Está en la página 1de 14

FUNDACIÓN SALA MENDOZA

DIPLOMADO DE ARTE CONTEMPORÁNEO

NUEVOS ÁMBITOS DE PRODUCCIÓN Y CONSUMO EN EL ARTE MODERNO DEL

SIGLO XXI: SUBASTAS, FERIAS, BIENALES, SALONES, PREMIOS

Félix González Torres: La colectivización de lo individual

Profesor: Lorena González Inneco Autor: Sebastián Rodríguez

Caracas, 05 de noviembre del 2023


La obra de Félix González-Torres es enmarcada en un contexto ampliamente activo y

politizado que se esparce sobremanera en las expresiones culturales de Occidente en las últimas

décadas del siglo XX , encontrándose sus principales referentes sociales en movimientos y

estilos artísticos con un marcado propósito social desarrollados principalmente desde el siglo

XIX en adelante, tales como el Realismo Social, el Constructivismo Social Ruso y los

movimientos estudiantiles desencadenados a partir de 1968 en París y otras latitudes ,

añadiendo la caída del muro de Berlín en 1989. Estos y otro sinfín de síntomas sociales serán

causa de la producción de un arte orientado hacia una crítica de la autoridad opresiva y

alienadora según el punto de vista del protestante. El arte empieza a prefigurarse como una

forma de demanda social, de protesta moral y método de reforma sistémica o concienciación

de un colectivo en busca de un cambio de orden, ya no encerrado dentro del mundo del arte,

como ocurría con las so llamadas revoluciones estilísticas, sino expandiéndose en los distintos

campos que componen el corpus de la sociedad. Los puntos de inflexión social destacados

resultan en el triunfo definitivo del capitalismo liberal sobre el totalitarismo social-comunista

que imperaba en gran parte de Occidente, logrando al mismo tiempo que una liberación, una

nueva instauración de un poder liberalista que conlleva “una pérdida del horizonte político

colectivo” 1. Así, en este reciente pretérito “la actividad del artista y el activismo político fueron

de la mano para lograr determinados objetivos” 2 sociales en busca de una ruptura de la

hegemonía neoliberal nuevamente alineadora y profundamente individualista a través de la

crítica de esta expresada en el arte.

En la última década del siglo XX, los procesos de la globalización estaban lo

suficientemente difundidos como para constituir un protagonismo histórico productor de

movimientos globales de capital, bienes y personas que hacían posible una reorganización del

1
Adèle Ariès Deleurme. “Contexto y Manifestaciones del Arte Activista entre 1990 y 2010”. Trabajo para
solicitud de Grado en Historia del Arte, 2018. Universitat de Barcelona.
2
Ibidem.
poder económico basado en una nueva y amplia libertad de comercio. “Se reorganiza el poder

económico, el mercado neoliberal crece y con él la libertad de comercio y de circulación, es la

era de las relaciones internacionales y de la globalización”. 3 Asimismo, el poder económico

constituye el mayor peso en la balanza de poderes de una generalizada sociedad occidental

capitalista, la cual, con la privatización de los organismos públicos y la desregularización del

mercado laboral y las políticas de consumo, se hace presente en un Estado que cede su poder

político al poder económico, desvalorizando así el peso social de la cultura moral, estética,

legal y política en favor de la económica. En este contexto, se empiezan a organizar distintos

movimientos de protesta con el objetivo de cuestionar las nuevas formas de poder establecidas

e institucionalizadas, entre cuyos fundamentos teóricos y sociales encontramos el célebre

ensayo de Henry David Thoreau escrito en 1849 Del deber de la desobediencia civil, en donde

establece que “el deber civil debe oponerse a un Estado cuando este se está comportando de

forma injusta y anteponer la ley moral del sujeto a la ley oficial establecida” 4 , esta actitud

prontamente impregnará la concepción del arte sobre sí mismo como activador social,

repercutiendo así en numerosas figuras artísticas como Tania Bruguera (1968-actualidad),

Olivier Ressler (1970-actualidad) y Félix González-Torres (1957-1996), los cuales, a través

de su obra, pretenden denunciar un orden social inconsecuente con las necesidades de un

colectivo vulnerable a un abuso de poder político en base a intereses económicos.

La forma en que estas protestas se hacen presentes tiene sus antecedentes más directos en

la década de los 80s, en donde diversas manifestaciones civiles en contra de la guerra de

Vietnam, el racismo y en favor de la lucha de los derechos de las mujeres, la libertad sexual y

otros temas se hacen vigentes. Estas manifestaciones por lo general se caracterizaban por un

carácter no-violento relativo, en el cual, sin embargo, por medio de la resistencia colectiva

3
Ibidem.
4
Ibidem.
física al obedecimiento de las autoridades, se constituía una participación violenta-física del

colectivo en el acto de la protesta. Recurso que se verá reflejado en la materialidad de la obra

de arte participativa recurrente en el arte activista, que prontamente encontrará uno de sus

principales exponentes en González-Torres. Del mismo modo, la globalización de la imagen

se plantea como una influencia transversal sobre la construcción semántica de una sociedad

compuesta por individuos simbólicos. En este sentido, el símbolo icónico argumentado por

diversos autores de importancia como Barthes (1915-1980), constituye uno de los principales

medios de orientación y control sobre las masas culturales, en donde, en conjunto con la

revolución de los medios de difusión, el creador de imágenes juega un papel fundamental, entre

ellos, el artista visual. El arte utiliza de esta manera el poder retórico del símbolo como medio

de influencia moralizante y política, cargando estos símbolos de significados semánticos

concordantes con la utopía social anhelada, que, a través del mito encerrado en el símbolo,

logra comunicarse en la relación dialéctica espectador-obra producente de la reflexión estética.

Esta actitud es reflejada según diversos métodos retóricos utilizados por artistas individuales,

los cuales, a través de sus propios medios, buscan comunicar un mensaje a través de un símbolo

compuesto artificialmente que, en todo caso, ejerce una fuerza activa por medio del mito

artístico contenido.

La construcción artística de Félix González-Torres, a pesar de inscribirse en lo que podría

llamarse un arte activista, se diferencia grandemente de coetáneos como los antes mencionados,

construyendo así su propio lenguaje diferencial dentro del campo del arte inmerso activamente

dentro del corpus social. Las principales influencias artísticas de González-Torres son, según

The Art History, las corrientes posmodernistas del Minimalismo y el Conceptualismo, con las

cuales, a través de formas relativamente simples busca comunicar conceptos complejos que

son proyectados más allá de la obra en sí para generar nuevas ideas subjetivas a través del

proceso dialéctico de la relación espectador-obra, siendo el espectador de esta manera parte


activa de ella misma. De la misma manera, la influencia del Pop-art americano se hace clara

en la utilización de objetos banales como sustento del mito estético adosado a ellos. Realizando

obras constituidas en lotes rectangulares de papel, cuerdas de bombillos, fragmentos de texto,

siluetas de relojes, caramelos envueltos en papel celofán, nubes y camas blancas, González-

Torres reinterpretaba el signo a través de nuevas connotaciones semánticas imbuidas por el

contexto en el cual se encuentran dichas obras, haciendo a través de estas simples formas

símbolos estéticos de eventos del presente en el cual se encontraba, aludiendo a la

reivindicación de los derechos LGBTIQ+, la situación de la violencia armada y la crisis de las

enfermedades de transmisión sexual como el VIH dentro de su comunidad.

El arte activista de finales de década del siglo XX se establece como “un arte fuertemente

ligado a su contexto, a la experiencia individual y colectiva, a la comunidad, al espacio público,

y que se presenta como una experiencia compartida por participantes, sobre los cuales debería

ejercer un cierto poder de subversión” 5, elementos que no escapan de la figura de Gónzalez-

Torres, como un artista que en carne propia padeció de los problemas que denunciaba a través

de su arte. Siendo un hombre abiertamente homosexual en la década de los 90s, el arte activista

que producía y abogaba por los derechos LGBTQ+, los cuales serían sus propios derechos,

además de padecer él mismo el sufrimiento de la pérdida ocasionada por las enfermedades de

transmisión sexual que se propagaban en Estados Unidos y al mismo tiempo el sufrimiento de

ser él mismo portador de VIH, hacen del arte de este autor sumamente personal, evocado desde

una experiencia individual que busca colectivizarse a través del poder activo comunicacional

que el arte, como imagen misma, tiene dentro de la sociedad, ligándose a su contexto

significativamente a través de espacios públicos y privados de manera subversiva para con el

orden social establecido en el momento. Este arte retórico, reflexivo, emotivo y poético es al

mismo tiempo elaborado por González-Torres a través de retratos abstractos posmodernos que,

5
Ibidem.
a través de la asociación de ideas, constituían una identidad concreta en objetos aparentemente

inconexos a la identidad que se buscaba representar, tal como es el caso Untitled (Portrait of

Ross in L.A.) (ver fig.1). Asimismo, las instalaciones forman una parte fundamental de la obra

de este artista al ser este uno de los pioneros de este tipo de arte no convencional, en donde la

audiencia es un componente necesario de la obra, la cual a través de la activación de esta realiza

su propia significación simbólica. En este sentido, González-Torres “wanted his work to be

widely disseminated and he believed it was not fully realized without the participation of the

viewer” 6, postulando la necesidad del público como elemento activador del sentido estético de

la obra expuesta, constituyéndose una clara referencia a movimientos modernos como el

Dadaísmo, Surrealismo y los Happening de la década de los 60s que, del mismo modo,

requerían este tipo de participación por parte del público, mas sin quebrar totalmente la brecha

divisoria entre el contemplador y lo contemplado, como efectivamente logra González-Torres,

inaugurando una nueva era en la interpretación de la relación entre el artista, la obra y la

audiencia. González-Torres transforma el contenido semántico de objetos cotidianos como

caramelos y fotocopias al mismo tiempo que a través de sus instalaciones permite al público

participar físicamente en el asunto expuesto, a semejanza de la participación física de las

protestas civiles en el espacio de la manifestación, permitiendo, incluso a estos llevarse consigo

parte de la obra. De esta manera, González-Torres se posiciona como un artista por excelencia

de un entorno cada vez más democratizado en la establecida sociedad capital neoliberal a través

de la democratización misma de la obra del arte y las ideas que lo componen al colectivizarlas,

sobrepasando los límites entre lo público y lo privado, como demuestra en Untitled (1991) (ver

fig.2), extendiendo la experiencia estética más allá del espacio expositivo.

6
The Art History. “Felix Gonzalez-Torres”. (sitio web), 5 de noviembre del 2023,
https://www.theartstory.org/artist/gonzalez-torres-felix/
Mediado por las aproximaciones posmodernas, Félix González-Torres utiliza medios

interdisciplinarios como la fotografía, apropiación y la crítica cultural en su obra. De la misma

manera, entre sus referentes intelectuales este afirma que el feminismo, los escritos de Roland

Barthes, Bertolt Brecht (1898-1956), Walter Benjamin (1892-1940) y Michael Foucault (1926-

1984), entre otros, ejercieron gran impacto en su producción: “Without them I wouldn’t have

been able to make certain pieces, to arrive at certain positions. Some of their writings and ideas

gave me a certain freedom to see. These ideas move me to a place of pleasure through

knowledge and some understanding of the way reality is constructed…” 7, entendiendo la

importancia que tuvo para este artista el conocimiento sobre la formulación del lenguaje y las

debilidades de la historia oficial o hegemónica, aquellas debilidades donde el autor afirma

puede ejercer un poder transformador.

Una de sus principales inspiraciones personales fue también su pareja Ross Laycock (¿ -

1991), al cual homenajea con uno de sus afamados retratos abstractos (ver fig. 1) tras su muerte

en 1991 a causa de las ETS, siendo junto a González-Torres un activista en contra de la

precariedad sanitaria de estas enfermedades en la sociedad occidental. González-Torres

describe su arte posterior a la muerte de Laycock como “first and foremost… about Ross” 8.

Otra de las principales influencias ejercidas por los personajes intelectuales antes

mencionados es la realizada por Bertolt Brecht y su teoría del teatro épico, en el cual la

expresión creativa transforma al espectador de ser un receptor inerte a un activo y reflexivo

observador, motivándolo así a la acción social. Lo cual logra a través de un empleo simple de

materiales concretos para evocar conceptos complejos retórica y poéticamente, remitiendo su

obra a conceptos abstractos y ausentes como el amor, la pérdida, la enfermedad, el

rejuvenecimiento, el género y la sexualidad, conceptos que, sin embargo, no eran elaborados

7
Ibidem.
8
Ibidem.
principalmente por el artista, sino, en todo caso, evocados para su construcción y

reconocimiento gracias a la participación activa del espectador.

Podemos dilucidar en este sentido una preocupación investigativa por parte de González-

Torres sobre las posibilidades de la materia como evocación de imágenes reformuladas en

nuevos conceptos atribuidos por un contexto determinado, cuya forma no determina el

concepto de esta, ni el concepto a la forma, sino la propiedad simbólica que el ser humano

ejerce sobre el objeto presentado y representado por la elaboración artística que imbuye al

mismo. De esta manera, González-Torres es capaz de construir una nueva realidad simbólica a

través de objetos mínimos que invitan a la reflexión generativa de ideas subjetivas cuya

concatenación abstracta es fundamentada en el contexto colectivo que permite su identificación

entre los individuos que lo componen, a través de la empatía suscitada en la contemplación

estética. Concientizando al individuo sobre su realidad colectiva democrática y posibilitando

la reafirmación moral de la protección y cuidado de sus derechos y libertades en un Estado

presuntamente liberal a través de la acción social, evocándose a través de la universalización

de las emociones de su experiencia personal que, en este caso, es marcada por la tragedia y el

dolor de la pérdida, distorsionando el umbral entre lo individual y lo colectivo para una

expansión macroscópica de la identidad.


Referencias

The Art History. “Felix Gonzalez-Torres”. (sitio web), 5 de noviembre del 2023,

https://www.theartstory.org/artist/gonzalez-torres-felix/

Adèle Ariès Deleurme. 2018. “Contexto y Manifestaciones del Arte Activista entre 1990 y

2010”. Trabajo para solicitud de Grado en Historia del Arte, Universitat de Barcelona.

Laura Bravo López. “Félix González Torres y las vanitas barrocas”. FAKTA. Revista de

Teoría del arte y crítica cultural. 2014, pp 1-12.

https://revistafakta.wordpress.com/2014/12/12/felix-gonzalez-torres-y-las-vanitas-barrocas-

por-laura-bravo-lopez/

Adair Rounthwaite. “Representations”. Jstor. Vol. 109, No.1. 2010, pp.35-56.

https://doi.org/10.1525/rep.2010.109.1.35

Guggenheim. “Felix Gonzalez-Torres”.(sitio web), 5 de noviembre del 2023,

https://www.guggenheim.org/artwork/artist/felix-gonzalez-torres

Figuras

Figura 1. Instituto de Arte de Chicago. Félix González Torres, "Untitled" (Portrait of Ross in L.A.), 1991. Escultura. Sin
dimensiones. 79kgs.
Figura 2. Metro de Seoul. Félix González Torres, "Untitled" (I’m gay… so?), 1991. Fotografía. Dimensiones no especificadas.

Figura 3. Colección MACBA, Fundación MACBA. "Untitled" (Last light), 1993. Instalación. Dimensiones no especificadas.
Figura 4. Andrea Rosen Gallery. Félix González Torres,"Untitled" (Beginning), 1994. Instalación. Dimensiones no
especificadas.

Figura 5. Museo Solomon R. Guggenheim. Félix González Torres, "Untitled" (Public Opinion), 1991. Escultura. Sin
dimensiones.
Figura 6. Teweles Gallery, Milwaukee Art Museum. Félix González Torres, "Untitled" (North), 1993. Instalación. Dimensiones
no especificadas.
Figura 7. Museo Solomon R. Guggenheim. Félix González Torres, "Untitled" (Golden), 1995. Instalación. Dimensiones no
especificadas.
Figura 8. The Walker Art Gallery Liverpool, Reino Unido. Félix González Torres, Untitled (Go-go dancing Platform), 1991.
Performance. 54.6 x 182.9 x 182.9cm (Varía según espacio).

También podría gustarte