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Orientación 1
Material
2
¿Qué más elementos me pueden ayudar?
3
Técnicas
4
¿Qué hago para orientarme bien?
4
¿Qué es lo más importante?
5
Encontrar el Norte
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¿Qué es la Orientación Deportiva?
Definimos la orientación como aquella capacidad para conocer, en todo momento,
nuestra situación con respecto a lo que nos rodea, posibilitándonos con esto,
desenvolvernos en el medio a nuestra voluntad.
El medio al que hacemos referencia puede tratarse de cualquier espacio: sea conocido o
no, natural, urbano, con más o menos componentes geográficos y espaciales…; pero
para la práctica de la Orientación deportiva, el espacio ideal es el Medio Natural,
valorándose más si se desarrolla en un entorno desconocido.
Otro de los aspectos básicos que no debemos olvidar es que no solamente se trata de
una actividad física, sino que cuenta con un importante desarrollo y uso de la capacidad
cognitiva del ser humano. Para interpretar un mapa, para calcular distancias en un lugar
no frecuente, para elegir el itinerario más largo o el más corto y luego descartar uno u
otro, etc., hace falta poner en práctica muchos conocimientos, experiencias vividas,
procesos cognitivos….
Por lo tanto, a los hachos de conocer/se, disfrutar/se y respetar/se el/en el Medio Natural
añadiremos que tanto física como cognitivamente.
Igualmente debemos tener en cuanta que cuando nos centramos en la Orientación como
deporte, además del componente espacial, se incorpora también el componente
temporal. No solamente jugamos a orientarnos con exactitud en el terreno, sino que
además, hay que hacerlo en el menor tiempo posible.
Material
El elemento imprescindible y para nada sustituible, es el propio medio donde se practica
la Orientación. Algo tan básico y tan importante y complejo a la vez. Con esto y su
representación gráfica (el mapa) ya está todo resuelto.
Lo demás son sencillos elementos que ayudan a dar precisión al acto de orientarse,
comodidad a la hora de desenvolverse en el medio natural y facilidades a la compleja
organización de una prueba.
Pinza: acompañando a cada baliza nos encontramos también una pinza claveteada que
nos permite hacer una marca en la tarjeta de control, para demostrar que hemos pasado
por ese punto. La encontramos sobre una tablilla que tiene que tener impreso un número
de control, que nos ayude a cerciorarnos que nos encontramos en el elemento que
buscamos. Actualmente, además de usar este sistema de control, se utiliza también un
sistema electrónico. De manera que sobre la tablilla también encontraremos una
estación electrónica en la que se introduce el chip que lleva cada corredor.
Tarjeta de control clásica // Chip electrónico moderno El orden de las picadas –y
obviamente el de la búsqueda de las balizas- ha de mantenerse según lo establecido en
el mapa (en el recorrido). Para eso tenemos la ayuda de la tarjeta de descripción de
controles.
Técnicas
¿Qué hago para orientarme bien?
En ambos casos nos referimos tanto a la orientación que se realiza con la brújula o a la
que efectuamos mediante la lectura e interpretación del mapa.
¿Qué es lo más importante?
El aspecto técnico más básico para orientarnos con un mapa–que va a ser nuestro
principal material- y sea cual sea el medio en el que nos encontremos, es que se
encuentre orientado. Para lograr esto disponemos de dos mecanismos muy sencillos:
- Orientar el Mapa comparándolo con la Realidad: esto es posicionarlo relacionando
los objetos reales con los símbolos que en el mapa representan esos objetos.
- Orientar el Mapa con la Brújula: que no es ni más ni menos que colocar el mapa
con el Norte de este indicando hacia donde la Brújula nos señala el Norte Magnético.
Encontrar el Norte
Sin brújula:
Buscar musgo. Por lo general crece orientado al norte (porque suele ser el más sombrío
y húmedo.), o, al menos, crece más abundantemente allí, en la base de los árboles o las
piedras. Las ramas de los árboles se desarrollan más en la parte sur.
Contemplar el sol, que se eleva (más o menos) en el este y se pone (más o menos) en el
oeste. Sin embargo, la posición exacta del sol varía según la estación y la latitud, así que
es un truco bastante inexacto.
Fabricar una brújula. Convertimos un alfiler en un imán frotando la aguja con el imán
siempre en la misma dirección y sentido para obtener una buena imantación. Pinchamos
la aguja en un trocito de porexpan para que flote y la colocamos en un recipiente con
agua. También podemos colocar la aguja sobre papel higiénico aprovecahando la
tensión superficial del agua para que la aguja flote una vez que el papel higiénico se
haya hundido.