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FABULA EL ASNO Y LA ZORRA

Cierto día, se encontraron el Asno y la Zorra, y tras una buena plática, decidieron formar
una unión para protegerse a ambos del peligro.

Un día, salieron de caza hasta que se encontraron con un feroz León. La Zorra segura del
inminente peligro, se acercó al León y le dijo que le ayudará a capturar al Asnocon la
condición de que le prometa no hacerle daño.

Luego de esto, la Zorra se acerco al Asno y le dijo que para que no fuera lastimado, lo
llevaría a un foso profundo para que se oculte allí.

Tras hacerle caso el Asno a la Zorra, el León se percató de que el Asno estaba "asegurado",
e inmediatamente, atrapó y se comió a la traidora Zorra. Luego devoró al Asno a su
placentero antojo.

Moraleja
Jamás traiciones a un amigo por temor al enemigo,
pues al final, también saldrás traicionado.

FABULA EL LEÓN Y LOS TRES BUEYES

Cierta vez, tres amigos Bueyes que siempre pastaban


juntos, fueron el blanco "alimenticio" de un hambriento
León, pero, como siempre estaban juntos estos bueyes, le
era muy difícil intimidarlos dado a su enorme desventaja
(tres contra uno).
El León pensó mucho y opto por recurrir a su astucia, e hizo
que los Bueyes se enemisten con mentiras y blasfemias sobre ellos mismos.
Al ver la reacción y que los Bueyes ya no estaban unidos cada uno por su lado, el León fue
atacando uno a uno, hasta que a las finales, logró comerse a los tres.
Moraleja
La unión hace la fuerza,
y la discordia, la debilita.

FABULA EL PERRO Y SU REFLEJO EN EL RÍO


Un día, un Perro muy contento llevaba consigo llevaba en su hocico un exquisito
Hueso que había conseguido.

En su camino a su hogar, pasó por un puente de un río y al bajar su mirada, observó su


propio reflejo en el agua. Creyendo que aquel "reflejo" era en realidad otro "Perro"que
llevaba otro Hueso mucho más grande que el suyo, se propuso adueñarse del hueso
ajeno.

El Perro ya muy decidido, soltó su hueso y saltó al agua para quitar


a su "reflejo" su deliciosa pertenencia, sin embargo, el resultado
fue muy malo, ya que no había ni hueso grande ni otro perro. Así,
el Perrito se quedó sin su hueso y sin el de su reflejo.

Resignado ante aquel gran error, sólo le quedó ver cómo la


corriente se llevaba su delicioso hueso.

Moraleja
Jamás codicies el bien ajeno,
pues puedes perder lo que ya has adquirido con mucho esfuerzo.

LOS JÓVENES Y LAS RANAS


Cierta vez, varios Jóvenes estaban jugando cerca de un estanque, hasta que de pronto,
vieron un grupo de ranas en el agua, y comenzaron a tirarles piedras. Luego de un buen
rato, estos jovenzuelos acabaron con varias de las ranas, hasta que de pronto, una de
las Ranas aun con vida, sacó su cabeza y les dijo:
"Por favor Jóvenes por piedad, paren esa locura. Lo que es diversión para ustedes, es
muerte y tristeza para nosotras."

Fábula: Los Jóvenes y las Ranas

Moraleja
Antes de tomar una acción que creas te beneficie, primero ve que no perjudique a otros.

EL PERRO Y EL CARNICERO
Un día, un Perro que tenía mucha hambre, entró en una carnicería. Cuando miraba a los
alrededores, dio con que el Carnicero estaba muy distraído ocupado atendiendo los
pedidos de sus clientes.

El Perro notando la oportunidad de poder hacer de las suyas, corrió rápidamente hacia un
mostrador, cogió un buen trozo de carne, y salió corriendo de la tienda.

El Carnicero quien vio huir al Perro pero sin ya nada que poder hacer, sólo dijo en voz alta:
"Oye Perrito... Si de nuevo te encuentro, no te quitare de encima los ojos."

Fábula: El Perro y el Carnicero

Moraleja
No esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo.

EL CIERVO Y SUS ACOMPAÑANTES


Yacía un ciervo enfermo en una esquina de su
terreno de pastos.
Llegaron entonces sus amigos en gran número a
preguntar por su salud, y mientras hablaban, cada
visitante mordisqueaba parte del pasto del ciervo.
Al final, el pobre ciervo murió, no por su enfermedad
sino porque no ya no tenía de donde comer.

Moraleja: Más vale estar solo que mal acompañado.

EL LOBO CON PIEL DE OVEJA


Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su
comida. Se metió entonces en una piel de oveja y
se fue a pastar con el rebaño, despistando
totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto
con todo el rebaño a un encierro, quedando la
puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión
de carne para el día siguiente, tomó al lobo
creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.


EL PADRE Y SUS DOS HIJAS
Un padre tenía dos hijas. Una casó con un
hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos. Al
cabo de un tiempo fue a visitar a la casada con el
hortelano, y le preguntó sobre su situación. Ella
dijo:
- Todo está de maravilla conmigo, pero sí tengo un
deseo especial: que llueva todos los días con
abundancia para que así las plantas tengan
siempre suficiente agua.
Pocos días después visitó a su otra hija, también
preguntándole sobre su estado. Y ella le dijo:
- No tengo quejas, solamente un deseo especial: que los días se mantengan
secos, sin lluvia, con sol brillante, para que así los ladrillos sequen y
endurezcan muy bien.
El padre meditó: si una desea lluvia, y la otra tiempo seco, ¿a cual de las dos le
adjunto mis deseos?

Moraleja: No trates nunca de complacer y quedar bien con todo el mundo. Te


será imposible.

EL JARDINERO Y EL PERRO

El perro de un jardinero había caído en un pozo.


El jardinero, por salvarle, descendió también.
Creyendo el perro que bajaba para hundirlo más
todavía, se volvió y le mordió.
El jardinero, sufriendo con la herida, volvió a salir
del pozo, diciendo:
- Me está muy bien empleado; ¿quién me llamaba
para salvar a un animal que quería suicidarse?

Moraleja: Cuando te veas en peligro o necesidad, no


maltrates la mano de quien viene en tu ayuda.

EL PESCADOR Y LOS PECES GRANDES


Un pescador al tirar de la red sacó a tierra los peces grandes, pero no a los
pequeños que se le escaparon al mar escurriéndose entre las mallas.

Moraleja: Así como las personas de poca importancia pueden pasar


desapercibidas sin problema, las de mucha fama no se escapan del juicio de
sus semejantes.

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