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DISFRUTAR A CRISTO

AL REPUDIAR LA CARNE

En el pasado, constantemente hemos hecho hincapié en el espíritu. Sin embargo, el libro de


Filipenses nos muestra la importancia del alma. Los seres humanos no somos un espíritu ni un
cuerpo, sino un alma. Por lo tanto, los cristianos no sólo debemos ser uno en el espíritu sino
también en el alma. Es muy fácil ser uno en el espíritu, pero es difícil ser uno en el alma, porque en
el alma tenemos una mente problemática, una parte emotiva desconcertante y una voluntad
obstinada. En el libro de Filipenses Pablo nos exhorta a ser uno en el alma. La unidad en el alma es
la unidad perfecta. En cambio, la unidad en el espíritu es temporal y no es muy duradera, pues,
mientras oramos, cantamos y alabamos al Señor, somos uno en el espíritu; pero cuando
terminamos de alabar, es posible que encontremos que no somos uno en el alma. Así pues, la
unidad en el alma es duradera, y ésta se menciona únicamente en Filipenses.

El libro de Filipenses aborda el asunto del disfrute que tenemos de Cristo. Este libro es único y
contiene muchas expresiones nuevas e incluso peculiares. Disfrutamos a Cristo en la comunión en
el evangelio, al tener un único pensamiento, al amar con el mismo amor y al estar unidos en el
alma. Éstas son algunas de las expresiones poco comunes que se hallan en el libro de Filipenses

CRISTO ES TODAS LAS COSAS


La experiencia de vida
Primera etapa: Estar en Cristo (Salvación)
1Regeneración
2Dar resolución al pasado

Segunda etapa: Permanecer en Cristo (Avivamiento)


3Consagración
4Tratar con los pecados
5Tratar con el mundo
6Tratar con la conciencia
7Obedecer la enseñanza de la unción

8Conocer la voluntad de Dios

Tercera etapa: Cristo vive en mí

9Tratar con la carne

10Tratar con el yo

11Tratar con la constitución natural


12La aceptación de la disciplina del Espíritu Santo

13Tratar con el espíritu

14Ser llenos del Espíritu Santo

Cuarta etapa:El crecimiento pleno de Cristo en nosotros

15Conocer el Cuerpo

16Conocer la ascensión

17Reinar

18La lucha espiritual

19Llenos a la medida de la estatura de Cristo

REVELACIÓN ( DESCUBRIMIENTO)

ILUMINACIÓN (COMUNICACIÓN AL ESPIRITU)

INSPIRACIÓN ( TE MOTIVA A VIVIRLO)

La experiencia de vida

Primera etapa: Estar en Cristo

PROLOGO

Este libro es una traducción de varios mensajes dados originalmente en chino por el hermano
Witness Lee en Taipéi, Taiwán, a principios de la década de los cincuentas.

PREFACIO

Sabemos que el deseo y propósito del corazón de Dios es obtener un hombre corporativo, que
tenga Su imagen, que manifieste Su gloria y que ejerza Su autoridad para que se encargue de Su
enemigo, todo esto con el propósito de que El mismo pueda obtener descanso eterno. Muy poca
gente, sin embargo, sabe que este gran deseo de su corazón y propósito sólo puede ser logrado
por la misma vida de Dios, y son menos aún los que entienden cómo puede uno experimentar esta
vida y de esta manera cumplir el deseo del corazón de Dios. Los santos son muy débiles e
infantiles. Aunque son muchos los que buscan, son pocos los que encuentran el camino de vida.
Incluso hay muchos que confunden el entusiasmo, el conocimiento, la habilidad y los dones, con la
vida.

Gracias a Dios que en estos últimos días, días de tal necesidad espiritual, El ha revelado a través
de nuestro hermano Su maravilloso y misterioso camino de vida, de tal manera que todo creyente
pueda comprenderlo y hacerlo suyo. Podemos decir que estos mensajes contienen la esencia del
entendimiento y experiencia de vida de los santos durante dos mil años, además de los treinta
años de pruebas y experiencias personales que capacitaron a nuestro hermano para recopilar
estos escritos preciosos. Es en verdad grandioso. El contenido muestra la experiencia de vida en
diecinueve puntos, explicando la experiencia de las varias etapas de vida espiritual y la manera de
seguir al Señor. Si se busca y se practica la experiencia de cada asunto, se puede seguir adelante en
un curso directo y llegar a la etapa de la madurez en vida muy rápidamente.

Estos mensajes hacen real aquella ciencia de vida que no es fácil ver ni entender. Ningún santo
que ama al Señor y busca crecer en vida debe dejar de leerlo.

Dr. Y. L. Chang Taipéi, Taiwán Noviembre de 1956

INTRODUCCION

De las experiencias de los santos a través de las edades y de la luz que hemos visto delante del
Señor en estos últimos años, podemos decir que la experiencia de vida puede ser dividida en
cuatro etapas con un total de diecinueve puntos.

De acuerdo con nuestra experiencia, estas cuatro etapas pueden ser designadas como sigue: la
primera etapa puede ser llamada la etapa de la salvación; la segunda, la etapa de avivamiento; la
tercera, la etapa de la cruz y la cuarta, la etapa de la lucha espiritual. Pero de acuerdo con nuestra
relación con Cristo, estas cuatro etapas deben ser designadas en esta forma: la primera etapa,
estar en Cristo; la segunda, permanecer en Cristo; la tercera, Cristo mora en nosotros y la cuarta,
Cristo plenamente formado en nosotros. Las experiencias en estas cuatro etapas están basadas en
nuestra relación con Cristo.

La vida es Dios mismo, sin embargo, para que Dios pueda ser nuestra vida es menester que esta
vida esté en Cristo. Es por esto que la Escritura dice: “Cristo es nuestra vida” (Col. 3:4). Ya que la
vida es Cristo, cuando experimentamos vida, experimentamos a Cristo. De esta manera, la
experiencia de vida puede ser expresada como nuestra relación con Cristo.

6. El comienzo del nuevo hombre

La regeneración es también el comienzo del nuevo hombre dentro de nosotros. Todas las
experiencias que tenemos de la vida espiritual son asuntos del nuevo hombre dentro de nosotros,
y este nuevo hombre comienza a existir en el momento de nuestra regeneración. Antes de ser
regenerados, estamos en Adán, que es un pecador caído, el viejo hombre. Una vez que somos
regenerados, la vida de Dios en Cristo entra en nosotros. Esta vida es un nuevo elemento, y cuando
se mezcla con nuestro espíritu, se convierte en el nuevo hombre dentro de nosotros. En
consecuencia, cada uno de nosotros que ha sido regenerado es un hombre doble: por un lado
somos el viejo hombre en Adán, somos hombres caídos; y por otro, somos el nuevo hombre en
Cristo, somos salvos. Este nuevo hombre comienza a existir en el momento de nuestra
regeneración. Por lo tanto, la regeneración es el comienzo del nuevo hombre.

II. LAS CONDICIONES DE LA REGENERACION


La experiencia de la regeneración está especialmente relacionada con cuatro cosas: nuestra
naturaleza, nuestro corazón, nuestro espíritu y la vida de Dios. Por eso, a partir de estas cuatro
cosas, consideraremos nuestra condición antes de la regeneración, durante la regeneración y
después de la regeneración.

1. La condición antes de la regeneración

Primeramente, nuestra naturaleza es corrupta. Jeremías 17:9 dice: “Engañoso es el corazón más
que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Aunque este versículo habla del corazón del
hombre, se refiere realmente a la naturaleza del hombre. Así que vemos que antes de la
regeneración nuestra naturaleza original es engañosa y torcida, extremadamente corrupta e
incompatible con la naturaleza de Dios.

En segundo lugar, el corazón es endurecido hacia Dios. Ezequiel 36:26 habla de nuestro corazón
original como un “corazón de piedra”. Esto significa que antes de la regeneración nuestro corazón
hacia Dios es siempre rebelde, obstinado y duro como una piedra.

En tercer lugar, delante de Dios nuestro espíritu está muerto. Antes de la regeneración, debido a
los pecados (Ef. 2:1), nuestro espíritu está muerto delante de Dios y ha perdido su función de tener
contacto con Dios. Por lo tanto, no podemos tener comunión con Dios, ni tampoco podemos
entender las cosas espirituales de Dios.

En cuarto lugar, el hombre está separado de la vida de Dios. Debido a que la naturaleza de un
hombre no regenerado es corrupta, a que su corazón está endurecido hacia Dios, y a que delante
de Dios su espíritu está muerto, toda su persona, está separada de la vida de Dios (Ef. 4:18).

Esta es nuestra condición antes de la regeneración.

2. La condición durante nuestra experiencia de regeneración

Primeramente, vemos que nuestra naturaleza es corrupta. A pesar de que antes de la


regeneración nuestra naturaleza era corrupta, nosotros no lo sabíamos. Es en el momento de
experimentar la regeneración, debido a la iluminación del Espíritu Santo, que vemos que somos
corruptos. Es en ese momento que vemos que no solamente nuestras obras externas son
corruptas, sino que también nuestra naturaleza interna es corrupta.

En segundo lugar, nuestro corazón se contrista y se arrepiente ante Dios. Cuando


experimentamos la regeneración, y el Espíritu Santo nos ilumina, nos vemos a nosotros mismos
corruptos, pecando contra Dios y contra el hombre. Nuestro corazón entonces nos reprocha y se
contrista y se arrepiente delante de Dios.

En tercer lugar, nuestro espíritu se contrista para con Dios. Debido al arrepentimiento de nuestro
corazón, nuestro espíritu, en lo profundo de nosotros, también se siente extremadamente
contrito. Nuestro espíritu, en ese momento, es como el que se describe en Salmos 51:17, “un
espíritu quebrantado”. Cuando el Espíritu Santo nos regenera, nuestro espíritu, muy dentro de
nosotros se siente contrito. En realidad, es como si estuviera quebrantado.

En cuarto lugar, el hombre tiene contacto con la vida de Dios. Desde que el hombre pecó y cayó y
fue echado del huerto del Edén, los querubines con la espada encendida han guardado el camino
del árbol de la vida (Gn. 3:24) a fin de que el hombre ya no pudiera tener contacto con Dios y así
obtuviera la vida de Dios. No fue sino hasta que el Señor Jesús derramó Su sangre y murió en la
cruz, satisfaciendo así la demanda de la gloria, santidad y justicia de Dios, que el camino que
conducía a la vida de Dios fue abierto. Por lo tanto, en el momento de nuestra regeneración,
debido a nuestra contrición, arrepentimiento y fe en recibir al Señor Jesucristo como nuestro
Salvador, es que entonces podemos tener contacto en nuestro espíritu con la vida de Dios, la cual
está en El. Porque la vida de Dios está en Su Hijo, el Señor Jesucristo (1 Jn. 5:11).

De las experiencias de los santos a través de las edades y de la luz que hemos visto delante del
Señor en estos últimos años, podemos decir que la experiencia de vida puede ser dividida en
cuatro etapas con un total de diecinueve puntos.

De acuerdo con nuestra experiencia, estas cuatro etapas pueden ser designadas como sigue: la
primera etapa puede ser llamada la etapa de la salvación; la segunda, la etapa de avivamiento; la
tercera, la etapa de la cruz y la cuarta, la etapa de la lucha espiritual. Pero de acuerdo con nuestra
relación con Cristo, estas cuatro etapas deben ser designadas en esta forma: la primera etapa,
estar en Cristo; la segunda, permanecer en Cristo; la tercera, Cristo mora en nosotros y la cuarta,
Cristo plenamente formado en nosotros. Las experiencias en estas cuatro etapas están basadas en
nuestra relación con Cristo.

La vida es Dios mismo, sin embargo, para que Dios pueda ser nuestra vida es menester que esta
vida esté en Cristo. Es por esto que la Escritura dice: “Cristo es nuestra vida” (Col. 3:4). Ya que la
vida es Cristo, cuando experimentamos vida, experimentamos a Cristo. De esta manera, la
experiencia de vida puede ser expresada como nuestra relación con Cristo.

La primera etapa de la experiencia de vida es estar en Cristo. Esto se debe al hecho de que nuestra
primera relación con Cristo resulta en que estemos en Cristo. Antes de ser salvos, estábamos fuera
de Cristo; estábamos en Adán. Pero cuando somos regenerados, Dios nos traslada a Cristo (2 Co.
5:17). Desde nuestro punto de vista, puede decirse que la experiencia de esta etapa es la etapa de
la salvación o la etapa de la regeneración; pero desde el punto de vista de nuestra relación con
Cristo, es simplemente estar en Cristo santificado; es para esto que El nos ha justificado; y es para
esto que El nos ha libertado. El ha hecho todo esto con un propósito: que seamos regenerados. La
regeneración, por ende, es la parte central de la salvación de Dios y también es la parte central de
nuestra experiencia de la salvación de Dios.

3. El comienzo de la experiencia de vida

La primera experiencia de vida es la regeneración. Sin la regeneración no hemos empezado todavía


nuestra experiencia de vida. Cuando somos regenerados, entonces empezamos a experimentar la
vida. Por lo tanto, desde el punto de vista de la experiencia, la regeneración es el comienzo de la
experiencia de vida.

4. La entrada de la vida de Dios a nosotros

Puesto que la regeneración es obtener la vida de Dios además de nuestra vida original, el
momento en que somos regenerados es el momento mismo de la entrada de la vida de Dios en
nosotros. La regeneración, por lo tanto, es la entrada de la vida de Dios a nosotros.
5. El nacimiento de Cristo dentro de nosotros

La regeneración no es solamente la entrada de la vida de Dios a nosotros, sino que también es el


nacimiento de Cristo en nosotros. Cuando la vida de Dios en Cristo entra en nosotros y nos
regenera, por un lado es la vida de Dios la que entra en nosotros, y por otro, se puede decir que
Cristo nace en nosotros. El nacimiento de Cristo en nosotros significa que Cristo ha nacido otra vez.
Cada vez que un hombre es regenerado, Cristo nace una vez más en la humanidad. Así que, la
regeneración es el nacimiento de Cristo en nosotros.

mismos corruptos, pecando contra Dios y contra el hombre. Nuestro corazón entonces nos
reprocha y se contrista y se arrepiente delante de Dios.

En tercer lugar, nuestro espíritu se contrista para con Dios. Debido al arrepentimiento de nuestro
corazón, nuestro espíritu, en lo profundo de nosotros, también se siente extremadamente
contrito. Nuestro espíritu, en ese momento, es como el que se describe en Salmos 51:17, “un
espíritu quebrantado”. Cuando el Espíritu Santo nos regenera, nuestro espíritu, muy dentro de
nosotros se siente contrito. En realidad, es como si estuviera quebrantado.

En cuarto lugar, el hombre tiene contacto con la vida de Dios. Desde que el hombre pecó y cayó y
fue echado del huerto del Edén, los querubines con la espada encendida han guardado el camino
del árbol de la vida (Gn. 3:24) a fin de que el hombre ya no pudiera tener contacto con Dios y así
obtuviera la vida de Dios. No fue sino hasta que el Señor Jesús derramó Su sangre y murió en la
cruz, satisfaciendo así la demanda de la gloria, santidad y justicia de Dios, que el camino que
conducía a la vida de Dios fue abierto. Por lo tanto, en el momento de nuestra regeneración,
debido a nuestra contrición, arrepentimiento y fe en recibir al Señor Jesucristo como nuestro
Salvador, es que entonces podemos tener contacto en nuestro espíritu con la vida de Dios, la cual
está en El. Porque la vida de Dios está en Su Hijo, el Señor Jesucristo (1 Jn. 5:11).

y después de la regeneración están todos bien definidos. Antes de la regeneración nuestra


naturaleza es corrupta; en el momento de la regeneración, vemos que es corrupta; y después de la
regeneración, siempre sentimos que es corrupta. Nuestro corazón es duro para con Dios antes de
la regeneración; en el momento de la regeneración viene a ser un corazón profundamente
arrepentido; y después de la regeneración es ablandado para con Dios. Antes de la regeneración
nuestro espíritu está muerto; éste se contrista en el momento de la regeneración; y es avivado
para con Dios después de la regeneración. Antes de la regeneración, estamos separados de la vida
de Dios; en el momento de la regeneración, tenemos contacto con la vida de Dios; y después de la
regeneración tenemos la vida de Dios. Si solamente estos puntos están claros para nosotros,
entonces tendremos un entendimiento cabal de la experiencia de la regeneración

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