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DISERTACIÓN FILOSÓFICA

Loraine Meijer Arboleda

El pensamiento utópico es una parte importante del discurso filosófico, ya que nos permite
explorar y cuestionar las posibilidades de un mundo mejor. Normalmente nos podemos situar
entre dos extremos, el positivo y el negativo, aún siendo ambos totalmente contrarios, nos
pueden proporcionar muchas ideas que nos benefician, tanto para lo bueno como lo malo.
Mientras seguimos lidiando con complejos problemas sociales como la pobreza, la desigualdad
y el cambio climático, el pensamiento utópico puede aportar valiosas ideas sobre cómo mejorar
nuestras sociedades.

En esta disertación filosófica se analiza por qué el pensamiento utópico es útil para ayudarnos
a entender y abordar los problemas sociales contemporáneos mediante el análisis de tres
beneficios clave que proporciona: primero podemos ver que ayuda a proporcionar inspiración
para un cambio positivo y además, nos ofrece un espacio para desarrollar nuestras ideas
creativas y de esta manera dialogar con varias personas, ya que cada uno va a tener su
opinión diferente.
En primer lugar, el pensamiento utópico puede ofrecer una inspiración muy necesaria en cuanto
al tipo de sociedad que beneficiaría a todos sus ciudadanos. Mientras que muchos sistemas
políticos modernos parecen estancados en ciclos de decadencia debido a su incapacidad (o
falta de voluntad) para encontrar soluciones innovadoras que mejoren las condiciones de vida
de todas las clases sociales, la idea de las utopías nos da la esperanza de que todavía puede
haber formas de avanzar que podrían conducir a resultados más equitativos que los que se
observan actualmente en todo el mundo. En segundo lugar, al comprometernos con estas
ideas, tenemos la oportunidad de abrir nuestras mentes más allá de los paradigmas existentes
para encontrar respuestas aún más imaginativas, que de otro modo no se considerarían si sólo
se siguieran los enfoques tradicionales. Por último, el debate sobre este tema proporciona una
plataforma en la que personas con valores y opiniones diferentes pueden encontrarse en un
terreno común, lo que les permite olvidar las distancias entre sí centrándose en los objetivos
comunes en lugar de en las diferencias.
Uno de los ejemplos que podemos poner sobre un pensamiento utópico es la idea de un
mundo perfecto, donde todos son iguales y tienen acceso a todos los recursos que necesitan.
En esta utopía, no habría pobreza ni desigualdad, ya que todos tendrían suficiente comida,
vivienda y educación para vivir una vida plena. Esta utopía también podría incluir el fin de la
violencia y la delincuencia debido a la mejora de las condiciones de vida de todos los
ciudadanos. Además, la gente podría disfrutar de la libertad de leyes opresivas o sistemas que
limiten los derechos individuales de alguna manera. Este pensamiento utópico puede
argumentarse observando cómo podría conducir a una mayor felicidad entre los individuos a
través de la mejora de los niveles de calidad de vida, así como a sociedades más pacíficas con
menos conflictos en general.
En conclusión, el pensamiento utópico tiene un gran valor a la hora de abordar los difíciles
retos a los que se enfrenta la humanidad hoy en día; ya sea inspirando la acción progresista
necesaria para lograr mejoras tangibles en la vida de las personas en todas partes o
simplemente abriendo la puerta a conversaciones honestas que permitan una mayor
comprensión de la perspectiva de los demás. Por lo tanto, su importancia debe permanecer en
primera línea en cualquier debate sobre las perspectivas de futuro de la humanidad, ya que sin
imaginación nunca se consigue nada de verdad.

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