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1:45 Canción 24
2:15 SERIE DE DISCURSOS: Entre con fe por la puerta para trabajar más
TARDE
• Solicite ir a la Escuela para Evangelizadores del Reino (1 Corintios 4:17)
• Colabore con una obra de construcción teocrática (Nehemías 1:2, 3; 2:5)
• Aparte algo para la obra del Reino (1 Corintios 16:2)
1:50 pm
ZAMANI MQATHUSELI: Nos hemos dado cuenta de que ahora ella es más
equilibrada.
SHANNON SLATTERY: Creo que todos sus amigos admirábamos su fe. La fe que
Shaquille demostró lo ayudó a superar ese problema. Y, aunque era un momento
muy difícil para él, siempre se aferró a Jehová.
SHAQUILLE GREAVES: Si hasta ahora Jehová siempre ha estado a mi lado, ¿por
qué voy a dudar de que lo seguirá estando?
SHAQUILLE GREAVES: Al salir de Betel, mi salud fue empeorando cada vez más.
Estaba tan mal que llegó el punto en que los médicos temían que me fallara algún
órgano vital. Pero no me daban ninguna solución. Parecía que no había nada que
hacer.
SHAQUILLE GREAVES: Tenía que ver mi situación de manera realista. Tenía que
ver cómo iba a poner el Reino en primer lugar y, a la vez, cómo iba a mantenerme
en sentido económico. Y, claro, también quería averiguar qué me estaba pasando y
qué podía hacer.
Narrador: Por toda Rusia, nuestros hermanos han aguantado fielmente décadas de
persecución y prohibiciones. La familia Budenchuk, como muchas otras familias,
sigue enfrentándose a estos problemas.
VERA POREZANOVA: Ver cómo ellos afrontan las pruebas con tanto valor, con esa
fe tan fuerte, me recuerda que nosotros también podemos ser fieles, que podemos
hacer feliz a Jehová y seguir sirviéndole sin desanimarnos.
Hermanos, ¿creen que se puede ver la fe? Vayamos, por favor, a Marcos, capítulo 2,
y notemos lo que dice la Biblia sobre esto. En este relato, Jesús está enseñando en
una casa llena de gente en Capernaúm. Y Marcos 2:2-5 dice lo siguiente:
Marcos 2:2-5 — “Así que muchos se juntaron allí, tantos que no cabía ni uno
más, ni siquiera a la entrada. Y él se puso a predicarles el mensaje. Entonces le
trajeron a un paralítico, al que cargaban entre cuatro hombres. Pero, como
había allí una multitud, no pudieron entrar con él hasta donde estaba Jesús. Así
que quitaron parte del techo justo encima de él, hicieron una abertura y bajaron
la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Cuando Jesús vio la fe que
tenían, le dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados quedan perdonados’ ”.
Así que sí. Sí se puede ver la fe. Se ve por las cosas que hacemos. Igual que otras
cosas invisibles, la fe se percibe por los efectos que produce. De hecho, Santiago
2:26 dice que “la fe sin obras está muerta”. Entonces, la pregunta es: “¿Pueden
otros ver mi fe? ¿Qué efecto está produciendo mi fe en mí?”. Vayamos, por favor, a
1 Corintios 16. Un efecto que produce la fe en los cristianos es que los motiva a
hacer más en el servicio a Jehová. Notemos cómo expresó esto el apóstol Pablo en
1 Corintios 16:9.
todos los idiomas de las naciones se agarrarán, sí, se agarrarán con firmeza de
la túnica de un judío y dirán: “Queremos ir con ustedes, porque hemos oído
que Dios está con ustedes”’”.
Los “10 hombres”: son las personas que reconocen que para tener la aprobación
de Jehová hay que relacionarse con quienes ya la tienen. El judío: se refiere al
mismo grupo que el “ustedes”. ¿Y quiénes son? Obviamente no son quienes se
niegan a usar el nombre de Dios ni quienes lo han quitado por completo de sus
traducciones de la Biblia. No. Se refiere a quienes adoran a Dios y usan su nombre:
Jehová. Son los cristianos ungidos por espíritu, “el Israel de Dios” que menciona
Gálatas 6:16. Y, como el número 10 puede representar un grupo completo en la
Tierra, los “10 hombres” representan a todos los hombres y mujeres que esperan
vivir para siempre en la Tierra. Pero notemos que el texto dice que no solo vienen
personas de todas las naciones, sino de “todos los idiomas de las naciones”, para
aprender las normas de Jehová Dios. Ahora bien, ¿cómo escucharán la voz del
“judío” en su propio idioma? Esa podría ser su puerta para trabajar más para
Jehová. Quizás algunos duden en aprender otro idioma y no se atrevan porque
requiere mucho tiempo y energía. Otros sienten que no son capaces de hacerlo. Y,
aunque es cierto que antes de tomar cualquier decisión tenemos que calcular los
gastos, lo que realmente se necesita es fe. ¿Acaso no puede el Dios que capacitó a
Bezalel, que detuvo el Sol para Josué y que le dio fuerza a Sansón también darle a
usted la capacidad, el tiempo y las energías para ayudar a quienes suplican el favor
de Jehová? Recuerden lo que dice Mateo 17:20: “Si tienen fe del tamaño de un
grano de mostaza, [...] nada les será imposible”. Y, como menciona Filipenses 2:13,
el espíritu santo puede darnos incluso “el deseo” de predicarles a quienes hablan
otro idioma. ¿Lo está motivando el espíritu santo ahora?
No olvidemos que Jehová también nos da muchas ayudas para aprender otro
idioma mediante su organización. En jw.org podemos leer, escuchar audios y ver
videos en más idiomas que en ningún otro sitio web. Tenemos la aplicación JW
Language y los cursos de idiomas que organizan las sucursales. Recordemos: si la
fe nos motiva a hacer sacrificios para servir a Jehová, él no solo nos ayudará a tener
éxito, sino que recompensará nuestros esfuerzos con muchas bendiciones. Por
ejemplo, una pareja de unos 60 años invitaba a las personas chinas a asistir a las
reuniones y muchos aceptaban. Por eso, decidieron aprender chino y, en 10 años,
habían estudiado la Biblia con 112 personas de habla china.
Pero claro, con tantos idiomas que hay, ¿cómo sé yo cuál tengo que estudiar?
Zacarías 8:22. ¿Quién está suplicando el favor de Jehová en su zona? Lo puede
saber preguntándoles a los ancianos o al superintendente de circuito.
Hermano: Aunque aprender el idioma nos costó mucho, encariñarnos con los
hermanos no nos costó nada.
Predicando:
Hermano: Ah… Ah... Eh... Yo no... Yo... no entiendo.
Amo de casa: Tú repetir de nuevo.
Hermano: Ah…
Amo de casa: Entren.
Hermano: Okey. Gracias.
¿Se fijaron en cómo demostraron fe Elliott y Corrine, y en cómo los bendijo Jehová?
Hablaron con el superintendente y él les dijo que había necesidad en un grupo de
otro idioma en su circuito. Después les leyó Zacarías 8:23. Más tarde, ellos leyeron
el texto otra vez y oraron juntos sobre el tema. Y luego se vieron los efectos que
produjo su fe. Se esforzaron mucho por aprender el idioma. También fueron
humildes y valientes, y usaron en las reuniones y la predicación lo que habían
aprendido. Así pudieron ayudar a quienes suplicaban el favor de Jehová.
Hermanos, así es como se hace. ¿Es fácil? No. Pero si dedicamos la energía y el
tiempo necesarios a aprender un idioma para hacer más por Jehová, podemos estar
seguros de que él hará que seamos felices en nuestro ministerio.
➡ Un matrimonio de Gran Bretaña dijo: “El ministerio en el campo de habla
extranjera ha sido una de las experiencias más emocionantes que hemos tenido
en los cuarenta años de servicio del Reino”. ¿Y por qué lo hicieron? Porque las
personas que están buscando a Jehová necesitan aprender en su propio idioma
lo que él quiere que hagan para salvarse.
Estas son las bendiciones que recibimos por demostrar fe. La fe se ve por las cosas
que hacemos. ¿Tendrá usted fe para entrar por esta puerta?
Mudarse a un lugar donde se necesite ayuda para predicar puede darnos un poco
de miedo. Antes de mudarnos, es imposible saber cómo será todo cuando vivamos
allí. Sin embargo, la Biblia puede darnos la sabiduría que necesitamos para
enfrentarnos a cualquier dificultad que surja. Tengamos fe en lo que nos dice. La fe
nos puede impulsar a aprovechar las oportunidades de servir más a Jehová. Por
favor, busquen Hebreos 11:8-10. Veremos que Abrán estuvo dispuesto a dejar una
vida cómoda y cerca de sus parientes para mudarse a otro país cuando tenía más
de 70 años. Eso fue una impresionante demostración de fe. Leamos Hebreos
11:8-10.
Hebreos 11:8-10 — “Por la fe, Abrahán obedeció cuando fue llamado, y salió
hacia un lugar que iba a recibir como herencia. Salió aunque no sabía adónde
iba. Por la fe vivió como extranjero en la tierra de la promesa, como si estuviera
en tierra extranjera. Vivió en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, que eran
herederos de la misma promesa que él. Porque él esperaba la ciudad que tiene
fundamentos verdaderos, de la que Dios es diseñador y constructor”.
Él no sabía adónde lo mandaba Jehová. Pero fue. Como tenía fe, sabía que la vida
de verdad no estaba en el lugar de donde venía, ni tampoco en el lugar adonde
iba. Él esperaba que se cumplieran las promesas de Jehová. ¿Se enfrentaron
Abrahán y Sara a dificultades en su nueva vida? ¡Claro que sí! A veces les
ocurrieron cosas que no esperaban. Pero ¿los ayudó Jehová? Busquemos Génesis
20:3-7. Para proteger su vida, Abrahán dijo que Sara era su hermana. Por eso, al
verla, el rey de Guerar pensó que podía tomarla como esposa. Aquellos momentos
fueron muy difíciles para Abrahán y Sara. ¿Cómo los ayudó Jehová? Leámoslo en
Génesis 20:3-7.
Sabía que podía hacer más. Pero estaba cómodo con la vida que llevaba.
Me gusta hacer las cosas a mi manera. La verdad es que me asustaba lo
desconocido. Tenía que ser sincero conmigo mismo. Cuando leí en Hebreos
11:8 sobre la fe de Abrahán, fue como si las palabras cobraran vida. “Salió
aunque no sabía adónde iba”. ¿Quién puede dirigir mi vida mejor que Jehová?
Una puerta se abrió delante de mí. Solo tenía que entrar por ella. Y lo que me
ocurrió cambió mi vida.
Proverbios 10:22 dice: “La bendición de Jehová es lo que enriquece, y con ella él
no trae ningún dolor”. Jehová bendice a las personas que ama dándoles su
aprobación, su guía, y cuidándolas en sentido espiritual. Y si entramos con fe por la
puerta para trabajar más, le damos motivos a Jehová para que nos bendiga aún
más. Una de esas puertas es la Escuela para Evangelizadores del Reino. ¿En qué
piensa cuando escucha hablar de esta escuela? “Bueno, es una gran escuela para
quienes tienen las circunstancias ideales para poder ir”. O: “Es que soy demasiado
joven”. “No, ya estoy muy viejo”. “Ya estoy donde hace falta ayuda, aquí me
necesitan”. “Después de la escuela podrían mandarme a cualquier lado y eso
no me convence mucho”. Tranquilos, es normal sentirse así. Pero debemos tener
cuidado para que esos sentimientos no se conviertan en un obstáculo que nos
impida recibir las bendiciones de Jehová.
Pensemos en el ejemplo de Timoteo. Él entró por una puerta para trabajar más por
el Reino, y Jehová lo bendijo muchísimo. Timoteo recibió directamente de Pablo la
invitación de servir en una nueva asignación. A primera vista, estos hombres no se
parecían en nada. Imagíneselos. Pablo tenía más años y más experiencia. Timoteo
era más joven, tenía alrededor de 20 años. Pablo hablaba con valor, no se cansaba
de predicar ni se desanimaba ante la oposición. Por otro lado, la Biblia indica que
el joven Timoteo quizás era tímido, indeciso y también algo inseguro. Teniendo
esto en cuenta, ¿qué obstáculos pudo haber tenido Timoteo en su mente que le
pudieran haber impedido aceptar aquella invitación? Abran su Biblia en 2 Timoteo
3, y vamos a leer los versículos 10 y 11 para averiguarlo. 2 Timoteo 3:10, 11. Pablo
le escribió esto a Timoteo muchos años después, pero hay algo que podemos
aprender.
Otro posible obstáculo en la mente de Timoteo que lo podría haber frenado era
no saber adónde lo llevaría su nueva asignación. Listra era un pueblo pequeño,
rural, metido en un valle. Él conocía a la gente, la zona, la comida, el idioma, la
cultura... Sabía que irse con Pablo era lanzarse a lo desconocido. Seguro que se
preguntó: “¿Estoy listo para esto? Mi estómago ya está mal y ahora se va a poner
peor tan solo de pensar que tengo que irme con Pablo”. ¿Se identifica usted con
Timoteo? Sin duda, antes de decirle que sí a Pablo, tendría preocupaciones, y con
razón. Pero Timoteo era un hombre de fe. ¿Y cómo lo ayudó esa fe? Volvamos a las
palabras de Pablo en 2 Timoteo 3, pero esta vez leamos la parte b del versículo 11.
Timoteo vio con sus propios ojos cómo Jehová rescataba y fortalecía a Pablo. Así
que ¡sí! Timoteo entró con fe por la puerta para trabajar más y sirvió junto a Pablo
por muchos años. Piense en todas las bendiciones que recibió por haber aceptado
la invitación del apóstol. Observó cómo Pablo superaba cada prueba sin perder
nunca la paz interior. Timoteo no se fijó en los inconvenientes o en el sufrimiento
de Pablo, sino que vio cómo la alegría de servir a Jehová lo sostenía. Presenció
cómo Jehová lo ayudaba en cada paso del camino. Como todos sabemos, con la
ayuda de Jehová, Timoteo superó sus dudas y su timidez, desarrolló todo su
potencial y llegó a ser un predicador entusiasta y un anciano excelente.
En el siguiente VIDEO, veamos qué ayudó a Gabriel a tomar la decisión de
solicitar ir a la Escuela para Evangelizadores del Reino.
Video llamada…
Gabriel: Pero eso fue hace meses.
Amigo: ¿Y qué te retiene?
Gabriel: Creo que Jehová me trajo aquí, y nunca he sido tan feliz. Pero
ahora se me abre otra puerta y... vuelvo a tener miedo.
Amigo: No importa lo que hayas conseguido, el
miedo a lo desconocido puede paralizarte.
A veces necesitas saber que Jehová te está
guiando y que te va a ayudar. ¿Recuerdas lo que
dice Filipenses 4:13? Léelo, y piensa en lo lejos
que has llegado gracias a Jehová.
¿Demostró fe Gabriel? ¡Claro que sí! Es cierto que le daba miedo lo desconocido.
Pero Filipenses 4:13 le llegó al corazón, le dio el empujón que necesitaba. Ese
texto lo ayudó a confiar en Jehová, a demostrar fe y a hacer la solicitud para la
escuela.
Si usted también decide entrar por esa puerta, recibirá capacitación especializada y
le será más útil a Jehová y a su organización. Recuerde, no es un salto al vacío, en
el que uno no sabe lo que va a pasar. Es una decisión informada que tiene las
bendiciones de Jehová garantizadas. ¿Confiará en que Jehová lo ayudará en cada
paso del camino? Si lo hace, igual que Timoteo, comprobará personalmente que
“la bendición de Jehová es lo que enriquece”.
Bueno, si usted se siente así, sin duda, el ejemplo de Nehemías fortalecerá su fe.
Vayamos por favor a Nehemías 1:2, 3.
Nehemías 1:2, 3 — “En ese tiempo, Hananí —uno de mis hermanos— llegó con
otros hombres de Judá, y les pregunté por el resto de los judíos que habían
salido del cautiverio y también por Jerusalén. Ellos respondieron: ‘Los que
quedan allí en la provincia y sobrevivieron al cautiverio están en una situación
terrible y humillante. Las murallas de Jerusalén están destrozadas, y sus puertas
fueron quemadas’ ”.
Aquí Nehemías se entera de que hay un problema. ¿Qué creen que hizo? ¿Acaso
dijo algo como “Bueno, ya lo resolverán los hermanos que saben del tema”?
Veámoslo en Nehemías 2:5. Nehemías dijo lo siguiente:
Nehemías 2:5 — “Si al rey le parece bien y si este siervo tuyo tiene tu favor,
envíame a Judá, a la ciudad donde están enterrados mis antepasados, para que
pueda reconstruirla”.
Nehemías 1:5 — ‘Oh, Jehová, Dios de los cielos, el Dios grande e imponente
que cumple su pacto y les muestra amor leal a los que lo aman y obedecen sus
mandamientos’ ”.
Jefa: Es tu decisión. Pero que te quede muy claro que no te guardaré el puesto.
Jehová predijo que, durante los últimos días, “una gran muchedumbre” lo adoraría
de la forma que él quiere. Y el cumplimiento de esa profecía ha hecho que se
necesiten urgentemente más Salones del Reino, de Asambleas, sucursales y oficinas
remotas de traducción. Claro, todos sabemos que, por culpa de esta pandemia, hay
menos proyectos de construcción teocráticos en este momento. Sin embargo,
todavía hay mucho trabajo que hacer, tanto ahora como en el futuro. Si su salud y
sus circunstancias se lo permiten, ¡ofrézcase para trabajar! Puede hacerlo llenando
las solicitudes A-19 y DC-50. Si lo necesita, los ancianos pueden ayudarlo a
llenarlas en jw.org. ¿Tiene usted la meta de colaborar en una obra de construcción
teocrática? Pues no dude de que también será poderoso gracias a la fe. ¡Dé el
paso! Sentirá el apoyo de Jehová y recibirá muchísimas bendiciones.
Aparte Algo
5
Para la Obra del Reino
(1 Corintios 16:2)
1. Podríamos tener miedo a ser generosos por si no nos queda suficiente para
nuestros gastos. Bueno, es normal sentirse así. Y es que la vida es
impredecible, no sabemos lo que va a pasar mañana ni lo que podríamos
necesitar en el futuro.
2. Podríamos pensar que lo que damos es muy poquito, que es insignificante.
Quizás tengamos muy pocos recursos porque vivimos en un país pobre. O tal
vez nos cueste mucho cubrir nuestros gastos por otras razones.
Lo cierto es que nuestro punto de vista sobre las donaciones depende de nuestra
relación con Jehová. Nuestra manera de ver a Jehová, nuestra amistad con él,
deben reflejarse en todo lo que hacemos. ¿Y qué requiere esto? Fe. Por eso,
analicemos brevemente cómo pueden impedir estas dos preocupaciones que
seamos generosos y cómo la fe nos puede ayudar. La primera era el miedo a
no tener suficiente para cubrir nuestras necesidades. Por favor, hermanos, busquen
1 Corintios 16. Aquí, el apóstol Pablo mencionó un principio que debemos tomar
en cuenta al hacer donaciones. Este es el texto temático del discurso.
1 Corintios 16:2 — “El primer día de cada semana, cada uno de ustedes debe
apartar algo según sus posibilidades para que no se hagan colectas cuando yo
llegue”.
El apóstol Pablo animó a los cristianos a pensar con antelación qué dar. Es decir, les
dijo que analizaran sus circunstancias y entonces decidieran cuánto podrían donar.
Pablo estaba convencido de que, si lo hacían así, nunca les faltaría lo necesario.
Como Jehová lo había ayudado a él, sabía que a ellos no les faltaría nada. Estaba
totalmente seguro. Si aquellos cristianos tenían un corazón generoso, Jehová
también sería generoso con ellos.
¿Vemos por qué hacer planes con antelación demuestra nuestra fe? Cuando los
hacemos, ponemos a prueba a Jehová en el buen sentido. Cuando Jehová ve que
tenemos las prioridades correctas en la vida, nos protege y nos recompensa.
¿Verdad que les gustaría sentir que Jehová los cuida así? Queridos hermanos,
ustedes demuestran esta clase de fe. Muchos de ustedes deciden apartar algo de
dinero y, así, cuando van al salón, pueden contribuir. Otros analizan sus gastos y
sus ingresos y deciden cuánto donar regularmente por internet. Algunos de ustedes,
por sus circunstancias, quizás no puedan donar tanto como hacían antes, pero aun
así buscan la manera de contribuir. Jehová promete cuidarlos. ¿Confían en que esto
es así? Si lo hacemos, nuestra fe nos impulsará a dar con generosidad.
1 Corintios 16:2 — “El primer día de cada semana, cada uno de ustedes debe
apartar algo según sus posibilidades”.
¿Se fijaron en que Pablo no fijó una cantidad mínima? En otra ocasión, habló de los
hermanos de Macedonia, que eran cristianos muy pobres. Aun así, rogaban tener el
honor de dar. Ellos dieron con alegría, y más de lo que podían dar. ¿Por qué?
Porque era para Jehová. Su situación no era fácil, por eso tal vez no pudieron dar
mucho de manera individual. Pero sabían que hacer donaciones era una manera
de demostrar que amaban a Jehová.
Hablando con sus esposa… ¿Qué te parece esta cantidad? ¿Te parece bien?
Madeline (esposa): Sí.
Madeline: ¿Demasiadas cosas? Hablando con sus esposa… No, claro que no.
¿Notaron cómo la fe impulsó a este matrimonio a querer dar más? Por ejemplo,
confiaron en la promesa de Jehová de que los cuidaría cuando lo necesitaran.
¿Y qué hicieron? Se sentaron y analizaron sus circunstancias económicas. Después
oraron y decidieron cuánto iban a dar. Como dice el título del discurso, apartaron
algo para Jehová. Pero hicieron algo más. Compartieron lo que tenían con los
hermanos; les dieron alimentos y los invitaron a comer. Se dieron cuenta de lo
bonito que es que Jehová nos use para cuidar a los demás.
Gracias, hermanos, por estas sugerencias tan prácticas, que nos ayudan a hacer
más por Jehová. Ahora cantaremos una canción que muestra nuestro deseo de
hacer más por el Reino. Es la canción 84, Servimos donde se nos necesite. Canción
84.
Daniel, un Hombre de Fe
(Parte 1)
— Daniel 1:1-2:49; 4:1-33 —
Seamos jóvenes o mayores, todos nos enfrentamos a pruebas de fe. Los cambios en
la vida presentan nuevos desafíos. ¿Cómo podemos hacerles frente con una fe
fuerte? Por favor, pónganse en la piel de los personajes de la historia de Daniel, un
hombre de fe (parte 1).
¡Qué historia tan emocionante! Y hay mucho más que aprender de la vida de
Daniel. Veremos la segunda parte en la última sesión de la asamblea. Al igual que
Daniel, nos enfrentamos a la oposición y a las mentiras que dicen sobre nosotros.
4:20 pm
“Luchen con todas sus fuerzas por la fe”. Esas son palabras de Judas el medio
hermano de Jesús. Y es importante que las analicemos en su contexto. Vamos a
hacerlo. Por favor, busquen Judas 3 y dejen la Biblia abierta porque vamos a
analizar otro versículo de Judas. Eso nos ayudará a entender lo que Judas quería
decir. Judas 3 dice:
El propio Judas había estado luchando “con todas sus fuerzas por la fe”. Piensen en
esto: solo tres años antes, su hermano carnal Santiago murió apedreado por orden
del sumo sacerdote Ananías. Eso fue un ataque directo al pueblo de Dios. Y debió
haber sido muy doloroso para Judas y otros cristianos. Pero miren qué interesante:
Judas no está advirtiendo a sus hermanos sobre el sumo sacerdote Ananías o la
persecución. Él está hablando de otra cosa, de otro tipo de ataque, uno más sutil.
Leamos el versículo 4 para ver por qué escribió esta carta. Fíjense en las primeras
palabras: “La razón es”, o sea, “por esto es que les estoy escribiendo, hermanos”.
Así que Judas estaba hablando de falsos hermanos, que eran un verdadero peligro
para las congregaciones, en cierto modo, un peligro mayor que la persecución
directa. ¿Y se fijaron en qué dijo sobre esos falsos hermanos? Que se habían
“metido disimuladamente”. Ocurrió en aquellos días, y también ocurre ahora.
Hermanos, esto es un asunto muy serio del que queremos hablar hoy. Piensen en
esto: ¿desapareció la congregación cristiana por culpa de la persecución en los
siglos segundo y tercero? No. Fue por culpa de falsos hermanos y enseñanzas
apóstatas. Así que el Diablo puede usar ataques directos. Puede usar la
persecución para tratar de machacar la estructura de la congregación cristiana.
Pero, a veces, trata de corromper la congregación desde adentro. Este es un ataque
sutil. Sea cual sea el método que use, tenemos que luchar. Nuestra fe está en juego.
Y vale la pena luchar por ella. Es un regalo de Jehová. Tenemos que protegerla.
Es parte del fruto del espíritu. Luchemos con todas nuestras fuerzas por la fe.
Supongamos que, por curiosidad, usted entra en un chat o un foro de personas que
dicen que son testigos de Jehová —a lo mejor lo son, pero no lo sabe, no los
conoce—, y alguien empieza a hacer preguntas. “¿Vieron el último programa de
JW Broadcasting? ¿De verdad creen que fue animador?”. O “¿creen que los
hermanos que escriben los artículos de La Atalaya saben lo que es el mundo real?
¿Se darán cuenta de lo difícil que es la vida aquí afuera?”. Y luego otros responden
con comentarios negativos también. Usted no sabe si estas personas son apóstatas,
o solo son hermanos que están muy mal espiritualmente, pero ¿importa eso?
¿Cómo le hacen sentir? Cuando sale del chat, ¿se siente animado?, ¿con ganas de
ampliar su ministerio?, ¿más convencido que nunca de que Jehová tiene una
organización a la que usted ama y de la que se siente agradecido y orgulloso de
pertenecer? ¿O más bien se queda triste, inquieto o incómodo? Alguien podría
decir: “Tengo que participar en ese chat para ayudar a esas personas”. Pero es que
no deberían estar ahí. Aunque no sean apóstatas, no se están haciendo ningún
bien. Quedarse en ese foro para “ayudar” a alguien sería como tomarle de la mano
mientras se bebe el veneno y, además, beber un poquito para que no beba solo.
Tenemos que seguir el consejo que encontramos en Romanos 16:17. Pensemos en
el chat imaginario que acabamos de describir mientras leemos Romanos 16:17.
Piensen en todos los comentarios negativos que hay en ese chat —no sabemos
quién los dice—, y ahora leamos Romanos 16:17. Dice…
Romanos 16:17 — “Hermanos, ahora les ruego con firmeza que vigilen a los
que crean divisiones y obstáculos que van en contra de las enseñanzas que [...]
han aprendido, y que los eviten”.
Pensemos en el chat.
• ¿Crea divisiones?… Sí.
• ¿Podría ser un obstáculo para la fe?… Podría.
• ¿Va en contra de lo que hemos aprendido?… No tenemos ni que contestar esa
pregunta. Sea a propósito o no, esos comentarios podrían debilitar nuestra fe.
• ¿Qué debemos hacer? ¿Qué dice Pablo al final del versículo 17?… Dice que
los evitemos.
Ahora me gustaría decirles algo a los que participan en estos chats o foros. Tal vez
se valgan de ellos solo para desahogarse, por decirlo así. Quizás están pasando
algunas cositas en la congregación que no entienden... o decisiones de los
ancianos con las que no están de acuerdo... Así que escriben lo que piensan en el
foro para desahogarse, y así se sienten mejor. Pero ¿qué hay de los que lean sus
comentarios? ¿Cómo les afectarán? ¿No se sentiría fatal si por culpa de sus
comentarios negativos alguien dejara la verdad? Yo sé que usted no quiere que eso
ocurra. Así que, por favor, por favor, tenga cuidado con lo que diga. Bueno, alguien
podría decir: “Las advertencias sobre los apóstatas son para los que están débiles,
pero eso a mí no me afecta. Yo estoy fuerte espiritualmente”. Eso es como si un
levantador de pesas pensara que puede beber veneno y que no le pasará nada
porque él es grande y fuerte. No somos tan fuertes, tan espirituales ni tan
inteligentes como para que no nos afecte el veneno de las ideas apóstatas.
¿Cuándo podríamos sentirnos presionados a leer algo escrito por los apóstatas?
Piense en esta situación: usted tiene una estudiante de la Biblia, y el esposo le
envía a ella un enlace a una página apóstata, y le dice: “Lee esto para que veas
dónde te estás metiendo”. Su estudiante está preocupada y le pide que lo lea para
saber qué piensa. Pues no debería hacerlo, porque Pablo dice “evítenlos”. Así que
no deberíamos leer información apóstata o buscar en las redes sociales para ver
qué dicen de nosotros. ¿Qué podría decirle a su estudiante? Podría decirle algo así:
“Puedo entender que esto te preocupe bastante y es normal que quieras saber
dónde te estás metiendo. Una sugerencia. No tenemos nada que esconder, así que
cuando vayas a las reuniones presta atención a lo que dicen los hermanos. Fíjate en
cómo nos tratamos unos a otros. Averigua cómo se financia nuestra organización.
Conoce a los ancianos y a sus esposas. Saluda al superintendente de circuito y a su
esposa. Visita la central mundial o la sucursal, yo voy contigo, yo te ayudo. Quiero
que conozcas a fondo nuestra organización. Si lo haces, seguro que te darás cuenta
de que lo que dicen sobre nosotros es mentira”. Quizás se les ocurra algo mejor,
esta es solo una idea. Solo unas gotas de veneno en una bebida son suficientes
para hacer mucho daño. Los apóstatas a menudo mezclan algunas verdades con
mentiras. ¿Recuerdan a Elifaz, uno de los supuestos amigos de Job? Algo de lo que
dijo era verdad. Busquemos Job 5:13. Les doy un momento. A ver si lo que voy a
leer les suena familiar.
Job 5:13 — “Él atrapa a los sabios en su propia astucia para arruinar los
planes de los maquinadores”. “Atrapa a los sabios en su propia astucia”.
¿Les suena familiar? ¡Claro! El apóstol Pablo dijo lo mismo en 1 Corintios 3:19.
De hecho, la referencia marginal, la letra pequeñita que vemos aquí, nos lleva a
1 Corintios 3:19. Es posible que Pablo estuviera citando a Elifaz. Así que eso era
cierto, pero ¿qué pensaba Jehová de todos los argumentos de Elifaz? Vamos a leer
Job 42:7 para ver la opinión de Jehová.
Job 42:7 — “Cuando Jehová terminó de hablar con Job, Jehová le dijo a Elifaz
el temanita: ‘Estoy furioso contigo y con tus dos amigos, porque ustedes no han
dicho la verdad sobre mí como lo ha hecho mi siervo Job’ ”.
Algunas verdades mezcladas con mentiras. Además, parte de lo que dijo Elifaz
estaba inspirado por demonios. ¿Cómo lo sabemos? Él lo reconoció. Vayamos a Job
4:15-17. Les doy un momento, es muy interesante. Job 4:15-17. Elifaz dice…
Job 4:15, 16a — “Un espíritu pasó por delante de mi rostro; el vello de mi
cuerpo se erizó. Entonces el espíritu se detuvo, pero no reconocí su apariencia”.
Parémonos aquí por unos segundos. “No reconocí su apariencia”. Así que él
no sabía con quién estaba hablando, tal como alguien en un chat o en un foro
quizás no sepa con quién está hablando. Continuamos leyendo…
Job 4:16b, 17 — “Había una silueta frente a mis ojos; y, tras un silencio, oí una
voz: ‘¿Acaso puede el hombre mortal ser más justo que Dios? ¿Puede el hombre
ser más puro que su Creador?’ ”.
En algunos lugares, hay un mayor número de apóstatas que en otros. Si usted vive
en una zona en la que hay muchos apóstatas, es posible que las personas de su
territorio los escuchen y quieran hablar de sus ideas con usted. En ese caso, ¿qué
debería hacer? No se ponga a discutir con los apóstatas. No lea sus comentarios.
Pídales a los ancianos o a otros hermanos experimentados ideas sobre cómo
responder a los amos de casa. ¿De verdad son tan venenosas las enseñanzas
apóstatas? Vamos a verlo. Prestemos atención al siguiente VIDEO.
BETTHIE SULLIVAN: Un domingo por la mañana, pasé por delante del Salón
del Reino y me dije a mí misma: “¡Ja!, ahí están,
esperando a que llegue Armagedón”. Pero, en cuanto ese
pensamiento se me vino a la mente, me dije: “Al menos
ellos se sienten bien consigo mismos, ¿puedes decir tú lo
mismo?”. La respuesta era “No”, me sentía fatal.
JUSTIN OCHOA: Los ancianos, usando muy bien las Escrituras y razonando
conmigo, me ayudaron a ver que me había dejado llevar, que me había dejado
atrapar, por filosofías humanas, por razonamientos falsos y vacíos.
Ahora hablemos del segundo desafío al que nos enfrentamos: LOS COMENTARIOS
NEGATIVOS SOBRE NOSOTROS EN LOS MEDIOS. Hay un principio que
podemos seguir, Proverbios 14:15. Dice:
Proverbios 14:15 — “El ingenuo se cree todo lo que le dicen, pero el prudente
mide bien todos sus pasos”.
¿Alguna vez han escuchado hablar de los juicios mediáticos? Suele pasar esto:
alguien es acusado de un delito, el caso sale en todos los medios de
comunicación, y los medios presentan los hechos de tal modo que todo el mundo
que los oye cree que la persona es culpable. Para evitar que los denuncien por
difamación o calumnia, los periodistas escogen con mucho cuidado sus palabras.
Y hay que entender qué es lo que están diciendo. Este texto nos ayudará, Job
12:11. Es impresionante la cantidad de principios que estamos sacando de Job en
este discurso. Job 12:11. Aquí está hablando Job y dice:
Job 12:11 — “¿Acaso el oído no prueba las palabras como la lengua saborea la
comida?”. “¿Acaso el oído no prueba las palabras?”.
¿Qué quiere decir eso? Que, si nos enteramos de que los apóstatas van a salir en
un programa de televisión, ¿deberíamos verlo para ver si lo que dicen es cierto?
No. Básicamente significa comprobar cuál es la fuente de esas palabras. Si los que
hablan son apóstatas, ¿por qué deberíamos creer lo que dicen? Pongamos un
ejemplo: se encuentran un frasco con una etiqueta que dice “veneno”. ¿Necesitan
abrirlo y probar un poquito para ver si de verdad es veneno? La etiqueta dice que
es veneno. Volvamos al texto de Job. ¿De qué otra manera podemos probar las
palabras? Lo hacemos fijándonos en lo que de verdad significan las palabras.
Dijimos que los medios de comunicación y los periodistas escogen muy bien las
palabras para evitar denuncias. Supongamos que una noticia dice que alguien ha
sido acusado de un delito o que está siendo investigado. Bueno, tenemos dos
palabras: acusado e investigado. Eso no quiere decir que sea culpable.
O supongamos que alguien es condenado y va a la cárcel. Bueno, podemos decir
eso de los hermanos de Corea, fueron condenados y encarcelados. ¿Y por qué? Por
negarse a matar a otros. ¿Hicieron algo malo? Y, si un tribunal declara culpable a
alguien, como le pasó a Jesús, eso no significa que para Dios sea culpable. Así que,
hermanos, tenemos que reflexionar en estas cosas. Puede que leamos que una
persona o una organización es demandada, pero se llega a un acuerdo fuera del
tribunal. ¿Significa eso que la parte demandada es culpable? No necesariamente. Y,
en algunos países, a menudo los casos son juzgados por un jurado. ¿Y quiénes
están el jurado? Ciudadanos normales, sin conocimientos de leyes. Pero no solo
eso. Estos ciudadanos no siempre tienen acceso a todas las pruebas, porque el juez
y los abogados deciden qué datos darle al jurado. Así que es poco probable que se
sepa toda la verdad en el juicio. De hecho, es posible que ninguna de las partes
quiera que se sepa toda la verdad. A veces, los abogados omiten a propósito
información que pudiera perjudicar a sus clientes. Además, los miembros del
jurado tienen prejuicios, como todo el mundo, y hay quienes no son capaces de
dejarlos a un lado.
Mateo 5:25, 26 — “Si un adversario te lleva a juicio, trata de resolver las cosas
cuanto antes, mientras aún van de camino al tribunal, no sea que tu adversario
te entregue al juez, el juez te entregue al guardia del tribunal y tú acabes en
prisión. Te aseguro que de ningún modo saldrás de allí hasta que hayas pagado
la última monedita”.
Proverbios 13:20 — “El que anda con los sabios se hará sabio, pero el que se
junta con los insensatos acabará mal”.
Usted conoce a los hermanos de su congregación, sabe que son sabios, sabe que
quieren lo mejor para usted. Pero, en un foro de internet, probablemente no sepa si
está andando con personas sabias, por lo menos al principio. Así que tenga
cuidado, y si la conversación se vuelve negativa sálgase. Satanás está detrás de las
enseñanzas engañosas de los apóstatas. Él es el “padre de la mentira”. Y los que
mienten están haciendo exactamente lo que hace su padre. Los apóstatas no tienen
nada que ofrecernos, hermanos. Lo único que ofrecen es odio. Solo ofrecen críticas
y comentarios negativos. Pero qué bien nos sentimos cuando estamos con quienes
aman a Jehová. Él nos da muy buenos amigos, compañías edificantes. Además, nos
da la verdad de su Palabra, y un conocimiento exacto de la verdad es la mejor
defensa contra la apostasía. Lea la Biblia todos los días y medite en ella. Preste
atención a las palabras. Fíjese en lo que quieren decir. Sea como los bereanos
mencionados en Hechos 17:10, 11. Vamos a leerlo.
Pablo compara a los bereanos con los tesalonicenses. ¿Qué sabemos de los
tesalonicenses? En aquellos días no existía YouTube, pero parece que los
tesalonicenses escucharon el rumor de que “el día de Jehová” había llegado.
¿Quién esparció ese rumor? ¿Un apóstata? Puede ser. O también puede ser que
alguien lo escuchara y lo repitiera sin comprobar si era cierto. ¿Alguna vez ha
hecho eso? ¿Repetir algo que le contaron sin saber si era cierto? Creo que todos
debemos reconocer que hemos hecho eso alguna vez. Pero ¿cómo reaccionaron
los tesalonicenses? Se asustaron. Perdieron el buen juicio fácilmente. No queremos
que eso nos pase a nosotros. Cuando escuchemos algo, comprobémoslo. No lo
repitamos, no nos lo creamos, comprobémoslo. Colosenses 2:6, 7, el último texto
que vamos a leer en este discurso. Aquí Pablo explica cómo podemos evitar perder
el juicio fácilmente. Leamos este último texto…
Colosenses 2:6, 7 — “Por lo tanto, tal como han aceptado a Cristo Jesús el
Señor, sigan andando en unión con él [si hacemos eso, estaríamos andando con
alguien sabio], siendo arraigados en él, edificados sobre él [y noten lo que dice
ahora] y estabilizados en la fe, como se les enseñó”.
Si estamos estables en la fe, no nos dejaremos llevar por las acusaciones falsas de
los apóstatas ni de los medios. En tiempos de guerra, a menudo se esparcen
rumores falsos. Hermanos, estamos en guerra. Y tenemos que luchar con todas
nuestras fuerzas por la fe. Nuestra vida está en juego.
Gracias, hermano Splane, por este discurso tan interesante. Esta sesión nos ayudó a
proteger nuestra fe y a actuar con fe. ¿Qué veremos en las dos últimas sesiones?
El texto temático será Mateo 21:21, que dice en parte: “Si tienen fe [...] pasará”.
La siguiente sesión comenzará con una serie de discursos que habla de mujeres de
fe. Y estamos deseando escuchar el discurso público, titulado “Tengan fe en las
buenas noticias”. Ahora cantemos la canción 38, que dirige la atención a nuestra
fuente de poder, Jehová. La canción se titula Jehová te cuidará. Después de la
canción pueden hacer una oración para finalizar. Canción 38.