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Tráfico de órganos: Del acto de un criminal a la ignorancia de un país

Jesús Manuel Coy Ulloa

Colegio Emmanuel D’alzon

11B

Isabel Cristina Jurado Galvis

06/10/2022
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Tráfico De Órganos: Del Acto De Un Criminal A La Ignorancia De Un País

En medio del bullicio de los carros, en la ciudad de Bogotá, una joven para un taxista para
que la lleve a algún otro lugar de la ciudad. El taxista empieza a fumar y la joven cae
dormida, casi sedada, en el asiento trasero del vehículo. Dos días después, la misma joven
abre sus ojos tirada en un potrero cerca al aeropuerto “El dorado”, ahora sin un riñón y con
señales de haber sido violada; una banda de delincuentes se encargó de cumplir con su
cometido, cumplir con lo acordado: llevarle un riñón joven a una persona que tiene la
necesidad y el dinero y que con la que muy seguramente la joven dueña del riñón nunca se
irá a encontrar en su vida. El tráfico y venta de órganos es un tema que Mario Mendoza
trató, aunque de forma breve, en su novela policiaca Scorpio City (1998), mediante
ejemplos como el anterior.

En 1998, en medio de un entrenamiento para escribir la afamada novela Satanás, Mario


Mendoza decide escribir una pequeña novela policiaca inspirada en la ciudad de Bogotá,
mostrando, como lo haría más tarde en su novela Satanás, una problemática de la ciudad o,
como algunos lo pueden interpretar, una parte de su cultura, en este caso, los asesinatos, la
corrupción, la prostitución y los programas radiales encerrados en una trama que rompe con
los estándares de la época, mostrando un final donde el protagonista no se sale con las
suyas, sino que el mal es el que reina. Entre el mundo multitemático de Scorpio city, Mario
Mendoza decide introducir el tema del tráfico y la venta de ilegal de órganos en unas pocas
páginas dentro del programa radial del señor Urrutia “La hora del misterio” donde algunos
bogotanos exponen casos de robo de órganos humanos.

El tráfico y venta de órganos humanos es una problemática a nivel mundial que consiste en
la extracción, sin consentimiento del donador, de cualquier órgano del cuerpo, usualmente
riñones, páncreas o hígado, e inclusive el corazón, para ser comercializados y obtener una
ganancia económica por estos, con el objetivo de trasplantarlos a personas que puedan
pagar el precio y de esta forma, no esperar en la larga lista de espera para ser trasplantado
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de forma legal, sino curarse más rápidamente (Matesanz, R. (1994) Trágico de órganos:
hechos, ficciones y rumores. https://www.revistanefrologia.com/es-trafico-organos-hechos-
ficciones-rumores-articulo-X0211699594007012). Esta ha sido una gran problemática
desde hace más de 30 años a nivel mundial, ya que es ejercida incluso al interior de los
hospitales y apoyada por la ignorancia de los gobiernos para admitir que sufren de esta
problemática.

La primera vez que un caso de este estilo fue oficialmente reportado fue en Honduras, en
1987. Un año más adelante, un ciudadano turco vendió uno de sus riñones, por lo que fue al
Reino Unido para su operación, para luego volver a su país y denunciar un supuesto caso de
tráfico de órganos, argumentando que había sido engañado con una oferta de trabajo que
terminó siendo una visita al hospital. Parte de estos casos, son el abrebocas de esta gran
problemática de la que se tienen más leyendas que certezas y que corresponden, en la
mayoría de los casos, a las mismas técnicas de extracción de órganos de las que se hablan
popularmente, como lo son:

“Sé que llegué al hotel muy borracho y en compañía de una mujer que había
conocido en el bar. Luego, todo se hace muy borroso, hasta el siguiente día, cuando
me levanté en la tina del baño rodeado de hielo junto a una nota que decía “Lama a
urgencias, si no quieres morir”. Cuando llegaron y me examinaron, ya no tenía un
riñón.”

“Todo fue tan rápido […] en resumidas cuentas, sin una justificación médica, me
sacaron un riñón y seguramente lo vendieron ahí mismo en el hospital” (Mendoza,
M. (1998) pag 83)

Como se puede evidenciar, una de las dificultades más grandes que se vive a la hora de
enfrentar un caso de este tipo es la especulación acerca del mismo, pues en la mayoría de
los casos, son grandes organizaciones criminales con mucho poder, las que están detrás de
estas técnicas y, por ende, difíciles de atrapar o descifrar, pues son inclusive doctores,
enfermeras o funcionarios del hospital las personas encargadas de hacer la transacción.
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“Hace cuatro años tuve que ir de urgencias al hospital por una apendicitis. Cuando
desperté de la operación estaba ciego. No solo me sacaron el apéndice, sino las dos
córneas y un testículo” (Mendoza, M. (1998) pag 84)

Entender el ¿por qué? Del tráfico de órganos es, en verdad, una tarea fácil, pues las listas de
trasplante de órganos son muy largas comparadas con el número de donadores a nivel
mundial, lo que, junto con el estrés y la ansiedad de los familiares y los pacientes que lo
necesitan, lleva a que aquellas personas que pueden costear el valor de un órgano del
mercado negro (lo que abre la brecha social pues tan solo un riñón se puede comprar en 250
mil dólares) contacten a este tipo de mercenarios para encontrar al donador ideal y llevar a
cabo la operación, todo con la esperanza de salvaguardar la vida de su familiar o la suya
propia. Basados en esto países como “Australia y Singapur han empezado a permitir desde
el 2013 la compensación económica a cambio de órganos para donantes de órganos vivos”
((sf) Tráfico de órganos. Wikipedia.org), mientras que algunos otros optan, por lo
contrario: evitar la remuneración económica por donar o ser trasplantado e inclusive,
proteger la integridad de las dos partes, haciendo que este proceso, sea un proceso anónimo,
como se muestra en algunas series como Pálpito (2022), una serie original de Netflix,
dónde se profundiza en la mala praxis de estas organizaciones criminales, su modus
operanding, las fatales consecuencias de sus prácticas, llegando a mostrar las consecuencias
en el trasplantado, el donante y quién contrató la organización. Incluso, algunos Estados
“no quieren asumir que tienen tráfico de órganos dentro de sus fronteras, a no ser que haya
un escándalo como ha ocurrido en Sudáfrico o España” (Alicia verdú).

Es importante saber que, no tan solo es el tráfico de órganos el culpable de todos los
órganos del mercado negro, pues también existe una modalidad diferente llamada turismo
de órganos, en dónde se da un desplazamiento de alguna de las dos partes, donador o
trasplantado, hacía otro lugar del mundo para ser beneficiado con el órgano o
económicamente y rompiendo todas las leyes de trasplantes, también se debe contemplar el
ámbito de la salud y las garantías que ofrecen los trasplantes legales, contra los del mercado
negro, pues según estudios de la ONU, las probabilidades de morir en el postoperatorio o
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en la operación aumentan drásticamente al participar en actividades de tráfico, pues las


condiciones higiénicas de dónde se llevan a cabo no son las adecuadas y se llega hablar de
inexpertica por parte de los tratantes. Como resultado de estas prácticas, más del 10% de
los órganos trasplantados en el año corresponden a órganos provenientes del mercado
negro, según cifras de la ONU.

Para terminar y como ya habrá podido concluir de este texto, es responsabilidad de los
gobiernos y las organizaciones mundiales, apropiarse de este problema, legislarlo y acabar
de una vez por todas con las cabecillas de las bandas dedicadas al tráfico de órganos, pues
es inaceptable tolerar más víctimas a causa de un mal trasplante o los deseos de unos pocos,
que por salvarse deciden sacrificar la vida de personas jóvenes y aún peor, con ciertas
dificultades económicas, de las que se aprovechan para conseguir lo que quieren y si no lo
consiguen, optan por “callarle la boca” para poder conseguir el órgano y seguir
delinquiendo.

Isabel:

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