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a. los cónyuges;
b. los ascendientes y descendientes;
c. los hermanos.
Aceptación de capacidad
En Chévere v. Levis, 150 DPR 525 (2000), el Tribunal Supremo expresó que la
Ley para el Sustento de Menores va dirigida hacia aquellos progenitores y progenitoras
que están obligados a alimentar, pero se niegan a cumplir su obligación. El estatuto tiene
como fin el descubrir la suficiencia económica del llamado a alimentar para así establecer
la pensión alimentaria. Cuando la parte acepta su obligación y admite capacidad
económica, no es necesario divulgar los ingresos. Es decir, si un progenitor o una
progenitora alimentante admite que posee medios suficientes para cubrir su obligación de
proveer alimentos a sus hijos o hijas menores, se prescinde, por no ser necesario, el
trámite provisto en la ley y las Guías.
En tales casos, sólo resta que el tribunal determine la suma justa y razonable por
concepto de pensión alimentaria para los menores. Esto lo hará a la luz de la evidencia
presentada por los menores con relación a sus necesidades y la situación económica de la
madre. Le corresponde a la persona custodia presentar evidencia de los gastos
razonables de los menores, así como del estilo de vida del alimentante, para entonces
determinar el total de la pensión que el alimentante debe pagar. Asimismo, los
menores tienen derecho a disfrutar, como niños, de aquellas comodidades, privilegios y
lujos que ordinaria y razonablemente disfrutan otros niños de su misma edad y condición
social, Íd.
En Ferrer v. González, 170 DPR 774 (2007), el Tribunal expresó que cuando se
acepta capacidad económica, no procede descubrimiento de prueba respecto al
estilo de vida, pero este puede ser inferido a base de la capacidad económica de la
persona alimentante.
a. los adquiridos a título oneroso y a costa del caudal común, bien se haga la adquisición
para la sociedad conyugal, para el disfrute y provecho de los miembros de la familia o
para uno solo de los cónyuges;
b. los obtenidos por el trabajo o la industria de cualquiera de los cónyuges; (En el
Código de 1930, incluía expresamente la palabra “sueldo”. Para el 2020 se eliminó la
palabra, pero este artículo es el equivalente al 1301 de 1930, “bienes gananciales”
donde se incluía la palabra “sueldo”)
c. los frutos que producen tanto los bienes privativos como los bienes comunes y
gananciales;
d. los adquiridos por el derecho de retracto, con carácter ganancial, aun cuando se
empleen fondos privativos en dicha adquisición, en cuyo caso la sociedad es deudora
del cónyuge por el valor satisfecho; y
e. las empresas creadas o fundadas durante la vigencia de la sociedad por cualquiera de
los cónyuges, a expensas de los bienes comunes. Si en la formación o desarrollo de
tales entidades económicas concurren el capital privativo y el capital común, aplicará
lo dispuesto en el artículo sobre la cotitularidad de bienes.
Hoy resolvemos que, aunque haya una partida ganancial en la cifra global
concedida como compensación al amparo de la Ley Núm. 100, la causa de acción
continúa siendo personalísima mientras no haya una sentencia final y firme que sea
dispositiva del pleito. Es decir, incoar la demanda por discrimen en el empleo, litigar el
caso, apelarlo o transarlo son todas acciones derivadas de una prerrogativa que pertenece
única y exclusivamente al empleado afectado. Como tal, es el empleado demandante
quien único tiene legitimación para hacer con su causa de acción al amparo de Ley Núm.
100 lo que él o ella entienda que le resultará más conveniente. Esto porque la letra clara
de la ley, la intención del legislador y la jurisprudencia interpretativa de la Ley Núm. 100
sostienen que el referido estatuto se diseñó con el propósito de cobijar a los empleados
discriminados, no a sus familiares o parientes. Santini Rivera v. Serv. Air, Inc., supra.
Ahora bien, es innegable que muchas causas de acción instadas bajo la Ley Núm.
100 – como en este caso – contendrán partidas que, por ser producto del lucro cesante,
se reputarán gananciales. Maldonado v. Banco Central Corp., supra. Estas partidas,
pues, tendrán que ser dividas correspondientemente, pero sólo después de que el
propietario de la causa de acción – el empleado afectado – haya decidido cómo litigar,
transar o disponer de su caso que, después de todo, le pertenece exclusivamente. El
empleado discriminado es dueño y señor (o señora) de su caso. Hasta que el caso
concluya, no hay porción alguna – ni tan siquiera la ganancial – sobre la cual el cónyuge
o ex cónyuge pueda tener una participación líquida y exigible.
El reconocimiento voluntario puede ser escrito, oral o por actuaciones que implícitamente
establecen la relación entre el progenitor con sus hijos e hijas. Un ejemplo claro de
reconocimiento voluntario es la inscripción en el Registro Demográfico o mediante testamento.
Por otro lado, si el hijo o la hija es mayor de edad, debe consentir al reconocimiento
voluntario. Es decir, el hijo o hija mayor de edad no puede ser reconocido sin su consentimiento.
En el caso de personas menores de edad gestadas mediante técnicas de subrogación gestacional,
el reconocimiento voluntario es el mecanismo para establecer la filiación materna.
También, se puede reconocer a un hijo o una hija que falleció, pero solamente surte
efecto si lo consienten sus personas herederas por sí mismas o por medio de sus representantes
legales.
La maternidad de un hijo puede impugnarse únicamente si se prueba que hubo simulación del
parto, sustitución del hijo durante el alumbramiento o después de él, o por acuerdo de
maternidad subrogada. Solo tienen acción legitimada para impugnarla:
Artículo 573. — Legitimados para impugnar la paternidad presunta. (31 L.P.R.A. § 7127)
(b) la madre;
(c) el hijo, por sí, si es mayor de edad, o por su representante legal o defensor
judicial, si no ha alcanzado su mayoridad o si es incapaz;
Artículo 575. — Plazo para impugnar la paternidad o la maternidad. (31 L.P.R.A. § 7129)
El hijo puede impugnar la paternidad o la maternidad durante toda la vida del progenitor
presunto o hasta un (1) año después de su muerte, en cuyo caso debe dirigir la acción
contra los herederos.
RESUMEN:
No podrán ser adoptantes las personas declaradas incapaces por decreto judicial mientras
dure la incapacidad. En el caso de una persona sentenciada a cumplir pena de reclusión,
no podrá ser adoptante mientras dure la misma.
OJO: Instrucciones se refieren a requisitos para adoptar, por ende, del adoptante, no del
adoptado.
Artículo 582. — Quiénes podrán ser adoptados; quiénes no podrán serlo. (31 L.P.R.A. §
7183)
1. Podrán ser adoptados los menores de edad no emancipados y los menores de edad
emancipados por decreto judicial o por concesión del progenitor o progenitores con patria
potestad.
2. Las personas que hayan cumplido la mayoría de edad a la fecha de un decreto de
adopción aun cuando fueren menores de edad al presentarse la petición de adopción no
podrán ser adoptadas.
No obstante, podrá ser adoptado un menor de edad emancipado que no haya contraído
matrimonio o una persona mayor de edad siempre y cuando medie alguna de las
siguientes circunstancias:
a. Cuando el adoptado haya residido en el hogar de los adoptantes desde antes de haber
cumplido la edad de dieciocho (18) años, y dicha situación haya continuado existiendo a
la fecha de la presentación de la petición de adopción. En tales casos no tendrá que
notificarse al progenitor o progenitores que figuren en su Registro Demográfico por haber
cesado la patria potestad al cumplir la mayoría legal del adoptando.
b. Cuando el adoptado sea un menor emancipado que nunca haya contraído matrimonio.
3. Las personas casadas o que hayan estado casadas, aunque sean menores de edad.
4. Un ascendiente de un adoptante que es un pariente por consanguinidad o por afinidad.
5. Un tutor por su pupilo.
6. Un pupilo por su tutor, o un tutor por su pupilo, hasta la fecha de la aprobación final y
firme por decreto judicial de las cuentas generales y finales de la tutela. La adopción
decretada en contravención a lo dispuesto en esta Sección será nula.
Artículo 583. — Número de adoptantes; adopción conjunta o individual. (31 L.P.R.A. §
7184)
Un adoptante podrá adoptar de forma individual siendo soltero. Los adoptantes que estén
casados entre sí o que sean una pareja unida por relación de afectividad análoga a la
conyugal, deberán adoptar conjuntamente. Se entiende por relación afectiva análoga a la
conyugal, la que existe entre parejas que demuestran una estabilidad de convivencia afectiva
de, al menos, dos (2) años.
En los casos de matrimonios o una pareja unida por relación de afectividad análoga a la
conyugal, podrá adoptarse individualmente en cualquiera de los siguientes casos:
1. Cuando desee adoptar al hijo menor de edad del otro cónyuge o pareja.
2. Cuando por decreto judicial el cónyuge del adoptante tenga restringida su capacidad
jurídica, mientras dure dicha restricción, en cuyo caso habrá de notificarse dicha solicitud
de otro cónyuge.
El tribunal tendrá discreción para resolver situaciones como las dispuestas en este artículo,
teniendo siempre como guía para su decisión el bienestar y conveniencia del menor.
La tutela confiere a una persona natural o jurídica la autoridad para representar y asistir a
otra que, sin estar sujeta a la patria potestad, tiene restringida la capacidad de obrar por
razón de su minoridad o por las causas que declara la ley.
Las funciones tutelares constituyen un deber, se ejercen en beneficio del tutelado y están
bajo la salvaguarda de la autoridad judicial.
Artículo 123. — Personas sometidas a tutela. (31 L.P.R.A. § 5662)
Artículo 124. — Tutela para la sola administración de bienes. (31 L.P.R.A. § 5663)
También puede nombrarse tutor para la sola administración de los bienes y las
obligaciones de la persona declarada ausente y del confinado que no quiere dar en
administración voluntariamente sus bienes, si la naturaleza de ellos, su valor o las
circunstancias particulares de su titularidad así lo exigen.
Puede ser tutor la persona natural que goza del pleno ejercicio de sus derechos civiles y
que no está inhabilitada por alguna de las causas establecidas en este Código.
También puede ser tutor la persona jurídica que no tenga finalidad lucrativa y entre cuyos
fines constitutivos figure la protección de menores y de incapaces.
(b) darle una carrera u oficio determinado, si ello no ha sido ordenado por los progenitores;
(c) procurar los rendimientos propios del patrimonio y colocarlos en inversiones seguras,
después de cubrir las obligaciones de la tutela;
(d) proceder a la división de la herencia o de otros bienes que el tutelado posea en común con
otros titulares;
(e) iniciar en nombre y en representación del tutelado toda acción legal en la que el tutor no
tenga intereses encontrados; y
(f) realizar cualquier gestión que convenga al interés óptimo del tutelado y que agilice la
atención de sus asuntos personales y económicos.
Estas actuaciones están sujetas a las limitaciones que la ley dispone y a las medidas de control
que establezca el tribunal. En caso de duda sobre el alcance de la gestión, la actuación del tutor
se entiende limitada a los actos propios de un administrador.
Artículo 165. — Actuaciones que requieren autorización judicial previa y expresa. (31
L.P.R.A. § 5730)
(a) enajenar o gravar bienes inmuebles del tutelado, otorgar contratos sujetos a
inscripción o de arrendamiento de bienes inmuebles por un término mayor de seis (6)
años;
(b) enajenar los bienes muebles del tutelado cuyo valor exceda los dos mil (2,000)
dólares; hacer gastos extraordinarios en las fincas cuya administración comprende la
tutela; o retirar de su colocación cualquier capital que produzca intereses o rendimiento
periódico;
(d) cobrar los créditos que le correspondan o utilizar, para su beneficio o de terceras
personas, bienes y valores pertenecientes al tutelado;
(e) trasladar al tutelado fuera de Puerto Rico por cualquier período de tiempo;
(f) internar al tutelado en una institución para recibir tratamiento debido a trastornos
psíquicos, si la condición no se había manifestado ni previsto al iniciarse la tutela;
(g) dar y tomar dinero a préstamo a nombre del tutelado, salvo que sea un proceso normal
en los negocios bajo tutela;
(h) transigir y someter a arbitraje las cuestiones en las que el tutelado sea parte
interesada;
(i) para proceder a la división de la herencia o de otra cosa que el menor o incapacitado
posea en común; o
(j) para entablar demandas en nombre de los sujetos a tutela y para sostener los recursos
de apelación o cualquiera otro que sea legal contra la sentencia en que hayan sido
condenados.
El tutor presentará prueba de la necesidad, la utilidad y la conveniencia del acto para la persona o
el patrimonio del tutelado.
Artículo 166. — Limitaciones adicionales a las facultades del tutor. (31 L.P.R.A. § 5731)
La prohibición de enajenar bienes muebles, cuyo valor exceda los dos mil (2,000)
dólares, sin autorización judicial no comprende la enajenación de los frutos de una finca
rústica en su última cosecha o de productos o artículos para la venta si tal fuera la
naturaleza del negocio bajo tutela.
Se prohíbe al tutor:
(a) donar cosas o renunciar derechos del tutelado, sujeto a lo dispuesto en el artículo
anterior; y
(b) adquirir, para sí o por medio de otra persona, los bienes del menor o del incapaz a
menos que el tribunal, previa celebración de vista con la comparecencia del ministerio
público, lo autorice.
Si hay duda sobre la validez de la actuación del tutor, se resolverá en atención al interés
óptimo del tutelado.
Artículo 169. — Venta de los bienes del tutelado. (31 L.P.R.A. § 5734)
Los bienes inmuebles del tutelado, y los bienes muebles cuyo valor exceda los dos mil
(2,000) dólares, se venden en pública subasta con las salvaguardas procesales que
requiere este tipo de procedimiento.
CUSTODIA
La custodia es la convivencia o control físico que tiene un progenitor sobre sus hijos e
hijas. íntimamente relacionada a la patria potestad al punto que se considera un componente de
esta última. La patria potestad se distingue de la custodia. La custodia es la compañía física del
hijo o de la hija y la atención de sus necesidades cotidianas e inmediatas. Asimismo, la
determinación de quién ejerce la patria potestad es cosa distinta de quién conserva la custodia
sobre los hijos e hijas.
En todos los casos de divorcio o separación de la pareja los hijos e hijas menores serán
puestos bajo el cuidado y la patria potestad del cónyuge que el Tribunal considere, partiendo del
mejor bienestar del menor. El otro cónyuge tendrá derecho a continuar las relaciones de familia
con sus hijos, según disponga el Tribunal al dictar sentencia de divorcio. Es decir, aun cuando
por lo general ambos padres tienen derecho a compartir la patria potestad sobre sus hijos, ello
debe estar sujeto a un análisis del mejor interés y bienestar del menor. Ortiz v. Meléndez, 164
DPR 16, 26-27 (2005).
Ahora bien, el criterio esencial para ordenar el cambio o la sustitución del custodio,
cuando ya ha habido una determinación judicial es que ocurra una alteración suficiente en la
calidad del cuido que el menor haya estado recibiendo de la persona que tiene su custodia o la
existencia de un riesgo para el bienestar o la integridad de la persona del menor. No han de
tomarse en cuenta los cambios experimentados en las condiciones particulares y circunstanciales
que rodean la persona de cada progenitor o de la otra persona que reclame la custodia. Hay que
considerar lo extraordinario de esas circunstancias desde la perspectiva de lo que el cambio de la
relación de cuido representa para el menor.
Se requiere sopesar todos los factores para juzgar de qué lado se inclina la balanza y al
menos aproximarse al logro de la solución más justa en un asunto de tan extrema dificultad.
Además, en casos de custodia, patria potestad o relaciones paterno/materno-filiales, el tribunal
puede "ordenar la comparecencia de cuanta persona entienda pueda ayudarle en el descargo de su
delicada misión y puede, asimismo, ordenar aquellas investigaciones de índole social que
entienda procedentes y convenientes." Castro v. Meléndez, 82 DPR 573 (1961)
Los progenitores tienen sobre el hijo sujeto a su patria potestad los siguientes deberes y
facultades:
Los progenitores pueden solicitar el auxilio judicial cuando se atenta contra su patria
potestad o cuando se amenaza o está en peligro la integridad física, mental o emocional
del hijo.
(c) emanciparlo;
Toda persona que ha cumplido dieciocho (18) años puede dar su consentimiento para
recibir tratamiento médico de urgencia, para sí o para sus hijos menores de edad.
Se presume la validez de los actos que realiza un solo progenitor, según el uso y las
circunstancias sociales en las que el hijo se desenvuelve, salvo cuando la ley exige el
consentimiento conjunto e indelegable de ambos progenitores.
Respecto de los terceros que actúan de buena fe, se presume que cada uno de los
progenitores actúa en el ejercicio ordinario de su patria potestad con el consentimiento
del otro. La oposición oportuna del otro progenitor priva al acto de la presunción de
validez.
(c) el otro progenitor ha sido privado de ella por las causas que autoriza este Código.
Artículo 598. — Patria potestad del hijo emancipado. (31 L.P.R.A. § 7257)
El menor emancipado puede ejercer sobre sus propios hijos la patria potestad sin
necesidad de la asistencia de sus progenitores. Necesita, sin embargo, el consentimiento
de estos o, a falta de ambos, de un defensor judicial, para darlos en adopción.
Artículo 599. — Patria potestad del hijo no emancipado. (31 L.P.R.A. § 7258)
El menor no emancipado también puede ejercer sobre sus hijos la patria potestad,
pero mientras está sujeto a la patria potestad de sus propios progenitores, necesita el
consentimiento de ellos o, a falta de ambos, de su tutor, para realizar cualquier acto
respecto a sus hijos que no pueda realizar para sí mismo sin esa asistencia. El menor no
emancipado puede tomar las decisiones sobre tratamientos médicos de sus hijos, sin que
sea necesario el consentimiento de sus progenitores o tutores.
El progenitor que administra los bienes o que ostenta la representación legal del hijo
menor no emancipado, tiene que actuar con la misma diligencia que exhibiría en la
atención de sus propios bienes y asuntos.
Si falta el acuerdo previo entre los progenitores, el tribunal citará para vista
expedita, para la adjudicación de la custodia provisional. En la vista, el tribunal evaluará
la prueba y considerará conceder a las partes la custodia compartida provisional de sus
hijos siempre que ello se ajuste al interés óptimo del menor.
(b) el nivel de responsabilidad o integridad moral exhibido por cada uno de los
progenitores;
(f) las necesidades específicas de cada uno de los hijos menores cuya custodia se
solicita;
(g) la relación del hijo con sus progenitores, sus hermanos y otros miembros de la
familia;
(i) la razón o los motivos de los progenitores para solicitar la custodia compartida;
(m)cualquier otro criterio que pueda considerarse para garantizar el interés óptimo
de los hijos.
Artículo 605. — Criterios que impiden la adjudicación de custodia compartida. (31
L.P.R.A. § 7284)
(a) cuando uno de los progenitores sufre de una incapacidad o deficiencia mental, según
determinada por un profesional de la salud, y la misma es de naturaleza irreversible y de
tal magnitud que le impide atender adecuadamente a los hijos y garantizar la seguridad e
integridad física, mental y emocional de estos;
(b) cuando los actos u omisiones de uno de los progenitores resultan perjudiciales a los
hijos o constituyen un patrón de ejemplos corruptores;
(c) cuando uno de los progenitores, su cónyuge o pareja consensual ha sido convicto por
actos constitutivos de maltrato de menores;
(d) cuando uno de los progenitores se encuentra confinado en una institución carcelaria;
(e) cuando uno de los progenitores ha sido convicto por actos constitutivos de violencia
doméstica;
(f) cuando uno de los progenitores ha cometido abuso sexual o cualquiera de los delitos
sexuales tipificados en el Código Penal de Puerto Rico hacia algún menor; y
(g) cuando uno de los progenitores, su cónyuge o pareja consensual es adicto a drogas
ilegales o a alcohol.
La custodia del hijo, acompañada o no del ejercicio exclusivo de la patria potestad, puede
asignarse a un solo progenitor:
(c) cuando hay diferencias irreconciliables o reiteradas entre los progenitores que
afectan significativamente la crianza razonada, responsable y efectiva del hijo.
En estos casos no puede entorpecerse o prohibirse el contacto del otro progenitor con su
hijo, aunque puede regularse en las circunstancias y del modo que autoriza este Código.
(b) distribuir entre ellos las facultades parentales que generan mayor controversia;
o
La raza, sexo, embarazo, estado civil, origen étnico o social, edad, discapacidad,
religión, conciencia, creencia, cultura, lenguaje o condición de nacimiento no pueden
utilizarse injustificadamente como criterios para limitar, suspender o privar a un
progenitor de sus facultades y deberes respecto a su hijo.
Sin embargo, cuando debido a sus creencias religiosas o por otro tipo de
concepción ideológica, un progenitor deja de proveerle a su hijo los cuidados de salud
específicamente necesarios para preservarle la vida, el tribunal dispondrá del remedio
temporal adecuado para proteger la vida del hijo. Terminada la necesidad del remedio
temporal, y cuando el tribunal así lo disponga, los progenitores podrán seguir ejerciendo
su patria potestad sobre el menor.
Artículo 610. — Restitución. (31 L.P.R.A. § 7303)
(d) cualquier causa involuntaria que amenace la integridad física y emocional del hijo.
El progenitor puede ser privado de la patria potestad por las siguientes causas:
(a) causar daño, o poner en riesgo sustancial de sufrir daño o perjuicio predecible, a la
salud física, mental o emocional del menor;
(b) permitir o tolerar que otra persona incurra en la causal del inciso (a) de este artículo;
(c) faltar a los deberes o dejar de ejercer las facultades de la patria potestad dispuestas en
este Código;
(d) faltar al deber de supervisión y cuidado del menor que se encuentra bajo la custodia
de jure o de facto de otra persona:
(e) incurrir en el abandono voluntario del menor, sin causa justificada y donde se requiera
la intervención de cualquier agencia estatal o municipal, o del tribunal, o de cualquier
otra persona, porque haya dejado de cumplir su obligación de padre o madre;
(h) incurrir en conducta que, de procesarse por la vía criminal, constituiría los delitos que
se enumeran a continuación:
(i) haber sido convicto por alguno de los delitos enumerados anteriormente.
Luego que advenga firme la sentencia, el hijo puede ser adoptado por otra persona
o puede ser emancipado, si tiene la edad y reúne las condiciones legales para ello.
Artículo 618. — Derecho de visita del progenitor no custodio. (31 L.P.R.A. § 7331)
El progenitor que no ejerce la custodia tiene derecho a comunicarse con el hijo, a visitarlo
y a tenerlo en su compañía.
Si no hay acuerdo entre los progenitores, el tribunal determinará el tiempo, el
modo y el lugar de estas relaciones. Para proteger la integridad física y emocional del
hijo, el tribunal puede limitar o suspender dichas relaciones si existen circunstancias
graves que así lo aconsejen o si el progenitor incumple reiteradamente los deberes
impuestos en la sentencia o reconocidos en este Código.
Corresponde a los progenitores que ejercen la patria potestad decidir con qué personas
dentro o fuera del núcleo familiar se relaciona su hijo. Por ser un derecho fundamental, la
determinación de los progenitores a estos efectos goza de una presunción de corrección.
El tribunal solo puede interferir con el ejercicio de ese derecho cuando se demuestra la
existencia de intereses apremiantes mediante prueba robusta, clara y convincente.
(c) la privación irreversible por las causas que autoriza este Código; o
(b) la privación irreversible por las causas que autoriza este Código; y
Si el tribunal lo considera conveniente al interés óptimo del hijo incapaz, puede adoptar
las medidas cautelares necesarias para proteger su persona y los bienes que son de su
exclusiva propiedad. Subsidiariamente, las normas que regulan la tutela pueden regir el
ejercicio de la patria potestad sobre los bienes del hijo.