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Un músculo esquelético está constituido por fascículos musculares formados, a su

vez, por un conjunto de fibras musculares. Cada músculo se inserta en el hueso


por medio de los tendones, que están constituidos básicamente por tejido fibroso,
elástico y sólido. Envoltura de tejido conjuntivo Un compartimento muscular
comprende un grupo de músculos rodeados por un tejido que los recubre: la
aponeurosis. Las aponeurosis carecen de elasticidad, sujetan las células
musculares y las obligan a contraerse en un determinado eje. Están unidas a los
tendones que conectan los músculos a los huesos.
La rotura de la aponeurosis provoca una hernia muscular. Inervación y
vascularización del músculo Los músculos, además de estar constituidos por
fibras musculares y tejido conjuntivo, están recorridos por vasos sanguíneos y
fibras nerviosas. La actividad normal de un músculo esquelético depende de su
inervación. Cada fibra muscular esquelética está en contacto con una terminación
nerviosa que regula su actividad.
Las fibras nerviosas motoras (o nervios motores) transmiten a los músculos las
órdenes emitidas (impulsos nerviosos) por el sistema nervioso central. Los
músculos se activan entonces de manera consciente (por ejemplo, el bíceps que
dobla el brazo) o inconsciente (músculos respiratorios). La vascularización, que se
realiza a través de las arterias y las venas, es esencial para el funcionamiento
muscular. Las arterias proporcionan al tejido muscular los nutrientes y el oxígeno
necesarios para su funcionamiento. Las venas siguen el camino inverso al de las
arterias. La circulación de retorno elimina del músculo los residuos que proceden
del trabajo muscular (ácido láctico, dióxido de carbono o CO2). La acumulación de
ácido láctico es perjudicial para conseguir el esfuerzo muscular.
CARACTERISTICAS FUNCIONALES.
Excitabilidad Es la facultad de percibir un estímulo y responder al mismo. Por lo
que se refiere a los músculos esqueléticos, el estímulo es de naturaleza química:
la acetilcolina liberada por la terminación nerviosa motora.
La respuesta de la fibra muscular es la producción y la propagación a lo largo de
su membrana de una corriente eléctrica (potencial de acción) que origina la
contracción muscular. Contractibilidad Es la capacidad de contraerse con fuerza
ante el estímulo apropiado. Esta propiedad es específica del tejido muscular.
Elasticidad La elasticidad es una propiedad física del músculo. Es la capacidad
que tienen las fibras musculares para acortarse y recuperar su longitud de
descanso, después del estiramiento.
La elasticidad desempeña un papel de amortiguador cuando se producen
variaciones bruscas de la contracción. Extensibilidad Es la facultad de
estiramiento. Si bien las fibras musculares cuando se contraen, se acortan,
cuando se relajan, pueden estirarse más allá de la longitud de descanso.
Plasticidad El músculo tiene la propiedad de modificar su estructura en función del
trabajo que efectúa. Se adapta al tipo de esfuerzo en función del tipo de
entrenamiento (o de uso). Así, se puede hacer un músculo más resistente o más
fuerte. Los velocistas, tienen en los miembros inferiores un predominio de fibras
musculares de tipo «rápido», mientras que en los corredores de maratón,
prevalecen las fibras musculares de tipo «lento».

Deportes aconsejables para los huesos


Aunque los ejercicios que oponen resistencia al músculo son los más
aconsejables para fortalecer los huesos, hay más deportes que favorecen y
estimulan la densidad y resistencia ósea.

– Correr. Basta con correr media hora, tres veces por semana, para
conseguir un aumento de la densidad mineral ósea en la columna y caderas
de los corredores. La diferencia entre correr y andar para el hueso es que al
andar, sólo se trabaja con el peso corporal, sin embargo, al correr una
vértebra de la columna soporta 1,7 veces tu peso. Para evitar los impactos,
debemos escoger unas buenas zapatillas de atletismo y evitar el asfalto
saliendo a correr por superficies de hierba y tierra, más amortiguadoras.

– Clases de gimnasio. Aerobic, fitness, spinning, step, cardiotonic, aero-tae-


box, etc. Cualquier deporte activo, incluye ejercicios que cargan los huesos
y mejoran la circulación de la matriz ósea. Lo importante es variar y ser
constante, nada de ir tres veces al mes.

– Natación. No es el deporte más útil para los huesos debido a que en el


agua se elimina la fuerza de la gravedad que facilita la fijación de calcio.
Pero la tonificación ayuda a mantener los músculos elásticos y flexibles.
Además, ahora también existen clases colectivas con cargas que ayudan a
las personas con riesgo de fractura a trabajar sus músculos.

– Tai-Chi. Una forma de evitar fracturas está en mejorar el equilibrio y esta


práctica oriental está muy recomendada para personas que huyan de
actividades físicas muy vigorosas.

– Andar. Para las personas mayores, caminar es una forma natural de


mantener los huesos fuertes sin riesgos. Basta andar una hora a ritmo
rápido para estimular el crecimiento del hueso, subir escaleras, dar
pequeños saltos, bailar, cualquier excusa es buena para no dejar de ser
centenarios activos.
Mecánica Respiratoria

En situación de reposo nosotros respiramos entre 12 y 15 veces por minuto,


movilizando en cada respiración en torno a medio litro, lo que supone que cada
minuto movilizamos entre 6 y 7,5 litros de aire; estos valores son aproximados y
lógicamente situaciones de stress, enfermedad,... pueden modificarlos,
habitualmente al alza.
Dentro de las respuestas fisiológicas al ejercicio, la respiración aumenta para
hacer frente al incremento de oxígeno que se precisa para aumentar la formación
de energía imprescindible para realizar ejercicio físico, con lo que hay un
incremento de la respiración proporcional a la intensidad del ejercicio,
proporcionalidad que se modifica al llegar a un nivel de intensidad que
denominamos Umbral Anaeróbico.
En situaciones de
ejercicio muy intenso, la
frecuencia respiratoria
alcanza las 40-50
respiraciones por minuto
y el volumen movilizado
en cada respiración se
sitúa en torno a 3-4 litros.
Ello supone que en
intensidades máximas de
ejercicio, se movilizan
entre 120 y 200 litros por
minuto, variando lógicamente estos valores en función del tamaño corporal y
características individuales. Incluso en deportistas olímpicos de deportes de fondo
y gran tamaño corporal (como los remeros) se han llegado a medir Ventilaciones
Minuto Máximas (máximo volumen de aire movilizado en 1 minuto) de hasta 250 -
300 litros de aire (sin duda alguna son valores excepcionales), lo que implica que
para conseguirlos, estos deportistas movilizan en cada respiración más de 5 litros
de aire (ya que la frecuencia respiratoria máxima apenas varía, aunque algunos sí
que llegan a las 60 respiraciones/minuto).
Fisica de la Respiracion

Los pulmones están conectados al exterior a través de las vías respiratorias y en


tanto no haya ningún obstáculo al paso del aire, la inspiración (entrada de aire en
los pulmones) y la espiración (salida de aire de los pulmones) no son más que el
resultado del equilibrio de presiones. Los cambios de volumen torácico son los que
van a marcar la movilización del aire en un sentido u otro. Si la caja torácica
aumenta su volumen, en su interior (en los pulmones) se genera una presión
negativa que "chupa" el aire exterior y al entrar ese aire en los pulmones se
equilibra la presión, estabilizándose el sistema. Si a continuación se disminuye el
volumen de la caja torácica, en su interior se crea una presión positiva que "obliga"
al aire a salir al exterior.
La mecánica respiratoria supone por tanto un cambio continuo de presiones
provocada por los cambios en el volumen de la caja torácica.

¿Cómo se modifica el volumen torácico?


En condiciones normales, cuando no actua ninguna fuerza sobre la caja torácica,
el aparato respiratorio se encuentra casi vacío de aire (nunca se vacía del todo,
incluso tras una espiración forzada) correspondiéndose con una espiración normal
completada.

INSPIRACION
El proceso de toma de aire o inspiración se debe a que los músculos
inspiratorios (entre los que encontramos el diafragma y los músculos encargados
de "levantar" y "abrir" la caja torácica) se contraen de forma activa, aumentando
así el volumen de la caja torácica. Hay que tener en cuenta que tanto la pared
torácica como los pulmones actúan como elementos elásticos y que "adoptan" una
situación de equilibrio pasivo en la posición de reposo, tras una espiración. En el
trabajo de los músculos inspiratorios se incluye por tanto la energía necesaria para
modificar la forma de dichos elementos elásticos.

ESPIRACION
La espiración es el proceso de exhalar el aire contenido en los pulmones. La
disminución del volumen de la caja torácica que da lugar a la espiración se debe al
trabajo de los músculos espiratorios y a la recuperación de la energía elástica
acumulada en la pared torácica y en el tejido pulmonar como resultado de la
inspiración.

MECÁNICA EN REPOSO
En situaciones de baja demanda respiratoria como cuando nos encontramos en
una situación de reposo, se puede decir que la inspiración es la única fase
muscular activa del ciclo respiratorio. En este caso la contracción del diafragma y
de los músculos intercostales inspiratorios llevan a cabo el trabajo de la
inspiración, mientras que para que se produzca la espiración, sólo se necesita que
dejen de contraerse y se relajen los músculos inspiratorios, para que la elasticidad
pulmonar y torácica ya comentada generen la suficiente presión positiva como
para que el aire salga al exterior sin necesidad de que intervengan los músculos
espiratorios.

MECÁNICA EN EJERCICIO
La respuesta ventilatoria al ejercicio supone el aumento de la frecuencia
respiratoria (más respiraciones por minuto) y también del volumen de aire
movilizado en cada respiración. Ello implica mucho más trabajo y además debe
ser realizado de forma mucho más rápida, con lo que tanto la inspiración como la
espiración requieren la intervención activa de la musculatura específica. En la
inspiración, además de los músculos que trabajan habitualmente en reposo
(intercostales y diafragma) pueden llegar a intervenir (en función de la intensidad
de ejercicio) los músculos escalenos y esternocleido-mastoideos. En la espiración,
además de la restitución de la energía elástica almacenada, hay una participación
activa de la musculatura espiratoria (intercostales espiratorios y abdominales).
En todo caso, la mayor cantidad de trabajo viene dada por la musculatura
inspiratoria, tanto en reposo como en cualquier nivel de intensidad de ejercicio. Es
por ello que el entrenamiento de la musculatura inspiratoria mediante el
POWERbreathe, incide específicamente en la musculatura respiratoria que más
repercusión tiene en la mecánica ventilatoria.
TRAS EL EJERCICIO la ventilación pulmonar vuelve a su estado normal a un
ritmo rápido al principio (origen mecánico) y posteriormente de forma más lenta
(origen metabólico).
MÚSCULOS QUE PARTICIPAN EN LA VENTILACIÓN: (Kapandji, 1988)
LA INSPIRACIÓN ES UN PROCESO ACTIVO mediante el cual el diafragma y los
músculos intercostales externos incrementan las dimensiones de la caja torácica.
Esto reduce la presión en los pulmones y lleva el aire a los mismos.
MÚSCULOS DE LA INSPIRACIÓN (elevan las costillas y el esternón):
• MÚSCULOS PRINCIPALES:
El diafragma es un músculo esencial en la respiración, ya que por sí solo
ensancha los tres diámetros del volumen torácico:
La contracción de las fibras musculares del diafragma hace descender el centro
frénico EL DIÁMETRO VERTICAL DEL TÓRAX se ensancha.

Este descenso se ve limitado principalmente por la presencia de las vísceras


abdominales, que son retenidas por la musculatura de la pared abdominal
(sinergia). En ese momento el centro frénico se convierte en un punto fijo. Si
prosigue la contracción de las fibras musculares del diafragma, se producirá una
elevación de las costillas inferiores (ensanchando el DIÁMETRO TRANSVERSAL
DEL TÓRAX INFERIOR) y el esternón (ensanchando el DIÁMETRO
ANTEROPOSTERIOR).
Intercostales Externos: Su contracción tira de los extremos de las costillas hacia
arriba y hacia fuera, arrastrando también al esternón. De este modo, producen un
INCREMENTO DE LOS DIÁMETROS TRANSVERSAL Y ANTEROPOSTERIOR.
Con el EJERCICIO FÍSICO se incrementa la participación del diafragma y los
intercostales externos, agonistas de la inspiración. Además, también participan
otros músculos sinergistas (inspiración forzada):

• Con el raquis cervical fijo:


Esternocleidomastoideo.
Escalenos: Anterior, Medio y Posterior.

• Con abducción del miembro superior:


Pectoral Mayor y Menor.
Latísimo o Gran Dorsal.

• Con la escápula fija:


Serrato Mayor

• Además:
Serrato Menor Superior.
Porción cervical del Iliocostocervical.

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