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Trastornos Alimenticios

Introducción
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades muy serias que
se inician habitualmente en la adolescencia y en general han ido en aumento en los
países en desarrollo. Actualmente, diversos factores obstaculizan su prevención,
pesquisa y tratamiento en el país, siendo uno importante la escasez de capacitación
de los profesionales de salud en este tema emergente. El objetivo es contribuir al
conocimiento que poseen los especialistas enfocados en este tipo de trastornos en
la adolescencia. Los TCA constituyen un grupo de enfermedades biopsicológicas
graves, multifactoriales, con un alto riesgo de mortalidad. Los factores culturales
adquieren especial relevancia cuando se trata de entender cómo describe,
minimiza, diagnostica y trata la sociedad esta condición. La historia se remonta a
1870, cuando las primeras pacientes con anorexia eran mujeres jóvenes,
occidentales, de alto nivel sociocultural. De manera inicial, los médicos describían
estas pacientes como una “histeria”, caracterizada por rechazo a los alimentos,
debilidad y llanto. Desde entonces, ubicaron a la anorexia como un problema
electivo o superficial, cuya idea persiste en la sociedad, a través de los siglos. El
diagnóstico multidisciplinario temprano de los trastornos de la alimentación es la
base para su tratamiento, donde la participación de la familia es fundamental para
lograr su recuperación.

¿Qué son los TCA?


Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son considerados desórdenes
psiquiátricos caracterizados por conductas alimentarias anormales, estas
desviaciones en el comportamiento de alimentación conducen a una enfermedad o
incapacidad, la base de estos trastornos se encuentra en una alteración psicológica
que se acompaña de una distorsión en la percepción corporal y de un miedo intenso
a la obesidad. Se trata de enfermedades multideterminadas en la que los factores
psicológicos, biológicos y socioculturales se encuentran altamente entrelazados.

Instrumentos de evaluación para los trastornos de conducta alimentaria:


Para valorar el TCA y sus diferentes variables se han propuesto varias escalas o
instrumentos. Se pueden utilizar para seleccionar poblaciones o individuos en riesgo
para TCA y adelantar programas o acciones preventivas. Las escalas son
herramientas autoaplicadas que tienen capacidad para establecer síntomas y/o
medir la presencia de conductas de riesgo para TCA. Con la aplicación de las
escalas no se efectúa diagnóstico de TCA, el cual se realiza con la suma de
entrevistas semiestructuradas guiadas por un profesional capacitado, la entrevista
clínica, la exploración física, psicopatológica, conductual y con las exploraciones
complementarias, con las cuales se evidencian las alteraciones somáticas,
cognitivas, conductuales y emocionales que hacen parte del TCA. Las escalas de
mayor interés y aplicación para identificar síntomas y establecer conductas de
riesgo para TCA son las siguientes:
SCOFF. Escala propuesta por Morgan y colaboradores en 1999. Es una escala
sencilla, consta de cinco ítems o preguntas que valoran síntomas relacionados con
la conducta alimentaria en los tres últimos meses. Tiene un patrón de respuesta
dicotómica, para señalar si o no. Cada
respuesta afirmativa recibe una puntuación
de uno. La puntuación total de la escala oscila
entre cero y cinco puntos. Puntuación de dos
o más indica probable TCA. A mayor
puntuación mayor probabilidad de conducta
de riesgo. Es una excelente herramienta para
aplicar en la consulta de atención primaria.
Esta escala, como las demás escalas de
síntomas y de conductas de riesgo, no es
adecuada para realizar diagnóstico de TCA.
Por ser fácil de recordar y evaluar, la escala
SCOFF se puede aplicar de forma oral o
escrita. Se considera un instrumento conciso, válido y confiable para detectar riesgo
de TCA. Es un instrumento para el tamiz de trastornos de la conducta alimentaria.
La escala SCOFF ha sido adoptada en el Reino Unido como prueba general de
valoración y se ha señalado su importancia como herramienta de control cuando se
está realizando tratamiento.
EDI: la prueba de Evaluación del Desarrollo Infantil es una herramienta de tamizaje
diseñada y validada en México para la detección temprana de problemas del
neurodesarrollo en menores de 5 años. El objetivo de la prueba es evaluar a todos
los niños y cada punto tanto de la prueba como del manual debe ser similar para
ambos.
Existen dos modalidades de aplicación de los ítems de la prueba EDI: PREGUNTAS
DIRIGIDAS: Se investiga el ítem interrogando a la mamá, el papá o cuidador(a).
OBSERVACION DEL NIÑO: Se investiga el ítem examinando la conducta del niño.
El evaluador encontrará dos asteriscos (**) en los ítems que requieran evaluación
del niño.
La prueba EDI tiene el siguiente sistema de codificación:
MG: motriz gruesa
EN: exploración neurológica
MF: motriz fina
FRB: factores de riesgo biológico.
LE: lenguaje
ALA: señales de alarma
SO: social
ALE: señales de alerta
CO: conocimiento

Algunos ítems que deben ser observados pueden requerir:


a) que se le muestre al niño como se realiza la actividad
b) en caso de que no lo realice correctamente, se debe repetir la instrucción, para
asegurar que no se pueda realizar a pesar de que se haya entendido correctamente
la instrucción
Al finalizar toda la aplicación de la prueba EDI, en base a los resultados obtenidos
en los cinco ejes de la prueba, el desarrollo del niño puede ser clasificado como:
DESARROLLO NORMAL o VERDE: El niño cumple los hitos y habilidades
esperadas para su grupo de edad en todas las áreas del desarrollo y además no
presenta ninguna señal de alarma o datos anormales en la exploración neurológica.
REZAGO EN EL DESARROLLO o AMARILLO: El niño no cumple con todos los hitos
y habilidades esperadas para su grupo de edad, pero no presenta un retraso
considerable porque ha logrado los hitos del grupo de edad anterior. En algunos
grupos de edad el niño puede presentar factores de riesgo biológico o señales de
alerta.
RIESGO DE RETRASO EN EL DESARROLLO o ROJO: El niño no cumple
adecuadamente con los hitos del desarrollo y habilidades esperadas para su grupo
de edad, y presenta un retraso considerable porque no ha logrado los hitos del grupo
anterior; o presenta señales de alto riesgo como son las señales de alarma o tiene
una exploración neurológica claramente anormal.
EATING ATTITUDES TEST (EAT). Instrumento con cuarenta preguntas que se
contestan a través de una escala de seis puntos tipo Likert, que van desde siempre
a nunca, para una puntuación de 0 a 120. Ampliamente aceptada para evaluar un
conjunto de actitudes y conductas asociadas con los TCA. Su objetivo es identificar
síntomas y preocupaciones relacionadas con el miedo a ganar peso, la tendencia
para adelgazar y la
presencia de conducta
hacia patrones
alimentarios restrictivos.
Fue elaborada por DM
Garner y PE Garfinkel en
el año de 1979. Las
preguntas son agrupadas
en siete dominios o
dimensiones: conductas
bulímicas, imagen
corporal con tendencia a
la delgadez, uso o abuso
de laxantes, presencia de
vómitos, restricción
alimentaria, comer a
escondidas y presión
social percibida al
aumentar de peso.
EAT es útil para identificar
casos de AN previamente
no diagnosticados, para
aplicar en poblaciones de
riesgo para TCA, como
bailarinas y modelos. Buen
instrumento para validar
casos incipientes de AN y
BN, de alta confiabilidad y
validez transcultural.
EATING DISORDERS EXAMINATIONQUESTIONNAIRE (EDE-Q). Se utiliza para
detectar individuos con alto riesgo de padecer algún tipo de TCA. Con treinta y seis
preguntas se evalúa:
(A) Preocupación por el peso. Preocupación por la figura.
(B) Restricción alimentaria.
(C) Preocupación al comer.

La escala fue propuesta por Fairburn y Beglin en el año de 1994 y elaborada a partir
de la entrevista semiestructurada Eating Disorders Examination (EDE), específica
para AN y BN, con muy buena. Consistencia interna. Entre mayor sea el resultado
obtenido, más severo será el trastorno. Tiene en cuenta conductas alimentarias en
las cuatro semanas previas a la aplicación.

El Cuestionario de Conductas Alimentarias de Riesgo (CAR): es un instrumento


que se utiliza para medir la presencia de conductas alimentarias de riesgo de
malnutrición por exceso en
adolescentes. El cuestionario
consta de 38 ítems que se
organizan en cuatro factores:
respuesta frente a alimentos,
alimentación sin control,
consumo de alimentos altamente
calóricos y alimentación
emocional. El CAR ha sido
evaluado en adolescentes
chilenos y se ha encontrado que
tiene evidencia de validez y
confiabilidad para medir
conductas alimentarias de riesgo
de sobrepeso y obesidad en esta
población.
El Cuestionario de conductas alimentarias
de riesgo EDE 26: es un cuestionario breve
que se utiliza para medir la presencia de
conductas alimentarias de riesgo en individuos.
El cuestionario consta de 26 preguntas y ha
sido validado para su uso en poblaciones
clínicas y comunitarias. El cuestionario se ha
utilizado para identificar conductas
alimentarias de riesgo en mujeres con
trastornos alimentarios y en mujeres
estudiantes de nivel medio y medio superior en
la Ciudad de México

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