Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
InSight Crime conversó con las autoras del reciente informe orientador de
políticas sobre las nuevas tendencias en violencia basada en género en México y los
impactos de la guerra contra el crimen organizado en el país en cuestiones de
género. Gema Kloppe-Santamaría es investigadora asociada global del Instituto de
México en el Wilson Center y profesora asistente de Historia latinoamericana en la
Universidad George Washington. Ella centra su investigación en la violencia, la
delincuencia, la religión y el género en México y Centroamérica. Por su parte, Julia
Zulver es investigadora asociada en el instituto Marie Curie, especializada en
feminismo de alto riesgo, donde estudia cómo y por qué hay movilizaciones de
mujeres en Colombia y México a pesar del alto riesgo de violencia.
Pero no hay claridad total sobre los mecanismos que producen estas muertes. No
he leído ninguna investigación que apunte a una relación lineal, de causa-efecto
entre los ataques directos de las organizaciones criminales contra mujeres. Creo
que es más un efecto indirecto de las confrontaciones entre esos grupos.
Julia Zulver (JZ): Sabemos que las mujeres y sus cuerpos han sido usados
estratégicamente como botines de guerra y que se ha usado la violencia contra las
mujeres como mecanismo de control de las comunidades. Esto es algo que vemos
en zonas en conflicto en todo el mundo, pero no es algo que yo haya visto
necesariamente en las comunidades en las que he trabajado en México.
GKS: Los feminicidios y homicidios totales están creciendo en México desde los
80. El mayor cambio es que los homicidios contra las mujeres no siguieron
necesariamente la tendencia de los homicidios contra los hombres. Pero con la
guerra contra las drogas, especialmente la iniciada en 2007-2008, estudios
recientes sugieren que el gráfico de homicidios contra hombres y mujeres sigue la
misma curva. Ese es un indicador de que los factores causantes de los asesinatos
contra mujeres y los asesinatos contra hombres se están asemejando.
El otro aspecto más cualitativo de estos asesinatos, que ha sido señalado por
organizaciones feministas en México, es que más de la mitad de ellos sucede con
armas de fuego, que no era el caso anteriormente, y suceden en el espacio público.
Eso indica un cambio en la relación entre el perpetrador y la víctima. Esto tiene
implicaciones de política importantes: no es suficiente redoblar las campañas de
prevención en el ámbito de la violencia doméstica. Las mujeres ahora caen en la
esfera pública, lo que indica que toda esta militarización de las respuestas de
seguridad y la guerra contra las drogas las están afectando directamente.
Y así, este es un cóctel muy tóxico entre las organizaciones criminales que atacan a
las mujeres, o mujeres que quedan atrapadas en el fuego cruzado de estos
encuentros entre organizaciones criminales y el Estado. Y para completar, se
encuentra la continuidad de estas dinámicas culturales.
IC: ¿Cómo se mide la violencia de género en México? ¿Las cifras
reflejan fielmente la realidad?
JZ: Tener más datos no significa necesariamente que haya un cambio de respuesta.
Hasta los 90, vimos que una de las primeras iniciativas de recopilación de datos
sobre los feminicidios en Ciudad Juárez fue la de una madre que empezó a saber de
todos estos casos —hijas y mujeres desaparecidas— y vio que no se estaban
registrando. Entonces comenzó a crear sus propios archivos y a seguir un método
muy de base para documentar lo que estaba pasando.
JZ: Es una dinámica muy compleja, cuando las mujeres deben hacer ese tipo de
acuerdos o tratos con actores criminales para que se les permita ir a buscar a sus
hijos que podrían haber perdido la vida a manos de estos mismos actores. Eso es
muy incómodo para muchas de estas mujeres.
JZ: Muchísima parte del trabajo que he visto en términos de políticas diseñadas
para abordar esta violencia de género son reactivas: alguien está desaparecido,
alguien fue asesinado, se halló un cuerpo. Pero en mi opinión es cuestión de
prevención. ¿Cómo se analizan estos factores multifacéticos, la cultura, las normas
sociales y la educación, las diferentes alternativas en torno a la conceptualización
de las masculinidades y las feminidades? Ese tipo de proyectos son costosos, a
largo plazo y difíciles de medir en términos de resultados cuantificables. Pero
sabemos cuán efectivos pueden ser en términos de reducir algunos de los factores
causantes de los feminicidios y las desapariciones.