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Articulaciones craneovertebrales

Existen dos articulaciones craneovertebrales (sinoviales) formadas entre el cráneo y las vértebras atípicas de la columna
cervical: atlanto-occipital y atlanto-axial. Las articulaciones atlanto-occipitales están formadas por las masas laterales del
atlas (C1) y los cóndilos occipitales del cráneo. Permiten la flexión, extensión e inclinación lateral de la cabeza. Gracias a
ellos, es posible asentir con la cabeza. Las articulaciones atlanto-axiales o atlantoaxoideas (dos laterales y una mediana)
se encuentran entre las vértebras C1 y C2. Estas facilitan el movimiento de pivote de la cabeza durante el gesto de
desaprobación.

Tres vértebras cervicales son atípicas. El atlas (C1) que consta de dos arcos(anterior, posterior) y contiene dos masas
laterales. Las masas se articulan con los cóndilos occipitales del cráneo, sosteniendo su peso. El axis (C2) contiene una
prolongación vertical en forma de diente (“diente” o proceso odontoides) y dos facetas articulares superiores.

Estas facilitan la articulación con el atlas y ayudan a la rotación de la cabeza. La prominente (C7) tiene el proceso
espinoso más largo. Es el hueso que más sobresale en la parte de atrás de tu cuello. El resto de las vértebras cervicales
(C3-C6) son vértebras típicas.

Disco intervertebral

Son elementos esqueléticos de forma discoide formados por cartílago fibroso (fibrocartílago) que se interponen entre los
cuerpos vertebrales.

Los discos permiten el movimiento entre las vértebras, pero también actúan absorbiendo impactos, sirviendo como
almohadillas entre las vértebras durante actividades que impliquen un incremento en la carga de peso. El componente
externo del disco se conoce como el anillo fibroso del disco intervertebral, el cual está compuesto por fibrocartílago y
funciona para contener al segmento interno del disco, el núcleo pulposo.

Hay 23 discos intervertebrales a lo largo de la columna vertebral normal, que se encuentran inmediatamente debajo del
cuerpo de las vértebras, a partir de la vértebra C2

Las articulaciones de la cabeza de la costilla se unen con la faceta costal de una sola vértebra en los niveles de T1, T10 y
T11. Permiten que las costillas roten, asciendan y desciendan durante los movimientos propios de la respiración.

Los cuerpos vertebrales adyacentes están unidos por sínfisis denominadas articulaciones
intervertebrales. Las únicas excepciones se presentan a nivel de C1-C2 y más adelante a partir
de S2, en donde las no existen sínfisis. Los discos intervertebrales están compuestos por
un anillo fibroso externo (annulus fibrosus) que rodea un núcleo pulposo (nucleus pulposus). Su
función es la de absorber los impactos, prevenir la fricción y permitir un cierto grado de
flexibilidad entre las vértebras. La columna lumbar es la más susceptible a desarrollar
hernias discales debido a su localización y a su rol significativo en la carga de peso. Los
cuerpos de las vértebras cervicales también se interconectan mediante las articulaciones
uncovertebrales (“hendiduras de Luschka”).

Articulaciones de los arcos vertebrales

Los arcos vertebrales adyacentes están conectados mediante articulaciones sinoviales llamadas articulaciones
facetarias (cigapofisarias). Se forman entre las facetas articulares superior e inferior. Estas articulaciones facilitan la
flexión y la extensión de la columna cervical y torácica. También permiten los movimientos rotacionales en la columna
torácica.

Articulaciones sacroilíacas

Por último pero no menos importante, el sacro de la columna vertebral y los coxales (huesos de la
pelvis) participan en la formación de las articulaciones sacroilíacas. Estas se forman entre las caras auriculares y las
tuberosidades correspondientes de estos dos huesos. Los huesos de la articulación sacroilíaca permiten muy
poca movilidad, estando involucrados en la transmisión del peso corporal desde la parte superior hasta la parte inferior
del cuerpo.
La estabilidad de las articulaciones sacroilíacas se mantiene gracias a los ligamentos sacroiliacos (anterior, interóseo,
posterior), sacrotuberosos y sacroespinosos. Estos dos últimos también conectan al cóccix además del coxal y el sacro.

La columna lumbar es la más susceptible a desarrollar hernias discales debido a su localización y a su rol significativo en
la carga de peso.

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