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Compendio de Lecturas Derecho Procesal A
Compendio de Lecturas Derecho Procesal A
Se ha dicho que la enseñanza es un arte, cuyo mayor logro es la educación y formación de los
seres humanos como futuros ciudadanos de un país. En este sentido, el ejercicio de la docencia
comprende una serie de actividades y compromisos que se transforman en verdaderos retos y
desafíos dentro del marco de una educación contemporánea de calidad y sobre la base de los
valores sociales, jurídicos y políticos de nuestra sociedad.
Así, existe un interés por conocer la formación, organización y desenvolvimiento de las diversas
esferas del Estado y la actividad gubernamental, el procedimiento administrativo se presenta
como un instrumento regulatorio para alcanzar los fines de la Administración Pública, aquellos
que interesan de sobremanera a la sociedad y que se relacionan con la satisfacción de necesidades
primordiales como la seguridad y bienestar de todos los individuos, garantizando sus derechos e
intereses, dentro del marco del justicia.
Haciéndose latente este interés, el presente compendio de lecturas seleccionadas en relación al
curso de “Derecho Procesal Administrativo” tiene como objetivo ser una herramienta útil y
vigente para la comprensión de las instituciones del procedimiento administrativo llevadas a cabo
en las clases, de ahí que, los presentes textos pueden ser consultados por estudiantes
universitarios, egresados, profesionales, servidores públicos, y por supuesto, para todos aquellos
ciudadanos que han despertado su interés por esta disciplina.
Al ahondar por las siguientes páginas, el lector dará de cuenta que se ha pretendido abordar
diversas posiciones doctrinarias, al reunir reconocidos autores nacionales como internacionales,
que han contribuido y continúan contribuyendo permanentemente con el desarrollo del Derecho
Administrativo y el procedimiento administrativo en el Perú, de ahí que esta selección también
forma parte de un reconocimiento profesional hacia ellos.
Como es de esperarse, tanto como la sociedad avanza, el derecho también lo hace, así que este
compendio no está acabado ni mucho menos pretende esa condición, por consiguiente, existe un
compromiso de actualización constante en sus páginas, recogiendo las nuevas propuestas y líneas
de pensamiento jurídico que en la actualidad se encuentran en desarrollo y que próximamente,
estarán en discusión académica.
Para efectos de una mejor organización y ubicación específica de los textos, se ha decidido añadir
un índice, que, en cierta medida, persigue el mismo orden estructural de la Ley del Procedimiento
Administrativo General. En este mismo sentido, se decidió enumerar las páginas conforme esta
selección.
Finalmente, se espera que este material sirva de pauta básica a todos los que construyen día a día
un mejor ejercicio del derecho, así como aquellos, que realizan sacrificios de diversa índole para
en algún momento contribuir con una mejor Administración Pública y por consiguiente una mejor
sociedad.
1
Agradezco a Robert Ahumada por su generosidad para el diseño de la caráctula, el cual compendia “La Muerte de Sócrates” de jaques Louis David y
la portada del libro “Leviathan” realizada por Abraham Bosse.
2
El conjunto de textos se encuentra debidamente referenciado con su autor o autores. Asimismo, se debe tomar en consideración que este material tiene
como objetivo difundir el conocimiento jurídico, el mismo que se imparte en las clases universitarias a mi cargo, por consiguiente, no tiene fines lucrativos
ni son objeto de transacción onerosa de ninguna índole, y en todo momento se debe respetar las citas a los autores que han creado estas obras.
ÍNDICE
1. Cortina, Adela. “Abaratar Costes y crear riqueza” - ¿Para qué sirve la Ética?” (1-27)
4. Danós, Jorge. “Los fines o intereses públicos o generales como criterios de (71-81)
interpretación de las normas administrativas para la Administración Pública”
7. Morón, Juan Carlos. “El nuevo régimen de los actos administrativos en la Ley (128-149)
N° 27444”
16. Rojas, Juan Francisco. “El silencio administrativo en el Perú y las debilidades (323-348)
de una ilusión”
19. Baca, Víctor. “La invalidez de los actos administrativos y los medios para (381-421)
declararla en la Ley 27444, del Procedimiento Administrativo General”
21. Danós, Jorge y Zegarra Diego. “El procedimiento de ejecución coactiva” (479-526)
24. Rebollo, Manuel. “El procedimiento sancionador en el Texto Único de la Ley (565-592)
del Procedimiento Administrativo General”
25. Boyer, Janeyri. “El procedimiento administrativo disciplinario: Del crimen y (593-604)
castigo hacia una política de integridad”
Pero hay m ás: en los dos planteamientos la teoría del acto adminis-
solo control de ésta (en la que se incluyen, có m o se recordará, los órga-
trativo está soportando un peso excesivo, el de intentar expresar en u n a
nos de lo contencioso-administratívo en s u primera conf iguración). Este
suerte de célu a básica el microcosmos deñnitorio, la sustantividad y pecu-
planteamiento se ha prolongado en Francia virtuabnente hasta hoy. Por
liaridad entera del D erecho A dministrativo. H ay en l a ciencia j urídica u n
u n a parte, en virtud del papel central que en su sistema tiene la partición
momento, en efecto, en que se intenta concretar en una especie única
deí competencias jurisdiccionales (ordinaria y contenciosO -administra-
de relación j uríd ica o de acto j urídico toda la Singularidad de los distintos
tíya). E n segundo término, por el esñierzo teórico que iniciado p o r D u-
sectores del ordenamiento (acto de comercio, relación jurídica procesal,
G urry su escuela pretende típificár u n concepto abstracto de acto j uríd ico
relación j urídica tributaría, etc.); a ese momento corresponde exacta-
como expresión de cada uña de las f unciones del Estado (acto normativo,
mente l a tensión de que se dota a la teoría del acto administrativo así
acto j urisdiccional , acto subjetivo, acto condición; estos dos últimos, en
enterjdida. Pero ese planteamiento es más b ien inocente: supone de en-
cuanto realiaados por el Estado, serían las formas típicas del acto adminis-
trada que los sectores prdinamentales y aun las disciplinas científicas co-
trativo).
rresponden exactamente a principios formales abstractos y absolutos, lo
O tra segtmda dirección pretende caracterizar el acto administratívo cual n i tiene por qué ser así, n i lo es, en efecto. Y a lo hemos visto por lo
por las notas de autotutela que en sí contiene. D os tendencias se encueii- que hace al D erecho A dministrativo al es tu car su concepto.
tran aq uí: por una parte, la que arranca de O tto M A S ER en A l em ania y
En nuestro D erecho positivo (por lo dem ás no s permitimos creer
hoy aún dominante en este país, que f orm ul a l a teoría del acto adminis-
que así ocurrirá en todos) el acto administrativo es una institución más
trativo sobre el modelo de la sentencia j ud icial , como acto que decide
autoritariamente l a situación j urídica del subdito en un caso individual; del D erecho A dministrativo, no «la» institución por excelencia, que tenga
por otro, la teorización de u n a « decisión ejecutoria» como el acto admi- que resumir todas las peculiaridades de este D erecho. E n un sentido am^
nistrativo prototípico, que parte de H A XJÍÚO U y que se mantiene aún én p l io,acto administratívo es todo acto j uríd ico dictado por l a A dministra-
l a doctrina f rancesa. ción y sometido al D erecho A dministrativo. Se distinguiría, por tanto; de
la actuación no j uríd ica (actos materiales); de los actos j urídicos produci-
Esas dos concepciones son notoriamente imprecisas. L a prim era dos por los administrados, aun siendo propios del D erecho A dministra-
(que ha inspirado, con algún matiz, u n a ob ra reciente del Prof. B O C A O T - tivo (actos del administrado); de los actos jurídicos dictados por la A dmi-
G R A ) , que liga el G oricepto de acto administrativo a la doctrina d e la divi- nistración que no están sometidos al D erecho A dministratívo (actos de
sión de los poderes, porc^ue resulta a priori difícil y en l a práctica total- D erecho Privado, o Procesal, o Lab oral , o Constítucional, etc.).
mente imposible caracterizar cada uno de los poderes en l a p rod ucción
de un acto j urídico típico y unitario; los poderes rio están divididos com o Pero ese concepto amplio es (por el peso de una tradición doctrinal
supuestas f unciones abstractas, de modo que cada uno tenga q ue expre- y también porque se busca precisar regímenes unitarios de alguna sustan-
sarse necesariamente en u n a f orma única, sino que son más b ien, según tividad y no vagamente abstractos) desestimado en la doctrina y en la
ya nos consta, complejos organizatorios de principios políticos diversos legislación en favor de u n concepto más estricto. Por una parte, se exclu-
pero en cuyo f uncionamiento se dan necesariamente paralelismos e in- yen los Reglamentos, que han de integrarse en la teoría de las fuentes y
cluso identidades técnicas (por ejemplo, los actos de administración de que obedecen por ello a principios muy singulares. E n segundo térm ino,
l os cuerpos legislativos, o l a policía de l a sala, o la jurisdicción voluntaria, se excluyen los actos contractuales para hacer con ellos u n a teoría propia
o los actos procesales distintos de l a sentencia en relación to n los actos de los contratos de l a A dministración, reduciendo l a teoría de los actos
administrativos típicos), L a segunda corriente, que identifica acto admi- administrativos a los unilaterales - aunq ue de los mismos pueda ser presu-
nistrativo con el acto dictado por l a A dministración con una especial puesto de existencia o de eficacia un eventual consentimiento privado, o
f uerza hacia el stibdito, discrimina notoriamente entre todos los actos tamb ién producirse en l a f ormación, aplicación, resolución o liquidación
j urídicos de l a A dministración para limitar l a teoría a los actos relacióna- de un contrato- . Finalmente, se independiz a tamb ién el uso de l a coac-
les A dministración-subdito, dejando al margen los actos interadministratí- ción administrativa para hacer de l a m ism a u n a teoría singular, de modo
vos, los actos internos, que se producen en el seno de la A dministración que el acto administratívo se concreta en lo que son declaraciones y no
que los dicta sin relevancia externa, y aun aquellos actos relaciónales en ejecuciones.
los q ue el efecto constitutivo o ejecutorio no resulta aparente; (por ejem-
plo, actos subvenciónales). L a autotutela, según hemos expuesto, es un Tras esa red ucción conceptual el acto administratívo sería el acto
atributó de l a A dministración como sujeto, pero no tíene pO r q ué expre- j urídico unilateral de l a A dministración distinto del Reglamento y consis-
sarse en todos y cada uno de sus actos j uríd icos (simpleniente, porq ue tente precisamente en u n a decl aración (hemos de dar por supuesto el
ño, en todas las ocasiones l a A dministración necesita tutelar y proteger concepto general de acto j u rí d i co ). Es j ustamente e l concepto que se
sus derechos o intereses firente a terceros)zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
i deriva de l a regi.ilación general contenida hoy de m anera predominante
102
\ iinm iit iiut \ it t nii Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
59Ó zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
CAP. X. LOS ACTOS ADHINtSnuTlVOS: CONCEPtO Y aSM HKTO S;.. t ítCO N CETO ) DE ACTO ADMINISTRATIVO 591
cuentaszyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(ad ex., arts. 137 y sigs. LG P, art, 64 y sigs,, 116 L R L ) , d. los actos no sólo material, sino subjetiva» del acto administrativo- o legislativos),
de intervención y fiscalización financiera realizados por la Intervención así como ios contratos o convenios en cuanto que son fruto de varias '
G eneral de la A dministración del Estado (arts. 148 y sigs. L G P; en térmi- voluntades y no sólo de una A dministración.
nos semejantes, el art 185 L H L ) , etc.; no se incluyen en estje tipo de actos
El acto administrativo es, pues, esenciajbnente un acto unilateral (art
aquellos que comportan.esencialmente una estimación intelectual, pero
53 L PC : « Los actos administrativos que dicten las A dministraciones Públi-
en los que la misma es l a base interna para u n a decisión de volimtad
cas se producirán por el órgano co m p etente» ), lo cual no excluye, como
(resolución de recursos o peticiones, actos de aprob ación en general,,
ya hemos advertido, que la voluntad d el administrado pueda j ug ar como
actividad disciplinaria o sancionatoria, actos que interpretan o aplicart
presupuesto de existencia (por ejemplo, l a resolución de conclusión dé
una norm a, etc.). Expresiones de deseo son las propuestas o las peticio-
un procedimiento por desistimiento o renuncia del interesado, arts. 90 y
nes de u n órgano (o de un ente) a otro [por ejemplo, arts. 10.1, 12.2.<í),
91 L P C ; el otorgamiento de una autorización, que presupone i m a solici-
13.5, 15.1.d;, 18.1.o/ y c), 23.2, etc. L O FA G E ] . E n fin, manifestaciones de
tud del interesado, art. 9 R S C L ; declaración de un f uncionario en exce-
conocimiento son i o s actos certificantes (arts. 37.8, 44 y 46 L P C , 70 L R L ,
dencia voluntaria, art. 45 L FC E , etc.), o b ien de eficacia (por ejemplo: la
etc.), los diligenciamientos, anotaciones o rcgiStraciones de títulos, d o c u r
toma de posesión de i m f uncionario, que condiciona la eficacia del acto
roentos, actos o trámites y el levantamiento de actas o la ref erencia de
administrativo de nombramiento, art 52 del Estatuto Básico del Em -
órdenes verbales (arts. 38, 39, 55, 71, 73, 78, etc., L PC ) , o los actos de
pleado Público ( EB EE) , aprobado por l a Ley 7/2007, de 12 de A bril, l a
inf orm ación (arts. 35, 37, L P C ) , o de com unicación (arts. 58 y sigs. L P C ) .
aceptación de concesiones demaniales co n su pliego de condiciones; las
N o cabe duda, sin embargo, que las declaraciones de voluntad, q ué deci-
concesiones demaniales siguen considerándose todavía actos administra-
d en una cuestión o resuelven u n procedimiento, son especialmente rele-
tivos urúlaterales necesitados de aceptación por alguna jurisprudencia,
vantes en la actuación administrativa, pero no son las únicas, como se ve
en tanto que las concesiones de servicios públicos se han contractualizado
(son equívocas, por lo tanto, algunas declaraciones jurisprudenciales que,
por l a L C E ) ,
operando exclusivamente desde u n a perspectiva procesal, pretenden re-
ducir el concepto a las declaraciones de voluntad o resoluciones^ E n este H a de notarse también que la procedencia f ormal de la declaración
I— senüdo, por ejemplo, l a Sentencia de 7 de mayo de 1979: « que es de en que el acto consiste de una A dministración Pública puede operarse,
tS esencia del acto administrativo - concep to básico d el sistema y ordena- ó b ien de una manera directa, que es lo normal, a. través d el órgano
miento j uríd ico de la A dministración Púb l ica- , constituir una especie de dotado con la competencia oportuna (art. 53 L P C , antes ti-anscritd), o
acto j uríd ico emanado de u n órgano administrativo e n manif estación de bien de una manera indirecta, por u n a persona sin la condición subjetiva
voluntad creadora de una situación j urídica. Estas notas excluyen de (Je A dministración Pública, pero que actúa poderes delegados por una
aquel concepto cualquier otra decl aración o manif estación que, aunq ue A dministración [art 2 0 . i ) LJ, y todo lo expuesto más atrás sobre los f enó-
provenga de órganos administrativos, no sea por sí misma creadora o menos de autoadministración, y sobre l a aplicación excepcional de la
modif icadora de situaciones jurídicas, es decir, carezca de efectos impera- doctrina del levantamiento del velo de l a personalidad j urídica, más lo
tivos o decisorios. A sí, n o pueden m erecer el calificativo de actos impug- que hab rá de exponerse sobre l a técnica de l a concesión]-
nables, los dictámenes o informes, manifestaciones de j ui ci o , que siendo
d) L a decl aración administrativa en que el acto consiste se presenta
meros actos de trámite provienen normalmente de órganos consultivos,
como el ejercicio de u n a potestad administrativa. Y a conocemos este con-
ni tampoco las contestaciones a consultas de los administrados» . Estas
cepto, su origen y su conf iguración en la legalidad, su contenido, sus
afirmaciones hay que eritenderlas en el sentido de que sólo las declaracio-
efectos, lo cual nos permite ahora resumir esta nota del concepto de
nes de voluntad o resoluciones (art. 37 LJ) son recurribles por separado;
acto administrativo. Po r una parte, se excluyen los actos que expresan la
vid injra, en este mismo capítulo 111,2). M ás tarde nos detendremos espe-
capacidad y la titularidad de derechos comunes de las A dministraciones
cialmente sobre éstas.
(actos privados, procesales, etc.; así la Sentencia de 21 de febrero de 1981
c) L a declaración en que el acto administrativo consiste debe proce- declara « no ser suficiente que f ormalmente sea dictado un acto por un
der de una A dministración, precisamente, lo que excluye, com o ya hemos ó rg ano de l a A dministración, sino que la materia sobre que verse su con-
notado, los actos j urídicos del administrado (que son también actos j urí- tenido sea administrativa y no lo es, según el artículo 2 LJ, aquella qxie
dicos regulados por el D erecho A dministrativo, pero sometidos a otro aunque relacionada con actos de la A dministración Pública, se atribuya
régim en sustancialraente dif erente), los supuestos actos materialmente por una Ley a la jurisdicción social o a otra j urisdicción» ). E n segundo
administratívos dictados por órgaitbs públicos no encuadrados en l a A d - término, sobre esta nota se edif ica la relevancia j urídica de los actos admi-
ministración (por órganos judiciales - e n este sentido, la Sentencia del nistrativos: en cuanto son expresión de una potestad, producen los efec-
T rib unal Constitucional 3/ 82, de 8 de f ebrero, insiste en l a <<calificación tos j urídicos que tal potestad tiene como propios (esencialmente, innovar
O conservar situaciones jurídÍGaSi como ya sabemos, áe n ü b el p ri m ero el sensíL Recordemos que no se trata de una simple diferen'tía cuantitativa
efecto más enérgico, en el que por ello se h an fijado, como ya hemos (destinatarios generales o indeterminados para el Reglamento, determi-
visto, muchas doctrinas para intentar concretarlo como el ef ectdj urídico- nados para el acto), sino de grado (el Reglamento crea o innova derecho
administratívo prototípico) V Finalmente, y esto resulta capital, el carácter objetivo, el acto lo apl ica), mncho más cuando pacíf icamente se admite
del acto administratívo como expresión necesaria de i m a potestad es l o la figura de los actos administrativos generales o que tengan por destina-
que conecta el acto a l a legalidad y lo f uncionaliza de u n a m anera pecu- tarios u n a pluralidad indeterminada de sujetos [art, 59.5.aJ L PC ] : convo-
liar en el seno de l a mismia. Y a sabemos que n o hay potestad sin no rm a catorias* « órdenes generales» , anuncios de Heitación, etc.
previa y que todas las potestades son tasadas y específicas, que n o existen
potcsta-des indeterminadas. C o m o el actc? h a de expresar una de esas
potestades previamente especificadas por el ordenamiehto, puede con- n. L O S E I JE M E N T O S D E L O S A C T O S A D M M ISTRÍV TIV O S
cluirse f ácilmente que no hay acto sin no rm a específ ica que lo autorice
N o parece necesario apurar al extremo el estudio analítico de los
y lo prevea, que el acto administratívo, por dif erencia sustancial con e l
elementos que integran la figura d el acto administrativo. M ás simple pa-
negocio j urídico privado, es esenciaJmeme típico, desde el punto de vista,
rece estudiar ios que se derivan de l a regulación legal que d^ l acto se
legal, norninado, l io obediente a ningún genérico principio de autono-
contienen en nuestro D erecho, artículos 53 y sigs. U PC . D e l a misma,
m í a de l a voluntad, sino, exclusivamente, a la previsiórí de la Ley. Todos
globalmente considerada, resultart los Siguientes elementos, que deten-
estos asertos n o necesitan explicarse de m anera especial; se derivan con
drán nuestra; atención: subjetivos (A dministración, órganos, competen-
f acilidad de cuanto ya sabemos sobre l a naturaleza de las potestades admi-
cia, investidura legítima del titular del ó rg an o ), objetivos (presupuesto
nistrativas como técnica con l a que se expresa el principió de legalidad de hecho, objeto, causa, fin) y formales (procedimiento, f orma de l a de-
de l a A dministración, que es l o contrario de u n principio de auto no m í a cl aración).
de la voluntad, y de l a circunstancia de que los actos administrativos son
el ejercicio partícuíarizado de esas pótéStade.s legales.
1. L O S EL EM EN T O S S U BJET IV O S : A D M IN ISTRA CIÓ N , Ó RG A N O ,
U) Se com prueb a aq uí el erro r téctiico de l a dirección ihiciada p o r K O R - C O M PET EN C I A , I N V ES T I D U RA Ü EL T I T U L A R D E L Ó RG A N O
M A N N con su (por lo demás, importaiite) libro d e 1910zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Sy stem der rechtr
sgescháfiüchenStaatsahie, que intentó trasladar a l a teoría de los actos admí- Ya hemos precisado que el acto administratívo Sólo puede producine
iiistrativos l a dogmátíca civil sobre el negocio j urí d i co . E l acto administra- por tina A dministración púbhca en sentido f ormal y no por ningún ór-
gano público q ue no esté integrado en una A dministración como persona
tivo no es el paralelo en el D erecho público de l a teoría del negocio
(judiciales, legislativos),, sea cUal sea l a materia de tales actois, ni por nin-
j urídico en el D erecho privado; hoy así lO aceptan tanto los administratí-
gún partictilar (fuera de los supuestos excepcionales roáS atrás indicados,
vistas como los privatistas ( D E C A S T R O , FL U M E ) . E n nuestro D erecho bas-
quedando, pues, al margen, todos los actos del administrado). L a A dm i-
tará comparar el principio de auto no m í a privada f ormulado por los artí-
nistración en particular h a de ser titular de l a potestad de cuyo ejercicio
culos 674, 675,1.091 y 1.255 C C , que exp rés al a idea subject made law, co n
se trate para dictar e l acto.
el principio de típicidad que f ormul a así el párraf o 2.° del árti'cxilo 53.2
L PC : «El contenido de los actos se ajustará a lo dispuesto p o r el Oirdena- L a A dministración, como persona j urídica, se compone de órganos;
miento j urídico.» Y a nos consta también que tampoco hay paralelo posi- a través de Ips cuales se manifiesta y obra. U n a co ncreci ó n ulterior h a de •
ble entre los negocios jurídicos, como expresión de u n a efectiva autono- precisar que sólo p o d rá dictar el acto considerado aquel órgano de l a
mía, y los actos discrecionales, simple manif estación de u n a potestad A dministracióri que tenga atribuida l a competencia para ello. A sí lo prer
construida y atribuida cO mo tal por l a Ley, en l a que existe nece.saría- cisa el artículo 53.1 L P C . N o es el momento de formtilar aquí una teoría
mente u n a pluralidad de elementos reglados (que no son meros límites general dé l a competencia, c^ue h a de quedar remitida a D erecho dé
externos, sino que integran positivamente el acto de ejercicio) y en la que la organización. Bástenos decir, simplemente, que l a competencia es ««la
no se expresa, co m o e ñ el negocio privado, l a idea de \xná Sdbstherflichkét medida de l a potestad que corresponde a cada órgano» , siendo siempre
(autóseñorf o), sino, por el contrarioi l a id ea d e u n deber ( FLI T M E) , de titt una determinación normativa. A través de l a norm a de competencia se
deber f uncional , en el sentido que hemos estudiado más atrás. determina en q ué m edida l a actividad de U n Ó rgano ha de ser conside-
rada como actividad del ente administrativo; por ello la distribución de
e) H em os precisado que l a potestad administrativa q*ercida en el acto competencias entre los varios órganos de \m ente constituye una opera-
ha de ser distinta de l a potestad reglamentaria. Y a sabemos p o r q ué y ción básica de l a organización. L a competencia se determina, e n conse-
taómbién nos consta l a singularidad de l a teoría del Reglamento y las dife- cuencia, analíticamente, por las normas (no todos los órganos pueden lo.
rencias sustanciales de esta figura con los actos administrativos slñclo mismo, porque entonces no se justif icaría su pluralidad), siendo irrenun-
S96 C V . X. LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS: CONCEPTO T ELEM ENTOS... i j . LOS ELE.VENTOS DE LOS ACTOS AOMINISTR/VTIVOS 597
ciáble su ejerticio por el órgano « que la tenga atribuida có m o propia» se incurre en un vicio legal, que afecta a la validez del acto (el vicio de
(art. 12.1 LJPC), aunque l a misma norm a puede prever supuestos de dislo- incompetencia).
cación com petenciaí (delegación, susdtución, avocación, que suponen Finalmente, no basta con que el acto proceda de una A dministración
traslados de competencia de unos a otros órganos; sin la previsión legal y se dicte a través del órgano competente; es menester también que l a
expresa esos traslados no son posibles). En defecto de im a determ inación persona o personas físicas que actúen en l a corresponcüente d ed aración
analítica por órganos en el seno de una A dministración, los artículos 12 como titulares de ese órgano ostenten l a investidura legítima de tales
y 21 L P C f ormulan unos priricipios generales de distribución de compc- (nombramiento legal, toma de posesión, situación de actividad o ejerci-
teiidas. cio, suplencia legal en su caso), no tengan relación personal directa O
indirecta con el f ondo del asunto de que se trate, esto es, mantengan
L a competencia se construyezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
rationt materiae (y dentro de ella según
íntegra su situación abstracta de imparcialidad por no estar incursos en
grados), ratione Ipci y ratione temporis. Por razón de l a materia se define en
los cíeberes legales de abstención y recusación (arts. 28 y 29 L PC ) y proce-
favor de u n órgano un upo de asuntos caracterizados por su objeto y
dan en las condiciones legales prescritas para poder actuar como tales,
contenido; por ejemplo, l a atribución de asuntos a los distintos M iriiste-
titulares del órgano (lo cual es especialmente importante en los órganos
rios, o, dentro de cada uno de éstos, a las distintas D irecciones G enerales,
colegiales: convocatoria regular, orden del día, quorum de constitución,
etcétera; hay una materia generalmente atribuida a un ente descentrali-
zado compuesto de órganos diversos o a un complejo de órganos j erárq ui-
camente ligados entre sí en el seno de un mismo ente, precisándose luego
S
uórum de votación, arts. 22 y sigs. L P C ) , S o n otras tantas normáis del
lerecho de organización, que condicionan l a ¡ m p utad ó n de l a declara-r
ción psicológica de la persona física títular d el órgano al órgano mismo
para def inir l a competencia d e cada uno de esa pluralidad de órganos
y, a través suya, al ente del cual el órgano es instrumento.
una subdistínción de materias por su contenido o por su grado, incluso
por su cuantía (por ejemplo, arts. 12 y sigs. L O FA G E , por lo que hace a
los distíntos órganos de la A dministración C entral o arts. 22 y Sigs. L R L , 2. L O S EL EM EN T O S O BJET IV O S : PR ES U PU ES T O D E H EC H O , FI N ,
)or l o que hace a los distíntos órganos municipales). Por razón d el lugar, CA U SA , M O T I V O
os órganos tíenen una competencia territorial determinada, que puede El D erecho A dministratívo no h a estado exento de l a compleja polé-
ser nacional (por ejemplo, el M inistro, el D irector G eneral) ó local, refe- mica privatísta, heredada de la j urisprudencia escolástica, sobre el con-
rida ésta a i m a circunscripción concreta (regional, provincial, comarcal, cepto y la f u n d ó n de l a causa como requisito del acto o negocio j uríd ico.
municipal, de b arrio), dentro de l a cual únicam ente pueden ejercer váli- Sin ningún ánim o de mediar en esa polémica en cuanto a su significado
damente su competencia material. general, resulta indispensable, no obstante, para comprender el instru-
mento técnico que es el acto administratívo, establecer unas cuantas pre-
Finalmente, la competencia puede limitarse por razón del tíempo, cisiones en relación con los problemas prácticos que l a teoría de la causa
bien en términos absolutos (por ejemplo, disponibilidad sobre los crédi- ; intenta resolver.
tos presupuestarios, que sólo es posible durante el ejercicio a que el Pre-
supuesto se refiere, art. 49 L G P; potestades habilitadstó p o r legisladón a) E n primer térm ino, deben aislarse lo que son presupuestos de hecho
temporalmente limitada, como Planes de D esarrollo, etc.), b ien relativos propuestos por l a n o rm a para q ue el acto pueda y deba ser dictado por
(por ejemplo: art. 27 L S 76, una suspensión de licencias de parcel ación, a A dministración. N o hay aquí ningún misterio o complejidad técnica,
edif icación o demolición puede acordarse en zonas determinadas y por sino u n f enó m eno sumamente simple. Si la A dministración « ejecuta» l a
el plazo de un año , prorrogable - e n determinadas circunstandas- p o r Ley, en el sentido que hemos visto (esto es, en cuanto la Ley otorga a l a
otro año m ás; extinguidos los efectos de la suspensión no podrán acor- A dministración potestades de obrar), resulta que la Ley como imperativo
abstracto conecta u n a cierta consecuencia j uríd ica a vin tipo de hecho
darse nuevas suspensiones en el plazo de cinco años por idéntica f inali-
específ ico, precisamente, y no a cualquiera, indeterminadamente; tal es
dad); ha de tenerse en cuenta que normalmente el señalamiento de u n
l a estructura necesaria de toda proposición norma^tíva, como es b ien co-.
plazo para resolver no im pl ica de manera necesaria, salvo que otra cosa
nocido, supuesto de hecho y consecuencia j urídica, y por tanto está es-
resulte del precepto, la dcfinicióii de u n a competencia en tíempo drcuns-
tructura se prorroga necesariamente en las potestades de que resulta in-
crito (artículo 63,3 L P C ) .
vestída l a A dministración para la aplicación de dicha norma. C om o, a su
Según lo expuesto, en u n órgano deben conf luir to'd'os los criterios vez, el acto administratívo no es más que el ejercicio de una potestad,
de competencia (material, territorial, temporal) para que, e n ejercicio resulta que el mismo sólo puede dictarse en f u n d ó n del presupuesto de
hecho típificado por la norm a de cuya aplicación se trata. Ese presu-
de l a misma, pueda dictar válidamente el acto administratívo que dicha
puesto puede ser una situadón material perf ectamente objctívable (exis-
competencia autorice, yeremos q ue cuando n o se observan tales criterios
tenciá d é l a vacante para poder dictar el acto d e nombramiento; requisi- pública; en las potestades sanitarias, la salubridad, etc.). E l acto ádminis-
tos de tímlación, ed ad , etc., para admitir a u n aspirante a unas pruebas trativOj en cuanto es ej erd ci p de una potestad, debe servir necesaria-
de selección; cumplimiento de l a edad para j ub il ar al f uncionario; antí- mente a ese fin típico, e incurrirá en vicio legal si se aparta de él o pte-
g úcd ad del f uncionario en cuanto al reconocimiento de trienios en el tcnde servir u n a finalidad distinta aun cuando se trate de otra finalidad
régim en de retribuciones, etc.), pero puede ser tamb ién, como ya cono- pública (por ejemplo, una finalidad recaudatoria utilizando un poder de
cemos, una situación más compleja, o más ambigua, cuya apreciación policía, supuesto muy normal en la j urisprudencia ap ro p ó si to d él as tasas
exija utilizar conceptos de valor o de experiencia, o inclviso otras cadífica- municipales de inspección de aparatos e instalaciones industriales, ins^
ciones jurídicas previas, según l a técnica, p estudiada, de los conceptos pección sólo justificable en efectivas razones de seguridad y no en u n fin
jurídicos indeterminados (por ejemplo, urgencia, peligro, ruina, idonei- fiscal).
dad, alteración del orden público, hecho imponib l e; artículo 20 L G T ,
c) Pero hemos avanzado ya algo sobre lo que conviene detenerSe con
que f ormula u n a def inición d e posible interés general: « presupuesto fi-
alguna atención: el acto debe servir al fin en Corisideíación al cual la
j ad o por l a Ley para conf igurar cada tributo y cuya realización origina el
norm a ha configurado l a potestad que el acto ejercita; 3. l a efectividad de
nacimiento de l a obligación tributaria p rincip al » ).
ese servicio al fin normativo concreto p o r el actp administratívo debe
E l supuesto de hecho, en cuanto proviene directamente dé l a no rm a reservarse, justamente, el concepto y el nomb re de causa en sentido téc-
atributiva de l a potestad, es siempre u n elemento reglado del acto y, por nico. E l párraf o 2 del artículo 5 3 I P C autoriza esa conclusión; «El conten
tanto, perf ectamente controlable p o r el j uez ; si el presupuesto de hecho nido de los actos se: g ustará a lo dispuesto p o r el O rdenamiento j urídico
legalmente tipificado (aunq ue esta tipificación p ued a ser implícita y rio y será deteñhinado y adecuado a los fines de aquéllos.» E l artículo 6 SlSCL
expresa) n o se cumple e n l a realidad, l a potestad legalmente conf igurada corrobora este priricipip: «El contenido de los actos de intervención será
en f u n d ó n de dicho presupuesto no ha podido ser utilizada correcta- congruente con los motivos y fines q ue lo justíf iquen.» Es a adecuación o
mente, L a valoración política del supuesto de hecho p o d rá eventual- congruencia efectiva a los fines propios de la potestad que se ejerdta es
mente ser objeto de una apreciación discrecional, si l a L e y así lo autoriza, la causa para los actos administrativos.
pero no l a realidad m ism a del supuesto. U n caso especialmente significa-
tivo de presupuesto de hechp legitimador se d a e n el procedimiento ad- Ya hemos enunciado que intentamos eludir la discusión frontal sobre
ministrativo, en el cual l a co ncatenaci ó n de los actos hace que el acto la dogmática de l a causa, pero parece inevitable justif icar m ínim am ente
el aserto anterior. A LES S I , de q uien dicho concepto procede en lo esen-
precedente sea presupuesto necesario del sucesivozyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(GtANNiNi); la inf rac-
ción de ese orden sucesivo supone, por tanto, u n vicio legal p o r ese moti- cial, ha <^uerido hacer d el mismo u n a nota más de la dif erencia entre
vo. acto administrativo y negocio j urídico privado. ASÍ como en éste, dice, el
ordenamiento asume una posición de indif erencia en cuanto a l a existen-
A l guna j urisprudencia f rancesa (rio general y ya ün tanto antigua) y cia efectiva de u n interés en las partes que lo concluyen, l a situación es
la autoridad de V E D B L , que h a seguido entre nosotros G A R R I D O , han cali- distinta por lo q ue hace al acto administrativo, cuya validez el ordena-
ficado de causa esa realidad del presupuesto de hecho legal que j u eg a miento no mantiene, aun presentando todos sus requisitos extemos de
como requisito de validez del acto. Pero parece claró que el f enó m eno perf ección, si no sirve a U n interés público efectivo. N os permitimos dis-
es bastante diferente de l o que la dogm ática tradicional de l a causa como crepar en cuanto a ese contraste. N o nOs corresponde penetrar en él
elemento del acto j uríd ico viene enunciando, aunq ue veremos que no tema j urídico pri^-ado de la causa, pero sí hemos de hacer dos simples
deja d e guardar con la genuina doctrina de la causa alguna rel ación. observaciones: primero, que no es exacta esa supuesta indif erencia d el
ordenamiento p o r los intereses que persiguen las partes del negocio pri-
b) D istinto d el presupuesto de hecho es el fin que l a norm a creadora
vado - y aquí está justamente u n a de las f unciones propias del elemento
de la potestad a s i ^ a a ésta como objetivo a perseguir. Tamb ién tenemos
causal - ; segundo, que el prob lema de l a causa se plantea inicialmente en
una ref erencia del f enó m eno en el estudio que anteriormente h i d m o s
el D erecho Rom ano en cuanto a los nudos pactos o contratos innomina-
sobre las potestades, en especial a propósito de las potestades discreciona-
dos (y hoy en la expresión más general del principio de autonom ía pri-
les y de l a desviación de poder. A l conf igurar la potestad, l a norm a, d e
vada), puesto que los contratos nominados o tí'picOs partan ya en sí Su
m anera explícita o implícita, l e asigna u n fin específ ico (así lo procl am a
peculiar causa {causa ageris in ipsó pacto vesüio. D E C A S T R O ) . A hora bien,
en nuestro D erecho el art 70.2 LJ) , que por de pronto es siempre u n fin
como ya hemos notado al explicar el concepto y sus notas esenciales, el
público (« la A dministración PiibUca sirve con objetividad los intereses
acto administrativo es precisamente u n acto j urí d i co nominado, típificado
generales» : art 103.1 de l a C onstitución), pero que se matiza significati-
por l a Ley, en cuanto que es fruto del ej ercido de potestades tasadas y
vamepte en cada uno de los sectores de actividad o institucionales como
espedficadas por el ordenamiento y no d e un abstracto y general princi-
u n fin específ ico (poi' ejemplo, en l a potestad de p o hcí a, l a segurida.d
existen o no (si no estistiesen, el acto cae por sí tíiismo « por falta d é có m o otios estados psicológicos (juicio, conO cimientO j deseo). Igual-
causa» ; por ejemplo, Sentencias de 15 de diciembre de 1986,26 de enero mente hemos indicado que la declaración puede ser explícita o deducirse
de 1987, 21 de septiembre de 1993, etc.); si l a realidad del Supuesto de de una conducta expresiva (actos tácitos), aunque esto último con ciertas
hecho de que l a A dministración parte se ha producido o no, en su caso reservas. L a singularidad del silencio administrativo será expuesta más
previa l a correspondiente calif icación del concepto j urídico indetermi- tarde.
nado que enuncia tal supuesto (por ejemplo, l a Sentencia de 20 de enero
Es rep etí b l een el D erecho A dministratívo l a pol émica, primero, y la
de 1964 que declara l a « ausencia de alteración de l a paz pública o l a
solución después sobre el valor respectivo de l a intención y l a declaración
G onwvencia social» , base dé l a sanción, y corrige esta última, o las más
y las conclusiones que sobre ello pueden obtenerse a propósito del tema
recientes de 22 de septiembre de 1986, 23 de octubre de 1987, 15 d e
de l a interpretación de los actos jurídicos, según se ha hecho en el D ere-
marzo de 1993, etc.); si el acto es « adecuado» (art. 53.2 L PC ) p ara el
cho privado. N o conteniendo l a L Í A ninguna n o n n a específica sobre el
servicio efectivo del fin público específ ico que l a no rm a atributiva de l a
prob lema, l a j urisprudencia, a través del principio de subsidiariedad del
potestad i^ue se ejercita ha Considerado, adecuación que supone u n j u i ci o
antiguo texto del artículo 16 C C (hoy art, 4.3), aplicó los artículos 1.281
de efectividad, de congruencia (art. 6 R S C L ) , d é coherencia, de propor-
y sigs. C C en l a interpretación de los actos administrativos, esto es, asignó
cionalidad, en fin, de desviación de poder en su caso (art. 83.3 L J) ,
como regla según l a tradición del principio espiritualista de nuestio D ere-
L a j urisprudencia y la doctrina italianas h an desarrollado de m anera cho, valor primordial a l a intención sobre s u expresión literal: Sentencias
especialmente aguda estos vicios del acto administrativo en co nexi ó n con de 19 de mayo de 1970, 17 de octubre de 1972, etc. Este planteamiento
su causa a través de l a instituciónzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
átl eccieso di poten (concepto distinto d el sigue siendo válido don l a nueva L P C .
exch ¿«jboM wptrfrancés, no obstante la coincidencia de tériM inos; en Fran-
cia, l a expresión alude a todo e l recurso contencioso de anulación y, p o r Cuestión de alguna tiascendencia es l a relativa a los vicios de l a vo-
tanto, a todos los vicios legales del acto veriflcables en tal recurso). Es a luntad (o, en sil caso, de los demás estados psicológicos) expresados en l a
singular institución itaUaria incluye: desviación del interés públicoi desvia- declaración: sitoación de capacidad personal del agente, error, violencia,
ción de la causa típica (la j urisp rud encia italiana no admite l a sustitución intimidación, dolo. H a de tenerse en cuenta que l a A dministración, como
de motivos realizada por el j u e z en el proceso; la j uri sp ni d enci a f rancesa persona jurídica, actúa a través de personas físicas, las personas titulares
sólo en algunos supuestos), ilogicidad maiiif iesta, contradicción con actos o agentes de loS órganos que ef ectúan l a declaración; los vicios de l a
precedentes, violación de circulares, falta de motívación, disparidad o voluntad (o, eventualmente, d e las demás manifestaciones psicológicas)
desigualdad de tiatamiento, tergiversación de los hechos, -wolencia moral hab rán de referirse, por ello, a l a situación personal de dichos individuos.
y dolo. S. M A S T I N - R ET O R T I L L O h a propugnado entre nosotros l a recep ci ó n E n segundo térm ino, hab rá de tenerse en cuenta que la actividad j urí -
de esas técnicas, q ue son expresión de formas características, aunq ue no dico-administratíva es una actividad de ejecución legal, mediante el rñeca-
únicas, de u n manejo irregular de l a causa. nismo qLie ya conocemos, lo q ue quiere decir que si el contenido del acto
se acomoda a l a Ley será normalmente indiferente; investígar sobre los
A l margen de las mismas, cabe tamb ién l a aplicación del principio vicios de l a voluntad o estado psicológico del agente expresado en el acto.
cessante causa cessat effectus, del que nuestro D erecho conoce u n a aplica- Esta observación co m ún en l a doctrina, plantea el problema en términos
ción paradigmática en el instituto de la reversión expropiatoria (arts. 54 completamente singulares respecto del misino tema en cuanto al princi-
y 55 L EF, 63 y sigs. R EF) por desaparición sobrevenida d e l a causa expro- pio privado de autonom ía de la voluntad, porq ue e n este últímo caso de
priandi. O tros casos pueden ser: l a revocación de licencias del artículo 16 o que se trata es de evitar que se cree l a reg ul ad ó n singular vinculante
R S C L , l a obligación de devolución de la tasa fiscal cuando l a causa imposi- que del negocio surge si l a voluntad no se h a expresado con absoluta
ítenií desaparece (art. 12, Ley de I ^ a s y Precios Públicos de 13 de ab ril libertad y consdencia, Pero el argumento de l a singularidad de la posi-
de 1989), etc. L a generalización de está regla p o d rí a inf erirse d el princi- ción de l a A dministración sólo vale en tanto se trate de un acto reglado,
3Ío general del arti'culo 53.2 L P C , siempre que no quede enervado p o r cuyo contenido se l im itaasingul ariz ar en el caso concreto el efecto agpta-
a eventual entiad a en j uego de otios principios de posibles efectos con- doramentc predeterminado por l a Ley, pero no en cuanto incorpore u n
trarios (arg. art. 1 0 6 L PC ) . plus de libertad estimativa de la A dministración (acto discrecional); por-
que entonces los efectos creativos Cónecub les al ejercicio de dicha liber-
3. L O S EL EM EN T O S O BJET IV O S : L A D ECLA RA CIÓ N Y SO C O N T E- tad n o p o d rán admitirse si la situación psicológica q ue en el acto se ex-
N I D O Y O BJET O presa no ha sido plenamente Ubre y consciente. D e nuevo hab rá de rcmi-
ü n e p ara especificar los problemas de los vicios de l a voluntad a l a regula-
' o) Y a hemos expuesto que el acto administratívo consiste en u n a
ción del c e , sin perjuicio de las matízádories que procedan por razón
duelas- ación y que lo declarado puede ser tanto una voluntad (decisión)»
de principios institucionales propios, dada la ausencia de normas especí- p o r ejemplo, l a Sentencia de 10 de abril de 1980), En materia de conce-
ficas en l a L P C . siones, el llamado con exceso técnico « pliego de condiciones» se admite
por la j urisprudencia que pueda ser libremente configurado por l a A dnü-
D os observaciones, quizás, resultan procedentes. E l artículo 62.1.d)
nistración en virtud del principio (cuya generalización, no obstante, sería
L P C sanciona con la nul idad de pleno derecho los actos « que sean consti-
inadmisible) de que q uien puede lo m ás, denegar l a concesión, puede Iq
tutivos de inf racción penal o se dicten como consecuencia de ésta» . S i n
perjuicio de tratar de este vicio específico más adelante, hemos de adelan- menos, otorgarla con condiciones; pero, como es obvio, el principio no
tar que no se trata del único vicio apreciable en el elemento psicológico alcanza a autorizar a l a A dministración l a imposición de un régimen con-
que en el acto se expresa, aunque sí del único qtie acarrea l a nul idad trario a la Ley (por ejemplo. Sentencia de 23 de marzo de 1972).
radical o plena. E n segundo término, es importante notar que las perso- c) E l objeto de la decl aración de l a A dministración puede .ser u n com-
nas que hayan determinado o inducido al error, l a violencia, la intilmida- portamiento del administrado, de otra A dministración, de otro órgano,
ción, el dolo, no podrán n l i n y o car el vicio p o r ellas causado o al q ue del titular del órgano (dar, hacer, padecer, no hacer: cfr. art. 97 y siguien-
ellas han contribuido, ni tampoco intentar beneficiarse del acto produ- tes, L P C ) ; un hecho (que se documenta, que se certifica, que se aprecia,
cido (en este sentido se pronuncia el artículo SO .d) L S , a propósito de l a que se califica) u n b ien (fungible - co m o e l dinero: declaración o liquida-
procedencia de indemnización por causa de anulación de una l icencia ción de deudas de cantidad- o infungible, que se expropia, que se califica
en vía de recurso: « En ningún caso hab rá lugar a indemnización si existe - d ecl aració n de ruina, de monumento artístico, de finca mejorable, cali-
dolo culpa o negligencia graves imputables al perj udicado» ). Es ésta u n a ficaciones urbanísticas- , que se transfiere o sub ro g a- rep arcel aci ó n, con-
consecuencia de l a dogmática co m ún de la ob repción y de l a sub repción, centración parcelaria- , que se registra, cuyos precios se tasan, etc.); una.
elaborada especialmente por el canonisrao, que se expresa en el principio situación jurídica (interpretarla, calificarla, revosarla); su propia organiza-
general de D erecho, proclamado por nuestra jurisprudencia,zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
aUeganspm- ción; o b ien mixturas de esos objetos típicos, en cuanto sean propuestos;
" niafn turpitudinm non audüur, de l a propia torpeza no pueden obtenerse por el ordenamiento como término final de la actividad j urídica de l a
jcncf icios, principio que recoge parcialmente el artículo 110,3 L PC : <íLos A dministración,
vicios y defectos que hagan anUlable el acto no p o d rán ser alegados por
los causantes de los mismos» (la j urisprudencia firancesa aplica a estos Esa proposición normativa de l os objetos de los pronunciamientos
actos l a regla fraxis omniacorrumpit, negando, en consecuencia, a los actOs administiativos limita el problema de las notas genéricas que el Objeto de
y decisiones obtenidos por medio de maniobras y procedimientos f raudu- los actos jurídicos deben cumplir, pero no lo elimina del todo, especial-
lentos el carácter de creadores de derechos; lo mismo en A lemania, aun- mente allí donde se presentan libertades apreciativas o configuradoras
que sobre l a base, técnicam ente más precisa, de l a exceptio doli). de l a A dministración, esto es, en l a hipótesis de los actos discrecionales.
E l objeto h a de ser lícito, determinado y posible (arg. artículos 1.271 y
i ) E l contenido de la declaración debe acomodarse, como ya sabemos sigs. C C ) . L a licitud excluye no sólo lo no autorizado por la Ley, en virtud
y precisa el artículo 53,2 L P C , a lo dispuesto por el ordenamiento. del principio de legalidad que ya conocemos, sin o avm, dentro del ámbito
E n relación con este tema se plantea l a importante cuestión de las habilitado, l a materia, especialmente protegida, d él o s derechos reconoci-
determinaciones accesorias de l a voluntad: condición, plazo, modo, reser- dos en l a Constitución y de l a dignidad de la persona (art 100 L P C , y la
vas. E n general se admiten las cláusulas particulares sólo dentro de los ejemplar Sentencia de 20 de febrero de 1959, sobre la utilización cuasi-
márgenes permitidos por l a tipicidad del acto, no en cuanto las mismas coactiva de l a retrib ución para imponer deberes extralegales a los funcio-
puedan rom per el marco legal típico y llevar a u n a libre conf iguración narios). E n el mismo sentido un principio general pro libértate obliga a.
adnriirüstrativa de l a decisión. Por ejemplo: no cab ría nombrar un f uncio- la A dininistiación, cuando los contenidos del acto adniiüesen diversas
nario de carrera con plazo resolutorio, o tampoco una autoridad acad é- detenninaciones, a elegir «el menos restrictivo de la libertad individual»
m ica podría aprobar a u n alumno o expedir un título bajo cond ición (art 6.2 R S C L ; en el mismo sentido, el art. 96.2 L PC ) ,
suspensiva o con el gravamen de u n modo de ejercicio, etc. E n cambio,
L a determ inación del objeto no suscita problemas especiales, a ella
la j urisprudencia admite el condicionamiento de las licencias en cuanto
se equipara su determinabilidad per relationem, aunque guardando en
co n el mismo se excluya la necesidad de u n a denegación, esto es, cuando
todo caso un principio de certeza [por ejemplo: convocatoria a oposición
se trate de enderezar el proyecto en f unción del cual la licencia se solicita
p concurso de las vacantes existentes en l a plantilla más «las que puedan
con el fin de u n a autorización positiva (Sentencias, entre otras, de 21 de
producirse hasta que finalice el plazo de p res enuci ó n de instancias» .
abril de 1987, 2 de febrero de 1989 y 9 de octíib re de 1995), y, por su-
puesto, siempre que tal enderezamiento resulte legalmente justíf icado y E n f in, l a exigencia de que el objeto sea posible tiene una sanción
no fruto de una estimativa libre d e l a A dministración, que se niega {vid. especialmente enérgica al establecer el artículo 62,1,c) L P C la nulidad de
pleno detecho de los actos cuyo contenido sea imposiÍ>le; p o r ello parece - tercero, l a necesidad de adoptar unas dtrrtasfamasM actuación (por
pref erible tratar del tema desde esta vertiente negativa, lo que l iaremos ejemplo, regla d e j a licitación pública en l a contratación o de íaS
m ás adelante. pruebas públicas competitivas para la selección del personal, o 'se-
siones púH icas en las sesiones de las C orporadones Locales o de
4, L O S EL EM EN T O S FO R M A LES : E L PR O C ED I M I EN T O Y L A FO R M A l a aprob ación previa de planes o proyectos para acordar l a realiza-
ción de obras, orden del día en los órganos colegiados, etc.);
D E M A N IFESTA CIÓ N . E N PA RT IC U LA R, L A M O TIV A CIÓ N
L a d ecl arad ó n en que el acto consiste h a de producirse, primero, - cuarto, y con relevancia j urídica especial, la participación delasperso^
nos que tienen la condición formal de «partes» en el procedimiento disún-
siguiendo u nzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
iier concreto, y, segundo, a través de determinadas f ormas
de manif estación. tas de l a A dm inistradón actuante (exigencia de iniciativa de las
partes - e n todos los procedimientos o actos rogados, art. 70 L P C - ,
aj L o primero alude ^ j^rocídmienío administrativo. Y a sabemos que garantías en cuanto a l a posibilidad de participar en l a prueb a
la sumisión del actuar administrativo a tm determinado procedimiento - arts. 80 y 81 L P C - , o de ser oídos respecto del fondo - audiatteram
h a pasado a ser en nuestro D erecho una exigencia constitucional [artír partera, o p ri nd p i o de audiencia, art. 84 L P C - , o de presentar ale-
culo lO B.ej de l a C onstitución], lo cual im p üca otia notable dif erencia gaciones - art. 35. e) L P C - , o de estar inf ormado - m i sm o artí cul o - ,
entre el acto administrativo y el negocio j urí d i co privado. M E R K L se es- o de recibir las notificaciones de los actos que les af ectan - art 58
forzó en f ormular una teoría general del procedimiento aplicable a todas L P C - , etc.), lo que en el procedimiento j udicial o « proceso» se
las f unciones del Estado, que, com o expresión d é l a dinámica general de llama una « relación jurídico- procesal» desde V O N B Ú L O W , en virtud
la legis exetuíio en que el ordenamiento se va concretando desde la n o rm a de la cual el procedimiento no se limita a ser una mera ordenación
suprema, sería la regulación del m od o de p ro d u cd ó n de los actOs jurídi- técnica que establece una sucesión extem a en la acción adminis-
cos inferiores partiendo de las normas superiores; habría así u n procedi- trativa que se desarrolla a través del procedimiento, sino que cons-
miento legislativo, otio administratívo y u n tercero j ud icial (como tam^ títuye un vínculo j uríd ico, de nam ral cz a dinámica y evolutiva, desa-
bien u n procedimiento de la aplicación privada del D erecho). E l procedi- rrollado en derechos, obligaciones y cargas, vínculo que se manr
miento j ud icial ha pretendido p o r simples razones históricas monopolizar tiene entre l a A dministración y q uien es « parte» del procedi-
la idea de procedimiento, pero ésta co rresp o nd ería realmente a una f un- m iento a través de las distintas fases cronológicas del mismo y q ue
ción más general del ordenamiento. E l procedimiento sería, según eso, concluye con l a decisión de éste.
u n « m od o de producción de u n acto» (concepto en el que M ER K L ind uye
a las normas jurídicas) p o r aplicación de normas jurídicas superiores a El procedimiento no se limita a articular entre sí todas esas finalida-
ese acto. S in pretensión de entrar en el prob lema general, lo que resulta des e inter\'cneiones diversas; asegura también entre todas ellas u n orden
para nosotros relevante en este m om ento es que el acto administratívo determinado en el cual los distintos actos deben ser cumplidos hasta con-
no puede ser producido de cualquier manera, a voluntad del títular d el cluir en l a resolución final.
órgano a q uien compete tal producción, sino que h a de seguir para Uega.r D e este m odo, el procedimiento atirriinistrativo aparece como una;
al mismo un procedimiento determinado. T al procedimiento regula si- ordenación unitaria de una pluralidad de operaciones expresadas cíi ac-
m ul táneam ente: tos diversos realizados hetero g éneam ente (por l a f und ó n, por l a nam ra-
- Priincro, u n a actividad administtativa determinada para llegar a l a leza) por varios sujetos u órganos, operaciones y actos que, no obstante
fijación del supuesto de hecho del que hay que partír (por ejemplo, su relativa autonom ía, se articulan en orden a la producción de u n acto
procedimiento de « declaración de necesidad de l a ocupación» , o dedsorio final. A parece, pues, en el procedimiento una distinción funda-
de « justiprecio» en l a expropiación forzosa - arts. 15 y sigs. y 26 y mental entre decisión final ,p resolución (art 89 L PC ) y actos proccdi-
sigs. L E F - ; procedimientos de valoración de bases tributarias, arts. mentales, los cuales adoptan una posición instramental respecto de aqué-
50 y sigs. L G T ) ; lla. U nos y otios son actos administrativos, aunque con f unción y régim en
diversos, y los actos proccdimentales O de tiámite gozan, no obstante estar
- en segundo término, participación de una pluralidad de sujetos o de
ordenados a l a p rod ucción final de l a resolución, de singiúaridady de l a
Órganos {asi, arts. 82 y sigs. L P C ; inf ormes, propuestas, dictámenes
relativa autonom ía (producen efectos proccdimentalcs prqpios, tienen
obligatorios o facultativos; inf ormaciones públicas, art. 86 L P C ; ac-
sus reglas propias de validez, incluso, en ocasiones, subprO cédimientos
tos de fiscalizadón financiera, arts. 148 y sigs. L G P; autorizaciones
específicos para su p rod ucción, tienen causa propia, pueden ser anillados
o aprobaciones de tutela, p o r ejemplo, arts. 86.3 L R L , 109 R B C L ) ,
independientemente, etc.).
cada u n o con l a f iind ón de il um inar u n aspecto determinado, o
todos ellos, de la cuestión a decidir; Se rechaza así la llamada concep ción «sustancial» del procedimiento^
excepciones deb en añadirse las ) a flotadas m atrás á propósito de los garantía inexcusable í a necesidad de m o tiv arías sentencias en resultan-
actos tácitos o manifestados en conductas expresivas. dos y considerandos, de f orma que los fallos apareciesen como u n a parti-
cülarización racionalizada del mandato general de las Leyes y no como
c| ¿6üál h a de ser el contenido de lafoma escrita ordintmá de los acto&
u n a simple decisión imperativa y voluntarista, así también l a legalización
administratívos? L a L P C , tan puntiD ista normal mente, que incluso regula;
de l a actividad administrativa ha co nd ud d o a l a misma consecuencia.
el contenido f ormal de actos típicos del adminisürado (arts. 70 y H O ) . no
M otivar un acto administrativo cs re co n d u d r l a decisión que en el mismo
tiene sobre esta cuestión \ma no rm a general. D e hecho, sin embargo, u n
Se contiene a una regla de derecho que autoriza tal decisión o de cuya
uso muy extendido suele imponer para los actos finales o resolutorios
aplicación surge. Por eUo motivar un acto obliga af ij ar, en primpr tér-
(los actos procedimentales suelen ser más simples, salvo quizás los dictá-
m ino, los hechos de cuya consideración se parte y a incluir tales hechos
menes: ind., p o r ejemplo, art. 130 d el Reglamento del Consejo de Estado
en el supuesto de im a no;nma jurídica; y, en segundo lugar, a razonar
de 18 de j u l i o de 1980) el siguiente contenido, que responde a las exigen*
có m o tal norm a j urídica impone l a resolución que se adopta en l a parte
cías mínimas de id entif icaaó n y de certeza del contenido resolutorio q,
dispositiva del acto.
si se pref iere, del poder ejercitado en el acto, aunque no constituyen
propiamente en su Conjunto u n verdadero requisito sacramental de vali- L a motivación es Un requisito típico no de todos los actos ádiiíinistra-
dez: encabezamiento, con indicación de l a autoridad que emite el actoi tivos, pero sí de l a mayoría; de los actos de j u i d o (actos consultivos .o
preám b ul o, que suele ref erirlos actos preparatorios (instancias, inf ormes, dictámenes, típicamente: V. artículo 130 del Reglamento del Consejo de
propuesta) y las normas legales de competencia y en s u caso de f ondo, Estado, p o r ejemplo), porque l a motivación es justamente la expresión
en que el mismo se f unda; l a Ley hace o b H ^ to rio indicar si se h a consul- racional del j ui ci o en- q ue consisten y de las resoluciones que i m p l i al n
tado al Consejo de Estado y si l a resolución sigue O no su dictamen ( « d e un gravamen para el destinatario o una d en eg ad ó n de sus instancias, lo
acuerdo con el Consejo de Estado» u « oído el Consejo de Estado» , esta que supone u n grado especialmente intenso de ejercicio de autotutela
última f órmula indicando el disentimiento p disconf ormidad: art, 2.6 de administrativa (más aún cuando esa autotutela se presenta en l af o rm a
l a Le y O rgánica 3/ 1980, de 22 de abril, del Consejo de Estado); motiva^ reduplicativa o en segunda potencia que ya conocemo." .; resolución de
o recursos y vías previas, sanciones). L a L P C expresa esta regla en éstos
ción, en su caso, a lo que inmediatamente aludiremos; parte dispositiva
o resolución propiamente dicha, que h a de corresponder a lo planteado términos, artículo 54:
por las partes y a lO suscitado p o r e l expediente (art. 89 L P C , principió
1. Serán motívados, con sucina referencia de hechos y EuftdanicBtOs
de congruencia, que complementa el principio de actuación de of icio); de derecho;
lugar, f cch ay firma (éstó original o por delegación, o « de orden de» art.
55 L P C ) ; en fin, indicaciones propias de l a notif icación, en su caso, que a) Los actos que limiten derechos subjetivos o intereses legítimos.
veremos más adelante. , 6|Los que resuelvan procedimientos de revisión de oficio de aétos
administrativos, recursos administrativos, reclamaciones previas a la m j u-
D e este contenido salcariza u n relieve partícular, muy superior al de
dicial y procedimientos de arbitraje,
u n a simple f orm a Sacramental, el reciuisito de l a motivación. Y a hemos
indicada más atrás que l a Ley obliga a l a A dm inistradón a motívar l a cjLos que se separen del criterio seguido en actuaciones precedentes
mayoría de sus decisiones, lo que quiere decir a hacer públicas las razones o del dictamen de órganos consultivos.
de hecho y de derecho en las cuales las mismas se apoyan. Éste es u n d) Los acuerdos de suspensión de actos, cualquiera que sea el íD O tívo
requisito norm al en todas las Sentencias y A utos judiciales (arts. 208 y de ésta, así como la adopdón de las medidas provisionales previstas en los
209 L E C ) , u n requisito que, por cierto, fue u n logro tardío d e j a doctrina, artículos 72 y 136 de esta Ley.
pues el absolutismo hacía de l a no motivación una regla de prestigio
e) Los acuerdos de aplicación de la tramitación de urgencia o de am-
(Ley 7.', tít. 17; l ib . X I de l a N ovísima Reco p il ació n), en últímo extremo pliación de plazos.
determinada en el carácter no necesariamente legal de los faUos, que se
sostenían, fuese cual fuese su contenido, e n l a sob eranía directa del m o- y) Los que se dicten en el ejercicio de potestades discrecidnales, asf
narca, el cual podía crear en cada caso u n a n o rm a o decisión espedf ica, como los que deban serlo en w cud de disposición legal o reglamentaria
expresa.
sin someterse a Leyes previas. D e l mismo m odo que el principio de legali-
zación de l a justicia, impuesto por l a Rev o l ud ó n f rancesa (tanto en lo Sobre los supuestos ya examinados se observará que este precepto
civU como en lo penal : prinG ipio de legalidad de delitos y penas), al seivi- especifica alguno m ás: los actos que se aparten de dictámenes de picaños
ti o d el cual Se arbitraron las técnicas del recurso de casación y de l a consultívós (sin d ud a porque siendo, co m p y ah em o s notado, el dictamen
responsabilidad personal de los j ueces, concluyó por imponer como u n a u n acto de j uicio explidtado y razonado debe de oponérsele una dedsión
que presente u n f undamento del mismo tenor); los actos que se separen ser suplida por l a simple fijación de puntuaciones» , pues «la A dministra-
del precedente, cuestión ya examinada en el capítulo I I , y que se justif ica ción ha de expresar las razones que la ind ucen a otorgar pref erencia
en l a oportunidad de arbitrar u n conti-ol frente a posibles medidas discri- a uno de los solicitantes firente al resto de los concursantes, haciendo
minatorias; los acuerdos de suspensión de actos en vía de recurso, por l a desaparecer así cualquier atísbo de arbitrariedad y permitíendo, al mismo
excepcionalidad que l a suspensión supone frente al principio general de tiempo, que el no beneficiario pueda contradecir, en su caso, las razones
ejecutoriedad (art. 111 L P C ) , estando en este supuesto la obligación de motívadoras del acto y el órgano j udicial apreciar si se ha actuado o no
motivar más bien en l a oportunidad de una consideración cuidadosa de dentro de los límites inipuestos a l a actividad de los poderes públicos» .
j o s intereses administfatívos; en fin, los actos que cualquier norm a obli- Vid. en el mismo sentído y a propósito de los servicios mínimos en caso de
f ue a motivar (un ejemplo: denegación de licencias de edificación y uso huelga la Sentencia de 20 de mayo de 2001 y sus abundantes referencias,
el suelo, art. 179 L S 76).
Y es que, como ha dicho el Trib unal Constítucional en s u Senteheia
Particularmente importante es l a exigencia de motivación de los ac- de 17 de j ul i o de 1981, antes citada, «la motívación es no sólo una ele-
tos discrecionales, que ha establecido l a nueva L P C , corrigiendo en este mental cortesía, sino un requisito del acto de sacrificio de derechos» ; lo
punto con acierto el antiguo aitículo 43 LPA , que l a omitía, omisión que mismo l a Sentencia de 16 de j u n i o de 1982: « deb e realizarse con l a ampli-
denunciamos en ediciones anteriores de esta ob ra por estimar que l a tud necesaria para el debido conocimiento de los interesados y su poste-
expresión de los motivos en c u p virm d l a A dministración ha optado p o r rior defensa de d erecho s» ). L a expresión « sucinta» , que contiene el artí-
una concreta solución entie las muchas posibles es sencillamente f unda- culo 54, no puede interpretarse en el sentido de que basta apuntar un
mental a efectos del control jurisdiccional, como acertó a destacar tam- prindpio de m otivad ón, aunque, como recuerda l a Sentencia del Tribu-
bién l a Sentencia de 3 de diciembre de 1986. nal Constitucional de 16 de j uni o de 1982, «la doctiina del Tribunal Su-
premo ha precisado que l a motivación escueta o sucinta, ÍÍ es suficiente-
L a motivación, como ya dijimos, es un medio técnico de control de mente indicativa, no equivale a ausencia de motivación, ni acarrea nuli-
la causa del acto. Por eUo no es un simple requisito meramente f ormal, dad» .
sino de f ondo (más técnicam ente: la motívación eszyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
interna corporis, no;
extema; hace ref erencia a l a perf ección del acto más que a formas exterio- El actual artículo 54,2 L P C remite a sus normas reguladoras especí-
res del acto m ism o). Q uiere decirse que l a motívación no se cumple con ficas la motivación de los actos que pongan fin a los procedimientos selec-
cualquier f órmula convencional; por el contrario, la motívación h a de ser tivos y de concurrencia competitiva, pero ello no afecta a la esencia de la
suficiente, esto es, ha de dar raz ón plena del proceso lógico y j urídico obligación de motivar, sino solamente al modo de hacerlo, como advierte
que ha determinado la decisión. Po r ejemplo: no bastaría j ub il ar a un el propio precepto, a cuyo tenor deben «en todo caso quedar acreditados
f uncionario invocando simplemente una razón de « incapacidad física» ; en el procedimiento los fundamentos de la resolución que se adopte» ,
hab rá que concretar qué incapacidad ñsica en partícular y có m o se h a
valorado y en qué sentído l a mismajUstíf ica legalmente la resolución. N o
cabe stistítuir un concepto j urídico indeterminado que esté en la base de ra. I A S C LA S ES D E A C T O S A D M I N I S T RA T I V O S
la Ley de cuya aplicación se trata por otro igualmente indeterminado;
El carácter nominado de los actos administiativos, sobre el que he-
hab rá que justif icar la aplicación de dicho concepto a las circunstancias
mos insistido, hace difícil f ormular una clasificación d é l o s mismos, i^ue
de hecho singulares de que se trata; otra cosa no es expresar un motívo,
para ser completa no tendría necesariamente que ser sistemáüca, smo
es, más b ien, f ormular una conclusión. Es lo que en D erecho f rancés
remitida a la inagotable y cambiante casuística legal.
suele llamarse l a prohibición de f órmulas passe- parlout o comodines, que
valen para cualquier supuesto y no para el supuesto determinado que se Esto, no obstante, es posible fijar unos cuantos tipos, b ien porque l a
está decidiendo. N uestra j urisprudencia está normalmente en esta l ínea propia legisladón los configure como tales en las escasas regulaciones
(quizá co n l a única excep ción de los acuerdos de fijación del justiprecio abstractas que sobre el tema pueden encontiarse, b ien porque resultan
expropiatorio por los Jurados Provinciales de Expropiación, acaso p o r identíficablcs a través de comportamientos ho m o g éneo s de sus respecti-
bratarse de Una motívación técnica más que j urí d i ca). vos regímenes, por corresponder a mecanismos instítucionales idénticos,
aunque más o menos explícitos, E n el anterior estudio analítico sobre los
Son muy expresivas al respecto las Sentencias de 27 y 31 de enero, elementos de los actos se h an apuntado ya distinciones construidas sobre
2 de f ebrero, 12 de abril y 21 de j u n i o de 2000, 29 de mayo de 2001, 19 variaciones en l a articulación de dichos elementos y sobre eÜas no hemos
de Jul io de 2010, 27 de abril y 11 de octubre de 2012, en las que, a de insistir.
propósito de la motívación de las resoluciones que deciden concursos y
pruebas selectivas, se af irma que la exigencia de motívación « no puede N o tendría interés, sin embargo, intentar agotar las distintas especies
de actos mediante u n cuadro más o menos grandioso. N o h an faltado la apertura de una inf ormación pública, etc.). Segundo: aunque estadísti-
intentos de esté tipo, especialmente en las doctrinas alemapa e italiana, camente ese tipo de decisiones sean, en efecto, las qUé con mayOr fre-
que o b ien han partido de las categorías pandectísticas civiles, o bien h an cuencia s o n objeto de los recursos, nozyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLK
co n 5tituye n ,sinemh)argo, su objeto
ofrecido cuadros descripávos sobre bases psicológicas o materiales más o exclusivo; desde esta perspectiva resulta claramente superior l a distinción
menos convencionales, expresión bastante característica de u n a « jurispru- tradicional de nuestio D erecho (que luego expondremos) entie resolu-
dencia de conceptos» rara vez justif icada en las exigencias de explicación ciones y aetOs de trámite. Tercero: en úl üm o extremo, no se está clasifi-
del sistema. E l prob l ema no es rellenar esquemas abstiactos, natural- cando, sino describiendo u n f enó m eno que nos es ya conocido y que
mente, sino tipificar actos administrativos cuya singularidad de régim en resulta ventajosamente explicado, según creemos, cuando se hace desde
justif ique perf ilar categorías institucionales efectivas. D esde esta perspec- la perspectiva subjetiva de l a A dm inistradón, el f enóm eno de l a autotu-
tiva hay que notar que no resulta fácil categorizar demasiadas especies tela administrativa, estudiado en d precedente capítulo. L a autotutela no
generales de actos administrativosi es u n a virtud del acto administrativo, sino u n privilegio subjetivo de la
A dministiación, que lo utiliza cuando lo h a menester (cuando tiene dere-
chos que tutelar, por de pronto), pero no necesariamente en todos sus
1. A C T O S D EC I S O R I O S EX T ER N O S Y A C T O S N O D EC I S O R I O S actos jurídicos. L o que las doctrinas expuestas q uieren sigiuficar es el
Puede ser oportuno recoger esta distinción p ara aprovechar los es- f enóm eno de la autotutela decisoria, que es, eri efecto. Un dato capital
fuerzos doctrinales hechos a propósito de los primeros por l a doctrina de l a p o si d ó n j uríd ica de l a A dministración, f enó m eno que se expresa,
firancesa (que hab l a de « decisiones ejecutorias» ), alemana (que identif ica ciertamente, en actos administrativos determinados, pero que no permite
con los mismos desde M A Y ER los actos administrativos, negándose a exten- constrair con los actos que no l a i nd uy en u n a categoría lógica contra-
der el concepto a otros supuestos) y austríaca (que emplea el térm i no puesta.
Bescheid, tomado de sus Leyes). E l acto decisorio extem o se caracterizaría:
Pued e, no obstante, aceptarse una división entre actos decisorios (de-
- por ser una declaración administiativa de vpluntad, precisamente; claraciones de voluntad) y no dccisprios (declaraciones de otros estados
psicológicos), lo cual ya nos es conocido, y unos y otros o bien extemos,
~ dirigida a u n sujeto;
afectantes a otios sujetos distíntos de l a A dministiación autora del acto,
~ por l a cual se define ejecutoriamente una situación j urídica indivi- o bien internos, en otio caso. L a distínción será reintroducida en otios
dualizada de dichos sujetos, o (lo que viene a ser lo mismo contem- criterios clasificatorios más adelante, quizá co n al gima mayor precisión
plado desde l a otra vertiente) de l a A dministiación respecto de lógica.
ellos.
Este tipo de actos expresaría el más característico m odo de l a actua- 2. A C T O S R ES O LU T O R I O S Y D E TRÁ M ITE
ción j urídica de l a A dministración, su actuación autoritaria o d e p o d er
Esta distinción está f ormul ada desde Un prindpium divisionis claro, l a
público respecto del subdito, su aptitud de def inir (por vía de constata-
reCUrribilidad de los actos, aunque veremos que é-sta resulta ser más bien
ción o por vía de innovación) ejecutoriamente las situaciones j urídicas
l a consecuencia que la causa de l a distíndón. L a distinción aparece enun-
de dicha persona. N ormalmente, son este tipo de decisiones las que son
ciada desde esa perspectiva en los artículos 107 L P C y 25.1 LJ: en el
objeto de los recursos administiativos yjurisdiccionales.
primero se declara que pueden ser objeto de recursos en l a vía adminis-
L a figura así delineada parece clara en el plano descriptivo, pero trativa «las resoluciones y los actos de tiámite, s i estos últimos d cd d en
dif ícilmente, a nuestio j ui ci o , pUede erigirse en base de una clasificación directa o indirectamente el f ondo del asunto, determinan l a imposibili-
de los actos administrativos (y menos aún aspirar a absorber tOdO este dad de continuar el proccdLmientp, producen indef ensión o perjuicio
concepto), siquiera sea porque el contorno negativo de l a rriisma engloba irreparable a derechos o intereses legítimos» ; en el segundo, con referen-
supuestos absolutamente heterogéneos. Primero: hay decisiones que no cia ya al recurso coritencioso-administrativO , se declaran actos impugna-
afectan a ciudadanos, sino a otras A dministraciones o, reflexivamente, al bles «los actos de l a A dministración... ya sean definitivos o de trámite, si
propio aparato organizativo (recuérd ese l a tipología de relaciones j urí - estos líltimos deciden directa o indirectamente el f ondo del asunto» . Es-
dico-administrativas q ue expusimos en el capítulo I ) , que tienen una efi- tos conceptos pueden ser equívocos y deben aclararse: sólo son recurri-
cacia anál oga y cuya raz ón de distinción con el típo no aparece clara; au n bles las resoluciones (o actos definitivos, concepto equivalente; también
en las decisiones cuyos destinatarios son los administrados no siempre se es usual el térm ino « acuerdo» ; por ejemplo, arts. 25, 26, 27, 54 L PC , o
def inen con ellos situaciones jurídicas individualizadas (por ejemplo, u n a en l a L R L , art. 52, etc.), no los actos de trámite; por excep d ó n, estos
convocatoria de pmeb as de selección de personal, un anuncio de subasta, últimos, sin embargo, resultan recurribles cuando, aim bzjo l a apariencia
de actos procedimentales no resolutorios del f ondo del asunto, de hecho L a regla de la irrecurribUidad de los actos de trámite, sobre la cual
vienen a decidirlo, por p o ner térm ino al procedimiento o suspender o la distínción se ha originado, es una simple regla de orden, no es una
hacer imposible su continuación, como dice el propio artículo 25.1 LJ. regla material absoluta. N o quiere decirse con ella, en efecto, que los
L a j urisprudencia utiliza constantemente estas categoríaszyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y conceptos, actos de trámite no sean impugnables, que constituyan una suerte de
que son básicos en el f uncionamiento d el sistema; dominio soberano de l a A dministración que resulte absolutamente infis-
calizablc por los recursos. Q uiere decirse, más simplemente, que los actos
L a distinción toma su base e n l a circunstancia de que los actos se
de trámite no son impugnables sí¡barada«wníí. Expresa, pues u n principio
dictan en el seno de i m procedimiento administrativo, como ya nos
de concentración procedimental: hab rá que esperar a que se produzca
consta. E n este procedimiento hay una resol ución final, que es l a que
la resolución final del procedimiento para, a través de la impugnación
decide el fondo del asunto (art. 89 L PC ) y para llegar a ella ha de seguirse
de la misma, poder plantear todas las eventuales discrepancias que el
u n ií<r especial, con fases distintas, con intervención de órganos o perso-
recurrente pueda tener sobre el modo en que el procedimiento se h a
nas diversos, con actos también diferentes. Estos actos previos a la resolu-
tramitado, sobre l a legalidad de todos y cada uno de los actos de ü:imite.
ción son los que l a Ley l l am a « actos de trámite» , con u n tecnicismo discu-
Es el problema de los llamados por nuestra j uri sp m d enci a «vicios de
tible, puesto que parece aludir a los actos de ordenación del procedi-
f orma» de los actos administrativos, que nos corresponde estudiar en el
miento, cuando en realidad incluye también los actos materiales distintos
capíuilo siguiente.
de los de simple ordenación (informes, propuestas, autorizaciones pre-
vias, aprobaciones iniciales) que preparan l a resolución final. C om o ya El artículo 107, párraf o segundo, L P C , así lo precisa ahora cuando
q uedó expuesto más atrás, todos los actos del procedimiento son instru- dice que «la oposición a los restantes actos de trámite deb erá alegane
mentales de l a resolución, se ordenan al mejor acierto o garantía de ésta. p o r los interesados, para su consideración en l a resolución que ponga fin
L a resolución « decide» el f ondo, dice el artículo 89.1 L P C (« todas las ál procedim iento» .
cuestiones planteadas p o r los interesados y aquellas otras derivadas» , del
expediente), por l o que comporta una decisión de voluntad; también no A dicionalmente el interesado puede exigir a las A dministraciones
obstante, en los actos de trámite hay decisiones de voluntad (por ejemplo: PúbUcas y al personal a su servicio las responsabilidades a que haya lugar
denegar una prueba, admitir la condición de interesado de xm tercero, en razón de lOs defectos de tramitación que hí^ an podido producirse en
recabar un dictamen, etc.), aunq ue con f recuencia en ellos se manifiestan el curso del procedimiento [arts. 35.;) y 41 L P C ] .
declaraciones de j uicio (inf ormes), de deseo (propuestas), de conoci-
miento (constataciones, certificaciones, etc.). A s u vez, la decisión, en 3. A C T O S FA V O RA BLES Y A C T O S D E G RA V A M EN
cuanto tenga « interesados» (esto es, se produzca en un procedimiento
donde hay partes, art. 31 L P C , lo cual tampoco ocurre siempre), debe Esta distuición f ue f ormulada originariamente por W . JE L U N E K .
notificarse ^ rt. 58 L PC ) , para hacer efectivo su efecto extemo, afectante A quellos actos administrativos que tienen u n destinatario extemo p ued en
a l a esfera j urídica de dichas partes. Pero tampoco ello implica que los afectar a éste de dos maneras diferentes: f avoreciéndole, con l a amplia-
actos de trámite sean, por contraste, actos internos; los hay que son tales ción de su patrimonio j uríd ico, otorgándol e o reconociéndol e u n dere-
(un inf orme, una providencia que ordena el pase a otro órgano, etc.), cho, u n a facultad, un plus de tímlaridad o de actuación, liberándole de
sin perjuicio de que, como vamos a ver, tengan también i m a eventual una limitación, de u n deber, de u n gravamen, produciendo, pues, un
relevancia extema; pero hay también actos de trámite directamente exter- resultado ventajoso para el destinatario; o b ien, segunda hipótesis, resttin-
nos de relación con las partes (comunicaciones, pmeb as, otorgamiento giendo su patrimonio j uríd ico anterior, im poniéndol e una obligación o
de audiencia, etc.). una carga nuevas, reduciendo, privando o extinguiendo algún derecho o
f acultad hasta entonces intactos. Los primeros son los actos favorables ó
Q ueremos subrayar, para volver a tomar el tema aludido en el ante- ampliatorios de derechos y facultades (en nuestro D erecho suele llamár-
rior apartado, que l a distinción entre resoluciones y actos de trámite no seles también « actos declaratorios de derechos» , art. 110.2 L R L ) ; los se-
puede edificarse sobre l a circunstancia de que las primeras sean declara- gundos, actos de gravamen o limitatívos [« actos que limiten derechos
ciones de voluntad con efectos externos, en tanto que los segundos no subjetivos», art. 54.1.a) L P C ] . Las Leyes más recientes adoptan ya l a no-
sean n i u n a cosa ni otra. Por el contrario, se trata de una distínción p ura- menclatura que hemos propuesto: « actos favorables para los interesados»
mente f uncional en el seno de u n procedimiento administratívo; los actos (art. 103.1 L P C ) , « actos de gravamen o desfavorables» (art. 105.1 L P C ) .
de trámite son actos instrumentales de las resoluciones, las preparan, las Ej em pl o de los primeros: l a concesión, l a subvención, urt reconocimiento
ha<;en posibles. Es una distinción firmemente establecida con base e n l á de crédito, la co nd o naci ó n de una deuda; los segundos, u n a expropia-
propia estmctura del procedimiento administiativo. ción, una sanción, u n a orden, u n a revocación de u n acto favorable.
l a distíndón e i importante y sé fa^ efectos f recuend a lo son tamb ién i o s acto* reglados que constatan l a siwación
prácticos de primera significación. Lo s actos de gravamen, cuando afec- construida por l a Ley como supuesto de hecho d el efecto preceptivo ge-
ten a derechos sustanciales, deb en legitimarse en preceptos de rango de neral que dicha Ley impone cuando ese efecto se condiciona a l a consta-
Ley, según lo expuesto anteriormente a propósito de la doctrina de laS tad ó n administtativa previa (actos de constatación o fijadón -áccerta-
materias reservadas a la Ley, salvo que, üratándose de l a privadón de U n menti, en l a doctrina italiana; Festsíellungen, en l a al em ana- constitutivos).
derecho administratívo, el acto que lo haya otorgado haya reservado (legí-
- A cto s singulares Q generales, según que el círculo de destinatarios sea
timamente) su posible revocaciónzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
{v.infra). Én cambio, los actos ampliati-
concreto (si son u n a pluralidad determinada se habla de acto plúrimp);
vos, no necesitan respectó del destinatario una cobertura legal superior,
por ejemplo, una relación de funcionarios o de repropiados; o indetermi-
sin perjuicio de que con f recuencia las reglas de garantía del gáSto pú-
nado; como veremos, l a distinción es importante a efectos de notíficación
blico, o de igualdad ante l a Ley, o de otro carácter, puedan im p onerl a
o publicación, artículos 58 a 61 L PC ; recuérdese tamb ién l a diferencia,
para condicionar estrictamente su emisión.
ya explicada con lá teoría del Reglamento, entre éste y el acto general o
En el plano de l a p ro d u cd ó n ide los actos, ya hemos visto más atrás « que tenga por destínatario utia pluralidad indeterminada de personas» ,
que los actos limitatívos o de gravamen deb en ser motivados d é m anera como dice el artículo 59.5va) LPC.
expresa por l a A dm inistradón [art. 54.Lo) L P C ] p ara facilitar l a defensa
A ctos de administiación activa, consultiva y át coníroí, expresión de
del afectado, lo que no es el caso, en principio^ de los actos favorables.
lasf unciones- respectívas de ese carácter.
Estos, as u vez, suelen requerir l a petición del interesado; n o asilos prime-
ro s, impuestos normalmente de oficio o bajo petíción o denuncia de U n - A ctos coiégiaifí o rnonoCT-áiicoj, según el carácter d e i o r
tercero. quienes procedan. Lo s actos cól chal es están sometidos a un procedi-
miento especial dé p rod ucción, regulado en los artículos 22 y sigs. L PC ,
En fin, como veremos en el capítulo siguiente, l a Ley condiciona aplicables en defecto de normas específicas.
estrictamente l a revocación por l a A dministración de los actos favorables
o que han reconocido o declarado derechos y facultades a los destinata- - Actos ác tracto instantáneo o sucesivo,
rios, límites que n o afectan a los actos de gravamen, que resultan libre- - A cto s positivos o de otorgamiento y dénegodojtes, en: rel ad ó n con l a
mente revocables, sin perjuicio de l a eventual entrada en j uego de otios suerte que dispensan a las pretensiones ejercitadas ante l a A dministta-
preceptos ordenados a l a garantía m te m a de l a A dm inistradón (por ción.
ejemplo, prohib ición de dispensas, salvo las expresamente previstas p o r
la Ley, o de perdones O condonaciones patrimoiiiales o tributarias). - Actos personaks ó mifej, según su ámbito Objetivo de eficacia (con-
f róntese, por ejemplo, art. 13 R S C L ) .
Finalmente, l a doctrina alemana habla de « actos administrativos de
doble ef ecto» , que son a l a vez favorables p ara un sujeto y de gravamen - Actos independientes o atendientes de otios (por ejemplo, todos los
para otro. A sí ocurre, por lo pronto, siempre que hay terceros interesa- actos procedimentales son dependientes de la resolución - aunq ue no
dos. L a mixtura de elementos puede plantear problemas en ocasiones, necesariamente de su contenido- ; prórrogas, revocaciones, resoluciones,
cuya solución hab rá de deducirse de los criterios que han quedado ex- etc., p or relación al pacto prorrogativo, etc.); distinción importante a
puestos (wd. l a Sentencia de 9 de febrero de 2010 en un caso de exd u - efectos de las nulidades pardales, artículo 64 L P C .
sión del censo electoral de u n a cof radía de pescadores). - Ados que causan estado en la vía administrativa y actos que no agotan
dicha vía, distinción capital a los efectos de abrir el acceso a la vía jurisdic-
4. OTRA S D ISTIN CIO N ES FUN CIO N A LES cional, sólo disponible con respecto a aquellos actos que constítuyenl a
« última palabra» de l a A dministración, por proceder de órganos o autori-
Los criterios clasificatorios pueden ser muy varios. Recogemos sólo dades a cuyas decisiones reconoce la Ley esa trascendencia (artículo 25.1
aquellos q ue parecen tener alguna utílidad. LJ). L a expresión « causar estado» , tradicional en nuestro D erecho, y sus
- A ctos constitutivos (crean, modif ican, extinguen rel adoncs o siUia- implicaciones serán estudiadas más adelante. Por el momento, baste l a
ciones jurídicas subjetivas en otros sujetos, los destinatarios, o en la propia ref erencia a los actos que ponen fin a la vía administrativa según el artí-
A dministración) y declarativos (acreditan u n hecho o una situación j urí - culo 109 L P C : las resoluciones de los recursos de alzada, las resoludones
dica, sin incidir sobre su contenido). Ej em p l o de los primeros: una expro- de los procedimientos alternativos de im pugnación o reclamación, a qvxe
piación, una orden, una liquidación tributaria, una jubilación de un f un- se refiere el artículo 107.2 de la misma Ley (concil iadón, mediaeión,
cioriario; de los segundos, una certif icación, una notíf icación. H a de no- arbitraje y similares), los acuerdos, pactos, convenios o contratos qué ten-
tarse que n o todos los actos constítutívos son discrecionales; con toda gan la consideración de finalizadores del procedimiento, las resoluciones
d é l o s Ó rganos administrativos que carezcan de superior j erárq uico, salvo hemos aludido para nada a l a vieja teoría de los llamados «actos polítícos»
q ue una Ley establezca lo contrario y las demás resoluciones cuando u n a o « de gob ierno» . Sin embargo, esta teoría se mantuvo viva, comO u n
disposición legal o reglamentaria asf lo establezca. L a disposición adicio- límite a la extensión objetiva de l a jurisdicción contencioso-administra-
nal 15,* L O FA G E precisa a estos efectos los órganos de la A dministración tiva, en el artículo 2.6), de u n a Ley tan progresiva como la L J de 1956.
G eneral del Estado y de sus organismos autónom os que con sus actos D ecía así el precepto:
ultiman la vía administrativa: el Consejo de M inistros y sus Comisiones
D elegadas, los M inisüros y los Secretarios de Estado en el ejercicio de las No corresponderán a laJurisdicción contencioso-adrainisirativa...
competencias que tíenen atribuidas los D epartamentos de los que son b)lAi cuestiones que se susciten en relación con los actos políticos del
titulares y los Subsecretarios y Directores G enerales en materia de perso- Gobierno, como son los que afectan a la defensa del territorio nacional,
nal . relaciones internacionales, seguridad interior del Estado y marido y organi-
zación militar, sin perjuicio de las indeninizaciones que fueren proceden-
E n e:l ámbito de la llamada A dministración institucional hay que es-
tes, cuya determinación sí corresponde a la Jurisdicción contencioso-adrai-
tar a l o que estab l éz cal a legislación específ ica de cada organismo o enti-
nistratíva.
dad y, en todo caso, a lo que dispone el artículo 12.2, i) L O FA G E, que
atribuye al ministro del D epartamento al que el organismo esté adscrito ¿Q ué son tales actos? ¿Existen, por de pronto, como categoría inde-
l a competencia para conocer de recursos contra los actos del órgano Su- pendiente? ¿Son una especie de actos administrativos que se caracteriza-
premo dei mismo. E n el ámbito local las decisiones de las autoridades y rían por resultar inmunes al poder fiscalizador de los Tribunales? Estas
Corporaciones locales causan estado en la vía administrativa como regla preguntas han atonnentado a l a doctrina y a l a jurisprudencia durante
general, a tenor de lo dispuesto en el artículo 52.2 L R L (aunque en mate^ m ucho tiempo', por lo que sigue teniendo senüd o referir aquí con algún
ria tributaria es preceptivo el recurso de reposición). detalle có m o han ido evolucionando las respuestas hasta llegar a l a solu-
ción que la nueva L J h a dado finalmente a este viejo problema.
E n el ámbito de las Comunidades A utónom as hab rá que estar, natu-
ralmente, a lo que dispongan sus normas privativas de organización, que, L a Exposición de M otivos de la L J de 1956 sostuvo que «los actos
naturalmente, tienen su reflejo también en el procedimiento, como su- políticos no constituyen u n a especie del g énero de los actos administiati-
braya el artículo 149.1.18 de la Constitución (« sin perjuicio de las especia- vos discrecionales, caracterizada por un grado m áxi m o de la discrecionali-
lidades derivadas de la organización propia de las Comunidades A utóno- dad, sino actos esencialmente distíntos, por ser u n a l a f unción administra-
m as » ). tívay otra la f unción polítíca, confiada únicam ente a los supremos órga-
nos estatales» .
- A c t o szyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
originarios o confirmátcirios; distinción básica a los efectos de
l a disponibilidad de los medios impugnatorios (art. 28 LJ) , que estudiare- Este planteamiento hacía posibles dos interpretaciones distintas, u n a
mos, por ello, en elcapf tulo siguiente. regresiva y otra üb crad ora, que conviene precisar.
- E n fin, l a distínción de categorías de actos p o r su contenido mate- H istóricamente la d o cui na de los actos políticos fue introducida p o r
rial parece difícil de hacer Con u n criterio sistemátíco. Los autores alema- el Consejo de Estado f rancés (quizá una de las escasas máculas dé su
nes e italianos suelen distínguir actos administratívos con calidad de ne- historia ejemplar) en el momento crítico de l a Restauración b orb ónica,
gocios jurídicos y actos no negociales, pero ya hemos indicado por que cuando peügrab a. Como creación napoleónica, l a subsistencia de la gran
no nos parece trasladable al D erecho A dministratívo esa categoría de ne- institución y de sus f unciones. E l Consejo se negó sistemáücamente a
gocio j urídico construida sobre la idea de una autonom ía de regulación conocer de aquellas reclamaciones que hacían relación a problemas polí-
de que la A dministración carece legalmente; en rigor, se trata de destacar tícos derivados de la extinción del régim en napol eónico (por ejemplo,
los actos que consisten en declaraciones de voluntad dictados en ejercicio arrét Laffite, 1822), y más adelante a los que se referían a los distintos
de potestades discrecionales. Es posible también aislar figuras abstractas cambios y pugnas políticas que se sucedieron. Se llegó a la teoría del móvil
de actos administiatívos (concesiones, autorizaciones, sanciones, órdenes, •político, según l a cual, fuese cual fuese el objeto material del acto, siempre
etcétera), pero parece pref erible estudiar estos típos, como haremos, en que los gobernantes lo dictasen en f unción de ün fin político, el acto
sus lugares sistemátícos propios más que en el cuadro general de una dejaba de ser administratívo y se convertía en político, haciéndose con
teoría del acto. ello exento del control contencioso-administrativo. El sistema f uncionó
con todos los regímenes hasta 1875. E n esta última fecha, ya establecido
el sistema de jurisdicción delegada (desde 1872), que reconoció al C on-
l y. LA CUESTIÓN D E LO S A CTO S POLÍTICOS O D E G O BIERN O sejo de Estado toda su independencia, p o r vez primera rechazará éste la
' A l exponer la teoría d el acto administrativo y sus distíniás clases nO teoría del móvil político en su arrél Prince Napoleón, entrando a conocer
del fondo de l a redantiadón del príncipe Jef óñiirio N ap o l eó n contra s u A comienzos d e los anos sesenta el T rib unal Supremo rectificó l a
cese como general de división. E l criteno se mantiene en 1880, a própó* doctrina del móvil político en base a dos observaciones capitales sobre l a
sito d e asuntos reladonados con l a expulsión de los jesuítas, y e n 1887, zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
f órmul a legal: p or una parte, el artículo 2.6) de l a LJ de 1956 hablaba de
arrét Prince d'Orleansy Prince M urat. D esde entonces se mantiene aún en « actos polítícos del G ob ierno» , con mayúscula y con artículo determinado
Frau d a l a tesis de los actos polítícos o de gobierno únicam ente en cuanto esta última expresión, l o que l e daba daramente u n sentido orgánico y
se ref ieran a una lista concreta de materias, que l a j urisprudencia postea renütía al Consejo de M inisttos, exclusivamente; todos los actos inferiores
rior h a ido red ud end o. Esta lista ya desvinculada por completo del origen a este órgano superior (y a eUo aludía tamb ién l a Exposición de M otivos,
de l a doctrina, comprende hoy las relaciones intem adonal es, las relacio- como vimos) quedaban ñiera del supuesto del artículo 2.6). A sí, Senten-
nes interconstitudonales del Ejecutivo con los demás poderes y las cues- cias de 10 de f eb rero y 29 de ocmb re de 1962, 18 de febrero y ¿0 de
tiones de gracia y amnistía; nada m ás. L a exención j urisd icd onal de estos septiembre de 1963, 21 de diciembre de 1964, 5 de abril de 1965, 2 de
supuestos es expUcable en razones propias, p or lo que l a arcaica doctrina mayo de 1963,23 de enero de 1967,17 de f ebrero de 1969,28denG V Íeffl-
de los actos de gobierno se d ed ara hoy introuvablezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(V1RAI.LY), b re de 1980. E n segundo término, l a expresión del Preám b ul o de l a L J
E n España, p or inf luencia de l a f ormulación francesa originaria, l a de 1956, de ser distinta l a fiinción política y l a f u n d ó n administrativa,
doctrina del móvil polítíco h a subsistido en l a j urisprudencia a través de cada u n a expresada en tipos de actos diferentes, fue utilizada para indicar
toda l a larga vigencia de l a Ley Santamaría de Paredes y aun después d e que sólo pueden ser manif estación de l a f unción polítíca las grandes deci-
la L Jde 1956. En su primera interpretación d el artículo 2 de éstíú e l siones que afecten al Estado como u n todo, medidas de conjurtto relativas
T rib unal Supremo siguió por i nerci a l a doctrina del móvil poM tico, apli- a l a seguridad interior del Estado o a l a organización militar en general»
cándol a a toda l a materia represiva (sanciones de orden público « por pero no simples actos adminisü-ativos típicos que afecten a u n a o varias
razones políticas» sobre l a base de l a m enci ó n del artículo 2 a l a « seguri- personas, p o r ejemplo, una sanción de orden público, el ascenso o el
dad interior del Estad o » ), a cuestiones militares (por la m enci ó n del pre- traslado de i m oficial del Ej érd to , l a convocatoria de i m concurso de
cepto relativa al « mandó y organización militar» ), incluso - e n lo que l a diplomados de Estado M ayor o l a delimitación de u n campo detiro.A sí,
j urisprudencia anterior le autorizab a- a l a im pugnación de Reglamentos, Sentencias de 21 de marzo de 1958, 7 de abril de 1960, 5 de octubre de
en cuanto cada uno era, obviamente, l a expresión de u n a determinada 1961, 2 de ocmbre y 21 de diciembre de 1964. L a de 7 de abril de 1960
« política» (así, Sentencia de 10 de f ebrero de 1960, en que el Reglamento declaró que los actos polítícos hacen ref erencia « a medidas políticas de
atacado se declara inm une al enj uidamiento p o r ser manif estación d e defensa nacional o mando militar, es decir, a asuntos trascendentes den-
una determinada « política d o cente» ). tro del ámbito general, y no precisamente p aí a ventilar cuestiones indivi-
duales» . A mbas limitaciones pueden utilizarse, y de hecho se utilizaron,
Q uizá esos excesos iniciales hicieron ver lo absurdo de tal interpreta-
acumulativamente (así la Sentencia de 3 de enero de 1979, muy expresi-
cióni que, p o r de pronto, hubiese acabado p o r sí sola co n el recurso
contra Reglamentos en todas sus formas. E l ejercido de una potestad vamente).
administrativa en f unción de u n móvil político es lo norm al , si esta exprc" E n fin, entie esas decisiones de conjunto se negó expresamente: que
sión se adopta en su significado inás extenso; y si se acoge l a signif icación pudieran entrar los Reglamentos, cuyajusticiabilidad es universal y nece-
del térm ino « político» en el sentido más concreto d é l a pugna política,
saria, aunque procedan del Consejo de M inistros: Sentencias de 22 d e
de l a l ucha de u n régim en contra sus antagonistas, entonces se com-
noviembre y 21 de diciembre de 1966; 20 de j u n i o d e 1967, etc.
prende que, lejos de justificarse para los actos que sean expresión de l a
m i sm a u n a exención d el contiol j u d i d al , más bien apel a a él en términos D ecíamos antes que l a f órmula de l a Exposición de M otívos L J56
más rigurosos, por l a sospecha inicial de u n posible abuso de las potesta- j odía ser o b ien peligrosa p b ien liberadora. Peligrosa, si se interpretase zyxwvutsrqponml
des administrativas en un contexto poco dado a l a objetividad. T écnica- DÍen en el sentido del móvil, b ien en cualquier otra f orma que sustantí-
mente no hay justif icación posible para u n cambio de rég im en tan espec- vase cualquier tipo de actuación de l a A dministración como supuesta-
tacular a propósito de l ajUsüdabiUdad de los actos por l a simple inciden- mente política. Lib eradora, sin embargo, si sobre su af irmación de que
cia de u n fin de l ucha polítíca, salvo que se acogiese la vieja co ncep ció n los actos políticos y los administratívos son « esencialmente distíntos» se
de « la razón de Estado» que exime de l a m oral y del D erecho Ip que el conduyese, como es obligado, que estos últímos son siempre justiciables
interés de los gobernantes justif ique. E l enemigo político no puede estar y que sólo puede excluirse l a j uri sd i cd ó n contcndoso-administrativa
excluido d é l a protección j ud icial sin pervertir el orden del D erecho gra- cuando no se trate de verdaderas actuaciones de l a A dministración, sino
vemente. Sea cual sea el fin con que se empleen las potestades administra- de f unciones ejercitadas p or los órganos políticos superiores en cuanto
tívas, éstas están siempre tasadas por el D erecho, como b ien nos consta, en los mismos conf luyen f unciones constitucionales de relaciones entre
y, por tanto, el j u ez puede y debe fiscalizar s u ej ercido. poderes o el carácter de órganos de l a personalidad jun'dico-internacio-
distintas manifestaciones q uedó ya debidamente subrayado q ue l a A d m i - sea susceptíble por sf de producir alguna daSe de efectos. D icho de otro
nistración def ine derechos y crea obligaciones de f orma unilateral y eje- modo, salvo en el supuesto de actos inexistentes (pueden tenerse por
cutoria (autotutela declarativa o decisoria). Sus decisiones (declaraciones tales la multa de tráfico impuesta por un simple partícular o l a orden de
de voluntad a las que se h a de ref erir la exposición posterior) son inme^ u n agente público de ir a la Lu n a en automóvil), todos los demás actos
diataníente eficaces, creando en el dcstmatario de las mismas una obliga- administrativos, aun los afectados de u n vicio dé nul idad de pleno dere-
ción de cumplimiento inmediato que tíene, incluso, un respaldo penal, cho, pueden ser materialmente eficaces, y esta eficacia material sólo po-
todo ello con independencia de su posible validez intrínseca. drá ser destruida por el partícular que l a soporta utilizando jlas vías de
recurso procedentes.
E l artículo 57.1 L P C af irma al respecto i^ue «lOs actos de las A dmiitis-
traciones Públicas sujetos al D erecho A dministratívo se presumirán váli- Esta distíndón de planos, material y j uríd ico, c^ue -complica el es-
dos y producirán efectos desde la f echa en que se dicten, salvo q ue en q uem a inicial, es consecuencia de un segundo privilegio d é l a A dministra-
ellos se disponga otra cosa» . E l precepto citado establece, pues, u n a prc- ción, que ya nos es familiar, el privilegió de l a ejecución forzosa o acción
sxmciónzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
iuris íaníum de validez, que permite al acto desplegar todos sus
de oficio, que coloca en manos de l a A dm inistradón u n a serie de instru-
posibles efectos en tanto no se demuestre sü invalidez y que traslada, en mentos jurídicos capaces de vencer en cualquier caso l a eventual resisten-
consecuencia, al partictdar l a carga de impugnarlo, en l a vía administra^ cia de los particulares mediante el uso de l a coacción.
tíva o contencioso-administratíva, según proceda, si quiere obtener s u A través de los desarrollos posteriores se irá viendo con njayor clari-
anulación y fi-enar sU eficacia. / dad có m o se produce en cada caso l a composición de estas fuerzas encon-
tradas y có m o puede conseguirse el difícil, pero necesario, equilibrio.
H ay q ue advértír, sin einbargo, qtie esta désvinciilación entre validez
y eficacia no es absoluta. Se tí-ata, com o hemos dicho, de i m a p resund óri
iuris lantum, operante solamente en tanto no se demuestre y se d ed are 2. G O N f tl G IO N ES D E EFI C A C I A L A EH C A C I A D EM O RA D A . E N ES PE-
en firme l a invalidez del acto. Pero es que, adem ás, para que la presun- C IA L, L A N O TIFICA CIÓ N Y L A PU BU G A CIÓ N
O ción legal de validez opere es necesario que el acto re ú n a unas condicio-
L a regla general de l a eficacia inmediata de lo? actos administrativos
nes extemas mínimas de legitímidad. Q uiere esto d e d r que la p resunción
admite excepciones, según l a Ley, E l propio artículo 57,1 L P C así ló prevé
de validez que la Ley establece no es algo gramito y carente de f unda-
al decir en su inciso final «salvo que en ellos se disponga otra cosa» . El
mento, sino algo que se apoya en i m a base real q ue l a presta, en princi^
propio acto puede, en consecuencia, aplazar el comienzo de sus efectos,
pió, u n a cierta justíf icación. E l acto administratívo se presume l egítímo
sometiéndose a u n plazo, o bien condicionar l a producción de losmismos
en la m edida en que emana de u n a autoridad que lo es igualmente. Po r
a u n evento futuro (condición suspensiva), todo ello en el m arco de }as
tanto, cuando el propio aspecto extem o del acto desmienta su proceden..
normas apUcables en cada caso.
d a de u n a autoridad legíüma desaparece el soporte mismo de l a presutt-
d ó n legal. A sí ocurre cuando tal autoridad es manifiestamente incom pe- C o n independencia de ello, él comienzo de l a eficacia está sometido
tente o cuando demuestra serlo al ordenar conductas imposibles o delicü- en ocasiones con carácter general al cumplimiento de ciertos requisitos.
•ras o al adoptar sus decisiones con total y absoluto olvido de los procedi- E l núm ero 2 del artículo 57 L P C establece al respecto lo siguiente:
mientos legales. E n tales supuestos, que examinaremos con detalle en su
La eficacia quedará demorada cuando así ló exija el contenido^ del
momento, se dice que el acto es absoluta y radicalmente nulo (nul idad
acto O esté supeditada a su notíficación, publicación o aprobación superior.
de pleno derecho) y por ello insusceptible de producir efecto alguno.
Este planteamiento h a sido ratíf icado por la vigente L P C , cuyo arü'culo E l primero de los supuestos enunciados por el precepto transcrito,
l l I, 2. 6| auto ri z a a suspender los actos nUÍos de pleno derecho, excepcio- n o exige aclaración alguna. Es obvio que l a orden que u n alcalde da a
nando de ese m odo la regla general de l a eficacia inmediata. E n l a base . los comerciantes de l a localidad de limpiar l a nieve de las aceras no puede
de esta determ inación legal está, pues, l a idea de que l a presunción de p ro d ud r efecto alguno en tanto que no se produzca el f enóm eno mcteq-
validez sólo opera a partír de unas condiciones extemas mínimas, que, rol ógicó de la nevada.
por hipótesis, no reúnen los actos nulos de p l eno derecho, a los que, en
L a exigencia de aprobación sxxgtúat tampoco puede ser estudiada en
consecuencia, no se puede reconocer eficacia j urí d i ca alguna.
términos generales, abstracción hecha de l os casos concretos en que
viene establedda p o r l a norm a. Baste decir al respecto que la aprob ación
H asta aquí, sin em b argó, el planteamiento se mueve en el terreno
es una manif estación típica de l a tutela que unos entes administrativos
d e los principios. E n el terreno de la realidad hay que tener en cuenta
ejercen sobre otros y que su exigencia no afecta en absoluto a l a perfec-
que. l a eficacia de u n acto es u n prob l em a de hecho y que l a A dministra-
ción ni a la ralidez del acto inferior. E l acto en sí mismo es perfecto y
ción puede imponer materialmente sus actos, siempre que el acto mismo
plenamente válido, pero no produce efectos en tanto no sea aprobado tante, así como de l a f echa, l a identidad y el contenido del acto
por la autoridad superior. notificado y de ella deb erá dejarse constancia en el expediente
L azyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
notificaríón, en cambio, sf requiere algunas precisiones, ya que, (puede realizarse, por lo tanto, tamb ién mediante acta notarial
aunque técnica instrumental, tiene una gran importancia práctica. - Sentencia de 16 de j uni o de 1999- ).
El artículo 58.1 L P C dispone con carácter general que «se notificaran El principio general e.xige, pues, que quede constancia fehaciente
a los interesados las resoluciones y actos adminisü^ tivos que afecten a sus en el expediente administrativo de l a notif icación, de su recepción por
derechos o intereses» . L a obligación viene enmarcada, por tanto, objetiva el interesado, de l a identidad y contenido del acto notificado y de la f echa
y subjetivamente. D esde el primer punto de vista, l a obligación de notifi- en que se practica (art. 59 L P C ) . Se trata de u n acto f ormal, de modo
car se ref iere primariamente a las resoluciones, esto es, a los actos que que la omisión de alguna de estas exigencias vicia la eficacia de l a notífi-
ponen fin a u n procedimiento, que son los que, por esta razón, af ectaá e ad ó n misma.
directa y frontalmente a los derechos e intereses de su destinatario. L a L a regla de l a notif icación f ormal sólo cede cuando los interesados
nueva L P C , sin embargo, sujeta también a esta obligación a los demás sean desconocidos, se ignore el lugar de l a notíf icadón (que corresponde
actos de los que pueda derivar, siquiera indirectamente, una af ección al interesado señalarlo) o bien cuando, intentada l a notíf icadón perso-
semejante, esto es, a los actos de ttánite que, por su contenido, incidan nal, no hubiese podido practicarse, supuestos todos ellos en los que l a
en los derechos de defensa del interesado en el procedimiento. D esde Ley permite que se realice por medio de anuncios en el tablón de edictos
vm punto de vista subjetivo, l a obligación no alcanza a todos los adminis- del A yuntamiento de su último domicilio y en el Boletín Oficial del Estado,
ürados que tengan una determinada relación con la A dministiación, sino de l a C om iuúd ad A u tó n o m a o de la provincia (art. 59.4 L PC ) , bien enten-
sólo a aquellos que tengan l a condición de interesados en sentido técnico dido que esta notif icación edictal sólo «es operativamente eficaz cuando
en el procedimiento de que se trate. se refiere a sujetos desconocidos o cuyo domicilio se ignora, pero n o
El concepto de interesados viene determinado con toda precisión én puede utUizane válidamente en menoscabo de las garantías procedimen-
el arti'culo 31 de la propia Ley, según el cual se consideran tales los que tales de los administiados en todos aquellos supuestos en los que l a A dmi-
hayan estado presentes en el procedimiento, bien por haberlo promovido nistiación pLieda, con el empleo de la diligencia exigible, llegar a conocer
o b ien por hab er comparecido en el mismo antes de su resolución defini- l a identidad y lugar idóneo para notificar personalmente a cualquiera de
tiva, y, además, aquellos otios que « tengan derechos que puedan resultar los posibles interesados» (Sentencias de 22 d ej uU o de 1999 y 27 de marzo
' afectados por l a decisión que en el mismo se adopte» . Los titulares de de 2002; en este mismo sentído l a Sentencia constítucional de 30 de di-
derechos subjetivos se consideran, pues, interesados en todo caso (intere- ciembre de 2000),
sados necesarios) y l a A dministración tiene obligación de llamarlos al E n los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, l a notifi-
procedimiento y de notificarles l a resolución que recaiga en e l mismo, cación se practicará en el lugar que éste haya señalado a tal efecto en Su
aun en el supuesto de que no se hub ieran personado. solicitud. E n caso de no hallarse el interesado en su domicüio « podrá
Por lo demás l a obligación de notificar, así delimitada, es una obliga- hacerse cargo de l a misma cualquier persona que se encuentre en el
ción estrictamente f ormal, de modo que sqlo se entenderá producida en domidlio y haga constar su identidad» . Si nadie pudiera hacerse cargó
el supuesto de que se realice a través de algima de las formas habilitantes de la notíf icación, se hará constar esta circunstancia en el expediente,
tipificadas por l a Ley. Este carácter de f orma habilitante consiste en lo j unto con el día y hora en que se intentó, intento que se repetirá por
siguiente, según los arts. 58 y sigs. L P C : u n a sola vez y en una hora distinta dentro de los tres días siguientes (art,
59.2 L P C ; la Sentencia de 28 de octubre de 2004 considera que es válida,
- L a notif icación debe contener el texto íntegro del acto, incl uida en este sentido, la notíf icación practicada el mismo día en que se intentó
l a motivación en su caso. la primera siempre que se haya practicado con una diferencia, al menos,
- D eb e contener, además, la indicación expresa de si el acto es o n o de sesenta minutos con respecto a l a hora en que tuvo lugar el prim er
definitivo en l a vía administiativa. intento de no tí f i cad ó n), Si el interesado o su representante (representa-
ción que hay q ue presumir a estos concretos efectos en cualqiúcr persona
- D eb e indicar los recursos que contra el mismo procedan, con ex- mayor de edad que se encuentre en el domicilio del interesado en el
presión correcta del órgano ante el que hub i ei an de interponerse momento de practícarse la notíf icación por ser cuestión de .mero trámite:
y del plazo de interposición. art, 32.3 L PC ) rechazase la notíf icación, se hará constar así en el expe-
,- L a notif icación se practicará por cualquier medio que permita te- diente, dice el artíciilo 59.3 L PC , especif icándose las circunstancias del
* ner constancia de l a recep ción por el interesado o su rcprescn- intento de notíf icadón y se tendrá por efectuado el trámite, pudiendo
sus pasos, él artículo 60.2 de l a nueva L P C así lo establece con toda clari-
y. l A ÉHCÁClA D i LOS ACTOS ADMlNtSlILVrjVOS
dad.
sada una vez f ormalmente concedidas; motívando con ello u n a insólita
E l artículo 5 9 , 5 . Í | LPC establece que l a p üb l i cad ó n sustituirá tain- p ró rro g a del expediente que concluyó con nuevas resoluciones esta vez
bién a l a notíf icad ón « cuando se trate de actos integrantes de u n procedi- denegatorias, sin l a m enor alusión a las anteriores, aunque tácitamente
miento selectívo o d e concurrencia competítíva de cualquier tipo» , en quedaban revocadas. De la primera omisión, Jalla de notificación ~ú^c di-
cuyo caso, dice, « la convocatoria del procedimiento d eb erá indicar el ciendo l a Sentencia- no se derivarían más que los efectos propios previstos en
taiílón de anund o s o medio de co m u n i cad ó n donde se ef ectuarán las la Ley y siempre precisamente en beneficio de bs interesados.'¿1 posible error del
suceSiTOS publicaciones, carcd end o de validez las que se lleven a cabo en órgano administratívo, advertido con posterioridad a la p ro d ucci ó n del
lugares distíntos» . acto, no pudo subsanarse por el procedimiento utílizado d e pmitír l a.
notíf icadón y proseguir el expediente como s i no hubiese recaído en él
El ó rg ano competente puede, en fin, ordenar l a pub licación resPlución, para llegar á otta contradictoria» .
« cuando lo aconsejen razones de interés público» por él apredadas (art.
60.1 L PC ) o cuando « estime que l a notif icación a u n solo interesado e?
insuf iciente para garantizar l a riotíficación a todos» [art. 59.5.a) L P C ] . 3. L A R ET R O A C T I V I D A D D E L G S A C T O S A D M IN IST RA T IV O S
E n estos casos la pub licación no sustitíaye a l a notif icación, Sino que l a Examinados ya loS supuestos de eficacia demorada, hay que hacer
complementai ref erencia a una últíma excep ción a l a regla general de l a ef icada inme-
diata de los actos administratívos; es dedr, al o s casos de eficacia antíci-
El l o no plantea otro prob l em a que el d e l a elección delzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
diés a quo
para el có m p uto del plazo de recurso. Este día inicial debe entenderse pada o retroactiva.
que es e l siguiente al d e l a notif icación cuando ésta fuere prcceptíva, El artí cu l o 37.3 L P C prevé que;
lo siempre que no resulte más favorable al interesado el de l a pub licación.
El beneficio de la duda debe reconocerse en todo caso al interesado, ... excepcionalmente podrá otorgarse eficacia retroactiva a I6i actos
habida cuenta de l a f ugacidad extrema de los plazos d e i m p u g n ad ó n , qué cuando se dicten en susütucipn de actos anulados y asimismo cuando pro-
benef icia m u y singularmente a la A dministiación con carácter general. duzcan efectos favorables al interesado, siempre que los supuestos de hecho
necesarios existieran ya en la fecha a que se retrotraiga la eficada del acto
D ebe advertirse, finalmente, que e l riguroso sistema descrito está y ésta no lesione derechos o intereses legítimos de otras personas.
configurado p o r l a Ley como una garantía d el administrado exclusiva-
C om o puede aprcdarse, l a Ley admite l a posibUidad de que en cier-
mente y debe ser e n consecuencia, interpretado y aplicado desde esta
tos casos los actos administiatívos puedan rettotraer sus efectos a un mo-
perspectiva. L a falta de notíf icación (o de publicación, en su caso) en
mento anterior al de la f echa en que se dictan, si b ien dicha posibilidad
f orma, dem ora l a eficacia del acto cuando éste es susceptíble dé prodLicir
aparece mny matizada y circunscrita a unos límites muy concretos. A mbas
u n perjuicio a s u destinatario, pero no en caSO contrario. L a observación,
cosa,s están plenamente justificadas. Por lo prpntp, parece claro que el
aunque obvia, no es, ni m ucho menos, innecesaria, pues n o faltan supues-
principio de legalidad y el de seguridad j urídica impiden retrotraer los
tos en que l a A dministración h a intentado prevíderse de l a falta d e notifi-
efectos del acto, re tto acd ó n q ue supone reconocer a l a A dm inistiadón
cación (esto es de su propio incumpl imiento del mandato legal que la
u n poder sobre el pasado que destruye l a necesaria certeza y estabilidad
obliga a notificar a los interesados las resoluciones que afecten a Sus dere-
d e fas rel ad ones jurídicas establecidaSi Por otro lado, no es difícil imagi-
clios o intereses en e} pl aío m áxi m o de diez días; se notificaráni dice el
nar supuestos e n los que lá retroacción de los efectos d e l acto resulta
artículo 58.1 L PC ) para bloquear, aplazar, o, incl uso, rectificar, en perjui-
una exigenda de justicia, so p ena de m utüar legítimos derechos d e los
cio del interesado, loS naturales efectos d el acto por ella adoptado. L a
participantes. A sí, por ejemplo, si no se admitiera excepcionalmente l a
j urisprudencia h a tenido, por ello, que reaccionar enérgicam ente contra
retí-oactividad de los actos administrativos l a A dministradón vendría; a
estas abusivas interpretaciones. E n este sentido es cdncluyente l a Senten-
obtener en muchos casos un beneficio de su propia torpeza, ya que l a
cia de 17 de noviembre de 1980, que proclama « la validez y ef icacia del
comisión de u n vicio determinartte de la nul idad dé un acto p od ría supo-
acto administiativo cuando emitido por el ó rg ano competente mediante
n er para ella un ahorro si al declararse la nulidad d el mismo el reco no d -
el procedimiento establecido en l a Ley y consignado por escrito dada su
miento d el derecho del particular no surtiera efectos sino a pjurtír de esta
peculiar naturaleza, viene así a reuni r loS requisitos subjetivos, objetivos
declaración. Por eso, precisamente, admite el artículo 67 L P C l a retroac-
y aun f ormales que los arü'culos 40 y 41 LPA no s describen como esencia-
ción de los efectos del acto que sustítuye a otio anterior ahulado. L a
les para su validez» , sin que importe a estos efectos que « no f uesen debi-
solución no admite dudas cuando se trata de actos favorables y ello por
dam'ente notificados a los beneficiarios de las mismas (se refiere a tres
L a reg ul ad ó n de l a suspensión de l a L PC , aunque más completa que que, por tanto, hab rá de ser tenida siempre m uy presente por los Trib una-
la contenida antes en el artículo 116 LPA , deja en el aire algunas cuestio- les a l a hora de administrar en el seno del procedimiento especial qué
nes importantes, para cuya correcta resolución puede y debe acudlrse a ahora regulan los artículos 114 y siguientes L J el cuadro de medidas cau-
los principios q ue presiden l a reg ul ad ó n de l a suspensión y de las demás telares contemplado con carácter general en los artículos 129 y siguientes
medidas cautelares en l a vía j urisdiccional . A sí en cuanto a l a posibilidad de la misma, a fin de que el amparo j ud icial de las libertades y derechos,
de pedirla en cualquier estado del procedimiento, su tramitación en q ue de eso se trata, no pierda nunca su finalidad, específ ica.
pieza separada, etc. L a posibilidad de exigir l a prestación de caución para
responder de los perjuicios que para el interés público o de terceros ¿>; L a posibilidad de suspender los actos administrativos objeto de ün
recurso en tanto se resuelve éste es tam b ién aplicable hoy a los actos
puedan evenmalmente resultar de l a suspensión misma está hoy prevista
sometidos a un procedimiento de revisión de oficio en tanto no recaiga
expresamente en el artícul o 111.3 L P C , que permite adoptar «las medidas
una decisión definitiva sobre la p ro ced end a de esa revocación, en virmd
cautelares que sean necesarias para asegurar la protección del interés
de lo dispuesto en el artículo 104 L P C . A falta de una previsión legal
público y l a ef icacia de l a resolución im pugnada» . N o dice nada el texto
expresa tal posibilidad hab ía sido reconocida ya bajo el imperio de l a
legal respecto al condidonamiento de l a efectividad de la suspensión a
LPA , por el Consejo de Estado en un asunto céleb re, que trascendió en
l a prestación de l a caución o aval en su caso exigidos, pero ese silencio
su momento a l a opinión pública provocando una encendida polémica.
puede suplirse también acudiendo a los principios y reglas aplicables en
E l supuesto merece recordarse aq uí porque ayuda a interpretar en su
la, vía jurisdiccional, en la que tal condicionamiento es com ún.
j usto alcance los términos del actual artículo 104 L P C , del que en ningún
E l n ú m ero 4 d el artículo 111 L P C prevé - y ésta es una innovación caso debería abusarse. Se trataba entonces de u n intento de exportación
tan importante como pl ausib l e- l a aplicación al caso del silencio positivo, del retiato ecuestre del D uq ue de Lerm a, f amosa pintura de Rub ens. E l
de f orma q u C i si transcurren treinta días desde l a solicimd de Suspensión M inisterio de Educación autorizó inicialmente l a salida del cuadro, pero
al advertir que en el procedimiento seguido al efecto se hab ía incurrido
sin que el órgano competente dicte resolución al respecto, el acto impug-
en u n a inf racción grave inició u n procedimiento de revisión de of icio de
nado se entend erá autom áticam ente suspendido sin más requisitos, p o r
la autorización, otorgada y aplicando por analogía lo dispuesto en el artí-
ministerio de l a Ley. L a Sentencia de 2 de D iciem b re de 2011 precisa al
culo 116 L PA suspendió entretanto l a ef icacia de dicha autoriz adón, ya
respecto que el citado plazo debe computarse desde que l a solicitud entra
que, de otí-o modo, el cuadro hub iera salido de España y no hub iera
en el Registro hasta que el interesado recibe l a notíf icadón.
>odido recuperarse por más que la autorización inicial pudiera Ser anu-
E l artículo 111.5 L P C prevé, e n fin, que la suspensión de un acto ada. L a O rd en ministerial de suspensión, de gran valor interpretativo,
que afecte a u n a pluralidad indeterminada de personas hab rá de ser p u- fue dictada el 9 de abril de 1962 y publicada en el Boletín Oficial del Estado
blicada en el mismo periódico of icial en el que dicho acto fue objeto de del siguiente día 17, y ni el Consejo de Estado, que se pronunció en
publicación en su día. sentido favorable a l a revocación de l a autorización (D ictamen de 12 d e
j ul i o de 1962), n i el Trib unal Supremo, que conf irm ó finalmente el acto
Resta solamente notar aq uí que l a Ley 62/ 1978, de 26 de diciembre, revocatorio (Sentencia de 21 de f ebrero de 1964), pusieron reparo al -
de Pro tecci ó n j uri sd i cd o nal de los D erechos Fundamentales, estableció guno a dicha decisión.
u n régim en especial, con respecto al general contenido é n l a L J 56, p ara
la suspensión de los actos y disposiciones q ue afectaran a alguno de lóS c; L a consagración constítucional de la autonom ía de los entes locar-
derechos f undamentales de l a persona protegidos por el amparo constitu- les ha liquidado sencillamente el antes generoso sistema de suspensión de
cional, suspensión que en estos casos hab ía de ser acordada por el T rib u- los acuerdos de dichos entes por las autoridades de tutela. L a Sentencia
nal , «salvo que se justif ique l a existencia o posibilidad de perjuicio grave constitucional de 2 de febrero de 1981 dio u n primer paso en esta direc-
para el interés general » . E l régim en general del artículo 122 L J 56 venía ción al resolver el recurso de inconsütucionalidad promovido contra l a
así a invertirse y l a suspensión pasaba a ser l a regla y el mantenimiento vieja Ley de Rég im en Lo cal . A esa Sentencia siguió el Real D ecreto- Ley
de 16 de enero de 1981, luego convertido en l a Ley de 28 de octubre de
del acto recurrido l a excepción-
1981, normas éstas que ligaron el efecto suspensivo a l a i m p u g n ad ó n p o r
L a nueva L J h a integrado en su seno como un procedimiento con-
l a A dministración del Estado (o de l a C o m uni d ad A utó no m a) en l a vía
. tcncioso-administratívo espedal el regulado en su día por l a Ley 62/ 1978,
contencioso- administratíva de los acuerdos lócales que, además de inf rin-
cuyos preceptos sobre este asunto han quedado derogados. E n esta sustí-
gir las Leyes, afectasen directamente a materias de la competencia de
tució n se h a perdido simplemente l a especialidad que en materia de sus-
aquellas A dmmistraciones superiores, aunq ue subordinando el manteni-
pensión introdujo aquella Ley, en obligado obsequio al carácter f unda- miento de l a suspensión por más de treinta días a la conf irmación expresa
m ental d é l o s derechos en j uego, razón ésta que, sin embargo, subsiste y de la misma por el T rib unal competente.
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Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
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V I. E L S I L EN Q O A D M I Í T O R A T I V O 6il
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$40. CW . X, 10$ ACTOS ADMINISTRATIVOS: CONCEPTO Y EIJEMENTOS»;
DOCTRINA
RESUMEN Este trabajo tiene por objeto revisar las modificaciones introducidas a la Ley
19.880 por la Ley 21.180 de Transformación Digital del Estado, mediante la cual se busca
instaurar procedimientos administrativos electrónicos como regla general. En concreto,
se analizan los conceptos de expediente y notificación electrónicos, dando cuenta de los
principales cambios y desafíos que conllevara la entrada en vigor de cada una de estas
instituciones en lo que dice relación con los derechos y garantías de los interesados.
ABSTRACT The purpose of this paper is to review the amendments introduced to Law
19,880 by Law 21,180, on digital transformation of the State, which seeks to establish
electronic administrative procedures as a general rule. Specifically, the concepts of
electronic file and electronic notification are analyzed, giving an account of the main
changes and challenges that the entry into force of each of these institutions will entail
in relation to the rights and guarantees of the interested parties.
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176 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
Introducción
La modernización del Estado es un tema que es objeto de discusión desde hace años
en nuestro país. Se trata de un proceso que se inició con la dictación de la Ley 19.880
sobre las bases de los procedimientos administrativos que rigen los actos de los ór-
ganos de la Administración del Estado y que también se ha manifestado en la crea-
ción de institucionalidad para apoyar el tránsito hacia un gobierno digital.1 En este
sentido, el avance más significativo viene dado por la dictación de la Ley 21.180 sobre
Transformación Digital, publicada en el Diario Oficial el 11 de noviembre de 2019.
Esta norma introduce una serie de modificaciones a la Ley 19.880, además de otros
cuerpos legales. El objeto principal de esta norma es la implementación de un régi-
men normativo para la tramitación de procedimientos administrativos electrónicos.
Se trata de un gran desafío para la Administración del Estado, por cuanto requiere la
adaptación a un nuevo paradigma, consistente en transitar desde la lógica del papel a
una mentalidad electrónica. Cabe mencionar que esta es la primera reforma signifi-
cativa experimentada por la Ley 19.880 en sus casi veinte años de vigencia.2
Así, es de esperar que la Ley 21.180, sobre Tramitación Digital del Estado genere
un cambio radical en la tradicional forma de tramitación de los procedimientos ad-
ministrativos establecida en la Ley 19.880. Ello implicará un despliegue de recursos
materiales, humanos y económicos importantes, con el objeto de facilitar, desde la
perspectiva del ciudadano, la transparencia, el acceso a la información pública y la
eficacia y eficiencia en la tramitación de actos administrativos y, desde la perspectiva
de la Administración, el desarrollo sustentable y eficiente, al automatizar sus proce-
dimientos y generar ahorro en el gasto fiscal.3
Con todo, la tramitación electrónica del procedimiento no necesariamente lo
hace más simple, accesible o garantista, sino que, por el contrario, acarrea nuevas
transformaciones al estatuto jurídico del administrado, exigiéndole nuevos niveles
de diligencia y sometiéndolo en algunos casos a una mayor exposición a los riesgos.
1. Secretaría de Modernización dependiente del Ministerio de Hacienda, además del Consejo Asesor
Permanente. En efecto, a través de la Ley 21.050 se modificó la Ley 18.993 (orgánica del Ministerio Secre-
taría General de la Presidencia) estableciendo que a la División de Gobierno Digital «le corresponderá
proponer al Ministro la estrategia de Gobierno Digital y coordinar su implementación, velando por
mantener un enfoque integrado de gobierno. Además, a la División le corresponderá coordinar, aseso-
rar y apoyar en el uso estratégico de tecnologías digitales, datos e información pública para mejorar la
gestión de los órganos de la Administración del Estado y la entrega de servicios».
2. Al respecto, cabe mencionar que la Ley 20.285, sobre Acceso a la Información Pública, modificó el
artículo 16 en relación con el principio de transparencia y que la Ley 21.000, que crea la Comisión para
el Mercado Financiero, introdujo el artículo 37 bis, en relación con los informes respecto de los actos de
contenido general.
3. Según la Historia de la Ley 21.118, «el proyecto de ley comprenderá un mayor gasto fiscal de
$1.214.350 miles y un mayor ahorro fiscal de $6.044.518 miles», disponible en https://bit.ly/3H6QpAv.
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177 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA CHILENA DE DERECHO Y TECNOLOGÍA
VOL. 10 NÚM. 2 (2021) • PÁGS. 11-42
Necesidad de la reforma
El proyecto de ley que dio lugar a la Ley 21.180 (2019) (Boletín 11882-06) ingresó al
Senado el 6 de julio de 2018, culminó su tramitación legislativa el 11 de septiembre de
2019 y luego fue publicada en noviembre. Se trató de una tramitación relativamente
breve, cuya iniciación y desarrollo no contó con mayor interés de la opinión públi-
ca ni tampoco con mayor divergencia a nivel parlamentario, probablemente porque
existía acuerdo en cuanto a la necesidad y conveniencia de instaurar el procedimien-
to administrativo electrónico como regla general. La reforma parecía necesaria y ur-
gente (Abarca, 2013: 176-177). Sin embargo, esta premisa es lo primero que se debe
cuestionar.
¿Era necesaria una reforma legal para implementar un sistema electrónico de tra-
mitación de los procedimientos administrativos? Considerando que la Ley 19.880
contenía disposiciones que hacían expresa referencia al uso de medios electrónicos,
se podría sostener que no era necesaria. Estas disposiciones se encuentran presentes
en distintas secciones de la ley, a saber: el artículo 5 referido al principio de escritura-
ción; el artículo 18, que define el concepto de procedimiento administrativo; el artícu-
lo 19 alusivo a la utilización de medios electrónicos; y el artículo 59 en relación con los
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178 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
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REVISTA CHILENA DE DERECHO Y TECNOLOGÍA
VOL. 10 NÚM. 2 (2021) • PÁGS. 11-42
Por lo tanto, la Ley 21.180 viene a representar casi el último eslabón en un proceso
de transformación digital de la Administración Pública que comenzó en 2003 y que
posiblemente se vaya a extender muchos años más hasta lograr una completa regula-
ción e implementación.
Consideraciones generales
Respecto de la entrada en vigor de esta norma, existen cuatro normas transitorias que
resultan de interés. El artículo 2 transitorio establece que las modificaciones tendrán
eficacia 180 días después de la última publicación de los reglamentos que permiten la
ejecución de la norma. A su vez, según lo dispone el artículo 4 transitorio, tales regla-
mentos8 deberán ser dictados dentro del plazo de un año desde la publicación de la ley.
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180 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
Por otra parte, el artículo 3 transitorio hace referencia a la situación de los proce-
dimientos en tramitación al momento de entrar en vigor esta normativa, casos en los
cuales la Administración podrá, si no se afectare a los interesados o terceros, cambiar
su tramitación a medios electrónicos. En caso contrario, el cambio solo tendrá lugar
en la medida que exista previo consentimiento por parte de todos los interesados o
terceros. Ciertamente es poco clara la referencia a la afectación de los interesados o
de terceros, y posiblemente cada órgano administrativo adoptará decisiones según
sus propios criterios, siendo aconsejable que al menos se hagan consultas a los inte-
resados y que cada órgano adopte decisiones de acuerdo con criterios previamente
establecidos y publicitados.
Finalmente, el artículo 1 transitorio establece que el presidente de la República,
dentro del plazo de un año desde la publicación de la ley, establecerá mediante de-
cretos con fuerza de ley: i) la gradualidad de la aplicación de esta ley a los órganos
de la Administración que indique o materias respecto de todos o algunos de dichos
órganos a los cuales se aplicará nueva normativa; y ii) la aplicación de todo o parte
de la misma a aquellos procedimientos administrativos regulados en leyes especiales
que se expresan a través de medios electrónicos.
el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, referido a la forma
de cotejar la autenticidad y conformidad de los documentos en soporte papel y sus copias digitalizadas;
v) artículo 19 bis inciso quinto de la Ley 19.880 de 2003, dictado en conjunto por el Ministerio de la
Secretaría General de la Presidencia, el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de las Culturas, las Artes
y el Patrimonio, referido a los criterios de acuerdo a los cuales no será necesario digitalizar e ingresar
al expediente electrónico aquellos documentos que sean presentados en soporte papel, por quienes se
encuentran autorizados al efecto; vi) artículo 46 de la Ley 19.880 de 2003, dictado en conjunto por el Mi-
nisterio de la Secretaría General de la Presidencia, el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos, referido a las notificaciones y en particular acerca de la existencia de domicilios
digitales únicos; posibilidad de que las notificaciones se realicen por medios diversos; y forma en que
se practicarán las notificaciones electrónicas. Con el fin de regular todas aquellas materias que, según
las modificaciones introducidas a la Ley 19.880 por la Ley 21.180, deben ser tratadas por medio de un
reglamento, así como aquellas necesarias para una adecuada ejecución de las disposiciones legales, se
dictó el Decreto Supremo 4, del 9 de noviembre de 2020, reglamento que regula la forma en que los pro-
cedimientos administrativos deberán expresarse a través de medios electrónicos, publicado en el Diario
Oficial el 11 de diciembre de 2021.
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REVISTA CHILENA DE DERECHO Y TECNOLOGÍA
VOL. 10 NÚM. 2 (2021) • PÁGS. 11-42
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182 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
La técnica de gradualidad por grupos y materias generará una serie de dudas aún
difíciles de anticipar y cuyos alcances solo podrán ser evaluados en la medida que
vayan entrando en vigor.
El expediente electrónico
La Ley 21.180 no incorpora un concepto. Tampoco la Ley 19.880 contenía una defini-
ción de expediente en papel; sin embargo, cabe revisar la identificación entre expe-
diente electrónico y procedimiento administrativo.
La Ley 19.880 define el procedimiento administrativo desde un punto de vista
estrictamente formal. La noción sustantiva puede ser construida a partir de una
revisión sistemática de algunas de las disposiciones de la ley (Loo, 2017). Entre las
posibles definiciones se encuentran aquellas que identifican al procedimiento como
«secuencias organizadas de obtención y tratamiento de la información, bajo la res-
ponsabilidad de un ente administrativo» o bien como aquel espacio que daría lugar a
una «estructura a los múltiples contactos que se producen entre la Administración y
los ciudadanos o entre distintas unidades administrativas, al integrarlos en un siste-
ma de actuación» (Bermúdez, 2011: 155-156). Otros han hecho referencia a las diversas
funciones que ostenta el procedimiento administrativo (Cordero, 2015: 331-349).
Así, la tendencia ha sido definir el procedimiento desde un punto de vista formal,
lo cual se condice con la definición del artículo 18 de la Ley 19.880, la cual señala que
«el procedimiento administrativo es una sucesión de actos trámite vinculados entre
sí, emanados de la Administración y, en su caso, de particulares interesados, que tie-
ne por finalidad producir un acto administrativo terminal».
Otras legislaciones han optado por definir el concepto de expediente. Por ejem-
plo, la Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones
Públicas de España define el expediente como «el conjunto ordenado de documentos
y actuaciones que sirven de antecedente y fundamento a la resolución administrativa,
así como las diligencias encaminadas a ejecutarla». Se trata de una definición muy
similar a la contenida en la norma chilena y también peruana,12 en relación con el
procedimiento.
Por ende, el concepto de procedimiento dado por la Ley 19.880 se asimila a la idea
de expediente, sin perjuicio de las evidentes distinciones que parecen ir en línea con
las finalidades y roles del procedimiento, y por tanto con su carácter más sustantivo,
mientras que el expediente apunta a la materialidad. Esta distinción entre continente
y contenido es aclarada por una norma técnica en la actualidad derogada, pero igual-
mente útil para estos efectos.
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HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
Se trata del derogado Decreto Supremo 81, de 2004, del Ministerio Secretaría Ge-
neral de la Presidencia, que aprobó la norma técnica para los órganos de la Admi-
nistración del Estado sobre Interoperabilidad de Documentos Electrónicos, y que
definió el expediente electrónico como un «documento electrónico compuesto por
una serie ordenada de actos y documentos representados en formato electrónico,
dispuestos en estricto orden de ocurrencia, de ingreso o egreso en aquel, y que co-
rresponde a un procedimiento administrativo o asunto determinado».
De esta manera, y aunque es una definición que acepta críticas, permite confirmar
que cuando la Ley 19.880 hace referencia al procedimiento se refiere al expedien-
te. Así, el expediente electrónico se debe identificar con el soporte electrónico en el
cual se reúnen, de forma ordenada y cronológica, los documentos electrónicos que
forman parte de un procedimiento. Ello sin perjuicio de la variedad terminológica
con la cual se haga referencia a este concepto, dentro de la cual se encuentra, además
de expediente electrónico, repositorio electrónico, sobre electrónico, registro elec-
trónico y archivo electrónico, entre otros. Así, cabe ahora abocarse al contenido del
expediente electrónico.
13. La actual norma española opta por la tercera alternativa. Ver artículo 70.2.
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14. El DFL sobre gradualidad de la entrada en vigor de la ley distingue fases y se incluyen estos temas
como fases diversas.
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HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
Principio de Integridad
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REVISTA CHILENA DE DERECHO Y TECNOLOGÍA
VOL. 10 NÚM. 2 (2021) • PÁGS. 11-42
En materia judicial, por regla general, los expedientes son de acceso universal.16 Por
ende, cualquier persona, sin necesidad de acreditación alguna puede tener acceso a
un expediente. Así, las excepciones deben estar expresamente contempladas en nor-
mas de rango legal.17
En materia administrativa no existe una regla al respecto. Por lo mismo, se pueden
plantear dos alternativas: cualquier persona pueda acceder al expediente electrónico,18
y solo pueden acceder aquellos que tengan la calidad de interesados.
Al igual que en materia judicial, existen materias que podrían justificar resguar-
do de la información, pero la regla general debiese ser el acceso al expediente en
su completitud por parte de cualquier persona. Ello, sin embargo, acarreará conse-
cuencias, por ejemplo, en materia de transparencia, según se hará referencia en el
apartado siguiente.
En cuanto a la posibilidad de que solo accedan los interesados, ello traerá la evi-
dente complejidad asociada a quienes ostentan el carácter de interesados. El artículo
21 de la Ley 19.880 los define, sin embargo, se trata de una definición sumamente
amplia y cuya aceptación o rechazo implicaría para la Administración la realización
de un procedimiento previo tendiente a su determinación, lo que no es advertido por
la reforma legal.
16. Artículo 9 del Código Orgánico de Tribunales: «Los actos de los tribunales son públicos, salvo las
excepciones expresamente establecidas por la ley».
17. Por ejemplo, artículo 197 del Código Civil en materia de acciones de filiación: «El proceso tendrá
carácter de secreto hasta que se dicte sentencia de término, y solo tendrán acceso a él las partes y sus
apoderados judiciales».
18. Véase procedimiento de fiscalización y sancionatorio ambiental, pues los expedientes son digitales
y de libre acceso.
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188 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
HELFMANN MARTINI Y GÓMEZ GONZÁLEZ
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
Con relación a los plazos de actualización de los expedientes, no existe una norma
que haga referencia, pues la ley solo estableció plazos para la digitalización de docu-
mentos recibidos en soporte papel. En este sentido, la nueva normativa no ha fijado
un plazo, sino que se ha limitado a consagrar que se debe tratar de un «acceso perma-
nente» y «registro actualizado». La Contraloría General se ha pronunciado respecto
de normas similares, pero sin precisar qué constituye un registro actualizado.19 De
todas formas, considerando que los plazos no son fatales para la Administración,20
posiblemente el establecimiento de un plazo para incorporar antecedentes al expe-
diente tampoco tendría mayor relevancia. En cualquier caso, la actualización de la
información al menos debe cumplir con un estándar que no implique afectación de
los derechos de los interesados, por ejemplo, limitando sus posibilidades de impug-
nación o de presentación de antecedentes.
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189 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA CHILENA DE DERECHO Y TECNOLOGÍA
VOL. 10 NÚM. 2 (2021) • PÁGS. 11-42
Por otra parte, se hace referencia al acceso que tendrán los interesados. Como es
sabido, el artículo 21 de la Ley 19.880 define quiénes tienen el carácter de interesa-
dos, siendo aquellos que promueven el procedimiento como titulares de derechos
o intereses individuales o colectivos; los que, sin haber iniciado el procedimiento,
tengan derechos que puedan resultar afectados por la decisión que se adopte en este;
y aquellos cuyos intereses, individuales o colectivos, puedan resultar afectados por la
resolución y se apersonen en el procedimiento en tanto no haya recaído resolución
definitiva. Se trata, por lo tanto, de una categoría diversa a las partes y los terceros. No
hay duda de que los interesados podrán tener acceso a este registro y debiesen tam-
bién tener acceso al expediente, sin embargo, distinta es la situación de los terceros.
Lo más aconsejable parece ser permitir el acceso completo también para los terceros,
salvo que se trate de algún caso excepcional expresamente regulado.
En cuanto al artículo 19 de la Ley 19.880 de 2003, que anteriormente hacía refe-
rencia a la utilización de medios electrónicos, fue reemplazado y ahora menciona
el uso obligatorio de plataformas electrónicas, señalando en su inciso segundo que
«los escritos, documentos, actos y actuaciones de toda especie que se presenten o
verifiquen en el procedimiento se registrarán en el expediente electrónico corres-
pondiente, siguiendo las nomenclaturas pertinentes, de acuerdo a cada etapa del
procedimiento». Y agregando que su conservación estará a cargo de cada órgano
respectivo. Por otra parte, el inciso sexto señala que «las comunicaciones oficiales
entre los órganos de la Administración serán registradas en una plataforma electró-
nica destinada al efecto».
A partir de las normas anteriores, surgen ciertas interrogantes: ¿Será posible ac-
ceder a tales comunicaciones o bien se tratará de un simple registro de estas? Clara-
mente, y en armonía con lo antes señalado, tal registro debiese contener una copia de
las comunicaciones, de lo contrario se trata de una norma de publicidad incompleta,
que no permite dar cumplimiento al objetivo buscado. Por otra parte, ¿se trata solo
de comunicaciones realizadas por medios escritos? ¿O está el legislador pensando en
registrar correos electrónicos? Considerando la forma en que actualmente se realizan
las comunicaciones, una posibilidad es considerar que se deben incorporar todas las
comunicaciones, incluidas aquellas realizadas por correo electrónico. Sin embargo,
dada la dificultad práctica y eventual afectación a la garantía constitucional de la
inviolabilidad de las comunicaciones, es posible suponer que las comunicaciones rea-
lizadas por medio de correos electrónicos serán excluidas.
En relación con el archivo se modificaron dos cuerpos normativos: la Ley 21.045 del
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y el DFL 5.200 sobre Institucio-
nes nacionales dependientes del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
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Este precepto debe vincularse con lo dispuesto en el artículo 48 de la ley, el cual es-
tablece la obligación de publicar en el Diario Oficial los actos administrativos que: i)
contengan normas de general aplicación o que miren al interés general; ii) interesen
a un número indeterminado de personas;25 iii) afectaren a personas cuyo paradero
fuere ignorado;26 iv) ordenare publicar el presidente de la República; y v) respecto de
los cuales la ley ordenare especialmente este trámite.
Por su parte, el artículo 46, inciso primero de la precitada Ley 19.880, dispone
como regla general que las notificaciones se harán por escrito mediante la remisión
por carta certificada de los actos de efectos individuales al domicilio del interesado.27
Su inciso tercero admite la notificación de modo personal por medio de un empleado
del órgano correspondiente, quien entregará copia íntegra del acto o resolución que
se notifica en el domicilio del interesado, dejando constancia de tal hecho, mientras
que su inciso cuarto señala que las notificaciones podrán hacerse en la oficina o ser-
vicio de la Administración, si el interesado se apersonare a recibirla, firmando en el
expediente la debida recepción.
Finalmente, el artículo 47 prevé la notificación tácita28 del acto al prescribir que
«aun cuando no hubiere sido practicada notificación alguna, o la que existiere fuera
viciada, se entenderá el acto debidamente notificado si el interesado a quien afec-
tare, hiciere cualquier gestión en el procedimiento, con posterioridad al acto que
suponga necesariamente su conocimiento, sin haber reclamado previamente de su
falta o nulidad».
De las normas transcritas se desprende que el ordenamiento jurídico otorga igual
validez y fuerza vinculante a diferentes tipos de notificaciones de actos administra-
tivos de efectos individuales, los que, en todo caso, deben cumplir con los requisitos
que establece el legislador respecto de cada uno.29
Como queda de manifiesto, y no obstante su importancia y beneficios, la notifica-
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30. Dictámenes 767 (2013); 16.165 (2014); 35.126 (2014); 85.448 (2014).
31. Dictamen 38.121 (2007). Igual pronunciamiento señala que el Decreto 77, de 2004, del Ministerio
Secretaría General de la Presidencia, en virtud del Decreto 181, de 2002, elaborara la norma técnica que
estandariza las comunicaciones por medios electrónicos efectuadas entre los órganos públicos y los
ciudadanos, no establece que la «recepción de la comunicación» o que «los eventos de acceso» a las res-
puestas de los órganos de la Administración constituyen una diligencia que pueda ser considerada como
la notificación de la comunicación o mensaje transmitido, y que, por consiguiente, desde el momento
de su constancia se entienda que el interesado se encuentra emplazado a cumplir con determinada ac-
tuación o ejercer un derecho. En todo caso, las normas de dichos decretos no pueden alterar las normas
que, respecto de las notificaciones, se contemplan en la Ley 19.880. Cabe hacer presente que el aludido
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PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ELECTRÓNICO: ExPEDIENTE Y NOTIFICACIONES
En materia ambiental, el Decreto 40, de 2013, del Ministerio del Medio Ambiente,
que aprueba el reglamento del sistema de evaluación de impacto ambiental, señala
que el procedimiento de evaluación de impacto ambiental y los actos administrativos
que se originen de él podrán expresarse a través de medios electrónicos conforme a
las normas de la Ley 19.799 y su Reglamento, y a lo previsto en el artículo 14 bis de la
Ley 19.300 y su Reglamento. Conforme a estas disposiciones, el artículo 20 del Decre-
to 40 establece que las observaciones que formularen las organizaciones ciudadanas
y personas naturales podrán expresarse a través de medios electrónicos, conforme
a las normas generales. Para tales efectos, en la presentación que realicen las perso-
nas naturales o jurídicas, de conformidad a las normas precitadas, deberán indicar
expresamente una dirección de correo electrónico para efectos de su notificación.
Agrega que los proponentes sujetos al procedimiento electrónico deberán operar ín-
tegramente sobre la base de firma electrónica, de conformidad a lo señalado en la
Ley 19.799 y su Reglamento. Asimismo, el titular deberá indicar en su presentación,
expresamente, una dirección de correo electrónico para efectos de su notificación.
Ahora bien, respecto de los procedimientos de fiscalización y sanción ambiental
y dada la existencia del Sistema Nacional de Información de Fiscalización Ambiental
(SNIFA), de acceso público, se ha señalado que el plazo de quince días hábiles esta-
blecido en el artículo 56 de la Ley Orgánica de la Superintendencia de Medio Am-
biente (LOSMA) para que terceros puedan reclamar ante el Tribunal Ambiental de
una resolución de esta Superintendencia, debe comenzar a contarse desde que el acto
es publicado en el SNIFA, puesto que a partir de ese momento produce sus efectos.32
Por su parte, el artículo 63 de la Ley 20.529, que establece el sistema nacional de
aseguramiento de la calidad de la educación parvularia, básica y media y su fiscaliza-
ción, señala que los interesados podrán registrar en la Superintendencia una direc-
ción de correo electrónico en la cual recibir las notificaciones respectivas que, para
todos los efectos legales, se entenderán practicadas al día hábil siguiente de su des-
pacho. Enseguida, su artículo 68 consigna que «la resolución que ordena instruir el
procedimiento deberá notificarse al representante legal o administrador de la entidad
sostenedora, personalmente, por carta certificada o correo electrónico», debiendo
constar esa actuación en el expediente administrativo.33 Su inciso tercero precisa que
Decreto 77 fue derogado por el Decreto 14, de 2014, del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo,
el 27 de febrero de 2014.
32. Sentencia del Tercer Tribunal Ambiental, rol R-58-2017, Ana Stipicic Escauriaza con SMA.
33. En dictamen 87.980 (2015) la Contraloría General señaló que según lo prescrito por el artículo
68 de la Ley 20.529, la notificación de la «resolución que instruye un procedimiento» derivado de la
infracción de la normativa educacional puede efectuarse por correo electrónico, en cuyo caso se podría
recurrir a dicha forma de notificación en la medida que el sostenedor hubiera «registrado expresamen-
te» una dirección electrónica para fines del proceso llevado en su contra, no correspondiendo realizar tal
comunicación a través de un casilla electrónica a la que la referida Superintendencia pueda tener acceso
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mediante otras formas, como serían las «plataformas electrónicas» relacionadas a las demás entidades
integrantes del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Parvularia, Básica y
Media.
34. Dictámenes de la Contraloría General de la República 767 (2013); 16.165 (2014) y 14.978 (2015).
35. Como resultado de diversas modificaciones establecidas por la Ley 20.420 (2010); la Ley 20.899
(2016) y la Ley 21.210 (2020).
36. Ahora bien, independientemente de la forma en que deba efectuarse la notificación, y salvo que
corresponda practicarla por correo electrónico, el Servicio deberá además remitir copia de la misma al
correo electrónico del contribuyente que conste en sus registros o comunicársela mediante otros medios
electrónicos. El envío de esta copia solo constituirá un aviso y no una notificación por lo que la omisión
o cualquier defecto contenido en el aviso por correo electrónico no viciará la notificación, sin que pueda
el Servicio, salvo disposición legal en contrario, estimarla como una forma de notificación válida.
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42. A la fecha de publicación de esta investigación, se encontraban publicados el DFL 1 (2021) que
establece normas de aplicación del artículo 1 de la Ley 21.180, de Transformación Digital del Estado,
respecto de los procedimientos administrativos regulados en leyes especiales que se expresan a través
de medios electrónicos, y determina la gradualidad para la aplicación de esta norma a los órganos de la
administración del Estado que indica y las materias que les resultan aplicables. Por su parte, con fecha
15 de marzo de 2021, se publicó el DFL 1 (2021) que determina los requisitos del método de elaboración,
conservación y uso de las microformas y de aquellos a emplear en la destrucción de documentos ori-
ginales en virtud de la Ley 18.845. Asimismo, el 21 de octubre de 2021 se publicaron en el Diario Oficial
los decretos 23 y 24, ambos de 11 de noviembre de 2020, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el
Patrimonio, reglamentos sobre microformas y archivo electrónico, respectivamente. Finalmente, con
fecha 11 de diciembre de 2021 se publicó en el Diario Oficial el Decreto 4, del 9 de noviembre de 2020,
del Ministerio Secretaría General de la Presidencia (Reglamento de la Ley 21.180), que trata el tema de
las notificaciones. Así, a partir de la publicación de este último reglamento, se comienza a computar el
plazo de 180 días para la entrada en vigencia de la Ley 21.180.
43. Véase el artículo 57 del Decreto 4, de 2020, que señala que se establecerán las siguientes normas
técnicas: i) de interoperabilidad; ii) de seguridad de la información y ciberseguridad; iii) de documento
y expedientes electrónicos; iv) de notificaciones; v) de calidad de funcionamiento y vi) de autenticación.
44. Decreto 4, de 9 de noviembre de 2020, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia.
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45. Salvo los establecidos en el artículo 1 transitorio, núm. 2, de la Ley 21.180 en relación con el DFL
Segpres, en especial el artículo 3, núm. 2. Por su parte, a nivel comparado, es posible advertir que la no-
tificación mediante medios electrónicos es voluntaria para el interesado. Por ejemplo, en Perú, la ley de
procedimiento administrativo establece diversas modalidades de notificación, entre las cuales figura la
notificación mediante telegrama, correo certificado, telefax, correo electrónico o cualquier otro medio
que permita comprobar fehacientemente su acuse de recibo y quién lo recibe, siempre que el empleo de
cualquiera de estos medios hubiese sido solicitado expresamente por el administrado (artículo 20.1.2).
En tanto, en Colombia, se establece que las autoridades podrán notificar sus actos a través de medios
electrónicos, siempre que el administrado haya aceptado este medio de notificación (artículo 56, Código
de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo). En España, la Ley 39/2015, del
1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, señala en su
artículo 41.1 que las notificaciones se practicarán preferentemente por medios electrónicos y, en todo
caso, cuando el interesado resulte obligado a recibirlas por esta vía. Por su parte, la Carta Iberoameri-
cana de Gobierno Electrónico en su capítulo 2, núm. 9, señala que «los ciudadanos podrán relacionarse
electrónicamente con los Gobiernos y las Administraciones Públicas, entre otros, a efectos tales como
los siguientes: c. Recibir por medios electrónicos notificaciones cuando tal medio sea aceptado por el
ciudadano o si el ciudadano así lo solicita». En nuestro ordenamiento, leyes recientes también lo han
propuesto con carácter facultativo, por ejemplo, la Ley 21.241 que modifica el artículo 18 de la Ley 18.287,
que establece procedimientos ante los Juzgados de Policía Local.
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46. El artículo 43 de la Ley 39/2015, del 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de
las Administraciones Públicas de España, señala que las notificaciones por medios electrónicos se prac-
ticarán mediante comparecencia en la sede electrónica de la Administración, a través de la dirección
electrónica habilitada única o mediante ambos sistemas, según disponga cada Administración u Orga-
nismo. Se entiende por comparecencia en la sede electrónica el acceso por el interesado o su representante
debidamente identificado al contenido de la notificación (artículo 43.1). El mismo precepto señala que
las notificaciones por medios electrónicos se entenderán practicadas en el momento en que se produzca
el acceso a su contenido (artículo 43.2). En el ordenamiento jurídico colombiano también se ha incorpo-
rado un sistema de «carpeta ciudadana», que permite una identificación digital, un correo electrónico,
un espacio en la nube y acceso a todos los servicios del gobierno a través de internet. Se trata de una
herramienta que tiene por objeto facilitar el intercambio de documentos entre entidades públicas y
modernizar los procesos entre la Administración pública y los ciudadanos, al efecto, véase MinTIC de
Colombia, disponible en https://carpetaciudadana.and.gov.co.
47. A nivel comparado, como garantía de seguridad para el interesado, se han establecido medidas
que permiten garantizar el conocimiento de la puesta a disposición de las notificaciones como el envío
de avisos de notificación, siempre que esto sea posible, a los dispositivos electrónicos o a la dirección de
correo electrónico que el interesado haya comunicado, así como el acceso a sus notificaciones a través
del Punto de Acceso General Electrónico de la Administración que funcionará como un portal de en-
trada, véase artículo 41.6. de la Ley 39/2015, del 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común
de las Administraciones Públicas de España. En Chile, también se optaría por una medida de similar
naturaleza vía reglamento y, en su caso, norma técnica.
48. Al respecto, cabe señalar que se han conformado diversas mesas de trabajo de carácter técnico e
interinstitucional para efectos de generar documentos con recomendaciones técnicas. Además, se han
realizado diversas consultas públicas por la División de Gobierno Digital como parte del proceso de
elaboración de estas normas técnicas.
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49. El reglamento regulará de qué forma los órganos de la Administración deberán practicar las noti-
ficaciones electrónicas, considerarlas practicadas y obtener información necesaria para llevar el registro,
estableciendo, a lo menos, los requisitos y condiciones necesarios que aseguren la constancia de la fecha
y hora de envío de notificaciones, la recepción o acceso por el interesado o su apoderado, especialmente
en el caso de la primera notificación para resguardar su derecho a la defensa, así como la integridad del
contenido, la identidad fidedigna del remitente y su destinatario. Como se ha indicado, el reglamento
puede complementarse mediante la dictación de normas técnicas a través de las cuales se precisen los
aspectos más operativos de las notificaciones, a saber, conceptos relevantes, configuración del sistema,
elementos o herramientas que conforman la plataforma de notificaciones, detalle del proceso de notifi-
cación, mecanismos para reportar problemas en su uso, entre otros aspectos.
50. La Contraloría General ha señalado que sobre la autoridad encargada de su tramitación pesa la
responsabilidad de mantener el expediente pertinente, lo que incluye, por cierto, registrar y actualizar
el lugar o la casilla de correo donde los interesados desean ser informados de las actuaciones que les
afecten, dictamen 14.978 (2015).
51. En el Dictamen 87.980 (2015), Contraloría sostuvo que no corresponde realizar tales comunica-
ciones a un correo electrónico al que la Superintendencia pueda tener acceso mediante las plataformas
electrónicas de otras entidades del aludido sistema. Criterio reiterado en Dictamen 94.305 (2015).
52. El artículo 41.1 letra b) de la Ley 39/2015, del 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Co-
mún de las Administraciones Públicas de España, establece que las Administraciones podrán practicar
las notificaciones por medios no electrónicos cuando, para asegurar la eficacia de la actuación admi-
nistrativa, resulte necesario practicar la notificación por entrega directa de un empleado público de la
Administración notificante.
53. El artículo 41.2 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de
las Administraciones Públicas de España, señala que en ningún caso se efectuarán por medios electró-
nicos las notificaciones en las que: a) el acto a notificar vaya acompañado de elementos que no sean
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susceptibles de conversión en formato electrónico y b) las que contengan medios de pago a favor de los
obligados, tales como cheques.
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equivalencia funcional (Morón, 2019), esto es, las mismas exigencias que la notifica-
ción física, y garantizar iguales resultados prácticos que la notificación tradicional, de
modo que la afectan idénticos vicios.
Sin embargo, dadas las particulares características del soporte utilizado (domici-
lios digitales), estará sujeta a las problemáticas inherentes al uso de tecnología, como
fallas del sistema, accesibilidad a internet, compatibilidad de programas, manejo
de la plataforma, periodicidad en su acceso, validación del usuario (autenticación),
oportunidad del servicio de asistencia remota, entre otros, de lo cual pueden derivar
vicios no conocidos hasta el momento.
En definitiva, son diversos los aspectos que la ley no ha resuelto en relación con
la implementación de la notificación a través de medios electrónicos. Con todo, es
de esperar que el reglamento se haga cargo de atender estas y otras interrogantes que
generará la aplicación práctica de la norma.
Conclusiones
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Referencias
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Agradecimientos
Esta investigación cuenta con el apoyo del Proyecto Fondecyt Postdoctoral núm.
3190494, «Sanciones administrativas y derechos fundamentales. Análisis de temas
específicos a partir de los principios, garantías y derechos regulados en la Constitu-
ción». Asimismo, cuenta con el apoyo del proyecto de investigación «Derecho Admi-
nistrativo Sancionador 2.0» (2018-RTI-096688-B-100), Proyecto I+D+i «Retos Inves-
tigación» 2018, impulsado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
de España y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
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REVISTA CHILENA DE DERECHO Y TECNOLOGÍA
La Revista Chilena de Derecho y Tecnología es una publicación académica semestral del Cen-
tro de Estudios en Derecho Informático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile,
que tiene por objeto difundir en la comunidad jurídica los elementos necesarios para analizar
y comprender los alcances y efectos que el desarrollo tecnológico y cultural han producido en
la sociedad, especialmente su impacto en la ciencia jurídica.
editor general
Daniel Álvarez Valenzuela
(dalvarez@derecho.uchile.cl)
sitio web
rchdt.uchile.cl
correo electrónico
rchdt@derecho.uchile.cl
licencia de este artículo
Creative Commons Atribución Compartir Igual 4.0 Internacional
Milagros Maraví(*)
Mecanismos de simplificación
administrativa a la luz de las recientes modificaciones
a la Ley del Procedimiento Administrativo General, Ley 27444,
y la reciente Ley de Prevención y Eliminación de Barreras
Burocráticas, Decreto Legislativo 1256(**)
(*) Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Máster, en Administración Pública por el Instituto Ortega y Gasset,
adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Socia de Rubio, Leguía, Normand. Correo electrónico: mmaravi@rubio.pe
(**) Nota del Editor: este artículo fue recibido el 31 de mayo de 2017 y su publicación fue aprobada el 28 de junio del mismo año.
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 66 IUS ET VERITAS 54
(1) Entre ellas, se encuentran el Decreto Legislativo que crea el Sistema Único de Trámites (SUT) para la simplificación de
procedimientos administrativos y servicios prestados en exclusividad, 1203; el Decreto Legislativo que refuerza las facultades
sobre eliminación de barreras burocráticas para el fomento de la competitividad, 1212; la Resolución Ministerial que aprueba
TUPA Modelo de los procedimientos administrativos de licencia de funcionamiento e inspecciones técnicas de seguridad en
edificaciones para las Municipalidades Provinciales y Distritales, 088-2015-PCM; la Resolución de Secretaría de Gestión
Pública que aprueba el Manual del Centro de Mejor Atención al Ciudadano - Centro MAC, 004-2012-PCM-SGP.
(2) Decreto Legislativo que modifica la Ley 28976, Ley Marco de Licencia de Funcionamiento, 1271; Decreto Legislativo
que modifica la Ley 29090, Ley de Regulación de Habilitaciones Urbanas y Edificaciones, 1287; Decreto Legislativo que
aprueba diversas medidas de simplificación administrativa, 1246; Decreto Legislativo que aprueba medidas adicionales de
simplificación administrativa, 1310.
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 67 IUS ET VERITAS 54
Ley 27444 (En adelante, la “LPAG”), la cual fue modificada 2.1.1 Contenido de la Ley del Procedimiento
por medio del Decreto Legislativo 1272, y la reciente Ley Administrativo General
de Prevención y Eliminación de Barreras Burocráticas (En La LPAG tiene como finalidad establecer
adelante, la “Ley de Eliminación de Barreras Burocráticas”), la regulación general aplicable a todos los
aprobada por el Decreto Legislativo 1256. procedimientos administrativos que son
desarrollados por las diferentes entidades de
Consideramos que ambas normas permiten que la ciudadanía la Administración Pública. Para salvaguardar
pueda percibir con sustento en la realidad que en nuestro este objetivo, se ha precisado, en el numeral 1
país el “Estado existe para beneficio de las personas, el ser del artículo II del Título Preliminar de la LPAG,
humano no existe para beneficio del Estado” (Siegan 1993, 5). que (i) contiene normas comunes para las
actuaciones de la función administrativa del
2. Decreto Legislativo que modifica Estado, y (ii) regula todos los procedimientos
la Ley 27444, Ley del Procedimiento administrativos desarrollados en las entidades,
Administrativo General y deroga incluyendo los procedimientos especiales.
la Ley 29060, Ley del Silencio De este modo, los procedimientos especiales
Administrativo, 1272 deberán respetar la regulación general
prevista en la LPAG a efectos de estructurar
La LPAG tiene como finalidad ser la norma unificadora de la y desarrollar todos los procedimientos
regulación de los procedimientos administrativos, de manera administrativos.
que era necesario modificarla para generalizar su aplicación
como estándar mínimo, perfeccionarla y establecer medidas Vinculado con lo anterior, se ha considerado
adicionales que coadyuven a la simplificación administrativa. Así, necesario disponer, en el numeral 2 del mismo
la delegación de facultades permitió al Poder Ejecutivo modificar artículo, que las leyes que crean y regulan
la LPAG con el objetivo de simplificar, optimizar y eliminar los procedimientos especiales no podrán
procedimientos administrativos, priorizar y fortalecer las acciones imponer condiciones menos favorables a los
de fiscalización posterior sanción, incluyendo la capacidad administrados que las previstas en la presente
operativa para llevarlas a cabo; y dictar normas generales LPAG. Esta norma establece los derechos
y específicas para la estandarización de procedimientos mínimos y las garantías mínimas que debe
administrativos comunes en la administración pública con la tener todo administrado en el desarrollo de
finalidad de hacer predecibles sus requisitos y plazos. los procedimientos administrativos, de manera
que ninguna otra ley o norma inferior puedan
En razón a lo anterior, se emitió el Decreto Legislativo que desconocer dichos derechos y garantías.
modifica la Ley 27444, Ley del Procedimiento Administrativo
General y deroga la Ley 29060, Ley del Silencio Administrativo, 2 .1. 2 I n st au r ac i ó n d e l p r o c e di m i e nto
1272. Si bien esta norma contiene interesantes novedades, sería administrativo electrónico
imposible comentarlas todas en el presente artículo; por ello, nos La reciente modificación a la LPAG tiene como
enfocaremos en las novedades de la regulación del procedimiento novedad la instauración del procedimiento
administrativo general, incluyendo la reincorporación del silencio administrativo electrónico. Si bien diversas
administrativo; y el empoderamiento de la Presidencia del entidades ya habían implementado sus
Consejo de Ministros (En adelante, la “PCM”). procedimientos administrativos utilizando
medios electrónicos(3), era necesario que la
2.1 Modificaciones a la regulación del procedimiento LPAG estableciera un marco general sobre
administrativo general el procedimiento administrativo electrónico, a
(3) Por ejemplo, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID), la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA),
el Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (SENASA), entre otros, utilizan la Ventanilla Única del Comercio Exterior (VUCE).
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 68 IUS ET VERITAS 54
fin de que todas las entidades de la Administración Pública I gualm ente, se señala que l o s ac to s
respeten los derechos y garantías mínimas a favor del administrativos que se emitan tienen la
administrado. misma validez y eficacia jurídica que los actos
realizados por medios físicos tradicionales,
Al respecto, se debe tener en consideración que la OCDE así como las firmas digitales y documentos
ha destacado la importancia del uso de las Tecnologías generados y pro c esados a través de
de la Información y Comunicación (En adelante “TIC”) a tecnologías y medios electrónicos tendrán
fin de implementar la simplificación administrativa en los la misma validez legal que los documentos
ordenamientos (OCDE 2009, 8-9). En la misma línea, la doctrina manuscritos.
ha señalado que el uso de las Tecnologías de la Información
y Comunicación tiene como objetivos facilitar y simplificar a De este modo, la nueva normativa permite
los ciudadanos la realización de cuantas actuaciones tengan que no exista impedimento alguno a efectos
que desarrollar ante la Administración Pública; y agilizar la de que la Administración Pública pueda utilizar
tramitación de los procedimientos administrativos gracias al medios electrónicos en los procedimientos
empleo de la tecnología como factor decisivo en el aumento administrativos de su competencia. Así, el
de la eficacia y la eficiencia en la gestión de la Administración administrado puede percibir que se libera de
Pública (Martínez 2010, 95). la carga de tener que apersonase a la entidad
correspondiente y hacer colas.
En ese sentido, teniendo en cuenta que nuestro país se
encuentra en camino a poder pertenecer a la OCDE, la 2.1.3 Calificación de los procedimientos
nueva incorporación del artículo 29-A en la LPAG establece administrativos: aprobación automática y
que el procedimiento administrativo podrá realizarse total o evaluación previa
parcialmente a través de tecnologías y medios electrónicos, La clasificación de los procedimientos
sin perjuicio del uso de medios físicos tradicionales. administrativos son (i) aprobación automática
o (ii) evaluación previa, en cuyo caso se
Para ello, el procedimiento administrativo electrónico subdivide en sujeto a silencio administrativo
debe contar en un expediente, el cual debe contener los positivo o silencio administrativo negativo. De
documentos presentados por los administrados, terceros y esta manera, no existe ninguna otra calificación
otras entidades, así como toda la documentación remitida posible del procedimiento administrativo en
al administrado. nuestro ordenamiento.
Además, la LPAG acierta en disponer que el procedimiento Sin embargo, la realidad nos evidenció
administrativo electrónico tiene los mismos efectos legales l o c o nt r ar i o. D i ve r s o s Tex to s Ú ni c o s
que el procedimiento administrativo tradicional, toda vez que de Procedimientos Administrativos (En
no existe ninguna diferencia de validez entre ambos. En ese adelante, “TUPA”) establecían que ciertos
sentido, se establece que el procedimiento administrativo proc edimientos administrativos no se
electrónico deberá respetar todos los principios, derechos y encontraban sujetos a ninguna calificación(4),
garantías del debido procedimiento previstos, sin que se afecte de manera que el administrado estaba sujeto
el derecho de defensa ni la igualdad de las partes, debiendo a que la Administración Pública resuelva la
prever las medidas pertinentes cuando el administrado no solicitud en el plazo y en la forma en que ésta
tenga acceso a medios electrónicos. disponga.
(4) Por ejemplo, el TUPA de la Municipalidad de Villa María del Triunfo, aprobado por Decreto de Alcaldía 003-2016/MVT, no
señala la calificación, ni el plazo de resolución de los siguientes procedimientos administrativos: (i) autorización para la
instalación y conexiones domiciliarias de agua y desagüe, (ii) constancia de posesión de predio, y (iii) recepción de obras
finales de habilitación urbana.
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Por ello, se ha modificado el artículo 30 de la LPAG a fin de unificadora de las disposiciones que regulan
precisar que todos los procedimientos administrativos son de el procedimiento administrativo general,
(i) aprobación automática o (ii) evaluación previa. Así, no hay las cuales comprenden, sin menor duda,
menor duda de que las entidades se encuentran obligadas la aplicación del silencio administrativo. No
legalmente a calificar sus procedimientos administrativos de obstante, posteriormente, se publicó la LSA,
esa manera, sin que puedan crear otro tipo de calificación. la cual derogó las disposiciones del silencio
De otro modo, el funcionario responsable estaría incurriendo administrativo en la LPAG y ha tenido diversas
en responsabilidad administrativa en aplicación del numeral críticas, debido a que, si bien tenía como
22 del artículo 239 de la LPAG. sustento ser una medida de simplificación
administrativa, tuvo efectos contrarios en la
2.1.4 Régimen del procedimiento de aprobación automática práctica.
En aras de incorporar medidas de simplificación administrativa,
se ha considerado conveniente que el artículo 31 de la LPAG Así, si lo correcto era, por técnica legislativa,
amplíe el ámbito de aplicación de la aprobación automática d ev o l v e r e l t r a t a m i e n t o d e l s i l e n c i o
en los procedimientos administrativos. En razón a ello, administrativo a la LPAG; mantener algunas
se han incorporado dos (2) nuevos supuestos, los cuales disposiciones de la LSA, pero en el contexto
son (i) habilitar el ejercicio de derechos preexistentes de la LPAG; derogar la LSA; y aclarar en la
del administrado y (ii) obtener la inscripción de registros LPAG los supuestos de silencio administrativo
administrativos. positivo y negativo (Maraví 2011, 111- 2). En
ese sentido, con la finalidad de perfeccionar la
En el primer supuesto, estamos ante aquellas solicitudes en regulación del silencio administrativo, no solo
los que el administrado solicita a la Administración Pública la se ha reincorporado a la LPAG sino que se
obtención de licencias y autorizaciones, puesto que, en estos han incrementado los supuestos de aplicación
casos, el administrado cuenta con un derecho preexistente del silencio administrativo positivo y han
para ejercer una determinada actividad, pero debe cumplir restringido los supuestos sujetos al silencio
con ciertos requisitos establecidos en la normativa a fin de administrativo negativo.
poder obtener el título habilitante correspondiente y, de esta
manera, hacer ejercicio de dicho derecho. Lo anterior se evidencia en la reincorporación
de la regla de que los procedimientos
En el segundo supuesto, estamos ante aquellos procedimientos administrativos están sujetos al silencio
administrativos en los que el administrado solicita la inscripción administrativo positivo por medio del inciso 1
de este o de algún bien del cual es titular, en algún registro del numeral 33.1 del artículo 33 de la LPAG,
administrativo. De esta forma se libera la carga al administrado el cual señala que todos los procedimientos
de sobrellevar un largo procedimiento administrativo a fin de a instancia de parte no sujetos al silencio
obtener y ejercer un derecho de manera rápida. administrativo negativo taxativo, están sujetos
a silencio administrativo positivo. De esta
2.1.5 Reincorporación de la regulación del silencio manera, se elimina el mensaje que parecía
administrativo dar la LSA, con respecto a que la regla era
Entre las principales novedades, se encuentra la reincorporación el silencio administrativo negativo, toda
de la regulación del silencio administrativo de la Ley del Silencio vez que había incrementado los supuestos
Administrativo, 29060 (En adelante, la “LSA”) a la LPAG, toda de aplicación de este silencio en vez de
vez que no existía fundamento para que se encontrara en una restringirlo en aras de la simplificación
norma diferente a esta. En el texto original de la LPAG, el administrativa.
legislador consideró conveniente que la regulación del silencio
administrativo se encontrará en esta norma. Ello era acertado Dicha regulación necesitaba ser
debido a que la LPAG tiene como finalidad ser la norma complementada con la restricción de los
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Reguladores de la Inversión Privada en los Servicios o ejercen alguna función administrativa. Así,
Públicos, Ley 27332(6). estas tienen la obligación de publicitar los
procedimientos administrativos, incluyendo
Igualmente, se ha dispuesto la prohibición de que, en los sus requisitos. Como se puede evidenciar,
TUPA, no se pueda crear procedimientos y nuevos requisitos, la LPAG establece una clara diferencia
salvo en lo relativo a la determinación de las tasas que sean entre la publicidad de los procedimientos
aplicables. Era importante esta precisión, debido a que los administrativos de las entidades y las personas
TUPA no constituyen ninguna norma en nuestro ordenamiento; jurídicas, puesto que, en el primer supuesto,
únicamente compila, en un solo texto, los diferentes las entidades se encuentran en la obligación
procedimientos administrativos junto a sus requisitos. de publicitar sus procedimientos a través del
Lamentablemente, existen entidades que no entendieron la TUPA (los cuales son elaborados por medio
normativa de la LPAG en ese sentido, ya que parecería que del Sistema Único de Trámites(8)), mientras
asumieron que el dispositivo de aprobación del TUPA era que las personas jurídicas únicamente tienen
suficiente a fin de crear procedimientos y requisitos. Lo anterior la obligación de publicitar sus procedimientos
se ha podido evidenciar en diversas resoluciones del Instituto sin estar obligados a un medio en específico.
Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de Sin perjuicio de ello, es claro que las personas
la Propiedad Intelectual (En adelante, “INDECOPI”) contra las jurídicas deben utilizar medios idóneos a
barreras burocráticas(7). efectos de entregar información relevante,
suficiente y previa a los administrados.
Teniendo en cuenta lo anterior, previamente a la incorporación
de un procedimiento al TUPA, debe existir una norma que 2.1.7 Regulación de los Textos Único Ordenado
apruebe su existencia, así como sus requisitos. En caso de Procedimientos Administrativos
contrario, los procedimientos o los requisitos carentes de Te m a v inc ulad o c o n la l e g a li dad d e l
base normativa serían ilegales y, por lo tanto, inexigibles procedimiento es la regulación de los TUPA,
al administrado. En caso de incumplimiento, el numeral 17 la cual necesitaba precisiones a fin de tutelar
del artículo 239 de la LPAG establece que las autoridades los derechos de los administrativos para que
o el personal al servicio de las entidades incurrirán en no se les requiera procedimientos o requisitos
responsabilidad administrativa. que no estén previstos en el ordenamiento.
Así, en el artículo 37 de la LPAG, se ha
Por otro lado, una novedad importante es la regulación de incorporado la precisión de que el TUPA debe
la legalidad de los procedimientos administrativos a cargo contener una descripción clara y taxativa de
de las personas jurídicas que presenten servicios públicos los requisitos exigidos para la tramitación de
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cada procedimiento, los cuales deben ser aprobados por la de los procedimientos administrativos en
norma correspondiente. Además, se ha eliminado la referencia las entidades. La anterior redacción de la
a que los montos de derecho de trámite se expresarán en disposición establecía que las entidades
Unidades Impositivitas Tributarias (en adelante, “UIT”), debían procurar evitar la duplicidad de los
toda vez esta nomenclatura creaba una carga adicional en procedimientos. Es una diferencia sutil,
el administrado al tener que calcular el monto del derecho pero que tiene un gran efecto a favor del
de tramitación según la UIT vigente. Así, ahora únicamente administrado. Así, es diferente disponer que
se dispone que el monto de los derechos de tramitación se las entidades se encuentran en la obligación de
expresa en moneda de curso legal. evitarla duplicidad a que intenten o se esfuercen
en evitar la duplicidad de los procedimientos.
Por otra parte, la LPAG acierta en disponer que los servicios De esta manera, con la normativa vigente,
que no sean prestados en exclusividad por la Administración las entidades deberán realizar un verdadero
Pública deben respetar el artículo 60 de la Constitución Política esfuerzo a efectos de evitar dicha duplicidad
del Perú(9) y las normas sobre represión de la competencia que perjudica, en los hechos, a los intereses y
desleal. Dicho artículo reconoce el pluralismo económico y derechos del administrado.
la subsidiariedad de la actividad empresarial del Estado, de
manera que, debido a que nos encontramos dentro del régimen 2.1. 8 Inst aurac ión de Proc edimientos
económico de Economía Social de Mercado, no es posible Administrativos Estandarizados obligatorios
que el Estado, a través de sus entidades, pueda realizar Con anterioridad a la modificación de la LPAG,
actividades económicas que puedan ser desarrolladas por el la PCM había emitido diferentes medidas para
sector privado. Así, el Estado podría intervenir en el mercado simplificar los procedimientos administrativos.
siempre que no exista el sector privado para satisfacer la Una de dichas medidas fue la creación de los
demanda o que su actividad sea insuficiente. En la misma TUPA Modelos, los cuales tenían la finalidad de
línea, la Administración Pública, al igual que los privados, se uniformizar los pasos y requisitos de mismos
encuentran en la obligación de respetar las diferentes normas procedimientos que son competencia de
de represión de competencia desleal, a fin de ser concordantes diversas entidades(10). Lamentablemente, los
con el régimen económico vigente. TUPA Modelo no tuvieron mayor impacto en el
ordenamiento, debido a que las entidades no
Respecto a la publicidad del TUPA, se dispone que la norma los consideraron de obligatorio cumplimiento
que aprueba el TUPA se publica en el Diario Oficial “El en el entendido de que la norma que los
Peruano”, más no el texto del mismo. Esto es debido a que el aprobaba era una resolución ministerial. Así,
texto puede ser publicitado, con menores costos y sin mayores estas entidades podían alegar que su norma
perjuicios a la ciudadanía, en el Portal del Diario Oficial “El interna (por ejemplo, una ordenanza e inclusive
Peruano”, el Portal de Servicios al Ciudadano y el respectivo un decreto supremo) prevalecía sobre la norma
portal institucional. de aprobación del TUPA Modelo.
En la misma línea, se incorpora la obligación de que, para Por ello, con el objetivo de reforzar la función
la elaboración del TUPA, las entidades evitan la duplicidad de la PCM en temas de simplif icación
(9) Artículo 60. El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía nacional se sustenta en la coexistencia de diversas
formas de propiedad y de empresa.
Sólo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por
razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional.
La actividad empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento legal.
(10) Un claro ejemplo es el TUPA Modelo de los procedimientos administrativos de Licencia de Funcionamiento e Inspecciones
Técnicas de Seguridad en Edificaciones para las Municipalidades Provinciales y Distritales, aprobado por Resolución
Ministerial 088-2015-PCM.
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al Estado. De este modo, no había razón suficiente para que las entidades de la Administración Pública, de
ellas no tuvieran acceso a la información que se encontrara manera gratuita, a través de la interoperabilidad,
en poder de otra entidad. interconecten, pongan a disposición, permitan
el acceso o suministren la información o
En ese sentido, con la finalidad de alivianar la carga al bases de datos actualizadas que administren,
administrado, por medio del nuevo artículo 39-A de la LPAG, recaben, sistematicen, creen o posean respecto
se ha previsto que las entidades tienen la obligación de permitir de los usuarios o administrados, que las
a otras, gratuitamente, el acceso a sus bases de datos y demás entidades requieran necesariamente
registros para consultar sobre información requerida para el y de acuerdo a ley, para la tramitación de sus
cumplimiento de requisitos de procedimientos administrativos procedimientos administrativos y para sus actos
o servicios prestados en exclusividad. De esta manera, en de administración interna(12).
estos casos, la entidad únicamente solicitará al administrado
la presentación de una declaración jurada en el cual manifieste A f in de que la implementación de la
que cumple con el requisito previsto en el procedimiento interoperabilidad sea progresiva, el artículo
administrativo o servicio prestado en exclusividad. 3 de la norma mencionada establece que
la siguiente información sea dispuesta,
Asimismo, lo mencionado anteriormente se encuentra gratuitamente y permanente, a las entidades
complementado(11) con el artículo 2 del Decreto Legislativo que del Poder Ejecutivo, dentro del plazo máximo
aprueba diversas medidas de simplificación administrativa, 1246 de sesenta (60) días hábiles computado a
(en adelante, el “Decreto Legislativo 1246”), el cual dispone que partir su publicación(13):
(11) Se debe tener en consideración que, anteriormente, la finalidad de interoperabilidad había sido regulada en el Decreto
Supremo que crea la Plataforma de Interoperabilidad del Estado - PIDE, 083-2011-PCM; no obstante, esta finalidad no se
ha visto del todo lograda, ni con resultados positivos y efectivos para los administrados. Por ello, se acierta en establecer
la obligación de interoperabilidad por medio de una norma con rango legal.
(12) Artículo 2. Interoperabilidad entre entidades de la Administración Pública
Dispóngase que las entidades de la Administración Pública de manera gratuita, a través de la interoperabilidad, interconecten,
pongan a disposición, permitan el acceso o suministren la información o bases de datos actualizadas que administren, recaben,
sistematicen, creen o posean respecto de los usuarios o administrados, que las demás entidades requieran necesariamente
y de acuerdo a ley, para la tramitación de sus procedimientos administrativos y para sus actos de administración interna.
En los casos en los que la información o datos se encuentren protegidos bajo la Ley 29733, Ley de Protección de Datos
Personales, las entidades de la Administración Pública deben obtener la autorización expresa e indubitable del usuario o
administrado para acceder a dicha información o datos.
(13) Artículo 3. Implementación progresiva de la interoperabilidad en beneficio del ciudadano
3.1 Las entidades de la Administración Pública que posean y administren la información señalada en el numeral 3.2 del
presente artículo deben ponerla a disposición de manera gratuita y permanente a las entidades del Poder Ejecutivo para la
interoperabilidad a que hace referencia el artículo 2 del presente Decreto Legislativo, dentro del plazo máximo de sesenta
(60) días hábiles computado a partir de la publicación de la presente norma.
3.2 La información de los usuarios y administrados que las entidades de la Administración Pública deben proporcionar a
las entidades del Poder Ejecutivo de manera gratuita es:
- Identificación y estado civil;
- Antecedentes penales;
- Antecedentes judiciales;
- Antecedentes policiales;
- Grados y Títulos;
- Vigencia de poderes y designación de representantes legales;
- Titularidad o dominio sobre bienes registrados.
3.3 En tanto se implemente la interoperabilidad, la información y documentos mencionados en el numeral 3.2 precedente
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Igualmente, se realiza la precisión menor de que se encuentra En el segundo supuesto, se tiene como
prohibido de solicitar fotografías personales, salvo para objetivo proteger el derecho del administrado a
obtener documentos de identidad, pasaporte o licencias o que únicamente se le requiera información que
podrán ser sustituidos, a opción del administrado o usuario, por declaración jurada, conforme a lo establecido en la Ley
27444, Ley del Procedimiento Administrativo General.
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se encuentre o debería encontrarse en poder de las entidades. j) Copias de Par tida de Nacimiento o
De este modo, se aliviana la carga del administrado respecto Certificado de Defunción emitidas en fecha
a la obligación de recolectar diversos requisitos para iniciar reciente o dentro de un periodo máximo,
un procedimiento administrativo. salvo en los procedimientos en ejercicio de
la patria potestad(15).
Adicionalmente, cabe señalar que si bien el artículo 5 del
Decreto Legislativo 1246(14), regula documentación prohibida k) Legalización notarial de firmas, salvo que
de solicitar, se consideró conveniente que la LPAG también se exija por ley expresa.
regule al respecto, toda vez que tiene como finalidad ser la
norma general del procedimiento administrativo. De esta l) Copia de la ficha del Registro Único de
manera, ambas normas son complementarias entre sí, por lo Contribuyentes o certificado de información
que también se encuentra prohibido de solicitar la siguiente registrada en la Superintendencia Nacional
documentación: de Aduanas y Administración Tributaria (en
adelante, la “SUNAT”).
a) Identificación y estado civil.
m) Certificados o constancias de habilitación
b) Antecedentes penales. profesional o similares expedidos por los
Colegios Profesionales, cuando dicha
c) Antecedentes judiciales. calidad pueda ser verificadas a través del
respectivo portal institucional.
d) Antecedentes policiales.
n) Cualquier otro requisito que acredite o
e) Grados y Títulos. proporcione información que conste en
registros de libre acceso a través de
f) Vigencia de poderes y designación de representantes internet u otro medio de comunicación
legales. pública.
g) Titularidad o dominio sobre bienes registrados. Los siete primeros supuestos tratan de
documentación que reiteradamente es
h) Copia del Documento Nacional de Identidad (en adelante, solicitada en los procedimientos
“DNI”). administrativos. Teniendo en cuenta que la
información se encuentra en poder de las
i) Copias de Partida de Nacimiento o de Bautizo cuando se entidades, se ha dispuesto que deben ponerla
presente el DNI, excepto en los procedimientos donde a disposición de manera gratuita y permanente
resulte esencial acreditar la filiación y esta no pueda ser a las entidades del Poder Ejecutivo para la
acreditada fehacientemente por otro medio. interoperabilidad(16). En los demás supuestos,
(14) En el punto 4.3 del presente artículo, evaluamos la propuesta de modificación del literal c) del artículo 5 y el artículo 7 del
Decreto Legislativo 1246, de acuerdo al Proyecto de Ley 1082/2016-CR.
(15) La excepción fue prevista por medio de la Cuarta Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo que aprueba
diversas medidas adicionales de simplificación administrativa, 1310.
(16) Artículo 3.- Implementación progresiva de la interoperabilidad en beneficio del ciudadano
3.1 Las entidades de la Administración Pública que posean y administren la información señalada en el numeral 3.2 del
presente artículo deben ponerla a disposición de manera gratuita y permanente a las entidades del Poder Ejecutivo para la
interoperabilidad a que hace referencia el artículo 2 del presente Decreto Legislativo, dentro del plazo máximo de sesenta
(60) días hábiles computado a partir de la publicación de la presente norma.
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se tiene como finalidad eliminar requisitos que no son en el procedimiento administrativo, entonces
fundamentales para la tramitación de los procedimientos la entidad podría declarar de oficio la nulidad
administrativos, salvo que una ley lo disponga. del acto administrativo.
2.1.12 Precisiones respecto a los documentos sucedáneos Asimismo, teniendo en cuenta lo anterior,
de los originales resulta coherente que el artículo 55 de la LPAG
En el ar tículo 41 de la LPAG, se ha previsto que la haya establecido que los administrados tienen
presentación de documentos sucedáneos es de aplicación derecho a (i) no presentar los documentos
para todos los procedimientos administrativos, es decir, prohibidos de solicitar las entidades, y (ii)
comprende tanto a los comunes como a los especiales. emplear los sucedáneos documentales.
La anterior redacción de la norma permitía a las entidades
interpretar que, por norma especial, podían disponer 2.1.13 Regulación sobre la validez de los
la entrega obligatoria de documentos originales, en el actos administrativos y suspensión del
entendido de que la LPAG era de aplicación supletoria. procedimiento
En tal sentido, la modificación de la LPAG busca vetar Como se ha señalado anteriormente, en la
esta interpretación a fin de simplificar los procedimientos tramitación de procedimientos administrativos,
administrativos en beneficio del administrado. no es inusual que los administrados presenten
actos administrativos emitidos por distintas
Además, se precisa que es considerado como sucedáneo entidades; sin embargo, en los hechos, se
la presentación de copias simples en reemplazo de ha podido evidenciar que existen entidades
documentos originales o copias legalizadas notarialmente que suelen cuestionar la validez de los
de tales documentos, acompañadas de declaración jurada mismos, pese a que, según el artículo IV
del administrado acerca de su autenticidad. En la misma del Título Preliminar de la LPAG, todos los
línea, se ha establecido que el administrado podrá presentar actos administrativos gozan del Principio de
como sucedáneo las expresiones escritas del administrado Presunción de Veracidad.
contenidas en declaraciones con carácter jurado mediante las
cuales afirman su situación o estado favorable, así como la Consecuentemente, con el objetivo de vetar
existencia, veracidad, vigencia en reemplazo de la información esta situación y agilizar el procedimiento
o documentación prohibida de solicitar. administrativo, se ha incorporado el artículo
41-A en la LPAG, el cual señala que, en la
En ambos casos, con la presentación de la declaración tramitación de procedimientos administrativos,
jurada, el administrado se estará comprometiendo a presentar las entidades no pueden cuestionar la
información verdadera, de modo que, en caso se determine validez de actos administrativos emitidos
en una fiscalización posterior que otorgó información falsa por otras entidades que son presentados
3.2 La información de los usuarios y administrados que las entidades de la Administración Pública deben proporcionar a
las entidades del Poder Ejecutivo de manera gratuita es:
- Identificación y estado civil;
- Antecedentes penales;
- Antecedentes judiciales;
- Antecedentes policiales;
- Grados y Títulos;
- Vigencia de poderes y designación de representantes legales;
- Titularidad o dominio sobre bienes registrados.
3.3 En tanto se implemente la interoperabilidad, la información y documentos mencionados en el numeral 3.2 precedente
podrán ser sustituidos, a opción del administrado o usuario, por declaración jurada, conforme a lo establecido en la Ley
27444, Ley del Procedimiento Administrativo General.
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para dar cumplimiento a los requisitos de los procedimientos diligencia con la presentación las verificaciones
administrativos a su cargo. correspondientes y razonables, debido a que
sería irrazonable solicitarle realizar acciones
En razón a lo anterior, las entidades se encuentran que están fuera de su alcance.
prohibidas de suspender la tramitación de los procedimientos
administrativos mientras se encuentran a la espera de 2.1.15 Precisiones sobre el derecho de
resoluciones o información provenientes de otra entidad. tramitación y los gastos administrativos
Se han realizado diversas precisiones al
2.1.14 Precisiones respecto a la Presunción de Veracidad artículo 44 de la LPAG con respecto al derecho
La Presunción de Veracidad ha constituido un gran avance de tramitación. En primer lugar, se señala
respecto a la evaluación documental en los diferentes trámites que son condiciones para la procedencia del
ante las entidades, de manera que se evitaba los engorrosos cobro del derecho de tramitación que éstos
trámites de autenticación de documento y los sobrecostos que hayan sido aprobados conforme al marco
implica tanto la legalización de documentos originales como legal vigente y que estén consignados en el
el propio proceso de tramitación de los mismos (Martínez TUPA vigente, dado que éste constituye una
2015, 125). garantía sobre aquello que es exigible para el
administrado.
Por ello, se ha realizado una importante precisión sobre los
alcances de dicha presunción, a fin de sancionar únicamente En segundo lugar, se dispone que mediante
a aquellos administrados que presentaron información decreto supremo refrendado por la PCM
falsa o inexacta. La redacción anterior del numeral 42.1 del y el Ministerio de Economía y Finanzas
artículo 42 de la LPAG señalaba, sin distinción, que todas (en ade lante, “ M EF ”), se p re c is a l o s
las declaraciones juradas, los documentos sucedáneos criterios, procedimientos y metodologías
presentados y la información incluida en los escritos y para la determinación de los costos de los
formularios que presenten los administrados para la realización procedimientos, y servicios administrativos
de procedimientos administrativos “se presumen verificados que brinda la administración y para la fijación
por quien hace uso de ellos, así como de contenido veraz de los derechos de tramitación. En este
para fines administrativos, salvo prueba en contrario”. Esa supuesto, la aplicación de dichos criterios,
redacción tenía como consecuencia que se sancione a una procedimientos y metodologías es obligatoria
persona no sólo por la información falsa o inexacta que ella para la determinación de costos de los
hubiera producido o se refiera a su propia situación sino por procedimientos administrativos y servicios
la que se refiere a información de otros, incluso proveniente prestados en exclusividad para todas las
de otras autoridades. entidades públicas en los procesos de
elaboración o modificación del TUPA. Sin
En ese sentido, se ha modificado esta disposición para embargo, puede darse el caso de que las
señalar que todas las declaraciones juradas, los documentos entidades requieran un monto menor por
sucedáneos presentados y la información incluida en los el derecho de tramitación; por ello, se les
escritos y formularios que presenten los administrados permite aprobar derechos de tramitación
para la realización de procedimientos administrativos, se menores a los que resulten de la aplicación de
presumen verificados por quien hace uso de ellos, respecto los criterios, procedimientos y metodologías
a su propia situación, así como de contenido veraz para fines aprobados.
administrativos, salvo prueba en contrario.
Por otro lado, la redacción anterior del artículo
Igualmente, se ha previsto que, en el caso de documentos 45 de la LPAG señalaba que para que el costo
emitidos por autoridades gubernamentales o por terceros, del derecho de tramitación sea superior a
será suficiente con que el administrado acredite su debida una UIT, se requería acogerse a un régimen
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de excepción, el cual iba a ser establecido mediante decreto demostrado que existen entidades que se
supremo refrendado por la PCM y el MEF; sin embargo, con demoran irrazonablemente en dar respuesta
la redacción vigente, bastará la autorización de la PCM. No a estas solicitudes.
obstante, esta autorización no es aplicable en los casos en
que dicha entidad haya aprobado derechos de tramitación 2.1.18 Flexibilización para la representación
para los procedimientos estandarizados. del administrado
La redacción original del artículo 115 de la
2.1.16 Incorporación de la tercerización de actividades LPAG establecía que, para la tramitación
El artículo 49-A de la LPAG es una novedad en nuestro ordinaria de los procedimientos, era necesario
ordenamiento, puesto que permite a las entidades que un poder general formalizado mediante simple
terceros realicen las diferentes actividades vinculadas a designación de persona cierta en el escrito
los procedimientos administrativos y servicios prestados en o acreditando una carta poder con firma del
exclusividad. De esta manera, esta nueva disposición tiene administrado. Como se puede evidenciar, la
como objetivo facilitar el cumplimiento de sus funciones y primera forma de representación era tediosa,
lograr que sean más eficientes, lo cual, a su vez beneficia al puesto que el administrado que necesitaba un
administrado. representante tenía que tramitar, ante registros
públicos, la inscripción de un poder general. Si
No obstante, la tercerización no será aplicable a las actividades bien la segunda forma es más sencilla, no era
que comprenden la emisión de los actos administrativos o de extrañar que las entidades no requieran un
cualquier resolución. Ello es debido a que éstos producen poder simple sino un poder legalizado.
efectos jurídicos sobre los intereses, obligaciones o derechos
de los administrados en una situación concreta, de manera que Teniendo en cuenta lo anterior, la modificación
la entidad está en mejor posición para conocer la normativa a este artículo ha tenido como finalidad
y así evitar cualquier perjuicio ilegal o irrazonable contra el flexibilizar aún más la representación del
administrado. administrado. Por ello, se ha dispuesto que
es suficiente carta poder simple con firma
2.1.17 Precisiones respecto a las facultades de solicitar del administrado, salvo que leyes especiales
información y formular consultas requieran una formalidad adicional.
Las facultades de solicitar información y formular consultas
están relacionadas directamente con el derecho de petición. De esta manera, se aliviana la carga al
En razón a ello, se han incorporado precisiones en los artículos administrado a efectos de que pueda ser
110 y 111 de la LPAG a fin de que se mejore la atención de representado en la tramitación de los
los derechos y requerimientos ciudadanos frente al accionar procedimientos administrativos.
de la Administración Pública.
2.1.19 Precisiones respecto al derecho de
En ese sentido, el artículo 110 de la LPAG señala que las acceso al expediente
entidades pueden utilizar mecanismos electrónicos para La redacción anterior del título del artículo 160
responder las solicitudes de información por parte de los de la LPAG se refería al acceso a la información
administrados. Así, se libera al administrado de tener que del expediente, mientras que la modificación
realizar una solicitud física y apersonarse ante la entidad a únicamente señala el acceso al expediente.
fin de presentar dicha solicitud. Si bien es una modificación sutil, los efectos
permiten garantizar la tutela de los derechos
Asimismo, se precisa, en los artículos 110 y 111 de la LPAG, de los administrados. Así, la redacción anterior
que las entidades están obligadas a responder la solicitud permitía entender, erróneamente, que los
de información o consulta, respectivamente, dentro del administrados tenían derecho a una parte de
plazo legal. Lo anterior es debido a que la práctica nos ha la información del expediente; no obstante, lo
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anterior no es propio de un Estado Constitucional de Derecho, su competencia a fin de hacer cumplir aquello
dado que el administrado tiene el derecho a conocer todo el que haya resuelto en el menor tiempo posible
expediente que se elabora en razón de un tema que produce y, de esta manera, obtener seguridad jurídica
efectos jurídicos sobre éste. En razón a ello, se ha modificado en el ordenamiento.
el título a fin de que sea comprensible que el administrado tiene
derecho a acceder a todo el expediente. 2.1.21 Interposición de recursos administrativos
A fin de que el administrado interponga un
De igual manera, se precisa que el pedido de acceso al recurso administrativo, se ha eliminado el
expediente puede realizarse verbalmente, sin necesidad requisito de firma de abogado en el artículo 211
de solicitarlo mediante el procedimiento de transparencia de la LPAG. De esta manera, el administrado
y acceso a la información pública, siendo concedido de no tendrá que incurrir en gastos adicionales a
inmediato. Sobre el particular, la práctica ha demostrado que efectos de poder cuestionar una decisión de la
diversas entidades ponen por encima la burocracia antes que Administración Pública que le causa perjuicio.
el derecho del administrado, de manera que le solicitan una
solicitud escrita o, inclusive, que realice la solicitud por medio 2.2 Simplificación del procedimiento
del procedimiento de transparencia y acceso a la información administrativo sancionador
pública. En ese sentido, la modificación realizada tiene como Al igual que en el procedimiento administrativo
finalidad que los administrados cuenten con la garantía de de la par te general de la LPAG, se ha
que las entidades se encuentran legalmente obligadas a considerado necesario también establecer
permitir el acceso del expediente sin imposición de ningún mecanismos de simplificación administrativa en
requisito formal. el procedimiento administrativo sancionador.
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efectos permanentes son aquellas que producen un estado multa haya concluido con carácter de
de cosas contrario al ordenamiento jurídico, que se mantiene; cosa juzgada en forma desfavorable para
aunque los efectos de la conducta infractora sean duraderos el administrado.
y permanezcan en el tiempo, la consumación de ésta es
instantánea. Igualmente, en las infracciones continuadas, se Igualmente, se precisa que el cómputo del plazo
realizan diferentes conductas, cada una de las cuales constituye de prescripción de la exigibilidad de multas se
por separado una infracción, pero que se consideran como una suspende cuando se inicia el procedimiento
única infracción, siempre y cuando formen parte de un proceso de ejecución forzosa. No obstante, si se
unitario. También, las infracciones permanentes son aquellas suspende esa ejecución forzosa, o se paraliza
en las cuales el administrado se mantiene en una situación el procedimiento por más de veinticinco (25) días
infractora, cuyo mantenimiento le es imputable; no obstante, hábiles, se reanuda el cómputo. Al igual que
no son los efectos jurídicos de la conducta infractora los que con las infracciones administrativas, se permite
persisten, sino la conducta misma (Baca 2012, 268-9). solicitar la prescripción como medio de defensa
dentro del procedimiento de ejecución forzosa.
En la misma línea, se ha hecho precisiones sobre los
mecanismos por los cuales se puede declarar la prescripción De este modo, si la prescripción es deducida
de la infracción administrativa. La versión anterior del numeral en sede administrativa, el plazo máximo para
233.3 del artículo 233 de la LPAG únicamente permitía resolver sobre la solicitud de suspensión
que los administrados planteen la prescripción por vía de de la ejecución forzosa por prescripción es
defensa y la autoridad debía resolverla sin más trámite que de ocho (8) días hábiles, contados a partir
la constatación de los plazos. Si bien ello era correcto, con de la presentación de dicha solicitud por el
la modificación realizada, la Administración Pública también administrado. Vencido dicho plazo sin que
tiene un rol activo, puesto que tiene la obligación de declarar exista pronunciamiento expreso, entonces
de oficio la prescripción y dar por concluido el procedimiento se entenderá concedida la solicitud, por
cuando advierta que se ha cumplido el plazo para determinar aplicación del silencio administrativo positivo.
la existencia de infracciones.
2.2.2 Incorporación de condiciones eximentes
Por otro lado, se ha incorporado el artículo 233-A en la LPAG, y atenuantes de responsabilidad
el cual regula la prescripción de la exigibilidad de las multas El artículo 236-A de la LPAG ha sido modificado
impuestas. Al respecto, las multas que son impuestas por las a fin de regular condiciones eximentes y
entidades deben ser cumplidas, pero esa decisión, en cuanto atenuantes de responsabilidad. Así, en el
limita el ejercicio de ciertos derechos, o la libre disposición de primer caso, se incorporan las siguientes
determinados bienes, no debe ser exigible siempre. Por ello, se condiciones eximentes de responsabilidad por
dispone que la facultad de una autoridad de exigir, vía ejecución la comisión de infracciones:
forzosa, el pago de multas impuestas por la comisión de una
infracción administrativa prescribe en el plazo fijado en las a) El c aso for tuito o la fuer za mayor
leyes especiales aplicables. Sin embargo, si en esas normas debidamente comprobada.
no hubiese determinación alguna, entonces la prescripción
operará concluido el término de dos (2) años, contados a partir b) Obrar en cumplimiento de un deber legal
de que se presenten alguna de las siguientes circunstancias: o el ejercicio legítimo del derecho de
defensa.
a) Que haya quedado firme el acto mediante el cual se impuso
la multa, o se puso fin a la vía administrativa. c) La incapacidad mental debidamente
comprobada por la autoridad competente,
b) Que el proceso contencioso administrativo destinado a siempre que esta afecte la aptitud para
la impugnación del acto mediante el cual se impuso la entender la infracción.
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d) La orden obligatoria de autoridad competente, expedida b) Otros que se establezcan por norma
en ejercicio de sus funciones. especial.
e) El error inducido por la Administración o por disposición En el primer caso, se otorga el beneficio al
administrativa confusa o ilegal. administrado de poder disminuir la multa
hasta un máximo del cincuenta por ciento
f) La subsanación voluntaria por parte del posible sancionado (50%) si reconoce la comisión de la infracción;
del acto u omisión imputado como constitutivo de infracción para ello, el reconocimiento debe realizarse
administrativa, con anterioridad a la notificación de la expresamente y por escrito. Sobre el particular,
imputación de cargos. el ordenamiento nos permite evidenciar que
hay entidades que establecen el porcentaje
Todos los supuestos mencionados, salvo el último, se de la reducción de la multa según la etapa
producen sin que exista culpa del administrado, toda vez que del procedimiento administrativo sancionador
se tratan de circunstancias ajenas a éste. De esta manera, son en la cual el administrado reconoce su
razones que justifican válidamente la realización de acciones incumplimiento(17).
u omisiones en contra del cumplimiento de las obligaciones
solicitadas por el ordenamiento. Igualmente, se autoriza a las entidades para
que puedan establecer otras condiciones
Además, cabe señalar que los dos (2) últimos supuestos atenuantes de responsabilidad, toda vez
eran considerados como atenuantes de responsabilidad que cada una de ellas tiene conocimiento
en la redacción anterior del artículo 236-A de la LPAG. Sin suficiente sobre aquellas medidas que son
embargo, es jurídicamente correcto que sean condiciones necesarias, en su respectivo sector, a fin
eximentes. Por un lado, el administrado no hubiera incurrido en de disminuir los efectos de la comisión de la
la infracción si la Administración Pública no le hubiera inducido infracción por parte del administrado.
en error o si no existiera una disposición administrativa confusa
o ilegal. Por otro lado, la subsanación voluntaria del acto u 2. 2.3 Regulación de la c aducidad del
omisión, antes de la notificación de la imputación de cargos, procedimiento administrativo sancionador
incentiva a los administrados a reparar el daño que hayan Otra novedad es la regulación de la caducidad
producido a consecuencia del incumplimiento; sin embargo, del procedimiento sancionador en el nuevo
consideramos que el daño debe ser reparado totalmente, de artículo 237-A de la LPAG. Al respecto,
manera que no exista ningún bien jurídico protegido vulnerado. la doctrina señala que la caducidad en el
procedimiento sancionador es aquella que
En la misma línea, se regulan nuevas condiciones atenuantes opera como un plazo máximo de duración
de responsabilidad: de éste (con excepción de los supuestos
de suspensión), pasado el cual se extingue,
a) Si iniciado un procedimiento administrativo sancionador el y debe entenderse como nunca iniciado,
infractor reconoce su responsabilidad de forma expresa y sin perjuicio de la facultad administrativa
por escrito. En los casos en que la sanción aplicable sea de iniciar uno nuevo si la infracción no ha
una multa esta se reduce hasta un monto no menor de la prescrito (Baca 2011, 266). Además, debe
mitad de su importe. tenerse en cuenta que la existencia de un
(17) Por ejemplo, el artículo 30-A del Reglamento General de Supervisión, Fiscalización y Sanción de las Empresas Prestadoras
de Servicios de Saneamiento, aprobado por Resolución de Consejo Directivo Nº 003-2007-SUNASS-CD y modificado por
la Resolución de Consejo Directivo N° 004-2017-SUNASS-CD, dispone que la Superintendencia Nacional de Servicios de
Saneamiento reducirá la multa en cincuenta por ciento (50%) si el reconocimiento se realiza con la presentación de descargos;
en treinta por ciento (30%) hasta antes de la notificación del informe final de instrucción; en diez por ciento (10%) hasta el
quinto día hábil posterior a la notificación del informe final de instrucción.
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procedimiento administrativo sancionador implica un perjuicio simplificación administrativa, sino que también
en el administrado, dado que se está evaluando la posible las fiscalice, de manera que se evidencie
imposición de una sanción. De esta manera, éste no puede una efectiva desburocratización. Si bien
estar siempre a la espera para conocer la decisión de la en la versión original del artículo 48 de la
Administración Pública. LPAG disponía que la PCM tenía a su cargo
garantizar el cumplimiento de la disposiciones
En razón a lo anterior, se ha previsto que las entidades tienen de esta ley en todas las entidades de la
el plazo de nueve (9) meses para resolver los procedimientos Administración Pública, la práctica demostró
sancionadores iniciados de oficio; sin embargo, dicho plazo que contaba con pocas herramientas para ello.
puede ser ampliado excepcionalmente, mediante resolución
escrita y motivada emitida por el órgano competente. También En ese sentido, la modificación al artículo 48
se dispone que, en caso la ley establezca un plazo mayor de la LPAG tiene como finalidad emporar a la
para resolver, entonces la caducidad operará al vencimiento PCM para que, como entidad rectora, tenga un
de éste. alcance multisectorial. Para ello, se ha tomado
en consideración lo previsto en el artículo
Asimismo, este plazo no es aplicable para los procedimientos 3 de la Política Nacional de Modernización
recursivos, de modo que debe interpretarse que la autoridad de la Gestión Pública, aprobado por Decreto
de primera instancia es aquella la que cuenta con dicho plazo Supremo 004-2013-PCM, el cual señala
máximo a efectos de resolver el procedimiento administrativo que la PCM, a través de la Secretaría de la
sancionador. Gestión Pública, es el rector del proceso
de Modernización de la Gestión Pública y
Adicionalmente, se establece que, transcurrido el plazo máximo tiene a su cargo la articulación, seguimiento
para resolver sin que se notifique la resolución respectiva, se y evaluación de la Política Nacional de
entenderá, en los casos en que corresponda, caducado el Modernización de la Gestión Pública(18).
procedimiento y se procederá a su archivo. Sin perjuicio de
ello, en el supuesto en el cual la infracción no hubiera prescrito, En razón a ello, el artículo 48 de la LPAG
el órgano competente deberá evaluar el inicio de un nuevo vigente dispone que la PCM, como entidad
procedimiento sancionador, debiendo tenerse presente que rectora, es la máxima autoridad técnica
el procedimiento caducado no interrumpe la prescripción. normativa del Sistema de Modernización de la
Gestión Pública. Al respecto, el artículo 44 de
Al igual que en la declaración de prescripción de la infracción la Ley Orgánica del Poder ejecutivo, Ley 29158,
administrativa, se señala que esta caducidad podría ser dispone que los Sistemas están a cargo de un
declarada de oficio por el órgano competente, lo cual no ente rector que se constituye en su autoridad
descarta que sea solicitada por el administrado si la autoridad técnico-normativa a nivel nacional; dicta
pertinente no efectuó tal declaración. las normas y establece los procedimientos
relacionados con su ámbito; coordina su
2.3 Empoderamiento de la Presidencia del Consejo de operación técnica y es responsable de su
Ministros correcto funcionamiento en el marco de la
En nuestro ordenamiento, necesitamos de una autoridad esta ley, sus leyes especiales y disposiciones
que no sólo asesore a las diversas entidades en temas de complementarias(19).
(18) Artículo 3. Rol de la Secretaría de Gestión Pública de la Presidencia del Consejo de Ministros
La Presidencia del Consejo de Ministros, a través de la Secretaría de Gestión Pública, en su calidad de rector del proceso de
Modernización de la Gestión Pública y en coordinación con otras entidades cuando por la materia a desarrollar ello sea necesario,
tendrá a su cargo la articulación, seguimiento y evaluación de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública.
(19) Artículo 44. Entes Rectores
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Teniendo en cuenta lo anterior, la LPAG ha acertado en otorgar en cuyo caso se aplicará el silencio
las siguientes competencias a la PCM: administrativo positivo o el silencio
administrativo negativo. De esta manera, la
a) Dictar directivas, metodologías y lineamientos técnico calificación que realice será de obligatorio
normativos en las materias de su competencia. cumplimiento a partir del día siguiente
de su publicación en el Diario Oficial “El
b) Emitir opinión vinculante sobre el alcance e interpretación Peruano”, por todas las entidades.
de las normas de simplificación administrativa. En el caso
de los TUPA de los Ministerios y Organismos Públicos, b) Aprobar procedimientos administrativos
tiene competencia para emitir opinión previa favorable a estandarizados, así como ampliar la
su aprobación. relación de documentos originales que
pueden ser reemplazados por sucedáneos.
c) Supervisar que las entidades cumplan con aprobar sus
TUPA conforme a la normativa aplicable. c) Precisar, por medio de decreto supremo
refrendado junto al MEF, los criterios,
d) Supervisar que las entidades cumplan con aplicar los procedimientos y metodologías para
procedimientos estandarizados y actualicen sus TUPA la determinación de los costos de los
para incorporarlos en él. procedimientos, y servicios administrativos
que brinda la administración y para la
e) Supervisar que las entidades cumplan con las normas fijación de los derechos de tramitación.
de simplificación administrativa en la tramitación de sus También, se señala que la aplicación
procedimientos administrativos y servicios prestados en de dichos criterios, procedimientos
exclusividad. y metodologías es obligatoria para
la deter minac ión de c ostos de los
f) Detectar los incumplimientos a las normas de la LPAG y procedimientos administrativos y servicios
ordenar las modificaciones pertinentes, otorgando a las prestados en exclusividad para todas
entidades un plazo perentorio para la subsanación. No las entidades públicas en los procesos
obstante, en caso de no producirse la subsanación, la de elab orac i ón o mo dif ic ac i ón del
PCM entrega un informe a la Comisión de Eliminación TUPA de cada entidad. Sin perjuicio de
de Barreras Burocráticas del INDECOPI, a fin de que lo anterior, la entidad puede aprobar
inicie de oficio un procedimiento de eliminación de derechos de tramitación menores a
barreras burocráticas, sin perjuicio de la aplicación de lo los que resulten de la aplicación de los
previsto en el artículo 239 de la LPAG, con respecto a la criterios, procedimientos y metodologías
responsabilidad administrativa. aprobados.
Igualmente, a lo largo de la LPAG, se puede identificar nuevas d) Aprobar, por medio de decreto supremo,
competencias de la PCM a fin de implementar la simplificación los lineamientos que sean necesarios
administrativa en los procedimientos administrativos: para la condena de costas y costos
por la interposición de recursos
a) Calificar procedimientos administrativos como de administrativos maliciosos o temerarios
aprobación automática o sujetos a evaluación previa, en los procedimientos trilaterales.
Los Sistemas están a cargo de un Ente Rector que se constituye en su autoridad técnico-normativa a nivel nacional; dicta
las normas y establece los procedimientos relacionados con su ámbito; coordina su operación técnica y es responsable de
su correcto funcionamiento en el marco de la presente Ley, sus leyes especiales y disposiciones complementarias.
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Así pues, el funcionario, el servidor público o cualquier persona Adicionalmente, la Ley de Eliminación
que ejerza función administrativa por delegación, puede ser de Barreras Burocráticas dispone que la
sancionada por la Comisión con multas de hasta veinte (20) gradualidad de sanciones está sujeta a criterios
UIT en los siguientes supuestos: como la gravedad del daño ocasionado, la
reincidencia y/o continuidad de la comisión de
a) Cuando incumpla el mandato de inaplicación de la barrera la infracción, y la intencionalidad de la conducta.
burocrática declarada ilegal con efectos generales o caso
en concreto. 3.8 Actividades de prevención y persuasión
La Ley de Eliminación de Barreras ha
b) Cuando luego de publicada, en el Diario Oficial “El tomado en consideración la técnica de
Peruano”, la resolución que declara la barrera burocrática regulación responsiva, la cual consiste,
irrazonable resuelto en un procedimiento de oficio, aplique principalmente, en que el regulador escale
u ordene aplicar la barrera burocrática previamente gradualmente una pirámide de cumplimiento
declarada carente de razonabilidad, o cuando pudiendo (enforcement pyramid) al momento de buscar
disponer su inaplicación, omita hacerlo. el cumplimiento de la norma, comenzando,
desde la base, con acciones de persuasión,
c) Cuando luego de publicado lo resuelto en los procedimientos hasta llegar a la cumbre con medidas más
de oficio iniciados con anterioridad a la Ley de Eliminación punitivas o sancionadoras, según el tipo de
de Barreras Burocráticas, aplique u ordene aplicar la respuesta y compromiso que pueda obtener
barrera burocrática previamente declarada ilegal y/o del sujeto regulado (Ochoa 2016, 166).
carente de razonabilidad, o cuando pudiendo disponer su
inaplicación, omita hacerlo. Así, según el artículo 46 de la Ley de Eliminación
de Barreras Burocráticas, el INDECOPI privilegia
d) Cuando incumpla el mandato de inaplicación de la barrera las acciones de prevención y/o coordinación, a
burocrática declarada ilegal y/o carente de razonabilidad efectos de promover la eliminación voluntaria
en un procedimiento iniciado de parte tramitados con las de las barreras burocráticas por parte de las
normas que regían la materia antes de la vigencia de la entidades sujetas a investigación. Para ello,
Ley de Eliminación de Barreras Burocráticas. la Comisión y/o su Secretaría Técnica puede
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solicitar toda la información o documentación que consideren legislativos que podrían ser cuestionables
necesarias para el cumplimiento de las actividades descritas, en su cumplimiento con la simplificación
a través de cartas, oficios o cualquier otro medio escrito, administrativa o la nueva normativa de la LPAG.
físico o electrónico. De esta manera, como mencionamos
anteriormente, esta labor está vinculada directamente con el En razón a ello, analizaremos la inaplicación
nuevo Principio de Acción Preventiva. de la LPAG al Código Tributario, la aplicación
d e l Pr i n c i p i o d e C u l p a b i l i d a d e n l o s
Igualmente, el INDECOPI tiene una función persuasiva, procedimientos sancionadores especiales y
mediante la cual, de acuerdo al artículo 48 de esta norma, el cuestionamiento del Decreto Legislativo
puede elaborar y difundir un ranking de entidades según el 1246 por parte de la Comisión de Constitución
nivel de cumplimiento de las normas en materia de eliminación y Reglamento del Congreso de la República.
de barreras burocráticas(20).
4.1 Inaplicación de la Ley del Procedimiento
Asimismo, en aplicación del artículo 49 de la Ley de Administrativo General, Ley 27444, al
Eliminación de Barreras Burocráticas, si el INDECOPI durante Código Tributario
un procedimiento identifica un requisito, limitación o exigencia El artículo 1 del Decreto Legislativo que
que pueda restringir el desarrollo de una actividad económica modifica el Código Tributario, 1311 (en
o los principios que garantizan la simplificación administrativa, adelante, el “Decreto Legislativo 1311”),
puede disponer que su respectiva Secretaría Técnica emita dispone que esta norma tiene por objeto
una opinión a través de un informe técnico, mediante el cual modificar el Código Tributario aprobado
se recomienden medidas para promover la eliminación de por el Decreto Legislativo 816, a fin de
dichos obstáculos. corregir situaciones inequitativas para los
contribuyentes y adecuar sus disposiciones
Otra actividad de persuasión es el reporte de acciones a los estándares internacionales emitidos por
tomadas para la eliminación de barreas burocráticas, prevista la OCDE sobre el intercambio de información
en el artículo 59 de la norma mencionada. Al respecto, las para fines tributarios.
entidades que hayan sido denunciadas en los procedimientos
seguidos ante el INDECOPI, cuyas resoluciones hayan Pese a tener dicha finalidad, la Quinta
quedado firmes, deben comunicar al INDECOPI sobre las Disposición Complementaria Final del Decreto
medidas adoptadas respecto a lo resuelto por la Comisión(21). Legislativo 1311 señala que la SUNAT, el
Tribunal Fiscal y otras administraciones
4. Procedimientos administrativos tributarias se rigen supletoriamente por la
en cuestionamiento LPAG, de manera que no se les aplica el
numeral 1 y 2 del artículo II del Título Preliminar
Durante el periodo de delegación de facultades de la Ley que de la LPAG. Asimismo, estas entidades se
delega en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar en materia de sujetarán a los principios de la potestad
reactivación económica y formalización, seguridad ciudadana, sancionadora previstos en los artículos 168 y
lucha contra la corrupción, agua y saneamiento y reorganización 171 del Código Tributario, por lo que no será de
de Petroperú S.A., Ley 30506, se emitieron diversos decretos aplicación el artículo 230 de la LPAG.
(20) Al respecto, se ha emitido la Directiva para la implementación de los Rankings de entidades de la Administración Pública
en materia de Barreras Burocráticas, aprobada por Resolución de la Presidencia del Consejo Directivo del INDECOPI
No. 020-2017-INDECOPI-COD.
(21) Sobre el particular, se ha emitido la Directiva sobre el Reporte de Acciones Adoptadas por las Entidades para la Eliminación
de Barreras Burocráticas y el Formato de Reporte de Acciones Adoptadas para la Eliminación de Barreras Burocráticas,
aprobada por Resolución de la Presidencia del Consejo Directivo del INDECOPI No. 018-2017-INDECOPI-COD.
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Así, la exposición de motivos del Decreto Legislativo 1311 a) Generaría mayor burocracia y demandaría
sustenta la existencia de esta disposición en los problemas mayor tiempo para la imposición de
de notificación, el procedimiento administrativo sancionador, sanciones. Así, conforme al artículo 165
el procedimiento contencioso tributario de reclamo, el del Código Tributario, las infracciones
procedimiento de inscripción en el Registro para el Control se determinan de manera objetiva y la
de los Bienes Fiscalizados, y la prescripción de la infracción. resolución de multa se emite con una
sola configuración; sin embargo, la LPAG
Al respecto, consideramos que la Quinta Disposición requiere que una autoridad instructora le
Complementaria Final del Decreto Legislativo 1311 no notifique la imputación de cargos para
sólo vulnera los derechos y las garantías mínimos de los iniciar un procedimiento sancionador y que
administrados previstos en la LPAG, sino que también otra autoridad le imponga la sanción.
es inconstitucional por las razones que explicaremos a
continuación. b) Al aplicar el principio de retroactividad
benigna conllevaría a que no se puedan
4.1.1 Notificación de los actos administrativos expedir normas que f lexibilicen las
La exposición de motivos del Decreto Legislativo 1311 señala sanciones tributarias, pues extinguiría
que mientras la LPAG establece sólo tres (3) modalidades de deudas tributarias por concepto de multas
notificación en orden de prelación, el Código Tributario regula de grandes empresas cuyos casos se
más modalidades y permite su utilización indistintamente en encuentran pendiente de resolver por el
función de las necesidades del acto a notificar. Además, para Tribunal Fiscal y el Poder Judicial. Por
permitir el uso de notificación electrónica, la LPAG requiere tanto, esta medida resta eficacia al régimen
previo consentimiento expreso del administrado; no obstante, sancionador tributaria.
el Código Tributario no exige el consentimiento al deudor
tributario para la notificación electrónica. c) Se tendría que observar los supuestos de
eximentes y atenuantes, los cuales no existen
Sobre el particular, consideramos que crear la obligación en el en el procedimiento sancionador tributario.
administrado de tener un correo electrónico por cada entidad
no coadyuva a la simplificación administrativa, ya que se genera En primer lugar, es preciso señalar que el
la carga en éste de tener que revisar cada correo y, de esta Código Tributario cumple con el requerimiento
manera, tomar conocimiento de las decisiones de las entidades. previsto en el numeral 10 del artículo 230 de
la LPAG, con respecto a que, por medio de
Sin perjuicio de ello, se debe tener en cuenta que todos una ley o un decreto legislativo, se dispone la
los ciudadanos tienen obligaciones tributarias, de manera responsabilidad objetiva del administrado en
que la SUNAT, por medio de la notificación electrónica de el procedimiento sancionador. Sin perjuicio de
la Clave SOL, ha encontrado la vía idónea para notificar la ello, el requerimiento de la existencia de una
gran cantidad de actos administrativos que emite. Por ello, no autoridad instructora y una autoridad que decide
sería eficiente, ni eficaz la notificación personal, prevista en el la aplicación de la sanción es esencial a fin
inciso 20.1.1 del numeral 20.1 del artículo 20 de la LPAG. No garantizar el derecho al debido procedimiento
obstante, lo anterior no contraviene la LPAG, en la medida de del administrado. Así, el Tribunal Constitucional
que, por orden de prelación, se debería realizar la notificación ha afirmado que “el debido proceso, como
electrónica en caso no se pueda la notificación personal. principio constitucional, está concebido como el
cumplimiento de todas las garantías y normas
4.1.2 Procedimiento administrativo sancionador de orden público que deben aplicarse a todos
La exposición de motivos del Decreto Legislativo 1311 indica los casos y procedimientos, incluidos los
que aplicar los principios, la estructura y las garantías previstas administrativos, a fin de que las personas estén
en la LPAG tendría los siguientes efectos: en condiciones de defender adecuadamente sus
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derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos”(22). no poder recaudar mayor cantidad de montos
Igualmente, precisa que el debido proceso “presenta dos dinerarios por concepto de deudas tributarias.
expresiones: la formal y la sustantiva. En la de carácter formal, Al respecto, el Tribunal Constitucional ha
los principios y reglas que lo integran tienen que ver con las señalado que la retroactividad benigna “no
formalidades estatuidas, tales como las que establecen el juez puede ser interpretado desde la perspectiva
natural, el procedimiento preestablecido, el derecho de defensa exclusiva de los intereses del penado”, sino
y la motivación; y en su expresión sustantiva, están relacionados que “debe ser interpretado a partir de una
los estándares de razonabilidad y proporcionalidad que toda comprensión institucional integral, es decir, a
decisión judicial debe suponer”(23). partir de una aproximación conjunta de todos
los valores constitucionalmente protegidos
De esta manera, es necesario que el administrado tenga que resulten relevantes en el asunto que es
conocimiento, por medio de una autoridad instructora, el materia de evaluación”(24). En razón a ello, el
inicio de un procedimiento administrativo a efectos de que principio de retroactividad benigna no sólo es
pueda defenderse contra la posible imposición de una aplicable en el proceso penal, sino en todo
sanción. Mediante de la imputación de cargos, se permite al procedimiento administrativo sancionador,
administrado informarse cabalmente de los hechos calificados incluidos los tributarios.
como ilícitos y otra información relevante, como por ejemplo,
la calificación de los hechos, posibles sanciones, entre otros En tercer lugar, los supuestos eximentes y
(Morón 2014, 801). Igualmente, es indispensable que sea atenuantes de la responsabilidad son aplicables
otra autoridad la que, a partir de la información obtenida a todos los procedimientos especiales, dado
por la autoridad instructora y el administrado, resuelva el que pueden ocurrir circunstancias que
procedimiento sancionador. justifiquen la conducta u omisión infractora.
De este modo, la SUNAT se encuentra en la
“La segregación o separación de las fases de instrucción obligación de analizar los casos en concreto
y de aplicación de sanción (…) pretende especializar al para, a partir de la información obtenida,
primero en la indagación e investigación y al segundo determinar si el administrado se encuentra
en permitir su mayor independencia para ponderar los en alguno de los supuestos eximentes o
hechos. (…) La imparcialidad y objetividad suponen que atenuantes de responsabilidad, dado que
el órgano a quien compete decidir un asunto, no tenga éstos implicarían el rompimiento del nexo
una posición preconcebida, que pueda influirlo a decidir causal de la comisión de la infracción.
en una determinada forma (imparcialidad subjetiva), de
manera que no queda satisfecho el referido principio 4.1.3 Procedimiento Contencioso Tributario
cuando en la fase decisoria interviene, activamente, quien - Reclamos
ha adelantado opinión sobre el caso que le corresponde La exposición de motivos del Decreto
decidir” (Morón 2005, 6). Legislativo 1311 señala que si solo se
aplican los procedimientos previstos en las
En segundo lugar, si bien el principio de retroactividad leyes especiales en la parte que sean más
benigna se encuentra reconocida en el numeral 5 del artículo favorables a los administrados, se generaría
230 de la LPAG, se debe señalar que este principio no sólo incertidumbre respecto a si el procedimiento
está reconocido en la LPAG, sino se trata de un principio contencioso tributario de reclamación sería un
constitucional que irradia todo nuestro ordenamiento, de manera recurso de reconsideración. En caso fuera así,
que no puede ser desconocido por el argumento erróneo de indica que podría tener los siguientes efectos:
(22) Fundamento 2 de la Sentencia del Tribunal Constitucional expedida bajo el Expediente No. 4289-2004-AA/TC.
(23) Fundamento 43 de la Sentencia del Tribunal Constitucional expedida bajo el Expediente No. 0023-2005-PI/TC.
(24) Fundamento52 de la Sentencia del Tribunal Constitucional expedida bajo el Expediente No. 0019-2005-PI/TC.
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 91 IUS ET VERITAS 54
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 92 IUS ET VERITAS 54
Sobre el particular, la SUNAT tiene competencia para regular sancionadora de la Administración Pública.
en qué supuestos se suspende o interrumpe la prescripción En razón al mismo, la responsabilidad
siempre que respete lo previsto en el artículo 233 de la LPAG. administrativa es subjetiva, salvo los casos en
Sin perjuicio de ello, la dejadez no puede ser razón suficiente que por ley o decreto legislativo se disponga la
para justificar que la SUNAT no debe declarar, de oficio, la responsabilidad administrativa objetiva.
prescripción de infracciones, sino que tiene que esperar la
solicitud del administrado. Al respecto, la doctrina ha señalado Si bien dicha disposición establece
que la prescripción debe declararse de oficio (Caballero 1991, una excepción para la aplicación de la
443). Esto es debido a que la Administración Pública tiene responsabilidad subjetiva, se ha podido
conocimiento directo de los procedimientos sancionadores evidenc iar que se ha aprovechado el
de los administrados, así que se encuentra en mejor posición periodo de delegación de facultades para
para organizarse y resolver los procedimientos sancionadores emitir decretos legislativos que disponen la
en los plazos establecidos, así como para determinar en qué responsabilidad objetiva. En otros casos, se
casos se ha cumplido el plazo de prescripción de la infracción ha previsto la aplicación de responsabilidad
administrativa. En caso contrario, se estaría tutelando la subjetiva y objetiva.
inacción en el cumplimiento de sus funciones, en vez de
actuar de manera tal que se evidencie que está al servicio del 4 . 2 .1 R e s p o n s a b i l i d a d o b j e t i v a e n
ciudadano. procedimientos administrativos especiales
En el siguiente cuadro, presentamos los
4.2 El Principio de Culpabilidad en los procedimientos decretos legislativos que se emitieron para
administrativos especiales establecer la responsabilidad objetiva del
De acuerdo al numeral 10 del artículo 230 de la LPAG, el administrado:
Principio de Culpabilidad es un principio de la potestad
Disposición modificada por el Decreto Legislativo de Artículo 183.- Se considera infracción la vulneración
simplificación de los Procedimientos Administrativos de cualquiera de las disposiciones contenidas en la
en materia de propiedad intelectual seguidos ante los presente ley.
órganos resolutivos del Instituto Nacional de Defensa
de la Competencia y de la Protección de la Propiedad La responsabilidad administrativa derivada de los actos
Intelectual - INDECOPI, 1309. de infracción a la legislación en materia de derecho de
autor y derechos conexos es objetiva.
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 93 IUS ET VERITAS 54
Autoridad Nacional de Protección de Ley de protección de datos personales, Ley 29733. Artículo 38.- Tipificación de infracciones
Datos Personales
Disposición modificada por el Decreto Legislativo que (…) Los administrados son responsables objetivamente
crea la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso por el incumplimiento de obligaciones derivadas de las
a la Información Pública, fortalece el régimen de protec- normas sobre protección de datos personales.
ción de datos personales y la regulación de la gestión
de intereses, 1353.
Organismo Supervisor de las Contrata- Ley de Contrataciones del Estado, Ley 30225 Artículo 50. Infracciones y sanciones Administrativas
ciones del Estado - OSCE
Disposición modificada por el Decreto Legislativo 50.1 El Tribunal de Contrataciones del Estado sanciona a
que modifica la Ley 30225, Ley de Contrataciones los proveedores, participantes, postores, contratistas y/o
del Estado, 1341. subcontratistas, cuando corresponda, incluso en los casos
a que se refiere el literal a) del artículo 5 de la presente Ley,
cuando incurran en las siguientes infracciones: (…)
Superintendencia de Banca, Seguros y Decreto Legislativo que modifica el primer párrafo DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES
Administradoras Privadas de Fondos de de la Octava Disposición Complementaria Final
Pensiones del Decreto Legislativo 1275, 1349 Primera.- Reglas para los procedimientos administrativos
sancionadores iniciados por la Superintendencia de
Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos
de Pensiones.
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 94 IUS ET VERITAS 54
“11. (…) conviene precisar que el objeto del procedimiento En el caso del derecho penal, es más
administrativo sancionador es investigar y, de ser el sencillo apreciar cómo opera este principio,
caso, sancionar supuestas infracciones cometidas como puesto que además de la tipificación
consecuencia de una conducta ilegal por parte de los realizada en el Código Penal y de indicarse
administrados. Si bien la potestad de dictar sanciones las sanciones que se pueden imponer a
administrativas al igual que la potestad de imponer título de culpa o dolo, se establecen los
sanciones penales, derivan del ius puniendi del Estado, parámetros necesarios para que la sanción
no pueden equipararse ambas, dado que no sólo las no resulte arbitraria o desproporcionada
sanciones penales son distintas a las administrativas, sino (mínimos y máximos).
que los fines en cada caso son distintos (reeducación y (…)”(27).
reinserción social en el caso de las sanciones penales y
represiva en el caso de las administrativas). A ello hay E n e s e s e n t i d o, l a a p l i c a c i ó n d e l a
que agregar que en el caso del derecho administrativo responsabilidad subjetiva del administrado es
sancionador, la intervención jurisdiccional es posterior, la regla en los procedimientos administrativos
a través del proceso contencioso administrativo o del sancionadores, de modo que únicamente
proceso de amparo, según corresponda. podría disponer se la responsabilidad
(25) Sentencia del Tribunal Constitucional expedida bajo el Expediente No. 2868-2004-AA/TC. Fundamento 21. http://www.
tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/02868-2004-AA.html (consultada el 9 de enero de 2017).
(26) Sentencia del Tribunal Constitucional expedida bajo el Expediente No. 2050-2002-AA/TC. Fundamento 8. http://www.tc.gob.
pe/jurisprudencia/2003/02050-2002-AA.html (consultada el 9 de enero de 2017).
Sentencia del Tribunal Constitucional. expedida bajo el Expediente No. 2192-2004-AA /TC. Fundamento 4. http://www.tc.gob.
pe/jurisprudencia/2005/02192-2004-AA.html (consultada el 9 de enero de 2017).
(27) Sentencia del Tribunal Constitucional. expedida bajo el Expediente No. 01873-2009-PA/TC. Fundamentos 11 y 12. http://
www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2010/01873-2009-AA.html (consultada el 9 de enero de 2017).
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 95 IUS ET VERITAS 54
administrativa objetiva cuando, a partir de la propia naturaleza decreto supremo en tutela del Principio de
del procedimiento administrativo sancionador correspondiente, Seguridad Jurídica.
se determine que es suficiente la configuración de la conducta
o la omisión del administrado para cometer la infracción. Sobre el particular, consideramos que el
A todas luces lo mencionado anteriormente implicará literal c) del artículo 5 del Decreto Legislativo
que las entidades realicen un análisis concienzudo de los 1246 vigente es correcto, toda vez que,
procedimientos administrativos sancionadores para sustentar mientras no opere la interoperabilidad entre
por qué correspondería aplicar la responsabilidad objetiva. las entidades, no será necesario que el
administrado presente copias de la partida
Por lo mencionado, consideramos que las entidades deberían de nacimiento o el certificado de defunción
realizar el esfuerzo de analizar y determinar si, de acuerdo a de fecha reciente o dentro de un periodo
la naturaleza del procedimiento administrativo sancionador de máximo. Por ello, la Comisión de Constitución
su competencia, sería aplicable la responsabilidad subjetiva y Reglamento yerra en recomendar precisar
u objetiva. Únicamente cuando existan razones suficientes, que el periodo máximo será previsto por
la entidad debería realizar los actos necesarios para que se medio de un decreto supremo, dado que,
emita la ley o el decreto legislativo que disponga la aplicación en todo caso, dicha precisión debería estar
de la responsabilidad objetiva del administrado. en una disposición transitoria. De esta
manera, una vez que se implemente la
4.3 Prohibición de exigir la presentación de copia de interoperabilidad, carecerá de sentido que las
partida de nacimiento y certificado de defunción, y la entidades soliciten copias de los documentos
autorización para realizar actos con Documento Nacional mencionados independientemente de la
de Identidad vencido fecha en la cual hayan sido emitidos, toda
Por medio del Proyecto de Ley 1082/2016-CR, la Comisión vez que, en caso sea necesario realizar una
de Constitución y Reglamento del Congreso de la República actualización, las entidades tendrán acceso
recomienda la modificación del literal c) del artículo 5 y el a esa información.
artículo 7 del Decreto Legislativo 1246, toda vez que estarían
vulnerando el Principio de Seguridad Jurídica. Consecuentemente, la Comisión de
Constitución y Reglamento ha perdido la
4.3.1 Prohibición de exigir la presentación de copia de partida opor tunidad de poder recomendar una
de nacimiento y certificado de defunción modif icación que en verdad coadyuve
El literal c) del artículo 5 del Decreto Legislativo 1246 a la simplificación administrativa en los
establece que las entidades de la Administración Pública procedimientos administrativos.
están prohibidas de exigir a los administrados o usuarios, en
el marco de un procedimiento o trámite administrativo, copias 4.3.2 Autorización para realizar actos con
de partida de nacimiento o certificado de defunción, emitidas Documento Nacional de Identidad vencido
en fecha reciente o dentro de un periodo máximo(28). Por su El artículo 7 del Decreto Legislativo 1246
lado, la Comisión de Constitución y Reglamento recomienda dispone que el vencimiento de la fecha de
que se precise, en este literal, que la exigencia de un periodo vigencia del DNI no constituye impedimento
máximo razonable de emisión será establecida mediante para la participación del ciudadano en actos
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 96 IUS ET VERITAS 54
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 97 IUS ET VERITAS 54
generales, de manera que todos los administrados sean de infracciones permanentes y continuadas).
beneficiados y no se encuentren ante la obligación de iniciar Revista Derecho & Sociedad 37: 263- 74.
un procedimiento de eliminación de barreras burocráticas.
También se encuentra el requerimiento de doble filtro a Caballero Sánchez, Rafael. 1999. Prescripción
efectos de que las entidades del Poder Ejecutivo puedan y caducidad en el ordenamiento administrativo.
cuestionar las resoluciones del INDECOPI en sede judicial; España: McGraw Hill.
así, necesitarán de la autorización de su máxima autoridad
y la aprobación de la PCM. Igualmente, lo mencionado Huapaya Tapia, Ramón. 2013. Administración
anteriormente es complementado con las actividades de Pública, Derecho Administrativo y Regulación.
prevención del INDECOPI, con la finalidad de concientizar a Estudios y Cuestiones. Lima: Ara Editores.
las propias entidades sobre la existencia y eliminación de las
barreras burocráticas antes del inicio de un procedimiento de Maraví Sumar, Milagros. 2000. La simplificación
eliminación de barreras burocráticas. administrativa: un asunto completo. THEMIS
40: 289-99.
Sin perjuicio de lo mencionado anteriormente, durante
el periodo de delegación de facultades, se ha podido . 2011. Avances a los diez años
evidenciar que se emitieron diversos decretos legislativos de vigencia de la Ley del Procedimiento
que podrían ser cuestionables en su cumplimiento con la Administrativo General. Derecho PUCP 67:
simplificación administrativa o la nueva normativa de la LPAG. 109-23.
Consideramos que si bien se pretende inaplicar la LPAG al
Código Tributario por medio del Decreto Legislativo 1311, M a r tín ez G ut i é r r ez, Rub é n. 2 010. El
el mencionado código debería respetar los derechos y las Procedimiento Administrativo electrónico en
garantías mínimos de los administrados en un procedimiento los ordenamientos Peruano y Español. Círculo
administrativo tributario. Igualmente, las entidades deberían de Derecho Administrativo 9: 95-113.
realizar un análisis concienzudo sobre la aplicación de la
responsabilidad subjetiva u objetiva en el procedimiento Martínez Zamora, Marco Antonio. 2015.
administrativo sancionador de su competencia, de modo que L a R e s p o n s a b i l i d a d O b j e t i va d e l o s
únicamente podría disponerse la responsabilidad objetiva Proveedores del Estado en la Presentación
cuando existan razones suficientes. Por su lado, el Decreto de Documentación Falsa o Declaración Jurada
Legislativo 1246 necesita modificaciones menores a fin de Inexacta. Derecho & Sociedad 44: 121-38.
que no se requiera la presentación de copias de partida
de nacimiento o certificado de defunción una vez que se Morón Urbina, Juan Carlos. 2005. Los
implemente la interoperabilidad; y se actualice el DNI cada principios delimitadores de la potestad
cierto tiempo en razón a que la imagen e información de sancionadora de la administración pública en
persona cambia con el paso del tiempo. la ley peruana. Advocatus 13: 237-58.
No tenemos menor duda de que la normativa expuesta . 2011. L a revoc ac ión de ac tos
es perfectible; sin embargo, se ha avanzado en nuestro administrativos, interés público y seguridad
ordenamiento del Derecho Administrativo a fin de ser un país jurídica. Derecho PUCP 67: 419 - 55.
propio de la OCDE.
. 2014. Comentarios a la Ley del
6. Referencias bibliográficas Procedimiento Administrativo General. Lima:
Gaceta Jurídica.
Baca Oneto, Víctor Sebastián. 2011. La prescripción de las
infracciones y su clasificación en la Ley del Procedimiento Ochoa, Francisco. 2014. Fundamentos del
Administrativo General (En especial, análisis de los supuestos procedimiento de eliminación de barreras
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 98 IUS ET VERITAS 54
burocráticas. Revista INDECOPI 19: 1-56. Strategies. Guidance for Policy Makers: París: OCDE. http://
http://revistas.indecopi.gob.pe/index.php/rcpi/ www.oecd.org/regreform/42112628.pdf (consultada el 3 de
article/viewFile/134/129 (consultada el 10 de marzo de 2017).
marzo de 2017).
. 2016. Política Regulatoria en el Perú. Uniendo el
. 2016. ¿Es posible hacer cumplir la marco para la calidad regulatoria. París: OCDE. http://www.
ley sin sancionar? Aplicando de manera oecd.org/gov/regulatory-policy/Poli %CC%81tica-Regulatoria-
“responsiva” la regulación en el Perú, en-el-Peru%CC%81-aspectos-clave.pdf (consultada el 10 de
a propósito del caso de abogacía de la marzo de 2017).
competencia sobre las barreras burocráticas
en el mercado de servicios públicos. Derecho Sagüés, Néstor Pedro. 1997. Jurisdicción constitucional y
PUCP 76: 151-180. https://doi.org/10.18800/ seguridad jurídica. Pensamiento Constitucional 4: 217-32.
derechopucp.201601.006
Siegan, Bernand. 1993. Reforma Constitucional. Perú: Citel.
Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos. 2009. Overcoming Zanobini, Guido. 1954. Curso de Derecho Administrativo.
Barriers to Administrative Simplification Argentina: Ediciones Arayu.
Revista IUS ET VERITAS, N° 54, Julio 2017 / ISSN 1995-2929 99 IUS ET VERITAS 54
INTRODUCCIÓN
El Perú es un país difícil. Ya el historiador Jorge Basadre señalaba
su condición de “problema y posibilidad”. La incapacidad de articular
un proyecto de desarrollo conjunto y la escasa posibilidad de escribir un
programa común a largo plazo, han sido características de nuestra vida
republicana(1).
(*) Este artículo es la actualización del que fuera publicado bajo el título: “El silencio administrativo po-
sitivo y las debilidades de una ilusión. A propósito de la promulgación de la Ley Nº 29060”. En: Jus.
Doctrina & Práctica. Nº 7, 2007.
(**) El silencio administrativo es una institución del Derecho Administrativo que nace para enfrentar el bu-
rocratismo de la Administración Pública. Sin embargo, pretender que su aplicación masiva en la versión
positiva es la clave para una efectiva reforma del Estado, pone en evidencia desconocimiento y no tiene
posibilidad alguna de éxito.
(***) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
(1) “No cabe, pues, la mirada nostálgica atrás. No cabe en el Perú, sobre todo, por otras razones. La sín-
tesis social peruana –hay que repetirlo– no se ha realizado aún. El pasado peruano no es algo colmado
ni admirable; y el Perú sigue siendo una serie de compartimentos estancos, de estratos superpuestos o
coincidentes, con solución de continuidad. Por todo ello, el nacionalismo que, en otras partes, no es ne-
cesario o, fatalmente, está superado, urge aquí. En otras partes, el nacionalismo es algo destructor; aquí
debe ser constructor. Constructor de conciencia y constructor de soluciones. En otras partes es ofensivo;
aquí necesita ser defensivo. Defensivo contra el ausentismo y defensivo contra la presión extranjera, de
49
absorción material o mental. Esa es la más alta función de la Historia: ver no solo lo que hemos sido
sino lo que no hemos sido. Esa es la función del patriotismo: conocimiento de la tierra de los padres y
construcción de la tierra de los hijos. Patria dícese, tierra de los padres; pero más bien debiera decirse,
dentro de un vocablo bárbaro pero más exacto Patrifilitria, tierra de los padres y de los hijos. Quienes
únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema.
Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibili-
dad. Problema es en efecto y por desgracia el Perú; pero también, felizmente, posibilidad”. BASADRE,
Jorge. Perú: Problema y Posibilidad. Cotecsa, IV edición, Lima, 1984, p. 6.
50
(2) A nivel de doctrina nacional: ABRUÑA PUYOL, A. y BACA ONETO, V. S. “El Silencio Administrativo
en el Derecho Peruano”. En: El derecho administrativo y la modernización del Estado peruano. Ponen-
cias del III Congreso Nacional de Derecho Administrativo. Grijley, Lima, 2008, p. 41 y ss.; MORÓN
URBINA, J. C. “Reformas al régimen del silencio administrativo positivo”. En: Jus. Doctrina & Prácti-
ca, 7, 2007, pp. 15 y ss.
(3) “El primero en ser regulado fue el silencio negativo, que fue por primera vez consagrado normativa-
mente en Francia mediante decreto imperial del 2 de noviembre de 1864 y, posteriormente, con la Ley
de 17 de julio de 1900. Según estas disposiciones, transcurrido cierto plazo sin que la Administración se
pronunciara expresamente, la ley presumía que la pretensión del particular había sido denegada. Ante
esta negación presunta la ley permitía al particular afectado promover los correspondientes recursos y, en
última instancia, el proceso contencioso-administrativo. A esta técnica se le conocía comúnmente como
“silencio administrativo” y tomó como punto de partida la obligación de responder que recae sobre la
Administración”. BACA ONETO, Víctor Sebastián. “La Reforma del Silencio Administrativo en el De-
recho Peruano: La historia de una Reforma Constante”. En: Derecho Administrativo Iberoamericano.
Ponencias del Congreso Iberoamericano de Derecho Administrativo. Panamá, 2009, p. 321.
51
52
53
(4) “Esto puede situar al ciudadano en una situación paralizante, ya que –como la experiencia enseña todos
los días– lo que es o no conforme con la normativa vigente, en la mayor parte de los casos, dista de ser
evidente. Más aún –aunque pueda parecer clara la adecuación de la iniciativa–, en la práctica, en modo
alguno es indiferente saber si dicha valoración es también compartida por la Administración. Si no fuera
este el caso, el solicitante correría el riesgo de que –en cualquier momento– la Administración dictase
una orden de cese de la actividad. Ello, obligaría al interesado a iniciar una larga, costosa y –a la postre–
siempre incierta defensa jurisdiccional de su Derecho. Dicho sin rodeos, la carga de tener que defender el
propio derecho no siempre es proporcionada a los beneficios que de este resultan. De ahí la trascendencia
de que el solicitante pueda tener conocimiento cierto de cuál es la posición de la Administración, lo que
–en función a las circunstancias concurrentes– puede incluso determinar su decisión de actuar o no”.
LAGUNA DE PAZ, José Carlos. La autorización administrativa. Civitas, Madrid, 2006, p. 206.
54
(5) “El silencio negativo es, simplemente, una ficción legal de efectos estrictamente procesales, limitados,
además, a abrir la vía del recurso. Sustituye el acto expreso pero solo a los concretos fines y en beneficio
del particular únicamente”. Precisamente por eso, no libera a la Administración del deber de resolver
expresamente. BACA ONETO, Víctor Sebastián. “La Reforma del Silencio Administrativo en el
Derecho peruano: La historia de una reforma constante”. En: Derecho Administrativo Iberoamericano.
Ponencias del Congreso Iberoamericano de Derecho Administrativo. Panamá, 2009, p. 327.
55
56
57
(6) “El legislador regula centenares de procedimientos, llamados autorizaciones, dispensas, exoneraciones,
licencias, patentes o aprobaciones que convierten en lícitos comportamientos que de otra forma serían
ilícitos, que legitiman para negociar, que constituyen derechos de empresa o de propiedad, que permiten
el ejercicio de situaciones jurídicas subjetivas, que certifican conocimiento o actitudes y que consienten
el desarrollo de actividades. Pero entre estos existen, al menos, dos grupos distintos. El primero está
constituido por autorizaciones que producen sus efectos solo sobre el “ingreso” en una actividad o sec-
tor; posteriormente, quien ha obtenido la autorización no está sometido a otros controles que no sean de
carácter general. (…) El segundo grupo de autorizaciones es distinto. Una vez que se han otorgado, estas
introducen al particular en un sector controlado que, en algunos casos, es, por añadidura, un ordenamien-
to jurídico sectorial”. CASSESE, Sabino. Las bases del Derecho Administrativo. Instituto Nacional de
Administración Pública. Madrid, 1994, p. 299.
58
59
casos, los interesados alegan tener una autorización obtenida por silencio
administrativo positivo.
60
(9) Ley Nº 29060. Sétima.- Adecuación de los procedimientos. En un plazo de ciento ochenta (180) días,
computados a partir de la publicación de la presente ley, las entidades a que se refiere el artículo I del
Título Prelimar de la Ley Nº 27444 deberán justificar ante la Presidencia del Consejo de Ministros, aque-
llos procedimientos que requieren la aplicación del silencio negativo por afectar significativamente el
interés público, conforme a lo señalado en el literal a) del artículo 1 de la presente Ley (...).
61
Para consolidar el nuevo proceso, la Ley señala que todos los Textos
Únicos de Procedimientos Administrativos deberán adecuarse en dicho
plazo y de no hacerlo quedarán sin efecto de pleno derecho. La debilidad
de esta medida es que no soluciona el problema para las entidades que
perdieran la vigencia de su Texto Único por este procedimiento, por lo
que, a nuestro entender, sería de aplicación la previsión contemplada en
el artículo 49 de la Ley del Procedimiento Administrativo General(10) que,
básicamente, señala que los silencios aplicables son los que correspon-
den a los criterios generales que la ley establece. Es decir, se reitera la ne-
cesidad de interpretar en cada caso concreto, ahora bajo los criterios del
artículo 1 de la Ley, pero sin Texto Único, con lo que el remedio es peor
que la enfermedad.
(10) Ley Nº 27444. Artículo 49.- Régimen de entidades sin Texto Único de Procedimientos Administra-
tivos Vigente. Cuando la entidad no cumpla con publicar su Texto Único de Procedimientos Adminis-
trativos o lo publique omitiendo procedimientos, los administrados, sin perjuicio de hacer efectiva la
responsabilidad de la autoridad infractora, quedan sujetos al siguiente régimen:
1. Respecto de los procedimientos administrativos que corresponden ser aprobados automáticamente
quedan liberados de la exigencia de iniciar ese procedimiento para obtener la autorización previa, para
realizar su actividad profesional, social, económica o laboral, sin ser pasibles de sanciones por el libre
desarrollo de tales actividades (...).
2. Respecto de las demás materias sujetas a procedimientos de evaluación previa, se sigue el régimen
previsto en cada caso en este Capítulo (criterios contenidos en los hoy derogados artículos 33 y 34).
62
63
64
(11) Ley Nº 27444. Articulo 9.- Presunción de validez. Todo acto administrativo se considera válido en
tanto su pretendida nulidad no haya sido declarada por autoridad administrativa o jurisdiccional, según
corresponda.
65
(12) Una lectura distinta tiene sobre este el profesor Baca e independientemente de no compartir su interpre-
tación para el caso de los silencios positivos, la regla para el caso del silencio negativo y el recurso es
correcta y la suscribimos. El razonamiento es el siguiente: “Es decir, de acuerdo al texto vigente, si se
trata de un procedimiento sujeto a silencio positivo, y hay una respuesta expresa denegatoria, el silencio
será positivo. Por el contrario, si se trata de un procedimiento sujeto a silencio negativo, y ya sea que la
Administración responda expresamente o no lo haga, el recurso será sometido también a silencio negati-
vo”. BACA ONETO, Víctor Sebastián. “La Reforma del Silencio Administrativo en el Derecho peruano:
La historia de una reforma constante”. En: Derecho Administrativo Iberoamericano. Ponencias del Con-
greso Iberoamericano de Derecho Administrativo. Panamá, 2009, p. 342.
66
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68
69
(14) Para Baca Oneto tal precisión de la Ley del Silencio Administrativo significaba una modificación norma-
tiva. “Esta regulación fue objeto de una modificación subrepticia por la Ley del Silencio Administrativo,
cuyo artículo 2 establece que se produce el silencio positivo si en el plazo máximo para resolver la enti-
dad no hubiera emitido el pronunciamiento correspondiente. Sin embargo, esta modificación implicaba
un notable empeoramiento de la situación del particular, que simplemente ya no sabía a partir de cuán-
do podía entender aprobada su solicitud, con el consiguiente riesgo para la seguridad jurídica que esto
significaba. Además, daba pie para la “picaresca”, por llamarla de alguna manera, que podía producirse
resolviendo en una fecha anterior (dentro del plazo), y luego notificando la resolución. BACA ONETO,
Víctor Sebastián. “La Reforma del Silencio Administrativo en el Derecho peruano: La historia de una re-
forma constante”. En: Derecho Administrativo Iberoamericano. Ponencias del Congreso Iberoamericano
de Derecho Administrativo. Panamá, 2009, p. 335.
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71
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73
CONCLUSIONES
La Administración Pública requiere un cambio para ser mejor. El Es-
tado debe reformarse para ponerse al servicio del ciudadano. Sin em-
bargo, la Ley del Silencio Administrativo no es el camino para acceder
a tal finalidad. Por el contrario, la Ley insiste en promocionar la figura
del silencio administrativo positivo como el gran remedio a la lentitud
burocrática de la Administración Pública, sin que ello sea una verdadera
solución.
74
I Encuentro Peruano-Brasileño
de profesores de Derecho Administrativo
Escriben:
Adolfo Céspedes Zavaleta Jorge Danós Ordóñez
Alexandre Santos de Aragão José Antonio Tirado Barrera
Antonio Abruña Puyol Juan Carlos Morón Urbina
Bernardo Ströbel Guimarães Juan José Díez Sánchez
Carlos Ari Sundfeld Odete Medauar
César Ochoa Cardich Orlando Vignolo Cueva
Diego Zegarra Valdivia Richard Martin Tirado
Eloy Espinosa-Saldaña Barrera Víctor Sebastián Baca Oneto
Fernando Dias Menezes de Almeida Vitor Rhein Schirato
Floriano de Azevedo Marques Neto
Palestra Editores
Lima — 2011
Impresión y encuadernación:
Grández Gráficos S.A.C.
Mz. E Lt. 15 Urb. Santa Rosa de Lima - Los Olivos
www.grandezgraficos.com
1 Este principio se aplica “en aquellos supuestos en los que se comete una ilegalidad, pero
ésta no afecta a los intereses que la norma intenta proteger, la sanción que se otorgue a
esa ilegalidad no debe ser la invalidez del acto, pues éste puede cumplir su finalidad,
y por ello resulta valioso para el Derecho”. En consecuencia, “garantizaría la conserva-
ción de todos aquellos actos que —con independencia de las posibles irregularidades
en que haya podido incurrir— sean capaces de cumplir válidamente tal finalidad, y
para ello será necesario que satisfagan todos aquellos fines que la norma que lo regula
pretendía alcanzar con su emanación Beladiez Rojo, M., Validez y eficacia de los actos
administrativos, Marcial Pons, Madrid, 1994, pp. 68 y 70.
2 Así, en este sentido, sólo por citar algunos autores considerados clásicos, véase Planiol,
M. y Ripert, G., Derecho civil, traducción de la 3ª ed. francesa de 1946 por Leonel Perez-
nieto Castro, Editorial Pedagógica Iberoamericana, México, 1996, p. 54; y de los mismos
autores Tratado práctico de Derecho civil francés, tomo VI, I, con el concurso de Esmein, P.,
traducción española por Mario Díaz Cruz y Eduardo Le Riverend Brusone, Cultural,
La Habana, 1940, § 281, p. 392. En el mismo sentido, Castán Tobeñas, J. Derecho civil
español, común y foral, I-2ª, 11ª ed., con adiciones de de los Mozos, J. L., Reus, Madrid,
1971, p. 805; de Castro, F., El negocio jurídico, Civitas, Madrid, 1985, reproducción fac-
símil de la edición original del Instituto Nacional de Estudios Jurídicos de 1971, p. 462;
y Díez-Picazo, L., Fundamentos del Derecho civil patrimonial, I, 5ª ed., Civitas, Madrid,
1996, p. 450.
3 Véase Ariño Ortiz, G. y Villar Palasí, J. L., Lecciones sobre contratación administrativa,
Facultad de Derecho de Madrid, Sección de publicaciones, Madrid, 1969, p. 246; y,
más recientemente, Cano Campos, T., La invalidez sobrevenida de los actos administrativos,
Civitas, Madrid, 2004, p. 148.
4 Baca Oneto, V. S., La invalidez de los contratos públicos, Thomson-Civitas, Madrid (España),
2006, passim.
5 Beladiez Rojo, M., Validez…, cit., p. 53. Es necesario distinguir el principio de conser-
vación stricto sensu de aquellos supuestos en que se conserva el acto por la necesidad
de mantener las situaciones jurídicas que ha creado, y que para Beladiez Rojo ocasiona
también la validez del acto (Ibídem, p. 57), posición esta última que no compartimos.
Así, el primero se aplica en aquellos casos en que, pese a la ilegalidad, los fines que la
norma buscaba al establecer la regulación incumplida se han alcanzado. En consecuen-
cia, no se conserva el acto por lo valioso de sus efectos, sino porque, pese a incumplirse
la norma, se ha cumplido con su finalidad. Por el contrario, afirmar que un acto será
válido cuando haya producido unos efectos jurídicos que deben conservarse implica
confundir la ineficacia del acto con su invalidez, convirtiendo a la primera (y la dificul-
tad que plantea la destrucción de las consecuencias que el acto, pese a su inadecuación
con la norma, ha producido) no sólo en la consecuencia que debería acarrear la segunda,
sino, al mismo tiempo, en la regla para determinar su existencia.
6 Véase al respecto Doménech Pascual, G., La invalidez de los reglamentos, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2002, p. 199, con una variada referencia bibliográfica. Al respecto, quizá el
que con más claridad ha descrito la situación existente es Alejandro Nieto (“Estudio
Preliminar” al libro de Beladiez Rojo, M., Validez…, cit., p. 12), para quien “no es fre-
cuente encontrar actos administrativos impecables de fondo y forma. El Gran Ejército
de la Administración está formado por una colección de tullidos y enfermos que, pese
a todos sus defectos, ocupan (y en ocasiones arrasan) el territorio de la sociedad civil.
La Administración envía muy pocos al hospital y las bajas producidas por los Tribu-
nales son cuantitativamente insignificantes”. De allí que, al igual que otros autores,
sostiene que mientras la ilegalidad es fruto de una constatación, la invalidez es fruto
de una valoración (Nieto, A., “Estudio preliminar”, cit., p. 11 y ss.). En realidad, este
autor va todavía más lejos, y afirma que “los actos no son inválidos por sí mismos, sino
porque así lo declara un órgano judicial que tiene competencia para ello”. Pero, y en contra de
lo afirmado por Nieto, no creemos que la invalidez se produzca como consecuencia de
la decisión del órgano competente para declararla, sino que es previa, pues los actos
viciados son válidos o inválidos (y no válidos e invalidables).
7 En este sentido, Capaccioli (La gestione di affari in diritto amministrativo, CEDAM,
Padova, 1956, p. 111) sostuvo años atrás que “dire que un atto è nullo significa, in senso
veramente concreto e quindi veramente giuridico, che no si può pretendere tutela in base ad
esso e, viceversa, che si può pretendere tutela contro di esso”. La noción de invalidez que
proponemos ha encontrado un reciente apoyo en el trabajo de Cano Campos, T., La
invalidez sobrevenida..., cit., para quien “las consecuencias o efectos de la invalidez
no deben plantearse como una cuestión acerca de la eliminación del acto o de su
ineficacia, sino más precisamente como un problema de tutela o protección de la
situación que el acto inválido ha creado” (p. 188), afirmación que completa páginas
después al sostener, con referencias constantes a la tesis de Capaccioli, que un acto
inválido es “aquel que por sí solo no puede erigirse en fundamento de la tutela
de los intereses a su cumplimiento o ejecución, o al mantenimiento de la situación
por él creada, como consecuencia de su disconformidad con el esquema previsto por
el ordenamiento” (p. 314). Sobre esta cuestión, véase también Cano CAmpos, T., “La
invalidez de los actos administrativos y sus consecuencias”, en RGDAI 8, 2005, passim, en
especial pp. 30 y ss.
8 Lutzesco, G., Teoría y práctica de las nulidades, traducción por Manuel Romero Sánchez
y Julio López de la Cerda, 3ª ed., Porrua, México, 1978, p. 365.
9 Como hemos explicado en otro lugar (Baca Oneto, V. S., La invalidez de los contratos
públicos, cit., pp. 337 y ss.), éste es el papel que cumple esencialmente el principio de
protección de la confianza legítima, que puede tener especial importancia en materia
contractual.
10 En general, aún cuando se admita que la ineficacia puede ser originaria o sobrevenida,
la invalidez se hace depender de la presencia de un vicio estructural o intrínseco del
acto (Albaladejo, M., “Ineficacia e invalidez del negocio jurídico”, RDPr 1958, p. 604),
que por ello ha de existir en el momento de su constitución (Oertmann, P., “Invalidez
e ineficacia de los negocios jurídicos”, RDPr 1929, p. 66). Por ello, tiene razón Huergo
Lora (Las pretensiones de condena en el Contencioso-Administrativo, Aranzadi, Pamplona,
2000, p. 242) cuando sostiene que “en el caso de las pretensiones anulatorias, es
lógico que el punto de conexión más relevante [para determinar la normativa
aplicable al fondo de la pretensión] sea el momento en que se dictó el acto”. En
este sentido, afirma con razón Martínez López-Muñiz (“Reserva y autoreserva
legales en materia de organización de la Administración del Estado”, RAP 92,
1980, p. 227) que “si un Juez es hoy llamado a juzgar de un acto o contrato cualquiera
celebrado hace cinco, quince o treinta años tendrá que indagar y aplicar el ordenamiento
entonces vigente para poder juzgar sobre su respectiva validez, sin perjuicio de tener
en cuenta normas ulteriores que hayan podido incidir favorable o desfavorablemente
en sus efectos”.
11 Sobre la diferencia entre el negocio jurídico y la relación jurídica que éste crea, regula,
modifica o extingue, pueden verse, entre muchos otros, los trabajos de de Castro, F.,
Derecho civil de España, I, Civitas, Madrid, 1984, reproducción facsímil de la edición
original del Instituto Nacional de Estudios Jurídicos de 1949, p. 103, por nota; Díez-
Picazo, L., “Los llamados contratos forzosos”, ADC 1959, pp. 101 y ss.; y Pérez Serrano,
N., “El nuevo sentido del contrato”, RDPr 1943, p. 477. Por otro lado, esta diferencia
es muy clara en el Derecho canónico, en donde repetidas sentencias establecen que “el
matrimonio no es la vida matrimonial, ni los defectos del matrimonio son los defectos
o fracasos de la vida matrimonial” (Sentencia del Tribunal de la Rota de la Nunciatura
Apostólica de España de 11 de enero de 2003).
12 En el Derecho administrativo, la noción de invalidez sobrevenida encuentra su ori-
gen en la obra de Santi Romano (“Osservazioni sulla invalidità succesiva degli atti
amministrativi”, en Scritti minori, II, Diritto amministrativo, Giuffrè, Milano, 1950, pp.
335 y ss., publicado originalmente en Scritti in onore di G. Vacchelli, Milano, 1937). No
obstante, ha sido la propia doctrina italiana la más crítica con su admisión. Así, el
carácter “instantáneo” del acto fue puesto de relieve por Gasparri, P., L’invalidità suc-
cessiva degli atti amministrativi, Nistri-Lischi Editori, Pisa, 1939, p. 16; y Scognamiglio,
R., “Sulla invalidità successiva dei negozi giuridici”, en Annuario di Diritto comparato
e di studi legislativi, vol. XXVII, fasc. 1-1, 1951, pp. 85 y ss. Además, se ha insistido en
que los nuevos hechos sólo puede afectar a la relación jurídica creada por el acto, no
a la validez de éste. En este sentido, de Valles, A., La validità degli atti amministrativo,
CEDAM, Padova, 1986, Ristampa anastica dell’edizione del 1916, pp. 66 y 67; di Marzio,
F., La nullità del contrato, CEDAM, Padova, 1999, p. 11; Giannini, M. S., “Atto ammini-
strativo”, en Enciclopedia del diritto, IV, Giuffrè, Milano, 1959, pp. 180 y 181; Zanobini,
G., Corso di diritto ammnistrativo, I, Giuffrè, Milano, 8ª edición, 1958, p. 318. En Derecho
español defiende actualmente la figura de la invalidez sobrevenida Cano Campos, T.,
La invalidez sobrevenida…, cit., passim, a partir de negar el carácter instantáneo del acto,
lo que permitiría un análisis dinámico de su validez, como condición que se puede
perder en el tiempo.
13 Sobre este tema, con más detalle, véase Baca Oneto, V. S., “El carácter necesariamente
originario de la invalidez del acto administrativo: exposición y crítica de la noción de
invalidez sobrevenida”, en RDUdeP 6, 2005, pp. 35 y ss.
14 Puede encontrarse un muy buen resumen de las diferencias entre nulidad y anulabilidad
tradicionalmente predicadas por la doctrina en el trabajo de Doménech Pascual, G. La in-
validez..., cit., pp. 96 y ss. También, aunque limitándose al Derecho civil, se puede encontrar
una concisa descripción de la teoría clásica respecto a este tema en Díez-Picazo, L., Eficacia
e ineficacia del negocio jurídico”, Anuario de Derecho civil 1961, p. 831; y en Pasquau Lia-
ño, M., Nulidad y anulabilidad del contrato, Civitas, Madrid, 1997, p. 13. Es de notar que
ninguno de estos dos autores, y sucede lo mismo con todos los civilistas, incluye entre
las notas que sirven para distinguir ambas categorías el supuesto carácter ex nunc de la
declaración de invalidez del acto anulable, pues se acepta pacíficamente su retroactividad.
15 Así, en este sentido, véase por todos Díez-Picazo, L., “Eficacia…”, cit., p. 831; y, del
mismo autor, Fundamentos de Derecho civil patrimonial, I, 5ª ed., Civitas, Madrid, 1996,
pp. 464 y 465. En este sentido, es clásica la referencia a Japiot, quien mostró que la
supuesta ineficacia ipso iure del acto nulo es consecuencia de las visiones organicistas,
que le atribuían a éste la condición de nacido muerto, utilizando para ello una serie de
metáforas de gran fuerza expresiva, pero de dudosa corrección jurídica (Japiot, R., Des
nullités en matière des actes juridiques: essai d’une théorie nouvelle, L.G.D.J., Paris, 1909, pp.
273 y ss. En el mismo sentido Gaudemet, E., Desbois, H., y Gaudemet, J., Théorie générale
des obligations, Sirey, Paris, 1965, reimpresión de la edición de 1937, p. 146; Lutzesco,
G., Teoría y práctica…, cit., p. 233 y 234; y Pasquau Liaño, M., Nulidad y anulabilidad…,
cit., p. 36). Sin embargo, estas metáforas no podían borrar el hecho de que los actos
nulos producían efectos jurídicos, que debían ser destruidos a través de un pronun-
ciamiento judicial, lo que, en palabras de Lutzesco, al comportar la intervención de
los jueces, introducía el caballo de Troya en el seno de esta institución (Lutzesco, G.,
Teoría y práctica..., cit., p. 176). En consecuencia, concluirá Japiot, como resultado de los
vicios del acto surgirá un droit de critique (Japiot, R., Des nullités... cit., pp. 43, 44, 285),
que permitirá a los interesados atacar y destruir el acto y sus efectos, pero en ningún
caso un estado inicial de ineficacia.
16 Santamaría Pastor, J. A., La nulidad de pleno derecho de los actos administrativos. Contribución
a una teoría de la ineficacia en el Derecho público, IEA, Madrid, 1972, p. 172. En el mismo
sentido, Beladiez Rojo, M., “La nulidad y la anulabilidad. Su alcance y significación”,
RAP 133, 1994, pp. 160 y 161
17 La vinculación entre la presunción de validez de los actos administrativos y los efectos
que éstos pueden producir pese a estar afectados por vicios de nulidad de pleno de-
recho constituye una afirmación común en la doctrina, como lo ha mostrado Rebollo
Puig, M., “La presunción de validez”, REDA 128, 2005, pp. 587 y ss. Sin embargo, no
se trata de una postura unánime, pues no pocos autores fundamentan la ejecutividad
y ejecutoriedad de los actos administrativos en la autotutela administrativa; es decir,
se justificarían por las peculiaridades de su autor y no por las características de sus
actos, que derivarían de aquéllas. Al respecto, véase Baca Oneto, V. S., La invalidez de
los contratos públicos, cit., pp. 92 y ss. No obstante, esta regla en Derecho peruano tiene
una operatividad menor que en otros ordenamientos, pues si bien la LPAG establece
que los recursos no tienen efecto suspensivo; la Ley del Procedimiento Coactivo Admi-
nistrativo sí establece, al menos para los actos ejecutorios a los que sería aplicable, que
no es posible la ejecución forzosa mientras no se haya agotado la vía administrativo e,
incluso, mientras esté tramitándose una acción contencioso administrativa.
18 Es imposible no reconocer que buena parte de la doctrina civil acepta este criterio de
distinción. En este sentido, por ejemplo, pueden verse, en este sentido, los trabajos de
Albaladejo “Ineficacia e invalidez...”, cit., p. 611; de los Mozos, J. L., “La nulidad de los
actos jurídicos”, en El negocio jurídico (estudios de Derecho civil), Montecorvo, Madrid,
1987, p. 595; Díez-Picazo, L., “Eficacia......”, cit., pp. 825 y 826; Díez-Picazo, L., “La
anulabilidad de los contratos”, en Estudios de Derecho civil en homenaje al profesor Dr.
José Luis Lacruz Berdejo, II, Bosch, Barcelona, 1993, p. 1223; López Beltrán de Heredia,
C., La nulidad contractual. Consecuencias, Tirant lo blanch, Valencia, 1995, pp. 39 y ss.;
Martínez de Aguirre y Aldaz, C., de Pablo Contreras, P., Pérez Álvarez, M. A., y Parra
Lucán, Mª. A., Curso de Derecho civil (II) Derecho de obligaciones, Colex, Madrid, 2000, p.
451; Pasquau Liaño, M., Nulidad y anulabilidad..., cit., pp. 13, 208 y 359, y Puig Brutau,
J., Fundamentos de Derecho civil, II, 1, Teoría general del contrato, Bosch, Barcelona, 1954,
p. 323. Al respecto, hace ya algunos años Albaladejo afirmó que esta discusión carecía
de sentido, en un trabajo con un título por demás expresivo: “Da lo mismo que el acto
anulable se estime válido que inválido”, Revista de la Facultad de Derecho de la Univer-
sidad Complutense 84, 1995, pp. 9 y ss. (el entrecomillado en p. 20). Así, si bien cree
que el acto anulable (o impugnable) es válido y eficaz inicialmente, frente a quienes
sostienen que se trata de un acto inválido pero convalidable, afirma también que “lo
mismo da lo uno que lo otro [...] y no cambia ni un ápice de nada, sino sólo las puras
palabras, considerar al acto impugnable como inválido inicial, pero convalidable, que
como válido inicial, pero anulable, porque mientras no se ataque no pasa nada y resulta
igual una cosa que la otra [...] y si se anula, la retroactividad de la anulación deja al acto
impugnable como si hubiese sido inválido desde un principio, lo cual es como si de
declarase que lo era inicialmente”. Poco habría que agregar a estas palabras, si no fuera
porque considerar al acto anulable como inválido o válido inicial tiene una importante
carga conceptual, que encuentra su utilidad al distinguirlo de los casos de nulidad. Así
pues, puede que dé lo mismo para los efectos concretos de la anulabilidad, pero no
para su definición. En todo caso, pese a esta posición mayoritaria, consideramos más
correcta la posición de otros autores, como Delgado Echeverría, J., “De la nulidad de
los contratos”, en Comentarios al Código civil y compilaciones forales, dir. por Albaladejo,
M., tomo XVII, vol. 2, EDERSA, Madrid, 1981, p. 245; de Castro, F., El negocio jurídico,
cit., p. 449; y Guggenheim, D., L’invalidité des actes juridiques en droit suisse et comparé,
L.G.D.J., Paris, 1963, p. 67. Al respecto, es ilustrador reproducir las palabras del propio
Delgado Echeverría (“La anulabilidad”, en Anuario de Derecho Civil 1976, p. 1023), quien
sostiene, en relación al negocio anulable, que “en todo caso, y sin poner en duda su
plena eficacia provisional, nótese que se trata siempre de un negocio viciado ab origine
(y por ello inválido, en el sentido de que el supuesto de hecho negocial no se adecua
perfectamente a lo previsto en el Ordenamiento jurídico): vicio de origen que como
factum histórico no es borrado ni por la caducidad de la acción de impugnación ni por
la confirmación que eventualmente sobrevengan. Es más bien en el plano de la eficacia
en el que debe hablarse de su carácter claudicante o amenazado”.
19 Fue Santamaría Pastor (La nulidad…, cit.) quien primero planteó que la distinción entre
nulidad y anulabilidad pudiera reconducirse a su distinto régimen procesal (pp. 195
y ss.), como consecuencia de entender que ambas son categorías que permiten ligar la
invalidez con su sanción, la ineficacia, a través de la anulación del acto (pp. 186 y ss.).
No obstante, importó esta teoría del Derecho civil, especialmente a partir de la obra de
Japiot, a la que hemos hecho referencia más arriba. Ya de vuelta en el Derecho admi-
nistrativo, han distinguido la nulidad de la anulabilidad por el carácter imprescriptible
de la primera Beladiez Rojo, M., “La nulidad y la anulabilidad…”, cit., pp. 163, 164,
170 y 171; y Validez…, cit., pp. 59 y ss.; Doménech Pascual, G., La invalidez..., cit.,
pp. 98 y 99; González Navarro, F., Derecho administrativo español, III, EUNSA, Pam-
plona, 1997, p. 467; Parada Vázquez, Régimen jurídico de las administraciones y del
procedimiento administrativo común (Estudios, cometarios y texto de la Ley 30/92, de 26
de noviembre), Marcial Pons, Madrid, 1999, pp. 283; y Rosende VIllar, C., La eficacia
frente a terceros de las sentencias contencioso-administrativas, Aranzadi, Pamplona, pp.
88 y ss. En todo caso, debe indicarse que un autor tan conocedor de estos temas como
Javier García Luengo (La nulidad de pleno derecho de los actos administrativos, Civitas,
Madrid, 2002, p. 54 y, en especial, pp. 245 y ss.) ha defendido, a partir del Derecho
alemán, que el criterio diferenciador entre la nulidad y la anulabilidad sería la ineficacia
ipso iure de la primera, pues se trataría de actos que pueden ser desconocidos, a partir
del carácter manifiesto del vicio. No obstante, como hemos explicado en otro lugar, no
compartimos esta posición, que se fundamenta en la distinción entre eficacia jurídica y
eficacia material, de modo que los actos nulos podrían ser materialmente eficaces, pero
siempre serían jurídicamente ineficaces. La eficacia es un dato real, empírico, consistente
en la no producción de efectos, mientras que la ineficacia jurídica, que llevaría a que
los efectos del acto no sean exigibles, es más bien propia de toda invalidez, no sólo de
la nulidad. Además, tampoco estamos de acuerdo en utilizar un criterio de distinción
tan poco claro como el carácter manifiesto de los vicios, especialmente cuando de éste
se podría derivar un posible desconocimiento (sin procedimiento alguno) del acto
administrativo.
20 Sobre la aparición de esta figura, véase el trabajo de De los Mozos, J. L., “La inexisten-
cia del negocio jurídico”, en El negocio jurídico (estudios de Derecho civil), Montecorvo,
Madrid, 1987, pp. 95 y ss. (también publicado en la Revista General de Legislación y
Jurisprudencia, 1960).
21 Alcindor, L., Essai d’une théorie des nullités en droit administratif, M. Girard et E. Briére,
1912, p. 8 y ss. y pp. 18 y ss.; y Laferrière, E., Traité de la juridiction administrative et des
recours contentieux, II, Berger-Levrault et Cie, 1888, París, reimpresión de L.G.D.J., París,
1989, pp. 470 y ss.
22 Eisenmann, Ch., Cours de droit administratif, II, L.G.D.J., París, 1983, pp. 83 y ss.
23 Incluso en el Derecho civil francés se ha defendido la necesidad de declarar judicialmente
la “inexistencia”, pueden verse Durry, G., “L’inexistence, la nullité et l’annulabilité des
actes juridiques en droit civil français”, en Travaux de l’association Henry Capitant des
amis de la culture juridique française XIV (1961-1962), Dalloz, Paris, 1965, pp. 617 y 625;
y, especialmente, Ghestin, J., Traité de droit civil. Les obligations. Le contrat: formation, 2ª
edición, L.G.D.J., 1988, p. 876 (§ 739).
24 Wodié, F., “L’inexistence des actes juridiques unilatéraux en droit administratif fran-
çais”, L’actualité juridique du Droit administratif 1969, en especial pp. 86 y 87.
25 En este sentido, véase Weil, P., “Une résurrection: la théorie de l’inexistence en droit
administrative”, Recueil Dalloz de doctrine, de jurisprudence et de législation, 1958, pp. 54.
Véase también Chapus, R., Droit administratif général, I, 14ª edición, Montchrestien,
Paris, 2000, p. 992; de Laubadère, A., Traité élémentaire de droit administratif, I, 3e edition,
L.G.D.J., Paris, 1963, p. 207; Long, M., Weil, P., Braibant, G., Delvolvé, P. y Genevois, B.,
Les grands arrêts de la jurisprudence administrative, 9ª edición, Sirey, Paris, 1990, pp. 562
a 569; y Poyaud, D., La nullité des contrats administratifs, L.G.D.J., París, 1991, pp. 399,
400 y 407. Desde el Derecho civil, Durry (“L’inexistence, la nullité et l’annulabilité des
actes juridiques en droit civil français”, en Travaux de l’association Henry Capitant des
amis de la culture juridique française XIV (1961-1962), Dalloz, Paris, 1965, p. 628) sostenía
que la inexistencia podía tener utilidad práctica en el Derecho administrativo, pues la
posibilidad de impugnar estaba muy limitada en el tiempo.
26 En estos términos, Weil, P., “Une résurrection...”, cit., p. 53.
27 Letemendia, M., Retrait et abrogation des actes administratifs individuels en droit commu-
nautaire et en droit anglais, Editions de l’Université de Bruxelles, Bruxelles, 1987, p. 63;
y Vandersanden, G., et Barav, A., Contentieux communautaire, Bruylant, Bruxelles, 1977,
p. 266.
28 Bergeres, M.- C., “La théorie de l’inexistence en Droit communautaire”, I, Revue trimes-
trielle de Droit européen 25-3, 1989, pp. 406 y ss.
29 Ibídem, pp. 413 y ss.
30 Ibídem, pp. 423 y 425.
31 García Luengo, J., La nulidad de pleno derecho…, cit., p. 79, por nota; y Parada Vázquez,
R., Régimen jurídico…, cit., pp. 271 y ss.
32 Entre otros, critican a la inexistencia, por su carácter superfluo, al coincidir el régimen
jurídico de los actos inexistentes con el de los actos nulos, Beladiez Rojo, M., Validez…,
cit., p. 58, por nota; Chinchilla Marín, C., “La invalidez de los actos administrativos”,
en Derecho administrativo. La jurisprudencia del Tribunal Supremo, dirs. Santamaría Pas-
tor, J. A. y Parejo Alfonso, L., CEURA, Madrid, 1989, p. 347; Doménech Pascual, G.,
La invalidez…, cit., pp. 201 y ss.; Garrido Falla, F., Régimen de impugnación de los actos
administrativos, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1956, p. 210; Garrido Falla, F.,
Tratado de derecho administrativo, I, 13ª edición, Tecnos, Madrid, 2002, p. 584; Rosende
Villar, C., La eficacia…, cit., pp. 68 y ss.; Santamaría Pastor, J. A., La nulidad…, cit., p. 260
y ss. Entre los civilistas, puede citarse, solo con afán enunciativo, a Delgado Echeverría,
J., “De la nulidad de los contratos”, cit., pp. 241 y 242; Díez-Picazo, L., “Eficacia…”,
cit., p. 825; Ferrari, S., “Inesistenza e nullità del negozio giuridico”, Rivista Trimestrale
di Diritto e Procedura Civile, 1958, pp. 515; Guggenheim, D., L’invalidité…, cit., p. 71 a
73; y Martínez de Aguirre y Aldaz, C., de Pablo Contreras, P., Pérez Álvarez, M. A., y
Parra Lucán, Mª. A., Curso…, cit., p. 444.
33 García de Enterría, E. y Fernández Rodríguez, T.-R., Curso de Derecho administrativo, I,
12ª edición, Civitas, Madrid, 2004, p. 622.
34 Ibídem, p. 616.
que permite poner remedio a las más graves vulneraciones del ordenamiento
jurídico, incluso más allá de los plazos de recurso, pero que cumple un impor-
tante papel donde eso no ocurre. Así, como conclusión, podríamos citar las
palabras de de Castro, quien, refiriéndose a la inexistencia, sostenía que
“visto este concepto de acuerdo con la lógica formal, resulta prácticamente
imposible distinguirlo de la nulidad, ya que no se ofrece criterio seguro
para calificar la especialidad del supuesto de hecho ... La razón de
haberse mantenido el concepto, a pesar de lo insistente y fundado de las
críticas, se encuentra en su utilidad, sus servicios en el pasado y los que se
adivinan que pueda prestar en el futuro”40. Sólo así “la categoría tal vez pueda
ser mantenida, aunque señalando que en rigor se reconduce a una nulidad
radical y absoluta”41.
del acto administrativo”, en Libro homenaje al profesor José Antonio García-Trevijano Fos,
Centro Universitario de Estudios Financieros-IEAL, Madrid, 1983, p. 643.
2.1.1.3. Los actos expresos o los que resulten como consecuencia de la aproba-
ción automática o por silencio administrativo positivo, por los que se adquieren
facultades, o derechos, cuando son contrarios al ordenamiento jurídico, o cuando
no se cumplen con los requisitos, documentación o trámites esenciales para su
adquisición
La mención de este vicio en la LPAG encuentra indudablemente su origen
en la legislación española, en donde existe una disposición similar, expresa-
mente incluida para dar por resuelta una discusión que se había presentado
como consecuencia de la legislación urbanística, pues se sostuvo que los actos
presuntos por los que se hubieren adquirido derechos sin tener las condicio-
nes podían ser desconocidos por la Administración sin necesidad de acudir
al proceso de revisión de oficio. Por tanto, para evitar esta interpretación, se
estableció expresamente la nulidad de pleno derecho de estos actos, lo que
implicaba la necesidad de proceder a dicha revisión, aunque sin limitación
temporal para ello, debido al Derecho vigente allí46.
Así, en Perú dicha previsión sirve también para confirmar el carácter
de verdaderos actos administrativos de los actos presuntos. Sin embargo, a
diferencia de lo que sucede en España, su nulidad solo podrá ser alegada en
los plazos de recurso, al igual que en el caso de los actos expresos, respecto a
los cuales la mención de este inciso es innecesaria, pues no sirve para aclarar nin-
guna posible discusión y ya se desprende lógicamente de lo dispuesto en los
incisos anteriores.
46 Así, Morillo-Velarde Pérez (Los actos presuntos, Marcial Pons, Madrid, 1995, p. 29) en-
tendía que en los supuestos de silencio positivo más allá de lo permitido por la norma
nos encontrábamos ante un acto inexistente, y que podía desconocerse sin un proce-
dimiento de revisión de oficio. No obstante, otros autores habían negado este posible
desconocimiento, negando que se tratara de un acto inexistente, sino más de uno
nulo: Boquera Oliver, J. Mª., “La naturaleza de la denegación y del otorgamiento
presunto”, en La protección jurídica del ciudadano (procedimiento administrativo y ga-
rantía constitucional). Estudios en homenaje al profesor Jesús González Pérez, I, Madrid,
Civitas, 1993, p. 607 y 608; y Fernández Pastrana, J. Mª., “Reivindicación del silencio
positivo: reflexiones para su recuperación en el ámbito de las autorizaciones ad-
ministrativas”, RAP 127, 1992, pp. 138 y ss.). La discusión ha perdido sentido con
la aprobación de la Ley 30/1992, que priva de argumentos legales a quienes sostenían
la primera de las tesis, como lo han reconocido García Luengo, J., La nulidad..., cit., p.
241; Lavilla Rubira, J. J., “Nulidad y anulabilidad de los actos administrativos”, en
Administraciones y ciudadanos (Estudio sistemático de la ley 30/1992, de 26 de noviembre, de
régimen jurídico de las Administraciones públicas y del procedimiento administrativo común),
coord. Pendás García, B., Praxis, Barcelona, 1993, p. 510; y Trayter Jiménez, J. M., Las
causas de nulidad de pleno derecho de los actos administrativos”, en en Administración
Pública y procedimiento administrativo, coord. Tornos Más, J., Bosch, Barcelona, 1994,
pp. 288 y 289.
47 Bocanegra Sierra, R., Lecciones..., cit., p. 173; y García Luengo, J., La nulidad..., cit., p. 216.
48 En contra, García Luengo (La nulidad..., cit., p. 212, por nota) entiende que cuando fuera
manifiesta la infracción penal, podría declararse la nulidad por esta causa sin plantear
la cuestión prejudicial. No estamos de acuerdo con esta posición, pues no hay infracción
penal mientras no la declare un Juez. No obstante, existiría un supuesto excepcional en
donde la Administración podría llegar a anular un acto por esta causa sin un previo
pronunciamiento de la justicia penal, cuando la acción penal se hubiera extinguido por
la muerte del autor. En este sentido, Santamaría Pastor, J. A., La nulidad..., cit., p. 359.
49 De esta manera se evitaría el problema planteado por Pando Vílchez (“El plazo de
prescripción en la nulidad de oficio: ¿necesidad jurídica o imperfección legislativa?”, en
Derecho administrativo contemporáneo. Ponencias del II Congreso de Derecho administrativo,
Palestra, Lima, 2007, p. 195) cuando sostiene que la existencia de plazos para declarar
la nulidad de oficio impediría de facto su ejercicio en este caso, porque para cuando se
resuelva la acción penal, aquél ya habría transcurriendo, prescribiendo la acción. En la
medida que el plazo no empiece a contar hasta que se declare la existencia de delito, sí
sería posible anular de oficio dichos actos. No obstante, estamos de acuerdo con este
autor en su crítica general sobre la existencia de plazos en esta cuestión.
ocurriría en todos los supuestos donde la ley penal “en blanco” se ha remitido
a ilícitos administrativos regulados por una ley materialmente administrativa.
En estos casos, la valoración que haga el juez penal de la legalidad admi-
nistrativa tendrá carácter prejudicial, de modo que sólo resolvería a efectos de
la represión, sin que tenga por ello efectos inmediatos sobre la validez del acto
administrativo. Por tanto, en estos casos la JCA debe enjuiciar si realmente se
ha producido una violación de la normativa administrativa, para lo cual está
mucho mejor capacitada que la Jurisdicción penal. Solo en caso de que entienda
que se ha producido dicha vulneración, deberá anular el acto administrativo
en base al art. 10.4 LPAG, mientras que si no lo entiende así, deberá declarar
su validez, y esta sentencia podría constituir base suficiente para solicitar la
revisión de la sentencia penal, que se revelaría como errónea50.
50 García de Enterría, E., “La nulidad de los actos administrativos que sean constitutivos
de delito ante la doctrina del Tribunal Constitucional sobre cuestiones prejudiciales
administrativas apreciadas por jueces penales. En particular, el caso de la prevari-
cación”, REDA 98, 1998, p. 242. En palabras de este autor, “la plenitud del ejercicio
de la jurisdicción del juez contencioso-administrativo, en nuestro caso, aplicando el
Derecho administrativo y un sistema probatorio abierto y sin límites para enjuiciar los
mismos hechos que “para sólo el efecto de la represión” había enjuiciado previamente,
por vía prejudicial incidental, una sentencia penal, se erige, así, nada menos, en una
verdadera exigencia constitucional, vinculada al artículo 24 de la Constitución” (p.
245). En contra, Trayter Jiménez, J. M., “Las causas de nulidad de pleno derecho de los
actos administrativos”, cit., p. 272, para quien la declaración de la Jurisdicción penal
vinculará obligatoriamente a la Jurisdicción Contencioso Administrativa.
63 Entre los escasos trabajos dedicados a este tema, es de obligatoria consulta el de meilán
Gil, J. L., “Delimitación conceptual del error material y de cuenta”, en RAP 55, 1968,
pp. 151 y ss.
64 […] También tiene legitimidad para obrar activa la entidad pública facultada por ley
para impugnar cualquier actuación administrativa que declare derechos subjetivos;
previa expedición de resolución motivada en la que se identifique el agravio que aquella
produce a la legalidad administrativa y al interés público, y siempre que haya vencido
el plazo para que la entidad que expidió el acto declare su nulidad de oficio en sede
administrativa.
65 Esta asimilación, p.ej., en Guzmán Napurí, C., “La nulidad de oficio…”, p. 179; y Rojas
Leo, J. F., “¿Hemos encontrado el rumbo...”, cit., p. 134
66 El papel del principio de confianza legítima en este ámbito es muy importante, pues,
empleando la expresiva frase de Castillo Blanco (“El principio europeo de confianza
legítima y su incorporación al Ordenamiento jurídico español”, Noticias de la Unión
europea, 205, 2002, p. 40), opera como un “lubricante jurídico”, que permite la conci-
liación entre las exigencias del respecto a la legalidad y de la seguridad jurídica. Sin
embargo, el alcance de este principio es discutido, pues para algunos autores se trata
de un límite para el ejercicio de los poderes de revisión de oficio e impide la declara-
ción de la invalidez (El principio de protección de la confianza en el Derecho administrativo,
Civitas, Madrid, 2002, p. 429); mientras que para otros, entre los que nos contamos,
constituye un límite a los efectos de la resolución o sentencia anulatoria, que podría no
tener efectos retroactivos o incluso no producir la ineficacia inmediata del acto anulado,
que podría seguir siendo eficaz hacia el futuro, justificándose así las consecuencias en
algunos casos meramente indemnizatorias de la anulación. Sobre estas cuestiones,
véase, con más detalle, Baca Oneto, V. S., La invalidez de los contratos públicos, cit.,; y
aplicables muestra que sucede más bien lo contrario, de modo que aquello que
la LPAG denomina “nulidad de pleno derecho” se aproxima notablemente al
régimen propio de la anulabilidad, pues existen estrictos límites temporales
para obtener la declaración de invalidez: en el caso de los particulares, tan
sólo cuentan con 15 días, mientras que la Administración puede hacerlo en
plazos más amplios (ya sea de oficio o mediante la declaración judicial), pero
igualmente limitados67. Es más, los poderes de revisión de oficio sólo pueden
ejercerse cuando el interés general justifique la anulación del acto administra-
tivo, por lo que no bastaría la presencia de un vicio para anular un acto, sino
que otras razones lo tienen que hacer aconsejable.
Además, la LPAG no distingue entre distintos tipos de vicios invali-
dantes que, por su gravedad, tendrían distintas consecuencias jurídicas
(especialmente respecto a su régimen adjetivo). Todos los vicios (salvo
los no trascendentes, que carecen de virtud invalidante) parecen tener el
mismo valor, y todos los actos por ellos afectados son impugnables o revi-
sables de oficio en las mismas condiciones y plazos. Así, entre los supuestos
vicios de “nulidad de pleno derecho” conviven algunos que claramente no
cumplen con el criterio de la “gravedad” o la “especialidad”, y respecto
de los cuales sí que estaría plenamente justificado el régimen adjetivo
previsto en la LPAG, y otros que realmente constituyen infracciones
muy graves, y que lógicamente demandarían unos plazos más amplios
para lograr su anulación.
Al analizar lo dispuesto por nuestra LPAG, es imposible no mirar a lo
dispuesto por la Ley 30/1992 española, que distingue entre los actos nulos (art.
62) y los actos anulables (art. 63), reservándose la primera categoría para una
serie de vicios especialmente graves, que de acuerdo a la doctrina mayoritaria
se identifican con los vicios de orden público68. En el caso de los actos nulos,
el art. 102 de la ley española reconoce la posibilidad de declarar su nulidad de
oficio, por iniciativa propia o a solicitud del interesado (de donde se desprende
incluso más claramente que con la derogada Ley del Procedimiento adminis-
trativo de 17 de julio de 1958). Por el contrario, de acuerdo al texto vigente a
partir de la Ley 4/1999, en el caso de los actos anulables la Administración
no goza de esta potestad de revisión de oficio, sino que sólo puede conseguir
67 Con una postura similar a la defendida en este trabajo, se muestra también crítico con
la existencia de estos plazos para los vicios de nulidad (que deberían limitarse a los
casos más graves), Pando Vílchez, J., “El plazo de prescripción…”, cit., p. 196. Al igual
que nosotros, este autor recalca que nuestra regulación de la nulidad se aproxima a la
regulación que se ha hecho en otros ordenamientos de la anulabilidad.
68 Los principales impulsores, hace ya algunos años, de este criterio de distinción fueron
Santamaría Pastor, J. A., La nulidad..., cit., p. 207 y ss.; y Fernández Rodríguez, T.-R., La
doctrina de los vicios de orden público, IEAL, Madrid, 1970, pp. 209 y ss.
69 Consciente de este problema, morón Urbina (Comentarios…, cit., p. 584) afirma que
sería viable plantear, en vía de excepción, la ilegalidad del acto ante la vía judicial, se
entiende que más allá del plazo de recurso.
70 Entre los trabajos escritos a fines de la década de los sesenta y principios de los setenta,
cuando esta cuestión fue discutida, pueden citarse los de Bocanegra Sierra, R., La revisión
de oficio..., cit., pp. 186 y ss., Fernández Rodríguez, T.-R., La doctrina..., cit., pp. 122 y ss.;
García-Trevijano Fos. J. A., Tratado de Derecho administrativo, II, 1ª edición, Editorial
Revista de Derecho Civil, Madrid, 1967, pp. 1149 y ss. (quien, a partir de la distinción
entre revisión de oficio endógena y revisión de oficio exógena, reconoce “la existencia
de un derecho subjetivo par solicitar la nulidad y de una acción de nulidad a favor del
administrado para excitar el celo administrativo”); Lavilla Alsina, L., “La revisión de
oficio de los actos administrativos”, RAP 34, 1961, pp. 87 y ss.; y Santamaría Pastor, J.
A., La nulidad..., cit., pp. 394 y ss. En contra del reconocimiento de una verdadera acción
de nulidad, pues “en ningún caso está la Administración obligada a declarar nulos o
anulables los actos viciados”, González-Berenguer Urrutia, J. L., “Sobre la ineficacia...”,
cit., p. 55.
71 En el camino de la admisión de la acción de nulidad marcaron un hito las STS de 14
de mayo de 1965, Ar. 2806; de 15 de noviembre de 1965, Ar 5511; de 22 de abril de
1967, Ar 2198; de 13 de mayo de 1967, Ar 3607; y de 9 de noviembre de 1974, Ar 4119;
ésta última objeto de un comentario por Fernández Rodríguez, T.-R., “La acción de
nulidad...”, cit., pp. 98 y ss.
72 Santamaría Pastor, J. A., La nulidad..., cit., p. 402. Al respecto, Fernández Rodríguez,
(La doctrina..., cit., p. 123 y ss.) fundamenta esta obligatoriedad en la naturaleza que le
atribuye a la nulidad absoluta, ya que si se produce ipso iure y tiene efectos erga omnes, la
Administración no puede dejar de declararla, e interpreta el término “podrá” empleado
por el art. 109 LPA en el sentido de que lo que “la Administración podrá hacer es no
declarar la nulidad pedida, cuando no aprecie la existencia real de la misma, porque
la acción de nulidad, como todas las demás acciones, no es el derecho a obtener un
pronunciamiento de un determinado sentido [...] sino solamente el derecho a obtener
un pronunciamiento expreso del órgano ante el cual se ejerce sobre la cuestión en cada
caso planteada” (pp. 125 y 126).
73 Por todos, Entrena Cuesta, R., “La revisión de oficio de los actos administrativos por
causa de ilegalidad”, en Administración Pública y procedimiento administrativo, coord.
Tornos Más, J., Bosch, Barcelona, 1994, p. 343 y 344. Sin embargo, esto no quiere decir
que la Administración deba siempre revisar. La jurisprudencia del TS había distingui-
do dos fases en el procedimiento de revisión de oficio: una primera que “comprende
la apertura del expediente revisorio, con aportación de informes técnicos y asesora-
mientos jurídicos, audiencia al interesado y resolución en la que la Administración
racional y jurídicamente acredite, en su caso, que tras el examen realizado ha llegado
a la conclusión de que el acto no adolece de ningún vicio de nulidad absoluta”; mien-
tras que la segunda fase “incluye la solicitud del dictamen al Consejo de Estado y la
decisión de anular o no el acto, a la vista de dicho informe”. Y al respecto, “el tribunal
al poder coactivo del Estado”75, lo que calza difícilmente con una negación de
la ejecutividad de estos actos.
La posibilidad de que los actos inexistentes produzcan efectos jurídicos
es aceptada por Guerra Cruz, quien pretende distinguirlos de los actos nulos
en que en el primer caso no sería necesaria una declaración de la autoridad
administrativa para hacerlos cesar76. Siempre según este autor, se trataría de
aquellos actos que carecen “totalmente de los presupuestos para poder colo-
carse en un contexto de regencia por la ley o en la vía de un procedimiento
o en el ámbito de una competencia”, por lo que carecerían de presunción de
legitimidad77. Y así, entiende que “sería absurdo alegar que es imposible rele-
var a una persona del cargo de médico titular en un hospital determinado, si
quedara establecida la falsedad del título profesional de médico-cirujano”, sin
que sea exigible el plazo para el ejercicio de la potestad de revisión de oficio
ni tampoco necesario interponer la acción de nulidad78. Sin embargo, aunque
acierta en el diagnóstico, pues sería absurdo que un acto como el citado no
pueda ser anulado (como sucedería con nuestra actual legislación), no com-
partimos la tesis citada, pues siempre será preciso un procedimiento, necesario
para asegurar los derechos de los afectados, que no pueden ser desconocidos
sin más por la Administración Pública.
No obstante, la tesis más habitual es negar que nuestro ordenamiento haya
acogido la categoría del acto administrativo inexistente, al regular una única
categoría de invalidez: la llamada nulidad de pleno derecho79. Sin embargo,
es justamente el reconocimiento legal de esta única categoría de invalidez lo
que exige la admisión de la inexistencia: como se ha dicho más arriba, ésta es
una noción instrumental, introducida por la jurisprudencia y la doctrina, para
paliar los defectos de la legislación. De allí que su no consagración expresa no
sea un argumento en contra de su reconocimiento, sino simplemente un dato
a tener en cuenta al momento de analizar su necesidad.
Nuestro sistema, por tanto, es similar al francés o al propio de la Unión
Europea, pues los mecanismos para lograr la declaración de invalidez, ya sea
a pedido de parte o de oficio por la propia Administración, están sujetos a
estrictos límites temporales. Sin embargo, en ocasiones esta regulación puede
resultar insuficiente, cuando la extraordinaria gravedad de los vicios exija una
75 Isasi Cayo, J. F., Introducción al Derecho administrativo, Isasi & Ruiz-Eldredge Abogados,
Lima, p. 195.
76 Guerra Cruz, G., El procedimiento administrativo. Derecho administrativo procesal, Marsol
Perú, Lima, 1999, p. 298.
77 Ibídem, p. 296.
78 Ibídem, p. 298.
79 Danós Ordoñez, J., “Régimen de la nulidad…”, cit., pp. 230 y 231.
RESUMEN
El presente trabajo pretende ofrecer una construcción conceptual y funcional de la invalidez de los actos en
el Derecho administrativo que contribuya a salir del enredo conceptual en el que a veces estamos instalados,
destaque adecuadamente sus elementos estructurales y ofrezca una explicación plausible de la aparente
escisión entre las consecuencias de la invalidez y su proyección en el plano de la realidad. También se ocupa
de las relaciones entre tiempo y validez, ensayando la posibilidad de una teoría de la invalidez sobrevenida.
PALABRAS CLAVE
Ilegalidad; invalidez; nulidad de pleno derecho; anulabilidad; ineficacia; anulación; invalidez sobrevenida.
ABSTRACT
The present work intends to offer a conceptual and functional construction of the invalidity of the acts in the
Administrative Law that contributes to get out of the conceptual entanglement in which we are sometimes
installed, adequately highlight its structural elements and offer a plausible explanation of the apparent split
between the consequences of invalidity and its projection on the plane of reality. It also focus its attention in
the relationships between time and validity, rehearsing the possibility of a theory of consequential invalidity
of administrative acts.
KEYWORDS
Illegality; invalidity; legal nullity; annulability; ineffectiveness; annulment; consequential invalidity.
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN. 2. LAS DIVERSAS CARAS DEL FENÓMENO: EL CONCEPTO DE INVALIDEZ.
3. LA DISTINCIÓN ENTRE NULIDAD Y ANULABILIDAD. 4. LAS CONSECUENCIAS DE LA INVALIDEZ
Y EL MOMENTO EN QUE OPERAN. 5. LOS MEDIOS DE REACCIÓN CONTRA LA INVALIDEZ. 6. LOS
PRONUNCIAMIENTOS DE INVALIDEZ: ¿CARÁCTER CONSTITUTIVO O DECLARATIVO? 7. LA SITUA-
CIÓN CREADA POR LOS ACTOS INVÁLIDOS Y SU PROTECCIÓN. 8. TIEMPO Y VALIDEZ: LA INVALI-
DEZ SOBREVENIDA. BIBLIOGRAFIA.
1
Proyecto de investigación del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO/FEDER) DER2015-65524-R y Grupo de In-
vestigación 931089 de la Universidad Complutense de Madrid.
PONENCIAS 7
1. INTRODUCCIÓN
La invalidez constituye, seguramente, unos de los conceptos más confusos y escurridizos de la teoría
del Derecho en general y de la dogmática jurídica en particular. La importancia del tema ha llevado a los
juristas a ocuparse de él de forma recurrente, pero los resultados obtenidos no han logrado ofrecer una
construcción acabada que evite las constantes críticas y revisiones de que el tema es objeto por parte de
cada autor que se aproxima a él con cierta profundidad. Ello es especialmente claro en el ámbito del Dere-
cho Administrativo, donde, a pesar del avance en los últimos años, el concepto de invalidez no siempre es
utilizado con el mismo significado y donde todavía no se ha elaborado una teoría que integre a todos los
elementos del fenómeno, aclare debidamente sus efectos o consecuencias y explique su funcionamiento
real en el sistema.
Soy consciente de que aportar algo coherente, y no digamos ya interesante, sobre el régimen de la invali-
dez en el Derecho Administrativo en unas pocas líneas no es una tarea fácil. Pero lo intentaré. En este trabajo
me voy a centrar especialmente en la invalidez de los actos o resoluciones administrativas, ya que otros estu-
dios de este mismo número de la Revista se ocupan de las demás formas de la actividad de la Administración.
En particular voy a abordar algunas de las cuestiones generales que considero más discutidas y discutibles,
y que tampoco serán tratadas en el resto de trabajos que componen este número. Las voy a agrupar en torno
a tres grandes bloques o apartados: un primer bloque de tipo conceptual, otro relativo a las consecuencias de
la invalidez y un último apartado sobre el problema de las relaciones entre tiempo y validez.
Con ello, y sobre la base de otros trabajos previos que ya he publicado sobre el tema, tan sólo pretendo
ofrecer una modesta construcción conceptual y funcional de la invalidez que contribuya a salir del enredo
conceptual en el que a veces estamos instalados, destaque adecuadamente sus elementos estructurales y
ofrezca una explicación plausible de la aparente escisión entre las consecuencias de la invalidez y su pro-
yección en el plano de la realidad.
En ocasiones decimos que un acto es válido o inválido, para significar que de ello se derivan determina-
dos efectos o consecuencias jurídicas (por ejemplo, en el caso de la invalidez que el acto es ineficaz), mien-
tras que otras la validez o invalidez apunta a las condiciones o antecedentes de lo que calificamos como tal,
y entonces decimos, por ejemplo, que un acto es válido porque ha sido dictado cumpliendo los requisitos de
la Ley 39/2015, de 1 de octubre, de Procedimiento Administrativo Común (en adelante, LPAC). Ello supone
que, a propósito de la validez e invalidez, podemos referirnos tanto a sus condiciones o antecedentes (o a su
negación: los vicios de validez) como a sus consecuencias: a cuáles son los efectos de que cierto resultado
institucional (acto, contrato, sentencia, ley) sea válido o inválido 2.
Por eso, una teoría de la invalidez consiste, básicamente, en una teoría de los requisitos de la validez y
en una teoría de los efectos o consecuencias de la invalidez. Mientras que la primera trata de responder a la
pregunta de cuándo es válido o inválido un acto administrativo, la segunda responde a cuales son los efectos
o consecuencias que se derivan de la declaración de invalidez 3. Dicha teoría se ha de completar con el régi-
men para declarar la invalidez y al carácter y efectos de los pronunciamientos autoritativos que la declaran.
La invalidez se puede definir como la condición del acto contrario al ordenamiento cuyos efectos care-
cen por ello de tutela o protección. Como veremos, cuando un acto administrativo ha sido dictado incum-
pliendo (algunas de) las normas que regulan su producción, el ordenamiento jurídico no protege sus efectos,
mientras que tutela el interés a su remoción poniendo a disposición de los interesados un determinado régi-
men de invalidación o anulación.
La invalidez, como todos sabemos, es la consecuencia de un vicio o defecto (formal o material). Un
vicio, por su parte, es el efecto de la violación de una norma sobre la producción del acto (competencia,
2
M. ATIENZA y J. RUIZ MANERO (2003: 720). Apuntan la misma idea J. L. VILLAR PALASÍ y J. L. VILLAR EZCURRA (1999:
154-155) cuando afirman que los grados de invalidez –nulidad y anulabilidad– son entendidos «como causa y como efectos simultá-
neamente».
3
M. ATIENZA y J. RUIZ MANERO (2003: 731); H. MAURER (2011: 265). La idea fue apuntada también por J. A. SANTAMARÍA
PASTOR (1975: 49, 61-69), quien denunció que la «anarquía terminológica» se debe a la confusión de esos dos planos y el procesal
que a continuación cito en el texto y que para él es el esencial.
PONENCIAS 8
Una segunda cuestión conceptual a la que quiero referirme es la relativa a la distinción entre la nulidad
y la anulabilidad. Nuestro Derecho no regula de forma general y de manera abstracta la invalidez de los ac-
tos administrativos, sino que establece grados, tipos, clases, modalidades, regímenes típicos (son algunas
de las diversas expresiones que suelen utilizarse) de invalidez, en concreto, las referidas categorías de la
nulidad de pleno derecho y la anulabilidad 6.
Conviene destacar que no se trata de categorías lógicas o abstractas que puedan descubrirse o elabo-
rarse con razonamientos de ese tipo, sino que constituyen la regulación que el legislador ha estatuido para
tratar diferentes casos o grupos de casos de actos que infringen el ordenamiento jurídico 7. La nulidad y la
4
M. PASQUAU LIAÑO (1997: 286) y (2007: 233).
5
Vid. M. ATIENZA RODRÍGUEZ y J. RUIZ MANERO, J. (2003: 732); J. A. PÉREZ LLEDÓ (2015: 34, por nota). Eso no quiere
decir, lógicamente, que la invalidez sea una sanción entendida como castigo o retribución, pues cuando algunos autores afirman que
la nulidad es una sanción están utilizando este término en un sentido amplio (y no técnico) como equivalente a consecuencia jurídica o
reacción que el ordenamiento prevé por la realización de algo contrario a Derecho.
6
La Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común (en adelante, LRJPAC) sustituyó la expresión «Invalidez», que era la rúbrica que englobaba a los arts. 47 a 55 de la LPA de
1958, por los términos «Nulidad y anulabilidad», que encabezaban la regulación de sus arts. 62 a 67, como ahora encabezan la de los
arts. 47 a 52 de la nueva LPAC.
7
Vid. J. L. BERDEJO LACRUZ, A. LUNA SERRANO, J. DELGADO ECHEVERRÍA, F. RIVERO HERNÁNDEZ, (1987: 350); J.
DELGADO ECHEVERRÍA, M. A. PARRA LUCÁN (2003: 18).
PONENCIAS 9
anulabilidad son, realmente, conceptos que condensan el tratamiento o la disciplina normativa aplicable a los
actos que presentan determinados vicios; más exactamente, regímenes típicos de la invalidez de los actos
administrativos que el ordenamiento configura en función de los intereses en juego y de la protección que a
cada uno de ellos decide dispensar. Constituyen, por tanto, regulaciones de Derecho positivo y, por ello, es
de éste del que hay que partir para extraer las diferencias que median entre una y otra categoría 8.
Por eso, en mi opinión, hay que huir aquí de todo esencialismo conceptual y de los dogmas, a veces mal
entendidos, de la teoría clásica. Nuestro Derecho Administrativo se aleja del planteamiento tradicional del
Derecho Civil y de la oposición frontal entre la nulidad y la anulabilidad, quizá por la amplitud de la nulidad de
pleno derecho, que no sólo se reserva a los actos que presentan los vicios más graves y evidentes.
Para apreciar las diferencias reales entre una y otra categoría hay que partir, en efecto, de los datos que
ofrece el ordenamiento jurídico. Así, por ejemplo, no es cierto que los actos nulos de pleno derecho sean
ineficaces desde el principio. Lo desmienten, entre otros, el art. 39.1 LPAC, que predica la presunción de
validez de todos los actos y dispone su eficacia inmediata desde que se dictan, o los arts. 108 y 117.2 de
mismo texto legal, que también parten de la eficacia de los actos nulos al prever la posibilidad de suspender
su ejecución.
Nuestro Derecho positivo, como se verá, también desmiente otras supuestas diferencias como el ca-
rácter ex tunc de la nulidad y ex nunc de la anulabilidad, o la naturaleza declarativa de los pronunciamientos
de aquélla y la naturaleza constitutiva de los de ésta. Las diferencias entre la nulidad de pleno derecho y la
anulabilidad se circunscriben, esencialmente, a la convalidación, la revisión de oficio, la acción de nulidad y
el régimen de suspensión. Veámoslo muy sintéticamente.
• Convalidación por subsanación. El art. 52 de la LPAC sólo habilita a la Administración para con-
validar los actos anulables mediante su subsanación. Algunos autores han sostenido que también
algunos vicios de nulidad de pleno derecho se pueden subsanar, mientras que otros de anulabilidad
no serían subsanables. Ello es cierto, pero no debe confundirse la posibilidad material de que un
determinado vicio (de nulidad o de anulabilidad) se pueda subsanar, con la posibilidad jurídica de
la subsanación, esto es, con la autorización por el Derecho de que algo que realmente puede ser
subsanado lo sea jurídicamente. Hay actos nulos de pleno derecho, en efecto, que podrían ser real-
mente subsanados porque el concreto vicio en que incurren es susceptible de ello desde un punto
de vista lógico o material, pero el legislador no está vinculado por esa circunstancia y puede no
habilitar a la Administración para que proceda a su convalidación. Esto es –entiendo– lo que antes
hacía el art. 67 de la LRJPAC y ahora hace el art. 52 de la nueva LPAC al apoderar a la Administra-
ción para que sólo convalide los actos que incurren en vicios de anulabilidad. Puede ser criticable,
y a mi me lo parece, pero es así.
• Revisión de oficio. Mientras que el art. 106 de la LPAC establece que las Administraciones públicas,
en cualquier momento, declararán de oficio la invalidez de los actos nulos de pleno derecho, el art.
107 de la misma disposición legal no habilita a la Administración con esa potestad, de modo que
los actos anulables (favorables) no pueden ser revisados de oficio por la Administración: ésta tiene
que acudir a la vía de la declaración de lesividad de tales actos y a su posterior impugnación ante
la jurisdicción contencioso-administrativa 9. Sin embargo, el régimen de suspensión en la revisión
de oficio de los actos nulos y en la revocación de los actos anulables es el mismo (art. 108), al igual
que los limites a una y otra (art. 110).
• Acción de nulidad. El art. 106 de la LPAC reconoce a cualquier interesado el derecho subjetivo a
exigir a la Administración, también en cualquier momento, la declaración de nulidad de los actos
administrativos que hayan incurrido en un vicio de nulidad de pleno derecho, y ello tanto si el acto
es favorable como si es de gravamen 10. Se trata de una acción que el ordenamiento sólo reconoce
8
Como señala L. DIEZ-PICAZO, (2007: 564), el legislador no se encuentra vinculado por ninguna de estas posibles categorías
dogmáticas y puede dotar a cada una del contenido que estime más conveniente. Y es un error pensar lo contrario.
9
Este diferente tratamiento ha sido criticado por algunos autores. Vid. R. BOCANEGRA SIERRA (2012: 216); J. GARCÍA LUEN-
GO (2010: 25-26).
10
Vid. M. REBOLLO PUIG y E. CARBONELL PORRAS (2018: 186) que lo argumentan así: tiene sentido admitir esta vía tanto
para los actos favorables como para los de gravamen, pues si el acto es favorable para un particular puede que otro esté interesado
en su nulidad, y, si es desfavorable, el mismo destinatario del acto puede estar interesado en instar esta revisión ya que no tiene otro
cauce para ello, a diferencia de lo que ocurre con la Administración que, para los actos de gravamen, ya tiene la vía, más sencilla, del
art. 109.1 de la LPAC.
PONENCIAS 10
para los actos nulos de pleno derecho, pero para ejercerla es preciso estar legitimado («a solicitud
de interesado», dice el art. 106.1 LPAC), pues la acción de nulidad no es una acción popular. Si el
acto es anulable, el particular, lo único que puede hacer, es interponer los recursos administrativos
o jurisdiccionales pertinentes. En vía de recurso administrativo también se establece una diferencia
en relación a los sujetos legitimados para invocar los vicios de nulidad y de anulabilidad. Así, el art.
115.3 de la LPAC, al regular la interposición de los recursos administrativos, dispone que: «Los
vicios y defectos que hagan anulable un acto no podrán ser alegados por quienes los hubieren
causado». Esta regla sólo afecta a los particulares, pero no a la Administración (que lógicamente
no es recurrente), y únicamente se predica, como puede verse, de los actos anulables, aunque la
jurisprudencia la ha extendido también a las impugnaciones torticeras de actos nulos por parte de
los particulares 11. Pero, como se ha resaltado, fuera de estos supuestos, las reglas de legitimación
son las mismas para la nulidad y para la anulabilidad 12.
• Régimen de la suspensión en los recursos administrativos. También debe destacarse la diferencia
que establece el art. 117.2.a) LPAC respecto de la suspensión de la ejecución de los actos nulos
de pleno derecho y los actos anulables. De ese precepto se deduce que, en principio, es más fácil
conseguir la suspensión en caso de nulidad que en los supuestos de anulabilidad, pues uno de los
criterios que el órgano administrativo ha de tener en cuenta para acordar la suspensión de la ejecu-
ción de un acto impugnado en vía de recurso es que dicha impugnación se fundamente en que el
acto incurre en nulidad de pleno derecho. Se trata de obstaculizar la materialización de los efectos
de los actos nulos de pleno derecho, dada la gravedad de los vicios en que los mismos incurren. En
la práctica, sin embargo, la invocación de la nulidad como causa de la suspensión no parece que
sea muy atendida 13.
Además de estas diferencias, que son de estricto Derecho positivo, hay otras que se deducirían de una
interpretación institucional del concepto de nulidad de pleno derecho y que han sido sostenidas por parte
de la doctrina y de la jurisprudencia. Pero respecto de algunas de ellas no reina acuerdo y otras carecen de
todo fundamento.
Una diferencia, según algunos autores, sería la posibilidad de utilizar la vía interdictal en los casos de
ejecución de los actos que incurren en nulidad de pleno derecho, por ser ello constitutivo de una vía de
hecho, lo que no ocurre si se trata de ejecutar actos anulables 14. Algunos autores y cierta jurisprudencia
también han sostenido que debe haber una prioridad del enjuiciamiento de las causas de nulidad de pleno
Derecho, de modo que sólo tras apreciar que éstas no concurren procede analizar los requisitos de admi-
sibilidad del recurso. Pero esto no se infiere del concepto, no lo establece el Derecho positivo [arts. 51.1,
58, 59 y 69 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso-administrativa (en
adelante, LJCA)] y hoy parece superado tanto por la doctrina como por la jurisprudencia, de modo que la
necesidad de declarar judicialmente la nulidad requiere de un proceso en regla y con todas las garantías,
incluido el esquema admisibilidad/fondo 15. No obstante, algunos excluyen de dicho esquema la inadmisibli-
dad del recurso contra los actos confirmatorios prevista en el art. 28 LJCA, que, a pesar de que el precepto
no distingue, sólo se aplicaría a los actos anulables 16. También se han destacado otras diferencias entre la
11
S. MUÑOZ MACHADO (2018: 190).
12
M. BELADIEZ ROJO (1994b: 169); G. DOMÉNECH PASCUAL (2002: 98); V. S. BACA ONETO (2006: 86); M. REBOLLO PUIG
(2009: 107).
13
J. JORDANO FRAGA (1996: 183).
14
J. GARCÍA LUENGO (2002: 252-253). En contra, F. LÓPEZ MENUDO (1998: 317), que sólo admite los interdictos en los su-
puestos de las letras b) y e) del art. 62.1 LRJPAC (hoy art. 47 de la LPAC), por ser los únicos constitutivos de vía de hecho. En el mismo
sentido, M. REBOLLO PUIG (2009: 34), quien precisa que se está hablando de actos nulos de pleno derecho no declarados como tales
por los órganos competentes para ello, pues si se ejecuta un acto ya anulado sí estaríamos ante una vía de hecho.
15
Afirma la prioridad del examen de las causas de nulidad, entre otros, P. MENÉNDEZ GARCÍA (2001: 22). En contra, con ar-
gumentos convincentes, A. HUERGO LORA (2000: 236); M. REBOLLO PUIG (2009: 21). Sobre las contradicciones jurisprudenciales
en la prioridad del enjuiciamiento de las causas de nulidad, J. GARCÍA LUENGO (2002: 246). Pero la jurisprudencia más reciente es
clara: «la posible concurrencia de una causa de nulidad de pleno derecho no es motivo para que deje de apreciarse la extemporanei-
dad del recurso, pues la interposición del recurso contencioso-administrativo debe atenerse al plazo legalmente previsto […] porque lo
que no está sometido a plazo es el ejercicio de la acción de nulidad en vía administrativa» (STS de 10 de abril de 2012, recurso núm.
6401/2009, que cita otras muchas anteriores).
16
J. L. VILLAR PALASÍ y J. L. VILLAR EZCURRA (1998: 277, 284); J. GONZÁLEZ PÉREZ (2011:398); A. HUERGO LORA (1999:
554-555); J. GARCÍA LUENGO (2002: 290); S. MUÑOZ MACHADO (2018: 39). Con matices M. REBOLLO PUIG (2009: 24-25). En
contra, J. A. SANTAMARÍA PASTOR, B. LOZANO CUTANDA, J. P. QUINTANAR CARRETERO, R. CASTILLO BADAL (2014: 525-526).
PONENCIAS 11
nulidad y la anulabilidad como, por ejemplo, la posibilidad de invocar la nulidad de pleno derecho de un acto
para conseguir la nulidad de otro, o la posibilidad de alegarla como excepción procesal en la jurisdicción
contencioso-administrativa o en otra jurisdicción distinta, lo que no sería posible en los supuestos de anula-
bilidad y concuerda perfectamente con el carácter imprescriptible de la nulidad que consagra el actual art.
106 LPAC 17.
Sin embargo, no me parece acertada la tesis que hace distingos a efectos de la interrupción de la
prescripción. Según la jurisprudencia mayoritaria los actos anulables de aplicación del tributo interrumpen
la prescripción mientras que los que se declaren nulos de pleno derecho no, «pues en ellos el vicio invali-
dante y “ab origine” que padecen hace que se tengan por inexistentes desde que se dictaron y no pudieron
surtir efectos, por lo que tampoco despliegan sus efectos para interrumpir la prescripción» [SSTS de 28
de junio de 2010, recurso de casación núm. 96/2006), de 27 de marzo de 2012 (recurso de casación núm.
5827/2009) y de 19 de noviembre de 2012 (recurso de casación en interés de ley núm. 1215/2011]. Pero
esto es criticable porque, como señala el voto particular a tales sentencias, en ningún precepto de la LR-
JPAC (o ahora en la LPAC) ni de la Ley General Tributaria se establece que un acto viciado de nulidad de
pleno derecho no interrumpa la prescripción mientras que sí lo haga un acto en el que concurre un vicio de
anulabilidad, de modo que, a efectos de la interrupción de la prescripción, resulta irrelevante el grado de
invalidez del acto. El legislador debería regular expresamente los efectos que produce la invalidez sobre
la prescripción, porque, aunque hay argumentos para sostener que en tales casos la Administración, aun
con defectos, está persiguiendo la infracción cometida y, por tanto, no hay dejación o abandono de sus
poderes punitivos que justifiquen la prescripción de la infracción, también se puede argumentar que, como
la prescripción en el ámbito punitivo no es la consecuencia del abandono presumible de un derecho por
su no ejercicio, sino una institución al servicio de la seguridad jurídica y de la función de las sanciones, ni
los actos nulos ni los anulables deberían interrumpir la prescripción ya que no deberían haber producido
efecto alguno.
Frente a la tesis que acentúa las diferencias entre la nulidad y la anulabilidad o la opinión de quienes
diluyen casi por completo la distinción, quizá debería ensayarse un sistema más dúctil y flexible que diversi-
fique el régimen jurídico de la invalidez en función del tipo de irregularidad y no someta todos los supuestos
al rígido esquema binario o dual que nos acompaña desde hace tiempo 18. La propia doctrina civilista ha
comenzado ya a cuestionar la concepción dual o bipartita y ha propugnado la formulación de una nulidad de
pleno derecho plural y flexible, cuyo régimen jurídico pueda modularse y plegarse al interés protegido por
la concreta norma de nulidad; una nulidad que pueda ser relativa, o prescribible, o convalidable o no apre-
ciable de oficio, que permita así encontrar respuestas más adecuadas a cada tipo de vicio o irregularidad 19.
Algunos autores han insistido en esta idea y, por ejemplo, han sostenido la necesidad de relativizar y, sobre
todo, diversificar el actual régimen jurídico de algunos supuestos de nulidad de pleno derecho de los actos
administrativos y de la propia anulabilidad 20. Se evitaría así la aplicación en bloque de la disciplina de una
u otra categoría y el régimen jurídico de la invalidez se adaptaría al interés protegido por la norma en cada
caso vulnerada, pues no todos los requisitos de validez tienen (o deben tener) el mismo valor. Sin descartar,
incluso, la posibilidad de prever de forma expresa la ineficacia inicial de los actos que incurran en las irregu-
laridades más groseras, graves y evidentes, como ocurre en otros países de nuestro entorno.
También los planes urbanísticos están demandando con urgencia una teoría de la invalidez más acorde
con su verdadera y heterogénea naturaleza jurídica y con las necesidades del urbanismo actual 21. Y lo mis-
mo cabe decir de los reglamentos, que ven como cualquier irregularidad formal o material en la que incurren
se somete sin matiz al severo régimen de la nulidad de pleno derecho, lo que también debe ser corregido
17
M. REBOLLO PUIG (2009: 23 ss.). Sobre la posibilidad de oponer la nulidad por vía de excepción, vid. ya T. R. FERNÁNDEZ
RODRÍGUEZ (1969: 67) y (1979: 24).
18
Sobre la construcción de tales categorías y su contraposición, casi siempre sobre la base de una interpretación errónea y defor-
mada de los textos romanos y una sedimentación de equívocos a lo largo de la historia, vid. el magistral análisis de J. A. SANTAMARÍA
PASTOR (1975: 73-152). Vid. también M. PASQUAU LIAÑO (1997: 43-59).
19
Vid. M. PASQUAU LIAÑO (1997: 33) quien se pregunta por qué hacer de la distinción entre nulidad y anulabilidad la única
clasificación de la teoría de las nulidades y de qué razones se deriva que todos los supuestos de nulidad de pleno derecho se sometan
en bloque a un mismo régimen jurídico y todos los supuestos de anulabilidad hayan de sujetarse al régimen opuesto.
20
M. REBOLLO PUIG (2009: 16-18, 38-39). Vid. también S. MUÑOZ MACHADO (2018: 191) que propone o reducir los supuestos
de nulidad o modularlos para reconocer dentro de ellos algunos más debilitados que se asemejen en cuanto a sus consecuencias a la
anulabilidad.
21
Vid. las certeras reflexiones de J. M.ª BAÑO LEÓN (2017) y el magnífico trabajo de M. A. GONZÁLEZ SANFIEL (2017: 411 y ss.).
PONENCIAS 12
cuanto antes, pues no parece de recibo que el régimen de los reglamentos ilegales sea incluso más estricto
y riguroso que el de las propias leyes inconstitucionales 22.
Paso ahora a las consecuencias de la invalidez. Tales consecuencias son las mismas en los supuestos
de nulidad y en los de anulabilidad. Y ello tanto desde el punto de vista material (qué efectos o consecuen-
cias tiene la declaración de invalidez) como temporal (desde qué momento se producen).
Nuestro ordenamiento jurídico no regula de forma expresa los efectos o consecuencias de la decla-
ración de invalidez. No lo hace la LPAC ni tampoco la LJCA, cuyo art. 71.1 se limita a decir que cuando la
sentencia estimase el recurso contencioso-administrativo «declarará no ser conforme a Derecho y, en su
caso, anulará total o parcialmente la disposición o acto recurrido».
Creo que debe partirse de esta idea: el Derecho sólo otorga tutela o protección a los actos que respetan
las normas que establecen su forma de producción y determinan su contenido. Si el acto no respeta tales
normas, no debe producir efectos, pues toda la actuación administrativa debe realizarse «con sometimiento
pleno a la Ley y al Derecho», según dispone el art. 103.1 de la CE. Pero, por razones institucionales ligadas
al interés general al que responde la actuación de la Administración y a la propia función de estabilización y
clarificación del Derecho que cumple el acto administrativo, el ordenamiento obliga a presumir su validez, de
modo que el acto produce efectos de forma inmediata y surge el deber de actuar sin entrar a analizar si es
o no conforme a Derecho hasta que se declare su invalidez 23. Hasta que esto no tenga lugar, el acto y sus
efectos gozan del respaldo del Derecho por muchos vicios o irregularidades que presente y por muy graves
que estas sean. Hay así una escisión entre validez y eficacia que da lugar a que se produzcan efectos jurí-
dicos no conformes a Derecho 24.
Pero cuando un órgano competente para ello declara que el acto es inválido, la situación jurídica creada
pierde ese amparo o protección y la legalidad debe ser restablecida o restaurada. El Derecho no tutela los
efectos de los actos inválidos. Por eso, en rigor, de la invalidez no se deriva la ineficacia de los actos (pues
el acto se presume válido y produce efectos desde que se dicta hasta que se anula), sino el desamparo o
desprotección de las situaciones jurídicas creadas por el acto inválido 25. Su fundamento reside en el principio
de legalidad de la Administración que exige el retorno a la situación conforme a Derecho. Se trata de la tutela
primaria que ofrece el ordenamiento jurídico y que exige el cese de la situación contraria al ordenamiento,
impidiendo que el acto inválido siga produciendo efectos y prescribiendo la remoción de la situación que haya
creado como consecuencia de haberse producido al margen de sus mandatos. Si el restablecimiento no es
posible procederá el resarcimiento (tutela resarcitoria o secundaria) siempre que concurran los requisitos de la
responsabilidad patrimonial. En rigor, si tales requisitos concurren, también cabe esta tutela secundaria junto
al restablecimiento de la legalidad, pues la tutela resarcitoria constituye un sistema autónomo de protección 26.
22
Vid., por todos, G. DOMÉNCH PASCUAL (2002) y el reciente trabajo de F. LÓPEZ RAMÓN (2018: 13 y ss.).
23
Sobre la presunción de validez, M. REBOLLO PUIG (2005: 587 y ss.); G. DOMÉNECH PASCUAL (2010: 1031 y ss.); T. CANO
CAMPOS (2017: 519 y ss.).
24
La eficacia y la ineficacia deben ser consideradas, en mi opinión, como categorías estrictamente jurídicas. Ambas pertenecen
a un mundo institucional (convencional) como es el Derecho, no al mundo físico. La eficacia jurídica del acto no es la efectividad o
los efectos de hecho que el acto produce en la realidad, sino los efectos de Derecho, el cambio jurídico que produce en función de su
contenido: la calificación normativa de un comportamiento como obligatorio, permitido o prohibido, la atribución, el reconocimiento o
negación de una calificación institucional a una clase de personas (por ejemplo a los afectados por una sequía o un terremoto), objetos
(por ejemplo como bienes muebles) o estado de cosas (por ejemplo la declaración de zona catastrófica), etc. Por ello, la eficacia jurídica
se produce con independencia de la subsiguiente comisión u omisión de otros actos que sean actuaciones de dichos efectos, los cuales
no siempre son precisos o necesarios. La eficacia de una orden de demolición, es la obligación de demoler (no la efectiva destrucción
del edificio); la de una multa, la obligación de pagarla (no la efectiva realización del pago); la de una licencia de edificación, el derecho
a edificar (no la construcción del edificio). Si la eficacia jurídica se moviera en el terreno de los hechos, no cabría hablar, por ejemplo,
de una eficacia retroactiva de los actos administrativos como hace el art. 39.3 LPAC, pues lo que ocurre en el terreno de la realidad no
puede retrotraerse en el tiempo (el pasado no es modificable materialmente). En este sentido, por ejemplo, A. NIETO GARCÍA (1994:
20); R. BOCANEGRA SIERRA (2012: 126); J. GARCÍA LUENGO, J. (2002: 249). En la teoría del Derecho, entre otros, R. GUASTINI
(1999: 321); L. PRIETO SANCHÍS (2005: 83-85); L. FERRAJOLI (2011: 251, 268). Consideran, por el contrario, que la ineficacia es un
dato empírico J. A. SANTAMARÍA PASTOR (1975: 159-161, 175) y, de forma recurrente, V. S. BACA ONETO (2006: 44-45, 55, 77, 79).
25
T. CANO CAMPOS (2004: 197 y ss.) y (2017: 77 y ss.); S. DÍEZ SASTRE (2017: 281).
26
Vid. L. MEDINA ALCOZ (2005: 307); S. DÍEZ SASTRE (2012: 79). En la jurisprudencia, vid., por ejemplo, la STS de 15 de
noviembre de 2012 (recurso de casación núm. 435/2012).
PONENCIAS 13
En concreto, y como consecuencia de la referida privación de fuerza jurídica del acto en que se traduce
su declaración de invalidez, si sus efectos jurídicos todavía no se han materializado (no se ha pagado la
multa, no se ha percibido la subvención, no se ha construido el edificio), ya no será exigible su cumplimiento
ni posible su ejecución, por lo que no se debe proteger ninguna acción encaminada a ello. Si los efectos
jurídicos se han materializado, procederá el restablecimiento o restitución al estado anterior a la comisión de
la irregularidad determinante de la invalidez del acto (devolución de la cuantía de la multa pagada o reintegro
de la subvención indebidamente percibida, demolición del edificio construido vulnerando materialmente las
normas). Si el acto denegó algo a lo que se tenía derecho (una licencia, la adjudicación de un contrato o
una subvención), la Administración deberá anular el acto y reconocer ese derecho si es ella la que declara
la invalidez y, si es la Jurisdicción, además de anular la denegación, deberá condenar a la Administración
a que dicte el acto, salvo que en el proceso no sea posible decidir si el demandante tiene o no tal derecho,
en cuyo caso lo procedente es anular el acto denegatorio y condenar a la Administración a decidir de nuevo
sobre la pretensión del particular de conformidad a Derecho 27.
En el caso de los vicios de forma invalidantes (invalidez formal), el restablecimiento de la legalidad
puede tener lugar con la subsanación, restituyendo, por tanto, el derecho a un procedimiento ajustado a
Derecho 28. Así, al resolverse un recurso administrativo, el órgano competente podrá anular el acto y acordar
la convalidación de actuaciones o bien ordenar la retroacción del expediente al momento en que se cometió
el vicio para que se proceda a su subsanación (art. 119.2 LPAC). Pero en el proceso contencioso-adminis-
trativo se ha criticado la retroacción de actuaciones respecto de los actos de gravamen, en particular en el
caso de las sanciones 29.
Algunos consideran que mientras que en los supuestos de nulidad de pleno derecho estas consecuen-
cias operan ex tunc en los de anulabilidad se producen ex nunc 30. Pero esto carece de todo fundamento,
ni siquiera está presente en la teoría clásica del Derecho Civil y deriva de una utilización incorrecta del
argumento a contrario, pues procede del error de considerar que la anulabilidad es el reverso o el envés
de la nulidad. En esta cuestión, como en tantas otras relacionadas con la invalidez, hay mucho apriorismo
dogmático generalmente aceptado.
Cuando se declara la invalidez, sea por un vicio de nulidad o de anulabilidad, lo que el principio de lega-
lidad reclama y el derecho a la tutela judicial efectiva exige es que el acto se considere antijurídico desde el
momento en que infringe el ordenamiento y que desde ese mismo momento se produzcan las consecuen-
cias de la invalidez, sin perjuicio, como se verá, de las modulaciones que procedan en aplicación de otros
principios del sistema. Pues en caso contrario, se llegaría al absurdo, por ejemplo, de que el particular no
tendría que devolver las subvenciones recibidas ni la Administración las multas ejecutadas cuando las prime-
ras se han otorgado o las segundas se han impuesto incurriendo en vicios de anulabilidad 31.
27
Pero en este supuesto entramos ya en el terreno de las pretensiones de condena y, en casos como el referido, la anulación del
acto constituye una pretensión accesoria e instrumental a la anterior, al punto que se sostiene que cuando, a pesar de las irregularida-
des en que incurre el acto, es posible determinar en el proceso que la Administración no tiene la obligación en la que el demandante
apoya su pretensión de condena, lo procedente es que se desestime tanto la pretensión de condena como la de anulación. Sobre esto,
vid. el brillante análisis de A. HUERGO LORA (2000: 262 y ss.), quien precisa que no procede la anulación, «no porque el vicio que
aqueja al acto sea una mera irregularidad no invalidante (lo que probablemente sea discutible en muchos casos), sino porque el deman-
dante no ha pedido la anulación aislada del acto (sino que ha solicitado que se condene a la Administración) y además esa anulación
no favorece sus intereses puesto que no le acerca a la obtención de la prestación administrativa solicitada».
28
Sobre la invalidez formal, vid. el reciente y detallado estudio de J. GARCÍA LUENGO (2016).
29
Sobre el tema, J. M.ª BAÑO LEÓN (2012: 579 ss.); T. CANO CAMPOS (2012: 841 ss.). Si en el proceso se ha ejercido preten-
sión anulatoria de un acto denegatorio de la Administración y se ha solicitado también que se condene a la Administración a que dicte
el acto estimatorio de su solicitud, cabría la retroacción de actuaciones si el órgano judicial no ha podido determinar en el proceso si el
demandante tiene o no derecho a lo solicitado. En este caso, la sentencia, además de la declaración de que el acto denegatorio no se
ajusta a Derecho, puede condenar a la Administración a que resuelva de nuevo la pretensión del particular. Además del trabajo citado
de BAÑO, vid. A. HUERGO LORA (2000: 267, 271-272).
30
BOQUERA OLIVER, J. M.ª (1993: 115, 125); F. GARRIDO FALLA (1994: 446-447); R. ENTRENA CUESTA (1999: 226-227); J.
JORDANO FRAGA (1993: 178) para quien se trata de uno de los elementos diferenciales más relevantes entre la nulidad y la anulabili-
dad; J. M. TRAYTER JIMÉNEZ (2015: 337). Otros autores sostienen, de forma mucho más matizada, que en el caso de la anulabilidad
debe distinguirse entre actos cuya eficacia se agota en una sola aplicación (pago de una multa), en cuyo caso la eficacia de la anulabili-
dad será ex tunc (la cuantía de la multa debe ser devuelta), y actos cuya eficacia se extiende en el tiempo, en cuyo caso la eficacia de la
anulación también será ex tunc salvo que algún principio, como el de protección de la confianza, deba ser tenido en cuenta y determine
la eficacia ex nunc de la anulabilidad. Cfr. R. BOCANEGRA SIERRA (2012: 206); J. GARCÍA LUENGO (2002: 463).
31
El art. 36.4 de la Ley General de Subvenciones deja claro que «la declaración judicial o administrativa de nulidad o anulación
de la subvención llevará consigo la obligación de devolver las cantidades percibidas».
PONENCIAS 14
La Administración debe respetar el Derecho desde que actúa no desde que la Jurisdicción declara que
su actuación no lo ha respetado. Si los pronunciamientos declarando la anulabilidad de un acto tuvieran
efectos ex nunc, en realidad, más que de una anulación, se trataría de una revocación o de una suerte de
derogación del acto. Además, ello constituiría un incentivo para que la Administración actuara contraviniendo
el Derecho y calculando los beneficios que podría obtener durante el tiempo que media entre que se dicta
el acto y se produce su anulación.
32
C. S. NINO (2012: 203-207) señala que la nulidad es la negativa a prestar la coacción estatal.
33
Por eso señala E. CAPACCIOLI (1956: 110-111) que decir que un acto es inválido significa que no se puede pretender tutela
en base a él y, viceversa, que se puede pretender tutela contra él. También J. A. SANTAMARÍA PASTOR (1975: 161), en su ya clásico
estudio sobre la nulidad de pleno derecho, señaló que el acto inválido es el que «carece de vigor para exigir jurídicamente la realización
de tales efectos típicos, y cuyos efectos eventualmente producidos de facto pueden ser eliminados mediante una acción restauradora
del orden jurídico». R. BOCANEGRA SIERRA (1998: 43-44), también entiende que «lo que la invalidez produce, en cuanto sanción que
el ordenamiento hace recaer sobre un acto que lo infringe, es la imposibilidad de exigibilidad jurídica de los efectos que le son propios».
Vid. también T. CANO CAMPOS (2004: 194 ss.).
34
B. G. MATTARELLA (2003: 1006).
PONENCIAS 15
acción de nulidad del art. 106.1 LPAC cuando el acto administrativo (favorable o desfavorable) incurre en un
vicio de nulidad de pleno derecho (art. 47.1 LAP). La acción de nulidad es una suerte de tercera vía entre
los recursos administrativos y la revisión de oficio que se pone en marcha a través de una solicitud ante
la Administración autora del acto, que, como en la revisión de oficio propiamente dicha, es la competente
para tal declaración previo dictamen favorable del Consejo de Estado 35. Los particulares también pueden
solicitar a la Administración, por la vía del art. 109 LPAC (pero aquí ya no gozan de una auténtica acción,
sino que se limitan a ejercer su derecho de petición), la revocación de los actos anulables desfavorables, así
como la de los actos originariamente válidos que han devenido inválidos como consecuencia de un cambio
en las circunstancias fácticas o jurídicas que se tomaron como base o fundamento para su emanación. La
impugnación o el ejercicio de la acción de nulidad pone en cuestión al acto, mientras que su anulación, o la
confirmación de su validez, pone fin a la disputa acerca de su adecuación a Derecho.
La Administración, por su parte, puede acudir a la revisión de oficio, a la declaración de lesividad y a la
revocación, según los casos. Si el acto es nulo de pleno derecho, la propia Administración puede declarar la
invalidez mediante la revisión de oficio prevista en el art. 106 LPAC. Si el acto es anulable la Administración
debe acudir al recurso de lesividad previsto en el art. 107 LPAC. Si el acto es de gravamen, la vía es la mis-
ma tanto para los actos nulos como para los anulables, y podrá revocarlo en virtud de lo dispuesto en el art.
109.1. El art. 110 LPAC, como se ha visto, establece límites materiales a todos estos poderes de revisión,
haciendo ceder en vía preventiva las consecuencias de la invalidez en beneficio de las consecuencias jurídi-
cas adecuadas a otros principios que se consideran prevalentes al principio de legalidad que es fundamento
de las consecuencias de la invalidez.
La Administración también puede eliminar los vicios de los actos anulables procediendo a su subsana-
ción. Si la Administración opta por la convalidación del acto (en los supuestos en que legalmente proceda),
ello no quiere decir que aquel efecto o consecuencia de la invalidez no se produzca. Si, a pesar de la inva-
lidez, la situación creada por el acto se mantiene es, precisamente, porque normas específicas (en nuestro
caso, los arts. 52 y 119.2 LPAC) atribuyen mayor relevancia a otros hechos, en concreto a la nueva resolu-
ción de la Administración. Por consiguiente, lo que el mecanismo de la convalidación supone, en realidad,
es otorgar una mayor tutela a la nueva declaración de voluntad de la Administración por la que se eliminan
los vicios del acto, que a los eventuales intereses tendentes a la remoción de la situación creada por el acto
inválido. Lo mismo ocurre cuando, en vía de recurso, se ordena la retroacción de actuaciones para que se
subsane el vicio de forma o bien se dicta un nuevo acto sustituyendo al anterior (art. 119.2 LPAC), o cuando,
en el recurso contencioso-administrativo, el Juzgado o Tribunal no se limita a anular el acto con vicios de
forma sino que resuelve sobre el fondo del asunto o bien condena a la Administración a dictar un nuevo acto.
Los juicios de validez (invalidez) pueden ser realizados por cualquier sujeto en diversas circunstancias,
pero no cualquier juicio de validez (invalidez) tiene consecuencias jurídicas, pues el propio ordenamiento
crea unos órganos específicos a los que atribuye la función de declarar la invalidez de los actos jurídicos
a través de sus pronunciamientos, que son a los que, en última instancia, el Derecho reconoce efectos
jurídicos 36. Por ello, el que un acto (o una norma, o un contrato, etc.) sea reconocido en el seno del orde-
35
La doctrina más autorizada ha criticado –con razón– la posibilidad de una revisión de oficio a instancia del interesado y ha pro-
puesto encaminar esta impugnación por la vía del recurso ordinario, estableciendo que los plazos no se aplicarían cuando el recurrente
alegue y el órgano de resolución aprecie la concurrencia de un vicio de nulidad de pleno derecho. Vid. J. A. SANTAMARÍA PASTOR
(2016b: 268), S. MUÑOZ MACHADO (2018: 179). Críticos también con la regulación actual, que mantiene «idéntico desbarajuste» que
la Ley 30/1992, M. REBOLLO PUIG y E. CARBONELL PORRAS (2018: 178).
36
El juicio de validez (invalidez) puede ser realizado por diversos órganos o sujetos: por la Jurisdicción al entender de un recurso
contencioso-administrativo o por la Administración al ejercer la revisión de oficio, pronunciarse sobre la acción de nulidad ejercitada o
resolver un recurso administrativo; por un abogado o por un particular para que se declare la invalidez; por un jurista que describe el
ordenamiento, comenta una sentencia, etc.; por cualquier persona al expresar su propio juicio sobre la adecuación de un acto al orde-
namiento jurídico. En el primer supuesto (pronunciamiento del Juez o de la Administración), el juicio de validez es pronunciado desde
el punto de vista interno y es el que tiene realmente efectos jurídicos al anular el acto; en los demás, el juicio se realiza desde del punto
de vista externo y carece de consecuencias jurídicas (salvo la incidencia que en el parecer de la Jurisdicción o de la Administración
pueda tener en el futuro la opinión de la dogmática jurídica, la cual, además de una función ordenadora y sistematizadora, realiza una
verdadera función normativa). Sobre los referidos juicios de validez, vid. GUASTINI (1999: 388 y ss.); R. LETELIER WARTENBERG
PONENCIAS 16
namiento jurídico como válido o inválido depende del pronunciamiento autoritativo de ciertos órganos, los
cuales, como es evidente, deben realizar tales pronunciamientos atendiendo a que se hayan cumplido o no
las condiciones que el Derecho establece como requisitos de su validez, pero a los que, en último término, el
ordenamiento reconoce efectos con independencia de su corrección 37. En el mundo del Derecho la discusión
abierta tiene que cerrarse en algún momento mediante una decisión de autoridad, por alguien que tenga la
última palabra, pero esta decisión se ve permeada por exigencias de racionalidad cada vez mayores a través
de la motivación de las decisiones 38.
La anulación es un acto –administrativo o jurisdiccional– por el que se declara con carácter imperativo y
erga omnes la invalidez de un acto, momento a partir del cual el Derecho priva de tutela a la situación creada
por el acto y éste deja de producir efectos pro futuro 39. Suele ser habitual sostener que los pronunciamientos
(resoluciones administrativas o sentencias) de nulidad tienen carácter meramente declarativo mientras que
los de anulabilidad son constitutivos. Pero esta distinción parte de un falso presupuesto, no tiene relevancia
y, además, creo que es errónea.
Parte del presupuesto de la ineficacia ab initio e ipso iure de los actos nulos, por lo que una eventual
sentencia sólo tendría efectos declarativos; por el contrario, como los actos anulables serian válidos y produ-
cirían efectos hasta que fueran anulados, y la anulabilidad, por ello, debería ser acordada por el Juez o por
la Administración, el pronunciamiento tendría efectos constitutivos. Pero, como se ha visto, los actos nulos,
como los anulables, se presumen válidos y son eficaces desde que se dictan, por lo que en ambos casos
es preciso el pronunciamiento de un sujeto autorizado anulando el acto. Hay que tener en cuenta, por otra
parte, que cuando alguien pretende que se declare la invalidez de un acto es porque se está viendo perju-
dicado por una situación jurídica que quiere modificar mediante el pronunciamiento que lo anula y volver así
una situación acorde a sus intereses. Con el pronunciamiento autoritativo de nulidad no se pretende adjetivar
el acto: declarar sin más que un acto es nulo es como declarar que es alto, corto o amarillo 40. Pretender
la nulidad es pretender la no tutela o protección de la situación creada por un acto del que la otra parte (la
Administración u otro sujeto al que el acto favorece) defiende su eficacia y validez.
La distinción, en segundo lugar, no tiene relevancia porque carece de efectos prácticos: si se impugna
un acto inválido pero la impugnación no prospera, el acto seguirá produciendo efectos como si fuera válido,
tanto si incurre en un vicio de nulidad como si el vicio que padece es de anulabilidad; y si la impugnación
del acto prospera, las consecuencias serán las mismas tanto si es nulo como si es anulable: se negarán sus
efectos para el futuro y no se protegerá la situación creada. Es una distinción, además, que no está en la
LJCA, que sería su sede natural. El art. 71.1.a) de la LJCA se limita a disponer que, de estimarse el recurso,
la sentencia «anulará» el acto, y el art. 72.2 añade que la «anulación» de una disposición o acto producirá
efectos para todos los afectados, de modo que se prevé el mismo régimen y se establecen los mismos
efectos generales de las sentencias de anulación. Los órganos de esta Jurisdicción anulan tanto actos nulos
como actos anulables.
Y la distinción, en fin, es errónea porque está mal planteada. En vez de diferenciar entre pronunciamien-
tos de nulidad y de anulabilidad, hay que distinguir entre el contenido de la decisión (administrativa o judicial)
declarando la invalidez (porque concurre un vicio relevante) y los efectos que produce esa decisión. Una
(2011: 93-94). Vid. también, F. RUBIO LLORENTE (1990: 25): la invalidez puede «ser apreciada, sin que esta apreciación tenga con-
secuencias normativas, también por la doctrina». A. NIETO GARCÍA (1994: 10-11, 21-22), para diferenciar el plano interno y el externo
distingue entre ilegalidad (juicio que puede realizar cualquiera y es el resultado de una constatación) e invalidez (juicio que sólo pueden
realizar determinados órganos y es el resultado de una valoración o calificación jurídica sobre el alcance de la ilegalidad), a la que define
como «la declaración de ilegalidad relevante realizada por el órgano constitucionalmente legitimado para ello».
37
M. ATIENZA RODRÍGUEZ y J. RUIZ MANERO (2003: 725-726).
38
M. ATIENZA RODRÍGUEZ y F. LAPORTA (2009: 221).
39
En algunos supuestos, se realiza un juicio relevante de invalidez pero el acto no se anula. Por ejemplo: cuando se sanciona
a un funcionario por la adopción de «acuerdos manifiestamente ilegales», cuando en los conflictos de competencia se declara la in-
competencia de una Administración al dictar un acto y por tanto su ilegalidad o cuando se aprecia la responsabilidad patrimonial de la
Administración por un acto administrativo ilegal. En tales casos, el Derecho sólo exige un pronunciamiento de invalidez desde el punto
de vista del antecedente o condiciones (de los vicios de validez), no desde el consecuente o los efectos propios de la invalidez, porque
las consecuencias que tales normas prevén son distintas a la anulación: imposición de una sanción, determinación de la Administración
competente, declaración de responsabilidad. El órgano de que se trate es competente para apreciar la invalidez del acto pero no para
declarar su nulidad. M. REBOLLO PUIG (2005: 596-601), de quien proceden los ejemplos, distingue en tales casos entre ilegalidad e
invalidez y concluye que lo que se destruye es la presunción de legalidad, pero no la de validez. Sobre el tema, más ampliamente T.
CANO CAMPOS (2016: 1874-1876). También alude a que en ocasiones la declaración de invalidez no arrastra la nulidad, A. NIETO
GARCÍA (1994: 22, 24) para quien ello «resulta explicable desde un punto de vista competencial».
40
M. PASQUAU LIAÑO (2007: 237).
PONENCIAS 17
cosa es el contenido de un pronunciamiento y otra los efectos que las normas jurídicas le atribuyen. Esta
distinción permite aclarar, con carácter general, que también las decisiones puramente declarativas pueden
tener efectos jurídicos 41. De este modo los pronunciamientos de invalidez de los actos o de las normas
tienen un doble carácter: desde el punto de vista de su contenido son declarativos de una realidad jurídica
anterior porque constatan y declaran una antijuridicidad o irregularidad ya existente: que el acto incurre en
un vicio de nulidad o de anulabilidad. Pero desde la perspectiva de los efectos que producen son constituti-
vos de una realidad jurídica nueva, pues destruyen la presunción de validez del acto, le privan de efectos y
no otorgan tutela a la situación que han creado, la cual, si ningún principio del sistema lo impide, debe ser
restablecida de inmediato.
Pero, ¿por qué a veces se mantienen los efectos de los actos inválidos y parece, por ello, que la in-
validez no tiene esas consecuencias? Porque cuanto más tarde en llegar la declaración de invalidez más
difícil será el restablecimiento de la legalidad alterada, ya que los efectos producidos por el acto se habrán
integrado en el tráfico jurídico y habrán servido de base a otros actos, los cuales, a su vez, habrán creado
nuevas expectativas y derechos a otros sujetos 42. Por eso, la privación de tutela a la situación creada por
el acto anulado no operará en el vacío o de forma aislada, sino sobre una realidad fáctica y jurídica que se
habrá creado al socaire del acto irregular y que también reclamará del Derecho tutela o protección. Y por
eso, también, un adecuado diseño del procedimiento y de los recursos administrativos (y jurisdiccionales)
resultan esenciales para garantizar una reacción eficaz frente a la invalidez, como se puede apreciar perfec-
tamente en el ámbito de los contratos públicos 43.
La situación creada por el acto es un nuevo hecho. Un nuevo hecho que puede generar la aplicación
de nuevo Derecho confirmando dicha situación. Así, principios como el de seguridad jurídica, protección de
la confianza, prohibición de enriquecimiento o continuidad de los servicios públicos, pueden resultar ahora
de aplicación y amparar jurídicamente la situación que se haya creado como consecuencia de un acto que
procede anular. Pues bien, son tales principios, y no el acto inválido, los que explican que en determinados
supuestos se mantengan los efectos producidos y queden liberados de cualquier reparo jurídico.
Tales principios se imponen, tras una ponderación con el principio –derivado del de legalidad– que es-
tablece la no tutela de los efectos del acto anulado, y por ello amparan el mantenimiento de esos mismos
efectos o de otros efectos parcialmente distintos (por ejemplo, una indemnización mayor al justiprecio en una
expropiación declarada nula, o una indemnización por un valor mayor que el de restitución).
Por lo general, esta operación tiene lugar en el proceso de control de la validez del acto. Pero hay veces
que la ponderación no la hace el Juez o la Administración en el caso concreto, sino que la realiza de forma
abstracta el propio legislador, el cual antepone los intereses protegidos por la seguridad jurídica o el interés
general a los que atiende la invalidez y, en atención a ello, determina los efectos que ha de tener la declara-
ción de nulidad o, incluso, impide que dicha declaración tenga lugar.
Un ejemplo de lo primero puede verse en el art. 73 LJCA, que dispone prima facie el mantenimiento de
los actos administrativos firmes dictados en aplicación de reglamentos declarados nulos, salvo que se trate
de sanciones no ejecutadas 44. Lo segundo tiene lugar en previsiones como la del antiguo art. 38 del Texto
41
R. GUASTINI, (2010: 386), quien pone el ejemplo de las sentencias estimatorias del TC y señala que, desde el punto de vista
de su contenido no constituyen sino que declaran la inconstitucionalidad, pero, al mismo tiempo, la sentencia es constitutiva de los
efectos que produce: generalmente, la eliminación e inaplicabilidad de la ley (pág. 386). Vid. también, R. GUASTINI, (2013: 129), donde
señala que dicha distinción está implícita en la importante obra de ALCHOURRÓN y BULYGIN, Normative System de 1971 (edición
española de 1975). Hay una segunda edición revisada: C. E. ALCHOURRÓN y E. BULYGIN, (2015: 208-211). Estos autores, en efecto,
distinguen entre decisiones declarativas (cuyo contenido es un enunciado clasificatorio o subsuntivo; por ejemplo: T es un testamento
válido, J está en quiebra) y decisiones normativas (que establecen una prescripción: P debe ser castigado, el local debe ser desalojado),
las cuales pueden concurrir en una misma decisión.
42
R. LETELIER WARTENBERG (2011: 176); S. DÍEZ SASTRE (2012: 74).
43
S. DÍEZ SASTRE (2017: 303 y ss.).
44
Este precepto no establece que tales actos sean válidos, sino que la declaración de nulidad de la disposición general en virtud
de la cual tales actos han sido dictados no afectará per se a su eficacia, lo que, en rigor, ni siquiera impide el que tales actos puedan ser
revisados ulteriormente. Sobre el tema, M. REBOLLO PUIG (1998: 533); G. DOMÉNECH PASCUAL (2002: 342-343); J. A. SANTAMA-
RÍA PASTOR, B. LOZANO CUTANDA, J. P. QUINTANAR CARRETERO, R. CASTILLO BADAL (2014:704). Lo mismo puede afirmarse
respecto de la previsión del art. 106.4 LPAC.
PONENCIAS 18
refundido de la Ley de Contratos del Sector Público de 2011, que habilitaba al órgano competente para de-
clarar la nulidad de un contrato inválido a que no la declarase y acordase el mantenimiento de sus efectos si
concurren razones imperiosas de interés general. En estos casos, los efectos que se mantienen no encuen-
tran cobertura en el reglamento anulado o en el contrato inválido cuya nulidad ni siquiera se llega a declarar,
sino en el principio de seguridad jurídica, en el primer caso, y en las razones imperiosas de interés general
que en cada caso concurran y que recoge ya expresamente el propio legislador sin remitir su apreciación
al proceso de control, en el segundo. Los límites a las facultades de revisión previstas en el actual art. 110
LPAC también hallarían su explicación en el hecho de que el principio de no tutela de la situación creada por
los actos inválidos cede (aquí también en vía preventiva, impidiendo incluso la anulación del acto por parte
de la Administración) ante la concurrencia de otros principios jurídicos de obligada observancia, como la
protección de la buena fe, la confianza legítima o la equidad, que resultan de aplicación a la situación creada
por el transcurso del tiempo.
La concurrencia y aplicación de estos principios amparan o protegen la situación generada en torno a
un acto inválido. Pero, como adelanté, tales principios no convierten al acto en válido o conforme a Derecho,
pues el ordenamiento no los configura como requisitos de validez. Creo que conviene insistir en esto porque
con ello se destaca que la Administración nunca debió dictar el acto y que no puede hacerlo contraviniendo
las normas que regulan su forma de producción. En el plano doctrinal, y desde el punto de vista externo,
esto permite la crítica por parte de la dogmática jurídica y tiene incluso un efecto pedagógico sobre la propia
Administración pública de cara a su actuar futuro.
Por otra parte, los principios que tutelan la situación creada por el acto inválido deberían aflorar, en la
medida de lo posible, en el proceso declarativo y no en el proceso ejecutivo ulterior cuando se analiza el
alcance de los efectos de la nulidad ya declarada. Se evitaría así que en la fase de ejecución de la sentencia
emerjan principios que ya estaban presentes pero no habían ingresado en la discusión inicial 45.
Además, en mi opinión, el juez no debería ser el «dueño y señor» de la ponderación, sino que el legis-
lador debe establecer criterios sobre cuándo procede realizarla, como hace, por ejemplo, en relación a los
actos firmes o cuando establece límites a la revisión de oficio. Así lo impone el imperio de la Ley.
Paso, por último, a analizar las complejas relaciones entre tiempo y validez. Hay quien sostiene que el
momento decisivo para enjuiciar la validez de un acto es el momento en que se dicta (tempus regit actum).
Un cambio ulterior en las circunstancias fácticas o jurídicas, se afirma, no puede convertir en inválido a un
acto que nació conforme a Derecho, de modo que ya no afectará a su validez sino, si acaso, a su eficacia o
a las relaciones jurídicas que haya creado 46.
Pero la invalidez sobrevenida es una figura admitida en la teoría general del Derecho y en el propio De-
recho Constitucional 47. En el Derecho Administrativo, algunos autores y el propio Consejo de Estado la han
utilizado para explicar dogmáticamente diversas figuras como la reversión en la expropiación forzosa o la
revocación de las autorizaciones por la desaparición de las circunstancias exigidas para su otorgamiento 48.
La jurisprudencia, además de en esos supuestos, también la ha utilizado para enjuiciar la validez de la eje-
45
R. LETELIER WARTENBERG (2011: 389-395). R. GÓMEZ-FERRER RINCÓN (2008: 271 nota 14, 311 nota 36, 363, 379)
señala, con razón, que, del mismo modo que la construcción de una obra pública se tiene en cuenta al declarar la ilegalidad de la ex-
propiación, en el resto de supuestos, las circunstancias de hecho y de derecho que impiden la ejecución de la sentencia (por ejemplo
un cambio de planeamiento en las licencias urbanísticas) deberían ser tenidas en cuenta al dictarse ésta y no remitirse, como hace el
juzgado, al momento de su ejecución.
46
Entre los más firmes defensores de esta idea pueden destacarse, R. BOCANEGRA SIERRA (2005: 81) y (2012: 80-81); J.
M. ALEGRE ÁVILA (2012: 492 ss.). También se opone a la utilización del término, aunque reconoce que su discrepancia con quienes
aceptan la figura es más bien terminológica, V. S. BACA ONETO (2006: 45 ss.), que habla de ilegitimidad (entendida como la falta de
cobertura jurídica de los efectos de un acto) sobrevenida y la predica de las situaciones o relaciones jurídicas que el acto ha creado.
47
Vid., entre otros muchos, M. GASCÓN ABELLÁN, (1994: 857-858); R. GUASTINI (2010: 263-264); L. PAREJO ALFONSO
(1981: 201 ss.); L. M.ª DÍEZ-PICAZO (1990: 310); J. JIMÉNEZ CAMPO (1998: 112, 115 ); A. GARRORENA MORALES (1999: 349); A.
J. GÓMEZ MONTORO (2001: 581); I. DE OTTO Y PARDO (2010: 686); S. MUÑOZ MACHADO (2015: 236). También la admiten, para
las leyes, numerosas sentencias del TC: 4/1981 y 11/1981, 83/1984, 126/1997, 159/2001, 10/2002, 224/2006, 166/2014, 195/2015,
98/2016, 102/2016, etc.
48
E. GARCÍA DE ENTERRÍA (1984: 140); J. M. SALA ARQUER (1974: 43). Vid. los Dictámenes del Consejo de Estado núms.
567/1991, de 24 de abril de 1991 y 1641/95, de 20 de julio de 1995, entre otros.
PONENCIAS 19
cución de un retracto forestal 49. Un autorizado y amplio sector doctrinal también ha sostenido, con carácter
general, que la invalidez sobrevenida es una figura que explica adecuadamente algunos fenómenos jurídi-
cos, tiene un indudable fondo de verdad, responde a problemas reales y pone de manifiesto la concepción
dinámica del principio de legalidad 50.
La invalidez sobrevenida no es un concepto ilógico, erróneo o contradictorio, como algunos afirman.
Claro: a menos que se asuma o estipule un concepto de invalidez en el que los vicios de los actos deban
concurrir, por definición, en el momento en que se dictan. Al fin y al cabo, cada concepto implica lo que se
haya incluido en él al definirlo. Yo, sinceramente, no veo ningún reparo dogmático a la posibilidad de que
un acto administrativo devenga antijurídico y, por ello, inválido como consecuencia de un cambio de las cir-
cunstancias de hecho o de Derecho que se tomaron como base o fundamento cuando se dictó 51. Cuando
cambian o se alteran los presupuestos de hecho o de Derecho que sirvieron de base para dictar el acto, la
valoración que la Administración realizó al dictarlo no se vuelve errónea, pero, debido al desarrollo de las
circunstancias, el acto presenta ahora un contenido que ya no se adecua al Derecho actualmente en vigor.
La principal crítica que se hace a la posibilidad de una invalidez sobrevenida de los actos administrativos
reside en que éstos, en cuanto que resolución productora de efectos jurídicos para un caso concreto, son
instantáneos, momentáneos o fugaces, de modo que, una vez dictados, desaparecen y sólo permanecen las
situaciones o relaciones jurídicas que han creado 52. Pero esto, según creo, carece de fundamento porque
no tiene en cuenta que el acto administrativo (al igual que una ley, un contrato o una sentencia) constituye el
ejercicio de acciones institucionales (que en cuanto tales son momentáneas o instantáneas: también lo es el
acto de aprobar una ley o dictar una sentencia) que dan lugar a resultados institucionales, y que si perduran
los efectos o la relación jurídica que dicho resultado institucional ha creado es porque el acto, como resultado
institucional que es, permanece y las ampara hasta que el propio acto no sea anulado, revocado, etc. 53
El acto administrativo no se extingue una vez dictado ni desaparece cuando se cumple o ejecuta, sino
que pasa a formar parte del sistema jurídico, no a los efectos de poder ser objeto de aplicaciones reiteradas o
sucesivas (ya que, por definición, carece del requisito de la abstracción, y en esto se diferencia de los regla-
49
Las sentencias que explican la reversión en la expropiación con la teoría de la invalidez sobrevenida son muy numerosas [vid.,
por ejemplo, las SSTS de 1 de diciembre de 2011 (recurso de casación núm. 3023/2008), de 7 de octubre de 2013 (recurso de casación
núm. 247/2011), de 17 de abril de 2015 (recurso de casación núm. 4251/2012), de 21 de noviembre de 2015 (recurso de casación núm.
3414/2013)]. Esta explicación es compartida por la mayoría de la doctrina, pero también ha sido cuestionada por algunos autores. Vid.,
por ejemplo, J. M. ALEGRE ÁVILA (1993: 229 y ss.) y, más recientemente, respecto del incumplimiento del deber de afectación, D.
UTRILLA FERNÁNDEZ-BERMEJO (2015: 263) que, para ese concreto supuesto señala, probablemente con razón, que «el gravamen
de afectación no es un elemento de validez, sino un efecto del acto administrativo expropiatorio», por lo que «su eventual incumpli-
miento no podrá proyectarse sobre el plano de la validez del acto, sino a lo sumo, sobre el de su eficacia». Sobre la aplicación de la
teoría de la invalidez sobrevenida a la ejecución de un retracto forestal por pérdida sobrevenida de la causa, vid. la importante STS
de 21 de marzo de 2011 (recurso de casación núm. 5596/2006), donde se señala que la validez del acto (en concreto la adecuación
de su contenido a la finalidad pública que prevé la norma atributiva de la potestad) no sólo debe concurrir cuando se dicta el acto sino
también durante el tiempo que despliega sus efectos, singularmente cuando ha de ejecutarse materialmente. Vid. los comentarios a
dicha sentencia de C. CHINCHILLA MARÍN (2011: 7 ss.), J. A. CARRILLO DONAIRE (2012: 209 ss.), T. CANO CAMPOS (2011: 50 ss.).
50
L. COSCULLUELA MONTANER (2016: 373-374); G. FERNÁNDEZ FARRERES (2018: 808-809); M. REBOLLO PUIG, (2018:
119-120); E. GAMERO CASADO y S. FERNÁNDEZ RAMOS (2016: 530); A. BUENO ARMIJO (2011: 211). La admite, aunque esta-
bleciendo un campo de aplicación distinto ya que considera que sólo hay invalidez sobrevenida cuando «el desajuste entre el acto y
la norma es imputable a la Administración», D. BLANQUER CRIADO (2014: 1309 ss.). También da cuenta de la teoría y la admite F.
GARRIDO FALLA (1994: 496).
51
T. CANO CAMPOS (2004: 69 ss.), donde se analiza el surgimiento de la teoría de la invalidez sobrevenida (págs. 33 y ss.),
su funcionalidad y utilidad en nuestro sistema (págs. 143 y ss.), los supuestos en que un acto puede devenir inválido (224 y ss.) y los
instrumentos para hacerla valer (326 y ss.).
52
V. S. BACA ONETO (2006: 45-46). Otros autores, como J. M. ALEGRE ÁVILA (2012: 494-495) sostienen que «la validez es el
necesario punto de inserción del acto en la vida jurídica» y «una vez producida esta inserción, toda la dinámica del acto ha de enfocarse
exclusivamente desde la perspectiva de la eficacia».
53
Las acciones y los resultados institucionales son aquellos que no son posibles en ausencia de reglas constitutivas, es decir,
de reglas que crean la posibilidad de dichas acciones y resultados. Así, por ejemplo, mientras que acciones y resultados como matar
y estar muerto son posibles en ausencia de regla alguna, y el concepto no depende de ninguna regla, acciones como aprobar una ley,
celebrar un contrato o dictar una sentencia o un acto y sus correspondientes resultados (ley, contrato, sentencia, acto) solo son posibles
de acuerdo con reglas del referido tipo, en concreto de las reglas constitutivas que confieren poderes (lo que entre nosotros conocemos
como normas de competencia). Vid. M. ATIENZA y J. RUIZ MANERO (2003: 719); J. A. PÉREZ LLEDÓ (2015: 28 ss.). Por eso, en
el ámbito jurídico, la validez es una cualidad que se puede predicar de distintas acciones y resultados institucionales: de las normas,
de los actos jurídicos que las aplican (actos administrativos, actos procesales, etc.), de los actos de autonomía privada (contratos,
testamentos, donaciones, etc.) o de cláusulas particulares de tales actos (cláusulas contractuales, testamentarias, accesorias). Vid. R.
GUASTINI (1999: 319). Un esquema ordenado de todo aquello que puede ser calificado como válido o inválido, en M. ATIENZA y J.
RUIZ MANERO (2003: 722).
PONENCIAS 20
mentos), sino a los efectos de reconocer, proteger y amparar la situación o relación jurídica que ha creado 54.
Como resultado institucional que es, el acto administrativo sigue «existiendo» una vez dictado y continua sien-
do relevante para el Derecho desde numerosos aspectos, incluso cuando se ha cumplido o ha sido ejecutado.
Esto tiene lugar no sólo en el caso de los actos denominados de estatus, como los que otorgan la naciona-
lidad, nombran a un funcionario o califican un bien (por ejemplo, como demanial), sino también cuando se
trata de actos con efectos indefinidos (por ejemplo, una licencia de obras, que ampara de forma indefinida el
edificio construido) o, incluso, cuando se trata de actos que se agotan o consumen con su cumplimiento o eje-
cución (por ejemplo, una sanción ya pagada sigue siendo relevante a los efectos de que no pueda de nuevo
exigirse el pago, de beneficiarse de una norma retroactiva in bonus si a pesar de que se pagó se recurrió y el
recurso no ha sido resuelto o, bien, de ser tenida en cuenta a efectos de aplicar la agravante de reincidencia).
La tesis de la instantaneidad del acto se ve contradicha, por lo demás, por los propios usos lingüísticos
y, lo que es más importante, por el propio Derecho positivo que regula infinidad de instituciones o figuras
referidas al acto administrativo y no sólo a sus efectos o a las relaciones que ha creado: la impugnación del
acto por los particulares, la revisión de oficio y la revocación por la Administración, la conservación, la conva-
lidación, la conversión, la anulación, etc. Por otra parte, y aunque esto requeriría un análisis y una reflexión
mucho más profunda, la discusión acerca de la instantaneidad o no del acto administrativo quizá se deba a
que no se tiene en cuenta que, en realidad, el acto (como el resto de resultados institucionales: sentencia,
contrato, matrimonio, etc.) no es sino una forma abreviada de referirse a ese complejo conjunto de derechos,
permisos, obligaciones, situaciones, relaciones, calificaciones, etc., que forman su contenido bajo una deter-
minada forma o vestidura formal 55.
La visión de la validez desde el punto de vista de los denominados elementos del acto no desmiente la
tesis de que pueden incurrir en invalidez sobrevenida, pues algunos de ellos como el presupuesto de hecho
puede alterarse o desparecer y otros como el contenido del acto puede devenir contrario a Derecho.
Por lo demás, la teoría de la invalidez sobrevenida no niega, como algunos parecen entender, que el
acto originariamente conforme a Derecho siga siendo un precedente válido a la hora de valorar (por ejemplo,
desde la perspectiva del principio de igualdad) las demás aplicaciones, futuras o pasadas, de la normativa
que lo justificó 56. En la medida en que la invalidez sobrevenida y sus consecuencias no se producen desde
que el acto se dictó, sino desde que éste realmente deviene contrario al ordenamiento, la aplicación inicial
de la normativa que justificó el acto es válida o conforme a Derecho (por eso se protegen y mantienen los
efectos del acto durante ese tiempo), por lo que puede seguir siendo un precedente legítimo o adecuado de
las demás aplicaciones, futuras o pasadas, que tengan como base o fundamento las circunstancias fácticas
y jurídicas que concurrieron en aquel momento inicial en el que el acto fue dictado.
Las consecuencias de la invalidez sobrevenida difieren de las de la originaria desde el punto de vista
temporal, pues aquéllas tienen lugar no desde que el acto se dictó, sino desde que devino contrario a Dere-
cho por un cambio en las circunstancias fácticas o jurídicas que le sirvieron de fundamento. Si la invalidez se
produce una vez dictado el acto pero se retrotrae al momento en el que se dictó, estaremos ante una acto
administrativo originariamente inválido 57.
En definitiva, en mi opinión la invalidez sobrevenida no encuentra obstáculos dogmáticos insalvables,
como se pretende, y, sobre todo, es una categoría útil porque sirve para explicar determinados fenómenos
jurídicos y resolver algunos problemas. Pero son dudosos y discutidos los supuestos en los que procede
54
R. BOCANEGRA SIERRA (2012: 139): «agotado su efecto principal, el acto administrativo continúa, sin embargo, teniendo
existencia jurídica»; R. LETELIER WARTENBERG, (2011: 58): «En verdad, los actos administrativos se incrustan en el sistema jurídico,
pues reconocen y protegen, sin límite temporal, la situación jurídica que han creado».
55
Vid. J. PÉREZ LLEDÓ (2015: 40-41): un resultado institucional «es en realidad una forma abreviada, más “económica” para re-
ferirse a ciertas consecuencias normativas que el ordenamiento liga al hecho de que se hayan dado las condiciones del antecedente…
un “matrimonio” no es más que una forma abreviada de referirse, sin tener que detallarlas explícitamente, a un complejo de derechos
y deberes que surgen (entre los cónyuges, hacia terceros, hacia la Administración, etc.) … el matrimonio es ese mismo conjunto de
derechos y deberes». A esto parecen apuntar también G. DOMÉNECH PASCUAL (2002: 208) cuando afirma que el objeto del que se
predica la validez o invalidez es el contenido del reglamento, y R. LETELIER WARTENBERG (2011: 43) al señalar que «la premisa de
que los actos jurídicos no son sino sus efectos no puede ser ignorada». De hecho, la mayor parte de los denominados elementos del
acto lo son de las normas que confieren la potestad y regulan su concreto ejercicio o de otras normas del sistema.
56
Cfr. R. BOCANEGRA SIERRA, (2005: 82) y (2012: 81), donde habla de que el acto ha devenido inoportuno.
57
Vid. H. MAURER (2011: 305): «hay que diferenciar de este caso [actos que originariamente eran conformes a Derecho pero
que por un cambio de las circunstancias se convirtieron en ilegales] el del acto administrativo cuya ilegalidad se produce tras su emisión
pero que se extiende retroactivamente al momento en el que se dictó; en este caso, estamos ante un acto administrativo antijurídico
desde el inicio al que se aplican las normas propias de la revisión de oficio». Vid. también T. CANO CAMPOS (2004: 224-226).
PONENCIAS 21
hablar de ella; y, sobre todo, carecemos de los medios adecuados para reaccionar contra un acto originaria-
mente válido que después deviene contrario a Derecho.
Desde el punto de vista de los supuestos, la invalidez sobrevenida debe reservarse exclusivamente a
aquellos casos en los que realmente haya un cambio sobrevenido de las circunstancias de hecho o de Dere-
cho que sirvieron de base o fundamento para dictar el acto. Lo que impide, por ejemplo, que pueda hablarse
de invalidez sobrevenida cuando se incumple una obligación, un modo o una carga que impone el propio
contenido del acto, pues su cumplimiento no pudo servirle de soporte en su momento y por ello su incumpli-
miento no puede hacer que devenga inválido, como se ve claramente en el caso de las subvenciones que
no se emplean conforme al fin que fundamenta su otorgamiento. Se debe plantear hipotéticamente si, según
las circunstancias de hecho o de Derecho que ahora concurren, la Administración pública estaría obligada o,
en caso de que pueda actuar de forma discrecional, habilitada a dictar el acto administrativo de que se trate.
Si en atención a las nuevas circunstancias fácticas y jurídicas ahora no fuera posible (jurídicamente) dictar
ese mismo acto administrativo, puede concluirse que el acto ha devenido inválido. Esto puede ocurrir, singu-
larmente, en los actos con efectos prolongados en el tiempo (una concesión demanial, una autorización de
funcionamiento, autorizaciones personales como el permiso de armas o el de conducir, una prohibición para
realizar una determinada actividad, etc.), aunque no sólo en ellos 58. El campo de la gestión de los riesgos es
un sector de referencia importante en este ámbito, pues las circunstancias fácticas de las que depende el
acto administrativo (normalmente autorizaciones) puede cambiar como consecuencia del progreso científico
y el avance del conocimiento, por lo que debe preverse la posibilidad de modificación o revocación para dejar
abierto el contenido de la decisión administrativa al avance del conocimiento 59.
Pero el verdadero problema reside en las vías de reacción contra la invalidez sobrevenida, porque la
regulación vigente está claramente orientada hacia los actos administrativos originariamente inválidos. Du-
rante la tramitación de la Ley 30/1992 se presentó una enmienda que preveía la revocabilidad de los actos
favorables por razones de ilegalidad sobrevenida. Pero la propuesta no prosperó a pesar del juicio favora-
ble del Consejo de Estado 60. La nueva LPAC ni se lo plantea y deja todo como estaba. ¡Al menos no lo ha
empeorado! Como en tantas otras cuestiones, no se ha aprovechado la ocasión para introducir en nuestro
ordenamiento una regulación más completa y detallada de la revocación de las decisiones administrativas,
en función de que sean inicialmente conformes o no a Derecho. La regulación de la revocación en Alemania
o la propuesta del Código ReNUAL de procedimiento administrativo de la UE, podrían haber servido de mo-
delo u orientación a nuestro legislador.
La revocación, en efecto, parece la figura más adecuada para reaccionar contra los actos adminis-
trativos que devienen inválidos, pues el establecimiento de plazos preclusivos dificulta la utilización de los
medios impugnatorios contra tales actos, no sólo porque los breves plazos para recurrir se computan desde
que el acto se notifica, y no parece probable que la Administración vaya a informar a los interesados de los
vicios sobrevenidos que detecte, sino también porque, en numerosos supuestos, el acto administrativo ha-
brá devenido inválido como consecuencia de una infracción duradera que no pierde gravedad con el paso
del tiempo (piénsese en una autorización para comercializar una especialidad farmacéutica o un producto
peligroso) ni es capaz de generar una confianza legítima en las personas a las que favorece que justifique
su conservación una vez transcurrido un tiempo desde que se tornó inválido 61.
58
Como se ha visto, la STS de 21 de marzo de 2011 (recurso núm. 5596/2006) lo aplica a un acto administrativo que se consume
con su cumplimiento o con su ejecución, precisamente porque cuando se pretendía ejecutar varios años después habían cambiado
las circunstancias fácticas y el contenido del acto ya no se adecuaba a la finalidad de la norma atributiva de la potestad para ejecutar
el retracto forestal.
59
Como señala J. M.ª RODRÍGUEZ DE SANTIAGO (2016: 55) «la gestión jurídico-administrativa de la inseguridad fáctica even-
tualmente dañosa tiene que desplazar la idea clásica, vinculada al principio de seguridad jurídica (art. 9.3 CE), del acto administrativo
como decisión estable y tendencialmente inmodificable, adoptada como consecuencia de una fijación de hechos que se considera de-
finitiva». Los elementos fácticos juegan un importante papel en la invalidez del acto y son, con frecuencia, el problema principal y más
discutido. Sobre ello, H. MAURER (2011: 256); M. REBOLLO PUIG (2018: 101).
60
El Dictamen 1076/1991, de 31 de octubre, sobre el Anteproyecto de LRJPAC, señaló lo siguiente: «Al margen de las tradi-
cionales disputas terminológicas y conceptuales, habría que plantearse la eventual conveniencia de introducir en el Anteproyecto una
regulación de la revocación y de la anulación (para algunos revocación) por ilegalidad sobrevenida, figuras respecto de las que se ha
destacado la falta de una previsión general y expresa en la Ley de Procedimiento Administrativo (aunque algunos vestigios haya en su
Exposición de Motivos y en el artículo 112). De esta regulación serían parte central los supuestos de revocación (o de revisión) y las
garantías de los interesados (audiencia, intervención del Consejo de Estado y régimen de indemnización en su caso».
61
G. DOMÉNECH PASCUAL (2005: 504). También M. REBOLLO PUIG, (2018: 119), considera difícil admitir que se reabran los
plazos para interponer los recursos a partir del momento en que se sobreviene la ilegalidad.
PONENCIAS 22
Hay que acudir, por ello, a la vía de la revocación (o la modificación, que se considera generalmente
como una revocación parcial) 62. Pero, por la razón ya apuntada, la regulación de la LPAC presenta en esto
un déficit considerable. Hay que tener presente, además, que, en ocasiones, ciertos principios institucionales
del sistema pueden operar en vía preventiva o ex ante impidiendo, en aplicación del art. 110 LPAC, la revo-
cación de un acto que ha devenido inválido.
Si se trata de actos favorables, podría admitirse, como hacen algunas leyes sectoriales [art. 65.1 del
Texto Refundido de la Ley de Aguas, art. 77.a) y c) de la Ley de Costas, art. 73.6 Ley de Hidrocarburos,
art. 70 del Texto Refundido de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial], su revocación por la Administración tras
valorar en qué medida el mantenimiento del acto perjudica los intereses generales, indemnizando los daños
causados cuando fuera procedente; pro ejemplo si la Administración ha cambiado las normas que sirvieron
de parámetro de validez 63. En el caso de los actos desfavorables, la Administración puede acudir a la vía que
le ofrece el art. 109 LPAC, pues, si en virtud de dicho precepto la Administración puede revocar sus actos
desfavorables o de gravamen, y puede hacerlo tanto por razones de oportunidad como de legalidad, también
podrá hacerlo cuando la ilegalidad sea sobrevenida 64.
En el caso de los particulares, habría que admitir que pudieran solicitar a la Administración la revocación
del acto que haya devenido inválido. La revocación debería ser obligatoria para la Administración a partir
del momento en el que hayan cambiado las circunstancias fácticas o jurídicas y, por ello, ya no sería posible
dictar un acto con ese contenido. El principio de legalidad exige la eliminación de un acto que haya devenido
antijurídico, mientras que el principio de seguridad jurídica no se opone a ello porque la estabilidad que con
él se protege se refiere al momento en que el acto se dictó, pero no afecta a los cambios que se produzcan
con posterioridad; cambios que no pudieron hacerse valer como motivos para impugnarlo 65. También se ha
destacado que los particulares podrían solicitar a la Administración competente que tomase las medidas
adecuadas para tutelar sus derechos e intereses afectados por un acto que haya devenido ilegal y, si las
circunstancias efectivamente han cambiado, ésta debería otorgar la tutela solicitada sin que el acto dictado
en su momento fuera un obstáculo para ello 66.
Concluyo. Creo que en el tema de la invalidez ha pasado ya el tiempo de la doctrina y es el momento
del legislador, como demuestran los problemas que están planteando a diario las nulidad de los planes ur-
banísticos. Un legislador menos ensimismado y más atento a la mejor doctrina, no debería tener grandes
dificultades para establecer un marco razonable y equilibrado sobre todas estas cuestiones y el resto que
plantean los demás trabajos publicados en este mismo número.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
62
En opinión de H. MAURER (2011: 267) «la invalidez sobrevenida de un acto administrativo ha de enjuiciarse según las reglas
de la revocación».
63
Para las licencias urbanísticas por cambio de planeamiento, vid. J. M.ª BAÑO LEÓN (2009: 445-446).
64
M. REBOLLO PUIG y E. CARBONELL PORRAS (2018: 181). El art. 219.1 de la Ley General Tributaria dispone que la Admi-
nistración tributaria podrá revocar sus actos en beneficio de los interesados «… cuando circunstancias sobrevenidas que afecten a una
situación jurídica particular pongan de manifiesto la improcedencia del acto dictado».
65
H. MAURER, (2011: 331), quien precisa que desde el punto de vista procesal, la revocación se solicitaría a través de una pre-
tensión de condena dirigida a la obtención de un acto administrativo.
66
G. DOMÉNECH PASCUAL, (2005: 505).
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PONENCIAS 25
PONENCIAS 26
1 LAGUNA DE PAZ, José Carlos. La autorización administrativa. Madrid: Thomson Civitas, 2006, p. 329.
2 González Pérez afirma que «el acto administrativo es, esencialmente, revocable» (GONZÁLEZ PÉREZ,
J. Comentarios a la Ley de Procedimiento Administrativo. Segunda edición. Madrid: Civitas, 1988,
p. 932).
3 COMADIRA, Julio Pablo. «La revocación de los permisos otorgados a titulo precario». En Estudios de
Derecho administrativo en homenaje al profesor Julio Rodolfo Comadira. Buenos Aires: Instituto de
Derecho Administrativo, 2009, pp. 265 y siguientes.
4 Si bien la seguridad jurídica no está enunciada de manera literal en la Constitución Política del
Estado, ha sido reconocida por el Tribunal Constitucional como un principio consustancial al estado
de derecho implícito en la Constitución, en sus STC 016-2002-AI/TC (acción de inconstitucionalidad
contra la ley 27755, artículo 7), STC 001-003 /2003-AI/TC (acción de inconstitucionalidad contra la
ley 27755) y STC 009-2001-AI (acción de inconstitucionalidad contra la ley 27153).
general.
De este modo, el acto administrativo es valorado permanentemente
sobre su adecuación y congruencia con el propósito de interés público
que persigue. Al emitirse, busca concretar determinada situación
concreta que no solo es legal, sino que es concordante con el interés
público. Pero, durante su vigencia, debe mantener esa conformidad
de modo continuado hasta que cumpla sus efectos o se extinga
naturalmente. Esta necesidad de concordancia o adaptación del acto al
interés público propio del contexto actual es denominada como «mérito
del acto administrativo».
5 CANDA, Fabián. La revocación por oportunidad del acto administrativo. Acto administrativo y
reglamento. Jornadas organizadas por la Universidad Austral. Buenos Aires: Ediciones RAP, 2002,
pp. 221 y siguientes.
6 ESCOLA, Héctor. Tratado general de procedimiento administrativo. Segunda edición actualizada.
Buenos Aires: Depalma, 1981, p. 60.
9 Véase, al respecto: COMADIRA, Julio Rodolfo. El acto administrativo en la Ley Nacional de Procedi-
mientos Administrativos. Buenos Aires: Editorial La Ley, 2003, pp. 243 y siguientes; MARIENHOFF,
Manuel. Tratado de Derecho administrativo. Tomo II, p. 607; y CASSAGNE, Juan Carlos. Derecho
administrativo. Tomo II, pp. 386-387.
10 COMADIRA, Julo Rodolfo. El acto administrativo en la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos.
La Ley, 2003, p. 235. En contra de este fundamento para la revocación se manifiestan algunos
sectores de la doctrina, por considerar que se trataría de un supuesto de nulidad por defecto en la
apreciación de las normas o de los hechos por parte de la autoridad. Véase, por ejemplo, ORTIZ,
Eduardo. Tesis de Derecho administrativo. Tomo II, p. 401.
I I I . L A R E V O C A C I Ó N D E L A C T O A D M I N I S T R AT I V O
EN LA LEY 27444
Por primera vez, con la aprobación de la ley 27444, el ordenamiento
administrativo nacional consagró normativamente esta intensa potestad
429
de la organización administrativa. Empero, no lo hizo para habilitar LA REVOCACIÓN
su empleo discrecionalmente a todas las autoridades y en cualquier DE ACTOS
ADMINISTRATIVOS,
supuesto, sino para reconocerla, disciplinarla, limitarla y sujetarla al
INTERÉS PÚBLICO
Estado de Derecho. Su empleo por las organizaciones administrativas
Y SEGURIDAD
de nivel nacional ha estado prácticamente reservado a procedimientos
JURÍDICA
administrativos sectoriales, pero ha sido muy común —y en su gran
parte arbitrariamente aplicada— en los niveles municipales donde las REVOCATION OF
licencias y los permisos de su nivel tienden a ser frecuentemente revisados ADMINISTRATIVE
al actualizar lo que consideran de interés público. Solo después de una ACTIONS, PUBLIC
década, el INDECOPI ha aprobado un precedente obligatorio contenido INTEREST AND
en su resolución 1535-2010/SC1-INDECOPI (expediente 00037-2009- LEGAL SECURITY
CEB) del 3 de mayo del 2010, publicada el 3 de julio del mismo año
en el diario oficial El Peruano, mediante la cual pretende desagregar
los criterios básicos para la aplicación regular de la revocación por las
entidades administrativas.
El escenario natural en el que encontraremos presente la revocación
de actos será en decisiones en materia urbanística y de funcionamiento
de actividades comerciales, en el otorgamiento de derechos de uso de
bienes estatales y en autorizaciones referidas al aprovechamiento de re-
cursos naturales, etcétera.
Nuestro Derecho ha acogido la revocación pero la diferencia del retiro
o de la extinción del acto administrativo fundado en su antijuridicidad
producida en su formación, para la cual reserva la figura de la nulidad
de oficio prevista en el artículo 202 de la ley. De esta manera, nuestro
ordenamiento establece importantes diferencias entre la revocación y la
nulidad de oficio en tres aspectos: la causal que la justifica, la naturaleza
del acto y sus efectos. Como bien afirma Fraga:
J UA N C A R LO S M O R Ó N U R B I N A
11 FRAGA, Gabino. Derecho administrativo. Tercera edición. México D.F.: Editorial Porrúa S.A., 1944, p. 304.
12 PARADA, Ramón. Derecho administrativo I. Parte general. Madrid: Marcial Pons, 1989, p. 138.
13 SOTO KLOSS, Eduardo. Ob. cit., p. 58.
14 GARCÍA-TREVIJANO GARNICA, E. «Consideraciones sobre la revocación de actos administrativos no
declarativos de derechos y de gravamen». REDA, número 91, 1996, p. 421.
15 SANZ RUBIALES, Iñigo. «Revocación de sanciones administrativas por motivos de oportunidad».
Revista de Administración Pública, número 148, enero-abril 1999, pp. 359 y siguientes.
16 «Artículo 97. Revocación de actos de carácter particular y concreto. Salvo las excepciones
establecidas en la ley, cuando un acto administrativo, bien sea expreso o ficto, haya creado o
modificado una situación jurídica de carácter particular y concreto o reconocido un derecho de igual
categoría, no podrá ser revocado sin el consentimiento previo, expreso y escrito del respectivo
titular. Si el titular niega su consentimiento y la autoridad considera que el acto es contrario a la
Constitución o a la ley, deberá demandarlo ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo. Si
la Administración considera que el acto ocurrió por medios ilegales o fraudulentos lo demandará sin
acudir al procedimiento previo de conciliación y solicitará al juez su suspensión provisional [...]».
17 «Artigo 140. – Revogabilidade dos actos válidos. 1. Os actos administrativos que sejam válidos são
livremente revogáveis, excepto nos casos seguintes: (i) quando a sua irrevogabilidade resultar de
vinculação legal; (ii) quando forem constitutivos de direitos ou de interesses legalmente protegidos;
(iii) quando deles resultem, para a Administração, obrigações legais ou direitos irrenunciáveis.
2. Os actos constitutivos de direitos ou interesses legalmente protegidos são, contudo, revogáveis:
(i) na parte em que sejam desfavoráveis aos interesses dos seus destinatários; (ii) quando todos os
interessados dêem a sua concordância à revogação do acto e não se trate de direitos ou interesses
indisponíveis [...]».
18 Corte Constitucional, sala segunda de revisión, sentencia T-347 del 3 de agosto de 1994. M.P.
Antonio Barrera Carbonell.
–
acordado cuando el espectro devenga en un recurso escaso y
exista un uso ineficiente del mismo21.
Las concesiones en áreas naturales protegidas cesan por la modi-
437
ficación negativa de las características naturales, paisajísticas o LA REVOCACIÓN
ambientales del área donde se desarrolla la concesión22. DE ACTOS
– Las concesiones, autorizaciones y permisos pesqueros se sujetan ADMINISTRATIVOS,
INTERÉS PÚBLICO
a las medidas de ordenamiento que mediante dispositivo legal
Y SEGURIDAD
de carácter general dicta el Ministerio de la Producción sobre la
JURÍDICA
base de evidencias científicas disponibles y de factores socioeco-
nómicos, según el tipo de pesquerías, de los sistemas de orde- REVOCATION OF
namiento pesquero, de las cuotas de captura permisible, de las ADMINISTRATIVE
temporadas y zonas de pesca, de la regulación del esfuerzo pes- ACTIONS, PUBLIC
quero, de los métodos de pesca, de las tallas mínimas de captura INTEREST AND
y demás normas que requieran la preservación y explotación ra- LEGAL SECURITY
cional de los recursos hidrobiológicos.
– Los permisos para ejercer el comercio en la vía pública pueden
revocarse según el desarrollo de la actividad en el centro de
Lima, con lo que puede declararse zonas rígidas para ese fin23. Al
respecto, el propio Tribunal Constitucional ha reconocido que la
revocabilidad es una de las características esenciales de los per-
misos de comercio ambulatorio en diversas sentencias. En estos
casos, ha manifestado que:
[...] De conformidad con los artículos 55.º y 56.º de la Ley Nº 27972-
Ley Orgánica de Municipalidades, estas instituciones tienen competen-
cia y atribuciones para conservar y administrar los bienes de dominio
público local, planificar el desarrollo urbano de sus circunscripciones,
así como para regular y controlar el comercio ambulatorio. La autori-
zación para el comercio ambulatorio es un acto específico de tolerancia
por el que las municipalidades facultan a particulares a realizar un uso
especial de los bienes públicos. La características de este tipo de autori-
zaciones son: acto jurídico unilateral, revocable y puede ser objeto de la
J UA N C A R LO S M O R Ó N U R B I N A
21 Texto único ordenado del reglamento general de la Ley de Telecomunicaciones (decreto supremo
020-2007-MTC, artículo 218.1).
22 Reglamento de la Ley de Áreas Naturales Protegidas, artículo 152.
23 Reglamento de la administración del centro histórico de Lima, ordenanza 062.
24 Expediente 03893-2009-PA/TC («Asociacion de trabajadores artesanales de las cuadra tres y cuatro
del jirón José Olaya, Tingo María, Huánuco»). También se tomó esta posición en el expediente
05420-2008-PA/TC de Junín («Asociación de vendedores de artículos diversos repotenciados y otros
de la feria dominical de Huancayo»).
25 Ley de los Productos Farmacéuticos, Dispositivos Médicos y Productos Sanitarios (ley 29459).
26 Reglamento nacional de administración de transporte, aprobado por el decreto supremo 017-2009-
MTC, articulo 49.3.
I V . L A E S T R U C T U R A O P E R AT I VA D E L A R E V O C A C I Ó N
D E A C T O S A D M I N I S T R AT I V O S
La comprensión del funcionamiento de la revocación demanda enten-
der sus elementos fundamentales.
27 «Del derecho de reserva» (artículo 98 del reglamento de la Ley General del Sistema Nacional de
Bienes Estatales, aprobado por decreto supremo 007-2008-VIVIENDA).
vigentes y futuros del acto, pero también pueden afectarse los efectos de
actos ya consumados, mediante el tratamiento establecido en el artículo
205.2.
441
LA REVOCACIÓN
IV.3. Los actos involucrados: el acto revocado y el acto DE ACTOS
revocatorio ADMINISTRATIVOS,
En nuestro Derecho, el acto de revocación es un acto administrativo INTERÉS PÚBLICO
unilateral —no requiere el consentimiento del administrado—, es au- Y SEGURIDAD
tónomo —no deriva ni resulta del acto administrativo que revoca—, es JURÍDICA
discrecional —se funda en una apreciación subjetiva de lo que es con- REVOCATION OF
forme al interés público en algún momento, de lo que es oportuno, con- ADMINISTRATIVE
veniente o mantiene su mérito—, y es constitutivo —crea una situación ACTIONS, PUBLIC
nueva en el administrado, incluso su derecho a ser indemnizado—28. INTEREST AND
LEGAL SECURITY
El acto revocatorio se configura como un nuevo acto independiente,
con individualidad propia, por lo cual debe por sí mismo reunir los ele-
mentos esenciales del acto administrativo para su validez. Pertenece a la
categoría de actos secundarios o de actos sobre actos —como la ratifica-
ción, la reforma, la suspensión, la anulación—, porque versan sobre un
objeto ya abordado por un acto administrativo anterior, al cual afecta29.
Por ello, a diferencia de los actos primarios, no tiene como destinatario
único a algún administrado, sino que tiene como destinatario directo a
los efectos del acto que retira y que de manera refleja al administrado
que era su titular.
Se dice con razón que:
[...] es exacta la afirmación de que el acto de la revocación constituye
el desarrollo de una actividad de igual naturaleza que aquella de la que
constituye ejercicio el acto a revocar, siempre que dicha afirmación se
entienda en el sentido de que la revocación constituye ejercicio de ad-
ministración activa y no de actividad de control; es también exacta la
afirmación según la cual la potestad de revocación va ligada al poder
J UA N C A R LO S M O R Ó N U R B I N A
34 GARCIA TREVIJANO, José A. Los actos administrativos. Segunda edición. Madrid: Civitas, 1986, p. 441.
35 «Artículo 161. – Alegaciones. 161.1 Los administrados pueden en cualquier momento del
procedimiento, formular alegaciones, aportar los documentos u otros elementos de juicio, los
que serán analizados por la autoridad, al resolver. 161.2 En los procedimientos administrativos
sancionadores, o en caso de actos de gravamen para el administrado, se dicta resolución solo
habiéndole otorgado un plazo perentorio no menor de cinco días para presentar sus alegatos o las
correspondientes pruebas de descargo» (las cursivas son nuestras).
36 Véase, por ejemplo, el expediente 01921-2009-PA/TC CALLAO.
37 GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y Tomas Ramón FERNÁNDEZ. Ob. cit. Tomo I, p. 661.
38 Esta misma posición había sido adoptada con anterioridad por el Tribunal Constitucional (expediente
007-2006-PI/TC- LIMA, «Asociación de Comerciantes San Ramón y Figari»). Ahí se expresó
que afectaba el debido proceso administrativo la revocación unilateral sin procedimiento previo de
revocación administrativa. La parte pertinente de dicha decisión expresa lo siguiente: «‘Debido Proceso
y Revocación Unilateral de Licencias de Funcionamiento’. 58. El derecho al debido garantiza (artículo
139º, inciso 3, Constitución) a toda persona que cualquier acto que incida en la esfera subjetiva de sus
derechos, debe estar precedido de un procedimiento donde aquélla pueda ejercer de manera plena
los derechos que componen el derecho al debido proceso, en particular, el derecho de defensa. En tal
sentido, los actos del poder público que inciden en los derechos de la persona y que están desprovistos
de un procedimiento previo donde se hayan cumplido aquellas garantías, afectan el derecho al debido
proceso. 59». Además, el artículo 4 de la ordenanza 212 establece lo siguiente: «[...] déjese sin efecto
todas las Licencias Especiales dadas a la fecha, para los establecimientos comerciales ubicados en las
referidas zonas. 60. Esta disposición resulta contraria al derecho al debido proceso. La Municipalidad
demandada no puede revocar licencias sin que haya precedido un procedimiento, en cada caso, esto
es, con respecto a la situación individual de cada titular de los establecimientos comerciales ubicados
en la zona que se encuentra bajo el ámbito de aplicación de la Ordenanza».
39 Por ejemplo, la Corte Constitucional colombiana calificó como revocación directa del acto
administrativo el caso de las suspensiones unilaterales de pensiones de manera indeterminada, en
sus sentencias T-556/97 y T-142/06.
40 Conforme al artículo 14 de la Ley Marco de Licencia de Funcionamiento, cuando el cambio de
zonificación se funda en un alto nivel de riesgo o afectación a la salud, puede exigirse al titular del
negocio notificar la adecuación al cambio de la zonificación en un plazo menor a cinco años.
41 Esta es la opción legislativa seguida para el caso de cambios normativos a parámetros de zonificación
respecto a las licencias de funcionamiento ya aprobadas: «Ley marco de licencia de funcionamiento
(ley 28976). Artículo 14. – Cambio de zonificación. El cambio de zonificación no es oponible al titular
de la licencia de funcionamiento dentro de los primeros cinco (5) años de producido dicho cambio.
Únicamente en aquellos casos en los que exista un alto nivel de riesgo o afectación a la salud, la
municipalidad, con opinión de la autoridad competente, podrá notificar la adecuación al cambio de la
zonificación en un plazo menor».
42 No cabe confundir estas figuras inadecuadamente denominadas «revocación» con los casos en los
que la extinción del efecto del acto administrativo se produce como consecuencia de la pérdida de
atributos físicos o mentales personales e indispensables para la dación de actos administrativos
personales, como sucede con las licencias de conducir o de portar armas. En ambos casos, cuando
se comprueba técnicamente que ha sobrevenido en el administrado alguna imposibilidad permanente
física o mental para seguir ejerciendo las actividades habilitadas legalmente, resulta necesaria la
revocación de las respectivas licencias administrativas.
43 SANTAMARÍA PASTOR, Juan A. Principios de Derecho administrativo general. Tercera edición. Madrid:
Centro de Estudios Ramón Areces, tomo II, p. 158.
En este sentido, coincidimos con Fortes Martin, para quien nos encon-
tramos frente a una figura también diferenciada de la revocación pro-
piamente dicha:
[...] En efecto, si el titular de la licencia incumple alguna o todas de las
condiciones dispuestas en ese acto administrativo declarativo de dere-
chos, no hay ni puede haber realmente, a nuestro juicio, un supuesto de
revocación, porque aquí no opera única y exclusivamente la voluntad
de la administración que, por puras razones de oportunidad o conve-
niencia, acuerda revocar la licencia para dar satisfacción a la exigencias
del interés público. Nada más lejos de la realidad. Más bien ocurre que
la decisión de resolver y dejar sin efecto la licencia viene motivada por
un comportamiento previo e irregular del titular de la licencia quien,
Derecho PUCP, N° 67, 2011 / ISSN 0251-3420
44 FORTES MARTIN, Antonio. «Estudio sobre la revocación de los actos administrativos». Revista de
Derecho, volumen XIX, número 1, julio 2006, pp. 149-177.
45 CASSAGNE, Juan Carlos. Ley Nacional de Procedimientos Administrativos. Comentada y anotada.
Buenos Aires: La Ley, 2009, p. 371. Análoga posición sostienen Marienhoff, Diez, Manuel María,
Hutchinson, Tomas, entre otros.
46 SORIA, Daniel Fernando. «La caducidad del acto administrativo». Acto administrativo y reglamento.
Jornadas organizadas por la Universidad Austral. Buenos Aires: 2002, p. 264.
47 Ley del Mercado de Valores (decreto legislativo 861-1996): «Artículo 141. Vigencia y revocación de la
autorización. La autorización de funcionamiento de las bolsas es de vigencia indefinida y solo puede
ser suspendida o revocada por CONASEV como sanción a falta muy grave en que hubiere incurrido
la bolsa, por dejar de observar alguno de los requisitos necesarios para su funcionamiento o por
continuada inactividad de esta durante más de quince (15) días, salvo que medie causa justificada
a juicio de CONASEV. Asimismo, dicha autorización puede ser revocada a solicitud de la respectiva
bolsa».
48 Por ejemplo, la Ley General de Minería respecto de la concesión minera establece que: «Artículo
10. – La concesión minera otorga a su titular un derecho real, consistente en la suma de los atributos
que esta Ley reconoce al concesionario. Las concesiones son irrevocables, en tanto el titular cumpla
las obligaciones que esta ley exige para mantener su vigencia».
Recibido: 11-07-2011
Aprobado: 22-08-2011
J UA N C A R LO S M O R Ó N U R B I N A
1
Trabajo realizado en el marco del Proyecto de Investigación del Ministerio de Economía
y Competitividad PGC2018-093760-B-I00. Grupo de investigación de la Junta de
Andalucía SEJ-196.
2
Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Córdoba.
541
542
E
l Título IV del Texto Único Ordenado de la Ley de Procedimiento Ad-
ministrativo General, aprobado por Decreto Supremo nº 004-2019-JUS
(en lo sucesivo TUO de la LPAG) aparece bajo el rubro “Del procedi-
miento trilateral, del procedimiento sancionador y la actividad administrativa
de fiscalización”. Y dentro de él, su Capítulo III se intitula “Procedimiento
sancionador”. Pero en realidad ese capítulo y sus once artículos (arts. 247 a
257) no se ocupan sólo de lo que exactamente se refiere al procedimiento san-
cionador. Por el contrario, allí se mezclan preceptos dedicados a los aspectos
sustantivos del régimen sancionador (principio de legalidad, tipicidad, razo-
nabilidad, irretroactividad, culpabilidad, eximentes y atenuantes, etc.) con los
que propiamente se ocupan del procedimiento, esto es, del íter que ha de seguir
la Administración antes de decidir si procede o no imponer sanción y de los
requisitos formales y eficacia que ha de tener la resolución administrativa que
decida. Sólo de esto último nos ocuparemos aquí.
El TUO de la LPAG no pretende establecer por sí mismo una regulación
completa de todos los procedimientos administrativos sancionadores. De
hecho, su art. 254.1 habla del procedimiento sancionador “legal o reglamen-
tariamente establecido”. La expresión es idéntica a la que contenía la anterior
ley española de procedimiento administrativo común (art. 134.1 Ley 30/1992).
Y no es inoportuno señalar que la nueva Ley española de Procedimiento Ad-
ministrativo Común, Ley 39/2015 (en adelante, LPAC), ha abandonado esa
solución de modo que ya no contiene una remisión al procedimiento legal o
reglamentariamente establecido sino que ha optado por regular ella misma
un completo procedimiento administrativo sancionador con todos sus trámi-
tes. En cualquier caso, en el TUO de la LPAG están también todas las piezas
fundamentales para construir un procedimiento administrativo sancionador
y a ellas será a las que prestaremos aquí atención.
543
544
del derecho a conocer la acusación que exige que “se ponga de manifiesto
al expedientado los hechos imputados de manera que éste objetivamente
pueda ser consciente de tal imputación y pueda alegar en su descargo…”.
De otro lado, este derecho fundamental supone en segundo lugar la nece-
saria correlación entre la acusación de la que se informó —y que, por tanto,
ha podido ser combatida— y la decisión sancionadora final. Esto plantea
problemas de articulación entre la inicial formulación de cargos, el informe
final de instrucción y la resolución. Como desarrollaremos después, no
prohíbe toda modificación, lo que haría inútil el procedimiento mismo,
pero sí todas aquellas modificaciones tan sustanciales y sorpresivas que
realmente lesionen la posibilidad de defensa. Por el contrario, este derecho
fundamental no incluye el derecho a conocer la identidad del instructor o
de la autoridad competente para sancionar; tampoco las denuncias ni la
identidad del denunciante. Las leyes pueden incluir estos aspectos como
necesarios. Así lo hace en parte del art. 254.3 TUO de la LPAG en términos
similares al art. 53.2.a) LPAC. Pero como no están incluidos en el derecho
fundamental el legislador puede tener más libertad a la hora de confi-
gurarlos. Así, quizá quepa excluir el derecho a conocer la identidad del
denunciante (Gómez Tomillo y Sanz Rubiales, 2017, pp. 782-784), lo que
podría encontrar justificación adicional en el art. 116.4 TUO de la LPAG.
(b) El derecho a la prueba otorga al acusado la facultad de proponer pruebas
en el momento y forma que preceptúe la ley, y el derecho a que sean
admitidas y practicadas salvo que sean expresa y motivadamente dene-
gadas por ser impertinentes o inútiles. En principio, las pruebas han de
ser practicadas con posible intervención del acusado.
(c) El derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable permite al
imputado guardar silencio y determinar libremente el contenido de sus
declaraciones. En principio, entraña que ninguna ley puede sancionar su
silencio ni de su silencio o falsedades pueden deducirse consecuencias
negativas para el imputado ni se le puede coaccionar de otras formas
para que declare en su contra. Algo de esto se apunta en el art. 254.4
TUO de la LPAG cuando establece que el hecho de que el imputado no
haga alegaciones no puede considerarse elemento de juicio contrario a su
situación. Sobre todo, es relevante el art. 180 TUO de la LPAG: aunque
permite exigir a los administrados informaciones y documentos, dice
que “será legítimo el rechazo (…) cuando (…) suponga directamente la
revelación de hechos perseguibles practicados por el administrado…”
aunque “esta excepción no ampara el falseamiento de los hechos”. Pero
este derecho ha sido considerado compatible con los deberes que muchas
leyes imponen a los sujetos privados, bajo amenaza de sanción, de infor-
mar y colaborar con la Administración, en especial con sus servicios de
inspección o fiscalización, siempre que se haga con anterioridad al inicio
del procedimiento sancionador contra él. En cualquier caso, el derecho se
refiere sólo a las declaraciones no a otro tipo de pruebas aunque también
exijan la colaboración del inculpado: análisis de alcoholemia, exhibición
545
3. ACTUACIONES PREVIAS
Dispone el art. 255.2 TUO de la LPAG que “con anterioridad a la iniciación
formal del procedimiento se podrán realizar actuaciones previas de investi-
gación, averiguación e inspección con el objeto de determinar con carácter
preliminar si concurren circunstancias que justifiquen su iniciación”. Lo que
importa destacar es que estas actuaciones previas no forman parte del procedi-
miento sancionador. Por eso, en realidad, en esta fase previa ni siquiera rigen
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La regla general que esta Sala del TS (…) ha venido manteniendo en esta
materia es favorable a reconocer —con los matices que después se dirán—
la legitimación para recurrir de los operadores económicos, incluidas las
asociaciones como la de autos representativas de sus intereses, cuando
presentes en un determinado mercado y habiendo interpuesto la correspon-
diente denuncia ante los órganos de defensa de la competencia para instar
la declaración de que otros agentes del mismo mercado habían incurrido en
prácticas anticompetitivas, reciben como respuesta un acuerdo de sobresei-
miento del expediente sancionador ya incoado.
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557
7. MEDIDAS PROVISIONALES
El procedimiento sancionador, como todo procedimiento administrativo,
exige un tiempo durante el cual se pueden producir hechos que pongan en
riesgo la efectividad de la resolución que en su momento se dictará o que,
aun sin ello, supongan un peligro para los intereses generales. Por eso, aquí,
como también en los procesos judiciales, son necesarias y a veces capitales las
medidas provisionales. Aunque se trata de medidas perjudiciales para quien
por ahora solo es acusado, no se han considerado contrarias a la presunción
de inocencia (Alarcón, 2010: 265).
El TUO de la LPAG contiene una regulación general para todo procedi-
miento (art. 157: “Medidas cautelares”) y una específica para el sancionador
(art. 256: “Medidas de carácter provisional”) que pueden y deben interpre-
tarse conjuntamente. Por el contrario, la LPAC, a diferencia de lo que hacía
la ley española precedente, ha optado por una regulación única en un solo
artículo, el 56, que se refiere en general a las medidas provisionales sin aludir
siquiera al procedimiento sancionador, al que, no obstante, es aplicable como
a cualquier otro.
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560
8. TRÁMITES FUNDAMENTALES
El esquema esencial del procedimiento sancionador está en el art. 255.1,
3, 4 y 5 TUO de la LPAG: acuerdo de iniciación; escrito o pliego de cargos;
notificación de éste al acusado; escrito o pliego de descargos; realización de las
actuaciones necesarias para acreditar los hechos; informe final de la instruc-
ción; notificación de ese informe final al acusado; nuevo escrito de descargos
del acusado; y resolución. Eventualmente, son posibles “actuaciones comple-
mentarias”, pero nada se dice de las circunstancias que pueden justificar su
realización ni de su contenido.
Nada específico dice el TUO de la LPAG sobre el contenido del acuerdo de
iniciación. Sólo lo que con carácter general —no exclusivo para los procedimien-
tos sancionadores— dispone su art. 115. Pero cabe deducir del conjunto que
no tiene que contener todavía una acusación completa: puede circunscribirse
a una descripción aproximativa de los hechos supuestamente constitutivos de
infracción y acaso ni siquiera identificar precisa y definitivamente a los que
hayan de ser imputados.
Además, no es un acto al que el TUO de la LPAG dé especial relevancia
(se la confiere al pliego de cargos inmediatamente posterior, como de inme-
diato veremos). Aun así, en la medida en que ya aparezcan individualizados
sujetos, debe ser objeto de notificación (art. 115.2). Y hay que suponer que
sobre todo debe ser comunicado a la autoridad instructora. La solución del
TUO de la LPAG es distinta a la consagrada en la española LPAC. En esta,
como regla general, el mismo acto de iniciación del procedimiento sancionador
debe contener ya una acusación completa (art. 64.2 LPAC).
No obstante, hay una excepción, que es una de las novedades de la
LPAC. Se permite que el procedimiento sancionador comience por un acto
que no contiene una concreta acusación. Dice a este respecto el art. 64.3 LPAC:
“Excepcionalmente, cuando en el momento de dictar el acuerdo de iniciación
no existan elementos suficientes para la calificación inicial de los hechos que
motiven la incoación del procedimiento, la citada calificación podrá realizar-
se en una fase posterior mediante la elaboración de un Pliego de cargos, que
deberá ser notificado al interesado”. Lo que en la LPAC es una excepción, en
el TUO de la LPAG es la regla. Y acaso la solución peruana sea preferible por
varias razones; sobre todo porque es más acorde con la finalidad de la regla
que impone separar la instrucción de la resolución.
Mucha mayor relevancia da el TUO de la LPAG al escrito o pliego de
cargos que ha de formular ya “la autoridad instructora”, según explicita en
su art. 255.3. También determina perfectamente su contenido por remisión al
art. 254.3: hechos que se imputan a título de cargo, calificación de la infracción
y expresión de la sanción correspondiente; más autoridad competente con
indicación de la norma que atribuye esa competencia. Es ya una acusación
completa. Y su notificación es ya cauce del derecho fundamental a conocer
la acusación.
561
562
563
564
cidir sobre la suspensión. A tal respecto optó por establecer que en ese lapso
de tiempo no cabe proceder a la ejecución de la sanción; o sea, que al menos
debe darse la posibilidad de que el órgano judicial resuelva sobre la suspensión
(Rebollo, 2017: 1375).
Con esa jurisprudencia surgía un problema: la Administración podía no
saber si el particular pensaba interponer recurso contencioso-administrativo
y si, en caso afirmativo, pensaba pedir la suspensión; en realidad, tampoco
habría medios efectivos que aseguraran su conocimiento rápido de que se había
interpuesto el recurso y pedido la suspensión. Para resolver esta situación la
LPAC ha introducido esta novedad en su art. 90.3: “Cuando la resolución sea
ejecutiva, se podrá suspender cautelarmente, si el interesado manifiesta a la
Administración su intención de interponer recurso contencioso-administrativo
contra la resolución firme en vía administrativa. Dicha suspensión cautelar
finalizará cuando: a) Haya transcurrido el plazo legalmente previsto sin que
el interesado haya interpuesto recurso contencioso administrativo; b) Ha-
biendo el interesado interpuesto recurso contencioso-administrativo: 1.º No
se haya solicitado en el mismo trámite la suspensión cautelar de la resolución
impugnada. 2.º El órgano judicial se pronuncie sobre la suspensión cautelar
solicitada, en los términos previstos en ella”. Acaso, una regulación similar
podría ser oportuna en el Derecho peruano.
565
11. BIBLIOGRAFÍA
Alarcón, L. (2007). El procedimiento administrativo sancionador y los derechos fundamentales.
Madrid: Civitas.
Alarcón, L. (2010). Derecho a la presunción de inocencia. En B. Lozano (Dir.), Diccionario
de sanciones administrativas (252-267). Madrid: Iustel.
Cano, T. (2014). Las sanciones de tráfico (2ª ed.). Cizur Menor: Aranzadi.
Casino, M. (2015). La potestad sancionadora de la Administración y vuelta a la casilla
de salida. Documentación Administrativa, nueva época, número 2, 1-11.
Chinchilla, C. (2015). “La audiencia pública en el procedimiento administrativo sancio-
nador y la prohibición de iniciar actuaciones penales por unos hechos que ya han
sido sancionados por la Administración: dos exigencias derivadas del Convenio
Europeo de Derechos Humanos según la STEDH de 4 de marzo de 2014”. En
566
567
RESUMEN
¿De qué hablamos cuando hablamos de un procedimiento administrativo disciplinario?: ¿De Crimen
y Castigo, desde el punto de vista del poder de policía estatal entendido como aquel que busca castigar
a quien infringe la literalidad normativa?; o más bien, ¿De una política pública que en su aplicación
tendría que apostar por fomentar la confianza ciudadana en sus autoridades y en la erradicación de la
impunidad en la Administración Pública? Este trabajo tiene por propósito aportar algunas reflexiones
sobre el procedimiento administrativo disciplinario – PAD como manifestación del poder de auto –
organización del Estado y como parte importante de una política nacional de integridad.
1
. Las opiniones vertidas en el presente trabajo no constituyen, en modo alguno, la opinión de SERVIR.
2
El 4 de mayo de 2016 se publicó en El Peruano la Complementaria Final de la Ley del Servicio Civil, en el
Sentencia del TC recaída en los expedientes 0025-2013- extremo que excluía a estas cinco entidades públicas del
PI/TC; 0003-2014-PI/TC, 0008-2014-PI/TC, 0017- ámbito de aplicación de la Ley; y en consecuencia, las
2014-PI/TC que, entre otros aspectos, declaró incorporó dentro de su ámbito de aplicación.
inconstitucional la Primera Disposición
3
Literal a) del art. IV del Título preliminar del Asimismo, y solo para efectos del Sistema
Reglamento General de la Ley del Servicio Civil, Administrativo de Gestión de Recursos Humanos, se
aprobado por Decreto Supremo 040-2014-PCM: “a) considera como entidad pública Tipo B a aquellos
Entidad Pública: Para el Sistema Administrativo de órganos desconcentrados, proyectos, programas o
Gestión de Recursos Humanos, se entiende como unidades ejecutoras conforme a la Ley No 28411 de una
entidad pública Tipo A a aquella organización que entidad pública Tipo A que, conforme a su manual de
cuente con personería jurídica de derecho público, cuyas operaciones o documento equivalente, cumplan los
actividades se realizan en virtud de potestades siguientes criterios: a) Tener competencia para
administrativas y, por tanto, se encuentran sujetas a las contratar, sancionar y despedir.
normas comunes de derecho público.
b) Contar con una oficina de recursos humanos o la que 260.1 Ninguna ex autoridad de las entidades podrá
haga sus veces, un titular, entendiéndose como la realizar durante el año siguiente a su cese alguna de las
máxima autoridad administrativa y/o una alta dirección siguientes acciones con respecto a la entidad a la cual
o la que haga sus veces. perteneció:
c) Contar con resolución del titular de la entidad pública 260.1.1 Representar o asistir a un administrado en algún
a la que pertenece definiéndola como Entidad Tipo B. procedimiento respecto del cual tuvo algún grado de
Cuando en el presente Reglamento se haga mención participación durante su actividad en la entidad. 260.1.2
expresa a entidades, se entenderá indistintamente a las Asesorar a cualquier administrado en algún asunto que
entidades públicas Tipo A o Tipo B, salvo que se haga estaba pendiente de decisión durante su relación con la
mención expresa a alguna de ellas. entidad. 260.1.3 Realizar cualquier contrato, de modo
Esta definición se aplica exclusivamente para el Sistema directo o indirecto, con algún administrado apersonado
Administrativo de Gestión de Recursos Humanos y no a un procedimiento resuelto con su participación. 260.2
tiene implicancias para aspectos de estructura y La transgresión a estas restricciones será objeto de
organización del Estado ni para otros sistemas procedimiento investigatorio y, de comprobarse, el
administrativos o funcionales. responsable será sancionado con la prohibición de
4
Artículo 260.- Restricciones a ex autoridades de las ingresar a cualquier entidad por cinco años, e inscrita en
entidades el Registro respectivo.
5
Según el cual “(…) en los casos de concurrencia de lo mismo, conforme a lo establecido en el apartado
responsabilidad administrativa disciplinaria y de 5.3.11. de la Directiva Nº 008-2011-CG/GDES, lo que
responsabilidad administrativa funcional con identidad no constituye impedimento para el ejercicio de las
en los sujetos y en los hechos, no opera el principio Non atribuciones que corresponden al Órgano instructor y al
Bis in ídem porque no se presenta la identidad de órgano sancionador de la Contraloría General de la
fundamento, requisito esencial para su constitución, por República dentro del procedimiento administrativo
lo cual la existencia de un proceso administrativo sancionador que les ha sido asignado por Ley, ni afecta
disciplinario en trámite o sobre el cual ya se hubiese la validez de las sanciones administrativas que como
emitido una resolución de sanción o de archivamiento, consecuencia de dicho procedimiento administrativo
no se encuentra encuadrada dentro del desarrollo del sancionador, se impongan a los funcionarios y
principio Non bis in Ídem, como garantía que ninguna servidores públicos que incurran en responsabilidad
persona pueda ser sancionada ni procesada dos veces por administrativa funcional”
Aspectos cruciales para instaurar una Perú. Congreso de la República. (28 de junio
cultura de integridad además de mejorar de 2008). Decreto Legislativo que regula el
algunos aspectos de la responsabilidad régimen especial de contrataciones
administrativa funcionarial es fortalecer los administrativas de servicios. [Decreto
recursos humanos del Estado a través de su legislativo N°1057]. Diario Oficial el Peruano.
selección meritocrática; de una capacitación Recuperado de http://bit.ly/2rvWxuE
constante en el contenido de los dilemas éticos
y sobre conflictos de interés (algo que ya viene
Perú. Congreso de la República. (21 de junio
desarrollando la Escuela Nacional de
de 2008). Decreto Legislativo que crea y
Administración Pública); e informando sobre
regula el cuerpo de Gerentes Públicos [Decreto
las conductas prohibidas por la Administración
legislativo N° 1024]. Diario Oficial el Peruano.
Pública.
Recuperado de http://bit.ly/2tmNe1s
En suma, si como país queremos Perú. Poder Ejecutivo. (20 de marzo de 2017).
erradicar la corrupción, necesitaremos transitar Decreto Supremo que aprueba el Texto Único
de una política de Crimen y Castigo hacia una Ordenado de la Ley N° 27444 - Ley del
política nacional de integridad. Procedimiento Administrativo General
[Decreto Supremo N°006-2017-JUS]. Diario
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http://bit.ly/2rrGoLZ
6. BIBLIOGRAFÍA
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de diciembre de 2013). Precedente (18 de marzo de 2011). Decreto Supremo que
administrativo de observancia obligatoria en aprueba el Reglamento de la Ley Nº 29622,
materia de responsabilidad administrativa denominado “Reglamento de infracciones y
funcional. [Acuerdo Plenario N° 01-2013- sanciones para la responsabilidad
CG/TSRA]. Diario Oficial el Peruano. administrativa funcional derivada de los
Recuperado de http://bit.ly/2saxob9 informes emitidos por los órganos del Sistema
Nacional de Control” [Decreto Supremo N°
023-2011-PCM]. Diario Oficial el Peruano.
Perú. Congreso de la República. (06 de Recuperado de http://bit.ly/2rwh8iE
diciembre de 1984). Ley de bases de la Carrera
Administrativa. [Decreto legislativo N°276].
Diario Oficial El Peruano. Recuperado de Perú. Tribunal Constitucional. (26 de abril de
http://bit.ly/2rhyG2B 2016). Sentencia del Tribunal Constitucional.
Expedientes N° 0025-2013-PI/TC, N° 0003-
2014-PI/TC, N° 0008-2014-PI/TC y N° 0017-
2014-PI/TC L. [MP. Mirando Canales,
A los profesores Juan Carlos Cassagne y Pablo Perrino, con sumo afecto.
El presente artículo, es la versión revisada y actualizada a agosto de 2010 del texto de la ponencia inédita
presentada al “IV Congreso Nacional de Derecho Administrativo”, celebrado en Lima, en la Pontiicia Universidad
Católica del Perú, del 22 al 24 de abril de 2010.
Sumario
I. Introducción. II. Breve referencia a la legitimación en el proceso contencioso-administrativo.
III. El proceso de “agravio” como excepción a la regla general de la legitimación activa en el
proceso contencioso-administrativo. IV. Diferenciación del proceso de agravio de otros supuestos
similares pero no idénticos. V. El trámite del proceso de agravio. VI. La declaración de agravio
como presupuesto procesal. VII. Efectos procesales en el proceso de agravio. VIII. Conclusiones.
I. INTRODUCCIÓN
El necesario estudio del origen proceso peruano de La problemática del proceso de “agravio”
“agravio” y su vinculación con el “proceso de lesividad” regulado en el segundo párrafo del artículo 13º del
español y la “grave” potestad de revisión de oicio en TUOLPCA130 así como en los numerales 202.4 y 202.5
la vía administrativa. Un esbozo de estudio histórico de la LPAG131, nos remite a la regulación clásica del
y un necesario deslinde con las iguras españolas que “proceso de lesividad”, institución procesal clásica
inspiraron nuestro ordenamiento.
130
D.S. 013-2008-JUS. TUOLPCA. Artículo 13.- Legitimidad para obrar activa
Tiene legitimidad para obrar activa quien airme ser titular de la situación jurídica sustancial protegida que haya sido o esté
siendo vulnerada por la actuación administrativa impugnable materia del proceso.
También tiene legitimidad para obrar activa la entidad pública facultada por ley para impugnar cualquier actuación admin-
istrativa que declare derechos subjetivos; previa expedición de resolución motivada en la que se identiique el agravio que
aquella produce a la legalidad administrativa y al interés público, y siempre que haya vencido el plazo para que la entidad
que expidió el acto declare su nulidad de oicio en sede administrativa.
Artículo 202.- Nulidad de oicio
(…)
131
202.3 La facultad para declarar la nulidad de oicio de los actos administrativos prescribe al año, contado a partir de la
fecha en que hayan quedado consentidos.
87
605 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
en el derecho administrativo hispanoamericano132, “proceso de lesividad”, puesto que, aunque son parecidos
por la cual la Administración está facultada para en su regulación, lo cierto es que existen diferencias
demandar ante el Poder Judicial la nulidad de un harto considerables, en sus orígenes y en sus alcances.
acto propio133, sea porque no cuenta con la potestad Para ello, es preciso en primer lugar desentrañar
de anular o revocar los actos administrativos por ella algunas verdades a medias y también las vinculaciones
emitidos (como acontece en algunos ordenamientos que existen entre este proceso de “agravio” peruano, y
provinciales argentinos), o sea porque prescribieron la potestad administrativa de revisión de oicio de los
los plazos necesarios para ejercer la potestad de actos administrativos. ¿Por qué existe esta vinculación?.
declaración de nulidad de oicio del acto en sede Es preciso airmar, como declaración operativa, que en
administrativa (como ha sucedido históricamente en concreto, el proceso peruano “de agravio” ha estado
el ordenamiento jurídico peruano). ligado desde sus orígenes a la potestad administrativa
(derivada de la autotutela administrativa), de revisión
Aún cuando en otras experiencias jurídicas de oicio de los actos propios de la Administración
el proceso de lesividad ha sido suicientemente Pública. A continuación vamos a desarrollar esta idea,
estudiado134, y asimismo, entendido en sus alcances, lo pero para ello es necesario remontarnos al antiguo
cierto es que en nuestro medio, fuera del buen trabajo Reglamento de Normas Generales de Procedimientos
del profesor Juan Carlos MORÓN que manejamos Administrativos - RNGPA, vigente en el Perú desde
para los ines de esta ponencia, el tema no ha sido diciembre de 1967.
suicientemente estudiado, ni en sus orígenes, ni
tampoco en sus consecuencias, o en su alcance, sobre El artículo 112º del RNGPA, en su texto original
todo para desentrañar las potencialidades de este señalaba, a la letra, lo siguiente:
proceso y para diferenciarlos de supuestos de hecho
normativos similares. Por dicho motivo, consideramos “En cualquiera de los casos enumerados en el
necesario e importante emprender el estudio de Artículo 45º135 podrá declararse de oicio la nulidad
algunos temas puntuales vinculados a la regulación de de resoluciones administrativas, aún cuando hayan
este singular proceso contencioso administrativo de quedado consentidas, siempre que agravien el interés
“agravio” – considerando además que el trabajo del público”.
profesor MORÓN es de primer nivel -, lo cual haremos
en esta entrega en el marco del IV Congreso Nacional Se ha señalado que el RNGPA de 1967, es la
de Derecho Administrativo. primera norma a nivel latinoamericano, que siguiendo
el ejemplo de la LPA española de 1958, codiicó el
En tal sentido, conviene en primer lugar, vincular procedimiento administrativo a través de la regulación
pero también deslindar lo que el legislador peruano ha de “normas generales” para su tramitación ante las
denominado “proceso de agravio” con el españolísimo entidades públicas. Sin embargo, el nivel reglamentario
202.4 En caso de que haya prescrito el plazo previsto en el numeral anterior, sólo procede demandar la nulidad ante el Poder
Judicial vía el proceso contencioso administrativo, siempre que la demanda se interponga dentro de los dos (2) años siguien-
tes a contar desde la fecha en que prescribió la facultad para declarar la nulidad en sede administrativa.
202.5 Los actos administrativos emitidos por consejos o tribunales regidos por leyes especiales, competentes para resolver
controversias en última instancia administrativa, sólo pueden ser objeto de declaración de nulidad de oicio en sede adminis-
trativa por el propio consejo o tribunal con el acuerdo unánime de sus miembros. Esta atribución sólo podrá ejercerse dentro
del plazo de un año contado desde la fecha en que el acto es notiicado al interesado. También procede que el titular de la
Entidad demande su nulidad en la vía de proceso contencioso administrativo, siempre que la demanda se interponga dentro
de los tres años siguientes de notiicada la resolución emitida por el consejo o tribunal.
132
Cfr. MORÓN, JUAN CARLOS: El proceso de lesividad: El contencioso promovido por la Administración. Publicado en:
Proceso & Justicia. Nº 3. Lima, 2002. Cito por la versión pro-manuscripto que gentilmente nos fuera facilitada por dicho au-
tor. Asimismo, véase, GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús: Comentarios a la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. Tercera
edición. Tomo II. Editorial Civitas. Madrid, 1998. Páginas 883-900.
133
Cfr. HUTCHINSON, TOMÁS: Derecho Procesal Administrativo. Tomo III. Rubinzal-Culzoni. Rosario, 2009. Páginas 625 y
ss., especialmente, p. 629.
134
Para doctrina reciente sobre el proceso antes referido, puede verse, ESCUIN PALOP, Vicente: El recurso contencioso-
administrativo de lesividad. Editorial Civitas. Madrid, 2004. Asimismo, no puede dejar de compulsarse el histórico trabajo de
GUAITA, AURELIO: El proceso administrativo de lesividad. (El recurso contencioso interpuesto por la Administración). Bosch
Casa Editorial. Barcelona, 1953.
135
El artículo 45º del RNGPA (inspirado por su parte en el artículo 47º de la Ley de Procedimiento Administrativo - LPA
española) señalaba lo siguiente: “Son nulos de pleno derecho los actos administrativos:
a) Dictados por órgano incompetente.
b) Contrarios a la Constitución y a las leyes y los que contengan un imposible jurídico.
c) Dictados prescindiendo de las normas especiales del procedimiento y de la forma prescrita por la ley.
88
606 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
de dicha norma conspiró contra su vigencia efectiva, peruano nunca se reguló la anulación o el régimen de
dado que en varias leyes especiales se regularon anulabilidad de los actos administrativos. Aún cuando
normas especíicas para distintos procedimientos es importante investigar sobre por qué el legislador
administrativos, las cuales por su rango normativo del RNGPA no reguló la anulabilidad de los actos
superior (ley del Congreso) prevalecieron siempre administrativos siguiendo a su pretendido modelo (la
frente a las disposiciones de la norma reglamentaria. LPA española), este tema permaneció indiscutido en la
doctrina peruana sobre la materia139.
Resulta evidente que, el RNGPA reguló el poder de
declarar la “nulidad de oicio de los actos administrativos”, Con todo, es mérito del importante artículo
como un potestad administrativa exorbitante, propia 112º del RNGPA haber reconocido a la potestad
del derecho público, nulidad que podría ser declarada administrativa derivada del privilegio general de
invocando algunas de las causales del artículo 45º del autotutela administrativa en su faceta declarativa,
referido Reglamento, siempre que las “resoluciones que es la potestad de la Administración Pública de
administrativas” [entendiendo como tales a los actos declarar, de oicio, la nulidad de sus propios actos, al
administrativos] que se encuentren incursas en causal de amparo de las causales previstas en el artículo 45º del
nulidad, agravien el interés público. Es decir, se reguló propio Reglamento.
la típica igura de la declaración administrativa de
nulidad de pleno derecho de los actos administrativos, Ciertamente, la potestad de declaración de la
prevista en el artículo 109º de la Ley española de nulidad de oicio de sus propios actos, se trató en
procedimiento administrativo de 1958136 (LPA), pero principio de una potestad muy discutida en la primera
con el agregado expreso de justiicación en una causal mitad del siglo XX en España (la fuente e inspiración
de apreciación discrecional llamada “agravio al interés de la regulación normativa hispanoamericana del
público”. procedimiento administrativo), toda vez que imperaba
en dicho entonces la idea general de la “irrevocabilidad”
Ahora bien, sin querer hacer una referencia de los actos administrativos, vinculado a la idea general
histórica al desarrollo y evolución de la nulidad de de estabilidad de las situaciones jurídicas creadas por
los actos administrativos como categoría procesal la Administración al amparo del viejo principio “venire
propia del derecho administrativo137, lo cierto es contra factum proprium non valet”, el cual inluyó
que históricamente, el legislador peruano (RNGPA), bastante sobre las mentes de ese entonces, las cuales no
apartándose del antecedente español (LPA) y al podían concebir como algo ajustado a Derecho que la
resto de ordenamientos jurídicos del procedimiento Administración declare la nulidad de sus propios actos,
administrativo, reguló únicamente a la nulidad como la puesto que ello violaría el principio de la prohibición
respuesta del ordenamiento jurídico frente a los actos de venir contra los actos propios (venire contra factum
administrativos aquejados de un vicio de legalidad propium non valet) que se reputaba aplicable también
en su estructuración o conformación. En tal sentido, a la Administración. Por ello es que en la legislación
a diferencia de la LPA española (que especíicamente procesal española antigua (especíicamente la Ley de
disciplinó este tema en su artículo 48º138), en el 1888-1894, denominada “Santamaría de Paredes”) se
ordenamiento general del procedimiento administrativo reguló el proceso de lesividad, vinculado a la idea de
136
Norma que señalaba: “La Administración podrá en cualquier momento, de oicio o a instancia del interesado, y previo
dictamen favorable del Consejo de Estado, declarar la nulidad de los actos enumerados en el artículo cuarenta y siete”.
137
Una referencia amplia de doctrina sobre la materia puede verse en DANOS ORDÓÑEZ, Jorge: Régimen de la nulidad de
los actos administrativos en la Ley Nº 27444. En: AAVV. Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General.
Segunda Parte. ARA Editores. Lima, 2003.; otra perspectiva, ampliamente documentada en BACA ONETO, Víctor: La invalidez
de los contratos públicos. Thomson-Civitas. Madrid, 2006.
138
LPA. Artículo 48º.-
1. Son anulables, utilizando los medios de iscalización que se regulan en el título V de esta Ley, los actos de la Administración
que incurran en cualquier infracción del ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder.
2. No obstante, el defecto de forma sólo determinará la anulabilidad cuando el acto carezca de los requisitos formales
indispensables para alcanzar su in o de lugar a la indefensión de los interesados.
139
Cfr. En este tema, pueden verse las escasas referencias hechas por BACACORZO o RUIZ ELDREDGE sobre el particular.
En el caso de BACACORZO, es preciso señalar que nunca hizo el esfuerzo por desarrollar una teoría sobre la diferencia entre
la nulidad y la anulabilidad administrativa, o sobre la interpretación del tema de la potestad de declaración de nulidad
de oicio (Cfr. BACACORZO, GUSTAVO: Comentarios. Ley de Procedimientos Administrativos. Normas generales. 13ª
edición revisada actualizada. Gaceta Jurídica Editores. Lima, 1999. Especialmente véase el comentario a los artículos 109
y 110 del TUOLNGPA, páginas 187-189). Hay que diferenciarlo del caso de RUIZ ELDREDGE, quien pese a la parquedad
de sus argumentos si desarrolló la diferencia teórica entre revocación y nulidad y sobre los alcances de dichas iguras en
el ordenamiento jurídico-administrativo. Cfr. RUIZ ELDREDGE, ALBERTO: Manual de Derecho Administrativo. Temática
esencial. Cultural Cuzco. Lima, 1990. Páginas 172-173.
89
607 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
que, si la Administración requería declarar la anulación cuando dichos actos infrinjan maniiestamente la
de un acto, debía hacerlo únicamente en la vía judicial, Ley, según dictamen del Consejo de Estado y no
mediante el proceso contencioso-administrativo140. hayan transcurrido cuatro años desde que fueron
adoptados.
Precisamente, frente a dicha doctrina tradicional 2. En los demás casos, para conseguir la anulación de
que concibió al “recurso contencioso-administrativo” dichos actos, la Administración deberá previamente
de lesividad como el “único” medio para lograr la declararlos lesivos para el interés público e
anulación de los actos administrativos, es GARCíA impugnarlos ante la Jurisdicción contencioso-
DE ENTERRíA quien reaccionó vigorosamente administrativa”.
contra dichas ideas, vinculándolas a un supuesto
“falseamiento” de los orígenes del proceso de lesividad, En cambio, a diferencia de la legislación española
motivo por el cual sostuvo enfáticamente que “el que lo inspiraba¸ el RNGPA peruano reguló al proceso
recurso de lesividad no contiene ningún privilegio para de lesividad como un sucedáneo de la potestad
la Administración, sino que, por el contrario, implica administrativa de declaración de nulidad de oicio,
un verdadero despojo de una cualidad esencial de su y acotado especíicamente para un caso concreto: la
status y la reducción de la misma a un régimen inferior declaración de nulidad de las decisiones de Tribunales
al de los propios administrados, inferior todavía al que administrativos. Así, conviene citar los artículos 114 y
correspondería en el sistema de derecho privado a los 115 del RGNPA, los cuales señalaron lo siguiente:
mismos particulares”141, en razón a lo cual postuló el
reconocimiento legal expreso de la potestad de revisión “RNGPA.
de oicio en sede administrativa de los actos nulos, lo Artículo 114º.- No es aplicable lo dispuesto en el
cual inalmente se vería reconocido posteriormente artículo 112 [el cual se reiere justamente a la potestad
en dos normas importantísimas, precisamente tanto administrativa de declaración de nulidad de oicio de los
en la Ley de Régimen Jurídico de la Administración actos administrativos], cuando se trata de resoluciones
del Estado – LRJAE del año 1957 y en la Ley de expedidas por tribunales o consejos regidos por leyes
Procedimiento Administrativo – LPA del año 1958142. especiales, casos en los que se estará conforme a lo
dispuesto en el artículo siguiente.
Luego de las anteriores referencias comparadas del Artículo 115º.- Si las resoluciones que expidan los
derecho español, necesarias a in de esclarecer el origen órganos a que se reiere el artículo anterior, hubieran
de la potestad administrativa de revisión de oicio, es infringido maniiestamente la ley en agravio del interés
preciso señalar que nuestra Ley peruana se diferenció público, podrán ser impugnadas por el propio Estado en
especíicamente de la legislación española no sólo en la la vía judicial, previa resolución suprema autoritativa”.
regulación de la nulidad de los actos administrativos,
sino que también lo hizo en cuanto a la regulación del En tal sentido, en lo que respecta a la regulación
proceso de lesividad, toda vez que en la legislación de la potestad administrativa de revisión de oicio
española de 1958, el proceso de lesividad se reguló de sus propios actos y del proceso de lesividad, la
solamente para la declaración judicial de anulabilidad legislación peruana (RNGPA) siempre se diferenció de
de los actos administrativos, conforme al numeral la legislación española (LPA) en los siguientes temas:
2) del artículo 110º de la LPA, proceso que podía
iniciarse, ciertamente, luego de transcurrido el plazo a) La legislación peruana reguló la igura de la
para el ejercicio de la facultad de anulación de oicio declaración de nulidad de oicio de los actos
en sede administrativa, en los términos siguientes: administrativos en sede administrativa como único
medio procesal posible que tenía la Administración
“LPA. Artículo 110.- para retirar aquellos actos administrativos
1. La Administración no podrá anular de oicio sus aquejados de vicios de validez, mientras que la
propios actos declarativos de derechos, salvo española (LPA) reguló tanto la nulidad de oicio
140
Cfr., la evolución histórica sobre este tema en ESCUIN PALOP, Vicente: El recurso contencioso… Op. Cit. Páginas 53-94.
Asimismo, LAVILLA ALSINA, LANDELINO: La revisión de oicio de los actos administrativos. En: Revista de Administración
Pública. Nº 34. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1961, especialmente, página 97 para la idea del proceso de lesividad
como el “único” cauce para promover la revisión de los actos administrativos declarativos de derecho.
141
Cfr. GARCíA DE ENTERRíA, EDUARDO: La doctrina de los actos propios y el sistema de la lesividad. En: Revista de
Administración Pública. Nº 20. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1956. Páginas 69-77. Especialmente, páginas 70-71.
Asimismo, véase, del mismo autor: La coniguración del recurso de lesividad. En: Revista de Administración Pública. Nº 15.
Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1954. Páginas 109-151.
142
El más completo estudio sobre el tema, inmediatamente luego de las leyes de 1957 y 1958, es el de LAVILLA ALSINA,
LANDELINO: La revisión de oicio de los actos administrativos. En: Revista de Administración Pública. Nº 34. Instituto de
Estudios Políticos. Madrid, 1961. Páginas 53-98.
90
608 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
143
CÓDIGO CIVIL. Artículo 2001. Prescriben, salvo disposición diversa de la ley:
1.- A los diez años, la acción personal, la acción real, la que nace de una ejecutoria y la de nulidad del acto jurídico.
(…)
91
609 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
quedado consentidas, siempre que agravien el interés Es imprescindible citar lo que en su oportunidad
público. señaló la Defensoría del Pueblo, para entender su
En caso haya caducado el plazo correspondiente, el visión (ciertamente errada, por lo que veremos
Estado deberá interponer la acción de nulidad ante el a continuación) sobre el proceso contencioso-
Poder Judicial. Dicha acción es imprescriptible, salvo administrativo de lesividad:
ley expresa en contrario.
Artículo 110.- La nulidad a que se reiere el artículo “(…) la primera disposición complementaria de la
anterior deberá ser declarada por el funcionario Ley Nº 26960 contiene la modiicación al Texto
jerárquicamente superior al que expidió la resolución Único Ordenado de la Ley de Normas Generales
que se anula. Si se tratara de resolución suprema, la de Procedimientos Administrativos, referida a la
nulidad se declarará también por Resolución Suprema. nulidad de los actos administrativos. Mediante dicha
La facultad de la Administración Pública para declarar modiicación se añade un párrafo al Artículo 109 del
la nulidad de las resoluciones administrativas prescribe mencionado texto, que dispone que en caso de que
a los tres (03) años, contados a partir de la fecha en haya caducado el plazo correspondiente -en alusión al
que hayan quedado consentidas”. plazo para declarar de oicio la nulidad de los actos
administrativos- el Estado deberá interponer la acción
Precisamente, con esta modiicación normativa, de nulidad ante el Poder Judicial. Dicha acción es
pese a su ubicación antitécnica (en una ley especial imprescriptible, salvo ley expresa en contrario.
y no en una norma que modiique precisamente el Lo expuesto desnaturaliza el proceso contencioso
TUO de la LNGPA) se completó la ordenación jurídica administrativo, previsto como un mecanismo de
de la nulidad de oicio y su distinción del proceso protección de las personas frente a la actuación de la
de lesividad como su complemento, de acuerdo a Administración Pública. Dicha acción constituye un
la tradición jurídica peruana. Concretamente, se mecanismo de seguridad para los administrados, habida
estableció un plazo de prescripción para el ejercicio de cuenta de la desigual relación que mantienen con la
la potestad de declaración administrativa de nulidad Administración, la cual, salvo excepciones, actúa como
de oicio de los actos administrativos, prescrito el juez y parte en los procedimientos administrativos.
cual (pese al error del artículo 109 que menciona a Por el contrario, la posibilidad de que la Administración
la “caducidad” del plazo), correspondería iniciar un recurra al órgano jurisdiccional para solicitar la
proceso judicial dirigido a la declaración de nulidad nulidad de sus propios actos es una potestad que
del acto administrativo ilícito que agravie el interés debe ser admitida por excepción y en igualdad de
público. condiciones. En ese sentido, se genera una situación
de maniiesta desigualdad cuando la citada primera
Con todos sus defectos, la modiicación disposición complementaria reconoce en favor del
establecida por la Ley 26960, tuvo el acierto de Estado una acción imprescriptible, mientras que el
regular adecuadamente la nulidad de oicio en vía Código Procesal Civil exigía en el inciso 3) del Artículo
administrativa, sujetándola a un plazo, y además reguló 541, modiicado por la Ley Nº 26810, que la demanda
el “proceso contencioso-administrativo de agravio al de impugnación del acto administrativo “se interponga
interés público” como un proceso judicial sucedáneo dentro de los tres meses de notiicada o publicada la
de la potestad administrativa de declaración de nulidad resolución impugnada, lo que ocurra primero”.
de oicio de los actos administrativos, que debería De esta forma, la modiicación del citado Artículo
ejercerse únicamente en defecto de la posibilidad de 109 es inconstitucional por generar una situación de
declarar la nulidad en vía administrativa. injustiicable desigualdad del administrado frente
a la administración, desnaturalizando el proceso
Sin embargo, el contenido material notoriamente contencioso administrativo y convirtiéndolo en una
injusto de la Ley 26960 (en cuanto se imponían una extensión de las facultades de la Administración.”
serie de disposiciones perjudiciales para el personal
policial en cuanto a su situación laboral) llevó a que Pese a que en el fondo, era necesario compartir la
la Defensoría del Pueblo se pronunciara en contra de preocupación de la Defensoría del Pueblo con respecto
su contenido, especíicamente mediante la Resolución a la situación del personal afectado por las severas y
Defensorial Nº 41-98-DP, de agosto de 1998. En prácticamente abusivas disposiciones de la Ley 26960,
dicha Resolución se planteó, entre otras cuestiones, no era posible hacer lo mismo con respecto a sus
que la modiicación de los artículos 109 y 110 del errados argumentos con respecto a la concepción del
TUOLNGPA violaba el “principio de igualdad”, al proceso de lesividad.
establecer plazos disímiles entre la Administración
Pública y los particulares para la impugnación de actos Precisamente, el proceso contencioso administrativo
administrativos. de agravio al interés público o de lesividad es un proceso
contencioso-administrativo especial, extraordinario,
92
610 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
que no se justiica en la lesión de derechos subjetivos los actos administrativos, aun cuando hayan quedado
como sucede en un proceso contencioso-administrativo irmes, siempre que agravien el interés público.
iniciado por un particular, sino que se sustenta en la 202.2 La nulidad de oicio sólo puede ser declarada
necesidad de protección del interés público y de la por el funcionario jerárquico superior al que expidió el
legalidad administrativa, y que, al inal de cuentas no acto que se invalida. Si se tratara de un acto emitido por
es un privilegio, sino por el contrario, es una expresión una autoridad que no está sometida a subordinación
de sometimiento de la Administración Pública a la jerárquica, la nulidad será declarada también por
férula judicial, toda vez que solamente procede en caso resolución del mismo funcionario.
de “pérdida” del privilegio de declaración de nulidad 202.3 La facultad para declarar la nulidad de oicio de
de oicio de sus propios actos en sede administrativa, lo los actos administrativos prescribe a partir de la fecha
cual, a puras cuentas, comporta una desaparición del en que hayan quedado consentidos.
privilegio de autotutela, y por el contrario, equipara 202.4 En caso de que haya prescrito el plazo previsto en
a la Administración Pública a un simple particular, el numeral anterior, sólo procede demandar la nulidad
que tiene que recurrir forzosamente a la vía judicial ante el Poder Judicial vía el proceso contencioso
para lograr la declaración de nulidad de un acto no administrativo, siempre que la demanda se interponga
solamente ilegal, sino también lesivo al interés público. dentro de los dos (2) años siguientes a contar desde
la fecha en que prescribió la facultad para declarar la
Lo más lamentable de todo es que, la Defensoría del nulidad en sede administrativa.
Pueblo propició una demanda de inconstitucionalidad 202.5 Los actos administrativos emitidos por consejos
en el año 2000 contra la Ley 26960, no solamente o tribunales regidos por leyes especiales competentes
contra las disposiciones de fondo de dicha norma, para resolver controversias en última instancia
sino también contra la Primera Disposición Final y administrativa, no pueden ser objeto de declaración de
Complementaria de la misma, la cual regulaba el nulidad de oicio. Sólo procede demandar su nulidad
régimen general de la nulidad de oicio y del proceso ante el Poder Judicial, vía el proceso contencioso-
de lesividad, norma que fue declarada inconstitucional administrativo, siempre que la demanda se interponga
por el Tribunal Constitucional, en una de las sentencias dentro de los tres años siguientes a contar desde la
más incongruentes y carentes de argumentación fecha en que el acto quedó irme”.
emitidas por dicho Tribunal (STC Exp. Nº 004-2000-
AI/TC), en la cual argumentando una “violación del Bajo el sistema establecido por la LPAG (en su texto
principio de igualdad y del ejercicio de la potestad original), se reconoció la potestad administrativa para
de normar por la naturaleza de las cosas y no por la la declaración de nulidad de los actos administrativos
diferencia de personas”, se derogó la posibilidad de propios, sujeto al plazo de un (1) año (numeral 202.3
que la Administración declare la nulidad de oicio del artículo 202 LPAG), computado desde que el acto
de sus propios actos, y además el marco legal para el ha quedado consentido. Asimismo, se reconoció al
proceso de lesividad. proceso de “agravio”, tanto en los numerales 202.4
(como un sucedáneo de la potestad administrativa de
Esto fue realizado en mayo de 2001, durante el declaración de nulidad de oicio), como en el 202.5
período de vacatio legis de la Ley Nº 27444, Ley del (en el cual se le reguló como única vía procesal para
Procedimiento Administrativo General (norma que declarar la nulidad de oicio de las decisiones de
entró en vigencia el 05 de octubre de 2001), pero tuvo Tribunales y consejos administrativos regidos por leyes
el singular efecto de dejar a la Administración Pública especiales).
sin marco legal para la declaración de nulidad de oicio
cerca de cuatro meses (entre junio y octubre de 2001). A esta regulación, se hermanó lo establecido
en el segundo párrafo del artículo 11º de la LPCA
Finalmente, la situación del marco jurídico aplicable (actualmente artículo 13 del TUOLPCA), norma que
al proceso de agravio, se normalizó con la entrada en reguló la legitimación activa de la Administración para
vigencia de la Ley Nº 27444 (LPAG), norma que, en el caso del “Proceso de Agravio”.
base a la cuestionada Ley 26960 y a lo ya establecido
en el TUOLNGPA y el Decreto Ley 26111, reguló el Aún cuando actualmente la regulación normativa
régimen de la revisión de oicio de los actos nulos en del proceso de agravio ha variado en algunos aspectos
vía administrativa, y asimismo, sentó partida para el (como producto de la modiicación del texto del
proceso de “agravio”, mediante lo establecido en su artículo 202º de la LPAG por el Decreto Legislativo
artículo 202, norma que estableció lo siguiente: 1029, norma que posibilita que ahora los Tribunales
y Consejos administrativos puedan declarar la nulidad
“LPAG. Artículo 202.- Nulidad de oicio de sus propios actos en el plazo de un año, conforme
202.1 En cualquiera de los casos enumerados en el a la modiicación practicada en el numeral 202.5 del
artículo 10, puede declararse de oicio la nulidad de artículo 202º de la LPAG144), podemos airmar que
93
611 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
luego de la azarosa evolución normativa de los últimos Dicho lo anterior, debemos estudiar brevemente
años, actualmente contamos con el reconocimiento algunos aspectos puntuales de la regulación de este
legal expreso de un verdadero proceso contencioso- proceso singular, subsidiario y especial con respecto
administrativo de agravio, en el cual la Administración al régimen particular del contencioso-administrativo
Pública debe solicitar al Poder Judicial la declaración subjetivo que se ha regulado a partir de la LPCA en
de nulidad de sus propios actos, debido a que ya no nuestro país.
puede ejercer dicha potestad en sede administrativa.
Como tal, el proceso de agravio es un proceso
subsidiario con respecto a la potestad de autotutela II. BREVE REFERENCIA A LA LEGITIMACIÓN EN EL
administrativa, y procede únicamente cuando la PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO.
Administración no haya ejercido su potestad – sujeta a
plazo – de declarar la nulidad de oicio de sus propios La regla general de legitimación activa de
actos en vía administrativa. los administrados / legitimación pasiva de la
Administración vs. La regla especial (y necesaria) de
Con todo, esta regulación peruana de la potestad legitimación activa de la administración en el proceso
de revisión de oicio de los actos administrativos y del contencioso-administrativo de agravio.
proceso de agravio, aunque inspirada en la regulación
española vigente145 (contenida en la Ley 30/1992, Por regla general, la legitimación activa en el
modiicada fundamentalmente por la Ley 4/1999), proceso contencioso-administrativo pertenece a los
ha encontrado una identidad propia, vinculada particulares, circunstancia que ha llevado a señalar
históricamente a la evolución normativa de estos que el proceso contencioso-administrativo debe ser
institutos en el ordenamiento jurídico peruano. un proceso subjetivo147, en la medida que en su seno,
quien lo inicia debe ostentar una legitimación procesal
Conveniente o no, o en todo caso, ajustada fundada en una relación jurídica administrativa que
o no a la dogmática imperante en el derecho haya sido afectada por una actuación administrativa
administrativo comparado146, podemos airmar que que precisamente la lesione o la desconozca.
la regulación normativa peruana actual, tanto de
la revisión de oicio, como del proceso contencioso- Así, el proceso contencioso-administrativo
administrativo de agravio, se han conigurado lejos de clásicamente es reaccional, está pensado y diseñado
los supuestos antecedentes españoles, y son producto para que sea un particular el que, en ejercicio de
de las particulares circunstancias normativas de la su “derecho público subjetivo de acción” inicie un
evolución de la ordenación legal del procedimiento proceso contencioso-administrativo dirigido sea a
administrativo en el Perú, y como tal, es preciso buscar que un Juez declare la nulidad de un acto
estudiarlas reconociendo este origen, y tratando de administrativo o sea que la autoridad jurisdiccional
interpretarlo a la luz de lo actualmente establecido. disponga el reconocimiento y/o reestablecimiento
144
Ciertamente, una modiicación, como varias de las contenidas en el DL 1029, carente de contenido, signiicado y además
de técnica legislativa.
145
Sobre la regulación española actual de la revisión de oicio, puede verse: CUCHILLO FOIX, MONTSERRAT: La revisión de
oicio y la revocación en la LRJPAC. En: TORNOS MÁS, JOAQUÍN (Coordinador). Administración Pública y Procedimiento
Administrativo. Bosch. Barcelona, 1994. Páginas 347-427; y, FRANCH, MARTA: Revisión de Oicio. En: AAVV. Control de la
Administración Pública. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho Administrativo. UNAM. México, 2007. Páginas 185-
203.
146
Una visión distinta puede verse en ABRUÑA, ANTONIO y VíCTOR BACA: Notas al Curso de Derecho Administrativo.
Universidad de Piura. Piura, 2008. Lección 12ª. La invalidez de los actos administrativos en el derecho peruano. 18 páginas.
Pro-manuscripto, donde se deiende una posición radicalmente distinta a la LPAG y a la evolución normativa de la regulación
de la nulidad de los actos administrativos (y en general del régimen de los actos administrativos). La riqueza de los argumentos
de estos reputados autores, hace que enunciemos solamente la existencia de esta doctrina, minoritaria en sede nacional, pero
sólidamente sustentada en la dogmática comparada del derecho administrativo. Para una ampliación de los argumentos de
esta doctrina, véase, BACA, Víctor: La invalidez de los contratos públicos. Editorial Thomson-Civitas. Madrid, 2006; e ídem,
La anulación de los contratos públicos regulados en la nueva Ley de Contrataciones del Estado y su Reglamento. En: Revista
de Derecho Administrativo. Nº 7. Círculo de Derecho Administrativo. Lima, 2009. Páginas 69-93. Asimismo, BACA, VíCTOR:
El carácter necesariamente originario de la invalidez del acto administrativo: exposición y crítica de la noción de invalidez
sobrevenida. En: Revista de Derecho de la Universidad de Piura. Nº 6. Piura, 2005. Páginas 35 y ss.
147
Por ejemplo, GARRIDO FALLA, FERNANDO: El recurso subjetivo de anulación. En: Revista de Administración Pública.
Nº 8. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1952. Páginas 177-189. Recientemente, véase: PEREIRA DA SILVA, VASCO:
Para um Contencioso Administrativo dos Particulares? Esboço de uma Teoria Subjectivista do Recurso Directo de Anulação,
Almedina, Coimbra, 1989 (1ª reimpressão 1997).
94
612 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
de un derecho afectado por una actuación III.EL PROCESO DE “AGRAVIO” COMO EXCEPCIÓN
administrativa, entre otras pretensiones posibles, A LA REGLA GENERAL DE LA LEGITIMACIÓN
todas enmarcadas dentro de un esquema reaccional, ACTIVA EN EL PROCESO CONTENCIOSO-
es decir, el administrado reaccionando frente a una ADMINISTRATIVO.
actuación administrativa previa que reputa contraria
a sus derechos e intereses. Su fundamento en el “carácter necesario” del
proceso de agravio.
Bajo dicho esquema (que también inspira a nuestra Como ya lo hemos señalado, el proceso de
LPCA), a la Administración siempre le corresponde agravio, ha sido regulado como un medio subsidiario
una situación de legitimación pasiva, es decir, es el con respecto a la potestad de la Administración de
sujeto que soporta o contra el cual se deducen las declarar la nulidad de oicio de sus propios actos en
pretensiones activas de los particulares, y que debe sede administrativa. Esto es así, toda vez que en caso
apersonarse al proceso para “defender” la presunta vencieran los plazos prescriptorios de la nulidad de
legalidad de sus actuaciones y que inalmente, será oicio en sede administrativa establecidos en el artículo
condenada o no, en un eventual fallo estimatorio que 202º de la LPAG, la única vía procesal con que cuenta
se pronuncie luego de tramitado y seguido el proceso la Administración para poder lograr la nulidad de los
contencioso-administrativo. actos que agravian la legalidad y el interés público,
sería la del proceso de agravio, previsto en el artículo
Sin embargo, como una excepción al principio 202º de la LPAG y el segundo párrafo del artículo 13º
general de legitimación activa del particular en lo del TUOLPCA.
contencioso-administrativo, el proceso de agravio
reconoce una realidad distinta: aquí la Administración En este sentido, el proceso de agravio es un proceso
aparece como demandante, pero no invocando una “necesario”, como lo llama GONZÁLEZ PÉREZ, en
situación subjetiva lesionada por el particular, sino, la medida que su inicio es el único camino con el
por el contrario, invocando puramente la defensa del que cuenta la Administración, en caso pretenda la
ordenamiento jurídico y del interés público. declaración de nulidad de un acto reñido con la
legalidad y que además agravie el interés público,
Este punto es clave para entender que, en el cuando tenga vedada dicha posibilidad en la sede
plano dogmático, en el proceso de lesividad no existe administrativa.
legitimación activa (toda vez que la Administración no
tiene un “derecho o interés” afectado para “reaccionar De esta característica se desprende además, que el
frente a un particular”) sino que es la Ley, la que obliga proceso de agravio es un proceso objetivo, tal como lo
a la Administración a iniciar un proceso contencioso- señalase años atrás CLAVERO ARÉVALO148, toda vez que
administrativo dirigido a que el Juez declare la nulidad en el proceso de agravio, la Administración no pretende
de un acto administrativo declarativo de derechos en que se “reestablezcan sus derechos subjetivos” (los
el entendido que la entidad que lo emitió, no puede cuales por lo demás, en principio, no existen), sino que
hacerlo, porque el plazo para ejercer dicha potestad acude al Juez pretendiendo únicamente la declaración
derivada de la autotutela administrativa decayó por el de nulidad de un acto administrativo (expreso o
transcurso del tiempo (en este caso, el transcurso de presunto – ganado por Silencio Positivo o por medio
un año conforme a lo señalado en los artículos 202.3 y de un procedimiento de aprobación automática149),
202.5 de la LPAG). toda vez que se deben alegar como fundamentos de
esta pretensión nuliicante, cualquiera de los vicios de
De esta manera, la legitimación activa de la nulidad del acto administrativo previstos en el artículo
Administración para iniciar un proceso de agravio, es 10º de la LPAG o en las leyes especiales, así como el
excepcional, subsidiaria a la declaración de nulidad agravio al interés público que causa la permanencia
de oicio en vía administrativa, y además, releja que del acto cuya nulidad se pretende.
el contencioso de agravio, es un proceso objetivo,
dirigido exclusivamente a buscar la nulidad de un acto Ligado a lo anterior, entonces, estará la consideración
administrativo que lesione tanto la legalidad como el de que en el proceso de agravio, la legitimación activa
interés público. que da lugar a iniciar la demanda, reside únicamente
148
CLAVERO ARÉVALO, MANUEL: El recurso contencioso-administrativo objetivo de lesividad. En: Estudios de Derecho
Administrativo. Instituto García Oviedo - Editorial Civitas. Madrid, 1992. Páginas 215-227.
149
Procedimiento previsto en el artículo 31º de la Ley del Procedimiento Administrativo General, Nº 27444.
95
613 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
en la Administración emisora del acto administrativo el régimen legal del proceso contencioso-administrativo
propio, cuya nulidad se pretende en la sede judicial de agravio, en el artículo 15º del TUOLPCA (antiguo
al haberse perdido la oportunidad de hacerlo en vía artículo 13º de la Ley 27584), ha optado por establecer
administrativa, debido a la prescripción de los plazos dos reglas que conspiran contra la coherencia y la
previstos en el artículo 202º LPAG. Entonces, en el correcta interpretación normativa en la regulación
proceso de agravio la legitimidad para obrar activa procesal del “proceso de agravio”:
reside únicamente en la entidad pública, conforme lo
establece la ley. En términos procesales, insistimos, (i) El legislador ha normado algo confusamente la
esta “legitimación activa” no sería tal, puesto que no legitimación activa en los procesos de agravio
se airma una “titularidad de una situación subjetiva”, conforme al segundo párrafo del artículo 13º del
sino que es la ley la que coniere la habilitación TUOLPCA, la misma que podría interpretarse
extraordinaria e insistimos, necesaria, para que la de manera amplísima, contraviniéndose de esta
Administración inicie un proceso de agravio dirigido manera el sentido del proceso de agravio como
exclusivamente a eliminar las consecuencias jurídicas proceso vinculado a la potestad de declarar la
derivadas de un acto expreso o presunto declarativo de nulidad de oicio de sus propios actos establecida
derechos que esté aquejado de vicios de nulidad y que en el artículo 202º de la LPAG, cuando establece
además agravie el interés público. que “También tiene legitimidad para obrar activa
la entidad pública facultada por ley para impugnar
cualquier actuación administrativa que declare
IV. DIFERENCIACIÓN DEL PROCESO DE derechos subjetivos” y,
AGRAVIO DE OTROS SUPUESTOS
SIMILARES PERO NO IDéNTICOS (ii) El legislador ha regulado dos supuestos de
legitimación pasiva en el proceso de agravio,
(Un tema es el proceso de agravio y otro tema es precisamente en los numerales 5 y 6 de dicha
la legitimación extraordinaria de la Administración norma, que señalan lo siguiente:
Pública)
“TUOLPCA. Artículo 15º.- Legitimidad para obrar
Uno de los temas que nos llama la atención en pasiva
este trabajo, y que se derivan del alcance amplio La demanda contencioso administrativa se dirige
que se podría colegir de la actual redacción del contra:
segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA, es que (…)
actualmente, muchos entienden que bajo el proceso 5. El particular titular de los derechos declarados por el
de agravio se deben canalizar todas las demandas acto cuya nulidad pretenda la entidad administrativa
contencioso-administrativas que sean formuladas por que lo expidió en el supuesto previsto en el segundo
la Administración Pública. En ese sentido, es preciso párrafo del Artículo 13 de la presente Ley.
puntualizar, que dicha airmación es falsa y carente de 6. La entidad administrativa que expidió el acto y
todo fundamento, toda vez que la legitimación activa la persona en cuyo favor se deriven derechos de la
prevista en la norma antes referida, se reduce única y actuación impugnada en el supuesto previsto en el
exclusivamente a los supuestos en los cuales una entidad segundo párrafo del Artículo 13 de la presente Ley.
pública pretende demandar la nulidad de un acto propio (…)”
(expreso o presunto) por vencimiento de los plazos
previstos para la declaración administrativa de nulidad Francamente, consideramos incomprensible la
de oicio previstos en el artículo 202º de la LPAG150. redacción de los supuestos que regulan ambas normas,
Es decir, no hay que confundir el proceso de agravio, toda vez que atentan contra la claridad y precisión
con toda situación en la cual la Administración Pública de las leyes procesales, novedosas sobre todo, como
aparezca como demandante en un proceso contencioso- la LPCA. Si bien es cierto, como sostenemos en la
administrativo, conforme veremos a continuación. primera parte de la presente investigación, el proceso
de “agravio” no es novedoso en nuestra experiencia
Dicho lo anterior, no se comprende entonces la jurídica, si hay que tener en claro que conforme a la
razón por la cual el legislador, al momento de regular singularidad de dicho proceso hay que comprender
tanto la legitimación activa (ex artículo 13º segundo adecuadamente el alcance de la referida institución
párrafo del TUOLPCA) como la legitimación pasiva en jurídico-procesal.
150
En tal sentido, concordamos con MORON URBINA, JUAN CARLOS: El contencioso… Op. Cit. Página 4 versión pro
manuscripto, nota a pie número 9.
96
614 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
Concretamente, el proceso de agravio, tiene como existente entre la norma del segundo párrafo del
fundamento, como hemos señalado, el transcurso artículo 13º del TUOLPCA, y el artículo 202º de la
íntegro del plazo que tiene la Administración para LPAG. Si la regulación normativa nos hace entender
poder declarar la nulidad de oicio de sus propios que la legitimación activa reside en la Administración
actos. Vencido dicho plazo, la Administración debe o Pública que no puede declarar la nulidad de un acto
mejor dicho, tiene que acudir al proceso de agravio propio en el cual ilegalmente se declaró derechos a
para solicitar que se declare la nulidad de oicio de un favor de un sujeto determinado, en agravio al interés
acto propio. público, lo lógico es que la regla de legitimación pasiva
sea establecida en la persona del particular beneiciado
La ligazón inescindible entre el artículo 202º de la por los efectos declarativos del acto cuya nulidad se
LPAG y la regulación procesal del proceso de “agravio” pretende declarar en sede judicial.
motiva nuestra discordancia con la regla del segundo
párrafo del artículo 13º del TUOLPCA cuando establece Con lo cual, sólo tiene coherencia la regulación
que en el proceso de agravio tiene legitimidad para de la legitimación pasiva en los procesos de agravio,
obra activa “la entidad pública facultada por ley para prevista en el numeral 5) del artículo 15º del TUOLPCA,
impugnar cualquier actuación que declare derechos cuando claramente se establece que en el proceso de
subjetivos”, frase poco feliz, toda vez que no concuerda agravio, la legitimación pasiva reside en “el particular
con las siguientes reglas de aplicación de la referida beneiciado con los derechos derivados del acto que se
norma, que señala que dicha legitimidad para obra pretende declarar nulo”.
activa sólo es posible de ser ejercida “previa expedición
de resolución motivada en la que se identiique el agravio Siendo ello así, carece de sentido haber regulado
que aquella produce a la legalidad administrativa y al una situación adicional de legitimación pasiva en el
interés público, y siempre que haya vencido el plazo para numeral 6) del artículo 15º del TUOLPCA, cuando
que la entidad que expidió el acto declare su nulidad de se señala que tienen legitimación pasiva “la entidad
oicio en sede administrativa”. que expidió el acto y el particular en cuyo favor se
deriven derechos otorgados por el acto cuya nulidad
Consiguientemente, no es que “cualquier” entidad se pretende” ¿cómo entender dicha regla, cuando el
pública pueda ser facultada por ley para impugnar los contencioso de agravio se entiende únicamente desde
actos de “cualquier otra” entidad, sino que únicamente la perspectiva de que la entidad que expidió el acto es
puede proceder el proceso de agravio para impugnar la que demanda en estos procesos?152
en sede judicial los actos propios de la entidad, a in de
que se declare la nulidad de los mismos151. Lo que sucede en este tema, es que el legislador
falló en cuando al entendimiento acertado del proceso
En tal sentido, ¿en quién reside exclusivamente la de lesividad (en el caso peruano: proceso de agravio).
legitimación para obrar activa en orden a interponer
una demanda contencioso-administrativa de agravio? Es que como venimos explicando, y ahora se
Sostenemos enfáticamente que dicha legitimación entenderá mejor, en el proceso de agravio, la entidad
activa residirá únicamente en la misma entidad que busca la nulidad de un acto propio por vencimiento
emitió los actos que se pretenden declarar nulos por del plazo para declararlo así en la vía administrativa,
medio del proceso de agravio. mientras que esta igura excepcional, deberá ser
diferenciada de los supuestos donde la Administración
Por otro lado, con respecto a la legitimación Pública aparezca como demandante por gozar de
para obrar pasiva en los procesos de agravio existe legitimidad extraordinaria en un proceso contencioso-
un marcado problema, propio de la desconexión administrativo, o porque ha sido afectada en sus
151
Al parecer conforme lo señala GIOVANNI PRIORI (Cfr. Manual de Derecho Procesal Administrativo. RAE Jurisprudencia.
Caballero Bustamante Editores. Lima, 2010), que cuando la regla del artículo 13º del TUOLPCA se reiere a “la entidad
facultada por ley”, ello signiica que puede existir una Ley que faculte a una entidad cualquiera (¿la Contraloría General de
la República?) a que demande los actos de otra entidad cuando estime que los mismos son ilegales. Nosotros pensamos que
esta interpretación dista de los orígenes conceptuales del proceso de lesividad, y además, sería una solución que no aprecia la
complejidad de autorizar a que cualquier entidad pública pueda demandar la nulidad de los actos de cualquier otra, lo cual
crearía un escenario de inseguridad jurídica y de falta de predictibilidad de las actuaciones administrativas, ni qué decir del
duro embate que constituiría contra el principio de presunción de validez de los actos administrativos. En tal sentido, creemos
que si ese fue el sentir de la Comisión que redactó la LPCA, ello sería erróneo puesto que desconoce el origen administrativo
del proceso de lesividad y de su manifestación peruana, el proceso contencioso-administrativo de agravio.
152
Nuevamente, si se aceptara la interpretación del profesor PRIORI, la cual hemos señalado en la nota inmediatamente
anterior (y que además, es la primera vez que la enuncia, ya que en su anterior obra “Comentarios a la Ley que regula el
Proceso Contencioso-Administrativo”, no desarrolló mayores comentarios sobre la misma), la regla de legitimación pasiva
97
615 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
derechos patrimoniales por el acto de otra entidad contencioso-administrativo por el cual una entidad
pública. de la Administración Pública busca impugnar un acto
de otra entidad pública, debido a que esta entidad
Esto último parece que no ha sido entendido ha invadido su ámbito competencial propio. Esto
por el legislador, al momento de regular el proceso es una falencia del ordenamiento jurídico peruano,
de agravio. Una cosa es la legitimación activa en el donde la mayoría de conlictos inter administrativos
proceso de agravio, y otra es la legitimación activa de se resuelven mediante el proceso constitucional
la Administración para iniciar un proceso contencioso- de conlicto de competencias (extendiendo el
administrativo cuando la ley lo establezca o para concepto de “bloque de constitucionalidad”), y no
iniciar un proceso contencioso-administrativa al haber se resuelven en la vía contencioso-administrativa
sido afectado por un acto de otra entidad pública. A como debería ser.
estos casos nos referiremos en las siguientes líneas:
c) Finalmente, la LPCA no regula otro supuesto donde
a) La legislación peruana ha regulado casos muy debería haber prescrito algunas reglas especiales.
extraños de legitimación activa de las entidades de Nos referimos al supuesto que se derivará de la
la Administración Pública para impugnar actos de aplicación del numeral 1) del artículo 50º de la
otras entidades públicas. Así por ejemplo, el artículo LPAG, que novedosamente regula el caso de “una
157º del Código Tributario (en su texto conforme entidad que participa como administrado en un
al Decreto Legislativo 981, concordado con la Ley procedimiento administrativo”, en los siguientes
28969, Cuarta Disposición Complementaria Final), términos:
establece que la Administración Tributaria puede
impugnar actos del Tribunal Fiscal cuando incurra “LPAG. Artículo 50.- Sujetos del procedimiento
en alguna de las causales de nulidad del artículo 10º Para los efectos del cumplimiento de las disposiciones
de la Ley 27444. Esto, es preciso señalarlo, no es un del Derecho Administrativo, se entiende por sujetos del
proceso de agravio, sino una prescripción especial procedimiento a:
donde la Ley faculta a la Administración Tributaria 1. Administrados: la persona natural o jurídica que,
a impugnar o solicitar judicialmente la declaración cualquiera sea su caliicación o situación procedimental,
de nulidad de un acto expedido por otro órgano participa en el procedimiento administrativo. Cuando
de la Administración Tributaria, en puridad, el una entidad interviene en un procedimiento como
máximo órgano de la “jurisdicción administrativa” administrado, se somete a las normas que lo disciplinan
tributaria. en igualdad de facultades y deberes que los demás
En este caso, la SUNAT tendrá “legitimación activa administrados.
extraordinaria” prevista por Ley para impugnar un (…)”.
acto del Tribunal Fiscal, pero insistimos, esto no
es un proceso de agravio (toda vez que la SUNAT Concretamente, puede darse el caso en que una
no busca la nulidad de un acto propio), sino de un entidad pública haya participado como administrado
caso concreto de legitimación activa extraordinaria en un procedimiento administrativo sustanciado ante
prevista por ley. otra entidad pública. Por ejemplo, un procedimiento
Por consiguiente, la Administración Tributaria trilateral, o un procedimiento seguido ante una entidad
tendrá que iniciar el proceso contencioso- municipal para la obtención de una licencia municipal,
administrativo como un particular más, con sujeción o cualquier otro caso donde se da el supuesto que una
a los plazos y reglas propias de los particulares entidad pública se somete al procedimiento de otra
en el proceso contencioso-administrativo, siendo entidad para lograr el reconocimiento de un derecho
ilegal e irrazonable emplear para este caso la vía patrimonial sujeto al ámbito de determinación de otra
del proceso de agravio, la cual está reservada para entidad pública.
otras circunstancias conforme a lo señalado en este
texto. Aquí, jamás podríamos estar en el ámbito de
un proceso de agravio, puesto que agotada la vía
b) Asimismo, hay que distinguir que la legislación administrativa, la Administración afectada por
peruana no ha regulado el caso del “contencioso el acto de otra entidad pública, deberá iniciar un
interadministrativo”, es decir, un proceso contencioso-administrativo por la afectación de un
del numeral 6) del artículo 13º del TUO encontraría sentido. Sin embargo, nosotros no compartimos dicha opinión por las
razones ya expresadas, siendo que, por el contrario, lo ideal es entender que el proceso de lesividad o de agravio siempre
será iniciado, únicamente, por la misma entidad que emitió el acto administrativo cuya nulidad se pretenderá en el proceso
contencioso-administrativo respectivo, en aplicación del artículo 202º de la LPAG.
98
616 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
derecho patrimonial concreto, proceso que se motivará es la única vía con que cuenta la Administración para
en la decisión de otra entidad pública, y donde la solicitar que se declare la nulidad de sus propios actos,
Administración tendrá que someterse a la carga de considerados nulos y además lesivos al interés público,
iniciar el proceso contencioso-administrativo para la Administración quedará sujeta para su ejercicio, a
buscar el reconocimiento de su derecho patrimonial las siguientes reglas:
afectado por la acción de otra entidad pública, es
decir, “como si fuera un administrado” conforme a a) La demanda deberá ser ejercida en los plazos
lo establecido en el numeral 1) del artículo 50º de la previstos en los numerales 202.4 y 202.5 del
LPAG. artículo 202º de la LPAG. Es decir, tiene que haber
transcurrido el plazo de un año para que la entidad
Consiguientemente, si no se trata de un acto propio, administrativa o el tribunal o consejo administrativo
jamás podríamos estar en este caso en un proceso de declaren la nulidad de oicio de sus propios actos.
agravio, sino que en estos casos la Administración En tal sentido, luego de transcurrido o decaído el
deberá proceder como si fuera un particular más, plazo para la declaración administrativa de nulidad
con sujeción a las reglas del proceso contencioso- de oicio, podrá recurrirse al proceso de agravio,
administrativo “ordinario” y con los plazos propios del en el plazo de dos (2) años contados a partir de
artículo 19º del TUOLPCA (vale decir, tres meses para la prescripción del plazo del año para declarar la
impugnar un acto administrativo). nulidad de oicio en el caso general de todas las
entidades públicas (numeral 202.4), o en el plazo
Con todo, es preciso concluir en este punto que la de tres (3) años contados a partir del plazo del año
regla de legitimación pasiva establecida en el numeral para declarar la nulidad de oicio en el caso de
6) del artículo 15º del TUOLPCA, actualmente, como los actos de tribunales o consejos administrativos
está regulada, es inaplicable, y no sirve a los efectos regidos por leyes especiales, plazo éste último
del proceso de agravio, el cual es unilateral, donde las que deberá aplicarse con todo y los bemoles de la
partes siempre serán la Administración emisora del última modiicación que ha desarrollado el Decreto
acto nulo, y el particular beneiciario de dicho acto Legislativo 1029. (numeral 202.5).
cuya nulidad se pretende declarar vía un proceso
judicial. b) El proceso de agravio procede únicamente para la
declaración de nulidad de actos administrativos
Esto implica que no en todos los casos en los cuales la expresos o presuntos. Vale decir, procede para
Administración sea parte actora en un proceso judicial solicitar la nulidad de decisiones administrativas
se usará la vía del proceso de agravio, sino únicamente expresas, verdaderos actos administrativos, y
cuando esté en juego el artículo 202º de la LPAG, es también para declarar la nulidad de actos ganados
decir, para solicitar que se declare judicialmente la por silencio administrativo positivo, verdaderos
nulidad de un acto propio por el transcurso del plazo actos presuntos, que pueden ser declarados nulos al
previsto en los numerales 202.3 y 202.5 del artículo amparo de la causal establecida en el numeral 10.3
202º de la LPAG. del artículo 10º de la LPAG.
Un tema singular es que el proceso contencioso de
agravio no es aplicable para el caso de contratos de la
V.EL TRÁMITE DEL PROCESO DE AGRAVIO Administración regidos por la Ley de Contrataciones
del Estado, toda vez que tales contratos pueden ser
Actos contra los que procede. Pretensiones. declarados nulos de oicio una vez celebrados sin
límite temporal alguno de acuerdo a las causales
En el caso del proceso de agravio entonces, establecidas en el tercer párrafo del artículo 56º del
entendido como un proceso subsidiario a la declaración Decreto Legislativo 1017153.
administrativa de nulidad de oicio, y necesario, porque
153
D. LEG. 1017. Artículo 56.- Nulidad de los actos derivados de los procesos de selección
El Tribunal de Contrataciones del Estado, en los casos que conozca, declarará nulos los actos expedidos, cuando hayan
sido dictados por órgano incompetente, contravengan las normas legales, contengan un imposible jurídico o prescindan
de las normas esenciales del procedimiento o de la forma prescrita por la normatividad aplicable, debiendo expresar en la
Resolución que expida la etapa a la que se retrotraerá el proceso de selección.
El Titular de la Entidad declarará de oicio la nulidad del proceso de selección, por las mismas causales previstas en el párrafo
anterior, sólo hasta antes de la celebración del contrato, sin perjuicio que pueda ser declarada en la resolución recaída sobre
el recurso de apelación.
Después de celebrados los contratos, la Entidad podrá declarar la nulidad de oicio en los siguientes casos:
a) Por haberse suscrito en contravención con el artículo 10 de la presente norma;
99
617 Compendio de lecturas - Prof. Pavel Flores Flores
LO BUENO, LO MALO y LO FEO EN LA LEy DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO
c) Derivado de lo anterior es que la única pretensión a un acto administrativo. Así se ha entendido, al menos
posible en un proceso de agravio es la nulidad del en la doctrina española, a tenor de lo señalado por
acto administrativo expreso o presunto, conforme GUAITA y GONZÁLEZ PÉREZ, entre otros.
a las reglas del numeral 1) del artículo 5º del
TUOLPCA. Consiguientemente, la única pretensión Sin embargo, recientemente, ESCUIN PALOP ha
que puede deducirse es la nuliicante. manifestado agudamente su crítica, que compartimos,
con respecto a la naturaleza y alcances del acto en el cual
d) Otros temas vinculados al trámite del proceso de se declara que un acto administrativo ha sido emitido
agravio, en lo que a la perspectiva procesal se en agravio del interés público. En la posición de este
reiere son tres: (i) en el proceso de agravio no se último autor, es imposible que el acto que declara el
requiere agotar la vía administrativa, conforme a “agravio” o la “lesividad”, sea un acto administrativo
lo establecido en el numeral 1) del artículo 21º del en la medida que no afecta la esfera subjetiva del
TULPCA; (ii) en el proceso de agravio un requisito destinatario, ni es una declaración que tenga efectos
especial de admisibilidad de la demanda es que jurídicos que alteren o afecten una situación jurídica.
se acompañe el expediente administrativo que En tal sentido, ESCUIN PALOP señala que estamos en
motiva el proceso de agravio, en aplicación del este caso frente a una situación en la cual el “acto que
numeral 2) del artículo 22º del TUOLPCA, y, (iii) declara la lesividad” es un mero presupuesto procesal,
en el proceso de agravio un requisito sine qua non necesario para incoar la demanda de lesividad pero no
de procedencia de la demanda será presentar la es un acto administrativo154.
declaración administrativa de agravio del acto cuya
nulidad se pretende, a tenor de lo establecido en el A nuestro entender, lo señalado por ESCUIN
numeral 6) del artículo 23º del TUOLPCA. es cierto, sin embargo, nos queda la duda sobre la
En tal sentido, sin declaración de lesividad previa, naturaleza de la declaración de lesividad. Obviamente
el proceso de agravio iniciado será declarado estamos frente a una declaración de voluntad emitida
improcedente. Ligado a lo anterior, está la causal por una entidad administrativa con respecto a un acto
de improcedencia regulada en el numeral 5) del propio que pretende declarar nulo por vía judicial,
artículo 23º del TUOLPCA, la cual establece que pero ello no es suiciente para caliicarla como un
la demanda será improcedente “cuando no se haya acto administrativo, sobre todo si, en otro lugar155,
vencido el plazo para que la entidad administrativa hemos señalado que nos acogemos a las tesis de
declare su nulidad de oicio en el supuesto del segundo BOCANEGRA156, sobre el necesario “carácter regulador”
párrafo del Artículo 13 de la presente Ley”, con lo del acto administrativo como elemento que deine al
cual un requisito de procedencia, importantísimo mismo, tesis reduccionista que nosotros amparamos
en el proceso de agravio es que el plazo para en la interpretación conjunta de los artículos 1.1 y
declarar la nulidad de oicio del acto propio en sede 206 de la LPAG. En tal sentido, consideramos que
administrativa haya vencido conforme a las reglas la “declaración de agravio al interés público” es una
del artículo 202º de la LPAG. declaración administrativa meramente informativa,
regida por esta norma especial, y que no es, en estricto,
un acto administrativo entendido como una decisión
VI. LA DECLARACIÓN DE AGRAVIO COMO de contenido regulador, que crea, modiica o extingue
PRESUPUESTO PROCESAL una relación jurídica administrativa.
¿Acto administrativo o declaración administrativa Es preciso reparar que nuestra idea sobre la
informativa? “declaración de agravio al interés público” que exige
el artículo 13º del TUOLPCA no comparte una que es
Generalmente, la doctrina (haciendo referencia a la moneda común en nuestro medio, donde se acostumbra
declaración de lesividad), entiende que la declaración señalar que todo lo que no es acto administrativo es
de “agravio” establecida en el segundo párrafo del “acto de administración interna” al amparo del artículo
artículo 13º del TUOLPCA, implica que estamos frente 1.2 de la LPAG. Por el contrario, nosotros admitimos
b) Cuando se veriique la trasgresión del principio de presunción de veracidad durante el proceso de selección o para la
suscripción del contrato;
c) Cuando se haya suscrito el contrato no obstante encontrarse en trámite un recurso de apelación; o,
d) Cuando no se haya utilizado el proceso de selección correspondiente.
(…)”
154
Cfr. ESCUIN PALOP, VICENTE: El recurso… Op. Cit. Páginas 111-135, especialmente, páginas 120 y ss.
155
Cfr. Nuestro Tratado del Proceso Contencioso-Administrativo. Jurista Editores. Lima, 2006.
156
Cfr. BOCANEGRA, RAúL: Lecciones sobre el acto administrativo. Editorial Civitas. Madrid, 2002.
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REVISTA INSTITUCIONAL Nº 9 AMAG PERú
que la “declaración de lesividad” es una declaración Frente a ello, ni la LPAG ni la LPCA han señalado
administrativa con efectos externos, pero no tiene el quién debe ser el órgano encargado de declarar el
carácter regulador, ergo, el carácter de decisión que agravio al interés público. Ante ello, algunos han
afecta la posición jurídica de un sujeto de derecho. señalado por vía interpretativa, que quien debe
Consiguientemente, nos parece que es una declaración declarar el agravio es el mismo órgano encargado de
administrativa meramente informativa que no declarar la nulidad de oicio en la vía administrativa a
constituye un acto administrativo impugnable en sede tenor del artículo 202 de la LPAG. Sin embargo, ello
administrativa (al menos en los términos del artículo parte de la suposición de que ambas potestades son
206º de la LPAG), y tampoco requiere audiencia previa similares.
de los posiblemente afectados por su emisión.
A nuestro entender, la declaración de agravio debe
La declaración de agravio, únicamente comporta la ser declarada por la misma autoridad administrativa
declaración expresa y precisa de las razones por las que tiene el poder de autorizar a los Procuradores
cuales se considera que un acto administrativo está encargados de la defensa jurídica del Estado a iniciar
aquejado de vicios de nulidad y además, y por sobre el proceso contencioso-administrativo respectivo para
todo lo demás, sirve para exponer por qué dicho acto lograr la nulidad del acto presuntamente lesivo a los
ha sido emitido en agravio al interés público, motivo intereses públicos. De tal manera, que corresponderá
por el cual su subsistencia repudia al ordenamiento a la más alta autoridad administrativa de la entidad
jurídico administrativo, siendo necesario entonces correspondiente emitir la declaración administrativa de
para la Administración iniciar la demanda contencioso- agravio necesaria para iniciar el proceso contencioso-
administrativa respectiva al amparo del artículo 202º administrativo respectivo, autoridad que además,
de la LPAG y segundo párrafo del artículo 13º del deberá emitir inmediatamente, resolución que autorice
TUOLPCA. al Procurador Público para que inicie el proceso
contencioso-administrativo correspondiente, en base a
Ahora bien, dos temas quedan pendientes sobre la previa declaración de agravio emitida.
la declaración de lesividad. ¿Quién la efectúa?, y
adicionalmente, ¿cuáles son sus alcances en el proceso Finalmente, cabe señalar que es importante
posterior que se inicie?. La LPCA calla ampliamente relexionar sobre los alcances y suerte de la declaración
sobre estos alcances, sobre los cuales manifestaremos de agravio en el proceso contencioso-administrativo que
nuestra opinión inmediatamente. se inicie posteriormente. Este es un tema importante,
toda vez que se podría airmar que la declaración de
En primer lugar, la LPCA no señala quién debe agravio deine el objeto del proceso y que el Juzgador
ser encargado de realizar la declaración de lesividad vendría a ser obligado a declarar la nulidad por el sólo
o agravio al interés público, a diferencia de otras mérito de la declaración administrativa de agravio.
legislaciones como la española, que en su Ley de Nada más inexacto, en la medida que la Administración
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas concurre al proceso en la medida que ya perdió
y Procedimiento Administrativo Común, señala las sus facultades de declarar administrativamente la
siguientes prescripciones respecto de qué órgano debe nulidad de oicio del acto administrativo lesivo y
emitir la declaración de lesividad157 (artículo 103º, sólo le queda plantear una demanda ante el Poder
numerales 4 y 5): Judicial, el mismo que juzgará plenamente el acto
cuya nulidad se demanda, señalando oportunamente
“Si el acto proviniera de la Administración General si es que la pretensión nuliicante amerita o no un
del Estado o de las Comunidades Autónomas, la pronunciamiento estimatorio.
declaración de lesividad se adoptará por el órgano de
cada Administración competente en la materia. En tal sentido, la declaración de agravio, siendo un
Si el acto proviniera de las entidades que integran presupuesto procesal, no es más que eso, en la medida
la Administración Local, la declaración de lesividad que no predetermina, ni obliga al Juzgador al trámite
se adoptará por el pleno de la Corporación o, en del proceso ni tampoco condiciona su pronunciamiento
defecto de éste, por el órgano colegiado superior de de fondo, el cual depende exclusivamente del análisis
la entidad”. de las cuestiones procesales y de fondo respectivas por
parte del Juzgador.
157
Cfr. ESCUIN PALOP, VICENTE: El recurso… Op. Cit. Páginas 140 y ss.
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