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LA PALABRA QUE

CAMBIO UNA NACIÓN

Así lo prometío
Copyright 2020 Fernando Villalobos

ISBN: 9781070634913

Library of Congress Control Number: 2019909398


Publicado en los Estados Unidos de América
Todos los derechos reservados bajo lo que el U.S. Copyright Act. de 1976 permita.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida, o transmitida
de ninguna forma o de ninguna manera, o almacenada en una base de datos o en
un sistema de recuperación, sin la autorización expresamente escrita del autor y la
editorial.
A menos que, sea indicado de otra manera, todas las citas bíblicas son tomadas
de la Santa Biblia, versión Reina Valera (RVR 1960), ©1960 Sociedades Bíblicas
Unidas. Usado con permiso. Reservados todos los derechos.

Publicado por

Bedford, Texas
www.BurkhartBooks.com
DEDICATORIA

Este libro está dedicado en honor del nombre de Aquel


que dio Su vida por nosotros –Aquel que resucitó y vive para
siempre, sentado a la diestra de nuestro Padre en la gloria,
intercediendo por nosotros – nuestro Señor Jesucristo.

A Dios sean la honra y la gloria.

Fernando Villalobos

i
RECONOCIMIENTOS

En primer lugar, quiero reconocer la paciencia y el amor


bondadoso del Espíritu Santo. Él es quien me inspiró a escribir este
libro. Me dio Su dirección, conocimiento y valentía. La Gloria, el honor
y el reconocimiento es únicamente para nuestro Señor Jesucristo.

También quisiera agradecer a mi esposa Laura, y el resto


de mi familia por su apoyo, oraciones y la paciencia y los consejos
que tuvieron para mí. A mi buen amigo, Leopoldo González, por su
contribución de la información que usamos. Es un hermano maravilloso
y siempre dispuesto a ayudar y a glorificar el nombre de nuestro Señor
Jesucristo.

También quisiera reconocer, con mucho aprecio, el trabajo que


ha hecho Lauren Steffes para escribir este libro y a Christine Kieti por
corregir y editar el libro. Ellas han sido pacientes, bondadosas y lo
suficientemente sensibles para que el Espíritu Santo pueda guiarnos a
través de este trabajo.

ii
LA PALABRA QUE CAMBIO
UNA NACION
Así Lo Prometió

Durante el avivamiento en Bolivia, Dios dio a Julio Ruibal


esta promesa “Bolivia, Bolivia, pequeña entre las naciones, de ti
saldrá la Luz al mundo”.

Julio llego a comprender que Jesús nunca miente y


que siempre cumple sus promesas. El usó esta frase, “Así lo
prometió” muchas veces para expresar su confianza en Jesús.

Sus primeros programas de radio y televisión se titulaban


Así lo prometió.

Para mí, esta fue la palabra que cambio una nación. A


través de esta frase, comenzamos a creer y a ser testigos del
cumplimiento de la promesa de Dios para Bolivia – la obra divina
que El cumplirá.

Fernando Villalobos

iii
COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO

Vi la evidencia del Avivamiento en Bolivia durante 4 visitas que realice


a ese país en años recientes. Pero no fue, hasta cuando conocí a Fernando
Villalobos en el año 2013, donde comencé a entender el poder increíble que
fue desatado durante ese movimiento de Dios en los años 70. Fernando esta-
ba en medio de una visitación sobrenatural, y aun lleva la frescura y la hu-
mildad de la misma. Cuando el relata historias de aquellos días milagrosos,
mi corazón salta, y mis ojos lagrimean. La historia de cómo Dios tocó Bolivia
es una historia que debe ser repetida hoy. Así, que oro, para que este libro
difunda ese fuego santo. Bolivia fue cambiada en solo unos meses cuando el
fuego se movió desde La Paz a Cochabamba y a Santa Cruz. Pido de que el
mismo fuego sea difundido y cubra nuestra nación!

J. Lee Grady
Autor, Set My Heart On Fire
Director, The Mordecai Project
LaGrange, GA

iv
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Su amor por la gente
nunca ha cambiado. Su deseo de salvar, sanar, y de transformar es el mismo
hoy como fue hace 2000 años atrás. Pero, muy a menudo, la falta de estas
cosas en nuestros ministerios nos lleva a perder la esperanza de que Dios
esta aun dispuesto a trabajar a través de nosotros, y de hacer aquellas cosas
mayores de las cuales Jesús hablo.

No importa dónde o cuando vivamos, el avivamiento es una experiencia


que necesitamos desesperadamente. Y aun, creer en Dios y perseverar en
oración hasta que venga es uno de los llamados más difíciles en la vida.
Como alguien que ha orado por mucho tiempo por tales cosas, a menudo me
he sentido desanimado.

Por muchos años, mi amigo Fernando me conto poco a poco sobre el


avivamiento, que se movió en Bolivia a inicios de los años 70. Sus memorias
siempre me han dejado con un deseo de saber más. Para mí, este libro llena
muchos espacios y me da un relato más completo de lo que podría ser el
avivamiento menos relatado del siglo XX.

Los relatos de este libro son emocionantes. Los conocimientos son


profundos. Mucho más, lo que está en las páginas es una oportunidad para
que Dios renueve en todos nosotros la esperanza y confianza de que El está
listo para hacerlo otra vez - Incluso a través de personas como nosotros.

Bob Beckwith
Director, University of Georgia Wesley Foundation
Athens, GA

v
He conocido a Fernando por casi 10 años. El es un querido amigo
y mentor para mí. Su corazón humilde y obediente a Dios siempre me ha
inspirado y mostrado el ejemplo de como se ve una vida rendida a Jesucristo.
No conozco a nadie que honre, venere, y ame al Espíritu Santo como Fernando.
Se deleita y descansa en su identidad como hijo de Dios. Fernando no busca
ser el centro de atención, ni de que su nombre sea conocido, así que yo sé que
este libro es nacido del corazón de Dios. Agradezco a Dios por la influencia
de Fernando en mi vida.

Gran parte del contenido de este libro ha sido compartido conmigo en


conversaciones con Fernando a través de los años, y estoy muy emocionado
de que ahora está en forma de libro y disponible a una amplia audiencia.
Lo que Dios hizo en Bolivia quiere volverlo hacer, e incluso a un nivel más
grande. He llorado y sonreído mientras leía este libro, llorando para que
Dios traiga avivamiento a mi nación y ciudad, sonreía mientras leía los
testimonios de la bondad impresionante de Dios.

Hay una impartición de gracia, hambre y del fuego de Dios cuando


lees este libro. 2 Corintios 11:3 dice, “Pero temo que como la serpiente con su
astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados
de la sincera fidelidad a Cristo”.

Mi oración es que Dios use este libro para volvernos a la simplicidad


y a la pureza de la consagración a Cristo y para que nuestros corazones
estén completamente rendidos a la guía del Espíritu Santo mientras El lleve
la Gloria a Jesús y al Padre a través de nosotros.

Que el Espíritu Santo use este libro para que derrame fuego fresco
sobre ti “…porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”
(Apocalipsis 19:10).

Travis Gay
Pastor, The Awakening
Athens, GA

vi
Conocí a Fernando cuando ambos ministrábamos en Méjico, y
sentimos un vínculo inmediato de amistad como una pasión común por un
mover fresco del Espíritu Santo. Fernando muy a menudo ha compartido
conmigo acerca de las cosas que experimento en Bolivia, así que estaba bien
entusiasmado de recibir una copia del guion para leer. Mientras lees a través
de las páginas de este libro, puedo asegurarte de su autenticidad porque
conozco la integridad de este varón.

Las páginas están llenas de las increíbles experiencias de gente


joven quienes eres tan inexpertos que cuando leyeron lo que la biblia dice
asumieron de que Dios haría lo que dijo – y ciertamente lo hizo! Es como leer
el libro de los hechos, y porque no debería de serlo? Jesucristo es el mismo
ayer, hoy y por siempre. He sido inspirado, de una manera fresca, de confiar
en Dios por milagros a través de mi propio ministerio, y creo que hará lo
mismo para ti.

Fernando también refleja los tiempos en los cuales estamos viviendo y


sugiere la mejor manera de cómo prepararnos para las cosas que se avecinan
mientras esperamos el inminente retorno del Señor Jesucristo. Hagamos caso
y no estemos desprevenidos.
Gracias, Fernando, mi amigo, por este libro oportuno e inspirador.

Mike Knott
Ex Pastor Principal, Elim International Church
Wellington, New Zealand

vii
CONTENIDO
Prologo 1

Palabras del Autor 3

PARTE I: AVIVAMIENTO EN BOLIVIA 5

CAPITULO 1: COMIENZOS EN HUMILDAD 6

CAPITULO 2: EL RÍO DEL ESPÍRITU SANTO 20

CAPITULO 3: EL RÍO SUBE 38

CAPITULO 4: NACE UNA IGLESIA 42

CAPITULO 5: LA EXPLOSIÓN 47

CAPITULO 6: DIOS ES UN FUEGO CONSUMIDO 54

CAPITULO 7: UNA IGLESIA NACIDA DEL ESÍIRITU 63

CAPITULO 8: EL EVANGELIO SIMPLE 65

CAPITULO 9: LOS DÍAS COMO MIL AÑOS (’71 – ’73) 67

CAPITULO 10: ADVERTENCIAS 73

CAPITULO 11: EL DESIERTO: EL PRECIO DE LA DESOBEDIENCIA 76

CAPITULO 12: EL VENENO DEL LEGALISMO 81

CAPITULO 13: ESPERANZA DE DIOS PARA BOLIVIA 85

Galería de Fotos 95

ix
PARTE II: LECCIONES APRENDIDAS 113

CAPITULO 14: LECCIONES PERSONALES 115

CAPITULO 15: DE LA UNIDAD A LA DIVISION 126

CAPITULO 16: LA IGLESIA ES UNA 129

CAPITULO 17: GRACIA SOBRE GRACIA - CAMINANDO EN EL ESPIRITU 132

CAPITULO 18: SER HIJOS POR ENCIMA DE SIERVOS 138

CAPITULO 19: SIN PRESION 144

CAPITULO 20: LA REALIDAD DE LA IGLESIA 148

CAPITULO 21: EL DESAFIO DE DIOS A SU IGLESIA 162

Bibliografía 167

Acerca del autor 168


PROLOGO
Conocí por primera vez a Fernando hace décadas, unos meses
después de la última reunión del avivamiento en La Paz, Bolivia. Mi impresión
de él fue que tenía una relación profunda con Jesús y que estaba entre los
principales líderes del movimiento. La próxima vez que hable con él fue más
de 30 años después de que un pastor amigo nos reconecto.

Mientras lo fui conociendo, llegue a la conclusión de que Dios lo


había preservado como una de las pocas personas (si no es el único) quien
se mantuvo viviendo bajo la unción y relación con Dios del avivamiento de
1972. Es por eso que lo llamo la “Reliquia viviente del avivamiento”.

No todos pueden escribir con autoridad, en relación a tan poderoso


evento, no solo como un testigo pero también como un protagonista.
Fernando hace esto con una descripción maestra de lo que yo lo llamo “El
avivamiento de adolescentes” que Dios uso para cambiar una nación.

Muchos de los milagros y detalles en su libro son únicos, relatos


de primera mano habilosamente provistos de un profundo entendimiento y
percepción del corazón de Dios. Fernando comparte lo que pasó y explica
porque pasó.

La razón por la que Dios se lo llevo a Fernando de Bolivia en el


mismo momento en el que el avivamiento estaba bajo ataque es un mensaje
poderoso para la presente generación, dejando el testimonio de lo que Dios
ha hecho como evidencia de que todo lo que leemos no es solo verdad sino
repetible. Leyendo este relato maravilloso de tal avivamiento provee una
motivación extraordinaria de buscar a Dios en esta generación para otra
visitación.

Fernando no solo está escribiendo acerca de la historia del


avivamiento en Bolivia, está escribiendo sobre su estilo de vida actual y

1
sobre el trabajo de Dios que puede cambiar a una nación, incluso hoy.

Fernando no es pastor, no es un evangelista, no viaja bajo un título


que lo define. Es un testigo vivo de la poderosa visitación que cambio una
nación, y, como tal, es una semilla que Dios está listo para sembrar en
las vidas de todo hijo hambriento y sediento que busca una manifestación
impresionante del toque de Dios en un mundo que desesperadamente lo
necesita.

El lector va a ser motivado, desafiado, e inspirado en buscar a Dios


para otra visitación como la que sucedió en Bolivia.

Carlos Peñaloza
Pastor Principal Ekklesia USA
Washington D.C.

2
PALABRAS DEL AUTOR

El libro que tiene en sus manos es la historia de lo que Dios ha hecho


en mi país, Bolivia. Somos testigos del poder, el amor y la misericordia de
Dios. También pudimos conocer, de una manera muy personal, quién es el
Espíritu Santo. Sin Él, nada de lo que ocurrió en Bolivia hubiera ocurrido.
Este libro no existiría. Gracias a Su ayuda, guía, fuerzas y sabiduría, esta
historia sale a la luz.

Este libro relata la obra del Espíritu Santo para glorificar el nombre de
nuestro Señor Jesucristo en el país de Bolivia. Nuestra oración y esperanza
es que de alguna manera transmita las cosas maravillosas que Él hizo.
Es con gran temor, pero a la misma vez gran entusiasmo que seguimos al
Espíritu Santo mientras nos habla a través de este libro.

La intención de esta historia es de desafiar nuestras vidas y nuestra


fe, como también de guiarnos en la dirección correcta. Verás cómo, a través
de los capítulos, se despliega el plan de Dios para Bolivia y cómo afectó a
mi país que comenzó con muy pocos creyentes y llego a cientos de miles.

En realidad, la historia para mi país y el resto de Latino América cambió.


Esto no me sorprende pues yo sé que tenemos un Dios Todopoderoso.
Tenemos un Dios que sostiene el universo en sus manos. Para Él no hay
nada imposible.

Mi esperanza y mi oración es que este libro sea una bendición


para tu vida. Yo sé que Jesús es el mismo y no ha cambiado. Él continúa
derramando Su Espíritu Santo a través de milagros y maravillas que ocurren
en todo el mundo.

Jesús viene muy pronto y yo sé que el Espíritu Santo está muy ocupado
preparando a la iglesia para que esté lista.
Nuestro Rey viene pronto.

3
4
Parte I:

AVIVAMIENTO EN BOLIVIA

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CAPÍTULO 1
COMIENZOS EN HUMILDAD

“Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar


a los sabios: y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo
fuerte: y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en Su presencia”.
1 Corintios 1:27-29

Estos son versículos que nunca cambiarán porque Dios no cambia. Él es el


mismo.

En los años 1970, Dios escogió a Bolivia, uno de los países más pobres
del mundo. Bolivia es un país pequeño en el centro de Sudamérica – un país sin
ninguna influencia en el mundo en esa época. Él usó a un joven, Julio César Ruibal,
quien solo tenía 19 años.

Julio no recibió preparación formal. Él no fue a una escuela bíblica. Él no


era pastor ni ministro. Era un creyente joven viviendo en los Estados Unidos cuyos
planes y estudios estaban concentrados en formarse como médico.

Sin embargo, Dios tenía planes diferentes para él y para Bolivia.

Julio nació en Bolivia en la ciudad de Sucre en el año 1953. Desde muy


joven, Julio deseaba tener una relación con Dios, así que era muy activo en la
iglesia católica. Cuando era muy niño, vio una película que le impresionó mucho,
Marcelino Pan y Vino. Esta película es acerca de un huérfano que fue adoptado por
unos sacerdotes en España. Este niño, Marcelino, solía ir al ático de una iglesia que
tenía muchas estatuas de Cristo. Al muchacho le gustaba uno en particular, el Cristo
crucificado en una cruz.

Un día Marcelino fue al ático y comenzó a hablar a este hombre crucificado.


El hombre se volvió en un ser vivo. Bajó de la cruz y comenzó a pasar tiempo con

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Marcelino, y Cristo se volvió un amigo para este jovencito. La película se trata de
esta relación.

Julio estaba muy impresionado con el tema de esta película y comenzó a


buscar esta verdad espiritual en su vida. Tenía un anhelo de encontrar a ese Amigo,
a encontrar al Jesús vivo.

Pero no pudo encontrar nada.

Asistió a escuelas católicas. Fue a la misa y su búsqueda continuó a través


de sus años de juventud. Se desanimó porque no encontraba lo que buscaba. El
recurrió al yoga, a lo oculto y a otras prácticas religiosas orientales. En su libro,
Ungido para la Cosecha del Tiempo Final, Julio habla de cómo perdió interés en las
prácticas religiosas vanas.

“Desde mi adolescencia, me había interesado lo sobrenatural. Desilusionado


con las tradiciones católicas, me di al yoga, al misticismo y al ocultismo. Las
sanidades sobrenaturales se trataban con frecuencia en el ocultismo, pero
rara vez se veía una. ” (Ruibal, p.18)

Julio deseaba ser médico porque se conmovía al ver el sufrimiento de


muchos enfermos que había conocido a través de su vida. Su sueño era tener un
barco para navegar por los ríos de la selva, atendiendo y sanando a la gente.

En el libro de Nicky Cruz, Satanás Anda Suelto, Julio comparte su testimonio


y explica cómo se involucró con lo oculto y como esas experiencias afectaron su
vida antes y después de encontrar a Jesús.

Yo no vi manera de hacer que mi sueño se cumpla, y para cuando tenía


dieciocho años no tenía éxito resonante en nada, y todos en mi familia me lo hacían
saber. Intenté con la música y los deportes, pero no era muy bueno en ninguno.
Sentía que, si no lograba cambiar mi vida de alguna manera, no sería nada, y
simplemente no podía seguir viviendo. (Cruz p.132)

El decidió estudiar medicina e investigar lo oculto.

Decidiendo que el ocultismo me traería satisfacción y éxito, estudié sus


muchas formas. Comencé con las religiones ocultas de Tíbet. Estas religiones
funcionan básicamente con el control de la mente – proyección astral, psicometría,
telepatía y astrología.

Al dominar estos rápidamente, fui a las religiones de la India, especialmente el

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hinduismo y el Yoga – Hatha-Yoga, Jnana-Yoga, Bhakti-yoga, y todas sus variaciones.
Luego fui a los estudios ocultos del hemisferio oeste – quiromancia, cartas de tarot,
meditación transcendental, percepción extrasensorial, parapsicología. Finalmente,
estudié lo que supuestamente era la disciplina más alta de todas – el misticismo de
oración y adoración.

Oración y adoración suenan bien, ¿verdad? Pero puedes orar a Satanás


como también a Jesús. ¡Y puedes recibir respuestas de Satanás! Por supuesto,
si tú oras a un espíritu que no sea el Espíritu de Dios o Jesús, tendrás que pagar
un precio. Satanás puede darle a una persona muchas cosas – dinero, sanidad,
conocimiento, protección, suerte. Satanás es dador – pero un dador sucio.

He hallado que lo que Satanás da, siempre te lo quita con altos intereses.
Es como un traficante de drogas, Un traficante tal vez te regale una dosis de droga, y
por un rato puedes tener una sensación maravillosa como si estuvieras en las nubes,
pero esos pocos minutos u horas son seguidas por tormento, temor y un sentimiento
de estar perdido, la desesperación de no saber qué te pasa. Y el traficante te hace
pagar un precio horrible al final – siempre con dinero – muchas veces con tu vida.
La Biblia llama a Satanás atormentador. Esa es la descripción perfecta. Él da – pero
toma todo de vuelta, y tú tienes que pagar un interés terrible. (Cruz, p.133)

En 1971, con su sueño de ser médico en mente, se fue a los Estados


Unidos, arribando en Florida fue viajando hasta llegar a California. Mientras estuvo
allí siguió con sus actividades de yoga y comenzó a entrenar a un grupo de jóvenes.

Mientras yo era adolescente, todas las puertas se abrieron para que yo


viniera a los Estados Unidos para estudiar medicina. Muy pronto estaba tomando
un curso premédica en Los Ángeles, pero al mismo tiempo estaba haciendo cosas
que ninguna persona normal podía hacer. Yo podía hipnotizar a la gente, los podía
controlar con mis ojos, les forzaba hacer las cosas que yo quería. Sabía cosas
que iban a pasar en el futuro. Podía causar que cosas extrañas pasaran. Podía
comunicarme por telepatía, aun si la otra persona estaba a muchas millas de
distancia. Y yo podía aprender lo que necesitaba sin estudiar.

El trabajo que ahora hacía era peligroso y complicado. En unos cuantos


meses había entrenado como a quince estudiantes hasta el punto en que podían
enseñar y estudiar al mismo tiempo. (Cruz, 134)

Para este tiempo ya era un maestro en yoga.

Yo avancé en la esfera de lo oculto con tal rapidez que pronto me volví el


gurú más joven en el hemisferio oeste y uno de los más avanzados y poderosos.

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Dos veces a la semana yo enseñaba yoga por televisión. Hatha-yoga
suena como unos ejercicios lindos y simples: todos creen que son sólo gimnasia.
Yo quiero advertir que es sólo el comienzo de una trampa diabólica. Después que
yo me convertí en un instructor de Hatha-yoga, mi gurú me ensenó que lo único
que hacen estos ejercicios en realidad es abrirte el apetito para lo oculto. Son
como la marihuana – tienden a llevarte a una droga peor y más fuerte, atándote tan
completamente que sólo Cristo te puede liberar. (Cruz, p.134)

“Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer


según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga
pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero,
ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los
muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas,
y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti”.
Deuteronomio 18:9-12

Muchas personas creen que el poder de lo oculto es simplemente un poder


de la mente. Esto no es verdad. Hay un punto más allá donde el poder de la mente
termina y el poder demoniaco se hace cargo. Por ejemplo, la astrología comienza
con pura astronomía – con la posición de las estrellas y los planetas y con una
variedad de fechas y ángulos. Pero hay un punto donde esta clase de información
termina y la interpretación tiene que ser aplicada para la persona individual a quien
se le lee su horóscopo. Es aquí donde el astrólogo siente la necesidad de ayudar.
Esta ayuda no vendrá de Dios, puesto que Él no desea que sepamos el futuro
a menos que Él lo revele. Así que es en este momento cuando te abres a una
influencia demoniaca. Los demonios saben algo del futuro. Satanás quiere que tú
desees este conocimiento. Así que en este momento entra el demonio para proveer
una asistencia sobrehumana para interpretar el horóscopo. (Cruz, p.134)

“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de


luz”.
2 Corintios 11:14

Verdaderamente parecía que lo oculto era la clave para los deseos de mi


corazón. En realidad, había llegado al punto en que los tibetanos llaman “Nirvana”
y que los ocultistas del oeste llaman “Conocimiento Absoluto”. Era el punto en que
estaba tan en sintonía con el mundo demoniaco que yo sabía y hacia cosas sin
ningún esfuerzo consciente. Yo recibía poder e información directamente de fuentes
sobrenaturales (Cruz p.134).

Al mismo tiempo, él comenzó a asistir a la Universidad, tratando de conseguir

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un título que le permitiera entrar a la escuela médica.

Mientras yo pasaba mi entrenamiento pre-médico yo estaba dando discursos


de lo oculto en diferentes escuelas, colegios y universidades. Todo me salía bien.
Pero sabes, el diablo no es como el Señor. Bajo el diablo, nunca sabes cuando la
magia puede fallar y las cosas pueden desmoronarse. (Cruz p.135)

La batalla espiritual de Julio continuaba mientras entraba más profundamente


en lo oculto.

“Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse


tras de ellos, yo pondré mi rostro contra de tal persona, y la cortaré de entre su
pueblo”.
Levítico 20:6

Esto fue lo que me pasó seguidamente. De repente comenzaron


a ocurrir cosas que yo no entendía. Surgieron problemas extraños entre mis
estudiantes. Divisiones surgieron entre ellos. Algunos de mis estudiantes decidieron
dejar las clases de yoga. Uno de mis estudiantes era un estudiante judío llamado
Aaron. Yo tenía un control tan completo sobre mis estudiantes que cuando Aaron
vino a decirme que había decidido dejar la clase, él estaba llorando y muy temeroso.
De hecho, a veces me decían que era un segundo Charles Manson a causa de mi
poder sobre mis estudiantes. (Cruz, p.135)

Las cosas más extrañas ocurrieron, pero no tomaré tiempo ahora de entrar
en ellos. Déjame decir solamente que mis nervios estaban totalmente trastornados,
y los dolores que había sentido desde que entré a lo oculto empeoraron. Dentro de
un mes tuve que ir a los doctores. Ellos me dieron unas pastillas, pero dijeron que
no podían encontrar nada malo…

Estaba comenzando a sentirme muy débil e indefenso. En la manera en que


algunas personas saben estas cosas, yo sabía por dentro que yo estaba muriendo
– sí, muriendo. Yo no puedo explicar COMO lo sabía, pero lo sabía. Cuando un
hombre está muriendo esperas que se contacte con sus amigos. Yo no tenía amigos
– había estado muy ocupado para los amigos. Sí, tenía a mis estudiantes.

Yo llamé a una reunión de emergencia a mis estudiantes, y yo estaba tan


débil que tuvieron que cargarme hasta mi cama. Yo seguía siendo adolescente y me
estaba muriendo. Los estudiantes me preguntaron si quería a un sacerdote, “No,”
les dije. Yo no quería a nadie. Yo sólo quería morir en paz. Los estudiantes hicieron
tocar un disco que ellos sabían que me gustaba, yo dije adiós, escribí una nota de
despedida, y me acosté para morirme.

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Yo sentí la sombra de muerte. ¡No era un sentimiento de paz! Era un
sentimiento fuerte y feo de condenación eterna.

Traté de aferrarme a las promesas del mundo de lo oculto. Pensé en la


reencarnación del cual me habían enseñado. Me dije que mi misión en la vida ya
había terminado, y que debía prepararme para la próxima existencia. Gracias a mi
progreso en lo oculto yo debería estar preparado para una vida mucho mejor la
próxima vez – pero de repente este pensamiento no tenía sentido.

Sentía que estaba deslizándome a un lugar demasiado terrible para


describirlo. Yo había pensado que estaba fortificado en contra de la muerte con mi
conocimiento y poderes especiales. Pero en este punto todo lo que me rodeaba
parecía estarse desquebrajando, y lo que pensaba que podía alcanzar de repente
se desvaneció. Sentí que me caía – luego no tuve conciencia de nada más.

La próxima mañana abrí mis ojos para encontrar a todos mis estudiantes
alrededor mío. Se habían quedado despiertos toda la noche orando por mí. Teníamos
tantos dioses en nuestros estudios de lo oculto, yo no sabía a cuál de ellos habían
orado, pero estoy seguro de una cosa: alguien había orado a Jesús, y Él en su
asombrosa gracia había respondido a esa oración.

Abrí mis ojos, y escuché una voz hablando en mi corazón. Entonces yo no


sabía que era esa voz. Aunque ahora sé que era el Señor. Él estaba diciendo, “Julio,
tienes una oportunidad más, y eso es todo”.

Me preguntaba que significaba – si era mi consciencia o mi subconsciente


tratando de darme un mensaje. Pero sabía que debía hacer caso.

Comencé a ir más despacio. Dejé de enseñar y le permití que uno de mis


estudiantes se hiciera cargo del trabajo. Fui más y más lento hasta que el trabajo
estaba casi disuelto.

Mientras estaba deshaciendo el trabajo que me había esforzado tanto para


desarrollar, yo sentí un poder trabajando a través de mí que era diferente. Yo pensé
que era el poder de mi mente, pero estaba equivocado. Yo recuerdo que cuando
estaba despidiendo a los estudiantes, yo les dije, “Son libres,” y sentí un gran alivio.
Yo también me sentí libre. Algo estaba obrando dentro de mí que era diferente a
todo lo que había experimentado antes, causando que deshaga con gozo todo lo
que había estado haciendo. ¡Naturalmente, al diablo no le gustó!

Me sentí mal. El dolor de cabeza que había tenido volvió peor que nunca y
todo era terrible…Las cosas se pusieron peor y peor (Cruz, pp.136-137).

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Fue entonces que Dios decidió intervenir.

Un día Julio estaba con sus amigos, en las afueras de la Universidad,


cuando paso una joven. Lo que era inusual de esta joven era que traía puesto un
poncho, el cual es una prenda de vestir típica de Bolivia.

Así que Julio le preguntó: “¿Ese poncho es de Bolivia?”

La joven se dio la vuelta le respondió que sí y continuó por su camino.

Julio sintió un impulso que debía hablar con ella. Les dijo a sus amigos: “Yo
necesito hablar con esa joven”.

Obviamente sus amigos se rieron y le dijeron: “Siempre andas tras las


muchachas”.

Julio les dijo: “No, hay algo diferente en ella”. Así que salió corriendo tras
ella otra vez.

Cuando la alcanzó ella se volvió a él y le preguntó: “¿Cómo sabías que soy


creyente?”

Él le dijo: “No lo sabía. Yo te pregunté si el poncho era de Bolivia”.

Ella respondió diciendo: “¡Qué raro!, porque yo escuché que me preguntaste


¿eres creyente?”

Ahí se ve la mano de Dios puesto que normalmente no habría confusión en


dos preguntas totalmente diferentes.

Yo estaba a no más que tres metros de distancia de ella. Yo sé que tengo


un acento, pero no es un acento tan fuerte que lo que dije sonaría como, “¿Eres
creyente?” Yo recuerdo haber apuntado al poncho de Kathy al hacer la pregunta.

Pero Dios permitió que ella escuchara, no lo que mi boca decía, sino lo
que mi corazón estaba preguntando. Cuando entré en el ocultismo yo buscaba
desesperadamente algo que no sabía qué era. Ahora sé que debajo de todo yo
estaba buscando a Dios. (Cruz, p.138)

Así que ella lo invitó a una reunión cristiana donde habría una evangelista
que sanaba, Kathryn Kuhlman, quien iba a ministrar. Cuando llegaron al lugar Julio
y su amiga, no podían creer lo que veían. Vieron una multitud de personas y un coro

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con una orquesta que cantaban hermosas canciones para Dios y muchos enfermos
sentados en la primera fila.

Llegó Kathryn Kuhlman y Julio la describió como una “mujer hermosa


llevando un vestido hermoso”. Ella parecía estar flotando al subirse a la plataforma.
Ella habló usando términos sencillos acerca del amor de Jesucristo y cómo murió
en la cruz para salvar a la humanidad del pecado. De repente, el ambiente cambió
totalmente. Un poder milagroso estalló, y los enfermos comenzaron a ser sanados.

Su voz parecía pronunciar con cuidado las palabras cuando comenzaron


a ocurrir las sanidades. Un niño ciego con la cabeza totalmente afeitada se sentó
frente a mí. Se le había operado de un tumor maligno en el cerebro que le había
causado la ceguera. Ahí mismo, frente a mí, recibió la vista. Su madre lloró con tanta
fuerza que se desmayó de la emoción. (Ruibal, p.18)

Cuando vimos a la gente siendo liberada de todo tipo de enfermedad y


problemas, nos quedamos atónitos. ¡Toda la gente alrededor de nosotros estaba
siendo sanada y sanada y SANADA visiblemente! Nosotros no creíamos que tal
cosa fuera posible. Por primera vez el verdadero y real poder de Dios, el poder del
Espíritu Santo penetró en ambos.

Yo había estado trabajando en sanidad antes de venir al Señor. Yo


busqué desesperadamente por cosas con los que podría ayudar a los enfermos
– hipnotismo, magnetismo, toda clase de terapia psíquica – pero no funcionaba.
Algunos conseguimos algunos resultados algunas veces…el diablo puede sanar
a alguien de vez en cuando porque lo que realmente quiere, y está dispuesto a
hacer cualquier cosa para conseguirlo, es el alma de esa persona, pero la sanidad
realmente es contra su naturaleza, así como es la esencia de la naturaleza de Dios
el sanar y restaurar (Cruz, p.139)

Lo más increíble fue que Kathryn señaló, después de tantas sanidades,


que “el suceso más importante de este día todavía no ha ocurrido. Nadie se mueva,
nadie se vaya del auditorio. Si no le ha dado su vida a Jesús, le falta el milagro
más importante. Nuestros cuerpos, sanos o enfermos, van a ser destruidos por la
muerte, pero el alma que se salva por su poder, por medio del nuevo nacimiento, es
eterna”. (Ruibal, p.19)

Julio estaba atónito. Él nunca había visto nada semejante a esto en toda
su vida. Finalmente, había encontrado aquello que había estado buscando tanto –
Jesús sanando a Su pueblo.

Él dijo: “Yo vi el evangelio siendo predicado y demostrado al mismo tiempo”.

13
“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”.
1 Corintios 4:20

Él fue al frente y abrió su corazón a Jesucristo. También fue sanado de un


problema que tenía en la espalda.

El Señor entro en mi vida, y me libro de la opresión satánica, me dio un


propósito, sanó todas mis enfermedades (jaquecas severas, problemas de espalda
y deterioro de la visión), y me restauró el alma. Verdaderamente no existe otro
camino: Jesús es el único camino. (Ruibal, p.19)

Por segunda vez esa noche él estaba atónito. Pero era salvo.

Asombrado por lo que había visto en ese lugar, donde se manifestó la gloria
de Dios de manera tan maravillosa, me dispuse a avanzar en esta nueva vida. Los
cambios ocurrieron con rapidez en mi vida. Habiendo probado el ocultismo, ahora
sabía que estaba en contacto con la viva realidad de Jesús, siendo la otra falsa.
(Ruibal, 19)

Él dijo: “Fui a mi habitación. Me eché en el piso. Levanté mis brazos, y dije:


‘Jesús, no necesito nada más porque te tengo a Ti.’”

Después de eso, recibió el bautismo del Espíritu Santo y se involucró en


reuniones pequeñas. Su vida estaba cambiando rápidamente.

El próximo día ambos fuimos a una reunión pequeña de oración. Había


como quince personas allí. Todos se pusieron de rodillas y oraron y oraron. Yo
oré también—yo creía en todo tipo de espíritus y poderes, y les oré a todos.
Afortunadamente nadie allí se dio cuenta cuan alejado del camino estaba, o si
escucharon lo que yo decía, no dijeron nada de que yo estaba haciendo oraciones
paganas a dioses falsos, y solo oraron por mí de todas maneras.

Después de más o menos una hora sólo quedaban como diez personas
ahí. Estaban imponiendo manos sobre cualquiera que quería oración. Yo seguía
padeciendo de dolores de cabeza, así que me dije a mi mismo, “No pierdo nada
intentando”. Entonces les dije a los cristianos, “está bien, pueden orar por mí”.

Me senté en la silla donde estaban imponiendo manos en cualquiera que


quería oración, y todos me rodearon. Había personas jóvenes, personas mayores y
personas de edad media.

Al pararse alrededor de mí, comenzaron a poner sus manos en mi

14
cabeza, cosas comenzaron a pasar. Yo tenía tremendas emociones en mi alma, y
parecía haber una gran conmoción en la habitación. Una tensión explosiva estaba
aumentando.

Yo sé ahora que el Espíritu de Dios estaba comenzando a exponer cosas


que habían estado arraigados en mi alma—yoga, clarividencia, astrología, vudú,
creencia en la reencarnación, la cábala, levitación, sanidad metafísica, escritura
automática, el uso del péndulo, percepción extrasensorial, ¡y todo lo demás! Los
poderes de la oscuridad estaban por enfrentarse cara a cara con el poder de Dios.
Dios estaba retando al maligno, y yo era el campo de batalla. Tenía la sensación de
que cada una de esas cosas ocultas era representada por un demonio diferente que
se había apoderado de mi alma.

Mi cuerpo estaba temblando y el cuarto estaba girando alrededor de mí.


Sentí lo que parecía una corriente eléctrica y tibia cursando por todo mi cuerpo
y causó que mi cuerpo se adormezca. Parecía que el Señor me estaba dando
anestesia antes de una operación. Yo creo con toda seguridad que lo hizo para que
los demonios adentro no me causaran daño al ser expulsados.

Al mismo tiempo sentí a los demonios que se iban como una corriente
eléctrica cursando por mi cuerpo, sentí algo más, parecido a un trueno que llegaba
y sacudía mi cuerpo entero. Comencé a clamar en lenguajes que no entendía.
¡Estaba siendo llenado con el Espíritu Santo y hablaba en lenguas! Por casi una
hora estaba llorando, temblando, levantando mis manos y sintiendo el tremendo
poder que me estaba llenando.

Por supuesto, al principio yo no entendía lo que pasaba. Luego alguien


entró al cuarto y exclamó, “¡Has sido liberado! ¡Estas siendo llenado con el Espíritu
Santo!”. Después me preguntaba cómo podría esto estar pasando si no entendía lo
que estaba pasando. Pero la Biblia dice que Dios conoce los deseos de nuestros
corazones. ¡Después de todos los años de búsqueda infructuosa de buscar a Dios,
fue Él que me encontró a mí! (Cruz, pp.139-141)

El Señor entró a mi vida en un momento crucial. Me rescató de las garras


de Satanás y me separó para cumplir sus propósitos cuando me encontraba en
una confusión terrible con una enfermedad física, sin poder determinar la causa del
problema.

Estaba emocionalmente herido y buscaba desesperadamente respuestas


para mi vida. Cuando Cristo vino a mí, no perdí nada, y gané todo. (Ruibal, p.19)

El quemó todos sus libros de yoga y les dijo a sus estudiantes: “Estábamos

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equivocados. Jesús es la única respuesta”.

Mi gurú y yo nos dimos cuenta de que teníamos que quemar todos nuestros
libros del ocultismo, así como en Hechos 19. No era fácil, créeme, después de que
habíamos estado estudiando y viviendo por estas cosas por tanto tiempo. Teníamos
cintas, libros, fotografías – materiales de lo oculto con valor de miles y miles de
dólares. Al estarlos arrojando al fuego a la media noche, mire a través de las llamas
a mi gurú al otro lado. Podía ver las lágrimas brillando en sus ojos. Fui a él y le dije,
“Lo sé, Nero, me duele a mí también”.

Pero no nos dolió por el precio de lo que estaba en las llamas; nos dolió
porque habíamos sido tan terriblemente engañados.

“Julio”, dijo Nero, “yo tengo que volver a Sudamérica. Mi esposa, mis hijos,
mis parientes y cientos de personas allí se involucraron en lo oculto a través de mí.
Tengo que volver y traerlos a Cristo”.

Cuando les había dicho a mis estudiantes que todas las cosas que les había
estado enseñando eran del diablo, ellos habían sentido amargura contra mí, y por
un tiempo yo había sentido amargura contra mi gurú. Era una carga saber que
habíamos estado predicando las doctrinas del diablo. Pero al quemar los libros y
las cintas y las fotografías, la paz de Dios nos cubrió y la amargura desapareció.
Después de quemar los libros del ocultismo, el Señor me guio a ayudar a mis antiguos
estudiantes uno a uno hasta que la mayoría fueron liberados. Fue asombroso ver
como Él obraba (Cruz, p.141)

Les he contado como solía soñar con ser doctor. Cuando encontré al
Señor, dejé todo lo que hacía, incluyendo mis estudios pre-médicos. Entregué mi
vida entera a Él. Después de un tiempo me encontraba orando por la gente que
estaba enferma – ¡y se sanaban! El Señor me devolvió mi sueño, y lo realizó en una
manera mejor de lo que hubiera esperado o pensado. (Cruz, p.143)

Entonces hubo otra reunión de Kathryn Kuhlman en el Auditorio Shrine


en California. Cuando él llegó a esta reunión en particular, las puertas ya estaban
cerradas. Julio se encontró afuera con muchas personas enfermas que necesitaban
sanidad.

Mientras estaba allí, escuchó a Dios que le decía: “Párate y predica”.

Titubeó al principio, pero finalmente cedió y se paró sobre una silla para que
todos pudiesen verlo.

16
Él dijo: “El mismo Jesús que está dentro del auditorio está aquí afuera.
¿Quién quiere ser sanado? Yo voy a orar”.

Debido a su apariencia, nadie quería acercarse a él. Tal vez pensaron que
estaba loco por la manera en que estaba vestido, con su cabellera larga, blue jean,
camisa mexicana y sandalias – un hippy típico de los 70. Finalmente, un anciano
que sufría de artritis tan severo que su cuerpo entero estaba torcido dijo, “ora por mí
jovencito, yo quiero ser sano”.

Así que Julio le dijo, “Ven a mí y oraré”.

El hombre apenas podía caminar, pero hizo un esfuerzo y pudo llegar hasta
Julio.
Julio dijo: “Comencé a orar, y cuando estaba a punto de imponer mis manos
sobre él, este hombre comenzó a gritar y dijo: ‘¡Estoy sano! ¡Estoy sano!’ y empezó
a correr por todos lados”.

Cuando la gente vio esto, muchas personas más se acercaron a él. Y Dios
comenzó a sanarlos.

Debido a los milagros, se creó una conmoción rápidamente. Algunos de los


diáconos vieron lo que ocurría afuera y se acercaron a Kathryn Kuhlman y le dijeron:
“Hay un joven orando por la gente afuera y la gente se está sanando. ¿Debemos
pararle?”

Kathryn dijo: “No, déjalo en paz. Dios me dijo que lo iba a levantar”.

Ese fue el comienzo del ministerio de Ruibal. De allí, se fue al Canadá,


luego a la costa del este, cerca de Boston. Arribó al aeropuerto de Boston sin saber
a dónde ir. Así que le dijo a Dios: “Yo no iré a ninguna parte hasta que Tú me
muestres Tu voluntad. No me importa cuánto tiempo tome”.

Mientras estaba sentado en el aeropuerto esperando que Dios se mueva,


otro joven se acercó y se sentó cerca de él. Después de un tiempo Julio le pregunto:
“¿Qué haces aquí?”

El joven le respondió: “No lo sé, pero algo me movió a venir y sentarme


aquí”. Luego le pregunto a Julio: “¿Y qué haces tú aquí?”

Julio le respondió: “No lo sé, estoy esperando que Dios me diga que debo
hacer”.

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Se rieron, y Julio dijo: “Pues creo que debemos irnos juntos”.

Este joven dijo: “Si, te voy a llevar a la iglesia católica”.

Cuando llegaron, el sacerdote


estaba por viajar fuera de la ciudad y lo encontraron en la puerta.

El sacerdote dijo: “Dios me dijo que Él iba a mandar a este joven así que ya
tenemos una habitación preparada para él con todo lo que necesitará. Cuida muy
bien de él hasta que yo regrese”.

Julio había sido criado como católico en Bolivia y había estado buscando una
relación real con Dios desde niño. También fue educado en un colegio católico, pero
como no encontró lo que había estado buscando, un sentimiento de resentimiento
comenzó a crecer en su corazón.

Muchos católicos de Boston sabían acerca del bautismo del Espíritu Santo
a través del avivamiento que ocurrió con David du Plessis en los años sesenta y
setenta. En 1936, Smith Wigglesworth, un evangelista británico y un patriarca del
movimiento pentecostal, le profetizó a David du Plessis, secretario general de la
Misión de Fe Apostólica (AFM) en Johannesburgo, de que vería el derramamiento
del Espíritu Santo a través de las denominaciones principales.

David Du Plessis comenzó a ver el cumplimiento de la profecía de


Smith Wigglesworth y comenzaron a conocerlo como el “Señor Pentecostés”.
Eventualmente, Dios abrió las puertas de la iglesia católica, aun la puerta para que
David ministre en Roma y en el Vaticano, lo cual expuso a los católicos alrededor
del mundo al bautismo del Espíritu Santo.

En la edición del 9 de septiembre del 1974 de la revista ‘Time’, David fue


mencionado a la par con personas como Billy Graham...como uno de los once
hombres más grandes en el “sacudir y formar” la fe cristiana en el siglo veinte.

Luego el 9 de septiembre del 1983, David fue honrado con la Medalla


Benemerenti por el Papa Juan Pablo II, una condecoración por un servicio
excepcional a todo el cristianismo. Fue la primera vez que esta condecoración se
hubiera otorgado por la iglesia católica a alguien que no fuese católico. (Liardon,
2018)

Cuando Dios envió a Julio a Boston, Él había preparado un lugar donde el


sacerdote ya conocía y seguía al Espíritu Santo.

18
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes
verán visiones”.
Joel 2:28

En comprensión retrospectiva, podemos ver lo que Dios hacía en la vida de


Julio a través de su tiempo en Boston. Yo creo que Dios deseaba sanar su corazón
y quitar todo resentimiento en contra de la iglesia católica. Esto tenía que hacerse
porque Dios abriría las primeras puertas para el avivamiento con el ministerio de
Julio a través de la iglesia católica en Bolivia. Dios estaba restaurando el corazón
de Julio porque iba a predicar en un país católico. El Espíritu Santo sería derramado
sobre los católicos en Bolivia.

Cuando Julio hablaba, sólo hablaba de Jesús, el Padre y el Espíritu Santo.


El jamás mencionaba denominaciones ni otras religiones. Los católicos que le
escuchaban podían relacionarse con ese mensaje porque sabían quién era Jesús,
quien era Dios, y estaban a punto de saber quién era el Espíritu Santo en una
manera muy personal. Al principio del avivamiento, muchos sacerdotes católicos
fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a entender lo que Dios estaba a
punto de hacer en Bolivia

El Centro Carismático Católico La Mansión en Santa Cruz, fue uno de los


lugares que nació a causa del derramamiento del Espíritu Santo. La iglesia aún se
reúne 40 o más años después y es una puerta para que el Espíritu Santo toque a
los católicos aun ahora.

Julio terminó en una habitación agradable en una iglesia católica en Boston


con una oficina privada y una secretaria privada. Él estaba atravesando la escuela del
Espíritu Santo y aprendiendo a escuchar Su voz pura y hermosa y como depender
de Él, como reconocer Su guía y Su presencia. Julio no tenía la menor idea de lo
que Dios tenía en el futuro para él. Su entrenamiento fue intenso, y su crecimiento
fue sobrenatural. Comenzaron a tener reuniones. Diariamente Dios traía personas
para ser sanadas. Un avivamiento comenzó a ocurrir.

Después de eso, Dios le dijo a Julio que quería que retorne a Bolivia a
predicar el evangelio.

19
CAPÍTULO 2
EL RÍO DEL ESPÍRUTU SANTO

Yo siempre me asombro de la manera en que el Río del Espíritu Santo


comienza. Yo soy de Bolivia y he vivido la mayor parte de mi vida en La Paz, donde
están las montañas muy grandes de los Andes.

Cuando era pequeño, una de mis actividades favoritas era ir a la selva.


Para llegar a la selva, primero debes subir las montañas. Arriba en las montañas
es donde nacen los ríos. Al principio, un río comienza con unas cuantas gotas que
forman una pequeña quebrada de agua. Y esa quebrada crece poco a poco. Al
correr el agua por la montaña y se acerca a la selva, se vuelve un río, y ese río se
junta con otros ríos que también bajan.

Al final, los ríos forman el Río Amazonas, que es el río más grande del
mundo, tan fuerte que nada lo puede contener. Nada lo puede controlar. A través
de los años comencé a entender que el mover del Espíritu Santo es como un río.
Comienza en lugares muy pequeños y se vuelve más y más fuerte hasta que llega
a ser una explosión que nadie puede controlar.

Eso es exactamente lo que ocurrió en Bolivia.

Julio arribó a La Paz en agosto del 1971, y fue primero a la casa de su


padre.

Su padre estaba asombrado de verlo y le dijo a Julio: “¿Qué haces aquí?


Deberías estar en la universidad”.

Él dijo: “No papá. Voy a predicar el evangelio”.

El padre de Julio estaba muy enojado con él. Él le llamó a la madre de Julio
y le dijo: “Vamos a mandar a Julio al ejército porque es lo único que puede enseñarle

20
y hacerle cambiar de idea”.

Los padres de Julio estaban divorciados y, según Julio, nunca podían


ponerse de acuerdo en nada. Pero esta fue la primera vez que estaban de acuerdo.
Cuando Julio se enteró del plan de sus padres, se escapó. No tenía otra opción. Él
comenzó a buscar a sus amigos para vivir con ellos. Sus padres no tenían idea de
lo que Dios estaba a punto de hacer con su vida, al principio no creían nada de lo
que Julio decía. Pero Dios tenía un plan para convencerlos.

Mientras esto ocurría, Julio estaba buscando dónde debía ir y con quien
debía hablar. Él pensó que lo mejor era ir a hablar con pastores. Él fue a hablar con
una asociación de pastores en La Paz. Comenzó a contarles que Jesús iba a tocar
a Bolivia, que sanidades ocurrirían y que estadios se llenarían de personas.

Para la consternación de Julio, lo rechazaron. Le dijeron: “Eres un profeta


falso, y nosotros no creemos las cosas que nos cuentas. Así que sal de aquí”.

Lo votaron. Así que él le preguntó al Espíritu Santo qué debía hacer. El


Espíritu Santo le dijo: “Ve con tus amigos”.

Así que comenzó a buscar a sus amigos de nuevo para compartir sus
experiencias con ellos. Y sus amigos comenzaron a abrir sus corazones a Jesús y
a recibir el bautismo del Espíritu Santo.

Julio dijo a sus amigos: “Díganles a sus amigos que se reúnan para que yo
pueda compartir con ellos y yo le diré a mis amigos que vengan”.

Las reuniones comenzaron con la palabra de boca en boca, y los amigos


comenzaron a reunirse en las casas. El poder de Dios fue evidente porque todos
comenzaban a entregar sus vidas a Cristo y fueron tocados por el Espíritu Santo.

El mensaje de Julio era muy sencillo: “Jesús está vivo. Jesús te ama. Jesús
viene muy, muy pronto”.

Con eso, el Espíritu Santo hacia el resto. El número de creyentes comenzó


a crecer porque Dios comenzó a sanar a la gente, Dios comenzó a cambiar a la
gente, y Dios comenzó a hacer milagros entre ellos.

Mi ministerio comenzó con familiares y amigos. Ellos eran los que mejor me
conocían como para entender que algo radical había ocurrido en mi vida. Muchos
fueron salvados y se sumaron a un pequeño núcleo de creyentes… Al predicarles a
mis familiares y amigos, Dios comenzó a moverse con señales. La gente recibía el

21
toque milagroso del Señor y era sanada. Ese pequeño núcleo creció a 20, 50 y 100
personas. (Ruibal, p.21)

Cuando la cantidad en las reuniones creció demasiado para las casas,


Julio tuvo que buscar locales más grandes. Mientras que los evangélicos le habían
cerrado la puerta a Julio, la iglesia católica le abrió sus puertas. Las primeras
reuniones públicas se hicieron en un edificio católico, la Iglesia de San Miguel en
La Paz. En una de las reuniones allí, Julio vio a su padre que escuchaba y miraba
mientras predicaba el evangelio.

Cuando Julio comenzó a orar por los enfermos, había un niño que había
venido por oración. Julio miró al niño y dijo: “Necesito un testigo para lo que Dios
está a punto de hacer”.

Así que señaló a su padre y dijo: “Usted, señor, venga aquí para ser un
testigo”.

El no mencionó que este hombre era su padre. Así que Julio le dijo: “¿Ve a
este niño? Él no tiene orejas, ni tiene canales de oído”. Todo estaba sellado.

Luego le dijo: “Ahora mire lo que Dios va a hacer”.

Así que oró, y de repente las orejas comenzaron a crecer. Los canales del
oído comenzaron a formarse en ambas orejas.

El padre de Julio estaba atónito con todo lo que estaba escuchando y


viendo. El cayó de rodillas y recibió a Jesucristo como su salvador. Que yo sepa,
ese fue el primer milagro creativo que ocurrió en Bolivia. Con eso, Dios cambió el
corazón del padre de Julio.

Bolivia es una pequeña nación cercada de tierra que se encuentra en medio


de Sudamérica. A veces le dicen el “corazón” de Sudamérica y comparte frontera
con Perú, Chile, Argentina, Paraguay y Brasil.

En el siglo XVIII, Bolivia fue la primera colonia que se rebeló contra España,
el país que había colonizado la mayoría de Latino América. Irónicamente, fue el
último país en declarar su independencia de España en agosto del 1825. La historia
de Bolivia ha sido muy caótica a causa de la inestabilidad política, segregación
social y pobreza económica. En lo político, durante los años cuarenta y cincuenta,
la mayoría de los partidos que gobernaban Bolivia tenían tendencias socialistas y
comunistas. En ese tiempo en particular, se hicieron cargo de las compañías de
petróleo y las minas y la mayoría de los otros recursos naturales que controlaban la

22
economía.

Al comenzar estos partidos populistas a involucrarse en dictaduras, los


presidentes no duraban más que unos cuantos meses. De hecho, Bolivia fue famoso
por tener el mayor número de presidentes por año. Durante los años sesenta y
setenta, Fidel Castro de Cuba y Che Guevara querían extender su revolución a
Latino América. Durante este tiempo, el gobierno boliviano estaba inmerso en una
lucha contra los guerrilleros de Che Guevara. Los estudiantes y el pueblo querían
tener un gobierno comunista.

En medio de esta confusión, Hugo Banzer Suárez entró al poder en 1971


como un dictador militar. Económicamente Bolivia era uno de los países más pobres
de Latino América. En su discurso del 1964 el General René Barrientos Ortuño,
presidente de Bolivia en ese entonces, dijo que los niveles de pobreza llegaron cerca
del 60%. Debido a los desfases socioeconómicos, la injusticia social era extrema.
La mayoría de la población era indígena, pero eran tratados como esclavos.

La iglesia católica tenía un poder y una influencia tan tremenda con el


gobierno que era reconocido y sustentado como la religión oficial de Bolivia. Otras
religiones podían compartir sus creencias, pero gran persecución llegó en medio
de esta atmósfera. La iglesia evangélica era casi inexistente. De lo que yo podía
ver, todos se sentían orgullosos de ser católicos. Siendo cristiano protestante o
evangélico tenía una connotación negativa, siendo sólo los pobres y analfabetos
que se identificaban como tal.

Sin datos estadísticos, es difícil entender el alcance del avivamiento en


Bolivia: los números de las personas sanadas y salvadas, las maneras en que mi
nación cambió y cómo fue impactada la iglesia, no sólo en Bolivia sino a través de
Sudamérica. Con tristeza debo entender y admitir que las estadísticas de un país
tercermundista en esa época en particular no están disponibles. Lo que sí puedo
compartir con ustedes son recortes de las fotos de los periódicos del tiempo del
avivamiento.

Así que lo dejaré a tu imaginación. Sé tú el juez.

Yo sólo sé que cuando el Espíritu Santo se mueve, no hay nada imposible.


No hay un corazón de piedra que Él no pueda tocar y quebrantar.

Él es el autor del pentecostés y pudimos ser testigos de una nueva ola de


pentecostés en Bolivia. Yo creo que estamos a punto de experimentar de nuevo
el cumplimiento de la profecía encontrado en el libro de Joel, “’Y después de
estoderramaré mi Espíritu sobre toda carne’, dice el Señor”. (Joel 2:28)

23
Yo creo que el próximo avivamiento será mundial, y con la tecnología
moderna estamos a punto de tener todas las estadísticas que necesitamos.
Necesitamos reconocer y estar agradecidos por todas las personas que oraron para
que ese avivamiento llegase a Bolivia.

En realidad, el terreno fue preparado con lágrimas, penas, y aun sangre


derramada por muchos hermanos y hermanas. Debemos reconocerlos y darle
gracias a Dios por sus vidas, porque sin ellos, no creo que el avivamiento hubiera
llegado a Bolivia. Hay muchos evangélicos que pagaron el precio con sus vidas.

En la masacre de Melcamaya de 1949, en la ciudad de Oruro, varios


creyentes Bautistas fueron asesinados con piedras y cuchillos. Incluían dos pastores
Bautistas, un misionero canadiense y cinco hermanos quechuas, dos de los cuales
eran jovencitos. Era muy difícil vivir como un cristiano evangélico durante los años
cuarenta, cincuenta y sesenta. En medio de este trasfondo, Dios, en Su soberanía,
decidió cambiar este país con el evangelio.

Julio César Ruibal recibió una profecía poco antes de salir de los Estados
Unidos: “Bolivia, Bolivia, pequeña entre las naciones. De ti saldrá la Luz del Mundo”.

Yo creo que, con este libro, podrás entender la magnitud de esta profecía y
como ha ido cumpliéndose. Julio simplemente fue obediente a Dios. Él no tenía un
plan, no tenía recursos, no tenía ninguna preparación de cómo traer avivamiento a
un país. Él sabía que tenía que depender totalmente del Espíritu Santo y rendirle
todo a Él. Julio tenía muchos atributos positivos, pero los que tocaron mi vida, más
que cualquier otro, era su obediencia a Dios y como se rendía totalmente al Espíritu
Santo.

Lo que comenzó como un chorrito de agua comenzó a formar un pequeño


río.

Las casas comenzaron a abrirse, y los amigos de los amigos de sus amigos
comenzaron a ser creyentes. De repente, todos sentían curiosidad acerca de
Jesús. Estudiantes en los colegios y las universidades sentían curiosidad. Todos
comenzaron a hablar de Jesús como si estuviera vivo y caminara por las calles de
La Paz.

Sanidades comenzaron a ocurrir. Los milagros comenzaron a ocurrir – no


solamente a través de Julio, sino también a través de los jóvenes que entregaban
sus vidas a Jesús. Julio era el líder, y él comenzó a enseñarles lo que el Espíritu
Santo le enseñaba a él. Así como en la Biblia, los creyentes fueron enviados de dos

24
en dos a diferentes partes de La Paz: casas, parques, plazas - donde fuera que el
Espíritu Santo les guiaba.

Comenzamos a reunirnos en hogares y auditorios. Marchamos por las


calles, predicamos en las plazas y el grupo creció aún más. La pandilla más brava
del país se salvó y se unió a nosotros. Las casas y los auditorios ya no podían
contenernos así que comenzamos a reunirnos en parques. (Ruibal, p.21)

La gente en La Paz comenzó a escuchar acerca de Jesús a través de


amistades, familia y conocidos – aun de extraños. Era común tomar un taxi y
escuchar al chofer preguntar: ¿Ha escuchado que están ocurriendo sanidades? La
gente está hablando y dice que Jesús está vivo”.

Lo mismo ocurría si ibas al mercado. La gente te contaba que Jesús estaba


vivo. Se podía entrar al banco, a la farmacia – a cualquier lugar. La atmósfera de La
Paz comenzó a cambiar radicalmente. Todos estaban hablando de Jesús, y todos
comenzaron a sentir gran curiosidad acerca de quién era Jesús.

Yo recuerdo mi propio encuentro con Jesús.

Como Julio, yo estaba involucrado con la iglesia católica. Yo solía ayudar al


sacerdote con la eucaristía. Yo solía ir con mis amigos a hacer sonar las campanas
para llamar a la gente para que vengan a la misa. Yo realmente deseaba encontrar
a Jesús y me impresionó la misma película que tocó a Julio, Marcelino, Pan y Vino.
Yo quería tener un amigo como lo tenía Marcelino. Pero porque no encontré nada,
estaba desanimado. En la iglesia católica sólo encontré religión, salvación por obras
y nada más.

En ese tiempo, había una filosofía que venía de Rusia, China y otros
países que apoyaban una agenda política sin Dios. Los rusos creían que Dios era
la creación de la mente humana. Karl Marx, filósofo y economista alemán, había
dicho: “La religión es el opio de las masas”.

Como yo no podía hallar ninguna verdad, estaba de acuerdo con estas


filosofías. Así que me dije: “Dios no existe. Todo es una farsa”.

Al mismo tiempo, había mucha lucha entre el comunismo y el capitalismo.

Los comunistas solían decir: “Jesús es la creación de los americanos. Con


eso quieren controlar a los países”.

Para mí eso tenía sentido porque la mayoría de los misioneros eran

25
americanos. Supongo que me volví ateo, y me olvidé de Dios. Lo que yo recuerdo
es que me reunía con mis amigos para jugar futbol, divertirnos, y pasar tiempo
juntos. Esa era nuestra vida – sólo divertirnos.

De repente, como la atmósfera había cambiado tanto en La Paz, la gente


quería hacer cosas buenas. Así que mis amigos se juntaron y dijeron: Sólo nos
juntamos para jugar futbol, ¿porque no podemos ayudar a la gente?”

Para mí, eso era lo más extraño que había oído jamás. De repente mis
amigos querían ayudar a la gente – gente pobre. Yo los miré como si estuvieran
locos, pero les seguí la corriente. Tuvimos una reunión en la casa de un amigo y
hablaron acerca de ayudar a la gente.

Unos días después, yo estaba pasando el rato con mis amigos en mi barrio.
Vi a una vecina caminando hacia su casa, una muchacha que yo quería llevar al
cine conmigo.

Les dije a mis amigos: “Voy a pedirle que vaya al cine conmigo”.

Me acerqué a ella y vi que estaba llorando. Le pregunte: “¿Porque lloras?


¿Tienes un problema? ¿Porque estás tan triste?

Ella dijo: “No, yo no tengo un problema y no estoy triste. Hoy es el día más
hermoso de mi vida”.

Pensé para mí, “pues, tal vez consiguió una beca para ir a estudiar a los
Estados Unidos,” porque ese era el sueño de todos en esa época.

Ella me miró y me dijo: “Fernando, hoy es el día más hermoso de mi vida


porque supe que Jesús me ama, y Jesús te ama a ti. Él está vivo y volverá muy
pronto”.

La miré y no lo podía creer. Era como si alguien me estuviera dando una


bofetada en la cara.

No dije nada, pero me di la vuelta y volví a mis amigos.

“¿Le pediste que saliera?” me preguntaron.

“Ella está loca” Les dije: “Ella me dijo que Jesús está vivo y que Jesús me
ama”. Todos nos reímos y comenzamos a burlarnos de ella.

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El próximo día, otra vez en mi vecindario, hablé con una muchacha más
joven que era como una hermana para mí. Yo sabía que esta muchacha había estado
usando drogas. En ese tiempo el uso del LSD y la marihuana eran prevalentes en
Bolivia. Me acerqué y quise hablar con ella.

Ella dijo: “Fernando, este es el día más hermoso de mi vida”. Estaba


sonriente y se veía muy feliz. Ella irradiaba felicidad.

Le dije: “¿Por qué?”

“Porque Jesús me ama, y Él te ama a ti. Él está vivo”, dijo ella, usando
prácticamente las mismas palabras que la otra joven.

La miré y le dije: “Mira, no sé qué has tomado hoy, pero creo que estas
alucinando. Deberías ir a casa y descansar”.

Dios comenzó a inquietarme.

Comencé a pensar: “¿Por qué hablan todos de Jesús? Él no es real”. Yo


comencé a enojarme.

Cuando llegué a mi casa, mi hermano menor vino a mí y me dijo: “¿Fernando,


sabías que Jesús está vivo?”

Eso ya no lo podía aguantar. Me enojé tanto que le arrojé mi zapato, y le


dije: “Si te alcanzo, te voy a dar una paliza”. Él salió corriendo.

Más tarde, volvió a mí y me dijo: “¿Por qué estás enojado conmigo? Yo sólo
te estoy contando lo que todos comentan. De hecho, ¿por qué no vas a una de las
reuniones para ver por ti mismo lo que están hablando? Hoy hay una reunión cerca
de la casa”.

Pensaba para mí mismo: “¿Cómo es que este muchacho sabe tanto acerca
de estas cosas?”

Era un miércoles en diciembre del 1972. Yo tenía 20 años y estaba inscrito


en la universidad para estudiar medicina.

Cuando me acerqué a la casa, noté que había mucha gente sentada en la


acera como dos o tres cuadras antes de mi casa. Había personas de toda edad y
toda clase y estaban tan apacibles, hablando entre sí y riendo. Yo pasé por su lado
pensando: “¿Qué hacen aquí todas estas personas?”.

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Yo no podía entender qué estaba pasando. ¿Por qué estaban todos ahí
sentados en la acera, tan apacibles? Cuando llegué a la casa, la puerta estaba
cerrada con llave. Había tanta gente adentro que no había espacio. Le pregunté
a alguien como podía entrar y me dijeron que vuelva el viernes para otra reunión.
Simplemente me quedé ahí parado atónito. No podía entender porque había tantas
personas adentro y que hacían ahí.

De repente, abrieron la puerta y dijeron: “Vamos a ir a una casa más grande”.

Para entonces sentía mucha curiosidad así que estaba determinado a no


perderme esta reunión. Cuando logré entrar en la casa, estábamos apretados como
sardinas, hombro a hombro. Nadie hablaba ni decía una sola palabra. Yo seguía
pensando: “¿Qué hacen todos aquí?” No había música. No había comida. No había
nada.

Le pregunté a alguien: “¿Y ahora qué?”

La persona me respondió: “Sólo espera. ¿Ves a ese joven con el libro bajo
el brazo? Él va a hablar”. (Este joven era uno de los que formaba parte del liderazgo
en el avivamiento.)

Vi al que iba a hablar de atrás y me di cuenta de que me era conocido. En


realidad, lo reconocí porque era un amigo mío. Él estaba vendiendo drogas y era el
proveedor de mi vecindario. Cuando lo vi, pensé: “Ahora todo tiene sentido. Todos
estaban felices porque estaban drogados y estaban alucinando acerca de Jesús”.

Finalmente, este joven habló. Literalmente su sermón consistía en: “¿Quién


quiere conocer a Jesús? Levanten las manos”.

Eso fue todo lo que dijo.

Yo levanté mi mano y dije: “Yo realmente quiero conocer a Jesús”.

Él no me dijo nada a mí. El me reconoció y sólo dijo: “Jesús, tócalo”.

Lo siguiente que recuerdo, estaba de rodillas, y vi a Jesús muriendo en la


cruz.

Podía ver la sangre. Podía ver su rostro. Podía ver el dolor en Sus ojos.
Tantas expresiones, tantos detalles.

Y, de repente, me di cuenta de que Él sufría y moría por mí.

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Comencé a decirle: “Lo siento, Jesús. Lo siento. Yo de verdad no sabía
que habías muerto por mí”. Y comencé a pedirle perdón. Yo estaba llorando. Yo no
entendía lo que me sucedía.

Cuando al fin me paré, mi vida había cambiado para siempre. Finalmente,


encontré a mi Amigo, alguien que estaba vivo. Alguien con quien podía hablar y
pasar tiempo. Esa fue mi experiencia y creo que mi experiencia no fue única para
mí sino la experiencia de cientos de miles de personas que lo tuvieron en mi país
durante el avivamiento.

LA CONVICCIÓN DEL PECADO

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia, y de


juicio”.
Juan 16:8

Cuando mi amigo me tocó, yo no esperaba que pase nada.

Al principio, sentí convicción por mi pecado. Comencé a pedir perdón


porque el Espíritu Santo me estaba mostrando mis pecados. Yo sentía culpabilidad
y tristeza porque fueron abiertos mis ojos, y yo vi a Jesús muriendo por mí en la
cruz. Eso me dejó boquiabierto. La imagen era tan vívida y real, que lo único que
podía decir era: “Jesús, perdóname, perdóname. Yo no sabía que habías muerto
por mí”.

Estaba atónito. Había sido despertado al bien y el mal. Antes de esto, no


tenía una conciencia verdadera. Antes de conocer a Jesús, no me importaba la
gente. Solo vivía en mi propio mundo para divertirme y vivir para mí. Después de
conocer a Jesús, El me dio Su compasión y Su corazón para la gente enferma. Yo
comencé a entender que Jesús murió por cada persona, y eso avivó mis sentidos.

Para los católicos religiosos que no tenían una relación real con Dios, el
cristianismo era como una historia mitológica. Ellos me dijeron que Jesús murió en
la cruz, pero los católicos siempre estaban enfocados en el pasado. Los evangelios
sólo eran historias que estaban desconectadas. Antes de mi encuentro con Cristo,
yo escuchaba a los católicos hablando del cielo y el infierno, pero no tenía sentido
de la misericordia, el amor o la presencia tangible de Dios. Pero en ese momento,
Jesús se hizo real para mí. Finalmente estaba descubriendo que lo que pasó hace
2.000 años estaba presente hoy porque vi que Jesús moría por mí, por mis pecados
personales.

29
Cuando me paré después de esa experiencia, lo que noté era que yo sabía,
que yo sabía que yo sabía que Jesús estaba vivo. Yo sabía que el cielo era real. Yo
sabía que el infierno era real, y yo tenía el sentido que Jesús vendría pronto – muy
pronto. Me obsesioné con Jesús…Yo sólo pensaba en Él, sólo quería hablar de Él,
leer acerca de Él y conocer acerca de Él.

Desde ese momento entraron en mi vida la esperanza, el gozo y la paz. Yo


era totalmente diferente al punto que cuando llegué a casa esa noche mi mama se
asustó y me preguntó, “¿Qué te pasó?”

En cuanto llegué a mi casa de nuevo, estaba buscando una Biblia. Mi mamá


me mostró una Biblia católica y comencé a leerlo hasta muy entrada la noche. La
próxima mañana comencé a compartir mis experiencias con mis amigos.

Comencé a orar todo el día. Ya no jugaba futbol ni veía más películas. Me


olvidé de todo. Ya no pasaba el tiempo con mis viejos amigos, y si lo hacía, sólo
compartía el evangelio. Yo terminé dejando a mis amigos porque mi vida había
cambiado tanto, ya no tenía nada en común con ellos y comencé a buscar relaciones
con otros nuevos creyentes.

La bondad de Dios fue lo que me llevó al arrepentimiento (Romanos 2:4). Y


es así como obraba en cada corazón durante el avivamiento. Él reveló Su amor por
nosotros y luego nos mostraba el pecado que Él deseaba quitar de nuestras vidas.
Necesitamos recordar que no hay condenación para aquellos que están en Cristo
Jesús (Romanos 8:1). Mientras que el Espíritu Santo siempre nos trae convicción,
nunca nos condena. Ese es el trabajo de Satanás como el acusador de nuestros
hermanos (Apocalipsis 12:10).

Mi vida cambió radicalmente, y comencé a tener una relación con el Espíritu


Santo.

RELACIÓN CON JULIO

El día que Dios me tocó, Yo no sabía que mi amigo que oró por mi estaba
casi en la cima del liderazgo que Dios estaba construyendo en Bolivia. Mi amigo,
que era antes narcotraficante, me acompañó a mi casa ese día porque éramos
amigos.

Yo tenía tantas preguntas para él: “¿Qué me pasó?”

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Él dijo: “Dios te tocó. Sabes, Jesús volverá muy pronto”.

Yo le dije: “¿De veras?”

Él dijo: “Si, está en la Biblia. Deberías leerla”.

El comenzó a describir como volvería Jesús y lo que la Biblia decía. Era


surrealista. Yo estaba tan impresionado. Él me dijo que iban a tener una reunión en
la Plaza Baden-Powell, que es una pequeña plaza en la zona de Miraflores en La
Paz. Yo fui a esa reunión y allí conocí a algunos del liderazgo. Estaban cantando y
hablando en un lenguaje desconocido.

Yo les pedí: “¿Pueden escribir lo que están diciendo, para que yo pueda
orar como lo hacen ustedes?”

Ellos dijeron: “Esas son lenguas”.

Yo pregunté: “¿Qué son lenguas?”

“Bueno, cuando el Espíritu Santo te toca, te da un nuevo lenguaje”. (Hechos


2:3)

Yo realmente lo quería.

Fue entonces que me invitaron a reunirme con ellos en la casa de Chicho.


Chicho estaba en la cima del liderazgo.

Luego dijeron: “Julio va a estar ahí”.

“¿Dónde vive?”

Para entonces, todos querían estar con Julio, así que todos eran muy
reservados con los lugares de reunión y la hora. Me dieron la dirección y cuando
llegué y golpeé, pude entrar y Julio estaba ahí.

Yo pensé, “Así que éste es Julio”.

Él solo tenía 19 años

Yo pensaba: “Vaya, tan flaquito. Como nosotros. Sólo un hippy con pelo
largo”.

31
Esta vez, sin embargo, vestía de traje. El Espíritu Santo le decía lo que
debía vestir.

Él dijo, “Hay muchas necesidades aquí, pero antes de hacer algo, pregúntale
al Espíritu Santo por quién debes orar. Él es el único que conoce los corazones de
los creyentes”.

Así que comencé a orar y pedirle al Espíritu Santo me muestre por quién
debía orar.

El Espíritu Santo me dijo que ore por Julio, y yo le dije, “No lo creo. Yo creo
que Julio necesita orar por mí”.

Tuve una conversación rara donde discutí con el Espíritu Santo. Él es tan
persistente. Finalmente, me rendí y acepté orar por Julio.

Julio estaba sentado en el centro del cuarto, orando. Me acerqué a él y puse


mis manos sobre su cabeza. Creo que se sorprendió al verme porque me agarró, y
el comenzó a orar por mí.

Fue un tiempo maravilloso.

Ese día algo me cubrió como una transferencia. Yo no lo sabía entonces,


pero ahora sé que fue una impartición de la unción que él había recibido del Espíritu
Santo. Después de eso, no lo vi mucho, pero una conexión profunda fue establecida
entre Julio y yo. Lo raro es que sentía como si lo conociera – como era su corazón
y cuáles eran sus necesidades.

Yo sabía cómo se estaba sintiendo Julio y lo que le pasaba. Yo tenía una carga de
orar por él, todos los días. Así que lo hice. Lo tomé como mi trabajo, mi privilegio de
orar por él. Yo fui muy disciplinado y fiel en esto.

Para mí, conocer a Julio y hacerme su amigo era un milagro. Tantas


personas hablaban de él y querían conocerlo. Julio comenzó a entender la magnitud
del mover del Espíritu Santo de los comentarios que hacía con sus amigos.

Un día, mientras caminaban por las calles de La Paz, él le dijo a su amigo:


“En unos cuantos meses, yo no podré tener este lujo de simplemente caminar por
las calles de La Paz. Muy pronto no tendré la privacidad de hacer nada. Voy a
requerir de guardaespaldas”.

Y eso es exactamente lo que pasó.

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Julio ya no podía caminar por las calles de La Paz porque, como Jesús, todos
querían hablarle y ser tocados por él.

Vi a Julio otra vez antes de su viaje a Perú, y después de eso no lo vi por el


resto del año.

SANTIFICACIÓN DE UNA NACIÓN


Para mí, la vida cristiana no se trata de una teoría sino de la experiencia.
Estableces una relación con el Espíritu Santo. Él es el que cambia tu vida
totalmente. Por ejemplo, yo no sabía que fumar era malo porque todos fumaban
cigarrillos y marihuana. Nadie nos decía que no fumáramos. Julio estaba ocupado,
el avivamiento estaba ocurriendo, y había tantos jóvenes llegando a Cristo. Nuestros
líderes no podían tratar con cada persona.

Teníamos muy poca guía humana, pero teníamos mucha guía espiritual
porque el Espíritu Santo comenzó a tomar control de nuestras vidas y a enseñarnos.
En algunas de las reuniones, porque comenzamos a amarnos profundamente como
hermanos y hermanas, comenzamos a compartir todo, tal como la iglesia temprana
de Hechos. No teníamos mucho, pero comenzamos a compartir. Una cosa que
compartíamos eran los cigarrillos. En algunas reuniones, solíamos orar y luego leer
la Biblia.

Cuando leíamos la Biblia, encendíamos los cigarrillos y fumábamos


compartiéndolos. Nuestras reuniones eran llenas de humo. No sabíamos otra cosa.
Y, sin embargo, el Espíritu Santo aún se movía.

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está
en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio: glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios”.
I Corintios 6:19-20

Yo sabía que los cigarrillos eran malos cuando el Espíritu Santo me dijo
que no quería que yo fume. Un día estaba leyendo la Biblia y fumando un cigarrillo
cuando el Espíritu Santo me dijo: “No me gusta eso”.

Yo le dije: “Pues, tenemos un problema porque yo traté de dejar de fumar


antes”.

Mi papá me había asustado, porque, aunque el casi nunca fumaba, yo

33
fumaba 4 cajetillas al día para ese tiempo. Él me dijo que moriría de cáncer si no
dejaba de fumar. Yo había comenzado a fumar como a los 12 años y había intentado
dejarlo a los 17 y no pude.

Después de eso pensé, “Tal vez me voy a morir de cáncer”. Así que esa era
mi consolación.

Yo recuerdo hablarle a Jesús y decirle que había intentado dejar, pero no lo


había conseguido. “Por favor ayúdame a salir de esto”, le dije y rompí mi cigarrillo y
lo boté.

A la mañana siguiente llegó la sorpresa porque me había olvidado de mi


oración. Traté de fumar y no pude. El cigarrillo tenía un sabor horrible. Probé con tres
cigarrillos, así que pensé que había comprado un paquete malo. Seguía abriendo
paquetes nuevos, pero lo mismo ocurría. De repente recordé mi oración – Dios me
quitó los cigarrillos por Su gracia.

Entonces comencé a aprender y comprender que Él es Quien cambia


nuestras vidas. Él es el único que puede cambiar nuestra naturaleza. ¡No es que no
quiero fumar – no puedo! Una vez, después, trate de fumar cuando estaba enojado
con Dios. Yo sabía cuánto El odiaba los cigarrillos…Salí y compré cigarrillos e
intenté, pero fracasé. Dios cambió totalmente mi naturaleza.

Así soy ahora, no soy una persona perfecta, pero no voy a fingir con nada.
No trato de ser una persona santa. Antes del avivamiento me encantaba maldecir,
pero ahora no puedo. Yo maldecía tanto que el 80 por ciento de mi vocabulario eran
palabrotas. El Espíritu Santo me dijo que maldición y bendición no podían salir de
mi boca (Santiago 3:10). Yo no sabía qué hacer. Así que decidí dejar de maldecir.

Esa decisión no me resultó muy bien porque me di cuenta de que las


maldiciones no estaban sólo en mi boca, sino que estaban en mi mente y en mi
corazón. Se había vuelto parte de mi naturaleza. Aunque no decía nada, lo estaba
pensando. Seguía maldiciendo en silencio. Me frustré mucho tratando de corregir
este problema. Le pedí ayuda al Espíritu Santo.

Él me dijo: “El nombre de Jesús es poderoso y suficiente”. (Mateo 28:18,


Juan 14:14)

Cuando escuché eso, pensé para mí mismo: “Cada vez que pienso o siento
la maldición, voy a decir ‘Jesús’”. Así que aquí estaba, diciendo “Jesús” todo el
tiempo. Mis amigos pensaron que había perdido la razón porque en verdad, no tengo
idea de cuantas veces al día estaba repitiendo, “el nombre de Jesús, el nombre de

34
Jesús”.

Se volvió una batalla. A causa de lo profundamente arraigado que estaban


las maldiciones en mi naturaleza, este proceso tomó varios meses, tal vez más
de tres. Para mí, se sintió como un tiempo muy, muy largo, hasta que un día, algo
dentro de mí se quebró. No fue sólo un sentir, sino que en realidad escuché el ruido
de algo rompiéndose dentro de mí. Sonó y se sintió como cuando rompes en dos un
lápiz.

Ese día fui totalmente liberado de hablar maldiciones. Las maldiciones ya


no son parte de mi naturaleza. Hasta este día, más de 40 años después (1973),
yo nunca, jamás he hablado maldición otra vez. Ya no es parte de mí. Yo creo que
no nos damos cuenta de cuan pecaminoso y arraigado están las maldiciones en
nuestra naturaleza. El único que puede liberarnos de ese pecado es el Espíritu
Santo.

Ahora si golpeo mi dedo con un martillo, lo único que sale de mi boca es:
“Jesús”.

Él aún tiene mucho que cambiar en mí. Cuando Él hace un cambio en mí,
yo lo sé, y puedo darle la gloria a Él. Nadie más puede cambiar a un humano (Juan
15:5). El problema está en que, como cristianos, tratamos de ayudarle a Él. Siempre
estamos tratando de sacar lo malo de nosotros mismos, pero no lo podemos hacer.
Sólo por la gracia y el poder de Dios puede cambiar nuestras vidas y traer la
perfección que un día alcanzaremos (I Tesalonicenses 5:23).

Todos comenzaron a entender la gracia de Dios en esta manera. Tanta gente


estaba comenzando a alejarse de la variedad de pecados y problemas gracias a la
gracia y amor de Dios. Él verdaderamente nos estaba limpiando, cambiando nuestra
naturaleza. Un día estaba con una creyente, una muchacha que tenía problemas
con los cigarrillos. Ella quería mucho fumar un cigarrillo, así que le dije: “Está bien,
te voy a comprar un cigarrillo porque eso es lo que está en tu corazón. El único que
puede cambiarte es Jesús”.

Ella quería un cigarrillo así que le compre un cigarrillo. Ella comenzó a fumar
y pregunto: “¿No estás enojado?”

Y yo dije: “No. Sólo Dios puede quitar eso”. Compartí con ella mi testimonio
acerca de dejar el cigarrillo.

Ella se fue a su casa, y al día siguiente volvió. Ella dijo: “Fernando, me pasó
a mí también. No puedo fumar más”.

35
Le dije: “Bienvenida al club”.

De repente, muchos más dejaron de fumar. No había reglas; el Espíritu


Santo traía convicción en nosotros y nos cambiaba. Él simplemente transformó
nuestra naturaleza.

En ese tiempo yo no sabía que era la gracia. Lo único que sabía era que el
Espíritu Santo era el único que nos podía cambiar. No conocíamos la base teológica
para la santificación. No éramos místicos. Nos encantaba jugar y nos divertíamos,
reíamos y estábamos gozosos. Nunca podíamos estar serios. O estábamos jugando
u orando.

Teníamos una fe como de niño, sin condenación.

Como vivíamos en los años 70, éramos cómo todos los hippies de nuestra
época – todo se trataba de mantener las “buenas vibras” durmiendo con cualquiera,
fumando marihuana. ¡Pero mientras miles de jóvenes llegaban a Cristo cada día, El
comenzó a separarnos y a hacernos santos – aunque no sabíamos aun lo que eso
significaba ni cómo se veía!

Dios hizo cambios tan radicales en todos nosotros. No tratamos de cambiar


ni sabíamos que lo necesitábamos. Nadie puede ser perfecto en su propia fuerza.
El enemigo te condenará y te presionará para que sigas la ley, pero Jesús nos dice
que seamos como niños (Mateo 18:3) y que simplemente habitemos en Su amor
porque fuera de Él, nada podemos hacer (Juan 15:5).

Solo imagínate – un día no crees en nada, y al próximo día estás tan


seguro de quien es Jesús, no sólo en palabras, ¡pero en poder! ¡Simplemente era
inconcebible! No se trataba de religión, se trataba de conocer a una persona y de
tener una relación con Él. O lo tenías o no. No podías estar al medio.

Pero, aunque Dios comenzó a cambiar nuestra naturaleza, continuábamos


vistiendo exactamente igual a todos los otros hippies de nuestra edad -- cabello
largo y sucio, las muchachas seguían vistiendo sus faldas cortas y los muchachos
sus pantalones de bota pie ancho. Recuerda, el Señor no juzga por la apariencia
exterior sino por el corazón. Él estaba más comprometido en cambiar nuestro
carácter que nuestra ropa. (1 Samuel 16:7)

Otro cambio que el Señor cumplió con éxito dentro de los grupos de jóvenes
fue de quitarnos del pecado sexual y la promiscuidad. Sin embargo, lo hizo en Su
manera gentil y lleno de amor al mostrarnos como sus caminos son mucho mejores
que los nuestros, en vez de mandarnos a seguir reglas. Mi esposa, Laura, explicará

36
como el Espíritu Santo nos enseñó acerca del sexo, el matrimonio, y como tratarnos
unos a otros como hermanos y hermanas en Cristo.

Había miles y miles de jóvenes que habían estado viviendo vidas mundanas.
Así que estos hombres y mujeres previamente promiscuos simplemente se estaban
divirtiendo y durmiendo con cualquiera. Como vivíamos en los años 70, la gente
practicaba el “amor libre”.

Sin que nadie nos dijera que no debíamos tener sexo el uno con el otro,
el Espíritu Santo nos llevó a la Palabra y nos mostró que ahora éramos santos.
Nos trajo convicción acerca de salir en citas o abrazar a alguien con quien no nos
casaríamos algún día.

“Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo. ¿Se


derramarán tus fuentes por las calles Y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean
para ti solo, Y no para los extraños contigo”.
Proverbios 5:15-17

Yo no quería esparcir mi fuente de vida fuera del matrimonio con cualquier


hombre. Yo sentí la convicción de mantenerme pura y santa para un hombre, en
el matrimonio. Esto le ocurrió a muchos jóvenes, hombres y mujeres. -- Laura
Villalobos

Otra cosa que el Espíritu Santo nos trajo fue un sentido de familia que
muchos de nosotros no teníamos antes. Ahora es muy raro cuando escucho:
“Tengo un amigo cristiano” en vez de “hermano” o “hermana”. Para mí, es como que
familia y amigos son dos conceptos diferentes. Nos vimos como una familia. Así
que cualquier muchacha cristiana era mi hermana. En mi mente no se sale en citas
con una hermana, así que yo no cruzaba ese límite. Dios cambió nuestras mentes
rápidamente, así que estábamos protegidos. Con ese entendimiento, no teníamos
mucho tiempo para estar pensando en mujeres u hombres porque estábamos tan
ocupados con las cosas de Dios. Toda nuestra atención estaba en Jesús. En verdad
hasta nos olvidamos de nosotros mismos. Cuando tu corazón está puesto en Dios,
ni siquiera tienes un sentido de conciencia de quién eres tú. Las mujeres mayores
cristianas eran nuestras madres. Los pocos hombres mayores eran nuestras figuras
paternas.

En los días tempranos del avivamiento, la vida en el Espíritu era tan dulce,
tan fácil. La atadura de la religión y el legalismo no habían entrado en nuestras
vidas aun, pero un día pronto lo harían. Eventualmente veríamos como el intento del
hombre de alcanzar la santidad y la perfección personal pueden llevar a la división,
a la destrucción y aun a la muerte.

37
CAPÍTULO 3
EL RÍO SUBE

El río del Espíritu estaba subiendo y el valle ya no lo podía contener. Gente


joven, gente mayor, todo tipo de gente le daban sus vidas a Cristo. Para hablar
verdaderamente del avivamiento, tendríamos que escribir muchos libros para
describir con precisión todo lo que Dios hizo en Bolivia. La gente estaba teniendo
encuentros reales con el Dios vivo.

El mensaje de Julio era, “Jesús es el mismo. Él no ha cambiado. Él está


vivo, así que deberíamos esperar que Él haga las mismas cosas que hizo hace
2.000 años.

Y eso es exactamente lo que comenzó a ocurrir.

Sanidades y milagros comenzaron a ocurrir. Fuimos testigos de todo


lo que está descrito en el libro de los Hechos en el Nuevo Testamento. Yo creo
verdaderamente que Los Hechos siguen siendo escritos, porque esos son hechos,
no de los apóstoles, sino del Espíritu Santo, usando a hombres.

Yo voy a describir sólo algunos de los milagros que ocurrieron porque, de


nuevo, para describir todos los milagros que ocurrieron, necesitaríamos escribir
muchos libros.

Cuando Jesús camino sobre la tierra, Él tuvo compasión de las multitudes


que venían a escucharlo hablar, y esa compasión no ha cambiado. Cuando tuvieron
hambre, El multiplico los peces y panes para alimentarlos.

Bueno, en Bolivia, eso comenzó a ocurrir. Al principio, cientos asistían a


las reuniones. Como éramos jóvenes, la mayoría de las personas en el colegio o
la universidad no tenían mucho dinero. Siempre teníamos hambre. Un día, cerca
de 200 personas vinieron a una casa, y las reuniones solían durar de 4 – 7 horas

38
o más. Después de la reunión, los dueños de la casa notaron que la gente tenía
hambre.

Ellos dijeron: “Necesitamos alimentar a la gente. ¿Qué tenemos?”

Ellos tenían dos latas de sardinas y cinco panes.

Ellos dijeron: “Eso es todo lo que tenemos, así que Dios tendrá que
multiplicarlo”. Así que oraron a Jesús y le pidieron que lo multiplique.

Con dos latas de sardinas y cinco panes, 200 personas comenzaron a


comer.

Durante el avivamiento, yo recuerdo como mis amigos cristianos solían


venir a mi casa sin invitación para almorzar. La primera vez, mi madre estaba
tan molesta porque decía: “Fernando, yo no puedo alimentar a tus amigos. Solo
tenemos suficiente comida para nuestra familia”.

Le dije: “Mamá, Jesús proveerá. Él siempre multiplica la comida”.

Ella me miró como: “¿Has perdido la razón?”

Pero ella comenzó a servir la comida. Y ella comenzó a llorar porque la


comida comenzó a salir de la olla, y la gente simplemente continuaban comiendo
y comiendo. Nos sobró la mitad de la olla de comida para el próximo día. Eso le
ocurrió a tantas personas y a tantas familias en tantos lugares y tantas ciudades.
Ver el milagro de la multiplicación de la comida se volvió normal para nosotros. No
era algo tan extraordinario. Dios realmente se estaba moviendo en una manera
poderosa.

Como éramos jóvenes, nos reuníamos a menudo en la casa de una mujer


cristiana. Ella era mucho mayor que nosotros, tal vez tenía como 40 años, mientras
que nosotros teníamos poco más de veinte. Berta se volvió nuestra madre espiritual,
así que a menudo nos alimentaba. Un día en particular, fuimos testigos del mover
más milagroso del Espíritu Santo que he experimentado hasta hoy.

Era el día de Año Nuevo, y Berta quería que Julio cene en su casa, así que
lo invitó. Él preguntó: “¿Puedo traer a algunas personas?” porque Julio siempre
estaba con personas.

“Claro”, le dijo: “¿Cuántos?”

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Había cerca de 20 personas que él invitó.

Berta quería cocinar pollo. En esa época el pollo era la carne más cara en
Bolivia y se reservaba solo para días festivos.

Cuando Julio llegó a casa de Berta, llegó con más de 200 personas.

Berta se molestó mucho con él:

“Julio, ¿cómo me puedes hacer esto? Yo no tengo suficiente comida para


todos, y no puedo ir al mercado. Todo está cerrado. No puedo cocinar. ¡No puedo
hacer nada!”

Julio dijo: “Berta, vamos a la cocina. No te preocupes. Jesús solía multiplicar


la comida, y no se ha olvidado cómo hacerlo. Él es el mismo. Él no ha cambiado. Así
que vamos a orar”.

Oraron una oración simple: “Jesús, gracias por la comida. Por favor
multiplica la comida”.

En ese tiempo las oraciones eran muy sencillas y llenas de fe. Así que Berta
comenzó a servir. Uno, dos, veinte. Y la comida seguía viniendo. Treinta, cuarenta. Y
Berta comenzó a llorar porque supo que estaba viendo un milagro. Todos comieron,
y algunos volvieron a repetirse porque aún tenían hambre. Y todos estaban felices
porque la olla seguía llena hasta la mitad.

Después, Julio dijo: “Serviremos la Santa Cena”.

Ellos dijeron: “No tenemos vino, y todo está cerrado”.

Julio dijo: “¿Tenemos agua?”

“Sí”.

“Otra vez, Jesús no se ha olvidado como hacer vino del agua”, respondió
Julio.

Así que le trajeron un vaso lleno de agua, y el agua se convirtió en vino.


Esto era inusual. Era más que cualquier cosa que habíamos experimentado de
Jesús hasta ese momento. La gente estaba llorando y orando. Es impactante
cuando Jesús se mueve y hace lo inesperado. Tu mente no comprende lo que está
pasando. Lo único que sabes es que has encontrado la realidad y la presencia del

40
amor de Jesús, y que Él es igual hoy a lo que era en tiempos bíblicos.

Después que todos se tranquilizaron, Berta preguntó: “¿De dónde sacaron


el agua?”

Ellos dijeron: “De ese grifo”.

Ella dijo: “Eso no puede ser. Ese grifo está seco. No está conectado al
agua”.

Miraron y efectivamente, no estaba conectado a nada. Era un grifo seco.

¿Cómo puedes explicar eso? Moisés sacó agua de una roca, y en Bolivia
salió agua de un grifo seco.

Dios es el mismo. Su poder, Su majestad, Su misericordia son para siempre.

41
CAPÍTULO 4
NACE UNA IGLESIA

Leemos en los primeros capítulos de Hechos cómo nació la iglesia a través


del poder y la dirección del Espíritu Santo. Necesitamos entender que sólo el Espíritu
Santo sabe cuál es la voluntad de Dios, y Él es quien obra cada día, 24 horas al
día, para preparar y edificar a la iglesia que será la novia del Señor Jesucristo. El
prometió que Su novia sería perfecta, sin mancha ni arruga (Efesios 5:25-27).

¿Cómo nació la iglesia en Bolivia? Como mencioné antes, Bolivia era


conocida infamemente como la pesadilla de los misioneros.

En este capítulo, compartiremos nuestra experiencia de cómo el Espíritu


Santo trajo el evangelio a Bolivia a través de personas muy jóvenes, inmaduras y
sin preparación. Algo que tenemos que recordar siempre es que Dios no cambia y
es para siempre. Jesús es el mismo. Él no cambia.

En Santiago 1:16 y 17, está escrito, “Amados hermanos míos, no erréis.


Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces,
en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.

Así que Dios el Padre, Jesucristo, y el Espíritu Santo son los mismos para
siempre. Ellos no cambian. Su amor, misericordia, paz y gozo son los mismos. Su
presencia, sus voces, y personalidades siguen siendo iguales. Y también, Sus planes
y estrategias son iguales. El Señor siempre ha usado lo pequeño, despreciado y
necio del mundo para avergonzar al sabio. Las obras más grandes y maravillosas
de Dios han venido de comienzos humildes.

Jesús, el Rey, nació en un pesebre. El pentecostés consistió en unos cuantos


seguidores reunidos para esperar al Espíritu Santo prometido en una casa humilde.
Dios usó a esos 120 fieles para transformar el mundo entero con el mensaje del
evangelio, demostrado en poder, señales y maravillas.

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Dios no ha cambiado. Él siempre usa lo rechazado del mundo, las naciones
más pequeñas, las más pobres y las más humildes. Si Dios escogió un hogar simple
para traer el poder que transformaría el mundo, ¿Por qué no usaría las mismas
tácticas, el mismo enfoque y las mismas estrategias para entregar Su evangelio
hoy?

Todo avivamiento es nacido por la voluntad de Dios, no a través de agendas,


recursos materiales, ni el carisma de los hombres. Al volver a lo básico de la Biblia y
los avivamientos pasados en la historia, las generaciones por venir pueden aprender
de esos legados y obtener visión de cómo obra Dios, y de Sus planes para reunir
a las naciones hacia Él mismo, antes de que retorne Jesús. Mientras que Dios es
la fuente máxima de la creatividad y constantemente nos sorprenderá y deleitará
con Sus obras y sus caminos, Su carácter y naturaleza se mantienen constantes y
sin cambio durante las edades. Él puede encontrar nuevas personas para usarlas
para predicar Su evangelio a través de señales y maravillas de sanidad, pero Él
nunca cambia, sirviendo como padre amoroso con un deseo de sanar, restaurar, y
reconciliar. Esa es Su naturaleza.

Además, Él puede usar la tecnología del hombre para hacer avanzar el


evangelio, pero el mensaje del evangelio se mantiene sin cambio. Su Palabra se
mantiene igual y más cortante que toda espada de dos filos (Hebreos 4:12), sirviendo
como nuestra arma máxima en contra de las tácticas y mentiras de Satanás (Efesios
6:17). Vivimos en una cultura de cambio constante – especialmente cuando se
trata de estándares de vida, tecnología y ciencias – Siempre estamos buscando
algo nuevo. Carros nuevos, celulares nuevos, casas nuevas, ropa nueva, películas
nuevas. En nuestras mentes, el cambio es bueno, y esperamos lo mismo con Dios,
que Él constantemente este cambiando.

Siempre estoy sorprendido, por tantos cambios que la iglesia está buscando
implementar. Si hay una conferencia acerca del cambio, todos quieren asistir. Y
todos se emocionan, porque todos esperan algo nuevo.

Tratamos de hacer todo en una manera nueva y emocionante. En las


iglesias, estamos buscando mejores sistemas de sonido, mejores asientos, mejor
tecnología, y siempre estamos buscando complacer a la gente que viene a la iglesia.
Hacemos todo lo posible para entretener y motivar las mentes y las emociones de
la gente, pensando que Dios está en eso.

Yo creo que esto es un gran error.

La primera iglesia nació después de pentecostés y se reunía en casas.


Cuando los apóstoles escribieron a las iglesias, dirigían las cartas a los dueños de

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la casa donde se reunían los creyentes.

En Hechos 2:40-47 en la versión Reina Valera, leemos: “Y con otras


muchas palabras (Pedro) testificaba y exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta
perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados:
y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina
de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran
hechas por los apóstoles”.

“Todos los que habían creído estaban juntos; y tenían en común todas las
cosas; Y vendían sus propiedades y sus bienes, y los repartían a todos según la
necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo
el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, Alabando a
Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos”.

Así que la estrategia del Espíritu Santo era que la iglesia comience en las
casas, y Él era quien añadía a la gente que se salvó. Era un trabajo hecho por el
Espíritu Santo y no por el hombre. En Bolivia, las salvaciones sucedieron igualmente.
En ese tiempo no teníamos idea de qué se trataba. No teníamos conocimiento de
la Palabra de Dios, ningún plan ni agenda. Lo único que sabíamos era que Jesús
estaba vivo y que el Espíritu Santo estaba caminando, hablando e interactuando
con nosotros todos los días.

Cuando Julio llegó a Bolivia, él fue obediente a la Palabra de Dios y a la voz


de Dios que le dijo que vaya y predique el evangelio en Bolivia. Él no conocía todos
los detalles, no tenía un plan. En realidad, no tenía idea cómo iba a cumplirse esto.
Julio trató de hablar con las iglesias tradicionales en Bolivia, pero él fue rechazado
porque ellos pensaban que él era un falso profeta y que estaba exagerando cuando
él les dijo que Dios iba a tocar a Bolivia.

Él no sabía a dónde ir, oró, y el Espíritu Santo le dijo: “Ve a tus amigos y
comparte el evangelio con ellos”. Así que eso hizo.

Y el Espíritu Santo comenzó a tocar a sus amigos en forma poderosa –


tanto así que la experiencia de todos fue tan profunda y rica porque todos tuvieron
un encuentro con el Dios Vivo. Un denominador común era el hecho de que
sabían que Jesús estaba vivo y que el Espíritu Santo era el Maestro, el Guía, el
Compañero, y el Amigo (Juan 14:16). Sus ojos fueron abiertos, y sus vidas fueron
totalmente cambiadas con tal convicción que estaban dispuestos a dejar todo y
entregar cualquier cosa para caminar con Dios. Eran jóvenes y totalmente rendidos

44
al Espíritu Santo.

La Palabra comenzó a esparcirse de amigo a amigo, de vecino a vecino en


las calles y casas de las ciudades a través de Bolivia. Al principio, no se reunían
más de 10 personas por casa. Pero el Espíritu Santo comenzó a manifestarse en
medio de estas pequeñas reuniones, y sanidades y milagros comenzaron a ocurrir.
También, todos los que se reunían fueron bautizados con el Espíritu Santo.

Las reuniones en las casas comenzaron a crecer en la ciudad. La Paz


tenía cerca de 1 millón de personas. Era una ciudad grande. Pero el Espíritu Santo
comenzó a moverse en todo lugar, y estas reuniones comenzaron a crecer muy
rápidamente. El Espíritu Santo comenzó a añadir a los que iban a ser salvos, y
los números crecieron cuando la gente escuchaba y respondía al evangelio. La
multiplicación comenzó gradualmente y creció de manera constante, como un
volcán alistándose para explotar.

A causa de la necesidad, Julio tuvo que enviar a los jóvenes de dos en dos
para compartir el evangelio en estas casas. Estos jovencitos y jovencitas eran recién
convertidos. Ellos no tenían preparación. Ellos no tenían conocimiento. Pero tenían
fe – una fe simple en Jesús. El Espíritu Santo comenzó a usarlos con milagros,
sanidades y maravillas les seguían.

La ciudad de La Paz comenzó a estar impregnado por el evangelio al punto


en que todos comenzaron a hablar de Dios, acerca de Jesús, y del Espíritu Santo.
Las casas se volvieron muy pequeñas para contener a las multitudes, así que la
gente tuvo que ir a las plazas. Las plazas se volvieron muy pequeñas, así que la
gente comenzó a ir a las terrazas y luego a los coliseos. Dios comenzó a abrir las
puertas de los colegios, escuelas y estaciones de radio. Estábamos a la puerta del
avivamiento que fue prometido.

Este avivamiento no se trataba de un hombre, Julio Ruibal, predicando. El


Espíritu Santo usó a muchos hombres y mujeres jóvenes. En ese tiempo, no había
una infraestructura que pudiésemos usar. Las iglesias tradicionales eran muy, muy
pequeñas, y el resto de las iglesias eran católicas. Dios se movía con más y más
fuerza. Cada día, cientos de personas comenzaron a llegar a Dios. En el transcurso
de un mes, eran miles llegando a Dios cada día.

Para ese entonces, Julio comenzó a hablar acerca de predicar en estadios.


Él dijo que aún los estadios serían muy pequeños y no podrían entrar todas las
personas que el Espíritu Santo iba a traer. Julio comenzó a buscar al Señor de una
manera más profunda – orando y ayunando constantemente. Él estaba buscando la
voluntad del Espíritu Santo, el tiempo y el lugar perfecto donde se había de mover.

45
Cada vez que yo viajo a través de Latinoamérica compartiendo con pastores
e iglesias de muchas denominaciones, normalmente discutimos el avivamiento. La
primera pregunta que surge siempre es: “¿Cómo lo vamos a pagar?”

Y su segundo comentario es acerca de su anhelo de estar en un avivamiento.

Mi respuesta siempre ha sido, a causa de mi experiencia: “¿Están pidiendo


un avivamiento? Ustedes no saben lo que están pidiendo porque les va a costar
todo lo que tienen. Les costará su tiempo, sus planes y su preparación. Si no están
totalmente rendidos al Espíritu Santo, nada va a ocurrir”.

Y en respuesta a su pregunta de financiamiento, siempre respondo: “Dios


puede y financiará Su avivamiento”.

Eso es exactamente lo que ocurrió en Bolivia.

Julio rindió su vida totalmente a Jesús y al Espíritu Santo. Cuando el primero


entregó su vida a Jesús, él fue a su cuarto, se echó en el piso, levantó sus manos y
dijo: “Jesús, Yo no necesito nada ni a nadie porque te tengo a Ti”.

Ese era su corazón. Él solo tenía un sueño – hacer la voluntad de Dios y


serle obediente a Dios.

46
CAPÍTULO 5
LA EXPLOSIÓN

En diciembre del 72, durante el verano en Bolivia, Julio oró y ayunó hasta
que dijo: “Yo creo que es tiempo para los estadios”.

Sus diáconos, los líderes jóvenes, dijeron: “Mira Julio, vamos a necesitar
esta cantidad de dinero para alquilar el estadio y hacer los anuncios promocionales”.

Julio había decidido volver a los Estados Unidos, y les dijo: “Mira, voy a ir a
los Estados Unidos porque la iglesia allá es muy generosa, y ellos nos ayudarán a
recaudar el dinero para los estadios”.

Todos estaban muy felices.

Julio se fue, y cuando llegó a los Estados Unidos, estaba muy emocionado
de cómo Dios iba a proveer el dinero. Así que fue de iglesia en iglesia, y la respuesta
era siempre: “Julio, estamos muy orgullosos de ti. Estamos felices que vas a estar
predicando el evangelio en Bolivia. Estaremos orando por ti”.

Pero no le dieron ni un décimo, ni un centavo.

Julio se frustró porque no podía recaudar el dinero que necesitaba. El


decidió ayunar y buscar más a Dios.

Jesús le dijo: “Julio, vuelve a Bolivia porque lo voy a hacer a Mi manera”.

En Bolivia, todos lo esperaban con mucho entusiasmo. En cuanto bajó del


avión, le preguntaron: “Julio, ¿conseguiste el dinero?”

Él dijo: “No, pero no se preocupen. Jesús dice que lo hará a Su manera. Así
lo prometió”. Así que siguieron con el trabajo.

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Para ese entonces, casi todos en La Paz estaban hablando acerca de
cómo Jesús estaba haciendo milagros otra vez, que Él estaba vivo, y hubo una gran
conmoción en toda la ciudad. Muchas personas fueron sanadas y milagros ocurrían,
y maravillas en toda la ciudad.

Un día, David Farrah, director de Wycliffe Bible Translators (Misión Nuevas


Tribus) en Bolivia, invitó a Julio a orar por un joven. Su nombre era Guido Gutiérrez.
Él era parte del gabinete del Presidente General Hugo Banzer Suárez. Había estado
en un accidente y estaba paralizado de la cintura para abajo.

Julio le dijo a David, “Mira, no quiero que pienses que yo soy un sanador ni
un mago. Yo estoy más interesado en que se salve un alma. Yo iré a orar primero
para que se salve”.

Julio llegó al hospital y le dijo a Gutiérrez: “Yo pienso que tu alma es


más importante que tu cuerpo porque es mejor vivir eternamente como paralítico
que sufrir eternamente por tus pecados. Para mí, la salvación es el milagro más
importante en la vida del ser humano”.

Gutiérrez se arrepintió y entrego su vida a Jesús.

Mientras estaba orando, alguien notó que los dedos de sus pies estaban con
espasmos. Cuando miró sus pies, comenzaron a moverse. El comenzó a mover sus
piernas, y una conmoción estalló en el hospital -- tanto así que todos comenzaron a
gritar.

El comenzó a clamar: “¡Estoy sano! ¡Estoy sano!”

Era como en los tiempos de Jesús. Julio tuvo que escapar porque una
multitud de enfermos comenzó a perseguirle, buscando sanidad.

VISITA DEL PRESIDENTE


Julio tenía 19 años, y todos los miembros de su liderazgo tenían casi la
misma edad. Como eran tan jóvenes, les encantaba hacerse bromas entre ellos, y
siempre estaban riendo y jugando. Esa era la atmósfera de su comunión.

Un día, golpearon a la puerta de Julio y dijeron: “Julio, tienes una llamada,


el presidente quiere hablarte”.

Como Julio pensó que sus amigos le estaban haciendo otra broma, el abrió

48
la puerta y se enojó mucho. Él dijo: “Muchachos, estoy muy ocupado con reuniones.
¿Porque me han despertado?”

Le dijeron: “¡De verdad, él quiere hablarte!”

Julio, salió y contesto la llamada, y le dijeron que una movilidad del Gobierno
vendría a recogerlo.

Es así, que minutos más tarde, Julio entró a un vehículo gubernamental que
lo llevo hasta el palacio de gobierno; allí se encontró en la presencia del presidente
de Bolivia, General Hugo Banzer Suárez.

El presidente le dijo a Julio: “Estoy agradecido por lo que has hecho por mi
amigo. ¿Qué necesitas?”

Julio le dijo: “No necesito nada. Pero yo lo veo cansado con todas las
responsabilidades de guiar a esta nación sobre sus hombros. Yo creo, Sr. Presidente,
que usted necesita a Jesús”.

Entonces el presidente y su esposa se pusieron de rodillas y recibieron a


Jesús como su Salvador.

Él se paró y le dijo: “Julio, quiero ayudarte. ¿Qué necesitas realmente?”

Julio dijo: “Sr. Presidente, Yo no necesito nada. Pero creo que esta nación
necesita escuchar el evangelio”.

El presidente le pregunto: “¿Cómo puedo ayudar?”

Julio dijo: “Necesitamos los estadios, la radio, la televisión y transporte”

A esto, el presidente dijo: “Dalo por hecho”.

En un día, Jesús, que no ha cambiado, a través del Espíritu Santo, abrió la


puerta y le proveyó a Julio con la posibilidad de predicar el evangelio.

Así que abrió (El Presidente Banzer) a Bolivia para la predicación del
evangelio. El presidente nos dio horarios de mayor audiencia en la televisión y la
radio. Hizo que uno de sus asistentes llamara a cada uno de los intendentes de
las ciudades principales a fin de que hicieran arreglos para invitarnos a predicar en
esos lugares. (Ruibal, p.22)

49
Así lo prometió.

El avivamiento en Bolivia no costó ni un centavo. Fue pagado cuando Jesús


murió en la cruz. Todo fue pagado en la cruz. Con la ayuda de Dios, la explosión del
avivamiento ocurrió muy pronto. Anuncios en la radio y propaganda en la televisión
comenzó para las reuniones en el estadio de La Paz. La primera reunión se realizaría
un domingo, el 14 de enero, 1973.

Muchas estaciones de radio comenzaron a entrevistar a Julio a causa de sus


cualidades carismáticas extraordinarios como un líder y las maravillas y sanidades
que se hicieron a través de sus manos. Había un ambiente tan espiritual en La Paz,
junto con la curiosidad y el hambre por las cosas espirituales de Dios, que la gente
comenzó a reunirse en el estadio la noche antes sólo para asegurarse de conseguir
un asiento.

La próxima mañana, las multitudes comenzaron a entrar en el estadio, que


tenía una capacidad de 25.000 personas. El estadio llegó a la capacidad máxima,
como también el campo de futbol, donde habían construido una plataforma para
que Julio se pare y predique el evangelio. Alrededor de la plataforma, había muchos
reporteros, tanto locales como internacionales, de diferentes periódicos, estaciones
de televisión y radio para grabar el evento. La gente trajo personas y parientes
enfermos, y a ellos se los acomodó dentro del campo de futbol. Gente de todo
estrato de la sociedad asistieron a esa reunión. Ricos, pobres, gente con educación
y sin educación, hombres, mujeres, niños y adultos.

Un reportero dijo: “Yo no sabía que había tantos enfermos en Bolivia”, debido
a los números de personas con diferentes dolencias. El sentimiento de expectativa
comenzó a crecer. La gente que había llegado la noche anterior tuvo que dormir en
el suelo dentro del estadio. Este estadio no tenía techo. Esa noche en particular,
llovió. Pero llovió alrededor del estadio, pero no dentro del estadio. Era como si
alguien hubiera puesto un paraguas gigante sobre la gente, y nadie se mojó. Este
milagro fue notado por todos, aun los reporteros. Podían ver que Dios estaba allí y
que ésta no era una reunión normal.

El día de la reunión, una paz sobrenatural invadió la atmósfera y creó una


reverencia profunda para la presencia de Dios. Julio apareció. Estaba vestido en un
traje blanco que Dios le había dicho que vista. Comenzó con una oración sencilla,
y su sermón no fue tan sofisticado como muchos pensaron que sería. Comenzó a
hablar del amor de Dios y acerca de Su poder como el Rey de Reyes y Su infinita
capacidad de perdonar a la gente.

Él dijo: “El amor de Cristo es para siempre y no ha cambiado. A pesar del paso

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del tiempo y a pesar de lo que la ciencia ha dicho. Él es el mismo Jesús, el mismo
que caminó hace 2.000 años. Nosotros, hermanos, con nuestra actitud y apatía,
con nuestra falta de confianza y con nuestros corazones tan duros, crucificamos a
Jesús en la cruz todos los días”. Él les habló a las personas enfermas, muchos de
los cuales estaban llorando.

Él dijo: “Dios los ama, y Él les está viendo. Él tiene compasión de ustedes.
Él sufre al sentir su dolor, su enfermedad”.

Ese fue el mensaje básicamente. Después de eso, el oró y pidió que todos
oren. Mientras estaban orando, milagros comenzaron a ocurrir. Los paralíticos, los
ciegos, los sordos y mudos todos fueron sanados. Era como un diluvio de sanidades
y milagros que estaban ocurriendo tan rápidamente que nadie podía mantenerse al
tanto de ellos. La gente estaba llorando y gritando por todo lado.

El río del Espíritu Santo estaba llenando todo y tocando a todos. Entre el
gentío, había personas teniendo encuentros reales con el amor, la paz y la gracia de
nuestro Señor Jesús.

Las sanidades se dieron en tales proporciones que docenas de muletas,


prótesis ortopédicas, cañas y bastones se recogían después de cada reunión. Las
sanidades se daban tanto en los oficiales militares como en los campesinos pobres.
Todo el país oyó y millones de personas por todo el mundo leyeron los reportajes
de lo que Dios estaba haciendo en este pequeño país en medio de Sudamérica.
(Ruibal, p.23)

La gente comenzó a adorar a Dios y a orar sin que les dijeran. Nadie imponía
manos sobre los enfermos. Nadie les decía que debían arrepentirse. No hubo un
plan humano. No había una agenda. Todo comenzó a ocurrir espontáneamente, y el
nombre de Jesús fue glorificado.

El Espíritu Santo fue libre para tocar lo más profundo del corazón de cada
persona, trayéndoles al arrepentimiento de sus vidas pecaminosas y también a
la revelación de que Jesucristo es el Hijo de Dios, el cual fue crucificado por sus
pecados, resucitó de los muertos y está vivo. Verdaderamente, nadie podía explicar
lo que pasó. Los reporteros no podían entender lo que ocurría, ni podían creer lo
que veían sus ojos.

25.000 personas entregaron sus vidas a Cristo en menos de una hora y


media. Y esa sólo fue la primera reunión.

El evangelio por fin había llegado a Bolivia, y las palabras de Jesús fueron

51
cumplidas: “Yo lo haré a Mi manera”. Y esa es la única manera que Él hace las
cosas.

Desde ahí en adelante, la primera plana de cada periódico decía: “Milagros


están ocurriendo en La Paz, Bolivia”. La demanda por los periódicos era tan grande
que los ciudadanos luchaban por conseguir un solo periódico. Las radios hablaban,
la televisión hablaba. Todos estaban hablando acerca de Jesús.

La prensa del mundo entero se hizo presente. Reporteros de la televisión


de México, Argentina y los Estados Unidos, la NBC, UP, UPI, Reuter y la prensa
británica llegaron para grabar lo que estaba aconteciendo. (Ruibal, p.23)

La próxima reunión en estadio tomó lugar el 20 de enero con los mismos


resultados, la misma intensidad, los mismos milagros, la misma reacción.
Verdaderamente, la gente comenzó a entender que sólo Dios podría haber hecho
tal cosa. La última reunión fue al día siguiente, el domingo 21. Con sus expectativas
y curiosidad satisfecha, más gente comenzó a venir.

La tercera reunión fue la reunión de estadio más grande que jamás hubo en
La Paz. El estadio Hernando Siles sentaba 25.000 personas adentro pero no pudo
contener las 40.000 y más personas que afuera se había reunido para escuchar
la predica del evangelio. Todos estaban atónitos. No podían entender como un
muchacho de 19 años con una Biblia en su mano podría llenar un estadio de esta
manera. Antes, ni siquiera el equipo brasileño con Pelé, el mejor jugador de futbol
de la época, pudo llenar el estadio. Para Dios, nada es imposible.

Gente de todo lugar llegaron el día anterior y esperaron toda la noche, así
que las personas a cargo de esa reunión en particular llamaron a Julio como a la
medianoche y le dijeron: “Mira, hay 20.000 personas o más esperando afuera”.

“Déjalos entrar”, dijo Julio.

También notaron que temprano en la mañana, el estadio ya estaba lleno y


otras decenas de miles se reunían afuera. El liderazgo pensó: “Necesitamos poner
parlantes afuera del estadio para que la gente pueda escuchar a Julio predicando”.

Fueron a hablar con el administrador del estadio y le preguntaron si él tenía


parlantes. Encontraron dos parlantes viejos, grandes y pesados y los pusieron
afuera del estadio. Pero había un problema. Necesitaban suficientes cables para
conectar los parlantes a la corriente eléctrica y a los micrófonos en la plataforma.
Luego se dieron cuenta que no tenían suficientes cables. Dejaron los parlantes
afuera del estadio, pero sin conexión alguna.

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Julio, como siempre, le preguntó al Espíritu Santo lo que debía vestir. Ese
día en particular, el Espíritu Santo le dijo que no vistiera su traje blanco. Él sólo fue
obediente. Así que cuando fue tiempo para ir al estadio, todo estaba bloqueado.
Julio tenía que entrar al estadio fingiendo ser un reportero. La gente no lo reconoció
porque esperaban ver a alguien vestido de traje blanco, así fue como pudo entrar
y comenzar a predicar. Entonces se dio cuenta que había más gente afuera de los
que había adentro, y que todos querían escuchar la Palabra de Dios.

Él les dijo a sus amigos: “Voy a subir al techo y voy a predicar de nuevo para
ellos”. Así que Julio predicó dos veces ese día, una vez adentro y luego afuera del
estadio.

Trepó hasta el techo del estadio, de cara a las masas, y todos tenían miedo
de que se cayera. Dos de sus amigos fueron con él y le agarraron sus piernas y Julio
comenzó a predicar.

El levantó sus brazos, y era como un río fluyendo a través de la gente porque
comenzaron a mecerse de un lado al otro mientras el predicaba. Algo milagroso
ocurrió. Los dos parlantes que se dejaron sin conexión a la electricidad, estaban
funcionando perfectamente. La gente pudo escuchar la voz de Julio claramente en
toda dirección. La muestra del poder, la gracia y el amor de Dios que satisfizo el
hambre de la gente en una manera tan milagrosa fue indescriptible.

53
CAPÍTULO 6
DIOS ES UN FUEGO CONSUMIDOR

El fuego comenzó a arder en Bolivia. El resto de las ciudades principales en


Bolivia comenzaron a invitar a Julio para predicar el evangelio.

En solo dos semanas, la Sociedad Bíblica vendió 33,000 Biblias, Nuevos


Testamentos y tratados con porciones del evangelio. Agotaron todo su inventario
y por causa de la emergencia trajeron vía aérea más ejemplares de la Biblia de
Argentina, Paraguay y Perú. Bolivia se había vuelto un centro de actividad religiosa
de renombre mundial. El poder de Dios era manifestado por medio de maravillas
asombrosas. (Ruibal, p.24)

Todos querían leer la Biblia. Todos estaban hambrientos. Y todos tenían


conciencia de que Jesús estaba vivo.

SANTA CRUZ
Así que, como una explosión atómica espiritual, noticias acerca del
avivamiento y las primeras reuniones en La Paz, cundieron por todos lados. Mis
conciudadanos bolivianos comenzaron a hablar acerca del hecho que Jesús estaba
vivo y que milagros, sanidades y maravillas estaban ocurriendo de nuevo. La gente
comenzó a ver y a entender que Jesús era el mismo, y Su amor, misericordia, poder
y sus habilidades para sanar no habían cambiado en 2.000 años.

Todos estaban hablando acerca de Jesús. Todos los niveles de la sociedad,


desde la gente normal, políticos a líderes religiosos, fueron afectados por el
avivamiento. Cada una de las ciudades grandes en Bolivia quería experimentar el
avivamiento, el poder del evangelio. A Julio le invitaron a predicar en Santa Cruz,
que para este momento era la segunda ciudad más grande de Bolivia. Así que fue
anunciado a través de los medios de comunicación que Julio iba a llegar a Santa

54
Cruz el sábado 27 de enero de 1973.

Él llegó al aeropuerto, El Trompillo, como a las 10:30 de la mañana. Cerca


de 9.000 personas ya estaban en el aeropuerto esperando su arribo. En la reunión,
Julio habló del amor de Jesús y Su poder. Aunque no sucedieron ni sanidades ni
milagros en ese momento, el Espíritu Santo comenzó a moverse, y la gente empezó
a llorar.

Más tarde ese día, Julio llegó al monumento del Cristo Redentor donde
más de 40.000 personas estaban esperando para escucharlo predicar. Ese día algo
inusual ocurrió que todos notaron, incluyendo reporteros de diferentes países. Santa
Cruz, Bolivia está ubicada en el trópico y experimenta altas temperaturas. La tarde
en particular que Julio habló, el cielo estaba azul sin una nube, y hacía mucho calor.
A pesar del calor, muchas personas enfermas en sillas de ruedas, con muletas, los
ciegos y sordos, niños, mujeres, hombres, viejos, jóvenes, estaban esperando para
escuchar el evangelio.

Cuando Julio se paró sobre la plataforma que algunas personas habían


construido sobre el monumento famoso, Él saludó a las multitudes. De repente, un
viento recio sopló sobre el gentío y empujó una nube que cubrió a todos como un
paraguas. La nube no se movió hasta que terminó la reunión.

“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de donde
viene, ni a donde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”.
Juan 3:8

Una vez más, Dios se mostraba al pueblo. Julio habló del amor de Dios,
acerca de Su poder y misericordia incambiables. Él amaba al pueblo tanto que se
aseguró de que estuvieran frescos y cómodos durante la reunión. Mientras Julio
predicaba, milagros y sanidades comenzaron a ocurrir. La gente que usaba silla de
ruedas comenzó a andar. Gente que había sido sorda toda su vida comenzaron a oír.
Los ciegos comenzaron a ver. La explosión de milagros y sanidades sorprendieron
a todos. La gente no podía creer lo que oía y veía.

Todos estaban llorando. Fueron confrontados con el hecho que Jesús murió
en la cruz por sus pecados, resucitó y es real y verdaderamente vivo. Después de un
mensaje sencillo, Julio concluyó pidiendo que todos levanten sus manos y oren. Fue
un tiempo de reverencia solemne delante de Dios. Gente de toda edad comenzó a
hablar y orar a Jesús. Julio se fue, pero Dios continúo haciendo milagros. El Espíritu
Santo estaba ocupado sanando, tocando, consolando – haciendo las cosas en las
que es un experto.

55
Al próximo día, el domingo 28 de enero, en la mañana Julio compartió de
nuevo. Él dijo que no debemos buscar los deleites de este mundo que son tan
superficiales. Más bien, los cristianos verdaderos tienen algo mucho mejor.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y


donde ladrones minan y hurtan; sino haceos, tesoros en el cielo donde ni la polilla ni
el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan, porque donde esté vuestro
tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
Mateo 6:19-21

Los verdaderos cristianos tienen el fruto del Espíritu, que es más valioso.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,


bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Gálatas 5:22-23

Otra vez, su mensaje fue muy sencillo. Mientras habló, una explosión de
milagros y sanidades irrumpió con mayor intensidad que el día anterior. Esta vez,
muchos más de 40.000 personas asistieron y escucharon el evangelio. Esto no
tenía precedentes en Bolivia, que tanta gente se juntara para buscar a Dios. Todos
estaban atónitos otra vez. No podían creer lo que presenciaban. Todos estaban
hablando de Jesús. Aun en comunidades fuera de Santa Cruz estaban hablando de
Jesús.

Y así, el próximo día, lunes, el alcalde de la ciudad pequeña de Portachuelo,


le mando un mensaje a Julio y le dijo que la gente le estaba esperando para que
comparta. Miles ya se habían congregado en la plaza principal. El único problema
era que la ciudad estaba muy lejos y no tenía aeropuerto.

Así que Julio hizo lo mejor que pudo -- voló en un avión alrededor de la plaza
y comenzó a orar por las personas ahí abajo. De repente, otra vez, una explosión
de milagros y sanidades ocurrieron. La gente comenzó a llorar y a agitar sus
pañuelos hacia él. Era como una escena del libro de Los Hechos de los Apóstoles,
directamente de la Biblia, cuando la sombra de Pedro sanaba a los enfermos.

“A tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en
lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre
algunos de ellos”.
Hechos 5:15

Esta vez, era la sombra de un avión. El mismo Espíritu Santo, solo otro

56
método. Dios es muy, muy creativo, y nada es imposible para Él. Cuando Él se
mueve, es como una avalancha, nada Lo puede detener.

COCHABAMBA
De Santa Cruz, Julio voló a Cochabamba, que en ese tiempo era la
tercera ciudad más grande de Bolivia. Otra vez, todos esperaban su llegada
con gran expectativa. El único problema era donde podían tener las reuniones
porque los estadios eran muy pequeños para contener tal multitud de personas.
Así que escogieron La Coronilla para tener la reunión, una colina en la ciudad de
Cochabamba.

La primera reunión tuvo lugar el sábado, 3 de febrero y comenzó como a


las 4 de la tarde. Otra vez, el lugar de la reunión estaba lleno de personas con gran
expectativa. Muchos de ellos habían pasado todo el día esperando a Julio. Más de
60.000 personas se reunieron, incluyendo a los enfermos, los cojos, los sordos, y
los ciegos. Gente de los hospitales comenzaron a llegar al lugar en ambulancias.
Todos esperaban un toque de Dios.

Otra vez, hacía mucho calor, puesto que la reunión se hizo en el verano,
pero a nadie le importo el calor. Todos querían tener un encuentro con Jesús. Una
vez más, Julio compartió un mensaje sencillo.

Él dijo, “Jesús es el Camino, la Verdad, y la Vida. Nadie viene al Padre sino


a través de Él, y es el Espíritu Santo quien hace las sanidades y los milagros”.

Él exhortaba a la gente que se amen unos a otros, porque Dios es amor


(I Juan 4:7-8). Les llamo a arrepentirse. Él oró que el Espíritu Santo sane y toque
y quite dolor y enfermedad. Como en Santa Cruz, el evangelio se predicó a través
de milagros y sanidades. Todos estaban llorando. Y todos comenzaron a orar y a
abrir sus corazones a Jesús. Hubo tantos milagros que todas las sillas de ruedas,
muletas, aparatos ortopédicos, lentes, y audífonos que ya no se necesitaban
llenaron un camión grande.

La gente comenzó a gritar, gemir y expresar multitud de emociones a causa


de los milagros que observaban. Todos comenzaron a tratar de razonar como estas
cosas podían ocurrir. Estaban enfrentando la realidad de un Jesucristo vivo, y sus
mentes naturales no lo podían comprender. Pero los hechos no se podían negar.

Una vez más, Jesús estaba hablando a través de Julio a multitudes en una
colina.

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Algo interesante ocurrió en esta reunión en particular. El equipo de sonido
no era bueno. Sin embargo, todos podían escuchar la voz de Julio como si él les
hablara directamente a sus oídos. Desde la cima de la colina hasta abajo, y hasta
tal vez cinco cuadras más allá, cada persona en la multitud podía oírle, aunque
hablaba en voz baja, no gritaba.

Después, yo me encontré con personas que me dijeron que estaban como a


50-60 cuadras de distancia y solo podían ver a Julio como un punto. Y sin embargo
pudieron oír su voz claramente y decidieron entregar sus vidas a Cristo.

Yo creo que Jesús hizo algo similar en el monte cuando habló a las
multitudes sin equipo de sonido. El equipo de sonido que usa el Espíritu Santo es
más sofisticado que cualquier cosa, porque no hay distancia para Él. El evangelio
de Jesucristo fue predicado y demostrado con poder. Las señales y maravillas
demostraron hermosamente el amor, la misericordia, la gracia, y el poder de nuestro
Señor Jesucristo.

Jesucristo fue el tema principal de las conversaciones en la radio, la


televisión, en casas, en hospitales, en bancos – en todo lugar. Literalmente, Bolivia
se volvió la plataforma para la demostración de Su poder y amor.

La segunda reunión tuvo lugar el próximo día. La gente pasó la noche


anterior esperando la reunión. Muchas más personas vinieron a esta reunión. El
lugar estaba tan lleno que la gente estaba parada en la colina y hasta abajo llenando
las calles y avenidas. Tal vez mas de 100.000 personas asistieron a la segunda
reunión. La gente venía de todos lados, incluyendo diferentes países en y alrededor
de Sudamérica. La reunión comenzó a las 10:00 de la mañana. Fue una mañana
pacífica, y todos simplemente estaban susurrando. Nadie hablaba fuerte.

Había un peso particular de reverencia en ese lugar. La gente podía sentir


que Alguien Santo estaba ahí. Julio comenzó con un mensaje sencillo, exhortando
a la gente a seguir a Dios y a buscarlo a través de Su Hijo Jesucristo. Él nunca
discutió denominación. Del único que hablaba era acerca de Jesús y que a través
de Él había Vida.

La mayoría de estas personas habían oído acerca de Jesús a través


de la iglesia católica pero nunca habían tenido un encuentro con Jesús mismo.
Estas reuniones no eran acerca de religión sino un encuentro con el amor de Dios.
Muchas personas en otras ciudades seguían estas reuniones a través de la radio y
la televisión. Eventualmente, el mensaje del evangelio llegó a toda parte de Bolivia.
Para este tiempo, millones de personas en Bolivia habían oído el evangelio y
entregado sus vidas a Jesús.

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Pablo dijo: “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros…no fui con excelencia
de palabras o de sabiduría…ni mi predicación fue con palabras persuasivas de
humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y poder, para que vuestra fe
no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”.
1 Corintios 2:1-5

“Al moverse Dios en Bolivia, el país fue transformado. Por primera vez en
la historia había estabilidad con un presidente en el poder por siete años. La nación
atravesó su primer auge económico. ¡Cambio su historia!

Pero Bolivia no fue transformada por mi elocuencia ni por mis palabras


persuasivas, sino más bien por el Espíritu de Dios. Sesenta por ciento de la
población era campesina. A pesar de que la mayoría no podía entenderme con
claridad, creían, puesto que veían el poder de Dios que habla al corazón y alcanza
lo más profundo del ser humano”. (Ruibal, p.26)

Como en las otras reuniones, la demostración del poder y amor de Dios fue
asombrosa, confirmando con milagros la predicación del evangelio. Dios visitaba
a Bolivia totalmente. Por primera vez, una nación entera fue tocada por Dios. El
avivamiento no fue para una ciudad o una iglesia, fue para una nación entera.

Un misionero de la misión “Nuevas Tribus” me dijo, cinco años más tarde,


que la magnitud de la visitación de Dios en Bolivia durante ese tiempo fue tan
grande que hasta en medio de la selva, donde sólo vivían indígenas y colonizadores,
encontraron reunidos grupos de personas del interior; cuando el misionero les
pregunto porque estaban allí, le respondieron: “Estamos esperando que alguien
nos hable de Dios”. No tenían conocimiento alguno de las cruzadas, era una obra
totalmente sobrenatural del Espíritu Santo. (Ruibal, p.23)

ORURO: UNA LECCION DIFICIL DE APRENDER


“Separados de mí, nada podéis hacer”.
Juan 15:5

“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de


agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de
Cristo”.
Gálatas 1:10

“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,

59
como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es
mejor que los sacrificios; y el prestar atención que la grosura de los carneros”.
1Samuel 15:22

Julio dependía totalmente del Espíritu Santo. Él solía orar hasta que el
Espíritu Santo le daba un lugar, una fecha, y el tiempo para tener una reunión. Esta
vez en particular, Julio estaba en La Paz, y alguien vino y le dijo: “Julio, ¿sabes que
vas a predicar esta tarde en Oruro?”

Julio le dijo: “No lo haré, porque aún no tengo una fecha”.

Le dijeron: “Julio, mira. Estás en primera plana del periódico. Y ellos dicen
que la gente ya está esperándote en el estadio de Oruro. Tienes que ir. No te queda
otra opción”.

Oruro es una ciudad en Bolivia que es conocida por su adoración satánica


abierta. Como Oruro era una ciudad minera, muchos de sus ciudadanos dependían
de asistencia demoniaca para encontrar venas lucrativas dentro de las paredes
de las cavernas donde minaban. Ofrecen sacrificios a Satanás y a sus demonios
a cambio de conocimiento para navegar los túneles bajo tierra buscando gemas y
riquezas. Muy profundo en las minas, se encuentran estatuas e ídolos de imágenes
demoniacas cubiertas en regalos de gratitud y suplica. Aunque esta ciudad se
jacta de riquezas materiales, aun hoy, Oruro sufre de mucho caos, desorden, y
destrucción debido a la opresión demoniaca.

Cada año, millones de turistas del mundo viajan a Bolivia para el Carnaval
de Oruro, la celebración musical anual que ha estado ocurriendo por más de 200
años. Lo más destacado de este festival de Oruro es la Diablada – la danza de
demonios, que rinde homenaje a los dioses de las minas. Los mineros están en
deuda con Satanás. Muchos entregan sus almas en intercambio por las riquezas
mundanas que él les ofrece, así como lo tentó a Jesús con dinero y poder en el
desierto (Mateo 4:8-9). Muchos cristianos, especialmente del occidente, dudan
del poder de Satanás y su influencia sobre el mundo – muchos aun dudan de su
existencia.

El primer truco del diablo es hacerte pensar que no hay diablo--Julio Ruibal.

Necesitamos recordar que Jesús fue tentado por Satanás mismo y gran
cantidad de Sus milagros grabados involucraban la liberación de personas que
sufrían de tormentos demoniacos de varios tipos. Mientras no debemos enfocar
nuestra energía en Satanás ni en sus intrigas, Jesús nos mandó que usemos
nuestra autoridad, dada por Dios, sobre Satanás y sus demonios.

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“Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy
potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada
os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan; sino regocijaos
de que vuestros nombres están escritos en los cielos”.
Lucas 10:18-20

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera


demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia”.
Mateo 10:8

Así que Julio fue a Oruro, la ciudad minera no muy lejos de La Paz. Cuando
llegó, el estadio estaba lleno. Pero esta vez, no hubo un sentido de orden. La gente
no se comportaba como en las otras ciudades de Bolivia donde había predicado
Julio. Todos allí querían tocar a Julio porque pensaban que Julio era el que sanaba
a la gente.

Julio se agitó y estaba realmente enojado. Comenzó a decirles, “Yo no soy


un sanador. Jesús es El que sana”.

Pero la gente no quería escuchar eso. Ellos comenzaron a gritar, a silbar


con abucheo. Julio estaba tan enojado, se sacó los zapatos y comenzó a golpearlos
uno contra el otro para sacudir el polvo de sus pies en señal de maldición. Salió de
allí rápidamente y no habló ni una palabra.

“Y al entrar en la casa, saludadla. Y si la casa fuere digna, vuestra paz


vendrá sobre ella; más si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Y si
alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad,
y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que, en el día del juicio, será
más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella
ciudad”.
Mateo 10:12-15

“Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del


Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Y la palabra del
Señor se difundía por toda aquella provincia. Pero los judíos instigaron a mujeres
piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución
contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces sacudiendo
contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio”.
Hechos 13:48-51

61
Nada ocurrió. No hubo señales, sanidades, ni maravillas. A Julio no se lo
pudo encontrar por ningún lugar.

Él fue directamente a las montañas a llorar. Mientras lloraba, el Espíritu


Santo le reveló una lección muy importante para él: “El enemigo va a tratar de
pararte. Y si no puede, él te empujará para que no estés en el tiempo establecido
divinamente por Dios en todas las cosas”.

Julio estaba aprendiendo, otra vez, lo importante que había sido, el entender
el tiempo y el lugar que Dios tiene para todo.

Esa fue una lección crucial que todos aprendimos del Espíritu Santo.

Desde el momento que Julio se sacudió el polvo de sus pies, la ciudad de


Oruro quedó bajo una maldición de Dios. La atmósfera, que ya era opresiva a causa
de la idolatría abierta, se volvió tan estéril y muerto que era imposible aun orar,
mucho menos predicar el evangelio.

62
CAPÍTULO 7
UNA IGLESIA NACIDA DEL ESPÍRITU

Como te dije antes, cuando viajo alrededor de Latinoamérica y me reúno


con pastores y líderes de diferentes ministerios y denominaciones, he notado un
anhelo profundo por el avivamiento.

Yo les digo: “Ustedes no saben lo que están pidiendo ni deseando. El precio


es alto porque literalmente tomará toda tu vida y todo lo que tienes. Cuando llega el
avivamiento, no hay tiempo para nada más. Tienes que sacrificar todo por el bien
del evangelio”.

Durante el avivamiento en Bolivia, no estábamos preparados. No teníamos


ni idea lo que podíamos esperar. El avivamiento fue tan grande y tan intenso que no
teníamos la infraestructura para contener a las multitudes de personas. No teníamos
iglesias o lugares donde reunirnos. Todas las iglesias tradicionales pequeñas esta-
ban llenas a capacidad. No teníamos escuelas bíblicas para absorber y preparar a
las personas que querían servir a Dios. No teníamos maestros, lideres, ni predica-
dores. No teníamos nada. Supongo que esto fue una bendición disfrazada. Porque
teníamos a la Persona más importante en todo el mundo, el Espíritu Santo. Él fue
nuestro Maestro y Guía, nuestro Consejero, nuestro Amigo – todo para nosotros.
Mirando atrás, yo creo que tanto el no estar preparados como el estar preparados,
tienen sus propias desventajas.

No estábamos preparados para nada. No teníamos entendimiento teológico


de la Palabra, y no teníamos idea como proceder. Para mí, esto no fue solo una
desventaja sino una bendición en muchas maneras. Yo no podía depender de mi
propio conocimiento, experiencia, o fuerzas. Yo tuve que depender totalmente de
la dirección del Espíritu Santo, Sus enseñanzas y su unción. Yo tuve que depender
100% de Dios. Él fue mi Luz, mi Fuerza, mi Vida – Él fue mi todo.

Habiendo dicho esto, miro hacia atrás 45 años, y creo que necesitamos, hoy

63
en día, algún tipo de preparación para que no cometamos los mismos errores que
cometimos y para que podamos tener un entendimiento más claro de las Escrituras
de lo que Dios quiere hacer hoy. A mi parecer, se trata de tener un enfoque bal-
anceado hacia el asunto. Mi consejo a la nueva generación a la luz del avivamiento
es esto: “Prepárate cuanto puedas, pero nunca dependas de tu preparación ni tus
fuerzas – depende del Espíritu Santo”.

Cuando tienes el equilibrio del Espíritu y la Palabra, estás en el lugar perfec-


to para que suceda el avivamiento.

64
CAPÍTULO 8
UNA IGLESIA NACIDA DEL ESPÍRITU

Porque no fuimos expuestos a las enseñanzas de los hombres, sino que


solo bebimos la leche pura, no adulterada de la Palabra como bebés espirituales
(1 Pedro 2:2), no teníamos ninguna preconcepción de denominaciones o teologías.
Nosotros pensábamos que era igual en todas partes. Éramos más que amigos. Nos
considerábamos hermanos y hermanas. Nos volvimos una familia. Para nosotros,
todos eran iguales. Nuestro único énfasis era en el hecho que Jesús estaba vivo y
que la Iglesia era una y que debíamos amarnos los unos a los otros.

Hermanos y hermanas seguían reuniéndose en las casas y los parques.


Miles y miles de pequeños grupos comenzaron a surgir a través de las ciudades.
Dios derramó un amor sobrenatural en nuestros corazones – amor que perduró por
décadas. Ahora mismo, yo sigo amando a mis hermanos y hermanas en Bolivia,
aunque yo vivo en otro país. Cada vez que nos vemos, seguimos sintiendo el mismo
amor el uno por el otro. Para mí, esto es notable porque a través del tiempo las
personas cambian – todo cambia. Pero el amor de Dios que fue derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo sigue siendo igual (Romanos 5:5).

La mayoría de nosotros éramos estudiantes que no teníamos mucho dinero.


Éramos muy jóvenes, y algunos de nosotros dejamos todo para predicar el evangelio.
Al principio, pasábamos horas orando y adorando juntos y continuamente buscando
la presencia tangible del Espíritu Santo. Necesitábamos sentir Su presencia en
nuestras vidas.

Yo creo que uno de los trabajos más importantes que el Espíritu Santo
tiene es de unir a la Iglesia. Cada creyente que cree que ha recibido el bautismo
del Espíritu Santo debería trabajar, orar, y buscar la unidad de la iglesia, porque
eso es lo que hace el Espíritu Santo. Un día, el Espíritu Santo va a tener una iglesia
sin mancha, y con todo poder, como una novia, esperando al Señor Jesús (Efesios
5:27). Yo sé que Él cumplirá esto, y Él hará un trabajo perfecto. Con el Espíritu

65
Santo, todo se trata de perfección. Él es perfecto, y Su trabajo es perfecto en toda
manera.

“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto”.
Mateo 5:48

66
CAPÍTULO 9
LOS DÍAS COMO MIL AÑOS (‘71-’73)

Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil
años, y mil años como un día.
2 Pedro 3:8

Necesitamos recordar que Jesús tuvo un ministerio activo por solo tres
años. Con actividad celestial más alta, el tiempo pasa de manera acelerada en la
tierra. Cuando el cielo derrama un río de poder sobrenatural, el tiempo en la tierra
se alinea con el cielo. Todo puede ocurrir en un tiempo corto. Los corazones de las
personas fueron cambiados rápidamente, casi instantáneamente. Dios fue capaz de
hacer en horas lo que normalmente tomaría años en consejería o ministración.

Por ejemplo, mi esposa tenía una amiga que sufrió un trauma profundo
en su niñez. Cuando ella tuvo un encuentro con Cristo, el Espíritu Santo sanó su
corazón tan profundamente que, en un mes, ella estaba totalmente libre de todo
trauma doloroso del pasado, tanto física como emocionalmente.

Me ha tomado 45 años llegar a entender estas cosas. Es por eso, que


puedo entender la razón por la cual Juan escribió: “Y hay también otras muchas
cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en
el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”. (Juan 21:25)

Lo que esto me llevó a entender era la idea que el ministerio de Jesús


realmente era como un río grande y turbulento, donde millones de galones de agua
pasaban en poco tiempo.

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz,
diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.
Juan 7:37-38

67
Así fue con el avivamiento. Si quisiéramos poner por escrito todo lo que hizo
Dios, tomaría años y muchos libros. Cada día, el Espíritu Santo estaba haciendo
tal vez un millón de cosas al mismo tiempo que tomarían 10 años naturales para
entender o realizar. La actividad celestial fue tan acelerada, sería casi imposible
describirlo en términos humanos. Cuando llega el avivamiento y el Espíritu Santo se
mueve, entras a una zona sobrenatural donde todo ocurre fuera del tiempo porque
entras en la eternidad.

La iglesia nació en poco más de un año porque gran número de personas


se salvaron. Nacimos al ministerio casi instantáneamente. Los jóvenes comenzaron
a ministrar y predicar 10 o 5 días después de recibir a Cristo. Sucedía que, un
día entregabas tu vida a Cristo, te bautizabas en agua, recibías el bautismo en
el Espíritu Santo, y te volvías ministro. Eso le ocurrió a tantos hombres y tantas
mujeres jóvenes. De la misma manera me ocurrió a mí.

Después que le entregue mi vida a Cristo, recibí el bautismo del Espíritu


Santo. Una noche cuando estaba orando escuché una voz, tal vez dos semanas
después de nacer de nuevo. Nadie me dijo que Dios hablaba. Así que cuando
escuché una voz, me di la vuelta y miré para ver quien me hablaba. Pero todos
estaban orando. Éramos jóvenes y solíamos jugar mucho haciéndonos bromas. Así
que pensé que alguien me jugaba una broma.

Otra vez escuché: “Fernando”. Me di la vuelta para ver quien me jugaba la


broma.

Por tercera vez escuché: “Fernando, ve y predica mi evangelio en Oruro”.

Yo estaba sorprendido y atónito que Dios me estuviera hablando a mí.


Así que fui a mi líder, que era 3 meses mayor que yo. Le dije: “Dios me ha dicho
que…”

Él me paro en seguida y me dijo: “No digas nada. Si Él te dijo algo, Él me


dirá lo mismo a mí. Voy a ir a preguntarle”.

Así que fue a una esquina y comenzó a hablar.

Yo lo miraba, él estaba hablando al aire. Y yo lo miraba y pensaba: “¿Con


quién está hablando?”

Era como si tuviera una conversación con alguien. Se veía tan extraño para
mí. Yo no sabía estas cosas. Yo sólo era un joven católico sin idea de quién era
Dios.

68
Así que volvió a mí y me dijo: “Fernando, Dios me dijo que tienes que ir a
Oruro a predicar el evangelio”.

Yo estaba sorprendido y quede atónito. Yo pensé: “¿Cómo lo supo?”, sin


darme cuenta de que Dios le estaba hablando a él también.

Mientras estábamos hablando otra persona vino y le dijo a mi líder: “Este


sujeto tiene que ir a Oruro a predicar el evangelio”.

Esa fue mi introducción al hecho que Dios continúa hablando a Su pueblo


y que él confirma la palabra que habla a través de creyentes que son parte de Su
Cuerpo (2 Corintios 13:1).

Un ejemplo de Dios hablando con una persona a través de Su Espíritu


Santo puede ser hallado en 1 Samuel 3:1-10:

“El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de


Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.
Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus
ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo
en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de
Dios fuese apagada,
Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. Y corriendo luego á Elí,
dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado?
Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió, y se acostó.
Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino
a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he
llamado; vuelve, y acuéstate.
Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había
sido revelada.
Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y
dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado?
Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. Y dijo Elí a Samuel: Ve
y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye.
Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar.
Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel!
Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye”.

Mi problema era que yo era un creyente nuevo, yo tenía mi Biblia, y solo


estaba comenzando a leer Mateo, el primer libro de los evangelios.

69
Le dije a mi líder: “Yo no sé qué predicar ni de qué hablar. Yo soy tan nuevo”.

Así que mi líder me miro y me dijo: “Fernando, solo abre tu boca, y Dios la
llenará”.

Bueno, después de ver tantos milagros y sanidades y luego escuchar la voz


de Dios, yo le creí.

Yo fui a Oruro con unos cuantos hermanos más.

Obviamente Oruro tenía gran necesidad de la gracia salvadora del evangelio


de Jesucristo después de la situación que había ocurrido con Julio.

Cuando llegamos, fuimos a una casa que estaba repleta. Todos nos estaban
esperando. Todos querían encontrarse con Jesús y conocer acerca de Él. Todos
tenían hambre por la Palabra de Dios.

Así que, me pare, y abrí mi boca. Solo estaba tratando de ser obediente.
Para mi sorpresa, nada salió de mi boca.

Así que todos me miraban como si estuviera loco, parado con mi boca
abierta. La gente estaba parada en silencio, mirándome.

Comencé a pensar: “¿Qué voy a hacer? Ahora estoy en problemas. Nada


está saliendo de mi boca”. Estaba tan nervioso que comencé a traspirar.

De repente, comencé a hablar. Pero hablaba cosas que yo no sabía. Era


como si alguien tomó mi boca y la usaba para hablar a través de mí. Es un sentimiento
muy, muy gracioso porque tú eres el primero en aprender lo que dices. Hablé por 45
minutos, y todos estaban tan felices y tan bendecidos. En esa reunión en particular,
había un hermano de Chile, que vino porque escuchó acerca del avivamiento. Él era
un cristiano maduro, habiendo caminado con Dios por 7 u 8 años, y él conocía bien
la Biblia.

Después de la reunión, él me pregunto: “¿Fernando, sabes lo que te paso?”

Yo le dije: “No”.

Él me preguntó: “¿Sabes de que hablaste?”

“No, era todo nuevo para mí”.

70
Él dijo: “Fernando, tú estabas citando versos de la Biblia una y otra vez”.

Yo no lo podía creer.

El me mostró los versos de los que yo hablé, y yo podía recordar como


salían de mi boca. Y así continuamos confiando y dependiendo totalmente del
Espíritu Santo porque Él estaba con nosotros continuamente.

Después, yo leí este verso en Salmos:

“Abre tu boca, y yo la llenaré”.


Salmos 81:10

Yo creo que mi líder no conocía este verso en ese tiempo. Otra vez, el
Espíritu Santo usó su boca para citar este verso de la Biblia para que pudiera ser
obediente. Esa fue mi primera lección del Espíritu Santo, y ahora, 45 años después,
Él aun no me permite preparar ningún mensaje. Sólo tengo que abrir mi boca, y
Él es tan fiel y siempre la llena con Su Palabra. Yo creo que esta experiencia fue
compartida por otras personas que estaban en el liderazgo en ese tiempo. Confiando
y dependiendo del Espíritu Santo era vital para nosotros.

Como Pablo les escribió a los Corintios, “Y estando prontos para castigar
toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”. (2 Corintios 10:6).

Nuestra autoridad espiritual es directamente proporcional a nuestra


obediencia a Dios. Si tenemos 50% de obediencia, solamente ejerceremos 50% de
su autoridad. Si nuestra obediencia es perfecta (esto significa caminar en la luz sin
ninguna actitud de rebeldía en nosotros), su ministerio en nosotros crecerá hasta la
medida completa. (Ruibal, p.91)

Más o menos 30 años después, mientras yo oraba, el Espíritu Santo me


hizo recuerdo de que la maldición seguía sobre Oruro y que yo necesitaba volver
para romperla. Romper la maldición hubiera sido la responsabilidad de Julio, pero
para ese tiempo él ya había muerto.

Así que fui desde los Estados Unidos hasta Oruro para esta misión en
particular. Y encontramos el remanente de un grupo muy pequeño que seguía
reuniéndose allí. Yo vi a estas personas por primera vez después de 30 años, y me
reconocieron. Compartí con ellos acerca del acto profético que Julio había hecho y
que Dios me había enviado a cancelarla. Les pedí perdón y cancelé la maldición. El
efecto fue inmediato.

71
La presencia del Espíritu Santo fue tan fuerte que tuvimos que aferrarnos
el uno al otro literalmente con toda nuestra fuerza, porque llegó como un río con
oleadas. Tuvimos que aferrarnos fuertemente para no caer bajo el peso de Su
poder. Yo me sorprendí. Al día siguiente, una hermana compartió su testimonio. Ella
dijo: “Fernando, esta es la primera vez en 30 años que he podido orar toda la noche
sin problemas. Antes, era como que el techo fuera hecho de metal y mis oraciones
no podían pasar”.

La lección que aprendí fue que, especialmente para personas que son
predicadores y pastores que tienen una autoridad más alta en el Señor, debemos
de tener mucho cuidado cuando se trata de estos actos. A veces no entendemos las
consecuencias de nuestras palabras que llevan mucho poder en el reino espiritual.
Julio había recordado las Escrituras acerca de Jesús cuando maldijo las ciudades
que lo rechazaban a Él y a Sus discípulos (Mateo 10:11-15). Él había maldecido a
Oruro en su propia ira – una respuesta precipitada. Sólo después de que se hubiera
encontrado con Dios en oración entendió el peso de su maldición. Él tenía tanta
unción y poder que él no entendió que debemos tener mucho cuidado y buscar a
Dios antes de pronunciar una maldición o bendición. Es mejor bendecir que maldecir.
(Romanos 12:14)

72
CAPÍTULO 10
ADVERTENCIAS

Después de su última reunión en enero de 1973, Julio salió de Bolivia para


responder al llamado de Dios para que predique en el resto de Sudamérica, y no
volvió hasta diciembre de ese año. Entre tanto, las reuniones seguían ocurriendo en
casas, plazas – dondequiera que podían encontrar espacio.

Durante este tiempo, el Espíritu Santo nos dio dos advertencias:

1.Nunca tratar de estructurar Su obra.


2.Que estemos conscientes de las falsas doctrinas que estaban a punto de
salir del norte.

En medio del gran avivamiento y las obras del Espíritu Santo, poco a poco,
el orgullo, la arrogancia, y el egoísmo comenzaron a entrar a los corazones de los
creyentes. Comenzamos a pensar que éramos los únicos que teníamos la verdad
y que teníamos el monopolio del Espíritu Santo. Con eso, comenzamos a criticar
las denominaciones tradicionales y a mirar en menos a todos los demás. Fue difícil
recibir corrección de parte de cualquiera. Poco a poco, el Espíritu Santo comenzó a
hacerse a un lado. Muchos creyentes comenzaron a caer en sus antiguos caminos
mundanos. Fue difícil ver a tantas personas que habían sido tocados por Dios
volviendo a sus antiguos caminos.

Debido a la advertencia acerca de las doctrinas falsas, comenzamos a


sospechar de cualquiera y de todos. Muchos ministerios de los Estados Unidos
llegaron a Bolivia tratando de ayudarnos. Nosotros cerramos nuestros corazones y
mentes hacia ellos y sus esfuerzos. Pensábamos que estaríamos seguros así.

En cuanto a la primera advertencia acerca de estructurar la obra del Espíritu


Santo, al principio, las reuniones estaban libres de planificación u horario. Sabíamos
el minuto que la reunión iba a empezar, pero nunca sabíamos cuando iba a terminar.
El Espíritu Santo tenía libertad de hacer lo que fuera necesario porque Él es el

73
único que conoce los corazones de los creyentes. Con eso en mente, tratamos de
no interferir en Su obra. El único deseo de nuestros corazones era poder disfrutar
de Su presencia, y las reuniones se trataban de la búsqueda por la manifestación
de la presencia del Espíritu Santo. En ese nivel y esa atmosfera, el tiempo perdió
toda importancia porque entrabamos a la eternidad, que es el nivel donde Dios vive,
fuera del tiempo y el espacio.

Nuestras reuniones podían durar horas y horas, y no lo notábamos porque


el tiempo había pasado tan rápidamente. Simplemente estábamos asombrados
de Su amor, Su gracia, Su presencia. No preparábamos mensajes y no teníamos
horarios para los que iban a compartir. El Espíritu Santo escogía a quien usaría y
que debería compartir. Las reuniones no eran siempre iguales pues había libertad
en todo. Nuestra meta era satisfacer al Señor, glorificarle a Él, y serle totalmente
obedientes. Esa falta de estructura y nuestras intenciones puras comenzaron a
cambiar también con el paso del tiempo.

Los líderes comenzaron a establecer un horario basado en las necesidades


de los hombres en vez de la guía del Espíritu Santo. Las reuniones ocurrían en la
mañana y no podían durar más del mediodía pues todos tenían que ir a almorzar.
Comenzaron a usar una fórmula: unos cuantos cánticos de adoración, oración,
anuncios, recoger ofrendas, otras cuantas canciones, y así de sencillo, le dijeron
“adiós” al Espíritu Santo. Las reuniones comenzaron a centrarse más en el hombre
y sus enseñanzas y en los deseos y sueños por los ministerios hasta que el Espíritu
Santo ya no estaba ahí.

Hasta el día de hoy, que ya han pasado 45 años, cada vez que voy a Bolivia,
encuentro iglesias que son tan estructuradas, tan frías y aburridas, el Espíritu Santo
ya no es bienvenido ahí. Tantos líderes ahora anhelan la presencia del Espíritu Santo,
ser testigos de Su poder y Su Presencia. Pero no están dispuestos a renunciar a sus
sueños, sus ministerios, su egoísmo, ni a sus vidas.

La única vasija que el Espíritu Santo puede usar es una vasija rendida.
Una vasija vacía. Para llegar a esa posición, necesitamos rendirnos totalmente
al Espíritu Santo. Necesitamos renunciar a nuestros sueños, nuestros deseos,
nuestros ministerios, nuestras vidas, nuestros planes – todo tiene que ser colocado
al pie de la cruz.

Ese es el precio que debemos pagar. Nos costará todo.

En Juan 15:13-16: Jesús dijo, “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno
ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os
mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero

74
os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado
a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo dé”.

El cumplió con su parte al dar su vida por nosotros como amigo. Hagamos
lo que nos corresponde dando nuestra vida a su causa. (Ruibal, p.92)

Necesitamos entender que ésta es una obra divina, y el Espíritu Santo es


el único que es capaz y está preparado con el conocimiento y la experiencia. Él es
el Único que traerá la unidad a la iglesia y preparará a la Novia sin mancha para
cuando Jesucristo vuelva. El Espíritu Santo no necesita nuestra ayuda. Nosotros
necesitamos la ayuda del Espíritu Santo. Esto nunca ocurrirá si estructuramos todo
de acuerdo con nuestras ambiciones egoístas.

Hay una advertencia para ti, pastor, para ti, líder, para ti que tienes ministerio:
Permite que Él te use – tus manos, tu boca, y tu vida, y deja de tratar de usar al
Espíritu Santo.

Si hay algo bueno en nuestras vidas, es por la gracia de Dios. Es porque


Jesús pagó el precio por nosotros en la cruz. Es un don de Dios para cada creyente.
No podemos ser puros ni perfectos en nuestras propias fuerzas, habilidades y
conocimiento. Sólo podemos ser puros cuando el Espíritu Santo nos purifica. Sólo
podemos ser buenos cuando el Espíritu Santo cambia nuestros corazones, nuestro
carácter y nuestras mentes. Sólo podemos ser santos cuando el Espíritu Santo es
quien tiene el control completo de nuestras vidas. Necesitamos volver a la Cruz.

Allí sabremos y entenderemos que no somos ni mejores ni peores que


nadie más. No creas que eres mejor que un drogadicto, que un asesino, o que un
adúltero.

No lo eres. Eres igual. Solo la gracia de Dios hace la diferencia en tu vida.

Tampoco eres peor que nadie. Somos hechos de carne, con deseos
y pensamientos. Somos humanos, pero si creemos en Jesús, Él es quien nos
transformara con Su gracia. Así que, toda la gloria y honor y alabanza tiene que
ir a Él. No podemos jactarnos en nuestras fuerzas, nuestra habilidad, ni nuestro
conocimiento. Si vamos a jactarnos, vamos a jactarnos en la fuerza, misericordia, y
gracia de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador (Gálatas 6:14).

75
CAPÍTULO 11
EL DESIERTO: EL PRECIO DE LA
DESOBEDIENCIA
La explosión espiritual del avivamiento había comenzado a calmarse, y las
multitudes comenzaron a disminuir. Julio estaba lejos, predicando en Sudamérica en
este tiempo. Un día, cerca de abril, 1973, estábamos en una reunión en De Montículo
con cerca de 5.000 personas en asistencia. Esta fue nuestra última reunión grande.
Mientras estábamos en la reunión, comenzó a llover. Todos buscaban refugio, pero
sólo había dos lugares en donde refugiarse. Por supuesto, todos corrieron al refugio
más cerca.

Terminamos en dos grupos separados. Mientras esperábamos que parara


la lluvia, el Espíritu Santo me dijo: “Así como estos dos grupos fueron divididos por
la lluvia, así también habrá una división en la iglesia”.

Fue un mensaje extraño. Yo no lo entendí. Otros fueron enviados para


darnos más palabras de advertencia durante este tiempo.

Un profeta de la región de Mato Grosso en Brasil fue enviado a nuestro


grupo para entregarnos un mensaje muy fuerte: “A causa de su altivez y soberbia,
esta obra de Dios se disipará”. El comenzó a llorar mientras hablaba.

“Necesitan arrepentirse de su orgullo. Si no se arrepienten, el poder que se


les ha dado se les quitará, así como Dios castigó a Su pueblo durante el tiempo de
los profetas del Antiguo Testamento”.

Nadie le hizo caso al profeta, ni a sus palabras.

Amós Anderson, un misionero americano que amábamos y respetábamos,


nos entregó una advertencia también. El brillaba como un ángel. Yo le había
acompañado a predicar en la selva.

76
El profetizó a través de muchas lágrimas acerca de lo que pasaba. Él dijo:
“Oh, oh, ustedes no saben lo que se avecina. Las ovejas serán dispersadas”.

Como lo respetábamos, no ignoramos su advertencia, pero no sabíamos


qué hacer. No sabíamos cómo ni cuándo iba a ocurrir.

Mientras Julio viajaba a través de Sudamérica, él visitó Perú, Ecuador,


Brasil, Paraguay, y por último Colombia. Cuando regresó, era diciembre del 1973.
A mí fue al primero al que llamó. El me llamó porque tenía buenas noticias para
contarme. Cuando llegué a la casa de su padre, donde se estaba alojando, el abrió
la puerta, y nos abrazamos. Tuve un sentimiento como si no hubiera visto a mi papá
en mucho tiempo. Estaba muy feliz de verlo.

Él dijo: “Mira, Fernando, mira los periódicos que traje de Colombia. Esto es
lo que Dios hizo en Colombia”.

Yo estaba asombrado y admirado de lo que había hecho el Espíritu Santo


en Colombia. Él había tenido reuniones en los cuales los estadios eran demasiado
pequeños para sostener a toda la gente. Las sanidades y milagros eran igual que
en Bolivia. Yo estaba tan feliz de ver todo esto.

Y luego, me dijo: “Fernando, he encontrado lo que necesitamos en Bolivia.


Encontré la solución para nuestras necesidades”.

“Yo estaba en este lugar” dijo el, “y encontré el Paraíso. Un lugar donde todo
es limpio. Todo está en orden. No encuentras ni una partícula de polvo en ningún
lugar. Yo nunca vi un lugar como este”.

“Los creyentes” dijo él, “tanto hermanas como hermanos, eran como
ángeles. Todos eran tan inmaculados”

“Esto es lo que necesitamos aquí en Bolivia”.

Yo estaba tan feliz de oír esto, y dije: “Sí, esto es lo que necesitamos”. Y
luego él me comenzó a contar acerca del lugar del cual me hablaba:

“Después de las reuniones, un grupo de creyentes querían hablar conmigo.


Mientras oraba, Dios me dijo que yo no debía hablar con ellos. Y eso es lo que hice.
Pero este grupo era muy persistente y esperaron y esperaron para hablar conmigo.
Finalmente me acerqué a ellos y les dije: ‘Yo no voy a hablar con ustedes. Yo tengo
otras cosas que debo hacer.’ Una de las jovencitas con este grupo comenzó a llorar
y dijo, ‘Julio, sólo queríamos mostrarte lo que Dios está haciendo con nosotros, sólo

77
eso, ¿Por qué no vienes?’”

Yo creo que Julio fue tocado por el llanto de esta jovencita, así que decidió
ir en contra de la voz del Espíritu Santo. Él me dijo: “Fernando, en el camino varias
cosas extrañas ocurrieron. Tuvimos llantas pinchadas, el carro dejó de funcionar, y
por un momento era como si alguien más controlaba el volante del automóvil”.

Cada vez que algo ocurría, Julio reprendía a Satanás. Él pensó: “Yo creo
que Satanás está tratando de interferir con esto porque no quiere que yo vea esto”.
Así que continuó adelante y llegó a este lugar, que el describió como el Jardín del
Edén. Eso es todo lo que dijo.

Yo estaba feliz de oír esto de él, y aun no sé, por qué me llamo a mí, y por
qué fui yo el primero en escuchar todo esto.

“¿Cómo está tu familia?” me preguntó.

“No muy bien”. Le respondí.

Para mí fue un tiempo muy difícil porque, mientras yo estaba tan involucrado
con Dios, después que se fue Julio a Sudamérica, no teníamos a nadie quien nos
guiara en todas las cosas que ocurrían. Después, mi hermano se suicidó.

Yo aun no entiendo por qué. Dios no me dijo nada. Mi hermano era cristiano
e involucrado con Dios. Ese día en particular, yo recuerdo haber estado en una casa
compartiendo el evangelio con unos jóvenes. Al terminar la reunión, fui a mi casa. Vi
a mi papá que salía y estaba llorando.

Él me dijo: “Tu hermano trató de matarse”.

Cuando fui arriba, vi a mi madre que lloraba. Ella dijo: “Nunca te perdonaré.
Tú eres responsable por esto”.

La ambulancia llegó, el doctor llegó. Trataron de revivirlo, pero era demasiado


tarde. El murió.

Yo creo que algún día entenderé la razón.

Mi madre se enfermó por la vergüenza y el dolor, y toda mi familia fue


destruida.

Hubo un gran sentimiento de culpabilidad. Pasamos este trauma como

78
familia, y Julio no estaba ahí.

Cuando Julio preguntó: “¿Cómo está tu familia?” le respondí: “Mi madre


está enferma. Mi hermano se suicidó y yo soy el culpable de todo”.

Él dijo: “¿Dónde está tu madre?”

“En el hospital”.

Él fue y oró por ella. Obviamente ella estaba enferma tanto física como
emocionalmente. Julio estaba orando más por el lado emocional. Ellos estaban
besándose, llorando y abrazándose.

Ese día, yo me acerqué aún más a Julio. Yo no lo culpaba a él. Yo estaba


feliz de que Dios seguía moviéndose en Sudamérica de la manera que lo hizo en
Bolivia. Desde ese día yo estuve con Julio todos los días por los próximos diez días.
Fue un tiempo muy ocupado en reconectarnos y compartir. Julio estaba ansioso de
compartir su descubrimiento con todos los demás.

Una noche, tuvimos una reunión general. Era cerca de la noche antes de
Año Nuevo, y mientras estábamos orando y alabando, Julio estaba en el centro de
la habitación. De repente se desvaneció. Todos estábamos asustados. Él había
estado lejos de Bolivia por mucho tiempo y La Paz es una ciudad que está más o
menos a 15.000 pies sobre el nivel del mar. Todos pensaron que había colapsado a
causa de la altura y la falta de oxígeno. Así que alguien lo llevó a su casa.

Yo fui a mi casa, y lo primero que hice fue arrodillarme y comenzar a orar


por Julio. Como yo solía orar todos los días por Julio, el Espíritu Santo me decía lo
que estaba ocurriendo con él y como debía orar.

Mientras oraba, Dios me habló y me dijo: “No ores por Julio porque él ha
pecado. Él no fue obediente a mi mandato de no hablar con ese grupo”. Yo quedé
impresionado cuando oí esto.

Él dijo: “Abre tu Biblia a Jeremías 17:5 Así que lo hice y leí:

“Así ha dicho Jehová:


Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su
corazón se aparta de Jehová”.
Jeremias 17:5

Yo no sabía que existía este verso por que recién había comenzado a leer

79
la Biblia.

Él dijo: “Julio está en pecado, y toda persona que ha puesto su confianza en


él está bajo mi maldición”.

En este pasaje en particular, cuando Dios describe la maldición, es


eliminación y destrucción total.

“Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino


que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”.
Jeremías 17:6

Mi reacción fue: “¡No! Esto no puede ser,”

Él dijo: “Yo le dije a Julio que no fuera, y él fue. Dejó que una doctrina falsa
entrara en la iglesia”.

Yo no sabía que decir ni que hacer. Yo estaba atónito.

Me paré, y dije para mí: “Tengo que decírselo”.

Así que, era mi palabra contra la de Julio. Cuando yo dije que Julio estaba
en pecado, todos se enojaron conmigo. Cuando yo dije que había una falsa doctrina,
me miraron como si yo estuviese loco. Todos habían puesto su esperanza en Julio.

“No hablen con Fernando, ni se acerquen a él”, les dijo Julio.

Ese fue uno de los tiempos más difíciles de mi vida porque sentí que había
perdido mi familia entera en un día. Había perdido a mi hermano, mi familia estaba
destruida. Y ahora estaba solo. Nadie quería hablarme. Sólo me miraban y se
cruzaban al otro lado de la calle. Me sentí tan solo, tan incomprendido. Fue un
tiempo de pena y dolor. Yo estaba tan desanimado. Yo no sabía qué hacer. Todos
los creyentes me evitaban. Yo seguía pensando: “Dios, ¿qué he hecho? Solo te
estaba obedeciendo a Ti”.

Julio dijo que yo era un lobo vestido de oveja, así que empecé a esperar.

80
CAPÍTULO 12
EL VENENO DEL LEGALISMO

La doctrina que vino a Bolivia a través de este grupo colombiano fue uno
que trajo legalismo a la iglesia.

Cuando Julio “encontró el paraíso” en realidad se había unido a un culto


legalista, dirigido por una mujer autoritaria como su líder. El grupo tenía criterios
estrictos para el comportamiento en cada área de la vida cristiana, con la meta de
llegar a ser la novia perfecta de Cristo, sin mancha ni arruga. De acuerdo con ellos,
solo los que vivían de esta manera eran el verdadero Cuerpo de Cristo, Ekklesia.
En La Paz comenzaron a enseñar esta búsqueda de la perfección a través de la
fuerza humana. Había reglas para todo. Los hombres tenían que cortarse el pelo de
cierta manera y no podían usar pantalón corto. Las mujeres debían usar vestidos
largos y tenían que hacerse crecer el pelo muy largo. Todo y todas tenían que ser
impecables.

Con esta meta en mente, todo se analizaba y se criticaba. Todos se


convirtieron en ejecutores de las reglas. Las oraciones tenían que tener un cierto
criterio. Cada persona tenía que enfocarse y controlar sus acciones. Las relaciones
familiares eran destruidas mientras el grupo demandaba lealtad completa de los
jóvenes. Los creyentes se volvieron desconfiados los unos de los otros, y las
amistades y la unidad fue destruida.

Entre más intentaban, más se daban cuenta de que no eran perfectos y


no lo podrían ser. La condenación comenzó a asentarse en los corazones de los
creyentes. A muchos los forzaron a irse porque no podían ser perfectos. Algunos
trataron de quitarse la vida. Las vidas de cristianos maduros como las de nuevos
cristianos igualmente eran destruidas. Nunca vi tanta destrucción en toda mi vida.
Yo no podía creer lo que veían mis ojos. Yo estaba presenciando la destrucción de
algo que era tan precioso para mí.

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“Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su
corazón se aparta de Jehová.
Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino
que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”.
Jeremías 17:5-6

Podríamos escribir un libro entero acerca de este episodio. Pero por


razones de espacio y tiempo, solo rozamos la superficie. De todas maneras, yo no
estoy calificado para compartir esto pues yo lo observé todo de afuera. De lo que
pude ver, la unción de Julio comenzó a desvanecerse. Era como ver un globo que
se desinflaba, lento pero seguro. Julio ya no era el mismo. Se volvió autoritario. Él
no tenía paciencia para nada. Él solía reprender a cualquiera y cualquier cosa. Él se
volvió mezquino. Todos le temían.

El ministerio de Julio se frenó hasta el punto en que se volvió irrelevante. La


triste verdad era que el Espíritu Santo ya no estaba con él. Durante este tiempo no
se manifestó nada sobrenatural en su vida. Él estaba tan confundido que comenzó
a cuestionar todo – aún a cuestionar el poder del Espíritu Santo y de pensar que
lo que ocurrió en Bolivia no era de Dios. De hecho, debido a la influencia de las
enseñanzas de este grupo, Julio destruyó casi todos sus materiales relacionados
con el avivamiento. El quemó videos, papeles, fotografías, mensajes grabados –
cualquier evidencia de los encuentros milagrosos que ocurrieron. Eventualmente,
Julio estableció una iglesia, Ekklesia, con aquellos que decidieron quedarse con
él. El resto de la gente se fue, muchos formando sus propias iglesias, ministerios y
asociaciones.

Así que, a mí me tocó el trabajo duro de recibir a todas las personas que
habían sido echadas de Ekklesia y que habían sido totalmente destruidos. Más
gente comenzó a irse cuando el efecto de la maldición de Dios se hizo palpable,
y el número de aquellos involucrados en el rescate y restauración se incrementó
constantemente. Uno por uno, tuvimos que compartir vez tras vez, que estaban
bajo una maldición y que necesitaban arrepentirse y poner su vista y su confianza
sólo en Dios. Con eso, Dios comenzó a restaurar vidas. Fue un proceso lento y muy
doloroso de ver y atravesar.

Julio se fue de Bolivia y fue caminando en el desierto por un tiempo muy


largo hasta que finalmente se arrepintió, volvió a Dios, y volvió a Bolivia a pedir
perdón.

Poco tiempo después, volví a Bolivia, con el espíritu libre, pero con la idea
de que mucho de lo que habíamos hecho en mi país no podría haber sido del Señor.
Era un truco del diablo. A medida que el Espíritu Santo arrojó entendimiento

82
sobre su propósito final, me volví muy crítico de mí mismo, culpándome de no
haberlo obtenido.

Pasó un tiempo hasta que Dios me mostró que, a pesar de mi necesidad de


arrepentimiento y de corregir ciertas cosas para el futuro, yo le había dado todo a Él.
La mayoría de mis errores no fueron por un problema de integridad sino de juicio.

Éramos cristianos inexpertos y de primera generación, situados en el país


de mayor opresión demoniaca en el mundo. Verdaderamente se había movido
sobre estas naciones por medio de su Espíritu Santo, ungiendo a una vasija sin
experiencia en ese avivamiento increíble para la cosecha del fin de los tiempos.
(Ruibal, p.43)

Después de años de ministerio en Sudamérica, Julio visitó a Bolivia al


principio de 1995. Él fue asesinado el 13 de diciembre de 1995 en Cali, Colombia.

Yo creo que Dios, en Su misericordia, restauró la vida de Julio antes de


llevárselo, tal vez para hacerle saber que Él lo amaba y que había sido perdonado.
En ese año en particular, Él restauró a Julio con milagros, sanidades y honores.

Realmente necesitamos tener mucho cuidado para ver dónde están


nuestros corazones. Nuestra confianza tiene que estar sólo en Dios. Si no, estamos
en riesgo. Yo aprendí esa lección de la manera difícil. La maldición no perdió su
efecto a través de los años. En uno de mis viajes a Bolivia, yo estaba en una reunión
en La Paz, tal vez 30 años después. Para entonces, todo lo que había ocurrido era
una lección de historia que todos entendíamos.

En esta reunión en particular, una hermana vino a mí y me preguntó:


“¿Fernando, puedo hablar contigo?”

Le dije: “Por supuesto, hablemos”.

Ella dijo: “Yo no sé qué me está pasando. Yo voy a la iglesia todo el tiempo.
Doy mis diezmos y ofrendas. Oro continuamente. Leo la Biblia. Soy una buena
madre y esposa. Yo hago todo correctamente, y, sin embargo, todo parece estar mal
en mi vida. Es como si todo se derrumbara. Yo no lo entiendo”.

Pues, yo no sabía que decirle a eso, así que le respondí: “Oremos”.

Yo trato de no dar mi consejo basado en las circunstancias, conocimiento,


ni experiencia que tengo. Siempre trato de buscar al Espíritu Santo en estas
situaciones.

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Yo comencé a preguntarle al Espíritu Santo: “¿Qué pasa?”

Para mi sorpresa, Él dijo: “Esta bajo una maldición”.

Yo no podía creer lo que oía. Yo dije: “¡Eso pasó hace 30 años!”

Así que le dije a ella: “¿Recuerdas?” Tuve que hacerle recuerdo de este
episodio con Julio y la división de la iglesia.

Yo dije: “Estás bajo una maldición. Necesitas arrepentirte y pedir perdón”.

Ella sólo me miró y no lo podía creer. Pero fue obediente. Así que se puso
de rodillas y comenzó a llorar y a pedir perdón. Cuando esta hermana se paró, se
veía totalmente diferente. Su semblante había cambiado. Sus ojos cambiaron. Era
como ver a alguien totalmente diferente. El cambio fue extraordinario. Por primera
vez en 30 años, ella tenía paz y gozo otra vez. Yo estaba asombrado del hecho que
Dios nunca cambia, y para Dios, no hay un límite de tiempo.

84
CAPÍTULO 13
UNA IGLESIA NACIDA DEL ESPÍRITU

Durante el periodo de destrucción creado por la doctrina legalista en Bolivia,


Dios tuvo misericordia de mí por algún motivo. Yo fui librado de mucho sufrimiento
que trajo esta doctrina falsa porque yo comencé a viajar a diferentes países de
Sudamérica poco tiempo después de que la iglesia comenzara a dividirse. Dios
comenzó a abrir puertas, y el Espíritu Santo estaba conmigo a cada paso del camino.

Terminé viviendo en España por cerca de tres años trabajando con los
gitanos. Después de eso, me casé y me fui a vivir a los Estados Unidos. No volví
a Bolivia por 10 años. Pero me mantuve informado de lo que pasaba en la iglesia
durante esos años.

La primera vez que volví a Bolivia, me sorprendí y sentí tristeza al ver


que la iglesia estaba muy dividida. Alguien del liderazgo vino a verme, y cuando
le pregunte: “¿Se reúnen ustedes a menudo?” ellos me dijeron, “No. Nosotros nos
juntamos porque tú estás aquí”.

Esto me quebrantó el corazón porque no podía entender cómo esta


gente que se había amado tan profundamente no podía encontrar tiempo para
tener comunión. Fue muy extraño verlos tan divididos por sus doctrinas y grupos
específicos. Antes, habíamos estado unidos a través de nuestra fe simple y mutua
en Jesús y la obra completa de la cruz. La división entristece el corazón de Dios.

Ahora yo sé, en mi opinión, que hay dos cosas sumamente importantes


para Dios:
1)Que el evangelio se predique.
2)Que la iglesia esté unida.

Yo estoy seguro de que el Espíritu Santo está trabajando en estas dos


cosas todo el tiempo. Yo llegué a entender esto a través de una experiencia que

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nunca olvidaré.

Una noche en el 2003, tuve un sueño.

En este sueño, yo vi al presidente de Bolivia de ese tiempo, Gonzalo


Sánchez de Lozada. Él estaba parado en lo que parecía un púlpito. El comenzó
a hablar, pero nadie le ponía atención a él. Así que se enojó y comenzó a gritar.
Mientras él gritaba, estaba tratando de abrir un cajón, pero no podía. Así que se fue.
Después de esto, dos hombres más intentaron hacer lo mismo. Hablar y abrir este
cajón, pero no tuvieron éxito. Nadie los escuchaba, y no podían abrir el cajón.

Luego, un joven se paró en el púlpito. Su apariencia era muy particular


del pueblo indígena de mi país, los aymara y quechua. Él se paró en el púlpito y
comenzó a hablar de una manera en que todos le pusieron atención. Luego abrió el
cajón fácilmente. Del cajón sacó un pedazo de papel con los siguientes números en
él: 18-32.

Mi sueño terminó y desperté al instante. La Presencia de Dios estaba muy


fuerte en mi habitación e inmediatamente supe que este sueño era de Dios. Al otro
día, compartí mi sueño con mi esposa. Ella me dijo que necesitábamos orar. Ahora,
en este tiempo en particular, yo no tenía conocimiento de la situación política en mi
país. No me interesaba, y nunca estuve interesado en la política. Así que, todo lo
que vi era nuevo para mí.

Esa tarde, decidí ir a visitar a mi papá, él vivía cerca de mi casa en ese


tiempo, en un departamento. Yo solía ir a visitarle y hablar con el casi a diario.
Cuando llegué a su casa, el prendió la televisión para ver las noticias de Sudamérica.
Los presentadores de las noticias comenzaron a hablar de la situación política en
Bolivia. Yo vi que Gonzalo Sánchez de Lozada tenía problemas, y los ciudadanos
bolivianos estaban haciendo huelgas y protestas en todo el país. El reportero estaba
hablando de la gran confusión que estaba ocurriendo.

De repente, la televisión se enfocó en un líder político joven que estaba


detrás de la mayoría de las huelgas, Cuando lo vi, quedé atónito. Era la misma
persona que yo había visto en mi sueño. No podía creer lo que veía. El nombre de
este hombre era Evo Morales. Ya tenía un rostro, y ya tenía un nombre.

Luego, el Espíritu Santo me dijo: “Este será el próximo presidente de


Bolivia”.

Cuando escuché esto, no podía creer lo que oía. Pero sabía que el Espíritu
Santo me estaba hablando. Así que le dije a mi esposa: “Este hombre va a ser el

86
próximo presidente de Bolivia”.

Ella dijo: “Fernando, ten cuidado con las cosas que dices. Estas son cosas
delicadas”.

Yo dije: “Dios me está hablando”.

Dios me dijo: “Yo levantaré a este hombre para desafiar a mi iglesia que
está totalmente dividida”.

El tono de Su voz revelaba ira.

Él dijo: “Mi iglesia va a ser unida a las buenas o a las malas. Los hombres
tendrán que escoger”.

Pues, esas eran palabras muy fuertes para mí. Yo podía percibir que Él
estaba muy enojado, y que lo que decía era en serio.

Unos meses después de esto, fui a visitar Bolivia. Yo compartí este sueño
con algunos amigos y con el liderazgo. Cuando ellos escucharon esto, su primera
reacción fue de sorpresa, luego quedaron atónitos. No por la noticia, sino por mi
ignorancia de la situación política en Bolivia en ese tiempo.

Ellos dijeron: “Fernando, tú has estado viviendo en los Estados Unidos por
muchos años. Tú no entiendes lo que está pasando aquí. En primer lugar, estás
hablando de Evo Morales. Él es un líder sin ninguna educación. Él ni siquiera
terminó la primaria. Él es totalmente ignorante, sin educación y sin preparación
alguna. Él ni siquiera sabe hablar. En segundo lugar, él no tiene el dinero, ni los
recursos para hacer esto. Y, en tercer lugar, aunque lo intentara, estamos seguros
de que los Estados Unidos no permitirá que esto ocurra. Así que, ten cuidado, y no
le digas esto a nadie porque está en juego tu reputación. Tú nos estas mostrando
cuan ignorante eres”.

Yo estaba agradecido por su consejo. Yo dije para mí mismo: “No compartiré


esto con nadie más”.

La última noche de mi viaje, tuvimos una gran reunión en una iglesia.


Mientras yo compartía, el Espíritu Santo vino a mí y me dijo: “Fernando, cuéntales.
Cuéntales el sueño”.

Yo dije: “No, no voy a arruinar mi reputación”.

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Él insistió. Él fue muy persistente. Cuando Él es persistente, no le puedes
decir no al Espíritu Santo.

Así que dije: “Está bien, aquí va mi reputación”.

En obediencia, compartí todo con la iglesia entera. Yo nunca olvidaré las


miradas en sus caras. Hubo silencio total. Ellos me miraban como si fuera la persona
más loca que jamás habían escuchado. Comenzaron a menear sus cabezas.

Me sentí muy, muy mal. Yo dije: “Bueno, perdí mi reputación”.

Volví a los Estados Unidos, y después de tres años, Evo Morales, en manera
sobrenatural, llegó a ser el presidente de Bolivia. Yo aún no lo podía creer. Esto
consiguió la atención de mis amigos y del liderazgo. Ahora sí me querían hablar.

Dios me dijo: “Fernando, vuelve a Bolivia y comparte con ellos que Mi


corazón está quebrantado porque Mi iglesia está totalmente dividida”.

Tal vez, muchos creyentes no entienden este problema de la división porque


nacieron en una iglesia dividida. La iglesia en Estados Unidos ha estado dividida por
cientos de años ya, y todo sigue dividido. Pero la iglesia en Bolivia del 1977 solo ha
existido por 40 años. Todo el liderazgo fue levantado al mismo tiempo, durante el
avivamiento. Todos se conocían cuando la iglesia comenzó. De hecho, compartieron
todo, y se amaban unos a otros profundamente. Sin embargo, a través del tiempo,
las ambiciones, las rivalidades, y las doctrinas han dividido todo y a todos.

Así que, fui obediente. Volví a Bolivia. Cuando eres obediente al Espíritu
Santo, tu vida se vuelve una aventura increíble. Este fue el caso durante este tiempo.

Yo llamé a un amigo mío que tiene conexiones con los líderes de diferentes
denominaciones en La Paz. Yo le dije: “Dios me ha dicho que venga a Bolivia y
comparta acerca de la unidad de la iglesia”.

Él dijo: “Está bien, me pondré en contacto con la gente”.

Ahora, necesitas entender que yo no tengo una iglesia grande en los Estados
Unidos. Yo no soy pastor. Nosotros tenemos reuniones pequeñas en mi casa. Yo
he estado compartiendo el corazón de Dios con diferentes pastores y líderes en
Athens, en el Estado de Georgia - USA, donde vivo, durante varios años. También
soy paramédico. Ese es mi trabajo. Dios me bendijo con ese trabajo.

Así que, tal vez, las pocas personas que me conocían eran del avivamiento,

88
pero el resto del liderazgo no sabía quién era yo. Decidieron tener un retiro grande
por un fin de semana en un hotel cerca del Lago Titicaca.

La noche antes de que la conferencia empezara, los pastores y líderes inter-


denominacionales que estaban a cargo de la conferencia querían hablar conmigo y
conocerme.

Cuando me senté con ellos, la primera pregunta que me hicieron fue: “¿Eres
pastor?”

Yo dije: “No, soy paramédico”.

“¿Has escrito libros? ¿Tienes materiales?

Yo dije: “No”.

“¿Tienes una agenda para este retiro?”

Yo dije: “No”.

“De qué vas a hablar?”

Yo dije: “De la unidad”.

Estaban atónitos. Ellos comenzaron a menear las cabezas y a hablar acerca


de mí entre ellos como si yo no estuviera en la habitación.

“¿Quién es él? No tiene una agenda. Es demasiado tarde para cancelar. Ni


siquiera tiene una prédica preparada”.

Mientras yo hablaba con el liderazgo, uno de los líderes que conozco me


dijo: “Fernando, nosotros hemos intentado esto tantas veces, y nada ha pasado.
Estás perdiendo tu tiempo”.

Yo le dije: “Nada ha pasado porque ustedes estaban tratando. Pero, cuando


el Espíritu Santo trata, todo es posible. No hay nada imposible para Dios”.

A él no le gustó mucho mi respuesta, así que se fue.

Para mi sorpresa, el resto del grupo dijo: “Está bien, vamos a seguir adelante
con las reuniones”.

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Supongo que no tenían opción. Cuando se trata de Su agenda, el Espíritu
Santo puede persuadir a cualquiera.

Todos los pastores de diferentes denominaciones habían decidido irse en


autobuses juntos a las reuniones para ahorrar gasolina y dinero. Todos los buses
llegaron al hotel, que era lejos de la ciudad. No se podía caminar al lugar, y no había
otro transporte a este lugar. Después de que llegaron los buses, los choferes dijeron
que estaban teniendo problemas, así que, iban a llevar los autobuses otra vez a la
ciudad. Eso significaba que todos estaban atrapados en ese hotel.

La reunión comenzó con cena, y los que asistían se sentaron en grupos


con su propia denominación. Nadie hablaba con otros. La atmósfera estaba
increíblemente tensa porque muchos invitados habían herido a uno o habían sido
heridos por otros. Era casi imposible que oren, ni siquiera para bendecir la comida,
porque no sólo no se gustaban el uno al otro – ellos se odiaban.

Así que, yo estaba muy preocupado. Y estaba pensando: “Yo no sé qué voy
a hacer”. Esa noche oré con mi esposa, pidiendo a Dios que nos ayudara. Porque
sin un milagro no lograríamos nada.

La siguiente mañana después del desayuno, nos juntamos, yo fui


presentado. Agarré el micrófono, y todos estaban sentados donde podían verse los
unos a los otros. Cuando comencé a hablar, uno de los pastores Aymara se paró, y
me dijo a mí:

“Tú no eres pastor. Yo soy el que debería estar hablando, no tú”.

Y luego, el pastor que estaba a su lado se paró también, y los dos


comenzaron a levantar la voz y gritar.

No recuerdo más detalles, pero ellos estaban muy enojados conmigo. Todos
miraban boquiabiertos y el lugar estaba muy tenso.

Yo comencé a orar y a pedirle al Espíritu Santo: “Ayúdame, por favor. ¿Qué


debo hacer o decir?”

El Espíritu Santo me dijo: “Lávale los pies”.

Yo dije: “¿Qué?”

Él dijo: “Lava sus pies”.

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Le dije a este pastor: “¿Puedo lavarte los pies?”

Él me grito diciendo: “¡Tú nunca, jamás me tocarás!”

Y se enojó aún más.

Así que el Espíritu Santo dijo: “Pídele otra vez”.

Yo dije: “¿Puedo por favor lavarte los pies?”

Creo que él dijo: “¿Estás sordo? ¿No entiendes lo que estoy diciendo? Yo
dije, ‘¡No! ¡Tú nunca me tocarás!’”

Ellos comenzaron a hablar acerca de cómo habían sido maltratados.

Yo estaba muy confundido. No sabía qué hacer. Tenía temor.

Le pregunte al Espíritu Santo: “¿Por favor, que puedo hacer?”

“Pídele otra vez”.

Por tercera vez le pregunte: “¿Puedo por favor lavar tus pies?”

Me miró y me dijo: “Si tú me vas a lavarme los pies, yo voy a lavar los tuyos”.

Victoria. ¡Se abrió el camino!

Sentí tanto alivio. Yo dije: “Claro. ¿Puede alguien traerme agua?”

Tomé el agua. Le quité los zapatos y puse sus pies en el agua.

Él comenzó a llorar. Yo comencé a llorar. Todos estaban llorando.

Yo le estaba pidiendo perdón.

Miré alrededor e, inexplicablemente, los pastores comenzaron a lavarse los


pies los unos a los otros pidiéndose perdón. El Espíritu Santo comenzó a moverse
en tal manera que comenzó a sanar corazones. Ese fue el comienzo de tres días
gloriosos durante las cuales yo vi cuan poderoso y misericordioso es Dios y que Él
realmente desea ayudar a Su iglesia a ser unida.

Después del lavado de pies, todo cambió. De verdad perdonaron, olvidaron

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y reconocieron que eran hermanos y hermanas. Comenzaron a reír, hacer bromas
y la armonía era evidente en todo lo que hacíamos. Gente que se había odiado
comenzaron a abrazarse. Fue fácil compartir la comida y dar gracias. Para nuestra
última comida, compartimos la Santa Cena con el pan y el vino. La presencia de
Dios era tan tangible, y todos tenían paz y gozo en sus corazones.

Ahora entiendo porque la voz de Dios había estado llena de ira cuando me
habló. Porque la división corría tan profundamente entre su pueblo, el odio era parte
de su vida diaria en todo nivel. No sólo había división acerca de asuntos doctrinales,
sino también división en áreas raciales. Apenas unos días antes de la reunión en
el Lago Titicaca, yo recuerdo haber hablado con unos pastores Aymara quienes
se reunían en un lugar muy humilde. El piso era de tierra, y lo único que podían
compartir era una bebida fría y un pedazo de pan.

Ellos me miraron como si estuvieran pensando: “¿Qué hace este tipo blanco
aquí?”

Cuando yo les compartí el sueño que había tenido acerca de la unidad, yo


recuerdo que uno de los pastores me dijo: “Cuando yo invito a pastores blancos a
mi iglesia, yo trato de honrarlos y de darles lo mejor que puedo. Les hago sentar
en lugares de honor, y los trato con mucho respeto. Pero cuando yo voy a sus
congregaciones, nos ofrecen el peor asiento porque no hablo un español correcto
y porque mi esposa viste diferente. Se sienten avergonzados de nosotros en sus
reuniones” (Santiago 2:1-6).

Al contar esto, él comenzó a llorar. Él era un hombre maduro, pero lloraba


como un niño. Esa noche en particular se quebrantó mi corazón. ¿Cómo puede la
iglesia estar dividida de esta manera? Yo entendí totalmente por qué Dios estaba
tan enojado. Deberíamos tratar a nuestros hermanos y hermanas con mucho amor
y respeto porque el precio de cada uno es la muerte de nuestro Señor Jesús. Así de
preciosos son delante de nuestro Padre. Somos hermanos y hermanas. Creemos
en Jesús, y el amor de Dios está en nuestros corazones.

Yo sé que no hay nada imposible para Dios, y desde ese tiempo, he estado
viajando a través de los años a diferentes lugares en Centro y Sudamérica como
un testigo de que Dios está sanando y uniendo a Su pueblo. El Espíritu Santo está
muy involucrado en esto. Él tiene que estarlo. Nuestro Señor Jesucristo vendrá muy
pronto, y está viniendo por una novia, una iglesia.

Cada creyente en este tiempo necesita entender cuán importante es para


Dios, la unidad de la iglesia. Necesitamos estar apercibidos y trabajar en esto.
Necesitamos orar por esto y buscar unidad dondequiera que vayamos porque en

92
los tiempos que se avecinan, no podremos sobrevivir si estamos divididos.

Nos necesitamos mutuamente ahora más que nunca. Necesitamos poder


entender y ver como Dios ve a la iglesia. Él nos ve como un cuerpo, hecho de
muchos miembros. Ya es tiempo que entendamos que hay un solo Cuerpo, una
fe, una Iglesia (Efesios 4:4-5). Necesitamos poner más énfasis en eso y no en los
ministerios personales ni ambiciones (Efesios 5:4-6).

Yo creo que estamos obsesionados con crecimiento y números, pero no


con calidad. Estamos obsesionados con mega iglesias, pero es tan triste porque
esas reuniones son más como eventos sociales que cualquier cosa. La gente no se
conoce. La gente no se ama. Y llamamos a esto un “gran ministerio”.

Para mí, son sólo hombres alimentando su ego por su amor al poder y la
popularidad. Nosotros anhelamos estas cosas. Nos gusta pensar que, sin nosotros,
la iglesia no puede funcionar correctamente. Pues déjame decirte algo: nadie es
indispensable. Dios nos necesita a todos, no solo a unos cuantos. Nosotros no
tenemos el monopolio del poder, el amor, o los planes de Dios. A veces hasta
pensamos que tenemos el monopolio del Espíritu Santo.

Es tiempo que nos arrepintamos, nos deshagamos de nuestros egos,


nuestros planes, nuestros ministerios, y escuchemos y entendamos con un corazón
humilde lo que Jesús oraba antes de Su muerte.

Juan 17:20-26 lo dice todo:

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer
en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí,
y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú
me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado; para que sean uno, así como
nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para
que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también
a mí me has amado.
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos
estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado
desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido,
pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a
conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has
amado esté en ellos, y yo en ellos”.

Eso es lo que está en el corazón de Dios: la unidad de la iglesia. Si esa no

93
es nuestra meta, no entendimos el punto. No cumpliremos la meta que Dios tiene
en Su corazón.

La iglesia de Jesucristo es una Iglesia que no tiene un nombre y no


pertenece al hombre. La Iglesia de Jesucristo le pertenece a Dios mismo. Jesucristo
pagó el precio con Su vida, para poder tener una Iglesia, un cuerpo, una novia.
El Espíritu Santo siempre está trabajando para cumplir las oraciones de nuestro
Señor Jesucristo – que la Iglesia sea una como Él es Uno con el Padre. Los deseos
pecaminosos y egoístas del corazón a menudo impiden esta unidad, es por esto por
lo que nos advirtió de cuidarnos de maestros y enseñanzas falsas (Mateo 7:15, 2
Corintios 11:13).

94
Galeria de fotos

95
96
Julio César Ruibal

97
Julio Ruibal sostiene unas muletas que una mujer dejó por obra del poder de Dios.
Esta foto fue tomada en el atrio de la Iglesia de San Miguel.
(Publicación: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”, Cristian Marín Maquera)

Julio orando por los enfermos.


Estadio Hernando Siles, La Paz - Bolivia

98
Julio predicando a una multitud en el Estadio Hernando Siles
Fuente el Diario, La Paz - Boliva

99
Prédica en el Estadio Hernando Siles
Fuente el Diario, La Paz - Boliva

Bolivia no tenía grandes sistemas de sonido por eso se utilizaban las estaciones
radiales para transmitir la señal, la gente llevaba sus radiois portátiles con el voúmen
alto para que pudieran escuchar el mensaje de la Palabra de Dios. La Paz - Bolivia.
(Foto recuperada por Cristian Mariin)

100
Las reuniones de Ruibal
estaban marcadas por el
arrepentimiento y la fe de
miles de personas.

Reunión en la Colina
Cochabamba - Bolivia.

La presecia de Ruiibal logró la consagración a Dios de todo un pueblo.


Santa Cruz de la Sierra - Bolivia

101
102
Ya no alcanzaban los estadios para reunir las multitudes ahora el equipo de Julio
César Ruiibal tenía que buscar espacios abiertos montañas o monumentos donde
pudieran acceder de 60.000 a 100.000 personas. Por eso las reuniones se hicieron
al piesd del monumento llamado “El Cristo redentor” en la Av. Monseñor Rivero
(Fuente Cristian Marin Maquera)

103
Fuente, foro recuperada por Juan Carlos
Zeballos

104
Julio Ruibal. orando por los enfermos. Colina de la Coronilla,
Cochabamba - Bolvia.
(Fuente Cristian Marin)

105
106
Fuente, foro Mario Vargas

Juliio Cesar Ruibal. Antigüo


Estadio Hernando Siles. La Paz -
Bolivia.

Mientras Dios hacia los milagros


me deleitaba en apiilar las muletas
y demás aparato ortopédicos que
ya no se precidaban más.
Julio Cesar Riubal

107
”De cierto, de cierto les
digo: El que cree en mí,
hará también las obras
que yo hago; y aun
mayores obras harás,
porque yo voy al Padre”.

Personas que no
pudieron ingredar al
Estadio Hernando Siles
y escuchar el momento
de salvación en la
“Plaza del Estario”

108
Una Nación transformada por la Palabra de Diios... Ruibal convirtió el Estadium
Hernando Siles de La Paz - Bolivia en un gran Templo donde las persoas escuchaban
la Palabra de Dios

La prensa de distintas ciudades de Latinoamérica tenía noticias de reportes


e imagenes fijas, del mover cristiano espiritual de lo que sucedía en el País

109
“¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la iglesia, para
que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.
Santiago 5:14

110
Las sanidades eran para todos, incluyendo los ilitares nativos, agricultores, etc.
(Julioi Cesar Ruibal)

“En estos tiempos en que impera el ateismo, es necesario abrir los


corazones a Dios...
Dios es el de siempre, ustedes se irán de aquí con una bendición y con una
esperanza, porque el Señor está aquí... Los diez mandamientos se resumen en
dos: Amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo, como Dios nos ama a
todos”. (Julio Cesar Ruibal)

111
112
Parte II:

LECCIONES APRENDIDAS

113
A causa de la magnitud del avivamiento en Bolivia, las necesidades
eran gigantescas. Todos buscaban a Dios y buscaban líderes e iglesias.
Como dije antes, no estábamos preparados para nada de lo que pasó.
Había cientos de miles de personas que tenían tantas preguntas y buscaban
un lugar para tener comunión. A través de todo esto, aprendimos muchas
lecciones. Algunas fueron muy dolorosas para aprender. Algunas eran muy
útiles. Algunas fueron muy satisfactorias.

Yo creo que el Espíritu Santo comenzó a enseñarnos individualmente


y en tantas maneras yo sé que Él es el mejor Maestro que existe. No hay
nadie como Él. Él es experto en todo. Pero, más que nada, en la Palabra de
Dios, ya que Él es el autor de la Palabra. (Juan 1:1-2)

114
CAPÍTULO 14
LECCIONES PERSONALES

Y ahora voy a compartir lo que he aprendido personalmente, porque no


puedo hablar por todos. Cuando comencé a leer la Biblia, había porciones que
entendía y otras que no. No tenía un maestro a quien ir. Julio ya no estaba en
Bolivia. Los líderes eran tan ignorantes como yo cuando se trataba de la Palabra de
Dios. El Espíritu Santo se volvió un Maestro para mí con este versículo que yo no
entendía. Comencé a orar continuamente acerca de este verso.

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los


cielos”.
Mateo 5:3

Entre más leía este verso, menos lo entendía. Yo sabía que el Espíritu
Santo era mi Maestro, así que comencé a orar y hablarle a Él. Yo no recuerdo
cuanto tiempo esperé que responda a mi oración, tal vez un par de meses.

Un día, estaba tocando mi guitarra en mi casa y adorando a Dios, y entonces


el Espíritu Santo me preguntó: “¿Fernando, todavía quieres saber el significado de
este verso?” Una cosa que puedo decir del Espíritu Santo es que Él siempre me
habla cuando menos lo espero.

Le dije: “Por supuesto, ¿qué significa este verso?”

Y el Espíritu Santo dijo: “Es muy sencillo, Fernando. ¿Cómo describirías a


alguien pobre?”

Mi respuesta fue: “Alguien que es pobre no tiene nada. No tiene una casa,
un carro, una cama donde dormir, ni ropa que usar. Ni siquiera tiene nada para
comer”.

115
Yo sabía cómo era una persona pobre porque en ese tiempo mi país era
uno de los más pobres en Sudamérica, así que fui expuesto a la pobreza.

El Espíritu Santo dijo: “Sí. ¿Ahora como describirías a alguien que es rico?”

Dije: “Alguien que es rico tiene muchas casas, muchos carros, el mejor
lugar para dormir, la mejor comida para comer, mucho dinero, la mejor ropa, tiene
los mejores zapatos como los italianos – hechos a mano”.

Y el Espíritu Santo me dijo: “Sí”.

El me hizo otra pregunta: “¿Cómo reaccionaría un hombre pobre si le


ofrecieras las sobras de tu mesa?”

Yo dije: “Pues, agarraría la comida y diría gracias muchas veces y tal vez
me abrazaría o me besaría o besaría mis manos. Luego comería y disfrutaría la
comida y tendría gratitud en su corazón”.

Me volvió a preguntar: “¿Cómo reaccionaría el hombre rico si hicieras lo


mismo y le dieras tus sobras?”

Respondí: “Él se sentiría muy ofendido. Tal vez me arrojaría la comida en


mi cara o en el piso y me haría saber que él tiene la mejor comida. Esa sería su
reacción y su actitud”.

Y Él continuó preguntando: “¿Qué haría la persona pobre si pusieras un


colchón en el piso y le dijeras que puede tener ese colchón usado en el piso?”

Yo dije: “Se sentiría tan agradecido de poder dormir sobre algo tan suave y
caliente. Por el otro lado, el rico se sentiría ofendido y enojado y me haría saber que
él tiene la mejor cama, y no solo uno, sino varios”.

Él pregunto: “¿Que haría un hombre pobre si le dieras tus zapatos usados?


¿Aunque tuvieran un hueco en una de las suelas?”

Yo respondí: “El hombre pobre estaría feliz y agradecido de tener algo para
ponerse para que el piso frio estuviera lejos de sus pies. El rico probablemente me
arrojaría los zapatos en mi cara y me haría saber que él tiene los mejores zapatos”.

Comencé a entender claramente lo que Él decía acerca de la actitud de


nuestros corazones.

116
Él dijo: “Alguien que es pobre en espíritu es alguien que está agradecido por
todo y cualquier cosa que llega a él. Él siempre está agradecido con Dios”.

Yo estaba asombrado con la simpleza, la sabiduría, y la profundidad de esta


parábola. Comencé a ver cuán malagradecido era mi corazón y como necesitaba
cambiar mi actitud. Comencé a adorarle y a decir,” Gracias. Gracias, Espíritu Santo
porque ahora sé lo que significa ‘pobre en espíritu’”

Luego Él dijo: “Fernando, esta palabra es para tus hermanos en la Argentina.


Tu irás y compartirás esto con ellos”.

Eso no me lo esperaba porque nunca había viajado fuera de mi país antes,


mucho menos haber volado en un avión. Tres o cuatro años después, estaba
camino a Europa y tuve que parar en Buenos Aires, Argentina. Decidí quedarme
ahí varios días. Para entonces, teníamos contactos con una de las iglesias más
grandes en Buenos Aires, la iglesia donde Juan Carlos Ortiz, Ángel Negro y Jorge
Imitian ministraban. Yo había venido con Ángel, que era el pastor de esta iglesia de
3.000 personas. Yo tenía mucha curiosidad de ver esta iglesia y como se conducía
el servicio. Yo estaba sentado en la última fila observando a la gente.

De repente, Ángel dijo: “Hay un hermano aquí de Bolivia. Él vendrá al frente


para compartir algo con nosotros”.

Esto me tomó por sorpresa. Fui hasta el púlpito, y me olvidé totalmente de


la lección que el Espíritu Santo quería que yo comparta en la Argentina acerca de
ser pobres en espíritu. Mientras tomé el micrófono, estaba orando y preguntando:
“¿Qué quieres que les diga?” como siempre lo hago.

El Espíritu Santo dijo: “¿Recuerda lo que te dije de ser pobre en espíritu?


Comparte eso con ellos”.

Compartí en términos simples lo que el Espíritu Santo me había enseñado


hacia años. Para mi sorpresa, todos comenzaron a llorar, y luego pasaron al altar
para arrepentirse. Yo no entendía lo que pasaba. Yo podía ver que esta palabra en
particular fue poderosa para ellos, y que los estaba trayendo a sus rodillas.

Después que todos se compusieron, Ángel dijo: “Yo he escuchado la


explicación de este versículo en tantas reuniones por predicadores con doctorados
en teología, pero nunca escuché algo así”.

Estaban asombrados de cuan simple y profundo era este versículo en


verdad. Una cosa que realmente necesitamos entender y arrepentirnos de verdad

117
es del hecho que ignoramos tanto al Espíritu Santo en todo. Él está a nuestro
lado 24 horas al día. Él es el autor de las Escrituras. Y, sin embargo, ignoramos
al autor, y corremos a nuestras computadoras y buscamos el griego, el hebreo y a
las diferentes personas con doctorados que supuestamente conocen la Palabra. Y
confiamos en ellos y no en el Espíritu Santo.

Él es el mejor maestro.

Necesitamos estar completamente conscientes de Su presencia en nuestras


vidas todo el tiempo. Algo que aprendimos durante el avivamiento era que el Espíritu
Santo estaba ahí en una manera tangible – siempre exaltando y alabando el nombre
de Jesucristo. Nos acostumbramos a sentir Su presencia.

De hecho, esa era la única cosa que buscábamos todo el tiempo. Si


orábamos juntos, estábamos buscando Su respuesta en seguida. Si alabábamos,
era para que Él sea manifestado en una manera tangible. Necesitábamos sentir la
presencia del Espíritu Santo. Solíamos hablar entre nosotros en estos términos:
“¿Sentiste al Espíritu Santo en la reunión?, ¿Estaba su presencia en este lugar?”
Era cuestión de percibir Su presencia física y emocionalmente.

A causa del avivamiento, tantos predicadores y maestros querían venir y ver


lo que estaba sucediendo en Bolivia. Pastores de la Argentina vinieron, y una de las
primeras enseñanzas era acerca de sentimientos. Ellos dijeron: “Ustedes siempre
están hablando de sentimientos. No deberíamos vivir por los sentimientos porque
necesitamos vivir por fe”.

Está escrito, ‘Mas el justo vivirá por fe’. Hebreos 10:38

Por supuesto, ellos sabían mucho más acerca de la Biblia que nosotros.
Ellos usaban tantos versículos, y ellos nos enseñaban en esta manera. De repente,
dejamos de buscar la presencia tangible del Espíritu Santo porque todos creían que
necesitábamos vivir por fe, sin sentir nada. Esto tuvo un efecto negativo en tantas
personas porque literalmente se olvidaron de la presencia del Espíritu Santo.

Otra lección que el Espíritu Santo me enseñó es que Él es una persona.


Jesucristo se refirió a él como “Él”. Él no dijo, “eso”. Solamente usamos “Él” cuando
nos referimos a una persona. Así que el Espíritu Santo es una persona que es real,
quien tiene sentimientos, pensamientos, y planes, quien puede sentirse apenado o
complacido. Cuando hablamos o pasamos tiempo con una persona, sentimos su
presencia.

Cuando mi esposa está en la casa, yo puedo sentir su presencia, aunque

118
no la vea. Yo sé que está cerca. Cuando viene y se sienta a mi lado, puedo sentir
su presencia totalmente, su calor. Puedo oír su voz. Puedo tener una conversación
con ella. Sería una locura total si yo digo: “Mi esposa está a mi lado por fe”. Eso no
es natural. O mi esposa está a mi lado o no lo está. Es igual con el Espíritu Santo.

Como ser humano, yo tengo alma, tengo espíritu, y tengo un cuerpo.


Las emociones y sentimientos son parte de mi alma, y tenemos mucha alma en
nosotros – muchas emociones, muchos sentimientos, y usamos lenguaje más que
cualquier otra cosa para comunicar nuestros sentimientos y pensamientos. Siempre
estamos expresando algo que estamos sintiendo. No deberíamos reprimir nuestros
sentimientos porque, recuerda, la fe siempre produce algo.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se


ve”.
Hebreos 11:1

Fe no es sólo una palabra. Fe es una sustancia que llevamos a la Presencia


de Dios quien está vivo, y a la presencia del Espíritu Santo quien está aquí con
nosotros todo el tiempo. Así que lo sentirás. Tienes que sentir Su presencia. Para
nosotros que venimos de la iglesia católica, en un tiempo percibíamos al Espíritu
Santo como un fantasma – una niebla en el aire. A mi punto de vista personal,
el Espíritu Santo era una presencia invisible. Cuando comencé a entender que
el Espíritu Santo es una Persona, mi percepción y mi experiencia de Él cambió
completamente.

Jesús identifica al Espíritu Santo como una persona: Él claramente habla de


“Él”, y dice que será mejor que Él se vaya porque Él enviaría a “Otro”, que significa
“Alguien como Él”. Alguien con la misma naturaleza. La presencia de una Persona
con quien puedes hablar, caminar, y sentir. Comienzas a tener una relación con una
Persona que está Vivo, un Amigo, un Maestro, Un Guía, y un Consejero (Juan 14).

¿Sabes qué? Cuando Él se manifiesta, todo cambia. La atmósfera cambia,


y sabemos que estamos delante de Alguien que es santo, puro, y asombroso.

Yo creo que simplemente es una lección que todos debemos aprender.

Esta Persona tiene una voz.

“Más el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el
portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas
le siguen, porque conocen su voz. Más al extraño no seguirán, sino huirán de él,

119
porque no conocen la voz de los extraños.
Juan 10:2-5

Cuando primero entregué mi vida a Jesús durante el avivamiento, yo no


sabía que Él hablaba. Nadie me dijo esto. Luego comencé a escuchar Su voz, y
comencé a reconocer y confiar en Su voz. Yo no sabía que Él ya había escrito esto
en la Biblia, que reconoceríamos Su voz para que pudiésemos seguirle. El Espíritu
Santo es nuestro Guía. Es imposible seguirle a un guía si no estamos escuchando
sus instrucciones. Para mí, es muy importante que aprendas a reconocer Su voz.

Cuando yo viajaba a diferentes países y visitaba diferentes iglesias, la gente


comenzó a preguntarme como se podía reconocer la voz del Espíritu Santo. Yo
traté de explicar lo mejor que pude, pero tal vez mi explicación no tenía sentido para
ellos.

Un día, el Espíritu Santo me dio este ejemplo:

“¿Qué pasa cuando una mujer queda embaraza? Esto ocurre en todo el
mundo. Lo primero que hace la mujer es de tocar su vientre y hablarle al bebé.
Esto normalmente ocurre por nueve meses. Después, el bebé nace. Cuando la
madre levanta al niño por primera vez, comienza a hablarle a su bebé. Y ella habla
y habla por dos años, quizás. Normalmente el bebé comienza a hablar sus primeras
palabras cerca al año o año y medio. Por un año o un año y medio que precede su
hablar, más los nueve meses en el vientre, el bebé ha estado escuchando la voz de
la madre”.

“Si tú le vendas los ojos a un niño de tres años y reúnes a 100 mujeres, este
niño o niña fácilmente reconocerá la voz de su madre. ¿Por qué? Porque él o ella
ha estado escuchando a su madre por mucho, mucho tiempo”.

Es lo mismo con el Espíritu Santo. ¿Cuánto escuchamos? ¿Cuánto Le


oímos? De hecho, ni siquiera pasamos 10 minutos cada día tratando de escucharle.
Para nosotros, la oración es ir a algún lugar, tal vez a la iglesia o una casa, y
hablamos y hablamos y hablamos y hablamos por 30 o 40 minutos. Y luego nos
vamos.

Y llamamos esto “tiempo de oración”.

En realidad, una oración es una conversación entre tú y Dios. Normalmente


una buena conversación ocurre de ambos lados. Tú tienes que hablar, y tú tienes
que escuchar. Yo creo que entre menos hables y más escuchas es aún mejor. Dios
en Su sabiduría nos dio dos orejas y una boca. Necesitamos escuchar dos veces

120
más de lo que hablamos. Aun la naturaleza nos enseña esto.

Al principio, será extraño que estés escuchando una voz. En el mundo


sobrenatural hay tantas voces. Hay voces de ángeles. Hay voces de demonios.
Será confuso al principio. Entre más escuches, más podrás reconocer la voz del
Espíritu Santo (Juan 10:4-5).

Una cosa es cierta, el Espíritu Santo nunca te dirá algo que no está en
la Palabra de Dios. Él siempre te llevara a la Palabra cuando te hable. De esta
manera, podemos descansar seguros porque tenemos la Palabra de Dios a nuestra
disposición para asegurarnos de que estamos oyendo la voz del Espíritu Santo.
Poco a poco, podrás reconocer Su voz más y más.

Estamos viviendo en tiempos peligrosos que solo empeorarán. Vamos


a tener que depender de la dirección del Espíritu Santo. Para mí, es de suma
importancia que puedas escuchar y discernir la voz del Espíritu Santo. Esto es
algo que aprendimos durante el avivamiento. Vimos el poder y el amor de Dios.
Entendimos que Él está muy vivo y el habla con la gente. Así que comenzamos a
depender de Su voz y a confiar en Él y obedecerle.

Un día en 1974, el Espíritu Santo me dijo que debía ir a Cochabamba.

Yo dije: “Está bien”.

Yo sabía que Él iba a proveer para mis necesidades, incluyendo el boleto


para ir a Cochabamba. Yo estaba en una reunión, y de esta reunión, yo caminé
hasta la terminal de buses. Era extraño porque gente se me acercaba y me daban
dinero. Eran totalmente extraños para mí.

“Aquí, toma este dinero, toma este dinero”, me decían.

Para cuando llegué al bus ya tenía suficiente dinero para mi boleto de ida.
Yo sabía que Dios estaba conmigo, y Él incrementó mi fe. Dios provee de manera
sobrenatural todo el tiempo. No deberíamos pedir ofrendas. No deberíamos pedir
manutención económica. En vez de esto deberíamos confiar en Dios con todo
nuestro corazón.

En la terminal, le pregunte al Espíritu Santo: “¿En cuál bus debo viajar? ¿En
cuál asiento debo sentarme?”

Él me dijo el nombre del bus que debía tomar y el número del asiento donde
debía sentarme. Compré mi boleto, subí al bus, y pronto llegué a Cochabamba.

121
Yo nunca había estado en Cochabamba, y no tenía ningún contacto allí. Tuve que
depender del Espíritu Santo.

Una vez que llegué, el Espíritu Santo me dijo que camine recto. Así que eso
hice hasta que escuché: “Alto”.

Luego escuché una voz diferente que dijo: “Vete a la derecha”.

Fui hacia la derecha, pero sentí algo raro. Yo sabía que no era la voz del
Espíritu Santo. Así que paré, y escuché una risa. Supe que era el enemigo tratando
de engañarme.

Así que pregunte de nuevo: “¿Dónde debo ir?”

El Espíritu Santo me dijo: “Vete a la izquierda, y sigue caminando hasta que


te diga que pares”.

Y caminé, no sé por cuanto tiempo. Y luego me dijo que pare. Él dijo:


“¿Fernando, ves esa puerta que está delante de ti?” Era un departamento con varios
pisos.

Él dijo: “Sube al segundo piso”.

En el segundo piso había cuatro puertas. Él dijo: “Ve a la segunda puerta


desde la izquierda y toca a la puerta”. La puerta se abrió, y un amigo mío del
avivamiento estaba parado delante de mí”.

Él simplemente me miraba y me preguntó: “¿Qué estás haciendo y cómo


llegaste aquí?”

Yo le dije: “El Espíritu Santo me envió aquí para ayudarte”.

Así es como el Espíritu Santo comenzó a guiarnos cuando viajábamos.


Durante y después del avivamiento, yo fui a Chile, a la Argentina, a España. Aun
ahora yo continúo escuchándole y obedeciéndole cada vez que viajo. Su voz es tan
familiar ahora. Todo lo que me dice es verdad, y me siento tan seguro y protegido
porque Él es confiable y el mejor Guía de todos. Él es el mejor GPS con toda
la información actualizada. Caminar con el Espíritu Santo es una aventura – la
grandiosa aventura. Ves Su mano, Su protección, cuidado y amor.

En este tiempo en particular, el avivamiento seguía fuertemente en


Cochabamba. Dios había enviado a mi amigo César para predicar el evangelio en

122
esta ciudad. Cuando llegué, hallé que el Espíritu Santo estaba tocando muchas
vidas. Muchas personas, particularmente estudiantes de la secundaria, comenzaron
a conocer a Jesucristo. Sanidades y milagros ocurrían todos los días, y había
un mover fuerte del Espíritu Santo que ocurría en Cochabamba, una ciudad que
llegaría a ser un refugio, un oasis para creyentes durante los tiempos difíciles que
vendría muy pronto sobre la iglesia en Bolivia. Los creyentes eran muy jóvenes,
pero llenos de celo, amor y de la presencia de Dios. Verdaderamente, era un honor
y un privilegio poder ir a Cochabamba para ayudar a César.

Ese es el Espíritu Santo como Guía.

Cuando comienzas a tener una relación con Él, es como una relación con
alguien a quien amas mucho. Si no estás casado, podría ser como con tu madre,
padre, tu hermana o hermano. O si estás casado, tu esposo o esposa. Es una
relación muy profunda. Comienzas a entender cuando Él está feliz o cuando está
triste. Es igual que en tu casa. Si tu esposa esta triste o feliz, tú lo entenderás
rápidamente. No necesitas que ella hable, lo puedes percibir. Nadie te lo tiene que
decir.

Es igual con el Espíritu Santo. Tú puedes percibir cuando Él está contristado


o cuando está feliz. Él está muy feliz cuando tú eres humilde, dependes de Él,
y totalmente obediente a Su voz y a Su dirección. Necesitamos abrir nuestros
corazones y buscar más la presencia del Espíritu Santo y tener una relación con
Él que es tan profunda que al final simplemente te convertirás en un reflejo de Su
gracia, amor, y poder.

Julio no había cumplido ni un año en el Señor cuando empezó el avivamiento.


Sin embargo, en ese año, el Espíritu Santo permitió que madurara en una forma
sobrenatural. Él sabía mucho más de lo que reflejaban sus años de cristiano. A
él se le había dado sabiduría sobrenatural, los dones del Espíritu Santo – no sólo
sanidad, sino también palabra de profecía, sabiduría, conocimiento, y todos los
otros dones fueron demostrados activamente en su vida. El también conocía la
Palabra – siempre estaba citando la Escritura.

El Espíritu Santo habló a través de la boca de Julio cada vez que él hablaba.
Cuando era guiado por el Espíritu Santo, su liderazgo era impecable, y todos podían
percibir el poder, la sabiduría, la gracia, y la unción que estaba en él porque no
reflejaba sus escasos 19 años. Julio habló con presidentes, con la prensa, dio
entrevistas, y habló en conferencias. La sabiduría que demostraba era sobrenatural.

Una vez durante un tiempo de oración, el Señor me dio una visión para
explicar Su unción en la vida de Julio.

123
Jesús estaba a mi lado, y vi a Julio caminando y hablando como un joven
de 19 años en un traje blanco.

Jesús me dijo: “Yo quiero que hables como Julio. Yo quiero que camines
como Julio”.

Yo dije: “Yo no soy Julio”.

Él dijo: “Ese no es Julio, sino mi unción sobre Julio”.

El mensaje que recibí fue: “Permite que mi Espíritu Santo te cubra


completamente para que tu camines y hables como Yo”.

Desde ese tiempo, hace 45 años, nunca he visto esa misma unción sobre
otra persona.

He estado con personas ungidas, pero nunca al grado que lo era Julio.

Cuando hablamos de unción, tenemos muchas ideas acerca de lo que es


porque no entendemos lo que es con exactitud. Cuando el Antiguo Testamento habla
de unción, los profetas y reyes fueron literalmente cubiertos o untados con aceite
encima de sus cuerpos. En el Nuevo Testamento, cuando el Espíritu Santo vino por
primera vez, primero se llenó el aposento alto, luego las personas dentro fueron
inmersas en el Espíritu Santo – Su presencia cubrió a estas personas totalmente.

Cuando viene la unción, tu eres un reflejo del Espíritu Santo y Cristo y nada
más – tu reflejas Su gracia, Su personalidad, Su poder. No eres tú sino el Espíritu
Santo sobre ti hasta el punto en que ya no eres simplemente tú mismo. La gente
alrededor tuyo puede percibir la unción – “hay algo diferente en ti, algo en ti es
especial”.

Cuando hablamos acerca de unción, estamos hablando de personalidad


– la mente, como hablamos, como andamos, como interactuamos con la gente.
La manera en que haces las cosas cambia para ser un reflejo de Cristo, Su poder,
gracia, y sabiduría. El carácter completo de Cristo viene sobre ti.

La iglesia no entiende esta unción. Entre más tiempo pasas con el Espíritu
Santo con un corazón genuino, más de Su unción estará sobre ti. El Espíritu Santo
siempre está en ti, pero el Espíritu Santo también estará sobre ti. De esto hablaba
Jesús (Juan 14:17). Para mí, la unción viene cuando el Espíritu Santo está afuera
de la persona. Entre más confías en el Espíritu Santo, más fruto producirás (Juan
15:5).

124
Entre más expuesto estas a los cigarrillos, más olerás a cigarrillo. Entre
más tiempo pasas con el Espíritu Santo, llevaras más de la fragancia de Cristo (2
Corintios 2:15). Julio solía orar y quedarse en Su presencia desde las ocho de la
mañana hasta las ocho de la noche. Él estaba recluido con el Espíritu Santo antes
del avivamiento. Él siempre estaba orando todo el día.

Para mí, la unción viene con diferentes niveles para diferentes personas. Yo
veo estos diferentes niveles de unción cuando Eliseo el profeta le dijo a Elías: “Yo
quiero el doble de tu unción” (2 Reyes 2:9). La vida que el cristiano normal ha sido
llamado a vivir es una vida con la unción del Espíritu Santo. Tal vez no sea en el
mismo nivel que tuvieron Julio o Eliseo, pero va a haber algún nivel de unción, hasta
el punto en que la gente lo notará y te preguntará: “Hay algo diferente en ti, ¿qué es
lo que tienes? Yo quiero eso también”.

La unción es percibida aún más por el mundo porque es algo totalmente


extraño para ellos. Somos llamados a vivir en algún tipo de unción porque el Espíritu
Santo está con nosotros. Podemos buscar esta unción, y yo creo que esto es porque
Jesús solía orar por horas y horas con Su Padre. La unción que Jesús tenía era
renovada y era derramada sobre El más y más; esta es mi percepción.

La cantidad de tiempo que pases con Jesús = la cantidad de unción que te


cubrirá.

No es que estás tratando de alcanzar la unción; la unción llega por gracia.


Pero cuando comienzas a pasar mucho tiempo con el Rey de reyes, tarde o
temprano, Su fragancia te cubrirá completamente (2 Corintios 2:15).

De hecho, cometemos el error de buscar la unción de Dios con deseos y


sueños impuros en cuanto a lo que haremos con él. Es como que estamos buscando
las manos de Jesús en vez de buscar Su corazón porque consideramos que unción
es igual a actuar. Tenemos que igualar a la unción con el ser y no con el hacer. Si
amas a Jesús, ríndete a Jesús por quien es Él – la unción fluirá naturalmente. No
buscamos unción a través de Jesús, buscamos a Jesús, quien es El Ungido.

125
CAPÍTULO 15
LA DIVISIÓN

¿Cómo podemos entender lo que ocurrió en Bolivia durante este tiempo?


¿Cómo pudo ocurrir tanta destrucción?

Al principio la unidad nació naturalmente del avivamiento. Todo era para


glorificar el nombre de Jesús, porque Jesús solo tiene una iglesia, una novia.
Dependíamos de la guía del Espíritu Santo en todo. Fuimos guiados por el Espíritu
y amados por el Espíritu – Él trajo libertad, amor, y gozo a nuestras vidas. Ese era
el fruto de la unidad.

Después de eso, llegó la división – la división vino a través del legalismo


que trajo condenación y quitó la libertad, el gozo, y el amor. La destrucción de la
unidad llego a través de muy buenas intenciones. La intención de Julio y su sueño
era alcanzar la perfección: nuestras vidas deben ser perfectas, nuestras vidas de
oración deben ser perfectas, y nuestra alabanza tenía que ser perfecta para agradar
a Dios.

Así que las intenciones y las metas eran basadas en la Biblia y sonaban
“bien,” pero el método para alcanzar esta perfección no era porque estaba basada
en las fuerzas humanas, el razonamiento humano, y métodos y metas humanas.
Yo creo que el enemigo usa el legalismo al sacar ventaja de las buenas intenciones
del liderazgo y los ministerios. El resultado fue división y destrucción total de los
creyentes. Tuvimos la oportunidad de disfrutar la libertad como también de soportar
el legalismo en Bolivia y de ver los resultados de ambos.

Nosotros sabíamos que la única manera de alcanzar la perfección es a


través de la gracia de Dios y la fuerza y unción del Espíritu Santo porque donde está
el Espíritu Santo, ahí hay libertad, gozo, paz, y justicia (Romanos 14:17).

126
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres…”
Gálatas 5:1

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad”.
2 Corintios 3:17

La destrucción de la iglesia en Bolivia fue repentina, muy dramática, y brutal


porque Julio no tomó en cuenta la madurez, ni el género, ni las necesidades, ni la
debilidad. Él no consideró ninguno de estos puntos porque no había misericordia. El
mensaje era: “o eres perfecto o estás fuera”.

La conclusión final fue entender que nadie podía ser perfecto, pero hubo
destrucción, sufrimiento y división. Y así, las palabras de Jesucristo se volvieron
más claras cuando Él dijo, “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; separados de mí
nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Nos olvidamos de que necesitamos un Salvador cada día. Él es el Único


que nos puede salvar de nosotros mismos – de nuestra debilidad, de nuestros
pecados. Él es el Único que tiene la habilidad de hacernos perfectos. Es a través de
Su gracia, misericordia y amor.

La división fue rápida y repentinamente – en más o menos 6 meses después


de que volvió Julio, todo estaba dividido y destruido. La gente fue desechada
basada en su vida de oración, hábitos de lectura bíblica, y manera de adorar. Si no
alcanzabas el criterio, eras indigno y no apto para ser miembro de la Ekklesia. Aun
Julio se escapó y huyó a Colombia por unos meses porque ni él podía alcanzar su
propio criterio. Para cuando el volvió, todo el liderazgo anterior se había ido. Sólo
ocho personas quedaron; algunos miembros eran jóvenes de 16 años.

Muchas de las personas se fueron para predicar el evangelio en direcciones


separadas, levantando diferentes grupos: esto se trataba de ministerios, dinero,
poder, y sus propios intereses. Miles de grupos surgieron en Bolivia, pero todos
estaban divididos los unos de los otros. Miembros de cada grupo no tenían ningún
interés en compartir con otros grupos.

Yo me fui de Bolivia a España durante ese tiempo. Después de 3 años,


todo había cambiado completamente. Había la Ekklesia de Julio y mil grupos más.
Después de eso yo me fui a los Estados Unidos y no regresé durante 10 años, pero
mientras estuve lejos, aún más grupos comenzaron a surgir. Para ese tiempo, se
habían criticado los unos a los otros acerca de los miembros, el dinero, la televisión,
las estaciones de radio, la popularidad, la fama o por cualquier motivo. No sólo

127
había división, sino que el odio había comenzado a formarse en los corazones de
los creyentes. Era como si dos padres se hubieran divorciado y los hijos estuvieran
todos separados y sin poder continuar con una relación entre ellos.

A pesar de esto, Dios está levantando una nueva generación al que solo le
importa buscar la gloria de Jesús. Para ellos, la división es una palabra extraña que
no entienden. Ellos no tienen problemas de reunirse con cualquiera. Los problemas
vienen del liderazgo. Aun ahora, el liderazgo solo se junta cuando yo llego a la ciudad
cada año o pasado un año. Ellos entienden el propósito de unidad intelectualmente,
pero no lo pueden alcanzar por sus propias fuerzas o habilidad.

Podemos estar juntos sin estar unidos. Cuando estamos juntos, tratamos de
estar unidos por nuestras propias fuerzas, yo creo que el motivo principal que impide
la unión es el amor al dinero, al poder, y a los ministerios personales. Necesitamos
tener la siguiente mentalidad:

No es mi iglesia, sino la iglesia de Dios. No es mi ministerio, sino el ministerio


de Dios. No es mi dinero, sino el dinero de Dios. Lo que tengo me ha sido dado, así
que podemos compartir todo.

128
CAPÍTULO 16
LA IGLESIA ES UNA

Nosotros pensamos que era normal – nada de denominaciones. Al principio,


éramos una familia, un cuerpo en Cristo sin divisiones. Esta iglesia era reconocida
por su comunión, por el amor que existía entre nosotros. Dios nos dio la gracia de
ser una familia. Mi esposa, Laura, nació de nuevo 2 años después del inicio del
avivamiento, y fue testigo de esta unidad.

Una vez yo estaba viajando a Cochabamba, y la gente en La Paz se reunió


en la terminal de buses con guitarras, adoración y oración para despedirme. La
familia espiritual rodeaba a cada persona que venía o se iba con oraciones y
bendiciones. Este sentido genuino de familia venía solamente por la gracia de Dios.
Con toda seguridad, nosotros no sabíamos lo que teníamos. Nosotros creíamos que
la iglesia amaba así y tenía este sentido de unidad en todas partes.

Siempre estábamos orando el uno por el otro también. El Señor tenía una
conexión sobrenatural donde Él daba sueños o visiones revelando como debíamos
orar por nuestros hermanos y hermanas, sin importar cuán cerca o cuán lejos
estaban.

- Laura Villalobos

Aprendimos que la unidad no solo se desarrolla físicamente, sino también


espiritualmente cuando cada miembro del cuerpo tiene su corazón decidido a buscar
a Jesús sobre todo lo demás. La unidad falsa se levanta cuando los cristianos
buscan comunidad sobre Cristo. Los creyentes pueden buscar la unidad a través
del mismo color de la piel, la nacionalidad, el trasfondo, la doctrina, o los intereses.
Cuando buscamos esta unidad falsa, una comunidad falsa se forma. No una familia.

El sello del Espíritu Santo en este avivamiento fue la unidad pura. Nosotros
pudimos ser testigos de esta unidad y disfrutarla. De la manera en que la Biblia
describe a la iglesia, como un cuerpo. El cuerpo es conectado totalmente, y la iglesia

129
es conectada totalmente espiritualmente. Podemos experimentar las emociones el
uno del otro y llevar las cargas los unos de los otros.

“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…”


1 Corintios 12:13

Puedes ver que este versículo fue escrito en tiempo pasado. El Espíritu
Santo siempre va a traer unidad a la iglesia porque ese es Su oficio principal y Su
ministerio principal. La iglesia no le está poniendo mucha atención a esto. Cuando
hablamos del Espíritu Santo, hablamos de dones, milagros…pero nos olvidamos de
lo que es más importante para el Espíritu Santo – unidad.

Efesios 4:1-3 dice: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es
digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la
unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”.

Guardar, no crear la unidad, porque el Espíritu Santo ya nos hizo uno.


Nuestro llamado es de guardar la unidad del Espíritu con la paz que nos une.
En realidad, no sabíamos esto en ese entonces. Fue una gracia que se nos dio
sobrenaturalmente en el avivamiento – nosotros percibimos la unidad como normal.

Ahora, mirando la iglesia tan dividida, es claro que no estamos escuchando


al Espíritu Santo ni siguiendo Su dirección – nuestro oficio es de mantener la unidad
porque Jesús ve a Su iglesia como una. Él va a volver por una sola Iglesia. Es
importante que entendamos esto.

Ya fuimos bautizados en la unidad; es nuestro trabajo el mantener o guardar


esta unidad. No hay nada que el hombre pueda hacer para crear la unidad. El
Único que puede crear la unidad es el Espíritu Santo. Él confirma este mensaje con
señales y Su presencia, trayendo sanidad siempre que lo he predicado en muchos
países. Cosas imposibles comienzan a ocurrir como parte de esta unidad. Una de
las primeras señales de avivamiento, más que cualquier otra, es la unidad porque
es uno de los mayores ministerios del Espíritu Santo. Consecuentemente, una de
las principales metas del enemigo es de traer división a cualquier costo. Es por esto
por lo que la iglesia está tan dividida ahora.

Una gran destrucción vino sobre la iglesia en Bolivia, y la iglesia fue dividida
y dispersada. Las profecías que Dios nos dio se cumplieron. Necesitamos estar
apercibidos de que estamos en un estado de guerra espiritual 24 horas al día y el
enemigo no está jugando. Él está tratando por todos los medios de destruir a la
iglesia, para traer división a la iglesia, y él usará doctrina, dinero, poder, sexo, y

130
religión.

Fuimos testigos en Bolivia del poder de Dios siendo manifestado en tal


manera que estábamos asombrados por cuan poderoso es Él. También, por Su
misericordia, gracia y favor. En realidad, entendimos qué verdaderamente Jesucristo
es el mismo hoy, ayer, y por siempre (Hebreos 13:8). Él es quien nunca cambiará
(Santiago 1:17).

También fuimos testigos de cuánta destrucción puede traer el enemigo a la


iglesia. En este caso, la destrucción vino a través de una doctrina que era difícil de
discernir y a través de la puerta de un aparente pequeño acto de desobediencia a la
voz de Dios por parte de Julio. El precio que tuvimos que pagar fue extremadamente
alto y con muchos damnificados: división, tristeza, perdida, dolor, y condenación.

Jesús dijo claramente, “Si una casa está dividida contra sí misma, tal casa
no puede permanecer” (Marcos 3:25). Y esto es lo que está pasando en la iglesia.

Bolivia ha sido testigo del amor extremo de Dios y también el odio extremo
de Satanás. Cuarenta o más años han pasado ya, y algunos del liderazgo que
perseveraron a través de muchas pruebas y tribulaciones ahora son pastores
de congregaciones grandes, otros de congregaciones medianas, o de grupos
más pequeños. La obra de Dios continúa – mayormente a través de esfuerzo y
conocimiento humano. Yo creo que podemos contar con una mano los grupos e
iglesias que dependen totalmente del Espíritu Santo.

131
CAPÍTULO 17
GRACIA SOBRE GRACIA - CAMINANDO
EN EL ESPÍRITU
Al viajar a través de Latinoamérica por tantos años conociendo diferentes
ministerios y pastores en liderazgo, hay un deseo que arde en los corazones y las
mentes de los creyentes – cómo obtener la unción del Espíritu Santo, la presencia
y el poder tangibles de Dios.

Eso comienza con una búsqueda, de nunca acabar, de tener un encuentro


con Dios. Me han preguntado tantas veces, “¿Qué podemos hacer para obtener la
unción de Dios?”

“¿Hay algún método para conseguirlo?”

Las personas que hacen estas preguntas son hijos e hijas preciosos de
Dios que están totalmente comprometidos con Él en amor y servicio. Tenemos un
deseo y una tendencia profundamente enraizado en nosotros como seres humanos
de “hacer algo” para obtener lo que buscamos. Esto fue arraigado en nosotros por
nuestros padres cuando éramos niños.

“Si quieres lograr algo, tienes que hacer algo. Si vas a la escuela, tienes que
estudiar mucho para obtener buenas calificaciones. Obtienes buenas calificaciones
para ir a una buena universidad. Vas a una buena universidad para obtener una
buena profesión. Obtienes una buena profesión para ganar el dinero que más
puedas para vivir cómodamente”. Estas son palabras familiares que se hablan en
todo el mundo.

Así que todos piensan de esta manera. Tiene sentido y es muy lógico.
Cuando venimos a Dios, venimos con la misma mentalidad. Es parte de nuestra
naturaleza – trabajando mucho para lograr ser algo. Para poder entender donde
se origina esta tendencia, necesitamos volver al principio cuando Dios creó a Adán
y a Eva. Ellos estaban felices y tenían una relación perfecta con Dios. Tenían un

132
entorno perfecto. Dios caminaba y hablaba con ellos. Pero cuando desobedecieron
a Dios y pecaron, algo ocurrió en sus mentes.

Lo primero que notaron era que estaban desnudos. Sabiendo que Dios iba
a venir para conversar con ellos, su primera reacción fue de cubrir su desnudez con
hojas. Esta fue la primera vez que el hombre hizo algo para estar con Dios. Antes de
su pecado, no tuvieron que preocuparse. Ellos no notaron que estaban desnudos, y
tuvieron una relación maravillosa con Dios. Él proveía todo, y no carecían de nada.
No tenían que hacer nada para ganar esa relación. Ellos solo tenían que disfrutar de
Su presencia.

Pero después de que pecaron, comenzaron a hacer cosas para lograr Su


aprobación y afecto. Primero, se cubrieron. Entonces el hombre comenzó a hacer
altares para sacrificar cosas ante Dios para complacerle. Desde ese tiempo, el
hombre ha tratado de hacer algo para obtener la presencia, la bendición y el favor de
Dios. Para mí, ese deseo de adquirir cosas de parte de Dios es la raíz del legalismo,
que está tan arraigado en nuestra naturaleza. Es por esto por lo que es tan difícil de
reconocer su presencia en nuestra relación con Dios. Solo podemos ver sus efectos
negativos claramente cuando es llevado al extremo, normalmente después de que
es demasiado tarde.

Piensa en la razón que hay tantos cultos religiosos, doctrinas falsas,


profetas, y líderes. Ya sea sacrificando, ayunando, o guardando la ley, siempre
estamos tratando de hacer algo por el amor y la aprobación de Dios.

Pero cuando vino Jesús, Él vino para mostrarnos lo que significa la gracia
porque, de acuerdo con Juan 1:15-17, “Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo:
Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era
primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues
la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio
de Jesucristo”.

Jesús estaba lleno de gracia, y nosotros estamos recibiendo Su gracia


constantemente. Esto significa que no tenemos que hacer nada para obtener algo.
Las cosas de Dios son gratuitas. Jesucristo pagó el precio por todo en la cruz. Ahora
no hay nada más que podamos agregar a Su sacrificio porque Él pagó por todo.
Ahora las únicas cosas que necesitamos hacer son creer y recibir.

¿Creer o hacer?

Estas dos cosas son mutuamente exclusivas. O crees, lo cual te lleva a


hacer el bien desde un lugar de libertad y gratitud, o haces para obtener favor,

133
buenas dadivas, o el amor de Dios.

Cuando se trata del Espíritu Santo, yo creo que los discípulos estuvieron
expuestos a muchos milagros a través de las manos de Jesús. Yo estoy muy seguro
de que ellos sintieron la presencia del Espíritu Santo. Es por eso por lo que en cierto
momento Jesús les dijo, “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que
esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros” (Juan 14:16-17).

Antes que Jesús fuera crucificado, Él les dijo a Sus discípulos que Su Padre
no los dejaría como huérfanos y que enviaría a Alguien a consolarlos y guiarlos
(Juan 14:18). Yo creo que los discípulos no sabían qué esperar. Lo único que sabían
era que el Espíritu Santo iba a venir, y que debían esperar en Jerusalén (Lucas
24:49).

Estaban reunidos esperando y orando en comunión. De repente, sin previo


aviso, el Espíritu Santo vino y les sorprendió. Ellos no hicieron nada para merecerlo
ni para ganarse la promesa del Espíritu Santo.

Bueno, después de esto ellos pensaron que el Espíritu Santo les pertenecía
y que el Espíritu Santo solo se les daría a los judíos. Dios, en Su misericordia y
sabiduría, les sorprendió otra vez. Cuando Pedro fue enviado a la casa de Cornelio,
mientras él hablaba, sin previo aviso ni planificación, el Espíritu Santo vino y tocó a
los gentiles. Pedro estaba atónito. (Hechos 10:44-46).

El resto de los discípulos no lo podían creer.

Desde entonces y a través de la historia, sabemos que el Espíritu Santo


siempre nos sorprende. Todos los avivamientos fueron en lugares que el Espíritu
Santo escogió y a través de personas que el Espíritu Santo escogió. Sí, algunas
de las personas estaban orando y buscando, pero no tenían ni idea del cuándo, el
cómo, o el dónde iba a llegar el Espíritu Santo. Ese fue el caso del avivamiento en
Gales, en la Calle Azuza, en Timor del Este, en Indonesia, y en Bolivia.

En nuestro caso en Bolivia, nos sorprendimos con este mover de Dios. Iba
en contra de nuestra lógica y naturaleza. Solo vimos la verdad a través de la Biblia y
las experiencias que tuvieron los creyentes cuando el Espíritu Santo les sorprendía.
Nosotros en realidad no estábamos buscando un avivamiento. Éramos personas
normales viviendo vidas normales en el mundo sin Dios. Estábamos totalmente
ciegos a la realidad del amor, el poder, y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo.

134
Estoy seguro de que muchas personas oraban por un avivamiento, pero no
esperaban la magnitud del avivamiento. No esperaban el lugar del avivamiento – y
mucho menos esperaban que Dios use a un joven de 19 años como Su instrumento.
Todo esto fue una sorpresa para nosotros.

Desde entonces, a través de los años, yo comencé a tener algo muy claro
en mi mente: Las cosas de Dios son de gracia a gracia y para Su gloria. Él es Quien
escoge los lugares, las personas, y el tiempo. Necesitamos entender que nuestro
Padre es un Dios soberano. Él hace cosas de acuerdo con Su voluntad, nosotros no
podemos forzar Su mano – no importa lo que queramos o tratemos de hacer.

Cuando Dios se mueve, Él usa vasos terrenales llenos de defectos, y es


solo Su gracia que es capaz de compensar por estos. Si pudiéramos entender
esto, entonces sería fácil para que simplemente nos relajemos y habitáramos en
Jesucristo, siendo nosotros mismos – sin pretender ser alguien más o tratando
de forzar la mano de Dios o tratando de producir el mover del Espíritu Santo por
nuestras propias fuerzas y conocimiento.

Esto es imposible.

Hay muchos testimonios diferentes acerca de sanidades y maravillas en


Bolivia. Cuando yo comparto estos, puedo percibir como las mentes y corazones de
aquellos que las escuchan tratan de entender y de encuadrarlo para poder manipular
y recrearlo a través de estrategia humana. Dios no vino a Bolivia porque estábamos
preparados ni porque teníamos conocimiento sino por Su misericordia y gracia para
con este mundo moribundo.

Recientemente escuché un testimonio que yo ni siquiera sabía que le había


ocurrido a un amigo mío. Él era muy joven entonces, este evento ocurrió hace más
de 40 años.

Un día él llego a casa y fue recibido por el joven que hacia el mantenimiento
en su casa quien le dijo: “Tu pájaro acaba de morir”.

Él dijo: “Sólo bótalo a la basura”.

El joven de mantenimiento le dijo: “Bueno; tú hablas y predicas acerca de


Dios, y tu oras por personas enfermas. ¿Por qué no oras por tu pájaro?”

Él se sorprendió con lo que dijo. Luego pensó: “Bueno, no pierdo nada, voy
a orar por el pájaro”.

135
Él oro por el pájaro, y el pájaro resucitó.

Él estaba atónito y totalmente sorprendido. Él no esperaba que esto


ocurriera. Fue algo que Dios hizo para demostrarle que Él está vivo. No ayunó para
que sucediera, no cumplió ningún ritual espiritual especial para prepararse. Con
seguridad, él no esperaba que ocurriera. Dios estaba usando a personas comunes y
corrientes – no místicos. Él estaba usando sus manos, Él estaba usando sus bocas.
Pero era Dios mismo que estaba detrás de todo.

Nosotros no podemos hacer ni decir nada sin Dios, que respalda Su Palabra.
Él es el Único que puede sanar, revivir, salvar y resucitar. Necesitamos entender
esto y simplemente relajarnos y habitar en Dios (Juan 15).

Debemos orar buscando Su rostro y no Sus manos, buscando Su corazón


y no buscando Su fama. Necesitamos humillarnos delante de Él y rendir todo a Él.
Solo entonces Dios tendrá un instrumento en Sus manos que Él puede usar según
Su propósito. Yo creo que hoy ésta es la necesidad más grande en el liderazgo y en
la iglesia entera. Este es sólo el principio de romper y sanar el legalismo.

No hay NADA que podamos hacer para encontrar a Dios en nuestras


propias fuerzas, conocimiento, o dones.

No hay NADA que podamos hacer para forzarlo a usarnos como


instrumentos.

Él es el Único que escoge sus instrumentos. Lo único que nos queda por
hacer es vivir por Su gracia y no por obras para disfrutar de Su amor y misericordia
cada día. Sólo entonces puede Dios llenar nuestros corazones con Su presencia y
amor.

Viviendo por gracia no significa vivir en pecado. Significa que sólo Jesús
por Su gracia puede cambiar nuestra naturaleza humana, pecaminosa. Él es el
único que puede transformarnos y hacernos puros y santos – sin esfuerzo propio
(Romanos 6:1-2). Podemos ver cómo Dios puede transformar una vida – total y
completamente. Viviendo por gracia significa habitar en Él y estar con Él porque
separados de Él no podemos hacer nada. Eso es lo que Él nos dijo.

La atmósfera del Reino de Dios es gozo, paz y justicia en el Espíritu Santo


(Romanos 14:17).

Cada vez que nos humillamos y buscamos Su corazón, estas cosas vendrán
a nosotros. El Espíritu Santo va a recordarnos que Jesucristo en la cruz pagó por

136
todo y nos hizo justos delante de Dios. Esa es la justicia de Dios. No es nuestra
justicia.

Yo creo que el Espíritu Santo quiere recordarnos esto todo el tiempo.


Necesitamos volver a la cruz para entender verdaderamente lo que significan la
justicia, la redención, y la salvación. Estas son palabras grandes que usamos,
pero rara vez las entendemos. Sin embargo, son palabras prácticas por la cuales
podemos vivir cada día. Esa es la vida abundante a la cual Jesús se refería – vivir
libres de nosotros mismos, nuestras circunstancias y el mundo – solo en Jesús
podemos ser totalmente libres (Juan 10:10; Juan 8:36).

137
CAPÍTULO 18
SER HIJOS POR ENCIMA DE SIERVOS

Un mes antes de que el Señor me llevara a Cochabamba, mientras oraba,


el Espíritu Santo comenzó a revelarme lo que significa ser un hijo de Dios. Yo había
sido cristiano por muchos meses, pero en mi opinión, Dios estaba muy lejos. Yo no
sabía, hasta ese día, que yo era Su hijo.

Este concepto nunca me había pasado por la mente, y nadie jamás me


había hablado de esto. Fue algo nuevo, me quedé atónito. Una de las cosas que el
Espíritu Santo hace cuando entra en tu vida es guiarte y enseñarte que eres un hijo
de Dios.

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos
de Dios”.
Romanos 8:14

“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su


Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”
Gálatas 4:6

Bueno, esa noche en particular, el Espíritu Santo no sólo me daba


información acerca de esto. Él le reveló totalmente a mi corazón y a mi mente lo que
esto significaba. Esto cambió mi vida completamente. Desde ese día en adelante,
yo entendí que tengo un Padre que me ama incondicionalmente porque soy Su hijo
y que yo no podía hacer nada para ganar o perder ese amor.

Al principio, la revelación llegó a través de mi mente. Comencé a pensar en


el hecho de que yo era un hijo. Obviamente, yo entendí lo que significaba tener un
padre porque yo tenía un buen padre natural que siempre nos cuidaba. Así que mi
concepto de padre era muy alto porque yo tuve la bendición de tener un padre muy
bueno.

138
Después de que entendí ese concepto, entonces fue como que el
Espíritu Santo me estaba presentando a mi Padre celestial. Al principio de mi
vida como cristiano, yo tenía una relación clara con Jesús y el Espíritu Santo
– pero Dios el Padre era Alguien muy lejos. Yo, como hijo, no conocía aun
a mi Padre Celestial. Eso llegó a través de revelación. En ese momento, yo
pude sentir Su amor por mi como de Padre. Luego pude ver que Su amor era
totalmente incondicional. Yo sentí ese amor, y entendí ese amor. Ahora que soy
padre, entiendo ese concepto. Yo amo a mis hijas porque son mis hijas, no por
lo que hacen ni por lo que piensan, sino por quienes son. Mi amor por ellas es
incondicional.

Pero entonces llegó la revelación de que yo tenía la naturaleza de Dios


dentro mío porque soy Su hijo. Yo nací de nuevo por parte de Él. Algo ocurrió en mi
mente, casi como una cirugía del cerebro. Una cosa es entender esto y otra cosa es
tener esta convicción que se aviva muy dentro de ti. Es como que nunca hubieras
conocido a tu Padre, y alguien te agarra, te lleva y te dice: “Ese es tu Padre”. Y el
Padre te está mirando, y puedes sentir Su presencia, puedes sentir Su amor. Tú ves
que te está mirando. Y cuando te abraza, entonces te das cuenta de que realmente
y de verdad le perteneces a Él.

Lo que no te cabe en la cabeza es el entendimiento de que todos los


recursos del cielo te pertenecen. Toda la herencia que Jesús recibió ahora se vuelve
tuyo (Lucas 15:31). Él no solo te abraza, sino te lleva y te muestra: “Esta es tu casa,
estos campos son tuyos, y todos estos siervos”. Él te muestra todo lo que es parte
de tu herencia. Y luego experimentas todo eso dentro tuyo.

Es como si alguien inflara un globo dentro de ti, y tu cabeza se levanta en


serio porque estás orgulloso de tener a este Padre ahora, y ves el poder que te
respalda. Puedes caminar con mucha confianza y sabes que tu Padre está oyendo
tus oraciones. Tú sabes que Él es tan poderoso. Él es dueño de todo en la tierra. Él
sostiene el universo en Sus manos. Él te ha dado todo a ti.

Cuando la Palabra dice que Dios es nuestro “Abba,” implica una relación
muy íntima, trayéndonos a la posición más alta delante de nuestro Padre. A mí no
me faltaba confianza antes de esto porque estaba orgulloso de ser hijo de mi padre.
Pero esto no se compara para nada a llegar a ser hijo de mi Padre Celestial. Yo era
el hijo del Rey. No era orgullo. No era arrogancia. Solo la seguridad de que Dios es
mi Padre.

Yo también entendí que Él me dio la libertad de caminar, hablar, y


comportarme como un hijo de Dios. Yo sabía que tenía privilegios como también
responsabilidades. Pero la verdad es que yo no tengo que hacer nada para ganarlo,

139
alcanzarlo o tenerlo. Me fue dado como un regalo. Esto me quitó un peso de mis
espaldas – de que tengo que hacer algo para que Dios me use. Dios me usa porque
soy Su hijo, y tengo acceso a todos los recursos del cielo que están a Su disposición
(Lucas 15:31).Yo entré en una dimensión nueva. Para mí, mi percepción de Dios
cambió. Yo no sé cuánto tiempo estaba ahí orando y llorando porque Dios estaba
haciendo tantas cosas en mi mente y en mi corazón.

Yo recuerdo que, al siguiente día, mi madre me vio y pregunto: “¿Qué te


pasó?”

Le pregunte: “¿Por qué?”

Ella dijo: “Te ves diferente. Hablas diferente. Te comportas de manera


diferente”.

Sólo entonces me di cuenta de que Dios había hecho algo dentro de mí


para que me convirtiera en una nueva persona. Yo noté que mi mente era diferente,
mis convicciones eran más fuertes. La manera en que hablaba era diferente. La
manera en que caminaba era diferente. Mis amigos también pudieron distinguir el
cambio.

“¿Qué te pasó? Has cambiado”. Me dijeron.

La presencia de Dios era tan tangible. Podemos enseñar acerca de lo que


es ser hijo, pero solo el Espíritu Santo puede cambiar completamente tu mente y tu
corazón, especialmente si tienes un trasfondo o una experiencia mala con tu padre.

Yo recuerdo mi primer viaje después de entender este concepto. Yo estaba


en una reunión en Cochabamba, y había muchos creyentes asistiendo a una reunión.
Como siempre, nos agarramos de las manos, y comenzamos a orar. Mi oración esa
tarde fue muy sencilla: “Padre, gracias por Tu presencia. Gracias porque estamos
juntos”.

Eso fue todo lo que dije.

Comenzamos a llorar y a temblar porque la presencia del Espíritu Santo


era tan tangible. Nos quedamos en esa presencia por un tiempo largo, simplemente
orando y disfrutando de Él, nada más.

Después de la reunión, un joven se volvió hacia mí y me dijo: “Fernando,


eso fue tan fácil. Tú ni siquiera tuviste que orar y Dios se movió. Otras personas
tienen que orar 30, 40 50 minutos, y Dios aún no se mueve”.

140
Eso me sorprendió al principio, pero luego entendí: no necesitamos
impresionar a Dios con nuestras oraciones ni con nuestra espiritualidad. Él conoce
nuestros corazones y mentes. Él se mueve porque le complace moverse.

Jesús fue tan claro en este aspecto en Juan 14:18: “No os dejaré huérfanos:
vendré a vosotros”.

Los UNICOS mandamientos que tenemos que cumplir son amar a nuestro
Padre con toda muestra mente, con todo nuestro corazón, con todas nuestras
fuerzas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39).
Porque Dios es amor (1 Juan 4:8).

De ahí en adelante, yo no traté de impresionar a nadie con mis oraciones.


Yo sabía que el Espíritu Santo se iba a mover porque yo era Su hijo. Yo aún no
creo que Dios se mueva porque mi oración sea tan elocuente. Al contrario, yo sé
que Dios se mueve porque Él prometió que Él se manifestara a nosotros. Nosotros
no podemos controlar a Dios ni hacer que Su presencia sea tangible, aunque lo
intentemos.

Hace tres años, asistí a una conferencia para hombres en los Estados
Unidos, organizada por Lee Grady, quien fue el editor de la revista Carisma, para
pastores y líderes a través del mundo.

Yo sólo asistí a esta conferencia porque mi yerno me llamó y me dijo:


“¿Quieres ir a esta conferencia?”

A lo cual le respondí: “La verdad es que no quiero ir a ninguna conferencia.


Yo sólo deseo quedarme en casa con mi esposa y mi hija”.

Entonces él dijo: “Por favor ven conmigo porque es en Georgia, y queda


sólo a una hora y media de tu casa, y yo no quiero ir solo. Quiero estar contigo”.

Yo oré y dije: “Dios, ¿puedo ir?”

Él dijo: “Sí, puedes ir”.

Yo no voy simplemente porque la gente me invita sino porque estoy


buscando la voluntad de Dios.

Cuando llegue ahí, mi yerno, Ives, me presentó a Lee Grady, y nos


sentamos a cenar en una mesa con personas de diferentes partes del mundo. Ellos
me pidieron: “Cuéntanos acerca del avivamiento en Bolivia”.

141
Yo me sorprendí un poco. ¿Cómo sabían ellos del avivamiento en Bolivia,
que ocurrió hace más de 40 años? Últimamente, por algún motivo, el avivamiento
en Bolivia está comenzando a surgir, y muchas personas están hablando de esto.
Mientras comencé a hablar un poco acerca del avivamiento, de repente Dios me dio
una palabra de conocimiento para un pastor de Alemania. Comencé a hablarle y el
comenzó a llorar.

Todos estaban sorprendidos de que esto sucediera. Yo no era parte de la


conferencia. Solamente era uno más de los que asistían.

Lee me pregunto: “¿Puedes hacerme un favor?”

Yo le pregunté: “¿Qué?”

Él dijo: “¿Puedes orar por nosotros después de la última sesión antes de


que todo termine?”

Yo le dije: “Por supuesto, me sentiría honrado al hacerlo”.

Cuando llegó el momento, yo no recuerdo haber llamado a la gente al altar.


Yo sólo estaba hablando del avivamiento en Bolivia, compartiendo testimonios de
las cosas que hizo Jesús en mi país. Yo dije: “Ese mismo Jesús, está aquí con
nosotros hoy”. De repente toda la atmósfera cambió.

La gente comenzó a llorar y a correr al altar en arrepentimiento. Todos lloraban


en voz alta, gimiendo. Ellos corrían al altar – llorando, orando y arrepintiéndose.
Estaban experimentando lo que nosotros habíamos experimentado en Bolivia
hace 40 años – la Presencia tangible del Espíritu Santo trayendo convicción a sus
corazones. Obviamente esto fue una sorpresa total para mí.

Yo no tenía nada planificado, porque ni siquiera sabía que iba a hablar.


Yo no hice un llamado al altar. Yo no pedí que toquen música para crear cierto
ambiente. Con seguridad yo no estaba tratando de manipular los sentimientos de
nadie. Yo sólo estaba compartiendo quien es Jesús. Dios interrumpió esa reunión
y yo ni siquiera me pude quedar. Tuve que salir de la reunión, y todos estaban
quebrantados, sintiendo la presencia del Espíritu Santo.

Yo sabía una cosa – que, si Dios quería usarme, yo necesitaba estar


totalmente rendido a Él. No podemos adueñarnos del crédito por esto. Dios ama a
tanto Su pueblo y Dios ama tanto al mundo que Él quiere tocar y cambiar sus vidas
para siempre. Ahora, esas son las cosas que Él hace por Su propia voluntad. No hay
manera que podamos manipular al Espíritu Santo para que El haga algo así. Ese es

142
Su plan, esa es Su voluntad. Lo único que tenemos que hacer es ser obedientes y
compartir lo que está en nuestros corazones. El resto está en las manos de Dios.

Sólo el Espíritu Santo puede traer a Su pueblo al verdadero arrepentimiento.


Sólo el Espíritu Santo puede tocar corazones y abrir mentes. No hay tal cosa como
un corazón de piedra para el Espíritu Santo. Cuando Él toca a alguien, esa persona
puede sentir el poder y el amor de Dios.

Por mucho tiempo, Dios me dijo que no ore en público. Yo encontré que
normalmente cuando estaba con la gente, yo oraba de una manera totalmente
diferente a lo que oraba cuando estaba solo con Él. Él me mostro que la mayoría
de mis oraciones públicas involucraban hablarle a la gente en el cuarto para
complacerlos o impresionarlos en vez de clamar a Él verdaderamente con un
corazón humilde e intenciones puras.

“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en
pie en las sinagogas, y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu
aposento, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve
en lo secreto te recompensará en público”.
Mateo 6:4-6

Sólo cuando me había despojado de mi orgullo al pedirme que ore solo


en secreto pudo confiar en mí para orar frente a otros. Después, solo oraba si
alguien me lo pedía. El Señor siempre se movía con gran poder en respuesta a una
oración sencilla, del corazón. Al enseñarme a orar en secreto, entonces Él podía
recompensarme abiertamente porque finalmente entendí que Él es el Único que es
poderoso. Si Él se mueve en poder, es por Su gran amor por Su pueblo y no a causa
de mi propio esfuerzo u elocuencia.

143
CAPÍTULO 19
SIN PRESIÓN

Nosotros no podemos convencer a nadie de que el evangelio es verdad.


El Espíritu Santo es el Único que puede convencer al mundo de pecado, justicia,
y juicio (Juan 16:8). Necesitamos entender que el Espíritu Santo es el Único que
puede tocar corazones, convencer de pecado, abrir los ojos de los ciegos, y revelar
el evangelio a la gente. Ese es Su trabajo, y Él es un experto haciéndolo. Nosotros
cometemos el error de tratar de ayudarle a Él. Nosotros tratamos de convencer a la
gente acerca de Dios. Nosotros tratamos de convencer a la gente de sus pecados.
Obviamente esto no va a funcionar.

El Espíritu Santo me enseñó esta lección durante el avivamiento. Un día


después de que le entregué mi vida a Jesús, estaba caminando por las calles de La
Paz, me encontré con un amigo. Me acerqué y le di un abrazo. Orlando era muy listo
e inteligente. Yo sabía que el llegaría a ser muy exitoso.

Le dije: “Orlando, ¿cómo estás? Ha pasado mucho tiempo desde que te vi


la última vez”.

Él dijo: “Fernando, estoy muy bien. Estoy estudiando para ser ingeniero.
Estoy en mi segundo año de universidad, y ya soy el asistente de mi catedrático”.

Me puse feliz al escuchar esto. Dije: “Orlando, yo sabía que ibas a lograr
algo así porque eres muy inteligente”.

Luego me pregunto: “¿Qué haces tú?”

Le dije: “Estoy predicando el evangelio”.

Él me miró y me dijo: “¿Has perdido la razón? ¿No sabes que Dios no


existe? Estas perdiendo tu tiempo”.

144
Él se agitó mucho y se enojó y me dijo: “Muchos cristianos vinieron a
convencerme de la existencia de Dios. ¿Pero sabes qué? Yo convencí a muchos
de que Dios no existe. Yo lo sé. Yo soy el presidente del partido comunista en
la Universidad de San Andrés. Dios no existe. Dios es una creación de la mente
humana, y los americanos inventaron a Jesús. Si vas a tratar de convencerme,
perderás tu tiempo”.

Yo le dije: “Orlando, si yo tratara de convencerte, me tomaría mucho tiempo.


Tendría que tratarte muy, pero muy bien. Pero ese no es mi papel. Yo conozco a
alguien que te va a convencer. Es el Espíritu Santo. Orlando, Jesús te ama, y Jesús
está vivo”.

Él me miró y me dijo: “Estás loco”.

Se dio la vuelta, no me dio la mano, y desapareció.

Después de una semana, sonó mi teléfono. Era Orlando.

Lo primero que me dijo fue: “¿Qué me has hecho?”

Él dijo: “Fernando, no puedo comer, no puedo dormir, no puedo hacer nada.


Hay una voz que me dice que Dios me ama y que Jesús está vivo. Todo el día
durante una semana. Ya no sé qué hacer”.

“Orlando, es fácil. Sólo abre tu corazón a Jesús. Entrégale tu vida a Jesús”.


Le respondí.

Así que, le entregó su vida a Jesús mientras hablábamos por teléfono. La


siguiente semana fue bautizado en agua. Para mí, esa fue una gran lección. No es
mi papel hacer el trabajo del Espíritu Santo. Ese es Su privilegio y de nadie más.
El mío es predicar el evangelio. El evangelio es la buena nueva. ¿Qué es la buena
nueva?

En Pentecostés, Pedro, lleno del Espíritu Santo, habló de quién era Jesús.
Él terminó diciendo: “que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha
hecho Señor y Cristo”. Con esto, todos los corazones fueron tocados por el Espíritu
Santo, y ellos dijeron: “¿qué haremos?” (Hechos 2:36-37). Así nació la iglesia.

Para mí, predicar el evangelio es anunciar que Jesús está vivo, y que ha
resucitado, que Él nos ama, y que es el Señor de señores, Rey de reyes, y que
volverá pronto. Eso es lo único que se requiere que prediquemos, El resto está en
las manos del Espíritu Santo: el convencer de pecado, justicia y de juicio (Juan 16:8-

145
13). Solo Él puede traer a la gente al verdadero arrepentimiento. Él es experto en
esto. Predicar el evangelio debería ser simple y directo. Es simplemente anunciar
quien es Jesús. La gente necesita poner su vista solo en Jesús y no en ellos mismos
y deben depender totalmente en la obra del Espíritu Santo.

Cuando comenzamos a predicar la Palabra en Bolivia, no sabíamos nada


de como predicar el evangelio. Lo único que podíamos decir era: “Jesús te ama.
Jesús está vivo. Jesús volverá muy pronto”.

Eso era todo. Yo nunca supe de donde salió eso, pero todos decían eso.

Cuando aquel joven oró por mí, él dijo: “¿Quién quiere conocer a Jesús?”
Luego dijo: “Tócalo” y Dios me tocó y me salvó.

La última vez que fui a Cochabamba, estábamos hablando acerca de cómo


Jesús tocó nuestros corazones durante el avivamiento.

Un hermano dijo: “Bueno, todo comenzó en casas. Nosotros estábamos en


el mundo; no sabíamos nada acerca de Jesús”.

Todos se drogaban o estaban metidos en filosofías. Un tipo que usaba


drogas fue a ver a Julio porque todos hablaban de Julio. Él miró a Julio y le dijo:
‘Mira, yo tengo algo mucho mejor que Jesús. Te va a encantar.’

Él tomó su pipa, le puso marihuana. En ese tiempo todos usaban LSD (no
cocaína).

Le dijo: “Toma. ¿Quieres fumar?”

Julio dijo: “Mira, yo no necesito eso porque yo tengo a Jesús. Y Jesús te


ama”.

La gente que estaba alrededor de este tipo vio cómo se cayó al suelo.
Cuando se paró, era un cristiano.

Otra vez, un ateo vino a discutir con Julio con su Pequeño Libro Rojo
Comunista. “Mira, yo tengo mi Pequeño Libro Rojo”, le dijo.

Julio dijo: “Mira, Jesús te ama”.

Él simplemente lo tocó, y se cayó al suelo.

146
Nosotros vimos eso en Julio, así que, así predicamos todos el evangelio.
Con poder.

“Estamos muriendo”, Julio le decía a la gente. “¿A dónde irás después de


esta vida? Jesús es tu Salvador. Jesús sanará tu cuerpo, pero tu alma es más
valiosa. ¿Quieres ir al cielo? Él es el único camino”.

Él rara vez condenaba a la gente.

“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”.


1 Corintios 4:20

147
CAPÍTULO 20
LA REALIDAD DE LA IGLESIA

LA IDOLATRÍA DE MINISTERIO
Todo nos fue dado por Dios. No poseemos nada y Dios posee todo. Como
ministros y líderes, necesitamos entender que nosotros también somos parte del
Cuerpo de Cristo y no sólo amigos del Cuerpo de Cristo. Si creemos que somos
siervos o amigos de Jesús, pero nos falta la visión de ser miembros del Cuerpo de
Cristo, nos quedaremos cuando venga Jesús. Somos parte de la Iglesia; un don, un
ministerio nos fue dado para servir a la Iglesia (Efesios 4:11-16).

Todo lo que nos fue dado, se nos dio para ministrar al cuerpo – nuestro
llamado principal. El propósito de la parábola de los talentos es de ganar más
talentos para Dios y Su pueblo para hacer lo que Él desea. Él nos puede quitar
nuestros talentos y dárselos a otras personas si somos infieles (Mateo 25:14-30).

Los dones que Él nos da son para Su iglesia en todo lugar – no para nosotros
y nuestras ambiciones egoístas (1 Corintios 12:7).

Esa fue la primera prueba que Moisés tuvo que vencer cuando guiaba al
pueblo de Dios. En Éxodo 32:7-12, Moisés tuvo que parar y orar: “Dios, no son MI
pueblo sino TU pueblo”. Moisés pudo haber dicho: “tienes razón, son mi pueblo”.
Esa es la primera prueba que tenemos que vencer: Yo no tengo nada. Y si tengo
algo, me fue dado por Dios, pero le pertenece a Dios. Todos nuestros dones y
talentos son Suyos.

A Jesús no se le paga para que sea el Pastor de las ovejas. Es por eso por
lo que Él entregó Su vida por las ovejas – al que se le paga por cuidarlos no tiene
cuidado de las ovejas. Ellos se van cuando desaparece el dinero, y las ovejas son
comidas por los lobos (Juan 10:11-13).

148
Tristemente, la iglesia se trata de números ahora: cuántas personas tengo
en mi iglesia equivale a cuánto dinero tendré en mi bolsillo. Ese es un impedimento
para la unidad que el enemigo usa todo el tiempo. Esto se está poniendo aun peor.
Jesús vendrá pronto, y ahora es el tiempo en que Jesús está separando el trigo de
la cizaña.

EL EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD
Hace más de 12 años atrás, yo estaba viendo un programa cristiano en
TBN, cuando escuché a un predicador. Yo estaba impresionado por la manera en
que predicaba con tanta pasión, convicción y elocuencia. Comenzó a agradarme
lo que escuchaba. Por supuesto, todo estaba basado en la Palabra de Dios, y él
explicaba que lo que tú siembras en el Reino de Dios, cosecharás. Por ejemplo, si tu
“siembras” miles de dólares, Dios lo multiplicará y te lo devolverá. En esencia, todo
creyente puede enriquecerse con este método.

Él terminó su prédica diciendo: “Tú no puedes superar a Dios cuando das”.

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme


ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos,
y derramare sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Malaquías 3:10

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en


vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
Lucas 6:38

Comencé a sentirme muy, muy emocionado porque estaba basado en


algunas verdades encontradas en la Palabra de Dios, así que comencé a disfrutar
el mensaje.

Yo dije, “Esto tiene que funcionar. Yo lo voy a probar”.

De repente, el Espíritu Santo me habló con Sus palabras sencillas:


“Fernando, ¿dónde quieres guardar tus tesoros? ¿Aquí o en el cielo?”

Él me hizo recordar las palabras de Jesús cuando habló acerca de buscar


riquezas en el cielo en vez de en la tierra y de que no podemos servir a dos señores;
no podemos servir a Dios y al dinero (Mateo 6:14, 20).

149
La convicción del Espíritu Santo me quebrantó. Comencé a buscar en mi
corazón y a meditar y pensar verdaderamente en estas palabras. Después de mucha
búsqueda, yo entendí, claramente, como el enemigo iba a usar esta enseñanza de
la prosperidad para engañar a la iglesia. De ahí en adelante, yo comencé a escuchar
testimonios y reportes de como la iglesia estaba reaccionando al mensaje. Todos
querían poner este mensaje en práctica porque de verdad funciona. La esencia de
la enseñanza está enraizada en la Palabra, y está basada en las promesas de Dios.
Yo comencé a ver a mis hermanos y hermanas sembrando dinero, carros, casas,
propiedades – todo.

Dios siempre es fiel a Sus promesas. La gente que sembró en dinero recibió
de vuelta mucho más de lo que dieron. La gente que sembraba carros recibió
muchos más – y lo mismo con las casas y las propiedades. La avaricia comenzó
a enraizarse en los corazones de la iglesia. Todos se obsesionaron con bienes
materiales, y la gente comenzó a compararse y a juzgar la espiritualidad de sus
hermanos y hermanas, basado en las pertenencias materiales que habían recibido
de Dios.

Ellos comenzaron a decir: “Bueno, este hermano dio $1.000, y Dios le


devolvió 10 veces más. Él debe estar muy cerca de Dios. Él debe amar mucho a
Dios. Este hermano dio su casa, y Dios le dio muchas casas”. Y así siguió hasta que
la corrupción se estableció en la iglesia, y esta doctrina recibió un mal nombre – el
Evangelio de la Prosperidad. Para entonces, yo vi claramente lo que Dios piensa de
esto, y lo que dice la Palabra acerca de esto.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y


donde ladrones minan y hurtan; sino haceos, tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan: Porque donde este
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
Mateo 6:19-21

¿Dónde es mejor guardar nuestro tesoro? ¿En el cielo o en la tierra?

De hecho, si tú vas a ir al cielo o al infierno no vas a poder llevar nada


de aquí contigo. Así que, ¿qué vas a hacer con diez casas o diez carros? ¿O con
millones de dólares? ¿Adónde lo vas a llevar? A ningún lado. Es tan triste. Mucho
del liderazgo de la iglesia, en todo el mundo, se involucra en esto, no solo en los
Estados Unidos. No paró ahí. Fue mucho, mucho más lejos que eso.

Comenzaron a decir: “Si alguien está enfermo, o si tú estás enfermo, si


siembras algo, la persona enferma sanará”.

150
La gente comenzó a buscar sanidad a través de cosas materiales. Se
olvidaron totalmente de que Jesús murió en la cruz para que podamos ser sanos.
Él murió en la cruz para que podamos tener vida eterna. No podemos comprar Sus
bendiciones con bienes materiales. Eso es blasfemia en la cara de Dios. Estamos
rechazando el sacrificio más precioso que Dios nos dio – Su Hijo unigénito.

Jesucristo es nuestro ejemplo, y siempre será nuestro ejemplo. En la tierra,


Él no tenía pertenencia alguna, no tenía una cama para recostar su cabeza. Él
estaba entre los pobres. Y, sin embargo, en el cielo, nadie será más rico que Él. Si
estás buscando bienes materiales, los hallarás. Pero yo no sé si podrías llegar al
cielo, y si llegas, serás muy pobre en el cielo. Jesús fue muy claro en esto. Y yo creo
que Él sabía de lo que hablaba.

Satanás va a usar mentiras para separarnos de Dios, y una mentira – una


buena mentira – contiene por lo menos 10% de verdad. A veces es difícil discernir,
pero cuando Satanás viene con la Palabra de Dios, entonces seremos engañados
si no nos cuidamos. El engaño viene cuando Satanás usa la verdad de Dios para
causar que fracasemos. Cuando Jesús fue tentado por el diablo, el diablo usó la
Palabra de Dios para tratar de engañarlo (Mateo 4:1-11). En este caso en particular,
los maestros y predicadores están usando la Palabra de Dios para engañar a la
iglesia.

Ten cuidado de donde está tu corazón. No puedes servir a las riquezas y a


Dios.

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará


al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas”.
Mateo 6:24

“Él que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero
el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa”.
Mateo 13:22

“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda,


vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven,
sígueme, tomando tu cruz.
Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente

151
entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús respondiendo,
volvió a decirles: ¡Hijos, cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que
confían en las riquezas!
Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en
el reino de Dios”.
Marcos 10:21-25

Es triste ver que la iglesia ahora, por lo general, está buscando bienes
terrenales y materiales. Es de lo único que hablamos y pensamos. Es tiempo que
la iglesia se arrepienta y comience a buscar las cosas que son eternas, que son
divinas. Necesitamos comenzar a pedir los dones de sanidad, profecía, revelación,
y necesitamos comenzar a edificar tesoros en el cielo. Nuestra vida en esta tierra
es muy corta. Tarde o temprano, un día estaremos frente a Jesús, y seremos
juzgados por todo lo que hicimos y todo lo que dijimos. Nada estará escondido de
Él. (Apocalipsis 20:12-13)

Hermanos y hermanas, nosotros no somos de este mundo. Nosotros


pertenecemos al reino de Dios. Busca guardar tesoros en tu hogar celestial.

HACIENDO COMERCIO CON LAS COSAS DE DIOS


Este es un tema que podría causar la caída de ministerios e iglesias.
Mientras escribo de este tema, debemos verlo de diferentes puntos de vista para
tratar de transmitir lo que está en el corazón de Dios de una manera equilibrada.

Al viajar a través de Latinoamérica y también en los Estados Unidos, he


notado que la gente tiene buenas intenciones al principio, pero terminaron usando
las cosas de Dios, las cosas que son santas, para su propio beneficio a causa de la
codicia. Esto debería ser una advertencia de lo que no debemos hacer.

La raíz del problema es la codicia, y eso es parte de nuestro corazón y


naturaleza humana. Cuando entramos al Reino de Dios, sutilmente, esa codicia
nos acompaña al Reino de Dios. ¿Cómo podemos entender los extremos a los
que los ministerios e iglesias ya han llegado? Tenemos muchos ejemplos alrededor
del mundo. Yo tengo algunas preguntas que necesitamos hacernos porque esas
preguntas, creo yo, nos va a hacer Jesús en el día del juicio.

¿Cómo podemos justificar el tener mansiones en vez de casas? ¿Cómo


estamos usando el dinero que Dios ha provisto a través de gente normal, obediente

152
y humilde, quienes, cada mes y cada semana, dan a la iglesia? ¿Somos buenos
administradores de la riqueza que Dios está proveyendo a la iglesia?
Yo creo que este tema es muy delicado y tiene muchos espinos. Entendemos
que necesitamos los recursos materiales para expandir el Reino de Dios. El problema,
como siempre, es nuestro corazón, nuestras intenciones, nuestros motivos.

Entendemos que “Digno es el obrero de su salario” (1Timoteo 5:18). Esto es


lo que dice la Biblia. Si tú eres un obrero con los obreros de Dios, ¿cuál es tu salario?
¿Cuánto dinero necesitas para vivir? ¿Para proveer para todas tus necesidades?
Nosotros sabemos que Dios proveerá para todas tus necesidades. El problema es
cuando estamos buscando más que nuestras necesidades.

Si estás ganando suficiente para vivir siendo un pastor, escudriña tu


corazón. Cuídate de la codicia que siempre está ahí. Si ganas lo suficiente para vivir
como un compositor, un cantante, o un músico, de nuevo, escudriña tu corazón.
¿Estás simplemente proveyendo para tus necesidades, o estás yendo mucho más
allá? Recuerda que estamos usando el dinero de Dios y no el nuestro. Es necesario
examinar estas prácticas a la luz de la escritura.

Debido a la doctrina del evangelio de la prosperidad, estamos justificando


los excesos, y todo se trata ahora del dinero y los bienes materiales. El dinero, en
sí, no es malo. Pero el amor al dinero – esto es malo (1 Timoteo 6:10).

¿Estás trabajando por el dinero o por Jesús? ¿Estás cantando por el dinero
o por Jesús? ¿Estás escribiendo libros por Jesús o por el dinero? Escudriña tu
corazón. Aun mejor, pídele al Espíritu Santo que escudriñe tu corazón.

Hermanos y hermanas, tengan cuidado de esto porque Dios te va a


demandar cada centavo de cada uno de ustedes (Mateo 5:26). Recuerda, el día del
juicio es para todos y, tarde o temprano, vamos a estar delante de Jesús.

Yo doy este mensaje con mucho amor. Si hay algo de lo cual necesitas
arrepentirte, arrepiéntete porque hay mucho en juego – tu bienestar aquí en la tierra
y también tu herencia en el cielo.

Tal vez dije esto antes, pero aprendimos esta lección a través de Julio. Él
podría haber sido un hombre muy, muy rico, pero el escogió dar todo por la gloria de
Dios. Yo puedo afirmar, definitivamente, que la codicia no fue el problema de Julio.
Él gastó todos sus recursos para magnificar el nombre de nuestro Jesús. Es difícil
encontrar personas con este corazón en estos tiempos. Yo oro que Dios abra tu
corazón, te dé sabiduría, y te traiga a un lugar de equilibrio.

153
Como siempre, por algún motivo, pensamos que Jesús cambia todo el
tiempo, y que en esto en particular Él ha cambiado. Déjame decirte algo – Él no ha
cambiado, y Él nunca cambiará. Él les dio este mandamiento a Sus apóstoles de
predicar el evangelio:

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera


demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”.
Mateo 10:8

Todo lo que ha llegado a nuestras vidas a través del evangelio ha sido y es,
y siempre será GRATUITO.

Cuando Dios comenzó a moverse en Bolivia durante el avivamiento,


entendimos claramente: que Jesús pagó el precio más alto en la cruz – Su propia
vida – para que nosotros recibamos el evangelio y el bautismo de Su Espíritu Santo
para hacer sanidades, milagros, maravillas, y recibir vida eterna.

Todo es gratuito, porque el precio ya ha sido pagado.

El avivamiento en Bolivia nunca se trató de dinero, recompensas, ni favores.


Siempre se trató de la gracia. El avivamiento en Bolivia no costó ni un centavo, y
era gratuito porque fue dado por Jesucristo. Julio podía haber buscado riquezas y
fortuna, pero nunca lo hizo. Él entendió que todo tenía que ser dado por gracia y
para gracia. En otras palabras, gratuito.

Cuando Dios se llevó a Julio al cielo, él no tenía mucho para dejarle a su


familia. De hecho, el dejó muy poco. Él recibió todo por gracia y dio todo por gracia.
Lo que vemos hoy en día es lo opuesto.

Muchos pastores, predicadores, y ministros están tratando de usar las cosas


que Dios les dio gratuitamente para hacerse fortunas personales. Ellos cobran una
tarifa para cualquier cosa y para todo. Desde las cosas más simples hasta los más
complicados, todo se trata de ganar dinero. Están buscando levantar mega-iglesias
por el dinero que podrán generar.

Escriben libros por el dinero que esperan ganar. Escriben canciones,


tratando de ganar dinero. Así que, la iglesia se ha vuelto un mercado en la cual
ofrecemos cosas a Dios como mercancía. A veces hasta ofrecemos reembolsos o
rebajas. Hacemos propaganda con las cosas de Dios diciendo, “Si te registras para
esta conferencia 20 días más temprano, te daremos una rebaja del 30%. Si traes a
más de 20 personas a esta conferencia, también te daremos una rebaja”.

154
Con la música ofrecemos conciertos, y cobramos en la puerta - $50, $70 y
aún más.

La gente que tiene el don de la música y de componer canciones de


adoración que son inspirados por el Espíritu Santo, están vendiendo estos dones
que se les dieron gratuitamente para hacer dinero. Estamos comercializando las
cosas de Dios que son santas y sagradas. Una canción que fue inspirada por el
Espíritu Santo con palabras y música que le pertenecen al Espíritu Santo deberían
ser compartidos gratuitamente porque se los dieron a ellos gratuitamente.

Si tú eres compositor de estas canciones, ¿tuviste que pagar un precio para


tener esa composición en tu corazón? No pagaste ni un centavo. Pero no te olvides
nunca que Jesús pagó el precio por esto en la cruz para que tú puedas compartir
esta inspiración con la Iglesia, tus hermanos y hermanas, y no para que uses algo
que te fue dado gratuitamente para ganar dinero y hacerte rico.

Es lo mismo con libros. ¿Por qué escribimos tantos libros? ¿Acaso no es


para ganar dinero? “Si yo escribo este libro y vendo 1.000 ejemplares, ganaré esta
cantidad de dinero. Espero que sea un éxito para que pueda llegar a ser rico.

No entendemos que los libros espirituales son inspirados por Dios en tu


corazón. Esos dones te son entregados gratuitamente. Lo que escribes debería
ser dado sin costo. Todo es dado por Dios a través de la gracia, y lo recibimos por
gracia. Deberíamos darlo a otros por gracia también.

Organizamos conferencias cristianas con la meta de ganar dinero. Hace


dos años yo estaba en México, y yo estaba reuniéndome con pastores de diferentes
iglesias y denominaciones. Ellos me dijeron, “Sabes, Fernando, algunas personas
vinieron de los Estados Unidos y ofrecieron una clase de 3 días para enseñar acerca
del Espíritu Santo. Y estaban cobrando $1.600 por persona”.

¿Crees tú que es correcto cobrar esa cantidad? Y mientras hablábamos


de esto, ellos comenzaron a compartir los excesos en las que incurrían algunos
ministros. Estaban compartiendo sus experiencias personales. Por ejemplo, decían:
“Yo no voy a dar nombres, pero este predicador famoso vino. Él dijo que vendría a
predicar el evangelio por $200.000 más la mitad de las ofrendas”.

Para mí eso es un extremo. Y no sólo eso, sino que demandó que lo alojaran
en ciertos hoteles, y, por supuesto, eran hoteles de 5 estrellas y en las mejores
habitaciones que tenían esos hoteles, que son una serie de habitaciones privadas.
¿Tú crees que Pablo hubiera pedido eso? ¿O Pedro? ¿O aun Jesús? Yo creo que
tú sabes la respuesta.

155
Estos son problemas que están ocurriendo y se están haciendo prevalentes
en la iglesia en general. Necesitamos ser muy cuidadosos con esto. Ciertamente
el Espíritu Santo no me cobró nada para que yo pueda conocerlo a Él. Él se da
gratuitamente. Y todo conocimiento que tengo acerca del Espíritu Santo debería ser
gratuito.

Yo no sé dónde vives, pero aquí en Athens a veces escucho propaganda


que tienen el siguiente encabezado: “Yo creo que tu vida necesita ser enriquecida, y
necesitas aprender a orar. Necesitas crecer en tu vida espiritual. ¿Por qué no tomas
esta clase? Te bendecirá mucho. Solo $80 o $100 por esta clase de un día”.

¿Alguien que me cobra por enseñarme a hablar con mi Padre? Eso es


ridículo. Orar es hablar con Dios. Tú hablas con Dios de igual manera en que le
hablas a tu papá. No necesitas aprender a orar. Es algo natural para un niño el
hablar con su padre. Yo creo que vivimos en tiempos muy peligrosos.

“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de


nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, esta
envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de
las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de
hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad
como fuente de ganancia; apártate de los tales”.
1 Timoteo 6:3-5

Si la gente está tratando de cobrarte por algo que le pertenece a Dios,


¡escapa tan rápido y tan lejos que te sea posible! Porque esto es lo que le dijo Pablo
a Timoteo – ¡apártate de los tales!

“Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar”.
1Timoteo 6:7

El liderazgo de la iglesia, pastores, grandes evangelistas, grandes


denominaciones todos deben arrepentirse de este pecado que es tan prevalente en
la iglesia. Otra vez, Dios va a juzgar, y no todo va a ser bonito.

Diluyendo el Verdadero Mensaje del Evangelio

Últimamente, durante mis viajes a Sudamérica y a Latinoamérica, comencé


a notar que había una fiebre entre el liderazgo. Todos querían ser un apóstol. Yo lo
llamo “apostol-itis”. Somos avaros y nos gusta tener el control de la gente. Esto es
exactamente lo que está ocurriendo a través del mundo. Yo creo que en este tiempo

156
Dios está restaurando el ministerio perfecto incluyendo los 5 ministerios de Efesios
4. Juntamente con esto están surgiendo los profetas falsos que la Palabra describe.

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan


como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza
como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.
2 Corintios 11:13-15

Hay una obsesión de que alguien te llame apóstol. Normalmente veras el


título de ‘Apóstol’ que precede su nombre. ¿Porque hacemos esto? Para mí, es
claramente por arrogancia. Tal vez un buen ejemplo para demostrar un apóstol
genuino es la vida de Pablo. Él siempre fue humilde. Pablo se identifica como un
pecador, y aun dice ser el más grande de los pecadores (1 Timoteo 1:15).

Una de las primeras señales de un verdadero apóstol va a ser el fruto del


Espíritu en su vida porque su carácter tiene que ser perfecto delante de Dios.

“Mas el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Gálatas 5:22-23

En segundo lugar, debe de tener las señales de un apóstol. Milagros,


maravillas y el poder del Espíritu Santo siempre estaba con los apóstoles. Tiene
que haber un equilibrio entre la unción y el poder y el carácter que viene del Espíritu
Santo. Esto tiene que ser muy, muy notable en las vidas de los disque son apóstoles.
Necesitamos verdaderos apóstoles de la iglesia, y necesitamos poder discernir entre
los apóstoles verdaderos y los falsos. Un verdadero apóstol es uno que debe poder
trabajar para ganarse la vida. Pablo trabajaba mucho con sus manos y proveía
para sí mismo porque no quería ser una carga para la iglesia o para los creyentes.
Los profetas falsos siempre están buscando la manera de ganar dinero, ofreciendo
“cobertura” y recibiendo “diezmos” de pastores e iglesias sin importarles si son una
carga para la iglesia o no.

Mira la vida de Pablo, su vida no fue fácil. Él no tenía mansiones ni manejaba


automóviles lujosos. Él no se vestía la última moda ni usaba anillos ni relojes de oro.
El no disfrutaba de estas cosas. Al contrario, la vida de Pablo fue de persecución,
sufrimiento, y la falta de las necesidades esenciales. Pero en todas estas cosas, él
era rico porque el Espíritu Santo estaba con el todo el tiempo.

Mira a la persona que dice ser apóstol. ¿Cómo es su carácter? ¿Cuál es su


estándar de vida? Verás claramente donde está su corazón. Un verdadero apóstol

157
debe tener una buena reputación en lo concerniente a su familia. Tenemos que ser
testigos para este mundo de la bondad, la gracia y la misericordia de Dios.

Necesitamos poder discernir a un verdadero apóstol de un apóstol falso.


Necesitamos mirar. Tanta gente dice: “No juzgues”, pero Jesús dijo que necesitamos
ver el fruto. Si un árbol da buen fruto, es un árbol bueno. Si no, será quemado en
el infierno (Mateo 7:15-20). Iglesia, ten cuidado, porque estos son hombres que
no tienen consciencia. Ellos se están aprovechando de las cosas de Dios, y están
destruyendo vidas totalmente.

Un apóstol es un hombre que será como un padre para ti. Él nunca te pedirá
nada, pero siempre está dispuesto darte a ti. En la esfera natural, como padre, yo
nunca le pido a mis hijos que provean para mí. Yo siempre proveo para mis hijos.
Ese es el verdadero corazón de un apóstol - alguien que siempre va a proveer para
su familia.

Este supuesto apóstol, ¿Cuánto tiempo pasas con él? ¿Cuánto consejo te
da? ¿Cuánto te ama? Podrás ver claramente quien es un verdadero apóstol, y quien
no lo es.

Los apóstoles existen, pero son pocos. De las personas que conozco, yo
diría que muy pocos son verdaderos apóstoles. Es un gran llamado ser apóstol,
pero implica mucha responsabilidad. Mucho sacrificio que pocos están dispuestos a
dar. Iglesia, tengan cuidado de los ministros falsos. No se dejen engañar, pensando
que ellos cubrirán tu vida. La única cobertura que necesitas es la cobertura del
Espíritu Santo.

“¡AY de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de
mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, ¡añadiendo pecado a pecado!”
Isaías 30:1

Si necesitas consejo, tienes que ir a Dios mismo. No busques a un hombre.


Busca a Jesús. Busca a Su Espíritu Santo, y tu vida será recompensada con
bendiciones, vida, paz y gozo. Estarás bajo Su sombra, totalmente protegido y
nutrido. (Salmos 91:4)

El evangelio que estamos acostumbrados a oír ahora es un mensaje diluido


porque todo está centrado en el hombre. Las necesidades del hombre. Los deseos
del hombre. Los anhelos del hombre. Los sueños del hombre. De hecho, yo creo
que hemos sacado a Jesús de la iglesia y hemos puesto todo énfasis en el hombre.
Nuestras reuniones en las iglesias se han vuelto reuniones sociales, ni más, ni
menos, en las cuales los pastores hacen todo lo posible para complacer al hombre.

158
Se preocupan de que los asientos sean cómodos, de una buena atmósfera,
de un buen clima. Se preocupan de cuan largo será el servicio, buscan información
a través de encuestas acerca de las canciones que le gusta a la gente y de cuántas
canciones se deberían cantar durante el servicio. El sermón está preparado para
complacer al hombre y a apaciguar a los que están descontentos. El pastor está
preocupado y obsesionado por no perder alguno de sus miembros, porque cada
miembro que se va representa cuánto dinero ya no recibirán para su presupuesto.

Así que comenzamos a tener grandes problemas porque este pastor decidió
construir esta iglesia inmensa esperando tener una mega-iglesia y ahora tiene que
hacer pagos mayores cada mes. Él quiere que venga gente porque necesita dinero
y usa el evangelio para atraer a la gente. Se vuelve un ciclo sin fin que está centrado
en las necesidades del pastor y las necesidades de la iglesia.

Yo he estado en iglesias donde hay asientos muy cómodos para que no me


canse de estar sentado mucho tiempo y cuando comienza la alabanza, bajan las
luces para que nadie vea quien adora y quien no adora. Están muy preocupados
con la privacidad. Las luces se encienden, y llenan el escenario de humo, y entra el
equipo de alabanza y comienza a entretenernos con un concierto que está basado
en canciones populares. El sermón siempre es acerca de sentirse bien o acerca de
prosperidad y bendiciones.

Nos hemos olvidado del verdadero evangelio. El verdadero evangelio está


basado en los deseos de un Rey, las necesidades de un Rey. Los sueños de un
Señor. El evangelio está centrado solamente en Cristo.

Yo hago esta pregunta, “¿Qué vamos a hacer con estos edificios que
estamos construyendo, gastando millones y millones de dólares, cuando venga
Jesucristo?” ¿Para qué servirán? Creo que la respuesta es obvia.

Jesucristo no está impresionado con nuestros edificios ni canciones ni


equipo de sonido, luces ni nuestro espectáculo. Él está impresionado con un corazón
humilde, un corazón puro. Él se impresiona con alguien que solo quiere hacer Su
voluntad todo el tiempo, alguien que está dispuesto a morir por Él. Obviamente ya
no predicamos esto.

Jesús fue muy claro cuando dijo: “Si a mí me han perseguido, también a
vosotros os perseguirán: si me aborrecieron a mí, también a vosotros os aborrecerán”.
(Juan 15:20)

Estos sermones no son populares ahora. Pero yo te pregunto esto: ¿Cómo

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murió Jesús? ¿Cómo murieron los apóstoles? ¿Con sonrisas en los rostros?
Vivieron vidas de sufrimiento. De hecho, Jesús dijo,

“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan,


y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque
vuestro galardón es grande en los cielos: porque así persiguieron a los profetas que
fueron antes de vosotros”.
Mateo 5:11-12

Jesús estaba hablando de persecución, y lo que más tememos en el


occidente es la persecución. No nos gusta hablar acerca de esto. No nos gusta
predicar acerca de esto. Pablo consideraba un honor sufrir en el nombre de Cristo.

El verdadero evangelio es: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, tome su cruz cada día, y sígueme” (Lucas 9:23).

¿Y sabes por qué? Porque te va a costar todo lo que tienes. Aun tu vida.

“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos,


y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”.
Lucas 14:26

Pero no queremos hablar acerca de esto. Siempre estamos hablando de


cosas que percibimos como buenas y alegres. Jesús también dijo que, si mueres
antes de darle tu vida a Él, iras al infierno y serás condenado por tus pecados (Juan
3:18).

Jesús habló acerca del infierno más que cualquier otro. ¿Y sabes por qué?
Porque es una realidad que la iglesia está tratando de ignorar en estos tiempos.
Pero es el evangelio. Si no te arrepientes y vienes a Cristo, irás al infierno. Y el
infierno no es un lugar bueno tampoco.

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos


procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado
y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor,
Señor, ábrenos,
El respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en
nuestras plazas enseñaste.
Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros,

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hacedores de maldad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac,
a Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos”.
Lucas 13:24-28

“Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso


el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan”.
Mateo 7:13-14

161
CAPÍTULO 21
EL DESAFÍO DE DIOS A SU IGLESIA

“El mayor peligro que confronta el próximo siglo será religión sin el
Espíritu Santo, cristianismo sin Cristo, perdón sin arrepentimiento, salvación sin
regeneración, política sin Dios, cielo sin infierno”. - William Booth, fundador del
Ejército de Salvación

Cada mañana cuando despierto, escucho acerca de violencia, guerras,


asesinatos – pecados que demuestran que es mundo está peor y peor. Parece
que no se pueden hallar buenas noticias. Estamos viviendo en tiempos confusos y
peligrosos, el futuro parece muy desolado.

La pregunta es: ¿qué traerá el futuro? Me temo que no tenemos muy buenas
noticias. Cuando Jesús habló acerca del futuro, Él habló de un destino amargo en
términos muy gráficos. En Mateo 24 El comenzó a hablar de Su segunda venida y
del fin de los tiempos. Él comenzó con: “Mirad que nadie os engañe”. Él dijo que
muchos vendrían en Su nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” y engañarán a muchos
(Mateo 24:4-5).

Yo creo que este fenómeno está comenzando a ocurrir una y otra vez. Él
dijo que escucharíamos de guerras y rumores de guerras. Él nos dijo que no nos
afanemos porque todas estas cosas TIENEN que pasar, pero no es el FIN aún.

“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá


pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”.
Mateo 24:7

Él dijo que esto sería tan sólo el principio de pesares. Yo creo que estamos
presenciando el principio de los pesares por la violencia y las guerras que se pelean

162
ahora.
Luego en el verso 9, Jesús dijo: “Entonces os entregarán a tribulación, y os
matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre”.

Ahora, este no es un verso muy popular. Jesús estaba diciendo en términos


muy claros lo que le pasaría a la iglesia. Él está hablando acerca del futuro, y dice
que PASARÁ. El está hablando acerca de un tiempo oscuro en el cual la persecución
contra los cristianos y la iglesia se verá en todo el mundo.

“Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros


se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y
por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que
perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino
en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
Mateo 24:10-14

El futuro es poco prometedor, pero a la vez es muy glorioso. En medio de


la persecución de la iglesia a nivel mundial, el evangelio será predicado hasta los
confines de la tierra. Hasta ahora, el evangelio no ha sido predicado bajo persecución
mundial, pero esto ha de pasar pronto. La iglesia en los Estados Unidos será
perseguida. La iglesia en Europa, Latinoamérica, y África será perseguida también.

Necesitamos estar listos porque esto sucederá. Estas no son mis palabras,
sino las palabras de Jesús. Él habló claramente acerca de los últimos tiempos.

Según entiendo, la iglesia que conocemos hoy no podrá sobrevivir esta


persecución. Es preciso la ayuda y el liderazgo del Espíritu Santo para sobrevivir
en estos tiempos. La iglesia tendrá que estar unida porque no podremos sobrevivir
si estamos divididos. Nuestras mentes tienen que ser cambiadas. No podremos
tener reuniones públicas en iglesias grandes y en edificios. Tenemos que entender
que tendremos que volver a la iglesia en las casas, donde podemos ser familia y
compartir el amor de Jesucristo.

La restauración de la iglesia ocurrirá. El Espíritu Santo vuelve al primer


modelo, cuando nació la iglesia. Las reuniones ocurrían en casas. La iglesia se
formaba de iglesias-hogar y el poder, la gracia y la unción del Espíritu Santo estaba
presente en cada reunión. Cuando hablamos del futuro, tenemos que ver el pasado.
Eso es lo que significa restauración; sólo se pueden restaurar cosas que han existido
previamente, no cosas que son nuevas.

Cuando la iglesia nació después de pentecostés, era perfecta en todo


sentido. Si comparas la iglesia de hoy con la primera iglesia después del Pentecostés,

163
verás que hay poca comparación. Y, sin embargo, el Espíritu Santo va a restaurar
Su iglesia.

Un día, cuando volaba sobre la Ciudad de México, vi cuán grande era la


ciudad porque se sobrevuela sobre la ciudad por 10 minutos y está llena de millones
de personas. Yo estaba orando porque venga un avivamiento a la Ciudad de México.
El primer pensamiento que vino a mi mente era: “¿Dónde pondremos a 20 millones
de personas? No hay un estadio ni una iglesia, ni un lugar lo suficientemente grande
para poner a esa cantidad de personas”. Y luego escuché al Espíritu Santo que me
decía: “Si, tienes razón. Pero te aseguro que hay 20 millones de casas ahí abajo”.

Entre más viajo, más veo que el Espíritu Santo se está moviendo en
esa dirección. Las reuniones en las casas serán vitales si vamos a sobrevivir la
persecución que impedirá que las personas se reúnan en lugares públicos. Durante
la persecución, no te importará de qué denominación es tu hermano o hermana
ni a qué iglesia va. Lo único que importará es si son creyentes. Creyentes sin
denominaciones, reuniéndose en las casas, creciendo juntos en Dios.

Yo no creo que en los tiempos que vienen tendremos tiempo para clases
de teología ni ministerios. Sólo tendremos tiempo para predicar el evangelio, y yo
creo que, en medio de tanta violencia y muerte y oscuridad, la gracia de Dios será
manifestada, y el último derramamiento del Espíritu Santo ocurrirá.

Esta vez, Jesús usará a su iglesia, plenamente. Todos serán instrumentos


en las manos del Espíritu Santo. Ese es el evangelio que será predicado alrededor
del mundo. Un evangelio que será inspirada por la Palabra de Dios y confirmada por
el Espíritu Santo con señales, maravillas y poder.

El mundo verá que Jesús está vivo, y que Él vendrá muy pronto. Esta iglesia
será poderosa, llena de creyentes que están totalmente comprometidos a seguir a
Jesús. No tendrán miedo de perder sus casas, carros, trabajos ni familias. Su única
meta y motivación será de hacer la voluntad de Dios y traerle gloria al nombre de
Jesús. Esa es la generación que Dios está levantando. Ellos verán la gloria de Dios
en su plenitud.

Yo creo que aquí, en el hemisferio occidental, la iglesia se ha estado


enfocando demasiado en el último derramamiento del Espíritu Santo y como Dios
se va a mover y la gloria que veremos, lo cual es correcto, pero no queremos hablar
de la persecución y el sufrimiento que ya existe en el resto de la iglesia en otras
partes del mundo. Nuestros hermanos y hermanas en China, Corea, África, el Medio
Oriente, y aun en Europa, en este tiempo están pasando persecución. Necesitamos
entender que vendrá aquí, y la iglesia necesita estar preparada.

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“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía
contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono
y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;
y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está
sentado en el trono, y al Cordero.

Diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de


gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de
los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos hablo, diciéndome: Estos que están
vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor,
tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han
lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero”.
Apocalipsis 7:9-10, 12-14

¿Estás listo?

El único propósito que tuvo Jesús cuando estaba en la tierra, era hacer
la voluntad de Dios, lo cual era redimir al hombre. Él no estaba interesado en ser
popular, en política, o en negocios. Él vino a esta tierra para hacer la voluntad de Dios.
Él estuvo dispuesto a hacer todo – aun poner Su vida en la cruz. Yo creo que esa
debe ser nuestra actitud. Tenemos que rendirnos totalmente a Dios. Necesitamos
poder rendir nuestras propias agendas, y estar dispuestos a pagar el precio. Tal vez
nuestra actitud podría ser: “Estoy dispuesto a servirte, a pesar del precio a pagar.
Estoy dispuesto a hacer todo o cualquier cosa para predicar tu evangelio, para
hacer tu Voluntad y tu Propósito para que tu nombre sea Glorificado”.

Ahora, no tenemos ni el tiempo ni el lujo de vivir una vida de ociosidad,


donde el cristianismo es ir a la iglesia por una hora y media cada fin de semana y
de orar dos veces a la semana y de leer la Biblia un poco aquí y allá, buscando las
riquezas de este mundo, cuidando siempre de nuestro propio bienestar. Yo creo que
el tiempo para esto ya pasó. Los tiempos están cambiando. O estás con Jesús o
estás en contra de Él. O estás caliente o frío. Ya no puedes estar más en medio. Tu
vida tiene que estar completamente dedicado a Cristo para que puedas sobrevivir
los tiempos que están viniendo a esta tierra.

Bolivia debería ser un ejemplo de esto porque los eventos que vienen
desarrollándose últimamente con el gobierno y la iglesia.

Yo levantaré a este hombre para que desafíe a mi Iglesia.

165
Esta profecía se está cumpliendo en este tiempo.

Verás, Jesús nos dijo que los tiempos serán difíciles, sin embargo, tenemos
la consolación de saber que el Espíritu Santo está con nosotros. Él es quién nos dará
las fuerzas y la sabiduría que necesitamos para sobrellevar esto. Él es quien nos
enseñará, nos guiará, y nos dará consuelo y Su unción para predicar el evangelio.
Él nos habilitará para vivir de acuerdo con el evangelio.

Como podrás ver, necesitamos al Espíritu Santo más que nunca. Sólo con
Él podremos sobrevivir estos tiempos que se aproximan. ¡Pero debemos levantar
nuestras cabezas y regocijarnos porque nuestro Señor y Rey viene muy pronto!

Sí, Jesús viene pronto.

Dios te bendiga.

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BIBLIOGRAFÍA

Liardon, Roberts. “David du Plessis”. God's Generals, Roberts Liardon Ministries,


godsgenerals.com/davidplessis/.
(Traducción para este libro, por Deborah Powlison Pardo)

Nicky Cruz. “Chapter 17: Beating the Devil”. Satan on the Loose, Fleming H. Revell
Company, 1973, pp. 131–144. (Traducción para este libro, por Deborah Powlison
Pardo)

Ortuño, President of the Republic General René Barrientos. “A New Homeland


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handle/123456789/9389/BC-F-01318.pdf?%20sequence=1&isAllowed=y.
(Traducción para este libro, por Deborah Powlison Pardo)

Ruibal, Julio C. Ungido para la Cosecha del Tiempo Final. Julio Ruibal Foundation,
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Zambrana, Orlando Murillo. “Education in Bolivia: Indicators, Figures and Results”.


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Cifras%20y%20Resultados.pdf (Traducción para este libro, por Deborah Powlison
Pardo)

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ACERCA DEL AUTOR
Fernando Villalobos encontró el amor de Cristo cuando era adolescente durante
un avivamiento espiritual que transformó la nación de Bolivia a través de poderosas
señales y maravillas en los años 70’. Después de recibir una visión de Jesucristo
muriendo en la cruz por el, rindió su vida para compartir el evangelio, el cual lo
ha estado predicando a través de las naciones del mundo desde entonces. El
actualmente trabaja como paramédico en Athens, Georgia - USA, donde vive junto
a su esposa, Laura. Ellos tienen 2 hijas, una nieta, y se han convertido en padres
espirituales de innumerables personas al abrir su hogar y compartir sus experiencias
únicas y milagrosas. Sus reuniones han atraído a creyentes y no creyentes de todas
las edades, naciones, razas, y toda clase de gente para venir y aprender sobre el
amor, la misericordia y el poder invariable de Dios.

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