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¿Qué es el control y dentro de qué contexto lo situamos? El control hay que entenderlo
dentro de lo que es el Estado Constitucional de Derecho. El Estado Constitucional implica
necesariamente una limitación jurídica al poder estatal. Es decir, el Estado de Derecho, recordando
los artículos 6° y 7° de la Constitución Política de la República (en adelante CPR), no son sino
mecanismos en los cuales se racionaliza el poder estatal. ¿Cómo? Jurídicamente. El artículo 6°
consagra el principio de juridicidad y el 7° la separación de los poderes. Ambos, no son sino
limitaciones jurídicas al poder estatal. El control se adecua necesariamente al Estado Constitucional
de Derecho, por una parte.
Por otra parte siempre encuentra un parámetro en el cual tiene que verificar esas
limitaciones, en este ramo, se refleja en lo constitucionalmente correcto. Es decir, deben actuar
dentro de sus esferas competenciales, en la forma que determine la CPR, debe respetar los
principios y valores constitucionales, etc. Es decir, todo debe estar de acuerdo a lo
constitucionalmente adecuado, porque la CPR es la que fija el parámetro viene a verificar. Es decir,
¿cómo yo sé que el Presidente de la República actúa dentro de su esfera competencial cuando logra
una tercera prórroga del estado de catástrofe en Chile? Como ya se había cumplido un año desde
el estado de catástrofe (marzo 2020), la CPR señala que pasado este tiempo no solo es suficiente
un decreto supremo, sino que requiere la ratificación del Congreso Nacional. Es constitucional.
Sin embargo, si no lo cumpliera, un órgano debería controlarlo.
La noción de control es muy antigua, en que dependiendo del lenguaje que se utilice
puede referir a dominio (inglés) o comprobación (francés). En este contexto el control tiene una
idea en común: el control es hacer efectivo el principio de la limitación del poder. Antes del
control hay una limitación. El control no limita, porque antes del acto de control, utilizando el
término francés de comprobación, está la limitación pre-establecida en la CPR y en las leyes. Es
importante el control, porque si hay una limitación pre-establecida, el control viene a verificar
que ese órgano que actúa, que toma una decisión o dicta una norma, actúe dentro de la esfera
competencia, al fin de evitar abusos de poder.
Expresado en estos términos, el control es la verificación de limitaciones
preestablecidas. Nunca el control es una limitación en sí misma. Por ejemplo, cuando el TC
controla la constitucionalidad de una ley, no está limitando el poder, porque sería abusivo que lo
hiciera, sino que está comprobando que los límites preestablecidos por la CPR o las leyes, se
cumpla. Esto es fundamental para el Estado Democrático de Derecho.
Control institucionalizado
Diferencias entre el control jurídico y el control político
Parámetro de verificación: objeto/ subjetivo
Contenido del parámetro: preestablecido/ no preestablecido
Razonamiento: jurídico/mérito, oportunidad y conveniencia
Necesidad: se debe controlar/ el control es eventual
Responsabilidades: la responsabilidad es necesaria/ no requiere responsabilidad
Quien lo realiza: órganos técnicos imparciales/ agentes políticos
1. Jurídico
1.1. Jurisdiccional (hay un conflicto de relevancia constitucional)
1.1.1. Tribunal Constitucional art. 93 N°6 y 7.
1.1.1. Tribunales ordinarios (garantías constitucionales y nulidad de derecho
público).
1.2. No jurisdiccional. La Contraloría General de la República no resuelve conflictos de
relevancia jurídica, sino que se traduce en la opinión de un órgano que tiene ciertas
características, frente a solicitudes de otro órgano del estado. Contraloría General de la
República: toma de razón (control de legalidad y de constitucionalidad) y los dictámenes.
La ley orgánica del TC se refiere principalmente a los procedimientos ante el TC, pero no sus
competencias, porque están en la CPR, artículo 93.
1.- Realiza un control de tipo concentrado, porque, luego de la reforma del año del 2005 pasa a
ser heredero de la tradición kelseiana. Antes era mixta, porque la compartía con la CS. El TC es
un órgano autónomo e independiente de todo órgano del Estado, especialmente del Poder Judicial,
siendo el tono diferenciador de los sistemas austriacos. El art. 82 inc. 1° señala que la CS tiene la
superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los tribunales del país, excepto
del TC, el TRICEL y los tribunales electorales regionales. La única forma que tiene la CS de
influenciar al TC es mediante la elección de sus miembros (3).
2.- Objeción democrática. Una cuestión muy debatida en la doctrina es la legitimidad del tribunal
constitucional, porque cuando se asume la función del control represivo de la constitucionalidad
de la ley y el TC puede derogar preceptos legales que están vigentes, se asume una función de
legislador negativo. Actúa como órgano contramayoritario, o, si se quiere, anti democráticamente,
dejando sin efecto una decisión que en su origen fue democrática como es la ley. ¿De dónde arranca
la legitimidad de la facultad que tiene este órgano, teniendo en consideración que sus miembros
no son elegidos democráticamente? ¿Tiene la legitimidad suficiente para torcer la decisión
democrática de una ley? El art. 5 inc. 1° establece que la soberanía reside esencialmente en la nación
y su ejercicio le pertenece al pueblo mediante los plebiscitos y las autoridades que la CPR establece.
Por tanto, cuando el TC actúa lo hace desde el ejercicio de la soberanía. ¿Pero de dónde arranca la
legitimidad? No del ejercicio de la soberanía del pueblo, sino que arranca de las facultades que la
propia Carta Magna le entrega. Es una legitimidad constitucional. Por eso el TC debe fundamentar
conforme a derecho, según el art. 92, de lo contrario actúa ilegítimamente. Quienes cuestionan la
legitimidad del TC (objeción democrática), se preguntan cómo un órgano que no tiene generación
democrática puede, en última instancia, torcer una decisión de un órgano de máxima democracia
como lo es el CN. Esta objeción democrática la desarrollan con más profundidad quienes critican
la radicación de la jurisdicción constitucional en el TC. Por el contrario, los mismos autores
contrarios a la existencia de este tribunal, pareciera ser que aceptan más el sistema difuso de control
de constitucionalidad, como el norteamenricano, como Fernando Atria. ¿Cómo se puede salvar la
objeción democrática? A través de que el TC asuma una competencia estricta de su control
constitucional y que tenga una capacidad argumentativa del punto de vista jurídico. Es decir, que
haga una interpretación que se base en lo jurídicamente adecuado y de la perspectiva estrictamente
jurídica, salvando la cuestión de la objeción democrática.
Por otro lado Kelsen fue el teórico de los TC, y argumenta que este órgano debe ser el validado
para efecto de ejercer el control de constitucionalidad, siendo esencial que fuese autónomo e
independiente. Carl Schmitt fue el crítico más grande de Kelsen, porque el TC cuando analiza la
constitucionalidad de la ley, necesariamente está analizando una decisión política, por lo que sí es
una actividad política, parece ser más un tribunal de carácter político.
3.- Posee una amplia variedad de facultades, enumeradas en el art. 93 de la CPR, desde la
constitucionalidad de la ley hasta declarar inconstitucionales una conducta.
4.-La regla general de los TC es que la verificación que hacen es abstracta, desligada de cualquier
caso concreto. Sin embargo, en el caso chileno, la verificación a través de la acción de
inaplicabilidad es un control que se sustenta en una gestión o juicio pendiente, es decir, en un caso
concreto.
5.- El TC tiene control preventivo y represivo. Cuando nuestro TC nace se inspira en el francés
que es un sistema sistema preventivo. Todos los tribunales del mundo son represivos y abstractos.
6.- La legitimación activa del TC antes de la reforma eran órganos políticos, sea el Presidente de la
República, cualquiera de las Cámaras o al menos un tercio de sus miembros. Los particulares no
podían acceder. En el año 2005 eso cambió, porque los particulares pueden acceder ante el TC, a
través del art. 93 N°2 (inconstitucionalidad de auto acordados), art. 93 N°6 (inaplicabilidad por
inconstitucionalidad) y N°7 (acción de inconstitucionalidad), habiendo en este último caso acción
pública.
7.- El TC realiza un control jurídico objetivo, según el art. 92 CPR. por ello su fundamentación
debe ser jurídico-constitucional. Así, las sentencias de TC producen efecto erga omnes, excepto
en el caso de la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, tendiendo efecto inter partes.
El TC se está transformando en un tribunal de litigación.
La legitimación activa para recurrir ante TC es el juez del juicio o gestión pendiente o cualquiera
de las partes en el mismo. Esta es una innovación de la reforma del año 2005. Cualquier juez que
conozca de un asunto podría deducir un requerimiento de inaplicabilidad, desde un juez árbitro
hasta un Juez de Garantía. El juez va a presentar un requerimiento cuando tiene dudas de la
posibilidad de que la aplicación de esa norma en el caso particular tenga efectos inconstitucionales.
El juez de la gestión pendiente no podría aplicar o desaplicar porque él lo estima inconstitucional.
Si el juez falla contra ley expresa, comete el delito de prevaricación. El juez puede (facultad) y debe
(solo el TC) declarar la inconstitucionalidad.
En Chile solo hay un sistema concentrado de control de constitucionalidad.
Sin embargo, los jueces no utilizan mucho esto, porque redactar un escrito de inaplicabilidad no
es fácil. Además, frente a posibles rechazos, los jueces se inhiben. Otro argumento, por el cual los
jueces no presentan acción de protección, es porque estarían dando un juicio de valor adelantado
a la sentencias, perdiendo la imparcialidad y pudiendo inhabilitarse. El profesor Cazor no está de
acuerdo con esto, porque ante una duda razonable, se puede presentar el requerimiento; y el mismo
está fundado en la constitucionalidad, no repercutiendo en la imparcialidad en un caso en
particular.
¿Cuándo los jueces van a presentar un requerimiento de inaplicabilidad? Cuando haya una doctrina
asentada del TC y existe una gran posibilidad de que les vaya bien, como el caso de la ley de control
de armas, cuando ella excluye la posibilidad de penas sustitutivas (procediendo la prisión efectiva).
Procedimiento: el procedimiento según la CPR deberían estar en una ley orgánica, sin embargo,
constan en el DFL N°5, art. 79 al 92. Aquí participan dos tribunales: ad quo (el de la gestión
pendiente) y ad quem (TC). El TC conoce en sala al principio con la admisión a trámite y la
admisibilidad, y luego conoce en pleno, que se pronuncia del fondo del asunto.
1. Tramitación en sala (forma) DFL
a. Admisión a trámite art. 80 DF:
i. Expresión de fundamentos de hecho y derecho (constitucionales).
ii. Señalamiento de los vicios que se aducen.
iii. Cómo se produce la infracción constitucional.
iv. Señalamiento determinado de la norma infringida.
v. Si las partes lo presentan: el certificado expedido por el secretario de que
hay una gestión pendiente. Si es por el juez, acompañar las piezas
principales.
Si no se cumplen los requisitos, se entiende por no presentado para todos
los efectos legales, no habiendo imposibilidad para presentarlo de nuevo,
mientras la gestión esté pendiente.
La admisión a trámite se ve en cuenta (el relator le cuenta a los ministros si
la solicitud cumple con los requisitos)
Si se acoge a tramitación, para a la fase de admisibilidad.
Si una parte quiere hacer alegaciones para la admisibilidad, se puede pedir
alegaciones (en sala). Se da traslado a la contraparte (5 días).
b. Admisibilidad art. 93 N° 6 CPR y art. 84 LOC TC, no es admisible si:
i. Que haya gestión pendiente.
ii. Se impugna precepto de rango legal.
iii. Legitimidad activa.
iv. Si no se ha declarado anteriormente la constitucionalidad de la norma de
rango legal que invoque el mismo vicio, en base al art. 93 N°3. Esto viene
de la CPR originaria en la que la CS tenía esta atribución. POr ejemplo, en
el requerimiento contra la ley de la despenalización del aborto en tres
causales, sentenciando el TC que el nascitutus no tenía derecho a la vida,
por lo que la norma es constitucional. Por lo tanto, lo que resolvió el TC
en ese caso genera cosa juzgada sobre todos los procedimientos posteriores
en otros requerimientos. Esto procede la interrogante de cómo un control
abstracto puede generar efectos en un control concreto posterior, siendo
sumamente raro.
v. Fundamento plausible (fundada razonablemente). Se traduce en que en el
libelo se debe exponer circunstanciadamente el conflicto de
constitucionalidad. Circunstanciadamente significa explicar
sistemáticamente cuál es el conflicto de constitucionalidad que se somete a
conocimiento del TC. Se debe conectar con el art. 80, porque a la relación
circunstanciada se refieren los requisitos de 1) fundamentos de hecho y
derecho; 2) expresión de los vicios constitucionales y las normas
infringidas; 3) cómo los fundamentos de hecho y derecho se traducen en
una infracción constitucional. Debo explicar cómo en el caso concreto se
genera un conflicto constitucional.
vi. El precepto legal puede resultar decisivo para la aplicación en el caso
concreto.
Se conoce en cuenta, pero pueden pedirse alegatos.
Se puede suspender el procedimiento ante el tribunal ad quo, y aquí, en la
admisibilidad se determina.
Si se declara inadmisible, se entenderá como no presentado para todos los efectos
legales. La resolución que declara la admisibilidad o inadmisibilidad no es susceptible de
apelación alguna.
El tiempo para resolver sobre la admisibilidad, hay que determinar si se pidieron
alegatos o no. Si se pidieron alegatos: Si no se pidieron alegatos:
2. Tramitación ante el pleno (fondo) art. 83 DFL y CPR
Declarado por admisible, se da a las partes un plazo de 20 días para aportar antecedentes;
y traslado a los órganos colegisladores. ¿Por qué se les notifica a estos últimos? Porque el
Presidente de la República y el CN están interesados, pudiendo aportar algún antecedente.
La regla general es que no den los antecedentes.
Cumplido el plazo de 20 días, se agrega la causa a la tabla, para su vista. Tienen hasta 30
minutos para sus alegatos. Terminado el requirente y el requerido, los ministros le pueden
hacer preguntas a los abogados. Tiene 30 días para fallar la causa. Los plazos son de días
hábiles. Para que prospere un requerimiento de inaplicabilidad se requiere de la aprobación
de la mayoría de los ministros en ejercicio, es decir, mínimo 6. Aquí no procede el voto
dirimente de la presidente del TC, porque es un quórum que establece el constituyente. Si
hay empate, se rechaza el requerimiento.
La sentencia puede ser rechazada o acogida. Si es rechazado, el juez de la gestión pendiente
es libre de utilizar el precepto legal impugnado, pero si es acogido, el juez no puede utilizar
la norma legal que se ha declarado inaplicable por inconstitucionalidad.
En el caso Gomez Montoya se genera un serio problema, porque generando el efecto de
amparo imperfecto, y siendo inaplicable el precepto legal, la CA que conocía de la acción
de protección, desestima esa norma y determina que la decisión de la CAPJ es ilegal,
generando como resultado la privación al derecho de propiedad, acogiendo la acción de
protección y decretando que se le pagará al juez Montoya. Sin embargo, la CAPJ apeló a la
CS, dictando esta última una sentencia que desconoce los efectos del TC. Alegó el tribunal
supreme que no obstante habiendo una sentencia del TC que declaraba ese precepto legal
inconstitucional, esa sentencia era posterior al momento a que la CAPJ le niega el acceso a
esa compensación, y que el acto administrativo que decretó el no pago era totalmente legal,
porque hasta ese momento no había inaplicabilidad, y como era legal al momento en que
se dictó, no habría privación al derecho de propiedad. Así, se revocó la acción de
protección de la CA de Valparaíso y rechazó la acción de protección. Aquí tenemos el gran
problema que las sentencias del TC tiene efecto ex tunc de la inaplicabilidad, porque opera
con retroactividad.
Los legitimados activos: el TC o cualquiera que ejerza la acción (sin necesidad de tener interés
actual).
Quórum a favor: ⅘ (8 de los 10 ministros). No sirve el voto dirimente del presidente
del TC.
Casos en los que se ha derogado un precepto legal a través del art. 93 N°7
Han sido 5 veces, 4 de oficio y 1 acción pública.
1.-Toma de razón
Es un término antiguo que viene del siglo XVIII, cuando tenía vigencia la Real Audiencia,
perdiendo funciones de orden financiero, y son asumidas por la Contaduría Mayor de Cuentas. A
partir de 1839, post colonial, se radica en ella revisarán preventivamente los actos de la
Administración Pública que comprometan la hacienda pública, representando al Presidente de la
República de los actos inconstitucionales, sin perjuicio de su facultad de insistencia.
Es un control preventivo, con anterioridad al acto en el que recae; y es vinculante, porque está
establecido como requisito para la eficacia jurídica, no producen efectos antes de la toma de razón.
Antes de la CPR de 1980 era sumamente importante el control preventivo, porque en Chile no ha
habido nunca tribunales contencioso-administrativo, y que la instancia de control era la toma de
razón, porque una vez entrado en vigencia, no se podría impugnar jurisdiccionalmente.
Consiste en un pronunciamiento de la legalidad y constitucionalidad de los actos de la
Administración. Del art. 98 CPR se da a entender que es solo un control de legalidad, pero se debe
entender en sentido amplio, incluyendo la CPR. También controla normas que tienen rango de
ley, solo DFL. Es decir, cuando habla de actos de la Administración, se habla de DS (Presidente
en ejercicio potestad reglamentaria), promulgadores, reglamentarios, y actos de la Administración,
que se dictan por la Subsecretarías, por los Jefes de Servicios, de un Rector de una Universidad
Estatal. Pero también, controla la potestad del Presidente de dictar normas con rango y fuerza de
ley: DFL.
El control que se hace es de forma y fondo, considerando su ajuste al principio de legalidad, no
determinado el mérito o conveniencia del decreto en sí. Una vez que se toma razón, el acto goza
de una presunción de legalidad, porque se puede impugnar, por ejemplo por inaplicabilidad. NO
es un juicio definitivo la toma de razón.
El inciso 1° del art. 99 nos hace preguntarnos cuáles normas necesariamente requieren pasar por
el trámite de toma de razón, y ellos son los que la ley designe. Por tanto, no todos los actos de la
Administración pasan por la toma de razón, encontrando decretos “exentos”, es decir, que no
requieren de este trámite. De esto se deduce que el legislador va a determinar aquellos. Sin
embargo, hay una práctica cuestionable de la propia CGR, en la que es el Contralor quien decide
cuáles son los actos de la Administración pasan por la toma de razón. El art. 10 de la LOC habilita
que por resolución del Contralor él declare cuáles son los actos que pasan por la toma de razón.
● Decretos firmados por el Presidente de la República, los reglamentos supremos y las
notificaciones
● Todos los demás decretos de los jefes de servicio que inciden en materias declaradas
esenciales.
En época de dictadura, la CGR no realizaba un control riguroso, porque funcionaba según la
conveniencia del Gobierno Militar, y hubo casos en que contralores se “rebelaron” y no quisieron
tomar razón de resoluciones inconstitucionales que eran esenciales para el Gobierno militar. En
dicho caso, los sacaba. La CGR más que un órgano estrictamente contralor, era consultivo. Por
este problema la CINC estableció que la CGR se reducía a un órgano fiscalizador que en definitiva
no controlaba. Así, conceptualmente se separa la fiscalización del control. El pleno control es la
función financiera, pero en el control jurídico es fiscalización (órgano asesor). Eso en la práctica
debilitó la toma de razón, y ello llegó hasta nuestros días.
Si se toma razón de los actos, se publica en el Diario Oficial y entra en vigencia. Pero si hay algún
vicio de constitucionalidad o legalidad, se rechaza y el Control le “representa” el vicio.
En el caso de los actos del Presidente de la República, todos los actos que de él emanan pasan por
la toma de razón, especialmente los DS reglamentarios y promulgatorios (proyecto de ley, reforma
constitucional, etc).
La CGR realiza una función de fiscalización sobre los DFL, según el art. 99 inc. 2° CPR, haciendo
un doble control. El DFL tiene dos partes: ley delegatoria y el decreto con fuerza de ley. Es decir,
según el art. 64 el Presidente tiene la facultad de dictar los DFL cuando el Congreso Nacional le
autoriza a través de una ley delegatoria de materias que son propias del dominio legal (por plazo
máximo de 1 año). La ley delegatoria le indica cuáles son las materias que tiene que regular, los
límites y el contenido de ese DFL, lo que se denomina en doctrina legislación delegada. Entonces,
la CGR controla que el DFL se ajuste a la ley delegatoria (legalidad del DFL), no debiendo ser
contraria, o que se exceda de los límites de la ley delegatoria. Y además, como segundo control,
contrastan el DFL con la CPR. Por ejemplo sería inconstitucional un DFL que regule materias de
DD.FF., porque la constitución lo prohíbe (art. 19 N°26: reserva de ley).
En esta toma de razón, si se ajusta a la ley y CPR, la norma se publica en el D.O. y entra en vigencia.
Si hay problemas, por otro lado, puede representar por la ilegalidad o inconstitucionalidad de la
norma. Sin perjuicio de ello, el art. 99 CPR dispone la facultad de insistir al Presidente de la
República para que el Contralor tome razón. Para ello, requiere de que se haya representado por
ilegalidad y contando el Presidente con la firma de todos sus ministros, enviándose una copia a la
Cámara de Diputados. Aquí hay un capital político, porque si insiste y toma la Cámara baja
conocimiento de ello, podría proceder una acusación constitucional (art. 52 N°2 letra a) por haber
infringido abiertamente la constitución y las leyes. El Presidente puede presentar los antecedentes
ante el TC dentro de 10 días.
Representación por ilegalidad: el Presidente puede insistir con la firma de todos sus ministros (DS
de insistencia).
Representación por inconstitucionalidad: el Presidente NO puede insistir. Sí puede remitir al TC
art 93 N°16. Si el TC establece que es constitucional, el Contralor debe tomar razón.
Como dijimos antes la CGR ha tenido más bien un rol de fiscalización, lo que se reduce a un
control legal de los actos de la Administración, abandonando el control de constitucionalidad. Ello
porque en la entrada en vigencia de la CPR, no era el único órgano que controlaba la
constitucionalidad, además de que antes de 1980, no había forma de impugnar un acto del que se
haya tomado razón. Entonces, ahora la toma de razón no es control definitivo de
constitucionalidad, porque hay otros órganos que se pueden hacer cargo de la constitucionalidad.
En la práctica aconteció que la CGR no estaba haciendo un control de constitucionalidad. Por eso
que de las atribuciones del TC de conocer cuestiones que se vinculen con la representación del
Contralor por inconstitucionalidad, no hay casi jurisprudencia.
2.-Dictámenes. Son dictámenes las interpretaciones jurídicas que son válidas para la
Administración del Estado, en la cual la Contraloría hace una interpretación de cómo se deberían
aplicar las normas. Es una opinión jurídica, mediante la cual se ha ido desarrollando la
jurisprudencia administrativa. Entonces, si presentamos una demanda contra un funcionario del
Estado, debemos revisar si hay jurisprudencia administrativa de la Contraloría. La jurisprudencia
contralora es importante, porque valida una interpretación del Estado. Tanto la Contraloría
General de la República como las regionales pueden emitir dictámenes, pero en este último caso
tiene vigencia dentro de la región. El contralor no ejerce funciones jurisdiccionales, y no puede ser
un órgano jurisdiccional por sí, porque la jurisdicción es exclusiva de los tribunales de justicia que
la ley establece. Lo que le daría la validación para ejercer esa función sería su carácter de órgano
autónomo constitucionalmente.
En estos dictámenes se precisa el sentido y alcance que los órganos del Estado deben seguir, siendo
vinculantes para ellos. Estos dictámenes pueden ser impugnados por la acción de protección,
cuando él perturbe, amenace o prive de algún derecho fundamental que la CPR asegura.
Los dictámenes del Contralor General tienen efectos sobre todo el territorio de la república,
mientras que los dictados por Contralores regionales sólo operan para dicha región, no pudiendo
contravenir los dictámenes del Contralor, ya que están supeditados en su ámbito de gestión a lo
que han dicho la cabeza de la CGR. Por lo mismo, muchas veces cuando se dicta un dictamen por
el Contralor regional, se cita un dictamen del Contralor General.