cayeron fruto de las
luchas internas. De hecho, tanto Robespierre como los demás miembros del
Comité de Salvación Pública terminaron siendo ejecutados en la guillotina. Así, el
ala más radical de la Revolución francesa caía para desembocar en una etapa
más moderada conocida como el Directorio.
El Directorio (1795-1799)
Dejando atrás los elementos más radicales, la Revolución francesa entraba en una
fase marcada por la moderación. La nueva Constitución echaba atrás parte de los
derechos ganados por los jacobinos, pues se restringía el derecho de sufragio. Por
otro lado, se repartía el poder legislativo en dos cámaras: el Consejo de los
Quinientos y el Consejo de los Ancianos.
El órgano que detentaba el poder ejecutivo era el Directorio, compuesto por cinco
integrantes, que en adelante se redujo a tres. No obstante, con el golpe de Estado
de Napoleón (9 de noviembre de 1799), pasaría a ser solo una persona quien
formase el Directorio.
Con la toma del poder por parte del entonces joven genio militar Napoleón
Bonaparte, Francia entraba en una nueva etapa histórica. La Revolución francesa
daba paso a la era napoleónica.
Los Estados Generales de 1789
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de
cada Estado. Estos estaban separados a la hora de deliberar y tenían
sólo un voto por estamento. La convocatoria fue un motivo de
preocupación para la oposición, por cuanto existía la creencia de que no
era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular la
asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante.
Estaba en juego la idea de Soberanía Nacional, es decir, admitir que el
conjunto de los diputados de los Estados Generales representaba la
voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político,
particularmente por la determinación del sistema de votación. El
Parlamento de París propuso que se mantuviera el sistema de votación
que se había usado en 1614, si bien los magistrados no estaban muy
seguros acerca de cuál había sido en realidad tal sistema. Si se sabía,
en cambio, que en dicha asamblea habían estado representados: el
clero (Primer Estado), la nobleza (Segundo Estado) y la burguesía
(Tercer Estado). Inmediatamente, un grupo de liberales parisinos
denominado Comité de los Treinta, comenzó a protestar y agitar,
reclamando que se duplicara el número de asambleístas con derecho a
voto del Tercer Estado. El gobierno aceptó esta propuesta, pero dejó a la
Asamblea la labor de determinar el derecho de voto. Este cabo suelto
creó gran tumulto.
El rey y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros
del Tercer Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se
comprometieron a escribir una Constitución. Sectores de la aristocracia
confiaban en que estos Estados Generales pudieran servir para
recuperar parte del poder perdido, pero el contexto social ya no era el
mismo que en 1614. Ahora existía una élite burguesa que tenía una
serie de reivindicaciones e intereses que chocarían frontalmente con los
de la nobleza y también con los del pueblo, cosa que se demostraría en
los años siguientes.
Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en
Versalles, el 5 de mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al
tema de las votaciones, los miembros del Tercer Estado debieron
verificar sus propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de mayo
y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se
declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no
representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera
medida de la Asamblea fue votar a favor de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano. Si bien invitaron a los
miembros del Primer y Segundo Estado a participar en esta asamblea,
dejaron en claro sus intenciones de proceder incluso sin esta
participación.
Los Estados Generales
Asamblea Nacional
Las discusiones relativas al procedimiento se prolongaron durante seis
semanas, hasta que el se constituyó en Asamblea Nacional el 17 de
junio. Este abierto desafío al gobierno monárquico, que había apoyado al
clero y la nobleza, fue seguido de la aprobación de una medida que
otorgaba únicamente a la Asamblea Nacional el poder de legislar en
materia fiscal.
Luis XVI se apresuró a privar a la Asamblea de su sala de reuniones
como represalia. Ésta respondió realizando el 20 de junio el denominado
Juramento del Juego de la Pelota, por el que se comprometía a no
La primera medida de la asamblea fue votar a favor de la DECLARACIÓN DE
LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO.
disolverse hasta que se hubiera redactado una constitución para
Francia. En ese momento, las profundas disensiones existentes en los
dos estamentos superiores provocaron una ruptura en sus filas, y
numerosos representantes del bajo clero y algunos nobles liberales
abandonaron sus respectivos estamentos para integrarse en la
Asamblea Nacional. Se produce así una auténtica revolución jurídica al
sustituirse el concepto de absolutismo real por el de soberanía nacional
Asamblea Constituyente
La Asamblea Nacional toma el nombre de Asamblea Constituyente el 9
de julio de 1789, porque su finalidad era redactar una Constitución, es
decir, una ley fundamental que organizase de otro modo la monarquía
francesa. El rey no tiene más remedio que claudicar, invitando al clero y
a la nobleza a unirse al Tercer Estado en la recién constituida Asamblea,
a la revolución política se une la revuelta popular.
El 14 de julio el pueblo de París asalta la antigua fortaleza de la Bastilla,
utilizada como prisión y considerada como símbolo del despotismo,
dicho precedente fue seguido en otras ciudades, donde surgieron grupos
de ciudadanos armados dispuestos a relevar a las viejas autoridades.
La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por
los desórdenes y disturbios que estaban produciéndose en las
provincias. El clima revolucionario llegó también al medio rural. Los
campesinos se rebelaron contra el régimen señorial, asaltando
mansiones y reclamando la supresión de las viejas cargas feudales. El
mismo rey y su familia tuvieron que huir de Versalles, trasladándose a
París. Este estado de exaltación y cambio produjo un clima de temor
conocido como El Gran Pánico, la Grande Peur entre los nobles que
huyeron al extranjero, conscientes de que se gestaba el
desmoronamiento del Antiguo Régimen. El clero y la nobleza hubo
de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche
del 4 de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que
quedaba abolido el régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo,
aunque se otorgaban compensaciones en ciertos casos. En otras leyes
se prohibía la venta de cargos públicos y la exención tributaria de los
estamentos privilegiados.
En medio de este clima, la burguesía comienza a construir los cimientos
del nuevo orden. Su obra legislativa queda marcada por tres aspectos
fundamentales:
La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano 1789
La Constitución Civil del Clero 1790 y
La Constitución de 1791
Como paso previo a la Constitución, la Asamblea elaboró y votó a favor
de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano el 26 de
Agosto de 1789, sintetizados más tarde en tres principios: Libertad,
Igualdad, Fraternidad, verdadero emblema de la Revolución.
En ella se reconoce la igualdad, como derecho inalienable, y la
soberanía nacional. Pero también hay contradicciones: la igualdad es
sólo civil. Se admiten las libertades de prensa y opinión, pero no se
menciona la de asociación, la ley de Le Chapelier de 14 de junio de 1791
la prohibirá expresamente. Con todo, se trata de un texto de carácter
universal que todavía hoy sigue vigente. Se destaca que el
reconocimiento de la soberanía nacional sentó las bases de una futura
Monarquía constitucional, a pesar del lógico disgusto del rey que no tuvo
más remedio que aceptarla.
Mientras la Asamblea deliberaba, la hambrienta población de París,
irritada por los rumores de conspiraciones monárquicas, reclamaba
alimentos y soluciones. El 5 y el 6 de octubre, la población parisina,
especialmente sus mujeres, marcharon hacia Versalles y sitió a Luis XVI
y su familia fue rescatada por La Fayette, quien les escoltó hasta París a
petición del pueblo. Tras este suceso, algunos miembros conservadores
de la Asamblea Constituyente, que acompañaron al rey a París,
presentaron su dimisión. En la capital, la presión de los ciudadanos
ejercía una influencia cada vez mayor en la corte y la Asamblea.
El radicalismo se apoderó de la cámara, pero el objetivo original, la
implantación de una monarquía constitucional seguía.
Pero los principales problemas que hubo que enfrentar la Asamblea
fueron el religioso y el financiero. Para evitar la temida bancarrota, se
decidió nacionalizar los bienes del clero, que fueron posteriormente
puestos a la venta para amortizar así la deuda pública. Los títulos
emitidos como reembolso de las deudas pendientes del Estado se
conocieron con el nombre de asignados; es decir, el Estado emitió títulos
de la deuda garantizados por los bienes de la Iglesia, con los cuales
podían ser reembolsados.
Pero la emisión de estos fue tan grande que acabaron funcionando
como papel moneda, depreciándose rápidamente y originando una
fuerte inflación. Aunque con la venta de los bienes de la Iglesia había
surgido nuevos propietarios dispuestos a no perder lo garantizado por la
Revolución, la inflación galopante introdujo un factor de inestabilidad
social que acabaría pasando factura
Al perder sus bienes y suprimirse los diezmos, la Iglesia francesa pasó
a depender económicamente del Estado. Por esta razón la Asamblea
Constituyente hubo de emprender una reforma y racionalización de la
organización eclesiástica que se concretó en la Constitución civil del
clero. Mediante esta norma jurídica, la Iglesia francesa pasaba a tener
un carácter más nacional, alejándose de la dependencia del Papa. Se
reducía el número de obispos, se cambiaba el sistema de
nombramientos y se exigía prestar juramento constitucional a todos los
miembros del estamento eclesiástico. Esta medida originó la división del
clero francés en juramentado o refractario, según jurase o no, aportando
un elemento más de discordia al asentamiento de la Revolución.
El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca
francés en unas fastuosas ceremonias, a las que acudieron delegados
de todos los lugares del país, el 14 de julio de 1790.
Este documento suprimía la división provincial de Francia y establecía
un sistema administrativo cuyas unidades eran los departamentos, que
dispondrían de organismos locales elegibles. Se ilegalizaron los títulos
hereditarios, se crearon los juicios con jurado en las causas penales y se
propuso una modificación fundamental de la legislación francesa. Con
respecto a la institución que establecía requisitos de propiedad para
acceder al voto, sufragio censitario, la Constitución disponía que el
electorado quedara limitado a las clases altas y media. El nuevo estatuto
confería el poder legislativo a la Asamblea Nacional, compuesta por 745
miembros elegidos por un sistema de votación indirecto. Aunque el rey
seguía ejerciendo el poder ejecutivo, se le impusieron estrictas
limitaciones. Su poder de veto tenía un carácter meramente suspensivo,
y era la Asamblea quien tenía el control efectivo de la dirección de la
política exterior. El poder judicial sería desempeñado por jueces elegidos
por el pueblo. Quedaba abolido el absolutismo, estableciéndose un
régimen de monarquía constitucional, claramente favorable a los
intereses de la nueva clase emergente: la burguesía adinerada.
Toma de la Bastilla por el pueblo parisino
La Bastilla símbolo de opresión de la Monarquía Absoluta
La Asamblea Legislativa
Una vez concluida su misión, la Asamblea Constituyente se disolvió,
dando paso a la Asamblea Legislativa, que tenía que formular leyes para
desarrollar los principios establecidos en la Constitución de 1791.
Dentro del nuevo sistema de gobierno, el poder legislativo lo
desempeñaba la Asamblea Legislativa, que estaba compuesta por 263
diputados de derecha o defensores de la Monarquía constitucional, y
136 de izquierda (divididos en jacobinos y girondinos) partidarios de la
revolución y la república, en el centro quedaban unos 300 diputados
equidistantes de ambos extremos. La división de la burguesía dificultó el
funcionamiento de la Monarquía constitucional que apenas duró un año,
pues la inestabilidad interior y el comienzo de las guerras de la
Revolución con Europa, provocaron una segunda revolución en agosto
de 1792, que acabó con la monarquía y estableció la primera república.
Diversas circunstancias crearon un ambiente desfavorable para la
consolidación de la monarquía constitucional:
El rey buscó ayuda extranjera para acabar con la revolución.
La tensión social, empeorada por la mala cosecha de 1791 que
encareció el precio del pan y la presión económica tras el fracaso
de la emisión de asignados
Los nobles difamaron el nuevo régimen y trataron de conseguir la
invasión de Francia por las fuerzas imperiales.
Los católicos, indignados con la constitución civil del clero, se
sublevaron en algunas regiones de Francia.
Los mismos revolucionarios estaban divididos.
Los constitucionales sostenían la aplicación estricta de la constitución y
el mantenimiento integral de los poderes del rey. Los jacobinos
buscaron reformar la constitución, reduciendo los poderes del rey, eran
de ideas más revolucionarias y de cambios radicales con tendencia a la
instauración de una república democrática con derechos a la participación
política y con la aplicación de medidas más equitativas para la
repartición de la riqueza y la lucha contra el hambre popular.
Por el otro lado se tenía a los diputados llamados girondinos, se
convirtieron en dirigentes de la Asamblea Legislativa, que querían llegar
a un acuerdo con la monarquía, deseaban la instauración de una
monarquía constitucional, es decir tenían una actitud moderada en torno
a los cambios políticos, sin embargo, desarrollo una política cada vez
más violenta en contra Luís XVI. Para desenmascarar al rey, y con la
ilusión de extender por Europa los principios revolucionarios, los
girondinos propiciaron la guerra, convencidos de que con ella unificarían
a los patriotas frente a enemigos comunes.
Otros gobiernos absolutistas europeos, temerosos de que se propagaran
las ideas revolucionarias, trataron de detener el proceso revolucionario
para restaurar la monarquía absolutista de Luis XVI. En respuesta, el
gobierno de la revolución declaró la guerra a Prusia y Austria, siendo
derrotados por el ejército de Francia.
El creciente malestar social provocado por la guerra y la crisis
económica sumado al desprestigio de la Asamblea por su negativa de
destituir al Rey propició una nueva oleada revolucionaria; sus resultados
fueron los siguientes:
El monarca Luis XVI fue enviado a prisión acusado de conspirar
contra la revolución.
Se disolvió la Asamblea Legislativa y se convocó a comicios para
elegir a los miembros de una Convención Nacional.
La Convención Nacional de Francia y la Proclamación de la República
En septiembre de 1792 fue elegida por medio del voto de los
ciudadanos la CONVENCION NACIONAL. Este hecho significo el
triunfo de aquellos que buscaban la abolición de los privilegios feudales
y una profunda transformación de la sociedad francesa. La primera
decisión adoptada por la cámara fue la abolición de la monarquía y la
proclamación de la república.
Caído el rey y disuelta la Asamblea, la elección de la nueva Convención
Nacional supone un giro del proceso revolucionario que toma un carácter
más democrático y popular. La Convención, elegida por sufragio
universal agrupa a sus 749 diputados en tres partidos: girondinos,
defensores de la legalidad constitucional y representantes del alta
burguesía; la Montaña, entre los que se encontraban los jacobinos de la
anterior legislatura, defensores de los principios revolucionarios y más
cercanos a la burguesía media y a las clases populares; y La Llanura,
una gran masa fluctuante entre girondinos y montañeses, integrada por
republicanos y burgueses más moderados.

3.4 Consecuencias de la Revolución francesa

En resumen, entre las consecuencias de la Revolución francesa que más


destacan, se encuentran:

Final de la monarquía absoluta: Desde el inicio de la Revolución, el Antiguo


Régimen llegaba a su fin. Según se fue desarrollando, las consecuencias fueron
empeorando para la corona, hasta la ejecución de Luis XVI.

Más derechos y libertades: Uno de los objetivos de la Revolución francesa era


tener más derechos y libertades. Aunque cabe destacar que se trata de un
proceso que fue ganando enteros con el paso de las décadas, este evento sentó
un precedente crucial.

Se abolieron los privilegios de la Iglesia y la nobleza: La sociedad estamental tal


como estaba estructurada en el Feudalismo finalizó. Además, al mismo tiempo
que la Iglesia y la Nobleza cayeron en la escala social, la burguesía comenzó a
crecer.

Extensión de los principios de la Revolución francesa: Los principios de libertad,


igualdad y fraternidad cruzó las fronteras de Francia y se extendió por Europa. La
historia ha demostrado que incluso estos ideales influyeron en Latinoamérica.

Coronación de Napoleón Bonaparte: A pesar de la lucha realizada, la cual tuvo


como consecuencia muchos beneficios para los ciudadanos franceses y europeos,
la monarquía absoluta de Luis XVI terminó siendo sustituida por el el Imperio de
Napoleón.
4. Conclusión
En conclusión, se logró explicar sobre la revolución francesa sus causas,
desarrollo y consecuencias

Se logro explicar los antecedentes a la revolución francesa

Se logro mostrar las diferentes asambleas que se dieron a la revolución francesa


5. Bibliografía
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