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“A LO SUYO VINO…”
Juan 1:11
“A lo suyo vino y los suyos no le recibieron”
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palabras, porque debes regresar a la obediencia a
Cristo a través de un largo proceso de conversión.
Debes determinarte a traer cautivo todo
pensamiento en obediencia a Cristo. Este es el
problema de mucha gente que asiste a las reuniones
en nuestras congregaciones. Escuchan los
sermones y después de 20 años siguen tan
testarudos como siempre porque pelean contra la
Palabra de Dios. Ella siempre llegará a tu espíritu y
te dará un conocimiento profundo del corazón de
Dios, tu mente sólo podrá comprender lo que tu
espíritu te revela.
Nadie puede conocer la profundidad de Dios con su mente sino a través de su espíritu. Una vez
que tu espíritu lo conoce, tarde o temprano tu mente lo comprenderá. Esto es muy importante
porque tiene relación con todo lo que sucederá en tu vida. En nuestra congregación celebramos
una serie de reuniones en las que hicimos un pacto para caminar detrás de la nube de Dios, porque
no nos interesan los programas humanos.
Queremos ir detrás de los propósitos de Dios y dejar de caminar detrás del propósito de los
hombres. Muchas personas asumieron ese compromiso, pero otras no lo hicieron. Esa semana
fuimos reciclados, depurados y preparados por Dios para enfrentar un tiempo glorioso,
fantástico y multiplicador. Declaramos un tiempo de victoria donde todos los sueños retenidos se
soltarían sobre las vidas de quienes pactaron con Él. Nos preparamos para enfrentar un tiempo
donde sucederían cosas extraordinarias y veríamos la Gloria de Dios.
A todos quienes le recibieron, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios. En el original
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griego, la palabra potestad es exousia (Strong NT: 1849).
Esto implica “habilidad, privilegio, fuerza, capacidad, competencia, libertad. Ser dueño de sí
mismo, que domina toda situación, que decide su propio destino. Sobrehumano, potentado, que
mantiene el control, autoridad delegada” (Tomado de la Concordancia exhaustiva de Strong).
Todas estas cualidades vienen sobre nosotros desde que ingresamos a la familia de Dios. Esa es la
razón por la cual estamos llamados a formar una familia. Fuimos hechos a imagen de Dios, todo
lo que sientes ya se gestó en tu corazón. Dios quiere formar una familia integrada por hijos
engendrados por Él. Sólo podemos llamarnos hijos de alguien cuando esa persona nos engendró.
Dios les dio a sus hijos una potestad legal y una nueva naturaleza por la cual fueron engendrados.
Engendrar significa procrear. Cuando un hombre y una mujer se juntan para engendrar un nuevo
ser, ambas partes aportan una célula.
Esa unión se denomina concepción y da por resultado un nuevo ser. Hay una parte de ti que fue
engendrada por tu papá y tu mamá, tu cuerpo físico, por eso te pareces a ellos.
Si conocieras a mi papá, verías que somos muy parecidos físicamente y hasta en algunas mañas.
Eso es posible porque fui engendrado por él. Pero, ¿qué parte de mi persona engendraron mis
padres? Sólo mi cuerpo, no mi espíritu.
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Aplicación de la lección
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4. ¿Qué significa ser engendrado por Dios?