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EL LEÓN Y LA LIABRE

Cierto día, un León que paseaba por el campo, encontró a


una Liebre dormir plácidamente, y cuando estaba a punto de comerla,
vio pasar a un gran Ciervo.

Maravillado por la nueva presa, el León ansioso por el nuevo


beneficio, se alejó y dejó a la Liebre para rápidamente perseguir al
grande y suculento Ciervo. Al iniciar la persecución, la Liebre despertó
por tal ruido que, al ver tal dilema, emprendió su huida.

El León, sin embargo, no había estimado que, al perseguir al


ágil Ciervo, saldría muy fatigado. Derrotado, decidió regresar en
búsqueda de su primera presa que dormía plácidamente, pero gran
fue su sorpresa ya que no encontró a la Liebre.

Ante esto, el León se dijo:

"Bien me lo merezco, pues teniendo en mis manos una buena presa,


la dejé por querer otra mejor."

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