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CORRUPCIÓN

¿Qué es la corrupción?
Las Ciencias Sociales definen la corrupción a través de un concepto paraguas,
simplemente para ilustrar la gran complejidad de ideas y conceptos que le
incluyen.  Pero la idea más antigua, el concepto más antiguo de corrupción, quiere
decir la decadencia, en términos filosóficos platónicos, en donde el poder
corrompe al hombre, y es el hombre el que usa el poder en un beneficio personal y
egoísta versus un beneficio social y común.
Empíricamente, es difícil definir la corrupción porque es un fenómeno
multifactorial. Pensemos solamente en la corrupción como una red de
actos individuales o colectivos, comportamientos legales o ilegales, que actúan
simultáneamente y a lo largo del tiempo, de una forma organizada y sistemática
para llevar a cabo un acto de corrupción o diversos actos de corrupción. Entre la
vasta literatura académica y política, destacan tres enfoques para estudiar y
explicar la corrupción:
1) El primero es de forma normativa
2) El segundo son sus características y su magnitud,
3) Y el tercero como un fenómeno social. 
En derecho, por ejemplo, la corrupción se comprende de conductas
ilegales categorizadas como por ejemplo tráfico de influencias, cohecho,
peculado, desvío de recursos, enriquecimiento ilícito, soborno, por mencionar
algunas. Estas son todas formas que tienen los servidores públicos de extraer
recursos públicos y gastarlos en su propio beneficio, o bien, usar el poder para
fortalecer a sus amigos o familiares.
Pero los actos de corrupción se componen de acciones legales e ilegales. Y por
ello, las Ciencias Sociales han creado categorías para definir la magnitud de la
corrupción, como los conceptos de gran corrupción, corrupción
estructural, corrupción sistémica o endémica, pequeña corrupción,
rentismo, clientelismo, que además buscan definir el fenómeno social. 
Algunos ejemplos de estas categorías son el robo de recursos públicos de manera
organizada dentro de las instituciones de gobierno, o la distribución de programas
sociales a cambio de votos, o apoyo electoral. 
La definición de corrupción más operativa y utilizada es la del banco mundial y
de transparencia internacional que habla sobre la corrupción como la
utilización del poder para un beneficio personal, y esta definición tiene una
connotación filosófica muy antigua, pero ha funcionado actualmente para poder
entender básicamente de qué estamos hablando cuando hablamos de
corrupción. Sin embargo, los esfuerzos por definir y comprender la corrupción
deben de ir mucho más allá de una idea filosófica o de un concepto teórico. 
Necesitamos construir modelos cualitativos, cuantitativos y estadísticos que nos
permitan entender la corrupción desde sus orígenes, desde sus causas, desde la
forma en la que podamos modelarla, prevenirla, predecirla. Y ese es el gran reto
en los estudios de corrupción.

¿Cómo se mide la corrupción?


Existen muchas formas de medir la corrupción. Ya ha habido varios esfuerzos
académicos y estadísticos para entender el fenómeno desde su complejidad
micro, como conductas individuales, hasta su complejidad macro, como conductas
grupales y en ejercicios de red. 
Quizás, la forma más común de medir la corrupción y la medición más famosa es
la que mide los hechos y las percepciones de la corrupción. Y esta medición, lo
que busca es establecer un marco para comparar a los países, establecer niveles
de corrupción y de ideas de corrupción y, también, dar a conocer la desconfianza
que tienen los ciudadanos sobre sus gobernantes en materia de corrupción. 
Sin embargo, esta forma de medir la corrupción tiene grandes limitaciones
científicas, empezando por su conceptualización que es altamente subjetiva del
concepto de la corrupción pero, también, sobresimplifica el fenómeno de la
corrupción y no ofrece elementos para hacer análisis comparado y validado sobre
otros tipos de estudios de medición de corrupción. 
En particular, en los últimos 20 años, se ha empezado a describir la corrupción
a partir de fuentes empíricas de información y datos, que permiten enfoques más
objetivos de la realidad así como diferentes niveles o escalas de análisis macro o
micro corrupción. En esta corriente académica están los índices que intentan
medir de manera estandarizada la corrupción, evaluar sus niveles y cuantificar
riesgos. Adicionalmente, se tienen los estudios de comportamiento económico y
antropología que estudian comportamientos como la honestidad, la
cooperación, la reciprocidad, así como las teorías económicas que usan teoría de
juegos y modelos conceptuales sobre transacciones e intercambios de agentes y
dilemas morales. 
Ahora bien, estudiar la corrupción a partir de datos y cuantificarla nos abre la
posibilidad no solamente de describir la corrupción, sino también de predecirla y
de elaborar modelos. La predicción de la corrupción se basa en
modelos construidos a partir de parámetros bien definidos, que permiten
reproducir y determinar con precisión las condiciones antes, durante y después de
un evento o posibles eventos de corrupción. 
Dentro de este punto se encuentran los modelos dinámicos y algorítmicos
que permiten entender la corrupción desde las matemáticas y de las ciencias de la
computación y, así, desarrollar modelos de agentes. Sin embargo, nuestra
capacidad para predecir la corrupción a partir de modelos de agentes aún es muy
baja. 
Científicamente, tenemos problemas con la información y la calidad de la
información y los datos que se usan, también por la complejidad de los espacios y
la temporalidad en que se desarrollan los hechos de corrupción y, por último, la
forma en la cual las operaciones de la corrupción se llevan a cabo en diferentes
actores, en diferentes momentos y en diferentes territorios.

¿Qué es la ética?
Podemos definir a la ética como el conjunto de reglas morales que guían la
conducta humana, que nos ayudan a entender lo que está bien y lo que está mal. 
Ahora bien, si la definimos como el conjunto de reglas morales, tenemos que tratar
de entender a qué nos referimos con reglas morales, y tenemos que pensar en
esto como aquello relativo a las acciones de los seres humanos, la capacidad que
tenemos para distinguir lo que nos beneficia o lo que nos perjudica, ya bien sea a
nosotros como personas, o a la comunidad con la que vivimos, porque muchas de
nuestras acciones pueden hacer bien a la comunidad o mal. Y esta comunidad
puede ser algo muy pequeño como nuestra familia, nuestro salón de clases, el
lugar en el que trabajamos o, ya pensando más macro, la ciudad, el pueblo
o, inclusive, el país completo. 
Cuando hablamos de ética y de moral, hablamos de nuestra capacidad de
distinguir lo que está bien y, por lo tanto, aquí entran dos características
esenciales del ser humano, en primer lugar, la razón, la capacidad que tenemos
de pensar y, en segundo, la libertad, la posibilidad que tenemos de decidir cómo
hacer las cosas. 
Gracias a que somos seres racionales, tenemos la posibilidad de distinguir entre el
bien y el mal, sabemos que ciertas cosas que hacemos pueden beneficiarnos, y
otras, por el contrario, perjudicarnos. 
También podemos distinguir que hacemos cosas que benefician a nuestra
comunidad, familia, pueblo, municipio, estado o, inclusive, a la nación, y otras que
le generan algún perjuicio. 
La razón nos sirve para distinguir entre el bien y el mal, y la libertad, para escoger
lo que podemos hacer. Es decir, nosotros tenemos la voluntad de hacer las cosas
que están bien, o las cosas que son buenas, o bien, hacer las cosas que están
mal o que son malas. 
Tenemos que reconocer que la ética es una suerte de voz interna que nos va a
estar diciendo cuándo las cosas están bien, o cuales cosas son mejores, y cuándo
son malas. 
Podemos fingir que no reconocemos, pero lo que no podemos hacer es
engañarnos a nosotros mismos. De alguna manera, la ética es como un músculo
que tenemos que ejercitar. 
En la medida en la que somos conscientes de las decisiones que tomamos, vamos
ejercitando la ética y, cuando llegan decisiones complicadas, tenemos un músculo
más fuerte o menos fuerte. 
La ética personal, así como la ética colectiva, puede fortalecerse o debilitarse. En
la medida en la que constantemente actuamos bien, vamos a tener mayor
posibilidad de escoger por el bien. Cuando las sociedades son muy corruptas, es
porque nos hemos querido acostumbrar a no escuchar a nuestra conciencia y no
reconocer el bien y el mal, o pensar que todo es pasado.

Ética Pública ¿por qué los servidores públicos deben responder éticamente de sus
actos?
Si la ética tiene que ver con esa capacidad irrenunciable del ser humano de
distinguir entre el bien y el mal y actuar en consecuencia, entonces ahora nos
preguntamos, cuando hablamos de ética pública, ¿a qué nos referimos? ¿Qué
queremos decir cuando decimos que los servidores públicos tienen que actuar
éticamente? 
Lo primero que tendríamos que responder es qué es la función pública. Cuando
una persona hace algo en nombre del Estado, trabaja para un gobierno, todo eso,
genéricamente, le llamamos función pública, es decir, cuando nuestro quehacer lo
ponemos al servicio de un gobierno por el bien común, para el bien común y
siempre pensando, no en nuestro beneficio personal, sino en el beneficio de la
comunidad a la que servimos y a la que nos paga por servirle. 
Toda actividad profesional tiene sus propios parámetros de ética. Igual que
hablamos de la ética del servidor público, podemos hablar de la ética del
médico, del abogado, del maestro, del psicoanalista, etcétera. Todas ellas tienen
en común el bien actuar de las personas en favor de los demás, sin anteponer el
interés personal por encima del bienestar común, sin hacer nada que pueda dañar
a otra persona, o a la comunidad, ni dañarse a sí mismo. 
El servidor público debe actuar con responsabilidad y desempeñar sus funciones
de la mejor manera posible. Cuando actúa con una cultura de servicio público, se
ponen los intereses de los gobernados por encima de los propios, no se actúa en
favor de los intereses personales, no se buscan ganancias personales a costa de
pérdidas sociales. 
Esto no quiere decir que los servidores públicos no puedan cobrar por su
trabajo. Tienen que recibir un salario justo por lo que hacen y estos salarios son
diferentes, dependiendo de sus capacidades y el grado de su responsabilidad. 
Veamos el caso de los médicos. El médico atiende al paciente y cobra por
ello. Cuando la prioridad del médico es el paciente estamos en orden, cuando la
prioridad del médico es ganar dinero entramos en problemas. 
Lo mismo sucede con políticos y servidores públicos. Estas son formas honestas
de ganarse la vida, pero si sólo son utilizadas como medio de enriquecimiento, la
política y el servicio público se corrompen. 
La ética pública obliga a gobernantes electos o designados a manejar con
honestidad los recursos públicos. Esto aplica, por igual, a los recursos financieros;
es decir, dinero, recursos materiales, bienes de la Nación o recursos
humanos, como el personal que está al servicio del Estado. 
Tanto falta a la ética pública el que toma dinero de las arcas públicas, como el que
hace mal las compras para el Estado, o aquel que dispone del material del
Gobierno, aunque sean unas simples fotocopias o un paquete de hojas; o aquel
que contrata más personal del necesario, o pide a sus empleados que le hagan
favores y tareas personales. A veces, no tomamos en cuenta que el tiempo
también es un recurso público; y trabajar muy lento, o hacerlo mal, o perder el
tiempo en la oficina, también es una falta de ética porque nos están
pagando, justamente, para que hagamos bien las cosas y en tiempo. 
Actualmente, la ética se liga a la transparencia, a la transparencia pública, a la
posibilidad de dejar a todos los ciudadanos, a todos los gobernados ver qué es lo
que está haciendo el funcionario público, con qué dinero lo hace, cómo gasta el
dinero y también, inclusive, a explicar un poco las decisiones sobre las que se
toma. 
Por eso, en el siglo XXI, la gran mayoría de los países, entre ellos México, han
aprobado sus leyes de Transparencia y Acceso a la información pública, que no
son otra cosa que mecanismos para decirle al ciudadano, "ven y revisa mi
trabajo, no tengo nada que ocultarte". 
Anteriormente, la ciencia de la administración pública sostenía que realmente ética
sólo recaía en aquellos gobernantes electos o en los más altos funcionario, porque
eran los que tomaban decisiones. Esto ha cambiado mucho en la concepción,
actualmente. Se reconoce que todo funcionario público, en cualquier escala de la
burocracia, en realidad, está tomando decisiones cotidianas, decide hacer bien o
hacer mal su trabajo y, en ese sentido, podemos hablar que,
actualmente, reconocemos que todo burócrata, todo servidor público, todo
personal electo, todos ellos tienen la obligación de actuar con ética pública porque
son responsables, cada uno de ellos, de sus actos en proporción a la posibilidad
de decisión que tienen que tomar.

Integridad personal del servidor público e integridad institucional.


Si quisiéramos pensar en cuál es el antónimo de corrupción, es decir, qué es lo
contrario a corrupción, la palabra que estamos buscando es integridad o íntegro. 
¿De dónde viene la palabra integridad? Viene del latín ínteger, y quiere decir,
entero, algo que no está dañado, que está completo. Aplicado esto a la
administración pública, al servicio público, quiere decir claramente, algo no
corrupto. 
Para poder hablar de integridad en el servicio público, se requiere que el servidor
sea capaz de distinguir, lo que está bien y lo que está mal. Que sea capaz de
actuar de forma coherente con respecto a los valores del servicio público. Que
pueda anteponer el bien común y la legalidad a sus intereses. Que pueda declarar
abiertamente que está actuando en forma coherente con lo que se entiende como
lo correcto. 
Cuando hablamos de integridad, queremos decir que una persona o los
funcionarios públicos en conjunto, tienen perfecta claridad con respecto a los
valores conforme a los que tienen que actuar y los valores en el servicio público
son, aquéllos que nos llevan a combatir o prevenir la corrupción. Rendición de
cuentas. Transparencia. Imparcialidad. Actuar con justicia. Provocar la
conciencia pública, en lo que hacemos. Evitar el daño a la
comunidad. Trabajar con eficiencia y ser eficaces en todo aquello que
hacemos, es decir, un servidor público que trabaja conforme a estos valores,
será una persona íntegra.
Una comunidad que trabaja con los límites de la ética y de la legalidad,  no será
corrupta, prevendrá la corrupción y cuando surge algo de corrupción, se corrige
gracias a que gana la integridad por encima de la corrupción.
¿Qué son los derechos humanos?
Los derechos humanos es el conjunto de derechos que todas las
personas tenemos por el solo hecho de ser, precisamente, personas. Se
encuentran en un conjunto de documentos internacionales, históricos ya, por
ejemplo, el más conocido es la Declaración Universal de los Derechos Humanos
de 1948. Pero a partir de ese documento se vinieron haciendo varios más. 
Tenemos, por ejemplo, varios tratados internacionales, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, para pensar en algunos que son parte del
sistema universal. Y contamos, también, con documentos interamericanos, tal
vez, el más conocido para nosotros es la Convención Americana de Derechos
Humanos, ahí está todo el conjunto de derechos que todos nosotros tenemos. 
Entonces, cómo se dará cuenta, pues los derechos humanos están en nuestra
vida cotidiana y son muy importantes, simplemente que muchas veces los
pasamos por alto porque los ejercemos sin a veces darnos cuenta. 
Vamos ahora al segundo tema que es también el motivo, que es la corrupción. No
hay una, sino múltiples formas de corrupción. Nosotros podemos pensar en las
formas más abstractas de corrupción, por ejemplo, el concepto más, conocido de
corrupción es, precisamente, la apropiación del poder público para fines privados. 
Es cuando algún servidor público se apropia del poder que tiene para sacar
ventajas para sí mismos, en lugar de tratar de hacer, justamente, un bien colectivo
o un bien público. 
Sin embargo, ese es el concepto probablemente más abstracto, el más
alto. Además de ese, tenemos muchos otros conceptos de corrupción o muchas
otras formas de corrupción. Y esta es la idea central con la que quiero que usted
se quede. No hay una, sino múltiples formas de corrupción. . 
Pero los peores actos de corrupción se dan, precisamente, cuando tenemos
servidores públicos involucrados. Se pueden dar, por ejemplo, cuando modifican
una ley para beneficiar a una empresa o en particular, específicamente, lo
podemos ver también en los sobornos, en las extorsiones, en las
prevaricaciones, en distintas redes, en la formación de redes clientelares cuando
se roban, por ejemplo, el presupuesto público o cuando ejercen ese
presupuesto público simple y sencillamente para beneficio particular, ya sea para
sus propios intereses o para los intereses de sus partidos políticos, en vez de
generar una política pública que esté pensando en cómo beneficiar al colectivo,  en
cómo beneficiar a la gente en su mayoría o en su totalidad. 
Entonces, como ven, no tenemos uno sino muchos distintos actos de corrupción. 
Todos estos distintos actos de corrupción, ¿cómo se relacionan con los derechos
humanos?" Y el primer punto relevante es que en la medida que no hay una sola
forma de corrupción sino muchas, lo que tenemos son muchas relaciones distintas
entre la corrupción y las violaciones a los derechos humanos. Y este es el
segundo punto importante que usted tiene que tener en mente mientras esté
cursando el módulo. 
Los actos de corrupción generan violaciones a derechos humanos. Por eso, es
importante que nosotros podamos mirar cómo esos actos de corrupción vulneran
nuestros derechos, vulneran el ejercicio de nuestros derechos.

¿Cuáles son las relaciones entre la corrupción y los derechos humanos?


Vamos a mirar qué pasa con las extorsiones, qué pasa con los sobornos y qué
pasa con las licitaciones amañadas. 
Comencemos por las extorsiones. Seguramente, usted ha intentado ejercer un
servicio público, ir a alguna oficina gubernamental a que le den un servicio público
y ha escuchado frases del tipo, "ayúdeme a ayudarle", "nosotros nos podemos
entender de la manera más sencilla", "usted podría terminar este trámite de la
forma más rápida posible". Y en donde lo que le están, evidentemente, solicitando
es directamente una extorsión. . 
Y el principal problema que tenemos con esa extorsión es que están limitando el
acceso a un derecho. Por eso es importante que evitemos ese tipo de
extorsiones. 
Esto sucede no solamente en el derecho a la educación, sucede en todos los
derechos. Cuando usted llega a un Ministerio Público y le piden dinero para
levantar una denuncia o para hacer actos de investigación, también le están
limitando sus derechos, le están limitando el derecho de acceso a la justicia. 
Los actos de corrupción, en este caso las extorsiones, generan violaciones a sus
derechos, generan limitaciones de acceso a sus derechos. 
Veamos el segundo ejemplo que tiene que ver con los sobornos. 
En estos casos, los sobornos son el dinero que les dan a algunos
empresarios, algunos particulares interesados en hacer actos prohibidos por la ley
que generan, en consecuencia, violaciones a derechos humanos, pero que
son, de alguna manera, intereses específicos de esos empresarios. 
Una cosa que sucede mucho en México por el modelo económico que tenemos es
el proceso de construcción de proyectos y de megaproyectos que están
relacionados con energía hidráulica, con energía eólica, obviamente también con
minería, y parte del proceso en esa construcción de esos proyectos y de
esos megaproyectos incluye la elaboración de las evaluaciones de impacto. 
Se especializan en evaluaciones de impacto ambiental pero no debieran ser sólo
de impacto ambiental, también debieran ser evaluaciones de impacto a los
derechos de las comunidades que van a ser afectados por esos megaproyectos
y, también, de impacto social. 
Y algo que suele suceder, lamentablemente, en esos procesos de evaluación es
que los evaluadores reciben sobornos para decir que no va a haber ningún
problema con el megaproyecto o con el proyecto que se está echando a andar con
el fin, obviamente, de aventajar los intereses particulares que se encuentran
detrás de esos proyectos. 
La consecuencia de eso, la consecuencia de tener evaluaciones mal hechas a
través del pago de sobornos, es que tenemos comunidades indígenas y
comunidades campesinas cuyos derechos son violentados porque no fueron
debidamente hechas las evaluaciones correspondientes. 
De nuevo, un segundo acto de corrupción, el pago de sobornos para realizar
acciones prohibidas que tienen como consecuencia la vulneración de derechos. 
Vamos con el último de los ejemplos que, probablemente, es uno también de los
más complicados y de los más conocidos, que se trata de las licitaciones
amañadas. ¿Qué son las licitaciones amañadas? Es cuando se entrega un
contrato a una empresa, a algún empresario para para prestar algún servicio o
para dotar al gobierno de determinados bienes. Y el lío que solemos tener con
estas licitaciones amañadas es que la entrega de esos contratos no
necesariamente se da al mejor postor, sino que se da a partir del pago de un
soborno. 
Tenemos dos casos muy conocidos en la historia reciente mexicana que con esto.
Por un lado, el de la Casa Blanca del ex presidente Enrique Peña Nieto y,  por el
otro lado, las empresas fantasmas del ex gobernador Javier Duarte en Veracruz. 
¿Por qué las licitaciones amañadas tendrían que tener una violación en materia de
derechos humanos?" El principal problema que tenemos es que, de acuerdo con
la OCDE, cuando hay una licitación amañada el precio de los bienes o de los
servicios que están siendo licitados aumenta entre un 30 o un 50 por ciento. 
Es natural que aumente el precio de los bienes y los servicios porque,
obviamente, de algún lugar tiene que salir el pago del soborno que, a veces,
puede ser del tamaño de una mansión como la mansión de la Casa Blanca. 
Y el gran lío es que esos pagos, esos sobornos no los absorbe directamente la
empresa contratista, nos lo pasa a todos y cada uno de los mexicanos y
mexicanas a través del costo de esos bienes y servicios. 
Es decir, nosotros tenemos un presupuesto acotado y ese presupuesto
acotado, en la medida que aumenta entre un 30 o un 50 por ciento el pago de los
bienes o servicios, se hace todavía más pequeño. 
¿Qué quiere decir que el presupuesto se haga más pequeño? Quiere decir que
vamos a tener menos jueces y juezas, quiere decir que vamos a tener menos
maestros o maestras en las escuelas públicas, que vamos a tener, de hecho,
menos escuelas públicas, menos doctores, menos médicas, menos enfermeras o
enfermeros, menos instrumental médico. 
Vamos a tener menos de todas aquellas obligaciones de garantizar, de proteger,
de promover que tiene el Estado de todos y cada uno de los derechos
humanos. Por eso es que esas licitaciones amañadas, con ese aumento de los
costos, también tienen un impacto en los derechos humanos de todos y cada uno
de nosotros, porque se hace más pequeño el presupuesto y el Estado, en
consecuencia, tiene menos capacidad de pago de bienes y servicios para cumplir
con las obligaciones que le corresponden en materia de derechos. 
Los actos de corrupción generan violaciones a derechos humanos. Y es relevante
que nosotros tengamos muy presente que esto sucede porque, si bien es cierto
que debemos de tener una política anticorrupción, una política de combate fuerte a
la corrupción por el solo hecho de que la corrupción es mala en sí misma, también
es muy relevante que nosotros tengamos claro que hay que combatir la
corrupción porque vulnera muchos de nuestros derechos.

Breve historia de la lucha anticorrupción en México


La corrupción es un fenómeno que ha existido en todas partes y en todas las
épocas. Tan es así, que los filósofos griegos y latinos se referían a este
término, incluso el término original hablaba de los estados en decadencia. 
La corrupción es connatural a la existencia de una sociedad donde algunos tienen
poder para decidir el destino de todos, es decir, donde existe el poder político. 
La corrupción se origina cuando el que tiene poder político lo usa de
manera distinta al bien de toda la comunidad, es decir, cuando se hace mal uso
del servicio público normalmente para obtener un beneficio privado o ganancias
privadas.  Conforme la sociedad se volvió más grande y más compleja, la
corrupción también lo hizo, y así, hoy en día tenemos, por ejemplo, intercambio de
favores entre empresarios y políticos, acuerdos de los empresarios para mantener
los precios altos, redes clientelares, puertas giratorias, actividades como
nepotismo, soborno, etcétera, etcétera, etcétera.
En México, existe una larga historia en la lucha contra la corrupción. Desde la
colonia, se tienen registrados los abusos y malos manejos de varios
virreyes. Llegó a ser un problema de tal magnitud que el monarca español enviaba
funcionarios llamados visitadores a inspeccionar la conducta de las autoridades
bajo sospecha, tal fue el caso del famoso visitador José de Gálvez.
En el México postrevolucionario, se introdujo el modelo o la idea de un sistema
punitivo, es decir, un modelo basado en que se tenía que castigar a los servidores
públicos que caían en este tipo de prácticas a través de delitos y penas. Este
modelo perduró hasta fechas muy recientes, con la idea de que aumentando los
delitos, y aumentando los castigos y las penas, se solucionaría el problema de la
corrupción.
Fue hasta el 2016 que en el Código Penal se encontraban 13 delitos relacionados
con la corrupción de manera directa, y muchos más que pueden estarlo de
manera indirecta. Los que están de manera directa son, ejercicio indebido de
funciones, abuso de autoridad, coalición de servidores públicos, uso indebido de
atribuciones y facultades, concusión, que quiere decir cobrar más o hacer pagar a
alguien, intimidación, ejercicio abusivo de funciones, tráfico de influencia, cohecho,
es decir, soborno, cohecho a servidores públicos extranjeros, enriquecimiento
ilícito, peculado que significa apropiación indebida de recursos, o desaparición
forzada.
Para 1982, la entrada del nuevo gobierno de Miguel de la Madrid, puso énfasis en
la lucha contra la corrupción tras los escándalos del gobierno de José López
Portillo. Promovió una campaña muy fuerte, conocida como Renovación moral de
la sociedad, con un nuevo diseño para atacar la corrupción.
El 31 de diciembre se aprobaron reformas constitucionales y la Ley Federal de
Responsabilidades de los Servidores Públicos.
En 1983, derivado de esta ley, se creó la Secretaría de la Contraloría General de
la Federación.
Este nuevo modelo, crea un nuevo tipo de responsabilidades diferentes a las
penales, conocidas como Responsabilidades administrativas. Éstas lo que
buscaban era investigar y, en su caso, sancionar a aquellos servidores públicos
que, por acciones u omisiones, habían faltado a sus obligaciones legales.
La nueva Secretaría recién creada, sería la encargada justamente de hacer
estas investigaciones o, en su caso, de aplicar estas sanciones. Para el año 2002,
ya bajo la presidencia de Vicente Fox, esta ley se reformó, es decir, se reelaboró,
para hacer procedimientos mucho más especializados, en contra de los servidores
públicos.

El nuevo Sistema Nacional Anticorrupción


En el año 2012 con la llegada del gobierno de Enrique Peña Nieto se intentó otra
vez cambiar el sistema de lucha contra la corrupción. En esta ocasión la idea era
crear un Zar anticorrupción como sucede en los Estados Unidos encargados de
desaparecer a la secretaría de la función pública, la cual sustituyó a la secretaría
de la contraloría general de la federación y a través de esta figura centralizar todas
las actividades de combate contra la corrupción.
Sin embargo, en el año 2015 organizaciones de la sociedad civil después de
muchas negociaciones con integrantes del senado, lograron que se aprobara
una reforma constitucional que creaba el nuevo sistema nacional anticorrupción.
En el año 2016 derivado de esta reforma constitucional, se modificaron cuatro
leyes ya existentes y se crearon tres nuevas leyes que
estructuraban, organizaban, y daban las condiciones del funcionamiento del nuevo
sistema.
De acuerdo con el artículo 113 constitucional y las nuevas leyes, el sistema
nacional anticorrupción es un sistema que buscar coordinar a todas
las instituciones que de alguna forma tienen que ver con la lucha
anticorrupción. Se crea un comité de coordinación donde van a participar la
secretaría de la función pública, la auditoría superior de la federación, el consejo
de la judicatura del poder judicial, la fiscalía especializada en combate a
la corrupción de la fiscalía general de la república, el tribunal federal de
justicia administrativa, el instituto nacional de transparencia acceso a la
información y protección de datos personales, y como presidente un ciudadano, el
cual forma parte de un nuevo comité de participación ciudadano del nuevo
sistema.
El nuevo sistema nacional anticorrupción parte de un nuevo modelo. Las
principales características es que se abandona la idea de que solo los servidores
públicos son los que cometen los actos de corrupción para pasar una idea mucho
más amplia de redes de corrupción donde hay servidores públicos, pero también
empresarios, que son los que buscan los favores a cambio de ciertas cosas, o
también abogados, notarios, etcétera.
Otra de las ideas importantes es que el modelo ya no solo tiene sanciones para
castigar la corrupción, sino que tiene un montón de acciones relacionadas con la
prevención, la disuasión, información y por supuesto investigación y sanción de
conductas que tienen que ver con actos de corrupción. 

Marco jurídico del nuevo sistema de combate a la corrupción.


Veamos ahora en qué consisten las nuevas leyes del Sistema Nacional
Anticorrupción. Estas nuevas leyes son la Ley General del Sistema Nacional
Anticorrupción, la Ley General de Responsabilidades Administrativas, la Ley
Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa y la Ley Orgánica de la
Fiscalía General de la República.
La primera de estas leyes, la del sistema, justamente lo que busca es crear los
órganos, las atribuciones, la estructura de lo que auténticamente será un sistema
en todo el país. Porque la idea es que no solo exista a nivel federal, sino que esto
se replique en cada una de las 32 entidades federativas. La idea central es que
todas las instituciones y dependencias públicas, poderes, o también los órganos
constitucionales autónomos, pasen a formar parte del nuevo sistema nacional en
contra de la corrupción.
A la fecha, se ha logrado casi en su totalidad que las entidades federativas ya
cuenten con sus leyes y con los órganos correspondientes a sus sistemas
locales. Esto se puede ver muy bien en la página web del propio Sistema Nacional
Anticorrupción.
Así mismo, el sistema es único en cuanto a su conformación, pues todo es
presidido por un ciudadano. El Comité de Participación Ciudadana cuenta con
cinco ciudadanos que, de manera rotativa y anual, serán los presidentes del
sistema. Este comité de ciudadanos tiene facultades muy importantes, como
desarrollar la propuesta de política nacional en materia de combate a
la corrupción, o bien, los indicadores para medir el avance de este combate.
Por su parte, la nueva Ley General de Responsabilidades Administrativas ahora
crea dos tipos de responsabilidades en las que pueden incurrir los
servidores públicos, las no graves y las graves. Cada una de ellas tiene órganos
distintos, faltas y procedimientos diferentes para sancionar, que van desde una
amonestación, es decir una llamada de atención, hasta la posibilidad de
destitución permanente o inhabilitación de un servidor público. Es decir, que un
servidor público ya no pueda volver a serlo. Y se pasa por multas, suspensión o
destitución temporal. 
Además de todas estas faltas de tipo administrativo, sigue existiendo la vía penal
en caso de que se haya cometido alguna de las conductas que llamamos como
delitos en contra de la corrupción. Para esto, la Ley Orgánica de la Fiscalía
General de la República crea y reorganiza otra vez todos los delitos en materia de
corrupción y sobre todo crea la Fiscalía Especializada en Combate a la
Corrupción. 
Finalmente, la nueva Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa
rehace a este órgano para que cuente con una sala especializada, que justamente
son los magistrados que van a ver los procedimientos y, en su caso, las
sanciones a los funcionarios que cometieron responsabilidades administrativas
graves.
¿Cómo hacer exitosa la lucha anticorrupción en México?
Aun cuando se creó todo este complejo sistema para abarcar a todas las
instituciones públicas del país, la verdad es que, por distintas razones y motivos, el
sistema no ha logrado ser eficaz. Todavía existen muchos retos en el futuro
inmediato. 
La organización Transparencia Internacional publica anualmente un importante
índice sobre las percepciones de corrupción en todos los países. México,
desafortunadamente, se encuentra en un lejano lugar, 138, de un total de 180, el
cual es el nivel más alto en corrupción. 
Entre los retos del nuevo sistema, permítanme platicarles de cinco. El primero,
hasta fechas muy recientes, se nombró algunos de los funcionarios encargados de
estos temas. Todavía, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, no tiene a los
magistrados que se van a encargar de la sala de lucha anticorrupción. 
Otro reto es el de la coordinación. Hay un comité de coordinación, pero hasta que
no entendamos muy bien qué quiere decir y cómo deben trabajar juntos todas
estas instituciones, el reto sigue existiendo. 
Un tercer elemento tiene que ver con la política nacional anticorrupción, apenas
está siendo formulada, y es este documento, este instrumento, el que va a definir
la ruta por la cual todas las instituciones tienen que ir transitando para hacer
efectiva y exitosa su labor en contra de la corrupción. 
Además, aquí se van a establecer los mecanismos de vinculación y de
participación ciudadana y, además, los mecanismos de profesionalización de los
servidores públicos, para que puedan estar blindados, protegidos, en contra de
prácticas corruptas. 
Otro reto tiene que ver con las nuevas leyes que faltan, como por ejemplo, La Ley
General de Contrataciones, o bien, la Ley de Adquisiciones y Arrendamientos del
sector público, o la Ley de Obras, todas estas leyes muy importantes que tienen
que ver, justamente, con la contratación de proveedores y de empresarios. 
Y el último reto, quizá, el más importante, es que el nuevo gobierno define muy
bien qué quiere con el Sistema Nacional Anticorrupción, si necesita
reestructurarlo, cambiarle algunas partes o, simplemente, fortalecerlo para
que éste pueda cumplir con los objetivos que tiene planteados.
Teoría de redes
Nuestro mundo está conectado. El Internet nos permite saber lo que hace otra
persona alrededor del mundo. Cada uno de nosotros tiene una cuenta en una o
varias redes sociales. Pero no sólo hay redes, en las que subes fotos y te dan
likes. 
¿Alguna vez has escuchado el concepto de red trófica? Es el conjunto de
interacciones entre especies animales, vegetales y microorganismos en los que
unos se alimentan de otros. Por ejemplo, las plantas sirven de alimento a varios
insectos herbívoros que, a su vez, son la fuente de alimentación de algunos
insectos depredadores. Estos últimos son comidos por algunas aves pequeñas y
anfibios, que son presa de serpientes y halcones. 
Finalmente, al morir los halcones y serpientes, sus restos sirven de abono para
que las plantas se alimenten. Piense en la red eléctrica con la que se abastece de
energía a una ciudad, la red de aeropuertos alrededor del mundo, que conecta a
miles y miles de vuelos para que la gente se pueda mover de un lugar a otro, la
red telefónica que millones de personas usan para mantenerse comunicadas con
sus seres queridos, para trabajar o, simplemente, para pasar el rato. 
Vayamos al plano microscópico, dentro de nuestras células existen miles y miles
de moléculas que interactúan, generando los elementos necesarios para mantener
vivo y sano a un organismo. 
La enorme red de neuronas que permite el pensamiento abstracto y, al mismo
tiempo, controla nuestros movimientos voluntarios e involuntarios, ésta está
conectada a los demás órganos de nuestro cuerpo. 
Son sistemas formados por decenas, cientos, miles o, tal vez, millones de
elementos que comparten un tiempo y un espacio, que interactúan, y que dicha
interacción influye, en mayor o menor medida, a otros elementos dentro de ese
mismo sistema. 
Estamos en un mundo de redes, las redes están en todos lados y nuestra vida
está fuertemente influenciada por el efecto de estas redes. Por la gran importancia
que tienen las redes en nuestro mundo, es necesario aprender conceptos básicos
que dará pie a que entendamos todo tipo de sistemas. 
Una característica súper importante de las redes es que redes de distinta
naturaleza como, por ejemplo, el internet o la red de carreteras de Europa,
presentan propiedades similares. Así que entendiendo conceptos
básicos podremos aprender de sistemas de muy diversa índole.
El concepto de red es muy intuitivo y, dado que lo escuchamos todo el
tiempo, definirlo será muy sencillo. Una red es un conjunto de elementos
conectados entre sí. Para que exista una red se necesitan dos cosas
principales, los nodos y los enlaces. 
En el ejemplo de la red trófica que les platiqué hace un momento, los nodos
corresponden a los animales y los enlaces son las interacciones alimentarias entre
estos. 
Existen varios tipos de redes, dependiendo de la naturaleza de los nodos y de los
enlaces. Si los enlaces tienen dirección, es decir, que el enlace va de un nodo "a"
hacia un nodo "b", entonces la red se le llama dirigida. 
Por ejemplo, la red de llamadas telefónicas. En cambio, en una red de interacción
proteína - proteína, donde dos proteínas están ligadas, si existe una interacción
física entre ellas, la red se considera no dirigida. 
Las relaciones entre nodos pueden ser positivas o negativas. Imaginemos que
existiera el botón "dislike" en Facebook. Como ya hemos platicado, las
propiedades de los nodos y de los enlaces van a determinar el tipo de
red. Veamos con un poco más de detalle estas propiedades, tanto de los nodos
como de los enlaces.
Ahora, veamos algunas de las propiedades de los nodos. Una de las más
importantes, y una de las que más nos informa acerca de las características de los
nodos, es el grado de conectividad, es decir, el número de vecinos que tiene un
nodo dentro de una red. 

Aplicación de teoría de redes a corrupción


El fenómeno de la corrupción está determinado por una gran cantidad de actores
involucrados. 
Entonces, delimitar de una manera sistemática un acto de corrupción es una tarea
difícil por la gran cantidad de actores que participan en este evento. 
Por poner un ejemplo, un acto de corrupción en gobierno incluye, entre otros, un
funcionario público, una empresa, a menudo fantasma, un representante legal de
la empresa, un notario, una dependencia gubernamental, un monto asignado y un
tiempo para gestionar el recurso, entre otros factores. 
Además, los actos de corrupción son múltiples y simultáneos, suceden varios
actos y ocurren al mismo tiempo, por lo que hacer una evaluación de todos los
actos y actores que ocurren en un tiempo y un espacio determinado en la
sociedad actual en la que vivimos, es una labor titánica si no es que imposible. 
Todos los actores mencionados pueden ser considerados como nodos dentro de
nuestra red, los notarios, los empresarios, las empresas, etcétera. Ahora, los
enlaces pueden establecerse de distintas maneras. Por ejemplo, dos personas
involucradas dentro del mismo contrato pueden ser consideradas como un
enlace. 
Otra manera es relacionar una empresa y una dependencia del gobierno mediante
el monto asignado a un contrato. De esta manera, la red sería pesada y
dirigida. Ahora, la siguiente pregunta es, ¿por qué es bueno o conveniente
estudiar la corrupción vista como una red? La primera respuesta es porque es fácil
unir a estos actores mediante distintos tipos de relaciones, familiares, laborales,
factuales, etcétera. La segunda y, tal vez más importante, es porque podemos
observar propiedades de las interacciones a nivel global que, de otra manera,
sería muy difícil observar. 
La posibilidad de observar como un todo integrado un conjunto de cientos o miles
de actores o nodos hace factible detectar puntos clave en el sistema que pueden
ser susceptibles a ser intervenidos. Esta es la mayor ventaja de analizar mediante
teoría de redes el fenómeno de la corrupción. Esta perspectiva es complementaria
al enfoque convencional que se hace en el combate a la corrupción. 
Las ciencias de la complejidad representan una oportunidad única para que
científicos de áreas como la física, las matemáticas o las ciencias de la
computación utilicen el marco de las ciencias sociales para resolver problemas de
importancia actual. A su vez, abogados, administradores o economistas se pueden
valer de los métodos y teorías de las ciencias exactas para mejorar el trabajo que
llevan a cabo.
Responsabilidad por actos de corrupción e impunidad
¿Qué es ser responsable?
El sistema de responsabilidades de los servidores públicos organiza la conducta
de los servidores públicos y lo que de ellos se espera en el desempeño de sus
cargos y puestos. Aunque el sistema de responsabilidades también alude al
derecho disciplinario, la finalidad principal no es sancionar a los servidores
públicos, sino proteger la función pública a partir de cuidar que el comportamiento
de los servidores públicos sea ético, íntegro, legal y responsable. 
La palabra responsabilidad tiene diferentes significados y usos, de manera que se
la utiliza, al mismo tiempo, para referir distintas situaciones y aspiraciones. 
Definir qué es responsabilidad no es fácil. Mark Bovens advierte que esta es una
de esas grandes palabras políticas, cuyo significado preciso es difícil encontrar. Al
igual que palabras como libertad, igualdad o solidaridad, el significado preciso a
veces es demasiado oscuro. 
La noción de responsabilidad implica dar cuentas, responder preguntas, pero no
cualquier tipo de preguntas, preguntas que impliquen dar respuestas precisas
y responder de manera obligada frente a las consecuencias de esas preguntas. 
Por ejemplo, cuánto costó y quién construyó el nuevo edificio de gobierno. 
En el ámbito del servicio público, la palabra responsabilidad se utiliza con
diferentes sentidos, veamos tres usos. 
Uno, la responsabilidad como causa indica una relación causal en el sentido de
tener consecuencias, por ejemplo, la construcción deficiente de un tramo de
carretera que provoca un socavón y la muerte de dos personas a causa de ese
socavón. 
Dos, responsabilidad como "accountability". Muy a menudo, ser responsable se
utiliza en el sentido de responsabilidad política, moral o legal; por ejemplo, el
presidente de la República es responsable de los desvíos de dinero de las
personas que nombró como secretarios de Estado, aunque el presidente no haya
participado directamente en los actos que sirvieron para desviar el dinero. 
Tres, responsabilidad como tarea. En este sentido, se refiere a la medida en que
uno toma decisiones y actúa sobre cuestiones importantes. Es sinónimo de
autoridad. 
Responsabilidad es, a menudo, sinónimo de deber, por ejemplo, el presidente es
responsable de preservar la seguridad nacional y disponer de la totalidad de la
Fuerza Armada permanente, es decir, del Ejército, de la Armada y de la Fuerza
Aérea para la seguridad Interior y defensa exterior de la Federación. 
En los tres usos, la responsabilidad implica asumir o enfrentar consecuencias. 
Anteriormente, vimos la importancia que tiene la ética y la integridad en el
comportamiento de los servidores públicos. Gracias a que somos seres
racionales, podemos distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Y gracias a esa
distinción, tenemos libertad para tomar decisiones y es esa libertad la que nos
permite escoger y, por tanto, es esa razón la que nos permite, también, discernir
entre comportamientos deseables e indeseables y, por tanto, asumir las
consecuencias de nuestros actos. 
Desde el punto de vista legal, el sistema de responsabilidades asume deberes en
la conducta de las personas, tanto de hacer como de no hacer. De hacer aquello
para lo cual fuimos contratados y no hacer aquello que pueda afectar al servicio
público como, por ejemplo, aplicar recursos públicos para financiar fines privados. 
También, implica asignar o asumir las consecuencias por esa conducta de haber
hecho o de no haber hecho algo. Esto puede ejemplificarse como si "A" entonces
"B", en donde "A" significa: "los servidores públicos deben aplicar los recursos
públicos con honestidad para los fines que fueron aprobados" y "B" significa por
tanto, "quien no aplique los recursos con honestidad será destituido del cargo". 
La responsabilidad de los gobernantes, legisladores, jueces y, en general, de
todas las personas que se desempeñan en el servicio público, tiene por objeto
controlar el ejercicio del poder y los actos de autoridad para evitar que estos sean
arbitrarios y afecten la función pública.

¿Qué tipos de responsabilidad establecen las leyes por actos de corrupción?


De acuerdo con nuestra constitución, los servidores públicos y los particulares es
decir, personas que no son servidoras públicas, deben responder frente al
Estado, por sus actos y deben ser sancionados en términos de las leyes.
En cuanto a las Leyes de corrupción, hemos visto que las reformas
constitucionales en materia anti corrupción de mayo de 2015, son la base que da
sustento a la demás legislación en la materia y que existen leyes específicas en
materia de corrupción. 
Entre ellas, la Ley general del Sistema Nacional Anticorrupción, nueva ley, la Ley
General de Responsabilidades Administrativas, también de reciente expedición y
las reformas al Código Penal Federal. 
El incumplimiento de estas disposiciones, da lugar a dos tipos de ilícitos, por tanto
a dos tipos de responsabilidades y sanciones. Administrativas o Penales. 
De acuerdo con nuestra constitución, las sanciones administrativas se aplicarán a
los servidores públicos por sus actos u omisiones, cuando estos afecten la
legalidad, la honradez, la lealtad, la imparcialidad y la eficiencia que deben ser
observadas en el desempeño de sus empleos, cargos y comisiones. 
Las leyes de responsabilidades distinguen las faltas que pueden cometer
los servidores públicos en dos tipos. En faltas no graves y en faltas graves. Las
faltas no graves implican un descuido o una negligencia. Por ejemplo, el no
presentar en tiempo y forma la declaración de situación patrimonial o el no atender
las instrucciones del superior jerárquico, siempre y cuando sean lícitas. 
Como faltas graves en cambio, la ley considera el peculado, cohecho, desvíos de
recursos públicos, utilización indebida de información, información privilegiada,
abuso de funciones, actuación bajo conflicto de interés, contratación indebida,
enriquecimiento oculto u ocultamiento de conflicto de interés, tráfico de influencias
y encubrimiento. 
Las sanciones a este tipo de faltas consisten en, amonestación, suspensión,
destitución e inhabilitación, así como sanciones económicas y deben establecerse
de acuerdo con los beneficios económicos que en su caso, haya obtenido el
responsable y en función, de los daños y perjuicios patrimoniales causados por los
actos u omisiones.
¿Sólo los servidores públicos pueden cometer actos de corrupción?
La respuesta es no. Las personas aun no siendo servidoras públicas, también
pueden cometer faltas por actos de corrupción. El ejemplo típico es la persona que
para evitar una multa de tránsito, entrega dinero a un policía. Eso se llama
soborno.
Es momento de hablar de las sanciones penales. No todas las conductas ilícitas
son faltas administrativas. Muchas conductas ilícitas son delitos. 
¿Cuál es la diferencia entre cometer una falta administrativa y cometer un delito de
corrupción?
Unas y otras están previstas en ordenamientos legales distintos, en
ordenamientos de tipo administrativo y en ordenamientos de tipo penal. Las
autoridades que están a cargo del conocimiento de esas faltas o delitos y de su
persecución y sanción, también son distintas. 
Las sanciones, también son distintas. Mientras que por cometer un delito de
corrupción puedes ingresar a la cárcel, por cometer una falta administrativa,
no. Esa es quizá, la principal diferencia aunque no, la única.
La constitución establece, que los servidores públicos serán responsables de los
delitos que cometan durante el ejercicio de sus encargos o durante el desempeño
de sus funciones y que deberán ser sancionados en términos de la legislación
penal correspondiente. 
¿Has escuchado hablar de las fiscalías especiales anti corrupción? Bien, a estos
órganos es a quién corresponde conocer, investigar, sustanciar y presentar ante
los jueces penales, los casos de los que conozcan por comisión de hechos de
corrupción. 
Las leyes penales determinan los casos y las circunstancias en los que se debe
sancionar penalmente por causa de enriquecimiento ilícito a los servidores
públicos que, durante el tiempo de su encargo o por motivos del mismo, por sí o
utilizando a otra persona, aumenten su patrimonio, adquieran bienes o se
conduzcan como dueños de ellos, cuya procedencia lícita no puedan justificar,
entre otras conductas. 
Además de con pena de prisión, las leyes penales también sancionan con el
decomiso y con la privación de la propiedad de dichos bienes que fueron
adquiridos de manera ilícita, cuya procedencia lícita, no pudiesen entre otras
conductas. 
A manera de resumen, hemos dicho que el sistema de responsabilidades busca
que los servidores públicos, ajusten su conducta y su comportamiento a
parámetros éticos, lícitos e íntegros.
Aunque el sistema de responsabilidades tiene como componente las
sanciones, este no es el principal elemento. No obstante, una vez que los
servidores públicos cometen actos y ponen en riesgo o afectan la función pública,
deben responder por éstos, asumiendo las consecuencias legales y las sanciones
que las leyes establecen. 
La falta de responsabilidad y de castigo por estas conductas, es lo que conocemos
como impunidad.

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