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La Inteligencia Emocional podría definirse como la capacidad que tiene una persona de
manejar, entender, seleccionar y trabajar sus emociones y las de los demás con eficiencia
y generando resultados positivos.
Es decir, es la habilidad para gestionar bien las emociones. Tanto las nuestras como las de
los demás.
Una persona que se enfada con facilidad, que se pone triste con frecuencia o que no es
capaz de controlar sus impulsos... es alguien con mala inteligencia emocional. Por el
contrario, una persona que se conoce bien a sí mismo, que es capaz de pensar antes de
actuar, que entiende sus impulsos, que los expresa con educación siendo sincero pero, a la
vez, consiguiendo no afectar negativamente a la gente que le rodea...o que es capaz de
relativizar y sentir las cosas de una forma sana...sería una persona con MUY buena
inteligencia emocional.
El término “Inteligencia Emocional” fue utilizado por primera vez en 1990 por los
psicólogos Peter Salovey de la Universidad de Harvard y John Mayer de la Universidad
de New Hampshire. Se le empleó para descubrir las cualidades emocionales que parecen
tener importancia para el éxito.
· La Empatía : Es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o
incluso lo que puede estar pensando.
Las personas con una mayor capacidad de empatía son las que mejor saben "leer" a los
demás. Son capaces de captar una gran cantidad de información sobre la otra persona a partir
de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su postura, su expresión facial, etc.
Y en base a esa información, pueden saber lo que está pasando dentro de ellas, lo que están
sintiendo.
Además, dado que los sentimientos y emociones son a menudo un reflejo del pensamiento,
son capaces de deducir también lo que esa persona puede estar pensando.
· La independencia.
· La capacidad de adaptación.
· La simpatía.
· La persistencia.
· La cordialidad.
· La amabilidad.
· El respeto.
1.1.3 CE frente a CI
Los científicos sociales siguen discutiendo sobre que es lo que constituye con exactitud el CI
de una persona, pero la mayoría de los profesionales convienen en que puede medirse
mediante test de inteligencia estandarizada tales como el de las Escalas de Inteligencia de
Wehsler, que mide tanto la capacidad verbal como no verbal, incluyendo memoria, el
vocabulario, la comprensión, el razonamiento abstracto, la percepción, el procesamiento de la
información y las capacidades visuales y motoras. Se considera que el “factor inteligencia
general” derivado de estas escalas – lo que se
Denomina CI – es extremamente estable después de que un niño cumple los seis años y suele
relacionarse con los otros test de aptitud tales como las pruebas de admisión universitaria.
El significado de CE resulta más confuso. Salovey y Myer fueron los primeros en definir la
inteligencia emocional como:
Asimismo, agrega que los dos tipos de inteligencia expresan la actividad de diferentes partes
del cerebro. El intelecto se basa únicamente en el funcionamiento de la neocorteza, las capas
de la parte superior, evolucionadas en tiempos más recientes. Los centros emocionales están
más abajo, en la subcorteza, más antigua, la inteligencia emocional involucra estos centros
emocionales, trabajando de común acuerdo con los intelectuales.
La popularidad del libro de Goleman y la atención que despertó en los medios, prueba que la
gente comprende en forma intuitiva el significado y la importancia dela inteligencia
emocional, y reconoce el CE como un sinónimo abreviado de este concepto, de la misma
forma en que se reconoce al CI como sinónimo de la inteligencia cognoscitiva.
Durante la segunda mitad del siglo XX, se suscitó un interés sin precedentes en el bienestar
de los hijos y los padres han reconocido que las interacciones diarias pueden ejercer una
influencia profunda en su vida. La mayoría busca ofrecerles oportunidades de
enriquecimiento, suponiendo que el hecho de hacerlos más inteligentes hará que tengan más
probabilidades de éxito.
En estudios recientes, se indica que la tarea orientada a volver más inteligentes a los niños ha
obtenido resultados sin precedentes o por lo menos se desempeñan mejor en los test de CI
estandarizados. De acuerdo con James R. Flynn, un académico en filosofía política de la
Universidad de Otago, Nueva Zelandia, el CI ha aumentado veinte puntos desde que fue
medido por primera vez a principios de este Siglo.
Sin embargo, y en forma paradójica, mientras que cada generación de niños parece volverse
más inteligente, sus capacidades emocionales y sociales disminuyen vertiginosamente. Si
medimos el CE por medio de la Salud Mental y Estadísticas sociológicas, se pueden observar
de muchas maneras que los niños y adolescentes de hoy están peor que los de las
generaciones anteriores. Así, por ejemplo, Martín Seligman en su libro “El niño optimista”,
describe a la depresión como una epidemia que ha aumentado casi diez veces entre los niños
y adolescentes en los últimos cincuenta años y que se está produciendo ahora a edades más
tempranas.
Hoy en día los investigadores tienden a aceptar que el CI cuneta cerca del 20%, el resto
depende de múltiples factores, entre lo que se incluyen los relacionados con la inteligencia
emocional:
1.2 EL GERENTE
Comúnmente, el término gerente general hace referencia a cualquier ejecutivo que tenga
la responsabilidad general de administrar los ingresos y los costos de empresa. Esto
significa que un gerente general generalmente se preocupa por todas las funciones de
mercadeo y ventas, de finanzas y de recursos humanos de una empresa, así como también
de las operaciones del día a día. Frecuentemente, el gerente general es también
responsable de liderar y coordinar las funciones de planeamiento estratégico de la
empresa. Es necesario conceptualizar el término de gerente.
Según DITCHER, señala que: "El término gerente es un eufemismo para designar el acto
de guiar a los demás, lograr que las cosas se hagan, dar y ejecutar órdenes".
Según ALVARADO, señala que: "El gerente existe para ejecutar el objetivo o misión de
la organización". A pesar de que esta misión varía según las características del contexto
donde actúe existen seis responsabilidades básicas que constituyen la esencia de su
acción, esta son las siguientes:
● Control: Consiste en procurar que todo se haga según las previsiones, asegurando la
obtención de los objetivos de la organización, mediante la comparación de los
resultados reales con los resultados esperados, para definir el nivel de ajuste o de
divergencia entre ambos, y emprender las acciones correctivas que reencaucen la
situación. La función de control está, pues, estrechamente vinculada con la función de
planificación. No se pueden controlar resultados sin previsiones previas, y no se
pueden establecer nuevas metas sin controlar los resultados anteriores.
1.3. LA GERENCIA :
Un gerente fundamentado en las emociones debe estar en sintonía con los sentimientos de las
personas y conducirlos en una dirección emocionalmente positiva, es decir, la actuación
entusiasta hacia el logro de los objetivos.
Normalmente, las emociones no son bien vistas en el lugar de trabajo. Es muy común que nos
digan “controla tus emociones”, o “debes mantener la cabeza fría”, y aún más, “no
permitamos que las emociones nos controlen, debemos pensar racionalmente”.
Pero, estos son malos consejos. Estas frases reflejan una mala comprensión de lo que son las
emociones. Es decir, que las emociones son un remanente de millones de años de evolución,
y que una persona “más perfecta” debería ser necesariamente más racional y menos
emocional. Así pues, muchos creen que las emociones son tan útiles como el apéndice, y en
la medida en que puedan ser eliminadas de nuestro comportamiento, mejor será nuestro
desempeño.
Aunque el cerebro humano se ha vuelto más complejo durante los millones de años de
evolución, las conexiones que se ocupan de las emociones no han desaparecido. Las
emociones no pueden ser removidas quirúrgicamente de la inteligencia.
Las emociones sí importan todo el tiempo. Ignorar su rol, ignorar la sabiduría de las
emociones propias y ajenas, es invitar al fracaso como persona, como gerente y como líder.
Ha llegado el momento de que los gerentes digan cosas como “llegó la hora de que todos nos
emocionemos” o “debemos tratar este problema desde un punto de vista emocional y no
racional”. La clave para ser un gerente emocionalmente inteligente es integrar respuestas
emocionales y racionales. Hacer demasiado hincapié en unas u otras podría conllevar a una
toma de decisiones inadecuada.
2. Tratar de ignorar las emociones raramente funciona: cuando la gente trata de suprimir las
emociones en nombre de la eficiencia, suele recordar menos información.
3. La gente no es muy hábil para esconder sus emociones: las organizaciones sólo permiten la
expresión de ciertas emociones como el enojo; otras, como el disfrute, son raramente
expresadas.
4. Una toma de decisiones efectiva debe tomar en cuenta las emociones: no deje de lado sus
emociones, incorpórelas del todo a sus decisiones. Las emociones son parte de lo que hace
humanas a las personas, y realmente forman parte de nuestra racionalidad.
6. Tomar en cuenta los símbolos universales y específicos de las emociones: por ejemplo, una
cara feliz es reconocida mundialmente.