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Estímulos vestibulares
Al igual que el sistema auditivo, el sistema vestibular está especializado en la
captación de energía mecánica, aunque con un objetivo diferente: mantener
en equilibrio al cuerpo.
Caminar, bailar o ir en bicicleta son alguna de las actividades que
acostumbramos a realizar sin tener a penas consciencia del reto que suponen.
La función del sistema vestibular no es únicamente mantener el equilibrio, sino
también para sentirnos y pensar mejor.
El cuerpo (y consecuentemente la cabeza) puede desplazarse en las tres
dimensiones del espacio. Por lo que puede adoptar diferentes orientaciones en
relación con la gravedad.
Procesamiento cortical
La siguiente imagen muestra las diferentes áreas corticales que procesan
información vestibular en primates no humanos (izquierda) y en humanos
(derecha).
En el sistema vestibular, no hay una área cortical primaria. Es decir, no hay un
área cortical que reciba únicamente información vestibular. Hay, sin
embargo, múltiples áreas corticales vestibulares multisensoriales, cuyas
neuronas reciben también input visual, somestésico y motor.
El área cortical vestibular principal se localiza en partes de la ínsula. La
ínsula integra información propioceptiva con información sobre orientación en el
espacio y desplazamiento del propio cuerpo, resolviendo contradicciones que
puedan surgir entre estos inputs.
Implicaciones funcionales del sistema vestibular
Hemos visto que la ínsula y otras áreas corticales procesan información
vestibular, juntamente con otro tipo de información de otros sentidos,
y resuelven posibles contradicciones o ambigüedades entre diferentes
inputs sensoriales.
Un ejemplo de posible ambigüedad sería: las células
ciliadas en los órganos de los otolitos pueden enviar el
mismo patrón de actividad tanto por efecto de la
gravedad como por el desplazamiento del cuerpo.
De esta forma, la información vestibular que proviene
del utrículo y el sáculo, en sí misma, es insuficiente
para discriminar entre aceleración lineal debida al
desplazamiento lateral o a la fuerza de la gravedad. El
cerebro resuelve esta ambigüedad al integrar
información vestibular de los órganos de los otolitos y
de los conductos semicirculares con información visual
y propioceptiva, interpretando así correctamente los
movimientos corporales. La imagen siguiente
esquematiza los diferentes inputs corticales y del cerebelo que se integran con
información vestibular.
Esta integración multimodal también puede dar lugar a ilusiones
sensoriales. Por ejemplo, el movimiento de imágenes de la retina puede
producir la ilusión del propio movimiento. Esto sucede, por ejemplo, cuando
estamos dentro de un tren parado en una estación y tenemos al lado otro tren.
Si el tren de al lado empieza a moverse, al mirar por la ventana no sabemos si
es el tren de al lado o si es nuestro
propio tren el que se mueve.