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Una Vida Consagrada a Dios

Objetivo General: Conocer cuales son las áreas de nuestras vidas que deben ser moldeadas por
el Espíritu Santo, a fin de que vivamos una vida consagrada para Dios.

Rompehielos! ¿En que piensas cuando escuchas la palabra consagración? ¿Consideras que
nuestras acciones determinan nuestro nivel de consagración?

Introducción: El creyente consagrado a Dios es aquel que procura agradarle en toda su manera
de vivir. La vida consagrada se desarrolla en tres áreas fundamentales: Alma, Cuerpo y Espíritu,
lo que significa la totalidad del individuo. A lo largo de esta lección estaremos estudiando cada
uno de estos aspectos y la manera en que podemos consagrar nuestras vidas a través de ellos.

La consagración, es el acto mediante el cual los hijos de Dios tomamos la decisión de permitir al
Espíritu Santo que nos capacite, nos guarde y nos ayude a conservarnos diariamente santos para
Dios. Aunque humanamente no somos perfectos estamos llamados a consagrarnos, puesto que
somos templo del Espíritu Santo. Ira Cor. 6:19-20.

Entendiendo que Dios es trino, o sea, Dios en tres personas, cada uno de sus integrantes tiene
diferentes funciones: Dios Padre es el creador de todas las cosas, Dios hijo es el redentor y
mediador de todos los hombres y Dios el Espíritu Santo es la persona clave en el proceso de
consagración de un creyente, puesto que la palabra lo define como el consolador que os enseñará
todas las cosas y nos ayudará a tener victoria.

El proceso de consagración es una obra directa del Espíritu Santo, siempre y cuando se lo
permitamos. Nuestra condición humana o sea la carne, no nos anima a que nos consagremos a
Dios, por el contrario siempre busca la manera de alejarnos de su voluntad. Mateo 26:41

Ahora bien, habiendo definido el término consagración y al Espíritu Santo como la persona
encargada de dirigir este proceso, es necesario que estudiemos la manera en que nuestro espíritu,
alma y cuerpo son consagrados y preservados para el Señor según lo dicho por el apóstol Pablo.
Ira Tes. 5:1-23

La consagración de nuestro cuerpo mas que aparentar que amamos a Dios y que hacemos buenas
obras, significa una medida de sacrificio, la cual detiene a través del Espíritu Santo el dominio de
la carne en nosotros. Pablo describe algunos pasos que guiaran nuestro cuerpo a consagrarse:

• Tener estima, amor y respeto por aquellos que velan por nuestras almas. V12-13
• No paguéis mal por mal. V15
• Examinadlo todo, retened lo bueno. V21
• Animando y amando a nuestros hermanos. V11

Sabiendo que nuestra alma es el asiento de nuestras emociones, también esta debe ser consagrada
al igual que nuestros pensamientos y sentimientos. Para esto el apóstol Pablo también nos da
algunas indicaciones de cómo hacerlo:

• Lo que vemos, escuchamos y hablamos debemos hacerlo como cristianos. V5-6


• Reflejando sanas emociones y sentimientos. V16

Finalmente, aunque nuestra vida espiritual solo puede ser procesada por el Espíritu Santo, no
cabe duda que debemos prepararnos para que podamos ser edificados, y la manera de hacerlo es
conforme a estas recomendaciones:

• Debemos tener constante comunicación con Dios. V17


• La mentalidad espiritual debe ayudarnos a discernir. V19 y 22

Si llevamos a cabo estos consejos, vamos a tener la certeza de que estamos viviendo una vida
consagrada a Dios.

Reflexión ¿Estoy dispuesto a consagrar mi vida para Dios?


¡La vida de consagración, conduce a la bendición!

Motivo de Oración: Pidamos a Dios que nos ayude a través de su Santo Espíritu a vivir una vida
dedicada a El.

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