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Centro y Periferia.

El Debate latinoamericano
sobre Desarrollo: Estructuralismo de CEPAL y
Teoría de la Dependencia
Industrialización, Centro y Periferia

Una primera aproximación a la idea de estructura productiva periférica remite a la


existencia de formaciones con insuficiencias y carencias en cuanto a contar con un
sistema industrial integral y desarrollado, con relativa ausencia de actividades
productivas complejas tecnológicamente, problemas crónicos de financiamiento en
moneda internacional e incapacidad de abastecer a un mercado doméstico de cierta
relevancia. Poseen una inserción subordinada en la división internacional del trabajo,
en el sistema financiero y en el orden político mundial.

La experiencia histórica mundial muestra que el sistema industrial es el soporte


material que ha permitido al capital orientar el desarrollo de las fuerzas productivas
mediante el proceso de reproducción ampliada (acumulación) en los países que han
logrado mayor nivel de desarrollo y de bienestar material.

El momento decisivo en materia de desarrollo de las fuerzas productivas, un


verdadero punto de inflexión o "parte aguas" histórico, fue la conocida como
“revolución industrial”, con sus primeros registros hacia fines del siglo XVIII pero
profundizado y expandido en la segunda mitad del siglo XIX, que llevó a una “gran
divergencia” entre la suerte de unos pocos países en Europa occidental, EEUU, Japón
y el resto de la geografía mundial.

En palabras de Pasinetti, L. (Tesis Doctorado, 1963): “La industria es un proceso de


aumento de la riqueza a través de incremento material en la cantidad y el número de
productos a alcanzar mediante la aplicación práctica de los avances de la ciencia, la
división Y especialización del trabajo, mejoras en la organización, invención y
utilización de nuevas fuentes de energía y nuevos materiales”

Aguiar de Medeiros, C. (2018): “Economías industrializadas o desarrolladas son


términos indistintamente utilizados para identificar a las economías ricas”…”Más que la
mera existencia de la producción manufacturera, la industrialización, es decir, el
crecimiento de la mecanización del trabajo, es la forma material de un gran cambio
estructural caracterizado por la continua introducción a nuevos bienes y nuevos
procesos productivos como el principal conductor de la productividad”.

Una buena caracterización de Centro y Periferia la encontramos en Burachik, G.


(2016):

Los países desarrollados son los que se industrializaron durante el siglo XIX; tienen
elevada productividad laboral e ingresos per cápita, lideran el proceso de cambio
tecnológico y por lo tanto acaparan la mayor parte del comercio internacional de
productos industriales complejos. Constituyen el núcleo de la acumulación de capital a
escala global y son por lo tanto la principal fuente (actualmente, también el principal
destino) de inversión y crédito internacional. Esta supremacía económica les confiere
también capacidad de dominación política y militar (y viceversa).
Los países periféricos son aquellos que experimentaron una industrialización parcial,
distorsionada y tardía y en los que la acumulación depende de la tecnología, el capital
y los mercados de los países desarrollados. La dominación social de la burguesía en
las sociedades periféricas refleja el carácter dependiente que allí adquiere el
capitalismo; el empresariado local comparte la apropiación del producto del trabajo
local con el capital extranjero.

Se puede hablar de un verdadero “sistema centro-periferia” en el momento en que se


dan complementariedades e interdependencias: cuando crece el comercio mundial y
se configura una especialización de países periféricos en la provisión de ciertos bienes
básicos, es decir, que forman parte en los procesos de fabricación de otros bienes y
son "necesarios" (insumos, materias primas), incluyendo alimentos o "bienes salario"
integrantes de la canasta de consumo de la fuerza laboral empleada en la industria
(p.e. exportación de carne argentina) .

Como posibles respuestas, por ejemplo la CEPAL, apuntaba al desarrollo entendido


como cambio estructural, es decir, diversificación productiva: diversificar y complejizar
la estructura productiva mediante la industrialización. Salir del esquema de economía
“simple” con sectores exportadores preponderantes, integrados a economía mundial
(“enclaves mineros” como casos extremos) y poco “derrame” de eslabonamientos
“hacia adelante” y “hacia atrás” al interior del espacio nacional.

Otra caracterización de las estructuras productivas centrales y periféricas es la que


surge de Martínez Peinado y Vidal Villa (1995), diferenciando un modelo de desarrollo
autocentrado, caracterizado por su carácter autónomo, articulado e integrador del
desarrollo capitalista; del otro modelo de desarrollo extravertido, a partir de un modelo
de crecimiento inducido y no autogenerado endógenamente, desarticulado,
dependiente. Las características de una estructura productiva no integrada en la
formación social periférica.

El Centro (modelo de acumulación autocentrado)

Autónomo: su desarrollo capitalista ha sido autónomo, desde su origen como Estado nación, es
decir, se trata de países que tuvieron un desarrollo propio, endógenamente impulsado, y no por
imposición exterior. Una estructura económica configurada en torno a las clases sociales
típicas del capitalismo (burguesía y proletariado). Son países de Europa Occidental, EEUU,
Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda.

Articulación sectorial: Formación de un mercado interior que expresa la articulación sectorial de


los sectores productivos, que resulta en un tejido industrial en que la matriz input-output de
relaciones industriales aparece “llena”. El progreso tecnológico se difunde alcanzando a todas
las actividades productivas (homogeneidad de productividades). Esa fuerte articulación entre
sectores productivos permite un alto grado de diversificación productiva.

Expansión exterior: desde el centro se articula la dinámica del sistema capitalista mundial, a
partir de las fuerzas que empujan a estas formaciones centrales a la expansión exterior.

Desarrollo socioeconómico: esta dinámica del capitalismo autocentrado ha llevado al


desarrollo: progreso (industrialización y tercerización moderna), alto nivel de vida
(disponibilidad de bienes de consumo y servicios personales y públicos) y regulación estatal
interna controlada (y estados de bienestar).

La periferia (modelo extravertido)


Modelo periférico de acumulación: Capitalismo inducido, extraversión, especialización,
desarticulación y dependencia.

Inducido: el desarrollo capitalista tuvo un origen externo violento, impuesto, no espontáneo ni


fruto del propio desarrollo histórico. No hubo actores sociales (burguesía) que implantaran el
capitalismo, sino, en el mejor de los casos, actores asociados a los intereses extranjeros que
implantaron el capitalismo.

Especialización: a partir de la expansión del capital desde los países centrales en busca de
materias primas minerales, explotación agrícola-ganadera, etc., crearon colonias y destruyeron
bases económicas anteriores no capitalistas generando estructuras productivas especializadas:
regímenes exportadores en base a sistemas de plantación de café, azúcar, caco, caucho,
cereales, etc. y exportadoras de minerales como cobre, plomo, cinc, estaño, plata, oro, fosfatos
y petróleo, etc.

Extraversión: sus principales sectores productivos están orientados hacia los mercados
exteriores, mayoritariamente al mercado de productos primarios o con baja elaboración
(manufacturas de origen agrícola ganadero o minero). En varios casos en situaciones de
monocultivo o próximas a ellas, con estructuras productivas simplificadas o poco complejas, los
países periféricos son incapaces de autoabastecerse de productos y son, en consecuencia,
muy dependientes de importaciones.

Desarticulación sectorial: reflejo de la especialización y extraversión, hay ausencia o escasez


de producción en numerosos sectores productivos. Diversos tipos de desarticulaciones: entre
sector I y II (medios de producción y de consumo), entre agricultura e industria, dentro de la
industria entre proveedores de materias primas e insumos y sectores de producción final.
También desarticulación territorial. Heterogeneidad en los mercados de trabajo (sector informal
y formal, etc.).

Desintegración: efecto de la anterior, es decir, escasa complementariedad de las actividades


productivas nacionales. Con actividades económicas que no dependen de su propio mercado
interno sino del internacional. Con sectores “modernos” eficientes que son más bien una parte
o apéndice de la economía mundial en el territorio nacional periférico. Un ejemplo actual es el
caso de una industria automotriz, en países periféricos más avanzados como Argentina, con
pocos eslabonamientos hacia adelante (rutas, servicios mecánicos, etc.) y, sobre todo hacia
atrás (plástico, neumáticos, autopartes, etc.), armadurías.

Dependencia: debilidad en cuanto al control nacional de los motores del desarrollo, débil poder
de decisión autónoma. Concepto que se desarrolla más adelante.
El debate latinoamericano sobre desarrollo
Vinculado a una realidad de distintos niveles de desarrollo de los países, a partir de la
posguerra, años 1950 y 1960, se da un interesante debate en términos de
“problemáticas de desarrollo” 1 atento al contexto económico mundial marcado por:

- La necesidad de reconstrucción de países que habían entrado en guerra


(Europa, Japón)

- Los desafíos del proceso histórico de descolonización en Asia y Africa

- La visualización como “atraso” y la necesidad de “modernización” en América


Latina

- Para los países del “mundo capitalista occidental”, el peligro que representaba
el ejemplo competitivo de la URSS (Guerra Fría) para “Occidente” del
capitalismo desarrollado

Aquí se darán algunas coordenadas sobre vertientes de ese debate, en particular, las
relacionadas con el enfoque sobre la problemática propia latinoamericana que
encararon dos corrientes “regionales”: el estructuralismo de CEPAL y la Teoría de la
Dependencia frente a la contundente evidencia de “no convergencia” o “catch up” en
cuanto a alcanzar niveles de desarrollo semejantes al grupo minoritario de países
centrales, desarrollados o industrializados (Europa, EEUU y Japón).

Previamente, se describe en forma breve los contornos de una corriente desarrollista


siempre influyente, que podemos llamar “desarrollismo culturalista”, “neo-weberiano” o
“de la modernización”, la de W.W. Rostow, a los efectos de dar un muy resumido
panorama de debate con propósito ordenador, intentando destacar el valor del planteo
de algunas problemáticas hsitóricas que pueden ser útiles puntos de partida para los
desafíos de la actualidad.

Como síntesis, mientras en esta última visión rostowiana las diferencias entre
economías nacionales eran un problema de “falta de modernización y de capitalismo”,
de necesidad de una mayor integración con este; en los primeros (CEPAL,
Dependencia) se trataba de capitalismos periféricos que eran la otra cara del mismo
capitalismo central. Es decir, se trata mas bien de una expresión de ese mismo
desarrollo capitalista mundial que generaba a la vez desarrollo en el Centro y
Subdesarrollo en la Periferia.

Convergencia o Catch Up en Rostow, el optimismo modernizador

Se trata de un desarrollismo que razona en clave de las ideas de “atraso y


modernización”. La idea de que existe un único modelo capitalista de etapas a cumplir
que, finalmente, conduciría a la convergencia o nivelación de todas las naciones en
cuanto a niveles de desarrollo y estándares tecnológicos y de niveles de productividad
y de vida.

1
Y que hacia 1980 iba a ser reemplazado por la agenda neoliberal ortodoxa del “ajuste estructural”, luego
del gran endeudamiento externo: desregulación, privatizaciones, menos Estado, finanzas públicas “sanas”
(crowding out).
La idea se asocia al optimismo en una dinámica de crecimiento más bien asociada a
cierta libertad para el funcionamiento de los mecanismos de mercado y para la
conducción privada del proceso evolutivo, incluyendo la integración al mercado
internacional de bienes y, en sus continuadores luego del fin de Bretton Woods, al
mercado de capitales2. Habría un solo camino capitalista y es el mismo de los países
ya industrializados.

Esta tradición de teorías del desarrollo “evolucionistas” y “unidimensionales” que se


esbozaban en los ámbitos de pensamiento de los países centrales con amplios ecos
en centros académicos e intelectuales de la Periferia, debían ser difundidas en las
nuevas agencias económicas regionales dependientes de la Organización para de las
Naciones Unidas. La idea central:

El subdesarrollo no constituye más que una fase o etapa evolutiva


anterior respecto del desarrollo pleno. Es decir, este último implicaría una
situación accesible para todos los países que lograran crear las
condiciones adecuadas para el Take off, o “despegue”.

Para W.W. Rostow (1959), se trataba de disparar un proceso de modernización de


estructuras atrasadas, siendo que se daban situaciones transitorias de desarrollo
incompleto por debilidad o ausencia de valores ”racionales” capitalistas. Su libro “Las
etapas del crecimiento económico. Un manifiesto no comunista”3, plantea la existencia
de cinco etapas a atravesar: “sociedad tradicional”, la fase de “condiciones previas
para el impulso inicial”, “el impulso inicial”, “la marcha hacia la madurez” y “la era del
alto consumo en masa”.

2
Para simplificar, una de las características que se asocia a la idea de “fin de Bretton Woods”, con la
libre flotación del dólar respecto al oro, es la del fin del control y la regulación de las finanzas al
nivel nacional y al internacional, en favor de la liberalización de finanzas nacionales e
internacionalización de capitales financieros.

3
“La teoría de la modernización (y "Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no
comunista" de Walt Rostow) jugó un importante papel ideológico justificando el “enfoque triple” que,
según Branko Milanovic, se refiere a la “internacional anticomunista” y la política de EEUU en varios
países del llamado “Tercer Mundo” (Indonesia, Chile, Corea) durante la Guerra Fría, basada en: las
relaciones y las influencias sobre los oficiales militares de rango superior de las FFAA del Tercer
Mundo, la propaganda y la desinformación (medios, sobornos) y la manipulación del apoyo económico
(p.e. vía Banco Mundial). En oposición directa a lo que Obama afirmó en 2014, la teoría de la
modernización (y la política exterior de Estados Unidos) no estaban completamente interesadas en la
democracia. En efecto, era antidemocrático. Pero igualmente sostuvo, no muy diferente de su
contraparte estalinista, que los países del Tercer Mundo necesitaban desarrollarse económicamente
primero, lo que harían mejor al tener regímenes de derecha (idealmente militares) amigos de Estados
Unidos y que la democratización puede dejarse para el futuro. En retrospectiva, sabemos que la
teoría de la modernización funcionó en Corea del Sur y Taiwán. Incluso se puede argumentar que
funcionó en Brasil en la medida en que se puede pensar que el retorno de la democracia en Brasil,
después de una pausa de 25 años, fue ayudado por el fuerte crecimiento económico que experimentó
el país bajo el duro gobierno militar”. B. Milanovic, 30-09-2021, “Cómo se ganó la Guerra”, blog
Desigualdad Global. (traducción propia)
En este planteo que gozó de mucha difusión hasta en versiones más actuales y que
iban a criticar CEPAL y dependentistas, pesaba la influencia de la sociología
weberiana estadounidense.

La explicación básica sobre la jerarquía de las economías nacionales y la capacidad


de progreso se apoyaba en el éxito de la difusión de ciertos valores modernos como
requisito previo (cálculo racional de Newton, espíritu de empresa, tecnología). El eje
estaba en las motivaciones y la cultura.

Que se adquirieran estos valores de modernidad era la clave para lograr luego el “take
off” o despegue: las transformaciones económicas que llevaban hacia el estadio
desarrollado referenciado en su máxima expresión en las características de EEUU.

La dicotomía “atraso o tradición versus modernización” constituyó todo un paradigma


tal como ilustran, por ejemplo, las contribuciones de un influyente y verdadero iniciador
de la sociología en Argentina como es Gino Germani. La denominación usada de
“países en vías de desarrollo” es tributaria de esta tradición

Tanto los estructuralistas de CEPAL como los dependentistas marxistas van a criticar
este enfoque que A. Hirchmann calificaba como "mono economicista".

CEPAL y el estructuralismo latinoamericano


La escuela “cepaliana”, por CEPAL, Comisión Económica para América Latina de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), emergente, luego conocida como
“estructuralismo”, planteaba una visión latinoamericana acerca del proceso de
desarrollo del capitalismo industrial y las problemáticas específicas del estadio de
subdesarrollo latinoamericano: el foco puesto en la configuración de las estructuras
económicas a partir de la lógica histórica específica derivada de la expansión del
capitalismo y, en particular, del rol de los países periféricos en el comercio
internacional.

El contexto histórico está dado por el período de la post. 2da guerra mundial en que,
muy brevemente, podemos citar como hechos significativos: desarrollo del comercio
mundial con finanzas reguladas, las estrategias de ISI que ya habían iniciado algunos
países, al menos los más grandes (Brasil, México, Argentina) y se revelaban
problemas de Balanza Comercial; la emergencia de EEUU como potencia y “Centro
Cìclico Mundial” poseedor de una estructura productiva muy diferente de la británica,
ya no tan demandante de muchas de las commodities (excepto petróleo); fin del orden
británico; reconstrucción europea y japonesa; Guerra Fría entre superpotencias (EEUU
y URSS).

El legado de CEPAL nos remite a cuestiones sobre el menor crecimiento del PIB per
cápita de los países y su heterogeneidad estructural, diferencias de marcha y
coexistencia de sectores y áreas productivas diferentes cuali y cuantitativas en
nuestras economías nacionales: “estructuras productivas heterogéneas” por
desigualdad en la difusión mundial del progreso tecnológico, con fuertes diferencias de
productividad y sus correlatos (mercados de trabajo segmentados, diferencias de
ingresos, población marginal).

Desde el punto de vista productivo, las economías periféricas son poco diversificadas
o “especializadas” y el crecimiento económico impulsado por los componentes de la
demanda agregada trae aparejado un fuerte aumento de importaciones (bienes de
capital, insumos) y a mayor ritmo que el del crecimiento lento de las exportaciones.
Una alta “elasticidad ingreso de importaciones” o “propensión a importar” aún cuando
la estrategia era de sustituir importaciones comenzando por la “etapa fácil” de bienes
de consumo final, al menos en lo países más grandes de la región. Expresaba un
problema de “débil propagación del progreso técnico” (SIC).

Las exportaciones, basadas en materias primas, productos primarios o commodities 4,


nombres que no significan lo mismo pero suelen usarse indistintamente, dependen de
la demanda de los “centros cíclicos” industrializados o desarrollados.

La propuesta de CEPAL: desarrollo entendido como cambio estructural, es


decir, diversificar y complejizar la estructura productiva mediante la
industrialización.

Salir del esquema de economía “simple y especializada”, con sectores exportadores


modernos integrados al comercio mundial (“enclaves mineros” como casos extremos
de desarticulación) y escaso “derrame” de eslabonamientos “hacia adelante” y “hacia
atrás” al interior del espacio nacional.

Hay una fuerte gravitación del ciclo económico de los países del Centro,
especialmente EEUU y Europa en reconstrucción. Se da una alta elasticidad del
ingreso (PIB) respecto de las importaciones y una baja elasticidad ingreso de las
exportaciones latinoamericanas (PIB de países centrales), que llevan a déficits
comerciales tendenciales y crónicos déficits de cuenta corriente. La heterogeneidad
estructural con predominio de ramas primarias, “modernas” e integradas al comercio
mundial, lleva a los conocidos problemas recurrentes expresados en las cuentas
externas (restricción externa o insuficiencia estructural de divisas).

En este breve resumen se rescatan las ideas originales y más típicas del
estructuralismo latinoamericano, básicamente focalizadas en relación con el comercio
internacional (años 60s y 70s).

El punto de partida específico de la corriente estructuralista latinoamericana, sus


análisis en términos de Centro y Periferia y de heterogeneidad estructural se asocia a
las primeras obras del economista argentino Raúl Prebisch, que presenta esa clásica
división del sistema económico mundial a partir de lo que llamaba: “la difusión desigual
del progreso técnico y de sus frutos en el mundo”.

El crecimiento de la periferia se encontraba limitado por:

• la tendencia a la caída de los términos del intercambio (relaciones de


precios expo-impo) para los países exportadores de materias primas, que
4
Commodities remite a la idea de bienes sin diferenciación, sometidos a las reglas más duras de la
competencia, por precio y no “por calidad” (p.e. exportaciones a granel, sin diferenciación o marca
registrada).
expresaba y reproducía una distribución desigual de los frutos del
progreso técnico (repartos de productividad obtenida) entre países
centrales y periféricos y al interior de estos últimos

• la tendencia a la consolidación de la heterogeneidad de la estructura


productiva debido al carácter asimétrico de la difusión del progreso
técnico entre centro y periferia.

• El problema de las elasticidades ingreso de las importaciones (alta) y


exportaciones (baja)5. Altas las primeras, bajas las segundas.

Rescatamos especialmente el foco en la vinculación entre desarrollo-subdesarrollo y la


modalidad de inserción y vinculación con la economía internacional a través del
comercio, si bien a CEPAL puede acusársela de cierto voluntarismo propositivo,
asociado a cierta subestimación de los condicionantes derivados de estructuras de
poder y dominación. La referencia estaba en el comercio mundial.

La caracterización “clásica” de CEPAL:

Periferia: una estructura productiva de carácter especializado (sector exportador de


productos primarios o, en el mejor de los casos, manufacturas de bajo contenido
tecnológico) y heterogénea (coexistencia de algunos sectores de alta productividad
con otros muchos de baja productividad, con diferencias de desarrollo y de estándares
adoptados respecto a las mejores prácticas productivas internacionales: centralmente,
agro o minería exportadora versus sector manufacturero y rural tradicional).

Centro: estructura productiva diversificada y homogénea.

En este enfoque, estas problemáticas no se pueden resolver con políticas económicas


liberales y con la mera llegada de capitales externos, sino con una conducción
deliberada, es decir, a partir de una acción consciente del Estado (planificación
económica), instrumentando políticas específicas de desarrollo industrial que tiendan a
remover esos obstáculos estructurales, en especial, los “puntos críticos” derivados de
la falta de integración de su aparato productivo.

Este último remite a expresiones como “falta de eslabonamientos suficientes:


hacia a delante y hacia atrás”, “incompletud de la matriz insumo-producto con
casilleros vacíos” o “debilidades en el entramado productivo”, débiles
“spillovers”, debilidad en materia de “economías externas y de aglomeración,
falta de “complejidad” o “densidad” nacional.

Una discusión que planteaban a la par, y no menos relevante, es el problema del


patrón de consumo “moderno” imitativo de los países centrales (estilo de vida
norteamericano) reducido a las clases altas. Es decir, sin una estructura productiva de
base acorde, que se asocia a déficits en las capacidades internas para satisfacer los
impulsos de demanda mas “sofisticados” en la medida que se lograra extender el
tamaño de la población de clase media.

La tesis “Prebisch-Singer” del deterioro de los términos de intercambio


5
Podríamos agregar, baja elasticidad precio de expo e impo. Es decir, lo que implica una baja
sensibilidad a las variaciones en el tipo de cambio.
El comienzo de la teoría “estructuralista-cepaliana” puede situarse con las
observaciones y estudios de la conocida como Tesis Prebisch-Singer.

Las implicancias teóricas de esta perspectiva se contraponen críticamente a los


efectos de la aplicación de la versión neoclásica de la teoría de las ventajas
comparativas, defensora de la libertad en materia de comercio internacional (la
versión del “modelo de Heckscher – Ohlin” sobre ventajas comparativas),
evidenciando la falacia de la idea de que el progreso técnico del mundo industrializado
tiende a propagarse y repartirse igualando capacidades productivas y estándares de
desarrollo en los diferentes sitios del mundo6. Es decir, se cuestionaba el núcleo de la
idea acerca de que el libre comercio es beneficioso para todos los países, sin
distinciones, así como la idea de “convergencia”7.

La Tesis Prebisch-Singer sostiene que existe la tendencia, a largo plazo, a la caída


de los términos o relaciones del intercambio para los países productores y
exportadores de productos primarios (o commodities), es decir, una evolución
desfavorable de la relación entre los precios de venta (exportaciones primarias y de
MOA) y de compra (importaciones de bienes industriales): Px/Pm.

Prebisch se refiere a la evolución de la relación entre los precios de las exportaciones


y de las importaciones de los países periféricos (Px /Pm) como el nuestro,
entendiendo que las importaciones de manufacturas y con mayor contenido
tecnológico tienden a revalorizarse tendencialmente, disminuyendo el poder
adquisitivo de nuestras exportaciones.

Una evolución negativa del “poder de compra” de las exportaciones de América Latina,
productos primarios o commodities con baja elaboración, situación histórica asociada
al comercio de casi todo el siglo XX. Es decir, las exportaciones valen menos si se las
expresa en términos de lo que se importa, que posee mayor contenido de valor
agregado tecnológico (por ejemplo: más toneladas de trigo por una máquina
importada, o más litros de aceite de girasol por un mismo aparato electrónico).

Una realidad en que los países centrales con mayor productividad y estructuras
sociales más complejas, lograban retener “los frutos del progreso técnico”, es decir, de
la productividad distribuida en ganancias y salarios, con fortalecimiento del mercado
interno nacional. .

Es decir, la tesis suma, otro argumento favorable a la propuesta de industrialización


(diversificación productiva) como forma de cambiar el patrón de especialización en
productos primarios, dado que este se relaciona con los segmentos y flujos de
comercio internacional menos dinámicos y más desfavorables para la Periferia,
expresada en ls posibilidades restringidas de crecimiento del PIB per cápita.

6
El brasileño Celso Furtado sostenía que Prebisch se las ingeniaba para cuidar mucho las palabras par
ano herir susceptibilidades en contexto de guerra fría y que había sido muy exitoso.
7
Y desde ya, el nunca corroborado supuesto beneficio para la periferia sin capitales que surgiría como
correlato lógico de la noción de “productividad marginal decreciente del factor capital”, dada su
abundancia en el Centro.
Contrariamente a la teoría ricardiana del comercio internacional (ventajas
comparativas, versión Heckscher - Ohlin), se fue generando una mayor diferenciación
de los ingresos reales medios entre el centro y la periferia.

Esta especialización internacional de América Latina se asocia a una ampliación y


reproducción de la brecha (gap) de productividad y desarrollo cuya base, en términos
cepalinos es la “desigual propagación del progreso técnico y de la distribución de sus
frutos”.

Del texto de Brondino, Jaccoud, Lazzarini y Villani (2014) surge que: “A nivel
acumulado, el deterioro fue considerable: hacia el año 2000, las materias primas
habían perdido entre el 50 y 60% de su valor relativo frente a la manufacturas respecto
a 1920 (Ocampo y Parra, 2003)”, tal como puede verificarse en el gráfico siguiente:

Índice de precios reales de los productos básicos no petroleros (1970-1979=100).


Fuente: Ocampo y Parra (2010)

Es decir, las series históricas de datos sobre los precios en el comercio internacional,
efectivamente, parecían comprobar la tesis de Prebisch, al menos hasta la irrupción de
China en el comercio mundial como nuevo “Centro o Polo Cíclico” demandante de
materias primas hacia principios del siglo XXI.

En consecuencia, la dicotomía centro–periferia sería un rasgo estructural del sistema


de comercio mundial que tendía a reproducirse indefinidamente con la desigual
propagación del progreso técnico y de sus frutos.

Las causas del deterioro según CEPAL


¿Qué es lo que explicaba para Prebisch y para la CEPAL la tendencia al deterioro de
los términos de intercambio (TI) de los países productores de bienes primarios?

La descripción de la ampliación de la brecha entre Centro y Periferia se basaba en


constatar que:

• El progreso técnico es mucho más acelerado en el Centro y posibilita


mayores incrementos de productividad laboral.

• Los frutos derivados de ese progreso técnico se concentran en los


centros industriales.

• El progreso técnico sólo penetra en los sectores modernos exportadores


de la Periferia (heterogeneidad) y no en otros sectores, como sí sucede,
en cambio, en las economías del Centro con mayor homogeneidad
sectorial.

Los aumentos de productividad que se derivan del desarrollo tecnológico quedan en el


Centro impactando positivamente sobre el PIB per cápita con un mejor nivel de vida
para todas las clases sociales (salarios, empleos, ganancias). En la Periferia, en
cambio, no se retienen los beneficios de productividad que, si bien en mucha menor
escala, pueden asociarse con las producciones de los sectores modernos
exportadores: más bien se reflejan en bajas de precios y abaratamiento de sus
productos exportados, beneficiando también al Centro por esta vía.

Las economías latinoamericanas siempre fueron receptoras pasivas de oleadas de


cambio tecnológico, ya desde la conquista y la colonización (exportación de metales),
participando predominantemente a través del consumo de bienes (de consumo y de
capital) con tecnología incorporada. Una crónica debilidad para asimilar y generar
ciencia y tecnología.

De ahí que el resultado sea el desarrollo desigual del centro y de la periferia a partir de
la interacción de una desigualdad estructural y de una dinámica de diferenciación en la
evolución de la productividad y de su distribución, con profundas consecuencias en
materia de heterogeneidad de empleos e ingresos (sector informal, sector formal, etc.).
Por ello, la propuesta que surge desde el estructuralismo desarrollista es pasar de un
modelo primario exportador a otro basado en la industria y en el aumento de la
productividad industrial.

El eje de la explicación cepalista originaria se basaba entonces en las


modalidades de generación y propagación del progreso y en las condiciones
socioeconómicas propias del Centro y de la Periferia.

La lógica que estaba detrás de la Tesis, es decir, sus causas o raíces:


• El progreso técnico sustituye productos primarios por productos sintéticos (por
ejemplo, algodón por fibra sintética, caucho natural por sintético, guano y salitre
por abonos químicos), que ocasiona un tendencia al descenso de la demanda
por productos primarios y, por tanto, una disminución en los precios de los
mismos.

• En línea con A. Lewis, importan las características socio económicas d elos
países mas que los tipos de productos. Existe un excedente permanente de
mano de obra en la mayoría de los países periféricos que presiona hacia abajo
los salarios, los costos y los precios de sus productos. Esto cambia en el siglo
XXI con China, respecto de los términos del intercambio con América Latina
que mejoran y, en simultáneo, corrobora la idea lewisiana al bajar los precios
de manufacturas dados los excedentes de manbo obra y su baratura relativa.

• Si bien la tasa de crecimiento de la productividad en la rama de manufacturas


es más alta que en la rama de bienes primarios, por lo que se debería esperar
que ese aumento se manifestara en precios menores de los bienes industriales
exportados por el Centro, ello no sucedía por razones políticas y sociales
internas (pujas por distribución de ingresos y riqueza):

En los países centrales, la institucionalidad y organización social


(presión sindical, demandas de estados de bienestar) mantiene altos niveles de
salarios y estados de bienestar; por esta razón, los precios de los bienes no
bajan proporcionalmente al aumento de la productividad, sino que se
distribuyen internamente entre salarios y ganancias en el Centro.

De modo diferente, en cambio, la difusión de técnicas modernas en el


sector exportador primario de los países periféricos se expresa en aumentos de
productividad que no son retenidos en esos países sino que se traducen en
bajas y abaratamiento de los precios internacionales de los bienes que se
exportan.

• También influye que los países avanzados establecen políticas proteccionistas


y de subsidios a la producción de bienes primarios (estableciendo aranceles,
medidas para-arancelarias como normas sanitarias, ecológicas y antidumping,
cuotas y subsidios al comercio internacional).

• Los ciclos económicos afectan de manera más grave a los países de la


periferia. En los momentos de fuerte expansión de la economía mundial
(motorizadas por países centrales que demandan productos primarios) la
demanda por materias primas y alimentos poco o nada elaborados se dispara
generando en el corto plazo un aumento pronunciado de los precios, pero en
los momentos que los ciclos económicos se revierten, los precios de estos
bienes caen y a veces con mayor fuerza. Al cabo de cada ciclo, el deterioro en
los TI es cada vez mayor (tendencia). Se trata de un tipo de bienes cuya
elasticidad ingreso de la demanda es baja.

La conclusión a que llega la CEPAL consistía en que resultaba necesario promover un


nuevo modelo económico para hacer posible una intensa acumulación de capital y el
desarrollo económico y social, expresados sintéticamente en la evolución del nivel de
la productividad laboral media de los países periféricos (PIB per cápita, ingreso
medio): industrializarse.

Es decir, un cambio estructural que, en su primera versión más “clásica”,


focalizaba en “…la importancia del proceso de industrialización para la
generación de rendimientos crecientes y externalidades y por tanto el aumento de la
productividad. El desarrollo de nuevas actividades que dieron lugar a
encadenamientos “a la Hirchmann” y el traspaso de trabajadores desde las actividades
de menor productividad eran el camino”.(Yoguel, G., 2014).

En línea con esta visión, Arthur Lewis destacaba que detrás de la tesis Prebisch
Singer están las características de los países periféricos, es decir, NO es un
problema del tipo de bien en que se especializan sino de cuestiones que hacen a la
estructura económica y social, sobre todo esta última.

La típica estructura dual que estudiaba este autor, en donde un sector moderno
exportador coexistía con un sector rural no desarrollado y un importante reservorio de
abundante mano de obra (ejército de reserva, masa marginal, etc.) que presiona a la
baja los salarios y debilita las capacidades de organización y negociación de las clases
trabajadoras empleadas en ese sector moderno. Ello hace que los aumentos de
productividad, cuando se dan, se traduzcan en bajas de precios de ventas externas
que benefician a los países centrales. El caso de China, país con grandes excedentes
de mano obra, se condice con esta visión, impactando en precios internacionales d e
bienes industriales. .

A su vez, y especialmente durante al período que va desde la posguerra hasta fines de


los años 70s y principios de los 80s en estos países centrales, los sindicatos fuertes
por las buenas condiciones de pleno empleo de la “edad de oro” se asociaban a
aumentos salariales y también a inflación que se “exportaba” a la periferia (subían
precios de manufacturas). (Crespo y Delucchi, 2017).

Las Elasticidades del Comercio exterior como límite estructural.

En Prebisch jugaba el conocido como “pesimismo de las elasticidades” (Amico 2020):


la Elasticidad ingreso de las importaciones era alta y mayor que la Elasticidad ingreso
de las exportaciones, esto ponía un límite al crecimiento económico por la
“insuficiencia estructural de divisas” o “cuello de botella externo” (Restricción Externa),
al crecer mucho más rápido las importaciones que la “capacidad para importar”8.

Las exportaciones de América Latina dependían del nivel de actividad económica de


los países comparadores de materias primas, con una elasticidad ingreso muy menor.
Asimismo, también lo que se puede llamar la otra dimensión decisiva del “pesimismo
de las elasticidades” referido más bien a la baja elasticidad precio de las
exportaciones, es decir, la baja sensibilidad de las exportaciones a las modificaciones
del tipo de cambio y de los precios internacionales.

La propuesta era industrializarse para diversificar el aparato productivo y exportar


bienes industriales que contaran con elasticidades ingreso de la demanda mayor.

8
Otra vez, la idea de “pesimismo” también puede incluir a la evidencia de bajas elasticidades precios de
las importaciones y exportaciones.
• La elasticidad-ingreso de la demanda por commodities, (alimentos y materias
primas) es menor que la unidad en los países avanzados, de tal manera que el
crecimiento del ingreso nacional del Centro implica un crecimiento menos que
proporcional en su demanda de estos bienes. Es decir, inelasticidad de las
exportaciones respecto del Ingreso nacional de los países centrales.
• La Elasticidad ingreso de la demanda importada de los países periféricos de
América Latina era y es elevada (bienes industriales: bienes de capital, ciertos
insumos y autopartes, bienes durables). Esto es verificable también a nivel
microeconómico con los bienes no esenciales: a mayor nivel de ingresos,
pertenencia a clases medias, aumenta el consumo de bienes más sofisticados
(bienes de consumo durables: autos, electrónicos, muebles, artefactos y
equipamiento de hogar). Ley de Engel, en microeconomía.
• Por estas razones anteriores, existía una limitada capacidad “importadora” que
ponía un techo bajo al crecimiento del PIB per cápita de los países
latinoamericanos.

Es decir, en Prebisch, este problema estructural de las bajas elasticidades se asociaba


a un bajo crecimiento del PIB per cápita, además del agravamiento que se generaba
por la tendencia a la baja de los términos de intercambio (tesis P-S).
La teoría de la dependencia
Una teoría del imperialismo vista desde la periferia.
La teoría de la dependencia implica otro marco de interpretación crítica acerca de la
realidad de América Latina desde la década de 1960, animando un rico debate que
incluyó también la década siguiente en torno a la interpretación del capitalismo
periférico latinoamericano, criticando el evolucionismo modernizador de Rostow;
ciertas interpretaciones marxistas "mecanicistas" en clave modernización-atraso rural;
al “primo hermano” estructuralismo de CEPAL y, por supuesto, al liberalismo.
Estos teóricos se agrupan en un enfoque que coloca la mira en la dialéctica entre
factores nacionales e internacionales, donde lo interno y lo externo se han articulado
en la reproducción del fenómeno de la dependencia visto como obstáculo para el
desarrollo.

La conocida como restricción externa es, entonces, una expresión de un vinculo


de dependencia, tanto tecnológica como, actualmente y en lo sustancial,
financiera.

Entre sus diversas vertientes, la mas "estructuralista-desarrollista" y la marxista de


origen estadounidense, un punto de desacuerdo relevante es sobre las posibilidades
(o no) reales de superar el subdesarrollo en condiciones de dependencia, es decir, si
es posible mediante cierto tipo de desarrollo capitalista, aunque sea un tipo de
“desarrollo dependiente” (claramente en F.H. Cardoso y E. Faletto y la mayor parte de
la producción de propuestas desde CEPAL) En ese sentido el debate sobre los
vínculos de dependencia conduce a la discusión en torno a:

- el planteo “estancacionista”, es decir, de los escépticos acerca de las posibilidades


del desarrollo capitalista en la Periferia, que coincide con los marxistas americanos
originales (André Gunder Frank, Paul Sweezy) y sus continuadores, en especial, los
brasileños Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini y V. Brambila.

- en cuanto al núcleo de la dependencia:

- si es en términos de desarrollo tecnológico, es decir, a partir de la división


internacional del trabajo, cuáles son las posibilidades periféricas; si existe un posible
“desarrollo dependiente asociado” (con capital extranjero que transfiere tecnologías),
en la línea no pesimista de F.E. Cardoso y, más recientemente, F. Fajnzylber (neo-
estructuralismo: desarrollar núcleos endógenos de desarrollo tecnológico).

- si la clave de la dependencia es de tipo monetaria y financiera y que, autores


como Vernengo (2004), la sitúa como el factor más relevante de dependencia
condicionante, sin negar la dependencia tecnológica e incluso cultural (p.e. Said). Es
decir, el núcleo de la dependencia, lo que define las (im)posibilidades de desarrollo se
relaciona con la capacidad de endeudarse en la propia moneda, lo cual sólo es posible
si se es el país hegemónico (EEUU, sin restricciones) o sub-potencia (Europa y la
experiencia de varios) o país cercano o con valor estratégico desde el punto de vista
de los intereses geopolíticos de las potencias (Israel, Corea del Sur, Australia, España,
Taiwán)9.

Otra vez y quizá más claramente, la clave interpretativa se basa en la idea de fondo en
que el capitalismo es un sistema jerárquico y de carácter mundial desde sus orígenes.
En tanto la idea de sistema económico y político (capitalista e interestatal)pone el eje
en las relaciones entre sus partes y las fuertes asimetrías existentes, a la vez que la
integración de en redes financieras y de comercio permite diferenciar fuerzas de
demanda y de oferta desde el punto de vista de un país, es decir, lo que define sus
importaciones y posbilidades de exportar.

Los autores de la corriente teórica dependentista, en especial los más influenciados


por el marxismo sociológico estadounidense, buscarán comprender la formación de las
economías de América Latina en términos del proceso de acumulación de capital
mundializado.

En este sentido, teniendo en cuenta la estrecha relación de la evolución histórica de


América Latina con la dinámica del capitalismo global, tratarán de demostrar que la
incorporación de la región en el mercado mundial fue incluso esencial para el proceso
de acumulación "exitoso" en los países industriales centrales: aportes a la
acumulación originaria por vía del saqueo y explotación colonial (oro y plata de México
y Perú) o mediante la provisión de materias primas y alimentos baratos (precios
“políticos”).

“Si la teoría del desarrollo y del subdesarrollo era el resultado de la superación del
dominio colonial y del surgimiento de burguesías locales deseosas de encontrar su
camino de participación en el capitalismo mundial, la teoría de la dependencia, surgida
en la segunda mitad de la década de 1960, representó un esfuerzo para comprender
las limitaciones de un desarrollo iniciado en un período histórico en que la economía
mundial estaba ya constituida bajo la hegemonía de enormes grupos económicos y
poderosas fuerzas imperialistas, aún cuando una parte de ellas estaba en crisis y abría
oportunidad para el proceso de descolonización” (T. Dos Santos, 2002)

Según los dependentistas, en pocas palabras, somos una modalidad de


capitalismo deformado creada a partir de la evolución de la economía mundial
capitalista, la división internacional del trabajo y las relaciones de poder.
Se trata de relaciones imperialistas o de hegemonía mundial condicionantes, vistas
desde la Periferia, en la que se pone también el foco sobre las instituciones
reproductoras de la dependencia y en los actores locales (socios del sistema
imperialista o hegemónico) que se benefician con la situación dependiente (p.e.
exportadores de materias primas y commodities en general, actores transnacionales,
rentistas financieros globalizados, actividades integradas a cadenas globales de valor).
No se trata de un simplismo tipo “país periférico explotado por país central
imperialista”, sino de un sistema mundial jerárquico pero más complejo en cuanto al

9
“The main point: the existence of an international monetary hegemon that controls the
international reserve currency implies that global dependency relations do not require
international disparities in technology”. (Vernengo, 2004).
sistema de relaciones de poder y dominación. Sistema de dominación, con sus
implicancias en términos de coerción y dominación cultural.

Se configuró entonces una estructura socioeconómica periférica en la que se articulan


los intereses dominantes de actores de los centros hegemónicos con los de socios
“transnacionalizados” de las mismas sociedades dependientes, quienes suelen ser en
ellas los principales actores en cuanto a recursos económicos y de poder y, en
definitiva, por su capacidad para decidir y orientar la dinámica social y económica.

Desarrollo subdesarrollador:“dos caras del mismo proceso capitalista mundial”

La idea de estos análisis en términos de “periferia” y de “dependencia” es que el


subdesarrollo de países periféricos y el desarrollo de países centrales son los
resultados de un mismo y único proceso histórico de desarrollo del capitalismo: un
sistema mundial que producía y produce al mismo tiempo desarrollo y subdesarrollo.
“Dos caras de la misma moneda”.

La dependencia expresa una situación condicionante, de “desarrollo


subdesarrollador” (A. Gunder Frank), que configura asimismo un tipo de estructura
económica interna especial: en tanto los países dominantes se expanden y se pueden
auto-impulsar, los países dependientes sólo pueden crecer como mero reflejo de las
decisiones de los otros (“centros cíclicos” dominantes que impulsan demanda mundial
de materias primas y manejan políticas monetarias y financieras).
Una situación de retraso relacionada con una extracción de recursos desde la periferia
y hacia los países centrales: intercambio desigual, monedas periféricas sin aceptación
como medios de pago internacional, endeudamiento externo crónico, remisión de
utilidades en el marco de corporaciones globalizadas, condicionamientos de distinto
tipo, lugar en la división internacional del trabajo, etc.
No es que los países periféricos y dependientes sean subdesarrollados o “atrasados”
porque no hayan participado del proceso capitalista que fue desplegando la
acumulación de capital a nivel planetario desde el siglo XVI pero creando un verdadero
orden mundial hacia la segunda mitad del siglo XIX, sino todo lo contrario: porque se
participó de forma subordinada el subdesarrollo es la otra cara de la misma expansión
de los países centrales integrantes del orden interestatal jerárquico.

Hemos participado de las revoluciones industriales y tecnológicas, sólo que en una


modalidad dependiente y explotada, funcional a la expansión de los países y capitales
que primero se desarrollaron.

Otra forma de decirlo: la situación de dependencia define límites a la capacidad de


orientar el desarrollo de las fuerzas productivas por parte de actores “nacionales”
(burguesía, estado, empresarios en los países periféricos), trabas para la organización
de un sistema industrial integrado en la periferia.

El cuadro es que no se han fortalecido centros nacionales de decisión y


transformación de los Estados ni transformaciones agrarias o de la propiedad y
gestión de recursos naturales en profundidad ni se fijaron barreras efectivas a la
penetración extranjera (aranceles a importaciones, regulación de inversiones
extranjeras, regulaciones al capital financiero). Tampoco se controlan procesos
de desarrollo científico y tecnológico propios ni se garantiza cierto margen para
la asignación de divisas con prioridades vinculadas a objetivos nacionales de
desarrollo. Un planteo nada alentador para el enojo de desarrollistas de todo tipo
(populistas, “a la frondizi”, neodesarrollistas siglo XXI, etc.).

Por sus características propias y por su magnitud y extensión las manifestaciones o


síntomas como: desigualdad persistente y con transmisión inter-generacional en la
distribución de ingresos y riquezas y también en las otras dimensiones con cierta
dinámica propia (salud, educación, vivienda, acceso igualitario a la justicia,
reconocimiento de la diversidad); exclusiones del trabajo (falta de empleo, informalidad
extendida y carencia o insuficiencia de derechos laborales) y de ciertos bienes y
servicios básicos, en la línea OIT; desigualdad territorial; pobreza por ingresos y
estructural, marginalidad urbana y rural, indigencia.

Los autores principales, el enfoque

En general se identifica el origen de la teoría de la dependencia en una serie de


trabajos de ciertos marxistas de EEUU: Paul Sweezy, Paul Baran y André Gunder
Frank; que fueron retomados con sus desarrollos posteriores, en especial aunque no
únicamente, a partir del grupo de cientistas sociales brasileños citados y otros autores
como Anibal Quijano y Sergio Bagú, además de la línea dependentista de los autores
estructuralistas que partían de Prebisch y Furtado (Sunkel, Paz, M.C.Tavares).

Es decir, puede reconocerse cierta división en dos grupos dentro del debate: los
“dependentistas estructuralistas desarrollistas” y los “dependentistas marxistas”. La
diferencia más clara está en las posiciones políticas y en sus análisis sobre las (im)
posibilidades de cambio que evalúan para los países periféricos de América Latina.

Los dependentistas estructuralistas o reformistas, orientados por los preceptos de la


modernización y del desarrollismo, influenciados también por ciertos autores desde el
marxismo como Sergio Bagú, cuentan con trabajos de Enzo Faletto y Fernando E.
Cardozo, Osvaldo Sunkel, Aníbal Pinto y Maria Da Conceicao Tavares, entre otros.

Para los teóricos mas influenciados por el marxismo de los citados estadounidenses y
afines al excepticismo sobre el desarrollismo, en que para América Latina solo sería
posible superar los problemas intrínsecos de la condición periférica subdesarrollada y
dependiente a través de la vía revolucionaria. Están los trabajos de Theotonio Dos
Santos, Ruy Mauro Marini, Aníbal Quijano y Vania Brambila.

En Brasil y Chile, a partir de los trabajos de Fernando Enrique Cardoso, quien sería
dos veces presidente de Brasil, tuvo importante difusión su versión con el énfasis en la
posibilidad de activar un proceso de desarrollo capitalista dependiente; es decir, aún
en el mismo marco restrictivo de condicionantes que implica la estructura de
dependencia se admite igualmente la posibilidad de cierto tipo de desarrollo periférico.

La opción de un “desarrollo capitalista asociado”, en que la trinidad capital extranjero


(empresas transnacionales), estado desarrollista y empresarios nacionales se asocian
para la industrialización, el cambio técnico y el desarrollo. De hecho, Argentina se
adecuaba a la idea de “sociedades industriales dependientes”, al menos durante la ISI.
E. Basualdo (2006) caracteriza al plan de crecimiento de Perón, en su regreso en la
década del 1970, como muy cercano a la idea de un "desarrollo capitalista asociado"
(Estado como garante e impulsor de una asociación del capital extranjero con
fracciones dinámicas de la burguesía industrial y el sector asalariado, con implicancias
de disciplinamiento al sector agrario tradicional).

Los otros autores de la rama mas "marxista"10 y “escéptica” se caracterizaron por


analizar críticamente el desarrollismo “realmente existente” hacia mediados de los
sesenta y plantearon la imposibilidad de todo reformismo. En especial, el abandono de
toda esperanza en torno a la existencia de una burguesía nacional que cumpliera su
supuesta misión histórica de enfrentar al imperialismo, encarar reformas agrarias,
desarrollar el mercado interno, asociarse con la clase trabajadora y desarrollar un
sistema científico y técnico nacional. Sólo la revolución social era la opción que
quedaba.

Es decir, planteaban sus críticas ya no sólo a la mirada tipo Rostow sino también a la
visión voluntarista y “estructural-desarrollista” estilo CEPAL, especialmente a partir del
análisis del auge de las inversiones extranjeras con radicación de filiales de empresas
transnacionales ocurrida en la década del 60, a las cuales veían como nuevos
condicionantes y como refuerzo de vínculos de subordinación que complicaban aún
más las posibilidades de superar los escollos del subdesarrollo11.

No obstante, podemos igualmente señalar, a modo de síntesis, que los autores de la


teoría de la dependencia sostienen los siguientes postulados comunes o ideas fuerza:

- El subdesarrollo está directamente ligado a la expansión de los países


industrializados (no a un supuesto rezago o tradicionalismo propio)

- Desarrollo y subdesarrollo son dos aspectos diferentes del mismo proceso de


expansión capitalista mundial (“dos caras de una misma moneda”)

- El subdesarrollo no es ni una etapa en un proceso gradual hacia el desarrollo ni


una precondición de este, sino una condición singular. No es una fase en un
proceso evolucionista. Es una expresión capitalista específica, sin las
capacidades endógenas o de “auto-impulso” características de las economías
capitalistas centrales.

- La dependencia no se limita a relaciones entre países, sino que también crea


estructuras sociales y económicas internas dependientes. No se trata de la
mera explotación de un país por otro. Existen socios locales beneficiarios de
las fuerzas imperialistas subordinantes, es decir, actores sociales que se
benefician de la situación y las reglas de juego de la dependencia: productores
y exportadores agropecuarios, gerentes de enclaves mineros, burocracias
estatales predadoras, comercializadores, intermediarios financieros, grupos
económicos con apuestas financieras globalizadas, dirigencia política, etc.

10
No obstante, vale aclarar, los “estructuralistas” del posible “desarrollo dependiente asociado” también
utilizaban explícita o implícitamente el marco teórico marxista desde la sociología.
11
El desarrollismo “a la Frondizi” conocido en Argentina consideraba al capital extranjero como palanca
para el desarrollo. Igual en Brasil.
Bloqueo estructural del desarrollo periférico

En primer lugar debemos mencionar que cuando hablamos de un país dependiente


estamos considerando una economía que se ve imposibilitada de actuar según lo que
serían sus propios intereses y objetivos políticos de desarrollo.

Esta dependencia expresa una situación condicionante que configura un tipo de


estructura interna: en tanto los países dominantes se expanden y pueden auto-
impulsarse y cuentan con mayores libertades para decidir su futuro, los países
dependientes sólo pueden hacerlo como mero reflejo de las decisiones de los otros,
quedando en una situación de retraso y explotación.

Asimismo, vale la pena reiterarlo, la dependencia se da y se reproduce en el mismo


ámbito interno del país dependiente, es decir, en la articulación de intereses de
actores internos (nacionales) que se benefician de la relación de dependencia aún
cuando estén también en relación subordinada respecto de los actores hegemónicos.

En los últimos trabajos hay una confluencia importante con el enfoque conocido como
del “sistema mundo” (Arrighi, Wallerstein), si bien en sus inicios se partía de la teoría
del imperialismo leninista. Es el caso de Theotonio Dos Santos.

El modelo periférico de acumulación tuvo un origen violento, externo, que no es


producto del propio desarrollo histórico. No existía una clase social, la burguesía, o era
y es débil. La implantación del capitalismo significó una clase dominante autóctona con
fuerte subordinación a clases extranjeras y falencias como sujeto del desarrollo y clase
dirigente capaz del progreso de la sociedad en consonancia con los rasgos de las
estructuras sociales y económicas de la Gran Divergencia industrial durante el siglo
XIX.

En este sentido, la conocida como “restricción externa” no es más que la expresión de


los vínculos de dependencia de los países que no logran el desarrollo de un sistema
industrial con mayores grados de integración y autonomía decisoria.

“Adultos y no niños”

"Un niño se parece a un enano, pero no es un enano. Un enano se parece a un niño


pero no es un niño.” Eduardo Galeano.

Como dice la frase del escritor uruguayo: aunque a la distancia un “niño” puede ser
confundido con un adulto de baja estatura, cuando nos detenemos a observarlo de
cerca resulta muy difícil sostener aquello. La metáfora sintetiza la teoría de la
dependencia: los países capitalistas periféricos y dependientes son ya adultos, con
sus bloqueos específicos, y no niños con potencialidades.

El subdesarrollo es una forma específica de capitalismo y no una fase o etapa, como


en Rostow. América Latina ha sido incorporada al sistema económico mundial hace
más de cinco siglos y sin embargo el desarrollo económico y de generación de más y
mejores oportunidades sociales para su población parece no llegar nunca.

No se trata de economías “infantiles” que evolucionarán, crecerán y les irá bien


convergiendo con niveles de desarrollo de países centrales gracias a las reglas de
juego del capitalismo, es decir, con análisis del tipo de W.W. Rostow o las versiones
más actuales celebratorias de las posibilidades que daría la globalización.

Este es un punto relevante, en tanto controversial con la otra tradición desarrollista “no
pesimista” y ciertos análisis de las escasas experiencias de desarrollo desde la
periferia como Corea del Sur, China, Taiwán, Australia, Israel y Nueva Zelanda,
incluso España y Portugal, que en este marco dependentista se acerca a la visión de
Fernando Enrique Cardoso sobre "crecimiento asociado dependiente".

Finalmente, y a modo de síntesis, nos quedamos con la idea de existencia de


dependencia financiera como gran condicionante de todo proyecto nacional autónomo,
en el sentido que le da Vernengo (2004): la incapacidad de endeudarse en la propia
moneda y así estimular el desarrollo de las fuerzas productivas o de contar con
suficiente financiamiento en la moneda aceptada internacionalmente (país valorado
geopolíticamente, subpotencia, etc.).

Bibliografía
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Wallerstein, Immanuel (2014, 2da edición en castellano) “El capitalismo histórico”,
siglo Ed. XXI, impreso en Buenos Aires (original en inglés de 1988).

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