El producto del trabajo de un hombre cubre solo una fracción de sus
necesidades y para satisfacer la mayor parte de sus necesidades es necesario que intercambie el excedente de su trabajo. Cada hombre vive entonces gracias al intercambio y la sociedad es como llega a ser una sociedad mercantil. Cuando la división del trabajo llego estas acciones se vieron un poco frustradas ya que, por ejemplo; un carnicero guarda en su tienda más carne de la que consume, entonces un panadero y un cervecero intentaran intercambiar el único producto de su trabajo por carne, pero si el carnicero ya no necesita ni pan ni cerveza entonces ya no habrá comercio. Es por eso que toda persona que fuera prudente procuraba tener aparte de su producto producido, algo más que la gente siempre estuviera tentada a intercambiar por el producto de sus labores respectivas. Se dice entonces que en algunas partes ese producto era, por ejemplo; las cabezas de ganado, la sal en Abisinia, las conchas en algunas costas de la India, el bacalao seco en Terranova y el tabaco en Virginia por dar algunos ejemplos. Sin embargo, en todos los países los hombres se vieron impulsados a usar un objeto como método de cambio mucho más efectivo, duradero y practico como lo son los metales. Ya que estos incluso se pueden fundir para tener una pieza completa y no pierden su valor ni tienen desperdicio. Normalmente si alguien quería comprar sal tenía que dar a cambio un buey o una oveja, si quería una mayor cantidad entonces tenía que dar dos o tres bueyes u ovejas y no era un intercambio justo ni practico. Para este propósito se han utilizado diferentes metales entre las diferentes naciones. Entre los antiguos espartanos el medio común de comercio era el hierro; el cobre entre los antiguos romanos; el oro y la plata entre las naciones mercantiles ricas. Algunos de los problemas que se tuvieron en la ampliación de metales como método de cambio fueron el pesaje y el segundo el contrastarlos. Si se tenía un metal precioso era evidente que su pesaje debía ser muy precioso porque de ello dependía mucho su valor, en cambio se tenían metales más corrientes no se perdía tanto su valor si no se pesaba bien, pero, aun así, seguía siendo un un conveniente. La parte de contrastar es todavía más difícil y laboriosa. Sin embargo, antes de la llegada de la moneda acuñada se tenían que pasar por estos procesos ya que las gentes estaban expuestas a los fraudes y estafas mas groseras. Para prevenir estos abusos, facilitar el intercambio y estimular todas las clases de la industria y comercio, los países más desarrollados emplearon un sello público sobre las cantidades determinadas de esos metales. Ese fue el origen de la acuñación de moneda y de las oficinas públicas denominadas cecas. Aun con este sello, se pesaban las monedas a la hora de hacer un intercambio ya que no garantizaba el peso de metal, sino solamente la pureza. Esto dio paso a la institución de la moneda, esta no solo marcaba una cara de las monedas, sino que marcaba las dos e incluso en algunas ocasiones marcaba hasta los bordes. Ya no solo se podía comprobar la pureza sino también el peso. Ha sido así entonces como el dinero se ha convertido en todas las naciones civilizadas en el medio universal del comercio, por intervención del cual los bienes de todo tipo son comprados, vendidos e intercambiados. Smith examino las reglas que las personas observan cuando intercambian bienes por dinero o bienes por otros bienes. Estas reglas determinan el valor relativo o de cambio de los bienes Hay “valor de uso” y “valor de cambio”. Un ejemplo del primero serio el agua, que nos es útil de muchas formas, pero con ella no podemos comprar casi nada; y con el segundo valor, un ejemplo sería un diamante, que no tiene mucha utilidad en sí, pero, con el podemos obtener una gran cantidad de otros bienes.
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