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Expuesta esta síntesis, se procederá a defender la siguiente hipótesis: El poder, más allá
de imponer restricciones, configura realidades en las cuales el individuo se halla
inmerso. El concepto de "realidad" se comprende aquí como el ambiente en que las
personas se encuentran y que influye en su desenvolvimiento en base a ciertos límites.
Dicho término emerge del texto como una inferencia derivada de la conjunción entre los
propósitos de las normativas judiciales y la forma en que el control ejerce influencia sobre
los individuos. Ambos aspectos son agentes limitantes y direccionadores de la vida de las
personas, aunque no de manera absoluta. Así, se argumentará basándose en la constante
vigilancia de los individuos por parte de una serie de poderes laterales y por las mismas
personas. Posteriormente, se examinará la premisa de que el control es capaz de manipular
diversos aspectos del sujeto.
Las restricciones de los métodos de control no sólo limitan, sino que también definen el
espacio vital y la realidad de los individuos según la manera correcta de comportamiento
estimulado por las restricciones presentes en la sociedad. El incumplimiento de estas
normas puede llevar a sanciones sociales o judiciales. A su vez, esto conlleva que influya
en la moral y valores de las personas. En Francia, se observa una fusión entre el propósito
del castigo judicial y el control de la moralidad cotidiana de las personas (p.101). Esto se
evidencia en las lettres-de-cachet, órdenes del rey hacia una persona en particular a que se
le obligaba hacer algo como castigo (p.99). Este mecanismo era utilizado en todo contexto,
familiar, laboral, entre otros. Se puede concluir que el control no puede ser evadido, y este
influye en las conductas (en base a lo que pueden hacer o no) y en la mentalidad (según lo
que está bien o mal) de las personas, lo que determina la realidad en la que viven.
Por otro lado, el surgimiento de una sociedad industrial, que se caracteriza por la
producción (p.121), ha conllevado a que el tiempo de los hombres sea llevado al mercado e
intercambiado por dinero (p.121). Esto se convirtió en un modo de control con respecto al
tiempo de los individuos, ya que queda al poder de la industria (p.122). A lo largo del siglo
XIX, se intentó disminuir las fiestas y tiempos de descanso y para lograrlo es que fue
creando instituciones para controlar las economías del obrero (p.122). Todo esto permite
que se encuentre a favor del aparato de producción y que funcione de mejor manera
(p.123). Además, las instituciones de secuestro buscan controlar también los cuerpos de los
individuos mediante la adquisición de aptitudes, reformas, cumplir con cualidades,
calificarse como cuerpo para trabajar, entre otros (p.124), de este modo, se convierten en
fuerza de trabajo (p.124). Este mecanismo de control genera el siguiente cuestionamiento
¿hasta qué punto se puede controlar a los individuos?