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“LA TAUROMAQUIA EN PERÚ:

ARTE, TRADICIÓN Y
CONTROVERSIA CULTURAL”

ESTUDIANTES:

MARTÍNEZ YNOUE, HATSUO.


VALENCIA CRUZ, FABIAN OMAR MODESTO.
MURILLO PERALTA, DANIELA NICOLLE.
SILES NOVOA, LIAND PAOLO.
GUANILO VALDIVIA, DIANA CAROLINA.
ESCOBEDO DE LA CRUZ, DEYSI MAYDALY.

GRUPO
II

Trujillo-Perù
2023

“LA TAUROMAQUIA EN PERÚ: ARTE, TRADICIÓN


Y CONTROVERSIA CULTURAL”

INTRODUCCIÓN
Las expresiones culturales en nuestra nación son numerosas, variadas y muy
heterogéneas, aunque no siempre son compartidas por todos. Una de esas
expresiones es la Tauromaquia. La corrida de toros radica en su papel como
elemento cultural y patrimonial. En el Perú, estas tradiciones han sido transmitidas
de generación en generación, convirtiéndose en parte integral de la identidad
cultural. La tauromaquia no es solo un espectáculo; es un reflejo de la historia,
valores y mitología que han moldeado la sociedad peruana a lo largo de los años.

Además es considerada por muchos como una forma de arte única, donde los
toreros exhiben una destreza técnica y estética porque la corrida de toros demanda
habilidades que se asemejan más a una danza ritual que a un simple acto de
violencia. Este arte taurino, como se aprecia en la Maestranza de Sevilla o en la
Plaza de Acho en Lima, resalta la conexión entre el ser humano y el toro, creando
una experiencia estética única.

Esto no es solo un espectáculo, sino también una industria que genera empleo e
ingresos significativos. Desde la crianza de los toros hasta la organización de
eventos taurinos, este sector contribuye al desarrollo económico y al turismo. La
corrida de toros en el Perú y para los taurófilos , representan un sentimiento que
llevamos en el alma, por ello esta expresión cultural y artística no debe prohibirse en
nuestro país.

La corrida de toros se elige como un pilar fundamental de la identidad cultural de


muchas comunidades. En el Perú, por ejemplo, la tauromaquia se ha convertido en
un elemento distintivo de la cultura, transmitido de generación en generación. La
celebración de corridas de toros no solo es una tradición arraigada, sino también
una manifestación de la historia y las raíces de la sociedad peruana.

Desde el punto de vista artístico, la tauromaquia es considerada por muchos como


una forma única de expresión artística. Los toreros, con su valentía, gracia y
habilidades técnicas, crean un espectáculo que va más allá de la simple lidia. La
corrida de toros se convierte así en una danza apasionante entre el ser humano y el
toro, donde la destreza y el arte se combinan para generar emociones intensas y
auténticas.

Además, la corrida de toros es un motor económico importante en muchas regiones.


Genera empleo en sectores como la ganadería, el turismo y el entretenimiento. Los
eventos taurinos atraen a numerosos espectadores, contribuyendo así al desarrollo
económico local y regional.

Es esencial destacar que como defensores de la corrida de toros abogamos por la


regulación y el mejoramiento de las condiciones de crianza que con medidas
adecuadas se puede garantizar un trato ético hacia los toros, minimizando el
sufrimiento y equilibrando así la práctica con el respeto hacia los animales.

Por lo tanto, se trata de una expresión cultural autóctona arraigada en el Perú, que
no puede ser etiquetada como introducida o extranjera. De hecho, su antigüedad y
su arraigo social superan a otras manifestaciones culturales, ampliamente
reconocidas como genuinamente peruanas. Esto se evidencia en relatos históricos
como los Comentarios Reales de Inca Garcilaso de la Vega, que registran la
celebración de corridas de toros en el Cusco en 1560, y en las Tradiciones
Peruanas de Ricardo Palma, que documentan un festejo taurino en la plaza mayor
de Lima en 1540, con la participación destacada del conquistador español Francisco
Pizarro.

En 2010, el Tribunal Constitucional emitió la sentencia 0017-2010-PI/TC, donde, tras


analizar diversos puntos y considerar la realidad nacional, afirmó que los
espectáculos taurinos no pueden ser reducidos a meras exhibiciones de crueldad
animal. Aunque algunas personas sostienen esta perspectiva, el tribunal argumenta
que, en el contexto de las corridas de toros, se presentan demostraciones artísticas
de las dicotomías inherentes a la condición humana, como fuerza y razón, valentía y
cobardía, vida y muerte. La sentencia subraya que la desaprobación de ciertos
sectores hacia estos eventos no invalida su condición cultural, y concluye que,
desde el punto de vista del tribunal, los espectáculos taurinos son parte de la
cultura. Incluso, un magistrado del tribunal expresó la necesidad de reconsiderar su
postura, reconociendo que negar el carácter cultural de la tauromaquia equivaldría a
negar la propia historia del país.

Por lo tanto, al ser considerada una manifestación cultural por este órgano
jurisdiccional, no debería estar sujeta a votación o legislación para su eventual
abolición, a menos que se violen derechos fundamentales, lo cual no parece ser el
caso según la situación actual. Asimismo, el artículo 2 de la Constitución Política del
Perú señala que las personas tienen el derecho de elegir, acceder y participar de
manera libre en las expresiones culturales que forman parte de su patrimonio,
independientemente de la opinión que puedan tener los demás.Creemos que la
tauromaquia constituye una expresión artística, ya que no cualquiera tiene la
capacidad de enfrentarse a un animal que pesa mas de 500 kg solo con un capote,
evidenciando que la valentía fluye en su esencia.

El toreo se elige como la manifestación artística que mejor captura la complejidad de


la vida, la muerte, la astucia, el miedo, el terror, la agonía, la inteligencia y el buen
gusto. No existe en el mundo un ritual tan educativo, trágico y hermoso como la
celebración de los toros. Gracias a esta profesión inspiró a muchos compositores
para la creación de óperas , como sucedió con Manuel Penella “El gato montés” ,
tema representativo de los espectáculos taurinos. La preferencia por las corridas de
toros no es ajena a escritores de renombre a nivel global. A modo de ejemplo, Mario
Vargas Llosa sostiene que la tauromaquia fomenta valores y habilidades humanas
como la valentía, el heroísmo y la superación ante las adversidades. Por otro lado,
Gabriel García Márquez expresó su opinión al afirmar que "Es necesario
experimentar un temor profundo al darse cuenta de que un toro se ha muerto de
miedo, no en presencia de un hombre armado, lo cual sería comprensible, sino
frente a un ciudadano español indefenso e inmóvil que ejecutaba la antigua suerte
del 'Tancredo', aprovechándose de la juventud y la inexperiencia de un toro
demasiado impresionable". La preferencia por las corridas de toros no es ajena a
escritores de renombre a nivel global. A modo de ejemplo, Mario Vargas Llosa
señaló: «El toro bravo existe, porque existen los toros; si no, desaparecería. Es una
creación de la Fiesta taurina. Y es un animal privilegiado, tratado con inmenso amor,
aunque lo ignoren muchos animalistas. Se realiza en las Plazas de toros» dándonos
a entender que está
Reconociendo las preocupaciones éticas, muchos defensores abogan por una
regulación más estricta y cuidadosa para garantizar el bienestar de los toros. La
implementación de prácticas más humanas, la mejora de las condiciones de vida de
los animales y la reducción del sufrimiento durante las corridas son medidas
esenciales para equilibrar la preservación cultural con el respeto hacia los animales.

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