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14 de Junio 2023
discutiremos cómo Descartes afronta el desafío de evitar el error y la influencia del genio
maligno.
La primera meditación
Descartes desconfía de los conocimientos recibidos y considera que muchos de ellos pueden
estar sujetos a dudas. En su opinión, es necesario someter todo a una revisión crítica para
alcanzar certezas fundamentadas en la razón. El propósito de Descartes en referencia a las
ciencias es establecer bases sólidas para el conocimiento. Su objetivo es proporcionar una
metodología rigurosa que permita alcanzar verdades indudables en los diferentes campos del
saber. Para lograr su objetivo, Descartes propone un método basado en la duda metódica y la
división de problemas complejos en partes más simples. A través de la duda sistemática, busca
llegar a verdades claras y distintas, evitando cualquier prejuicio o error. Para lograr su objetivo,
Descartes propone un método basado en la duda metódica y la división de problemas complejos
en partes más simples. A través de la duda sistemática, busca llegar a verdades claras y distintas,
evitando cualquier prejuicio o error.
La razón por la cual Descartes analiza la firmeza de los principios es su búsqueda de certezas
inquebrantables. Él considera que, si los principios en los que se basa el conocimiento son
firmes, entonces las conclusiones derivadas de ellos también lo serán. Descartes muestra una
cierta desconfianza hacia el conocimiento que proviene de los sentidos, ya que considera que
estos pueden ser engañosos. En su opinión, los sentidos pueden generar ilusiones y no
proporcionar certezas absolutas. La afirmación de Descartes sobre la imposibilidad de distinguir
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claramente la vigilia del sueño lleva a la conclusión de que nuestros sentidos no son infalibles
para discernir la realidad. En su opinión, esto nos lleva a cuestionar la confiabilidad de nuestras
percepciones y a buscar un método más sólido para llegar al conocimiento Descartes sostiene
que la hipótesis del sueño pone en duda todas las realidades externas, ya que durante el sueño
podemos experimentar cosas que parecen igual de reales que las vividas durante la vigilia. En su
opinión, solo la existencia del pensamiento, el Cogito, escapa a esta hipótesis.
El filósofo considera que las ciencias que tratan de elementos más simples, como la aritmética y
la geometría, nos parecen más ciertas porque sus principios son más claros y distintos. En
cambio, en las ciencias que tratan de cosas compuestas, como la física y la medicina, hay mayor
margen para el error y la incertidumbre. Descartes sostiene que la existencia de Dios es necesaria
para garantizar la fiabilidad de nuestras facultades cognitivas. En su opinión, Dios, como ser
perfecto, no nos engañaría y nos proporciona un fundamento sólido para el conocimiento.
Aunque admite la posibilidad de un engaño por parte de un genio maligno, confía en la
existencia de Dios como una salvaguarda contra el engaño absoluto. Cuando Descartes menciona
que su juicio no debe verse dominado por prácticas perjudiciales, se refiere a la necesidad de
evitar sesgos, prejuicios o influencias que puedan desviar su razonamiento del camino correcto
hacia la verdad. La suposición de la existencia de un genio maligno pone en duda todos los
conocimientos, incluso los más básicos. Sin embargo, Descartes defiende que podemos
defendernos del engaño mediante el uso de la razón y el método cartesiano. Aunque reconoce
que esta tarea puede resultar penosa y difícil debido a la persistencia de posibles errores, confía
en que la duda metódica y la búsqueda de verdades claras y distintas nos permitirán avanzar en el
conocimiento.
La segunda meditación
Al comenzar la segunda meditación, Descartes experimenta un estado de ánimo de
Descartes alberga una esperanza firme y confía en encontrar una verdad indudable que pueda
universal, la posibilidad de que todo lo que percibimos sea falso y la distinción entre el sueño y
la realidad (Pregunta 3). Estas dudas son fundamentales para Descartes, ya que busca despojarse
Es en este contexto que Descartes llega a la famosa conclusión: "esta proposición: yo soy,
existencia. Descartes se da cuenta de que, incluso si todo lo que percibe y piensa es falso, existe
un hecho innegable: él está pensando. En nuestra opinión, esta experiencia del pensamiento es
supuesto caso de que un genio maligno lo engañe en todas sus percepciones y pensamientos, no
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puede negar la existencia de su propia conciencia pensante. Es en este sentido que Descartes
formula la famosa afirmación "yo soy, yo existo" como una verdad necesaria y fundamental.
CONCLUSIÓN
En nuestra opinión, la primera meditación de René Descartes es un ejercicio de duda
metódica que sienta las bases para su filosofía. En este proceso, Descartes cuestiona todos los
conocimientos adquiridos hasta ese momento y busca establecer una base sólida para la
genio maligno que lo engañe sistemáticamente en todas sus percepciones y pensamientos. Esta
duda radical es un medio para descartar cualquier creencia incierta y construir un conocimiento
sólido desde cero. Lo que cambiaríamos en la primera meditación sería enfatizar aún más la
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importancia de la duda metódica como un paso necesario para alcanzar la certeza. A través de la
duda, Descartes busca eliminar cualquier vestigio de conocimiento que pueda ser falso o dudoso,
sistema de creencias sobre una base sólida. En nuestra opinión, esta etapa es crucial, ya que
Descartes busca establecer una verdad indudable como punto de partida para todo su
proposición "yo soy, yo existo" es necesariamente verdadera. En nuestra opinión, esta afirmación
surge a través de un razonamiento riguroso y una reflexión profunda sobre la existencia del yo
Descartes a través de la duda metódica, mientras que la segunda meditación marca un punto de
inflexión al establecer la existencia del yo pensante como una verdad indudable. Estas
Bibliografía
-¿Y ELMUNDO QUÉ?: DESCARTES Y LAS MEDITACIONES METAFÍSICAS