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1.

El lobo con piel de cordero

Para poder comerse a los corderos del rebaño,


un lobo decidió meterse dentro de una piel de
cordero y despistar al pastor. De esta manera,
al atardecer, el granjero lo llevó junto al rebaño
y cerró la puerta del corral para que no pudiera
entrar ningún lobo. Sin embargo, a la noche el
pastor entró al corral para tomar un cordero para la cena del día siguiente. Así,
tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

Moraleja: Quien hace el engaño recibe el daño

2. El perro y su reflejo

Había una vez un perro que estaba cruzando un


lago. Al hacerlo, llevaba una presa bastante
grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a
sí mismo en el reflejo del agua. Creyendo que
era otro perro, y al ver el enorme trozo de carne
que llevaba, se lanzó a arrebatársela. Sin
embargo, al querer quitarle la presa a su propio
reflejo, perdió la presa que tenía en su boca y se
quedó sin nada.

Moraleja: La ambición de tenerlo todo nos puede llevar a perder lo que hemos
logrado

3
La zorra y las uvas

Una zorra tenía hambre y vio un enorme


racimo de uvas colgando de una vid. Se
acercó e intentó llegar a ellas, pero por más
que se esforzó, no logró ni siquiera rozarlas.
Al darse cuenta de que no podría
alcanzarlas, se alejó del lugar, en medio de
una gran frustración, exclamando: “Esas
uvas estaban tan verdes que seguramente
sabían mal, ¡ni siquiera las quería!”.

Moraleja: Si no logramos alcanzar una meta, no debemos menospreciarla ni culpar


a otras personas o a las circunstancias por nuestros planes fallidos

4 El caballo y el asno

Un campesino tenía un caballo y un asno que usaba como animales de carga. Un


día, los dos iban con mucho peso en el lomo hacia la ciudad, y el asno ya no podía
resistir más, por lo cual le pidió al caballo que lo ayudara con su carga. El caballo,
indiferente, hizo oídos sordos al pedido, y unos minutos después el asno cayó
derrotado y murió al instante. Entonces, el
campesino tomó toda su carga y la puso encima
del caballo, a lo que sumó también la piel del
asno. Así, el caballo, por no haber querido
ayudarlo, debió cargar con todo el peso el resto
del camino.

Moraleja: Siempre debemos ayudar al prójimo,


pues de no hacerlo, de un modo u otro,
terminamos perjudicándonos a nosotros mismos

1. El ratón y el león

Un día el león se disponía a descansar luego de un


largo día de caza. Se echó debajo de un árbol, y en
cuanto estaba por dormirse sintió una molestia en la
nariz. Cuando abrió los ojos, vio que se trataba de
un ratón, entonces se dispuso a comerlo para poder
descansar de una buena vez. En ese momento, el
ratoncito le suplicó que no lo hiciera, que si lo
dejaba ir algún día se lo compensaría. Entre risas, el
león lo dejó escapar, incrédulo de esa promesa.
Tiempo después, el león quedó atrapado en la red
de un cazador. Comenzó a gritar desesperado y el
ratón lo escuchó. Así fue como se acercó y, con sus filosos dientes, pudo romper la
red y salvar al león de su captor.

Moraleja: Las buenas acciones tienen su retribución, y una ayuda puede provenir
de quienes menos lo esperamos

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