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La Sal

La sal es el condimento por excelencia en la mesa, la que se utiliza para dar más realce al sabor de
nuestros platos favoritos. En el presente documento, hondaremos un poco en varias unidades
específicas: ¿qué es la sal? ¿es mala para el humano? ¿cuál es su historia? ¿cuáles son sus beneficios
y si tiene alguna consecuencia negativa en su consumo?

La sal es una de las sustancias minerales más abundantes en la naturaleza y se la conoció desde
tiempos antiguos, debido a su importancia nutricional y medicinal en el ser humano. Se ha empleado
para conservar los alimentos y también se le han atribuido significaciones religiosas, poderes
malignos e incluso propiedades claves en las prácticas de la alquimia. Su industrialización arranca de
la prerromanización, siendo potenciada después por los romanos, que lo usaban a modo de pago
por los servicios de los soldados en la guerra (de ahí la connotación que se le da a la palabra “salario”
refiriéndose a que la paga de estos era la sal) o como los antiguos griegos también lo comerciaban
como intercambio entre esclavos; en las liturgias pagana y cristiana formaba parte de sus ritos
sagrados, como el bautismo, la consagración de templos, la bendición de aguas.

Debemos aclarar es que la sal es un sólido blanco, cristalino, higroscópico, compuesto


principalmente por cloruro (Cl) y sodio (Na). Pertenece a un grupo de minerales llamados
electrolitos, estos se encargan de la electricidad en el cuerpo humano, somos cuerpos eléctricos,
pensémonos como baterías, es necesario determinada carga para un correcto funcionamiento;
aunque cabe resaltar que también son otros los minerales que alberga la sal.

Mas, no toda sal posee los nutrientes que el cuerpo necesita para su correcto funcionamiento,
debemos establecer necesariamente las diferencias entre la sal refinada o de mina y la sal de mar o
marina.

Sal refinada

Se obtiene de depósitos de sal, es decir minas que se establecen en las zonas donde se ha detectado
yacimientos subterráneos. Posteriormente se refina y procesa mediante la evaporación al vacío
obtenido de la recristalización de salmueras para poder otorgarle esa textura que la hace mucho
más fácil de incorporar.

El tipo de procesamiento que conlleva la sal de mina desde su obtención hasta su presentación por
parte de las empresas que la comercializan, ocasiona que pierda elementos que se encuentran
presentes de manera natural en la sal, los cuales son bastante benéficos para la salud humana ya
que son minerales como el yodo biológico, potasio, calcio, flúor y magnesio, entre otros que tienen
funciones importantes en el metabolismo humano.

Es desde sus métodos de extracción que se empieza a marcar la diferencia entre la sal marina y la sal
común. Los procesos que debe atravesar la sal de mina son mucho más elaborados e
industrializados, pues su origen hace necesario que sea altamente tratada y modificada.

Otra de las desventajas de la sal común es que algunas empresas añaden ciertos componentes
químicos a la sal para evitar el aglutinamiento que puede ocurrir en los frascos al ser tan refinada; y,
algunos de estos componentes se encuentran relacionados con enfermedades renales o cáncer.

Sal de mar
Se obtiene a partir de la evaporación solar del agua de mar que se cristaliza en forma de grano y es
recogida por un sistema mecánico sin tener que pasar por elaborados procesos que sean dañinos
para la salud. De acuerdo con el grado de humedad que la industria salinera le otorgue, pueden
existir dos tipos: Sales húmedas o sales secas.

Alguna vez te has preguntado ¿cómo es que la sal puede salir del mar? En este proceso natural y
sustentable se hace uso del viento y el sol para separar el agua y dejar solamente los granos de sal,
que posterior llegaran a la mesa de tu hogar.

Es importante saber que el agua de los océanos naturalmente cuenta con una gran composición,
aunque sus constituyentes fundamentales son el cloro y sodio, se encuentra en abundancia
minerales como: magnesio, azufre, calcio, potasio, bromo, flúor, estroncio y boro, entre otros. En
total se calcula que en los mares hay presentes aproximadamente 80 oligoelementos, algunos en
mayor cantidad que otros. Por esto es que la sal que se extrae de esta clase de fuente cuenta con un
gran contenido de oligoelementos y minerales.

Otra diferencia entre la sal común y la sal de mar es que este segundo tipo de sal, al no ser
modificada mediante procesos de refinación, conserva más elementos benéficos para la salud
humana y no contiene aditivos o conservadores que eviten su aglutinamiento. Siendo que es un
producto natural.

Debido a su modo de obtención, la evaporación del agua salada, la sal de mar posee un sabor más
fuerte que la sal común. Gracia a esto no es necesario excederse en las cantidades al momento de
usarla para cocinar. Una cantidad pequeña es más que suficiente para sazonar los alimentos a la
perfección.

Mencionado lo anterior, llegamos a lo siguiente, ¿por qué su consumo actualmente es tan castigado
por grandes asociaciones que, en teoría, combaten por una salud mejor? Se debe precisamente a
que el consumo que prima en mayor parte del mundo es el de la sal refinada, es decir, se pasa a
consumir un mineral que ya no es tan puro ni posee las características positivas que se poseía en un
principio. Un caso interesante es el que encontramos en Corea, un caso que lleva un nombre
inclusive: “la paradoja coreana”, relata que, Corea siendo uno de los países con más consumo de
sodio (más del doble de la dosis recomendada a diario por la OMS), dentro del ranking mundial se
encuentra muy debajo en las naciones con más casos de enfermedades cardiovasculares, se debe a
que el grupo étnico basa su dieta en las sales sin procesar, algas y vegetales fermentados y pescado,
alto en omega-3, no como la mayoría que basa su dieta en comida rápida, sin cuidado expuesta a
grandes cantidades de conservantes y sales poco salubres, gaseosas, dulces y un extenso catálogo de
alimentos no muy amigables para con nuestro organismo.

Los beneficios que trae consigo el consumo correcto de la buena sal son los siguientes:

Aumentar la densidad ósea.

Bombear tu sangre.

Aumentar el metabolismo.

Reducir el estrés y el cortisol.


Mantener la carga eléctrica de tus células.

Buen funcionamiento cognitivo.

Consecuencias de un déficit de la buena sal:

Acumular grasa corporal

Mala calidad de sueño

Alterar flujo sanguíneo

En síntesis, regular el consumo de este mineral y ajustar correctamente a nuestra dieta es


fundamental, distinguir bien entre las buenas y malas salas y saber implementarlas. A favor de que,
hoy o mañana, tengamos un modo de vivir saludable y realmente sustancioso en buenos hábitos.

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