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Desde jóvenes podemos ser amigos de Jehová.

A mí me ayudó ver el ejemplo de los


hermanos que ponen a Jehová en primer lugar y lo felices que son al hacerlo.
Estar cerca de ellos me motivó a crecer espiritualmente y a estar siempre listo
para aceptar cualquier asignación.

Cuando damos la vida a Jehová, es emocionante recibir las bendiciones que nos
tiene guardadas. Para que nuestra relación con Jehová crezca, necesitamos leer
la Biblia y orar.

Cuanto más conoces a Jehová, más te atrae su personalidad. Y a nadie le gustaría


perder a un amigo como él. Siempre supe que esta era la verdad y que quería
servir a Jehová por la eternidad, pero necesitaba estar muy convencida de
algunas cosas. Mis padres y yo las investigamos a fondo con la ayuda del libro
Creador y algunas lecciones del libro Enseña. Después de eso, todo estaba muy
claro: quería bautizarme y estaba lista para dar ese paso.

Para fortalecer mi relación con Jehová, oro y leo la Biblia todos los días. Me
gusta leer cuando estoy solo, sin distracciones. En esos momentos puedo abrirle
mi corazón a Jehová en oración. No me fue fácil pensar en darle más a Jehová,
pero nunca me rendí. Tiempo después de bautizarme, fui nombrado siervo
ministerial y tuve la oportunidad de servir casi dos años en Betel. Ahora soy
precursor regular en una congregación de habla karen. Al principio no sabía
hablar el idioma kayin sgaw, pero los hermanos de la localidad me enseñaron no
solo a hablarlo, sino también a leerlo.

La oración es algo muy importante para fortalecer mi relación con Jehová. Es


como si platicara con un amigo. Y siempre eso ayuda, porque platico con él. Es
alguien real para mí y tengo plena confianza de que él me escucha. Puedo apoyar
a los ancianos en asuntos mecánicos como la limpieza del salón, acomodador,
micrófonos y también puedo apoyar en asuntos espirituales. Cuando comparto con
las personas la promesa que Jehová nos hace de la vida eterna, me estimula
porque estoy recordando constantemente la promesa que Jehová nos hace, y me
motiva a seguir predicando.

Una familia de la congregación me acogió en su casa. Ahora son como mis padres
espirituales. Con la noche de adoración me han ayudado a crecer en sentido
espiritual.

Los hermanos mayores de la congregación me han ayudado mucho. Para empezar,


porque son buenos ejemplos y también porque me recuerdan que debo mantener el
ojo sencillo. Sin importar su edad, están decididos a servir a Jehová Dios. Eso
me hace pensar en mis propias circunstancias. Soy muy joven. ¿Qué me impide
esforzarme tanto como ellos?

Antes de ser precursor, vendía pescado toda la semana. Ahora solo lo hago
durante cuatro días y, así, tengo los otros tres disponibles para predicar. A
fin de hacer más en el servicio a Jehová, trato de estar al tanto de las
necesidades de la congregación. Llevo a los hermanos mayores a las reuniones o a
predicar. Y lo hago porque deseo darle a Jehová mi juventud y mis energías.

En la escuela di cursos bíblicos a algunos de mis compañeros. Con el tiempo,


ellos también se dedicaron a Jehová. Me llena de alegría imaginar que estaré con
ellos en el Paraíso.

Tengo el honor de enseñar de la Biblia a una jovencita sorda que vive a dos
horas de mi casa si vas a pie. Ella está muy feliz con todo lo que ha aprendido,
y su familia la ha apoyado muchísimo. Saber que Jehová la ayuda y que yo pongo
mi granito de arena no tiene precio.

El precursorado auxiliar fue el primer paso para llegar a ser precursora


regular. Hablar de tus creencias te brinda la gran oportunidad de colaborar de
cerca con Jehová. Como resultado, tu fe crece y te convences más que nunca de lo
que crees. Este es el camino para fortalecer tu amistad con Jehová.
El sitio jw.org y el programa mensual de JW Broadcasting me han acercado a los
hermanos, pero sobre todo a Jehová. Yo soy tímida por naturaleza. Así que
predicar de casa en casa no es lo más fácil del mundo para mí. Pero me motiva
mucho ver a otros jóvenes de diferentes partes del mundo que, con sus difíciles
circunstancias y todo, le dan a Jehová lo mejor de ellos. Así que yo también
quiero seguir adelante en mi carrera espiritual, darle a Jehová lo mejor de mí.

Cuando veo todas las puertas que hay para servir a Jehová en estos tiempos,
pienso en lo emocionante que debe de ser entrar por ellas: ser precursor en otro
país o en otros lugares con gran necesidad o incluso servir en Betel. El
salmista dijo: “Gusten y vean que Jehová es bueno”. Así que jamás sabremos qué
nos espera en el servicio a Jehová a menos que nos hagamos disponibles, al menos
una vez en la vida. ¡Anímate! Jehová tiene la mejor vida para ti.

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