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Fabula la Zorra, el Oso y el León

Un feroz León y un enorme Oso se


encontraron al mismo tiempo un
ciervo. Para decidir cuál de los dos se
quedaba con la presa, decidieron tener
un combate, el que ganara se la
llevaba. Mientras peleaban
fuertemente, y sin ellos darse cuenta,
pasó una astuta zorra.

La Zorra, al verlos pelear y darse


cuenta que estaba muy exhaustos, aprovechó la situación y se llevó el ciervo. Corrió muy lejos,
mientras el León y el Oso solo pudieron ver como se iba, pues estaban muy cansados para correr
tras de ella.

Entre ellos se murmuraron: "¡Que desdicha! Tanto esfuerzo y lucha para que la presa se la quedara
la Zorra."

Moraleja: Muchas veces, por el egoísmo al no querer compartir, terminamos perdiendo todo.

Fabula el León y el Toro


Estaba el león, ideando un plan para capturar a un
enorme toro. Se decidió por usar su astucia, y le
dijo al toro que había tomado un carnero y lo
había sacrificado, así que lo invitó a compartirlo
con el. El plan consistía en atacarlo cuando
estuviera echado sobre la mesa.

El toro llegó al sitio acordado, pero viendo los


grandes asadores y ni un asomo del carnero, se fue
sin decir absolutamente nada. El león le
reclamo diciéndole que no le había hecho nada, a lo que el toro le respondió:
"Claro que hay un motivo para que me vaya, todos los preparativos de la comida están hechos para
un toro, no para un Carnero."

Moraleja: Siempre analiza todo lo que hay a tu


alrededor, y así nada podrá sorprenderte y
hacerte daño.
Fabula el León, la Zorra y el Asno
Estaban la zorra, el león y el asno saliendo juntos a cazar, para poder saciar su hambre. Cuando ya
habían recolectado suficiente alimento, el león le pidió al asno que repartiera el botín entre los 3
para poder empezar a comer.

El asno tomó lo recolectado y lo repartió en tres partes iguales. Luego llamó al león y le dijo que
escogiera una de las partes. El león, indignado por ver que le querían dar lo mismo a que los
demás, saltó sobre el asno y lo devoró por completo.
Luego, el león le pidió a la zorra que lo repartiera ella. La zorra tomo todo lo recolectado y
amontonó un pila grande llena de lo recolectado, y solo dejo unas cuantas piltrafas. Llamó al león
para que volviera a escoger, y el sorprendido le dijo:
- "¿Quién te enseño a repartir tan bien?"
+ "¡El asno, señor!"
Moraleja: No ignores ni desprecies el error ajeno, siempre aprende de él.

Fabula la Zorra y el Espino


Estaba una zorra saltando en unos montículos
libremente, hasta que en uno de ellos tropezó,
quedando a punto de caerse. En su intención por
evitar la caída, la zorra se sostuvo de un espino
que estaba cerca. Las espinas se le enterraron en
las patas, proporcionándole mucho dolor. Así que
le dijo al espino:

"Voy hacia ti por ayuda, y lo único que haces es


herirme". El espino le respondió: "Amiga zorra, la culpa es solo tuya. Muy bien sabes que
lo único que hago es herir con mis espinas a todos, incluyéndote a ti."

Moraleja: No busques la ayuda de quienes solo acostumbran a hacer daño.

Fabula la Reina de las Aves


Por siempre, la corona de belleza la habían ganado las
gallinas. Cada año, una rozagante y pechugona gallina era
elegida reina de las aves. Pero los tiempos cambian y en esta
oportunidad, el título le correspondió a una joven y espigada
garza.
Las gallinas no se dieron por vencidas. Su estrategia: Los aeróbicos, el maíz light, la liposucción y
otras técnicas no menos audaces y eficaces. Recuperaron el centro y la corona, pero perdieron en
competitividad y mercadeo. Ahora solo ponían medio huevo.

Moraleja: Muchas veces nos preocupamos más por las cosas vanidosas de la vida, como la belleza
física, que por las virtudes que realmente importan: la inteligencia, el amor, responsabilidad, etc.

EL AGUILA Y LOS GALLOS


Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en
fuga al otro.
Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En
cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar
con gran estruendo.
Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que
había perdido la riña se quedo con todo el gallinero.

Moraleja: A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

EL LEON Y LA LIEBRE
Sorprendió un león a una liebre que dormía tranquilamente. Pero
cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un ciervo. Dejó
entonces a la liebre por perseguir al ciervo.
Despertó la liebre ante los ruidos de la persecución, y no esperando
más, emprendió su huída.
Mientras tanto el león, que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado, regresó a tomar la liebre y se
encontró con que también había buscado su camino a salvo.
Entonces se dijo el león:
-- Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en mis manos, la dejé para ir tras la esperanza
de obtener una mayor.
Moraleja: Si tienes en tus manos un pequeño beneficio, cuando busques uno mayor, no abandones
el pequeño que ya tienes, hasta tanto no tengas realmente en tus manos el mayor.

EL LOBO ORGULLOSO DE SU SOMBRA Y EL LEON


Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios, a la hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y
viendo su sombra bellamente alargada exclamó:
-- ¿ Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo ? ¡ Con treinta metros de largo,
bien fácil me será convertirme en rey de los animales !

Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo.
Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:
-- La presunción es causa de mi desgracia.
Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te
engañarás.

El Jardinero y el Perro
El perro de un jardinero había caído en un pozo.

El jardinero, por salvarle, descendió también. Creyendo el perro que


bajaba para hundirlo más todavía, se volvió y le mordió.

El jardinero, sufriendo con la herida, volvió a salir del pozo, diciendo:

-Me está muy bien empleado; ¿quién me llamaba para salvar a un


animal que quería suicidarse?

Moraleja. Cuándo te veas en peligro o necesidad, no maltrates la mano de quien viene en tu ayuda.

La viuda y su oveja
Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo
de la trasquila, y deseando tomar su lana en
forma económica, la trasquiló ella misma, pero
usaba la herramienta en tan mala forma que junto
con la lana le cortaba también la carne. La oveja
acongojada y con dolor, le dijo: -¿Por qué me
maltratas así, ama? ¿En qué te puede beneficiar el
agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi carne, llama al carnicero
quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es mi lana, ahí está el esquilador,
quien me esquilará sin herirme.

Moraleja: Antes de ejercer una actividad, prepárate y entrénate adecuadamente para ejecutarla
bien.

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