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DINÁMICA BÍBLICA DE LA VIDA CRISTIANA

Ana Isabel Ramírez Leyva

Sabado, 16 de Septiembre del 2023

La Iglesia Y Su Sustentabilidad

Para: Manuel Morales

Licenciatura en Teología

SEBANO-UMAD
DINÁMICA BÍBLICA DE LA VIDA CRISTIANA

Muchos cristianos en la actualidad no saben que es vivir una vida cristiana


bíblicamente, por eso debemos voltear y ver la misma Escritura y así aprender a
desarrollar la vida cristiana de una forma bíblica. En Hechos 2:42 podemos ver
un ejemplo perfecto de cómo era la dinámica de la iglesia primitiva, y como
cristianos debemos usar este versículo como ejemplo para desarrollar nuestra
vida cristiana de esta forma.

Dedicados a Cristo
En Hechos 2:42, el verbo griego traducido “perseveraban” (una forma de
proskarteréo) transmite la idea de una dedicación constante y de un afecto
duradero. Frente al ridículo, el rechazo y la persecución, estos creyentes
manifestaron un amor valiente por el Señor Jesús y por su iglesia. Hicieron gala
de un compromiso perdurable con Cristo que caracteriza a los creyentes
genuinos (Jn. 15:1-4; cf. Mt. 13:3-9, 21; 1 Jn. 2:19) y demuestra que son en
verdad sus discípulos (Jn. 8:31). Las iglesias que se dedican con valentía al
Señor Jesús se caracterizarán por la pureza tanto de vida como de doctrina (cf. 1
Ti. 4:16), y provocan con frecuencia que el mundo se resista a ellos o los evite
(cf. Hch. 5:13-14). Su prioridad será honrar a Cristo, la Cabeza de la iglesia,
mediante la preparación de sus miembros tanto para realizar la obra del
ministerio (Ef. 4:12) como para evangelizar a los perdidos, conforme van
viviendo su vida cotidiana (Mt. 28:19). La iglesia tesalonicense se caracterizaba
por su fe genuina, su amor abnegado y su esperanza constante. Cuando oyeron
predicar las buenas nuevas de salvación, creyeron y resistieron con valentía por
amor a Cristo frente a la persecución, para que el ejemplo de su fidelidad
alentara a otros creyentes e hiciera resonar un poderoso testimonio para el
evangelio. Era, con toda claridad, una congregación que se definía por la
devoción a Cristo.

Dedicados a las Escrituras


La exposición a la Palabra de Dios renueva la mente (cf. Ro. 12:2), a través del
poder esclarecedor del Espíritu Santo (1 Co. 2:10-16), y produce crecimiento
espiritual (1 Ti. 4:6; 1 P. 2:2). Por esta razón, el Nuevo Testamento enfatiza la
importancia de leer y enseñar las Escrituras (1 Ti. 4:13), y les encarga a los
pastores que prediquen la Palabra con fidelidad y sin componenda (2 Ti. 4:1-
2). Según las instrucciones que Pablo les dio a los miembros de la iglesia
colosense: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos
y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros
corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Col. 3:16).
Dedicados los unos a los otros
El término “comunión” (gr. koinonía) alude a “compartir” o a la
“participación”. Cada creyente está en comunión permanente con el Señor
Jesucristo por medio de la fe en Él (Jn. 17:21; 1 Co. 1:9). Como resultado, los
creyentes también están en comunión unos con otros (1 Jn. 1:3). Demuestran
esa comunión por medio de un amoroso compromiso de servir a sus hermanos
creyentes y alentarlos al amor y a buenas obras. Una persona también
manifiesta esa comunión en su deseo de ser un miembro activo del cuerpo local
de creyentes.

Dedicados a la Santa Cena


Jesús mismo les ordenó a sus seguidores que conmemoraran su muerte de
forma sistemática (1 Co. 11:24-29), y recordaran de forma continua la salvación
proporcionada por medio de este sacrificio que fue de una vez y para siempre
(cf. He. 9:26, 28; 1 P. 3:18). La comunión simboliza la unión del creyente con
Cristo (cf. Ro. 6:5) y la unidad que los creyentes comparten unos con otros (cf.
Ef. 4:5).

Dedicados a la oración
Hechos 2:42 explica que la iglesia primitiva también se dedicaba a las
“oraciones”. Al reconocer la necesidad de la sabiduría y la ayuda divina (cf. Jn.
14:13-14; Stg. 1:5), esos creyentes se caracterizaban por el compromiso
incesante de la oración corporativa (cf. Hch. 1:14, 24; 4:24-31). Esa misma
prioridad debería marcar a la iglesia hoy, ya que los creyentes confían en el
cuidado providencial y el poder soberano de Dios. Ciertamente debemos
orarjuntos tanto como individualmente, siguiendo el ejemplo de la iglesia
primitiva. Cuando ellos oyeron las amenazas de los dirigentes judíos, ellos
«alzaron unánimes la voz en oración a Dios» (Hch 4:24-30), «Después de haber
orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu
Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno» (Hch 4:31 cf. 2:42).
Cuando Pedro fue encarcelado, «la iglesia oraba constante y fervientemente a
Dios por él» (Hch 12:5).

Resultados de la devoción
 Conforme Dios obraba por medio de esta comunidad de creyentes, ellos
experimentaron una sensación de santo temor al presenciar las señales
milagrosas que realizaban los apóstoles (Hch. 2:43).
 Su congregación también se caracterizaba por la compartición sacrificial
y la generosidad desinteresada (Hch. 2:44-45).
 Esta congregación primitiva también experimentaba un gozo
sobrenatural (Hch. 2:46). La generosidad de su sincero amor los unos
por los otros, producía una alegría incontenible que brotaba en alabanza
a Dios (Hch. 2:47).
 También expandía su testimonio a los incrédulos de su entorno, quienes
respondían favorablemente a la irrefutable transformación y las
generosas virtudes que observaban en la vida de esos creyentes. Como
resultado, muchos más llegaron a aceptar al Señor Jesús en fe salvadora,
conforme Dios usaba el testimonio de esta fiel iglesia para atraer a sí
mismo a los pecadores incrédulos (Hch. 2:47).
Bibliografía
MacArthur, J., & Mayhue, R. (2018). La Iglesia. Eclesiologia. En J. MacArthur, & R.
Mayhue, Teología Sistemática (págs. 792-796). Grand Rapids, Michigan : Editorial
Portavoz.

Grudem, W. (2007). Medios De Gracia En La Iglesia. En W. Grudem, Teologia


Sistematica (págs. 1005). Miami Florida: Editorial Vida.

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