Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Bolivariana de Venezuela
PFG: Estudios Jurídicos
U.C: Sistema Político Constitucional
Estudio Político de las
Constituciones de 1961 y 1999
Realizado por:
María Yuleidis Atacho
C.I.V.- 25.457.725
Santa Ana de Coro; diciembre de 2022.
Históricamente, casi todos los países del mundo han tenido una constitución; las cuales están asociadas clásicamente al establecimiento de la estructura de un sistema político. Asimismo, la Constitución es la encargada de establecer el sistema de gobierno, definir los poderes y funciones de sus instituciones, proveer límites sustantivos a su operación, y regular las relaciones entre las instituciones y los ciudadanos. Además, estas también son entendidas como el conjuntos de reglas y principios que crean, empoderan y limitan las instituciones del gobierno, por lo que el papel más importante de las constituciones es limitar el comportamiento del gobierno, en cuanto las mismas generan un conjunto de principios y derechos inviolables que constriñen la legislación, y las actividades gubernamentales futuras deben ajustarse a ella, de esta forma al limitar el alcance del gobierno, las constituciones lo hacen posible. Así las cosas, en muchas partes del mundo, los Estados reforman periódicamente sus constituciones y, en algunos casos, redactan constituciones completamente nuevas. Esto puede ocurrir por diversas razones, por ejemplo, puede obedecer a un deseo de redefinir la distribución del poder político, idealmente con la finalidad de que la constitución sea más democrática, establezca controles y equilibrios más eficaces y responda mejor a la voluntad del electorado; también puede efectuarse un cambio constitucional después de un período de conflicto para establecer un nuevo orden constitucional y brindar una visión de cómo avanzar para crear una sociedad más equitativa; o, puede haber un deseo de actualizar una constitución vigente para que esta responda mejor a los cambios políticos, económicos o sociales de una sociedad. Sea cual fuere el motivo, un aspecto central de toda reforma constitucional moderna es garantizar la promoción, el respeto y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Sócrates escribió que la libertad es la esencia de la democracia, ello es tan cierto hoy como lo era hace más de 2.000 años, de modo que una buena constitución puede ser de enorme ayuda para proteger esas libertades y sentar las bases de un gobierno democrático. No obstante la historia constitucional de Venezuela, demuestra como las ansias de Poder, el totalitarismo y la debilidad del sistema y cultura democrática en el país han permitido escenarios que han alejado cada vez más a la nación del tan anhelado por muchos Estado Democrático. Así, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sancionada por la Asamblea Nacional Constituyente en 1999, formalmente es la Constitución número 26 que se ha dictado en el país desde que este se declaró independiente de España a partir de 1810, de esta forma durante los dos siglos que han transcurrido desde entonces, el Estado venezolano ha estado formalmente regido por 26 textos constitucionales sancionados, sucesivamente, en los años 1811, 1819, 1821, 1830, 1857, 1858, 1864, 1874, 1881, 1891, 1893, 1901, 1904, 1909, 1914, 1922, 1925, 1928, 1929, 1931, 1936, 1945, 1947, 1953, 1961 y 1999. Ese excesivo número de textos constitucionales, tal como lo señala Brewer, no significa que en el país haya habido, literal y jurídicamente hablando, 26 Constituciones diferentes, en realidad, la mayoría de los textos solo fueron meras enmiendas o reformas parciales de los precedentes, muchas veces provocadas por factores circunstanciales del ejercicio del poder, como la extensión del periodo constitucional o la reelección, que no incidieron sobre aspectos sustanciales del hilo constitucional. Sin embargo, al no existir en la tradición constitucional venezolana, hasta 1961, el mecanismo formal de reformar las Constituciones mediante la introducción de enmiendas sin afectar el texto básico (lo cual solo fue recogido en las Constituciones de 1961 y 1999), para introducir reformas constitucionales incluso no sustanciales, parciales o puntuales, se promulgaban sucesivamente textos constitucionales completos, autónomos unos de otros, aun cuando en muchos casos de contenido casi idéntico (2015, p. 2). Así las cosas, a lo largo de la historia constitucional de Venezuela es notorio que la misma comprende un proceso que tiene su inicio antes de la Independencia y que se prolonga por más de dos siglos, hasta la convulsionada y critica realidad de la Venezuela actual, son muchos los procesos vividos por el país, en donde destaca la guerra, la revolución, la lucha de poderes y la conveniencia personal de un pequeño grupo de ansiosos por el poder, lo que conlleva a cavilar no sólo en el alcance y sentido de la propia idea de la Constitución como límite a las instituciones del gobierno, sino también en el desafío que tienen los venezolanos de recuperar, mantener y proteger el sistema político deseado para la República. Y justamente en este punto es donde surge la necesidad de reflexionar en la ideología política establecida en la Constitución de 1961 antecesora de la vigente Norma Fundamental, y cimiente de la democracia venezolana. De esta manera, cuando Rómulo Betancourt fue presidente de la República se promulgó la Constitución de 1961, la cual estuvo vigente por 38 años, materializándose como una Constitución democrática y social, que a lo largo de su articulado exaltó el compromiso social y político del Estado, que se vio reforzado por el pluralismo y alternatividad política celebrado por el Pacto de Punto Fijo. Asimismo, tal como señala Brewer (2015, p. 6) tipifico una ideología política que exaltaba los principios democráticos planteados en la Carta Magna de 1947, como el Estado de Bienestar y la participación activa y protagónica de la población, más que todo en la selección de sus representantes, logrando así, desarrollar una democracia participativa y un sistema de partidos fuertes, un crecimiento económico y la descentralización política de los Estados y Municipios. Sin embargo, como ocurrió en otras épocas de la República, los líderes políticos se desviaron de sus ideales y promesas, produciendo monopolios, corrupción, deuda social, y una imperiosa necesidad de un cambio para la nación. Así para 1999, la Asamblea Nacional Constituyente, tuvo por objeto elaborar una nueva Carta Magna dirigida a transformar el Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico que permitiera e impulsara a la tan anhelada democracia social y participativa. En este sentido, el texto de la Constitución de 1999 estableció que el Estado Venezolano es un Estado federado descentralizado regido por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad. Asimismo, la nación se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que, propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, respeto, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político. No obstante, la misma a pesar de contemplar en sus primeros artículos lo que es considerada una línea política democrática participativa y social de derecho, a lo largo de su texto consolida el centralismo estatal totalitario, lo que da marcha atrás, incluso, al proceso de descentralización que se había iniciado en 1989; asimismo, al reiterar el sistema electoral de representación proporcional como el único de rango constitucional, asegura el monopolio de la representatividad por los partidos políticos y sus agentes tal como se evidencia hoy en día; y la tendencia a la ilegitimidad democrática al mantener la mayoría relativa para la elección de las autoridades ejecutivas. Por lo que, la tenida por muchos como una constitución democrática y defensora de los derechos humanos, ha resultado ser una constitución autoritaria que ha legitimado el caos político, económico, social y humanitario que hoy en día determina la realidad venezolana. En este sentido, la historia constitucional del país ha mostrado una tendencia autoritaria y totalitaria que procura sustentar al sistema de gobierno dictatorial, no obstante con las constituciones de 1947 y 1961, hubo un cambio, a través de la promulgación de un Estado Democrático, defensor de los derechos humanos y sujeto activo en la firma y ratificación de los acuerdos internacionales dirigidos a sustentar y garantizar aún más la democracia y desarrollo de los derechos de toda la población. Sin embargo, con la entrada en vigencia de la Constitución 1999, se profundizó el centralismo de Estado, reduciendo las autonomías de los Estados y Municipios y minimizando su protagonismo político y dando grandes facultades al ejecutivo nacional, lo que en conjunto con una economía rentista, desaprovechamiento de recursos, desprotección de la inversión privada y un Estado paternalista, llevaron al país a la crisis que impera hoy en día; evidenciándose con ello el fracaso del denominado proceso bolivariano, el cual fue considerado el documento fundacional de la Constitución de 1999, basado en la promulgación e imposición de una ideología dirigida a impulsar el patriotismo hispanoamericano e implantar el socialismo del siglo XXI bajo las ideas manifestadas por el libertador Simón Bolívar. Asimismo, la también denominada Revolución Bolivariana promulgó los ideales de antiimperialismo, democracia social, antineoliberalismo y la transición hacia el socialismo, lo cual desde un principio significo una contradicción evidente a los derechos establecidos por la misma Norma Fundamental. Por lo que se puede concluir que el modelo de democracia venezolana basado en la Carta Magna de 1999 y el proceso (revolución) bolivariano significo un fracaso no solo por su falta de aplicabilidad a la realidad del país sino también por las múltiples repercusiones que se dieron a nivel nacional e internacional, por lo que hoy en día se demanda una transición política de manera perentoria (a partir de un gran acuerdo como ocurrió en 1958 con el Pacto de Punto Fijo) con la presencia de todos los actores y factores de la sociedad venezolana y, por supuesto, con el apoyo de la comunidad internacional como principal desafío no solo de Venezuela, sino de la propia región latinoamericana. Referencia: Brewer, A. 2015. Historia Constitucional de Iberoamérica [Archivo PDF] https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2015/09/840.-Historia- Constitucional-Vla.-libro-Murcia.pdf